lunes, 9 de julio de 2012

CAPACITACIÓN / ESCUELA DOMINICAL: Algo para tener en cuenta en el Ministerio de la Escuela Dominical

 
biblias y miles de comentarios
 
 CAPACITACIÓN /  ESCUELA DOMINICAL
Reflexión bíblica: Marcos 10.13-16
13 Le presentaban niños para que los tocara, pero los discípulos reprendían a los que los presentaban. 
14 Viéndolo Jesús, se indignó y les dijo: —Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. 
15 De cierto os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. 
16 Y tomándolos en los brazos, ponía las manos sobre ellos y los bendecía.
 


¿Cómo debemos enseñar a los niños?

1. La enseñanza a los niños debe ser sencilla.
El maestro debe enseñar la Palabra en un lenguaje de fácil comprensión para los niños, y usando conceptos e ideas que no sean demasiado complicados.
El maestro debe tener en cuenta que muchos de nuestros niños no tienen conocimiento bíblico. El lenguaje  teológico  para  ellos  es  un  idioma  desconocido.  Sin  embargo,  tampoco  es  posible simplificar todo.
2. La enseñanza debe ser atractiva.
Es importante que los niños presten atención a lo que se les enseña, y para que esto suceda, la presentación de una lección debe ser atractiva.
Es particularmente útil si la presentación de una lección tiene un componente visual, en donde se utilicen frecuentes ilustraciones sencillas, gráficos, etc.
3. La enseñanza debe ser lógica y sistemática.
Una  lección  bíblica  para  niños  puede  ser  más  efectiva  si  es  enseñada  de  manera  lógica  y sistemática. Para el niño es útil que la enseñanza sea lógica, porque les es más fácil seguir cada paso de la lección, ya que se muestra de manera coherente en el paso anterior.
4. La enseñanza debe ser específica.
Uno de los principales errores que la mayoría de los maestros cometen es el de tratar de abarcar demasiado  a  la  vez.  Es  mejor  enfocar  la  enseñanza  bíblica  en  una  sola  verdad  doctrinal  y asegurarse de que los niños la comprendan.
Se pueden mencionar otras verdades, sobre todo las que han sido tratadas en clases anteriores, como ayuda efectiva, pero nuestra meta en la enseñanza debe tener siempre un enfoque preciso.
5. La enseñanza debe ser práctica.
La enseñanza bíblica no debe ser solo teórica sino aplicada a la vida diaria de los niños. La Biblia, permanentemente  enfatiza  la  necesidad  de  hacer  aplicaciones  claras,  directas  y  precisas  a  las vidas de los oyentes.  
Con  frecuencia  se  pueden  utilizar  relatos  de  niños  en  situaciones  cotidianas,  para  ilustrar  estas aplicaciones.  Estos relatos pueden ser verídicos o no,  pero en el caso de que sean imaginarios conviene mencionarlo.
6. La enseñanza debe ser amable.
Al  enseñar  la  Palabra  a  los  niños,  harán  preguntas  en  tono  crítico.  Es  de  suma  importancia reaccionar de forma amable ante las preguntas.  La respuesta,  y sobre todo la manera de darla, tendrá  bastante  influencia  sobre  el  niño,  para  bien  o  para  mal.  Conviene  entonces  contestar  la pregunta del niño de la manera más lógica y útil posible.
En el caso de no saber la respuesta, la mejor manera de manejar la situación será con sinceridad y  nada  de  palabrerías.  Es  deber  del  maestro  adquirir  el  compromiso  público  de  indagar  la respuesta y presentarla luego, aclarando todas las dudas.
7. La enseñanza necesita el respaldo de la oración.
En  la  enseñanza  bíblica,  se  depende  siempre  de  la  obra  iluminadora  del  Espíritu  Santo.  Él  ha venido  a  guiar  a  toda  la  verdad  (Juan  16.13).  por  un  lado  los  niños  inconversos  están espiritualmente ciegos (2 Corintios 4.4) y no pueden entender la verdad en forma espiritual, sin la obra del Espíritu Santo (1 Corintios 2.14). a la vez, la comprensión de los creyentes, por sí sola, es bastante limitada y lenta, y requiere del Espíritu Santo para iluminar y dar pleno entendimiento (Efesios 1.17,18).
Objetivos de la Educación Cristiana
Como  maestros  cristianos,  no  podemos  conformarnos  con  que  nuestros  alumnos  aprendan  el contenido de la Biblia de manera meramente intelectual. El mensaje de la Palabra de Dios debe afectar sus actitudes, sus sentimientos, sus valores, sus acciones y sus hábitos. En una palabra, toda su personalidad debe ser transformada al ser confrontada con el libro de Dios.

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