sábado, 5 de noviembre de 2011

Instrumentos de tortura Espeluznantes: Que nunca más se repitan... Aunque ahora los siguen utilizando


Instrumentos de tortura Espeluznantes: Que nunca más se repitan... Aunque ahora los siguen utilizando
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NSTRUMENTOS DE TORTURAS:
Instrumentos de tortura y muerte
INTRODUCCIÓN
Se dice que la Edad Media fue la edad de oro de los torturadores y de la imaginación puesta al servicio de los mismos, desbordándose y agudizándose al máximo, inventando los mejores y más prácticos medios de tortura. Si bien existe un atisbo de realidad en esta idea sobre la tortura, podemos desmitificar a los inquisidores como los mayores torturadores de todos los tiempos, puesto que otros, en etapas posteriores, han sido mucho más eficaces y han aplicado la tecnología punta de su época para crear instrumentos de terror y de aniquilación masiva. No nos llevemos a engaño, ya que la tortura, desde que el mundo es mundo, existe y desafortunadamente sigue existiendo, solo que hay que quitarse la venda, abrir los ojos y mirar a nuestro alrededor.  
El uso de los medios de tortura se ha ido aboliendo poco a poco en todos los países durante los siglos XVIII y XIX, siendo condenado por la Declaración de los Derechos Humanos de 1948. Desgraciadamente, aún persisten en muchos países, aunque en sus Constituciones se prohíban expresamente.  
Los métodos más recientes de tortura y muerte, como son la electricidad; los productos químicos, drogas, y fármacos; la presión psicológica... evitan las marcas en el cuerpo, pero no la destrucción del ser humano torturado. Existen diversas organizaciones, tales como Amnistía Internacional o la A.C.A.T. (Acción de los Cristianos para la Abolición de la Tortura), que luchan contra la tortura denunciando a los países que la practican. En España, la Constitución de 1978 declara expresamente en su artículo 15 "que nadie puede ser sometido a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes". También el Código Penal español, en virtud de la reforma de 1988, establece un aumento en las penas por delitos de esta índole y amplía los supuestos de tortura incluyendo los insultos, amenazas y coacciones, que forman parte de lo que se ha denominado tortura psicológica. Desgraciadamente, aún queda mucho camino por andar en nuestro país y en el resto de países occidentales, ya que los malos tratos domésticos, por ejemplo, siguen siendo un continuo en nuestras sociedades.  
En muchas ocasiones, los torturadores utilizaban animales para ayudarles en sus torturas, este el casó del método de la cabra, que no faltaba en ninguna de las mazmorras de los castillos medievales europeos. Se ponían las piernas de la víctima en un cepo, para que le fuera imposible el movimiento, y a continuación se le untaba los pies con grasa o sal. La cabra comenzaba a lamer con fuerza y con la aspereza de su lengua levantaba la piel de los pies de la víctima, provocando un terrible dolor.
 En la antigua China ya se tenía constancia del tormento de la rata, aunque fue en el occidente medieval donde se consagró. En esta tortura, se colocaba sobre el abdomen de la víctima una jaula abierta por su base. En el interior se encontraba la rata que venía a ser molestada por los torturadores, con fuego principalmente. El animal despavorido buscaba la manera que fuera para escapar y terminaba por excavar un túnel en las entrañas de la víctima.  
Los elementos naturales, también se han utilizado para torturar en distintos tiempos de la humanidad. El gota a gota, era un método de tortura basado en el agua, fue muy utilizado durante la Edad Media, y se usaba fundamentalmente para arrancar la confesión o información a la víctima. Era una tortura larga, en la que el torturador no tenía prisa ninguna y lo único que tenía que hacer, era esperar a que la víctima se viniera abajo. Consistía en amarrar al reo a un poste o a la pared, atarlo fuertemente de pies, manos, cuello y frente; colocándose la cabeza debajo de un caño o grifo que dejaba derramar una gota a un ritmo continuado. Esto provocaba un estado de locura además de terminar erosionando el hueso del cráneo hasta producir la muerte.   


La Doncella de HierroLa Cuna de JudasAplasta CráneosLa PeraLa Guillotina


Instrumentos de tortura y muerte:
Agua, Inquisición española, Toalla, El toro de Fálaris y La cuna de Judas 
 El método del agua, en el que a la víctima se le obligaba a ingerir la mayor cantidad de agua posible, ayudándose el torturador, de un embudo que se le coloca en la boca. En estas sesiones se les hacía tragar aproximadamente unos diez litros, provocando un terrible sensación de ahogo, produciéndose en la mayoría de las ocasiones la explosión del estómago. 
 El método de la toca fue muy utilizado por la Inquisición española de los siglos XV y XVI. Su nombre procede de uno de los elemento necesario para esta tortura, la toca, que era una tela blanca de lino o seda con la que se hacían en aquella época las tocas o pañuelos que cubrían la cabeza de las mujeres. Esta toca, se introducía en la boca de la víctima, intentado que incluso llegara hasta la tráquea, y posteriormente se vertía agua sobre la toca, que al empaparse, provocaba en el reo una sensación de ahogo e innumerables arcadas. 



La toalla mojada es un método moderno de tortura, basado en otros más antiguos como el método de la toca, y consiste en colocar una toalla sobre la boca y la nariz de la víctima, después se vierte agua sobre la toalla provocándole la asfixia momentánea. La sensación de ahogo es terrible; pero si se hacía bien, era un método que no dejaba marcas, por lo que el reo, no podía en ningún momento demostrar que había sido torturado. A partir del siglo XX, este método ha sido usado por los ejércitos y por ciertos cuerpos de policía secreta y paramilitar, que se han dedicado a reprimir tendencias políticas contrarias al régimen establecido en aquellos países. Como ejemplo, podemos decir que ha sido un método muy extendido entre las dictaduras sudamericanas, aparentando de este modo normalidad en sus actuaciones.
 Fálaris (siglo VI a. de C.) fue Tirano de Agrigento durante el 570 a. de C. y 555 a. de C. Ascendió al poder con el apoyo popular, gobernando sanguinariamente. Extendió los dominios de Agrigento y combatió en Himera a los cartaginenses. Tan macabro personaje ideó un método de eliminación de opositores a su tiranía, que más tarde fue adoptado por la Inquisición durante los siglos XVI al XVIII.
Este método, era conocido como el toro de Fálaris; y consistía en meter a los herejes dentro de una esfinge de bronce o hierro con forma de toro, quemándolos vivos. Esto divertía especialmente a los espectadores, ya que los alaridos de las víctimas se podían escuchar a través de la boca del toro, asemejándose a los mugidos de dicho animal. Dentro de los métodos de tortura más eficaces para sacar una confesión verdadera o falsa, se encontraba la Cuna de Judas. Este método, consistía en atar a la víctima de las muñecas y elevarla, para luego dejarla caer sobre una pirámide muy puntiaguda para que con su propio peso se le clavara en el ano, escroto o vagina. Ni que decir tiene, que la confesión se conseguía en las primeras veces, ya que esta operación se repetía sucesivamente hasta que el condenado hablara o muriera, caso este último, que confirmaba su culpabilidad.
 Mucho antes de que Galileo enunciara las leyes del péndulo simple, el Péndulo, era utilizado como método de tortura. Era el aperitivo con el que se abría una buena sesión de tortura. Las manos de la víctima eran atados a su espalda y por ellas, era elevado. Al balancearse se producía la luxación de los hombros, codos y muñecas. Era habitual añadir peso adicional atando pesas a los pies del reo. La fustigación, que consistía en azotar a la víctima con una fusta o vara, era un castigo extendido en la mayoría de los ejércitos, desde la Antigüedad hasta la Revolución francesa. Se aplicaba en caso de las penas consideradas graves, como podía ser la deserción o el robo; aunque si tenemos en cuenta que la deserción se podía pagar con la vida, este castigo, era muy bien recibido.   

Instrumentos de tortura y muerte:
La garrucha, El potro, La rueda, El borceguí, El casco y La Doncella de Hierro   

La garrucha era el nombre con el que se conoció en la España del siglo XV, al método de tortura conocido como el estrapado, propio de la época medieval. Consistía en atar al reo con las manos atrás e izarlo con una cuerda por medio de una polea, de ahí el nombre de garrucha. A la víctima se le colocaban pesos en los pies, para después cuando se encontraba elevado, dejarlo caer de golpe contra el suelo. Esto se repetía varias veces. Al izado, que podía provocar las luxaciones de las articulaciones de hombros, codos y muñecas, hay que sumar las posibles fracturas y magulladuras, en todo el cuerpo y piernas fundamentalmente, que producían las múltiples caídas. 
 El potro, es un instrumento de tortura en el que la víctima, atada de pies y manos con unas cuerdas o cintas de cuero, a los dos extremos de este aparato, era estirada lentamente produciéndole la luxación de todas las articulaciones -muñecas, tobillos, codos, rodillas, hombros y caderas-. Este método, se tiene constancia que se aplicó durante todo el período que duró la Inquisición en los países de Francia y Alemania; si bien ya se conocía desde mucho antes y por supuesto se utilizaba frecuentemente en las lúgubres mazmorras de castillos, prisiones y palacios de justicia.
La rueda, era un instrumento que fue introducido en Francia en el siglo XVI, y que era muy utilizado en la zona germánica de Europa. Sin duda alguna, fue el aparato más versátil de la Edad Media, ya que la víctima se encontraba a merced total del torturador. El reo era ataba desnudo a la rueda, de pies manos y cuello; mientras que el torturador le rompía poco a poco los huesos de sus miembros, que era el objetivo de esta tortura, pudiendo aderezarla con hierros candentes, cortes, mutilaciones y algunas cosas más, que se le pasara por la imaginación. También era habitual, colocar un miembro de la víctima o todo el cuerpo, entre los radios de la rueda y hacerla girar, quebrantándole los huesos. Como remate se podía dejar al reo atado en la rueda a la intemperie, para que los animales carroñeros se lo fueran comiendo poco a poco. Ha sido uno de los instrumentos de tortura más crueles inventados por el hombre.  

El borceguí era el tipo de calzado más popular del siglo XV, cubría el tobillo y era abierto por su parte delantera y se ataba con correas o cordones. Pues bien, en este período se popularizó un método de tortura que se denominó con el nombre del calzado, puesto que consistía en apretar el tobillo de la víctima por medio de varias maderas enlazadas por unas correas o gatos de hierro, para administrar presión, hasta quebrantar los huesos.
 Existían métodos para dar tormento de manera general y para tan solo ciertas partes del cuerpo. Este era el caso del aplasta cabezas ó cráneos. Este instrumento estaba compuesto por un casco finalizado en un torno con una manivela. El casco, a su vez estaba colocado en una estructura metálica que permitía que al girar la manivela, fuera bajando. Pues bien, la víctima se tumbaba boca abajo con la mandíbula apoyada en el suelo, colocándosele entonces el casco y se comenzaba a girar la manivela, provocándole la ruptura de los dientes, el quebranto de la mandíbula y de los huesos del cráneo, antes de estrujar su cerebro. El mecanismo por tanto, actuaba como una prensa. 
 La Doncella de Hierro era una especie de sarcófago provista de estacas metálicas muy afiladas en su interior, de este modo, a medida que se iba cerrando se clavaban en la carne del cuerpo de la víctima que se encontraba dentro, provocándole una muerte lenta y agónica. Las más sofisticadas disponían de estacas móviles, siendo regulables en altura y número, para acomodar la tortura a las medidas del "delito" del torturado. Además, podemos encontrar desde el modelo más básico, que es un sarcófago de hierro puro y duro; hasta las más refinadas obras de arte, ricamente decoradas con relieves.
Instrumentos de tortura y muerte:
La horca, Garrote vil, La cuerda y La sierra   


La horca, instrumento de muerte que todos conocemos, formado por una barra horizontal, sostenida sobre dos barras verticales, de la que pende una soga con un lazo en la que eran colgados los condenados a esta pena. En la Edad Media era la pena que los señores feudales reservaban a sus vasallos plebeyos, de ahí, que el ser ahorcado fuera la manera más vil de morir. En España, las Cortes de Cádiz de 1812 la abolieron, siendo ratificada en 1828 por Fernando VII; aunque no nos engañemos, puesto que este método de muerte fue sustituido por el de garrote vil desde1832.
 Entre los instrumentos sencillos utilizados en pos de la "justicia y la verdad", la Inquisición aplicó el método de la cuerda a muchas de sus reos. Este método era sencillo pero muy doloroso, consistía en colocar a la víctima sobre una mesa o en el suelo, con unas cuerdas atadas a sus miembros o cualquier miembro sobresaliente del cuerpo humano y girar dichas cuerdas hasta tensarlas.
 La tensión de la cordada que provocaba el estiramiento de los miembros, daba lugar a la luxación de las articulaciones.
El garrote consiste en un aro de hierro, con el que se sujeta contra un poste fijo, la garganta de la persona que se va a ejecutar; oprimiéndola por medio de un tornillo de paso muy largo hasta conseguir la estrangulación. También el tornillo penetraba en la parte trasera del cuello rompiendo las vértebras y por tanto, la espina dorsal. La muerte podía sobrevenir por dos medios, asfixia o por el quebranto de la columna vertebral de la víctima. En cualquier caso, el sufrimiento estaba garantizado. 

El garrote vil, es el nombre con el que se conoce en España al garrote. Se introdujo en nuestro país a raíz del código penal de 1822. En 1832, se suprimió la horca y fue sustituida por el garrote vil, estando vigente desde entonces hasta 1978, como uno de los procedimientos utilizados para administrar la pena capital. Por fortuna, en 1978, se abolió la pena máxima en este país, en virtud de lo que se expresa en nuestra Constitución.
 El garrote, además de ser el nombre con el que se conocía un método de muerte, era la denominación que tomó un aparato de tortura, propio de la Inquisición. Este instrumento consistía en una mesa, a la que se le adosaban unos "garrotes" o prensas, que oprimían las piernas de la víctima, por un lado; y los brazos y pecho, por otro. Aplicando presión lentamente en aquellas zonas del cuerpo, se producía un intenso y agudo dolor al provocar el quebranto de los huesos.
 La sierra, fue un método de muerte utilizado ya en tiempos del bíblico Rey David. Esta pena, consistía en colgar boca abajo a la víctima para que el cerebro estuviera bien regado y no muriera el condenado desangrando antes de lo previsto; y se le comenzaba a serrar desde el ano y los genitales hacia el pecho. El acero de dientes agudos de la sierra cortaba fácilmente el cuerpo de la víctima provocándole un gran dolor, si bien el reo no comenzaba a perder el sentido hasta que se había llegado por lo menos al ombligo. Era sanguinolento y muy cruel y fue aplicado fundamentalmente contra homosexuales, de ahí que la tortura comenzara por el ano y los genitales, objetos fruto del pecado. 

Instrumentos de tortura y muerte:
La sierra, Las jaulas colgantes, Los grilletes, El Cepo y La Cigüeña   

El método de la sierra ha sido muy utilizado, pero parece ser, que muerte tan macabra ha sido eludida por la memoria selectiva de la Historia. En España, este método fue usado en el ejercito hasta el siglo XVIII como medio de ejecución. Goya captó de manera magnífica, mejor que cualquier reportero de guerra actual, los "Horrores de la guerra" -Guerra de la Independencia española-, que enfrentó entre 1808 y 1914, a franceses y españoles fundamentalmente, por el domino de nuestro país. Durante la contienda los guerrilleros españoles cometieron crímenes contra las soldados de las tropas napoleónicas terribles, empleando el método de la sierra con los prisioneros entre otras muchas crueldades. 
De todos modos, el método de la sierra, era ya conocido por los franceses que lo empleaban contra las brujas embarazadas, supuestamente por el mismo demonio. En Alemania, en tiempos de Lutero también se empleó esté método contra los cabecillas de las sublevaciones campesinas. 
 Las aulas colgantes eran armazones metálicos que quedaban suspendidos en el aire por un cable. Formaban parte del mobiliario urbano de los ayuntamientos, palacios y cortes de justicia de las ciudades europeas, hasta que poco a poco a finales del siglo XVIII decayó su uso. Era el lugar de honor de aquellos que hubieran cometido alguna acción, que tuviera que servir de escarmiento y ejemplo para el resto del pueblo; o a veces, cuando el pueblo requería justicia sobre algún hecho que hubiera conmovido a toda la comunidad, la manera de manifestar que la autoridad se encargaba de impartirla. El caso es que la víctima, semidesnuda, que quedaba condenada a morir de inanición, tenía que soportar las inclemencias del tiempo. En ocasiones, tenía también que compartir su jaula con gatos salvajes y otros animales que eran azuzados por los torturadores; otras veces, eran las gentes del pueblo los que, entre otras cosas, lo apedreaban. 

Los grilletes han sido utilizados desde época antigua. Según diversas fuentes, ya los egipcios conocían las cadenas y las utilizaban para engrilletar a los esclavos y a los reos de delitos de cualquier índole. En las mazmorras medievales era muy habitual tener colgados de brazos o muñecas a los presos, por medio de unas cadenas adosadas al muro, finalizadas en argollas. Las víctimas podían permanecer de esta manera durante tiempo indefinido, provocando a corto plazo, inmensos dolores, calambres y luxaciones; y a largo plazo, la invalidez total de las extremidades superiores e inferiores.
 El Cepo, era un método más que de muerte, de castigo por delitos de robo, disturbios o pendencias; aunque en un momento dado se podía tener expuesta a la víctima hasta la muerte, si así se decidía por la corte de justicia. También fue utilizado como método de tortura para conseguir una confesión en las mazmorras de castillos, palacios de justicia o cárceles inquisitoriales. El Cepo era un instrumento que servía para sujetar al reo por la garganta y las muñecas; y según el modelo también por los tobillos, consistente en dos maderos ajustables. La víctima quedaba expuesta al público en la plaza de la ciudad, encontrándose a merced del populacho que lo vejaba y goleaba, a veces incluso hasta la muerte, con el beneplácito de la autoridad. 
 Los métodos de tortura han sido siempre expeditivos y han conseguido la confesión de la víctima. La Cigüeña era un método infaliblemente cruel, que consistía en someter al reo a este aparato. La Cigüeña, en sí, es un aparato hecho de hierro que sujetaba al condenado por cuello, manos y tobillo, y lo sometía a una posición incomodísima que provocaba calambres en los músculos rectales y abdominales; y a las pocas horas de todo el cuerpo. Pero esto no terminaba aquí, ya que se acompañaba de golpes de todo tipo, mutilaciones, quemaduras... 

Instrumentos de tortura y muerte.:
La Pera, Garras de Gato, La Crucifixión, La Flagelación y La Fustigación   
Aparatos dedicados a fines médicos, como era el caso de la pera, que servía para los estreñimientos, se modificaron y adaptaron a las mil y una necesidades de los torturadores del siglo XV. La Pera, era un instrumento con forma de pera que una vez introducido en boca, vagina o ano, comenzaba a abrirse gracias a un mecanismo giratorio. Además en sus puntas gozaba de unos pinchos o púas que desgarraban la traquea, útero o el recto, dependiendo por la zona en la que fuera introducido. La modalidad oral de este invento, era aplicada a las personas que habían obrado mal de palabra, es decir, herejes, ortodoxos...; la anal, como no, a los homosexuales; y por supuesto la vaginal a las brujas que habían mantenido relaciones sexuales con el diablo, prostitutas, adulteras o mujeres que habían mantenido relaciones incestuosas. 

Utensilios que hoy en día nos parecen la mar de inocentes, fueron utilizados como elementos de tortura física ciertamente inhumanos, dejando secuelas corporales y psicológicas terribles en los reos que lograban sobrevivir. De este modo, lo que hoy conocemos como rastrillo de jardinero, eran conocidos en otros tiempos como las Garras de Gato. Esta especie de rastrillo de puntas afiladas arrancaban la carne a tiras de las víctimas desnudas, que colgaban por sus muñecas suspendidas en el aire. En ocasiones, dependiendo de la destreza del torturador se llegaba incluso a separar la carne de los huesos. Cualquier instrumento sencillo, ha servido a los torturados, como han sido unas simples tenazas, que servían para arrancar de cuajo, dientes y cualquier otro miembro sobresaliente del cuerpo humano. El fuego y los hierros incandescentes servían también, al igual que las tenazas, de un complemento perfecto. El famoso escritor francés, Julio Verne (Nantes, 1828-Amiens, 1905), inmortalizó en su famoso obra Miguel Strogoff (1876), su uso, describiendo como el personaje de su obra era cegado utilizado un hierro al rojo vivo.
La crucifixión consiste en fijar o clavar al reo en una cruz. Generalmente la víctima moría por inanición, aunque sufría las inclemencias del tiempo al encontrarse a la intemperie, además de estar expuesto a los escarnios del pueblo, que ocasionalmente podía apedrearlo. Este método de muerte fue muy utilizado en época romana y en principio era la pena para sancionar a ladrones reincidentes, violadores... Desde la crucifixión de Cristo comenzó a ser la pena para castigar a los cristianos, pero cayó en desuso al igual que caía el Imperio Romano. Esto se debió sin duda alguna, al triunfo del Cristianismo, comenzando a considerarse una herejía el uso de la crucifixión como método de muerte.
La flagelación es un castigo consistente en azotar a una persona. Los concilios cristianos de Agde en el 506 y Mâcon en el 582 adoptaron la flagelación como castigo y posteriormente la aplicaron diversas reglas monásticas como penitencia. Este método se adaptó también como medio de tortura, utilizado para conseguir cualquier tipo de confesión. A veces, las heridas provocadas por los látigos y flagelos, eran tratadas con sal o vinagre, que por un lado servían para desinfectar y evitar que el reo muriera; y a la par, le proporcionaban un dolor tremendo que servía de doble castigo.  
La fustigación, que consistía en azotar a la víctima con una fusta o vara, era un castigo extendido en la mayoría de los ejércitos, desde la Antigüedad hasta la Revolución francesa. Se aplicaba en caso de las penas consideradas graves, como podía ser la deserción o el robo; aunque si tenemos en cuenta que la deserción se podía pagar con la vida, este castigo, era muy bien recibido.  Fuente Consultada: Los Instrumentos de Tortura de Roland Villeneuve
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Pablo, El Espíritu y el Pueblo de Dios: Un estudio para Predicadores Itinerantes y Ministros Cristianos ¡NO A LOS REVERENDOS!


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ÍNDICE 
    Presentación de la "Biblioteca Teológica Vida " VI I 
    Prefacio X V 
   Obertura : Un a invitación a leer de nuevo a Pablo    XX I 

1. ¿Una "teología " de l Espíritu ? 1 
     El Espíritu en la teología paulina 

2. Dios visita nuevamente a su pueblo : 9 
    El Espíritu como la renovada presencia de Dios

3. El Santo ¿quién? 25 
    El Espíritu como persona 

4. Dios e n tres personas 37 
    El Espíritu Santo y la Trinidad 

5. El principio del fin: 50 
    El Espíritu como evidencia de la "presencia del futuro" 

6 . Un pueblo para su nombre : 65 
El Espíritu y el pueblo de Dios 

7 . Conversión : La entrada (Parte l ) 77 
      El Espíritu y la percepción del Evangelio 

8 . Conversión : La entrada (Parte 2 ) 87 
El Espíritu en el punto de acceso 

9 . Conversión : permanecer (Parte l ) 101 
     El Espíritu y la ética paulina 

10 . Conversión : permanecer (Parte 2 ) 117 
       El fruto del Espíritu 

11. La lucha constante : 132 
      El Espíritu contra la carne 

12. Poder en la debilidad : 148 
      El Espíritu , la debilidad presente y la oración 

13. Para alabanza de su gloria 
      El Espíritu y la adoración 

14. ¿Los dones controvertidos? 173 
      El Espíritu y los charismata 

15. ¿Adonde vamos desde aquí? : 192 
       El Espíritu para hoy y mañana 

Apéndice : El Bautismo del Espíritu y el bautismo de agua en los escritos de Pablo 208
Bibliografía en castellano 221 

Los cristianos de hoy tienen razones para preocuparse. 
En un mundo cada vez más secular, individualista y relativista —calificado de "poscristiano " en la década de los 60 y llamado ahora "posmoderno"— , a la Iglesia se la considera sistemáticamente como un ente irrelevante , en el mejor de los casos, y prehistórico en el peor.

Con franqueza , una buena parte de la culpa la tiene la propia Iglesia, especialmente aquellos de nosotros que nos preciamos de ser ortodoxos por lo que a la fe histórica se refiere. 

Puesto que demasiado a menudo nuestra ortodoxia , o bien se ha diluido en su alianza profana con una agenda política determinada , desleído en éticas legalistas o relativistas completamente ajenas al carácter de Dios, o se ha convertido en ineficaz por un profundo racionalismo en un mundo que cada vez es menos racionalista. 

Pero hay también razones para la esperanza puesto que el postmodernismo contemporáneo se parece mucho a la cultura del mundo greco-romano en la que el Evangelio hizo su aparición hace unos dos mil años. El secreto del éxito de los primeros creyentes en su cultura estaba , en primer lugar, en las "buenas noticias " centradas en la vida, muerte, y resurrección de Jesús. 

Enmanuel había venido, y traído consigo tanto la revelación del carácter de Dios (¿"Tanto tiempo he estado con ustedes y todavía no me conoces Felipe ? El que me ha visto a mí ha visto al Padre", 


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viernes, 4 de noviembre de 2011

El Arte de Ilustrar Sermones: Una Herramienta Indispensable para Construir Sermones

El Arte de Ilustrar Sermones: Una Herramienta Indispensable  para Construir Sermones
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Agradecimientos
Introducción
Capítulo 1:
En busca de una ilustración
Capítulo 2:
El mal, y el buen uso de las ilustraciones
Capítulo 3:
Misión imposible
Capítulo 4:
El humor en las ilustraciones
Capítulo 5:
Un sermón ilustrativo
Capítulo 6:
Las partes de un sermón debidamente ilustradas
Capítulo 7:
¿Por qué necesitamos buenos predicadores hoy?
Apéndice
Acerca de las ilustraciones: Dr. Osvaldo Mottesi


Luego de abrir la Biblia, lo primero que hacía mi padre era levantar la vista. Esa mirada fija parecía absorber la congregación. Los ojos azules parecían poder penetrar instantáneamente hasta el fondo de cada alma, obligando a aquellos que habían pecado durante la semana a sonrojar o agachar la cabeza en vergüenza. Esa 
mirada, además, parecía demandar de cada individuo la debida reverencia y respeto durante todo el sermón. La mirada también era como una proclama de que había llegado el momento más trascendental de la semana: Dios estaba por hablar de su santa Palabra por medio de su siervo. 

Fue el no hacerle caso a esa mirada que en un domingo inolvidable me busqué un reventón. Niño que era, con el refunfuñar del sermón me olvidé del lugar en que estaba y me bajé de la banca para jugar a los autos pretendidos. De inmediato oí del púlpito el anuncio de mi nombre. Volteé la cabeza para encontrar los ojos furiosos de mi padre. «Leslie, estamos en la casa de Dios», me dijo. «Siéntate tranquilo al lado de tu madre y escucha.» Pero el sermón era largo y mi memoria corta. De nuevo, soñadoramente, los autos y camiones se convirtieron en realidad y nuevamente abandoné mi asiento para usar la banca como carretera. Tan absorto 
estaba en mi juego que no me di cuenta de que papá había dejado de predicar. 


Fueron las suelas de sus zapatos acercándose a la banca que por fin que me sacaron de mi trance —muy, pero muy tarde. Con una mano me levantó. Me giró en posición boca abajo, mi posterior indefenso ahora expuesto a la otra mano. Allí mismo, con el público numeroso de testigo, me dio lo que siempre he recordado 
como «una “santa” paliza». Testifico que me sirvió de gran beneficio espiritual, ya que desde aquel día jamás he podido dormir en una iglesia, no importa lo aburrido de un sermón. 

Como venía diciendo, la misma voz con que mi padre pronunciaba sus palabras —voz sonora y clara como de clarín— llamaban a ese acto especial y único de adoración pública. Desde la primera palabra hasta al sagrado «amén» al final, lo que se sentía y se oía desde aquel púlpito villaclareño eran los pronunciamientos del Dios de los cielos. 

Han de haber habido muy pocos los domingos en que los asistentes saldrían de esos servicios con un sentido de desilusión, pues, a mi criterio, eran encuentros profundamente espirituales. Eran mensajes poderosos —ungidos poderosamente del Espíritu Santo. Ahora que también soy predicador y me encuentro en el deber de 
descifrar el texto sagrado, avaloro grandemente la manera brillante en que mi padre desenlosaba el texto bíblico. Sus mensajes siempre eran sencillos y claros, ocultando las muchas horas de preparación. Su proclamación era fluida y sus frases importantes puntualizadas con fuertes clamores. La aplicación del texto inescapable. 

Pero también había un genio en su predicación que hacía sus sermones imborrables: ¡esas inolvidables ilustraciones! ¡Qué habilidad extraordinaria tenía papá para ilustrar! Tan precisas e interesantes eran que cuando uno las escuchaba sabía de inmediato no solo lo que el texto bíblico decía, pero cómo aplicar las 
verdades aprendidas al diario vivir. 

Recuerdo un sermón que predicó basado en Hebreos 11:6: Y sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que es galardonador de los que le buscan. Remachó papá la verdad del texto contando una experiencia que tuvo en los comienzos del seminario Los Pinos Nuevos. Los bancos en Cuba se habían quebrado y con esa quiebra papá había perdido todo el dinero que había acumulado para el comienzo del nuevo curso en septiembre. Ilustró la lucha de la fe, contando: 

Cada día iba al correo. Esperaba que Dios supliera mi necesidad a través de un amigo en Norteamérica. Pero al apartado de correo 131 en Placetas no llegó ninguna carta. El día antes del comienzo de las clases fui una vez más, seguro de que ese día llegaría la carta esperada conteniendo el dinero en respuesta a mis oraciones. Que desalentado me sentí. No había carta. Todo lo que llegó fue un periódico cristiano de Moody en Chicago. 


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martes, 1 de noviembre de 2011

Babilonia la Grande ha Caído: Dardos Bíblicos


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               Babilonia la Grande ha Caído 


Babilonia fue una de las ciudades más ricas del mundo durante los años 740 a.C. al 680 a.C. Durante estos “días gloriosos”, la ciudad prosperó como si tuviera el toque mágico de Midas; todo lo que tocara parecía convertirse en oro. Babilonia estaba ubicada entre los ríos Tigris y Eufrates—una franja de tierra muy agrícolamente productiva tanto que hoy es conocida como la “medialuna fértil”.

Sin embargo, su agricultura y sus llanuras bien-irrigadas no eran la razón por la cual era famosa. Babilonia ganó su reputación a causa de sus murallas altas y masivas y sus almenas defensivas fuertes. De hecho, los escritores antiguos describieron murallas que fueron de 14 millas de largo en los cuatro lados de la ciudad y que alcanzaban alturas de más de 300 pies—más altas que la mayoría de edificios de hoy en día. Las murallas no eran solamente largas y altas, sino también en algunos lugares tenían 75 pies de grosor. Pero las murallas no eran la única forma de defensa. El Río Eufrates circundaba la ciudad, haciendo un foso perfecto que oscilaba de 65 a 250 pies de un lado al otro. Esta combinación de foso/pared parecía hacer a la ciudad inconquistable.
Pero a pesar de la fortaleza militar fuerte y defensiva de la ciudad, los profetas de Dios predijeron su destrucción. En Jeremías 50:9, el profeta declaró que Dios iba a hacer “subir contra Babilonia reunión de grandes pueblos de la tierra del norte”. Esta predicción probablemente parecía infundada en el tiempo que fue hecha, ya que ninguno de estos pueblos se aproximaba a tener suficiente fuerza como para derrotar a Babilonia. Pero años después de la profecía, Ciro, rey del Imperio Medo-Persa, organizó gran fuerza de muchas naciones diferentes y marchó hacia el Sur en contra de Babilonia. Los detalles del cumplimiento son asombrosos. Jeremías registró que Dios había declarado: “Secaré su mar, y haré que su corriente quede seca” (51:36). Otra vez el profeta predijo: “Sequedad sobre sus aguas, y se secarán; porque es tierra de ídolos” (50:38). Además, el profeta prometió que el Señor había hablado: “Les pondré banquetes, y haré que se embriaguen, para que se alegren, y duerman eterno sueño y no despierten” (51:39).
Ahora escuche la narración cuando la historia se revela. El Río Eufrates corría por debajo de las grandes murallas de Babilonia. Después de un sitio de dos años completos, Ciro fue capaz de desviar el río para hacerlo fluir en un gran pantanal al lado occidental de la ciudad. Al hacer esto, él “secó los ríos” de Babilonia y proveyó una manera fácil para que sus soldados entraran debajo de las murallas de la ciudad donde las aguas solían fluir. Pero los babilonios dentro de la ciudad no tenían idea de lo que estaba pasando. Ellos pudieron haber defendido la ciudad, pero en cambio estaban festejando y emborrachándose. Ciro ordenó a sus hombres a actuar como injuriadores borrachos, y para el tiempo que los babilonios supieron que estaba pasando, la ciudad estaba llena de tropas enemigas que finalmente la conquistaron.
Incluso cuando las circunstancias anteriores serían suficientes como para probar la exactitud de la profecía de Jeremías (y por ende de la Biblia), las predicciones de los profetas no paran allí. Los capítulos 50-51 del libro de Jeremías están llenos con más condenaciones futuristas de Babilonia, todas las cuales fueron cumplidas en mínimo detalle. Ciertamente, las palabras habladas por el profeta sí se cumplieron.
Una y otra vez, la Biblia ha estado “justo en el blanco” cuando ha predicho el futuro. Los registros seculares documentan los hechos acerca de Babilonia. Por tanto ¿qué prueba esto? Esto prueba simplemente una cosa—que Dios mismo inspiró las palabras escritas en las páginas de la Biblia. Y ya que ese es el caso, todo ser humano debería dar la bienvenida a la Biblia “no como la palabra de hombres, sino como lo que es en verdad, la Palabra de Dios” (1 Tesalonicenses 2:13).
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Ciencia y Biblia: El Precio de la Vida Humana


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Una bomba publicitaria de tiempo ha detonado en Corea del Sur. El pionero principal en la investigación de la célula del tallo, Dr. Hwang Woo Suk, ha renunciado a su posición a causa de prácticas serias no-éticas. El Dr. Suk previamente hizo noticia al seguir adelante en sus esfuerzos por clonar un humano. Él era alabado en los medios de comunicación como un líder en la investigación de la célula de tallo y clonación humana. Pero sus cinco minutos de fama pueden haber llegado a un final abrupto. Como el escritor de la revista Time, Bryan Walsh, recientemente comentó: “Para el Dr. Hwang Woo Suk, investigador pionero de la célula del tallo en Corea del Sur, el éxito viene como producto de la buena disposición de trabajar más duro que cualquier otro. Pero sus investigadores pueden haber ido demasiado lejos en su dedicación” (2005). Ha salido a la luz la evidencia que, en su precipitación por crear un clon humano, el laboratorio del Dr. Suk pagó a las asistentes y trabajadoras del laboratorio por sus óvulos. El presidente del consejo del hospital, Roh Sung-II, ha admitido que él pagó $1,500 a estas mujeres porque no había suficientes donantes voluntarias. Después de admitir que había pagado aproximadamente a 20 mujeres por sus óvulos, Roh confesó: “Yo tuve que mantenerlo en secreto”. El avance en clonación de Hwang hubiera sido imposible sin un constante suministro de óvulos.
Muchas de las drogas usadas para sobre-estimular la producción de óvulos pueden causar casos de derrame cerebral, ataque cardíaco, coágulos de sangre e incluso la muerte. Sin embargo, ya que los científicos no pueden experimentar sin óvulos, el propio personal del Dr. Hwang fue reclutado. Estas prácticas no-éticas y graves son solamente una muestra escasa de la verdad fundamental del abuso en este campo. Durante una conferencia noticiera, el Dr. Hwang se retiró del cargo de director del Centro Mundial de la Célula del Tallo recientemente creado, y admitió: “Estando tan enfocado en el desarrollo científico, yo puedo no haber visto todos los puntos éticos relacionados a mi investigación” (Walsh, 2005). ¡Un entendimiento blando! En el apuro por ser el primero en clonar un ser humano, el Dr. Hwang explotó a mujeres y destruyó numerosos embriones—¿a causa de qué? ¿Fama y fortuna? El campo de la clonación humana y la investigación de la célula del tallo continúan atrayendo la atención de los medios de comunicación a causa de la polémica ética de realizar la investigación en embriones humanos. Este descubrimiento debería persuadir a los legisladores ha tomar acción diligente para promulgar leyes que prevengan el abuso de mujeres y embriones humanos en estudios futuros. De hecho, los cristianos deberían llamar a sus representantes y dejarles saber que ellos favorecen la prohibición Weldon-Stupak sobre la clonación de humanos (H.R.1357) que está ahora ante el Congreso. La versión del Senado es el proyecto de ley Brownback-Landrieu (S.658). Muchos países ya han prohibido la clonación humana; Estados Unidos todavía necesita hacerlo.
Irónicamente, el Dr. Hwang continúa siendo un héroe en Corea. Como Walsh reportó: “A pesar del escándalo, Hwang, quien dice que continuará con su investigación, sigue siendo un héroe en su hogar—la semana pasada más de 600 mujeres coreanas se inscribieron para donar sus óvulos” (2005). Este campo de investigación atrajo la atención a Corea tanto que muchos ahora están listos a pasar por alto el abuso a favor de mantener sus estatus como líderes en el campo. ¿Cuántas otras atrocidades éticas serán pasadas por alto mientras que los científicos siguen adelante en la carrera por crear un clon humano?
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Evidencias Cristianas 2: Curso para Obreros y Ministros - NO PARA "REVERENDOS"

Evidencias Cristianas 2: Curso para Obreros y Ministros - NO PARA "REVERENDOS"
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Información
El teísta afirma que se dispone de evidencia adecuada para probar definiti-vamente que Dios existe. Sin embargo, cuando usamos la palabra “probar”, no queremos sugerir que se puede demostrar científicamente la existencia de Dios del mismo modo que se puede probar que un saco de papas pesa cinco kilos, o que el corazón humano tiene cuatro cámaras internas. Tales asuntos, como el peso de un saco de vegetales o la división dentro de un músculo, son cosas que se pueden verificar empíricamente, usando los cinco sentidos. Y aunque la evidencia empírica frecuentemente es muy útil para establecer la validez de un caso, no es la única manera de probar algo.

Por ejemplo, las autoridades legales reconocen la validez de un caso prima facie, “a primera vista”. Este caso se presenta cuando existe evidencia suficiente para establecer la gran probabilidad que un hecho sea verdadero. A menos que se pueda refutar ese hecho de alguna manera, se considera que ha sido probado fuera de dudas. El teísta sostiene que existe una gran cantidad de evidencia muy fuerte que constituye un caso prima facie invulnerable a favor de la existencia de Dios—un hecho que simplemente no se puede refutar.

Aquí le presentamos una porción de la evidencia que constituye el caso  prima facie a favor de la existencia de Dios.

LA CAUSA Y EL EFECTO—EL ARGUMENTO COSMOLÓGICO
Durante la historia humana, uno de los argumentos más eficaces a favor de la existencia de Dios ha sido el argumento cosmológico (la causa y el efecto), que señala el hecho que el Universo (el cosmos) existe, y por ende, debe tener una explicación.

El Universo existe y es real. Todas las personas racionales—incluyendo a los ateos y agnósticos—deben admitir este punto. Entonces, surge la pregunta, “¿Cómo se originó el Universo?”. Si algo no puede auto-crearse, se dice que es “contingente”, ya que depende en algo externo para explicar su existencia. Por consiguiente, el Universo es una entidad contingente porque no puede causar o explicar su propia existencia. Si el Universo no se creó a sí mismo, debe haber tenido una causa.

Es aquí donde la Ley de la Causa y el Efecto está vinculada firmemente al argumento cosmológico. Según el conocimiento científico, las leyes naturales no tienen excepciones. Desde luego, esto se aplica a la Ley de la Causa y el Efecto, la cual es la ley más universal. La Ley de la Causa y el Efecto declara que todo efecto material debe tener una causa adecuada que le anteceda (es decir, una causa que exista antes del efecto).
No existen efectos materiales sin causas adecuadas. Además, las causas nun-ca ocurren después del efecto.

No tiene sentido hablar de una causa posterior a su efecto, o de un efecto que exista antes de su causa. Además, el efecto nunca es mayor que su causa. Por esta razón los científicos dicen que todo efecto mate-rial debe tener una causa adecuada. Un río no se puede tornar lodoso porque una rana salta en él; un libro no puede caer de una mesa porque una mosca se para sobre él. Estas no son causas adecuadas. Para cualquier efecto que vemos, debemos sugerir causas adecuadas—lo cual nos trae de nuevo a la pregunta anterior: ¿Qué causó al Universo?
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