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domingo, 6 de octubre de 2013

Abramos la Biblia; Génesis: Estudio Sistemático

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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Génesis
GÉNESIS
PASAJES Y HECHOS CLAVE
La creación y la corrupción del mundo, capítulos 1-3
Caín mata a su hermano Abel 4
Noé y el diluvio 6-9
La torre de Babel 11
La historia de Abraham 12-25
Destrucción de Sodoma y Gomorra 19
Historia de Jacob 27-35
Historia de José 37-50
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. (Gn 1.1)
La Biblia comienza con esta magnífica y fascinante declaración, que nos retrotrae a los comienzos de nuestro mundo. En estas pocas palabras, el autor establece las grandes verdades fundacionales de que hay un solo Dios, quien existía en los comienzos, y que toda la creación es obra suya. Todo descansa en esto, y desde aquí discurre toda la narración bíblica.
La creación del mundo
A continuación tenemos una descripción de la creación, que comienza:
Dijo Dios: «Sea la luz». Y fue la luz. Vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz «Día», y a las tinieblas llamó «Noche». Y fue la tarde y la mañana del primer día. (Gn 1.3-5)
Cada uno de los dramáticos actos creadores comienza con las palabras: «Dijo Dios: “Sea...”» o «“Haya…”», y termina con las palabras: «Y fue la tarde y la mañana», y el número del día.
La creación del mundo se nos describe en el lenguaje de la poesía y los acontecimientos se ordenan dentro de un patrón perfecto. La poesía no solamente comunica belleza; es también un maravilloso vehículo para transmitir verdad. Las afirmaciones no son meras declaraciones de carácter científico sino que representan la verdad, con muchos estratos de significado. Pueden ser entendidas simplemente por lo que expresan en primera instancia, o se puede descubrir y apreciar también algo del significado subyacente. El relato de Génesis no pretende presentar un informe fáctico sobre cómo Dios creó el mundo —digamos, en siete días literales— sino que permite al lector absorber la verdad esencial sobre la creación: el sol, la luna, las plantas, los animales y los seres humanos entraron en existencia por el magnífico poder de Dios y en respuesta a su expreso deseo y mandato.
Hombre y mujer
A medida que se desarrolla el relato, los mares turbulentos son contenidos, el mundo es vestido de árboles y plantas, y la tierra, el mar y el aire se llenan de criaturas vivientes. Pero cuando hace a los seres humanos, el propósito creador de Dios se describe de una manera diferente.
Entonces dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y tenga potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y las bestias, sobre toda la tierra y sobre todo animal que se arrastra sobre la tierra». (Gn 1.26)
Hombres y mujeres fueron hechos para parecerse a Dios de una manera imposible para la creación animal. Hombres y mujeres tendrían la capacidad de amar, de recordar, de elegir y de estar en relación con Dios mismo. También fueron creados para ser agentes de Dios, a cargo del resto de la creación, para administrarla bien. El autor no percibe a los seres humanos como resultado del azar ciego ni a merced de planetas y estrellas. Los describe como una obra artesanal de un Dios amante que los diseñó para gobernar su mundo y —algo aún más asombroso— para gozar de su amistad. Es una escena perfecta y el autor concluye el relato con las palabras:
Y vio Dios todo cuanto había hecho, y era bueno en gran manera. (Gn 1.31)
Un segundo aspecto de la historia es la creación de la mujer como una pareja para el hombre, en igualdad con este. Dios los acerca y el autor resume allí el criterio de Dios acerca del matrimonio:
Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne. (Gn 2.24)
En lenguaje poético, el autor ha descrito el vasto alcance de la buena creación de Dios. Ha dado respuesta a algunas de las preguntas más profundas sobre el origen y la finalidad de la vida. Nos ha presentado ante un mundo perfecto.
Pero todos sabemos que la vida no es perfecta. Incluso en el mundo natural hay perturbación y caos, y entre los seres humanos hay codicia, ira, explotación y crimen. De modo que el autor relata en seguida, siempre en el lenguaje de la poesía, cómo se introdujeron estos elementos extraños en ese mundo perfecto.
Tragedia
El primer hombre y la primera mujer, Adán y Eva, vivían en el hermoso Jardín del Edén, ocupándose de plantas y animales, en feliz compañía de Dios. Tenían completa libertad, excepto por una condición:
Del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás». (Gn 2.17)
Esas fueron las palabras de Dios. El nombre del árbol nos da una clave sobre su significación. Hombres y mujeres pretenderían saber por sí mismos lo que era bueno o malo para ellos. Eso destruiría la inocencia e introduciría un conocimiento peligroso. Comer de ese fruto traería como resultado la muerte.
La narración describe cómo la astuta serpiente tentó a Eva para comer el fruto prohibido. En otra parte de la Biblia se dice que la serpiente es el nombre dado a Satanás, el enemigo de Dios y de la humanidad. Eva tomó el fruto porque vio que era «agradable a los ojos y deseable para alcanzar la sabiduría». Ella también le dio un poco a Adán y, cuando hubieron comido, sus ojos se abrieron. Habían perdido su inocencia. Tomaron conciencia de su desnudez delante de Dios y el uno frente al otro. Por primera vez sintieron vergüenza de encontrarse con Dios y se escondieron de él. Habían elegido la autonomía y la desobediencia en lugar de la dependencia amorosa de Dios, su Hacedor; y por este acto la creación entera se desquició. Este trágico acto desencadenó una multitud de amargas consecuencias.
Dios aparece hablando a la serpiente y a Adán y Eva, mostrándoles las consecuencias de sus actos. De ahora en adelante la tierra dará espinos y abrojos. La relación entre los sexos se echará a perder por la explotación. La muerte física los alcanzará, aunque no en forma inmediata. La muerte espiritual ya había destruido su estrecha relación con Dios. En un acto profundamente significativo, Adán y Eva fueron expulsados de su jardín paradisíaco. Sangre, sudor, trabajo y lágrimas estaban esperándoles.
La poesía de estos primeros capítulos de Génesis es seguida por informes narrativos sobre los primeros descendientes de este primer hombre y de esta primera mujer. Su hijo Caín mató a su hermano Abel, por celos, y sus descendientes prosiguieron la espiral de creciente pecado y violencia. Finalmente:
Vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra… y se arrepintió Jehová de haber hecho al hombre en la tierra. (Gn 6.5-6)
Otras historias sobre la creación y el diluvio
Además de la narración bíblica, hay otras primitivas historias de la creación y de una gran inundación, que nos llegan de Babilonia. Algunas de las ideas se asemejan a los relatos bíblicos; pero las diferencias, especialmente en el concepto de Dios, son muy marcadas. El Dios de Génesis es un solo Dios, no varios dioses, y el hombre y la mujer son la obra culminante de su creación. En el relato babilónico, los seres humanos aparecen como una idea tardía, conveniente para los dioses, a quienes debían alimentar y servir. El Dios de Génesis actúa por amor y justicia, y no por capricho o egoísmo.
El diluvio
Dios determinó borrar su creación con una inundación, pero encontró un hombre bueno, Noé, quien confiaba en él y le obedecía, aun en esos días tenebrosos. A pedido de Dios, Noé construyó una enorme embarcación —el arca— para preservar a su familia y a miembros del reino animal. Noé también intentó persuadir a quienes lo rodeaban para que retornasen a Dios, pero sin éxito. Cuando vino el diluvio, Noé y su arca con su precioso cargamento sobrevivieron y, cuando finalmente emergieron, construyeron un altar y dieron gracias a Dios. Dios prometió que nunca más enviaría otro diluvio y entregó el arco iris como signo de su inquebrantable promesa.
La Torre de Babel
Después del diluvio los hombres y las mujeres continuaron viviendo a su propio arbitrio. No quisieron diseminarse y poblar la tierra como Dios instruyera a Adán y Eva y a sus descendientes. En lugar de eso se establecieron en un centro donde comenzaron a edificar un monumento que haría honor a su soberbia y a sus logros. Dios confundió sus planes, pero estaba claro que la mayoría no estaba preparada para tomar el camino de Dios.
Abraham
En la segunda parte del libro de Génesis la pintura cambia: de la escena amplia pasa a enfocar un hombre en particular, Abraham, su esposa y familia. Dios aún deseaba darse a conocer a hombres y a mujeres y quería apartarlos de su desobediencia para que tuvieran con él una feliz relación. La estrategia que planeó consistió en elegir a un hombre —una sola familia— y hacer de él y de sus descendientes una nación con una relación especial con Dios. Se daría a conocer a ellos, les entregaría sus promesas y sus leyes. Ellos, a su vez, darían a conocer a Dios a las demás naciones del mundo: este era el plan de Dios, su propósito al elegir a esta gente.
La promesa de Dios
Abraham y su mujer, Sara, vivían en la ciudad de Ur, al oriente de lo que se conoce como la Medialuna Fértil. Se trata de un semicírculo de tierra que va desde Egipto, pasando por Palestina y Siria, para bajar luego al Río Éufrates, hasta el Golfo Pérsico. En el medio del bienestar y de la cultura de Ur, Dios llamó a Abraham a abandonar su hogar sedentario y comenzar una vida nómada, viajando hacia la tierra de Palestina. Dios le prometió:
Haré de ti una nación grande, te bendeciré… y serán benditas en ti todas las familias de la tierra». (Gn 12.2-3)

UR: LA CIUDAD DE ABRAHAM
Abraham y su esposa Sara vivían en la ciudad de Ur, en el sur de Babilonia, cuando Dios les dio nuevas instrucciones. Debían abandonar la seguridad de la ciudad con su gran templo al dios-luna, y partir en un largo viaje a una nueva tierra que Dios prometía darles.
Excavaciones en el lugar del antiguo Ur han descubierto los restos de casas de ciudadanos acaudalados: dos pisos construidos alrededor de un patio pavimentado. Grandes cantidades de tablillas de arcilla proporcionan registros del comercio —adquisición de tierras, herencias, matrimonios— y de asuntos diplomáticos. Por su parte, las ruinas de un gran templo piramidal escalonado dan testimonio de la importancia de la religión.
Abraham obedeció al llamado de Dios. Por el resto de su vida viviría como un nómada, trasladándose en función de las necesidades de agua de sus rebaños y familia, aunque siempre dentro de la tierra de Canaán que Dios había prometido a sus descendientes.
Dios hizo un pacto o alianza con Abraham. En una solemne ceremonia, prometió que los descendientes de Abraham serían tan numerosos como las arenas de la playa o las estrellas del cielo, y que heredarían la tierra de Canaán. Había un gran obstáculo en la forma en que Dios había dispuesto cumplir su promesa. Abraham y Sara no tenían hijos y ambos eran viejos. Sin embargo, la promesa involucraba a sus descendientes.
Después de muchos duros años de espera, cuando Sara había sobrepasado la edad de tener hijos, la promesa de Dios se cumplió y nació un hijo, Isaac. La Biblia alaba a Abraham por su fe, porque continuó confiando en Dios aun cuando parecía imposible que la promesa se cumpliera.
Una prueba aun mayor tuvo que afrontar la fe de Abraham. Cuando Isaac era ya un muchacho, Dios hizo lo impensable y le pidió a Abraham que ofreciera a su hijo en sacrificio. En aquel tiempo se practicaban sacrificios humanos entre los pueblos vecinos.
Con el corazón dolido, Abraham se puso en camino con su atesorado y muy amado hijo. Mientras iban hacia el lugar del sacrificio, Isaac advirtió que algo estaba mal, y dijo:
—Tenemos el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?
Abraham respondió:
—Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío. (Gn 22.7-8)
Al levantar Abraham el cuchillo para matar a su hijo, el ángel de Dios lo detuvo:
—No extiendas tu mano sobre el muchacho ni le hagas nada, pues ya sé que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste a tu hijo, tu único hijo. (Gn 22.12)
Abraham encontró un carnero en los arbustos, enredado por sus cuernos. Lo ofreció en holocausto a Dios, en lugar de su hijo. Ahora Abraham sabía que su Dios no quería los sacrificios humanos que otros dioses exigían. También descubrió que estaba preparado para confiar absolutamente en Dios y darle el primer lugar, antes de cualquier otra cosa.
El pueblo judío considera a Abraham como el padre de su nación. No solo fue el antecesor físico de sus tribus, sino que la promesa divina de heredar una nación y una tierra le fue hecha a él. Abraham es también el principal ejemplo de alguien que confía en Dios y le obedece de todo corazón.
La época de los patriarcas
Abraham, Isaac y Jacob suelen llamarse «los patriarcas» porque fueron los padres fundadores de su nación. Si bien en el pasado algunos eruditos pusieron en duda su existencia, hay muchas buenas razones para creer que sí vivieron. Probablemente vivieron en la Edad Media del Bronce, entre los años 2000 y 1500 a.C., aunque algunos los ubican entre 3000 y 1000 a.C.
En ese período muchas tribus migraban en la región. Los patriarcas iban de un lugar a otro en Palestina, donde entonces había un cierto número de ciudades-estados que tenían fuertes lazos con Egipto. Posiblemente los nómadas tenían autorización para apacentar sus rebaños en los campos, después de las cosechas. También podían dirigirse a un oasis —uno era Beerseba— en busca de pasto y agua.
Jacob
Con el tiempo, Isaac contrajo matrimonio y tuvo hijos mellizos. Solo uno de los dos continuaría la línea familiar y las promesas del pacto hecho por Dios con Abraham. Antes de que los niños nacieran, Dios dijo a la madre, Rebeca, que el hijo menor sería el elegido. Sin embargo Isaac favorecía a Esaú, el mayor, y Jacob trató de escamotear a su hermano mayor el derecho que tenía a la sucesión de las promesas y bendiciones de Dios.
Pese a sus intrigas y engaños, Jacob realmente daba valor a las promesas de Dios, mientras que su hermano Esaú, aunque atractivo y simpático, no las tenía en cuenta. Dios utilizó las muchas y severas experiencias de la vida de Jacob para acercarlo a él y transformarlo de un embaucador marrullero en una persona de firme confianza en Dios.
Camino a casa, después de muchos años de exilio, Jacob tuvo un extraño encuentro. Durante toda la noche luchó con un misterioso forastero. Al final del combate, Jacob exclamó: «Vi a Dios cara a cara».
Jacob el engañador pasó a ser «Israel», el que lucha, o el que persevera en Dios. Este nuevo nombre fue dado a sus descendientes.
Jacob tuvo seis hijos varones de su primera mujer, Lea, y una hija, Dina. Tuvo dos hijos con cada una de las esclavas de sus dos esposas y, más adelante, dos hijos de Raquel, su segunda esposa, a quien amaba entrañablemente. Fueron los once hijos de Jacob, y los dos hijos de su favorito José, quienes se convirtieron en los líderes tribales de la nación de Israel.
Los primeros cinco libros de la Biblia
Los primeros cinco libros de la Biblia suelen formar un grupo conocido como el Pentateuco o cinco libros. El nombre judío es Torá, que significa instrucción o enseñanza. Estos son los libros de la ley de Dios.
Eruditos del siglo XIX desarrollaron la teoría de que había cuatro estratos distintos en los textos del Pentateuco. Algunos de estos estratos se diferenciaban por la forma del nombre empleado para designar a Dios. El autor que usó el nombre Yahvé es conocido como J. El que usó Elohim, E. Un grupo sacerdotal de autores es llamado P, y se usa D para los autores deuteronómicos; se cree que estos reunieron y editaron el libro de Deuteronomio y otros libros con el mismo tipo de mensaje. La teoría se volvió más compleja en años recientes, al identificarse muchos otros estratos. Hoy se la pone en tela de juicio.
Algunas partes de los cinco libros son claramente muy antiguas y parecen remontarse a registros orales o escritos del propio Moisés. El hecho es que se incluyen muchas tradiciones diferentes, y los editores finales utilizaron su propio saber y entender en la compilación de los libros. También es incierta la fecha en que vivieron estos compiladores.
Los eruditos prosiguen el debate, olvidando a veces que esta forma de mirar el texto no debería impedirnos la contemplación de su significado primordial y su tema de conjunto. Lo esencial es leer y comprender el texto en su estado actual.
La historia de José
De todos sus hijos, Jacob amaba más a José. Era el primogénito de su muy amada esposa Raquel. Los otros hermanos, sin embargo, estaban celosos de José, especialmente cuando les contaba sus sueños: sueños en los que él se enseñoreaba sobre el resto de la familia. Un día en que fue enviado a ver a sus hermanos que estaban lejos, apacentando el ganado, estos encontraron la manera de librarse de él. Lo arrojaron a un pozo vacío, y luego lo vendieron a unos mercaderes que viajaban rumbo a Egipto.
En Egipto, la suerte de José fluctuó violentamente. Comprado como esclavo por Potifar, importante funcionario del rey de Egipto, José se mostró capaz y digno de confianza. Muy pronto se convirtió en el mayordomo de la casa. Pero la mujer de Potifar puso en él sus ojos. Cuando José rechazó sus intentos de seducción, ella lo acusó a gritos de intentar violarla, y José fue arrojado a la cárcel. No importa cuán adversas fueran las circunstancias, el autor nos dice que «Jehová estaba con José».
En la prisión, José se ganó muy pronto la confianza del carcelero. Se hizo famoso por explicar sus sueños a dos funcionarios del faraón que también estaban presos junto con él. Los antiguos egipcios creían firmemente en los sueños como una clave para conocer el futuro. Había manuales para su interpretación. El jefe de los coperos, cuyo sueño había sido interpretado por José, fue liberado. Se acordó de José cuando el faraón tuvo un sueño que nadie entendía. José fue sacado rápidamente de la prisión y vestido para presentarse ante el rey. Interpretó los sueños del faraón, y reconoció prestamente a Dios como la fuente de su asombrosa capacidad de visión: primero vendrían siete años de abundancia, seguidos por siete años de una terrible hambruna. Impresionado, el faraón puso a José a cargo del almacenamiento y distribución de alimentos.
Así, por un golpe de suerte (o, como creía José, por designio de Dios), sus hermanos llegaron un día —sin sospechar nada— a mendigarle comida, ya que el hambre también había alcanzado a su tierra. Por un tiempo José mantuvo secreta su identidad, pero al fin perdió el control y les confesó quién era, perdonándolos y rogándoles que trajeran al anciano Jacob y a sus familias para establecerse en Egipto, donde había alimento para todos.
Allí, en el país de Egipto, termina el libro de Génesis. Pero la promesa de Dios no fue olvidada. Antes de morir, José impartió instrucciones para que llevaran sus huesos cuando la familia abandonara Egipto, pues estaba seguro de que eso ocurriría. Él quería descansar por fin en la tierra prometida por Dios.

sábado, 5 de octubre de 2013

Lectura de la Biblia en un año: Lectura 5 - Génesis 14/17/RV actualizada

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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Abram rescata a Lot
14 1 Aconteció en los días de Amrafel rey de Sinar, de Arioc rey de Elasar, de Quedarlaomer rey de Elam, y de Tidal rey de Goím, 2 que éstos hicieron guerra contra Bera rey de Sodoma, Birsa rey de Gomorra, Sinab rey de Adma, Semeber rey de Zeboím, y el rey de Bela, la cual es Zoar. 3 Todos éstos se reunieron en el valle de Sidim, es decir, el mar Salado.  4 Doce años habían servido a Quedarlaomer, pero en el año 13 se rebelaron. 5 En el año 14 vinieron Quedarlaomer y los reyes que estaban con él, y derrotaron a los refaítas en Astarot-carnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save-quiriataim, 6 y a los horeos en el monte Seír, hasta El-parán, que está junto al desierto. 7 Luego regresaron, llegaron a En-mispat, que es Cades, y devastaron todo el campo de los amalequitas y de los amorreos que habitaban en Hazezón-tamar.
8 Entonces salieron el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboím y el rey de Bela, la cual es Zoar, y dispusieron la batalla contra ellos en el valle de Sidim; 9 a saber, contra Quedarlaomer rey de Elam, Tidal rey de Goím, Amrafel rey de Sinar y Arioc rey de Elasar: cuatro reyes contra cinco.
10 El valle de Sidim estaba lleno de pozos de brea. Y al huir los reyes de Sodoma y de Gomorra, cayeron en ellos, mientras que los demás huyeron a las montañas. 11 Los enemigos tomaron todos los bienes de Sodoma y de Gomorra, y todos sus alimentos, y se fueron. 12 También llevaron consigo a Lot, el hijo del hermano de Abram, junto con sus posesiones (porque Lot habitaba en Sodoma), y se fueron. 13 Pero uno de los que escaparon fue y lo contó a Abram el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, quienes eran aliados de Abram.
14 Cuando Abram oyó que su sobrino  había sido tomado cautivo, reclutó  a sus 318 criados nacidos en su casa, y los persiguió hasta Dan. 15 Los atacó de noche, él con sus siervos, los derrotó y los persiguió hasta Hoba, que está al norte de Damasco. 16 Así recobró todos los bienes y también recobró a su sobrino  Lot, sus bienes, y también a las mujeres y a la gente. 


Encuentro de Abram y Melquisedec
17 Cuando Abram  volvía de derrotar a Quedarlaomer y a los reyes que estaban con él, el rey de Sodoma salió a su encuentro en el valle de Savé, que es el valle del Rey. 18 También Melquisedec, rey de Salem, quien era sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino 19 y le bendijo diciendo: "Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra. 20 Bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos."
Y Abram le dio a él el diezmo de todo.
Trato de Abram con el rey de Sodoma
21 Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram:
—Dame las personas, y toma para ti los bienes.
22 Abram respondió al rey de Sodoma:
—He hecho votos  a Jehovah, el Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, 23 que no tomaré ni un hilo, ni la correa de un calzado, nada de todo lo que es tuyo, para que no digas después: "Yo enriquecí a Abram." 24 Yo no tomaré nada, excepto lo que han comido los jóvenes y la parte de los hombres que fueron conmigo: Aner, Escol y Mamre. Ellos sí tomarán su parte.

Pacto de Jehovah con Abram
15 Después de estas cosas vino la palabra de Jehovah a Abram en visión, diciendo:
—No temas, Abram. Yo soy tu escudo, y tu galardón será muy grande.
2 Abram respondió:
—Oh Señor Jehovah, ¿qué me has de dar? Pues continúo sin hijos, y el heredero  de mi casa será Eliezer, de Damasco. 3 -Añadió Abram-: A mí no me has dado descendencia, y he aquí me heredará un criado nacido en mi casa.
4 Y he aquí que la palabra de Jehovah vino a él diciendo:
—No será éste el que te herede, sino que alguien que salga de tus entrañas será el que te herede.
5 Entonces lo llevó fuera y le dijo:
—Mira, por favor, al cielo y cuenta las estrellas, si acaso las puedes contar. -Y añadió-: Así será tu descendencia.
6 El creyó a Jehovah, y le fue contado por justicia. 7 Entonces le dijo:
—Yo soy Jehovah, que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra como posesión.
8 El respondió:
—Oh Señor Jehovah, ¿cómo sabré que yo la he de poseer?
9 Le respondió:
—Tráeme una vaquilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón.
10 El tomó todos estos animales, los partió por la mitad y puso cada mitad una frente a otra. Pero no partió las aves. 11 Entonces descendieron unos buitres sobre los cuerpos muertos, y Abram los ahuyentaba. 12 Pero cuando el sol estaba por ponerse, cayó sobre Abram un sueño profundo, y he aquí que se apoderó de él el terror de una gran oscuridad. 13 Entonces Dios dijo a Abram:
—Ten por cierto que tus descendientes serán extranjeros en una tierra que no será suya, y los esclavizarán y los oprimirán 400 años. 14 Pero yo también juzgaré a la nación a la cual servirán, y después de esto saldrán con grandes riquezas. 15 Pero tú irás a tus padres en paz y serás sepultado en buena vejez. 16 En la cuarta generación volverán acá, pues hasta ahora no ha llegado al colmo la maldad de los amorreos.
17 Y sucedió una vez que el sol se puso y hubo oscuridad que he aquí, apareció un horno humeante, y una antorcha ardiendo pasó por en medio de los animales divididos.
18 Aquel día Jehovah hizo un pacto con Abram diciendo:
—A tus descendientes daré esta tierra, desde el arroyo  de Egipto hasta el gran río, el río Eufrates; 19 la tierra de los queneos, quenezeos, cadmoneos, 20 heteos, ferezeos, refaítas, 21 amorreos, cananeos, gergeseos y jebuseos.

Problemas de Agar y de Ismael
16 Sarai, mujer de Abram, no le daba hijos; pero ella tenía una sierva egipcia que se llamaba Agar. 2 Entonces Sarai dijo a Abram:
—He aquí que Jehovah me ha impedido concebir. Unete, por favor, a mi sierva; quizás yo tenga hijos por medio de ella.
Abram hizo caso de las palabras de Sarai. 3 Y Sarai su mujer tomó a Agar, su sierva egipcia, después de haber vivido diez años en la tierra de Canaán, y se la dio por mujer a Abram su marido. 4 Abram se unió a Agar, y ella concibió. Pero al ver que había concebido, empezó a mirar con desprecio a su señora.  5 Entonces Sarai dijo a Abram:
—Mi agravio recaiga sobre ti. Yo puse a mi sierva en tu seno; y ella, viéndose encinta, me mira con desprecio.  Jehovah juzgue entre tú y yo.
6 Abram respondió a Sarai:
—He aquí, tu sierva está en tus manos. Haz con ella como te parezca bien.
Como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia. 7 Pero el ángel de Jehovah la encontró en el desierto junto a un manantial de agua (el manantial que está en el camino de Shur), 8 y le dijo:
—Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes y a dónde vas?
Ella respondió:
—Huyo de la presencia de Sarai, mi señora.
9 El ángel de Jehovah le dijo:
—Vuelve a tu señora y sométete a su autoridad. 10 -Le dijo también el ángel de Jehovah-: Multiplicaré tanto tus descendientes, que no podrán ser contados a causa de su gran número. 11 -Le dijo además el ángel de Jehovah-: He aquí que has concebido y darás a luz un hijo. Y llamarás su nombre Ismael,  porque Jehovah ha escuchado tu aflicción. 12 El será como un asno montés, un hombre cuya mano estará contra todos, y las manos de todos estarán contra él. Y habitará frente a todos sus hermanos.
13 Ella invocó el nombre de Jehovah, que hablaba con ella, y dijo:
—Tú eres un Dios que me ve.
Pues pensó: "¿Acaso no he visto aquí al que me ve?"  14 Por eso llamó al pozo Beer-lajai-roí.  He aquí que está entre Cades y Bered.
15 Agar dio a luz un hijo a Abram, y Abram llamó el nombre de su hijo que le dio Agar, Ismael. 16 Abram tenía 86 años cuando Agar le dio a luz a Ismael.

El pacto y la circuncisión
17 Abram tenía 99 años cuando Jehovah se le apareció y le dijo:
—Yo soy el Dios Todopoderoso;  camina delante de mí y sé perfecto. 2 Yo cumpliré mi pacto entre yo y tú, y te multiplicaré en gran manera.
3 Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él diciendo:
4 -He aquí que mi pacto es contigo: Tú serás padre de muchas naciones. 5 Ya no se llamará más tu nombre Abram;  tu nombre será Abraham,  pues te he constituido en padre de una multitud de naciones. 6 Yo te haré muy fecundo; de ti haré naciones, y reyes saldrán de ti. 7 Yo establezco mi pacto como pacto perpetuo entre yo y tú, y tu descendencia después de ti por sus generaciones, para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti. 8 Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tu descendencia después de ti, la tierra en que resides, toda la tierra de Canaán. Y yo seré su Dios.
9 Dios dijo de nuevo a Abraham:
—Pero tú guardarás mi pacto, tú y tus descendientes después de ti, a través de sus generaciones. 10 Este será mi pacto entre yo y vosotros que guardaréis tú y tus descendientes después de ti: Todo varón de entre vosotros será circuncidado. 11 Circuncidaréis vuestros prepucios, y esto será la señal del pacto entre yo y vosotros. 12 A los ocho días de nacido será circuncidado todo varón de entre vosotros, a través de vuestras generaciones; tanto el nacido en casa como el comprado con dinero a cualquier extranjero que no sea de tu descendencia. 13 Deberá ser circuncidado el nacido en tu casa y el comprado con tu dinero. Así estará mi pacto en vuestra carne como pacto perpetuo. 14 El hombre incircunciso, que no haya circuncidado su prepucio, esa persona será borrada de su pueblo, porque ha violado mi pacto. 


Promesa del nacimiento de Isaac
15 Dios dijo también a Abraham:
—A Sarai  tu mujer no la llamarás más Sarai; Sara  será su nombre. 16 Yo la bendeciré y también te daré de ella un hijo. Sí, yo la bendeciré; ella será madre de naciones, y de ella procederán reyes de pueblos.
17 Entonces Abraham se postró sobre su rostro y se rió diciendo en su corazón: "¿A un hombre de 100 años le ha de nacer un hijo? ¿Y Sara, ya de 90 años, ha de dar a luz?" 18 Luego Abraham dijo a Dios:
—¡Ojalá Ismael viva delante de ti!
19 Y Dios respondió:
—Ciertamente Sara tu mujer te dará un hijo, y llamarás su nombre Isaac.  Yo confirmaré mi pacto con él como pacto perpetuo para su descendencia después de él. 20 Y en cuanto a Ismael, también te he oído: He aquí que le bendeciré, le haré fecundo y le multiplicaré en gran manera. El engendrará doce príncipes, y yo le constituiré en una gran nación. 21 Pero yo estableceré mi pacto con Isaac, que Sara te dará a luz por este tiempo, el próximo año. 


Abraham aplica la circuncisión
22 Dios acabó de hablar con él y subió de donde estaba con Abraham. 23 Entonces Abraham tomó a Ismael su hijo, a todos los siervos nacidos en su casa y a todos los comprados con su dinero, a todo varón de las personas de la casa de Abraham; y aquel mismo día circuncidó el prepucio de ellos, como Dios le había dicho. 24 Abraham tenía 99 años cuando circuncidó su prepucio. 25 Su hijo Ismael tenía 13 años cuando fue circuncidado su prepucio. 26 En el mismo día fueron circuncidados Abraham e Ismael su hijo. 27 Fueron circuncidados con él todos los varones de su casa, tanto los siervos nacidos en su casa como los comprados con dinero a los extranjeros.

viernes, 4 de octubre de 2013

La Lectura Bíblica de Hoy: Cuarta Lectura - Génesis 11 - 13 / RVR actualizada

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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                                                                        La torre de Babel
11 Toda la tierra tenía un solo idioma y las mismas palabras. 2 Pero aconteció que al emigrar del oriente, encontraron una llanura en la tierra de Sinar  y se establecieron allí. 3 Entonces se dijeron unos a otros: "Venid, hagamos adobes y quemémoslos con fuego." Así empezaron a usar ladrillo en lugar de piedra, y brea en lugar de mortero. 4 Y dijeron: "Venid, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo. Hagámonos un nombre, no sea que nos dispersemos sobre la faz de toda la tierra."
5 Jehovah descendió para ver la ciudad y la torre que edificaban los hombres.  6 Entonces dijo Jehovah: "He aquí que este pueblo está unido, y todos hablan el mismo idioma. Esto es lo que han comenzado a hacer, y ahora nada les impedirá hacer lo que se proponen. 7 Vamos, pues, descendamos y confundamos allí su lenguaje, para que nadie entienda lo que dice su compañero."
8 Así los dispersó Jehovah de allí sobre la faz de toda la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. 9 Por tanto, el nombre de dicha ciudad fue Babel,  porque Jehovah confundió allí el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los dispersó sobre la faz de toda la tierra.
Antepasados de Abram
10 Estos son los descendientes  de Sem:
Cuando Sem tenía 100 años, engendró a Arfaxad, dos años después del diluvio. 11 Sem vivió después que engendró a Arfaxad 500 años, y engendró hijos e hijas.
12 Cuando Arfaxad tenía 35 años, engendró a Sélaj. 13 Arfaxad vivió después que engendró a Sélaj 403 años, y engendró hijos e hijas.
14 Cuando Sélaj tenía 30 años, engendró a Heber. 15 Sélaj vivió después que engendró a Heber 403 años, y engendró hijos e hijas.
16 Cuando Heber tenía 34 años, engendró a Peleg. 17 Heber vivió después que engendró a Peleg 430 años, y engendró hijos e hijas.
18 Cuando Peleg tenía 30 años, engendró a Reu. 19 Peleg vivió después que engendró a Reu 209 años, y engendró hijos e hijas.
20 Cuando Reu tenía 32 años, engendró a Serug. 21 Reu vivió después que engendró a Serug 207 años, y engendró hijos e hijas.
22 Cuando Serug tenía 30 años, engendró a Nacor. 23 Serug vivió después que engendró a Nacor 200 años, y engendró hijos e hijas.
24 Cuando Nacor tenía 29 años, engendró a Taré. 25 Nacor vivió después que engendró a Taré 119 años, y engendró hijos e hijas.
26 Cuando Taré tenía 70 años, engendró a Abram, a Nacor y a Harán. 27 Estos son los descendientes de Taré: Taré engendró a Abram, a Nacor y a Harán; y Harán engendró a Lot. 28 Harán murió antes que su padre Taré, en el lugar donde había nacido, en Ur de los caldeos.
29 Abram y Nacor tomaron mujeres para sí. El nombre de la mujer de Abram fue Sarai; y el nombre de la mujer de Nacor fue Milca, hija de Harán, padre de Milca y de Isca. 30 Y Sarai era estéril y no tenía hijos.
31 Taré tomó a su hijo Abram, a su nieto Lot hijo de Harán, a Sarai su nuera, mujer de su hijo Abram, y partió con ellos de Ur de los caldeos para ir a la tierra de Canaán. Y fueron hasta Harán y se establecieron allí. 32 Taré vivió 205 años, y murió Taré en Harán.

                                                                   Abram va a Canaán

12 Entonces Jehovah dijo a Abram: "Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Yo haré de ti una gran nación. Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra."
4 Abram se fue, como Jehovah le había dicho, y Lot fue con él. Abram tenía 75 años cuando salió de Harán. 5 Abram tomó a Sarai su mujer, a Lot su sobrino y todos los bienes que habían acumulado y a las personas que habían adquirido en Harán; y partieron hacia la tierra de Canaán. Después llegaron a la tierra de Canaán, 6 y Abram atravesó aquella tierra hasta la encina de Moré, en las inmediaciones de Siquem. Los cananeos estaban entonces en la tierra. 7 Y se apareció Jehovah a Abram y le dijo: "A tu descendencia  daré esta tierra." Y él edificó allí un altar a Jehovah, quien se le había aparecido. 8 Después se trasladó a la región montañosa al oriente de Betel y extendió allí su tienda, entre Betel al oeste y Hai al este. Allí edificó un altar a Jehovah e invocó el nombre de Jehovah. 9 Después partió de allí y se dirigió progresivamente hacia el Néguev.
Problemas de Abram con el faraón
10 Hubo hambre en la tierra, y Abram descendió a Egipto para residir allí, pues el hambre era grande en la tierra. 11 Y aconteció que cuando estaba por llegar a Egipto, dijo a Sarai su mujer: "He aquí, reconozco que tú eres una mujer bella. 12 Y puede suceder que al verte, los egipcios digan: ’Es su mujer’, y me maten a mí, y a ti te conserven la vida. 13 Di, por favor, que eres mi hermana, para que me vaya bien por tu causa y mi vida sea conservada por causa de ti."
14 Y aconteció que cuando Abram entró en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era muy bella. 15 También la vieron los ministros del faraón, y la alabaron ante él. Y la mujer fue llevada al palacio  del faraón, 16 quien favoreció a Abram por causa de ella. Este obtuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, siervas, asnas y camellos.
17 Entonces Jehovah afligió al faraón y a su familia con grandes plagas por causa de Sarai, mujer de Abram. 18 Y el faraón llamó a Abram y le dijo: "¿Por qué me has hecho esto? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer? 19 ¿Por qué dijiste: ’Es mi hermana’, poniéndome en ocasión de tomarla para mí por mujer? Ahora pues, aquí está tu mujer. Tómala y vete."
20 Entonces el faraón dio órdenes a sus hombres con respecto a Abram. Y éstos lo enviaron a él con su mujer y con todo lo que tenía.

                                                               Abram y Lot se separan
13 Abram subió de Egipto hacia el Néguev, él con su mujer y con todo lo que tenía; y Lot iba con él. 2 Abram era muy rico en ganado, en plata y en oro. 3 Volvió a sus viajes desde el Néguev hacia Betel, hasta el lugar donde su tienda había estado al comienzo, entre Betel y Hai, 4 el lugar del altar que había hecho allí anteriormente. Y Abram invocó allí el nombre de Jehovah.
5 También Lot, que iba con Abram, tenía ovejas, vacas y tiendas. 6 Pero la tierra no bastaba para que habitasen juntos. Sus posesiones eran muchas, y no podían habitar juntos. 7 Entonces surgió una contienda entre los pastores del ganado de Abram y los pastores del ganado de Lot. En aquel entonces los cananeos y los ferezeos habitaban en la tierra.
8 Entonces Abram dijo a Lot: "Por favor, no haya contiendas entre tú y yo, ni entre mis pastores y tus pastores, porque somos parientes. 9 ¿No está delante de ti toda la tierra? Por favor, sepárate de mí. Si tú vas a la izquierda, yo iré a la derecha; y si tú vas a la derecha, yo iré a la izquierda."
10 Lot alzó los ojos y vio toda la llanura del Jordán, la cual era toda tierra de regadío, como un jardín de Jehovah, como la tierra de Egipto, como la entrada de Zoar, antes de que Jehovah destruyera Sodoma y Gomorra. 11 Lot eligió para sí toda la llanura del Jordán, y partió Lot hacia el oriente. Así se separaron el uno del otro.
12 Abram habitó en la tierra de Canaán, y Lot habitó en las ciudades de la llanura y fue instalando sus tiendas hasta Sodoma. 13 Los hombres de Sodoma eran malos y muy pecadores contra Jehovah.
Dios promete a Abram darle Canaán
14 Jehovah dijo a Abram, después que Lot se había separado de él: "Alza tus ojos y mira desde el lugar donde estás, hacia el norte, el sur, el este y el oeste. 15 Porque toda la tierra que ves te la daré a ti y a tu descendencia,  para siempre. 16 Yo haré que tu descendencia sea como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia podrá ser contada. 17 Levántate, anda a lo largo y a lo ancho de la tierra, porque a ti te la daré."
18 Entonces Abram trasladó su tienda, se fue y moró en el encinar de Mamre, que está en Hebrón, y allí edificó un altar a Jehovah.



jueves, 3 de octubre de 2013

Lectura Diaria de la Biblia: Día 3 - Génesis 8 - 10 Ayuda espiritual

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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Información

Restauración de la tierra
8 Dios se acordó de Noé y de todos los animales y todo el ganado que estaban con él en el arca, e hizo soplar un viento sobre la tierra, y las aguas disminuyeron. 2 Fueron cerradas las fuentes del océano y las ventanas de los cielos, y se detuvo la lluvia de los cielos. 3 Las aguas decrecían gradualmente sobre la tierra, y después de 150 días las aguas habían menguado.
4 El día 17 del mes séptimo se asentó el arca sobre los montes de Ararat, 5 y las aguas siguieron decreciendo hasta el mes décimo. El primer día del mes décimo se hicieron visibles las cumbres de las montañas. 6 Y sucedió que cuarenta días después Noé abrió la ventana del arca que había hecho, 7 y envió un cuervo que iba y venía hasta que las aguas se secaron sobre la tierra. 8 También envió una paloma para ver si las aguas habían disminuido sobre la superficie de la tierra. 9 La paloma no halló donde asentar la planta de su pie y volvió a él, al arca, porque las aguas todavía cubrían la superficie de toda la tierra. Entonces él extendió su mano, la tomó y la hizo entrar consigo en el arca.
10 Esperó aún otros siete días y volvió a enviar la paloma fuera del arca. 11 La paloma volvió a él al atardecer, y he aquí que traía una hoja verde de olivo en el pico. Así entendió Noé que las aguas habían disminuido sobre la tierra. 12 Esperó aún otros siete días y envió la paloma, la cual no volvió más a él.
13 Y sucedió que el primer día del mes primero del año 601 de Noé se secaron las aguas sobre la tierra. Noé quitó la cubierta del arca y miró, y he aquí que la superficie de la tierra estaba seca.
14 El día 27 del mes segundo quedó seca la tierra. 15 Entonces dijo Dios a Noé: 16 "Sal del arca tú, tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos contigo. 17 Saca todos los animales de toda clase que están contigo: las aves, el ganado y los reptiles que se desplazan sobre la tierra. Que se esparzan por la tierra, que sean fecundos y que se multipliquen sobre la tierra."
18 Entonces salieron del arca Noé, sus hijos, su mujer y las mujeres de sus hijos con él, 19 y todos los animales, todos los reptiles, todas las aves y todo lo que se desplaza sobre la tierra, según sus familias.
Pacto de Dios con Noé
20 Entonces edificó Noé un altar a Jehovah, y tomando de todo cuadrúpedo limpio y de toda ave limpia, ofreció holocaustos sobre el altar.
21 Jehovah percibió el grato olor, y dijo Jehovah en su corazón: "No volveré jamás a maldecir la tierra por causa del hombre, porque el instinto del corazón del hombre es malo desde su juventud. Tampoco volveré a destruir todo ser viviente, como he hecho. 22 Mientras exista la tierra, no cesarán la siembra y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, el día y la noche."

9 Entonces Dios bendijo a Noé y a sus hijos, y les dijo: "Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra. 2 El temor y el miedo de vosotros estará en todos los animales de la tierra, en todas las aves del cielo, en todo lo que se desplaza en la tierra y en todos los peces del mar. En vuestras manos son entregados. 3 Todo lo que se desplaza y vive os servirá de alimento. Del mismo modo que las plantas, os lo doy todo. 4 Pero no comeréis carne con su vida, es decir, su sangre. 5 Porque ciertamente por vuestra propia sangre pediré cuentas. Pediré cuentas a todo animal y al hombre. Yo pediré cuentas a cada uno  por la vida del hombre. 6 El que derrame sangre de hombre, su sangre será derramada por hombre; porque a imagen de Dios él hizo al hombre. 7 Sed vosotros fecundos y multiplicaos. Reproducíos en la tierra y multiplicaos en ella."
8 Entonces Dios habló a Noé y a sus hijos con él, diciendo: 9 "He aquí que yo establezco mi pacto con vosotros, con vuestros descendientes después de vosotros 10 y con todo ser viviente que está con vosotros: aves, ganado y todos los animales de la tierra que están con vosotros; todos los que salieron del arca, todos los animales de la tierra. 11 Yo establezco mi pacto con vosotros: Ninguna carne volverá a ser exterminada jamás por las aguas del diluvio, ni habrá otra vez diluvio para destruir la tierra."
12 Y dijo Dios: "Esta será la señal del pacto que establezco entre yo y vosotros, y todo ser viviente que está con vosotros, por generaciones, para siempre: 13 Yo pongo mi arco en las nubes como señal del pacto que hago entre yo y la tierra. 14 Y sucederá que cuando yo haga aparecer nubes sobre la tierra, entonces el arco se dejará ver en las nubes. 15 Me acordaré de mi pacto que existe entre yo y vosotros, y todo ser viviente de toda clase, y las aguas no serán más un diluvio para destruir toda carne. 16 Cuando el arco aparezca en las nubes, yo lo veré para acordarme del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente de toda clase que está sobre la tierra."
17 Entonces Dios dijo a Noé: "Esta será la señal del pacto que establezco entre yo y toda carne que está sobre la tierra."
Profecías de Noé acerca de sus hijos
18 Los hijos de Noé que salieron del arca fueron: Sem, Cam y Jafet. Cam fue el padre de Canaán. 19 Estos tres fueron los hijos de Noé, y a partir de ellos fue poblada toda la tierra.
20 Entonces Noé comenzó a cultivar la tierra  y plantó una viña. 21 Y bebiendo el vino, se embriagó y quedó desnudo en medio de su tienda. 22 Cam, el padre de Canaán, vio la desnudez de su padre y lo contó a sus dos hermanos que estaban fuera. 23 Entonces Sem y Jafet tomaron un manto, lo pusieron sobre sus propios hombros, y yendo hacia atrás, cubrieron la desnudez de su padre. Como tenían vuelta la cara, ellos no vieron la desnudez de su padre.
24 Cuando Noé se despertó de su embriaguez  y se enteró de lo que le había hecho su hijo menor, 25 dijo: "Maldito sea Canaán. Sea el siervo de los siervos de sus hermanos."
26 Dijo además: "Bendito sea Jehovah, el Dios de Sem, y sea Canaán su siervo. 27 Engrandezca Dios a Jafet y habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán su siervo."
28 Noé vivió después del diluvio 350 años. 29 Todos los años de Noé fueron 950, y murió.

Las naciones después del diluvio
10 Estos son los descendientes  de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes les nacieron hijos después del diluvio:
2 Los hijos de Jafet fueron: Gomer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mesec y Tiras. 3 Los hijos de Gomer fueron: Asquenaz, Rifat y Togarma. 4 Los hijos de Javán fueron: Elisa, Tarsis, Quitim y Rodanim.  5 A partir de éstos fueron pobladas las costas de las naciones, según sus territorios, cada una según su idioma, conforme a sus familias en sus naciones.
6 Los hijos de Cam fueron: Cus, Mizraim, Fut y Canaán. 7 Los hijos de Cus fueron: Seba, Havila, Sabta, Raama y Sabteca. Los hijos de Raama fueron Seba y Dedán. 8 Cus engendró a Nimrod, quien comenzó a ser poderoso en la tierra. 9 El fue un vigoroso cazador delante de Jehovah, por lo cual se suele decir: "Como Nimrod, el vigoroso cazador delante de Jehovah." 10 Al principio, su reino abarcaba Babel, Erec, Acad y Calne, en la tierra de Sinar. 11 De aquella tierra salió para Asiria y edificó Nínive, Ciudad Rejobot, Cálaj 12 y Resén, entre Nínive y Cálaj. Esta es una gran ciudad. 13 Mizraim engendró a los ludeos, a los anameos, a los lehabitas, a los naftujitas, 14 a los patruseos, a los caslujitas (de los cuales salieron los filisteos) y a los caftoreos. 15 Canaán engendró a Sidón su primogénito y a Het, 16 al jebuseo, al amorreo, al gergeseo, 17 al heveo, al araqueo, al sineo, 18 al arvadeo, al zemareo y al hamateo. Después se dispersaron los clanes de los cananeos. 19 La frontera de los cananeos abarcaba desde Sidón hasta Gaza en dirección de Gerar; seguía en dirección de Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboím, y continuaba hasta Lasa. 20 Tales son los hijos de Cam, según sus familias, según sus idiomas, en sus territorios y en sus naciones.
21 También le nacieron hijos a Sem, padre de todos los hijos de Heber y hermano mayor de Jafet. 22 Los hijos de Sem fueron: Elam, Asur, Arfaxad, Lud y Aram. 23 Los hijos de Aram fueron: Uz, Hul, Geter y Mas.  24 Arfaxad engendró a Sélaj, y Sélaj engendró a Heber. 25 A Heber le nacieron dos hijos: El nombre del primero fue Peleg,  porque en sus días fue dividida la tierra. El nombre de su hermano fue Joctán. 26 Joctán engendró a Almodad, a Selef, a Hazar-mávet, a Jéraj, 27 a Adoram, a Uzal, a Dicla, 28 a Obal, a Abimael, a Seba, 29 a Ofir, a Havila y a Jobab. Todos éstos fueron hijos de Joctán. 30 El área que habitaron abarcó desde Mesa hasta las inmediaciones de Sefar, en la región montañosa al oriente. 31 Estos fueron los hijos de Sem según sus familias, según sus idiomas, en sus territorios y en sus naciones.
32 Estas fueron las familias de los hijos de Noé, según sus descendientes y sus naciones. De éstos proceden las naciones de la tierra, después del diluvio.
 


sábado, 27 de octubre de 2012

Introducción precisa a Génesis: Atención predicador itinerante


. Introducciones precisas
. biblias y miles de comentarios

 
LAS PALABRAS: «EN EL PRINCIPIO CREÓ DIOS LOS CIELOS Y LA TIERRA», han causado un gran debate, pero indiscutiblemente, este es el comienzo de Génesis. En las palabras de uno de los credos históricos: «Creo en Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra». Estas palabras son únicamente el comienzo de este libro de los comienzos; un prólogo, para el prólogo. 
 
Génesis no sólo es una suma de creaciones, sino que también nos describe otros comienzos: como la caída de la humanidad en el pecado y la misión de Dios por rescatarnos. Nos cuenta también lo primero que ocurrió en aspectos importantes (creación, pecado, juicio, lenguajes, razas, matrimonios). Pero sobre todo, la base de Génesis está en el soberano llamado de Dios a Abram y a Sarai, una pareja de adoradores de ídolos del Medio Oriente.

Este libro cuenta con dos partes: la primera (caps. 1-11) es el prólogo de la segunda (caps. 12-50), en la que suceden la mayoría de los acontecimientos: la inmensa tarea que Dios realizó sobre Abram y su familia para lograr su buena voluntad para las naciones. El prólogo (caps. 1-11) nos entrega pistas que nos revelan el resto del libro, así como también el resto de la Biblia.

Génesis 1-11 nos presenta cuatro conceptos que son fundamentales para el buen entendimiento del resto de la Biblia: Primero, el Dios que irrumpe en la vida de Abram y de Sarai, es el mismo que crea el universo en su totalidad. Es el único y verdadero Dios: Jehová, el Creador y el Salvador del mundo. Segundo, toda la humanidad está en rebeldía contra Dios, su benévolo Creador, y contra su buena voluntad para ellos. La humanidad ha heredado el estado pecaminoso desde la rebelión de Adán y Eva en el jardín del Edén. Tercero, Dios juzga y juzgará todas las acciones del hombre. 
 
Con el diluvio, deja en claro a Noé y a todos nosotros, que la maldad humana es inaceptable y que no permitirá que el diablo gobierne libre en su creación. Cuarto, después del diluvio el pecado aún afecta a la humanidad. Pero aunque el diluvio no lavó los pecados de la humanidad, Dios tiene un plan para salvarla de sus propias obras malignas, como lo revela la segunda parte de Génesis.

La primera parte de Génesis, nos muestra el escenario para la historia de Abram y Sarai (caps. 12-50). El mundo de ellos estaba poblado por un amplio espectro de «grupos de pueblos», cada uno con su propio lenguaje, costumbres, valores y creencias, quienes adoptaron sus propios dioses imaginarios.

El principal objetivo de Génesis es mostrarnos el plan de Dios de bendecir a todas las naciones a través de los descendientes de Abraham, en el capítulo 12. Comienza con el llamado de Dios a Abram y a Sarai (Abraham y Sara) para que sean los padres de una nueva nación. Esta nueva nación sería la herramienta que Dios usaría para bendecir a toda la humanidad. A pesar de que Abram y Sarai eran simplemente una pareja de edad avanzada, Dios los eligió a ambos para comenzar su plan de redención para todo el mundo. En este libro, se nos describe cómo Dios irrumpe en su vida y les bendice.

La principal bendición de Dios era su pacto con Abraham (Gn 12.1-3; 15.1-21). Dios, el admirable y único Creador del universo, eligió libremente hacer sus infinitas promesas a Abraham y a sus descendientes, las cuales son la base para todas las demás promesas y pactos que siguieron y podemos leer en la Biblia. Génesis no es simplemente un comienzo; es el fundamento para el resto la narrativa bíblica.

Fue escrito y recopilado por Moisés en el desierto de Sinaí y de esto existen pruebas bíblicas y no bíblicas. Claramente Jesús supone la autoría de Moisés al decir: «Moisés os dio la circuncisión» (Jn 7.22). Dado que la razón para la circuncisión sólo se menciona en Génesis, capítulo 17, Jesús tenía que estar refiriéndose a la compilación de la historia por Moisés.

Por otra parte, la tradición judía y la cristiana están unánimemente de acuerdo con este testimonio bíblico: Moisés, en el desierto de Sinaí, recopiló y escribió el Pentateuco en su totalidad, los primeros cinco libros de la Biblia y esto nos asegura su autoría alrededor del siglo 15 a.C.

A partir del siglo 19, algunos expertos niegan que Moisés sea el autor de Génesis. Algunos sugieren que el Pentateuco, incluido Génesis, fue recopilado más tarde, posiblemente en el siglo 6 a.C. Según este análisis, se dice que algunos editores anónimos utilizaron al menos cuatro documentos para reconstruir el Pentateuco. Los cuatro documentos fueron identificados al buscar los nombres divinos como Elohim y Yahvé a lo largo del Pentateuco y también al descubrir ciertas variaciones en el uso de frases y en la selección de palabras. Los documentos que utilizan Yahvé para Dios, son llamados documentos J; los que usan Elohim, documentos E; el documento P o sacerdotal (priestly) y el D o deuteronomista. Recientemente, esta disección del Pentateuco fue rechazada, pero aún así, no se ha llegado a ninguna solución al debate entre los expertos.

Al fijarnos en la estructura unificada de Génesis, se percibe muy bien la mano guía de Moisés en su recopilación y autoría,. Ciertamente, él utilizó diferentes recursos literarios para su narrativa. En algunas ocasiones estos recursos son identificados plenamente, como en Gn 5.1. Probablemente, Moisés editó estos documentos antiguos para hacerlos comprensibles para sus lectores, o sea, la segunda generación israelita después del éxodo. Y luego los profetas los adaptaron al lenguaje para las siguientes generaciones de lectores israelitas.

Pero luego de todo este análisis, nada queda más claro que fue Moisés quien escribió y recopiló el libro de Génesis para estimular a los antiguos israelitas mientras se preparaban para entrar a la tierra de Canaán, la Tierra Prometida. Su contenido fue sumamente importante para ellos, ya que les explicaba el por qué su nación estaba destinada a otra Tierra Prometida y por qué Dios se les había revelado de esa forma tan dramática en el desierto.

miércoles, 21 de enero de 2009

CURSO-ESTUDIOS DE LA BIBLIA: LECCION 3


La mejor manera de empezar una historia es desde el principio; así es como la Biblia comienza. El significado de “Génesis,” el nombre del primer libro, es “el principio.” El pri-mer versículo de la Biblia dice: “En el principio Dios creó los cielos y la tierra” (Génesis 1:1). Usted notará que la declaración “En el principio Dios...” da por sentado la existencia de Dios en vez de tratar de probarlo. Siempre los hombres naturalmente han creído en un Ser Supremo. Los escritores bíblicos, suponiendo que cualquiera persona con inteligencia media podría ver la obra de Dios por todos lados, no malgastaron espacio en lo que debe ser evidente a todos. El Salmista escribe: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos'1(Salmo 19:1).
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