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sábado, 5 de noviembre de 2011

Instrumentos de tortura Espeluznantes: Que nunca más se repitan... Aunque ahora los siguen utilizando


Instrumentos de tortura Espeluznantes: Que nunca más se repitan... Aunque ahora los siguen utilizando
biblias y miles de comentarios
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 9MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
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NSTRUMENTOS DE TORTURAS:
Instrumentos de tortura y muerte
INTRODUCCIÓN
Se dice que la Edad Media fue la edad de oro de los torturadores y de la imaginación puesta al servicio de los mismos, desbordándose y agudizándose al máximo, inventando los mejores y más prácticos medios de tortura. Si bien existe un atisbo de realidad en esta idea sobre la tortura, podemos desmitificar a los inquisidores como los mayores torturadores de todos los tiempos, puesto que otros, en etapas posteriores, han sido mucho más eficaces y han aplicado la tecnología punta de su época para crear instrumentos de terror y de aniquilación masiva. No nos llevemos a engaño, ya que la tortura, desde que el mundo es mundo, existe y desafortunadamente sigue existiendo, solo que hay que quitarse la venda, abrir los ojos y mirar a nuestro alrededor.  
El uso de los medios de tortura se ha ido aboliendo poco a poco en todos los países durante los siglos XVIII y XIX, siendo condenado por la Declaración de los Derechos Humanos de 1948. Desgraciadamente, aún persisten en muchos países, aunque en sus Constituciones se prohíban expresamente.  
Los métodos más recientes de tortura y muerte, como son la electricidad; los productos químicos, drogas, y fármacos; la presión psicológica... evitan las marcas en el cuerpo, pero no la destrucción del ser humano torturado. Existen diversas organizaciones, tales como Amnistía Internacional o la A.C.A.T. (Acción de los Cristianos para la Abolición de la Tortura), que luchan contra la tortura denunciando a los países que la practican. En España, la Constitución de 1978 declara expresamente en su artículo 15 "que nadie puede ser sometido a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes". También el Código Penal español, en virtud de la reforma de 1988, establece un aumento en las penas por delitos de esta índole y amplía los supuestos de tortura incluyendo los insultos, amenazas y coacciones, que forman parte de lo que se ha denominado tortura psicológica. Desgraciadamente, aún queda mucho camino por andar en nuestro país y en el resto de países occidentales, ya que los malos tratos domésticos, por ejemplo, siguen siendo un continuo en nuestras sociedades.  
En muchas ocasiones, los torturadores utilizaban animales para ayudarles en sus torturas, este el casó del método de la cabra, que no faltaba en ninguna de las mazmorras de los castillos medievales europeos. Se ponían las piernas de la víctima en un cepo, para que le fuera imposible el movimiento, y a continuación se le untaba los pies con grasa o sal. La cabra comenzaba a lamer con fuerza y con la aspereza de su lengua levantaba la piel de los pies de la víctima, provocando un terrible dolor.
 En la antigua China ya se tenía constancia del tormento de la rata, aunque fue en el occidente medieval donde se consagró. En esta tortura, se colocaba sobre el abdomen de la víctima una jaula abierta por su base. En el interior se encontraba la rata que venía a ser molestada por los torturadores, con fuego principalmente. El animal despavorido buscaba la manera que fuera para escapar y terminaba por excavar un túnel en las entrañas de la víctima.  
Los elementos naturales, también se han utilizado para torturar en distintos tiempos de la humanidad. El gota a gota, era un método de tortura basado en el agua, fue muy utilizado durante la Edad Media, y se usaba fundamentalmente para arrancar la confesión o información a la víctima. Era una tortura larga, en la que el torturador no tenía prisa ninguna y lo único que tenía que hacer, era esperar a que la víctima se viniera abajo. Consistía en amarrar al reo a un poste o a la pared, atarlo fuertemente de pies, manos, cuello y frente; colocándose la cabeza debajo de un caño o grifo que dejaba derramar una gota a un ritmo continuado. Esto provocaba un estado de locura además de terminar erosionando el hueso del cráneo hasta producir la muerte.   


La Doncella de HierroLa Cuna de JudasAplasta CráneosLa PeraLa Guillotina


Instrumentos de tortura y muerte:
Agua, Inquisición española, Toalla, El toro de Fálaris y La cuna de Judas 
 El método del agua, en el que a la víctima se le obligaba a ingerir la mayor cantidad de agua posible, ayudándose el torturador, de un embudo que se le coloca en la boca. En estas sesiones se les hacía tragar aproximadamente unos diez litros, provocando un terrible sensación de ahogo, produciéndose en la mayoría de las ocasiones la explosión del estómago. 
 El método de la toca fue muy utilizado por la Inquisición española de los siglos XV y XVI. Su nombre procede de uno de los elemento necesario para esta tortura, la toca, que era una tela blanca de lino o seda con la que se hacían en aquella época las tocas o pañuelos que cubrían la cabeza de las mujeres. Esta toca, se introducía en la boca de la víctima, intentado que incluso llegara hasta la tráquea, y posteriormente se vertía agua sobre la toca, que al empaparse, provocaba en el reo una sensación de ahogo e innumerables arcadas. 



La toalla mojada es un método moderno de tortura, basado en otros más antiguos como el método de la toca, y consiste en colocar una toalla sobre la boca y la nariz de la víctima, después se vierte agua sobre la toalla provocándole la asfixia momentánea. La sensación de ahogo es terrible; pero si se hacía bien, era un método que no dejaba marcas, por lo que el reo, no podía en ningún momento demostrar que había sido torturado. A partir del siglo XX, este método ha sido usado por los ejércitos y por ciertos cuerpos de policía secreta y paramilitar, que se han dedicado a reprimir tendencias políticas contrarias al régimen establecido en aquellos países. Como ejemplo, podemos decir que ha sido un método muy extendido entre las dictaduras sudamericanas, aparentando de este modo normalidad en sus actuaciones.
 Fálaris (siglo VI a. de C.) fue Tirano de Agrigento durante el 570 a. de C. y 555 a. de C. Ascendió al poder con el apoyo popular, gobernando sanguinariamente. Extendió los dominios de Agrigento y combatió en Himera a los cartaginenses. Tan macabro personaje ideó un método de eliminación de opositores a su tiranía, que más tarde fue adoptado por la Inquisición durante los siglos XVI al XVIII.
Este método, era conocido como el toro de Fálaris; y consistía en meter a los herejes dentro de una esfinge de bronce o hierro con forma de toro, quemándolos vivos. Esto divertía especialmente a los espectadores, ya que los alaridos de las víctimas se podían escuchar a través de la boca del toro, asemejándose a los mugidos de dicho animal. Dentro de los métodos de tortura más eficaces para sacar una confesión verdadera o falsa, se encontraba la Cuna de Judas. Este método, consistía en atar a la víctima de las muñecas y elevarla, para luego dejarla caer sobre una pirámide muy puntiaguda para que con su propio peso se le clavara en el ano, escroto o vagina. Ni que decir tiene, que la confesión se conseguía en las primeras veces, ya que esta operación se repetía sucesivamente hasta que el condenado hablara o muriera, caso este último, que confirmaba su culpabilidad.
 Mucho antes de que Galileo enunciara las leyes del péndulo simple, el Péndulo, era utilizado como método de tortura. Era el aperitivo con el que se abría una buena sesión de tortura. Las manos de la víctima eran atados a su espalda y por ellas, era elevado. Al balancearse se producía la luxación de los hombros, codos y muñecas. Era habitual añadir peso adicional atando pesas a los pies del reo. La fustigación, que consistía en azotar a la víctima con una fusta o vara, era un castigo extendido en la mayoría de los ejércitos, desde la Antigüedad hasta la Revolución francesa. Se aplicaba en caso de las penas consideradas graves, como podía ser la deserción o el robo; aunque si tenemos en cuenta que la deserción se podía pagar con la vida, este castigo, era muy bien recibido.   

Instrumentos de tortura y muerte:
La garrucha, El potro, La rueda, El borceguí, El casco y La Doncella de Hierro   

La garrucha era el nombre con el que se conoció en la España del siglo XV, al método de tortura conocido como el estrapado, propio de la época medieval. Consistía en atar al reo con las manos atrás e izarlo con una cuerda por medio de una polea, de ahí el nombre de garrucha. A la víctima se le colocaban pesos en los pies, para después cuando se encontraba elevado, dejarlo caer de golpe contra el suelo. Esto se repetía varias veces. Al izado, que podía provocar las luxaciones de las articulaciones de hombros, codos y muñecas, hay que sumar las posibles fracturas y magulladuras, en todo el cuerpo y piernas fundamentalmente, que producían las múltiples caídas. 
 El potro, es un instrumento de tortura en el que la víctima, atada de pies y manos con unas cuerdas o cintas de cuero, a los dos extremos de este aparato, era estirada lentamente produciéndole la luxación de todas las articulaciones -muñecas, tobillos, codos, rodillas, hombros y caderas-. Este método, se tiene constancia que se aplicó durante todo el período que duró la Inquisición en los países de Francia y Alemania; si bien ya se conocía desde mucho antes y por supuesto se utilizaba frecuentemente en las lúgubres mazmorras de castillos, prisiones y palacios de justicia.
La rueda, era un instrumento que fue introducido en Francia en el siglo XVI, y que era muy utilizado en la zona germánica de Europa. Sin duda alguna, fue el aparato más versátil de la Edad Media, ya que la víctima se encontraba a merced total del torturador. El reo era ataba desnudo a la rueda, de pies manos y cuello; mientras que el torturador le rompía poco a poco los huesos de sus miembros, que era el objetivo de esta tortura, pudiendo aderezarla con hierros candentes, cortes, mutilaciones y algunas cosas más, que se le pasara por la imaginación. También era habitual, colocar un miembro de la víctima o todo el cuerpo, entre los radios de la rueda y hacerla girar, quebrantándole los huesos. Como remate se podía dejar al reo atado en la rueda a la intemperie, para que los animales carroñeros se lo fueran comiendo poco a poco. Ha sido uno de los instrumentos de tortura más crueles inventados por el hombre.  

El borceguí era el tipo de calzado más popular del siglo XV, cubría el tobillo y era abierto por su parte delantera y se ataba con correas o cordones. Pues bien, en este período se popularizó un método de tortura que se denominó con el nombre del calzado, puesto que consistía en apretar el tobillo de la víctima por medio de varias maderas enlazadas por unas correas o gatos de hierro, para administrar presión, hasta quebrantar los huesos.
 Existían métodos para dar tormento de manera general y para tan solo ciertas partes del cuerpo. Este era el caso del aplasta cabezas ó cráneos. Este instrumento estaba compuesto por un casco finalizado en un torno con una manivela. El casco, a su vez estaba colocado en una estructura metálica que permitía que al girar la manivela, fuera bajando. Pues bien, la víctima se tumbaba boca abajo con la mandíbula apoyada en el suelo, colocándosele entonces el casco y se comenzaba a girar la manivela, provocándole la ruptura de los dientes, el quebranto de la mandíbula y de los huesos del cráneo, antes de estrujar su cerebro. El mecanismo por tanto, actuaba como una prensa. 
 La Doncella de Hierro era una especie de sarcófago provista de estacas metálicas muy afiladas en su interior, de este modo, a medida que se iba cerrando se clavaban en la carne del cuerpo de la víctima que se encontraba dentro, provocándole una muerte lenta y agónica. Las más sofisticadas disponían de estacas móviles, siendo regulables en altura y número, para acomodar la tortura a las medidas del "delito" del torturado. Además, podemos encontrar desde el modelo más básico, que es un sarcófago de hierro puro y duro; hasta las más refinadas obras de arte, ricamente decoradas con relieves.
Instrumentos de tortura y muerte:
La horca, Garrote vil, La cuerda y La sierra   


La horca, instrumento de muerte que todos conocemos, formado por una barra horizontal, sostenida sobre dos barras verticales, de la que pende una soga con un lazo en la que eran colgados los condenados a esta pena. En la Edad Media era la pena que los señores feudales reservaban a sus vasallos plebeyos, de ahí, que el ser ahorcado fuera la manera más vil de morir. En España, las Cortes de Cádiz de 1812 la abolieron, siendo ratificada en 1828 por Fernando VII; aunque no nos engañemos, puesto que este método de muerte fue sustituido por el de garrote vil desde1832.
 Entre los instrumentos sencillos utilizados en pos de la "justicia y la verdad", la Inquisición aplicó el método de la cuerda a muchas de sus reos. Este método era sencillo pero muy doloroso, consistía en colocar a la víctima sobre una mesa o en el suelo, con unas cuerdas atadas a sus miembros o cualquier miembro sobresaliente del cuerpo humano y girar dichas cuerdas hasta tensarlas.
 La tensión de la cordada que provocaba el estiramiento de los miembros, daba lugar a la luxación de las articulaciones.
El garrote consiste en un aro de hierro, con el que se sujeta contra un poste fijo, la garganta de la persona que se va a ejecutar; oprimiéndola por medio de un tornillo de paso muy largo hasta conseguir la estrangulación. También el tornillo penetraba en la parte trasera del cuello rompiendo las vértebras y por tanto, la espina dorsal. La muerte podía sobrevenir por dos medios, asfixia o por el quebranto de la columna vertebral de la víctima. En cualquier caso, el sufrimiento estaba garantizado. 

El garrote vil, es el nombre con el que se conoce en España al garrote. Se introdujo en nuestro país a raíz del código penal de 1822. En 1832, se suprimió la horca y fue sustituida por el garrote vil, estando vigente desde entonces hasta 1978, como uno de los procedimientos utilizados para administrar la pena capital. Por fortuna, en 1978, se abolió la pena máxima en este país, en virtud de lo que se expresa en nuestra Constitución.
 El garrote, además de ser el nombre con el que se conocía un método de muerte, era la denominación que tomó un aparato de tortura, propio de la Inquisición. Este instrumento consistía en una mesa, a la que se le adosaban unos "garrotes" o prensas, que oprimían las piernas de la víctima, por un lado; y los brazos y pecho, por otro. Aplicando presión lentamente en aquellas zonas del cuerpo, se producía un intenso y agudo dolor al provocar el quebranto de los huesos.
 La sierra, fue un método de muerte utilizado ya en tiempos del bíblico Rey David. Esta pena, consistía en colgar boca abajo a la víctima para que el cerebro estuviera bien regado y no muriera el condenado desangrando antes de lo previsto; y se le comenzaba a serrar desde el ano y los genitales hacia el pecho. El acero de dientes agudos de la sierra cortaba fácilmente el cuerpo de la víctima provocándole un gran dolor, si bien el reo no comenzaba a perder el sentido hasta que se había llegado por lo menos al ombligo. Era sanguinolento y muy cruel y fue aplicado fundamentalmente contra homosexuales, de ahí que la tortura comenzara por el ano y los genitales, objetos fruto del pecado. 

Instrumentos de tortura y muerte:
La sierra, Las jaulas colgantes, Los grilletes, El Cepo y La Cigüeña   

El método de la sierra ha sido muy utilizado, pero parece ser, que muerte tan macabra ha sido eludida por la memoria selectiva de la Historia. En España, este método fue usado en el ejercito hasta el siglo XVIII como medio de ejecución. Goya captó de manera magnífica, mejor que cualquier reportero de guerra actual, los "Horrores de la guerra" -Guerra de la Independencia española-, que enfrentó entre 1808 y 1914, a franceses y españoles fundamentalmente, por el domino de nuestro país. Durante la contienda los guerrilleros españoles cometieron crímenes contra las soldados de las tropas napoleónicas terribles, empleando el método de la sierra con los prisioneros entre otras muchas crueldades. 
De todos modos, el método de la sierra, era ya conocido por los franceses que lo empleaban contra las brujas embarazadas, supuestamente por el mismo demonio. En Alemania, en tiempos de Lutero también se empleó esté método contra los cabecillas de las sublevaciones campesinas. 
 Las aulas colgantes eran armazones metálicos que quedaban suspendidos en el aire por un cable. Formaban parte del mobiliario urbano de los ayuntamientos, palacios y cortes de justicia de las ciudades europeas, hasta que poco a poco a finales del siglo XVIII decayó su uso. Era el lugar de honor de aquellos que hubieran cometido alguna acción, que tuviera que servir de escarmiento y ejemplo para el resto del pueblo; o a veces, cuando el pueblo requería justicia sobre algún hecho que hubiera conmovido a toda la comunidad, la manera de manifestar que la autoridad se encargaba de impartirla. El caso es que la víctima, semidesnuda, que quedaba condenada a morir de inanición, tenía que soportar las inclemencias del tiempo. En ocasiones, tenía también que compartir su jaula con gatos salvajes y otros animales que eran azuzados por los torturadores; otras veces, eran las gentes del pueblo los que, entre otras cosas, lo apedreaban. 

Los grilletes han sido utilizados desde época antigua. Según diversas fuentes, ya los egipcios conocían las cadenas y las utilizaban para engrilletar a los esclavos y a los reos de delitos de cualquier índole. En las mazmorras medievales era muy habitual tener colgados de brazos o muñecas a los presos, por medio de unas cadenas adosadas al muro, finalizadas en argollas. Las víctimas podían permanecer de esta manera durante tiempo indefinido, provocando a corto plazo, inmensos dolores, calambres y luxaciones; y a largo plazo, la invalidez total de las extremidades superiores e inferiores.
 El Cepo, era un método más que de muerte, de castigo por delitos de robo, disturbios o pendencias; aunque en un momento dado se podía tener expuesta a la víctima hasta la muerte, si así se decidía por la corte de justicia. También fue utilizado como método de tortura para conseguir una confesión en las mazmorras de castillos, palacios de justicia o cárceles inquisitoriales. El Cepo era un instrumento que servía para sujetar al reo por la garganta y las muñecas; y según el modelo también por los tobillos, consistente en dos maderos ajustables. La víctima quedaba expuesta al público en la plaza de la ciudad, encontrándose a merced del populacho que lo vejaba y goleaba, a veces incluso hasta la muerte, con el beneplácito de la autoridad. 
 Los métodos de tortura han sido siempre expeditivos y han conseguido la confesión de la víctima. La Cigüeña era un método infaliblemente cruel, que consistía en someter al reo a este aparato. La Cigüeña, en sí, es un aparato hecho de hierro que sujetaba al condenado por cuello, manos y tobillo, y lo sometía a una posición incomodísima que provocaba calambres en los músculos rectales y abdominales; y a las pocas horas de todo el cuerpo. Pero esto no terminaba aquí, ya que se acompañaba de golpes de todo tipo, mutilaciones, quemaduras... 

Instrumentos de tortura y muerte.:
La Pera, Garras de Gato, La Crucifixión, La Flagelación y La Fustigación   
Aparatos dedicados a fines médicos, como era el caso de la pera, que servía para los estreñimientos, se modificaron y adaptaron a las mil y una necesidades de los torturadores del siglo XV. La Pera, era un instrumento con forma de pera que una vez introducido en boca, vagina o ano, comenzaba a abrirse gracias a un mecanismo giratorio. Además en sus puntas gozaba de unos pinchos o púas que desgarraban la traquea, útero o el recto, dependiendo por la zona en la que fuera introducido. La modalidad oral de este invento, era aplicada a las personas que habían obrado mal de palabra, es decir, herejes, ortodoxos...; la anal, como no, a los homosexuales; y por supuesto la vaginal a las brujas que habían mantenido relaciones sexuales con el diablo, prostitutas, adulteras o mujeres que habían mantenido relaciones incestuosas. 

Utensilios que hoy en día nos parecen la mar de inocentes, fueron utilizados como elementos de tortura física ciertamente inhumanos, dejando secuelas corporales y psicológicas terribles en los reos que lograban sobrevivir. De este modo, lo que hoy conocemos como rastrillo de jardinero, eran conocidos en otros tiempos como las Garras de Gato. Esta especie de rastrillo de puntas afiladas arrancaban la carne a tiras de las víctimas desnudas, que colgaban por sus muñecas suspendidas en el aire. En ocasiones, dependiendo de la destreza del torturador se llegaba incluso a separar la carne de los huesos. Cualquier instrumento sencillo, ha servido a los torturados, como han sido unas simples tenazas, que servían para arrancar de cuajo, dientes y cualquier otro miembro sobresaliente del cuerpo humano. El fuego y los hierros incandescentes servían también, al igual que las tenazas, de un complemento perfecto. El famoso escritor francés, Julio Verne (Nantes, 1828-Amiens, 1905), inmortalizó en su famoso obra Miguel Strogoff (1876), su uso, describiendo como el personaje de su obra era cegado utilizado un hierro al rojo vivo.
La crucifixión consiste en fijar o clavar al reo en una cruz. Generalmente la víctima moría por inanición, aunque sufría las inclemencias del tiempo al encontrarse a la intemperie, además de estar expuesto a los escarnios del pueblo, que ocasionalmente podía apedrearlo. Este método de muerte fue muy utilizado en época romana y en principio era la pena para sancionar a ladrones reincidentes, violadores... Desde la crucifixión de Cristo comenzó a ser la pena para castigar a los cristianos, pero cayó en desuso al igual que caía el Imperio Romano. Esto se debió sin duda alguna, al triunfo del Cristianismo, comenzando a considerarse una herejía el uso de la crucifixión como método de muerte.
La flagelación es un castigo consistente en azotar a una persona. Los concilios cristianos de Agde en el 506 y Mâcon en el 582 adoptaron la flagelación como castigo y posteriormente la aplicaron diversas reglas monásticas como penitencia. Este método se adaptó también como medio de tortura, utilizado para conseguir cualquier tipo de confesión. A veces, las heridas provocadas por los látigos y flagelos, eran tratadas con sal o vinagre, que por un lado servían para desinfectar y evitar que el reo muriera; y a la par, le proporcionaban un dolor tremendo que servía de doble castigo.  
La fustigación, que consistía en azotar a la víctima con una fusta o vara, era un castigo extendido en la mayoría de los ejércitos, desde la Antigüedad hasta la Revolución francesa. Se aplicaba en caso de las penas consideradas graves, como podía ser la deserción o el robo; aunque si tenemos en cuenta que la deserción se podía pagar con la vida, este castigo, era muy bien recibido.  Fuente Consultada: Los Instrumentos de Tortura de Roland Villeneuve
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sábado, 7 de mayo de 2011

Historia de la Inquisición: Una Historia Que no se Debe Repetir



Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 1.5MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Apologética - Historia
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PRÓLOGO 
CAPITULO I. - LOS PRECURSORES DE LA REFORMA    
1.  Decaimiento de la Iglesia antes de la Reforma.
2.  Críticas y clamores de reforma en la Iglesia de  España.
3.  Algunas muestras de crítica en la literatura de la Època.
4.  Intentos aislados de reforma en España. 
5.  Los albigenses y valdenses en España. 
6.  La extirpación de los albigenses y valdenses en España.

Capítulo II: LA IGLESIA EXTIRPA LA HEREJIA .    
1.  La Iglesia pasa de perseguida a perseguidora.
2.  Represión de las herejías desde el siglo 11 hasta la   Inquisición papal. 
3.  Premisas ideológicas en que se fundamentaba la persecución.
4.  La Inquisición papal o medieval.
5.  La Inquisición papal en España.
6.  Antecedentes de la Inquisición moderna.

Capítulo  III:  LA INQUISICION MODERNA O ESPAÑOLA. (Su implantación y sus procedimientos).
1.  Su implantación.
2.  Oposición y repulsa contra la Inquisición. 
3.  El reo de herejía ante sus jueces.
4.  Medios para descubrir a los herejes.
5.  Consideración que merecía el reo al Tribunal.
6.  Sobre el trato material del reo.

Capítulo  IV: - LA INQUISICION MODERNA O ESPAÑOLA. (Sus penas, sus víctimas y sus frutos).  
1.  Penas infligidas por el Tribunal. 
2.  La proclamación de las sentencias.
3.  El número de víctimas y los abusos de algunos inquisidores.
4.  La Inquisición y sus valedores.
5.  Juicio sobre la Inquisición.
6.  El espíritu de tolerancia en el pueblo español.

Capítulo V: EL HUMANISMO Y LA REFORMA
1.  El Humanismo y la Reforma. 
2.  Erasmo.
3.  Aspecto critico de la obra de Erasmo. 
4.  Aspecto constructivo de la obra de Erasmo.
5.  Lucha por la introducción de las ideas humanistas en España.
6.  Ocaso del humanismo español.

Capítulo  VI: SALPICADURAS REFORMISTAS EN LOS INTELECTUALES DE LA EPOCA.
1.  Dificultades de loa humanistas españoles con la Iglesia.
2.  Los humanistas españoles y la Inquisición. 
3.  Pedro de Osma.
4.  Alfonso de Valdés, Alfonso de Virués y Juan de Vergara.
5.  Otros eruditos y humanistas en entredicho.
6.  Eclesiásticos acusados de luteranismo.

Capítulo  VII: LA REFORMA DE LA IGLESIA POR LOS CATÓLICOS.
1.  Acerca de la necesidad de la Reforma protestante.
2.  La reforma moral de la Iglesia.
3.  La reforma doctrinal de la Iglesia.
4.  La Iglesia recela de sus propios fieles.
5.  El ideal de reforma a católico y el protestante.
6.  Beneficios que aportó la Reforma protestante a la Iglesia Católica.

Capítulo  VIII:  BARTOLOME DE CARRANZA MIRANDA.
1.  Semblanza del hombre y su encumbramiento. 
2.  Caída de Carranza, y sus causas.  
3.  El proceso y la sentencia.
4.  Su doctrina. Juicio sobre Carranza.
5.  Procesos inquisitoriales consecutivos a la caída de Carranza.

Capítulo  IX:  REFORMADOS ESPAÑOLES EN EL EXTRANJERO. - JUAN DE VALDES.
1.  Los primeros españoles en contacto con la Reforma.
2.  Juan de Valdés: su vida.
3.  La comunidad de Valdés en Nápoles.
4.  Muerte de Valdés y dispersión de su grey.
5.  Valdés: su obra literaria de carácter profano.
6.  Valdés: sus obras de carácter religioso.

Capítulo  X:  LOS HERMANOS ENZINAS.
1.  Los hermanos Enzinas. - Jaime.
2.  Francisco. Su juventud y conversión. 
3.  Su traducción del Nuevo Testamento: esfuerzos para publicarlo.
4.  Sus entrevistas con el emperador y con Pedro de   Soto. 
5.  Francisco de Enzinas, en la cárcel. Su liberación.
6.  Resto de su vida. Sus obras.

Capítulo XI:  JUAN DIAZ Y FRANCISCO DE SAN ROMAN .
1.  Juan Díaz: su conversión.
2.  Asesinato de Juan Díaz.
3.  Francisco de Sanromán: el comerciante.
4.  Conversión de Sanromán. Entrevistas con Carlos I y prisión consecutiva de Sanromán. 
5.  Martirio de Sanromán.

Capítulo  XII:  INTRODUCCION DE LAS IDEAS REFORMADAS EN LA PENINSULA
1.  Los españoles se ponen en contacto con la Reforma en el extranjero. 
2.  Medidas para prevenir la entrada y difusión de las ideas reformadas. 
3.  Primeros indicios de la penetración de libros reformados en la Península. 
4.  Los primeros reformados en España.
5.  Factores que dificultaron la difusión de la Reforma en España.
6.  Noción general dela extensión que alcanzó.

Capítulo  XIII: LA PERSECUCION SE GENERALIZA
1.  Sospechas y pesquisas de la Inquisición. 
2.  Captura de la Iglesia de Sevilla.
3.  Captura de la Iglesia de Valladolid.
4.  Informe de Valdés a Carlos I sobre la prisión de los reformados.
5.  Reacción del emperador al ser descubiertos los focos reformados.
6.  El inquisidor general decide obrar con calma.

Capítulo XIV: EL SANTO OFICIO SE APRESTA PARA AHOGAR LA REFORMA.
12.  Valdés recaba amplios poderes del papa.
3.  El papa concede todo lo solicitado.
4.  Los últimos reajustes.
5.  La expansión de la Reforma enjuiciada por los católicos.
6.  Los presos reformados en las cárceles de la Inquisición.

Capítulo  XV:  LA CONGREGACION DE VALLADOLID 
1.  La Iglesia de Valladolid.
2.  Carlos de Seso.
3.  Agustín Cazalla.
4.  Domingo de Rojas.
5.  Preparativos para la celebración de un auto de fe. 
6.  Ceremonial de un auto de fe y ejecución de las sentencias.

Capítulo  XVI:  PRIMER AUTO DE FE REFORMADO DE VALLADOLID .
1.  El auto de fe de 21 de mayo de 1559.
2.  Agustín Cazalla.
3.  Otros miembros de la familia Cazalla.
4.  Antonio Herrezuelo y su esposa Leonor de Cisneros.
5.  La familia de los Rojas. 
6.  Restantes víctimas del auto de fe.

Capítulo XVII: SEGUNDO AUTO DE FE REFORMADO DE VALLADOLID.
7.  Felipe II preside el auto de 8 de octubre de 1559.
8.  Carlos de Seso.
9.  Domingo de Rojas. 
10. Juan Sánchez, el fugitivo capturado.
11. Las monjas reformadas de Valladolid. 
12. Restantes víctimas del auto de fe.

CapÌtulo  XVIII: LA REFORMA EN ANDALUCIA.
1.  Rodrigo de Valera.
2.  Juan Gil: su conversión.
3.  Proceso, sentencia y muerte de Juan Gil.
4.  Constantino Ponce de la Fuente, canónigo magistral.
5.  Constantino Ponce en la cárcel de Triana. 6.  Sus obras.

Capítulo XIX: LA CONGREGACION DE SEVILLA.
1.  El Templo de la Nueva Luz.
2.  Francisco Zafra y la denuncia de María Gómez.
3.  Cristóbal de Losada.
4.  Julián Hern·ndez.
5.  El monasterio de San Isidro y su prior García Arias.
6.  Los monjes del monasterio de San Isidro.

Capítulo XX:  PRIMER AUTO DE FE REFORMADO DE SEVILLA.
1.  E1 auto de fe de 24 de septiembre de 1559.
2.  Juan Ponce de León.
3.  Los frailes del monasterio de San Isidro del Campo. 
4.  María de Bohorques.
5.  Juan González y sus hermanos. 
6.  Restantes víctimas del auto de fe.

Capítulo  XXI: SEGUNDO AUTO DE FE REFORMADO DE SEVILLA.  
1.  Julián Hernández.
2.  María Gómez y sus familiares.
3.  Restantes víctimas de la hoguera.
4.  Los reconciliados y las efigies quemadas.
5.  Un atropello al derecho de gentes: N. Burton y S. Frampton.
6.  Una víctima por error judicial: Juana de Bohorques.

CAPITULO XXII. - LOS PROTESTANTES ESPAÑOLES EN EL EXILIO .
  1. Paradero de los reformados españoles en el exilio.
  2. Juan Pérez de la Pineda.
  3. Casiodoro de Reiyna.
  4. Reinaldo González de Montes.
  5. Antonio del Corro. -
  6. Cipriano de Valera.

CAPITULO XXIII.-LA REFORMA DEL SIGLO XVI
  ES APLASTADA DEFINITIVAMENTE .
  1. Los focos protestantes de Aragón y restos del de Sevilla.
  2. Algunos otros protestantes destacados del siglo XVI.
  3. Desaparición de los últimos reformados de España. 
  4. Los protestantes extranjeros en España.   
  5. Esfuerzos para evitar la reaparición del protestantismo.
  6. La Biblia en español, libro prohibido en España.
  7. Abolición del "Tribunal de la Fe". -
  8. Triunfo del constitucionalismo.

CAPITULO XXIV. - FRUTOS Y CONSECUENCIAS DE LA INQUISICION
  1. España mantiene férreamente la unidad de la fe.
  2. Un culto insuficiente.
  3. Un costoso y fatal error.
  4. Grandes preguntas de actualidad. . 
   Primeras disposiciones del rey Felipe y la Inquisición.


La Reforma del siglo XVI irrumpe en la Historia de la Iglesia no como un conflicto, aunque grave, aislado,  sin precedentes, antes al contrario: ya desde  siglos  se venían  sucediendo  dentro  de  la grey  católica  las  protestas  y  las  disidencias,  como  agudizaciones de un malestar  interno, crónico; latente, pero real.

En  los  primeros  siglos  aparecieron  numerosas  herejías,  considerando  como  tales,  movimientos  surgidos dentro  de  la  Cristiandad,  principalmente  en  Oriente,  los  cuales  atentaban  contra  los  principios  teológicos aceptados  y  sustentados  por  el  común  de  los  fieles. E1  concepto  de  herejía  adquirió perfiles más precisos  al formularse el Dogma, o sea el conjunto de doctrinas defendidas por la Iglesia.

Sin  embargo,  las  cosas  siguieron  un  curso  imprevisible  y  llegó  un  tiempo  en  que,  paradójicamente,  los movimientos disidentes, aunque siguieron siendo  llamados "heterodoxos" por  los custodios de  la "ortodoxia", no  hacían  otra  cosa  que  clamar  por  las  viejas  y  olvidadas  doctrinas,  procurando  recobrarlas  en  su  prístina pureza. Los  valdenses,  los wiclefitas,  los  hussitas,  fueron  apareciendo  en  el  seno  de  la Cristiandad  como  un fermento que pugnaba por mantener vivas las esencias de la Iglesia Primitiva, una iglesia sencilla y pura, atenta sólo  a  los  intereses  de  orden  espiritual,  tan  distinta  de  la  Iglesia Romana  que  estaban  contemplando. En  sus tiempos,  el  papado  y  el  clero  en  general  mantenÌan  como  tradición  su  estirpe  apostólica,  pero, desgraciadamente, distaban mucho de manifestar en  su conducta  las virtudes de  los apóstoles y de  reflejar en sus enseñanzas las doctrinas que de ellos habían heredado.

No  es  de  nuestra  incumbencia  extendernos  en  considerar  las  causas  que  condujeron  a  esta  relajación  de costumbres  del  clero,  aunque  podemos  apuntarlas  brevemente. El  inicio del proceso  se  remonta  al  anárquico período  en  que  la  estructura  estatal  del  Imperio  Romano  se  iba  desmoronando  progresivamente  ante  las incesantes embestidas de los pueblos bárbaros. Tambaleante la administración pública, multitud de prestaciones y  servicios correspondientes hasta entonces a  sus  funcionarios  fueron a parar paulatinamente a  las manos del clero, que; constituía el único elemento de  la sociedad culturalmente capacitado para aceptarlas. La Iglesia era ya reconocida y respetada por todos, y la presencia de sus representantes constituía una eficaz garantía de orden y seriedad en toda clase de actos sociales que requirieran ser formalizados.

Debido a la ignorancia general de la Època podía parecer entonces plausible, y aun necesario, que el sacerdote aceptara el peso de estas nuevas obligaciones; sin embargo, como era lógico esperarlo, las nuevas tareas entorpecieron  el  desempeño  de  las  primitivas,  que  eran  cuidar  espiritualmente  de  aquellos  que  les  habían  sido encomendados.  Ahora  el  sacerdote  debía  cumplir  con  ambos  deberes,  el  de  pastor  de  las  almas  y  el  de funcionario civil; los fieles habían de acudir al sacerdote en sus necesidades espirituales, ya que la Iglesia, y por lo  tanto sus ministros, había pasado a ser, mediante  la administración de  'los sacramentos, el medio exclusivo para alcanzar la gracia y, por lo tanto, la salvación eterna; pero también tenían que acudir a Èl para ordenar sus
asuntos de carácter material, ya que  intervenía en cuestiones de herencias, matrimonios, usura, y los tribunales eclesiásticos  administraban  también  justicia  a  los  laicos.  Esto  aparte  de  que,  a  través  de  la  confesión,  el sacerdote se erigió en consejero personal del penitente. 

 Los sacerdotes, pues, iban acumulando responsabilidades, las cuales, a su vez, les dieron poder. Jam·s en la historia de Occidente  institución alguna ejerció un poder más amplio y efectivo del que  tenia  la  Iglesia en  la Edad Media sobre los fieles. E1 poder acarreó riqueza y, ambos, una general relajación de las costumbres.

Íntimamente fusionado con el proceso anterior, que se refiere a la conducta de los ministros de la Iglesia, se fue desarrollando otro: el de un progresivo cambio de  las esencias doctrinales de la Iglesia y, por lo tanto, del culto. Las  innovaciones  fueron  introduciéndose  solapadamente y acabaron desfigurando  la primitiva doctrina evangélica.  Tal  fue  la  llamada  "elaboración  del  dogma".  Así,  a  partir  del  siglo  V  en  adelante,  vamos encontrando una veneración  siempre  creciente  a  los  santos y  a  las  reliquias; un cambio en  la  significación y administración  de  la  Sagrada  Comunión;  la  justificación  por  medio  de  las  obras,  con  sus  secuelas:  las penitencias  y  mortificaciones;  peregrinaciones  supersticiosas;  una  abusiva  multiplicación  de  monasterios  y conventos; el purgatorio, etc."
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