martes, 8 de septiembre de 2015

Genesis: Estudio exaustivo para predicadores y ministros Itinerantes

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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Judíos y cristianos por igual han considerado a Moisés, el gran legislador y dirigente de los hebreos en ocasión del éxodo, como el autor del libro de Génesis. Esta convicción fue disputada algunas veces por opositores paganos en el período inicial del cristianismo, pero nunca fue puesta en duda seriamente por ningún cristiano ni judío hasta mediados del siglo XVIII. Desde hace más de dos siglos, se han puesto en duda creencias y opiniones tradicionales en todo aspecto del pensamiento humano. El hombre fue llevado a realizar descubrimientos en esferas desconocidas y a inventar cosas que cambiaron mucho la vida de este mundo. Sin embargo, el mismo espíritu de investigación llevó a hombres de mentalidad crítica a poner en duda la autenticidad de las Escrituras como base de la creencia cristiana.

El libro del Génesis fue el primero que fuera sometido a un examen crítico en esta era moderna, y ese examen comenzó la etapa de la alta crítica de la Biblia. En 1753, un médico de la corte de Francia, Jean Astruc, publicó su libro Conjectures, en el cual pretendía que los diferentes nombres de la Deidad que aparecen en el Génesis muestran que el libro es una colección de materiales de diversas fuentes. Astruc siguió creyendo que Moisés fue el coleccionador de esas fuentes y recopilador del libro, pero sus seguidores pronto eliminaron a Moisés como el editor del Génesis.

Desde hace más de dos siglos, teólogos con mentalidad crítica han trabajado para separar las supuestas fuentes del Génesis y asignarlas a diferentes autores o, por lo menos, a períodos en los cuales se supone que fueron compuestas, reunidas, cambiadas, editadas y, finalmente, compiladas en un libro.

Aceptando esos puntos de vista críticos, algunos eruditos concordaron en un principio que consideraron importante, a saber que el libro consiste en muchos documentos de diferente valor, autor y tiempo de su origen. Sin embargo, difieren ampliamente en sus opiniones acerca de qué partes han de ser atribuidas a cierto período y cuáles a otro. La gran variedad de opiniones de las diferentes escuelas críticas muestra cuán defectuoso es el fundamento de sus hipótesis.

La falacia de muchos argumentos críticos ha quedado expuesta por los descubrimientos arqueológicos de los últimos siglos. Los críticos han tenido que cambiar continuamente sus teorías y declaraciones. Sin embargo, muchos de ellos mantienen su rechazo de que Moisés sea el autor del Génesis, por varias razones de las cuales enumeraremos unas pocas aquí:

a. El uso de tres diferentes nombres para Dios.
Con uno de ellos indudablemente preferido en una cierta sección y un nombre diferente en otra, se pretende que ello prueba que más de un autor es responsable por la composición del libro. De ahí que algunos eruditos críticos hayan sostenido que aquellas secciones donde Yahveh (Heb. YHWH o JHWH), "Jehová", se usa frecuentemente, fueron escritas por un autor que ellos llaman el Jehovista, abreviado J; las secciones donde se usa principalmente el nombre 'Elohim, "Dios", por un hombre que ellos denominan elohísta, abreviado E. Otros autores antiguos, que se supone que trabajaron con el Génesis, fueron un escritor sacerdotal (P, [de "priestly" en inglés]), un editor o redactor (R) y otros.

b. De acuerdo con las escuelas críticas, las muchas repeticiones de relatos contenidos en el libro muestran que se usaron fuentes paralelas y que fueron unidas sin mucho esmero por un editor posterior para que formaran una sola narración. Ese editor no pudo ocultar el hecho de que había usado materiales de diversos orígenes.

c. Se aduce que las condiciones reflejadas en el Génesis no concuerdan con los períodos descritos sino con tiempos muy posteriores.

d. Se dan nombres de lugares de un período muy posterior a localidades cuyos nombres anteriores habían sido diferentes.

e. Las tradiciones en cuanto a la creación, el diluvio y los patriarcas, tal como existen en la antigua Babilonia, son tan similares con el registro bíblico de ellas, que la mayoría de los teólogos modernos aseguran que los escritores hebreos tomaron esos relatos de los babilonios durante el exilio y los prepararon después con un estilo monoteísta para que no fueran chocantes para sus lectores hebreos.

a. Ve que los nombres sagrados de Dios, el Señor y Jehová, se usan más o menos indiscriminadamente a través de toda la Biblia hebrea y no indican diferentes autores como sostienen los críticos. La LXX y los más antiguos manuscritos de la Biblia hebrea, incluyendo los rollos de Isaías descubiertos cerca del mar Muerto, muestran que el nombre "Dios" encontrado en cierto pasaje en una copia es presentado en otro manuscrito como "Señor" o "Jehová" y viceversa.

b. Las repeticiones frecuentemente halladas en los relatos no son una indicación segura de que haya diferentes fuentes para una obra literaria. Los defensores de la unidad de los libros mosaicos han demostrado, mediante muchos ejemplos que no son bíblicos, que repeticiones similares se encuentran en varias obras antiguas de uno y el mismo autor, así como en obras modernas.

c. Un mayor conocimiento de la historia antigua y de las condiciones de vida en la antigüedad ha revelado que el autor del Génesis estuvo bien informado en cuanto a los tiempos que describe y que el relato de los patriarcas encuadra exactamente en el marco del tiempo de ellos.

d. Los nombres de los lugares han sido modernizados en ciertos casos por los copistas para que sus lectores pudieran seguir el relato.

e. El hecho de que los babilonios tuvieran tradiciones similares en cierta medida con los registros hebreos no es una prueba de que una nación tomó la narración de la otra, sino que encuentra su explicación en un origen común de ambos registros. El libro inspirado del Génesis transmite información divinamente impartida en una forma pura y elevada, al paso que los registros babilonios narran los mismos acontecimientos dentro de un marco pagano envilecido.

No es el propósito de nuestro estudio refutar las muchas pretensiones de la alta crítica formuladas para sostener sus teorías. Más importante es mostrar la evidencia de que Moisés es el autor.

El autor del Exodo debe haber sido el autor del Génesis, porque el segundo libro del Pentateuco es una continuación del primero y evidentemente manifiesta el mismo espíritu y la misma intención. Puesto que la paternidad literaria del libro del Exodo está claramente afirmada por Cristo mismo, quien lo llamó "el libro de Moisés" (Mar. 12: 26), el volumen precedente, el Génesis, también debe haber sido escrito por Moisés. El uso de expresiones y palabras egipcias, y el minucioso conocimiento de la vida egipcia y sus costumbres desplegados en la historia de José, armonizan con la educación y experiencia de Moisés. Aunque la evidencia a favor del origen mosaico del Génesis es menos explícita y directa que la de los siguientes libros del Pentateuco, las peculiaridades lingüísticas comunes a todos los cinco libros de Moisés son una prueba de que la obra es de un solo autor y el testimonio del Nuevo Testamento indica que escribió bajo la inspiración del Espíritu Santo.

El testimonio de Jesucristo, que citó varios textos del Génesis, indica claramente que consideró el libro como una parte de las Sagradas Escrituras. Al citar Gén. 1: 27 y 2: 24, Jesús usó la fórmula introductoria "¿No habéis leído?" (Mat. 19: 4, 5) para indicar que esas citas contenían una verdad que todavía estaba en vigencia y era válida. 

El contexto de la narración (Mar. 10:2-9), que relata la disputa de Jesús con los fariseos en cuanto a la sanción del divorcio, aclara que él atribuyó a Moisés las citas tomadas del Génesis. Cuando sus antagonistas le preguntaron si tenían derecho a divorciarse de sus esposas, Jesús los rechazó con la pregunta: "¿Qué os mandó Moisés?" En su réplica, los fariseos se refirieron a una medida ordenada por Moisés, que se encuentra en Deut. 24: 1-4, un pasaje del quinto libro del Pentateuco. A esto repuso Jesús que Moisés les había dado ese precepto debido a la dureza del corazón de ellos, pero que las disposiciones anteriores habían sido diferentes,y afirmó su declaración con otras dos citas de Moisés (Gén. 1: 27; 2: 24).

En varias otras ocasiones, Cristo aludió a sucesos descritos sólo en el libro del Génesis, revelando que lo consideraba como un registro histórico fidedigno (Luc. 17: 26-29; Juan 8: 37; etc.).

Las numerosas citas del Génesis que se encuentran en los escritos de los apóstoles muestran claramente que estaban convencidos de que Moisés había escrito el libro y que era inspirado (Rom. 4: 17; Gál. 3: 8; 4: 30; Heb. 4: 4; Sant. 2: 23).

En vista de esta evidencia, el cristiano puede creer confiadamente que Moisés fue el autor del libro del Génesis.

Juzguen si es justo delante de Dios obedecer a ustedes antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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PEDRO Y JUAN HABLAN VALIENTEMENTE 
(Hechos 4:13–22)

13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. 
14 Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. 
15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, 16 diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. 
17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. 
18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.
19 Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; 20 porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. 
21 Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, 22 ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años.

Los sacerdotes y ancianos se maravillaban (se asombraban) al ver el denuedo (libertad para hablar) de Pedro y Juan, especialmente porque se daban cuenta de que eran hombres sin letras (sin instrucción, en el sentido de no haber asistido a una escuela rabínica, ni haberse sentado ante un gran rabí como Gamaliel) y del vulgo (hombres no profesionales, laicos). 

Esto no quiere decir que fueran personas totalmente iletradas. Ellos habían asistido a las escuelas de la sinagoga en sus pueblos natales, pero no eran maestros profesionales, ni conferencistas entrenados, como los escribas y los doctores. Los laicos de ordinario no hablaban con esa autoridad.

Debe haber sido difícil para Pedro y Juan enfrentarse a semejante presunción. Pero la clave de su denuedo y su libertad para hablar era, por supuesto, que habían sido llenos del Espíritu nuevamente. El fue quien les dio las palabras que debían decir.

Entonces, algo más estremeció a estos líderes judíos. La expresión “les reconocían” no significa que les hacían más preguntas. El griego significa más bien simplemente que fueron reconociendo de forma gradual que habían estado con Jesús. Quizá las palabras de Pedro les trajeran a la memoria lo que Jesús había dicho. A medida que pensaban en su enfrentamiento con Jesús, iban recordando que El tenía discípulos consigo. Ahora reconocían que Pedro y Juan se hallaban entre ellos.

Jesús también había hablado con autoridad. Deben haber estado asombrados, porque creían que se librarían de Jesús crucificándolo. Pero ahora los discípulos, entrenados por El, hablaban de la misma forma. Jesús había hecho milagros como señales. Ahora los apóstoles estaban haciendo lo mismo.

A continuación, los ancianos se enfrentaron con algo más. El hombre que había sido sanado se hallaba allí de pie, junto a Pedro y a Juan. De pronto, los sacerdotes y los ancianos se hallaron sin nada más que decir. ¿Qué podían decir contra un milagro así?

Entonces los dirigentes les ordenaron a Pedro y a Juan que saliesen del concilio (el Sanedrín), esto es, del cuarto donde se estaban reuniendo. Después los líderes del Sanedrín conferenciaban entre sí. No sabían qué hacer con Pedro y Juan. No podían negar que una señal manifiesta (una obra reconocida como sobrenatural) había sido hecha por (a través de) ellos, y se hallaba ante la vista de todos los habitantes de Jerusalén.

Esto podría implicar que ellos no negaban la resurrección de Jesús. Lo que les molestaba era el hecho de que los apóstoles la estuvieran usando para enseñar que había una resurrección futura para todos los creyentes. Anteriormente, para salir de este problema, habían sobornado a los soldados para que dijeran que el cuerpo de Jesús había sido robado (Mateo 28:12, 13). 

Aún hoy hay algunos que discuten que las mujeres y los discípulos fueron a mirar a una tumba equivocada. Pero las mujeres se habían fijado bien en dónde colocaban a Jesús (Lucas 23:55). En realidad, estos dirigentes judíos no eran tontos ni tenían nada de simples. Sabían lo difícil que es deshacerse de un cuerpo. Por lo tanto, hubieran realizado una búsqueda intensiva del cuerpo si no hubieran sabido que El había resucitado de entre los muertos. Pero para ser salvo hace falta más que creer con la cabeza o aceptar mentalmente la verdad de la resurrección de Cristo (Romanos 10:9, 10).

Puesto que no tenían forma lógica de replicarles a Pedro y a Juan, decidieron que el mejor curso de acción era suprimir su enseñanza sobre Jesús y la resurrección. Sabían que no podrían sobornar a los discípulos. Por consiguiente, los amenazarían para que no hablasen más en este nombre (basados en él) a nadie.

Cuando hicieron regresar al cuarto a Pedro y a Juan, les ordenaron que no hablaran (no abrieran la boca ni dijeran una sola palabra) en ninguna manera o enseñaran en el nombre de Jesús. Pero estas amenazas no intimidaron a los dos apóstoles. Cortés, pero firmemente, volvieron a poner en ellos la responsabilidad: les pidieron a los dirigentes judíos que juzgaran (o decidieran) si era justo delante de Dios oírlos a ellos y no a El. Entonces declararon valientemente que no podían dejar de hablar sobre lo que habían visto y oído.

Los miembros del Sanedrín querían encontrar alguna forma de castigar a Pedro y a Juan. De hecho, lo que se sugiere es que trataron por todos los medios. Pero no pudieron por causa del pueblo. Todos estaban glorificando a Dios por lo que se había hecho, especialmente porque este hombre que había nacido lisiado, ya tenía más de cuarenta años. Debido a esto, se limitaron a añadir más amenazas a sus advertencias anteriores y los dejaron ir.

Esto fue un gran error por parte de ellos, porque le hizo saber al pueblo que Dios podía librar del Sanedrín. Dio a conocer que los dirigentes judíos no tenían acusación que hacerles a estos apóstoles, ni tenían forma alguna de refutar su mensaje.

El mensaje de Pedro encontró respuestas muy variadas. Hubo una diferencia pronunciada entre la reacción de los líderes religiosos y la del pueblo en general (4:1–4). Los primeros rechazaron el mensaje inmediatamente y los metieron en la cárcel. Estaban enojados porque los apóstoles proclamaban la resurrección del Señor Jesucristo a quien ellos habían crucificado (4:1–3).

No obstante, muchos otros lo recibieron y confiaron en Cristo. Se nos dice que el número de oyentes varones que profesaron públicamente su fe en el Señor fue aproximadamente de cinco mil. Nadie sabe cuántas mujeres y niñ os lo hicieron también (4:4).

La reacción popular asustó tanto a los dirigentes, que convocaron a una sesión urgente el día siguiente para estudiar el caso (4:5–6). Al estar todos presentes, preguntaron a los apóstoles quién les había dado autoridad para realizar este ministerio (4:7). Sin embargo, no había ningún secreto al respecto. En su sermón del día anterior, los apóstoles ya habían declarado que lo hacían en el nombre de Jesús (3:13–16). Seguramente los que fueron a llamarles lo habían reportado así. No obstante, tenían que investigarlo oficialmente.

Cuando Pedro tomó la palabra una vez más, el autor afirma que respondió estando controlado por el Espíritu Santo, quien le dio la capacidad de responder sabiamente, de tal manera que se maravillaron de su respuesta (4:8, 13). Sin embargo, antes de contestar, Pedro quiso aclarar la pregunta. Les habían llevado presos, no para investigar la verdad de su doctrina, sino para tratar de explicar el milagro y hallar algún motivo para impedir que siguieran predicando.

El apóstol les recordó que algo extraordinario había acontecido: un hombre había sido sanado. Dios había enviado un beneficio maravilloso e inexplicable a un enfermo. Puesto que no podían entenderlo ni imitarlo, al menos debían intentar averiguar su significado (4:9–10a).

Esto demostraba que la persona que ’ellos habían menospreciado y crucificado, había resucitado y todavía estaba actuando y ofreciendo salvación a Su pueblo. Ellos lo rechazaron pero Dios lo aprobó (4:10). La piedra que ellos habían desechado había sido exaltada por Dios, convirtiéndola en la cabeza del ángulo, donde se apoya el edificio (4:11). Pedro afirmó además, que El es el único medio de salvación. Por eso, debían confiar en El (4:12). El nombre por el cual habían hecho esta obra es el único por el cual podrían ser salvos. Si no se volvían a El, estarían perdidos para siempre.

La reacción de los acusadores manifestó que no tenían interés en conocer la verdad, ni hacer la voluntad de Dios. Sin embargo, reconocían la grandeza del milagro que habían realizado y la maravillosa capacidad que Dios les había dado para comunicar la verdad. No pudieron decir nada en contra ni negar la evidencia (4:13–16). A la vez, aceptaron la respuesta favorable del pueblo; inclusive les dio miedo que se divulgara más entre ellos este asunto (4:16–17a). Por lo tanto, les advirtieron que no hablaran más del nombre de Jesús y los dejaron ir (4:17b–18).

Los apóstoles los escucharon y mostraron respeto a la autoridad que tenían como representantes del pueblo, pero les hicieron saber que su obligación era obedecer a un mandato superior, el de Dios mismo. Tenían que darle prioridad antes que a ellos y dar testimonio público de lo que habían visto y oído (4:19–20). Así que no tuvieron más remedio que soltarles. El pueblo admitió que Dios había hecho una obra significativa y le glorificaban por causa de ella (4:21–22).
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lunes, 7 de septiembre de 2015

Llamándolos, les ordenaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.. Jehovah conoce el camino de los justos, pero el camino de los impíos perecerá.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




 
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Estudiemos La Palabra y Preparémonos para enseñar
Hechos 4:13-18
La reacción del Concilio 
(Hechos 4:13–18)

13 Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. 
14Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. 
15 Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, 16diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. 
17 Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. 
18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.

El relato de Lucas es suficientemente claro como para que podamos ver en los religiosos una mezcla de sorpresa con impotencia e incapacidad de reacción. Es como si estos dos hombres los hubieran encerrado en la jaula que habían preparado ellos mismos para atrapar a los siervos de Dios. No tuvieron palabra alguna en contra de la apología y aceptaron los gravísimos cargos formulados, con tal de no producir más efervescencia. En cambio, reconocieron en los apóstoles ciertas características que por su importancia pasamos a estudiar:

  a.      La valentía divina

La persecución puede intimidar a los inseguros, pero ennoblece a los espirituales. Pedro y Juan demostraron algo más que capacidad humana para la defensa. En los días de la oposición, hay una diferencia sustancial entre el cristiano y el incrédulo. La valentía del cristiano nace de su comunión con Dios; el incrédulo confía en las armas.

Denuedo significa sin nudo, traducida del griego parrhe̅sia, libertad o franqueza para hablar (2 Co. 7:4; 1 Ti. 3:13); libertad que en el caso de ellos nace en la plenitud del Espíritu. Demuestran su denuedo con tres actitudes: (1) La manera respetuosa de asumir la defensa. Hablan con aplomo y valentía acerca del Señor Jesús. (2) El modo preciso de los cargos. Les muestran su ignorancia en temas claves, pero no descienden al lenguaje de agravio personal. Sin embargo, destacaron el pecado de haber rechazado al Ungido. (3) Al decir: “en ningún otro hay salvación …” barren con las religiones incluida la judía.

  b.      La sabiduría espiritual

Los enemigos percibieron (10:33–34; 25:25) algo excepcional en dos hombres sin escuela rabínica (Jn. 7:15). Los apóstoles actúan tal como el Señor Jesús les había enseñado (Mt. 10:20) y el Espíritu proveyó para la emergencia. A nosotros nos incumbe acumular conocimiento, y el Señor ordena cómo y cuándo utilizarlo.

También podemos advertir cómo opera el Espíritu pues pudieron producir una afirmación sobre el poder de Cristo. La pregunta fue “en qué nombre o autoridad” y la respuesta, “en el nombre de Jesucristo de Nazaret”. Además les informaron dónde se hallaba la salvación y cómo se había manifestado. Ellos estaban facultados para hacer una declaración sobre la ilimitada soberanía del Señor: “no hay otro nombre bajo el cielo …”

  c.      La influencia santa

El término “reconocer” significa mucho más que simplemente darse cuenta, más vale es advertir en profundidad. Jesucristo había hecho en ellos una labor singular y transformadora; podían hablar en su nombre porque realmente eran cristianos.
La pregunta “¿qué haremos con estos hombres?” era un serio dilema. ¿Cómo disminuir su influencia? La “señal manifiesta” y “notoria” (10:38) es ya imposible de anular (Jn. 7:10).

    Amonestados por el Sanedrín (4:13–22)



Los líderes judíos estaban maravillados por el denuedo (13) de Pedro y de Juan. La palabra griega traducida denuedo es parresia, que en el griego clásico denotaba “libertad de palabra, claridad, sinceridad”. Abbott-Smith lo toman de esa manera, tanto allí como en 2 Corintios 3:12. En la Septuaginta, en Josefo y en otros lugares del Nuevo Testamento quiere decir “confianza” u “osadía”. Es posible que ese sea el énfasis principal en este pasaje. Sin embargo, el sentido clásico más temprano es favorecido por la declaración de que Pedro y Juan eran sin letras y del vulgo. El primer adjetivo, agramatos (sólo aquí en el N. T.), significa literalmente “sin letras”. A. T. Robertson considera que esto implica “sin el aprendizaje técnico de las escuelas rabínicas profesionales”. Esa es la opinión de la mayor parte de los comentaristas. Mientras que en los papiros contemporáneos la palabra es empleada para aludir a gente analfabeta, es decir, que no leen ni escriben, la declaración de que los líderes sabían que los apóstoles eran agrammatoi, sugiere que el término se refiere a “hombres carentes de enseñanza escolástica a rabínica”. F. F. Bruce dice: “El sentido de ‘sin letras’… probablemente no está implicado en este texto.”

El segundo adjetivo del vulgo es idiotes. En 1 Corintios 14:16 es “simple oyente” y en 1 Corintios 14:23–24 es traducido como “indoctos”. El otro lugar en el Nuevo Testamento donde ocurre es 2 Corintios 11:6, donde Pablo se refiere a sí mismo como hombre “tosco en palabra”—probablemente citando una burla de algunos sarcásticos “cristianos” corintios. Esto apunta en dirección de la connotación moderna del término “idiotas”. Pero (contra lo que piensa Matthew Henry) ese no es probablemente el significado en este lugar. La palabra viene del adjetivo idios “propio”. De manera que significa “una persona privada, en oposición al estado u oficial”. De ahí proviene el significado: “Uno sin conocimiento profesional, ignorante, sin instrucción, indocto.”106 Es evidente que ese es el sentido en este lugar, que es el que Tyndale le da en la primera versión inglesa del Nuevo Testamento (1525), “persona laica”. Un poco después, la Biblia de Cranmer la tradujo un poco mejor, “hombres laicos”, que encaja bien con el contexto aquí.

Los líderes se maravillaban de que legos sin instrucción teológica pudiesen hablar con esa libertad y sinceridad. Y les reconocían, que habían estado con Jesús. La totalidad del incidente refleja la reacción de los líderes judíos en tiempo anterior cuando exclamaban acerca de su Maestro: “¿Cómo sabe éste letras, (grammata) sin haber estudiado?” (Jn. 7:15). Esto no significa que jamás hubiera aprendido a leer y escribir, pero El no había sido educado en escuelas teológicas como Pablo.

Los miembros del Sanedrín no podían negar el divino poder y autoridad de los apóstoles, porque allí estaba en pie con ellos (14) la evidencia en la persona que había sido sanada.
Confusos y frustrados, los miembros del concilio ordenaron a los apóstoles que salieran, para que ellos pudieran conferenciar en cuanto a la actitud que debían tomar con ellos (15). Los líderes judíos no podían negar la señal manifiesta—literalmente “señal conocida”—porque todo Jerusalén lo sabía (16). Pero para evitar que el asunto se divulgase más, pensaron que debían amenazarlos directamente—el mejor texto griego dice simplemente—amenacémosles—para que los apóstoles no hablasen más en este nombre (17). De modo que hicieron regresar a los prisioneros y les ordenaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen, en el nombre de Jesús (18).

Con sabiduría divina y plena franqueza, Pedro y Juan les preguntaron a los líderes judíos si era correcto obedecer a Dios o al Sanedrín (19). Esto puso a los jueces en un lugar difícil. Era claro que sólo había una respuesta. Entonces los dos discípulos hicieron una emocionante declaración: No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído (20). Es el testimonio de cada uno que ha encontrado realidad en Jesucristo.

Ellos entonces les amenazaron y soltaron (21) es una sola palabra en griego, un verbo compuesto que aparece aquí solamente en el Nuevo Testamento. El pensamiento es que les agregaron más amenazas a las ya dadas. La amenaza es la manera en que algunas personas resuelven un argumento cuando no han podido dar respuestas razonables. Pero, por causa del entusiasmo de la gente a favor del movimiento (2:41; 4:4) los líderes judíos no se atrevieron a castigar a los apóstoles. Porque todos glorificaban a Dios es una expresión típica de Lucas, encontrada a menudo en su evangelio y en Los Hechos.


Como médico Lucas recuerda el hecho de que el hombre que había estado enfermo tenía más de cuarenta años de edad (22). Esto fue lo que hizo que este milagro (gr., “señal”) resultara más sorprendente. Habría sido de esperarse que un hombre cojo de nacimiento sería un caso absolutamente imposible después de 40 años. Pero el poder de Dios no tiene límites. El también puede salvar a un pecador que ha sido encadenado en la profundidad de la depravación durante 40 años, aunque los sociólogos puedan despacharle como un caso sin esperanzas.

LA NOTICIA ALARMANTE Y YA AVISADA

Noticias Cristianas

Los extremistas prohíben hablar de Cristo y amenazan con cortar en pedazos a los cristianos
Los extremistas prohíben hablar de Cristo y amenazan con cortar en pedazos a los cristianos
Cientos de cristianos han sido amenazados por extremistas hindúes que pretenden cortar en pedazos a todos lo miembros de las iglesias evangélicas y a todo el que predique de Jesucristo. La comunidad evangélica en la India ha manifestado que la persecución y el ataque hacia los cristianos se ha intensificado y esta vez la violencia es a niveles extremos.
Según el Star Morning News, 10 familias cristianas huyeron de Rajastán, ubicado el noroeste de India, al ser hostigados y asechados por estos grupos terroristas. El Pastor Malkeet Singh declaró que desde el pasado mes de junio estos grupos extremistas vigilan que nadie se reúna para orar o adorar a Dios, y las amenazas de muerte son constantes;  niños y adultos son intimidados, llevan meses sin poder reunirse.
El secretario regional del Grupo Amigos de Oración Misionera (FMBP) Rajamman Johnson, afirmó que más de 5000 personas se reunieron frente a la casa del pastor Singh junto a una estatua de un dios hindú y lo obligaban a que el y su familia proclamara y firmara en un papel que honrarían el hinduismos y sus dioses.

El Rev. Singh estuvo escondido por varios meses hasta que los extremistas lo encontraron y aunque le realizaron un ritual de re-conversión al hinduismo aun permanecen las amenazas para el y su familia si descubren que predican de Cristo.
Este grupo terrorista afirma que pertenecen a las autoridades del estado y que pueden hacer lo que quieran y la policía y el jefe de las aldeas alimentan sus acciones asesinas en contra de los cristianos. Anil Masih un líder cristiano asevero que miles de familias han dejado de realizar reuniones de adoracion a Dios por temor a que sus hijos y sus propias vidas corran peligro.
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No hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos... en ningún otro hay salvación...en el nombre de Jesucristo de Nazaret

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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Estudiemos Hechos de los apóstoles para enseñar a los pequeños espirituales
HECHOS 4: 5- 12
Pedro y Juan ante el Sanedrín

5 Al día siguiente, aconteció que se reunieron en Jerusalén los gobernantes de ellos, los ancianos y los escribas; 6 y estaban el sumo sacerdote Anás, Caifás, Juan, Alejandro y todos los del linaje del sumo sacerdote. 7 Y poniéndolos en medio, les interrogaron: 
—¿Con qué poder, o en qué nombre habéis hecho vosotros esto? 
8 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: 
—Gobernantes del pueblo y ancianos:  9 Si hoy somos investigados acerca del bien hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste ha sido sanado, 10 sea conocido a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel, que ha sido en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos. Por Jesús este hombre está de pie sano en vuestra presencia. 

11 El es la piedra rechazada por vosotros los edificadores, la cual ha llegado a ser cabeza del ángulo.  

12 Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. 

De todas las instituciones antiguas, pocas despiertan más interés que el sanedrín. Según la tradición tuvo su origen en los días de Moisés (Ex. 18:24–26; Nm. 11:16–24) y continuó durante el tiempo de los reyes (Jer. 26:8; Ez. 8:11). Leemos del funcionamiento de este foro religioso en los Evangelios, y se lo denomina concilio (ej. Mt. 5:22; 26:59). Había dos clases de concilios. El superior o supremo compuesto por setenta miembros y un presidente; y el menor o pequeño, compuesto por veintitrés miembros nombrados por el anterior. Por razones religiosas, por mucho tiempo tuvo capacidad de mantener leyes severas (Dt. 17:12–13), pero durante el Imperio Romano la sentencia de muerte tenía que ser ratificada por el procurador.

En el caso del incidente que estudiamos, se reunió el tribunal supremo presidido por el sumo sacerdote. El origen de los otros miembros mencionados es incierto. Aunque según Josefo, Alejandro era hermano del historiador Filón (Ant. XVIII, VIII:1) y Juan era un rabino de la escuela de pensamiento de Hillel que posteriormente llegó a ser presidente del concilio.

Aunque los apóstoles estaban presos, la reunión de todas esas figuras con posibles asesores técnicos nos muestra la profundidad del peligro que avizoraban y el miedo que tenían. Veían venir una gran tormenta y no sabían cómo manejar el tema por la presión popular y la capacidad espiritual de los hombres de Dios.

  a.      La pregunta obligada: “¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?”

El sanedrín se reunía en semicírculo, de modo que los pusieron “en medio”. Seguramente todos miraban a los apóstoles buscando asustarlos, porque siendo la autoridad religiosa máxima en Israel, no habían sido consultados. La palabra “potestad” es aquí dynamis, traducida en otras partes como poder, y el “nombre” es el equivalente a autoridad.
Demandaban ser informados sobre el origen del poder y de la autoridad para ponerlo en acción. Aunque saben cómo ha ocurrido el milagro, en lugar de admitirlo buscan hallar algo “válido” para declararlo un fraude (comp. Mt. 12:24, 31, 32).

  b.      La respuesta de poder: “en el nombre de Jesucristo de Nazaret”.

Lucas señala que Pedro recibió una unción fresca del Espíritu para llenarlo de poder e inspiración (4:8; comp. 13:9). Aunque el Espíritu permanece en el cristiano desde su conversión (Ef. 1:13; Ro. 8:9–11), en ciertos momentos especiales de decisión o prueba Dios provee el suministro necesario para esa circunstancia (Gá. 3:5; Fil. 1:19). Así ocurrió en el caso que estudiamos. La desazón de los gobernantes se acrecienta al recibir una respuesta que podríamos considerar así:

      (1)      La actividad del Señor Jesucristo. Aunque había muerto por el anticipado consejo de Dios como ya lo hemos estudiado, los instrumentos del rechazo fueron los responsables de la ejecución (2:36). Observemos que es la tercera vez que Pedro repite la frase “vosotros crucificasteis” (2:23–24; 3:15). Ellos habían sido los canales para que Dios mostrase su voluntad, su gracia y su poder al resucitarlo de los muertos. Por ese hecho tan trascendente el “nombre” de Jesús pasó a estar sobre toda autoridad (4:7, 10, 12, 17, 18, 30; 5:28, 40, 41; 8:12; 9:27, 29) con legítimas credenciales que nadie puede discutir, y es el nombre ante quien toda rodilla se habrá de doblar (Fil. 2:7–9).

      (2)      La posición del Señor Jesucristo. Pedro cita a continuación un texto clave del Salmo 118 ya referido con anterioridad por el mismo Señor Jesús (Mr. 12:10). Lo hace para certificar que lo sucedido está de acuerdo a la Escritura (Mt. 21:42; 1 P. 2:4–8).
La “piedra angular” colocada en la cúspide del edificio que sirve para unirlo, es una expresión proverbial en la Escritura que tiene probablemente varias aplicaciones. Por haber sido cuidadosamente elegido para dar forma al propósito de Dios (comp. Zac. 4:7) formaba el edificio pero no era una piedra más de él, porque venía de Dios. Los judíos lo habían desechado (comp. 1 S. 8:7) porque no compaginaba la “construcción” que ellos levantaban. Para ellos Jesús es un apóstata que va en contra de los intereses del pueblo, pero para Dios es el Mesías.

      (3)      La singularidad de Jesucristo. Pedro ingresa en el tema central. Con el paralítico sanado delante y sin ninguna acusación del concilio, comienza a explicar por qué Jesucristo es una figura excepcional. Unos tres meses atrás en ese mismo lugar y prácticamente delante de las mismas personas Pedro había protagonizado su negación. Había dicho que no conocía al Señor, jurando delante del pontífice estar desvinculado de él. Pero ahora Dios le permite borrar esa triste imagen del pasado. Comienza la predicación y los miembros del sanedrín (incluidos los teólogos) están espantados escuchando uno de los discursos más penetrantes del NT.

  c.      La fuente de la salvación completa

Si lo que dijo nos sorprende a nosotros, podemos imaginar las caras de los religiosos y el silencio de la escena cuando Pedro comienza a:

      (1)      Destruir la objeción. Los judíos habían obrado con odio. El estado de ánimo no les permite pensar en lo ocurrido, pero Pedro los desafía, enjuiciándolos por haber crucificado a la persona aprobada por Dios. La resurrección es una prueba que no admite más discusión.

      (2)      Explicar la verdad. Podemos decir que somos salvos por alguien conocido y viviente. Es una persona que los hebreos del AT conocían por figuras o metáforas. Leemos de la “simiente de la mujer”, de Silo, de la raíz de Isaí, de Renuevo y decenas de nombres, pero ahora sabemos que es Jesús. En consecuencia, “en ningún otro hay salvación” (v. 12; Ro. 10:13; 1 Jn. 2:2). Es una salvación profetizada (Is. 45:22), única y completa (Is. 1:18; 55:1). Solamente en Cristo Dios encontró satisfacción.

      (3)      Reiterar definitivamente el principio salvador. El término griego stria (salvación)—que los judíos aplicaban principalmente a las condiciones de vida, salud física o persecución de los enemigos, pensando en la calidad de vida como nación—cobró una nueva dimensión. Pedro les muestra que el mayor peligro está en tener una mala relación con Dios. Lo que simboliza el día de la expiación, ya estaba consumado. Ellos conocían la ceremonia, pero Pedro había experimentado la explicación en él mismo. Conocían los sacrificios y la calidad de los animales para el holocausto, pero él había visto al Cordero de Dios y sabía qué otras dimensiones Dios tenía previstas para la salvación.

El énfasis profético sobre la transformación interior demostraba la necesidad de cambio (Lc. 4:18; 7:50; 9:56), que ahora era posible en Cristo (Is. 65:17; Jer. 31:33, 34). El sanedrín sabe todo esto pero no quieren a Jesucristo y lo rechaza de corazón, pero la afirmación quedó como una lápida sobre los corazones: “En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (v. 12).



(CNN) — Horas después de que un tribunal sudanés condenara a muerte a su esposa embarazada luego que ella se negara a retractarse de su fe cristiana, su marido le dijo a CNN que se siente impotente.
"Estoy tan frustrado. No sé qué hacer", dijo Daniel Wani a CNN este jueves. "Solo estoy rezando".
Su esposa, Meriam Yehya Ibrahim, de 27 años, fue declarada culpable por un tribunal de Jartum esta semana por apostasía, o la renuncia a la fe.
Ibrahim es cristiana, dijo su esposo. Pero el tribunal considera que ella es musulmana.
Una variedad de factores: el sistema legal de Sudán, las diferencias entre su constitución y la Sharia (ley islámica) en que se basa la sentencia del tribunal, así como su embarazo garantizan que no habrá ejecución de inmediato.
Incluso si la sentencia se mantiene, la Sharia practicada en Sudán prohíbe llevar a cabo la ejecución de una mujer embarazada hasta dos años después de que dé a luz.
El abogado de Ibrahim, Mohamed Jar Elnabi, informó que el caso inició después de el hermano de la ahora acusada levantó una queja, argumentando que había desaparecido por muchos años y que su familia se encontraba sorprendida de haberla encontrado casada con un hombre cristiano.
Elnabi señaló a CNN este viernes que planea apelar la sentencia de la corte este domingo, eso iniciará un proceso legal en el que el caso puede alcanzar la Suprema Corte de Sudán y la Corte Constitucional, la más alta de la nación.
Según Amnistía Internacional la mujer también fue condenada a 100 azotes por adulterio, debido a que su matrimonio con un hombre cristiano es considerado nulo bajo la ley musulmana.
"El hecho de que una mujer pueda ser condenada a muerte por su elección religiosa, y a ser azotada por casarse con un hombre supuestamente de otra religión es abominable ni siquiera debería ser considerado", dijo en una declaración Manar Idriss, investigador en Sudán de Amnistía Internacional.
Ibrahim tiene 8 meses de embarazo y actualmente se encuentra en custodia con su hijo de 20 meses de edad, según Amnistía Internacional, organización que la considera una prisionera de consciencia.
"Ella es muy fuerte y muy firme. Tiene muy claro que ella es cristiana y que ella va a salir un día", dijo el abogado Mohamed Jar Elnabi a CNN.
Ibrahim nació de un padre sudanés musulmán y una madre etíope ortodoxa. Su padre se fue de casa cuando ella tenía seis años, e Ibrahim fue criada por su madre en el cristianismo.
Sin embargo, como su padre era musulmán, los tribunales consideraron que Ibrahim también lo era, lo que significaría que su matrimonio con un hombre que no es musulmán es nulo.
El tribunal, que la declaró culpable a principios de esta semana, le dio hasta el jueves para retractarse de su fe cristiana, algo que ella se negó a hacer, según su abogado.
Durante la audiencia de sentencia de este jueves, un jeque dijo al tribunal "qué peligroso es un crimen como éste para el Islam y la comunidad islámica", dijo Elnabi.
Ibrahim respondió: "Yo soy cristiana y voy a seguir siendo una cristiana". 
El abogado de Ibrahim argumenta que la constitución de Sudán permite la conversión religiosa sin restricción, sin embargo, el país tiene una historia de discriminación religiosa que impone la ley Sharia a musulmanes y no musulmanes, asimismo castiga actos de “indecencia” e “inmoralidad” con flagelación y amputaciones.
Una familia dividida 
El fallo del tribunal deja una familia dividida, con Ibrahim tras las rejas y su marido luchando por sobrevivir, dijo Elnabi.
Wani usa su silla de ruedas y "depende totalmente de ella por todos los detalles de su vida", señaló. "Él no puede vivir sin ella".
El hijo de la pareja está teniendo un momento difícil en la cárcel.
"Él está muy afectado por estar encerrado en una prisión de una edad tan temprana", dijo Elnabi. "Él siempre está enfermando debido a la falta de higiene y los insectos".
Ibrahim está teniendo un embarazo difícil, dijo el abogado, pues se le negó una solicitud para enviarla a un hospital privado debido a las medidas de seguridad.
El miércoles, después de horas hábiles, se intentó, sin éxito, contactar al ministro de Justicia y al ministro de Relaciones Exteriores en Sudán.
Las embajadas extranjeras en Jartum están instando al gobierno a que dé marcha atrás.
"Hacemos un llamado al gobierno de Sudán a respetar el derecho de libertad de credo, incluyendo el derecho que una persona tiene de convertirse a otra fe o creencias, un derecho que está consagrado en la ley internacional de derechos humanos, así como en la propia constitución interna de Sudán de 2005", indicaron en una declaración las embajadas de EU, Reino Unido, Canadá y los Países Bajos.
"También instamos a las autoridades legales sudanesas a abordar el caso de la señora Meriam con justicia y compasión, lo cual concuerda con los valores de los sudaneses".


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...Resentidos de que enseñasen al pueblo y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. Les echaron mano y los pusieron en la cárcel

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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Información 


Abramos La Palabra y Estudiémosla para enseñar
Hechos 4: 1-4
Pedro y Juan son encarcelados
4 Mientras ellos estaban hablando al pueblo, llegaron los sacerdotes, el capitán de la guardia del templo y los saduceos, 2 resentidos de que enseñasen al pueblo y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. 
3 Les echaron mano y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque ya era tarde. 4 Pero muchos de los que habían oído la palabra creyeron, y el número de los hombres llegó a ser como cinco mil. 



 Pedro y Juan encarcelados
Hechos 4:1-4
En el libro de Los Hechos se presentan varias persecuciones de los cristianos, y es importante notar que cada grupo perseguidor poseía sus propios motivos para resistir el evangelio. Los saduceos, los fariseos, los herodianos y varios grupos paganos se oponían al movimiento cristiano, cada uno por diferentes razones. Más adelante de nuevo volveremos a considerar estos grupos dentro de su propio contexto.

Se nota que la primera persecución del movimiento cristiano fue iniciada por los saduceos y no de parte de un grupo gentil ni por el gobierno romano. Los primeros impedimentos o barreras en contra de la misión de la iglesia primitiva eran de origen religioso interno y no de fuera. Los saduceos constituían una minoría, sin embargo eran una aristocracia rica y de gran influencia tanto en el templo como en el gobierno. 

El milagro los molestó mucho por varias razones: en primer lugar, los saduceos resentían que los discípulos estaban enseñando como si fueran rabíes; en segundo lugar, no creían en la resurrección, que era uno de los énfasis en el mensaje de Pedro; en tercer lugar, y probablemente la causa principal de su intervención, trataban de mantener relaciones amistosas con los romanos para poder conservar sus riquezas, comodidad, prestigio y poder. 

El concepto de la resurrección significaba más para los judíos del primer siglo que para los cristianos de hoy. Para los judíos de aquel entonces significaba una catástrofe inminente y mundial, en la cual serían destruidos los poderes aquí en este mundo y el establecimiento milagroso de un nuevo orden.

Entonces, por eso, la palabra resurrección sugería revolución a los que favorecían el orden romano. Los saduceos no deseaban en absoluto que se perturbara el orden ya establecido. El gobierno romano era muy tolerante, pero actuaba sin misericordia ante los desórdenes públicos. 

Los saduceos concluyeron que si se permitía seguir adelante a los discípulos sin estorbarlos, habría caos y tumultos en la calle, con resultados desastrosos para su grupo. Por eso, decidieron terminar con esta propaganda inflamatoria antes de que creciera; y fue por esto que se arrestó tan rápidamente a Pedro y Juan. Este es uno de los grandes ejemplos de cómo un grupo de hombres, para mantener sus intereses creados, puede negarse a escuchar la verdad o a dejar que otros la escuchen.

En su primer sermón, en el día de Pentecostés, Pedro acusó a los judíos de haber matado a Jesús y declaró que Este había resucitado (2:23–24). Milagrosamente, quizá por el resultado de la respuesta a su sermón: 3.000 conversiones, Pedro escapó de la persecución. Pero cuando sanó a un lisiado bien conocido, y cuando en su segundo sermón denunció a los judíos por el asesinato del Mesías aún con más énfasis, éstos decidieron que era demasiado. Se desató la primera persecución. Pedro y Juan fueron arrestados y encarcelados.

Los oficiales se allegaron a Pedro mientras predicaba. El griego dice “mientras ellos predicaban”. En Hechos leemos varias veces de un predicador que se ve interrumpido (cf. 7:54; 10:44; 17:32; 22:22).

Vinieron sobre ellos los sacerdotes con el jefe de la guardia del templo—“El comando de la guardia del templo” (Weymouth)—y los saduceos (1). Todos pertenecían al partido saduceo. Generalmente los sacerdotes eran reconocidos como saduceos. El jefe de la guardia del templo era un sacerdote. Schuerer escribe: “A este funcionario le estaba confiada la tarea de la superintendencia de arreglos para preservar el orden dentro del templo y en sus alrededores.” Ocupaba el “segundo puesto sólo después del sumo sacerdote”.

Los saduceos son mencionados sólo 14 veces en el Nuevo Testamento—7 veces en Mateo, 1 en Marcos, otra en Lucas y 5 ocasiones en Los Hechos. A los fariseos se les menciona en 100 circunstancias—90 en los evangelios, 9 en Los Hechos y una vez en Filipenses 3:5.

Resentidos (2) sería traducido con más exactitud “exasperados” (NEB), “sumamente perturbados” (NASB). El verbo griego (usado solamente aquí y en 16:18) significa “abrumado, indignado”. Moulton y Milligan traducen de un papiro “fuera de sí”.

Lo que ocasionó la violencia de los saduceos era que los apóstoles estaban enseñando y “proclamando” (o mejor que anunciasen) en Jesús—literalmente “en el caso de Jesús” (Weymouth)—la resurrección de entre los muertos. Es decir, en caso que la resurrección de Jesús hubiera sucedido.

Leemos en los evangelios que los fariseos eran los principales opositores de Cristo. Pero cuando El limpió el templo, suscitó la ira de los saduceos por ser una amenaza a sus prestigios y a sus bolsillos. Desde entonces se transformaron en los principales instigadores de su muerte (véanse los comentarios sobre Mt. 21:15).

Ahora había un segundo factor que aclara por qué los saduceos tomaron la delantera en la persecución de los apóstoles. Ese grupo particularmente era el que negaba la enseñanza de la resurrección (cf. 23:8). Permitir que los discípulos proclamaran la doctrina de la resurrección de entre los muertos y comprobándola con el caso de la resurrección de Jesús, “los airó por completo” (Phillips).

De modo que arrestaron a Pedro y a Juan y los pusieron en la cárcel por la noche. Era demasiado tarde para hacer algo más ese día.

A pesar de la oposición de los saduceos, muchos de los que habían oído la palabra, creyeron (4). Es decir, que ellos aceptaban la verdad del mesianismo de Jesús y su resurrección.

Algunos han inferido de la declaración de la segunda mitad de este verso que en esa ocasión fueron añadidos más de 5:000 convertidos. Pero el griego no indica esto. Era literalmente es “llegaron a ser”. El número total de creyentes hasta ese punto llegó a 5:000 personas, lo que quiere decir que estaban incluidos los 3:000 convertidos en Pentecostés.

LO QUE ESTÁ PASANDO HOY


Qué es la persecución

Persecución es todo trato injusto sufrido por los cristianos como consecuencia de su fe. No se trata sólo de la violación del derecho a elegir su religión, sino de toda discriminación o trato vejatorio.
La persecución contra los cristianos existe alrededor de todo el mundo, pero Puertas Abiertas se centra en las situaciones más graves, ofreciendo apoyo moral y ayuda humanitaria a aquellos que viven indefensos en medio de un ambiente hostil y sin libertad.
Una característica de la persecución es que no surge por casualidad, sino que es premeditada y organizada. Otra característica es que tiene distintos niveles, que van desde la opresión hasta la violación de los derechos fundamentales, como negar el acceso a la educación y al trabajo. A largo plazo puede desembocar en una severa persecución, para terminar tratando a los cristianos como ciudadanos de segunda clase a quienes no se les respeta ni los derechos más básicos.

Los cristianos están entre los grupos religiosos más perseguidos del mundo

Más de 150 millones de cristianos sufren alguna discriminación o son víctimas de la violencia, ya sea a mano de miembros de otras religiones o bajo regímenes totalitarios.
Los más débiles son aquellos que no pueden hablar. .
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