miércoles, 28 de diciembre de 2016

Los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio... a predicar,...no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Como debe ser un predicador? 
BASES PARA SER UN PREDICADOR IDONEO
El predicador efectivo siempre está creciendo intelectual y espiritualmente, y siempre está trabajando en sus sermones. Ser predicador de Dios es una vocación y un arte que requiere determinadas características.
El predicador o todo aquel que quiera predicar debe reunir los siguientes requisitos:
El predicador, siempre…a)    Está aprendiendo. (Crecimiento académico e intelectual).El predicador se torna insípido y aburrido cuando ya no tiene palabras frescas para dar y siempre está girando en sus mismos 7 sermones, con los mismos enfoques e ilustraciones de toda la vida.
Hay muchos pastores y predicadores que fueron llamados por Dios sin que tengan ninguna preparación ni académica ni bíblica. El problema no es ese. El problema es que continúan así, sin procurarse una preparación.
El pastor o predicador que no trabaja en su preparación académica, sólo podrá retener a la gente de su mismo nivel: la gente de mayor preparación, cuando se da cuenta de las limitaciones intelectuales del pastor, le abandonan.
Entre más preparación académica tiene el oyente, más exigente es en el aspecto intelectual.
Pastores y predicadores que no saben leer ni escribir, aprendan. Procuren avanzar en los grados de educación secular y bíblica-teológica.
Que nadie se escude tras el texto “…la letra mata, mas el espíritu vivifica.” (2 Corintios 3.6), para no estudiar. Porque esto hace más evidente la necesidad de preparación, ya que este texto no se refiere al estudio ni a los libros; Pablo sólo contrasta aquí los aspectos de la Ley (la letra) y la gracia (el Espíritu).
¿A quién le gusta escuchar toda la vida a un  predicador que está estancado intelectualmente?
b)    Estudia la Biblia, ora y ayuna. (Crecimiento espiritual).El predicador debe conocer la Biblia y saber textos de memoria; debe conocer de memoria la doctrina bíblica básica, debe estar familiarizado con la cronología y con los personajes y eventos bíblicos principales.
El predicador de Dios predica la Biblia; y si el predicador no sabe Biblia, ¿qué va a predicar?
Por otro lado la predicación requiere fuerza espiritual que se obtiene con ayuno y oración.
El predicador espiritual ora y ayuna; de ahí proviene su fuerza espiritual.
Si no tiene fuerza espiritual su prédica llegará sólo a la mente; con fuerza espiritual llegará también al espíritu de sus oyentes.
El predicador que sólo cultiva su mente tendrá sólo fuerza intelectual; será un predicador intelectual.
El predicador que sólo cultiva la oración y el ayuno tendrá sólo fuerza espiritual; será un predicador del Espíritu.
¿No es mejor unir los dos aspectos: intelectual y espiritual de la predicación?
c)     Está preparando y afinando sus sermones.Un buen sermón no se hace de la noche a la mañana; se requiere “cocinarlo” en la mente y en el espíritu.
Un buen predicador gasta cerebro, papel, tinta y rodillas, produciendo y afinando sus sermones.
¿Puedes distinguir entre un sermón improvisado y uno bien preparado? ¿Cuál disfrutas más?
Qué desperdicio de vida es escuchar a tantos predicadores que sólo improvisan; mejor que se dediquen a otra cosa.
Un sermón  aún predicado ya varias veces, puede ser mejorado con nuevos enfoques o estructura; perfecciona tus sermones.
Mantén una libreta de sermones y revísalos constantemente; verás que puedes enriquecerlos.
d)    Es ejemplo de fidelidad, de fe, de amor, de sana doctrina y de buen testimonio.No debemos separar la vida del predicador de su mensaje; son uno solo.
El derecho de ser escuchado y creído se gana, no se impone.
La Palabra siempre será la Palabra; pero es incómodo escucharla de un predicador con mal testimonio.
Es cierto que Dios respaldará siempre su Palabra; pero el respaldo del predicador, su derecho de ser escuchado, será su vida ejemplar.
Los predicadores vividores, timadores, charlatanes e inmorales, tarde que temprano se descubren; deséchalos.
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