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miércoles, 25 de marzo de 2015

Tres relaciones de gran importancia, especialmente para los que sufren hostilidad en el lugar donde viven: Dios, Prójimo, Satanás

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Gracia para los Humildes
1 Pedro 5:1–14
Pedro termina su carta con una serie de exhortaciones para todos los creyentes. El autor enfoca tres relaciones de gran importancia, especialmente para los que sufren hostilidad en el lugar donde viven. El creyente tiene que mantener una relación correcta con los otros miembros de la iglesia, con Dios y también con Satanás, su verdadero adversario.
El capítulo 5 tiene una conexión lógica y muy íntima con el capítulo 4. El apóstol ha hablado con gran seriedad a los creyentes. Les ha dicho que tienen que vivir con rectitud; en 4:17 añadió que estaban en peligro de ser disciplinados por el Señor si no enderezaban sus caminos.
En toda comunidad cristiana, los pastores son claves porque tienen que orientar a los creyentes en lo que se refiere a sus responsabilidades, además de animarlos y apoyarlos cuando desfallecen. Pero sobre todo, deben poner el ejemplo en cuanto a la actitud y conducta que todos deben seguir. Por eso, el escritor pasa directamente al tema de los líderes.
Se puede dividir este capítulo en cinco temas: los ancianos, la sumisión a Dios, Satanás, la promesa del Señor y la conclusión de la carta.
5:1–5
5:6–7
5:8–9
5:10–11
5:12–14
Los ancianos han de pastorear la grey.
El creyente ha de se someterse a Dios.
El creyente ha de resistir al diablo.
Dios perfeccionará al creyente.
La conclusión que anima.
LOS ANCIANOS - PASTORES 5:1–5
Las iglesias del Nuevo Testamento imitaron la costumbre de los judíos de reunirse en las sinagogas. Los líderes judíos eran llamados “ancianos” porque tenían más madurez y experiencia que el resto de la comunidad. Las nuevas iglesias también reconocieron como dirigentes a un grupo de ancianos.
También se les llamaba “obispos”, nombre usado entre los griegos ( 1 Timoteo 3:1, Tito 1:7). El vocablo significa uno que mira, supervisa y vela por el bienestar de la comunidad.
ANCIANO = OBISPO = PASTOR
La función espiritual de este grupo de hombres se ve con más claridad en el verbo “apacentar” y en el nombre “pastor” (Hechos 20:28, 1 Pedro 5:2). Los miembros son las “ovejas” y el pastor cuida del rebaño. Esta imagen de los líderes como pastores llegó al judaísmo y al cristianismo a través de los profetas del Antiguo Testamento. Los reyes y los sacerdotes eran los pastores del pueblo judío.
El pastor de ovejas en el mundo del medio oriente tenía importantes tareas: defendía a los animalitos de sus enemigos naturales tales como lobos y leones; los guiaba a los campos más fértiles y de vuelta al redil, buscaba el alimento y agua necesarios, sanaba a los enfermos y buscaba a los perdidos. Es muy instructivo comparar estas funciones con las responsabilidades de los pastores espirituales.
En esta sección Pedro se dirige al equipo de hombres que tienen el liderazgo de la congregación sin importar el título que se use para designarlos. Puede incluir al que es llamado “pastor”, a los que son sus asociados y también a los laicos que a veces son llamados “ancianos”. Pueden ser personas ordenadas o no.
Lo más significativo es que según el Nuevo Testamento, todos ellos son responsables del bienestar espiritual de los miembros de su iglesia, son los que pastorean la grey y deben cumplir con los requisitos que aparecen en 1 Timoteo 3:1–7 y Tito 1:3–9. Asimismo, han de participar en la enseñanza y dirigir a los congregantes, conforme a los distintos dones espirituales que tengan.
¡PENSEMOS!
Medite en los versículos 1–7. ¿Qué dice Pedro que le da autoridad para escribir sobre estos temas? ¿Cuál es la conducta que los líderes han de evitar? ¿Cómo llevan a cabo su tarea de apacentar la grey? ¿Encuentra en los versículos 2 y 3 los móviles incorrectos que pueden motivar a un líder? ¿Cuál es la promesa que debe animar a los ancianos pastores?
¿Cómo deben los líderes y los miembros de la iglesia, practicar la humildad? ¿Cómo se ve esta característica en el versículo 7?
El anciano debe andar con Cristo (v. 1)
Pedro halla en su propia experiencia las bases para escribir a los creyentes en Asia Menor. El presenció los sufrimientos de Cristo y conocía de primera mano que nuestras aflicciones no son mayores que las de nuestro Señor.
El apóstol ya era anciano y había trabajado duro para guiar y apoyar a los creyentes porque recordaba claramente que Jesucristo le había encargado: “Apacienta mis ovejas” (Juan 21:15–17). Cuando estuvo con él en el Monte de la Transfiguración, experimentó la gloria que será revelada.
Las lecciones que da aquí sobre la humildad reflejan lo que Jesús enseñó a los discípulos sobre el liderazgo en Lucas 22:24–30 y otros pasajes.
El anciano y el pastor han de estar todos los días en comunión con Cristo. Entonces, como Pedro, tendrán mucha sabiduría y experiencias para edificar a los demás. El anciano necesita estar creciendo constantemente en su conocimiento de la Palabra de Dios y de la doctrina. Ha de ser una persona llena del Espíritu Santo que lleva a la práctica diaria su conocimiento del Altísimo. Debe ser un ejemplo de madurez espiritual.
El anciano ha de apacentar la grey desinteresadamente (v. 2)
La prioridad del anciano y el pastor es apacentar la grey. Tiene las tareas de alimentar, proteger, guiar, apoyar a los débiles y vendar a los heridos.
Además, ejercen un liderazgo de servicio. Antes de ser seleccionados, deben demostrar el espíritu de servicio que se requiere para cuidar al rebaño. Necesitan tener un corazón de pastor que piensa primero en las necesidades de la grey y no en su comodidad personal.
1 Timoteo 5:17–18 enseña que algunos de los ancianos recibían sostén económico. Apacentar la grey requiere tiempo. Cuando la congregación crece, necesita uno o varios pastores que dediquen más tiempo al ministerio, ya sea parcial o completo. Reciben un sueldo porque las demandas del mínisterio requieren de todo su tiempo.
El anciano no busca el poder, sino ser ejemplo de la grey (v. 3)
Posiblemente la tentación más grande del líder es acostumbrarse a dirigir y a mandar. Jesús enseñaba que el liderazgo espiritual no es así.
“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45).
El pastor de ovejas debe caminar delante de ellas para que le sigan. Los miembros de la congregación harán lo mismo porque verán en él lo que ellos quieren ser, personas moldeadas por el Espíritu de Dios.
El anciano busca agradar a Cristo, el Príncipe de los pastores (v. 4)
Aun en este último capítulo Pedro sigue desarrollando los temas del sufrimiento y la gloria. En 5:1 habló de los sufrimientos de Cristo y de la gloria de su segunda venida. Aquí menciona que el trabajo del anciano pastor es como un sacrificio que se ofrece por los demás. Después vendrá la corona incorruptible de gloria. El Príncipe de los pastores, Jesucristo será quien la entregue a los ancianos pastores que se entreguen fielmente a la tarea de servir como el Señor lo hacía. La meta es seguir su ejemplo y obedecer el llamamiento que recibimos de él.
El anciano enseña humildad (v. 5)
El ejemplo servicial de los líderes instruye a los jóvenes y a todos los miembros de la iglesia a ser humildes. El autor ha venido enfatizando el tema de la sumisión desde el capítulo 2. La frase revestíos con humildad parece reflejar el ejemplo de Cristo cuando se ciñó con una toalla para lavar los pies de los discípulos (Juan 13:4–17).
Los primeros lectores vivían en una sociedad muy sensible a las distinciones sociales. La posición significaba mucho: cómo tratar al superior, al inferior y dar a cada uno el lugar que merecía. En la iglesia, esto debía ser diferente.
Probablemente el sufrimiento había provocado tensiones adicionales. La reacción de los ancianos no era la misma que la de los jóvenes. La sujeción a las autoridades tal vez era más fácil para algunos que para otros y diferían en cuanto a cuál era la conducta más adecuada para los cristianos en cada circunstancia. Estas diferencias pueden crear problemas entre los creyentes.
La humildad equivale a ser sobrio, modesto y cortés. Es escuchar las opiniones de todos, evitar el orgullo y la arrogancia. La humildad evita los celos, los resentimientos y las disensiones. Es confiar en otros, dejar que trabajen y contribuyan con su esfuerzo propio. Es preocuparse genuinamente por las necesidades de otros.
¡PENSEMOS!
¿Cuál cree que es la tarea más difícil del líder? ¿Cómo pueden los miembros de la iglesia hacer más fácil las responsabilidades de los ancianos, que son pastores de las ovejas? ¿Para evitar las tentaciones financieras? ¿Para que no se enseñoreen sobre la grey? ¿Para ser un ejemplo? ¿Qué debe hacer una congregación cuyos líderes abusan del poder? ¿Qué deben hacer los líderes cuando los miembros no quieren seguirlos? ¿Qué cosa aprecia usted más en cuanto a los líderes de su iglesia? ¿Les ha mostrado agradecimiento?
SOMETIENDOSE A DIOS 5:6–7
La misma humildad se practica con respecto a Dios. Los primeros lectores experimentaban la hostilidad de los vecinos y la incertidumbre tocante al futuro. Las pruebas y los sufrimientos provocan dudas y preguntas. “¿Por qué permite el Señor esto?” Estas actitudes pueden Ilevarnos a quejarnos, a sentir amargura y al fin, rebeldía contra el Creador.
El creyente sumiso al Señor acepta su voluntad con humildad. Nuestro Padre Celestial es sabio y sabe lo que es mejor. La poderosa mano divina es suficiente para protegernos dentro del horno de prueba o sacarnos de él; él sabe cuándo y cómo exaltarnos. Su tiempo es perfecto.
Ser humilde es no cuestionar la voluntad del Soberano del Universo ni exigirle de más. Es confesar aunque no se entienda todo, confiando sólo en él. Es reconocer que no habrá recompensa inmediata por la fidelidad.
          PRACTICANDO LA HUMILDAD
EL LIDER SIRVE A LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA.
LOS JOVENES SE SUJETAN A LOS ANCIANOS.
SE SOMETEN UNOS A OTROS.
ACEPTAN LA VOLUNTAD DE DIOS.
DEPENDEN DE DIOS.
RESPETAN EL PODER DEL DIABLO.
Aparte de la rebeldía está la ansiedad. La respuesta a ella es la confianza en el Todopoderoso. Cuando confrontamos el motivo de la ansiedad la echamos sobre el Señor, porque él tiene cuidado de nosotros. Compare la exhortación y la promesa de Filipenses 4:6–7.
Pedro dice a los lectores: “No permitan que la ansiedad obstaculice su fidelidad a Dios”. La meta no es sobrevivir, sino conducirnos con santidad y rectitud dentro de una sociedad hostil. Queremos impactar a nuestro mundo con el testimonio de la fe y la buena conducta.
EL VERDADERO ADVERSARIO 5:8–9
El triunfo de Jesucristo sobre los ángeles caídos mencionado en 3:19 y 22 sugiere que no todo el problema está a la vista de los creyentes. Ellos pensaban que sus adversarios eran los hombres que los rodeaban.
Pero el escritor vé más allá, recordando que Jesús le dijo, “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo”. Pedro falló y negó a Cristo tres veces. En aquella ocasión, el apóstol estaba también en medio de personas hostiles que le acusaban, pero mostró cobardía y cayó. Sin embargo, los enemigos no eran los hombres, sino que había sido una trampa del diablo.
Es muy significativo que Pedro haya terminado la carta con estas instrucciones sobre Satanás. Pablo hizo lo mismo en Efesios 6:10–20. Ambos apóstoles definen deberes muy grandes y difíciles para los creyentes pero son obligaciones que si se cumplen, frustrarán los propósitos del diablo y fortalecerán a la iglesia. El gran enemigo de la fe pondrá todo obstáculo para que el creyente no cumpla con ellos y todos tendremos que resistir sus ataques para poder cumplir la voluntad de Dios.
Pedro fundamenta su exhortación en su propia experiencia. Satanás busca a los que no lo consideran como adversario y no reconocen su poder. Busca a los autosuficientes, a los que no piensan con sobriedad ni velan en oración.
La resistencia que hemos de poner es la fe. “La poderosa mano de Dios” es nuestra única esperanza. Traigamos al Señor toda nuestra ansiedad y debilidad. Sólo él es más poderoso que el díablo.
Un motivo de ánimo es que el creyente no está solo. Los padecimientos y trampas que el diablo pone a los lectores de su misiva son los mismos que los creyentes que sufren en todo el mundo.
LA PROMESA DE DIOS 5:10–11
El cuerpo de la carta termina con esta bendición y doxología. Pedro asevera que Dios, su gloria eterna y su obra en el creyente son los que lo Ilevan a la madurez completa.
El Altísimo es el dador de toda gracia, el que responde a la necesidad del creyente incondicionalmente. Su misericordia abunda para toda necesidad y no depende de nuestros méritos.
Por última vez en la carta se menciona el sufrimiento y la gloria. Note la duración de estas experiencias. El Creador ha Ilamado al creyente a la gloria que es eterna. Pero el sufrimiento es pasajero, por un poco de tiempo. Primero la cruz y después la corona.
SUFRIMIENTO BREVE > GLORIA ETERNA
Cuando termine la aflicción, Dios hará su obra perfecta en nosotros. La carta comenzó con una nota de esperanza y termina con la misma.
La doxología subraya el soberano y eterno reinado de Cristo en el mundo. El Padre Celestial permitía el sufrimiento de los lectores porque nada sucede sin su permiso; él controla todo y tiene su mano puesta sobre el termostato de las pruebas y vigila el reloj. Cuando sea el momento apropiado, quitará la prueba y volverá en gloria para poner fin a toda la hostilidad del mundo y el sufrimiento de los cristianos.
LA CONCLUSION QUE ANIMA 5:12–14
Las últimas palabras de la carta se escribieron para animar a los creyentes que se encontraban en un mundo enemigo y hostil
La mención que el autor hace de Silvano los animó mucho pues es muy probable que se refiera al mismo Silas de Hechos 15:40 y el que se asocia con Pablo en las cartas a los Tesalonicenses. Silvano era un hombre fiel, conocido por los lectores como un modelo de obediencia. Es posible que no solamente haya ayudado a escribir esta carta, sino que también haya sido el portador de la misma. Entonces, su visita sirvió de estímulo para aquellos hermanos.
Los saludos enviados por otros creyentes en Cristo también les sirvió de consolación. Generalmente Babilonia se toma como una clave que significa “Roma”. Además, creemos que Marcos es el mismo que acompañó a Pablo y Bernabé en el primer viaje misionero y el autor del evangelio de San Marcos (Hechos 12:12, 25; 15:36–39; Colosenses 4:10; 2 Timoteo 4:11; Filemón 24).
Finalmente, Pedro desea que el afecto entre los cristianos y la armonía y tranquilidad en la congregación sea un motivo de aliento para todos. La manera de demostrarse el amor depende de las costumbres en cada lugar.
Las manifestaciones de cariño entre los creyentes fortalecen los lazos de la unidad. El amor recuerda a los creyentes que mientras el mundo los rechaza, en la familia de Dios son aceptados y apreciados. El afecto afirma a los miembros de la congregación que pueden contar con el apoyo y las oraciones de los demás en momentos de prueba.
 
¡PENSEMOS!
¿Cómo puede usted “revestirse con humildad” esta semana, en relación a una persona difícil? Si los líderes y los miembros de su iglesia mostraran humildad, ¿cómo cambiaría esto la vida y el testimonio de su congregación?
Piense en una experiencia en que haya “echado sobre Dios su ansiedad”. ¿Qué le impide hacerlo con más frecuencia? ¿Cómo piensa que Satanás está “buscando devorarlo”? ¿Cómo confronta esta amenaza?
 
 
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jueves, 19 de marzo de 2015

¡El cristiano tiene doble ciudadanía! Por eso tiene responsabilidades tanto celestiales como terrenales

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
 
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Extranjeros y Ciudadanos
1 Pedro 2:11–17
¡El cristiano tiene doble ciudadanía! Por eso tiene responsabilidades tanto celestiales como terrenales. Pedro aclara que nuestra primera lealtad se debe a Dios. Sin embargo, debemos seguir en el mundo y no podemos escapar de nuestros deberes por ser miembros de una sociedad. Uno de ellos es el maravilloso privilegio de ser embajadores de Dios a los perdidos, pero siempre llevando un estilo de vida que se caracterice por las actitudes y conducta de un ciudadano de la patria celestial.
Con el versículo 11, Pedro comienza una nueva división de la carta, la cual se concentra precisamente en la forma en que debemos vivir como cristianos verdaderos en todas nuestras relaciones. En este estudio solamente comenzaremos a estudiar este tema para continuarlo en los siguientes.
Los versículos 11 y 12 introducen la división. Después se verán pasajes sobre las:
Relaciones con el gobierno
Relaciones en el trabajo
Relaciones en el matrimonio
Relaciones interpersonales
2:13–17
2:18–25
3:1–7
3:8–12
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
El énfasis en toda la sección es la sumisión del creyente: primero al estado, al amo, al cónyuge y a otras personas en su contexto. Este concepto se repite en: 2:13, 17, 18, 20, 23; 3:1, 5, 6, 8, 9.
En la sección que nos toca estudiar, vv. 11–17, se encuentran dos párrafos: uno muy breve de introducción para toda esta división y uno más largo acerca de nuestras responsabilidades ante el gobierno.
2:11–12
2:13–17
Los extranjeros: Glorificando a Dios en el mundo
Los ciudadanos: Glorificando a Dios ante el estado
LOS EXTRANJEROS 2:11–12
El apóstol apela a los lectores con ternura y fervor diciendo: Amados, yo os ruego. Estas primeras palabras del versículo 11 muestran la seriedad e importancia que tienen las normas de conducta que el autor va a enumerar a sus hermanos en Asia Menor.
¡PENSEMOS!
Lea cuidadosamente los versículos 11 y 12. Piense en varias situaciones que surgen cuando un cristiano tiene qué vivir como extranjero en un país que no es su patria. ¿Qué quiere Pedro que hagamos dentro de la sociedad? ¿Cuál es el motivo para vivir así? ¿Qué hacían los vecinos en contra de los cristianos que recibieron esta carta?
Antes de iniciar su lista, Pedro identifica a los creyentes como extranjeros y peregrinos. Sin importar de qué país procedan, no pertenecen a este mundo. Son residentes temporales. Filipenses 3:20–21 y Hebreos 11:8–16 nos recuerdan que somos ciudadanos del cielo.
No podemos esperar que el mundo nos trate como a los suyos porque no echamos raíces ni queremos quedarnos en él para siempre, sino que vamos de paso para llegar a otra tierra. Esta mentalidad nos motiva a ser santos en nuestra relación con el gobierno, nuestro patrón, cónyuge y la sociedad en general.
Antes de entrar de lleno a su disertación a partir del v. 13, Pedro especifica que tenemos dos responsabilidades generales.
1)     que os abstengáis de los deseos carnales (v. 11) y
2)     manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles (v. 12).
Los deseos carnales pueden ser los que menciona en 4:3, pero también puede referirse a toda forma de egoísmo que brota de nuestra naturaleza pecaminosa. Por ejemplo, se ve en esta sección que debemos evitar mostrar un espíritu de rebeldía contra los gobernantes así como reacciones negativas contra un patrón abusivo. Más adelante, el apóstol habla de egoísmo en el matrimonio, de la venganza y de los labios que maldicen a otros. Todos estos son deseos carnales.
Las buenas obras mencionadas en el versículo 12 no deben entenderse sólo como actos de bondad y piedad hacia los necesitados. Para Pedro incluyen la obediencia a las leyes, pagar los impuestos, honrar y comprender al cónyuge y mostrar afecto a los hermanos en Cristo.
Hay tres razones por las cuales debemos conducirnos de esta manera. Una es que somos ciudadanos del cielo. La voluntad de Dios es nuestra norma y no el ejemplo de la sociedad.
En segundo lugar, la naturaleza egoísta pone en peligro el bienestar espiritual del creyente porque entabla una guerra contra el alma.
En tercer lugar, el hijo de Dios ha de tomar en cuenta la influencia de su conducta en los que no conocen a Cristo. Los gentiles en este versículo no se refiere sólo a los no judíos, sino a todos aquellos que no creen y que hablan contra los creyentes.
Posiblemente los hermanos de Asia Menor eran víctimas, no sólo de la calumnia de sus vecinos, sino de acusaciones por parte de las autoridades. Algunas veces, los ciudadanos de un país ven a los extranjeros y los critican porque son diferentes (4:4). Existían muchos motivos de sospecha contra ellos, posiblemente por razones justificadas como se sugiere en 3:16–17.
Pero habrá un día en que la gracia y salvación vendrán a ellos. El día de la visitación, el Espíritu Santo actuará en ellos, y tendrán oportunidad de reconocer que la conducta de los cristianos es buena y que Dios está en ellos. ¡Glorificarán al Altísimo y aceptarán a Cristo!
Se encuentra aquí otro importante principio para nuestra vida de creyentes. No hemos de aislarnos de las personas que viven a nuestro alrededor porque ellos necesitan conocernos y observarnos para que sean influenciados por nuestra buena conducta.
¿QUIENES SON SUS AMISTADES
NO CREYENTES?
Debemos permanecer lo suficientemente cerca de ellos para que se den cuenta de nuestro comportamiento. Mantengamos contacto con familiares, vecinos, colegas y compañeros que necesitan conocer a Cristo. Acerquémonos y hagamos amistad con los no creyentes como hizo Jesucristo. No participamos de su pecado, pero los queremos por causa del Señor.
¡PENSEMOS!
¿Cómo puede el creyente ganar la victoria sobre su naturaleza pecaminosa? (Compare Gálatas 5:16–17) ¿Por qué a veces es el buen testimonio más importante que las palabras? ¿Qué sucede cuando testificamos de Cristo sin mostrar una buena conducta? ¿Cómo mantiene usted el contacto y amistad con los que no conocen al Salvador? ¿Qué otras oportunidades podría buscar para cultivar esas amistades?
LOS CIUDADANOS 2:13–17
Los creyentes en Jesucristo tienen su ciudadanía en el cielo, pero también tienen obligaciones civiles en el mundo. El Creador instituyó el gobierno humano para que guardara el orden y la tranquilidad en la sociedad y se sujetara al Rey de reyes. El estado no ha cumplido bien este papel en muchas épocas de la historia. Pero todos tenemos que cumplir nuestras responsabilidades en la sociedad en que vivimos. Entonces, el creyente es extranjero y a la vez, ciudadano de su país.
¡PENSEMOS!
En el versículo 13 se encuentra la primera mención de “someterse”. ¿Qué significa para usted este mandato? Según los versículos 13–15, ¿Cuáles son las razones que lo justifican? ¿Cómo afecta la salvación a las relaciones que el creyente tiene con su gobierno? ¿Incluye la voluntad de Dios oponerse al estado? Piense en ejemplos bíblicos en que los siervos de Dios resistieron a las autoridades. ¿Por qué lo hicieron?
La regla es sujetarse (v. 13).
El verbo “someterse” significa literalmente “clasificarse debajo” del rango que tiene otro. Entonces, el creyente ha de reconocer que las autoridades están por encima de él y que tienen el derecho de hacer leyes y exigir que se cumplan.
El gobierno debe cumplir con justicia la función que Pedro describe en el versículo 14, pero en infinidad de ocasiones no es así porque le falta sabiduría o voluntad o porque permite la corrupción. El escritor y los destinatarios de la carta vivían en el antiguo Imperio Romano. Había leyes buenas y malas. Los emperadores no se regían por una constitución que protegiera los derechos del pueblo y sus gobernadores muchas veces actuaban arbitrariamente. Sin embargo, Pedro ordena sumisión sabiendo que cualquier otra conducta traería anarquía. Compare la enseñanza del apóstol Pablo en Romanos 13:1–7.
Note que Pedro manda la obediencia a toda institución humana. Así, se amplía la responsabilidad del creyente para incluir las instituciones educativas, la iglesia u otra entidad social de la que formemos parte. ¿Cree usted que esta norma se aplica a las obligaciones financieras? ¿Al código para construcciones? ¿A las normas de tránsito? ¿A contribuir a la tranquilidad del vecindario?
El apóstol da tres razones (vv. 13–15).
En primer lugar Dios instituyó el gobierno humano y nos manda someternos, entonces lo hacemos por causa del Señor. Obedecer las disposiciones gubernamentales equivale a obedecer al Padre celestial. Pero Pedro está diciendo que lo hagamos no sólo por deber, sino también por devoción al Altísimo.
SI ME AMAIS, GUARDAD MIS MANDAMIENTOS.
EL QUE ME AMA, MI PALABRA GUARDARA.
JUAN 14:15, 23B
En segundo lugar, hemos de vivir en sujeción porque el gobierno tiene una función dada por Dios: para castigo…y alabanza. Es así que el estado puede exigir obediencia a las leyes y mantener el orden en la sociedad.
En tercer lugar, el autor dice que colaborar con el gobier no hace callar la crítica de los que ignoran la verdad. Como en el versículo 12, Pedro se preocupa por las acciones de los creyentes porque ésas influyen en la vida y actitudes de los que no conocen a Cristo.
La libertad no es un pretexto (vv. 16–17).
Aparentemente algunos creyentes decían que como eran libres entonces no tenían por qué servir al estado. Pedro los reprende diciendo que el hecho de haber sido librados del dominio del pecado los ha hecho siervos de Dios y por lo tanto, tienen que obedecerlo en este aspecto. Por lo general, desobedecer al gobierno es rebeldía contra el Señor. El cristiano no vive sin normas ni leyes, ni por encima de las responsabilidades que tiene ante la sociedad y debe cumplir como los otros ciudadanos.
Los creyentes preguntamos, “¿Qué se hace cuando el gobierno manda algo que Dios ha prohibido, o cuando prohibe algo que nos ha mandado?” La Biblia provee una guía al creyente en estos casos. Cuando sucede una contradicción entre lo que dice el Creador y el gobierno, hemos de obedecer primero al Señor. Esto sucedió cuando las autoridades judías prohibieron a Pedro y a Juan que enseñaran en el nombre de Jesús, pero ellos respondieron: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios” (Hechos 4:19).
También Daniel se opuso a las instrucciones del rey de Babilonia, rechazando la dieta que les había ordenado porque no respetaba las normas de la ley y era parte de la adoración a los ídolos (Daniel 1). Es importante observar que Daniel actuaba así porque honraba al rey y a su administrador. No rechazó todo el plan real para la preparación de liderazgo que exigía, sino sólo lo que infringía las normas divinas. Tampoco mostró un espíritu rebelde y soberbio, sino que quería colaborar. Propuso un plan alterno y Dios lo prosperó.
Hoy en día, si un gobierno prohibe la evangelización o el culto, los creyentes han de cumplir estos deberes a pesar de la ley. Sin embargo, no deben provocar a las autoridades creando escándalos con una conducta indebida. Tenemos que estar muy seguros de que la Biblia manda o prohibe una cosa antes de resistir la voluntad del gobierno. No hemos de insistir en una conducta basada sólo en el deseo o constumbre de los cristianos.
En el capítulo 6, Daniel se encontró de nuevo obligado a desobedecer un decreto. El rey prohibió la oración a Dios. Con firmeza y valor, el profeta siguió su costumbre de orar a riesgo de su vida. Pero es muy importante notar que él era un hombre que colaboraba en todo lo que se le pedía. Su efectividad como funcionario del gobierno, honradez y actitud en esta ocasión le ganaron el favor del rey Darío (6:3–4). Daniel es buen ejemplo del creyente que sufre no por haber hecho el mal, sino por obedecer a su Señor.
Compare otros ejemplos en Exodo 1:15–22 y Mateo 2:7–12. El ejemplo mayor es Jesucristo mismo y Pedro hablará de él al final del capítulo 2.
HONRAD A TODOS.
AMAD A LOS HERMANOS.
TEMED A DIOS.
HONRAD AL REY.
¡PENSEMOS!
Sugiera una manera práctica de obedecer cada uno de los cuatro mandatos mencionados arriba (2:17). ¿Cuáles son algunas normas gubernamentales que los cristianos a veces infringen? ¿Piensa usted que el estilo o tipo de gobierno que está en el poder en su país afecta nuestra responsabilidad?
¿Qué hizo usted en alguna ocasión en que no estuvo de acuerdo con las autoridades? Evalúe su conducta a la luz de las Escrituras.
¿Piensa usted que Pedro deja lugar para que los cristianos discutan y critiquen las ideas y acciones de quienes están en autoridad? Piense en algún caso en que un creyente desobedeció una norma de la sociedad y que afectó negativamente a los no cristianos.
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