miércoles, 1 de julio de 2015

¿Entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Cuatro razones para estudiar la hermenéutica

1. Aprender principios para interpretar las Escrituras

   Explicar cuatro razones por las cuales necesitamos estudiar la hermenéutica.

Los principios nos ayudan en muchas actividades de la vida, tal como la de conducir un vehículo. Debido a que los conductores tienen reglas o principios, conducen por el lado correcto de la carretera. No adelantan en las cuestas, porque podrían venir otros vehículos en dirección contraria. Circulan lentamente en las zonas atestadas. Se estacionan al lado de la carretera, ¡y no en medio del tráfico!

Cuando los conductores no se sujetan a los principios que deben observar, ocurren accidentes y queda gente herida. Imagínese los problemas que tendríamos si no hubiera ningún principio para los conductores. Tendríamos un caos en nuestras carreteras.

   ¿Por qué necesitamos ciertos principios para interpretar la Biblia?

Así como necesitamos principios o reglas para conducir, también necesitamos ciertos principios para interpretar las Escrituras. Es decir, para interpretar la Biblia, los creyentes deben poner en práctica dichos principios. De lo contrario, habrá accidentes y quedará gente herida.

En la introducción a este capítulo, mencionamos algunos problemas que ocurren cuando la gente interpreta las Escrituras a su manera. En la actualidad, algunos creyentes siguen interpretando la Biblia como les parece bien ante sus propios ojos. Pasan por alto los principios básicos de la hermenéutica. Por consiguiente, se produce un caos.

    •      Uno dice que podemos comer carne de cerdo; otro, que no podemos.

    •      Uno dice que debemos asistir al culto los domingos; otro, que debemos hacerlo los sábados.

    •      Uno dice que llamemos a los ancianos de la iglesia para que oren por nosotros cuando estamos enfermos; otro, que nunca debemos reconocer que estamos enfermos.

    •      Uno dice que los creyentes deben orar en lenguas hoy; otro, que las lenguas cesaron cuando se terminó de escribir la Biblia.

    •      Uno dice que Jesús es divino; otro, que solamente era humano.
    •      Uno dice que María no pecó jamás; otro, que todos han pecado.

Estos ejemplos muestran lo que sucede cuando cada uno interpreta la Biblia a su manera (Gibbs 1994, 16). ¡El caos! Por tanto, necesitamos principios que nos guíen cuando interpretamos la Biblia.


2. Desarrollar habilidades para responder preguntas difíciles

Felipe le preguntó al etíope: “¿Entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?” (Hechos 8:30–31). Los principios enunciados en este curso nos guiarán en la comprensión de lo que leemos en la Biblia. Para cuando termine de estudiar este libro usted debiera ser capaz de contestar preguntas difíciles como éstas:

    •      El Espíritu Santo nos enseña todas las cosas. No tenemos necesidad de que nadie nos enseñe (1 Juan 2:27). ¿Por qué, pues, necesitamos maestros?

    •      Jesús no vino para traer paz a la tierra, sino una espada (Mateo 10:34). ¿Por qué, pues, cantaron los ángeles “y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres” (Lucas 2:14)?

    •      “El que sacrifica buey es como si matase a un hombre” (Isaías 66:3). Entonces, ¿es malo matar un buey?

    •      ¿Está bien usar un poco de vino debido a problemas estomacales (1 Timoteo 5:23)?

    •      ¿Son nuestras todas las bendiciones de Abraham (Gálatas 3:14)?

    •      Pablo dijo: “Porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” (Romanos 7:18–19). ¿Son esclavos del pecado los creyentes?

    •      Jesús dijo: “No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón” (Mateo 10:9–10). ¿Es un error viajar con dinero y una maleta? ¿Debemos viajar descalzos?


3. Usar bien la Palabra de verdad

   Al citar a una persona, ¿por qué es necesario dar a sus palabras el sentido que les corresponde? Explique.

¿Han tergiversado alguna vez sus palabras? Quizás usted le habló a alguien sobre un asunto personal. Luego esa persona “interpretó” mal lo que usted dijo y se lo dijo a otra, con el resultado de que alguien lo culpó de algo que usted nunca dijo.

   ¿Cómo la gente de los tiempos de Jesús torció lo que Él dijo sobre el templo?

La gente de los tiempos de Jesús usó sus palabras con el propósito de acusarlo. Sin embargo, no interpretaron bien sus palabras, sino que lo acusaron de planear la destrucción del templo de Herodes y de reedificarlo en tres días (Marcos 14:58). No entendieron que Jesús hablaba del templo de su cuerpo. Así pues, vemos que quienes erraron fueron los intérpretes, y no Jesús. La Palabra de Dios es siempre verdadera, pero debemos tener cuidado de interpretarla correctamente. De lo contrario, podemos basar nuestras creencias en la inestabilidad de las interpretaciones humanas en lugar de la roca firme de la Palabra de Dios.

Hace algún tiempo circuló un rumor en el sentido de que Tomás Harris —autor del libro I’m Okay, You’re Okay [Yo estoy bien, tú estás bien]— se había suicidado. Un conocido maestro de la Biblia creyó este rumor y lo usó en uno de sus mensajes. Dijo que el suicidio de Harris demostraba que su libro era falso. Pero el rumor no era cierto, porque Tomás Harris todavía estaba vivo. Por consiguiente, Harris demandó al maestro, que tuvo que pagar una gran suma de dinero por calumnia (Baron 1987, 64). Este caso lamentable ilustra una gran verdad. No basta con que seamos sinceros en lo que creemos; debemos también creer la verdad.
Muchas personas son sinceras, pero están equivocadas. Rara vez ellas tienen dudas; pero también rara vez tienen razón. Muchos citan las Escrituras y creen que hacen la voluntad de Dios. Pero no basta con ser sincero, como lo revela este pasaje:

  No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad. (Mateo 7:21–23)

La gente descrita en ese pasaje parece sincera. Pero en alguna parte se desviaron del camino correcto. La Palabra de Dios es verdadera y sus promesas firmes. Pero debemos usarla como Él se lo propuso. “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías 55:11). Dios no prometió bendecir su Palabra para que la usemos en todo lo que nos propongamos.
Satanás es descarado. Aun trató de hacer que Jesús usara la Palabra de Dios con un propósito equivocado. Le recordó que Dios había prometido enviar a sus ángeles para protegernos (Salmo 91). Así que lo instó a que se lanzara desde el pináculo del templo (Mateo 4:6). Desde luego, Jesús lo resistió, citando otro pasaje de las Escrituras. Dios no envió la promesa de Salmo 91:11–12 para permitirle a su pueblo que lo tentara. Como Satanás no interpretó bien la Palabra de Dios, Jesús lo reprendió.

En la actualidad, Satanás continúa torciendo las Escrituras. Induce a los falsos maestros a interpretar la Biblia de tal manera que lleven a la gente a la perdición.

    •      “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1).

    •      “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado” (2 Pedro 2:1–2).

    •      “[Pablo ha escrito] casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 Pedro 3:16).

Nosotros no queremos torcer las Escrituras ni seguir a aquellos que las interpretan erróneamente. Al contrario, queremos usar bien la Palabra de verdad (2 Timoteo 2:15). Debemos interpretar la Biblia de modo que cumpla con los propósitos de Dios. Por esta razón es que estudiamos la hermenéutica, para usar la Palabra de Dios conforme a sus propósitos. Entonces podremos estar seguros de que confiamos en las promesas, sin dudar de ellas.


4. Relacionar los tiempos bíblicos con los nuestros

Considere estas grandes brechas existentes entre las Escrituras y nosotros.

    1.      La brecha del tiempo. Hay un espacio de casi dos mil años entre cualquier libro del Nuevo Testamento y nosotros. Por consiguiente, interpretamos un libro que fue escrito hace casi dos milenios. Así pues, necesitamos ciertos principios que nos sirvan de guía.

    2.      La brecha cultural. Los pueblos de la Biblia tenían valores, tradiciones, costumbres y prácticas diferentes de los nuestros. Los escritores del Antiguo Testamento escribieron en hebreo de derecha a izquierda. A veces celebraban los cultos en los templos y en las sinagogas, se lavaban los pies, se saludaban unos a otros con un beso, o sacrificaban animales. Comían comidas diferentes de las nuestras y gobernaban sus vidas conforme a reglas diferentes. Tenemos, pues, necesidad de ciertos principios para interpretar lo que Dios les dijo.

    3.      La brecha del idioma. Ya que los pueblos de la Biblia hablaban hebreo, arameo y griego, este libro fue escrito en estos idiomas. Siempre hay necesidad de seguir ciertos principios cuando traducimos de un idioma a otro.

    4.      La brecha histórica. Cada libro de la Biblia fue escrito en un momento específico de la historia. A veces Dios les habló a los esclavos, a los amos, a los guerreros, o a los presos. Envió su Palabra a judíos y a gentiles. Los principios nos guiarán para entender el entorno histórico de los primeros lectores de estos libros.

La Hermenéutica es un estudio de 9 lecciones diseñado para servir como una ayuda en la comprensión correcta del texto bíblico.
  Link
1. Introducción a la interpretación de la Biblia Bajar
2. Figuras literarias y sus definiciones Bajar
3. Ayudas para entender bien la palabra divina Bajar
4. Métodos de interpretación Bajar
5. El método inductivo de interpretación Bajar
6. La exégesis: Situación histórica y biográfica Bajar
7. Pautas para interpretar la narrativa del Nuevo Testamento Bajar
8. Pautas para interpretar las epístolas del Nuevo Testamento Bajar
9. Pautas para interpretar el Antiguo Testamento Bajar

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