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martes, 12 de abril de 2016

No finjas amar; ama de veras. Aborrece lo malo. Ponte de parte del bien. Ámense con cariño y deléitense en el respeto mutuo … Nunca pagues mal con mal.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6





DIVORCIO: UN PLAN DEL DIABLO


La gracia y la conducta humana

Sin gracia, las diferencias nos mueven a divorciarnos. Cuando actuamos con gracia, las diferencias nos instan a apoyarnos. La gracia es el lubricante que suaviza las fricciones de quienes aunque somos diferentes, hemos decidido amarnos.

La gracia es una de las características esenciales de la conducta divina. No podemos hablar de Dios sin hablar de su gracia. Todos estaremos de acuerdo, creo, si declaro que la gracia es una de aquellas virtudes que los seres humanos no podemos tener sin que Dios sea parte de nuestra vida. Esta tercera declaración es tan verdadera como las demás: una de las razones de la existencia de tantos conflictos en las relaciones humanas es la ausencia de gracia.

¿Qué es la gracia? La gracia se define como un favor inmerecido. Es un favor que nunca podríamos haber alcanzado por nosotros mismos, que no podemos comprar y que no tenemos ninguna posibilidad de pagar una vez que se nos ha otorgado. El término hebreo es chen y significa doblarse o inclinarse. En la gracia, el superior se inclina a mostrar bondad a un inferior cuando no existe obligación por parte del superior.

Si la gracia está presente, es imposible que los matrimonios se destruyan, que las iglesias se dividan y que exista abuso en las familias. No existiría divorcio, ni existiría persona en angustia que sea despreciada o se quede sin recibir ayuda si la gracia nos moviera.

Tal vez usted es uno de los que piensan que su matrimonio debe terminar y ha comprado un libro con esta temática para ver si encuentra consejos que le apoyen en su determinación o directrices para saber cómo realizarlo. Si ha pensado que esa es la forma de curar sus males, no ha entendido lo doloroso de la realidad del divorcio. La mayoría de los seres humanos somos más propensos a tener una actitud curativa en vez de preventiva. Nos preocupamos de nuestra salud cuando nos enfermamos y no antes. Muchos quieren cambiar cuando su cónyuge ya no acepta dar una nueva oportunidad fuera de todas las que ha dado. Y otros quieren entender más sobre el divorcio cuando ya lo han decidido, en vez de entenderlo y estudiarlo antes de decidirlo.

Una gran cantidad de cristianos prefieren tomar decisiones sin tener en cuenta seriamente el consejo de Dios. Sin embargo, después los vemos pedir perdón por su pecado y buscar ayuda para soportar las terribles consecuencias. ¿No podría evitarlo obedeciendo a Dios, rechazando la desobediencia, aunque nos cueste entenderlo y su consejo esté en contra de la lógica humana?

Si después de dar muchos pasos, pero no el debido, cree que su matrimonio debe terminar, usted es el que más me preocupa. Pretendo que tome una buena decisión. Si no tiene en cuenta todos los factores y no cuenta con suficientes elementos de juicio como para tomar la decisión más saludable, espero que este libro cambie su decisión. Anhelo que se sienta motivado a luchar hasta las últimas consecuencias por su matrimonio y determine investigar seriamente lo que Dios piensa de su situación. Le ruego que haga un serio análisis de su caso, que busque la orientación profesional necesaria y realice una comparación de su comportamiento y actitudes con las enseñanzas de la Palabra de Dios.

Mi deseo es que usted y su cónyuge aprendan a ser personas con gracia. Mi anhelo es que cada lector, en su propia situación, aprenda a vivir con gracia. Gracia para vivir en su relación matrimonial y evitar un divorcio, si ese es su caso. Gracia para aceptar y ministrar a quienes, debido al sufrimiento que experimentan a causa del divorcio, necesitan de la gracia de Dios. La necesitan para salir del estilo de vida destructivo que ha elegido posteriormente a su divorcio y para encauzar sus relaciones interpersonales al estilo de Jesucristo.

Vida con gracia versus vida sin gracia

Quizás considere una tarea imposible enmendar su matrimonio. Sin embargo, lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. He aconsejado a decenas de matrimonios que se han odiado hasta la muerte y que han perdido toda esperanza, pero que por la gracia de Dios, un saludable proceso de consejería y su determinación de aplicar los principios de amor y respeto, han logrado normalizar la relación conyugal. Si actúa con gracia, le garantizo que sanar su matrimonio será mucho más fácil y dejará menos consecuencias que romperlo, aunque en este momento y en el estado emocional en que se encuentra le parezca una tarea imposible.

Del ejemplo divino he aprendido que cuando relacionarse con otro ser humano es imposible, la gracia lo hace posible. Dios no puede relacionarse con el pecador si no fuera por su gracia. Cuando Él nos mira, lo único que ve es enemistad, desobediencia. Dios ha comprobado que tenemos pecado, que no queremos acercarnos a Él, que lo despreciamos y maltratamos. Sabe que a pesar de todo lo bueno que Él ha sido con nosotros, hemos hecho lo malo. Lo triste es que ni siquiera tenemos la capacidad ni el poder de cambiar esa actitud porque somos pecadores y porque no hay nada en nosotros que nos motive a buscar a Dios ni a amarlo.

Quizás esto mismo sea lo que le ocurre a usted. A lo mejor esa es la forma en que ve a su cónyuge. Ha comprobado la enemistad, el pecado y el maltrato. Ha sentido el rechazo y está absolutamente convencido que no hay posibilidad de cambio. ¿Sabe qué hace posible que Dios se acerque a nosotros los pecadores? Solamente su gracia. ¿Sabe qué puede hacer posible que usted permita que su cónyuge se acerque? ¿Sabe qué puede permitirle que se decida a conceder otra oportunidad? Solamente la gracia.

Sin duda, tiene razón en muchas cosas. Su cónyuge lo ha herido, se siente traicionado o maltratado. Tal vez le han pasado por alto. Incluso, haciendo el bien ha recibido a cambio daños y desprecio. Esa es precisamente la forma en que el hombre ha tratado a Jesucristo. Sin embargo, Él por su gracia está listo a perdonarnos. Esto no significa que se deleite en nuestro comportamiento. Ni que condone nuestra maldad. Al contrario, con amor y autoridad nos aplica su disciplina, pero lo hace con gracia. ¿Qué serís de nosotros si no viviéramos bajo la gracia de Dios?

Frutos de la vida sin gracia

El problema que enfrentamos es la tendencia que tenemos a ser solo receptores de la gracia de Dios. Sin embargo, tenemos serios problemas para dispensarla. Nos cuesta ser instrumentos de gracia. El orgullo y el egoísmo batallan dentro de nosotros y nos impiden el flujo de la gracia. Si no vivimos con gracia, no podemos darle el golpe mortal al orgullo que es el principal instigador de la tendencia a compararnos y a controlar a los demás.

La mayoría de nosotros preferimos la rutina, lo previsible y los intereses comunes. No nos agradan mucho los que piensan differente ni los que tienen diferentes gustos. Cuando alguien hace cosas o actúa distinto a nosotros, tendemos a establecer comparaciones.

En la vida cristiana, la ausencia de gracia lleva al legalismo. De ahí que quien no tenga gracia querrá obligar a que la otra persona piense y actúe igual. Entonces, nuestra aceptacíon a otras personas dependerá de si tienen convicciones similares a las nuestras. Al legalismo le encanta la uniformidad, a la gracia le encanta la variedad.

En la vida conyugal la ausencia de gracia lleva a la tiranía o la rebelión. La tendencia a ponernos como modelo generalmente nos lleva a la crítica de las personas o a la competencia desleal con ellas.

La segunda consecuencia de la ausencia de gracia es la tendencia a controlar a los demás. Esto nos incita a manipular e intimidar a quienes se supone que debemos guiar, proteger y amar. Como resultado, las personas son inflexibles, impositivas, exigentes, pasan por alto los sentimientos y no satisfacen necesidades. Quieren hacer las cosas a su manera y quien se oponga sufrirá las consecuencias.

Las comparaciones para despreciar la variedad o las diferencias o las actitudes controladoras anulan la gracia. Si ambos cónyuges deciden vivir con gracia, sin importar la condición en que su relación conyugal se encuentre, arreglarla será más fácil y dejará menos consecuencias que destruirla. Si uno o ambos cónyuges miran su situación sin los lentes del arrepentimiento, del perdón y de la gracia, les parecerá que es una tarea imposible de lograr.

Creo que este es el momento preciso para hacer una pausa y hacer algunas preguntas que le motivarán a hacer un serio examen de la situación que vive.

Sí está sufriendo en su relación conyugal y no encuentra salida, ¿está dispuesto a comenzar a vivir con gracia? Si su cónyuge le está pidiendo una nueva oportunidad, ¿está listo a recibir asesoramiento profesional bíblico para aprender a dar una nueva oportunidad y aceptar el arrepentimiento? Si es cristiano o incluso un ministro del evangelio de la gracia, pero ha tenido una actitud legalista e inmisericorde coe los que viven la tragedia del divorcio, ¿está listo a ser un ministro de la gracia de Dios? ¿Está dispuesto a actuar con gracia y ayudar con amor en el proceso de quienes anhelan restauración?

Tal vez ya ha vivido gran parte del proceso de divorcio y su cónyuge lo ha abandonado. A lo mejor se encuentra en este momento sumido en la culpabilidad, la amargura o se niega a perdonar. Si ya terminó su matrimonio, ¿está listo a recibir liberación por la gracia de Dios? ¿Está preparado a aceptar la gracia de Dios y su perdón, a vivir con gracia, autoperdonarse y a perdonar?

Frutos de la vida con gracia

Si aprendemos a vivir y a manifestar la gracia de Dios, nuestras vidas nunca serán las mismas. No importa lo difícil de la situación matrimonial que la persona viva, si estamos dispuestos a vivir con gracia, todo puede cambiar. Nunca llegará el divorcio cuando dos cónyuges deciden abandonar su orgullo y egoísmo y tratarse con gracia y respeto mutuo.

Sin duda, cuando se llega a pensar en la posibilidad de un divorcio, existen suficientes razones como para buscar esta salida. A lo mejor está tratando de evitar la destrucción de su propia vida o la de su cónyuge. Tal vez por su mente estén pasando todas las razones que tiene para no seguir ni un día más en esa relación interpersonal. Ha comprobado que es una relación destructiva y lo único que siente es desprecio e incluso aversión hacia su cónyuge. Estando en ese estado lo único que ve acercarse es la destrucción mutua. ¿Cómo no pensarlo si se dan todos los elementos que facilitan la enemistad?

Recuerdo que en una de mis visitas a un circo quedé inmensamente impresionado con la actitud misericordiosa que demostraba un león cada vez que su domador se atrevía a meter la cabeza dentro de la boca de este impresionante animal. Eso es gracia. Cuando existen todos los motivos y se dan las condiciones ideales para actuar conforme a lo que sentimos, solo la gracia nos permite evitarlo. Cuando debemos perdonar más de lo que creemos tener capacidad, necesitamos gracia. Cuando creemos que debemos hacer lo que una persona no merece, a pesar de que nunca podrá pagarnos, necesitamos gracia.

Sin embargo, debido a que en un matrimonio se relacionan dos personas, no solo debemos reaccionar con gracia cuando la acción de la otra persona es tan mala que nos motiva a la venganza. También cada cónyuge tiene la responsabilidad de actuar con gracia. No solo esperar que respondan con gracia a nuestro mal comportamiento, sino que también debemos actuar con gracia para evitar que la persona se sienta motivada a reaccionar indebidadamente.

Cuando vivimos con gracia nuestras actitudes son diferentes. Solo así podemos comenzar a disfrutar una actitud positiva en vez de las actitudes negativas. Cuando vivimos con gracia dejamos de estar sumidos en la sospecha y la intolerancia. Aprendemos a vivir con confianza. Así nuestras relaciones interpersonales son saludables. La gracia elimina el virus del egoísmo y la enfermedad mortal llamada orgullo. Le aseguro que si se decide a vivir con gracia, toda su vida será diferente, incluyendo su relación matrimonial.

A medida que pasan los años y maduro en la vida cristiana, comprendo con más profundidad la gracia de Dios. A medida que me adentro en ella y la disfruto, más me doy cuenta de la inmensa necesidad que tenemos de la gracia. No solo para tener una relación adecuada con Dios, sino para que como consecuencia tengamos la opción de tener una debida relación con los seres humanos.

Es lamentable, pero a menudo rechazamos vivir con gracia porque es un golpe fatal al machismo y al feminismo. La gracia es un golpe destructor al orgullo y el egocentrismo. Nos obliga a poner los ojos, el corazón y los pensamientos en otros en vez de en nosotros. La gracia destruye el negativismo, aniquila la culpabilidad, barre con el desprecio y el abuso. La gracia abre las puertas del positivismo, del arrepentimiento, de la aceptación, el cariño y el aprecio que son indispensables para tener éxito en la relación matrimonial. Decidir vivir con gracia, determinar conservar el matrimonio aprendiendo ambos a vivir con gracia es el único antídoto de la resolución de separarse.

Por supuesto que esta no es una tarea fácil. Sin embargo, es imposible dispensar gracia si no hemos recibido la gracia de Dios. Necesitamos experimentar la gracia de Dios. Necesitemos acercarnos a Él, buscarle en oración, amarle de corazón, buscar en la Biblia su instrucción. Aprender a vivir con gracia es aprender a vivir como Dios nos manda.

Lo que Dios nos pide

En uno de los tratados doctrinales más completos, llamado la Epístola a los Romanos, se encuentran una serie de mandamientos que cuando se obedecen en la vida matrimonial, nos transformarían en los cónyuges más comprensivos de este mundo. ¿Cree que buscarían el divorcio si ambos vivieran bajo los siguiente principios?:

No finjas amar; ama de veras. Aborrece lo malo. Ponte de parte del bien. Ámense con cariño y deléitense en el respeto mutuo … Nunca pagues mal con mal. Actúa siempre honrada y limpiamente. No riñas con nadie. Procura en lo que te sea posible estar en paz con todo el mundo (Romanos 12:9–10, 17–18).

La gracia nos motiva a la aceptación. Nos permite aceptar las personas tal como son. Necesitamos la gracia de permitir que otros sean lo que Dios quiere que sean y no lo que nosotros queremos que sean. Necesitamos gracia para hacer lo que Dios quiere que hagamos y no lo que nosotros queremos hacer.

Los cónyuges viven en la gracia y actúan con gracia y aceptación cuando su cónyuge es importante y valioso. Cuando no imponen sus ideas y cuando permitimos que nuestro cónyuge se exprese con libertad y nos diga con franqueza sus sentimientos. A usted lo aceptan cuando puede decir lo que siente sin que lo ataquen.

Dos cónyuges dispuestos a obedecer a Dios por sobre sus sentimientos, un consejero dispuesto a seguir los principios de la Palabra de Dios para ayudar a quienes buscan restauración y un Dios capaz de hacer un milagro por sobre los conflictos, es la fórmula que se necesita para la restauración de un matrimonio a su plan original. Dios está dispuesto y los consejeros están al alcance. Mi pregunta es: ¿Tienen la firme determinación de hacer todos los esfuerzos que sean necesarios para sanar su relación conyugal y conservar sa matrimonio?

jueves, 19 de marzo de 2015

Eres soltero/ No te cases - Eres casado / no te divorcies: ¿Casarse? No Gracias - ¿Divorcio?/ No gracias... ¿Entonces?

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Información 


¿Para qué Casarme?
1 Corintios 7
Hace algunos años, prediqué una serie de mensajes acerca de la epístola que nos ocupa en los cultos de un instituto bíblico. Les advertí que lo que iban a escuchar era difícil e inquietante. Después de mi exposición, muchos alumnos se acercaron para hablar conmigo, entre ellos varios matrimonios, que afirmaron: “Ya es tarde para nosotros. ¿Por qué no supimos esto antes de casarnos?”
Algunos solteros me agradecieron la enseñanza y siguieron su camino, pero unas señoritas no me hablaron durante varios días. Seguramente el apóstol Pablo recibió reacciones parecidas al enviar esta carta. Su contenido no es fácil de asimilar, pero es el consejo divino para nuestra vida.
PROPOSITO DEL MATRIMONIO
7:1–9
Al analizar la enseñanza de este pasaje, nos damos cuenta de la gran diferencia que existía entre la gente que formaba el grupo de lectores de la epístola, así como la diversidad de circunstancias que los rodeaban. No es de extrañar que cada quien interpretara el mensaje desde su perspectiva personel.
Sería fácil presentar estas verdades desapasionadamente, sin sentir compasion por quienes las leen. Sin embargo, tenemos que reconocer que nos dirigimos a personas reales, en cuyas venas corre sangre. Muchos están sufriendo por las circunstancias difíciles en que viven, y no sería correcto aumentar su dolor. Por lo tanto, trataremos de presentar los principios básicos señalados en este pasaje y dejar que el Espíritu Santo decida en qué manera puede aplicarlos a su vida.
Al hablar del propósito del matrimonio, el autor demuestra que este fue instituido para satisfacer las necesidades del cónyuge, afirma que es cosa seria y que normalmente requeire mucho esfuerzo. Cuando alguien se casa, empieza la lucha más difícil de toda la vida.
En primer lugar, porque es para siempre (Mateo 19:3–12). En los tiempos del Nuevo Testamento el divorcio era aceptado en Israel por muchos motivos, según los distintos problemas matirmoniales y ofensas de parte de la esposa, pero al venir Jesucristo, lo prohibió terminantemente. Al escuchar su enseñanza, los apóstoles respondieron que si así era, sería mejor no casarse (Mateo 19:10). El Señor les contestó que tenían razón pero que, no todas las personas son capaces de vivir solteras toda la vida sin sufrir las tentaciones del pecado y estebleció el mismo propósito para el matrimonio que Pablo repite en 1 Corintios 7.
Al casarse, usted ya no es dueño de sí mismo, sino que voluntariamente sujeta el control de su vida a su pareja (7:3–5). Esta realidad es igualmente cierta tanto para el varón como para la mujer. Los casados pertenecen a su compañero y deben someter su cuerpo al deseo y dominio de él. Pablo indica que esta sumisión es una entrega continua. “Pague lo que deba. Cumpla su obligación para con la otra persona”.
Este requisito no es condicional. Ambos tienen el deber de hacer su parte y sufragar las necesidades del otro, no importa si él cumple o no. En realidad, esta exigencia se presenta en sentido general, no solamente con referencia al sexo. Sin embargo, el pasaje definitivamente incluye la vida sexual de los esposos. Por lo tanto, Pablo concluye diciendo que de ser posible, es mejor no casarse.
Al dar ese paso, debe procurar el bienestar del otro (7:26, 28). Sus intereses cambian, su mayor preocupación pasa a ser su familia, que en tiempos difíciles, puede llegar a ser una carga pesada porque al venir las aflicciones, una cosa es que usted tenga que sufrir carencias y otra que sus allegados también lo hagan. Si falta comida, siempre sufrimos más porque afecta a nuestros seres queridos. Los casados tienen que dedicarse a luchar por sus dependientes, mientras que los solteros no tienen esa responsabilidad. Por eso, Pablo sugiere qu no se casen si pueden evitarlo.
Al casarse, la obra de Dios tiene que tomar segundo lugar (7:32–35) porque la primera prioridad es agradar al cónyuge. Esta verdad no quiere decir que la persona soltera sea más espiritual, sino que la relación marital afecta el ministerio que se pudiera realizar. Por eso, el apostol quire que estemos “sin congoja”, ni impediamentos para adelantar la obra.
También advierte en pasaje que hay un alto precio que debemos pagar si deseamos desposarnos: sacrificar nuestro derecho a la independencia, ceder el control de las decisiones personales y, limitar nuestra liberated de servir a Cristo. En resumen, reconoce los beneficios de estar unido a otro, pero también admite que hay un costo que pagar por ese privilegio. Si alguien no está dispuesto a ella, es preferible que no se case. Si piensa hacerlo, sepa que existe esta condición. Así que la conclusión apostólica es que lo mejor es quedarse soltero si es posible.
¡QUIEN NO QUIERA PAGAR EL PRECIO,
QUE NO SE CASE!
En base a estos argumentos, Pablo empieza su disertación acerca del propósito del matrimonio con la advertencia de que es mejor permanecer lejos de las mujeres (7:1). ¡Mejor no tener nada que ver con ellas!
Siendo realista, el autor sabía el problema práctico que ello representaba. La tentacíon es demasiado fuerte para que, la mayoría de las personas vivieran solas, especialmente en una sociedad tan pervertida como la de Corinto (7:2). Cristo también había reconocido que no todos pueden vivir de esa manera.
Por eso, el apóstol da consejos prácticos para sobrevivir a pesar de las abundantes tentaciones, sensuales que encaaban y procede a explicar las razones válidas de casarse: primero, por causa de la inmarolidad sexual que rodeaba, no sólo a las mujeres, sino también a los hombres (7:2). Esto era común en Corinto, como lo es en nuestro medio tamobien. El remedio para evitar esa trampa satánica es el matrimonio.
La segunda razón que Pablo presenta es la incapacidad de algunos para controlar sus impulsos (7:9a). Esta debilidad personal influye tanto en la expresión física sexual como a la mental.
El tercer argumento que da es evitar quemarse (7:9b). Si se nos hace, difícil luchar contra la presión de nuestros impulsos, el consejo bíblico para dominarlos no es la abstinencia, sina el matrimonio.
Pablo, escribe diciendo que esto es en vía de concesión, no de obligación. Preferiría que permanecieran solteros como él, pero sabía que esta solución no era práctica para la mayoría. Dios no nos hizo para que viviéramos así porque casi todos necesitamos el compañerismo y la relación sexual íntima (7:6–9).
En base a estas consideraciones, el autor presenta aligunas conclusiones lógicas:
Primero, se podría pensar que el casado es más carnal, mientras el soltero es más espiritual, pero esto no es válido porque Dios creó el sexo y el matrimonio, él fue quien dijo que no era bueno que el hombre estuviera solo. Por lo mismo, los dos son buenos. Tanto el uno, como el otro pueden ser entregados a Señor o a la carnalidad.
En segundo lugar, el plan de Dios para la mayoría de la gente es el matrimonio (7:2).
Tercero, la solución que el Creador ha provisto para la tentación sexual no es la abstinencia, sino el casamiento.
Cuarto, el propósito divino del matrimonio incluye la satisfacción sexual.
A la luz de esto, podemos hacer un resumen del consejo bíblico como sigue:
1.     Debido a que el matrimonino existe para resolver el problema de la tentación, los dos esposos deben dedicarse a satisfacer las necesidades sexuales del otro (7:3–5). Por eso Pablo nos dice que ambos cumplan con el deber conyugal (7:3), que uno tiene potestad sobre el cuerpo del otro (7:4) y que no deben negarse el uno al otro (7:5).
2.     Es legítimo que cualquiera de los dos tome la iniciativa de la expresión íntima del amor.
3.     Ninguno de los dos debe negarse a la petición del otro para disfrutar de ella (7:5). A continuación, el apóstol presenta sólo tres excepciones a esta exigencia:
• que sea por consentimiento mutuo;
• que sea por un tiempo limitado; y
• que sea con un propósito espiritual, para dedicarse a la oración.
Debemos observar que en contraste con la creencia de muchos, esta recomendación bíblica no se presenta como algo condicional. Se deben satisfacer las necesidades del otro, sin poner restricciones.
4.     Negarse a cumplir con el deber conyugal es equivalente a tentar al otro para que peque. Se ha observado que la gente compra más comida si sale de compras cuando tiene hambre y el mismo principio se puede aplicar a nuestra reacción a la tentación sexual.
5.     Este es resultado del anterior e implica que la relación sexual no es un juguete que se puede usar para manipular al esposo y sólo darle lo que se quiere.
6.     Este consejo se refiere a que satisfacer las necesidades del otro no se limita al sexo, sino que so extiende a todas las áreas de la vida, entre ellas las necesidades económicas, de compañerismo, amor, aprecio, requerimientos sociales, y el deseo de gozar de un poco de libertad y espacio.
7.     El último propósito del matrimonio reconoce que para poder cumplir cabalmente los deberes conyugales, se necesita pasar bastante tiempo juntos y disfrutar en comunión ratos alegres de esparcimiento.
En fin, el mensaje de Pablo en este pasaje es que el plan de Dios para la mayoría de la gente es que se case. El matrimonio cumple buenos propósitos en la vida de los cónyuges. Sin embargo, una cosa es segura: nos cuesta mucho esfuerzo. Quien no esté dispuesto a invertir lo necesario no debe casarse.
El mundo dice: "Su cuerpo es suyo; puede decidir lo que quiera hacer con él porque usted tiene sus derechos y nadie puede obligarle a hacer lo que no quiere. Si no recibe lo quo quiere, tampoco dé al otro lo que le pide”.
Pero el amor dice: “Satisfaga los deseos de su esposo o esposa sin condiciones, y sus propios deseos serán también cumplidos. Aun cuando no obtenga el resultado deseado, obedezca lo que Dios dice y busque la manera de satisfacer las necesidades de su compañero o compañera.
¡PENSEMOS!
Cansidere las implicaciones de este pasaje para su vida. ¿Qué quiere Dios que usted haga? ¿Qué cambios se requieren para realizarlo?
CONSEJOS PARA LOS CASADOS
7:10–24
La vida matrimonial está llena de problemas. ¿Quién fue el gran varón de Dios que no tuvo problemas serios en su hogar? ¿Dónde el pastor u obrero que no los tiene? Examinemios nuestra casa con cuidado y encontraremos que también tenemos problemas similares que resolver, al igual que todo el mundo.
La convivencia conyugal trae tensiones. Antes de la boda, pasamos unas cuantas horas recibiendo consejería, y después, toda la vida luchando por solucionar los conflictos que van surgiendo.
Después de exponer con mucho énfasis esta verdad en una serie de disertaciones, mi esposa me dijo: “Debes predicar un mensaje más positivo. ¡;No los asustes tanto!” Tuve que reconocer que tenía razón. El libro de Cantares relata maravillosamente La belleza del amor verdadero y su expresión física. Efesios 5 describe cuál es el patrón ideal a seguir en el matrimonio y otros pasajes también enfocan su lado bueno. Yo no soy pesimista, ¡me i gusta estar casado, se lo recomiendo!
Sin embargo, 1 Corintios 7 no habla del aspectopositivo de la relación conyugal sino que con realismo señala lo difícil que es para muchos hermanos aun de nuestras iglesias sobrellevarla. Presenta estos problemas porque tarde o temprano todos tenemos que enfrentarlos ¿Qué se hace entonces?
La Biblia presenta un enfoque radicalmente distinto al del mundo e incomprensible para los que dicen: “Cuando surjan dificultades, me voy. Si no da buen resultado, puedo pedir un divorcio”.
En los versículos 1–9, Pablo había presentado los propósitos principales de esta importante relación. A partir del versículo 10, habla de los inconvenientes más comunes. Aunque algunos aspectos son dificiles de interpretar, los más importantes quedan bastante claros.
El apóstol reconoce que habrá dificultades en la convivencia porque indefectiblemente al unirse dos personalidades, surgen los conflictos. Habrá ocasiones en que uno se sentirá derrotado, con ganas de abandonarlo todo. Pero esto es normal. ¿Qué hacer si estos sentimientos nos asaltan?
Consejos para casados creyentes 7:10–11
Pablo, recomienda que cuando esto suceda, es importante recordar las ventajas del matrimonio. Entre casados creyentes el divorcio no es una opción. El apóstol los instruye diciendi que permanezcan juntos, pero si insisten en separarse, no deben casarse con otros, y solo tienen dos alternativas:
1.     Quedarse como están, sin casarse.
2.     Reconciliarse
Esta última es siempre la mejor alternativa. Como cristianos auténticos debemos entender esta verdad: desde la perspectiva de Dios el matrimonio es para siempre. Siendo así, ¿cómo prefiere vivirlo? Al venir las tormentas, es mejor hacer las paces, porque todavía queda mucho tiempo por delante. ¿Quién quiere pasar toda la vida peleando? Es mejor buscar una reconciliación sincera.
Probablemente no hay en el mundo ningún casado que no haya pensado alguna vez tirar la toalla. Todos lo hemos hecho en alguna ocasión, pero como sabemos que el divorcio no es una opción para el hijo de Dios, procuramos buscar la manera de superar la dificultad cuanto antes.
¡TODO MATRIMONIO CUESTA!
EL CASADO DEBE QUEDARSE COMO ESTA
Y DEDICARSE A GLORIFICAR A DIOS
EN SU MATRIMONIO
Consejo para creyentes en matrimonios mixtos 7:12–16
Aunque Pablo dirige sus siguientes palabras a los cristianos unidos en matrimonio con un incrédulo, esta posibilidad nunca se recomienda. El Antiguo Testamento lo prohibió (Esdras 10:10–11) y por su parte, el Nuevo Testamento se pronucia fuertemente en contra de esta alternative (2 Corintios 6:14–16).
El propósito primordial del casamiento es el compañerismo. El profeta Amós preguntó: “¿Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?” (Amós 3:3). Algunos responden: “Pues, a veces resulta, y a veces no. Si no, podemos deshacer el matrimonio”. Esta actitud revela un concepto equivocado acerca del propósito de la unión conyugal. Sin embargo, existe este tipo de uniones. ¿Qué se debe hacer entonces?
Cuando el inconverso quiere seguir unido 7:12–14
El creyente debe procurar ser el mejor compañero para que Dios sea glorificado en su hogar por medio de su testimonio (1 Pedro 3:1–7). Pablo dice que deben permanecer unidos mientras lo consienta el inconverso (7:12–13). Entre tanto, dede crear las mejor condiciones posibles en medio de las circunstancias difíciles en que se encuentran, especialmente la paz y la reconciliación sincera.
En segundo lugar, la persona que tiene a Cristo debe buscar la salvación de la otra persona (7:14, 16). Mientras estén juntos, el cristiano tendrá oportunidad de influir en la vida de la otra persona. El autor describe esta acción como un efecto purificador.
Hageo 2:11–13 indica que la contaminación ritual se transmite de una persona a otra, no así la pureza. Si este principio hubiera seguido siendo válido en el Nuevo Testamento, entonces el matrimonio mixto estaría contaminado. Sin embargo, Pablo indica que lo contrario es cierto en este caso. La santificación puede transferirse en los casados.
La santificación en este caso no se refiere a la salvación, ni a la garantía de obtenerla en el futuro. Tampoco a la facilidad de producir una vida santa, sino al efecto social, la influencia positiva del cristiano en el hogar, si es que vive conforme a las normas establecidas por la Palabra de Dios. Vemos un ejemplo de esta operación en la bendición que vino sobre el hogar de Labán por causa de la presencia de Jacob. Asimismo la casa de Potifar recibió prosperidad gracias a la estancia de José en medio de ellos. De la misma manera, también la casa de un inconverso experimenta el efecto de la mano del Soñor por medio de la presencia de uno de sus hijos.
Es posible que ese contacto resulte en la conversión del otro, aunque esta esperanza no debe servir de motivo para casarse con un incrédulo. Pero si ya están casados, la recomendación principal es permanecer juntos.
En tercer lugar, se puede esperar la salvación de los hijos de tal matrimonio (7:14b). Si esto no fuera cierto, se les consideraría inmundos, pero se supone que no lo son, como enseñaba el Antiguo Testamento, porque los pequeños también son transformados por la vida de un cristiano. El estilo de vida y las actitudes del padre o madre que anda con Dios tendrán su impacto en la vida de los hijos. Por eso, debemos quedarnos con ellos y darles un testimonio sincero de nuestras creencias.
Cuando el inconverso no quiere seguir unido 7:15–16
Por otro lado, cuando el incrédulo quiere romper la relación, pueden separarse porque ya no están obligados a continuar unidos. Sin embargo, este permiso para separarse no da licencia para casarse de nuevo.
El motivo principal de esta autorización es que Dios nos ha llamado a vivir en paz y solo en ese caso pueden apartarse. En el sentido más amplio del contexto se puede notar que la unión conyugal existe con el fin de dar paz, pero si ésta no se logra, el propósito no se cumple.
Aunque el tono de la pregunta en el versículo 16 es pesimista, siempre queda la posibilidad de que mientras permanezcan juntos, el Señor puede utilizar el testimonio para animar al esposo o a la esposa a confiar en Cristo.
Consejos para todos 7:17–24
El principio clave de este pasaje es que cada uno debe quedarse como está al ser llamado por Dios (7:17). En general se aplica a todas las áreas de la vida. Pablo usa la ilustración de la circuncisión para subrayar esta idea y explica que no tiene valor en sí ante los ojos del Altísimo. Lo que vale es la obediencia. Sin embargo, no se puede deshacer lo que ya ocurrió. Si habían sido circuncidados, no debían intentar dar marcha atrás, pero si no, tampoco deberían realizarlo (7:18–20). Les dice que se queden como están.
Otra ilustración se toma de la esclavitud. Si fue llamado siendo esclavo, no trate de librarse. O si fue al contrario, no se haga esclavo. No obstante, si tiene la oportunidad de mejorar su situación de manera que pueda honrar a Dios, hágalo. Usted pertenece al Creador y sólo a él debe servir (7:20–23).
Al utilizar estos dos ejemplos, Pablo no abandona el tema central que sigue siendo el matrimonio. Cada uno debe quedarse como está: sería mejor que los solteros permanecieran así y los casados no deben tratar de cambiar esa relación. Pero si no se ha casado y tiene necesidad de hacerlo, no por eso peca, porque no hay nada de malo en el matrimonio (7:9).
¡PENSEMOS!
A la luz de este pasaje, se pueden deducir algunas aplicaciones prácticas para los casados. Escriba una lista de los principios que ha observado en este estudio.
Mi lista incluye las siguientes:
1.     Este pasaje no se dirige a los que ya han pasado por los problemas que menciona con el fin de culparles, sino que contiene consejos para quienes se enfrentan a las mismas tensiones.
2.     La enseñanza principal del pasaje es quedarse como estamos.
3.     Nunca se autoriza al cristiano a tomar la iniciativa en la búsqueda de un divorcio.
4.     El cristiano separado (divorciado) debe quedarse soltero o buscar la reconciliación con su cónyuge.
5.     El creyente en un matrimonio mixto debe permanecer unido mientras la otra persona así lo quiera.
6.     No se hace ninguna referencia aquí a quién es culpable o inocente, ni siquiera se menciona esto.
7.     No se dirige al problema de las esposas que son maltratadas físicamente, en, cuyo caso tal vez sea necesaria la separación para asegurar su protección física.
8.     El cuerpo de Cristo debe mostrar amor y comprensión para otros que sufren por causa de una relación difícil presente o pasada.
¿Qué debe hacer usted a la luz de esta parte del pasaje? ¿Cuáles son las implicaciones prácticas para su vida?
CONSEJO PARA LOS SOLTEROS
7:25–40
Aunque la Palabra de Dios no presenta una perspectiva negativa en cuanto al matrimonio, encontramos que hoy existe la tendencia a despreciar la vida de los solteros, presentándolos como si pertenecieran a una categoría inferior o de segunda clase. Al estudiar este capítulo, es obvio que Pablo no comparte esa opinión, sino que aunque reconoce el valor del matrimonio, propone de manera clara y enfática la superioridad de quedarse soltero para servir mejor al Señor. ¡Es mejor NO casarse!
“Bueno le sería al hombre no tocar mujer” (7:1).
“Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo” (7:7).
“Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo” (7:8).
“Cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga” (7:17).
“Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede” (7:20).
“Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios” (7:24).
(Acerca del soltero) “Hará bien el hombre en quedarse como está” (7:26).
“¿Estás libre de mujer? No procures casarte” (7:27).
(Acerca de la viuda) “Más dichosa será si se quedare así” (7:40).
A pesar de estos consejos, Pablo hace dos concesiones al respecto. En la introducción al tema del matrimonio ya les había dicho qus la solución para la tentación sexual no es la abstinencia, sino el matrimonio (7:1–9). Así que, si el soltero lucha con esa tentación es mejor que se case.
En el case especial de una hija que es virgen todavía y el padre o tutor está preocupado acerca de las desventajas de dejarla sin compañero y cree conveniente darla en matrimonio se puede seguir adelante (7:36–38). No hay nada de malo en ello.
Probablemente se trata de padres que se mortificaban porque iban a dejarlas solas, y sentían gran presión al ver que la chica estaba haciéndose mayor. Como el tiempo vuela, empiezan a dudar sobre qué es lo mejor. En este caso no hay nada de malo en hacer los arreglos para que se case.
Lo mismo es cierto en cuanto a una viuda que piensa volver a casarse (7:39–40). Inclusive, Pablo mismo instruyó a las viudas jóvenes a que debían volver a casarse en lugar de depender del apoyo de la iglesia para cubrir sus necesidades (1 Timoteo 5:9–13). La perspectiva aquí parece ser que si la viuda tiene el deseo de hacerlo que siga adelante, sin ninguna reserva.
Las ventajas de ser soltero
A excepción de estos dos casos especiales, el enfoque primordial de esta sección es que resulta mejor NO casarse. La exhortación es explícita: “No procures casarte”. El apóstol explica tres razones para ello:
1.     El matrimonio aumenta las tensiones en la vida (7:26–28). Los cristianos del primer siglo vivían bajo mucha presión por causa de la persecución y otras aflicciones (7:26). Por lo tanto, Pablo indica que sería mejor no añadir más problemas a una familia en tales circunstancias. Además añade nota que cualquier matrimonio tiene tribulaciones (7:28b). El casado tiene que preocuparse por las cosas del mundo. Por lo tanto, sus intereses están continuamente en conflicto (7:33–34). Por su parte, el soltero no tiene que luchar con todo ello.
2.     Las exigencias de la vida matrimonial obligan a la persona a pensar en lo que es de este mundo, lo temporal (7:29–31). El tiempo apremia, por eso, las comparaciones que usa el escritor indican la importancia de vivir apartado de lo material. Sin embargo, se observa que en el matrimonio es fácil verse ligado a lo material y las cosas que le pertenecen. Debemos usar lo del mundo, sin permitir que seamos poseídos por él. Es más difícil pensar así cuando se vive con responsabilidades familiares.
3.     Los solteros tienen menos distracciones; pueden dedicarse al servicio de Dios totalmente (7:32–35) mientras que el casado tiene que dedicar bastante tiempo a los asuntos familiares y sus intentos de servir al Señor siempre se ven desviados por atender asuntos relacionados con sus dependientes.
Cómo vivir mejor siendo soltero
En base a la enseñanza de Pablo acerca de las ventajas de ser soltero, se encuentran tres consejos para ellos, los cuales siguen siendo válidos hoy
1.     No malgaste su vida buscando esposa (7:27). Pablo indicó que el soltero tiene la ventaja de poder dedicar su vida al servicio del Señor sin distracciones y es el mejor tiempo de la vida para lograr avanzar su obra. Sin embargo, muchos jóvenes solteros se dedican a buscar a su futura esposa y no les da tiempo para servir en la iglesia.
El consejo del apóstol es que no lo hagan sino que traten primero de dedicar su vida a él y dejarle a él la búsqueda de pareja indicada para acompañarle en la vida. El sabe mejor que nosotros lo que necesitamos y la persona que nos dará la verdadera felicida, y sabe dónde se encuentra. Nosotros buscamos el tesoro escondido que él ya tiene preparado y guardado en un lugar que no conocemos. Mejor es aprovechar el tiempo para servirle mientras podamos.
Si después de todo Dios quiere que le sirvamos siendo solteros, no habremos malgastado el tiempo buscando en vano y empezaremos a servirle más temprano y aprovechar nuestra vida mucho mejor.
EL SOLTERO DEBE QUEDARSE COMO ESTA
Y DEDICARSE A SERVIR A DIOS
SIN DISTRACCION
2.     Dedique su vida a esto sin distracciones (7:34–35). Esta entrega es la mejor inversión de nuestro tiempo y energía. Por su edad, los jóvenes y señoritas gozan de buena salud y de la energía necesaria para lograr mucho, si se entregan cien por ciento a servirle. ¿Qué, impacto ha hecho Jesucristo en su país? ¿Está dispuesto a entregarse totalmente a Dios para que él le utilice en la evangelización?
3.     Déjele a él la responsabilidad de encontrarle el compañero o compañera ideal (Mateo 6:33). Este camino da mejor resultados de todos modos porque él sabe exactamente lo que necesitamos.
Esta sección del pasaje incluye tres consejos implícitos para los casados también. Primero, quédese como está y no trate de liberarse (7:25–27). Segundo, no ponga su atencióa en las cosas temporales de este mundo que tan fácilmente pueden dominarnos (7:29–31). Finalmente, nuestra prioridad como casados debe ser la de agradar a nuestro cónyuge (7:32–34).
¡PENSEMOS!
Este capítulo está lleno de consejos prácticos para todos. Considere una vez más sus recomendaciones e implicaciones prácticas para su vida. ¿Qué consejo encontró que sea el más importante para ponerlo en práctica de inmediato? ¿Qué pasos debe tomar para realizarlo?



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