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biblias y miles de comentarios
Siete fundamentos de la Guerra Espiritual
Siete fundamentos Bíblicos sobre la validez de la Guerra Espiritual
Cuando se desinfló una de las gomas de su auto,
Ricardo pensó que era un simple accidente. “Mañana la repongo. Simplemente voy al hipermercado y compro un nuevo neumático”, murmuró mientras
cambiaba la llanta.
El
segundo incidente ocurrió poco después. Su bebé
de siete meses experimentó una fiebre muy alta. Los médicos lo
ingresaron a una sala especial y lo sometieron a observación, en el
hospital; no podían explicar qué tipo de afección
era.
El
tercer incidente que le hizo tomar conciencia
del asunto en el que estaba inmerso, fue un cobro inadmisible e
ilógico por la hipoteca de la casa. Aparecía como atrasado en una cuota
mensual. Aun cuando llevó la documentación de soporte por
el pago realizado, no quisieron ayudarle en el proceso de
reclamación. Pasaron varias semanas antes que se aclarara el asunto.
Comprendió,
como si instantáneamente se corriera
un velo, que debía librar una batalla contra Satanás y sus huestes
quienes—sin duda—le estaban poniendo dificultades. Peleó en oración,
convencido y en su condición de soldado de Jesucristo, que
tenía asegurada la victoria. Sí, reconoció, estaba involucrado en la
Guerra Espiritual, y también, que él era un ganador.
Enfrentando un mundo real invisible
El
mundo oculto es real. Lo gobiernan Satanás y
sus huestes. Usted está inmerso en una batalla contra las fuerzas
del bien, confrontación que se desencadena en la dimensión espiritual y
que a su vez ejerce una poderosa influencia en la esfera
física o natural.
En cierta ocasión el Señor Jesús envió a setenta
de sus inmediatos colaboradores a predicar las Buenas Nuevas. “Los
setenta y dos
discípulos que Jesús había enviado regresaron muy contentos, y le
dijeron:--¡Señor, hasta los demonios nos obedecen cuando los reprendemos
en tu nombre!--. Jesús les dijo:--Yo vi. que Satanás
caía del cielo como un rayo. Yo les he dado poder para que ni las
serpientes ni los escorpiones les hagan daño, y para que derroten a
Satanás, su enemigo. Sin embargo, no se alegren de que los
malos espíritus los obedezcan. Alégrense más bien de que sus nombres
estén escritos en el cielo--.”(Lucas 10:17-20, Traducción en Lenguaje
Actual)
El
pasaje revela que hay poder en el Nombre del
Señor Jesús para los creyentes. El mundo demoníaco se somete. Ligado
a este hecho, aprendemos que Satanás está en constante guerra contra
los hijos de Dios, y en tercer lugar, observamos que en
todo momento debemos ejercer la autoridad que Cristo nos delegó.
¡Tenemos asegurada la victoria!
Fundamentos bíblicos de la Guerra Espiritual
Hay suficiente fundamento bíblico para asegurar
que la Guerra Espiritual es real. Aun cuando no lo querríamos, usted y yo estamos inmersos en la confrontación espiritual.
Un catedrático universitario refutó
algunos de mis artículos sobre estos temas cuando dijo: “No puedo concebir que crea en esos incidentes que
parecen fruto de la mente prolífica de un escritor”. Desestimó la existencia de Satanás y de sus huestes. ¡Tremendo error! Él es muy real
La
ciencia misma ha tenido que admitir la concurrencia de casos que no
tienen relación con esquizofrenia o cualquier patología relacionada con
un trastorno mental.
“Desde la
perspectiva científico no hay explicación para muchos fenómenos, pero es evidente que existen”, admitió un amigo sicólogo con quien hablábamos sobre la liberación de personas bajo posesión
satánica.
Y en medio del sinnúmero de opiniones encontradas
alrededor de la existencia
del mundo sobrenatural de maldad, reviste particular revisar las
Escrituras para descubrir registros acerca de qué es,
cómo operan y de qué manera los cristianos confrontamos las fuerzas
satánicas. En esa dirección, comparto con usted siete verdades básicas
sobre la Guerra Espiritual.
1. Existen dos dimensiones: la física y la espiritual
Dominadas
por la inquietud de conocer mucho más
acerca del mundo sobrenatural de maldad, infinidad de hombres y
mujeres acuden diariamente a diversas estrategias. Un buen número
terminan inmersas en el ocultismo, abriendo puertas a
Satanás.
En
cierta ocasión la ciudad de Samaria, donde se
encontraba el profeta Eliseo, fue sitiada por tropas de Ben Hadad,
rey de Siria. La situación se tornó grave. Escasearon los alimentos.
Vinieron el hambre y la sed sobre decenas de hombres y
mujeres que sucumbieron al temor y a la desesperación.
“Al
día siguiente, cuando el criado del profeta se levantó temprano y salió
al exterior, vio las tropas, los caballos y los carros
por toda la ciudad. --¡Hay, señor mío! ¿Qué haremos ahora?—exclamó
ante Eliseo. –No tengas miedo—le dijo Eliseo--. Son más los que están
cono nosotros que los que están con ellos--. Entonces
Eliseo oró: “Señor, ábrele los ojos a mi criado para que vea.” Y el
SEÑOR le abrió los ojos al criado y éste vio que estaban rodeados de
caballos y carros de fuego. ¡No estaban solos en la
montaña!. Cuando los sirios comenzaron a acercarse, Eliseo oró:
“Señor, haz que queden ciegos.” Y así fue.”(2 Reyes 6:15-18, Nueva
Biblia al Día)
¡Los ejércitos de Dios pelean por nosotros! Usted
y yo no estamos solos en medio de la batalla y, además, tenemos asegurada la victoria.
Estamos en medio de muna confrontación sin
precedentes. No lo ponga en duda. El apóstol Pablo alertó: “Vístanse
de toda la
armadura que Dios les ha dado para que puedan hacer frente a los
engaños astutos del diablo, porque nuestra lucha no es contra seres
humanos, sino contra los poderes, las autoridades y los
gobernantes de este mundo de tinieblas; o sea, que luchamos contra
los espíritus malignos que actúan en el cielo.”(Efesios 6:11, 12, Nueva
Biblia al Día)
Si
bien es cierto no la vemos, la guerra en los
aires está latente, ahora, allí mismo donde usted se encuentra. El
Reino de Dios enfrenta el mundo de las tinieblas y nosotros estamos
llamados—en nuestra condición de cristianos—a asumir el
papel protagónico en esta confrontación permanente, como potenciales
guerreros espirituales que somos.
2. Estamos involucrados en una guerra invisible
“El que
está quiero se deja quiero”, me dijo un líder cristiano después de leer algunos de mis artículos: “No comprendo por qué usted se empecina en andar
alborotando al demonio a toda hora. ¡Déjelo quieto!”.
Aunque él se resista a creerlo, Satanás y sus
huestes ejercen dominio de maldad sobre la creación gracias al pecado del género humano, como explicó el apóstol Pablo: “Si
algunos no entienden nuestro evangelio, son aquellos que están
perdidos, pues el dios de este mundo los ha cegado y no pueden
contemplar la gloriosa luz de la buena noticia acerca de Cristo que
brilla ante ellos…”(2 Corintios 4:3, 4. Nueva Biblia al Día)
Hasta tanto hombres y mujeres vuelvan su mirad a
Cristo y se rindan ante Él, Satanás y sus huestes tendrán “derecho legal” para seguir gobernando al mundo.
¿Cómo enfrentamos los ataques del mundo de las
tinieblas? Con oración, como enseña la Biblia: “Si, es cierto, vivimos en este
mundo, pero nunca actuamos como el mundo para ganar nuestras batallas. Para destruir las fortalezas
del mal, no empleados armas humanas, sino armas
del poder de Dios. Así podemos destruir la altivez de cualquier
argumento y cualquier muralla que pretenda interponerse para que el
hombre conozca a Dios.”(2 Corintios 10:3-5, Nueva Biblia al
Día)
¿Se da cuenta? Estamos en medio de una batalla
real y no podemos quedarnos impasibles; por el contrario, estamos llamados a librar las batallas en oración.
3. No podemos desestimar el poder del enemigo
Es cierto que nuestro adversario tiene serias
limitaciones; sin embargo, tiene poder. Recuerde; se lo otorga al género humano mediante el pecado.
Porque
sabe que aún tiene la capacidad de generar
problemas ejerciendo influencia sobre el mundo físico desde la
dimensión espiritual, nos asecha, como advirtió el apóstol Pedro: “Tengan
cuidado y estén siempre alertas, pues su enemigo el diablo, anda como
león rugiente buscando a quien devorar. Resistan sus ataques
manteniéndose firmes en la fe…”(1 Pedro 5:8, 9. Nueva Biblia al Día)
El
enemigo espiritual no se queda quiero. Trabaja
veinticuatro horas, siete días, todo el año. No podemos descuidarnos
ni un solo minuto. Es necesario que libremos las batallas en oración
(Cf. 1 Tesalonicenses 5:17; Génesis 3:1; 1 Crónicas 21:1;
Mateo 4:1-11; Lucas 11:18; Apocalipsis 12:9)
4. Satanás formó parte de la creación de Dios
¿De
dónde surgió Satanás? ¿Acaso emergió por
generación espontánea?¡Por supuesto que no! Él estuvo con Dios como
parte de su ejército (Cf. Ezequiel 28:14-19) El orgullo lo llevó a
rebelarse contra el Señor y se convirtió en opositor y
acusador (Cf. Job 1:6)(.
Al ser desalojado de la presencia de Dios por su
rebeldía “Con la cola arrastró tras sí una tercera parte de las estrellas y las
arrojó sobre la tierra…” (Apocalipsis 12: 4 a. Nueva Biblia al Día). Tras él se fueron ángeles que menospreciaron su condición e igualmente se rebelaron.
Desde
entonces libra ataques persistentes contra
el pueblo de Dios. Sin embargo, por la obra del Señor Jesús, está
vencido. El fin del diablo es la destrucción, como lo enseñó el amado
Salvador: “Entonces se volveré a los de la izquierda y les dirá: “Aléjense de mi, malditos, al fuego
eterno preparado para el diablo y sus demonios…” (Mateo 25:41, Nueva Biblia al Día).
El apóstol Juan, por su parte, describe que en el
final de los tiempos, el Adversario será literalmente destruido: “Se
libró
entonces una gran batalla en el cielo. Miguel y los ángeles que
estaban bajo su mundo pelearon contra el dragón y sus huestes de
ángeles. Estos últimos, una vez vencidos, fueron expulsados del
cielo. ¡Aquel gran dragón, que no es otro sino la serpiente antigua
que se llama diablo o Satanás, y engaña a todo el mundo, que fue
arrojado a la tierra junto a la totalidad de su
ejército!”(Apocalipsis 12:7-9, Nueva Biblia al Día)
Nuestro Adversario procura que el género humano
caiga en pecado. No podemos permitirlo. Siempre hay que estar alerta.
5. Satanás cayó de su condición espiritual por el orgullo
¿Satanás siempre fue malo? Sin duda que no. Él fue
creado por Dios y estuvo en el estado angelical con un alto nivel de perfección, como leemos en la Biblia: “…dile
que el SEÑOR dice: ¡Tú eras la perfección de sabiduría y hermosura!
Estabas en el Edén, el jardín de Dios, tu vestimenta estaba
adornada con toda piedra preciosa: rubí, topacio, diamante,
crisólito, ónice, jaspe, zafiro, carbunclo y esmeralda, todas engastadas
en el oro más fino. Ello te fue dado el día que fuiste creado…
Tu gran riqueza te llenó de inquietud interior y empezaste a cometer
falta tras falta. Por tanto yo te eché del momento de Dios como a un
infractor cualquiera. ¡Yo te desalojé, oh querubín
protector, de ese lugar privilegiado donde habitabas!.”(Ezequiel
28:12, 13, Nueva Biblia al Día)
¡Nuestro
Adversario espiritual es real! Su
condición de criatura revestida de poder, pone en evidencia que
sigue utilizando condiciones especiales para causar daño el género
humano.
Satanás y sus huestes están condenados a la muerte
eterna, como describe el autor sagrado: “Y
a los ángeles que abandonaron el lugar
de autoridad que Dios les había dado, ahora Dios los mantiene
encadenados en prisiones de oscuridad en espera del gran día del
juicio.”(Judas 6, Nueva Biblia al
Día)
Su gran error: rebelarse; su destino por la
eternidad: la desaparición absoluta y total.
6. Respetamos el poder de las tinieblas, pero sin temerle
Las
serpientes en el campo se confunden con
facilidad. Pasan desapercibidas; sin embargo, atacan certeramente si
invadimos su territorio. Merced a que el ataque es sorpresivo, resulta
eficaz.
Igual
Satanás, con la diferencia que
siempre—absolutamente siempre—procura nuestra destrucción. Él no
desaprovecha oportunidad ya que—como anota el apóstol Pablo--:”… ya conocemos sus malas intenciones.”(2 Corintios 2:11, Nueva Biblia al Día)
No
obstante, Satanás y sus huestes ya están
vencidos (Colosenses 2:13-15; Juan 12:31). Desaparecerá por siempre
jamás, en la muerte eterna (Apocalipsis 12:9; Mateo 25:41). ¿La razón? “Dios
no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y
los dejó encadenados en prisiones de oscuridad hasta el día
del juicio.”(2 Pedro 2:4, Nueva Biblia al Día)
Aunque él se ha declarado abiertamente nuestro
enemigo, en el tiempo eterno de Dios no sólo está condenado sino también, juzgado.
7. Tenemos asegurada la victoria en la Guerra Espiritual
Gracias a la obra poderosa del Señor Jesús en la
cruz, usted y yo somos vencedores. El apóstol Juan enseñó que: “¡Nadie podrá jamás
vencer en esta lucha sin creer que Jesús es el Hijo de Dios!!(1 Juan 5:5, Nueva Biblia al Día). También releva que usted y yo somos “…
de Dios y han ganado ya la primera batalla contra los enemigos de
Cristo, porque hay alguien
en el corazón de ustedes que es más fuerte que cualquier falso
maestro de este perverso mundo.”1 Juan 4:4, Nueva Biblia al Día)
Jamás lo olvide: usted y yo somos vencedores por
la “sangre del cordero.”(Cf. Apocalipsis 12:11, Nueva Biblia al Día)
Quien tiene que salir huyendo en medio de la
Guerra Espiritual es el diablo y no usted o yo. Así lo enseñan las Escrituras: “Por eso, obedezcan a Dios. Pónganle resistencia al diablo y él huirá de ustedes.”(Santiago 4:7, Nueva Biblia al Día)
Usted
y yo fuimos concebidos por Dios para ser
ganadores. Satanás procura salirnos al paso para poner tropiezo,
pero están vencidos. Usted y yo por el contrario tenemos asegurada de
antemano la victoria. Jesús nos hizo vencedores. Sí, es
cierto, estamos en medio de la guerra. Ahora nos corresponde
batallar, como soldados de Cristo y no podemos eludir ese papel
protagónico.
¿Ya tomó la decisión más importante?
La mejor decisión que todo ser humano debe hacer, es recibir a Jesucristo como Señor y Salvador. Es una decisión de la
que no nos arrepentiremos jamás. Además, es muy fácil. Basta con decirle, allí donde se encuentra: “Señor
Jesús, reconozco mi pecado y gracias a tu muerte en la cruz, trajiste
perdón a mi vida. Te recibo Señor Jesucristo como mi único y
suficiente Salvador. Declaro que mi vida te pertenece. Haz de mi la
persona que tú quieres que yo sea e inscribe mi nombre en el libro de la
vida. Amén”
¡Bienvenido
a la libertad! Cristo lo hace libre. En adelante, permanezca prendido
de la mano de Jesucristo. Ahora tengo tres
recomendaciones para usted. La primera, hacer de la oración un
principio de vida diario; el segundo, lea la Biblia. Aprenderá
principios maravillosos para su crecimiento personal y espiritual, y
por último, comience a congregarse en una iglesia cristiana. ¡Su
vida jamás será la misma!
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