Mostrando entradas con la etiqueta guerra espiritual. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta guerra espiritual. Mostrar todas las entradas

martes, 5 de enero de 2016

Obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Nos preparamos para enseñar a la congregación
LAS PRIMERAS MALDICIONES
Génesis 3:1417–18
Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida[…] 

Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo                                                                                                 (Génesis 3:1417–18).
El pecado y sus consecuencias
LAS MALDICIONES DEL PECADO
El pecado trae maldición a la tierra y a los hombres. Al traer maldición, produce heridas. Estas son brechas abiertas por las que el enemigo entra y destruye y hace toda clase de daño. Es decir, permiten que la ira de Dios se manifieste contra toda injusticia e impiedad de los hombres (Romanos 1:18).
Todo Israel traspasó tu ley, apartándose para no obedecer tu voz; por lo cual ha caído sobre nosotros la maldición y el juramento que está escrito en la ley de Moisés, siervo de Dios; porque contra Él pecamos (Daniel 9:11).
Necesitamos estudiar a fondo la Biblia para entender bien las advertencias que Dios hace a las ciudades y a las naciones.

Al enfrentarnos al adversario, debemos ser unánimes en el proceso de cumplir la voluntad de Dios, en arrepentimiento y confesión de nuestros pecados y los de generaciones anteriores, e intercediendo por nuestras ciudades y naciones. De esta manera veremos un comienzo a la reconciliación total que sana las heridas del pasado.
Y Él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano (Génesis 4:10–11).
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardien te de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. 
Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora (Romanos 8:18–22).
Como es de notar, la naturaleza responde a la condición espiritual de sus habitantes. Por lo tanto, Satanás encuentra un campo fértil para construir su «fortaleza espiritual». Este término se refiere al lugar enfermo en la vida de una ciudad o una nación que aún no ha resuelto su culpabilidad. Si queremos rescatar un área que está muriendo, los cristianos podemos salvarla llevándole vida.

Dios también usa la naturaleza para traer sus juicios. El antiguo Egipto sufrió diversas plagas: la contaminación del río Nilo al convertirse el agua en sangre, la de ranas, la de piojos, las moscas, las úlceras del ganado, el granizo, las langostas, las tinieblas y, finalmente, la plaga de la muerte de los primogénitos de las familias y las bestias (Éxodo 7:15–11:6). Creo que Dios trata de llamar nuestra atención mediante la avalancha de desastres «naturales» que han venido sobre nosotros: incendios, inundaciones, huracanes, terremotos.
Norteamérica está en vergüenza y segando en torbellino de juicio (Oseas 8:7). Bajo el juicio de Dios estamos segando lo que hemos sembrado.
Las obras de las tinieblas
Aunque han pasado miles de años desde los tiempos del profeta Oseas, los medios de comunicación masiva de hoy en día nos dan las mismas noticias que el profeta proclamaba en su tiempo como consecuencias del juicio de Dios sobre las naciones. El perjurio, la mentira, el engaño, la inmoralidad, la violencia, la guerra, el homicidio, el robo, todo esto y mucho más continúa siendo parte de la vida diaria de todo el mundo.

En la actualidad, la violencia es el tema que más inquieta a Estados Unidos y a Latinoamérica. En naciones como México, Colombia y Perú, las noticias de guerras, guerrillas, terrorismo y homicidios son el pan de cada día.

En los últimos años, los estados de Florida y California han soportado una aterrorizante ola de violencia que las autoridades no pueden controlar. En todo el continente hay ciudades heridas donde la violencia, el crimen, la guerrilla y el narcotráfico ponen de manifiesto la incapacidad de la autoridad y de la ley para controlar los acontecimientos que en ellas ocurren. Entre ellas están México, Guadalajara, Bogotá, Medellín, Lima, Río de Janeiro, Brasil, Washington D.C., Los Ángeles, San Francisco, Miami, Nueva York, etc. Toda esta culpabilidad no resuelta es la causa para que cada ciudad y nación cosechen lo que han sembrado: dolor, miseria, enfermedad, muerte.
Consecuencias del pecado
Los profetas Daniel, Oseas y Jeremías revelan las consecuencias del pecado sobre las ciudades y naciones de la tierra:
Oíd palabra de Jehová, hijos de Israel, porque Jehová contiende con los moradores de la tierra; porque no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra. Perjurar, mentir, matar, hurtar y adulterar prevalecen, y homicidio tras homicidio se suceden. Por lo cual se enlutará la tierra, y se extenuará todo morador de ella, con las bestias del campo y las aves del cielo; y aun los peces del mar morirán. Ciertamente hombre no contienda ni reprenda a hombre, porque tu pueblo es como los que resisten al sacerdote (Oseas 4:1–4).
Alza tus ojos a las alturas y ve en qué lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra. Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y no quisiste tener vergüenza (Jeremías 3:2–3).
Muchas veces nos encontramos en algún lugar en el que sentimos la presencia de la muerte. El discernimiento espiritual nos permite esa sensación. Es entonces cuando el poder para enfrentarnos con ella dependerá de la obediencia que tengamos a nuestro llamamiento. Por ejemplo, frente a la situación de opresión espiritual que sufría su nación, Esdras extendió sus manos al Señor e intercedió por el pueblo identificándose con sus pecados:
Para que se busque en el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro de las memorias, y sabrás que esta ciudad es ciudad rebelde y perjudicial a los reyes y las provincias, y que de tiempo antiguo forman en medio de ella rebeliones, por lo que esta ciudad fue destruida (Esdras 4:15).
Dios el Padre envió a Jesús para deshacer las obras del diablo (1 Juan 3:8) y para salvar lo que se había perdido (Mateo 18:11). De la misma manera, Dios el Padre nos salvó, nos llamó, nos apartó y nos mandó a hacer las mismas obras de Jesús, en todo lo relacionado con el reino de las tinieblas (Juan 9:4).

En la proclamación de las promesas de Dios tenemos el deber de tomar parte en el proceso del cumplimiento de los objetivos de Dios, es decir, la reconciliación con el Padre. Como atalayas, debemos anunciar y advertir a las naciones las consecuencias de su desobediencia.
Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: escuchad al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos. Por tanto oíd, naciones, y entended, oh congregación, lo que sucederá (Jeremías 6:17–18).
Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra (2 Crónicas 7:14).
La falta de la presencia de Dios en las ciudades y naciones que están bajo maldición es lo que en hebreo se llama Icabod (la gloria se ha ido), situación que deja a las aves de rapiña en libertad para consumar la destrucción.

Los profetas del Antiguo Testamento proclamaron siempre que todo lo que le sobrevenía a la nación era debido a sus pecados. Esto se debía, especialmente, por la abominación de mezclar la idolatría de los pueblos venidos de otras tierras con los ritos religiosos del pueblo de Dios. Abominación mucho más grande aun cuando los que estaban en autoridad eran los primeros en cometer ese pecado (Esdras 9:1–2, 13).

Lo que sigue, ¿será solamente coincidencia?
En agosto de 1992 el sur de Florida sufrió uno de los desastres naturales más grandes de la historia de la nación. El huracán Andrew causó grandes estragos a su paso. Ahora, más de dos años después, todavía la ciudad no se ha recuperado del desastre. 

Meses antes de esta tragedia, líderes y autoridades del estado tuvieron varias reuniones con los líderes religiosos de la santería cubana y del vudú haitiano. Su propósito era pedir su intercesión para evitar una explosión de violencia étnica entre negros e hispanos de las comunidades que representaban. 

Pienso que el incremento de ritos y sacrificios de santería, vudú y macumba, por ese motivo, y el reconocimiento de su poder por parte de las autoridades de gobierno desencadenaron el juicio de Dios sobre el estado por medio de la naturaleza.

Luego, el 17 de enero de 1994, el sur de California sufrió los efectos devastadores de un terremoto que arrasó con el valle de San Fernando y particularmente la ciudad de North-ridge. El movimiento sísmico, de 6, 9 en la escala de Richter, destruyó cientos de edificios, residencias, autopistas y centros comerciales. Esta área de California ha sido azotada por la sequía, los incendios, la violencia, los temblores y la decadencia económica. ¿No será que el mensaje que sale de Hollywood sobre el aborto, el homosexualismo y la oposición y el ataque a los valores cristianos, a la iglesia y a sus líderes han traído como consecuencia una tragedia tras otra?

La prensa secular, irónicamente, dijo que el terremoto de Northridge sería con toda seguridad una oportunidad más para que los cristianos declararan, como siempre, que todo eso era el juicio de Dios. ¿Sería una coincidencia que una gran parte de la pornografía que consume la nación saliera de esta ciudad y que en el terremoto se destruyeran nada menos que centros pornográficos millonarios? ¿Qué piensa usted?

El pecado de una ciudad concede poder al enemigo sobre ella y abre sus puertas al mundo de las tinieblas para que entren la maldición y la destrucción.

El conflicto y el antagonismo entre ministerios, culturas, clases sociales, razas, regiones, religiones, etc., son puertas abiertas al infierno, y causas para que las maldiciones caigan sobre las ciudades y las naciones.

La violencia y el crimen son el resultado de heridas y ofensas del pasado y del presente. Todos los esfuerzos, leyes, alianzas y tratados para contrarrestarlos no tendrán ningún resultado.

Hace poco tiempo, en Los Ángeles, California, la televisión mostró a un mundo horrorizado la criminal paliza que la policía propinó a un ciudadano negro. La escena la filmó un camarógrafo aficionado. Este hecho lo llevó a cabo nada menos que varios policías de raza blanca y un hispano. Esto desencadenó una ola de violencia en la que los negros atacaron a los blancos, a los hispanos, a los orientales. Turbas enfurecidas destruyeron negocios, quemaron, robaron y saquearon todo cuanto pudieron. Tomaron forma humana las palabras de Jesús: «El ladrón no viene sino para matar, robar y destruir» (Juan 10:10).

Una vez más, se hizo patético el antagonismo de razas. Ese que causó una herida a la ciudad y abrió las puertas a los demonios. La violencia engendró violencia. El derramamiento de sangre demandó más derramamiento de sangre, y todo esto desencadenó violencia social. Cayó la maldición de Dios sobre la ciudad.

Las guerras entre pandillas, entre carteles del narcotráfico, entre naciones, entre religiosos, etc., abren las puertas al mundo de las tinieblas y traen maldiciones sobre las ciudades y sobre las naciones.

El destino de nuestras ciudades y naciones, la anulación de las maldiciones que pesan sobre ellas y su pacificación, no depende ni de alianzas, ni pactos, ni tratados. No depende de la sangre que se derrama en las calles y en las plazas todos los días inútilmente. Su fortuna depende de la sangre que fue derramada por Jesucristo hace dos mil años en la cruz del Calvario. De la sangre que se derramó una vez y por todas para la remisión de pecados (Hebreos 9:22), porque entonces y sólo entonces se cumplirá la Palabra: «Haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios[…] matando en ella las enemistades» (Efesios 2:15b–16).
DESCARGAR

viernes, 11 de diciembre de 2015

Ya sea que la práctica sea descrita como “adoración” o “veneración”, o cualquier otro término, el problema es el mismo

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 29MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información

¿Es apropiado dirigirse a los ministros por el titulo de “Reverendo”? 

REVERENDO: Que es digno de reverencia.
REVERENCIA
¿CÓMO EMPIEZO A EXPRESAR REVERENCIA?
1. De la manera en que hablo acerca de Dios.
– No debo hacer bromas del Padre, o del Hijo, ni del Espíritu Santo.
– Nunca debo tomar el nombre de Dios en poco o en vano. Éxodo 20:7


2. De la manera en que sirvo a Dios.
– Todo servicio que hago como para el Señor, es digno de respeto. Colosenses 3:23-24
– Debo pensar en qué manera puedo agradar a Dios con un espíritu de temor y reverencia. 

  Hebreos 12:28

3. De la manera en que manejo la Palabra de Dios.
– Siempre debo estimarla como la Palabra inspirada de Dios. 2 Pedro 1:21 y 2 Timoteo 3:16
– Tengo que tomar su mensaje en serio y actuar a base de ella. Santiago 1:21


4. De la manera en que me comporto durante los servicios de la iglesia.
- Debo evitar platicar con amigos durante los servicios. Zacarías 2:13
– Debo enseñar a los niños la importancia de mostrar reverencia en los cultos.
– Debo procurar llegar a los cultos con una actitud de oración a Dios. Salmos 95:6


5. En la actitud que demuestro durante la oración.
- Una forma de manifestar reverencia en la oración es por inclinar la cabeza y cerrar los ojos.
– Debo evitar la risita o una actitud ligera en tiempo de la oración.


6. En mi comportamiento en un lugar dedicado a la adoración de Dios y la predicación de su Palabra.
- No debo gritar ni correr en el edificio antes ni después de los cultos.
– Debo ayudar a mantener el lugar de adoración limpio y ordenado para así mostrar honra y aprecio a Dios.


REVERENDO 
En la Biblia, la palabra “reverendo” le aplica a Dios y solamente a Dios. En ningun momento esa palabra le aplica a ningun hombre. Salmos 111:9 dice, “El [Dios] ha enviado redención a Su pueblo; Para siempre ha ordenado Su pacto; Santo y reverendo es Su nombre” (versión KJ). La palabra es traducida “temible” en la Nueva Versión King James, y Reina Valera.

Usted no puede encontrar en ningun lugar en el Nuevo Testamento donde Pedro, Pablo, Juan, Santiago o cualquier otro ministro fue alguna vez llamado “reverendo.” De hecho, Cristo prohibe esos titulos (Mat. 23:9).

El uso de titulos religiosos, como los de “Reverendo,” “Padre,” “Su Santidad,” etc., comenzaron en el primer siglo dentro de circulos religiosos cuando una gran apostasia habia comenzado. Fue en ese instante en que los ministros comenzaron a ponerse ellos mismos “en el lugar de Cristo.” Por ellos mismos decidieron darse titulos de divinidad. Los verdaderos siervos de Dios no van a usar esos titulos.

Sin embargo, es apropiado para los ministros ser llamados, “Ancianos,” “Pastor,” “Evangelista,” etc., porque estos son los titulos usados en el Nuevo Testamento.

"¿Es bíblica la veneración a los santos y a María?"

Respuesta:
La Biblia es absolutamente clara en que solo debemos adorar a Dios. Los únicos casos en que alguien más que Dios recibe adoración en la Biblia es cuando se trata de dioses falsos, los cuales son Satanás y sus demonios. Todos los seguidores de Dios el Señor rechazan la adoración. Pedro y los apóstoles se negaron a ser adorados (Hechos 10:25-26; 14:13-14). Los santos ángeles se negaron a ser adorados (Apocalipsis 19:10; 22:9). La respuesta es siempre la misma, “¡Adora a Dios!”

Los Católicos Romanos intentan “desviar” estos claros principios Escriturales, diciendo que ellos no “adoran” a María y a los santos, sino que más bien ellos sólo “veneran” a María y a los santos. El usar una palabra diferente no cambia la esencia de lo que se ha estado haciendo. 

Una definición de “venerar” es “respetar en sumo grado o dar culto.” En ningún lugar en la Biblia se nos dice que rindamos culto a alguien, sino solo a Dios. No hay nada de malo en respetar a aquellos cristianos fieles que se han ido antes que nosotros (ver Hebreos capítulo 11). No hay nada malo con honrar a María como la madre terrenal de Jesús. La Biblia describe a María como “muy favorecida” por Dios (Lucas 1:28). 

 Al mismo tiempo, no hay instrucción en la Biblia de reverenciar a aquellos que se han ido al cielo. Debemos seguir su ejemplo, sí, ¡pero nunca adorarlos, reverenciarlos, o rendirles culto!

Cuando son forzados a admitir que en realidad ellos adoran a María, los católicos argumentarán que ellos adoran a Dios a través de ella, al adorar la maravillosa creación que Dios ha hecho. María, en sus mentes, es la más hermosa y maravillosa creación de Dios, y al alabarla ellos están alabando a su Creador. Para los católicos, esto es análogo a dirigir alabanzas a un artista al alabar su escultura o pintura. El problema con esto, es que Dios explícitamente prohíbe ser adorado a través de las cosas creadas. No debemos inclinarnos y adorar a ninguna cosa que esté arriba en los cielos ni abajo en la tierra (Éxodo 20:4-5). Romanos 1:25 no puede ser más claro: “ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” Sí, Dios ha creado cosas increíbles y maravillosas. Sí, María fue una buena mujer que es digna de nuestro respeto. No, absolutamente no debemos adorar a Dios “vicariamente,” alabando las cosas (o la gente) que Él ha creado. El hacerlo es obviamente idolatría.

La mayor manera en que los católicos “veneran” a María y los santos, es rezándoles. Como la siguiente declaración lo demuestra, el orar a alguien más que a Dios es anti-bíblico. “Es anti-bíblico orar a los santos y a María, ya sea que se ore directamente a María o a los santos, o que se les hagan peticiones como mediadores. Ninguna de estas prácticas es bíblica”. El orar es un acto de adoración. Cuando oramos a Dios, estamos reconociendo que necesitamos Su ayuda. Al dirigir nuestras oraciones a alguien más que no sea Dios, le estamos robando a Dios la gloria que solo le pertenece a Él.

Otra manera en que los católicos “veneran” a María y a los santos es creando estatuas e imágenes de ellos. Muchos católicos usan las imágenes de María o de los santos como “amuletos de la suerte”. Cualquier lectura superficial de la Biblia revelará que esta práctica es un claro acto de idolatría (Éxodo 20:4-6; 1 Corintios 12:12; 1 Juan 5:21). El frotar las cuentas del rosario es idolatría. Prender velas o veladoras ante una estatua o imagen de un santo o de María, es idolatría. El enterrar una estatua de José con la esperanza de vender tu casa (y un sinnúmero más de prácticas católicas), es idolatría.

La terminología no es lo importante. Ya sea que la práctica sea descrita como “adoración” o “veneración”, o cualquier otro término, el problema es el mismo. Cada vez que atribuimos a alguien más algo que pertenece a Dios, es idolatría. En ninguna parte de la Biblia se nos enseña a reverenciar, orar, depender, o “adorar” a alguien que no sea Dios. Debemos adorar solamente a Dios. La gloria, la alabanza y la honra pertenecen a Dios solamente. Solo Dios es merecedor de “... la gloria y la honra y el poder...” (Apocalipsis 4:11). Solo Dios es merecedor de recibir nuestra reverencia, adoración y alabanza (Nehemías 9:6; Apocalipsis 15:4).

DOWNLOAD HERE>>>

domingo, 29 de noviembre de 2015

Desde el principio éste ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6








Sólo guerreros espirituales


Preparándonos para enseñar en la congregación

Cómo identificar a Satanás

    Ustedes son de su padre, el diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio éste ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es mentiroso. ¡Es el padre de la mentira!
                                                                                                                   (Juan 8:44)

En la Biblia el nombre de un individuo era de suma importancia. Hablaba del carácter y algunas veces de los sueños de sus padres. Los apóstoles cambiaron el nombre de José de Chipre a Bernabé (hijo de consolación), para así reflejar el carácter y ministerio de este siervo de Dios (Hch. 4:36). 

El nombre Jesucristo revela mucho acerca del hombre que murió en la cruz. Jesús significa Salvador, y es el nombre personal o humano del Señor. Cristo es su nombre oficial, traducción griega de la palabra hebraica Mesías, que significa ungido. Lo mismo sucede con el enemigo. 

La Biblia emplea varios nombres que revelan no solamente el carácter del diablo sino también sus propósitos y obras. Estudiaremos sus nombres uno por uno.


El diablo

Diablo significa acusador o calumniador (Mt. 4:1; 13:39; 25:41). Este nombre señala algo importante acerca de su estrategia. Las acusaciones son su primera estrategia para mantener al creyente lejos de Dios.

1) Acusa al hombre frente a Dios (Ap. 12:10)
Para investigar esta parte de su estrategia es vital leer Job 1:6–12 y 2:1–6, donde encontramos al diablo rodeando la tierra buscando a quién devorar (1 P. 5:8). 

El argumento satánico es sencillo; hablando a Dios dijo: «Por supuesto que una persona como Job te sirve porque le has dado todo en abundancia, pero si quitaras la mayoría de lo que tiene, dejaría de servirte». Satanás acusó a Job ante Dios, y así consiguió autoridad sobre sus bienes materiales y su familia. La estrategia de Satanás es explorar hasta encontrar debilidades en los seres humanos, y entonces aprovecharse de ellas. 

En el caso de Job, Satanás llegó a la conclusión de que el punto vulnerable era sus vastas posesiones y su querida familia, por quien siempre oraba (Job 1:5). Sin embargo, Satanás estaba equivocado, pues a pesar del consejo de sus amigos y la áspera reacción de su esposa, Job siguió fiel a Dios.

No sabemos cuántas veces nuestros nombres han aparecido ante Dios como personas que se volverían contra Él si tan sólo.... Tenemos un adversario que tiene buena idea de nuestras debilidades y sabe cuándo pedir permiso para incursionar allí. Sin embargo, Dios insiste en que el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo (1 Jn. 4:4), y no dará permiso para que Satanás nos tiente más de lo que podemos resistir (1 Co. 10:13).

En Zacarías 3:1–4 encontramos al diablo acusando al sumo sacerdote Josué de ser un pecador indigno para ministrar. El adversario sabe que si el sumo sacerdote es indigno, entonces no existe esperanza para el pueblo. 

En lenguaje simbólico pero sumamente significativo, Jehová mismo reprende a Satanás y le asegura que los pecados de este hombre de Dios le fueron perdonados. Dios mismo, con la sangre de su Hijo (1 Jn. 1:7), reprende al diablo cuando éste acusa al hombre por su estado pecaminoso. En efecto, lo que Dios le dice al acusador es que no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús (Ro. 8:1 RV).

Recordemos cuando el diablo se presentó ante Dios pidiendo permiso para poner a prueba la fidelidad de Simón Pedro (Lc. 22:31). No debemos esperar menos para nosotros. Todo cristiano es representante del reino de Dios y debe esperar que Satanás lo acuse ante Dios.

2)  Acusa a Dios ante los hombres. 
Satanás es hábil para tergiversar los dichos, los hechos y la persona de Dios frente al hombre. El primer ejemplo lo hallamos en el jardín del Edén: ¡No es cierto, no van a morir! Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal (Gn. 3:4–5).

Solamente Satanás con toda su astucia puede tomar los atributos divinos (la justicia, la fidelidad, la bondad, su inmenso amor, etc.) y presentarlos fraudulentamente ante los seres humanos. Los modifica lo suficiente para que el incauto quede embaucado de tal forma que ya no sabe si puede confiar en Dios enteramente. Es tan sutil el cambio, que muy pocos lo notarán.

Usted quizá pregunte: ¿cómo lo hace Satanás? La Biblia no contesta directamente la pregunta. Sabemos que el enemigo indujo a David a desobedecer a Dios haciendo un censo del pueblo de Israel (1 Cr. 21:1). No explica cómo lo hizo, pero en otros pasajes de la Biblia resulta evidente que era posible vencer la tentación y no pecar contra Dios. 

En Mateo 4:3 Satanás se acercó a Jesús para tentarlo. Eva fue engañada por la astucia de la serpiente (Gn. 3:1–6). Pablo temía que los tesalonicenses fueran inducidos al pecado por el tentador (1 Ts. 3:5). Queda claro que Satanás es astuto y puede inducir, atacar y tentar, pero al margen de ciertos ejemplos ya dados la Biblia, nuestra autoridad, no indica cómo lo hace. 

Si la Biblia no especifica cómo es porque no es necesario saberlo. A mi criterio, en vez de hacer una pesquisa que nos lleve a especulaciones y medios no bíblicos, es preferible centrarnos en cómo no caer en las trampas del diablo y cómo no darle cabida en nuestras vidas.

Otra pregunta que surge es: ¿tiene Satanás la habilidad de implantar pensamientos que son contrarios a la Palabra de Dios, incluso en la mente de los creyentes? Entre los teólogos las opiniones están divididas. Quienes creen que el diablo no posee acceso a la mente humana, opinan que Satanás y sus demonios nos oprimen externamente a fin de cambiar nuestros pensamientos, pero que no introduce los pensamientos.

Admito que una conclusión definitiva es difícil, pero doy mi perspectiva tomando en cuenta una de las finalidades de este libro: no exagerar ni subestimar el rol del diablo en nuestras vidas. Es mi opinión —basada en la Escritura— de alguna manera Satanás sí tiene entrada a nuestras mentes. Es más fácil sostener que tiene entrada a las mentes de los inconversos. 

Por ejemplo en Job 1:12–17 el enemigo estuvo detrás de las acciones de los sabeanos y los caldeos. En 1 Reyes 22:19–23 hallamos a un espíritu, es decir un agente de Satanás enviado por Dios a fin de seducir (v. 20) a Acab y a los falsos profetas. Sin embargo, es más problemático en el caso de los creyentes. No obstante, podríamos estudiar pasajes como 1 Crónicas 21:1 donde la Biblia insiste en que Satanás incitó a David a pecar. Los dardos encendidos de Efesios 6:16 parecen ser dudas sembradas por el diablo.

Sin embargo la Biblia no dice cuál es la frecuencia de tales pensamientos y nos advierte en contra de atribuir al diablo todos los pensamientos que contradicen a las Escrituras (Stg. 1:13–15). Tampoco es nuestra intención descartar la innegable posibilidad de que Satanás también emplee circunstancias externas para seducir al creyente a cambiar su manera de pensar.

En los siguientes ejemplos (todos verídicos), note cómo el acusador tuerce la obra de Dios,  la Palabra de Dios o tergiversa la imagen que una persona tiene de Dios.
El diablo emplea el trasfondo de la persona y le dice: «No existe perdón para ese pecado». «Dios está enojado contigo». «Después de todo lo que hiciste, tú no eres digno». «Dios no tiene interés en ti; eres insignificante».

También utiliza falsa enseñanza y da preponderancia al razonamiento humano: «Tienes que ser digno de acercarte a Dios». «Dios no te dejaría sufrir; tiene que haber un pecado escondido en tu vida». «Tú tienes derecho a mucho más de lo que Dios te ha dado». Refiriéndose a una relación adúltera: «Dios es un Dios de amor; no te privará de este hombre». Quizá el peor de todos: «No puedes confiar en Dios. Él no te escucha».

De una u otra manera, Satanás tuerce la Palabra, la persona de Dios o el proceder de Dios para acusarlo frente al hombre. Su meta es que el cristiano pierda su confianza en Dios y llegue a conclusiones equivocadas acerca del cuidado, perdón o salvación de Dios. De esa manera el ser humano vivirá confundido, frustrado, justificando su pecado o intentando purgar su propio pecado.

Por supuesto el antídoto para las representaciones falsas de Satanás es la irrebatible verdad. Hay perdón en la sangre de Cristo (Sal. 32; 51; 103; 1 Jn. 1:7, 9). El enojo justo de Dios cayó sobre su Hijo Jesucristo en la cruz del Calvario, donde se efectuó la reconciliación entre el hombre y Dios (2 Co. 5:17–20). Es cierto que no soy digno, pero también es cierto que Cristo es digno y Dios me ve a través de su Hijo (Ro. 5:1; 8:1). Un sabio maestro de la Palabra de Dios expresó: «Cada vez que Satanás me recuerda mi pasado, yo le recuerdo su futuro».


El tentador

La Biblia también presenta a Satanás como el tentador. Por eso, cuando ya no pude soportarlo más, mandé a Timoteo a indagar acerca de su fe, no fuera que el tentador los hubiera inducido a hacer lo malo y que nuestro trabajo hubiera sido en vano (1 Ts. 3:5). El propósito de la tentación es seducir a la persona al pecado. 

Para poder hacerlo, el diablo tiene que presentar el pecado como un deleite. No nos engañemos; el pecado bien puede tener sus partes deseables. Moisés prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado (He. 11:25). Sin embargo, Satanás nunca muestra las consecuencias del pecado. La Biblia, en cambio, claramente enseña: No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra (Gá. 6:7).

 Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión.
                                                                                                              Santiago 1:14


A estas alturas, es propio preguntar si el diablo está directamente detrás de todas las tentaciones. La respuesta es un rotundo no. Como hemos indicado, el cristiano tiene tres enemigos, los tres igualmente peligrosos: el diablo, el mundo y la carne. En el jardín del Edén el ser humano no había pecado todavía, es decir que no sufría las tentaciones de la naturaleza pecaminosa (la carne), pero no obstante sí estuvo presente el tentador.

La Biblia indica que durante el milenio el diablo estará atado, totalmente fuera de circulación (Ap. 20:2). Sin la presencia del diablo, con Cristo reinando corporalmente y con la influencia del mundo disminuida, el milenio será un tiempo de paz y tranquilidad. Sin embargo, el ser humano todavía tendrá su naturaleza pecaminosa en estado latente. 

Tan peligrosa y dañina es la carne (aun sin los otros dos enemigos, el mundo y Satanás) que al terminar los mil años de paz sobre la tierra el diablo, suelto otra vez, podrá reunir a gran número de rebeldes para la batalla final (Ap. 20:7–8). David Powlison bien dice: «La Biblia habla muchas veces acerca de nuestra responsabilidad sin mencionar al diablo, pero nunca habla del diablo sin mencionar nuestra responsabilidad».

Uno llega a una clara conclusión: aun sin el diablo, el ser humano luchará con la tentación. Santiago lo resume bien: Que nadie, al ser tentado, diga: «Es Dios quien me tienta.»  Porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni tampoco tienta él a nadie. Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen (Stg. 1:13–14). Conviene citar las palabras de Carolyn Baker y Frank Macchia: «Aquellos que convierten toda tentación o prueba en una batalla directa con el diablo, necesitan mirarse en el espejo para descubrir quién es en realidad su peor enemigo».

Es preciso señalar que a pesar de la fuente de tentación, siempre existe la posibilidad de victoria para el creyente: Ustedes no han sufrido ninguna tentación que no sea común al género humano. Pero Dios es fiel, y no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que puedan aguantar. Más bien, cuando llegue la tentación, él les dará también una salida a fin de que puedan resistir (1 Co. 10:13; véase 2 P. 2:9).

En América Latina existe la creencia (que no encontraremos en ninguna declaración doctrinal ni libro de teología) de que las tentaciones de Satanás son irresistibles. Abundan frases como «Satanás se apoderó de mí y caí en pecado». La idea y actitud equivocada que resulta de tal argumento es: «Si puedo culpar al diablo, el pecado resultante no es responsabilidad mía». ¡No, mil veces no! Es factible que Satanás sea la fuente de la tentación pero no del pecado. ¡Siempre es posible resistir al diablo, siempre es posible vencer la tentación!  Pero, como veremos más abajo, el diablo busca los momentos exactos para tentar a una persona, aprovechando el poder de la carne y la atracción del mundo.

Cuando salió a la luz el pecado secreto de uno de los más conocidos predicadores cuyos programas de televisión se difundían por todo el continente latinoamericano, muchos quedamos atónitos. 

Los periodistas lo acusaron de engaño, y posiblemente miles de personas retrocedieron en su vida cristiana. Años más tarde, es interesante analizar cómo el mundo, la carne, y probablemente el diablo obraron en conjunto para tumbar a uno de los líderes del movimiento evangélico a nivel mundial. 

El mundo, con su énfasis en todo lo externo, se identifica claramente en el campo de la televisión. Siempre tiene que ser más grandioso, más moderno, extenderse a más lugares, requerir más equipo, etc. Todo eso precisa más dinero, lo cual lleva a la tentación de emplear ciertos métodos no totalmente éticos para levantar el dinero necesario a fin de sostener el ministerio. Es una tentación real para todos los que tienen un ministerio público. 

Rogelio Nonini cita un solo ejemplo de un ministerio que falsea los datos para conseguir recursos. «Mi hermana contestaba las cartas que recibían en un programa [de radio]... Un día leyó en una publicación en la cual promocionaban el programa, que se recibían miles de cartas de toda Latinoamérica solicitando consejos y felicitándolos por el programa. 

La realidad era que sólo llegaban seis o siete cartas por mes. Cuando mi hermana les preguntó por qué publicaban esa mentira, le contestaron que si decían la verdad no les darían más dinero.»

Podemos advertir también el lugar de la carne. Desde su juventud el predicador a quien hicimos referencia había tenido una debilidad, un deseo no controlado por el Espíritu Santo: la pornografía. El mundo con la fama que ofrece, la carne con su debilidad, y el diablo aprovechándose de los dos, creó una situación peligrosa y explosiva.

Es notable que este predicador le echó la culpa al diablo, como si no hubiera sido su propia culpa. ¿Cuál hubiera sido la solución? ¿No entrar nunca en los medios masivos?  No necesariamente. Él mismo comprobó la eficacia de los medios de comunicación con sus impactantes programas que fueron de bendición para miles en todo el continente.

El consejo práctico del pastor Eros Pasquini es muy apropiado para todo cristiano a fin de no doblegarse ante la presión del mundo y frente a la tentación sexual:

(a)  Nunca subestime la importancia de la relación física con su esposa. 
Tenga usted 20 años ó 50, recuerde que la Biblia nos dice textualmente: «Alégrate con la mujer de tu juventud» (Pr. 5:18 RV). En el siguiente versículo, el texto dice claramente «... sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre». Me he encontrado con muchos colegas que creen en el engaño de Satanás de que es posible mantener una relación sana con Dios y no estar bien con su esposa.

(b)  No trabaje hasta el punto de estar exhausto
Si el fútbol fuese nuestra ilustración, seríamos el jugador que juega en todas las posiciones: de golero a centro-delantero. Hay cierto sentimiento de «imprescindibilidad» que nos mueve, quizá por causa del sentido de urgencia ministerial. Sea cual fuere el motivo, el cansancio físico nos deja emocionalmente carentes.

(c)  Tenga sumo cuidado con el tipo de cosas que permite entrar en su mente. Lo que entra en su mente, va a acabar saliendo: ¿Cuántas horas por día usted pasa frente al televisor?  ¿Y los videos, ya tan comunes en los hogares de casi toda América Latina?  ¿Se deja atraer por literatura sexual explícita?  

Debemos ser sinceros y reconocer que nuestro viejo hombre está pronto a «resucitar» al menor incentivo que haya. Trate de terminar su día con la Palabra, en oración. Comience su día con la Palabra, en oración. Es maravilloso el resultado que eso produce en nuestra mente: ella queda más alerta ante los peligros, el Espíritu de Dios consigue nuestra atención con mayor facilidad, y pasamos nuestros días en el verdadero regocijo del Señor. No olvide la advertencia de Proverbios 4:23: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida (RV).

(d)  Asuma una posición de compromiso con Dios. 
Es increíble que Daniel haya tenido entre 14 y 16 años cuando «propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía» (Dn. 1:8 RV). Todos conocemos el ejemplo de vida que fue Daniel. En Esd. 7:10 leemos que Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de JEHOVÁ y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos (RV). Fue otro ejemplo de un hombre íntegro.

(e)  Asóciese a un grupo donde pueda «rendir cuentas»
No nos gusta contar nuestras cosas íntimas, pero si cada uno de nosotros tuviera 2 ó 3 hermanos comprometidos con el Señor que quisieran incentivarse mutuamente, eso puede ser de ayuda inestimable para mantenerse puro. Mi consejo es reunirse periódicamente (semanal o quincenalmente). Adopten preguntas francas y honestas, como por ejemplo: ¿Has pasado tiempo en la Palabra y en oración?  ¿Tuviste alguna actitud de codicia o de flirteo? ¿Estuviste expuesto a material sexualmente explícito, que no glorifica a Dios? ¿Te mantuviste irreprensible en asuntos financieros? ¿Permitiste que alguna circunstancia en tu vida te robara la alegría del Señor?

(f)  No se contente con nada menos que una vida llena del Espíritu
Cuanto más tiempo pasemos con el Señor, más habremos de querer agradarle. Y cuanto más tratemos y no lo logremos por nuestras propias fuerzas, más seremos incentivados –por Él mismo– a buscar el control completo del Espíritu Santo.

Si el predicador del ejemplo hubiera seguido esta disciplina bíblica desde el principio de su ministerio, el pecado de la codicia no se habría arraigado en su vida. Sin embargo, este hombre no estaba bajo la autoridad de nadie, y aun cuando la denominación intentó ayudarlo, no quiso sujetarse a esa disciplina. Quizá lo más triste son algunas de sus explicaciones de por qué no se sujetó a la disciplina prescrita por su grupo: «Dios me está usando». «Se suspendería un gran movimiento de Dios». «Dios me dijo que debo seguir adelante». Cuando hay mucho dinero, fama y poder de por medio existe la tentación de menospreciar los claros principios bíblicos.

Padre de mentiras

Después de estudiar todos los pasajes que tienen que ver con el diablo, llegué a la conclusión de que Satanás pasa gran parte de su tiempo fabricando engaños y mentiras. Él [diablo] fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira (Jn. 8:44 BLA). Apocalipsis 12:9 explica que él engaña al mundo entero. Satanás será atado por mil años para que no engañe más a las naciones (Ap. 20:3); y al terminar los mil años como primera actividad saldrá para engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra (Ap. 20:8).

Quizá la manera principal de engañar a la gente sea con falsa doctrina y falsas religiones. El Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos, algunos abandonarán la fe para seguir a inspiraciones engañosas y doctrinas diabólicas (1 Ti. 4:1). Según el sociólogo Alberto Barrientos, los dos peligros más grandes para la creciente iglesia en América Latina son nominalismo y falsa doctrina. La falsa doctrina más peligrosa no es importada de Norteamérica sino nacida dentro de la iglesia evangélica latinoamericana. 

El crecimiento de sectas falsas y doctrina falsa es asombroso. Pablo bien pudiera haber escrito desde el contexto de América Latina: Tales individuos son falsos apóstoles, obreros estafadores, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y no es de extrañar, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz (2 Co. 11:13–14).
Es por ese motivo que Pedro insiste que estemos alerta (1 P. 5:8).


León rugiente

Es fascinante estudiar los hábitos de los leones en Africa. Los animales viejos con sus voces profundas rugen mientras las hembras jóvenes se esconden cerca de sus víctimas. Al potente rugido, los antílopes, ya atemorizados, empiezan a correr y son fácilmente atrapados por los leones escondidos en el forraje.

Un amigo mío preguntó a un africano qué debería hacer si llegara a enfrentarse a un león rugiente. Su respuesta bien puede ser de la Biblia: Mantenerse firme, mirarlo directamente a los ojos, no exhibir ningún temor. Generalmente, frente a una persona inconmovible, el león retrocederá por cuenta propia. Aun si el animal asalta, el consejo es mantenerse firme con el cuchillo preparado. Cuando el león ataca, brinca exponiendo sus partes más vulnerables y uno puede matarlo clavando el cuchillo en el estómago. Según este africano, lo peor, es huir porque así uno firma su propia orden de ejecución.

Es algo que está aconteciendo con mucha frecuencia en nuestras iglesias. El diablo ruge y nosotros corremos tras cada doctrina o viento que sopla, provocando confusión, desorden y divisiones. Frente al enemigo, el mandato de Pablo es mantenerse firmes (Ef. 6:14) con la espada del Espíritu preparada.

Mientras por un lado la Biblia nos instruye a mantenernos firmes (Ef. 6:14), muchos se asustan al contemplar un enfrentamiento con el león rugiente (1 P. 5:8). Podemos ver cómo los animistas y los budistas temen a los espíritus malos. Esta creencia ha entrado en muchas formas en la iglesia evangélica en América Latina. 

Todo tipo de ritos que antes pertenecían sólo a los animistas ya forman parte de cultos evangélicos. Me refiero, por ejemplo, a echar el jugo o vino de la cena del Señor en los ríos para quitar maldiciones de generaciones pasadas o de ritos paganos; tirar desde avionetas pañuelos «ungidos» para correr los demonios de una ciudad; ungir teléfonos con aceite para sacar las maldiciones de las conversaciones de gente inconversa; ungir las ventanas de las casas a fin de que no entren las maldiciones (o los demonios); enseñar que los demonios emplean grafito escrito (inscripciones en paredes u otros lugares) en las paredes de una vecindad para controlar ese sector de la ciudad; advertir que los demonios entran en una casa donde hay objetos religiosos paganos. Todo esto es animismo, no cristianismo, y nos desvía de la batalla verdadera contra el león rugiente.


Otras designaciones

    1.       El ángel del abismo (Ap. 9:11) cuyo nombre en hebreo es Abadón y en griego es Apolión y significa «destructor».
    2.      Beelzebú, príncipe de los demonios (Mt. 10:25; 12:24; Mr. 3:22; Lc. 11:15, 18, 19). Príncipe de los demonios explica que Satanás encabeza un ejército de soldados malignos que cumplen sus deseos. Beelzebú es una transliteración de un nombre hebreo o arameo que quiere decir «señor de las moscas» o más probable «señor del cielo».
    3.       El maligno o El malo (RV) (Mt. 13:19, 38; 1 Jn. 5:18–19).
    4.       El enemigo (Mt. 13:39).
    5.       Asesino (Jn. 8:44). Es notable que en este versículo Satanás es llamado tanto mentiroso como asesino. En contraste Jesús es la verdad y la vida (Jn. 14:6).
    6.       Príncipe de este mundo. Príncipe de la potestad del aire. Dios de este mundo (Jn. 12:31; 14:30; 16:11; 2 Co. 4:4; Ef. 2:2 RV; 1 Jn. 4:4; 5:19). Jesús no niega que Satanás tenga poder sobre el mundo actual, pero indica que nosotros, los seguidores de Jesús, no somos de este mundo (Jn. 15:19; 17:14).
    7.       Belial (2 Co. 6:15 RV). Belial es un nombre derivado de un vocablo hebreo que significa maldad (1 S. 25:25). En el Antiguo Testamento fue una palabra aplicada a personas tan viles, tan depravadas y disolutas que no temían ni a Dios ni a los hombres (Dt. 13:13; Jue. 19:22; 1 S. 2:12). Es un nombre apropiado para Satanás.
    8.       Nuestro adversario (1 P. 5:8 RV).
    9.       El dragón (Ap. 12:3, 7, 9; 20:2). El dragón (un animal mitológico) poseía dos características que lo hacían eficaz en la lucha: un poder monstruoso y espantoso, y una excelente vista. Estas características hacen hincapié en dos designios de nuestro enemigo: atemorizarnos y buscar oportunidades (1 P. 5:8).
    10.       Satanás El nombre Satanás significa adversario, oponente de Dios y de su pueblo. (Algunos de los versículos que mencionan a Satanás son: 1 Cr. 21:1; Job 1–2; Zac. 3:1–2; Mt. 4:10; 12:26; 16:23; Lc. 10:18; 22:3; Hch. 5:3; 26:18; 1 Co. 5:5; 7:5; 2 Co. 2:11; 11:14; 12:7; 1 Ts. 2:18; 1 Ti. 1:20; 5:15; Ap. 12:9; 20:7.)
    11.      Serpiente (Gn. 3:1–4; 2 Co. 11:3; Ap. 12:9; 20:2). La serpiente ha sido y es todavía símbolo de la maldad. Los comentarios de Oswald Sandars nos ayudan a entender este aspecto de Satanás:

«Aquel a quien posteriormente se identificó como diablo apareció en primer lugar en las páginas de la Biblia con el siguiente nombre, en Génesis 3:1: “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo.”
La palabra hebrea utilizada para serpiente, nachash, podría significar “sisear o brillar”, por lo que podría presentar a Satanás como “el resplandeciente, el brillante”. Esto podría explicar el hecho de que a Eva no le repugnase su aproximación. En el mundo de la antigüedad, así como en nuestro moderno y sofisticado mundo, se consideraba la serpiente como un objeto de culto. Fuera cual fuere la naturaleza de la criatura poseída por el diablo, era tan atractiva, y su aproximación tan natural, que no produjo ni temor ni sospecha en Eva; y así logró su caída de una manera más sencilla.»

DESCARGAR

https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html