LA ESCUELA DOMINICAL EVANGÉLICA
Métodos de enseñanza
La importancia de la enseñanza de la Escuela Dominical radica en su definición. Enseñar en la Escuela Dominical es guiar el aprendizaje de los alumnos, con el propósito fundamental de que el evangelio cambie la vida de sus oyentes .
Como es obvio, enseñar es mucho más que la sola presentación de la verdad. Es un proceso que involucra al maestro y al alumno con la Palabra de Dios. Por lo tanto, es imperativo que la Escuela Dominical enseñe adecuadamente las Sagradas Escrituras, si ha de crecer de acuerdo a las normas neotestamentarias.
ENSEÑAR EXPLICANDO LA PALABRA DE DIOS
La Escritura es la Palabra de Dios, que es la fuente de la vida cristiana. En la Escuela Dominical, el maestro debe usar cuantos métodos le sean posibles, pero el fundamento de la instrucción es explicar el texto de la Biblia.
La Palabra de Dios nos da el fundamento de la doctrina ( 2 Timoteo 3:16 ); limpia la vida ( Salmo 119:9 , 11 ); otorga poder ( Mateo 4:6–10 ); consuela ( Jeremías 15:16 ); da directivas para vivir ( Salmo 119:105 ); y es la fuente de vida eterna.
Hay un lugar especial para enseñar la Palabra de Dios a los inconversos. La Biblia los convencerá de pecado ( Jeremías 23:29 ); les señalará la persona de Jesucristo ( Juan 1:36 ); les dará una nueva naturaleza ( 2 Pedro 1:4 ); y será el instrumento que los haga nacer de nuevo ( Juan 1:12 ; 1 Pedro 1:23 ). Por lo tanto; explicar las Sagradas Escrituras es el fundamento de la Escuela Dominical.
1. Presentación del maestro .
Hay muchos métodos de enseñanza, pero el punto central del proceso es la presentación que del tema hace el maestro. Esto toma generalmente el nombre de método de disertación , y constituye el fundamento de la instrucción para explicar el texto de la Biblia.
El maestro tiene que estar bien equipado cuando intenta explicar la Palabra de Dios. Debe tener una visión panorámica del tema y de la relación que el mismo guarda con la vida de sus alumnos. Durante la clase no debe adoptar una actitud dogmática ni agresiva. Sin embargo, el maestro debe saber lo que cree y debe estar capacitado para explicarlo a su clase. El maestro es un pastor; debe guiar a sus ovejas a verdes pastos donde puedan alimentarse de la Palabra de Dios.
La palabra hablada ejerce un fuerte impacto sobre las mentes jóvenes. Esta es la razón por la cual Moisés, Pablo y otros grandes líderes de Dios acostumbraban hablar la Palabra de Dios. Con todo, ninguno de ellos se limitó a disertar solamente. Hay ocasiones en que el maestro quiere disertar porque al hacerlo: (1) gana tiempo, (2) puede abarcar más material, (3) puede manejar grupos más numerosos, o porque (4) éste es el método más fácil de aplicar.
2. Participación del alumno .
El éxito de la presentación del maestro depende del mismo maestro. Si es una persona dominante, la clase no estará participando en el proceso de aprendizaje. Si es impreciso y se va por las ramas, la clase no sabrá adónde va. Es importante, en el proceso enseñanza/aprendizaje, que el maestro dirija a los estudiantes al propósito de la lección por medio de una participación personal . Debe haber un enfoque equilibrado.
Cuando el maestro opta por dar la clase utilizando el método de la disertación, obtendrá una mejor respuesta en atención y logrará mejores resultados si suplementa la disertación con la participación. Luego de haber desarrollado un determinado punto de la lección, puede detenerse para formular una pregunta y esperar que algunos voluntarios la contesten.
Esto probablemente provocará una discusión al formularse otra pregunta y provocar así las respuestas de los alumnos. Por un breve rato también pueden aplicarse otros métodos de enseñanza—una idea brillante de súbita inspiración, dramatización—para ampliar un punto; luego el maestro puede seguir con el siguiente punto de la disertación.
ENSEÑAR UTILIZANDO LAS ACTIVIDADES
Los niños sienten ansias de aprender. Sus cuerpos, activos y en pleno desarrollo, necesitan tener oportunidad de moverse y explorar el aula. Los niños necesitan poder caminar por el aula. Deben sentirse libres para formular preguntas respecto a las cosas que ven.
Sin embargo, no es suficiente el movimiento por el movimiento en sí. La Escuela Dominical tiene que proveer los medios para que los preescolares exploren las lecciones que están aprendiendo. Los alumnos de escuela primaria necesitan usar sus manos y sus pies para participar en la clase. Los estudiantes más adelantados en edad, utilizan su mente para la interacción recíproca.
A los niños no les gusta estar sentados y quietos, ni son buenos oyentes, pero sí son excelentes aprendices. Les gusta aprender de los libros, de las ilustraciones y de los cartelones colgados en la pared. Les gusta aprender formulando preguntas y les gusta aprender viendo cosas diferentes.
En razón de que los niños son personalidades dinámicas en crecimiento, aprenden al estilo popurrí. Aprenden muchas lecciones al mismo tiempo. Adquieren habilidades, memorizan versículos, imitan la vida del maestro o maestra, y aprenden a entenderse con otros niños. Todas estas lecciones ocurren en un solo proceso de enseñanza.
A veces la participación activa de los niños incomoda a los adultos. Quieren que los alumnos no se muevan de sus asientos y estén callados, pero los pequeños no están hechos de esa manera. Claro está que debe haber un tiempo y lugar durante la clase, en el cual los alumnos estén quietos y escuchen al maestro cuando les explica la Biblia. Sin embargo, se lleva a cabo un ordenado aprendizaje informal durante toda la clase por medio de la actividad de los niños.
1. Actividades de aprendizaje .
Para los niños más pequeños se pueden disponer distintos recursos para centralizar ciertas actividades. Prepare un círculo de sillas o una alfombra grande para contar cuentos. Se deben proporcionar mesas para los trabajos manuales, tales como colorear, cortar y pegar, así como estantes a mano para guardar la provisión de lápices de color, papel, lápices comunes, pasta, etcétera.
También se necesita una mesa para exhibir algo de la naturaleza, como plantas, una pecera con peces, o arena y conchas, o un tesoro que uno de los niños haya traído de su último viaje de vacaciones y que preste a la clase temporalmente. Un centro para recordar proveerá espacio para el gráfico de memoria y los materiales correlacionados.
Un espacio provisto de libros y juegos permitirá que el niño que haya terminado su tarea antes que los otros, vaya y se recree hojeando un libro, procurando armar un rompecabezas, o disfrutando de un juego, todo lo cual haya sido presentado previamente en una sesión de clase. Muchas otras posibilidades se le ocurrirán a un maestro creativo.
No olvide nunca que los niños aprenden haciendo: coloreando, pegando, cultivando una planta o dibujando un mural en la pared. Los niños de grados primarios aprenden explorando la Biblia, hablando entre ellos o planificando actividades en grupo. También les gusta formular preguntas a sus maestros. Al abrirse a la discusión, revelan que están abriendo su tierno corazón a Dios.
Recordemos, además, que las paredes de un departamento o de un aula también enseñan. Los maestros pueden hablar a sus alumnos por las cosas que cuelgan en las paredes: cartelones, versículos murales, calendarios y decoración estacional. El maestro puede recurrir a una sencilla prueba. Camine por el aula haciéndose las siguientes preguntas: ¿Es atractiva esta sala? ¿Hay algo nuevo en la sala que no estaba aquí el mes pasado? ¿Cuelgan de la pared cuadros atractivos? ¿Un muestrario? ¿Algo de la naturaleza? ¿Se exhiben ilustraciones de los trabajos manuales de los niños?
El aprendizaje informal resulta mejor cuando hay una formal preparación previa. Y esto requiere dirección de parte del maestro.
2. Apelar a lo que interesa a los niños .
A los niños les interesa prácticamente todo en la vida, pero cada nivel de edad tiene sus propios atractivos y fascinaciones. El maestro puede enseñar valiéndose del interés de los niños.
A los niños pequeños les gustan mucho los animales, la naturaleza, los artefactos de todo tipo, los colores, las lecciones objetivas y las flores. Al ir creciendo, se interesan más en llevarse bien con los demás y con el mundo que se extiende más allá de su hogar. Cuando pasan por la adolescencia, una vez más sus intereses se proyectan al mundo en el cual viven: la carrera, el matrimonio y el amor. Finalmente, los adultos se interesan en tener una familia, relacionarse bien con su cónyuge, y solucionar sus problemas vocacionales.
La Biblia habla a todas las necesidades de la vida. A la gente le interesa vivir una vida feliz y significativa; por lo tanto, los alumnos pueden ser alcanzados a través de sus intereses. El maestro que permanentemente les dice a sus alumnos que “no se muevan y escuchen”, ignora el hecho de que Dios puso deseos en ellos. Los alumnos quieren aprender, quieren moverse y formular preguntas. La vida es activa y la enseñanza debe ser conducida activamente.
ENSEÑAR SATISFACIENDO NECESIDADES
La participación por la participación en sí puede llegar a ser nada más que una “laboriosa ocupación”. Escuchar una disertación puede no ser más que “simple rutina”. De la misma manera el colorear un dibujo o pegar figuras puede llegar a ser muy poco estimulante. El maestro puede ejecutar todo cuanto la ciencia docente le indique, pero hasta que no satisfaga las necesidades de sus alumnos, no ha enseñado la lección. Los hechos relativos a la Biblia y las palabras del manual pueden olvidarse fácilmente, pero cuando la Biblia satisface las necesidades del alumno, la lección se le pegará por el resto de su vida.
El maestro que satisface las necesidades, tiene que atender al alumno que aprende rápido y que explora mucho más que el niño rebelde. El maestro que sale al paso de las necesidades, procura motivar al alumno que demuestra poco interés. El maestro necesita conocer a sus alumnos para poder ayudarlos.
El propósito de la Escuela Dominical es el crecimiento espiritual. Los niños crecen conforme se resuelven sus problemas interiores y se satisfacen sus necesidades. Cómo se enseña a caminar a un bebé ilustra el caso. No disertamos con él sobre los principios que rigen el arte de caminar. Tampoco le hacemos una demostración de cómo caminar. Basta observar cómo un padre le enseña a su hijo a caminar. Toma al bebé con ambas manos, sosteniendo y guiando cada acción de él. En un momento dado el padre tira suavemente de la manita izquierda hacia adelante, haciendo que el bebé dé un paso con la pierna izquierda. Luego repite el procedimiento con la mano derecha. La meta final es que la criatura camine sin la ayuda del padre.
La Escuela Dominical ayuda a los alumnos a caminar en el Señor. El maestro es más eficiente cuando trabaja invidivualmente, ayudando a sus alumnos a dar un paso a la vez. Supongamos que el bebé da su primer paso y el padre se desilusiona porque su hijo no echa a correr. La desilusión del padre podría destruir la iniciativa del hijo. Cuando los alumnos dan un paso espiritual, el maestro debe demostrarles amor y apoyo en cada paso sucesivo. El experimentar una sensación de logro y de dirección es parte del aprendizaje; el maestro tiene que darles esto a sus alumnos.
ENSEÑAR POR IMITACION
El maestro es el que determina qué aprendizaje se seguirá en el aula. El maestro que ama la Palabra de Dios tiene el compromiso de comunicarla a sus alumnos. Asimismo, el maestro que ama a los niños se siente comprometido a ayudarlos a satisfacer sus necesidades. Pero, en definitiva, la lección más importante del maestro es él mismo. El maestro que es llamado por Dios querrá ser el mejor ejemplo posible para sus alumnos.
La identificación ayuda a cambiar vidas. Los niños varones aprenden el papel que habrán de desempeñar en su vida identificándose con sus padres. Más adelante, se identifican con otros hombres adultos, que, es de esperar, sean cristianos piadosos. Las mismas fuerzas actúan en la vida de las niñas. Todos los niños deben tener un piadoso maestro (o maestra) de Escuela Dominical que ame a Jesucristo, de modo que reciban su saludable influencia.
Más y más niños provienen de hogares desavenidos. Carecen de padre o de madre que les sirvan de modelo en la vida. Tales niños deben poder encontrar en su maestro o maestra de Escuela Dominical, un padre o madre substitutos que posean las cualidades de Jesucristo. Aquellos niños que no han conocido nunca un padre cristiano, pueden empezar a apreciar el amoroso cariño de su Padre celestial a través de su maestro de Escuela Dominical.
Los maestros comunican más por sus acciones que por sus palabras. A veces la forma en que un maestro le estrecha la mano a un niño, le dice sin palabras que lo quiere. Y se lo dice mucho mejor que las palabras colocadas en un franelógrafo. Por supuesto, tanto las palabras que se expresan como las acciones que simbolizan, deben complementarse recíprocamente.
RESUMEN
El maestro debe tener cuidado de usar palabras adecuadas, de hacer participar a los alumnos, de alcanzarlos mediante sus actividades, y de asegurarse de que logra satisfacer sus necesidades, siendo en todo momento un piadoso ejemplo. Este es el proceso de enseñanza.
Aprender es como tomar un remedio: cada persona tiene que hacerlo por sí misma. Nadie puede hacerlo por los alumnos. De la misma manera, toda persona tiene que aprender por sí misma las lecciones que Dios quiere que aprenda. El propósito de la enseñanza de la Escuela Dominical es enseñar la Palabra de Dios a los inconversos, y hacer que el cristiano crezca en Jesucristo, de modo que todo alumno pueda ser “… un hombre perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” ( Efesios 4:13 ).
PREGUNTAS CLAVES PARA ESTUDIO Y ANALISIS
1. Defina qué se entiende por enseñanza en la Escuela Dominical.
2. ¿Por qué es parte importante de la enseñanza la lectura y explicación de la Biblia?
3. Nombre tres distintas maneras en que el maestro puede hacer participar a los alumnos en la lección.
4. ¿Cuál es el papel que juega la actividad en la enseñaza?
5. ¿Qué cosa resulta evidente en la vida de un alumno si el maestro le ayuda a resolver sus problemas basado en las lecciones de las Sagradas Escrituras?
6. ¿Cuál es la lección más importante que un maestro puede enseñar?
ACTIVIDADES PARA ESTUDIO Y APLICACION ADICIONALES
1. Pida a los alumnos de la clase que den su testimonio acerca del maestro que ejerció la mayor influencia en su vida. Pídales que analicen por qué esa persona tuvo tal impacto sobre ellos.
2. Pida que cada alumno de la clase exponga su opinión de por qué Cristo fue un maestro eficiente. Anote las ideas en el pizarrón. Luego pida que la clase analice las sugerencias, buscando la figura de un maestro “ideal”.
3. Haga un estudio de la proyección evangelística de su Escuela Dominical. Determine cuántos alumnos se han ganado para Cristo por medio de la Escuela Dominical. Un gráfico que exhiba el número de visitas, el crecimiento de las clases y las campañas especiales, darán una idea de las actividades ganadoras de almas de su iglesia.