miércoles, 9 de enero de 2013

BOSQUEJOS PARA ELABORAR SERMONES EXPOSITIVOS


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BOSQUEJOS PARA ELABORAR SERMONES EXPOSITIVOS

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BOSQUEJOS PARA ELABORAR SERMONES EXPOSITIVOS

El presente material fue elaborado como un requerimiento para el curso de predicación expositiva.

Lo comparto con la intención de que sirva como base para la elaboración de sermones expositivos.

Quien lo considere a bien puede modificarlos como le parezca mejor.

Es mi oración que sea de bendición al cuerpo de Cristo pero especialmente a mis colegas pastores.
Con amor en Cristo.
Joel Guzmán


BOSQUEJOS PARA ELABORAR SERMONES EXPOSITIVOS BASADOS EN LA CARTA A LOS FILIPENSES
BOSQUEJO 1
TEMA: LA COMUNIÓN DEL EVANGELIO
Titulo: Factores que contribuyen a la comunión en el evangelio
Texto bíblico: 1.1–11
I. Poner a Dios en primer lugar (vv. 1–6)
A. Doy gracias a mi Dios

II. La oración de intercesión (vv. 4, 9)
A. Me acuerdo de vosotros en todas mis oraciones (v. 4)
B. Y esto pido en oración (v. 9)

III. El amor fraternal (v. 7, 8, 9)
A. Por cuanto os tengo en el corazón
B. Dios me es testigo de cuanto os amo
C. Y esto pido en oración “Que vuestro amor abunde aun mas y mas…

IV. El carácter del cristiano (vv. 10)
A. A fin de que seáis sinceros
B. Irreprensibles para el día de Jesucristo

V. El fruto que glorifique a Cristo (11)
A. Llenos de frutos de justicia
B. Para alabanza y gloria de Dios

Conclusión


BOSQUEJO 2
TEMA: EL PROGRESO DEL EVANGELIO
Titulo: Factores que contribuyen al progreso del evangelio
Texto: 1.12–26
Introducción
I. Las prisiones de Pablo (v. 13)
A. De tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en todo el pretorio.
B. La mayoría de hermanos han cobrado animo en el Señor con mis prisiones

II. La predicación del evangelio (v. 15-18)
A. Por envidia
B. Por contienda
C. De buena voluntad
D. Por contención
E. Por añadir aflicción
F. Por amor
G. Por pretexto o por verdad Cristo es anunciado

III. La intercesión reciproca (v. 9, 20)
A. Y esto pido en oración
B. Sé que por vuestras oraciones… esto resultara para el progreso del evangelio.

IV. Entrega total (vv. 21-24)
A. Para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia
B. Desearía estar con Cristo
C. Quedar en la carne es necesario, por ustedes

Conclusión


BOSQUEJO 3
TEMA: LA FE DEL EVANGELIO
Titulo: “Como se debe vivir la fe del evangelio”
Texto: 1. 27–30
Introducción

I. Con dignidad (vv. 27)
A. Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo.

II. Con firmeza (vv. 27)
A. Para que cuando vaya a veros, oiga de vosotros que estáis firmes

III. Unánimes (vv. 27)
A. En un mismo espíritu
B. Combatiendo unánimes

IV. Con valor (vv. 28)
A. En nada intimidados por los que se oponen
B. A vosotros os es concedido no solo que creáis, sino que padezcáis
C. Teniendo el mismo conflicto que habéis visto en mi

Conclusión


BOSQUEJO 4
TEMA: EL EJEMPLO DE CRISTO
Titulo: Características de un rey humillado y un siervo exaltado
Texto bíblico: 2. 5–11
I. El rey humillado (vv. 5-8)
A. Siendo en forma de Dios
B. Se despojo a si mismo
C. Se hizo siervo
D. Se hizo hombre
E. Se humillo a si mismo
F. Se hizo obediente
G. Hasta dar su vida en la cruz

II. El siervo exaltado
A. Dios lo exalto hasta lo sumo
B. Le dio un nombre que es sobre todo nombre
C. Toda rodilla se doblara ante el
D. Toda lengua confesara que él es Señor
E. Para que el Padre sea glorificado
Conclusión


BOSQUEJO 5
TEMA: RESPONSABILIDADES DEL CRISTIANO
Titulo: Seis responsabilidades del cristiano
Texto bíblico: 2.12–18
Introducción
I. La responsabilidad de la obediencia (vv. 12)
A. Como siempre habéis obedecido
B. No solo cuando estoy presente
C. Mucho más en mi ausencia

II. La responsabilidad de velar por la salvación (vv. 12)
A. Ocúpense de su salvación, con temor y temblor
B. Dios produce el querer y el hacer

III. La responsabilidad de servir con humildad (vv. 14-15)
A. Hagan todo sin murmuraciones y contiendas
B. Que nadie les reproche mientras sirven
C. Sirvan con sencillez

IV. La responsabilidad del buen testimonio (vv. 15)
A. Sean irreprensibles
B. Resplandezcan como luminares en el mundo

V. La responsabilidad de vivir de acuerdo a las Escrituras (16-18)
A. Tomados de la Palabra de Vida
B. Para que el trabajo no sea en vano
C. Para producir gozo en los lideres fe, gozo y regocijo

Conclusión

BOSQUEJO 6
TEMA: EJEMPLOS DIGNOS DE IMITAR
Titulo: Timoteo y Epafrodito: modelos de liderazgo
Texto bíblico: 2.19–30

I. El ejemplo de Timoteo (vv. 19-24)
A. Un creyente de buen animo
B. Un Creyente sincero
C. Un creyente siervo
D. No busca lo suyo propio
E. Se interesa en las cosas del reino de Dios
F. Se consideraba hijo en la carne del apóstol Pablo
G. Dispuesto a ir donde le mandaban

II. El ejemplo de Epafrodito
A. Considerado por Pablo, “hermano” según la carne
B. Colaborador
C. Compañero de milicia
D. Mensajero
E. Ministrador de necesidades
F. Dispuesto a ir donde se le mande
G. Dispuesto a morir por el servicio

Conclusión


BOSQUEJO 7
TEMA: CONTENTAMIENTO EN MEDIO DE LA POBREZA
Titulo: Como actuar ante las necesidades materiales.
Texto: Filipenses 4:10-19
Introducción
I. Gozo por la respuesta de Dios (v. 10)
A. En gran manera me gocé en el Señor de que al fin habeis revivido vuestro cuidado de mi.
B. Ustedes estaban dispuestos
C. Os faltaba la oportunidad
D. El gozo no es porque ya no soportaba
E. He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. (v. 11)
F. Se vivir humildemente y tener en abundancia (v.12)
G. Estoy enseñado así para estar saciado como para tener hambre. v.11)

II. Cristo es su gozo. (v.13)
A. Ha sido su fortaleza en la necesidad (v.13)
B. Pablo agradece la ayuda de los filipenses. (v.15)

III. Pablo declara mayor bendición sobre la iglesia generosa. (v.19)
A. Mi Dios suplirá todo lo que os falte (v.19)
B. Conforme a sus riquezas en gloria
C. Cristo es el todo

Conclusión:

BOSQUEJO 8
TEMA: EL SEÑOR ESTA CERCA
Titulo: Exigencias para los que esperan al Señor
Texto: 4.1–7

Introducción

I. Hay que permanecer firmes
A. Estad firmes en el Señor

II. Hay que estar unidos
A. Ruego a Evodia y Sínteque que sean de un mismo sentir en el Señor
B. Todos demos colaborar para la paz y la armonía

III. Con gozo
A. Regocijaos en el Señor siempre
B. El gozo nos vuelve gentiles (amables)

IV. Libres de afanes
A. Por nada estéis afanosos
B. Los afanes hay que llevarlos a Dios
C. Los afanes se disipan cuando vivimos agradecidos

V. En paz
A. La paz de Dios guardara vuestros corazones
B. La paz de Dios guardara vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Conclusión
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Cristo es todo:


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COLOSENSES: BOSQUEJOS EXPOSITIVOS: CRISTO ES TODO
Colosenses 2:9-12

Si tenemos a Cristo, tenemos todo, porque Cristo es Dios.

I. CRISTO ES DIVINO, Col. 2:9.
A. Porque toda la plenitud de la Deidad mora en él, 2:9.
B. Por declaración, Jn. 1:1; 10:30; Ro. 9:5; Tito 2:13; He. 1:8.
C. Por nombres, Is. 9:6.
D. Por atributos:
Es eterno, Jn. 8:58; Miq. 5:2.
No cambia, He. 1:10-12; 13:8
Es todopoderoso, Ap. 1:8
Sabe todo, Jn. 1:47-49; 2:25; 4:29; 21:18; Col. 2:3.
Es omnipresente, Mt. 18:20; 28:20; Jn. 3:13.
Es impecable, He. 4:15; 7:26-27; 1 Jn. 3:5.
E. Por obras:
Hizo la creación, Jn. 1:1; Col. 1:16; He. 1:2-3.
Hace la preservación de ella, Col. 1:17.
Perdona pecados, Mr. 2:5-7; Lc. 5:24.
Levantará a los muertos, Jn. 5:25-27.
Repartirá recompensas, 2 Co. 5:10.
Juzgará, Jn. 5:22.
F. Por honor y adoración, Jn. 5:22-23; 20:28-29; en contraste con Ap. 19:10; 22:8-9.

II. SI TENEMOS A CRISTO, TENEMOS TODO, Col. 2:10-12.
A. Somos completos en él, 2:10.
Porque es un resultado de la conversión.
Porque él es sobre todo.
Por eso no necesitamos más revelación doctrinal.
B. Somos circuncidados espiritualmente en él, 2:11.
Se despojó la maldición de nuestra naturaleza.
Somos contados con los judíos creyentes.
Es un hecho.
Es una obra divina.  [Voz pasiva, y así por Cristo]
C. Hemos sido sepultados, 2:12.
Con él.
En el bautismo.


D. Somos resucitados, 2:12.
Con él.
Por fe.
Basado en el poder de Dios.  Solo Dios da vida.

CONCLUSIÓN:   La  divinidad  bíblica  de  Cristo  es  defendible ante  las sectas  falsas.   Su  Deidad nos
provee todo para una vida agradable a Dios.

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ESTUDIO  10
EL TRIUNFO DE LA CRUZ
Colosenses 2:13-15

Aunque la crucifixión de Cristo parecía una locura y un fracaso, fue en realidad un triunfo divino sobre
Satanás.  Fue necesario para salvarnos.

I. LA NECESIDAD DE LA CRUZ, 2:13a.
A. Era necesario porque éramos muertos en los pecados.
1. En un estado permanente (presente participio adjetival)
2. Por pecados personales (plural)

B. Era necesario porque estábamos fuera de la familia de Dios.
1. No siendo judíos
2. Fuera de bendición

II. LOS RESULTADOS EN LA CRUZ, 2:13b-15.
A. Cristo nos dio vida, 2:13b.
1. Se recibió en el pasado (aoristo).
2. Es el mismo tipo que él tiene (sun).

B. Cristo nos perdonó, 2:13c.
1. De todas infracciones
2. Personalmente

C. Cristo anuló el acta escrita, 2:14.
1. Algo formal, serio, de la Ley
2. Contra nosotros
3. Por clavarla en la cruz

D. Cristo triunfó sobre los poderes, 2:15.
1. Despojó a los poderes.
a. Principados
b. Potestades
2. Los exhibió.
a. Públicamente
b. En la cruz

CONCLUSIÓN:   Por  la  cruz,  Cristo  proveyó  la  base  para  perdonarnos,  librarnos  de  la  ley  mosaica,  y
darnos  la  vida eterna.   Demos  gracias  a él  por  hacernos  miembros  de  la  familia  de  Dios.   Y  oyente
inconverso, venga a la cruz para ser nacido en una nueva familia.

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ESTUDIO  11

LEYES NULAS
Colosenses 2:16-17

Cuando se cancela una ley, ya no está en vigor sobre nosotros.

I. NADIE TIENE DERECHO DE JUZGARNOS SOBRE LEYES NULAS, 2:16.

A. En el área de alimentos.
1. Comida (Gn. 1:30; 9:4; Dt. 12:15-16)
2. Bebida (1 Ti. 5:23)

B. En el área de guardar días especiales.
1. Fiestas (Ex. 23:14-16)
2. Luna nueva (Sal. 81:3)
3. El 7º día (ver a quién dado: Ex. 19:3; 20:2; Lv. 26:46; 27:34; Nm. 36:13).

II. NADIE TIENE DERECHO DE JUZGARNOS, PORQUE LO DEL A.T. ES SOLO UNA
SOMBRA DE LAS REALIDADES, 2:17.

A. Sombras representan algo, pero inadecuadamente.
Recoger leña (Nm. 15:32-36) representa ganar la salvación por obras.
El tabernáculo representa el celestial, He. 8:5.
Sacrificios representan el de Cristo, He. 9:9; 10:4.
La ley representa algo por venir, He. 10:1.

B. Las realidades son mucho más completas.
La doctrina nuevotestamentaria reemplaza la de la ley mosaica, Jn 1:17.

C. Las realidades en toda su llenura vienen pronto, Col. 2:17b.

III. NADIE TIENE DERECHO DE JUZGARNOS, PORQUE PERTENECEMOS A CRISTO,
2:17c.

A. El cuerpo es la iglesia.
B. La iglesia es el total de creyentes desde Pentecostés hasta el rapto.
C. Es una relación permanente.

CONCLUSIÓN:    No  juzguemos  a  nadie  que  no guarde  leyes  nulas,  sino  que  gocemos  por  ser
privilegiados por vivir en una época de abundante gracia y libertad espiritual, tan cerca a la venida
de Cristo.

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ESTUDIO  12

CÓMO PERDER NUESTRA RECOMPENSA
Colosenses 2:18-19

En 2:16-17 vemos que el hombre no es nuestro juez.  Hombres juzgan incorrectamente con base en lo
visible, y fabrican multitudes de falsas doctrinas.  Y si aceptamos esas doctrinas, perderemos nuestras
recompensas.
I.  SE PIERDE POR SER ENGAÑADO POR EL HOMBRE, 18a.
A. Que no sea de ni una sola persona.

B. Es un proceso.
1. El verbo es tiempo presente.
2. El peligro viene poco a poco.

II.  SE PIERDE POR PERVERTIR EL CULTO A DIOS, 18b.
A. Con una humildad falsa

B. Adorando a criaturas

C. Buscando visiones

D. Jactándose de sus “bendiciones”
1. Los de sus visiones (no visto = Ez. 13:3)
2. Los de su inteligencia

III.  SE PIERDE POR REHUSAR SOMETERSE A DIOS, 19.
A. Cristo es nuestro Jefe.

B. No hay crecimiento espiritual aparte de él.

C. No hay nutrición espiritual aparte de él.

D. No hay unión espiritual aparte de él.

CONCLUSIÓN:  Adoremos a Dios.  Seamos sumisos a su voluntad.  Y como los de Berea (Hch. 17:11):
“escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.”
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ESTUDIO  13
EL FRACASO DEL LEGALISMO
Colosenses 2:20-23
El legalismo da una impresión de santidad, pero sólo se trata de lo externo, lo terrenal.

I.  YA SOMOS MUERTOS A LO TERRENAL PORQUE NO SOMOS SUJETOS A ELLO, 20-22a. 

A. Hemos muerto con Cristo, 20a (1ª clase condicional)

B. Hemos muerto a los rudimentos del mundo, 20b

C. El legalismo no nos es vigente, 20c-22a 

II.  YA SOMOS MUERTOS A LO TERRENAL PORQUE ELLO SE VA PASANDO, 22b (y ver 1
Jn 2:17). 

A. Es temporal porque es auto-destructivo.

B. Es temporal porque es solo humano. 

III.  YA SOMOS MUERTOS A LO TERRENAL PORQUE ELLO NOS ES INÚTIL
ESPIRITUALMENTE, 23. 

A. Tradiciones y reglas pueden tener cierto valor. 
1. Orden 
2. Disciplina 
3. Conformidad 
4. Pero tal vez sólo la impresión de valor 

B. Pero no somos contaminados sólo por estar en el mundo. 

C. Pero reglas no controlan nuestros deseos carnales. 

CONCLUSIÓN:   Demos gracias al Señor que este mundo y sus deseos son temporales.  Morimos a lo
mundano.  Y el esclavo muerto no responde a las demandas del antiguo amo.  Dependamos de Dios, no
de reglas, para resistir la tentación. 

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ESTUDIO  14
MIRANDO ARRIBA
Colosenses 3:1-4

¿Tiene usted problemas con la tentación y con los malos pensamientos?

EL BUEN CREYENTE ENTREGA SU MENTE A PENSAMIENTOS ESPIRITUALES,

I. PORQUE PUEDE HACERLO, 3:2.

A. Es capaz de mirar lo celestial.

B. Es capaz de parar la vista hacia lo terrenal.
(Cp. 1 Co. 10:13)

C. Es capaz de hacerlo continuamente (el verbo es tiempo presente).

II. PORQUE MURIÓ A LO TERRENAL, 3:3a.

A. Fue en el pasado.

B. La muerte es una separación.
1. de tradiciones (2:20-23).
2. de pecado (3:5-11).

III. PORQUE FUE RESUCITADO CON CRISTO, 3:1a, 3:4b.

A. Es cosa cierta (1ª clase condicional).

B. Fue hace tiempo.

C. Fue por fuerza no propia (voz pasiva).

D. Aparte de Cristo, no hay vida, 3:4b.

IV. PORQUE ALLÍ ESTÁ JESUCRISTO, 3:1b.

A. Cristo es el objetivo del pensamiento.

B. Él reina con el Padre.

C. Él reina permanentemente.

D. El que reina manda.

V. PORQUE SU VIDA ESTÁ ESCONDIDA CON CRISTO, 3:3b.

A. Actualmente (ha sido y está).

B. Lo fuera de Cristo no debe llamarle la atención.

C. Lo fuera de Cristo no debe tomar mucho del tiempo.

VI. PORQUE SU VIDA ESTÁ ESCONDIDA EN DIOS, 3:3c.

A. Esconderse es opuesto a manifestarse.

B. Es protegido por Dios.

VII. PORQUE SERÁ MANIFESTADO CON CRISTO, 3:4.

A. Como es.
1. o gloriosamente y con recompensas 
2. o tristemente y sin galardón completo

B. Cuando él venga.

CONCLUSIÓN:  Estudiemos, investiguemos, meditemos en la persona de Cristo, y su Palabra, con el
motivo de aprender de él, para santificar la mente.

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ESTUDIO  15
SUICIDIO CARNAL
Colosenses 3:5-8

¿Puede un creyente suicidarse?  ¿Debe?  Hay cierto sentido en que sí debe.

Tema:  Al creyente se le instruye a hacer morir todo lo mundano en él.

I.  SOMOS CAPACES DE COMETER PECADOS GRAVES, 3:5b, 8.
A. Fornicación
B. Impureza
C. Pasión
D. Males deseos
E. Avaricia (= idolatría)
F. Ira
G. Enojo
H. Malicia
I. Blasfemia
J. Lenguaje injurioso 

II.  DEBEMOS MATAR NUESTRAS PASIONES CARNALES, 3:5-7.

A. Con base en 3:1-4 (“Por eso”)
(Repaso del sermón “Mirando Arriba”, Col. 3:1-4)

B. Porque podemos, 3:5a
1. Es un imperativo (también “desechad”, v. 8).
2. Es urgente (los 2 verbos son imperativos y tiempo aoristo),

C. Porque viene la ira de Dios contra estas cosas, 3:6 
1. Está en camino para los inconversos.
(A Dios nada se le escapa.)
2. Es peor que la de los hombres.
3. Hay que evitarla.

D. Porque son características de inconversos, 3:7
1. Evitemos esa blasfemia.
2. Era nuestra ambiente (“anduvisteis...vivíais”).
3. Tengamos misericordia hacia los inconversos atrapados.

CONCLUSIÓN:  La  vida  pura  y  santa  no nos  viene automáticamente al  ser renacido. 
Tenemos que decidir y actuar a favor de la santidad, sacando fuerzas del mismo Señor.
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ESTUDIO  16
¿SOMOS MENTIROSOS?
Colosenses 3:9-11

Por ser corteses y amables como la cultura exige, somos tentados a mentir.  ¿Qué es mentir?  No es
simplemente el no decir la verdad, sino no decir la verdad con intención de engañar.

QUE NO SEAMOS CONOCIDOS COMO MENTIROSOS:

I.  PORQUE SOMOS PROHIBIDOS DE ESO POR DIOS, 3:9a.

A. Es un imperativo, no una opción.

B. Sigue lógicamente el desechar el lenguaje injurioso de nuestra boca, 
del v. 8.

C. Es aun peor cuando es entre creyentes.

II.  PORQUE EL BUEN CREYENTE SE HA DESPOJADO DEL VIEJO HOMBRE, 3:9b.

A. Eso implica abandonar la vida anterior.

B. Eso implica abandonar las prácticas anteriores.

III.  PORQUE EL CREYENTE SANTO ES REVESTIDO DEL NUEVO HOMBRE, 3:10-11. 

A. Eso implica que tenemos una nueva naturaleza, 10.
1. Esa naturaleza se renueva continuamente.
2. Esa naturaleza se renueva por Dios (voz pasiva).
3. Esa naturaleza se renueva hasta pleno conocimiento de Dios.
4. Esa naturaleza se conforma a la imagen de Dios.
B. Eso implica que todos somos iguales ante Dios, 3:11a.
1. El no distingue entre razas.
2. El no distingue entre niveles educativos.
3. El no distingue entre niveles económicos.

C. Eso implica que el creyente es como Cristo, 3:11b.
1. Cristo es todo para nosotros.
2. Cristo está en todos nosotros.

CONCLUSIÓN:  Cristo jamás miente.  Somos como Cristo.  No demos la impresión al mundo que
Cristo miente.  Evitemos engañar.  No seamos mentirosos, sino cristianos verdaderos que hablan la
verdad.
  
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¿Cómo sabe una persona que ha sido llamada para el ministerio pastoral?


. El llamado a ser pastor
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¿Cómo sabe una persona que ha sido llamada para el ministerio pastoral? 

El llamado al pastorado consta de dos aspectos fundamentales:
 
Primero, el llamado al ministerio pastoral empieza con la vocación o el llamamiento interno que el Espíritu Santo hace en el corazón de la persona. Este llamado es dado junto con los dones que el Espíritu da al creyente. El varón que ha sido llamado al pastorado, en diferentes grados, es conciente de esta vocación, y le agrada estar cerca de los pastores con el fin de aprender de ellos, se prepara y se capacita. Es como Josué al lado de Moisés, o Timoteo, aprendiendo de Pablo.
 
Pero este llamado o convicción interna no es suficiente para saber que una persona ha sido llamada al ministerio. Se requiere que la iglesia local también reconozca estos dones en dicho varón. Si la persona cree ser llamada al ministerio, pero sólo él reconoce esto, y en la iglesia nadie o muy pocas personas ven los dones, entonces es probable que el tal no haya sido llamado al ministerio.
 
Un error común de algunos jóvenes es que se apresuran a buscar el reconocimiento del llamado ministerial que creen tener, y en ese apresuramiento se vuelven rebeldes contra los pastores y líderes de sus iglesias locales. Si un varón cree tener el llamado para ser pastor, entonces debe esperar a que el Señor sea quien lo ponga, pues, el Señor es quien da a los pastores como don a las iglesias locales: “Y él mismo constituyó a unos… pastores y maestros” (Ef. 4:11).
 
Otro error muy común que se da en la cristiandad de hoy, es que algunos “evangelistas” o “profetas” andan de iglesia en iglesia, entusiasmando a los creyentes con profecías o unciones donde les dicen que Dios los ha llamado para ser pastores. Hay que tener cuidado con esto, porque esta no es la forma bíblica de ordenar un pastor.
 
Las personas que han sido llamadas por Dios para el pastorado, luego de un tiempo en el cual ellos, como miembros de la iglesia local, evidencian los dones, y sirven por cierto tiempo, en sujeción a sus pastores; cuando la iglesia ha reconocido el llamado del hermano al pastorado, entonces, junto con los ancianos o pastores ya en ejercicio, lo ordenan.
 
A continuación transcribo algunas enseñanzas bíblicas respecto a la ordenación de nuevos pastores, que forman parte de un libro que escribí algunos años sobre los principios bíblicos para el establecimiento y organización de una iglesia local:
 
Ya hemos dicho que en el Nuevo Testamento el término Pastor, anciano u obispo, indica un mismo cargo o ministerio. “Supervisor (griego: episkopos) – que muchas versiones traducen por obispo – es un término que expresa los deberes y responsabilidades de un pastor. Que es sinónimo de anciano (griego: prebyteros) queda patente por Hch. 20:17,18, donde a los presbíteros de Éfeso se les llama obispos, así como en Tito 1:5 y 7 donde los ancianos nombrados para cada localidad son llamados obispos. En I de Pedro 5:1 a 2 se exhorta a los ancianos a pastorear, teniendo cuidado (episkopúntes – esta palabra falta en unos MSS) de la grey. Fil. 1:1 alinea a los obispos junto a los diáconos. Finalmente, en un pasaje paralelo al de Tito, 1ª Tim. 3:1 y ss., nos presentan las cualificaciones pastorales de un obispo. Todavía Jerónimo, entrado ya el siglo V, dice: “El apóstol enseña claramente que los presbíteros son lo mismo que los obispos”
 
La Biblia exige ciertos requisitos para los que anhelan ser pastores, ancianos u obispos:
 
Irreprensible. “Significa: Que no se puede sujetar”. El hombre irreprensible es aquel que nunca podrá ser apresado como si fuera un delincuente, en su contra no podrá hallarse ninguna falta. Esto no implica que jamás haya pecado, sino que los vicios evidentes nunca han estado en él, de manera que todos pueden tomarle como ejemplo de conducta (Fil. 3:17; 2 Ts. 3:9; He. 13:7; 1 P. 5:3). John MaCarthur en su comentario a 1 Timoteo presenta varias razones de por qué los pastores deben ser irreprensibles:
 
1. Porque son el blanco especial de Satanás y él los atacará con tentaciones más severas que a otros.
 
2. Su caída tiene mayor potencialidad de hacer daño.
 
3. El mayor conocimiento de la verdad de parte de los líderes, y la responsabilidad de vivirla, traen un castigo mayor cuando pecan.
 
4. Hay más hipocresía en los pecados de los ancianos que en los de los demás, porque predican contra los mismos pecados que cometen”
 
Marido de una sola mujer. Es decir: “…un obispo o anciano debe ser un hombre de moralidad incuestionable, que es enteramente fiel y leal a su única y sola esposa; que siendo casado, no entra, a la manera de los paganos, en una relación inmoral con otra mujer” Algunos han interpretado este pasaje como prohibiendo que un hombre viudo, y vuelto a casar, ejerza el pastorado. Pero esto es ir más allá del pasaje. La cuestión  que surge de este pasaje, relacionado con la condición de “irreprensible” y la prohibición que Pablo hace en otros pasajes del divorcio y nuevo recasamiento mientras los dos cónyuges viven, es:
 
¿Es correcto que un hombre divorciado, por la razón que haya sido, y viviendo aún su esposa, ejerza el pastorado?, ¿No será esta situación causa de tropiezo para los demás?, ¿Esta situación no se convertirá en estorbo para influenciar en los miembros para que lleven una vida familiar firme y unida?, ¿No utilizará Satanás su divorcio para siempre estropear su ministerio?, ¿Cómo podrá aconsejar a las parejas en conflictos para que luchen por solucionar sus problemas, cuando él mismo no pudo sostener su matrimonio?
 
Realmente he tocado un tema álgido en nuestros días, cuando los divorcios son la moda del día. Conozco los casos de algunos creyentes que son divorciados porque sus esposas cometieron adulterio. ¿Podrán estos aspirar a ser pastores siendo que ellos no “tuvieron la culpa”? Esto también ha sido tema de gran debate, pues, aunque muchos culpan a sus ex esposas de haber sido infieles, habría también que preguntarse: ¿Qué les condujo a esa infidelidad?, ¿No tendrán también culpa los esposos por el abandono, la falta de ternura, amor y compañerismo?, ¿No tendrán también culpa los esposos cuando las abandonaban sexualmente por dedicarse a sus labores espirituales? Aunque con esto no estoy justificando el pecado sexual, si quiero que reflexionemos sobre las responsabilidades que tiene el esposo indiferente.
 
Sobrio. “Tal persona vive una vida profunda. Sus placeres no son primariamente los de los sentidos, como los placeres de los borrachos, por ejemplo, sino los del alma. Está lleno de fervor espiritual y moral. No es dado a los excesos sino que es moderado, equilibrado, calmo, cuidadoso, firme y sano. Esto se refiere a sus gustos y hábitos físicos, morales y mentales”. La sobriedad se evidencia en un control sobre la lengua (no habla mas allá de lo que el buen juicio manda, mas bien calla), evitará malgastar el tiempo en cosas triviales, también controlará los deseos exacerbados de su estómago, será frugal a la hora de comer, evitará tomar mucho vino, no se acalorará en las discusiones con otras personas.
 
Prudente. “Esta característica es resultado de ser moderado. El hombre prudente es disciplinado y conoce como ordenar correctamente sus prioridades. Es una persona seria en cuanto a las cosas espirituales. No se precipita en el juicio, sino que piensa bien las cosas, es serio y cuidadoso”.
 
Decoroso.Ordenado” (gr. Kósmios) “Es el que se comporta con educación, con decencia y, como lo dice la etimología, con orden. Ya dice el antiguo proverbio latino: “Guarda el orden, y el orden te guardará”. Sin orden no se puede llevar bien la administración, ni de una iglesia, ni de una casa”.  Un varón desordenado en sus hábitos alimenticios, horas de levantarse y de acostarse, estudios, responsabilidades familiares, sociales y laborales, difícilmente podrá desarrollar un ministerio efectivo para la gloria de Dios, es necesario que, antes de ejercer el pastorado, corrija su falta de orden o decoro y después, sí, ejerza el ministerio. Un pastor o anciano desordenado difícilmente expresará el carácter de Cristo en su vida. “El  ministerio no es una ocupación para el hombre cuya vida es una continua confusión de planes, sin realizar y actividades no organizadas” Una persona que anhela ser pastor debe caracterizarse por tener muy bien ordenados sus hábitos.
 
 
Hospedador. “Significa que es amante de los forasteros. Su hogar está abierto a salvos y a inconversos, y busca ser de bendición para todos los que acuden bajo su techo”. Las Escrituras mandan a los creyentes a que estemos dispuestos a amar y a hacer bien, incluso a los enemigos. Si esto es así para los creyentes, cuánto mas para los pastores o ancianos. Lastimosamente los nuevos conceptos de “mega-iglesia” han resquebrajado esta virtud, debido a que el pastor está tan ocupado en actividades eclesiásticas que no “tiene tiempo para atender las necesidades de los demás”. Si no tiene tiempo para atender las necesidades de los miembros de su iglesia, mucho menos la de los extraños y forasteros. “La puerta de un hogar cristiano, así como el corazón de la familia cristiana, deben estar abiertos para todo el que llega con necesidad. Esto es muy cierto para el obispo. Los ancianos no están en lugar tan elevado que no puedan ser alcanzados, deben estar disponibles. La vida y el hogar de un pastor deben estar abiertos para que su verdadero carácter sea manifiesto a todos los que llegan, amigos o forasteros”
 
Apto para enseñar. Un pastor, anciano u obispo debe cuidar y alimentar a la grey. ¿Cómo la alimenta, cuida y edifica? A través del alimento sólido que es la Palabra de Dios. Pero este alimento sólido debe ser dado como pastos tiernos a las ovejas. Es decir, el pastor debe ser un maestro que exponga con claridad las Escrituras. Esto implica que debe ser un hombre dado al estudio personal, no sólo de las Escrituras, sino de toda ciencia y conocimiento que le permita manejar diestramente los temas actuales que enfrentan los creyentes en medio del mundo.
 
“Apto para enseñar indica la suficiente competencia en el conocimiento de la Palabra de Dios, así como la aptitud para comunicar a otros las verdades fundamentales del cristianismo. Esto requiere, por supuesto, haber sido enseñado de forma conveniente”, o como dice Hendriksen “…ninguno será apto para enseñar, si él mismo no es enseñado”. En los años maravillosos de la reforma protestante los varones que anhelaban el pastorado acudían a las academias teológicas donde recibían valiosa formación bíblica en niveles superiores; luego, en los años gloriosos de la época puritana, donde la iglesia produjo los más renombrados e influyentes predicadores y escritores que sucedieron a la reforma, los pastores también recibían formación teológica avanzada.
 
Las épocas gloriosas de la iglesia se han caracterizado por tener ministros bien formados. Lastimosamente el siglo XXI no se ha caracterizado por esta constante de preparación en los ministros. Aunque hoy día hay muchos seminarios e institutos bíblicos, y cada vez surgen más, el nivel teológico ha bajado considerablemente. Creo que, en parte, esto se debe al interés exclusivo de tener títulos que los acrediten como Licenciados o Doctores en teología, aunque el nivel de conocimientos ni siquiera llegue al de un bachillerato en teología. Hoy día muchos pastores, o candidatos a pastores, han caído en la mediocridad de la época. Afortunadamente aún se conservan pocos seminarios que exigen disciplina y estudio a sus estudiantes, y no están interesados en otorgar títulos de una manera rápida y facilista.
 
No dado al vino. El apóstol Pablo le había aconsejado al pastor Timoteo que tomara un poco de vino, a causa de sus frecuentes enfermedades estomacales, pero insiste en recordarle que nadie puede ser anciano u obispo si es tomador de vino. Deben evitarse los extremos. 
 
No pendenciero. El pastor no debe ser violento. Debe conservar siempre un carácter sereno frente a las adversidades, dificultades y discusiones. Un espíritu violento, así sea de palabras o gestos, generará confusión y reacción en los miembros; el pastor perderá respeto y aceptación como líder espiritual si no sabe controlar sus impulsos.
 
No codicioso de ganancias deshonestas. No avaro. El pastor debe ser una persona que sirve al Señor sin ningún interés en lo económico, su confianza está en el Dios que suple para las necesidades de los suyos, y concentrará todas sus fuerzas en servir al pueblo de Dios. El obispo o anciano no debe ser amante del dinero. “Se preocupa por la vida espiritual del pueblo de Dios y rehúsa dejarse llevar por un fuerte deseo hacia las cosas materiales”. La Biblia advierte sobre los falsos pastores o profetas que entrarán al redil con el propósito de utilizar la fe de los incautos para sacarles dinero y bienes con fines netamente personales. (1 Ts. 2:5; 1 P. 5:2; 2 P. 2:1-3,14; Jud. 16).
 
En este siglo materialista han salido muchos falsos pastores predicando una teología amañada y falsa, con el fin de extraer bienes materiales a los codiciosos cristianos que desean tener más dinero del que Dios, en su gracia, les ha dado. El trabajo honrado, realizado con tesón, es el medio provisto por Dios para que seamos sostenidos materialmente. Cualquier otra forma que el hombre busque para hacer dinero rápidamente, así se  llame “la fe” o la “siembra”, es una corrupción que muy rápidamente conducirá a las personas a un materialismo dañino. Los pastores deben ser sostenidos por los miembros de la iglesia local, de acuerdo con las condiciones y situación económica de ellos. Un pastor no debiera aspirar a recibir un salario que esté por encima del promedio que reciben sus miembros. La avaricia o ganancia deshonesta también se relaciona con el desear obtener provecho personal de la posición de pastor u obispo, ya sea al anhelar reconocimiento personal, buscar provecho para una carrera política, etc.
 
Amable, apacible. “Describe a la persona que es considerada, cordial, paciente y cortés, que perdona fácilmente las fallas humanas. Tal persona recuerda lo bueno, no lo malo. No guarda una lista de todas las cosas malas que le han hecho, ni guarda rencor”. La palabra usada en griego para amable también describe a una persona que es complaciente o que cede sus derechos personales ante los demás. “Las cualidades de condescendencia, equidad, gentileza, racionalidad, dulzura, disposición de ayudar y generosidad se combinan en este individuo conciliatorio, considerado, apacible, mas que borrachón”
 
Que gobierne bien su casa. Un anciano o pastor debe saber gobernar. “Si estas dotes de gobierno no se manifiestan en la pequeña casa de su familia, ¿Cómo podrán manifestarse en otra casa mayor, y en medio de problemas de toda índole, que es la iglesia?”. El buen gobierno en la casa se hará visible a través de la sujeción de los hijos. Un hombre, que tenga las otras cualidades para ser anciano, demostrará su capacidad de pastorear una iglesia, si antes ha pastoreado la iglesia pequeña de su casa. Debe saber guiar a sus hijos en los asuntos espirituales, de lo contrario no está capacitado para guiar a un grupo mayor.
 
No un neófito. El pastor o anciano no debe ser un recién convertido o un recién bautizado. Debe ser un varón que haya transitado durante algún tiempo considerable en los caminos de la fe. Poner a un nuevo creyente en funciones de liderazgo es exponerlo a la tentación del orgullo.
 
Que tenga buen testimonio de los de afuera. Los pastores deben tener reconocimiento moral de los no creyentes. No quiere decir esto que va a ser aceptado por todos. De seguro que muchos denigrarán de él, especialmente en lo que se relaciona con su fe religiosa, pero nadie deberá hablar de su conducta o testimonio. “La Biblia espera que la vida de todo creyente sea un testimonio positivo para el mundo que está mirando, y esto es muy cierto en quienes se desempeñan como pastores.
 
Pablo exhortó a los filipenses a que fueran “…irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”, Fil. 2:15. Colosenses 4:5 exhorta a los creyentes a que anden “…sabiamente para con los de afuera”. Pedro escribió: “Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras”, 1 P. 2:12” 
 
Realmente el pastorado no es para todos. Los requisitos que deben cumplirse son numerosos, pero esto no quiere decir que difícilmente se encontrarán hombres así. Recordemos que, debido a nuestra naturaleza caída, la imperfección es la que nos abruma, pero Dios mismo se encarga de levantar hombres con estas cualidades y de perfeccionarlos para la obra del ministerio. Definitivamente esto es obra de la gracia. Es por eso que las iglesias locales deben orar al Señor para que levante hombres idóneos que puedan ser pastores o ancianos. No debemos apresurarnos en designar para tal oficio a varones que no llenan todos los requisitos, pues, los resultados van a ser funestos. Numerosas iglesias han sido divididas y acabadas por hombres que no estaban dotados con todas estas cualidades. Si Jesús es el dueño de la Iglesia, Él se encargará de dotarla con dones especiales, no debemos apresurarnos.
 

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La Soberanía de Dios: Confiando en Dios


. La Soberanía de Dios
. biblias y miles de comentarios
 

La soberanía de Dios – Confiando en Dios aunque la vida duela 

Jehová hace nulo el consejo de las naciones, y frustra las maquinaciones de los pueblos. El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones. Salmo 33:10-11
En 1902, un joven inglés bajó a desayunar y se encontró con que su padre estaba leyendo en la prensa la noticia de los preparativos para la primera coronación británica en sesenta y cuatro años. Durante el desayuno el esposo se volvió hacia su esposa y le dijo: “Oh, siento ver esto expresado así”. Ella le preguntó: “¿De que se trata?” El le respondió: “Aquí hay una proclamación de que en una fecha determinada el príncipe Eduardo será coronado rey en Westminster, y no hay Deo volente, es decir, no expresa si es la voluntad de Dios”. Las palabras impactaron al joven porque en la fecha indicada el futuro Eduardo VII se enfermó de apendicitis y la coronación se tuvo que posponer.
En esa época, a finales del mandato de la reina Victoria, el poder político, económico y militar del imperio británico estaba en todo su apogeo, pero a pesar de eso Gran Bretaña no pudo llevar a cabo su planeada coronación en la fecha indicada.
¿Fue la omisión de “si es la voluntad de Dios” en la proclamación y la subsiguiente postergación de la coronación, sólo una coincidencia, dos eventos sin ninguna relación entre sí? O ¿Dios hizo que al príncipe Eduardo le diera apendicitis para mostrar que El tenía “el control?” No sabemos por qué ocurrió así, pero una cosa sí sabemos y estamos seguros: Sea que reconozcamos si es la voluntad de Dios o no, no podemos llevar a cabo ningún plan separado de la voluntad de Dios. La Biblia no deja duda acerca de ese hecho, y Santiago lo expresa muy claramente: ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida?  Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.
En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello (Santiago 4:13-15)
El control absoluto de Dios
Dios tiene el control; El es soberano. El hace lo que a El le place y determina si nosotros podemos hacer lo que hemos planeado. Esta es la esencia de la soberanía de Dios; su absoluta independencia para hacer lo que le satisface y su total control sobre las acciones de todas sus criaturas. Ninguna criatura, persona o imperio puede frustrar su voluntad o actuar fuera de sus límites.
En el capítulo uno establecí que para confiar en Dios en tiempos de adversidad, debemos creer en su soberanía, en su amor y su sabiduría. De estas tres verdades, la soberanía de Dios parece ser cuestionada con mayor frecuencia y fuerza. Parece que le permitiéramos a Dios estar en cualquier parte, excepto en su trono, gobernando su universo según su buen placer y soberana voluntad.
Hasta los devotos escritores cristianos cuyos libros sor útiles para muchos, pueden en sus escritos, bajar a Dios de su trono. Una de sus afirmaciones más comunes, es que Dios se limitó a sí mismo voluntariamente a las acciones de los hombres para darles su libertad.
Otros escritores cristianos no reconocen la mano controladora de Dios, ya sea dirigiendo o permitiendo cada acontecimiento de nuestras vidas. Uno, por ejemplo, dice que algunas veces el sufrimiento llega por el infortunio o accidente, que son cosas “que suceden”, y que el dolor se atraviesa en nuestro camino “debido a circunstancias que están más allá de nuestro control”.
Nuestra respuesta a tales afirmaciones es más que simple discusión teológica. La confianza en la soberanía de Dios en todo lo que nos afecta es crucial para nuestra fe en El.
Si hay un evento particular en todo el universo que pueda ocurrir sin su control soberano, entonces no podemos confiar en El. Su amor puede ser infinito, pero si su poder y su propósito pueden frustrarse, no podemos confiar en El. Usted me puede confiar sus más valiosas posesiones, y yo puedo amarlo, y mi deseo de respetar su confianza puede ser sincero, pero si no tengo el poder o la habilidad de proteger sus objetos de valor, usted en realidad no me los puede confiar.
Sin embargo, Pablo dijo que nosotros le podemos confiar nuestra más valiosa posesión al Señor. En 2 Timoteo 1:12, él dijo: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día (énfasis del autor). “Pero”, alguien dice, “allí Pablo está hablando de la vida eterna”. Es decir, que podemos confiar nuestro destino eterno a Dios, pero, ¿podemos confiarle problemas de esta vida?. Sin embargo, debería ser evidente, que la soberanía de Dios no empieza en la muerte. Como veremos en un próximo capítulo, su dirección soberana en nuestras vidas precede aun a nuestro nacimiento. Dios gobierna tan seguramente en la tierra como en el cielo, y permite, por razones que sólo El conoce, que las personas actúen en contra y desafiando su voluntad revelada, pero nunca les permite actuar en contra de su voluntad soberana.
Para apoyar la anterior afirmación, de que Dios nunca permite que las personas actúen contrariamente a su voluntad soberana, tenga en cuenta los siguientes pasajes de la Escritura: El corazón del hombre piensa su camino; mas Jehová endereza sus pasos (Proverbios 16:9).
Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo de Jehová permanecerá (Proverbios 19:21).
No hay sabiduría, ni inteligencia, ni consejo, contra Jehová (Proverbios 21:30).
Mira la obra de Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció? (Eclesiastés 7:13).
¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que el Señor no mandó? (Lamentaciones 3:37).
En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello (Santiago4:15).
Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre (Apocalípsis 3:7).
Hacemos planes, pero éstos sólo pueden tener éxito cuando están de acuerdo con el propósito de Dios. Ningún plan en contra de su propósito puede tener éxito. Nadie puede enderezar lo que El ha torcido o torcer lo que el ha hecho derecho. Ningún emperador, rey, supervisor, profesor o entrenador, puede hablar y hacer que digo suceda si el Señor primero no lo ha decretado o permitido. Nadie puede decir, “haré esto o aquello”, y hacer que suceda si no es parte de la voluntad soberana de Dios.
¡Qué desafío, qué estímulo para confiar en Dios debería ser para nosotros este aspecto de su soberanía! ¿Alguien te quiere hacer daño? Esa persona no puede absolutamente ejecutar su malicioso plan, a menos que Dios lo haya ordenado primero para un propósito para tu bien que solo Dios sabe. En una ocasión hablé con un capellán militar quien tuvo un enfrentamiento con un supervisor por un acto ilegal que éste le propuso que realizaran.
Como resultado, el capellán supervisor escribió una carta muy crítica al jefe de capellanes, lo cual puso en peligro la carrera de mi amigo. ¿Es él simplemente la víctima de un acto de venganza cruel? De acuerdo con la Escritura no. El perverso capellán puede escribir docenas de cartas, pero no puede en absoluto terminar con la carrera militar de mi amigo a menos que Dios lo permita. Y si lo permite, es porque la acción perversa, es parte del plan de Dios para él. Nadie puede hablar y hacer que suceda si el Señor no lo ha ordenado (Lamentaciones 3:37).
La experiencia de mi amigo no es la única. Miles de cristianos han experimentado injusticias similares en manos de profesores, entrenadores, compañeros y supervisores en el trabajo. Tal vez usted también las ha experimentado, y cuando esas cosas ocurren siempre causan dolor. Dios tiene el control pero El permite que experimentemos el dolor , el cual es muy real, (aunque a veces es solo por un tiempo). Nos sentimos heridos y sufrimos; pero en medio de nuestro sufrimiento debemos creer que El tiene el control y que es soberano.
Como la escritora Margaret Clarkson bellamente lo ha expresado: “La soberanía de Dios es esa impenetrable roca de la cual el sufriente corazón humano se aferra”. Las circunstancias que rodean nuestras vidas no son accidentes: Ellas pueden ser el trabajo del diablo pero éste es sostenido firmemente por la poderosa mano de nuestro Dios soberano…
Todo el mal está sujeto a El, y el diablo no puede tocar sus, hijos a menos que El lo permita (para algún buen propósito final). Dios es el Señor de la historia humana y personal de cada uno de los miembros de su familia redimida”
No sólo están los malévolos actos voluntarios de los demás bajo el control soberano de Dios, sino también los errores y fallas de otras personas. Por ejemplo: ¿Un conductor se cruzó el semáforo en rojo, chocó su carro y lo mandó a usted al hospital con múltiples fracturas? ¿Un médico no detectó su cáncer cuando se estaba iniciando, y se hubiera podido tratar? ¿Se encontró con un incompetente instructor en un curso muy importante en la universidad o un inepto supervisor que bloqueó su carrera en los negocios? Todas estas circunstancias están bajo la mano controladora de nuestro Dios soberano, quien las utiliza para nuestro bien.
Ni los actos malintencionados y maliciosos, ni los errores involuntarios de las personas pueden impedir el propósito que Dios tiene para nosotros. “No hay sabiduría, ni inteligencia, ni consejo, contra Jehová” (Proverbios 21:30). El gobernante Félix, cometiendo un acto completamente injusto, porque quería congraciarse con los judíos, mantuvo a Pablo en prisión durante más de dos años (Hechos 24:27). José estuvo en prisión dos años porque el copero del Faraón se olvidó de él (Génesis 40:14,23; 41:1). Aquellos dos santos hombres fueron dejados en prisión para languidecer; uno por una deliberada injusticia, y el otro por un inexcusable olvido. Pero las dos situaciones difíciles estaban bajo el control soberano de un Dios infinitamente sabio y amoroso, y era parte de un buen propósito de Dios.
Nada es tan pequeño y trivial para escapar de la atención del control soberano de Dios, ni tan grande como para estar más allá de su poder para controlarlo. El insignificante pajarillo no puede caer al suelo sin su voluntad. Así mismo, el poderoso imperio romano no podía crucificar a Jesús a menos que Dios le diera ese poder (Mateo 10:29; Juan 19:10-11). Y lo que es válido para el pajarillo, y lo fue para Jesús, también lo es para usted y para mí.
Ningún detalle de su vida es demasiado insignificante para el cuidado del Padre celestial, y ninguna circunstancia demasiado grande para que El no la pueda controlar.
En dos días recibí noticias de acontecimientos desastrosos en las vidas de dos de mis amigos. La esposa de uno de ellos murió de repente cuando aparentemente su carro se atascó en el cruce de la carrilera de un tren que se aproximaba. El otro amigo es un conductor de camión independiente que está luchando para establecerse en ese negocio. En un viaje reciente, su vehículo se dañó, necesitando repuestos tan caros que costaron casi todo lo que había ganado en ese viaje.
Por supuesto, las consecuencias de estos dos eventos, no se pueden comparar. El conductor del camión estaría de acuerdo en que ninguna cantidad del ingreso perdido se puede comparar con la pérdida de una preciosa vida. ¿Pero qué le decimos a cada uno de ellos acerca de la soberanía de Dios, mientras luchan con su singular conjunto de circunstancias? ¿Será que apenas le hablamos a uno de su “trágico accidente”, y al otro acerca de su “mala suerte?”
¿Estamos en realidad abandonados a merced de carros atascados, de camiones que se dañan, de personas que están en posición de hacernos daño, y que intentan hacerlo? ¡No, y mil veces no! Estamos en manos de un Dios soberano que controla todas las circunstancias de nuestras vidas para nuestro bien eterno (Jeremías 32:41).
No siempre la soberanía de Dios es manifiesta
Uno de nuestros problemas con la soberanía de Dios, es que con frecuencia no parece que El tuviera el control de las circunstancias de nuestras vidas. Vemos personas injustas, descuidadas y hasta evidentemente malas, haciendo cosas que nos afectan. Experimentamos las consecuencias de los errores y fallas de otras personas. Incluso hacemos cosas tontas y pecaminosas, teniendo que cosechar con frecuencia el amargo fruto de nuestras acciones.
Es difícil ver a Dios trabajar por medio de causas secundarias o en frágiles y pecadores seres humanos. Pero es su habilidad de organizar diversas acciones humanas para cumplir su propósito, lo que hace que su soberanía sea maravillosa y misteriosa. Ningún cristiano que crea en la Biblia tiene dificultad para creer que Dios puede y ha hecho milagros como ejemplos de su intervención soberana pero directa en los asuntos de las personas. Pero creer en la soberanía de Dios cuando no vemos su intervención directa, cuando está, por decirlo así, trabajando completamente detrás del escenario a través de circunstancias y personas comunes, es aún más importante, porque esa es la forma en que con frecuencia El trabaja.
Un escritor del siglo XIX, Alexander Carson, en su libro Confianza en Dios en Momentos de Peligro, dice: Por la sabiduría del hombre no se puede ver cómo la providencia de Dios puede arreglar las acciones humanas para cumplir su propósito sin ningún milagro”. Por ejemplo, una escritora al comentar sobre un accidente en el que su carro fue golpeado por otro que se cruzó un semáforo en rojo, supuso que para que Dios la hubiera protegido, debería haber hecho que al otro vehículo de repente le hubieran salido alas para volar sobre ella, y que así no la habría estrellado. Lo que tal afirmación implica es la idea de que al estar Dios enfrentando repentina ni ente una crisis en la vida de uno de sus hijos, el único recurso que tiene es hacer un milagro o permitir que la crisis ocurra.
Dios permitió que en su situación la crisis ocurriera, pero no fue porque El no pudiera prevenirla. En su soberanía El pudo haber cambiado el instante de la llegada al cruce de uno de los conductores, o desviado a uno de ellos por otra ruta que El hubiera escogido.
Ninguno de nosotros sabe de eventos en nuestras propias vidas tales (tal vez cientos) como cuando inadvertida mente hemos sido librados de la adversidad o la tragedia por la soberana e invisible mano de Dios. Como bien dijo el salmista: “No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel” (Sal. 121:3-4).
Sin duda, una de las razones por las cuales el libro de Ester fue incluido en las Escrituras es la de ayudarnos a ver la mano soberana de Dios trabajando invisiblemente tras bambalinas para cuidar de su pueblo. Es interesante que en ese libro el nombre de Dios no se menciona ni una sola vez, pero el lector atento ve su mano en toda circunstancia, liberando a su pueblo así como lo hizo en Egipto a través de poderosos milagros siglos atrás. Dios estaba obrando tan soberanamente a través de circunstancias comunes y corrientes en la época de Ester como lo hizo a través de milagros en la de Moisés. El aspecto fundamental de este libro está en el capítulo 6. Anterior a los acontecimientos de la noche registrada en ese capítulo, las vidas de todos los judíos del imperio del rey persa Jerjes estaban en peligro debido al esquema diabólico de un hombre malvado, Aman, quien acababa de ser ascendido a una posición más alta que la de otros nobles del reino. Pero en este capítulo, los eventos empiezan a dirigirse finalmente a su caída y muerte, la salvación física de los judíos, y el ascenso de Mardoqueo (el héroe de la historia) a la segunda posición más alta del reino.
Puesto que la serie de eventos registrados en el capítulo 6 del libro de Ester, revelan de manera sobresaliente cómo usa Dios soberanamente las circunstancias más comunes para lograr su propósito, las veremos más detalladamente.
Una fatídica noche, el rey Jerjes no podía dormir, por lo cual pidió que le trajeran y le leyeran el libro de las crónicas de su reino. En el transcurso de la lectura, salió a la luz que Mardoqueo quien estaba en peligro de ser ahorcado a la mañana siguiente, tiempo atrás había informado de un complot para asesinar al rey. Al preguntar qué reconocimiento se le había otorgado, encontró que no se le había hecho nada. Entonces el rey decidió honrarlo de inmediato y, resultó que el mismo hombre que había determinado colgar a Mardoqueo, terminó haciendo efectivo el edicto del rey para honrarle públicamente.
Considere qué tuvo que suceder para salvar a Mardoqueo de la horca. ¿Por qué el rey no durmió esa noche? Por qué, entonces, pidió que le leyeran un simple registro de hechos en lugar de pedir que le tocaran música suave para arrullarlo y dormirse? Y cuando le leyeron el libro de las crónicas de su reino ¿por qué se le ocurrió al lector leer esa sección en particular donde se registraban las acciones de Mardoqueo? ¿Acaso no había incontables posibilidades de que aquél hubiera escogido cualquier otra porción de los anales del imperio persa? El rey escuchó acerca del servicio que Mardoqueo había prestado, y preguntó cómo se le había recompensado. ¿Por qué el rey no recompensó a Mardoqueo en el momento en que le salvó la vida? ¿Por qué de repente decidió hacer algo? ¿Por qué el malvado Amán apareció en ese momento para pedirle permiso de colgar a Mardoqueo? ¿Por qué Jerjes le preguntó a Amán qué se debería hacer para honrar al hombre de tal manera que él no se diera cuenta, haciendo que Amán pensara que él era quien iba a ser honrado?
La respuesta a todos estos interrogantes es que Dios estaba dirigiendo soberanamente los eventos de esa noche para salvar a su pueblo. Sin embargo, la pregunta que naturalmente surge es: “¿Dirige Dios siempre los sucesos de mi vida para mi bien?” Si aceptamos que el resultado poco usual de los sucesos de Ester se debió a la mano soberana de Dios, ¿estamos justificados al concluir que Dios siempre dirige las circunstancias de nuestras vidas para cumplir su propósito? De acuerdo con Romanos 8:28, la respuesta es un fuerte SI. El versículo dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (énfasis del autor). Esa garantía de que Dios trabaja en todos los eventos de nuestras vidas es lo que le da sentido a la exhortación de Pablo “Dad gracias en todo” (1 Tesalonicenses 5:18).
¿Cómo le podríamos dar gracias a Dios por todas las circunstancias de nuestras vidas, si El no estuviera obrando en ellas para nuestro bien?
Dios hace lo que a El le place
Por lo tanto nadie puede actuar, ni ninguna circunstancia puede ocurrir fuera de los límites de su voluntad soberana. Pero este es sólo un lado de su soberanía. El otro, que es de igual importancia para nuestra confianza en El, consiste en que ninguno de sus planes se puede frustrar. Dios hace lo que quiere, sólo como El lo quiere, y nadie puede frustrar sus planes o truncar sus propósitos.
De nuevo, puesto que es un concepto difícil de aceptar, y con frecuencia muy discutido, será útil considerar varios pasajes de las Escrituras que tratan este tema. Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti (Job 42:2).
Nuestro Dios está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho (Sal. 115:3). Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder? (Isaías 14:27). Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará? (Isaías 43:13). …que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero… (Isaías 46:10).
Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? (Deuteronomio 4:35).
En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad… (Ef. 1:11).
Ningún plan de Dios se puede impedir; cuando El actúa, nadie puede echarlo atrás, detener su mano o pedirle cuenta de sus actos. Dios hace lo que quiere, sólo como El quiere, y resuelve cada evento de acuerdo a su voluntad. Dicha afirmación total y absoluta de la soberanía de Dios nos aterraría si fuera lo único que supiéramos de El. Pero El no es solamente soberano sino perfecto en el amor e infinito en sabiduría.
Como vimos en el capítulo 2, el rabino Kushner le atribuyó una parte de la soberanía a la naturaleza. El dijo: “La naturaleza está moralmente ciega, sin valores ésta se agita siguiendo sus propias leyes, sin importarle a quién o qué se lleva a su paso”. Pero Dios sí se preocupa y ejerce su soberanía para la gloria suya, su bien y el de su pueblo.
Pero, ¿cómo se relaciona este aspecto de su soberanía (es decir, que Dios hace lo que le place) con nuestra confianza en El? ¿Por qué es algo más que una simple afirmación abstracta acerca de Dios para ser debatida por los teólogos, una afirmación que tiene poca relevancia en nuestras vidas diarias? La respuesta es que El, tiene un propósito y un plan para usted, y tiene el poder para llevarlo a cabo. Una cosa es saber que ninguna persona o circunstancia fuera de su control soberano puede tocarnos; y otra es saber que nadie, ni ninguna circunstancia, pueden frustrar su propósito en nuestras vidas.
Dios tiene un gran propósito para todos los creyentes: “Hacernos conformes a la imagen de su Hijo Jesucristo” (Romanos 8:29). También tiene un propósito específico para cada uno de nosotros, el cual constituye su plan único y a la medida para nuestra vida individual (ver Efesios 2:10); y su voluntad cumplirá ese propósito. Como dice el salmo 138:8: “Jehová cumplirá su propósito en mí”. Puesto que sabemos que Dios está dirigiendo nuestras vidas a un fin, y que El es soberanamente capaz de dirigir los eventos de ellas hacia ese fin, podemos confiar en El. Podemos encomendarle no sólo el resultado final de nuestras vidas, sino también todos los eventos y circunstancias intermedios que nos llevarán a ese resultado.
De nuevo, es difícil para nosotros apreciar la realidad de Dios actuando soberanamente en nuestras vidas, porque no lo vemos haciéndolo. En cambio sí nos vemos a nosotros mismos o a otras personas actuando, los acontecimientos sucediendo, y evaluamos esas acciones y eventos de acuerdo con nuestras preferencias y planes. Nos vemos influenciando, o tal vez, controlando o siendo controlados por las acciones de otras personas, y no vemos a Dios obrando. Pero sobre todas las acciones y eventos de nuestras vidas, Dios tiene el control haciendo lo que El quiere entre dichos eventos a pesar de ellos, o a través de ellos. José fue vendido como esclavo por sus hermanos. En sí ese fue un acto maligno, pero, a su debido tiempo, José reconoció que Dios estaba obrando por medio de las acciones de sus hermanos. Por eso él les pudo decir: “Así pues, no me enviasteis aquí vosotros, sino Dios” (Génesis 45:8). José reconoció la mano de Dios en su vida dirigiendo soberanamente todos los eventos para originar su plan para él.
Tal vez usted y yo nunca tengamos el privilegio en esta vida de ver un resultado tan obvio del plan de Dios para nosotros, como lo vio José. Pero su plan y su resultado para nosotros, no es menos firme, ni menos cierto de lo que fue para José. Dios no nos dio el relato de su vida sólo para informarnos, sino también para animarnos. “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (Romanos 15:4 ). Lo que Dios hizo por José, lo hará por nosotros, pero para conseguir el consuelo y estímulo de esta verdad que Dios ha provisto, debemos confiar en El, y aprender a vivir como El dijo: “Porque por fe andamos, no por vista” (2 Corintio 5:7).
Uno de los pasajes bíblicos que ha sido muy significativo para mí por varios años es Jeremías 29:11: “Por que yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Aunque estas palabras fueron dirigidas a la nación de Judá en su cautiverio, expresan un principio acerca de Dios, el cual es reafirmado en otras partes de la Biblia. Dios tiene un plan para usted, y puesto que es su plan, y nadie puede desviarlo, entonces puede tener la esperanza y el valor. Usted puede confiar en Dios.
Desde nuestra posición limitada, nuestras vidas están marcadas por una infinita serie de posibilidades. Con frecuencia en lugar de actuar como planeamos, nos encontramos reaccionando mal ante una inesperada serie de eventos. Hacemos planes y con frecuencia somos forzados a cambiarlos. Pero con Dios no hay eventualidades, pues el cambio inesperado de planes es parte de su plan. El nunca se sorprende, y nunca lo cogemos fuera de guardia o frustrado por sucesos inesperados. El hace lo que quiere, y eso siempre es para su gloria y nuestro bien.
Nuestras vidas también son obstruidas con muchos “si solos”: “Si sólo hubiera hecho esto” o “si sólo no hubiera sucedido”. Pero de nuevo, Dios no tiene “si solos”. Dios nunca comete errores; El no tiene excusas; por eso el Salmo 18:30 expresa: “En cuanto a Dios, perfecto es su camino”. Podemos confiar en Dios; pues El es merecedor de nuestra confianza.
Así como vimos en el libro de Ester el soberano cuidado de Dios para su pueblo, también el corto libro de Rut nos muestra a Dios obrando con el fin de llevar a cabo el plan trazado para un miembro de su pueblo. En un sentido, Rut es más ilustrativo que Ester, porque nos da una idea del obrar soberano de Dios en circunstancias más cotidianas que las descritas en el libro de Ester.
Como usted recordará, Rut era la nuera viuda de Noemí, quien pronunció las conocidas palabras: …”a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios” (Rut 1:16). El pasaje de Rut 2:1-10 nos ayuda a ver a Dios obrando en la vida de ella: “Tenía Noemí un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz. Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía. Fue, pues, y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que aquella parte del campo era de Booz, el cual era de la familia de Elimelec. Y he aquí que Booz vino de Belén, y dijo a los segadores: Jehová sea con vosotros. Y ellos respondieron: Jehová te bendiga. Y Booz dijo a su criado el mayordomo de los segadores: ¿De quién es esta joven? Y el criado, mayordomo de los segadores, respondió y dijo: Es la joven moabita que volvió con Noemí de los campos de Moab; y ha dicho: Te ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas. Entró, pues, y está desde por la mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por un momento. Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí; y aquí estarás junto a mis criadas. Mira bien el campo que sieguen, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Y cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados. Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?”
Para concluir rápidamente el relato, Rut se casa con Booz, llegando a ser la bisabuela del rey David, y una de las cuatro mujeres mencionadas en el relato donde Mateo presenta la genealogía de nuestro Señor (Mateo 1:1-16).
Observe en el pasaje citado, cuatro eventos clave para empezar el proceso de Rut y convertirse en la esposa de Booz. Cuando ella salió a cosechar en los campos, hubiera podido hacerlo en cualquiera de ellos. El versículo 3 dice:…”y aconteció que aquella parte del campo era de Booz”. Es decir, Dios la llevó al campo correcto. Pero todavía tenía que conocer a Booz; entonces el versículo 4 dice: “Y he aquí que Booz vino de Belén”. Dios, quien controló la dirección de Rut para que se le ocurriera ir al campo de Booz, controló a su vez el tiempo de Booz para que fuera a revisar su cosecha justo en el momento en que Rut estaba allí.
Pero todavía Rut debe ganar la atención y el favor de Booz. Indudablemente muchos pobres recogieron del campo de Booz desde que él dejó el grano que sobraba, pues era parte de la ley Mosaica (Levítico 19:9-10) y por lo tanto, un evento común en la vida de Israel. Nosotros supondríamos que un terrateniente como Booz normalmente no se daría cuenta de una pobre mujer que estaba recogiendo los granos sobrantes. Pero él ve a Rut, versículo 5, “Y Booz dijo a su criado el mayordomo de los segadores: ¿De quién es esta joven?” Finalmente, vemos que Booz responde favorablemente a Rut (vs. 8-10). El lugar y el tiempo correcto, ser vista y ganar el favor de Booz, todos fueron eslabones claves en la cadena de eventos que finalmente resultaron en el matrimonio de Rut y Booz.
Ninguno de éstos fue extraordinario, y todos aparentemente “sólo sucedieron”, pareciendo apenas coincidencia en una historia romántica. Pero los lectores respetuosos de la Escritura, no pueden dejar de ver la mano soberana de Dios organizando aquellas circunstancias  cotidianas para cumplir su propósito. Noemí, aunque en el momento no era consciente del plan futuro de Dios para Rut y Booz, le atribuye los eventos a El (Rut 2:20).
Los relatos de Ester, Mardoqueo, Rut y Booz, tienen el mismo feliz término, y vemos la mano de Dios obrando en esos eventos. Pero, ¿qué sucede cuando el relato no tiene un final feliz? ¿Ahí también es Dios soberano? Esta es la pregunta crucial. Es fácil confiar en El cuando el proceso de los eventos resulta como deseábamos, y aun así, con frecuencia, nuestra fe titubea durante el proceso hasta que conocemos el resultado.
Considere por ejemplo, el relato de Hechos 12, sobre los apóstoles Jacobo y Pedro cuya estrecha relación precedió su apostolado porque eran socios en el negocio (le la pesca (Lc. 5:10). Fueron llamados al mismo tiempo por Jesús para que dejaran su negocio, y lo siguieran Mateo 4:18-22). Ambos, juntamente con Juan, eran parte del círculo de Jesús.
Pero en Hechos 12, les sucedieron eventos radicalmente diferentes. Jacobo es condenado a muerte, y a Pedro milagrosamente le es perdonado el mismo destino. Póngase en el lugar de la esposa de Jacobo y la de Pedro. La una se lamenta por la muerte de su esposo; la otra se regocija por la liberación milagrosa del suyo, y en la soberanía de Dios, pero ¿qué de la esposa de Jacobo? ¿Sería que Dios era menos soberano en la muerte (le Jacobo que en la liberación de Pedro? ¿Será que Dios es soberano solamente en las circunstancias “buenas” de nuestras vidas? ¿No es soberano también en los tiempos difíciles, y cuando nuestros corazones están afligidos por el dolor? La Biblia nos enseña que Dios es soberano en lo “bueno” y en lo “malo”. Considere lo siguiente: En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él (Ecclesiastés 7:14)….que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto (Isaías 45:7). ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno? (Lamentaciones 3:38)
Estos tres pasajes establecen claramente lo que se enseña en principio en todo el resto de la Biblia. Dios controla el bien y el mal. Dios no mira de lado o es tomado por sorpresa cuando la adversidad nos golpea. El tiene el control de esa adversidad, dirigiéndola para su gloria y nuestro bien.
Volvamos a la esposa de Jacobo. Ella también debo confiar en Dios y su control soberano sobre la vida y muerte de su esposo. Confiar en Dios no significa que no sufra dolor, que su corazón no esté dolido. Significa que en medio de su dolor y angustia pueda decir: Señor, yo sé que tú tenías el control de este espantoso evento. No entiendo por qué permitiste que sucediera pero confío en ti”
Fácilmente admito que es difícil creer que Dios tenga el control cuando estamos en medio de la ansiedad, el dolor o la angustia, pues he luchado con esto muchas veces. Debido a mi trabajo muchos de mis escritos se han realizado en forma intermitente, “unas horas aquí y otras allá”. Por eso, este capítulo en particular fue escrito y reescrito en un período de seis semanas o más, y durante ese tiempo tuve que experimentar la soberanía de Dios en dos ocasiones. En cada una de ellas me di cuenta de que sabía la verdad con respecto a su soberanía. Lo que tuve que hacer fue decidir si iba a confiar en Dios, aun cuando mi corazón sufriera. De nuevo noté que así como debemos aprender a obedecer a Dios una por una nuestras elecciones, también debemos aprender a confiarle una por una nuestras circunstancias. Confiar en Dios no es cuestión de mis sentimientos sino de mi voluntad. No siento deseos de confiar en El cuando la adversidad me golpea, pero puedo elegir hacerlo aun cuando no lo desee. Sin embargo, ese acto de voluntad, se debe basar en la creencia, y esta en la verdad.
La verdad en la que debemos creer es que Dios es soberano. El hace su buen propósito sin ser frustrado, y dirige y controla todos los eventos y todas las acciones de sus criaturas tal forma que nunca pueden actuar fuera de su voluntad soberana. Debemos creer y aferrarnos a esto cuando enfrentemos la adversidad y la tragedia, si queremos glorificarle confiando en El.
Diré lo siguiente tan amable y compasivamente como pueda. Nuestra prioridad en momentos de adversidad es honrar y glorificar a Dios confiando en El. Tendemos a hacer que la prioridad sea obtener alivio de nuestros sentimientos de dolor, desilusión o frustración. Este es un deseo natural, y Dios ha prometido darnos gracia suficiente en las pruebas, y paz para nuestras ansiedades (2 Corintios 12:9, Fil. 4:6-7). Pero así como su voluntad es tener prioridad sobre nuestra voluntad (Jesús mismo dijo:…”pero no sea como yo quiero, sino como tú” Mateo 26:39) también su honor es tener prioridad sobre nuestros sentimientos. Honramos a Dios al escoger confiar en El aun cuando no entendemos lo que está haciendo o por qué ha permitido que algunas circunstancias adversas ocurran. Cuando buscamos la gloria de Dios, debemos estar seguros de que El tiene como propósito nuestro bien y que no se detendrá para cumplirlo.
Una palabra de precaución
Este capítulo es “duro”, y por lo tanto se debe leer, estudiar y orar cuando la vida es más o menos rutinaria, y se debe almacenar o guardar en nuestros corazones (Sal. 119:11) para eltiempo de adversidad cuando tengamos que recurrir a esa verdad. Sobre todo, debemos ser muy sensibles para instruir a alguien acerca de la soberanía de Dios, y animarlo a confiar en El en medio de la adversidad y el dolor. Es mucho más fácil confiar en la soberanía de Dios cuando es otra persona la que está sufriendo. Necesitamos ser como Jesús de quien se dijo:…”la caña cascada no quebrará” (Mateo 12:20). No nos sintamos culpables de romper una caña cascada (un corazón duro) con un tratamiento insensible sobre la fuerte doctrina de la soberanía de Dios.

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