miércoles, 23 de noviembre de 2011

La Amargura , Un Pecado que Contagia y Destruye


biblias y miles de comentarios
 
LA DEFINICION DE LA AMARGURA
En el griego del Nuevo Testamento, “amargura” proviene de una palabra que significa punzar. Su raíz hebrea agrega la idea de algo pesado. Finalmente, el uso en el griego clásico revela el concepto de algo fuerte. La amargura, entonces, es algo fuerte y pesado que punza hasta lo más profundo del corazón.
La amargura no tiene lugar automáticamente cuando alguien me ofende, sino que es una reacción no bíblica (es decir pecaminosa) a la ofensa o a una situación difícil y por lo general injusta. No importa si la ofensa fue intencional o no. Si el ofendido no arregla la situación con Dios, la amargura le inducirá a imaginar más ofensas de la misma persona. La amargura es una manera de responder que a la larga puede convertirse en norma de vida. Sus compañeros son la autocompasión, los sentimientos heridos, el enojo, el resentimiento, el rencor, la venganza, la envidia, la calumnia, los chismes, la paranoia, las maquinaciones vanas y el cinismo.
La amargura es resultado de sentimientos muy profundos, quizá los más profundos de la vida. La razón por la que es tan difícil de desarraigar es triple: En primer lugar, el ofendido considera que la ofensa es culpa de otra persona (y muchas veces es cierto) y razona: “El/ella debe venir a pedirme disculpas y arrepentirse ante Dios. Yo soy la víctima".
El cristiano se siente culpable cuando comete un pecado. Sin embargo, no nos sentimos culpables de pecado por habernos amargado cuando alguien peca contra nosotros, pues la percepción de ser víctima eclipsa cualquier sentimiento de culpa. Por lo tanto este pecado de amargura es muy fácil justificar.
En segundo lugar, casi nadie nos ayuda a quitar la amargura de nuestra vida. Por lo contrario, los amigos más íntimos afirman: “Tú tienes derecho… mira lo que te ha hecho", lo cual nos convence aun más de que estamos actuando correctamente.
Finalmente, si alguien cobra suficiente valor como para decirnos: “Amigo, estás amargado; eso es pecado contra Dios y debes arrepentirte", da la impresión de que al consejero le falta compasión (recuerde, que el ofendido piensa que es víctima). Me pasó recientemente en un diálogo con una mujer que nunca se ha podido recuperar de un gran mal cometido por su padre.1 Ella lleva más de 30 años cultivando una amargura que hoy ha florecido en todo un huerto. Cuando compasivamente (Gálatas 6:1) le mencioné que era hora de perdonar y olvidar lo que queda atrás (Filipenses 3:13), me acusó de no tener compasión. Peor todavía, más tarde descubrí que se quejó a otras personas, diciendo que como consejero carecía de “simpatía” y compasión.
Hasta es posible perder la amistad de la persona amargada por haberle aconsejado que quite la amargura de su vida (Efesios 4:31). El siguiente ejemplo ilustra cómo la amargura puede dividir a amigos y familiares. Florencia, una joven de 21 años, pertenece a una familia que durante años ha sufrido una contienda familiar. Ella es la única que no desea culpar a los demás ni demostrar que tiene razón sino que anhela ver reconciliación. La pelea comenzó poco después del nacimiento de Florencia, sobre lo que al principio fue algo insignificante. Veinte años más tarde, alimentada por imaginaciones vanas, rencor y paranoia, existe una gran brecha entre dos grupos de la familia. A pesar de que casi todos son cristianos, la lucha es más fuerte que nunca. Florencia, tomando en serio lo que dice la palabra de Dios sobre la amargura, con toda el alma quiere que la familia se reconcilie. Se siente impotente, sin embargo, porque está bajo la amenaza de no poder volver a casa de sus padres si pisa la propiedad de su hermana y su cuñado.
Finalmente, el lector notará una característica interesante en casi todos los ejemplos de este libro: por regla general nos amargamos con las personas más cercanas a nosotros.
LAS CONSECUENCIAS DE LA AMARGURA
Para motivar a una persona a cumplir con el mandamiento bíblico “despréndanse de toda amargura…” (Efesios 4:31 NVI), veamos las múltiples consecuencias (todas negativas) de este pecado.
1) El espíritu amargo impide que la persona entienda los verdaderos propósitos de Dios en determinada situación. Job no tenía la menor idea de que, por medio de su sufrimiento, el carácter de Dios estaba siendo vindicado ante Satanás. Somos muy cortos de vista.
2) El espíritu amargo contamina a otros. En uno de los pasajes más penetrantes de la Biblia, el autor de Hebreos exhorta: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (12:15). La amargura nunca se queda sola en casa; siempre busca amigos. Por eso es el pecado más contagioso. Si no la detenemos puede llegar a contaminar a toda una congregación, o a toda una familia.
Durante la celebración de la pascua, los israelitas comían hierbas amargas. Cuando un huerto era invadido por estas hierbas amargas, no se lo podía limpiar simplemente cortando la parte superior de las plantas. Cada pedazo de raíz debía extraerse por completo, ya que de cada pequeña raíz aparecerían nuevos brotes. El hecho de que las raíces no se vean no significa que no existan. Allí bajo tierra germinan, se nutren, crecen, y los brotes salen a la superficie y no en un solo lugar sino en muchos. Algunas raíces silvestres son casi imposibles de controlar si al principio uno no las corta por lo sano. El escritor de Hebreos advierte que la amargura puede quedar bajo la superficie, alimentándose y multiplicándose, pero saldrá a la luz cuando uno menos lo espera.
Aun cuando la persona ofendida y amargada enfrente su pecado de la manera prescrita por Dios,2 no necesariamente termina el problema de la contaminación. Los compañeros han tomado sobre sí la ofensa y posiblemente se irriten con su amigo cuando ya no esté amargado.
Hace poco un médico muy respetado y supuestamente cristiano había abandonado a su esposa y a sus tres hijos, yéndose con una de las enfermeras del centro médico donde trabajaba. Después de la sacudida inicial, entró en toda la familia la realización de que el hombre no iba a volver. Puesto que era una familia muy unida, se enojaron juntos, se entristecieron juntos, sufrieron juntos y planearon la venganza juntos, hasta que sucedió algo sorprendente: la esposa, Silvia, perdonó de corazón a su (ahora) ex esposo y buscó el consuelo del Señor. Ella todavía tiene momentos de tristeza y de soledad, pero por la gracia de Dios no está amargada. Sin embargo, los demás familiares siguen amargados y hasta molestos con Silvia porque ella no guarda rencor.3
3) El espíritu de amargura hace que la persona pierda perspectiva. Nótese la condición del salmista cuando estaba amargado: “… entonces era yo torpe y sin entendimiento; era como una bestia delante de ti” (Salmo 73:21, 22 BLA). La persona amargada toma decisiones filtradas por su profunda amargura. Tales decisiones no provienen de Dios y generalmente son legalistas. Cuando la amargura echa raíces y se convierte en norma de vida, la persona ve, estima, evalúa, juzga y toma decisiones según su espíritu amargo.
Nótese lo que pasó con Job. En su amargura culpó a Dios de favorecer los designios de los impios (Job 10:3). Hasta lo encontramos a aborreciéndose a sí mismo (Job 9:21; 10:1).
En el afán de buscar alivio o venganza, quien está amargado invoca los nombres de otras personas y exagera o generaliza: “…todo el mundo está de acuerdo…” o bien “nadie quiere al pastor…” Las frases “todo el mundo” y “nadie” pertenecen al léxico de la amargura.
Cuando la amargura llega a ser norma de vida para una persona, ésta por lo general se vuelve paranoica e imagina que todos están en su contra. Un pastor en Brasil me confesó que tal paranoia tomó control de su vida, y empezó a defenderse mentalmente de adversarios imaginarios.
4) El espíritu amargo se disfraza como sabiduría o discernimiento. Es notable que Santiago emplea la palabra “sabiduría” en 3:14–154 al hablar de algunas de las actitudes más carnales de la Biblia. La amargura bien puede atraer a muchos seguidores. ¡Quién no desea escuchar un chisme candente acerca de otra persona!5 La causa que presentó Coré pareció justa a los oyentes, tanto que 250 príncipes renombrados de la congregación fueron engañados por sus palabras persuasivas.6 A pesar de que la Biblia aclara que el corazón de Coré estaba lleno de celos amargos, ni los más preparados lo notaron.
5) El espíritu amargo da lugar al diablo (Efesios 4:26). Una persona que se acuesta herida, se levanta enojada; se acuesta enojada, y se levanta resentida; se acuesta resentida, y se levanta amargada. El diablo está buscando a quien devorar (1ª Pedro 5:8). Pablo nos exhorta a perdonar “…para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11). Satanás emplea cualquier circunstancia para dividir el cuerpo de Cristo.7
6) El espíritu amargo puede causar problemas físicos. La amargura está ligada al resentimiento, término que porviene de dos palabras que significan “decir de nuevo". Cuando uno tiene un profundo resentimiento, no duerme bien o se despierta varias veces durante la noche, y vez tras vez en su mente repite la herida como una grabadora. Es un círculo vicioso de no dormir bien, no sentirse bien al siguiente día, no encontrar solución para el espíritu de amargura, no dormir bien, ir al médico, tomar pastillas, etc. Algunas personas terminan sufriendo una gran depresión; otros acaban con úlceras u otras enfermedades.
7) El espíritu amargo hace que algunos dejen de alcanzar la gracia de Dios (Hebreos 12:15). En el contexto de Hebreos, los lectores estaban a punto de volver al legalismo y a no valerse de la gracia de Dios para su salvación. La persona amargada sigue la misma ruta porque la amargura implica vivir con recursos propios y no con la gracia de Dios. Tan fuerte es el deseo de vengarse que no permite que Dios, por su maravillosa gracia, obre en la situación.
UN EXAMEN
"El corazón conoce la amargura de su alma"
(Proverbios 14:10).
Antes de exponer el antídoto bíblico para la amargura, tomemos un examen para averiguar si ha brotado raíz de amargura en la vida. Recomiendo que, en oración, el lector medite sobre cada pregunta.
1) ¿Existe una situación en su vida que aparece frecuentemente en la mente o le despierta durante la noche?
2) ¿Está maquinando maneras de vengarse si tan sólo tuviera oportunidad de hacerlo? Varias personas me han dicho que estas maquinaciones son, precisamente, lo que les privan del sueño.
3) ¿Recuerda hasta los más ínfimos detalles de un evento que sucedió hace tiempo? La amargura tiene una memoria de elefante, y recuerda hasta los detalles más oscuros de un incidente. Tiempo atrás dos vecinas nuestras, cristianas, tuvieron una fuerte riña en plena calle. Fue sorprendente que una de las contrincantes, sin sacar apuntes pero con lujo de detalles, nombró cada vez que su vecina le había pedido prestado algo durante los últimos cinco años. Después de haber sembrado resentimiento, éste brotó en amargura cuando se presentó el ambiente apropiado.
¿Por qué recordamos ese tipo de detalles con tanta facilidad? En primer lugar, porque tal como mencionamos en la sección I siempre recordamos las heridas y las ofensas. Pero la razón principal es que repasamos y repasamos los detalles.
Cuando yo era estudiante en la secundaria, un maestro nos enseñó cuál era, según él, la mejor manera de recordar el material del curso: repasar, repetir y repasar. ¡Si pudiéramos recordar los buenos momentos o aun los pasajes de la Biblia tanto como recordamos las ofensas!
4) ¿Se siente ofendido y, debido a que usted estima es víctima, está justificando el resentimiento? Aquí la frase clave es “pero yo tengo razón". No hay situación más difícil de solucionar que cuando la persona ofendida tiene razón.
Carlos, un brillante y joven empresario, ascendió rápidamente en la empresa y a los 36 años llegó a ser vicepresidente con miras a llegar aun más arriba. Aunque el mismo director y fundador de la organización lo había empleado, llegó a sentir que Carlos era una amenaza y buscó motivos para despedirlo. Este, un creyente en Cristo, ignoraba el complot que se gestaba en la oficina a sólo cinco metros de la suya. Finalmente, un viernes por la tarde el director comunicó a Carlos en palabras terminantes que no tenía que volver a trabajar el lunes. Cuando preguntó por qué, el director, también cristiano, presentó una serie de mentiras y medias verdades.
Carlos encontró otro empleo pero sigue amargado. Envenenó de amargura a su esposa (que, por supuesto, tomó sobre sí la ofensa y está más amargada que él) y a sus mejores amigos.
Ahora bien, Carlos tenía toda la razón. Cada vez que escucho la historia yo mismo me enojo, porque era y sigue siendo injusto.8 Admito que es difícil quitar la amargura de la vida de quien fue ofendido, herido, pisoteado, marginado, pasado por alto, o algo similar. Es difícil porque esa persona es víctima. Sin embargo, la Santa Palabra de Dios interviene con el mandamiento “quítense de vosotros toda amargura…” (Efesios 4:31).9
5) ¿Hay explosiones desmedidas en cuanto a incidentes que de otra manera tendrían menor importancia? Sucede a menudo en la vida matrimonial cuando uno de los cónyuges por algún motivo está amargado. Tal amargura se entremete en todas las contiendas con el cónyuge, y es como un volcán esperando el momento de erupción. Súbitamente y sin previo aviso, comienza a salir todo tipo de veneno antes escondido bajo la superficie. El cónyuge se sorprende por la reacción violenta y se pregunta cuál es la razón.10
6) ¿Le sucede que al leer la Biblia casi inconscientemente aplica la Escritura a otros en vez de a sí mismo? Muchas personas amargadas hallan en la Biblia enseñanzas que aplican a otros (en forma especial al ofensor).
Una de las pruebas de que yo me libré de la amargura fue que al leer el libro de Proverbios me encontré aplicando sus enseñanzas a mi propia vida en vez de a la vida de otros involucrados en el incidente en la iglesia.
7) Por lo general ¿usa usted expresiones que incluyen “ellos” o “todo el mundo” para apoyar sus argumentos? Durante el problema que experimentamos en nuestra iglesia entró en combate uno de los amigos más íntimos de la amargura: el chisme. La persona amargada piensa que tiene razón (y probablemente sea cierto), busca a otros, comparte su experiencia, fundamenta su actitud con exageraciones y generalizaciones refiriéndose a “todo el mundo". Para poder enterrar el problema en nuestra congregación, entre otras cosas tuvimos que disciplinar a una dama que cayó en el pecado de ser chismosa.
Enfrentada con los pecados de la amargura y el chisme, se justificó diciendo que “tenía razón", y junto con su esposo se fueron de la iglesia ofendidos.11
8) Cuando se refiere a su iglesia local, ¿habla de “ellos” o de “nosotros"? La persona amargada empieza a distanciarse de la congregación, cuando dice “ellos” al referirse a otros miembros de la iglesia.
MANERAS NO BIBLICAS DE TRATAR CON LA AMARGURA
"Quítense de vosotros toda amargura…"
(Efesios 4:31).
La amargura es uno de los pecados más comunes no solamente en el mundo sino también entre el pueblo cristiano evangélico. Casi todos hemos sido ofendidos, y una u otra vez hemos llegado al punto de la amargura. Muchos no han podido superar una ofensa y han dejado crecer una raíz de amargura en su corazón. Debido a que es difícil (si no imposible) vivir amargado y en paz, el hombre maquina maneras para tratar de resolver su problema de amargura y así menguar el dolor, pero sin embargo la amargura queda intacta. Para poder extirpar de manera bíblica la amargura del corazón, es imperioso comprender y desenmascarar las varias formas mundanas de “solucionar” el problema, para que no quede otra alternativa que la bíblica.
1. Vengarse. La manera no bíblica más común es tomar venganza. Hace poco escuché una entrevista con un escritor de novelas policiales, quien comentó que sólo existen tres motivos para asesinar a una persona: amor, dinero, y venganza. En un país centroamericano asolado por la guerrilla, me comentaron que muchos se aprovechan de tales tiempos para vengarse y echar la culpa a los guerrilleros. Con razón Pablo exhorta: “…no os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” (Romanos 12:19).
A pesar de las circunstancias, la Biblia sostiene que jamás es voluntad de Dios que nos venguemos nosotros mismos.
Julia y Roberto son hermanos; ambos están casados y tienen 4 y 3 hijos respectivamente. Cuando vivían en la casa paterna sufrían con un padre borracho y perverso. No sólo los trató con violencia y con las palabras más degradantes, sino que también se aprovechó sexualmente de sus hijos. Pasaron los años y Roberto –ya adulto, herido, con muchos malos recuerdos y profundamente amargado– odia a su padre. ¿Quién lo puede culpar por sentirse profundamente herido? Otra vez podemos decir que “tiene razón". No es cuestión de minimizar el pecado de la otra persona ni el daño o la herida, sino es cuestión de qué hacer ahora, y magnificar la gracia de Dios.
Buscando alivio, Roberto, acudió a un psicólogo no cristiano que le ayudó a descubrir la profundidad de su odio y amargura, y sugirió como solución la venganza. Durante los últimos años Roberto ha estado llevando a cabo el dictamen. Principió con llamadas telefónicas insultando a su padre con las mismas palabras degradantes que éste había empleado. Cuando las llamadas dejaron de tener el efecto deseado, empezó a sembrar veneno en su hermana Julia y los demás familiares para que hicieran lo mismo. No es de extrañar que cada reunión familiar termine en un espectáculo como la lucha libre. Hoy día Roberto es un hombre amargado y cada día más infeliz.
Por su parte Julia –adulta y también herida, y con muchos malos recuerdos pero sin amargura– ama a su padre. Es cristiana, esposa de un pastor, y optó por perdonar a su padre e intentar ganarlo para Cristo. Dos personas de la misma familia y que experimentaron las mismas circunstancias, eligieron dos caminos distintos: uno la venganza y la otra el perdón.
Cuando intento vengarme por mi propia cuenta…
a) Me pongo en el lugar de Dios. De acuerdo a la Biblia la venganza pertenece a Dios.12 Entonces, la venganza es el pecado de usurpar un derecho que sólo le pertenece a El. Querer vengarnos por nosotros mismos es asumir una actitud de orgullo, el mismo pecado que causó la caída de Lucero (Isaías 14:13, 14). Por lo tanto, al tratar de vengarnos (aunque tan sólo en nuestra mente), estamos pisando terreno peligroso.
Por otra parte, la ira de Dios siempre es ira santa. Dios no obrará hasta tanto yo deje la situación en sus manos. No puedo esperar de mi parte la solución que solamente el Dios soberano puede llevar a cabo.
b) La venganza siempre complica la situación. Mi propia venganza provoca más problemas, más enojo, envenena a otros y deja mi conciencia contaminada.
c) Sobre todo, tomar venganza por nuestros medios es un pecado contra el Dios santo. Es una gran lección ver como el apóstol Pablo dejó lugar a la ira de Dios cuando dijo: “Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos” (2 Timoteo 4:14).
2. Minimizar el pecado de la amargura. Minimizo un pecado cuando por algún motivo puedo justificarlo. Existen, por lo menos, tres maneras de minimizar el pecado de la amargura:
a) Llamarlo por otro nombre, alegando que es una debilidad, una enfermedad o desequilibrio químico, enojo santo, o sencillamente afirmando que “todo el mundo lo está haciendo". Hay quienes dicen ser muy sensibles y como resultado están resentidos pero no amargados. ¡Cuidado! Existe una relación muy íntima entre los sentimientos heridos y la amargura.13
b) Disculparse por las circunstancias y así justificar la amargura. “En estas circunstancias Dios no me condenaría por guardar rencor en mi corazón.” Básicamente, lo que estamos diciendo es que hay ocasiones cuando los recursos espirituales no sirven, y nos vemos obligados a pecar. Juan dice a tales personas: “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a El mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1ª Juan 1:10).
c) Culpar al otro. Esta es, sin duda, la manera más frecuente de eludir la responsabilidad bíblica de admitir que la amargura es pecado.14 Cuando de amargura se trata, el ser humano generalmente culpa a la persona que le ofendió. En casos extremos algunos se resienten contra Dios. “No sé porque Dios me hizo así…” “¿Dónde estaba Dios cuando me sucedió esto?"15
3. Desahogarse. Ultimamente se ha popularizado la idea de que “desahogarse” sanará la herida. Ahora bien, es cierto que desahogarse tal vez ayuda a que la persona sobrellevar el peso que lleva encima (Gálatas 6:2). Sin embargo, es factible que (a) termine esparciendo la amargura y como resultado contamine a muchos; (b) le lleve a minimizar el pecado de la amargura porque la persona en quien se descarga contesta: “Tú tienes derecho"; (c) no considere la amargura como pecado contra Dios.
4. Una disculpa de parte del ofensor. Muchos piensan que el asunto termina cuando el ofensor pide disculpas a la persona ofendida. De acuerdo a la Biblia efectivamente esto forma parte de la solución porque trae reconciliación entre dos personas (Mateo 5:23–25).16 Sin embargo, falta reconocer que la amargura es un pecado contra Dios. Sólo la sangre de Cristo, no una disculpa, limpia de pecado (1ª Juan 1:7). La solución radica tanto en la relación horizontal (con otro ser humano) como en la vertical (con Dios).
5. Perdonar a Dios. Después de presentar estos principios en una iglesia, de dos fuentes diferentes escuché que la solución para la amargura era “perdonar a Dios". Cuando una persona no está conforme con su apariencia física o con un suceso que dejó cicatrices emocionales o físicas en su vida, se le aconseja que perdone a Dios por haber permitido que sucediera.
En Rut 1:13 Noemí estaba amargada contra Dios y hasta explicó a sus dos nueras que tenía derecho a estar más amargada que ellas porque se habían muerto su esposo y sus dos hijos. Es la clase de situación donde hoy día se aconsejaría perdonar a Dios por haberlo permitido.
Estoy convencido de que hablar de “perdonar a Dios” es blasfemia. Dios es bueno (Salmo 103); Dios es amor (1ª Juan 4:8); Dios está lleno de bondad (Marcos 10:18); Dios es esperanza (Romanos 15:13); Dios es santo (Isaías 6:3); Dios es perfecto (Deuteronomio 32:4; Hebreos 6:18). Jamás habrá necesidad de perdonarlo.
Este concepto de perdonar a Dios es uno de los intentos del ser humano de crear a Dios a imagen del hombre. Demuestra una total ignorancia e incomprensión de que Dios en su amor tiene múltiples propósitos y lleva a cabo tales propósitos por medio de las experiencias que atravesamos. ¡Sí pudiéramos aprender la realidad: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2ª Corintios 12:9)!
LA SOLUCION DIVINA PARA LA AMARGURA
Hace tiempo una mujer de 43 años vino a consultarnos. Hacía 23 años que estaba en tratamiento médico y siquiátrico por su depresión. Era una triste historia que cada vez escuchamos con más frecuencia. El padre de esta mujer se había aprovechado de ella desde los 5 hasta los 14 años de edad. Tiempo después ella recibió al Señor como Salvador de su vida, lo cual trajo alivio al comienzo, pero meses después volvió a caer en un estado depresivo. Vino a verme como un último recurso. "Desempacamos” el problema y descubrimos varios asuntos que solucionar, entre ellos como era lógico, un profundo resentimiento hacia su padre.
¿Cuál fue la ayuda para esta pobre mujer y para los miles que cuentan con experiencias similares?
Si hasta el momento usted no ha tenido que luchar con la amargura, tarde o temprano le acontecerá algo que lo enfrentará cara a cara con la tentación de guardar rencor, de vengarse, de pasar chismes, de formar alianzas, de justificar su actitud porque tiene razón, etc. Como cristianos hemos de estar preparados espiritualmente. ¿Cómo hacerlo?
Establecer la santidad como meta en su vida. Como en todos los casos de pecado, más vale prevenir que tener que tratar con las consecuencias devastadoras que el pecado siempre deja como herencia. El escritor de Hebreos, dentro del contexto de la raíz de amargura, exhorta: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (12:14). La mejor manera de prevenir la amargura es seguir o buscar la paz y la santidad; asumir un compromiso con Dios para ser santo (puro) pase lo que pasare. Cuando sobrevienen situaciones que lastiman nuestros sentimientos, producen rencor y demás actitudes que forman el círculo íntimo de la amargura, debemos decir: “He hecho un pacto con Dios a fin de ser santo, como El es Santo. A pesar de que la otra persona tenga la culpa, entregaré la situación en manos de Dios, perdonaré al ofensor y buscaré la paz."
Nótese la diferencia entre la actitud de David y su ejército cuando volvieron de una batalla (1 Samuel 30). Encontraron la ciudad asolada y sus familias llevadas cautivas. En vez buscar el consuelo de Dios y por ende Su sabiduría, el pueblo se amargó y propuso apedrear a David. En contraste, la Biblia explica que "David se fortaleció en Jehová su Dios” (v. 6). En ningún momento es mi intención minimizar el daño causado por una ofensa o por el ultraje que experimentó David y su gente, sino que mi deseo es magnificar la gracia de Dios para consolar y ayudar a perdonar.
Consideremos ahora qué hacer cuando estamos amargados.
1) Ver la amargura como pecado contra Dios. En las próximas páginas explicaremos la importancia de perdonar al ofensor. Sin embargo, si yo estimara la amargura solamente como algo personal contra la persona que me engañó, me lastimó, me perjudicó con chismes o lo que fuere, sería fácil justificar mi rencor alegando que tengo razón pues el otro me hizo daño. Como ya mencionamos,es posible que no hay nada tan difícil de solucionar que la situación de la persona amargada que tiene razón para estarlo.
Cuando tengo amargura en mi corazón, con David tengo que confesar a Dios: “Contra ti, contra ti solo he pecado” (Salmo 51:4). En el momento en que percibo que (a pesar de las circunstancias) la amargura es un pecado contra Dios, debo confesarlo17 y la sangre de Cristo me lavará de todo pecado.18 Pablo instruye: “Quítense de vosotros toda amargura". La Biblia no otorga a nadie el derecho de amargarse.
Volvamos al Antiguo Testamento para entender el contexto de la raíz de amargura en Deuteronomio 29:18, donde el pecado principal es la idolatría. Eso es precisamente lo que pasa en el caso de la amargura. En vez de postrarse ante el Dios de la Biblia, buscando la solución divina, uno se postra ante sus propios recursos y su propia venganza. El ídolo es el propio “yo".
2) Perdonar al ofensor. En el mismo contexto donde Pablo nos exhorta a librarnos de toda amargura, nos explica cómo hacerlo: “…perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” (Efesios 4:31–32).19
En junio de 1972, por vez primera en mi vida tuve que enfrentarme con la amargura. Dos ladrones entraron en la oficina de mi padre y lo mataron a sangre fría, robando menos de 50 dólares. Ni siquiera tuve el consuelo de poder decir, “Bueno, papá está con el Señor", porque a pesar de ser una excelente persona, mi padre no tenía tiempo para Dios. ¿Cuáles eran mi opciones? ¿Hundirme en la amargura? ¿Buscar venganza? ¿Culpar a Dios? No, tenía un compromiso bíblico con Dios de buscar la santidad en todo. La respuesta inmediata era perdonar a los criminales y dejar la situación en manos de Dios y las autoridades civiles.
¿Tristeza? Sí. ¿Lágrimas? Muchas. ¿Dificultades después? En cantidad. ¿Consecuencias? Por supuesto. ¿Fue injusto? Indiscutiblemente. ¿Hubo otras personas amargadas? Toda mi familia. ¿Viví o vivo con raíz de amargura en mi corazón? Por la gracia de Dios, no.
a) El perdón trae beneficios porque quita el resentimiento. Uno de los muchos beneficios de no guardar rencor es poder tomar decisiones con cordura.
b) El perdón no es tolerar a la persona ni al pecado; no es fingir que la maldad no existe ni es intentar pasarla por alto. Tolerar es “consentir, aguantar, no prohibir” y lejos está de ser el perdón bíblico. Permitir es pasivo mientras perdonar es activo. Cuando la Biblia habla de perdón, en el griego original hallamos que esta palabra literalmente significa “mandarlo afuera". Activamente estoy enviando el rencor “afuera", es decir estoy poniendo toda mi ansiedad sobre Dios (1ª Pedro 5:7).
c) El perdón no es simplemente olvidar, ya que eso es prácticamente imposible. El resentimiento tiene una memoria como una grabadora, y aún mejor porque la grabadora repite lo que fue dicho, mientras que el resentimiento hace que con cada vuelta la pista se vuelva más profunda. La única manera de apagar la grabadora es perdonar.
Después de una conferencia, una dama me preguntó: “Si el incidente vuelve a mi mente una y otra vez, ¿quiere decir que no he perdonado?” Mi respuesta tomaba en cuenta tres factores:
(1) Es posible que ella tuviera razón. Recordamos que “engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso…” (Jeremías 17:9). El ser humano haría cualquier cosa para mitigar la vergüenza, y es lógico que permanezcan los fuertes sentimientos negativos asociados con una ofensa. Volvamos al caso de la mujer que durante 23 años había estado en tratamiento siquiátrico a causa del abuso de su padre. Después de aclarar lo que no es el perdón, y luego de hablar sobre los beneficios que el perdón produciría, le expliqué que de acuerdo a Marcos 11:2520 ella tenía que perdonar a su padre. Su respuesta inmediata fue: “Ya lo he hecho.” Pero era obvio que estaba llena de amargura y rencor. Mi siguiente pregunta fue: “¿Cuándo y cómo lo hizo?” Su contestación ilustra otra manera en que el ser humano evita asumir responsabilidad ante el Señor. Me dijo: “Muchas veces he pedido al Señor Jesús que perdonara a mi padre.” Es posible que la mujer aún no entendiera lo que Dios esperaba con respecto al perdón. O tal vez fuera su manera de no cumplir con una tarea difícil. Con paciencia volví a explicarle las cosas, y finalmente ella inclinó la cabeza y empezó a orar. Pronto vi lágrimas en sus ojos, y de corazón perdonó a su padre. Al día siguiente regresó para una consulta y se la veía con esperanza, con alivio y como una nueva persona.
(2) Hay quienes desean que recordemos incidentes dolorosos del pasado. En primer lugar está Satanás, que trabaja día y noche para dividir a los hermanos en Cristo (Apocalipsis 12:10; 1ª Timoteo 5:14). En segundo lugar, la vieja naturaleza saca a relucir el pasado. Los mexicanos emplean la frase “la cruda” al referirse a los efectos de la borrachera al día siguiente.21 En cierto modo es posible tener una “cruda espiritual” que precisa tiempo hasta no molestar más. Me refiero a ciertos hábitos, maneras de pensar que son difíciles de romper. Si uno en verdad ha perdonado, cada vez que el incidente viene a la memoria, en forma inmediata hay que recordar a Satanás y recordarse a sí mismo que la cuestión está en las manos de Dios y es un asunto terminado que sólo forma parte del recuerdo.
(3) Finalmente existe otra persona o grupo que no quiere que usted olvide el incidente: Aquellos que fueron contagiados por su amargura, aquellos a quienes usted mismo infectó y como resultado tomaron sobre sí la ofensa. Por lo general para ellos es más difícil perdonar porque recibieron la ofensa indirectamente. Por lo tanto, no se sorprenda cuando sus amigos a quienes usted contagió de amargura, se enojan con usted cuando, por la gracia de Dios, ha perdonado al ofensor y está libre de dicha amargura.
d) El perdón no absuelve al ofensor de la pena correspondiente a su pecado. El castigo está en las manos de Dios, o quizá de la ley humana. El salmista nos asegura: “El Señor hace justicia, y juicio a favor de todos los oprimidos” (Salmo 103:6 BLA).
Presenté estos principios por primera vez en una iglesia donde no solamente varios de los feligreses estaban resentidos, sino también el mismo pastor. Después del sermón el pastor dividió a su pequeña congregación en grupos de 5 ó 6 personas para dialogar sobre el tema. Me tocó estar en un grupo que incluía a una pareja y su hijo adolescente. En forma inmediata noté la total falta del gozo del Señor en aquella familia. Durante los 20 minutos que tuvimos para compartir me preguntaron cómo era posible quitar la amargura del corazón por un gran mal que alguien había cometido. El hijo mayor había entrado en el mundo de la droga a pesar de que sus padres eran cristianos. Un día no tuvo suficiente dinero para pagar por su dosis regular, y el proveedor lo mató. Desde aquel momento la amargura había estado carcomiendo a toda la familia, y alegaban que era imposible perdonar. Ellos creían que perdonar significaba absolver a los asesinos del crimen que habían perpetrado.
e) El perdón tampoco es un recibo que se da después que el ofensor haya pagado. Si no perdonamos hasta tanto la otra persona lo merezca, estamos guardando rencor.
f) El perdón no necesariamente tiene que ser un hecho conocido al ofensor. En muchos casos el ofensor ha muerto, pero el rencor continúa en el corazón de la persona herida. Recuerdo el caso de una señora que con lágrimas admitió que su esposo había desaparecido con otra mujer de la iglesia. Durante la conversación me confesó: “Lo he perdonado. Hay y habrá muchas lágrimas, dolor y tristeza, pero me rehúso terminantemente a llegar al fin de mi vida como una vieja amargada.” El hombre consiguió el divorcio y se casó legalmente con la otra mujer. Por su parte, esta señora vive con su tres muchachos y sirve a Dios de todo corazón; sus hijos aman al Señor y oran para que su padre un día regrese al camino de Dios. Tener que perdonar un gran mal mientras el ofensor no lo merezca, representa una excelente oportunidad para entender mejor cómo Cristo pudo perdonarnos a nosotros (Romanos 5:8; Efesios 4:32).
g) El perdón debe ser inmediato. Una vez me picó una araña durante la noche. Tuve una reacción alérgica que duró casi medio año. Ahora bien, si hubiera podido sacar el veneno antes de que se extendiera por el cuerpo, hubiera quedado una pequeña cicatriz pero no habría habido una reacción tan aguda. Algo semejante sucede con el perdón. Hay que perdonar inmediatamente antes de que “la picadura empiece a hincharse.”
h) El perdón debe ser continuo. La Biblia indica que debemos perdonar continuamente (Mateo 18:22). Perdonar hasta que se convierta en una norma de vida. Uno de los casos más difíciles es cuando la ofensa es continua como en el caso de esposo/esposa,22 patrón/empleado, padre/hijo, etc. Es entonces cuando el consejo del Señor a Pedro (perdonar 70 veces 7) es aun más aplicable.
i) El perdón debe marcar un punto final. Perdonar significa olvidar. No hablo de amnesia espiritual sino de sanar la herida. Es probable que la persona recuerde el asunto, que alguien le haga recordar o que Satanás venga con sus mañas trayéndolo a la memoria. Pero una vez que se ha perdonado es posible olvidar.
Perdonar es la única manera de arreglar el pasado. No podemos alterar los hechos ni cambiar lo ya ocurrido, pero podemos olvidar porque el verdadero perdón ofrece esa posibilidad. Una vez que hay perdón, olvidar significa:
1) Rehusarse a sacar a relucir el incidente ante las otras partes involucradas.
2) Rehusarse a sacar a relucirlo ante cualquier otra persona.
3) Rehusarse a sacar a relucirlo ante uno mismo.
4) Rehusarse a usar el incidente en contra de la otra persona.
5) Recordar que el olvido es un acto de la voluntad humana movida por el Espíritu Santo.
6) Sustituir con otra cosa el recuerdo del pasado, pues de lo contrario no será posible olvidar. Pablo nos explica una manera de hacerlo: “Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:20, 21). Jesús amplía el concepto: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44).
j) El perdón también significa velar por los demás. Al finalizar su libro y bajo la inspiración del Espíritu Santo, el escritor de Hebreos exhorta a todos los creyentes a que seamos guardianes de nuestros hermanos. El versículo que advierte sobre la raíz de amargura comienza con: “Mirad bien”.23 En el griego original es la palabra episkopeo, de donde procede el término obispo o sobreveedor. Esto implica que en el momento en que uno detecta que se ha sembrado semilla de amargura en el corazón de un hermano en Cristo, la responsabilidad es ir con espíritu de mansedumbre,24 y hacer todo lo posible para desarraigarla antes que germine.
Se requiere un compromiso profundo con Dios a fin de no caer en la trampa de la amargura. Cristo mismo nos dará los recursos para vivir libres del “pecado más contagioso”.
1 La palabra “recuperar” no es la más adecuada porque da la impresión de que con el tiempo la amargura se soluciona por sí sola. Dejar pasar el tiempo jamás puede solucionar el problema del pecado. Sólo la sangre de Cristo limpia de pecado (1ª Juan 1:7).
2 Ver sección VI.
3 Se puede entender (no justificar) la actitud de los familiares porque ellos querían castigar al esposo de Silvia. Hay una gran diferencia entre consolar, proteger, ayudar, simpatizar y tomar sobre sí la ofensa. Proverbios 26:17 explica lo que pasa cuando se acepta como propia la ofensa de otro: “El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno es como el que toma al perro por las orejas”. El perro se vuelve enemigo si uno lo toma por las orejas; haría cualquier cosa para que la persona lo suelte. Cuando tomo sobre mí la ofensa de otro me vuelvo chismoso (porque la propago), juez (porque juzgo y condeno al ofensor), y dejo entrar amargura en mi corazón.
4 “…pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica” ––por más intelectual que parezca.
5 Proverbios 18:8; 26:20; 26:21
6 Números 16; Judas 11. Nótese que Coré invocó a “toda la congregación”, alegando que no solamente la mayoría sino también Dios estaba de su lado.
7 2ª Corintios 11:14.
8 La historia de Carlos nos recuerda la de David y Saúl. David empezó a representar una amenaza para su comandante cuando éste escuchó “…Saúl hirió a sus miles y David a sus diez miles… y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David” (1 Samuel 18:7, 9). La situación era cada vez peor: “…más Saúl estaba temeroso de David” (v. 12); “…y viendo Saúl que se portaba [David] tan prudentemente, tenía temor de él” (v. 15); “…tuvo más temor de David; y fue Saúl enemigo de David todos los días” (v. 29). La gran diferencia entre David y Carlos es que David no se amargó; incluso siguió honrando a Saúl por ser rey de Israel. La historia de David nos ofrece una verdadera riqueza de ejemplos (la mayoría positivos) para mostrar que basta la gracia de Dios, y que la amargura ni es inevitable ni es una opción para el creyente.
9 Distingamos entre enojo y amargura. Es cierto que el enojo pertenece al léxico de la amargura y es un factor contribuyente, pero el enojo también puede jugar un papel positivo en la vida del creyente. Existe el enojo santo y el enojo pecaminoso. El enojo no necesariamente es pecado (Efesios 4:26). Aun Cristo se enojaba (Marcos 3:5). El enojo santo debe estimular al creyente a la acción. ¡Pero acción bíblica! De lo contrario, aun cuando el enojo es justificado, a la larga se convierte en resentimiento y amargura, que sí son pecados.
10 La amargura es común entre esposos. Por tal motivo, tanto en consejos prematrimoniales y matrimoniales como también en seminarios, enseñamos el principio de "resolver hoy los problemas de hoy" (Efesios 4:26), no dejando pendiente nada que podría convertirse en resentimiento y amargura.
11 Mirando retrospectivamente y considerando que el chisme y la amargura van de la mano, debiéramos haber tratado con este pecado al principio. La Biblia dice “sin leña se apaga el fuego y donde no hay chismoso cesa la contienda” (Proverbos 26:20). Por eso Pablo instruye a Tito: “…al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación, deséchalo…” (3:10).
12 Romanos 12:19; Deuteronomio 32:35; Hebreos 10:30.
13 Existe la misma relación entre la amargura y el enojo, y una relación similar entre el enojo y el asesinato (Mateo 5:21–22).
14 Es lógico que ocurra porque la primera pareja principió esta práctica de culpar a otro. Eva echó la culpa de su pecado a la serpiente (Génesis 3:13), y Adán culpó a Dios (Génesis 3:12). Proverbios 19:3 afirma: "La insensatez del hombre tuerce su camino y luego contra Jehová se irrita su corazón."
15 Véase punto 5 – Perdonar a Dios.
16 No recomendamos que una persona pida “disculpas” sino que pida “perdón”.
17 1ª Juan 1:9; Salmo 32:1–5; 51; Proverbios 28:13.
18 1ª Juan 1:7.
19 Ver también Proverbios 17:9; 19:11; Mateo 18:21–22; Lucas 17:4; Colosenses 3:13; 1ª Pedro 4:8.
20 “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.”
21 En partes de Centroamérica se llama “la goma”.
22 En mi libro Mi esposo no es cristiano, ¿Qué hago? expongo ideas de cómo actuar, y qué camino seguir en una situación así.
23 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (12:15).
24 Gálatas 6:1.


El Pecado más Pegajoso: La Amargura - Para Ayuda y Consejería Pastoral


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La amargura, el pecado más contagioso
Tres años antes la esposa de Alberto había hecho abandono del hogar y se había ido con otro hombre a la ciudad capital, dejando a su marido y a sus dos hijos. Me explicó el pastor que los esposos eran buenos cristianos y que “no había motivo” para que ella abandonara a su familia. Aproximadamente seis semanas después, la mujer entró en razón y volvió a casa arrepentida. En forma inmediata, pidió perdón a Alberto, a los hijos y hasta se presentó ante la congregación para mostrar públicamente su arrepentimiento y su disposición a sujetarse a la disciplina de la iglesia.
Alberto me explicó en palabras terminantes que aunque había permitido que su esposa regresara al hogar, no la había perdonado y no la perdonaría. Peor todavía, declaró que estaba dispuesto a esperar el tiempo necesario (hasta que los hijos de 6 y 9 años crecieran y se hicieran mayores) para entonces vengarse de ella. Aunque había transcurrido poco tiempo desde el incidente con su esposa, ya se veían huellas de amargura en el rostro de Alberto.
La amargura no se ve solamente en casos tan extremos. Conozco centenares de otros ejemplos de personas que sufrieron ofensas por cosas que parecieran triviales. Menciono sólo tres: (1) Una mujer se ofendió porque el pastor no estaba de acuerdo con su definición de “alabanza", y desde aquel momento empezó a maquinar para sacarlo de la iglesia; (2) un hombre vivió amargada desde que lo pasaron por alto para un ascenso en su empleo. (3) El intercambio de cartas con una profesora de Centroamérica ilustra cuán sutil puede ser la amargura en la vida del creyente. El problema de presentación era que esta mujer se sentía sola y triste porque su hija, yerno y nietos se habían mudado a los Estados Unidos de América. En su segunda carta no utilizó la palabra “sola” sino “abandonada", y en lugar de “triste” surgió el término “enojada". En las siguientes misivas se hizo evidente que estaba sumergida en autocompasión y amargura. No sólo se sentía herida porque su hija vivía en otro país, sino además resentida porque (según ella) los otros familiares que vivían cerca no la tomaban en cuenta “después de todo lo que ella hizo por ellos".
En lo personal, empecé a estudiar el tema de la amargura poco después de un grave problema que tuvimos en la iglesia a que asistimos desde hace varios años. La dificultad radicaba en una seria diferencia de filosofía de ministerio entre los diáconos y los ancianos. Pero lo que causó la desunión no fue el problema en sí –que se habría podido resolver buscando a Dios en oración, en su Palabra y con un franco diálogo entre las partes – sino las personas ofendidas, los chismes, y la amargura resultante.
En medio de esa crisis en nuestra iglesia, tuve que viajar a otro país para enseñar sobre el tema “Cómo aconsejar empleando principios bíblicos". Era domingo por la mañana y esperaba que me pasaran a buscar para llevarme a la iglesia. Puesto que el culto comenzaba tarde contaba con un par de horas para descansar, y prendí la televisión para escuchar la transmisión del sermón del pastor de la iglesia más grande de la ciudad. No podía creer lo que oía: ese pastor estaba predicando sobre el tema que yo había enseñado el día anterior, el perdón. Como si un rayo penetrara en mi corazón, el Espíritu Santo me mostró que yo también era culpable de estar dejando crecer una raíz de amargura en mi vida por lo que ocurría en nuestra congregación. En forma inmediata me arrodillé para confesar el pecado, recibir el perdón de Dios y perdonar a los que me habían hecho daño. ¡Qué alivio trajo a mi alma! Era como si alguien sacara un peso enorme de mis hombros.
Ese problema que viví en la iglesia tiene todos los elementos que  deseamos tratar. Quizá por esa razón el Señor me permitió experimentarlo.
La amargura es el pecado más fácil de justificar y el más difícil de diagnosticar porque es razonable disculparlo ante los hombres y ante el mismo Dios. A la vez, es uno de los pecados más comunes, peligrosos y perjudiciales y –como veremos– el más contagioso.
Es mi esperanza y oración que la persona amargada no solamente se dé cuenta de que en verdad eso es pecado, sino que además encuentre la libertad que sólo el perdón y la maravillosa gracia de Dios le pueden ofrecer.


martes, 22 de noviembre de 2011

Algo digno y edificante de leer: Las perlas sin valor de "La cuarta dimensión"


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Paul (David) Yonggi Cho
Paul Yonggi Cho es "Reverendo" “pastor” de una de las iglesias protestantes de las Asambleas de Dios.  La iglesia que pastorea en Seúl, Corea, la Yoido del Evangelio Completo, cuenta aproximadamente con 800.000 miembros, y es la más numerosa de todas las congregaciones protestantes.  La revista Charisma de noviembre de 1992 informó, que después de una riña familiar, Paul Yonggi Cho cambió su nombre a “David”.  Las enseñanzas de Cho son una mezcla idólatra: Un poco de doctrina bíblica con un montón de enseñanzas ocultistas, sanidad, profecía, visualización, hechicería y técnicas paganas de la mente.  Cho enseña que los cristianos pueden tener todo lo que deseen si recurren al mundo espiritual en la “cuarta dimensión”, visualizando las necesidades palpables, no importa cuán crasas y ordinarias puedan ser.  Cho asegura que el pensar positivo, el hablar positivo y la visualización positiva, son las claves del éxito y que cualquiera puede “incubar” literalmente y “dar a luz” a la realidad física creando una imagen vívida en su mente y concentrándose en ella.

Del 28 de septiembre al 6 de octubre de 1992 se llevó a cabo la decimotercera Conferencia Internacional Anual de Crecimiento de la Iglesia, en Seúl, Corea.  El costo para la conferencia fue de 1.750 dólares para personas en la Costa Occidental de Estados Unidos.  El programa para esa semana fue “una adoración unida con una verdadera Babel de denominaciones”.  El doctor Peter Wagner fue uno de los conferenciantes.  La conexión de Cho con Estados Unidos es a través del Seminario Fuller y el doctor Wagner.  Wagner es compañero de trabajo de Cho, un pentecostal como él, y actual gurú de la Iglesia de Estados Unidos del Movimiento de Crecimiento.  Además de las enseñanzas falsas de Cho concerniente al crecimiento de la iglesia, dos de sus fallas más grandes tienen que ver con su enseñanza sobre el crecimiento de la iglesia mediante la organización.  Primero, es negligente con la voluntad de Dios al concentrarse demasiado en la organización mecánica, y segundo, viola el papel bíblico de la mujer al nombrarlas líderes y pastoras para que les prediquen y sean pastoras de hombres.

A finales de 1990, Cho puso en circulación en Seúl la publicación Daily News con 700.000 suscriptores y una circulación total de un millón de ejemplares.  Cuenta con un personal de 500 reporteros de tiempo completo en todo el mundo y de 800 empleados de tiempo completo y 400 de medio tiempo en Corea.  Cho asegura que comenzó su periódico intentando afectar a su nación con un estilo de vida piadoso y moral.  Cada edición contiene cuatro páginas completas de “material cristiano” y 24 páginas de información secular.

El involucramiento de Cho en el movimiento del pensamiento positivo, profecía y sanidad milagrosa, las prácticas carismáticas, la teología de la prosperidad y el evangelismo a todo lo ancho del mundo, ha servido para que se le considere hoy como un ejemplo de “éxito y prosperidad”.Como ha tenido tanto éxito en el crecimiento de su iglesia, un gran número de líderes cristianos están recomendando y usando muchos de sus libros.  Pero lo que Cho hace en realidad es sustituir enseñanzas bíblicas, centradas en Dios, con un evangelio mundano centrado en el hombre, un evangelio de prosperidad, confesión positiva, visualización, el concepto de la cuarta dimensión y otras ideas peligrosas.  Su teología y metodología se han apartado de las verdades de la fe cristiana histórica.

A continuación un breve sumario de las enseñanzas de Cho, sacadas de una disertación doctoral abstracta dada en la Universidad Bob Jones:
  • Según Cho, la revelación de Dios no se limita a la Biblia, sino que continúa.  Al decir esto, socava la autoridad y la suficiencia de la Palabra de Dios.  Además, el método de Cho de interpretación es tan alegórico, arbitrario y subjetivo que virtualmente distorsiona las verdades bíblicas y su significado textual.
  • En la doctrina de Dios, la filosofía de Cho centrada en el hombre, lo hace apartarse de las enseñanzas bíblicas en las áreas de la bondad, voluntad y soberanía de Dios.  Cuando insiste en que la voluntad de Dios para sus hijos es prosperidad y salud, no le hace caso a la enseñanza clara de las Escrituras respecto a los sufrimientos de Cristo.  Las enseñanzas teológicas de Cho están centradas en el hombre, cuando asegura que Dios no puede hacer nada si el hombre no coopera con él.  Con esto socava seriamente la voluntad soberana, poder y posición de Dios.
  • Las tres mayores falacias de la doctrina del Espíritu Santo de Cho, yacen en la obra, bautismo y dones del Espíritu Santo.  La enseñanza de Cho sobre la obra del Espíritu Santo está estrechamente relacionada con el panteísmo.  Al insistir que el hombre puede obtener y manipular el poder del Espíritu Santo, Cho, en el menor de los casos repudia la soberanía del Espíritu y amenaza su Persona Divina, y en el peor, virtualmente se involucra en el ocultismo.  Cho cree que la señal del bautismo del Espíritu Santo es hablar en lenguas y por medio de eso, rehúsa reconocer que la evidencia de tal experiencia yace en las virtudes morales, no en pruebas milagrosas.  Cho contiende que Dios todavía les garantiza a sus hijos dones milagrosos y sobrenaturales.  Pero el Espíritu Santo reparte los dones a voluntad, tal como enseña 1 Corintios 12:11: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”Cho viola la enseñanza clara de las Escrituras cuando exhorta a su pueblo a dedicarse a perseguir tales dones.
  • Las enseñanzas de Cho sobre la naturaleza del evangelio y la doctrina de la fe se apartan de la verdad.  Insiste en que el evangelio incluye más que el perdón de pecados.  El punto de vista de Cho sobre la fe es más bien radical, ya que cree que una fe utilizada, definitivamente experimentará milagros.  Para Cho si no hay milagros no hay fe.
  • Con respecto a la doctrina del pecado, Cho pasa por alto la naturaleza pecaminosa del hombre cuando insiste que el hombre puede alcanzar su propio potencial ilimitado, simplemente ejercitando una actitud positiva, lo cual incluye imaginación y pensamiento.  Este concepto ignora las enseñanzas del apóstol Pablo, quien enfatiza que ni siquiera el creyente redimido puede escapar del conflicto entre su vieja naturaleza pecaminosa y la nueva naturaleza: “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.  Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.  De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.  Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.  Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.  Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.  Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.  Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo esta otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.  ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Ro. 7:15-24).  Para Cho, el pecado humano es sustituido con la soberanía humana.
  • La doctrina de Cho sobre los ángeles se basa en su teoría de la “cuarta dimensión”, un concepto que finalmente lo ha llevado al dualismo y ocultismo.  Cree que la cuarta dimensión diabólica es capaz de hacer todo lo que hace Dios.  Cho confunde la influencia demoníaca con posesión demoníaca, insistiendo que todas las personas no regeneradas están poseídas o tienen demonios morando en su interior.  Cho también le atribuye todos los pecados y enfermedades al diablo.
  • Asegura que si no hay visualización no hay crecimiento de la iglesia.  Insiste en que cada ministro necesita visualizar, representar en la mente mediante imágenes visuales o sueños, los milagros y poderes que se deseen tener.  Sin embargo, este método no es sólo antibíblico, sino que es la técnica ocultista más poderosa jamás conocida, practicada por chamanes y médicos brujos por miles de años.
a)  Su fundación es antibíblica, porque Cho mal interpreta versículos de la Biblia para que se acomoden a su teoría peculiar.  También ignora las advertencias de Dios respecto a los peligros y a la falsedad de sueños y visiones: “Cuando se levantara en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciara señal o prodigios, y si se cumpliese la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma.  En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.  Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti” (Dt. 13:1-5).  “Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé.  ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón de los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño de su corazón?  ¿No piensan cómo hacen que mi pueblo se olvide de mi nombre con sus sueños que cada uno cuenta a su compañero, al modo que sus padres se olvidaron de mi nombre por Baal?  El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera.  ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová.  ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?  Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano.  Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho.  He aquí, dice Jehová, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Jehová…  Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas, ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia.  Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra, y para que yo os arroje y perezcáis” (Jer. 23:25-32, 27:9, 10).
b) La visualización y los sueños son prácticas enfermizas ya que confían en la mente humana y se relacionan con el ocultismo.  Las Escrituras condenan esta práctica.
c)  Carece de fundamento, ya que Cho sólo confía en su propia interpretación de los ejemplos bíblicos y en sus experiencias personales.
  • La sanidad divina es otro de los métodos que usa Cho para generar el crecimiento de la iglesia, asegurando que es el elemento más esencial.  Esto es antibíblico por varias razones:
a)  Primero, descansa en una falsa premisa, porque la Biblia muestra explícitamente que la sanidad o los milagros no necesariamente llevan a una persona al conocimiento salvador de Cristo.  Permítame citarle unos ejemplos: “Mientras salían ellos, he aquí, lo trajeron un mudo, endemoniado.  Y echado fuera el demonio, el mudo habló; y la gente se maravillaba, y decía: Nunca se ha visto cosa semejante en Israel.  Pero los fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios” (Mt. 9:32-34).  “Entonces comenzó a reconvenir a las ciudades en las cuales había hecho muchos de sus milagros, porque no se habían arrepentido, diciendo: ¡Ay de ti, Corazín!  ¡Ay de ti, Betsaida!  Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza.  Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para Tiro y Sidón, que para vosotras.  Y tú Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy.  Por tanto os digo que el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti” (Mt. 11:20-24).  “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento…  Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos?” (Jn. 9:1, 10).  “Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes; y poniéndoles en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?  Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel: Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.  Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo.  Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.  Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.  Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra.  Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; y conferenciaban entre sí, diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres?  Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar.  Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre.  Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús.  Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.  Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años” (Hch. 4:5-22).
A pesar de que vemos por estos pasajes de las Escrituras que el Señor realizó milagros grandiosos, advertimos también que no hubo conversión alguna entre los religiosos ni entre las personas del pueblo que los presenciaron.
b) Promueve una motivación equivocada, ya que anima a la multitud para que venga a la iglesia por motivos ocultos.
c)  Oscurece el verdadero propósito de la sanidad.  Si estudiamos el contexto de las Escrituras nos daremos cuenta que los milagros de sanidad de Jesús eran para autenticar su identidad como Mesías y el apostolado a sus discípulos.
d) Finalmente, el concepto de Cho encubre la naturaleza verdadera de la sanidad, ya que confunde los desórdenes funcionales con enfermedades orgánicas.  Además, contrario al patrón bíblico, Cho sólo sana a algunos, no a todos los que desean ser curados.
  • Cho enseña que la oración definitivamente altera el mundo material y conlleva al crecimiento de la iglesia, pero falla en reconocer que la plegaria verdadera no necesariamente demanda un cambio de circunstancias o del mundo material para el hombre.  Más bien requiere un cambio de actitud de parte del creyente y el sometimiento a la voluntad de Dios.  Cho también tuerce el significado de “orar en el Espíritu Santo” cuando insiste que se refiere a hablar en lenguas.  En lugar de eso, cuando Pablo y Judas animan a los creyentes a orar en el Espíritu Santo, se están refiriendo a la asistencia, influencia e intercesión del Espíritu Santo: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Ro. 8:26).  Vemos por esta Escritura que orar en el Espíritu nada tiene que ver con hablar en lenguas, tal como enseña Cho.
Y dice Cho refiriéndose a cómo orar por las necesidades: «Ordeno estas cosas en términos tan claros que no hay forma posible que Dios se equivoque para concedérmelas.  Luego a continuación experimento fe».  Cho dice que el Señor nunca recibe con agrado las plegarias vagas, y procede a enseñar que el creyente debe hacer peticiones específicas visualizándolas, ¡para que así se hagan una realidad por la fe!  Éste es exactamente el punto en donde el movimiento carismático abandona el cristianismo y cruza el territorio del paganismo.
Enseña que es necesario visualizar, proyectar mentalmente un cuadro vívido de lo que se quiere junto con un deseo ardiente y una firme convicción de que ya se ha alcanzado la meta que se desea.  Cho le llama a este proceso: «Visualizar el objetivo y luego incubarlo para que se convierta en realidad por medio del poder de la fe», pero... ¿no será más bien por el poder de la voluntad?  Enseña además que los creyentes pueden pedir riquezas y éxito, cualquier cosa que deseen mientras sea moral.  La clave para recibir estas cosas es la forma cómo las visualicemos, porque Dios no puede hacerlas una realidad a menos que el individuo incube la imagen.
Cho trata de ofrecer alguna justificación bíblica para sus ideas, dice que en primer lugar Dios se las comunicó directamente.  Asegura que Dios le habló describiéndole el mundo material como si perteneciera a la tercera dimensión.  Dios supuestamente le dijo a Cho, que como todos los humanos son seres espirituales, al igual que físicos, no tienen la cuarta dimensión en sus corazones, pero que al ejercitar el arte de concentrarse en visiones y sueños en la imaginación, es posible influir y cambiar la tercera dimensión, las cosas materiales, tal como hizo el Espíritu Santo cuando incubó la tierra primitiva.  Según Cho, Dios le dijo que los adherentes al budismo y al yoga, realizan curaciones “milagrosas” porque exploran y desarrollan sus poderes humanos de la cuarta dimensión, imaginando escenas mentales de salud y haciendo que las mismas penetren en sus cuerpos.  Asegura, que Dios le dijo que todos los seres humanos tienen el poder para ejercer dominio legítimo sobre el mundo material a través de la actividad de la cuarta dimensión.
Las enseñanzas de Cho son un sistema de la mente sobre la materia, o más bien de la imaginación sobre la materia.  Admite francamente que es una versión cristianizada, precisamente de los mismos métodos practicados por budistas, por los exponentes del yoga y los seguidores de otros sistemas paganos, místicos y ocultistas.  La única diferencia es que ellos reciben los poderes de la cuarta dimensión con la cooperación del diablo, mientras que los cristianos reciben la ayuda del Espíritu Santo.  Dice que mientras apartemos nuestras mentes de cosas necias e ideas erróneas mantendremos el lienzo de nuestra imaginación limpio para que el Espíritu Santo pinte en él todas las cosas que vamos a tener.  Cho dice que su iglesia gigantesca creció hasta su tamaño actual y continúa creciendo, porque él sigue sus principios de visualización.  Primero imagina su iglesia creciendo hasta cierto número, luego visualiza todos los rostros e incuba la visión hasta convertirla en realidad.  Cho enseña que todos los cristianos deberían centrar su meta en prosperar cuerpo, alma y espíritu.  El éxito y fracaso en esto, depende enteramente del éxito o fracaso que tengan para visualizar.
Una característica de las enseñanzas del doctor Cho es la confianza absoluta en las ideas que brotan en la mente como “deseos”.  Según él, fe no es simplemente confiar en que Dios hará esas cosas que ha prometido hacer en su Palabra.  Redefine la fe como «la confianza absoluta en los deseos que llegan subjetivamente a la mente», porque estas ideas o deseos se supone que son comunicaciones directas de Dios.  Por consiguiente, debemos desarrollar una confianza firme en ellas.  Si tomamos estas ideas, las visualizamos y las incubamos para convertirlas en realidad, entonces tendremos los “milagros” prometidos y esa será nuestra experiencia de por vida.
Cho se enfoca en la llamada «mente subconsciente».  El pensamiento positivo, la confesión positiva, la afirmación, la autoestima, la proyección de imágenes y la “sanidad interior” son todas ramas de la reprogramación de la mente subconsciente.  Dice Cho, que creer de verdad, no tiene lugar en la mente consciente, sino más bien en la mente subconsciente.  De manera similar, la confesión positiva, las afirmaciones y la visualización “crean la realidad” para la mente subconsciente.  “La sanidad interna” obra en la base de esa sanidad que tiene lugar mediante la reprogramación de la mente subconsciente con una experiencia “positiva”.  El substituto para perdón es una experiencia “negativa”.  Según Cho, hay una fórmula en tres pasos necesaria para programar el subconsciente y lograr que las “oraciones” sean respondidas.  El otro paso es la “oración creativa” a fin de retratar lo que se quiere espiritualmente hasta que el cuadro se haga una realidad.  Cho le llama a esto «incubación: una ley de fe». Afirma que le enseñó a una solterona vieja a ordenarle a Dios que le diera un esposo, mediante la visualización de su deseo de un maestro de música, alto, delgado y caucásico.
Su teología comienza con la mente subconsciente y concluye con Dios y el cambio de papeles de Cho.  Según Cho, el Espíritu Santo se somete a su voluntad.  Dice: «Puedo ir a la cuarta dimensión del Espíritu Santo y decirle lo que necesito en mi iglesia en Corea, y él lleva a cabo el trabajo».  La actitud de Jesús fue completamente lo opuesto, “...no sea como yo quiero, sino como tú” (Mt. 26:39b).  Cho es autor de un evangelio rebelde que es idéntico al evangelio de la Nueva Era, un evangelio que enseña a los hombres a convertirse en co-creadores con Dios.
La teología de la visualización de Cho será de mucha ayuda al Anticristo.  Y es así como la desarrolla en su libro La cuarta dimensión:
  • El espíritu del hombre es su mente subconsciente, la cual incluye imaginación.
  • El subconsciente está en la cuarta dimensión espiritual.
  • La cuarta dimensión, el hogar del espíritu subconsciente, contiene tanto bien como mal y controla, crea e “incuba” el reino natural de la tercera dimensión.
  • El espíritu del hombre o subconsciente, cristiano o no cristiano, puede desarrollar el control del mundo natural y “lograr dominio” sobre sus circunstancias tridimensionales.  Por ejemplo, si visualiza una bicicleta, tendrá una bicicleta.
  • Para lograr esto, el espíritu o subconsciente de la persona, debe unirse, o con el mal de la cuarta dimensión o con el bien.  De tal manera que los budistas poseen poderes subconscientes idénticos como los cristianos.
  • Cho dice: «Dios entonces me enseñó, que ya que podemos enlazar nuestra cuarta dimensión espiritual a la cuarta dimensión del Santo Padre, todos podemos tener más dominio sobre las circunstancias y ejercitar gran control y poder sobre la tercera dimensión».
  • «Incubamos» el subconsciente mediante la imaginación y la visualización.  De tal manera, que «sólo a través de una visión y un sueño podemos visualizar y soñar con iglesias más grandes».
  • «El Espíritu Santo viene a cooperar con nosotros», a crear mediante nuestra imaginación y visualización.
  • El Espíritu Santo empieza a “ejercitar dominio”.
Cho justifica esta teología añadiéndosela a las Escrituras.  El pacto Abrahámico fue confirmado en Génesis 15:5 donde leemos: “Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar.  Y le dijo: Así será tu descendencia”Luego la Biblia sigue diciendo en el versículo 6: “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”.La versión e interpretación de Cho es completamente diferente.  Y dice en la página 49 de su libro La cuarta dimensión: «Abram fue impactado con emoción, mientras veía que las estrellas cambiaban para transformarse en el rostro de sus descendientes.  Esos cuadros llegaban a su mente una y otra vez y se convirtieron en sus propios sueños e imágenes.  Estas imágenes de inmediato se convirtieron en parte de su cuarta dimensión, en el lenguaje de visiones espirituales y sueños.  Estas visiones y sueños ejercieron dominio sobre su cuerpo viejo de cien años de edad, y pronto quedó transformado como si fuera un cuerpo joven».
Transforma la confianza simple en Dios en confianza en la visualización y lo oculto.  La fundación mística de Cho está construida sobre las arenas de la mente subconsciente de Sigmund Freud y Carl Jung, pero no en la Roca, que es Jesucristo: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Co. 3:11).  La Biblia nos dice que la imaginación del hombre es vana y que está en contra de Dios.  Además, que el hombre es malo desde su juventud: “...porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud” (Gn. 8:21).
La teología de la cuarta dimensión que asegura que el espíritu es el subconsciente y la imaginación, concluye incorrectamente que “nacer del espíritu” significa «tener una imaginación que ha nacido de nuevo».  La visualización y las “fuerzas creadoras de la mente subconsciente” deben, por consiguiente, provenir de Dios.  En lugar de la renovación bíblica de la mente consciente con la Palabra de Dios, Cho enseña que debemos reprogramar el subconsciente para poder así crear mediante la afirmación e imaginación.
Jeremías 23:16 dice: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan; os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su propio corazón, no de la boca de Jehová”.Y dice Cho en las páginas 42-44 de su libro La cuarta dimensión: «El subconsciente es su espíritu.  Tal vez se preguntará cómo podemos incubar nuestro subconsciente, y la única forma es incubarlo mediante nuestra imaginación, a través de visiones y sueños, porque las visiones y los sueños son el lenguaje de la cuarta dimensión, y el Espíritu Santo se comunica a través de ellas.  Sólo mediante una visión y un sueño puede usted visualizar y soñar con iglesias más grandes».
Los frutos de la “cuarta dimensión” parecen “ser secretos revelados para oraciones respondidas y renovación de la iglesia”.  Sin embargo, las raíces revelan un evangelio asociado con el ocultismo.  La doctrina de Cho de crear mediante nuestra imaginación es un bloque de construcción colocado sobre un cimiento falso que apoya la confesión positiva y el poder de la mente.  Esos que aceptan los “secretos” del poder de la mente de Cho están haciéndose esclavos de Satanás, en lugar de someterse al Espíritu Santo.  La cuarta dimensión asegura que prepara a los creyentes para que ejerciten dominio sobre la tercera dimensión, el mundo material.  En lugar de eso, está de hecho preparando a una iglesia apóstata para que le sirva a un Cristo falso.
Una de las características de la iglesia coreana es la tendencia a ver al cristianismo como un sendero hacia la prosperidad material.  Esa inclinación es un residuo del chamanismo, la religión nativa en Corea y en otros países del noreste de Asia por siglos.  En el chamanismo, usted le pide al chamán, quien es una especie de curandero y puede ser hombre o mujer, que interceda con los “espíritus” para que le garanticen salud y éxito en los negocios.  En el chamanismo en Corea hay un “gran espíritu”, por encima de los otros, que no puede ser contactado a través de los chamanes.  David Susan, un misionero luterano, cuenta que fue eso lo que «ayudó al cristianismo a levantarse del suelo, porque cuando los primeros misioneros cristianos llegaron y dijeron: ‘Hay un Dios todopoderoso que lo juzga a la hora de la muerte’, los coreanos dijeron: ‘Oh, sí, ya hemos oído hablar antes de ese dios’».  En un sentido esto contribuyó para que los coreanos aceptaran el cristianismo fácilmente.  Muchos coreanos que profesan ser cristianos, todavía consideran a los dioses del chamanismo y al Dios del cristianismo, como “espíritus similares”.
La disposición religiosa de los coreanos es tanto aprovechada como explotada por el cristianismo de Paul Yonggi Cho, en su evidente mezcla de hechicería, mente sobre la materia, egoísmo, sinkyo, budismo japonés y cristianismo.  Pero mezclar ideas y prácticas paganas con la religión pura de Cristo, es condenado en las Escrituras como el odioso pecado de idolatría.  Esta unión de cristianismo con ocultismo, está del todo prohibida por Dios.  Tal como dijo por medio de Pablo: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?  ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?...  ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?” (2 Co. 6:14, 16).

La iglesia más numerosa del mundo es una mezcla idólatra de enseñanzas bíblicas y técnicas paganas de control de la mente.  Dios ha sido desposeído de su soberanía en los asuntos de los creyentes y la autoridad de las Escrituras es reemplazada por la autoridad de mensajes que el doctor Cho recibió supuestamente de Dios. 
“Paul Yonggi Cho con 18 años de edad enfermo y le diagnosticaron tuberculosis en estado terminal. Los médicos le dieron de 3 a 4 meses de vida. En el lecho de muerte le visito una joven cristiana que finalmente pudo persuadirle a leer el Nuevo Testamento. Como resultado de eso se convirtió. También fue sanado corporalmente, de modo que a las 6 semanas pudo abandonar su lecho de enfermo y nunca mas ha vuelto a tener problemas de tuberculosis. A consecuencia de ello se hizo miembro de una iglesia en Busau, y después de terminar sus estudios en un seminario teológico, fundo en 1958 una iglesia en una ciudad a las afuera de Seúl y finalmente en Seúl mismo tiene su iglesia en estos días. Muchas personas especializadas en el estudio del crecimiento de la iglesia piensan que la vida de oración de esta congregación es el secreto de este desarrollo prodigioso. Cho cuenta que cada año unos 300.000 miembros de su iglesia visitan el “monte de oración” propio, para orar allí de manera intensa por determinados asuntos. Cho es un orador muy solicitado en conferencias en muchos países. Sus libros se han publicado en varios idiomas. Como fundador de “GGI” (Churd Growth Internacional/ Crecimiento de la iglesia Internacional) se ha convertido en un personaje de mucha influencia no solo en círculos pentecostales y carismáticos, sino también en el movimiento para el crecimiento de la iglesia. Su iglesia y el “World Mission Center” (Centro de misión mundial) organizado por el, son el destino de numerosos viajes de estudio de grupos interesados en el crecimiento de la iglesia”. (Bühne 1994:48)

Las temáticas de Paul Yonggi Cho, ya sea en sus predicaciones y libros, entre otras son:

1. sueños,visiones
2. Pensamiento positivo.
3. Motivación
4. Éxito en la vida
5 .El poder creativo de la palabra

Del capitulo 3 del libro: “la cuarta dimensión”, dice literalmente:
Jesús esta limitado a lo que usted habla. De manera que puede usted producir la presencia de Jesús, usted también puede dar libertad al poder de Jesús por la palabra hablada. Si usted no verbaliza claramente la palabra de fe, la presencia y el poder de Jesús nunca pueden ser hechos”[1]
Porque el centro nervioso de la palabra controla los de mas centros. Por eso es que hablar en otras lenguas es el signo inicial del bautismo del Espíritu Santo. Cuando el Espíritu se apodera del centro nervioso de la palabra, ejerce el control de todos los otros nervios del cuerpo y controla el organismo. Cuando hablamos en otras lenguas, es porque estamos llenos del Espíritu Santo… Dé la palabra al Espíritu Santo; así el puede crear algo. Entonces produzca en libertad la presencia del Señor Jesús por medio de la palabra hablada… Recuerde que Cristo depende de usted, y de su palabra, para manifestar su presencia”.[2]
“Sea osado. Reciba el don de la osadía y la intrepidez. Hable la palabra con firmeza, y produzca una firmeza específica de Jesús. Libere esa especifica presencia en medio de la congregación, y vera resultados también específicos”.[3]
“hay una segunda razón por la cual necesitamos usar el poder creativo de la palabra hablada. No solo puede ayudarnos a tener éxito en nuestra vida personal, sino que le Espíritu necesita usarnos a nosotros para dar cumplimiento a los propósitos de Dios”[4]
“Si usted habla acerca de la salvación, aparece la figura de Cristo que salva, si habla acerca de la sanidad divina, aparece Cristo sanador. Si usted habla acerca del Señor que obra milagros, entonces pone en libertad la presencia del Señor que obra milagros. El Señor todopoderoso esta limitado por sus labios y sus palabras”[5]
Recuento sinónimo
Si ponemos atención, no se trata de una caricatura religiosa, sino de las enseñanzas de un hombre particular, el señor: Paul Yonggi Cho. Ahora bien, como las palabras por si solas no son suficientes para algunos, haré una lista de lo que sinónimamente enseñan sus instrucciones plasmadas en esta sección de su libro.
1.Jesús esta delimitado por nosotros.
2.La libertad de acción del poder de Jesús, esta controlado por usted.
3.El único obstáculo del poder de Jesús, es nuestra voluntad.
4.El poder de Jesús, es activados cuando usted verbaliza correctamente su pedido de fe, de lo contrario, no recibirá su petición.
5.La palabra dicha, controla todas las partes orgánicas del cuerpo.
6.Las lenguas son el signo del bautismo del Espíritu Santo en el creyente.
7.La llenura del espíritu Santo se evidencia por hablar en lenguas.
8El Espíritu Santo solo necesita que le digamos lo que queremos, para que pueda crear nuestro pedido.
9.Cristo depende de nosotros, él solo necesita que queramos y digamos la palabra, el está obligado a hacer lo que hemos decretado.
10.Sea osado, no toque la puerta del Señor, entre no más.
11.El Espíritu Santo no puede actuar si usted no pronuncia las palabras de fe.
12.El Dios todopoderoso, esta al alcance de su boca, el hace lo que usted declara.
Examen de las enseñanzas
.
Siendo dadivoso con la lectura de la primera declaración, el señor Cho a lo mejor se refirió a otra situación, sin embargo, al leer el contexto de sus enseñanzas, no hay duda al respecto, es literalmente lo que dicen sus enseñanzas.
Ahora bien, ¿Esto es lo que realmente enseña la Escritura? ¿Podemos manipular la voluntad de Jesús?En primero lugar, si son interpretaciones razonables, descansan en la experiencia, (según relata en la conversación con aquel cirujano), la cual concretamente las hace herejías. Ahora bien, herejía es:
1.Error en materia de fe, sostenido con obstinación. Rae.Una herejía, para el cristianismo, es una opinión o doctrina errónea opuesta al dogma ortodoxo.
En otras palabras, la herejía es un descaro en materia de fe, ya sea esta, una doctrina, o una práctica. Ahora bien, el análisis de toda enseñanza cae por su propio peso en la clasificación de herejías, o interpretaciones “aceptables”, veremos qué calificativo transmiten las enseñanzas de; Paul Yonggi Cho.
Creer que Jesús está al servicio de nuestra “fe”, creer que la libertad de acción de Él puede ser movida por nuestra palabras
, son a simple vista, una pretensión anti bíblica, ahora bien ¿Por qué razón son una pretensión anti bíblica?
La razón principal de porque evidentemente son anti bíblica, es porque estas enseñanzas distorsionan y tuercen, la posición de Cristo frente al creyente, o en otras palabras, la posición del creyente frente a Él. Las Escrituras nos enseñan que no solo es nuestro salvador, (Mt 1:21, Lc 19:10, Hc 4:12, Jn 13:17) sino que por sobre todo, es Señor, y el que dice ser su discípulo, por norma escritural está sometido a su voluntad. Una cosa es pedir a Dios, la otra muy diferente es, exigir a Dios. Ahora bien, ¿que significa que Cristo sea nuestro Señor?, ¿si él es Señor, esta obligado por nuestra oración?Consecuencia engañosa

Una de las características de todas las iglesias “carismática”, o con un énfasis en lo metafísico, es la gran cantidad de miembros, el hecho que el señor Cho tenga la iglesia mas grande del mundo, no es una casualidad, ahora bien, para dar a entenderte este punto, daré el ejemplo que vislumbra la realidad de estas grande aglomeraciones de “cristianos”. Si usted tiene enseñanzas que dan la posibilidad de ser ejecutadas por sus feligreses, en las cuales se concede poder sobre todo lo que el feligrés puede llegar a tener, producto del poder de la palabra, esto incluye salud, dinero, amor, etc. ¿Qué cree usted que será la consecuencia lógica? Si su iglesia no sustenta doctrinas como las de señor Cho, ¿puede esperar tener la iglesia más grande del mundo?, por supuesto que NO. Entonces, en el caso del señor Cho, surge una pregunta bastante lógica, ¿Cuál es el fundamento real de su crecimiento? ¿Será avivamiento bíblico?
Ahora bien, Según las Escrituras, Cristo como Señor, es el que decide, no nosotros, leemos:
Lc 14:26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Lc 14:27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.Efe 5:17 Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.1Jn 5:14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosaconforme a su voluntad, él nos oye.1Pe 4:1 Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado,1Pe 4:2 para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. Mar 3:33 El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?Mar 3:34 Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.Mar 3:35 Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.

Ahora bien, ¿que es lo que se nos enseña en estos versículos?Lo

primero, es que la relación del creyente con Dios, es una relación justa, esto implica que los términos de la relación son los de Dios, por lo tanto, los requerimientos que podamos hacer a nuestro Señor, están supeditados a su voluntad, el NT amplifica esta verdad diciendo:
“…Con Cristo estoy juntamente crucificado…” Gálatas 2:20“…Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva…” Rom 6:4
Esta es la condición del discípulo de Cristo, su posición no es la de exigir, sino de acatar, es Dios el que decide, la crucifixión y sepultura que el apóstol menciona, nos enseñan que nosotros hemos decidido morir a nuestros deseos, hemos aceptado otro tipo de parámetros normativos para nuestra vida, por ende, la pretensión de exigir a Dios lo que necesitamos, se aleja de lo que él nos permite, esto es: petición (oración), no así, una declaración, o decreto.
Lo segundo, es que se nos ordena a buscar, he indagar cual es su voluntad, tarea que merece conocerle. Es bastante clara la declaración del apóstol, cuando se nos dice que la petición será escuchada, no cumplida, y de acuerdo a sus propósitos, por lo tanto, el discípulo se caracteriza, por saber pedir, y en segundo lugar, por descansar en que él nos ha escuchado, sabiendo que el "no", es una respuesta posible, situación que agradecemos, porque sabemos que estamos bajo su señorío y bajo sus propósitos, los cuales sabemos son mejores. Es más, Cristo dijo que el verdadero discípulo, acepta como última palabra, lo que Dios ha querido contestar.
Un ejemplo del pensamiento anterior, nos da el equilibrio correcto.
Mateo 15:22-28 relata la historia de una mujer cananea, la cual supo de Jesús, el relato nos cuenta que ella fue donde Jesús a pedir sanidad para su hija, lo interesante es que Jesús no accedió a su petición de forma inmediata, la insistencia, la seguridad, la fe de esta mujer fue premiada, en el tercer ruego. El segundo ejemplo, es el caso del apóstol Pablo, como bien sabemos, el pidió a Dios en tres ocasiones por su molesto aguijón, como bien sabemos, la respuesta de Dios fue negativa, Pablo tuvo que vivir con su aguijón.Ahora bien, ¿que se desprende de esta particular forma de obrar de Dios? Si como dicen algunos rápidamente !Dios es el mismo de ayer, por lo tanto el sana!, si bien es cierto, Dios sana hoy, sus propósitos son tan diferentes según sus planes, la sanidad, como la enfermad y la muerte de alguien, no siempre se toman como la voluntad de Dios, en el caso de la mujer cananea, Dios quiso revelar su poder por medio de la fe de una mujer que no era parte de lo que en ese entonces se consideraba digno de Dios( una mujer, y mas enzima cananea) , en el caso de Pablo, Dios quiso dejar su aflicción, a cambio de lo que Pablo estaba suplicando, el poder de la gracia, entonces, en primera y ultima instancia, no es nuestra palabra que decide, no es nuestra voluntad la que se impone, sino los propósitos divinos, ellos son la norma, por lo tanto, creer que: El poder creativo de la palabra, puede irrumpir la voluntad de Dios, no solo es una locura, sino también una herejía.


mega iglesias: Una estafa multimillonaria - negocio redondo


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La fiscalía de Corea del Sur inició una investigación la semana pasada al reverendo Cho Yong-gi, fundador de la Iglesia del Evangelio Completo de Yoido en Seúl.
Iglesia de Yong gi Cho Iglesia más grande del mundo investigada por manejo de finanzas
Según Global Voices, dicha investigación surge luego de que los ancianos de la iglesia de Cho presuntamente lo acusaran de desviar donaciones por valor de unos ₩ 23000000000 (20 millones de dólares) para salvar a su hijo de las enormes pérdidas que tuvo en inversiones de acciones.

Cho, de 75 años, es una figura legendaria en la historia de la iglesia de Corea del Sur. Fundó la Iglesia Yoido del Evangelio Completo en 1958 la cual creció como la mayor iglesia cristiana pentecostés en Corea del Sur y en el mundo, con aproximadamente 1 millón de miembros (2007). El reverendo Cho, por su parte, ha desmentida las acusaciones y alega que éstas son producto de  una campaña de desprestigio, que ya ha dañado su reputación más allá de la reparación.

El caso de malversación de fondos en el cual está implicada la iglesia del Rev. Cho, ha provocado el debate público a través de la Internet. Los ciudadanos, señalan la corrupción de la iglesia protestante de Corea y su abandono de la función pública, sugiriendo incluso que se levante la exención fiscal concedida a las iglesias.

Corea no es una nación cristiana, ni históricamente, ni demográficamente, pero la influencia de la religión se puede sentir en todas partes. Dos presidentes, han sido ancianos de la iglesia y los famosos hablan con frecuencia sobre sus experiencias de la iglesia. Incluso al subir hasta el observatorio de la montaña Namsan en el corazón de la capital Seúl, las cruces rojas de neón se pueden ver en cada esquina.

Algunas de las iglesias más grandes del mundo están en Seúl, donde se pueden encontrar “mega-iglesias” que tienen más de 10.000 asistentes regulares todos los domingos. Corea del Sur pasa a ser uno de los países más cristianos en el este de Asia con 8.8 millones de protestantes y 5.1 católicos.

Alejamiento
Durante la última década, sin embargo, el número de protestantes ha hecho una fuerte caída de 8.8 millones a 8.6 millones de personas. El cristianismo es cada vez más impopular. Pastores ricos han perdido credibilidad en la apropiación de grandes cantidades de dinero de la iglesia para su uso personal, pagando facturas de  construcción de iglesias sin el consentimiento de sus congregaciones y obligando a sus asistentes a cubrir los costos astronómicos de las construcciones más grandes, e instalaciones más elegantes.

Numerosas personas, especialmente las generaciones más jóvenes, también se han alejado del cristianismo después que varios pastores enfrentan cargos penales por asalto sexual y cuando las iglesias prominentes llegaron a ser extremadamente partidistas a favor del partido político gobernante.

Controversias financieras
Se estima que los ingresos totales de las iglesias protestantes de Corea es superior a 400 000 000 000 won coreanos (USD 340 millones). Wiki Tree, la agencia de noticias ciudadanas, en línea de Corea del Sur comentó que si sólo unos pocos de líderes de la iglesia son los que toman decisiones sobre cómo gastar esta enorme cantidad de dinero nadie podría garantizar su transparencia, ya que este dinero es una oportunidad no sólo para corromper la iglesia, sino de corromper a la sociedad coreana. Otro informe de prensa reveló que sólo el tres por ciento del dinero se utiliza para ayudar a los menos afortunados económicamente.


Los T´tulos Religiosos ¿qué dice la Biblia?: REVERENDO palabra vetada para el uso humano


biblias y miles decomentariosTítulos Religiosos:
Títulos Religiosos ¿Qué Dice la Biblia? 
 

  El uso de títulos religiosos es muy común actualmente. A menudo, ministros, predicadores y maestros religiosos portan títulos mediante los cuales los ponen aparte, como un grupo especial de gente santa. ¿Sostiene la Biblia esta práctica? ¿Qué dice la Biblia con respecto a portar títulos religiosos?

  Primero, Jesús se dirigió a esta pregunta en Mateo 23:7-10. Jesús condenó el uso de títulos religiosos tales como maestro, rabí y padre. Jesús habló claramente sobre este tema cuando dijo en Mateo 23:9, “Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos.”

  Segundo, la palabra  reverendo nunca es usada en la  Biblia como un título religioso. La palabra  reverendo es usada en Salmos 111:9  en referencia al nombre de Dios: “Redención ha enviado a  su pueblo; Para siempre ha  ordenado su pacto; Santo y reverendo es su nombre.” La palabra reverendo nunca es usada en la Biblia para designar al ser humano. El Nuevo Testamento no se refiera a Pablo como Reverendo. Miren al inicio de las cartas de Pablo donde se hace  referencia el mismo, y nunca encontrarán donde se llame él mismo como Reverendo  Pablo (Romanos 1:1; 1Corintios 1:1; 2Corintios 1:1). Pablo se refirió a él mismo como predicador, maestro y apóstol (2Timoteo 1:11). Pablo mandó a Timoteo, “Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio (2Timoteo 4:5)” Los más altos títulos religiosos, que son comunes actualmente, son desconocidos en el Nuevo Testamento.

  Tercero, la Biblia enseña que cada miembro de la iglesia o reino de Cristo es un sacerdote. Pedro escribió “Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios (1Pedro  2:9)” Juan añadió “Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre (Apocalipsis 1:6)” La idea que solamente los predicadores o aquellos quienes públicamente proclaman la palabra son sacerdotes es errónea. Los miembros de la iglesia del Señor no están divididos en clero y en laicos (Gálatas 3:28). Jesús dijo a sus discípulos, “ . . . y todos vosotros sois hermanos (Mateo 23:8)” Pedro se refirió a Pablo como hermano Pablo y no como Padre Pablo, Reverendo Pablo o Clérigo Pablo. Los seguidores de Cristo no usan títulos mundanos, sin embargo están para “hablar conforme a las palabras de Dios (1Pedro 4:11)”

  La enseñanza bíblica es clara en el  uso de títulos religiosos. Pablo escribió, “Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa . . . cada uno a los demás como superiores a él mismo (Filipenses 2:2-3)


lunes, 21 de noviembre de 2011

Los Topes que debes apartar: El lider no nace , se hace

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Todo líder tiene topes.
Entonces Samuel dijo a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero.
(1 Samuel 13:13–14)
Todo líder tiene topes en su vida. Nadie nace sin ellos. No desaparecen cuando la persona recibe un título, alcanza una posición o es investido de poder. El asunto no es si tiene topes o no. El asunto es lo que va a hacer con ellos.
los topes que limitaron a saúl
Cuando Dios hizo a Saúl rey de Israel, quitó todos los topes externos de la vida del nuevo gobernante. Saúl recibió la unción de Dios, asumió la posición de rey y tenía el potencial de convertirse en un gran líder. Aunque no tenía topes exteriores en su liderazgo, aun quedaban en él los internos. Y eran muchos:
          Miedo. Comenzó su reinado escondiéndose entre el bagaje, y tuvo miedo de enfrentar a Goliat.
          Impaciencia. Se negó a esperar a Samuel y tuvo el atrevimiento hacia Dios de ofrecer con sus manos el holocausto que debía ser presentado exclusivamente por un sacerdote.
          Rechazo. Cuando Samuel le dijo que había sido desechado como rey, Saúl siguió como si todo estuviera bien.
          Impulsividad. En forma imprudente e irreflexiva hizo un juramento que casi le costó la vida de su hijo Jonatán.
          Fraude. Usó a su hija Mical como soborno al ofrecerla a David como esposa si vencía a los filisteos, pero la esperanza de Saúl en realidad era que David muriera en la batalla.
          Celos. Se puso furioso cuando el pueblo lo comparó con David. De allí en adelante su ojo celoso estuvo puesto sobre el hombre que consideró como enemigo.
          Enojo. Más de una vez intentó matar a David con su lanza mientras éste tocaba el arpa para él.
La mayoría de los topes de Saúl tenían que ver con la debilidad de su carácter. Desafortunadamente estaba más preocupado en guardar las apariencias que en pulir su carácter. Aun cuando fue desechado como rey, Saúl estaba muy preocupado por el qué dirán. Suplicó a Samuel: «Yo he pecado; pero te ruego que me honres delante de los ancianos de mi pueblo y delante de Israel» (1 Samuel 15:30). Puesto que nunca quitó los topes de su liderazgo, Dios lo sacó del trono de Israel.
los topes que no limitaron a david
Cuando usted examina la vida de David ve que también tenía diversos topes en su vida, internos y externos:
1. su familia
Las limitaciones de David comenzaban en su hogar. Cuando se le pidió a Isaí, su padre, que reuniera a todos sus hijos para que Samuel eligiera al nuevo rey de Israel, David no fue invitado a participar. Su padre lo despreció y lo pasó por alto.
Lo mismo hicieron sus hermanos. Cuando David fue al frente de batalla a visitarlos, se hizo evidente el desprecio de ellos hacia él. Cuando David habló con firmeza contra el blasfemo desafío de Goliat, sus hermanos lo insultaron y le pidieron que se fuera a casa.
2. su líder
Saúl trató continuamente de impedir el liderazgo y eficacia de David. Cuando David se ofreció para pelear con el gigante, Saúl le dijo: «No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él» (1 Samuel 17:33). Entonces trató de ponerle su pesada armadura al muchacho. Más tarde Saúl declaró que David era su enemigo. Por muchos años, Saúl trató de matarlo repetidas veces.
3. su trasfondo
Saúl provenía de una familia buena y poderosa. Se describe a su padre como «Cis, hombre valeroso, hijo de Abiel, hijo de Zeror, hijo de Becorat, hijo de Afía, hijo de un benjamita» (1 Samuel 9:1). Sin lugar a dudas, era terrateniente, líder en su tribu y comandante militar en los tiempos de guerra. Por otra parte, David era de una familia pobre de pastores. Se le describe como hijo de Isaí de Belén, hombre sin linaje elevado y sin una poderosa posición. David tampoco era el hijo mayor. Era el octavo y menor de la familia.
4. su juventud e inexperiencia
Cuando fue ungido por Samuel, David era solamente un muchacho y no tenía otra experiencia sino la de cuidar ovejas. Cuando avanzó para enfrentarse a Goliat, se le consideró «sólo un muchacho» y nunca había peleado en una batalla. Una y otra vez la gente lo menospreció y le faltó el respeto por tales razones.
Finalmente David se convirtió en gran líder; sin embargo no fue porque no tuviera limitaciones en la vida. Logró mucho porque se dedicó a levantar sus topes.


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