sábado, 22 de noviembre de 2014

El objetivo central o primordial de Satanás es prevenir e impedir que Dios sea glorificado

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información

Jesús y la iglesia en la ofensiva
El ministerio público del Señor Jesucristo comenzó al nivel estratégico de guerra espiritual.
Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó del Jordán, y era conducido por el Espíritu al desierto …
Lucas 4:1
Jesús regresó a Galilea en el poder del Espíritu, y las noticias sobre él se difundieron por toda la comarca circunvecina.
Lucas 4:14
Jesucristo sirviendo, comenzó su ataque contra el enemigo en el nivel más alto. Destacando así, que era la hora del Reino de Dios. Jesús había venido a destruir las obras del maligno.
Una de las palabras con que traducimos desierto es el vocablo eremos. Según el Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, significa: «un sitio de peligro de muerte[…] y de poderes diabólicos». En esta intensa batalla Satanás le ofreció a Jesús «todos los reinos del mundo y la gloria de ellos», más Satanás no pudo contra Él por el poder del Espíritu y tuvo que dejarlo ir.
Tres años y medio después, despojó (deshizo) a los poderes y autoridades. Hizo con ellos un espectáculo público, triunfando por medio de la cruz.
Jesús le dio a su iglesia autoridad sobre todo el poder del enemigo.
Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos someten en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijéis que los espíritus se os someten, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.
Lucas 10:17–20
Jesucristo nos envió el Espíritu Santo para poder concluir lo que el había comenzado.
De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, las obras que yo hago, también él las hará; y aun hará mayores que éstas, porque yo voy al Padre.
Juan 14:12
Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos estén santificados en la verdad.
Juan 17:18–19
Después el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo principado, toda autoridad y potencia. Porque es preciso que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
1 Corintios 15:24–25
El peligro ocurre en que muchos cristianos ignoran, que aún después de la cruz, la Biblia llama a Satanás:
     El dios de este mundo:
… en los cuales el dios de este mundo cegó los pensamientos de los incrédulos, para que no les resplandezca la iluminación del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
2 Corintios 4:4
     El príncipe de la potestad del aire:
En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora actúa en los hijos de desobediencia.
Efesios 2:2
     Que todo el mundo yace en el poder del maligno:
Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero yace en el poder del maligno.
1 Juan 5:19
Muchos intentan entrar en la guerra espiritual sin estar capacitados para ello, sin estar equipados para la obra y como consecuencia caen víctimas de su ignorancia.
Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento.
Oseas 4:6a
En este libro intentaré impartir parte del conocimiento que los miembros de la «Red de guerra espiritual» han podido desarrollar. Vale la pena aclarar que muchas de estas áreas se encuentran en un proceso infantil, es decir, son conceptos nuevos que están bajo observación, estudio y desarrollo.
El Doctor C. Peter Wagner escribe en su libro (mencionado anteriormente en este capítulo): «El objetivo central o primordial de Satanás es prevenir e impedir que Dios sea glorificado».
En primer lugar, cuando Dios no es glorificado en la vida de un individuo, en la iglesia, en las ciudades o en las naciones, Satanás ha logrado en parte su objetivo. Cuando los perdidos mueren sin conocer a Dios, el maligno obtiene una victoria eterna.
Segundo, Satanás intenta hacer todo lo posible para que los seres humanos sean los más miserables durante sus vidas. El enemigo viene a matar, hurtar y destruir. Al ver las guerras, el crimen, la pobreza, el racismo, la opresión, y muchas cosas más, podemos afirmar que el enemigo ha tenido un éxito o victoria temporal porque en nada de esto, Dios es glorificado.
Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, y para arruinar y para derribar; para edificar y para plantar.
Jeremías 1:10
El Señor nos ha dado autoridad para arrancar y derribar, para destruir y derrotar, en Mateo 12:29 y Marcos 3:27 dice que nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte si primero no lo ata; entonces podrá saquear sus bienes.
Jesús dijo que desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el Reino de Dios sufre violencia, y los violentos lo conquistan (arrebatan) por la fuerza. La promesa para el ejército de Dios es Romanos 8:37:
Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Romanos 8:37
A Jeremías le fue dada autoridad sobre naciones y reinos en el ámbito espiritual, como intercesor sobre las naciones. Dick Eastman en su libro El amor de rodillas dice: «Los reinos son aquellos que reinan en el ámbito espiritual sobre una arena invisible, mientras que naciones se refieren al liderazgo natural sobre el área visible.
Arrancar: Significa penetrar hasta lo profundo y remover algo de raíz para que no pueda volver a salir (ejemplo: sacar una raíz de amargura).
Derribar: Su significado es el remover algo que está en un lugar alto, o sea, derribar dictaduras o gobiernos perversos, echar a tierra muros, casas o fortalezas.
Destruir: Representa el arruinar o hacer de algo una cosa inútil.
Derrocar: Remover de una roca o una peña, echar por tierra, precipitar hacia abajo una cosa espiritual o intelectual con gran fuerza.
Edificar: Construir un edificio, fabricar, infundir en otros sentimientos de virtud y piedad.
Plantar: Poner algo en un sitio cuando se tiene la capacidad de crear, fundar o establecer (plantar la fe).

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