jueves, 20 de diciembre de 2012

Curso para Obreros y Ministros Itinerantes: El Evangelio de Juan Lección 3 - 1


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LECCIÓN CUATRO:
LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS I

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INTRODUCCIÓN:
Una vez que hemos estudiado sobre la divinidad de Jesús y sus milagros, narrados en el Evangelio de Juan, vamos a estudiar las enseñanzas del Maestro de Maestros: Cristo Jesús.
Los sistemas que empleó para enseñar fueron variados; motivo por el cual, podemos mencionar entre ellos: su ejemplo, sus sermones, sus parábolas, entre otros.
TEXTO DE LA LECCIÓN: (Jn. 3:1-36).

OBJETIVO
:
Conocer un tema de vital importancia, en donde Jesús enseñó verdades profundas, dirigidas a cambiar la manera de pensar y de vivir de los seres humanos.
ADELANTO
:
Usted aprenderá sobre el siguiente tema:
A.  Cómo Nacer de Nuevo:
1.     Por Medio de Cristo.
2.     A Través de su Muerte.
3.     Con la Luz de Cristo
 A.   Cómo Nacer de Nuevo: (3:1-36).

Por Medio de Cristo. “Había entre los fariseos un dirigente de los judíos llamado Nicodemo. Éste fue de noche a visitar a Jesús. Rabí le dijo, sabemos que eres un maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con Él. De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios, dijo Jesús”. (3:1-3).
      Para poder ver el Reino de Dios, también conocido como el Reino de los Cielos, es necesario nacer de nuevo; pero, ¿cuál es este reino y qué significa nacer de nuevo?
El Reino de Dios tiene varias definiciones en la Biblia:
a.    Se refiere al lugar donde mora Dios; mejor dicho, un reino espiritual donde no existe el pecado; al mismo que se llega por la gracia de Dios, a través de este nuevo nacimiento. Dios no puede vivir donde está el pecado, puesto que Él lo aborrece; sin embargo, el Señor ama al pecador y no quiere que ninguno se pierda, sino que se arrepienta y nazca hacia una nueva vida:  limpia de pecado bajo la gracia de Dios.
b.   Se refiere al Reino profetizado por Juan el Bautista: Mt. 3:2.
c.  Es semejante a un tesoro escondido o a una perla de gran precio:    Mt.13:44-46.
d.   Son “las buenas nuevas” sobre cómo salvar el alma: Lc. 4:43.
e.   No es un reino  material: Dn. 4:26.
f.      Es la persona de Jesucristo: Lc. 17:20-21.
g.     El apóstol Pablo dice que es el Cuerpo de Cristo, la Iglesia: Col. 1:16-18,24.
h.     Cuando venga el fin, el Reino será entregado por Jesucristo a Dios el Padre: 1Co. 15:24-26.

Jesús estaba diciendo a Nicodemo que su nacimiento tenía que proceder “de arriba”: del Reino de Dios o Reino de los Cielos, para que naciera a una vida eterna, vida que tan sólo Dios puede proveer por medio de Jesucristo.
El comentario Beacon dice textualmente al respecto: El que no naciere de nuevo realmente tiene dos significados. La expresión traducida de nuevo (anothen, gr.) tiene varios sentidos: “De arriba”, “de nuevo” y “otra vez”. Juan emplea el término con el significado claro de “de arriba” en 3:31 y 19:11. En este pasaje, igual pudo haber sido el propósito de Jesús. Si el hombre va a tener vida en el sentido real y eterno, la vida tiene que proceder de arriba. La vida biológica es engendrada por los padres; pero la vida de Dios sólo Él puede proporcionarla (Jn. 1:13), y proviene de arriba”.[1]
Para una mejor comprensión de lo que significa “nacer de nuevo”, por favor, lea Col. 3:1 y 2:12.
Ahora bien, ¿qué pasa con aquellos que no nacen de nuevo? Leímos en el verso 3 que no pueden “ver” el Reino de Dios. No pueden tener una apreciación espiritual, porque: “lo que nace del cuerpo es cuerpo; lo que
nace del Espíritu es espíritu” (Jn. 3:6). Entonces no podrán ser incluidos en el Reino Espiritual de Dios.
Jesús sigue instruyendo a Nicodemo, y en 3:5 le dice que debe nacer “de agua y del Espíritu”; y no se refiere al agua de la fuente materna como estaba pensando el maestro de Israel, sino al agua que es símbolo de la sangre de Cristo. Lea, por favor: Ap. 1:5; Hch. 22:16.
Estos dos factores, agua y Espíritu, nos llevan directamente a las instrucciones que el apóstol Pedro hace al respecto en Hch. 2:38: “Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el “don del Espíritu
Santo”.
Aunque Pedro, en el versículo que acabamos de citar, no menciona la palabra “agua”; sin embargo, ésta se halla implícita en el bautismo al que se refiere el apóstol; además, esto lo ampliaremos en el siguiente párrafo.
A través de su Muerte. Para entender esta figura que nos indica que podemos “nacer de nuevo”, a través de la muerte de Cristo, es imprescindible que comprendamos cabalmente el proceso del bautismo.
“Baptisma”: Es la pronunciación de la palabra griega que se refiere a bautismo, e indica que consiste en el proceso de inmersión, sumersión y emergencia en el agua; pues, proviene del griego “bapto”, que significa: mojar, empapar, y cuya traducción al castellano es bautismo.[1] Esto nos explica que cuando una persona es bautizada, es sumergida, inmersa; es decir, cubierta totalmente en el agua, para luego emerger o salir de ella.
Al haber seguido las instrucciones de Pedro, indicadas en Hch. 2:38, se dio un gran acontecimiento por el poder del Espíritu Santo de Dios:
“Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas” Hch.2:41, y luego de esto: “Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos” Hch. 2:47.
Más adelante, Jesús confirma las instrucciones de Pedro, con este mandato que está escrito en: Mt. 28:19-20, que dice así:
“Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”.
De tal manera que, todos los que en ese tiempo y también en este tiempo, obedecieron y obedezcan este mandamiento, recibieron y recibirán el regalo de la salvación, otorgado por la gracia de Dios, participando así de los primeros beneficios espirituales que el bautismo conlleva, como son:
1.   El perdón de los pecados:              (Hch. 2:38).
2.   El don del Espíritu Santo:                (Hch. 2:38)
3.   Una buena conciencia:                   (1P.  3:21).
Ahora, es necesario que estudiemos 1Co. 15:1-4 donde el apóstol Pablo nos dice:
 “Ahora, hermanos, quiero recordarles el evangelio que les prediqué, el mismo que recibieron y en el cual se mantienen firmes. Mediante este evangelio son salvos, si se aferran a las palabras que les prediqué. De otro modo habrán creído en vano. Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras, y que se apareció a Cefas, y luego a los doce”.
Aquí vemos que, Cristo una vez que murió en la cruz, fue sepultado y al tercer día resucitó de entre los muertos. Así también, cuando una persona es bautizada, es sepultada espiritualmente junto con Cristo para “nacer” hacia una nueva vida. Para una mejor comprensión, lea por favor, Ro. 6:3-18.

 GRÁFICO EXPLICATIVO SOBRE EL MANDAMIENTO DEL BAUTISMO:
El evangelio re-vivido en el bautismo
(Obedeciendo el evangelio) Romanos 6:3-6
 
Resumiendo, una persona que ha “nacido de nuevo”, tiene muchas diferencias espirituales con las personas que NO han “nacido de nuevo”.
1.    Ha sido liberada del pecado;
2.    Le ha sido otorgado el don del Espíritu Santo;
3.    Ha resucitado hacia una nueva vida;
4.    Puede entrar en el Reino de Dios;
5.    Tiene ahora una actitud de rechazo al pecado;
6.    Está motivada para vivir como Dios quiere: amándole a Él y amando a su prójimo; y
7.    Le ha sido otorgada la salvación para su alma, por la gracia de Dios.
Reflexiones:
a.    ¿Cuándo y cómo uno puede ser liberado del pecado? Ro. 6: 17-18, nos da la respuesta, diciéndonos que debemos someternos de todo corazón a la enseñanza que hemos recibido.
b.    ¿Es el bautismo un símbolo? No, es un mandamiento para la salvación del alma humana: Mt. 28:19 -20.
c.    El nuevo nacimiento es algo que no se ve; por lo tanto, ¿cómo sabemos que hemos nacido de nuevo? La respuesta está aquí: Al viento no podemos verlo, pero lo sentimos; los cambios benéficos en nuestra manera de vivir, certifican nuestro nuevo nacimiento espiritual.
Con la Luz de Cristo. Cristo trae la luz de la salvación a través de su muerte, nos dice Jn. 3:14-17; de tal manera, que el propósito de Cristo al venir al mundo y morir, fue salvar a los pecadores de todos los tiempos, de la condenación eterna.
Cuando la luz penetra, las tinieblas desaparecen; y esta luz es Cristo disipando las tinieblas del pecado en el alma del hombre; entonces queda demostrado que: hay una manifestación de la Luz de Cristo en el alma del pecador: Jn. 3:18-21.
El efecto natural que produce en nuestra vida el creer, es la obediencia: Jn. 3:33-36; y la obediencia es una parte muy necesaria para nuestra salvación, conforme nos expresa: Ro. 6: 17-18.

[1] W.E.Vine. VINE, Diccionario Expositivo,  Editorial Caribe, 1999,  E-mail caribe@editorialcaribe.com


[1] Joseph H. Mayfield. Comentario Bíblico Beacon. Casa Nazarena de Publicaciones. P.O.Box 527, Kansas City, Mo. 64141, E.U.A. Tomo VII, pág.62.
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