lunes, 14 de octubre de 2013

Aconsejando bajo la luz de la Biblia: Consejería Bíblica sus Principios

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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Principios Bíblicos para Aconsejar

Objetivos
  1. Comprender que la consejería bíblica debe basarse en una visión de mundo según las Escrituras.
  2. Comprender que las Escrituras son las que fundamentan nuestro consejo y vida cristiana.


Introducción
Los términos consejería y aconsejamiento no pertenecen al español según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), por lo menos no en la connotación que nosotros les damos. Estos vocablos más bien son una traducción de la jerga evangélica de la palabra inglesa “counseling”, una palabra que describe una de las funciones más importantes del ministerio pastoral y de todos los miembros de una iglesia.
Con la expresión “consejería bíblica” me refiero a aquella que tiene como fundamento las Sagradas Escrituras. Con esto quiero decir que la Biblia es la que define las motivaciones, los objetivos y las estrategias de la consejería. Son las Escrituras las que nos dan el fundamento teórico para la práctica de aconsejar.
Con ello indico no solamente la parte espiritual, sino todas las partes del ser humano, porque somos seres integrales. A veces creemos que como cristianos podemos aconsejar sólo en el campo de las cosas espirituales, pero según la Escritura todas las cosas son espirituales, todas están interrelacionadas. Un problema de ira es espiritual, un problema matrimonial es espiritual, etc. La Biblia es suficiente para cambiar vidas, no solo los problemas “espirituales” (Salmo 119).

El consejero bíblico
Hoy en día existe la idea generalizada de que los únicos que pueden dar la consejería son los psicólogos, psiquiatras, orientadores u otros profesionales de las ciencias sociales. Pero la Biblia dice otra cosa, ella afirma que la consejería no es exclusiva para los expertos o profesionales. La consejería no es una ciencia es una cuestión espiritual.
La Biblia dice que la consejería puede ser dada por parte de toda la iglesia (Ro 15:1, 14; Ga 6:1–2; Col 3:16; 1 Ts 4:18; 5:11; Hb 3:13; Stg 5:16). Adams, lo expresa de la siguiente manera: “Dios llama a cada creyente a aconsejar a otros en algún punto, algún tiempo, sobre algo.” Con respecto a Galatas 6:1, Adams continúa diciendo: “La orden es clara: todos tenemos que restaurar a cualquier hermano o hermana a quién Dios haya colocado providencialmente en nuestro camino cada día.
La Consejería Bíblica es parte del discipulado cristiano que Dios nos llama a hacer en la Gran Comisión (Mt 28:19–20) como parte de la missio dei, este nos dice que debemos hacer “discípulos” en todas las naciones. Y parte del discipulado cristiano es ayudar a los creyentes a que se conduzcan según la Palabra de Dios, y una forma de hacer esto es mediante la consejería bíblica. Así, que si el mandato de la Gran Comisión es para todos los creyentes, la consejería también es un mandato para todos los creyentes.
John McArthur por su parte lo describe de la siguiente manera “desde los tiempos apostólicos, la consejería se ha realizado en la iglesia como una función natural de la vida espiritual del cuerpo de Cristo. Después de todo, el nuevo testamento manda a los creyentes: “amonestaros los unos a los otros”; “exhortaos los unos a nosotros”; “animaos unos a otros, edificaos unos a otros”; “confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados”. Todos en un momento u otro necesitamos consejo del otro, o damos consejo a otros. Esto es un ministerio mutuo entre los creyentes.
Por supuesto, el cristiano laico no debe andar buscando problemas que resolver entre los hermanos, esto es ser un entrometido, esto lo vuelve un pecado (2 Tes 3:11), más bien, debe dar consejería cuando Dios ha colocado a otro en su camino.
Es una necesidad que cada ministerio de la iglesia realice consejería: los pastores, misioneros, maestros de escuela dominical, pastores de jóvenes, líderes de varones o mujeres, etc. Cada uno de estos ministerios tiene bajo su cargo la responsabilidad de una parte del Cuerpo de Cristo, y estos tienen la necesidad de recibir consejo bíblico.
Por supuesto, tampoco niego que puede haber especialistas en consejería bíblica, y que en algunos casos podrían resultar necesarios, pero tampoco hay que pensar que la consejería es exclusiva de estos últimos, la iglesia en sí es una comunidad terapéutica6.
Atkinson y Field nos dicen “La iglesia debería constituir la mejor comunidad terapéutica del mundo. A diferencia de cualquier otra, centrada en un consejero psicológico y sus clientes, la iglesia no es una comunidad artificial. Enfatiza la aceptación (Ro 15:7); el perdón (Ef. 4:32), la compasión (Fil 2:1; Col 3:12) y la gracia; es decir, un amor incondicional y divino (Jn 13:34, 35; Ro 12:9, 10; 1 Co 13; Gá 5:13). Estás cualidades nacen del hecho de que han recibido la aceptación, el perdón, la compasión y la gracia de Cristo. Por tanto, se crea una verdadera comunión… La verdadera comunión debería ofrecer seguridad, y ser el terreno perfecto para sanar las heridas y alcanzar la madurez”.
Ahora, como lo dije anteriormente considero que puede haber especialistas en consejería bíblica y uno que es llamado a esto, es el pastor de la iglesia. El pastor es esencialmente llamado a la tarea de aconsejar, el ha sido llamado a pastorear la grey, y esto incluye la labor de la consejería. Adams menciona “si bien todo cristiano tiene que ser un consejero para su hermano cristiano, la obra de aconsejar, como una vocación especial es asignada particularmente al pastor”. El pastor ha sido llamado a la consejería como su función u oficio dentro de la iglesia, además, de la labor de la predicación.
Al pastor Dios le ha dado la carga y la autoridad para ejercer el aconsejamiento. Adams, nos menciona que los pastores si son llamados a “buscar los problemas entre los miembros de la iglesia, con miras a cortarlos de raíz. Como pastores, no se les requiere sólo que se hagan cargo de los problemas con los cuáles tropiezan en su camino, sino que han de vigilar sobre las almas (vidas) de cada miembro” (Hb 13:17).
Por otra parte, hay personas con dones especiales dentro de la iglesia que pueden apoyar al pastor en situaciones específicas. Por ejemplo, puede que hayan personas que Dios los ha dotado de una mayordomía excelente de sus finanzas, por tanto, el pastor puede recurrir a ellos cuando se busca dar consejo a una persona que tiene problemas en esa área.

La consejería y la Biblia
En la consejería bíblica la revelación especial de Dios en las Escrituras tiene preponderancia. Dios se ha revelado a nosotros a través de la Biblia, esto es lo que los teólogos han llamado “revelación especial”. Así, Dios en las Escrituras nos revela en forma especial las verdades sobre si mismo, y sobre la relación del hombre en cuatro dimensiones: su relación con Dios, su relación consigo mismo, su relación con su prójimo y su relación con la creación.
No hay nadie que conozca mejor el ser humano que el Dios que lo creo, y este se ha revelado en las Santas Escrituras para guiarnos en los asuntos prácticos de las Escrituras. Así, las Escrituras son la única fuente de autoridad para resolver nuestros problemas espirituales (Sal 119:9; 24, 98–100; Jn 6:63; 2 Ti 3:16–17). La consejería sin las Escrituras es una consejería sin el Espíritu Santo. 2 Timoteo 3:16 nos dice que las Escrituras son útiles para perfeccionar a lo santos, mediante lo que podemos considerar los medios de la consejería bíblica: enseñanza, reprensión, corrección e instrucción. Dios es el verdadero y único consejero, nosotros solamente somos sus voceros.
Adams nos dice: “Sólo la palabra de Dios mismo puede decirnos propiamente como hemos de cambiar. Sólo en la Biblia puede hallarse la descripción veraz del hombre, su situación apurada y difícil y la solución que da Dios en Cristo. Sólo las escrituras pueden decirnos qué clase de personas hemos de llegar a ser. Sólo Dios puede mandar, dirigir, y dar poder para efectuar los cambios apropiados que van a permitir a los hombres, a los cuales él redime, a que renueven su propia imagen corrompida por la caída.”
La Palabra de Dios es suficiente para conducirnos en la vida piadosamente. La Palabra trata todo lo que necesitamos. No hay un versículo para cada tema, eso sería demasiado simplista, pero habla sobre todos los temas. Podemos resumirlo en la expresión “En la Biblia no esta todo, pero habla de todo”. La Biblia no es una enciclopedia, e ir a ella con la actitud enciclopedista de la era de la información es incorrecto. Ella no está acomodada así. Por supuesto, hay temas que en la Palabra de Dios que si tiene versículos concretos, pero, en muchos otros casos solo contamos con principios bíblicos, y estos hay que explicarlos a las personas.
Lo que nos dice la Biblia es que pensemos bíblicamente y visualicemos las cosas desde la perspectiva de la Escritura. Por ello, la consejería cristiana debe hacerse desde una verdadera cosmovisión bíblica. Por tanto, sus conceptos sobre Dios, Jesucristo, el hombre, el pecado, los medios de la gracia, la vida y del mundo en general; deben partir de las Sagradas Escrituras.

La consejería y el ser humano
La consejería bíblica debe de partir de una antropología bíblica y no de una humanista o de otro tipo. Recomiendo que un consejero cristiano haya leído libros y tomado cursos de antropología bíblica, ya que es esencial el entender como Dios ve al ser humano para poder aconsejarle de manera adecuada.
A continuación cito algunos principios que vienen de la Biblia sobre el ser humano:
1. Los seres humanos somos creados con la necesidad de consejo, eso es parte de la humanidad, desde Génesis vemos un Dios que nos muestra como hemos de vivir. A Dios le llamamos el Admirable Consejero (Isaías 9:6).
2. El hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza para agradar a Dios; aunque esa imagen ha sido distorsionada por el pecado desde la caída. Contrario a lo que dicen los psicólogos humanistas, el hombre no es un animal, no funciona por instintos (instinto sexual, instinto de supervivencia) sino por decisiones. El hombre no tiene las respuestas dentro de sí mismo; ni es autónomo como lo proclama el humanismo, especialmente la línea de Carl Rogers. Sino que la única respuesta la tiene Dios y Él la ha revelado a través de su Palabra en las Sagradas Escrituras. El hombre es totalmente dependiente del Dios que lo ha creado, le ha dado la vida y le permite vivir; el hombre en definitiva necesita a Dios.
3. El hombre no es naturalmente bueno sino que es pecador. El pecado es una transgresión de la ley divina, una afrenta contra Dios (1 Jn 3:6; Sal 7:11). Muchos de los problemas humanos como el alcoholismo y la homosexualidad no deben ser tildados simplemente como “enfermedades”, este concepto lo que hace es quitar la propia responsabilidad. Muchos de los problemas del ser humano son originados por el pecado (hamartiagénicos, es decir, engendrados por el pecado) de la persona sea este sujeto pasivo o activo; y aún cuando es sujeto pasivo es responsable por sus reacciones pecaminosas. Nunca como consejeros debemos minimizar el pecado; recordemos que es rebelión contra Dios y debe ser tomado seriamente. Para el humanista Carl Rogers los consejeros deben ayudar a los clientes a que acepten sus sentimientos negativos, los admitan y los validen13. Para el consejero bíblico los sentimientos negativos son pecado, y le llama al aconsejado a la confesión de pecados y al arrepentimiento.
4. El hombre es responsable por sus problemas; estos no se deben a baja autoestima (Ef 5:29; Ro 12:2) ni son producto de los pecados de los demás. No hay que echarle la culpa a la sociedad u otros; la Biblia dice que yo soy responsable por mi propio pecado (Jer. 31:29–30); desde el Edén el hombre siempre ha buscado esconderse para no enfrentar sus problemas y además, echarle la culpa a otro. La responsabilidad es la capacidad de responder a cada situación de la vida según los mandamientos de Dios.
5. En nuestra condición de pecadores no somos aceptados por Dios (Sal 58:3; Ro 3:10–18; Sal 7:11); por tanto, la persona impía no debe simplemente aceptarse tal y como es; ni mucho menos debe creer que Dios lo acepta tal y como es. Aunque afirmamos paradójicamente que “Dios ama al pecador pero odia al pecado”, esto no implica que Dios acepte al pecador. El Salmo 7:11 nos dice más bien que “Dios está airado contra el impío todos los días”. Ahora bien, es cierto que los cristianos son aceptados por Dios “en el Amado” (Efesios 1:6), que llevó nuestras culpas y nos acepta porque nuestros pecados han sido perdonados, y también que como cristianos debemos aceptarnos los unos a los otros solamente porque somos hermanos en Cristo (Romanos 15:7); pero, en este tipo de aceptación no existe ninguna implicación que nos diga que no se pueden hacer juicios sobre pecado. El pasaje en Mateo 7:1–5 lo que condena es el juzgar a las personas en forma ilegítima; en la Biblia se manda a juzgar en forma específica (Jn 7:24). Recordemos, que “aceptar” el comportamiento pecaminoso ante los ojos de la persona aconsejada es lo mismo que aprobarlo.

La consejería y la santificación
El único tratamiento para el pecado es la justificación por la fe y la santificación progresiva por medio del Espíritu Santo. El hombre debe confesar su pecado, arrepentirse y aceptar el perdón de Dios. En el fondo la consejería bíblica es una aplicación de los medios de santificación. R.C. Sproul nos menciona sobre el papel santificador del Espíritu Santo “Es tarea del Espíritu Santo hacernos santos. Él nos consagra. El Espíritu Santo cumple el papel de santificador. Ser santificado es ser hecho santo o justo. La santificación es un proceso que comienza en el instante en que nos convertimos en cristianos. El proceso continúa hasta nuestra muerte cuando el creyente es hecho justo por última vez, completamente y para siempre”.
La santificación en las Escrituras es un estado pero también es un proceso. De cierta manera somos santos e igualmente Dios nos está santificando. Ningún cristiano puede afirmar “es que yo soy así”, eso es negar el proceso de santificación. Nosotros como creyentes estamos siendo santificados, estamos en construcción, Dios esta trabajando en nuestras vidas. La consejería desde el punto de vista de la santificación es mostrarle a la persona que Dios le está cambiando a él o a ella a través de las circunstancias, no es cambiar las circunstancias.
La santificación implica cambios personales. Todo hombre puede cambiar con la ayuda de Dios (Mt 19:25–26). El cambiar hábitos no es fácil pero es posible, los cristianos no pueden decir no se puede (1 Co 10:13; Fil 4:13). Recordemos que no hay nada imposible para Dios. La personalidad puede ser cambiada, Dios nos da excelentes ejemplos en sus Escrituras de hombres totalmente transformados como Israel, Pedro y Pablo. No se debe permitir que una persona alegue que él es así y que no se puede hacer nada respecto a ello.
“El remedio de Dios para los problemas del hombre es la confesión” (Pr. 28:13); está debe ser primeramente a Dios y luego a las personas afectadas; además de ello la Biblia demanda restitución. No sólo se debe confesar que se ha pecado contra la otra persona, y pedirle perdón, es bueno, si esto es posible, solicitarle su ayuda para romper las viejas pautas y establecer nuevos patrones bíblicos.

La consejería y el Espíritu Santo
El Espíritu Santo es el consejero por excelencia, el es llamado por Juan “paracleto” (consejero) y por Isaías el “el espíritu de consejo” (Isaías 11:2). Él es el autor de la Palabra y por tanto, opera por medio de la Palabra de Dios (Jn 3:5; 15:3; Ef 5:26). “Para que la consejería sea realmente cristiana, tiene que ser llevada en armonía con la obra regeneradora y santificadora del Espíritu de Dios”; recordemos que es el Espíritu Santo junto con la Palabra la que produce los cambios (Hb 4:12; 6:3; Hch 20:32). John MacArthur nos dice “el nuevo nacimiento es obra soberana del Espíritu Santo (Jn 3:8). Y todo aspecto de verdadero crecimiento espiritual en la vida del creyente es producido por Él, utilizando las escrituras (Jn 17:17). El consejero que pasa por alto este punto experimentará fracaso, frustración y desaliento. Sólo el Espíritu Santo puede lograr cambios fundamentales en el corazón; por tanto, él es el agente indispensable en toda consejería bíblica efectiva. El consejero, armado con la banda bíblica, puede ofrecer guía y pasos objetivos hacia el cambio. Pero, a menos que el Espíritu Santo esté obrando en el corazón del aconsejado, cualquier cambio aparente será ilusorio, superficial y temporario, y los mismos o peores problemas reaparecerán muy pronto”.
En palabras de Jay Adams: “Si el aconsejar es en esencia un aspecto de la obra de santificación, entonces el Espíritu Santo, cuya obra principal en el hombre regenerado es santificarle, tiene que ser considerado como la persona más importante en el contexto del aconsejar”. Si el Espíritu Santo es la persona más importante en el aconsejar, significa que la función del consejero es simplemente declarar lo que Dios dice, los cambios le corresponden solamente al Espíritu de Dios. De ahí la importancia de tener una buena pneumatología20.

La consejería y la gloria de Dios
La meta de la consejería no es que la persona se sienta mejor sino la gloria de Dios. (Efesios 1:6, 12, 14; Ef 3:21; 1 Co 10:31). Su segunda meta es perfeccionar a los santos (Ef 4:11–16). Al ser como Cristo, Dios será glorificado. El objetivo de la consejería no es simplemente el resolver los problemas, sino el cómo vamos a vivir la vida, como Adán o como Cristo, de una manera que demos rienda suelta a nuestra naturaleza pecaminosa o de una manera que agrade a Dios.
Si Carl Rogers llama a su sistema terapia centrada en el cliente, los creyentes tenemos consejería centrada en Dios. Los esposos Bobgan lo expresan así “En lugar de centrarse en los problemas o procurar revelar lo que hay en sus corazones, el pastor y su congregación deben ocuparse activamente en la santificación, creciendo en el fruto del Espíritu, aprendiendo a andar en el Espíritu, teniendo a Jesús por centro de atención y haciéndose semejante a Él, que es la meta de nuestra vida”22.
El consejero no está para remover los problemas sino para que la persona se someta a la voluntad de Dios; no estamos para que la gente se sienta bien, sino para que haya cambios en sus vidas y sean santificados; hay que guiar y exhortar a las personas a que sus normas de comportamiento se conformen a la norma bíblica; sólo de está forma se glorificará a Dios. Esto especialmente cuando la consejería debe tomar forma noutética, es decir, de exhortación por el pecado. El “éxito” en la consejería se mide en relación a si Dios ha sido glorificado o no; no importa que la persona le haya gustado o no.
Recordemos que el consejero no trata de imponer sus propias normas sino las normas de Dios; y se debe ser cuidadoso en no confundir ambas. Para evitar la dependencia al consejero se debe por medio del modelado y la práctica supervisada (hoy se hablaría de mentoría, en los tiempos neotestamentarios de discipulado); enseñar a las personas a utilizar las Escrituras por su propia cuenta a fin de dar respuesta a sus problemas. Una forma de iniciar esto es promoviendo el desarrollo de devocionales personales (que por supuesto incluya lectura y meditación de la Biblia) en los aconsejados.
La consejería bíblica no consiste solamente en escuchar para que la persona se sienta bien; por supuesto, la Biblia llama al consejero a escuchar; pero esto es antes que responder (Pr 18:13). Escuchar es interesarse en lo que el otro dice y responder de una manera adecuada de acuerdo a las normas divinas. El humanista Carl Rogers menciona que el terapeuta debe estar alerta y responder a los sentimientos expresados del cliente y no al contenido intelectual. Para Rogers el terapeuta debe evitar contestar y responder al sentimiento acompañado por las expresiones25. Es decir, se refiere a que lo importante es comprender los sentimientos del aconsejado y no responder a lo que está diciendo realmente. Esto no es verdaderamente escuchar, es sólo alcahuetear los sentimientos de la persona que normalmente están asociados al pecado. El aconsejado está esperando una respuesta bíblica y sabia para poder aplicar en el problema.
Por otra parte, la simple “catarsis” no es el objetivo de la consejería bíblica sino el que las personas se sujeten a la voluntad de Dios. Esto es lo que realmente glorificará a Dios. La consejería bíblica en este caso es opuesta a la consejería humanista. Por ejemplo, para el consejero humanista Carl Rogers uno de los elementos centrales de la terapia es la descarga emocional, es decir, la liberación de los sentimientos. Para él está descarga emocional o liberación de los sentimientos se vuelve el propósito esencial de la consejería. Pero como consejeros cristianos sabemos que sencillamente la descarga emocional no tiene sentido si la persona lo hace como un fin en sí mismo, y no con la motivación de agradar a Dios.
Según Rogers cuando el consejero muestra una simpatía vigilante ante las actitudes expresadas por el cliente y reconoce y clarifica sus sentimientos, la entrevista está centrada en el cliente. Y esto, es cierto, está centrada en el cliente, en el pecado del cliente, y no en como deben ser las cosas. La entrevista debe tener en el centro a Dios y no a la persona. Cuando ponemos en el centro a la persona estamos siendo humanistas, cuando ponemos en el centro a Dios estamos siendo cristianos.
Por otra parte, Adams nos dice “cada consejero debe ver claramente que todo lo que hace en el aconsejar no sólo lo hace para el aconsejado sino también para Cristo y para su iglesia”.

La consejería, la esperanza y la soberanía de Dios
La esperanza verdadera está fundada en la Escritura (Ro 4:18; 2 P 1:4.). Adams menciona “En un sentido, todo aconsejado necesita esperanza. El pecado ha producido sus efectos de abatimiento y desánimo en las vidas de todos. Todo cristiano está desanimado en una u otra ocasión. Con frecuencia, esta actitud deteriora en el pecado de la falta de esperanza”.
Por otro lado, los psicoterapeutas solo pueden infundir falsa esperanza (Pr 10:28; 11:7). Cuando las cosas no tienen sentido para los seres humanos, para Dios si tienen sentido. El sabe que está haciendo en su soberanía, y es algo en que podemos reposar los creyentes (Ro. 8:28). El consejero humanista no tiene el recurso de la soberanía de Dios, sólo los consejeros bíblicos podemos dar aliento en medio de las situaciones de crisis donde se cree que las cosas no tienen sentido. Los casos de Job, José (Gn. 50:20), Sadrac, Mesac y Abednego (Dn. 3:17) son testimonio de la soberanía de Dios sobre sus hijos. Podemos confiar en que la soberanía de Dios es suprema.
Hay esperanza en el Dios soberano. En palabras de Jay Adams “Si Dios es soberano, la vida no es absurda; tiene un designio, un significado, un propósito”. Dios tiene el control de todo, Él es quién no permite que el mundo se desboque.
Pero la esperanza es realista. Romanos 8:28 dice que todas las cosas nos ayudan a bien, no que todo va a ser “color de rosa”. “Aún cuando la verdadera esperanza aguarda que un bien resulte de las pruebas, no procura negar la realidad el pecado ni del sufrimiento y dolor que esas pruebas pueden causar”.
Nuestro objetivo es enseñar a las personas a que miren las cosas como Dios las ve, desde la perspectiva de Él. Hay que enseñar a no solo mirar el lado malo de las cosas, sino lo que Dios desea cumplir a través de la dificultad.

Conclusión
Hemos visto como las Sagradas Escrituras son el fundamento de la obra de consejería. Ellas son indispensables para la tarea del aconsejamiento que debe ser realizada por toda la iglesia, especialmente por aquellos que Dios ha llamado al servicio pastoral. Estudiemos y meditemos en la Palabra para que conduzca nuestras vidas y nos ayude a conducir a otros.


domingo, 13 de octubre de 2013

Preparando Sermones: Tema / Seamos Imitadores de Dios

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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Tema: SEAMOS IMITADORES DE DIOS, Efe 5.1
Texto: 
Efesios 5:1 Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados; 2 y andad en amor así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios como fragante aroma. Mt 5.48) Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Dt. 18.13; Lc. 6.36 Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. Ef. 4.32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Col. 3.13.

Introducción: Ro 14.15 Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. Jn. 13.34-35 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. 35En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
Concepto: Imitación—intento de duplicar o copiar lo bueno 3 Jn 11 Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios 

A- Ser imitadores es ser la forma en que los hombres de Dios se conducieron agradando al Señor en todo veamos algunos ejemplo de hombres que imitaron lo bueno. 

1- No andar desordenadamente. Pablo 2 Tes 3.7 Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis
     imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros
    A. Nombre akatastasia (ἀκαταστασία, 181), inestabilidad, (a, negativo; kata, abajo; stasis, estar), denota un estado de desorden, perturbación, confusión, desorden. 
  B. Verbo atakteo (ἀτακτέω, 812), lit.: ser desordenado (a, negativo, y taxis, orden), llevar una vida desordenada. En sentido militar, romper la formación. 
  C. Adverbio ataktos (ἀτακτῶς, 814), significa desordenadamente, con descuido; como soldados que no guardan la formación. 

2- No siendo indiferente a la obra del Señor. He 6.12 a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas Jue. 18:19; Prov. 26:15
 
3- Padecer por causa de Cristo. 1 Tes 2.14 Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos, Hch. 17.5. 

B- En que debemos de ser imitadores nosotros.
1- En amor v. Afecto,Compasion, Desear, consolar. Es la espresion de los sentimientos del alma y espiritu manifestado en acciones. Gl 2.20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 

2- Ofrendamos a nosotros mismo a Dios. He 10.10En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre
12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 

3- Muriendo a nuestro propios deseos. Col 3.5-6 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; 6cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, Ef 4.29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Sigamos el ejemplo del Señor en nuestra vida

A. Virtudes ilustradas por:
Mansedumbre Mt 11.29
Negación Mt 16.24
Amor Jn 13.34
Obediencia Jn 15.10
Benevolencia 2 Co 8.7,9
Humildad Fil 2.5,7; 
Perdón Col 3.13
Sufrir equivocadamente 1 P 2.21–23; 
Pureza 1 Jn 3.3
 
B. El acercamiento cristiano 
     a:  Progresista 2 Co 3.18
     b. Instructivo Ef 4.20–24; 
     c. Imitado 1 P 2.21–23; 
     d. Perfeccionador Ro 8.29
 
Conclusión: Imitemos a Dios como hijos amados. como iglesia del Señor cada uno dice a Dios darás cuenta en aquel dia. Mt 12.36-37 Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. 37Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. Ro 14.12-14 De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. 13Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano


Preparando Sermones: Abundancia en la Pobreza material

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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                                   LA ABUNDANCIA EN LA POBREZA MATERIAL

Sinopsis
     El estado de plenitud. Dado que Israel estaba frecuentemente limitado en recursos, la abundancia era una característica importante de su esperanza futura, y se convirtió en símbolo de bienestar espiritual.
I. Ejemplos de abundancia material
    A.  Lluvia
          Dt 32.2
          Ver también 1 Re 18.41 ; 1 Re 18.45 ; Job 36.28 ; Sal 68.9 ; Jl 2.23
     B. Agua, arroyos y ríos
          Sal 78.20

          Ver también Nm 24.7 ; 2 Cr 32.4 ; Sal 1.3 ; Is 44.4 ; Ez 47.5
     C. Crecimiento exuberante y fruto abundante
          Ez 47.12
          Ver también Ez 19.10 ; Ez 31.2–9 ; Dn 4.12 ; Dn 4.21 ; Ap 22.2
    D.  Cosecha, alimento, leche y vino
          Am 9.13
          Ver también 2 Cr 31.10 ; Sal 4.7 ; Sal 23.5 ; Sal 37.19 ; Pr 3.10 ; Is 7.22 ; Jr 44.17 ; Jl 3.13 ; Mi 2.11
     E. Amplitud
          Sal 31.8
          Ver también Gn 26.22 ; Sal 66.12
     F. Riqueza y posesiones
          Gn 24.35
          Ver también Gn 30.43 ; Gn 36.7 ; 2 Sm 19.32 ; 2 Cr 1.15 ; 2 Cr 9.22 ; Job 1.3
     G. Canaán
          Éx 3.8 
         Ver también Nm 13.27 ; Dt 8.8 ; Jr 2.7
II. Abundancia material como recompensa por la obediencia
   Lv 26.5
          Ver también Dt 30.9 ; Job 42.12 ; Sal 132.15
     A. Obediencia no es siempre recompensada de esta manera
          Job 1.12; Job 2.6; Flp 4.12 
III. Ejemplos de abundancia espiritual
     A. La abundancia del poder divino
          Dt 9.26; Sal 93.4; Jl 2.29–32; Ef 1.18–20; Ef 3.20
     B. La abundancia de la gracia divina
          Ro 5.20; 2 Co 9.8–14; Ef 1.7; Ef 2.6–7; 1 Ti 1.14; 1 P 1.2; 2 P 1.2
     C. La abundancia de la gratitud humana
          2 Co 4.15
          Ver también Sal 119.171
     D. La abundancia de la bendición futura de Dios
          2 Co 4.17
          Ver también Sal 36.8 ; Is 64.4 ; Jn 10.10 ; 1 Co 2.9 ; 2 P 1.11 ; Ap 14.3



Las Prisiones del Apóstol Pablo: ¿Nuestras Prisiones?

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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Las murallas de la ciudad de Roma tenían una extensión de unos 21 kilómetros. Los caminos principales partían del centro de la ciudad y corrían en varias direcciones. Entre estos estaba la Vía Apia que se dirigía hacia el sur, y es el que Pablo recorrió cuando llegó a Roma la primera vez, cerca del año 60 d.C. (Hechos 28). Otra carretera principal era la Vía Ostia, que salía hacia el suroeste, en la cual, según la tradición, Pablo fue ejecutado.
El esplendor de los edificios públicos, los templos, los arcos triunfales, las basílicas, las fuentes y los palacios impresionaba a todo el mundo. Las mansiones de los ricos eran opulentas en extremo, generalmente edificadas en las colinas que rodeaban a la ciudad; pero la gran mayoría de las familias romanas vivían en moradas de un solo cuarto, construidas en edificios grandes que tenían hasta seis niveles. Estos edificios eran de aproximadamente una manzana de largo, a menudo frágiles, con peligro de desplomarse o de incendiarse. Los pobres recibían gratis el agua y el trigo, y el vino era relativamente barato. Pero a pesar de esto, la pobreza de las masas era exagerada.
Había tanto congestionamiento en las calles durante el día, que el tránsito de vehículos estaba prohibido. De noche, el crimen reinaba en las calles menos importantes.
Distintos grupos étnicos de todo el Imperio Romano, formaban crecientes colonias en algunas áreas de la ciudad. Los judíos estaban concentrados en los distritos occidentales, donde se encontraban por lo menos trece sinagogas. Es probable que los primeros cristianos vivieran en este sector.
Los visitantes de la ciudad de Roma eran atraídos por los acueductos, los baños públicos y los circos, en los que se presenciaban carreras y otros eventos deportivos, así como sangrientas peleas entre gladiadores, o entre hombres y animales salvajes. El Circo Máximo tenía espacio para 150,000 espectadores.
La vida pública se centraba en los foros o mercados. El Foro Romano era el más importante porque era el centro gubernamental, con la Casa del Senado, la Sala de la Asamblea y los templos de Marte y Saturno. Otros imponentes edificios y templos ocupaban las siete colinas que rodeaban el Foro.
Cerca del Foro estaba la prisión Mamertina donde, según las tradiciones de la iglesia primitiva, Pablo, el apóstol a los gentiles, se encontraba preso, por el año 66 d.C. en que escribió la carta que vamos a estudiar. En ella recordaba que no era su primera experiencia como cautivo. Dos años había estado encarcelado en Cesarea, después había hecho el difícil viaje a Roma, incluyendo el naufragio, y ya había pasado otros dos años de prisión en esta ciudad. Estas experiencias dejaron huellas imborrables en su vida.
Tampoco disfrutaba de las comodidades de una casa alquilada, como en su primer encarcelamiento en Roma (Hechos 28:30–31). Si es cierto que el apóstol pasó este tiempo en los calabozos, entonces su estancia en ellos fue muy penosa, porque éstos eran cuartos subterráneos húmedos y fríos a los que se bajaban los prisioneros con cuerdas a través de un agujero en el techo y tenían que dormir sobre el piso duro.
En estas circunstancias, Pablo no podía tener el apoyo constante de sus colaboradores en la obra. El lenguaje de 2 Timoteo 1:16–18 implica que Onesíforo sólo con dificultad pudo localizarlo para visitarlo. Es probable que fuera en este ambiente incómodo donde Pablo escribió su última carta a Timoteo.
2 Timoteo 4:9–13 sugiere que cuando la envió, algunos de sus amigos habían estado con él, que Lucas estaba cerca, y que Timoteo y Marcos podrían verlo todavía, si es que Ilegaban a tiempo. Entonces, también es posible que en algunos días Pablo estuviera en una prisión más accesible.
No se sabe cómo Ilegó a esa cárcel de Roma, pero pudo haber sido arrestado en Nicópolis, donde pasó el invierno (Tito 3:12), en Troas, donde dejó su capa y sus libros (2 Timoteo 4:13) o en Efeso, donde Alejandro el calderero pudo haber sido el que lo acusó ante las autoridades (4:14–15). También es posible que regresara a Roma en sus viajes de predicación y ese ñanza y que fuera arrestado allí mismo. Lo que está muy claro es que al escribir esta carta, Pablo sentía que estaba al final de su vida.

¡PENSEMOS!
Cada vez que uno lee de nuevo un libro de la Biblia o lo hace en otra versión, lo entiende mejor y observa nuevas enseñanzas. Por tanto, inicie su estudio de 2 Timoteo leyéndolo varias veces ¿Qué aprende usted acerca del trasfondo de Timoteo en 1:5 y 3:15? Al leer 1:8, 12, 15–18; 4:6–18, ¿ué se sabe de las circunstancias de Pablo? ¿Cuáles eran las principales preocupaciones y propósitos del apóstol cuando escribió la carta a Timoteo?

AUTOR Y FECHA
Se debe mencionar que los eruditos discuten mucho los últimos años de la vida de Pablo, porque el libro de Hechos deja la historia inconclusa. En medio de estas discusiones también surge la duda de algunos con respecto a que Pablo fuera el autor de las epístolas pastorales (1 y 2 Timoteo y Tito). Puesto que el libro de los Hechos deja a Pablo en la prisión en Roma, algunos asumen que no fue liberado y que murió en esas fechas (cerca de 62 d.C.). Si fuera así, los estudiantes de la Biblia encontrarían difícil ubicar las tres epístolas pastorales en las épocas de la vida de Pablo que se relatan en el libro de los Hechos. Entonces, algunos han concluido que alguien más escribió estas cartas.
Sin embargo, las iglesias cristianas, casi sin excepción, han aceptado las epístolas pastorales como la genuina correspondencia del apóstol Pablo. Si se acepta que él fue liberado de la prisión de Roma después de Hechos 28 y que continuó su ministerio, entonces los datos que se mencionan en las cartas pastorales compaginan con los planes que Pablo tenía para después de su primer encarcelamiento y con las tradiciones que la iglesia primitiva ha dejado.
Además, no es probable que Nerón hubiera ordenado la ejecución de Pablo en 62 d.C., porque sus persecuciones empezaron después del famoso incendio de Roma en 64. Según Tácito, Nerón fue autor del incendio, pero para quitar de sí mismo la atención, echó la culpa a los cristianos. Así comenzó la época de persecuciones a los creyentes del primer siglo. Es mucho más probable que la muerte de Pablo por Nerón se haya efectuado en 66 o 67. Por lo tanto, muchos creen que Pablo escribió 2 Timoteo cerca del año 67 d.C.
No se saben todas las actividades de Pablo después de su primer encarcelamiento. Las cartas de esa época indican que esperaba visitar Macedonia y Asia (Filipenses 1:25–26, Filipenses 2:23–24; Filemón 22). Efectivamente, 1 Timoteo 1:3 dice que Pablo estuvo con Timoteo en Efeso, de donde viajó hacia Macedonia. Cuando Pablo escribió 1 y 2 Timoteo, este colaborador del apóstol continuaba su ministerio en Efeso.
Según 2 Timoteo 4:13, Pablo había estado también en Troas. Tito 1:5 y Tito 3:12 indican que asimismo estuvo en Creta con Tito y planeaba pasar el invierno en Nicópolis. El apóstol también había visitado Corinto y Mileto (2 Timoteo 4:20).
Pablo se había propuesto ir a España (Romanos 15:24, Hechos 19:21) y existe una tradición antigua que dice que  después que fue liberado de su primera prisión en Roma siguió su ministerio de evangelización en España.

ETAPAS DEL MINISTERIO MISIONERO DE PABLO

1. Primer viaje misionero. A Chipre, Panfilia, Galacia
2.Segundo viaje. A Asia Menor, Macedonia y Grecia;  Escribió 1 y 2 Tesalonicenses.
3.Tercer viaje. A Efeso, Macedonia, Grecia. Escribió 1 y 2 Corintios, Romanos y posiblemente, Gálatas.
4. En prisión. En Jerusalén, Cesarea y Roma. Escribió Efesios, Colosenses, Filemón y Filipenses.
5. Epoca de libertad. Viajó a Asia Menor, Creta, Macedonia y ¿España? Escribió 1 Timoteo y Tito.
6. Segundo encarcelamiento en Roma. Escribió 2 Timoteo.


Preparando Sermones: Tema La Vida que Dios nos da es Santa

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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Sinopsis
     Las Escrituras tratan la vida humana como un regalo divino y algo por lo cual los seres humanos son responsables. De esta manera debe ser valorada y respetada. Ninguna persona tiene el derecho de quitarle la vida a otro.
I. La santidad de toda vida humana
    a. Procede de Dios
          Gn 2.7; Hch 17.25
    b.  Es preciosa para Dios
          Gn 1.27
          Ver también Gn 4.10–11 ; 2 Sm 18.12–13 ; Mt 6.25–26
     c. Es protegida por Dios
          Dt 22.8
          Ver también Gn 4.15 ; Nm 35.11–12 ; Jr 22.3
     d. El tiempo de la muerte está fijado por Dios
          He 9.27
          Ver también Job 14.5 ; Sal 90.3 ; Sal 90.5
     e. Dios prohíbe el quitarle la vida a alguien ilícitamente
          Éx 20.13
          Ver también Mt 19.18 ; Ro 13.9 Tan preciosa es la vida humana que en algunas situaciones en las que se requiere la pena de muerte en el AT son tratadas de forma diferente en el NT (Jn 8:5,11).
     Dios castiga el quitar la vida ilícitamente
          Gn 9.6
          Ver también Éx 21.14 ; 2 Sm 12.9 ; 2 Re 21.16
II. La santidad de la vida de los hijos
     a. Los hijos son planeados por Dios
          Gn 18.10; Jue 13.3–4; 1 Re 13.2; 2 Re 4.16–17; Jr 1.5; Lc 1.13–17; Lc 1.24–25; Lc 1.31–33; Lc 1.35
     b. Los hijos son preciosos y deben ser atesorados
          Sal 127.3–4
          Ver también Gn 33.5 ; Gn 48.9 ; Sal 113.9 ; Sal 128.3
     c. El sacrificio de niños es contrario a Dios
          Gn 22.10–12; Lv 18.21; Dt 12.31; 2 Re 3.27; 2 Re 16.3; Sal 106.38; Is 57.5; Jr 7.30–31; Jr 19.5; Ez 16.20–21
    d.  Advertencias en contra de matar niños
          Éx 1.16–17; Hch 7.19
     e. La vida prenatal es totalmente humana
               Job 31.15; Sal 22.9; Sal 119.73; Sal 139.13–16; Is 46.3–4; Is 49.1; Is 49.5; Jr 1.5
          Lucas usa la misma palabra aquí para un niño nonato que la que usa en 2:12,16 para un niño recién nacido y en 18:15 para los más pequeños:
               Lc 1.41; Lc 1.44
     f. Herir a una mujer embarazada es muy serio
          Éx 21.22–25; Am 1.13
III. La santidad de la vejez
     a. La vejez debe ser respetada
          Pr 23.22
          Ver también Lv 19.32 ; Job 32.6 ; Sal 71.18 ; 1 Ti 5.1–2
     b. La vejez debe ser valorada
          1 Ti 5.4
          Ver también Gn 47.12–13 ; 1 Sm 22.3 ; Jn 19.26–27


sábado, 12 de octubre de 2013

El concepto del hombre por el hombre: Existencialismo y Palabra de Dios

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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La conclusión de Sartre
Uno de los pensadores más influyentes de nuestra generación es, sin duda alguna, el existencialista francés Jean Paul Sartre. Junto su compañera y alter ego Simone de Beauvoir, marcó un hito en el pensamiento occidental de la post guerra. No es mi intención por el momento navegar por las aguas del existencialismo en un brazo de mar tan pequeño, sino concentrarme en el concepto que Sartre tenía del hombre.

Sartre parte de la premisa de que no existe Dios y, por lo tanto, no considera al hombre como un ser creado bajo la autoridad de un Ser superior, ni tampoco presupone un propósito fuera de nosotros mismos que debamos perseguir: “El hombre, dice Sartre, es nada más que lo que él hace de sí mismo. Ese es el primer principio del existencialismo”. Y de ese principio fundamental se deriva lo que podríamos llamar la libertad soberana del hombre. Para Sartre, la libertad no es otra cosa que el poder que supuestamente poseemos de definir nuestro propio ser, de determinar lo que somos.

Y ¿qué es lo que realmente somos? Según él, eso es algo que no podemos establecer con certeza en ningún punto de nuestra existencia porque nuestro ser no posee una esencia fija, sino que es algo que estamos determinando continuamente por nosotros mismos: “La naturaleza humana no existe, ya que no existe ningún Dios” que nos provea un concepto adecuado de ella.

El hombre está en un constante proceso de llegar a ser y, por lo tanto, nunca podremos decir lo que un hombre realmente es. Consecuentemente, según Sartre, el hombre es nada, una pasión inútil. ¡Que ironía! Echando a Dios fuera de su sistema filosófico, y tomando al hombre como punto de partida para explicar su esencia, termina reduciéndolo a nada.

De manera que el ateismo no sólo atenta contra la existencia de Dios, sino también contra la humanidad del ser humano. Cuando el hombre pretende obviar a Dios pierde el único punto objetivo de referencia que le permite establecer su significado y propósito.

Sorprendentemente al final de su vida el pensamiento de Sartre dio un giro inesperado; unos meses antes de morir escribió: “No siento que yo sea un producto de la casualidad, una mota de polvo en el universo, sino alguien que era esperado, prefigurado. En conclusión un ser que solamente un creador pudo colocar aquí; y esta idea de una mano creadora se refiere a Dios”. ¿Será posible que el viejo pensador haya encontrado algo trascendental que había perdido de vista luego de 75 años de búsqueda?

Preparando sermones: Tema Duda - Ayuda Ministerial

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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Sinopsis
     La duda conduce a la inseguridad y a la falta de confianza en cuanto al deseo y habilidad de Dios de liberar a su pueblo. También lleva al temor de personas y situaciones.
Dudando la verdad de Dios
     Duda como el cuestionamiento de las palabras de Dios
          Gn 3.1
          Ver también Gn 3.4 ; Is 5.19 ; Jr 17.15 ; 2 P 3.4
     Duda como la falta de fe
          Mt 21.21–22
          Ver también Mt 17.20 ; Mr 6.6 ; Mr 16.14 ; Lc 17.6
     Duda como vacilación
          Stg 1.6
          Ver también 1 Re 18.21 ; Ro 4.20 ; Ef 4.13–14
     Duda com doble ánimo
          Stg 1.8
          Ver también 2 Re 17.40–41 ; Lc 16.13 ; 1 Co 10.21 ; Stg 4.8
Duda como inseguridad sobre la relación con Dios
     Dudando la compasión de Dios
          Sal 77.7–9
          Ver también Sal 90.13 ; He 12.5–6
     Dudando el interés de Dios
          Job 30.20; Is 49.14
          Ver también Sal 13.1–2 ; Sal 22.1–2 ; Sal 35.17 ; Is 40.27 ; Jr 8.18–22 ; Lm 3.8 ; Hab 1.2
     Dudando el deseo de Dios de liberar
   Jr 45.3
          Ver también Éx 5.22–23 ; Lm 2.1–9 ; Lm 3.13–20
     Dudando la habilidad de Dios de liberar
          Sal 78.18–22
          Ver también Éx 14.10–12 ; Sal 78.41–43 ; Mt 8.26
     Dudando la justicia de Dios
          Jr 12.1
          Ver también Job 9.23 ; Sal 73.13–16 ; Sal 82.2 ; Jr 15.16–18 ; Hab 1.13
Duda como temor de personas y situaciones
     Mt 14.30–31
     Ver también Gn 12.12–13 ; Gn 19.30 ; Gn 26.7 ; Jos 7.5 ; 1 Sm 17.11 ; Is 51.12–13


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