jueves, 28 de junio de 2012

Manual Biblico para Detectar a los Falsos Maestros: Manual para los congregantes...


biblias y miles de comentarios
 
Tipo de Archivo: PDF | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
 La vida cristiana es un caminar por en medio del desierto de este mundo, en el cual, al igual  que  el peregrinaje  de  Israel  rumbo  a  Canaán,  encontraremos  gigantes,  fieros  enemigos, incredulidad, deseos de regresar a Egipto, es decir, regresar al mundo, falsos profetas como Balaam que buscarán maldecir al pueblo para que no prospere en el camino que el Señor le ha demarcado.
La historia del pueblo del Señor ha sido una historia de luchas, de contiendas, porque como dice Pedro, tenemos a un adversario, el diablo, quien como león rugiente anda buscando a quién devorar (1 Pedro 5:8).
Adán y Eva fueron creados para vivir en comunión perfecta con su Dios, pero muy pronto que  ellos  son  puestos  en  el  paraíso,  Satanás  les  insinúa  la  rebelión  contra  la  Palabra  de Dios, mostrándoles de manera engañosa los buenos y codiciables frutos que generaría dicha desobediencia, entrando así el pecado en el mundo bueno que había creado el Señor.
Los  hijos  de  Dios,  es  decir,  los  hijos  de  la  línea  de  la  fe,  de  la  línea  de  la  salvación,  son atrapados  por  el  engaño  de  la  belleza  de  las  hijas  de  los  hombres,  es  decir,  la  línea  de  la rebelión  y  la  desobediencia,  de  manera  que  en  esta  mezcla  el  pueblo  del  Señor  se  ve grandemente  afectado  y  el  engaño  y  la  desobediencia  se  generalizan  en  el  mundo,  de manera que Dios envía el diluvio para castigar a esa generación perversa.
A pesar del nuevo inicio que se da con Noé y sus hijos, de nuevo la maldad, el engaño y el pecado asedian al pueblo de Dios tratando siempre de conducirlos a una rebeldía flagrante contra el creador.
El  resto  de  la  historia  bíblica,  y  de  la  historia  universal,  es  testigo  de  cómo  el  pueblo  del Señor, el pueblo escogido, es atrapado una y otra vez por las mentiras de Satanás, entrando en períodos de decadencia espiritual, de manera que se aparten del Dios vivo.
Israel sufrió mucho como consecuencia de los falsos profetas, pues, estos no solo hablaban falsamente en nombre de Dios para conducir al pueblo hacia la apostasía, sino que lo hacían de  una  manera  tan  convincente  y  atrayente,  que  la  mayoría  del  pueblo  seguía  tras  sus mentiras.
A pesar de que el Señor una y otra vez les daba indicaciones de cómo detectar a los falsos profetas  o  maestros,  el  pueblo  fácilmente  se  dejaba  engañar  por  ellos,  pues,  los  falsos maestros o profetas siempre hablaron lo que era agradable a los oídos pecaminosos de ellos.
 Cuando Cristo viene a este mundo trae el mensaje final de la revelación divina, a través del cual  el  hombre  puede  encontrar  el  camino  de  reconciliación  con  Dios.  Jesús  mismo  es  la revelación encarnada del Padre. De manera que los discípulos pueden ver con claridad esa verdad que les hará libres.
No  obstante  de  tener  una  revelación  más  clara  y  final,  Jesús  advirtió  a  sus  discípulos  que tengan  cuidado  con  los  fasos  pastores,  profetas  o  maestros,  porque  Satanás  no  se  quedará tranquilo, a pesar de la derrota que recibió por la obra de Cristo.
Jesús advierte a sus seguidores en Mateo 7:15 “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”, luego, hablando de lo que caracterizará a los tiempos del fin dice que “... muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos” (Mt. 24:11). 
Jesús conoce la astucia de los falsos maestros y sabe que estos cuentan con el respaldo del principal engañador, es decir, Satanás, siendo así que estos falsos maestros o falsos profetas “...harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos” (Mt. 24:24).
Muy poco tiempo después de la ascensión de Jesús a los cielos, cuando la iglesia cristiana estaba  aún  en  su  etapa  infantil,  los  falsos  profetas  o  falsos  maestros  hacen  su  aparición.
Ellos se presentaban con la misma apariencia que siempre los ha caracterizado: Como seres de  luz,  como  personas  interesadas  en  el  bienestar  de  sus  oyentes,  como  mensajeros celestiales, engañando con sus obras y señales mentirosas, hablando adulaciones y lisonjas con el fin de atrapar a los hombres y mujeres amantes de sí mismos.
De  allí  que  los  apóstoles  y  los  escritores  del  Nuevo  Testamento  consideren  de  suma importancia advertir a la iglesia en cómo detectar a un falso pastor, a un falso profeta, a un falso apóstol, a un falso maestro, a una falsa doctrina.
Pues,  aunque  ellos  cuenten  con  muy  buena  capacidad  para  engañar,  porque  hablan conforme  a  los  deseos  del  corazón  humano,  no  obstante,  ellos  no  podrán  ocultar  su verdadero  carácter,  la  podredumbre  que  llevan  por  dentro  es  tal,  que  un  cristiano  puede agudizar su olfato para oler la corrupción pecaminosa que les caracteriza.
La  epístola  de  Judas,  aunque  nos  es  la  carta  más  estudiada  del  Nuevo  Testamento,  fue  escrita  con  el  fin  de  ayudar  a  los  creyentes  a  detectar  el  carácter  moral  y  espiritual  de  los falsos maestros que entran encubiertamente a la cristiandad.
Analicemos  con  pasión  y  profundidad  el  contenido  de  esta  pequeña  y  casi  desconocida carta,  pues,  su  contenido  tiene  gran  relevancia  para  la  situación  de  la  iglesia  cristiana evangélica en la Latinoamérica del siglo XXI, pues, muchos falsos maestros han permeado las iglesias con el fin de engañar, seducir y atrapar en sus doctrinas erróneas.
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