jueves, 28 de marzo de 2019

Para ser un esposo ejemplar tú debes primero estar en una correcta relación con Dios

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





 
Pastoree y ame a su esposa 

La Voluntad de Dios para los Esposos Cristianos

La voluntad de Dios para cada esposo cristiano es que pastoree y ame a su esposa de la forma en que Cristo pastorea y ama a la Iglesia (Efesios 5:23–33). De hecho, los hombres cristianos están llamados a seguir a Cristo en todos sus caminos.

El que dice que permanece en él, debe andar como El anduvo.
1 Juan 2:6

Cristo es nuestro ejemplo perfecto en todas las cosas. Nos han sido dados muchos otros ejemplos en las Escrituras también. Algunos ejemplos son buenos y algunos malos. Se nos han dado buenos ejemplos para que pudiéramos ver claramente el patrón de Dios. Los malos ejemplos nos muestran los patrones equivocados. A través de estos ejemplos malos, Dios está buscando revelar lo que es a menudo difícil para nosotros de reconocer en medio de nuestras propias circunstancias. Dios usa ambos, buenos y malos ejemplos, para movernos hacia Su misma semejanza.

Dios no solo quiere que veamos los ejemplos correctos, sino que El también quiere que cada uno de nosotros seamos el tipo correcto de ejemplo para otros. Necesitamos recordar que ya somos algún tipo de ejemplo para otros. La pregunta es, ¿de qué tipo? Los siguientes son cuadros de la Escritura acerca de Cristo (nuestro ejemplo perfecto), y nuestra necesidad de ser ejemplares. Mientras los leas verás que Dios nos ha hablado claramente y poderosamente acerca de ejemplificar a Cristo.










 
Siguiendo el Patrón Perfecto

Te sorprenderías al aprender cuanto la Escritura tiene que decir acerca de ejemplos. También podrías sentir que un ejemplo bíblico es un calzado que nunca podrías llenar. En las Escrituras, el término griego por ejemplo (typos), patrón o modelo (hypodeigma), e imitador (mimetes) son palabras claves. Typos, en particular, puede arrojar mucha luz a nuestro esfuerzo de ser ejemplares. Esta palabra carga con ella la asunción de una guía de acompañamiento. Era usada para referirse al trazar y practicar las letras de uno. Un ejemplo claro de esta definición es visto en las escuelas primarias a través del país. Nuestros niños aprenden a escribir alfabeto al ver primero las letras (lo cual sirve de guía), luego al trazar las letras, y finalmente al intentar formar las letras a pulso.

El énfasis de esta palabra no está necesariamente en la perfección de la copia resultante, sino en la atención cuidadosa dada al ejemplo perfecto y al propósito determinado de seguirlo.
Asimismo, nosotros como esposos debemos estar enfocados en nuestro ejemplo perfecto, el Señor Jesucristo. Debemos cuidadosa y decididamente esforzarnos a copiarle, no importa cuan inadecuado nuestro intento sea al comienzo. A medida que continuemos en este esfuerzo seremos ejemplares. Habrá más y más de una semejanza con Cristo que otros puedan seguir. Como el Apóstol Pablo dijo,

Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
1 Corintios 11:1

Entonces, ¿Qué significa realmente ser ejemplar? De nuestro estudio hasta ahora, podemos recopilar una definición de trabajo. Ser “ejemplar” es:

  Servir como una copia en mejoría de nuestro patrón perfecto, Jesucristo, al deliberadamente enfocarnos en y practicar Su Semejanza.


El Fruto (Rasgos) del Esposo Ejemplar

Es Dios quien produce frutos verdaderos en el corazón (Mateo 7:17–18; Gálatas 5:22, 23). Solo el corazón que realmente conoce a Dios y anda con Dios puede comenzar a parecerse al corazón de Dios. Un esposo dará buenos frutos en carácter y obra solamente cuando los pensamientos e intenciones de su corazón busquen a Dios, amen a Dios, y deseen glorificar a Dios. Tal hombre dejará detrás un legado que continuará siendo un ejemplo aún mucho después de haber partido.


¿Quién Puede Ser el Esposo Ejemplar?

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Filipenses 3:12–14

Cualquier condición en la que creas que esté tu corazón y vida de fruto, no necesitas ni debes permanecer en esta condición. Para ser un esposo ejemplar tú debes primero estar en una correcta relación con Dios; luego, debes reconocer que el crecimiento y el propósito son necesarios para comenzar a perseguir tu ejemplo perfecto. Luego debes darte cuenta que el pecado es lo único que se puede interponer en tu camino. Tú debes tener gran esperanza en esta verdad porque el pecado puede ser confesado y apartado con la ayuda de Dios. Ningún esposo cristiano esta destinado a ser un esclavo de su carne, desamparadamente limitado por su pasado o “tipo de personalidad,” o desamparadamente afectado por ejemplos pobres vividos delante de el. Una vez que este acepta responsabilidad por su propio pecado, puede cambiar a través de las provisiones de Dios (Romanos 12:2). (Ver la sección del capítulo 3 de la Provisión de Dios en la Santificación.”) Entonces, ¿quién puede ser el esposo ejemplar? Cualquier hombre cristiano puede.


¿Estás Listo?

Convertirse en el esposo ejemplar será un proceso de crecimiento. Al final queremos ser como Cristo. Cada esposo debe hacer su propio examen honesto de la condición de su corazón antes de poder comenzar a construir una vida ejemplar. Luego, él debe reconocer el estándar perfecto de Dios y determinar su compromiso a obtenerlo. Tú debes contar el costo de seguir a Cristo. Es muy seguro que te costará tu propia voluntad y el obtener las cosas a tu manera, porque no podremos tener ambos la manera de Dios y la nuestra. Este hecho debe ser reconocido al principio del compromiso de construir una vida y matrimonio ejemplares.

Existe solo una cosa que verdaderamente motivará a los hombres a seguir el ejemplo de Cristo. Esa cosa es conocer a Cristo Mismo. En otras palabras, es una relación correcta con Dios la que produce el deseo de la Semejanza con Cristo. Debes ser verdaderamente uno de sus discípulos, o no podrás ser un esposo ejemplar. Claro, una relación correcta con Dios está basada en un conocimiento exacto de El como El es revelado en la Biblia.
No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Romanos 12.2

miércoles, 27 de marzo de 2019

Dios inicia el amor, lo derrama sobre su pueblo y espera...

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
Dios muestra lo que es por lo que hace.


Juan ya mencionó el tema del amor en pasajes anteriores (2:7–11; 3:11–18, 23). Ahora, en un cambio abrupto, presenta un análisis completo de este tema. En su consideración Juan continúa formulando contrastes y paralelismos. Los eruditos probablemente estén en lo correcto cuando consideran que los versículos 7–10 son una expresión poética (compárese con 2:12–14). A fines de una mayor claridad, escribo los cuatro versículos siguientes en forma poética.

    7. Queridos amigos, amémonos unos a otros,
         porque el amor viene de Dios.
      Todo el que ama ha nacido de Dios
         y conoce a Dios.
    8. El que no ama no conoce a Dios
         porque Dios es amor.

Estos dos versículos y los dos siguientes están entre los más atesorados de toda la epístola. Hablan del amor que se origina en Dios y describen al creyente como una persona que ama y conoce a Dios. En contraste con esto, el incrédulo no ama porque no conoce a Dios.

a. “Queridos amigos, amémonos unos a otros”. Juan se dirige a los lectores usando el término familiar queridos amigos (2:7; 3:2, 21; 4:1, 7, 11) que literalmente significa “amados”. Incluye en esta oración una exhortación al amor mutuo. Aquí él no está analizando el afecto que los miembros de una familia sienten unos por otros. En cambio, lo que hace es escribir el verbo amar, que significa “amor divino”. Juan indica que Dios inicia el amor, lo derrama sobre su pueblo y espera que a su vez los miembros de dicho pueblo manifiesten ese mismo amor unos por otros.

b. “Todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios”. Esta es, pues, la señal distintiva del creyente. La persona que nace de Dios (2:29; 3:9; 5:1) es una ventana a la vida a través de la cual el amor de Dios brilla en el mundo. El creyente manifiesta su amor a su prójimo haciendo por el prójimo lo que él mismo desea que hagan por él. En definitiva, él muestra su amor obedeciendo la Regla de Oro (Lc. 6:31). Su amor es genuinamente abnegado.
El creyente ama a su prójimo como a sí mismo, porque, como escribe Juan, ese creyente conoce a Dios. Es decir, él tiene comunión con Dios el Padre y con su Hijo (1:3) y refleja por consiguiente la virtud del amor.
De paso, cuando Juan dice: “[El] conoce a Dios”, quizá haya tenido la intención de rebatir a los herejes gnósticos de su tiempo que alardeaban de su conocimiento de Dios.

c. “El que no ama no conoce a Dios”. Juan compara al creyente con el incrédulo y señala que cuando el amor está ausente el conocimiento de Dios no existe. La persona que no está en comunión con Dios por medio de la oración y que no lee la Biblia no puede ser un instrumento por medio del cual Dios demuestra su amor divino. El incrédulo ni siquiera ha comenzado a conocer a Dios. Sin conocimiento de Dios, no hay amor. El amor y el conocimiento de Dios son dos caras de la misma moneda.

d. “Dios es amor”. Los niños aprenden estas palabras en el hogar y en la iglesia. Los adultos atesoran estas tres palabras ya que en ellas Juan ha declarado una de las características de Dios: el amor. Esto significa no solamente que Dios ama a su creación y a su gente, o que Dios está lleno de amor. Quiere decir que en su mismo ser Dios es amor. Y este es el mensaje que Juan comunica en su epístola.

Agustín dice que: “Si no se dijese nada en alabanza del amor en las páginas de esta epístola, si nada se dijese en las páginas de toda la Escritura, y sólo esta frase fuera todo lo que nos dijera la voz del Espíritu de Dios: “Porque Dios es amor”; nada más haría falta.

Juan comienza el v. 7 con la palabra Amados (usada seis veces en 2:7; 3:2, 21; 4:1, 7, 11) que expresa su preocupación por el bienestar de los miembros de sus congregaciones.

Los gnósticos pretendían conocer a Dios y ser hijos de Dios pero no habían practicado el amor de Dios. Juan apela a sus lectores para que expresen y verifiquen su conocimiento de Dios por medio de la práctica del amor. Dios es amor y los creyentes han nacido de este amor, de modo que deben vivir en el amor y practicar el amor.

El v. 8 presenta esta verdad en forma negativa:
El que no ama no ha conocido a Dios. Sigue con una de las grandes afirmaciones de la Biblia: Dios es amor. Hay una descripción gráfica de Dios en esta expresión así como en las otras dos:
  • “Dios es espíritu” (Juan 4:24) y 
  • “Dios es luz” (1 Jn. 1:5).
  • Dios muestra lo que es por lo que hace. Mostró su amor para con nosotros en su obra redentora por medio de su Hijo quien es la expiación (sacrificio) por nuestros pecados. Al examinar las palabras envió y unigénito vemos otra vez la relación íntima entre el Hijo y el Padre. Jesús no llegó a ser Hijo unigénito después de nacer como hombre (encarnación) sino ya lo era antes de ser enviado. Jesús afirmó: “Yo y el padre uno somos” (Juan 10:30). Juan vuelve a insistir en que la teología está vacía si no resulta en acción ética: Si se ha recibido el amor de Dios no se puede menos que amar a otros. Porque Dios actuó en amor, nosotros debemos obrar en amor.
  • La frase Nadie ha visto a Dios jamás (v. 12) nos llama la atención. La ausencia del artículo enfatiza la naturaleza del Padre. Nadie ha visto al Padre en toda su gloria celestial, salvo por medio de su Hijo encarnado. Jesús dijo: “El que me ha visto, ha visto al Padre” (Juan 14:9; ver Juan 6:46). Juan explica que los que conocen a Dios por medio de su amor tienen el privilegio de permanecer en Dios y Dios en ellos. El amor de Dios se ha perfeccionado en nosotros. La dádiva el Espíritu Santo confiere seguridad en cuanto a la permanencia de Dios en nosotros. 
  • Aunque Juan no usa el término “Trinidad”, el concepto se encuentra frecuentemente en sus escritos. El amarse los unos a los otros y la permanencia de Dios en nuestra vida son credenciales del creyente que forman una parte vital en la proclamación del evangelio. Juan y los otros discípulos dieron testimonio de que Dios envió a Jesús a ser el Salvador del mundo. Asimismo, cada creyente debe afirmar esta verdad con su propio testimonio.

ARMA TU PREDICA
Dios es amor
4:7–19
Introducción:
“Dios es amor”. Todo tiene su fuente en el Dios de amor. El amor proviene de Dios y nos llueva a Dios. En el amor de Dios vemos cosas como la creación, el libre albedrío, la providencia, la redención y el más allá.
        I.      El amor emana de Dios y es un atributo de Dios, vv. 8, 19.
    1.      El que no ama, no ha conocido a Dios.
    2.      Dios nos amó primero.
        II.      El amor a Dios resulta en amor a otros, vv. 7, 11.
    1.      El que ama es nacido de Dios.
    2.      El amor viene de Dios.
        III.      El amor provee la salvación, vv. 9, 10, 14.
    1.      Dios envió a su Hijo para mostrar su amor.
    2.      Jesús es la propiciación por nuestros pecados.
    3.      Dios envió a su Hijo para ser el Salvador del mundo.
        IV.      El amor provee el Espíritu que mora en nosotros, vv. 12, 13, 15, 16.
    1.      Dios permanece en nosotros.
    2.      Dios ha perfeccionado su amor en nosotros.
    3.      El que permanece en amor permanece en Dios.
        V.      El amor da seguridad en el día de juicio, v. 17.
    1.      Tendremos confianza.
    2.      Seremos como él es.
        VI.      El amor borra el temor, v. 18.
    1.      El amor echa fuera el temor.
    2.      El temor no permite el perfeccionamiento del amor.
Conclusión: Amémonos unos a otros porque el amor es de Dios.
El amor es incompatible con el odio, 1 Juan 4:20–5:1.
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