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viernes, 30 de diciembre de 2016

Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Conociendo a un grupo antagónico
          Los T.J...La historia y sus protagonistas
La historia de los Testigos de Jehová comienza, según ellos, con el primer testigo verdadero de Dios: Abel. Esto correspondería a su historia antigua, ya que en tiempos modernos comenzaron a su actividad en 1870 con Carlos Taze Russell.
De este modo se expresan en una de sus publicaciones:«Puesto que los testigos de Jehová no son una secta, sino una asociación de hombres y mujeres que ponen en primer lugar el servicio de Dios y se amoldan a los principios bíblicos, forman parte del grupo de Testigos que comenzó con el primer testigo verdadero de Dios, Abel (. ..).
En tiempos modernos los testigos de Jehová comenzaron su actividad a principios de la década que comenzó en 1870. 
En 1870, CarlosTaze Russell, (...) no estaba satisfecho con las explicaciones sectarias de la Biblia que se le daban (...). En 1874 publicaron información que despojó de toda credibilidad la teoría religiosa de que la tierra sería destruida por fuego en la segunda venida de Cristo. Indicaron que la segunda venida de Cristo sería invisible (...).
En julio de 1879, para ayudar en esta obra, se publicó el primer número de La Atalaya en inglés (...).
Carlos T. Russell organizó en 1881 lo que ha llegado a ser la Sociedad Watch Tower Bible and Tract de Pensilvania, la corporación legal moderna de los testigos de Jehová, y ésta quedó establecida como corporación con carta constitucional en 1884, con él como su primer presidente.»
Al hacer un análisis de las tendencias de los Testigos de Jehová en base a sus dirigentes y obras junto con el contexto histórico en el que se desenvuelven sus fundadores, podemos afirmar que el Movimiento actual de los Testigos de Jehová es fruto de las características religiosas que se desarrollaron a mediados del siglo XIX, que Russell copió, y que sus sucesores desarrollaron imprimiendo su sello característico.
La época de RussellEl primer presidente de los Testigos de Jehová fue Ch. T. Russell. Nació en 1852 y murió en 1916. Era presbiteriano, después pasó a ser congregacionalista. Se encuentra influido por las diferentes ideas escatológicas que promueve el reavivamiento religioso protestante norteamericano, principalmente en el siglo XIX. 
Durante décadas, en varias de las organizaciones religiosas cristianas, se observa un despertar alrededor de la idea de la Segunda Venida de Cristo. Las profecías son el elemento principal a estudiar.
La mayoría de aquellos que representan a esas denominaciones que creen inminente el retorno de Cristo, se agrupan en un movimiento denominado «Adventista». Guillermo Miller dará cohesión a dicho movimiento.
Después de que el movimiento de Miller sufriera el fracaso en cuanto a no ver cumplido el retorno de Cristo a la tierra en 1844, algunos siguieron fijando fechas en relación a dicho acontecimiento. 
Russell, en 1872, será atraído por uno de los grupos surgido del movimiento de Miller.
De dos modos puede considerarse esa influencia. Interesa a Russell por la profecía al mismo tiempo que por la estructura y la hermenéutica, incluso en lo que se refiere a la forma de obtener las fechas. La tendencia a las fechas con profundos significados escatológicos, no abandonará a la organización religiosa de los Testigos a través de toda su historia.
No sabemos en qué proporción el personalismo y el amor hacia el retorno de Cristo están presentes en la obra de Russell. Reconocemos la sinceridad de Russell en algunas de sus páginas publicadas. La sinceridad, no obstante, no está siempre desprovista de errores, y no es suficiente para que las interpretaciones que transmitimos tengan que ser necesariamente verdaderas. El espíritu de búsqueda es siempre positivo si ponemos a Dios en primer lugar.
Russell se relacionó con el Movimiento de Miller, cuyos componentes creían en el retorno próximo de Cristo, y con la facción que resultó después de la decepción de 1844, y que continuó poniendo fechas de dicho retorno. Esto revolucionó su vida restableciendo su débil fe en la inspiración divina de las Escrituras.
A partir de aquí se entrega progresivamente por entero a dar a conocer lo que según él era la verdad. Se une con N. H. Barbourg que, a la sazón, en 1876 publicaba la revista The Herald of theMorning, y que una vez leída por Russell le influye a asociarse con él.
Barbourg predicaba que Cristo había venido en 1874 y que estaba presente desde entonces de modo invisible. Además había adquirido la traducción de Benjamín Wilson del Nuevo Testamento llamada «Diaglott», y que en Mateo 24:27, 37, 39, traduce por «presencia». Esto influyó considerablemente en Russell.
Otra de las influencias (ajena a Barbourg) que ejerció una cierta fascinación en Russell, tal como él mismo lo declarara posteriormente en su obra Estudios de las Escrituras, es lo que se desprende de la llamada pirámide de Gizeh, aceptando como valor para la profecía e historia la longitud de sus pasillos.
Por ciertas desavenencias teológicas con Barbourg (1878-1879) en cuanto a la expiación de Cristo, Russell se separa de aquél, y comienza por su propia cuenta a predicar de palabra y por escrito sus «hallazgos bíblicos».
A partir de 1879 fundará su propia revista, la Zion ’s Watch Tower and Herald of Crists Presence, que en castellano recibirá posteriormente el nombre de La Atalaya.
En 1884 organiza, como corporación, lo que había sido una simple sociedad.
A partir de la constitución oficial de la Sociedad, Russell viajó incansablemente no sólo por todo el territorio de los Estados Unidos, sino además por todo el mundo. En 1888 existían numerosos grupos de interesados en China, África, India, etc. En 1909 creó una gran oficina central que coordinaba todos sus esfuerzos. Fue llamada «La People’sPulpitAssociation».
Desplegó una actividad incansable hasta su muerte, sobre todo después de haber llegado a la conclusión de que el fin del mundo de un modo literal sería en 1914.
En dicha fecha acontecería la destrucción literal del mundo conocido y la total implantación histórica del Reino de Dios. Utilizó y se valió de todos los medios modernos propagandísticos de aquel entonces, hasta de un «fotodrama» que tituló «… de la Creación».
Se vio obligado a reconocer que en 1914 no ocurrió lo que él había predicado. Intentó, sin éxito, encontrar una solución bíblica que satisficiera su angustia espiritual.[18]Muere el 31 de octubre de 1916 cuando se hallaba realizando una gira de conferencias. En el servicio fúnebre se expresó la idea, y que después se publicaría, que Russell en vez de dormir en el sueño de la muerte, había sido trasladado como resucitado al encuentro del Señor en el aire.
La época RutherfordEl siguiente presidente de los Testigos de Jehová fue Joseph Franklin Rutherford. 
Nació en 1869. Sustituyó a Russell en la dirección de la Asociación religiosa de la Watchtower. Tuvo varias dificultades, y parece ser que sus métodos fueron enérgicos, y sus actitudes autoritarias. Esto se tradujo al principio en varios cismas. 
Aunque pudiera parecer que el Ruselismo iba a extinguirse, Rutherford consiguió para los Testigos un estatus de reconocimiento por parte de varias de las naciones adelantadas de aquel entonces. Rutherford había completado sus estudios de derecho, y actuó como abogado, participando incluso como juez a requisito de algunos tribunales locales. En 1907 se hizo consejero jurídico de la sociedad.
La herencia recibida de Russell respecto a su interpretación de que el fin del mundo vendría literalmente en 1914, junto con sus comentarios a Ezequiel y Apocalipsis, crea no pocos problemas.
En 1917 se contabilizan 21.274 miembros, y en 1919 se informan 17.961, lo que indica unos problemas administrativos profundos.
Tras declararse neutrales en cuanto a la primera guerra mundial, emplearon una terminología respecto al gobierno de los Estados Unidos que fue interpretada como hiriente y contraria a los intereses de la nación. Provocó el encarcelamiento de Rutherford y de otros de sus asociados.
Esta experiencia le llevó a Rutherford a una interpretación personalista del Apocalipsis: el encarcelamiento sufrido en 1918 lo hizo coincidir con el cumplimiento de Apocalipsis 11:2, 3. Después de salir de la cárcel, la producción literaria estuvo marcada por esa indignación contenida durante su apresamiento.
En 1922, en una convención realizada en el estado de Ohio, se organizó el plan de «Anunciar, anunciar y anunciar al Rey y a su Reino». Para ello todos los esfuerzos debían ser coordinados desde Brooklyn. La premura del tiempo exigía una cuota fija e irrenunciable de horas de trabajo semanal por parte de cada miembro. En esa época se va imponiendo el “puerta a puerta” como método de predicación.
El autoritarismo creciente ejercido por Rutherford hizo que no menos del 75 % de los miembros de la «Torre del Vigía», se apartaran del Movimiento entre 1924 y 1926.
Sobre la base de los que quedaron en su seno se organizó un sistema de control estricto de las actividades de cada miembro, exigiéndose una rígida obediencia a las directivas procedentes del centralismo de Brooklyn. Este autoritarismo logró su máxima expresión cuando los Testigos fueron divididos en clases.
En 1934, bajo la orientación de Rutherford, se oponen al gobierno nazi de Hitler y al saludo de la bandera en todos los países.
En 1938 la «teocracia» quedó completada cuando se logró que las sociedades de todo el mundo renunciaran a su autonomía y prestaran obediencia a la organización central.
Al igual que a otros miembros de otras denominaciones, durante la segunda guerra mundial, debido a su posición neutral, fueron llevados a campos de concentración además de ser maltratados.
En 1939 Rutherford enfermó, y desde entonces hasta su muerte sus siete colaboradores más inmediatos fueron adquiriendo más poder. Se les conoció como los Bethelitas. Nombre que hacía alusión a la sede central en Brooklyn llamada Bethel.
Falleció víctima de un cáncer, el 8 de enero de 1942, en la residencia que hizo construir en San Diego (California). En ella esperaba alojar a todos los grandes héroes de la fe que resucitarían en 1925.
En sus últimos años fue muy difícil verle, ya que la enfermedad acentuó su natural retraimiento.
Los Testigos de Jehová en la actualidadLos Testigos de Jehová son hoy aproximadamente unos siete millones de miembros, según estadísticas de 2007 que ellos mismos publican.
La tercera época está representada por cuatro presidentes, el ya muerto en 1977, Nathan H. Knorr, y Frederick Franz, el que dirigió a la organización de los Testigos de Jehová hasta 1992 cuando murió, Milton G. Henschel 1992-2000, y el actual presidente Don Adams (nacido en 1925). 
Conocen dos etapas, una eufórica que dura hasta 1975, y otra la que se vivió con Franz y los siguientes, que ha sido crítica dadas las justificaciones que se ha tenido que estar dando respecto a la salida masiva de numerosos miembros, desengañados de las cronologías erradas, y del fiasco respecto al mantenimiento de fechas a las que se les dio gran importancia para el tema del fin del mundo. Tanto en la una como en la otra existe un intento de mejorar no sólo la imagen social, sino incluso la doctrinal.
Nataan KnorrVicepresidente en los últimos años de la vida de Rutherford, lo reemplazó a su muerte y presidió el movimiento mundial hasta 1977.
Visitó varias veces Europa. Amplió notablemente la sede central de Brooklyn para mejorar la difusión del mensaje que expanden.
Su influencia fue compartida en buena medida por el Dr. Hayden C. Covington, famoso abogado de los Testigos de Jehová. Defendió con éxito 4.200 pleitos, 35 de los cuales debieron ser elevados a la consideración de la «Suprema Corte de Justicia» de los Estados Unidos.
El interés de Knorr estuvo en convertir a los Testigos en un movimiento mundial. Se organizó en 1943 una Escuela, la de Galaad, una especie de seminario «teológico», que se dedicará a instruir en los asuntos referentes a la Watchtower, a sus doctrinas, a su administración, a su historia y al trabajo misionero.
Se organizaron en Estados Unidos «Escuelas del Ministerio Teocrático», que después se ampliará a todo el mundo. Consiste en el estudio regular de La Atalaya, con el propósito de reafirmar a los recién convertidos y a los prosélitos, en los principios que emanan de la Torre del Vigía.
Se proyectan asambleas llamadas teocráticas que sirven de propaganda útil para la organización, impresionando y unificando a todos los creyentes y a posibles candidatos.
Se trata de la etapa de la estabilización. La imagen es más positiva y seria. Desde luego supo, durante todo su mandato, situar a los Testigos de Jehová en todas las casas del mundo. Por medio de una disciplina y organización «teocrática», logró el control de todos los miembros. Ninguna iglesia o «Salón del Reino» local posee autonomía propia. Se ha de dar cuenta puntual de todo a los «escalones» nombrados directamente por el «Cuerpo Gobernante», hasta llegar de nuevo a esa misma «Dirección Gobernante», que tiene su sede en Brooklyn, New York.
Supo institucionalizar el «puerta a puerta» de tal modo, que sus libros, por tiradas de millones de ejemplares, han sido colocados y vendidos por los propios miembros.
En esta época se crearán gran cantidad de libros que no llevarán autor. Ya Rutherford había transformado el «Siervo Fiel y Discreto» con que Russell se había arrogado, en una colectividad. Todavía con Rutherford los libros tendrán su firma. A partir de Knorr las obras no vendrán firmadas responsabilizándose de la autoría una colectividad, la clase de Betel que se autoarroga el ser el representante del «Siervo Fiel y Discreto».
Frederick FranzElegido en 1977 a la muerte de Nataan Knorr. En su época se hace mucho énfasis en mantener el nombre de Testigos de Jehová. Dicho nombre es el que, según ellos, «Jehová» les reveló en la convención de Columbus (Ohio), en 1931, cumpliéndose lo que Isaías dice en su capítulo 43:10 y 44:8: Testigos de Jehová.
Es una organización debidamente consolidada y que realiza, por parte de dirigentes y miembros, grandes esfuerzos por proyectar una imagen cada vez más positiva en la sociedad aun a pesar del contenido de ciertas normativas y doctrinas. ¿Lo están consiguiendo?
Las asociaciones de «desprogramadores» de «lavados de cerebro» no los incluyen dentro de la categoría de «secta».
Por diferentes motivos la opinión pública está dividida respecto a esta organización. Podemos, en un principio, aceptar el resultado de la labor social que realizan con los propios miembros que se atienen a sus enseñanzas como mejor que el que se observa en la media de la población en general, en la que no se ha proyectado ese tipo de influencia. 
Intenta realizar una labor encaminada a favorecer la buena marcha de las familias. Sus miembros se abstienen de drogas, tabaco,y no abusan de bebidas alcohólicas. Sin embargo hay una faceta doctrinal que en ciertos aspectos puede, llegando el caso, producir efectos contrarios a los propósitos positivos encerrados en las generalizaciones, y que producen frutos negativos e indeseables.
Consideran a los «gobiernos» como instrumentos satánicos, inspirándose en lo que dice la Biblia sobre el particular. Según su esquema profético el Reino de Dios empezó en 1914, y por lo tanto todo gobierno político, económico y religioso es ilegal.
Sin embargo manifiestan ser buenos ciudadanos.
Concentran toda su labor en una propaganda enérgica que vuelca a sus adherentes a desarrollarla.
No se preocupan de obras institucionales o sociales, sino tan sólo en distribuir las publicaciones que la «familia Betel» prepara.
Aparentemente hay un cierto alejamiento respecto a Russell y Rutherford, sin embargo no hay una ruptura en lo esencial. Incluso con la doctrina nueva de la prohibición de las transfusiones sanguíneas han superado en «originalidad» a sus predecesores.
La euforia que venía representada por lo que podía suponer 1975 para la escatología de los Testigos de Jehová ha quedado vaciada de contenido. Se había conocido un aumento de la membresía. Sin embargo, a partir de esa fecha hay un retroceso singular. La prensa comenta las deserciones que se dan.
Dejando a un lado el sensacionalismo de cierta prensa, las cifras que nos ofrecen los propios Testigos de Jehová en sus Anuarios a partir de esa fecha, son muy significativas: coincide con la opinión de que algo ha ocurrido como consecuencia de la fecha de 1975.
Si Knorr supuso una imagen distinta respecto a los períodos anteriores, 1975 constituye una nueva línea divisoria. Las publicaciones se hacen menos agresivas. Tratan mucho menos los asuntos doctrinales y dedican más espacio a cuestiones relativas a la moral y a las costumbres. En algunos de sus artículos se descubre un intento de responder a la crisis que ha aflorado a la superficie. 
Posteriormente a esa fecha hubo varios desencantos por parte de algunos que en otro tiempo cerraron filas apasionadamente con dicha organización religiosa.
Los Testigos de Jehová aparecen como una organización controvertida. Se presenta una vez más de un modo triunfalista entre sus miembros, y como la única organización verdadera, puesto que son ellos, mediante el Cuerpo Gobernante visible que forma el Siervo Fiel y Discreto, los que sólo pueden comunicar la auténtica verdad.
El hecho de que en algunos lugares tradicionalmente muy católicos, como Italia, hayan alcanzado una cifra cercana a los 200.000 miembros, ha supuesto por las implicaciones de su predicación que hasta un cardenal les haya atacado y tratado de charlatanes y de estar relacionados con el diablo. Los ex convictos les llaman una «multinacional en el nombre de Dios».
Teólogos como Salvador Muñoz Iglesias los tilda de no conocer la Biblia. E incluso Juan Pablo II alude a ellos sin mencionarlos cuando dice: «El celo casi agresivo con que algunos buscan nuevos adeptos yendo de casa en casa (...)».
Si a esto añadimos noticias relacionadas con el problema de las transfusiones sanguíneas, algunas confusas y tendenciosas, junto con otras que intentan ser fidedignas, no tenemos más remedio que reconocer que con lo que representa el cúmulo de estos datos no se está ayudando a clarificar este fenómeno religioso.
 Se está creando una psicosis que no lleva a la reflexión y al análisis del miembro «testigo de Jehová», respecto a la «verdad» y a la «realidad», sino que este tipo de presiones fija más al miembro en la organización sin averiguar si está o no en la verdadera fe (2ª Co. 13:5 cf. 1ª Co. 2:5; 13:8).
Milton G. HenschelSi bien la dirección por una personalidad como en la época de Russell y Rutheford, ya había cambiado en algo, parece ser, por los informes que se obtienen, que los puntos de vista religiosos que alcanzan, lógicamente a todos los aspectos de la vida del creyente, ya no es maniobrado por un solo individuo que dirigiría al llamado Cuerpo Gobernante. 
Con Milton Henschel, nombrado Presidente en 1992 cuando muere Frederick Franz, se observa, en artículos y publicaciones, durante esta época, una trayectoria más equilibrada, que va rompiendo con la radicalidad con que se trataban ciertos temas, como la educación universitaria, los deportes en las escuelas. 
Ahora ya no se vilipendian los días de fiesta, como en el pasado, y el talante se convierte más de acuerdo a lo tradicional del entorno. Las relaciones públicas son llevadas de modo más coherente por las implicaciones que la presión legal proyecta. 
El legado de Franz, consiste fundamentalmente el haber conseguido subsistir, a pesar del más de un millón de miembros que había dejado la organización en esa época. Henschel, si bien no tuvo que sufrir reveses tan grandes, no consigue ni parar el descontento, lo contestario, que provoca continuamente un deterioro de la imagen de los Testigos de Jehová, estabilizándose en un crecimiento cada vez más pequeño, de un 1 al 2 %.
Si bien se mantiene, a pesar de las equivocaciones que en materia doctrinal se ven obligados a reconocer como cambios surgidos por un “mayor conocimiento” de la verdad, el ser la “organización de Dios”, no pueden contrarrestar la constante crítica de ex testigos, que socaban la genuinidad y/o ingenuidad, de los miembros, que también se les va vulnerando la confianza en la “organización”.
En 1995, en  La Atalaya del 15 de octubre y del 1 de noviembre, rectificaron lo de la necesidad de que tuviera que haber alguien vivo de la generación de 1914, como testigo de un fin que siempre ha estado inminente. 
Personalmente les felicito por esa corrección. No prescindo de los comentarios sobre este asunto, independientemente de esta enmienda que los Testigos presentan, por cuanto el lector comprobará que sigue siendo una referencia a la importancia que le habían estado dando a ese asunto:al valor de relación con la fecha de 1914, como resultado de su interpretación de los 2520 años ó 7 tiempos de Daniel 4. Hubiera sido de desear, que ese abandono se hubiese ultimado reconociendo a su vez, la verdadera causa por la que se confiesa esa falta. Y la verdadera causa es la estructura que construyen erróneamente para obtener la fecha de 1914, y lo implicado en ella.
 Todavía no se han dado cuenta que “todo eso” está vaciado de contenido. Y que ya tuvieron que corregir lo que Russell había interpretado respecto a 1914, cuando afirmaba que iba a ser literalmente el fin del mundo. Simplemente si cayeran en la cuenta de que en 1914 no ha habido repercusiones negativas en la humanidad mayores que las que ellos mismos han experimentando organizativamente, y personalmente, y que cuanto más se aleja del propio fin, el “fin del sistema de cosas” como acontecido en 1914, es insostenible, se atreverían a modificar su más preciada contribución. 
Ahora, con la perspectiva histórica que tenemos, podemos observar que tanto la direccionalidad de la historia que imprimen los sistemas de maldad, como la direccionalidad que imprime el Reino de Dios, no tuvo la de la  historia ninguna relevancia notable en 1914, a no ser la de una profundización de una independencia respecto de Dios sin límites, abocada a un destino global sin sentido; y la del Reino de Dios, no arranca de 1914 sino de las consecuencias de la primera venida de Jesucristo.
La realidad, es, que todo el sistema fundamental que sostiene la organización de los Testigos de Jehová, se mantuvo vivo, en la época de Henschel. Cuando uno consulta Perspicacia, la entrada “día” o los “tiempos señaladosde las naciones”, uno se da cuenta que todo lo que les ha producido mayores quebraderos de cabeza (aparte del tema de las transfusiones sanguíneas), sigue sin variación. 
El período de 7.000 años de cada día de la creación, junto a la fecha fatídica del 607 como caída de Jerusalén, sin comprobación histórica, y la interpretación de los 2520 años partiendo de lo inexistente en los 7 años que aplica exclusivamente a Nabucodonosor, se mantiene vivo a la espera de una nueva torpeza de los dirigentes de turno.
Al menos durante esta época no existieron intentos de volver a poner sobre el tapete fechas y cálculos numéricos que resultan en errores manifiestos cuando se pretende con ello alcanzar el dato del fin del mundo o de algo parecido.
La época del actual presidente Don AdamsDom Adams nacido en 1925, está conociendo de nuevo las mieles de lo que supuso el legado de su antecesor, ha ido recuperando y estabilizando, mucho de lo que se perdió en la época de Franz. 
Los esfuerzos que con sus publicaciones realizan a favor de la familia “testigo de Jehová”, y de una vida ordenada de acuerdo al espíritu bíblico son encomiables, y se añaden a los que otros de otras denominaciones realizan de acuerdo al espíritu evangélico. 
Sin embargo se ha dejado arrastrar de nuevo con el tema de los números y de la cronología, y de los paralelos, con lo que vaticinamos un nuevo descalabro cuando no puedan justificar su interpretación frente al fallo. 
En efecto, en La Atalaya del 15 de diciembre de 2003 (p. 15, párrafos 6 y 7), se anuncia una nueva fecha para el Armagedón, combinando lo de los 120 años que se concedió de tiempo antes del diluvio, le quieren aplicar un paralelo para el tiempo del fin. Desde la supuesta fecha del fin del sistema de cosas en 1914, le aplican los 120 años, y les sale 2034.  En conclusiónLlevo muchos años conociendo a los Testigos de Jehová y sus doctrinas cardinales. Los considero personas de buena voluntad, aunque equivocadas, y siguen siendo para mí una opción para «ganarlos» al verdadero evangelio. 
Muchos aceptaron esa organización porque se sintieron atraídos por la belleza bíblica que supieron ofrecerles en una primera etapa. No se percataron que junto a esa belleza había ocultamente espinas y matorrales que implican doctrinas importantes que no tienen apoyo bíblico y que contradicen a la Palabra de Dios. Algunas de ellas contienen los elementos programadores como para asumir actitudes contrarias al amor al prójimo y al valor del ser humano en aras de una fidelidad a una hipotética doctrina « verdadera» (entiéndase una doctrina falsa).
Noten un ejemplo del que fuera, en 1976, representante legal de la Asociación de los Testigos de Jehová, Antonio Navacerrada. Palabras textuales a Blanco y Negro, y que la propia periodista le hace saber su sorpresa a su interlocutor:
«En primer lugar, y ante nuestra sorpresa, el señor Navacerrada dijo a B y N,con las siguientes palabras, lo que ellos consideraban como su principal problema: “Sin duda alguna, y mucho más importante que nuestros objetores de conciencia, el principal y más urgente problema con que nos enfrentamos es el de encontrar sitios para reunirnos en nuestras Asambleas de distrito, a las que suelen asistir más de 20.000 Testigos. El problema se plantea por la falta de locales adecuados y por un evidente prejuicio religioso de las diferentes empresas a las que acudimos.”»
Esta declaración es inadmisible por alguien que realmente sienta de algún modo el estado angustioso que crea la privación de libertad por mucho que se sublime esa situación negativa con la religión. 
Hay falta de auténtico amor en considerar de menos importancia el que varios jóvenes objetores se estén pudriendo en una cárcel, que el no tener sitios para reunirse en sus Asambleas de distrito. ¡Será posible una escala de valores de estas dimensiones! Como investigadores cristianos nos preocupa a dónde pueden llevar ciertas posiciones y planteamientos.
Nos damos cuenta de que ciertas cosas han cambiado en la organización de los Testigos de Jehová. Al menos en lo que se refiere a cierto «trato». Asunto de lo que no se podía decir lo mismo en el pasado. No obstante, la situación no es lo serena y positiva que oficialmente nos pretenden mostrar en sus publicaciones. 
¿Qué significado tiene para la historia de los Testigos de Jehová 1975? ¿Por qué se dio una crisis tan profunda reflejada en una salida masiva de miembros, culminando con el descrédito de la organización y con la «crisis de conciencia» de uno de sus directivos más representativos Raymond Franz?
Aun cuando no queremos adelantarnos a nuestras conclusiones, debemos señalar que la cronología bíblica implica en el ideario «Jehovista» una hermenéutica e importancia capital. Por lo tanto, las fechas fallidas engendran crisis como las de 1914, 1925, después 1975, y ahora con el nuevo paralelismo de 120 años de plazo para el diluvio, añadido a 1914 saldría 2034. En esas fechas se exponía el fin de 6.000 años y el comienzo del Milenio.
Esto significó para muchos un error que no podía escamotearse. En la época de Knorr se había alimentado esa idea produciendo un aumento considerable de la membresía. Después de pasado 1975, los abandonos aparecieron. La crisis culminó cuando un dirigente ya mencionado, Raymond Franz, del llamado Cuerpo Gobernante, y por lo tanto de la clase de los 144.000 ungidos, rompió su silencio después de varios años de haber estado albergando dudas e incertidumbres sobre la doctrina y estructuras de la asociación religiosa de los Testigos de Jehová. La revista Time explicó en un artículo la entrevista mantenida con Raymond, proveyendo una mirada excepcional del interior de los reservados «cuarteles generales» de una organización herméticamente cerrada.
Todo esto produjo una conmoción entre las filas de los Testigos. Varios de ellos lanzaron una avalancha de protestas y pleitos legales en contra de la Watchtower.
En España se ha formado una asociación de ex Testigos de Jehová, habiéndose celebrado varios congresos nacionales.
En Estados Unidos, la agencia Aceprensa informa que en el verano de 1981, durante la celebración de las convenciones internacionales de Testigos, hubo varias manifestaciones de ex testigos «denunciando con pancartas la dictadura de sus dirigentes y descalificando puntos doctrinales».
Todo esto era insólito ¿Qué habrá en la doctrina de los Testigos de Jehová que produzca tales reacciones tan soliviantadas en aquellos que un día abrazaron con tanto fervor y entusiasmo esas creencias que después detestan? Esta actitud hacia los Testigos no es privativa de ellos. Mucha gente se manifiesta en contra de las creencias que un día sostuvieron sean católicos o protestantes. Pero parecería ser que con los Testigos es más irracional.
Si bien una de las cosas que más enardece el ánimo de los seres humanos es el sentirse engañados, el haber sacrificado una vida a una idea que resulta no ser lo verdadera que se pretendía.Una vez descubierto el engaño se padece el síndrome del vacío. La marca permanece tras marchar de la organización. 
Durante años se ha tenido el tiempo suficiente para transmitir dos cosas fundamentales: lo falso de los demás y lo verdadero de ellos ¿Hasta qué punto estaría justificada una posición violenta, acusatoria contra la organización que anteriormente aceptaron? ¿Dónde están los límites racionales y de amor cristiano? ¿O quizá el móvil es la mera protesta de hacer daño? Los que disienten han sido capaces de saber que mucho de lo verdadero era falso, pero muy pocos lo son para investigar en lo que hay de verdadero en lo que suponían falso.
Este sentirse engañados es lo que hace reaccionar a la gente de ese modo. Pero esto no soluciona ni los posibles errores de unos, ni la situación de vacío de los otros. Hubiera sido mejor no dar pie a esa experiencia. 
Hay varias cosas que son muy positivas en el colectivo “Testigos de Jehová”. Y creo que con ellas sería suficiente para justificar su singularidad y existencia respecto de otros colectivos, independientemente de otras posibles diferencias que pudiera haber en el tratamiento de alguna otra doctrina.
 Con el tema de la sangre, ha apartado a los Testigos de Jehová de un proyecto de amor hacia la sociedad actual tan necesitada de gestos por parte de aquellos que quieren parecerse a Jesús de Nazaret. ¡Cuán bueno sería que se reconociera, a pesar del posible daño que se hubiera podido hacer en algunos casos, que no hay manera de sostener las transfusiones sanguíneas dentro de la sola Escritura! Que no existe el texto puente que autorizaría a ir de la abstención de consumir sangre animal a la no realización de transfusiones sanguíneas.
¿Cuándo surgirá un valiente de dentro de esa dirección que haga poner de acuerdo a todo ese cuerpo gobernante, y les haga modificar una trayectoria que conduce siempre al fracaso, produciendo desmotivación y desconfianza en los miembros, y a veces tristeza y enfermedad? ¿Tiene arreglo un ideario doctrinal como el de los testigos?.
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