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sábado, 10 de diciembre de 2016

Yo me voy, y me buscareis, pero en vuestro pecado moriréis; a donde Yo voy, vosotros no podéis venir: A propósito de la navidad

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




LAS TRETAS DE SATANÁS - ¿CAE USTED EN ELLAS?

Seis formas que Satanás usa para robar la Navidad

La mayoría de la gente en el mundo se perderá la próxima Navidad. ¿Cómo puede ser? ¿Pero cómo puede alguien perderse  la Navidad con la cantidad de propaganda, publicidad y promoción que esta fiesta recibe cada año? Porque a pesar de que muchos celebran la Navidad cada año, la mayoría no sabe de qué se trata. A pesar de toda la promoción de la Navidad hecha por los medios de comunicación, la mayoría de la gente la perderá porque se ha tornado en algo poco claro.
Para aquellos de nosotros que conocemos y amamos al Señor Jesucristo, la Navidad es un tiempo para enfocarse en Su nacimiento. Pero aun nosotros podemos quedar atrapados en un torbellino de actividades cerca del tiempo de la Navidad y perderla en un sentido práctico. Satanás ha atestado el concepto cristiano de la Navidad con tanta parafernalia inútil, que su verdadero significado se pierde fácilmente.
Una Breve Historia de la Navidad
La mayoría de los estudiosos dudan que el 25 de diciembre sea la fecha verdadera del nacimiento de Cristo. No hay sustento bíblico para ello, y sí alguno en contra. Esa fecha fue decidida por la iglesia en Roma en el siglo cuarto, y tenían motivos específico para hacerlo.
Muchos de los primeros habitantes de la tierra adoraban al sol porque dependían del curso anual del sol en los cielos. La mayoría de la gente tenía fiestas en el tiempo del solsticio de invierno (mediados de diciembre), un momento en el cual los días eran más cortos. Ellos construían hogueras para darle al dios del sol fuerza y revivirlo. Cuando se veía que los días se alargaban, había un gran júbilo.
Los padres de la iglesia en Roma decidieron celebrar el cumpleaños de Cristo en el solsticio de invierno. Fue su intento de cristianizar las celebraciones paganas populares. Pero no lograron que la gente se ajustara. En cambio, las festividades paganas continuaron y nos quedamos con una mezcla bizarra de elementos paganos y cristianos que caracteriza nuestra moderna celebración de Navidad.
Los siguientes ejemplos le darán alguna idea de cuántas costumbres paganas conforman lo que hoy conocemos como Navidad.
Para los romanos el mes de diciembre marcaba el festival de Saturnalia (diciembre 17-24). Una de las costumbres más comunes durante ese festival era darse regalos. De ahí proviene, por lo que sabemos, la idea de intercambiarse regalos. La corona siempre verde también deriva del festival de Saturnalia, durante el cual los hogares eran decorados con ramas de hojas perennes.
Los druidas de Inglaterra juntaban muérdago sagrado para sus ceremonias y decoraban sus casas con él. Se cree que el primer árbol de Navidad fue instituido por Bonifacio, un misionero inglés en Alemania en el siglo VIII. Se supone que él sustituyó los sacrificios al roble sagrado del dios Odín con un abeto adornado en homenaje a Cristo. Algunos afirman que Martín Lutero introdujo el árbol de Navidad iluminado con velas.
“Santa Claus” es una contracción de San Nicolás, un obispo en Asia Menor durante el siglo cuarto, conocido por su extraordinaria generosidad. A él se le asoció más tarde con la entrega de regalos a fin de año. San Nicolás fue adoptado por los Países Bajos como el santo patrón de los niños. En vísperas de San Nicolás, los niños dejaban sus zapatos llenos de heno para el caballo blanco del santo.
No es de extrañar que tanta gente se pierda la Navidad. La sencillez del nacimiento de Cristo se ahoga en un mar de tradiciones, muchas de ellas de origen pagano. Aún peor, cuando Cristo nació en Belén, la mayoría de la gente de ese día se lo perdió. En los siguientes relatos del evangelio, veremos seis maneras de cómo las personas no entendieron Navidad, y aprenderemos a evitar cometer el mismo error nosotros mismos.
Preocupación Ignorante
Lucas 2:7 dice: “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.” La primera persona que se perdió la Navidad era el posadero. Él no había podido recibir a María y José, porque no había lugar para ellos. Al parecer, él era indiferente a su situación – no hay ninguna indicación en la Escritura que él llamó para pedir ayuda.
Note que el versículo 7 dice: “Ella dio a luz a su hijo primogénito.” María se dio a luz a Jesús. Por sí misma, lo envolvió en pañales. José estaba allí para ayudar, pero si era como la mayoría de los padres jóvenes, debe haber sido de poca ayuda.
La gente de Oriente Medio es hospitalaria, amable y atenta. No son primitivos. Ellos no son el tipo de personas que dejarían una mujer tener a su bebé sola. Pero en este caso, lo hicieron. ¿Dónde estaban las parteras? Uno pensaría que el posadero conocía a alguien que podría haber ayudado.
Lucas nos dice que Le puso en un pesebre, que es un canal de alimentación de los animales. Las telas con las que envolvió a Jesús eran largas tiras de tela. Cada vez que nacía un pequeño, se limpiaba al bebé de inmediato. A continuación, se envolvían al bebé con pañales y abrigaba en una manta. Tarea que era normalmente llevada a cabo por una partera. Pero María tuvo que hacerlo todo ella misma.
El comentarista G. Campbell Morgan escribió,
Piense qué patético. “Ella dio a luz”, “ella lo envolvió en pañales”. Es muy hermoso, pero qué pena, qué trágico, qué soledad; que en esa hora    de todas las horas, cuando la mujer debe estar rodeada de la más tierna atención, estaba sola. El método del escritor es muy claro. Ella con sus   propias manos envolvió al Bebé con los pañales y Lo acostó en el pesebre. No había nadie que lo hiciera por ella. Otra vez os digo, qué pena,   sin embargo la gloria para el corazón de María (El Evangelio según Lucas [Old Tappan, NJ: Revell, 1931], p. 36).
No sabemos nada sobre el posadero, porque la Biblia no dice nada de él. Algunos analistas especulan con que Jesús nació en un establo, algunos piensan que nació en una cueva, y otros creen que nació en un patio abierto en la posada. Una cosa sí sabemos: la hospitalidad que María y José esperaban encontrar, no la encontraron  – ellos fueron rechazados.
¿Por qué el posadero se pierde la Navidad? Creo que la respuesta sencilla es por la preocupación. Él estaba ocupado. Su hotel estaba lleno debido a que había un censo en Belén. La ciudad estaba llena de personas cuyos ancestros venían de allí. Ya que Belén era la ciudad de David, todos los que eran de la línea de David estaban allí, incluyendo a José y María. El posadero no fue necesariamente hostil y poco comprensivo, el estaba simplemente ocupado.
Muchas personas son como el posadero. Sus almas están llenas de cosas inútiles – con cosas que no importan. Como resultado, se pierden el Cristo de Dios. Nuestra sociedad está llena de lo innecesario, lo  insignificante, y sin sentido. Gastamos una fortuna en acumular cosas que les permitirán a nuestros niños pelearse por ellas cuando muramos. Y nuestro tiempo es devorado por las exigencias que nuestras cosas nos crean.
La gente se pierde a Cristo en la época de Navidad, porque Él es desplazado por un mundo que determina lo que deben pensar, hacer y comprar. Al igual que el posadero, la gente hoy en día está preocupada. El posadero no sabía nada sobre el bebé que María dio a luz, y ellos tampoco. Ellos no saben quién es Cristo y por qué Él vino. En cambio, están ignorantemente preocupados por lo mundano y lo que no tiene sentido. ¡Qué triste es que muchas personas viven sus vidas en pos de los mismos, sólo para despertar un día en la eternidad sin Dios!
Temor Celoso
En Mateo 2 nos encontramos con otro hombre que se perdió la Navidad:
Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque Su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él… Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del Niño; y cuando Le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore” (v. 1-3, 7-8).
Herodes era el rey de la tierra. Fingió su deseo de adorar a Jesucristo, pero él tenía miedo porque había nacido Uno que fue llamado el Rey de los judíos. La palabra griega traducida como “turbado” en el versículo tres significa “estar perturbado” o “agitado.” Conlleva la idea de pánico total. Herodes entró en pánico. ¿Por qué? Tenía miedo de Jesús-miedo de otro rey. Veamos por qué.
Julio César nombró al padre de Herodes, Antípatro, a ser procurador o gobernador de Judea bajo la ocupación romana. Antípatro a continuación, logró que su hijo Herodes fuera nombrado prefecto de Galilea. En esa oficina Herodes fue exitoso en sofocar las bandas de guerrilleros judíos que continuaban luchando en contra sus gobernantes extranjeros.
Después de huir a Egipto, cuando los partos invadieron Palestina, Herodes, luego fue a Roma y en el 40 A. C. fue declarado por Octavio y Marco Antonio (con el consentimiento del Senado romano) para ser rey de los Judíos. Invadió Palestina el próximo año y, después de varios años de lucha, expulsó a los partos y estableció su reino.
Debido a que él no era judío, pero idumeo (un edomita), Herodes se casó con Mariamne, heredera de la casa hasmonea judía, para convertirse más aceptable para los Judíos a quienes ahora gobernaba. Era un orador, guerrero, y diplomático inteligente y capaz. Pero también era cruel y despiadado. Era increíblemente celoso, desconfiado y temía por su posición y poder. Temiendo una amenaza potencial, ahogó a Aristóbulo su sumo sacerdote, el hermano de su esposa, y después proporcionó un funeral magnífico donde fingió llorar. Luego hizo que Mariamne se suicidara, y luego su madre y dos de sus propios hijos.
Cinco días antes de su muerte (alrededor de un año después del nacimiento de Jesús), mandó a ejecutar a su tercer hijo. Una de las mayores evidencias de su sed de sangre y locura cruel fue mandar a encarcelar a los ciudadanos más distinguidos de Jerusalén poco antes de su muerte. Debido a que sabía que nadie  lloraría su propia muerte, dio orden que los prisioneros fueran ejecutados en el momento de su muerte. Así  él garantizaba que  habría duelo en Jerusalén.

Ese acto de barbarie fue superado en crueldad sólo por su masacre de “todos los hijos varones que había en Belén y en todos sus alrededores, de dos años para abajo” (Mateo 2:16). Por medio de tal acción esperaba eliminar cualquier amenaza a su trono de Aquel que los magos dijeron había nacido Rey de los Judíos.
¿Por qué Herodes perdió la Navidad?  Miedo celoso. Para que no piense que no hay más Herodes en este mundo, sólo tiene que leer la prensa diaria. El hombre es depravado. Hay Herodes en todas las sociedades. Pero hay una lección más grande para toda la humanidad.
Muchas personas se pierden Navidad a causa de la misma clase de miedo que tenía Herodes. Herodes tenía miedo de que alguien tomara su trono. Hoy la gente tiene miedo de renunciar a sus propios planes, prioridades, valores y moral. Ellos no quieren venir a Cristo porque Él entorpecerá su estilo-Él se adjudicará sus vidas. Eso significa que tendrán que modificar la forma en que viven. Los medios de comunicación le dicen a la gente que hagan lo que quieren, dominen su suerte y tracen su propio destino. El mundo está lleno de reyes que no se arrodillan delante de Jesucristo, que se pierden la Navidad al igual que Herodes.
¿Y usted? ¿Ha dicho que no a Jesucristo, ya que tiene miedo de lo que Él le reclamará a usted? ¿Quiere ser el amo y señor de su vida y el rey de su pequeño reino? Eso es trágico – ¡Su reino es mucho más glorioso!
Orgullosa Indiferencia
Una vez que Herodes supo por los sabios que un niño iba a nacer, quien sería el Rey de los Judíos, reunió “a todos los principales sacerdotes y los escribas del pueblo, [y] les preguntó dónde había de nacer el Cristo.  Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel” (Mateo 2:4-6). Herodes llamó a los expertos.
Los sumos sacerdotes eran el sumo sacerdote, el capitán de la policía del Templo, y lo mejor de los demás sacerdotes -aquellos que tenían grandes habilidades administrativas, docentes, y de liderazgo. La mayor parte de los sacerdotes eran saduceos. Los escribas eran mayormente los fariseos. Ellos fueron los lingüistas e intérpretes que entendían la cultura y la historia de los datos bíblicos.
Los dos grupos sabían dónde nacería el Mesías porque sabían que Miqueas había profetizado que “Belén…de ti me saldrá el que será Señor en Israel” (5:2). Una cosa que la nación judía había estado buscando, y aún lo hace hoy en día, era el Mesías. Ellos habían estado esperando un libertador a lo largo de su historia, especialmente cuando bajo la opresión romana. Sin embargo, estos sacerdotes y escribas no estaban dispuestos a recorrer los pocos kilómetros para averiguar si este niño podría ser el Mesías.
Por qué se perdieron la Navidad? Indiferencia. No les importaba. Tenían todos los hechos, pero no necesitaban a un Mesías. ¿Por qué? Debido a que se creían moralmente superiores- se consideraban perfectos guardianes de la ley. En sus mentes eran todo lo que Dios podía pedir de ellos. Se podría decir que estaban llenos de indiferencia orgullosa porque la indiferencia es siempre el resultado de orgullo. No había lugar para el Hijo de Dios en su sistema. Cuando el hijo mayor llegó a la escena, Le odiaron y despreciaron. Así que tramaron Su asesinato y clamaron por Su sangre.
Jesús identificó su indiferencia en una punzante reprimenda en Mateo 9. “Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos” (v. 10). Jesús se sentó a esta comida con la gente que necesitaba su ayuda: los marginados, los recaudadores de impuestos, traidores, y los pecadores. “Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (v. 11-13). Cuando los fariseos celebraban una fiesta, invitaban a la gente de superioridad moral. Cuando Jesús celebró una fiesta, Él le dio la bienvenida a aquellos que sabían que eran pecadores y estaban desesperadamente conscientes de su necesidad de un Salvador.
Muchas personas hoy en día se pierden la Navidad porque no se dan cuenta que son pecadores. Así que ignoran a Cristo. No muestran ningún interés en el Salvador, porque no entienden su necesidad de ser salvados. Ellos no entienden que la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23) – que el pecado se arrastra a la gente a un infierno eterno. En consecuencia, ignorar el remedio, ya que ni siquiera saben que tienen la enfermedad.
Rituales Religiosos
Lucas 2 indica otro grupo de personas que perdieron la Navidad: “Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor” (v. 8 -9). El ángel proclamó el nacimiento de Cristo, y los pastores fueron a Belén para verlo. El versículo 20 dice: “Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.” De todas las personas en Jerusalén, Dios señaló pastores para recibir la gran noticia sobre el nacimiento de Cristo.
Los pastores eran un grupo de personas despreciado. No podían mantener todos los ritos de purificación y actividades, ya que estaban muy ocupados atendiendo a las ovejas. Sin embargo, nadie más de la ciudad vino a ver al niño Jesús, excepto los “impuros” pastores. Sin embargo, dos personas especiales Lo advirtieron cuando Lo llevaron a la ciudad. Lucas 2:25-26 menciona a Simeón, un hombre que “era justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba sobre él y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor.” Lucas 2:36-38 nos dice acerca de Anna, una viuda que vio al Mesías en el templo y que hablaba del “Niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén” (v. 28).
Sin embargo, la masa de gente en Jerusalén se perdió la Navidad. El nacimiento de Cristo tuvo lugar a pocos kilómetros de distancia. Fue el cumplimiento de todos sus sueños y esperanzas – el evento que cambiaría el destino del mundo – pero ellos se lo perdieron. ¿Por qué? La religión. Estaban tan ocupados con los ritos de su religión que se perdieron la realidad de Su Nacimiento.
Cuando Jesús preguntó a sus discípulos: ” ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? (Mateo 16:13), su respuesta fue: “Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas” (v. 14). Todo era especulación, estaban equivocados. Jesús no encajaba en el sistema religioso de Su época. Y la gente lo sabía, después que dio el Sermón del Monte.
La religión maldecirá un alma más rápido que cualquier cosa, si ese algo es otra cosa que la verdadera adoración del Dios verdadero. Un sistema religioso falso da a una persona un lugar para esconderse – un lugar donde puede enmascarar su espiritualidad. La gente involucrada en varios cultos habla sobre Dios, Cristo, y la Escritura, pero no conocen a Cristo. Están perdidos en medio de la religión. Entonces, el pueblo de Jerusalén se perdió la Navidad mientras eran religiosos.
Idolatría
Los romanos también se perdieron la Navidad. La profecía de Miqueas, sobre que el niño Cristo nacería en Belén se puso en marcha por un emperador gentil. Lucas 2:1-2 dice, “Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria.” Los soldados romanos registraron a la gente y realizaron el censo.
A lo largo de la vida de Cristo vemos la presencia de los romanos. Antes de su muerte apareció Cristo ante Pilatos, el gobernador romano de Judea (Juan 18:28-40). Cristo fue ejecutado por los romanos (Mateo 27:27-36). Guardias romanos mintieron acerca de Su resurrección, propagando una historia para encubrir la realidad de que Él resucitó de los muertos (Mateo 28:11-15). Todos ellos se perdieron Navidad a causa de su idolatría: adoraban a sus propios dioses. Cristo no encajaba con ellos. Ellos adoraban a una multitud de dioses, y el pináculo de su culto era la adoración del emperador. Así que en medio de su idolatría pagana se perdieron Navidad.
El mundo actual está lleno de personas que adoran a sus propios dioses. No adoran ídolos como lo hicieron en la época de Cristo, pero todavía tenemos ídolos y dioses. Algunas personas adoran el dinero. Algunas personas adoran el sexo. Otros adoran coches, barcos y casas. Algunos adoran el poder y el prestigio. Esas cosas son los dioses paganos de hoy, los ídolos del siglo XXI. Y si eso es lo que está adorando, se perderá la Navidad, también. Usted puede recibir algunos regalos, comer una gran cena, y disfrutar de un árbol decorado de pino, pero se perderá la Navidad.
El Exceso de Familiaridad
Tal vez lo más triste de todo, es que la gente de Nazaret se perdió la Navidad. Lucas 2:39-40 dice: “Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.” Cuando Jesús volvió a Nazaret, Él no se parecía a cualquier otro niño. Acompañó a sus padres a Jerusalén para celebrar la Pascua cuando tenía doce años. Desconcertó a los doctores de teología en el Templo (Lucas 2:41-47). Pasó treinta años de su vida en Nazaret, sin embargo, los residentes no lo reconocieron.
Lucas 4 revela la tragedia que sucedió cuando Jesús reveló Su identidad a los nazarenos:
Él fue a Nazaret, donde se había criado, y como era Su costumbre, entró en la sinagoga el sábado, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías. Y abrió el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”. Y cerró el libro, y lo devolvió al ayudante y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él. Y comenzó a decirles: “Hoy esta Escritura se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” Y todos hablaban bien de Él, y se maravillaban por las palabras de gracia que salían de Sus labios, y decían, “¿No es éste el hijo de José?”… Y Él dijo: “En verdad os digo que ningún profeta es acepto en su propia tierra” (v. 16-22, 24).
La gente de Nazaret se perdió Navidad a causa de exceso de familiaridad. Ellos conocían a Jesús como el hijo de José, y no Le consideraban especial. Después de que Jesús terminó de hablar en la sinagoga, la gente “levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada la ciudad de ellos, para despeñarle. Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue”(v. 29-30).
El exceso de familiaridad es algo mortal. Me encuentro con tantas personas que dicen haber sido criadas en un ambiente cristiano, pero no son cristianas. El miedo se apodera de mi corazón cuando oigo eso. El exceso de familiaridad coarta la convicción. Cuando usted ha oído algo muchas veces y no hace nada al respecto, tal familiaridad puede generar desprecio.
Marcos 6:6 nos da el análisis de Cristo del pueblo de Nazaret: “Estaba asombrado de la incredulidad de ellos”. Mateo 13:58 Y añade: “Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos”. El exceso de familiaridad con la verdad de la Navidad puede generar un corazón de piedra. Es mejor responder, mientras que su corazón es blando, o su corazón se endurecerá y no tendrá la oportunidad de responder (Proverbios 29:1).
Conclusión
Hay muchas maneras de perder la Navidad: la preocupación ignorante, el ritual, la idolatría, y la familiaridad excesiva. Pero detrás de todas esas razones está la incredulidad. Muchas personas simplemente se niegan a creer en Jesucristo. El apóstol Juan dijo: “En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho; pero el mundo no Le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no Le recibieron. Mas a todos los que Le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”(Juan 1:10-12).
Si usted se ha estado perdiendo la realidad de la Navidad en su vida, sepa que si recibe al Señor Jesucristo y cree en Su nombre, la Navidad se convertirá en real para usted. Puede suceder hoy en día, y es entre usted y Dios (2 Corintios 6:1-2, Romanos 10:8-11).
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jueves, 1 de diciembre de 2016

Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres

PARA RECORDAR
👉... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






LO INEVITABLE Y PERMANENTE

El dolor por la pérdida de un ser querido es el período de sufrimiento y duelo después de una muerte. El llorar a alguien es una parte del proceso normal de reacción ante una pérdida. Usted puede experimentar el sufrimiento como una reacción mental, física, social o emocional. Las reacciones mentales pueden incluir el enojo, la culpabilidad, ansiedad, tristeza y desesperación. Las reacciones físicas pueden incluir problemas para dormir, cambios en el apetito, problemas físicos o enfermedades.
La duración del dolor por la pérdida de un ser querido puede depender de la cercanía de la relación con la persona fallecida, si era de esperarse la muerte, y otros factores. Los amigos, los familiares y la fe pueden ser fuentes de apoyo. La orientación o la terapia para el sufrimiento también es útil para algunas personas.
    A.      ¿Cuál es la perspectiva médica de la muerte?

      •      Muerte
      La muerte es el fin de la vida física y se caracteriza por la cesación permanente de todas las funciones corporales vitales.
      •      Muerte clínica
      La muerte clínica es la condición del cuerpo en que el corazón deja de latir, no hay presión sanguínea y desciende la temperatura corporal.
      •      Muerte cerebral
      La muerte cerebral sucede cuando el cerebro deja de funcionar y muere. Por tanto, no hay esperanza de recuperación. El cuerpo puede mantenerse de manera artificial por algunas horas, o cuando mucho, por unos cuantos días hasta que el corazón deja de latir.
      •      Muerte cognitiva
      La muerte cognitiva es un estado vegetativo del cuerpo en el que éste pierde las funciones del intelecto, la memoria y el habla, se pierde la conciencia de sí mismo y del ambiente que le rodea. Sólo una parte del cerebro se destruye, no el cerebro central. Una persona en estado vegetativo prolongado puede tener funciones reflejas tales como respirar, dormir y digerir alimentos, pero no puede pensar ni está consciente.
Sobrellevar con la pérdida de un amigo cercano o un familiar podría ser uno de los mayores retos que podemos enfrentar. La muerte de la pareja, un hermano o un padre puede causar un dolor especialmente profundo. Podemos ver la pérdida como una parte natural de la vida, pero aún así nos pueden embargar el golpe y la confusión, lo que puede dar lugar a largos períodos de tristeza y depresión.
Todos reaccionamos de forma diferente a la muerte y echamos mano de nuestros propios mecanismos para sobrellevar con el dolor que ésta conlleva. Las investigaciones indican que el paso del tiempo les permite a la mayoría de las personas recuperarse de la pérdida si pueda contar con apoyo de su entorno social y mantenga hábitos saludables. Aceptar la muerte de alguien cercano puede tomar desde meses hasta un año. No hay una duración “normal” de duelo. Usted tampoco debe anticipar que va a pasar por “fases de duelo” – investigaciones recientes han surgido que la mayoría de las personas no pasan por estas fases de forma progresiva.
Si usted ha tenido una relación difícil con la persona fallecida, esto puede añadir otra dimensión al proceso de duelo. Podría necesitar reflexionar por algún tiempo antes de lograr mirar la relación con nuevos ojos y acostumbrarse a la pérdida.
Si tomamos en cuenta que la mayoría de nosotros puede superar la pérdida y continuar con nuestras vidas, nos damos cuenta de que los seres humanos, por naturaleza, tenemos una gran capacidad de resiliencia. Pero algunas personas lidian con el duelo por más tiempo y se sienten incapaces de llevar a cabo sus actividades cotidianas. Estas personas podrían pasar por lo que se conoce como duelo complicado y les podría beneficiar la ayuda de un profesional de salud mental calificado como un psicólogo que se especialice en el duelo.

Cómo continuar con la vida

Superar la pérdida de un amigo cercano o algún familiar toma tiempo, pero las investigaciones nos sugieren que esto puede ayudar a alcanzar un renovado sentido de propósito y dirección en la vida.
A las personas que están pasando por el duelo podrían resultarles útiles algunas de estas estrategias para lidiar con su pérdida:
  • Hable sobre la muerte de su ser querido con amigos y colegas para poder comprender qué ha sucedido y recordar a su amigo o familiar. Negarse que ocurrió la muerte lleva al aislamiento fácilmente y puede a la vez frustrar a las personas que forman su red de apoyo.
  • Acepte sus sentimientos. Después de la muerte de alguien cercano, se puede experimentar todo tipo de emociones. Es normal sentir tristeza, rabia, frustración y hasta agotamiento.
  • Cuídese a usted y a su familia. Comer bien, hacer ejercicio y descansarse le ayudará a superar cada día y a seguir adelante.
  • Ayude a otras personas que también lidian con la pérdida. Al ayudar a los demás, se sentirá mejor usted también. Compartir anécdotas sobre los difuntos puede ayudar a todos a lidiar con la pérdida.
  • Rememore y celebre la vida de su ser querido. Usted puede hacer un donativo a la entidad benéfica predilecta del difunto, enmarcar fotos de momentos felices que vivieron juntos, ponerle su nombre a un nuevo bebé o plantar un jardín en su memoria. La elección es suya — sólo usted sabe cuál es la forma más significativa a su mismo de honrar esa relación única.
Si siente que sus emociones le abruman o que no puede superarlas, quizás hablar con un profesional de salud mental calificado como un psicólogo le podría ayudar a lidiar con sus sentimientos y recuperar el rumbo para salir adelante.

    B.      ¿Cuál es la perspectiva bíblica de la muerte?
LA MUERTE ES…
      •      Inevitable para todos
      “¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librará su vida del poder del Seol?” (Salmos 89:48).
      •      Una determinación de Dios
      “Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”. (Salmos 139:16).
      •      La separación del espíritu y el alma del cuerpo físico presente
      “Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”. (Santiago 2:26).
      •      La puerta al destino eterno
      “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”. (Hebreos 9:27).
      •      El último enemigo que será destruido
      “Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte”. (1 Corintios 15:26).
      •      Es la paga del pecado… que es la trasgresión de la voluntad de Dios
      “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Pues antes de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado”. (Romanos 5:12–13).
      •      Es el precio que Jesús pagó para proveer de vida eterna a todos los que depositan su confianza en él
      “El cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación”. (Romanos 4:25).
      •      Los cristianos deben considerarla de manera positiva
      “Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria”. (1 Corintios 15:54).
LA MUERTE NO ES…
      •      El nacimiento hacia otra forma de vida (Hinduismo)
      “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”. (Hebreos 9:27–28).
      •      Un estado inconsciente del alma (Intelectualismo)
      “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”. (Daniel 12:2).
      •      Ser absorbido en la “conciencia cósmica” (Budismo)
      “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados”. (1 Corintios 15:51–52).
      •      La puerta al éxtasis eterno para todo el mundo (Liberalismo)
      “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”. (Mateo 25:46).
      •      El final de nuestra existencia (Ateísmo)
      “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él”. (1 Tesalonicenses 4:13–14).
    C.      ¿Qué sabemos del cielo y del infierno?
    Algunos dicen que esta vida es lo único que existe… que cuando morimos dejamos de existir. Sin embargo, la Biblia establece claramente que fuimos creados a imagen de Dios, y que parte de nosotros tiene una naturaleza eterna que trasciende más allá de la muerte.
    Otros se enfrascan en pensamientos teológicos deseando que “un Dios amoroso” de alguna manera vaya contra sus propias demandas justas de la ley, que haga a un lado el pecado deliberado de la humanidad y que permita que todo el mundo entre en su reino eterno. Nuevamente, la Biblia es clara: la paga del pecado es muerte. No se trata sólo de la cesación de la existencia corporal en este tiempo, es la separación de Dios por toda la eternidad.
    Así que sólo tenemos dos opciones: la eternidad en el cielo o la eternidad en el infierno.
EL INFIERNO ES…
      •      La separación eterna de la persona y del amor de Dios. Es un lugar de remordimiento eterno por haber fallado deliberadamente al no recibir el regalo de Dios de la salvación a través de Cristo Jesús y nunca experimentar la comunión con él.
      “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. (Mateo 25:41).
      •      La separación eterna de todos los seres humanos. El infierno es un lugar de irremediable soledad eterna. Sus amigos podrían estar ahí, pero ¡nunca los podrá ver!
      “Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá”. (Lucas 16:26).
      •      El castigo eterno por haber fallado al alcanzar la norma de Dios en cuanto a la justicia y santidad. El infierno es un lugar de tormento físico, emocional y espiritual. Es el lugar de fuego sin luz, un lugar de oscuridad eterna.
      “Y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre”. (Apocalipsis 14:11)
EL CIELO ES…
    La Biblia usa varias metáforas para describir el cielo.
      •      El paraíso (la misma palabra de Edén). El cielo es lo que Dios planeó para la humanidad según Génesis capítulos 1 y 2. Él lo restaurará en Apocalipsis 21 y 22. El hombre no está destinado a “flotar en una nube” como producto de una experiencia etérea e incorpórea. Los redimidos gozarán de una existencia eterna en una nueva tierra hecha perfecta, será el Edén restaurado.
      “Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado”. (Génesis 2:8).
      “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más”. (Apocalipsis 21:1).
      •      Un banquete de bodas. El cielo será un tiempo de gozosa comunión con todos los que a través de las edades depositaron su esperanza en Jesucristo. Volveremos a ver a nuestros viejos conocidos y haremos nuevos amigos al unirnos todos en matrimonio con nuestro novio, el Señor Jesucristo.
      “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado”. (Apocalipsis 19:7)
      •      Descanso. El cielo no será un estado de reposo eterno. Será una existencia donde no habrá estrés ni lágrimas. Los amados de Dios entraremos final y completamente “en su reposo” y experimentaremos la paz total al sentarnos en el “regazo” de nuestro Padre celestial.
      “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia”. (Hebreos 4:9–11).
      •      La casa de Dios. El cielo no es una reunión en un estadio donde viven millones de personas, sino que es una morada, un hogar. Nadie se va a perder entre la multitud. Habrá un sentido de pertenencia e intimidad, aunque haya millones de personas.
      “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros”. (Juan 14:2).
      •      Una ciudad de colores. El cielo es un lugar de majestuosa belleza visual en la que hallaremos gran placer. Habrá una grandiosa belleza por la presencia del Señor y su creación. Todo lo que él ha planificado está más allá de nuestra imaginación como seres humanos finitos, pero podremos verlo por primera vez cuando recibamos ojos perfectos y una comprensión ilimitada.
      “Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal”. (Apocalipsis 21:10–11).
      •      Un lugar de aprendizaje. El cielo es un lugar donde nuestras mentes e intelectos serán perfectos. Al ser conformados a la imagen de Cristo, los creyentes en él explorarán su naturaleza y carácter multifacéticos.
      “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”. (Romanos 8:29).
      PREGUNTA: “¿Qué produce en el creyente una información adecuada de lo que es el cielo?”
      RESPUESTA: Digamos que usted va al médico porque se siente muy mal y teme que le esté pasando algo muy grave. Al final de su evaluación el doctor le dice: “Sólo se trata de una gripe”. “¿Quiere decir que no me estoy muriendo de cáncer?”, le pregunta. El médico responde: “No, usted tiene una gripe”. Ya convencido de que su enfermedad no es mortal, inmediatamente se siente mejor. Todavía tiene gripe, pero ya no teme por su vida. Un concepto adecuado de lo que es el cielo produce el mismo efecto en la vida de un creyente.
      La frase: “Está tan absorto en las cosas del cielo, que es un bueno para nada en las cosas de la tierra” está mal dicha. La verdad es que si tenemos un concepto adecuado del cielo, además de contar con la perspectiva correcta, seremos muy buenos para las cosas de la tierra. En realidad, el problema sería que tuviéramos la vista tan fija en las cosas de la tierra ¡que no podamos aprovechar las que hay en el cielo!
      El hecho de tener un concepto adecuado del cielo eterno nos motivará a vivir una vida temporal de manera que agrade a Dios.
“Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos: y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:3–4)

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lunes, 3 de octubre de 2016

Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios...Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios... Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Alimentemos con pastos frescos a las ovejitas del Señor
UNA BATALLA ESPIRITUAL A SOLAS Y DEBILITADO
Mateo 4:1-11
1Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí que estas piedras se conviertan en pan. 4El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. 5Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. 7Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
Guerra espiritual a alto nivel
     VICTORIA SOBRE EL TENTADOR
Hay dos errores primarios cuando se habla de guerra espiritual: sobre-enfatizarla y subestimarla. Algunos culpan de cada pecado, cada conflicto y cada problema a los demonios que necesitan ser expulsados. Otros ignoran completamente la realidad espiritual, y el hecho de que la Biblia nos enseña que nuestras batallas son contra poderes espirituales. La clave para el éxito en la guerra espiritual es encontrar el balance bíblico. Algunas veces Jesús expulsó demonios de la gente, y algunas veces sanó a la gente sin mencionar lo demoníaco. El apóstol Pablo enseñó a los cristianos a librar batallas contra el pecado en ellos mismos (Romanos 6), y a librar batallas en contra del maligno (Efesios 6:10-18).

Efesios 6:10-12 declara, “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.” Este pasaje nos enseña algunas verdades cruciales; (1) Sólo podemos estar fuertes en el poder del Señor, (2) Es la armadura de Dios la que nos protege, (3) Nuestra batalla es contra fuerzas espirituales de maldad en el mundo.

(1) Un poderoso ejemplo de esto es el arcángel Miguel en Judas verso 9. Miguel, como el más poderoso de todos los ángeles de Dios, no reprendió a Satanás en su propio poder, sino que dijo “El Señor te reprenda.”Apocalipsis 12:7-8 dice que en el final de los tiempos, Miguel derrotará a Satanás. Aún así, cuando se presentó su conflicto con Satanás, Miguel reprendió a Satanás en el nombre y autoridad de Dios, no en la suya propia. Es sólo a través de nuestra relación con Jesucristo que nosotros, como cristianos, tenemos alguna autoridad sobre Satanás y sus demonios. Es sólo en Su nombre que nuestra reprensión tiene algún poder.

(2) Efesios 6:13-18 nos da una descripción de la armadura espiritual que Dios nos da. Debemos estar firmes con (a) el cinturón de la verdad, (b) la coraza de justicia (c) el Evangelio de la paz, (d) el escudo de la fe, (e) el yelmo de la salvación, (f) la espada del Espíritu, y (g) orando en el Espíritu. ¿Qué es lo que estas piezas de la armadura espiritual representan para nosotros en la guerra espiritual? Debemos hablar la verdad contra las mentiras de Satanás. Debemos descansar en el hecho de que somos declarados justos por el sacrificio que Cristo hizo por nosotros. Debemos proclamar el Evangelio, sin importar cuánta resistencia recibamos. No debemos vacilar en nuestra fe, no importa cuán fuertemente seamos atacados. Nuestra defensa principal es la seguridad de que tenemos nuestra salvación, y el hecho de que las fuerzas espirituales no pueden quitárnosla. Nuestra arma ofensiva está en la Palabra de Dios, no en nuestras propias opiniones y sentimientos. Debemos seguir el ejemplo de Jesús en reconocer que algunas victorias espirituales sólo son posibles a través de la oración.

Jesús es nuestro mejor ejemplo para la guerra espiritual. Observa cómo Jesús manejó los ataques directos de Satanás: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino a Él el tentador, y le dijo; Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: Escrito está; No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.” (Mateo 4:1-11) La mejor manera de combatir a Satanás es la manera que Jesús nos mostró y que fue citando la Escritura, porque el diablo no puede manejar la espada del Espíritu, la Palabra del Dios Viviente.

El mejor ejemplo de cómo no comprometerse en una guerra espiritual fueron los siete hijos de Esceva. “Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo; Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo; A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.” (Hechos 19:13-16). ¿Cuál fue el problema? Los siete hijos de Esceva estaban usando el Nombre de Jesús. 

Eso no es suficiente. Los siete hijos de Esceva no tenían una relación con Jesús, por lo tanto sus palabras eran carentes de cualquier poder o autoridad. Los siete hijos de Esceva se estaban basando en una metodología. Ellos no se basaban en Jesús, y no estaban empleando la Palabra de Dios en su guerra espiritual. Como consecuencia, recibieron una humillante golpiza. Aprendamos de su mal ejemplo y manejemos las batallas espirituales como lo describe la Biblia.

En resumen, ¿cuáles son las claves para el éxito en la guerra espiritual? Primero, que nos apoyemos en el poder de Dios, no en el nuestro. Segundo, reprendamos en el Nombre de Jesús, no en el nuestro. Tercero, protegernos con toda la armadura de Dios. Cuarto, librar nuestras batallas con la espada del Espíritu – La Palabra de Dios. Por último, debemos recordar que aunque libramos batallas contra Satanás y sus demonios, no cada pecado o problema es un demonio que necesita ser reprendido. “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó” (Romanos 8:37).

Después de la gloriosa confirmación mesiánica de Jesús en su bautismo, “el Espíritu llevó a Jesús al desierto, para que el diablo lo pusiera a prueba” (VP). El diablo se apresura a lograr una segunda victoria sobre el segundo Adán (Ro. 5:14). El texto certifica la realidad de la existencia del maligno, tan real en el desierto como en el Edén. Satanás aprovechó la condición física por el prolongado ayuno de Jesús para ofrecerle pan de mentira.
Como derrotó al primer Adán, pretendió derrotar al Señor, precisamente antes que comenzara su ministerio público. A Eva le señaló una fruta prohibida. A Jesús le ofrece, para satisfacer sus apetitos corporales, un pan cuya forma de obtenerlo estaba prohibida. Era algo bueno en sí mismo, pero obtenido de manera ilícita. 
En ambas ocasiones el propósito del tentador fue lograr la desobediencia a Dios, y ésa es también hoy la finalidad primaria de toda tentación. Jesús acababa de ser proclamado Hijo de Dios. “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan”, le insinúa el diablo. Bien podía hacerlo quien más tarde multiplicó panes y peces por millares, pero en circunstancias muy distintas donde comprobó que sí era Hijo de Dios. Jesús responde a Satanás mostrándole la prioridad de la obediencia a la Palabra de Dios, regla única para enfrentarse a cualquier tentación. Jesús venció la tentación con recursos que están disponibles a todo cristiano.
En la segunda tentación el diablo insinúa al Señor que se lance desde “el pináculo del templo” de Jerusalén, y le hace presente la protección ofrecida por esa palabra divina que Jesús acaba de invocar: “A sus ángeles mandará acerca de ti …” ¿Con qué fin haría tal lanzamiento? ¿A quién iba a beneficiar? Jesús discierne que sólo se trata de complacer al maligno, y lo rechaza con la contestación escrituraria “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios”. Jesús no niega que la cita de la Escritura que utilizó Satanás fuera cierta, pero cita otro pasaje para mostrar que la aplicación que había hecho Satanás era defectuosa.
Dios sólo interviene a nuestro favor cuando en realidad su intervención es pertinente. Hoy también tentamos a Dios cuando pretendemos que El use su amor y su omnipotencia para contradecirse a sí mismo; cuando queremos obtener su visto bueno para pecar porque no estamos bajo la ley sino bajo la gracia; cuando pensamos que por ser escogidos en Cristo podemos andar en la carne, o que Dios ha de cuidarnos aunque no velemos ni oremos, y vivamos descuidadamente; cuando creemos que si metemos las manos en el fuego en forma intencional, no nos pasará nada porque Dios estará con nosotros como estuvo con los compañeros de Daniel.
En el tercer intento de hacerlo caer, el diablo mentirosamente ofrece al Señor “todos los reinos de este mundo y la gloria de ellos”. Se trataba de un atractivo político muy codiciable, que ha hecho caer a incontables hombres con grandes ambiciones políticas y ansias de poder que luego se desvanecen—como fue el caso de Absalón, Napoleón, Mussolini, Hitler y otros. Y por tercera vez Jesús le da un rechazo rotundo, contundente: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás”.
El maligno tentó tres veces a Jesús, dos de ellas usando la Palabra de Dios con fines torcidos, lo cual muestra su constancia y su astucia al tratar de hacernos caer. Y tres veces lo rechazó Jesús usando correctamente la Escritura, lo cual comprueba la eficacia de esa Palabra para defendernos. La tentación puede venir como palabra divina disfrazada de modo mentiroso pero con apariencia de verdad, que es la forma más peligrosa. Y debe ser vencida con el uso correcto de la Escritura, asimilando el poder espiritual que ella tiene para fortalecernos y protegernos.
El ambiente durante la tentación de Jesús no era el mundo con sus atractivos y deliciosos placeres sino el desierto, donde no se advertían los apetecibles y poderosos ofrecimientos del mundo. En cualquier parte podemos ser tentados a la desobediencia. Lo importante es estar preparados y decididos a vencer la tentación con plena fe en la fidelidad del Señor, recordando la promesa de 1 Co. 10:13.
En la tentación de Jesús hallamos varias enseñanzas para el cristiano:

  1. La fuente de tentación es Satanás (4:3; 1 Ts. 3:5). La tentación difiere de la prueba en que ésta viene de Dios.
  2. El propósito de la tentación es seducirnos a pecar, a violar la ley de Dios. La tentación prueba el carácter moral, mientras que la prueba, la fe de una promesa.
  3. Satanás escogió un momento físicamente débil de Jesús para tentarlo, y asimismo busca los momentos más apropiados en la vida del creyente, cuando éste parece tener más probabilidades de caer.
  4. La Biblia es el arma más eficaz para derrotar a Satanás (Ef. 6:17).
  5. En la tentación Jesús mostró ser un sumo sacerdote fiel y misericordioso (He. 2:17), que puede compadecerse de nuestras flaquezas (He. 4:15).
  6. Aun el lugar más santo puede convertirse en lugar de tentación.
  7. La mala aplicación de la Biblia (como lo hizo Satanás durante la tentación de Jesús) es uno de los peligros más grandes ya que provee “base bíblica” para seguir los propios deleites.
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