lunes, 26 de enero de 2015

Una época de tremenda persecución para unos: Paz y conformismo para otros

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 29MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 

LUCHANDO CONTRA LAS COSTUMBRES
1 PEDRO
EL CREYENTE QUE SUFRE DEBE RECORDAR SU ESPERANZA Y SU MINISTERIO     1:1–2:10
EL CREYENTE TIENE EL DEBER DE LA SUMISION AUNQUE SUFRA INJUSTICIAS      2:11–3:12
EL CREYENTE QUE SUFRE POR SU BUENA CONDUCTA SERA BENDECIDO     3:13–4:19
EL CREYENTE HUMILDE RECIBE EL APOYO DE DIOS
     5:1–14
Salutación      1:1–2
La salvación provee seguridad y gozo en medio de las pruebas.      1:3–12
Seguridad en las pruebas      1:3–5
Gozo en las pruebas      1:6–9
Gloria después de las pruebas      1:10–12
La salvación demanda cualidades espirituales      1:13–2:3
Esperar      1:13
Ser santo      1:14–16
Andar con temor      1:17–21
Amarse unos a otros      1:22–25
Anhelar la Palabra      2:1–3
Los salvos tienen ministerios que cumplir      2:4–10
Ofrecer sacrificios espirituales      2:4–8
Anunciar las virtudes de Dios      2:9–10
Las motivaciones para dar buen testimonio en el mundo      2:11–12
Los cristianos han de someterse a las autoridades      2:13–17
Por causa del Señor      2:13
Porque son jueces      2:14
Para que los no cristianos no murmuren      2:15
Porque debemos servir a Dios      2:16–17
El siervo ha de someterse a su amo      2:18–25
Es necesario aun cuando sufrimos injusticias      2:18–20
Es necesario seguir el ejemplo de Jesús      2:21–25
Los cónyuges han de sujetarse el uno al otro      3:1–7
El creyente ha de vivir pacíficamente      3:8–12
Si el cristiano hace el bien, triunfará      3:13–22
No ha de temer, sino confiar en Dios      3:13–17
Jesucristo sufrió injustamente y triunfó      3:18–22
El creyente ha de tener una nueva conducta      4:1–6
Porque murió al pecado      4:1
Para hacer la voluntad divina      4:2–3
Para testificar a los no creyentes      4:4–6
El creyente ha de tener una buena conducta a la luz de la venida de Cristo      4:7–11
Andar con Dios      4:7
Amar a los creyentes      4:8–9
Servir a Dios      4:10–11
La conducta trae consecuencias      4:12–19
El sufrir por obedecer      4:12–14
El sufrir por desobeceder      4:15–19
Los ancianos han de pastorear la grey      5:1–5
El creyente debe someterse a Dios      5:6–7
El creyente ha de resistir al diablo      5:8–9
Dios perfeccionará al creyente      5:10–11
La conclusión que anima      5:12–14

¡Hostilidad!
1 Pedro 1:1–5
Corría el año 64 d.C. en la ciudad de Roma. Ese verano, un incendio destruyó gran parte de ella. Muchos creían que el mismo emperador Nerón era responsable del siniestro. Sin embargo, para evitar el odio del pueblo, el soberano culpó de la tragedia al pequeño pero creciente grupo de los llamados cristianos, dando inicio así a una época de tremenda persecución contra ellos a todo lo largo y ancho del imperio romano.
Hasta entonces, el cristianismo se había considerado como una secta procedente del judaísmo, religión que las autoridades toleraban. No obstante, fue precisamente en esa época que el movimiento tomó su identidad singular y fue terminantemente prohibido. De repente, los creyentes empezaron a ser considerados como criminales, lo que provocó olas de represión y persecución por causa de su fe.
En tales circunstancias, el apóstol Pedro sintió la necesidad de escribir esta carta. Los destinatarios se hallaban muy lejos de Roma porque eran habitantes de Asia Menor. Probablemente por eso todavía no experimentaban la persecución en forma grave, pero sí eran objeto de hostilidad y burlas por parte de sus coterráneos. El escritor les advierte que tendrían que soportar sufrimientos mayores.
Pocos años después, tanto Pablo como Pedro fueron ejecutados en la misma ciudad imperial a consecuencia de las persecuciones de Nerón.
AUTOR Y FECHA
El escritor se identifica en el primer versículo como “Pedro”. El contenido de la enseñanza también manifiesta que él es el legítimo autor porque se asemeja a los mensajes que dio en el libro de los Hechos. Asimismo, algunos pasajes de la carta muestran que conoció personalmente la vida de Jesús.
Algunos han argumentado que es imposible que Pedro, que era pescador en Galilea y que no había tenido ninguna educación formal, se expresara en lenguaje tan rico y estilo literario tan elevado. No obstante, había predicado y enseñado en el mundo griego por muchos años antes de enviar la carta. Además, es muy factible que Silvano (5:12) no solamente fuera el mensajero que entregó la misiva, sino que también fuera su secretario y posiblemente contribuyera a la redacción de la misma.
La carta fue enviada aproximadamente por el año 63 o 64, tal vez un poco después del inicio de las persecuciones de Nerón.
Se conocen más datos acerca de las experiencias y personalidad de Pedro que de los demás discípulos de Jesucristo. Es provechoso estudiarlas en los evangelios y darse cuenta de su posición de liderazgo. Era el vocero de los apóstoles y mostraba entusiasmo y lealtad para Jesús y su misión.
No obstante esto, es evidente que no había comprendido lo que Jesús enseñaba sobre el sufrimiento y no aceptaba que el Señor tuviera que padecer ni que sus seguidores tuvieran que sufrir. No fue sino hasta después de la resurrección que Pedro manifestó una comprensión más clara del propósito redentor de Jesucristo mostrando un valor extraordinario. Había sido profundamente transformado. Al escribir esta carta ya tenía treinta años de experiencia en el ministerio por lo que habla con gran madurez acerca de los padecimientos en la vida de los cristianos.
Después del concilio de Jerusalén (Hechos 15), el Nuevo Testamento no menciona mucho acerca de las actividades de Pedro. Probablemente trabajó en Asia Menor, en las zonas que se mencionan en 1:1, Ilegando a Roma en los últimos años de su vida.
SITUACION HISTORICA
Primera de Pedro está dirigida a los cristianos que vivían en cinco de las provincias romanas (1:1) situadas en lo que ahora es el país de Turquía y la misiva debía hacerse circular entre todas las congregaciones de esa región
El contenido indica que los destinatarios no estaban experimentando persecuciones insoportables y que todavía las autoridades locales premiaban la buena conducta. Sin embargo, Pedro les advierte de persecuciones futuras más serias. De esto entendemos que posiblemente los cristianos de Roma ya sufrían el furor de Nerón pero la ola de represión no había Ilegado a las provincias lejanas donde vivían los recipientes de este mensaje.
En 5:13, Pedro manda saludos de los que están en “Babilonia”. A través de los siglos se ha discutido si se refería esa ciudad específicamente, la cual estaba situada al margen del Río Eufrates, o a la Roma imperial. En épocas posteriores, algunos Ilamaron a ésta última con el nombre de la primera. Si Pedro escribe desde Roma y las persecuciones ya habían comenzado en esa capital, esto explicaría que Pedro usara la palabra como una clave para que no se supiera dónde estaba. Sabemos que vivió en Roma los últimos años de su vida donde según las tradiciones, murió crucificado cerca del año 67 d.C.
PROPOSITO Y TEMA DE LA CARTA
El autor se dirige a creyentes que estaban bajo presión por parte de la sociedad en que vivían. Además, sabía que la situación empeoraría por lo que les escribe para enseñarles como debían conducirse bajo esas circunstancias difíciles. Cuando uno vive en un ambiente hostil, la prioridad es sobrevivir y tratar de actuar y hablar de tal manera que se evite en lo posible el peligro. Es un desafío muy grande honrar a Dios en medio de circunstancias adversas. Junto con estas instrucciones va el propósito de animarles.
HOSTILIDAD > SUFRIMIENTO > GLORIA
Con lo anterior en mente, analiza la relación que existe entre el sufrimiento y la gloria, haciendo hincapié en la agonía de Cristo y la victoria que resultó de ella. La carta relaciona la doctrina cristiana con la conducta del creyente basándose en el ejemplo del Hijo de Dios y enseña que el padecimiento es normal y algo que debe esperarse. La conducta santa y paciente que nuestro Señor demostró en medio del tormento es el modelo que debemos seguir. Después de las penas, Dios promete victoria y gloria a los que sufren por su nombre.
ORGANIZACION DEL LIBRO
Después de un breve saludo (1:1–2), el autor desarrolla su enseñanza en cuatro etapas. En primer lugar, Pedro enseña que el cristiano que sufre debe recordar y tener la certidumbre de que en el futuro, recibirá grandes bendiciones.
A continuación incluye una sección de exhortaciones acerca de las responsabilidades de quienes experimentan la hostilidad de los demás. El énfasis está en que el creyente necesita ser humilde y tratar de seguir haciendo el bien a los que están en su contra.
La tercera sección afirma que el creyente no debe ser acusado de mala conducta, sino por el bien que hace y que ha de sentir gozo por ello, sabiendo que Dios le dará bendición porque padece por ser cristiano. La carta termina con una serie de instrucciones para los líderes, los jóvenes y la congregación en general.

Salutación 1:1–2
I.
El creyente que sufre debe recordar su esperanza y ministerio. 1:3–2:10
II.
El creyente tiene el deber de permanecer sumiso aunque sufra injusticias. 2:11–3:12
III.
El creyente que sufre por su buena conducta será bendecido. 3:13–4:19
IV.
El autor explica los deberes de una comunidad que pasa por pruebas. 5:1–11

Conclusión 5:12–14
VIVA SEGURO EN UN MUNDO INCIERTO 1:1–5
Los versículos 1–2 del primer capítulo son la salutación y es en donde se identifican al autor y los destinatarios. Asimismo se describen las circunstancias problemáticas en que vivían quienes reciben la carta. Generalmente, dispersión se refería a los judíos que desde los tiempos del exilio en Babilonia vivían fuera de Palestina. Pero aquí se refiere a todos los cristianos (judíos y gentiles) esparcidos por las cinco provincias romanas del norte de Asia Menor.
¡PENSEMOS!
Cuando una persona viaja a un país extranjero, ¿Cuáles son los factores que le hacen sentir inseguro? ¿Qué cosas le pueden ayudar para que se sienta tranquilo, aunque esté lejos de su hogar o país?
Rechazados por el mundo (v. 1).
Los judíos cristianos habían sido literalmente expatriados y tenían que vivir lejos de su nación. De la misma manera, a todos los creyentes nos pasa lo mismo en lo espiritual. Primera de Pedro 2:11 y Hebreos 11:13 enseñan que somos “extranjeros y peregrinos en la tierra” porque vivimos lejos de nuestra patria celestial en donde se encuentra nuestra verdadera ciudadanía.
Por esa razón, tenemos que habitar en medio de una sociedad que no nos acepta; en un mundo que no ofrece seguridad. Todo cristiano está expuesto a los caprichos de otros y a peligros e injusticias de parte de los que no honran a Dios. Cristo dijo: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece” (Juan 15:18–19).
Escogidos por Dios. (v. 2).
El creyente no encuentra su identidad y sentido de pertenencia en el mundo que lo rodea, pero tiene la seguridad de que Dios lo ha seleccionado para ser de él y darle una ciudadanía en el cielo. Cuando se siente sólo y perdido dentro de la gran masa de una sociedad que no lo entiende y que está en su contra, debe recordar que Dios se fijó en él, lo escogió y lo amó; es un tesoro que el Señor ha tomado para sí mismo.
Este versículo especifica los pasos sobrenaturales que el Altisimo dio con el fin de salvarnos, indicando que cada una de las personas de la divina Trinidad participó en ese proceso.
1)     El Padre seleccionó al individuo para salvarlo: fue elegido según la presciencia de Dios.
2)     El Espíritu Santo nos apartó para el Padre Celestial y obró para llevarnos a creer en Cristo iniciando el proceso de santificación.
3)     El resultado de la obra del Padre y del Espíritu, es que el individuo respondió al llamado a la salvación y obedeció a ese llamamiento (1:22).
4)     La sangre de Jesucristo se “roció”, o derramó en su muerte para limpiar o perdonar los pecados.
PADRE
Escogidos
ESPIRITU SANTO
Apartados
JESUCRISTO
Perdonados
La presciencia de Dios no sólo enseña que él sabía de antemano quien sería salvo. En la Biblia esto significa que así lo decidió desde antes de la creación del mundo (2 Tesalonicenses 2:13–14, Efesios 1:4–5; compare la palabra “conocer” en Amós 3:2, Hechos 2:23 y Romanos 11:2). Es un misterio que no se comprende totalmente, porque las Escrituras enseñan también que el individuo necesita oír el evangelio y confiar en Cristo como su Salvador. No fue el hombre el que tomó la iniciativa para buscar a Dios, sino que él nos buscó primero. Siempre hay que recordar que la salvación comenzó con el Creador y depende únicamente de él.
El creyente se siente maravillado, con actitud de gratitud y adoración cuando se da cuenta de que es objeto especial del amor y selección del Rey del Universo y porque las tres divinas personas intervienen realizando una serie de obras esenciales para que cada individuo llegue a conocer a Cristo. Sólo por esta maravillosa obra de la gracia de Dios puede un hombre o mujer pertenecer al Señor y llegar a ser ciudadano del cielo (Filipenses 3:20). Por eso debemos sentirnos seguros y animados aun en medio de la hostilidad que encontramos en el mundo.
¡PENSEMOS!
Lea los versículos 3–5 y busque las respuestas a las siguientes preguntas: ¿Qué derecho tiene el creyente de recibir una herencia? ¿Qué impulsó a Dios a salvarnos? ¿Dónde está la herencia? ¿Cuándo la recibiremos? ¿Qué nos asegura la herencia?
Hechos hijos de Dios (v. 3).
Esperanza es una palabra clave en este versículo. El que está en peligro y se siente inseguro e intranquilo, la necesita urgentemente. Esta cualidad no da lugar a dudas, como la persona que dice “Espero que así sea”. La esperanza como se usa en la Biblia es algo concreto que Dios ha prometido y por lo tanto, respalda y es segura. Puesto que el Señor afirma esto, entonces cada cristiano puede sentirse maravillosamente optimista con respecto al futuro. Si el presente no nos ofrece seguridad y optimismo, entonces necesitamos esperar algo bueno en los días que vendrán. ¡El cristiano tiene un porvenir maravilloso! Enseguida veremos por qué.
Pedro alaba a Dios en el versículo 3 porque él hizo un milagro especial. Nos hizo nacer de nuevo cuando confiamos en Jesucristo como nuestro Salvador. Su enorme compasión condescendió con los necesitados y decidió regenerarnos (Juan 3:7, 2 Corintios 5:17). Esta misericordia es amplia y suficiente para cubrir cualquier necesidad del hombre o la mujer por más pecadores que sean.
Pedro habla de la resurrección de Cristo como el único medio de la salvación; además por su muerte nos dio nueva vida. Eramos esclavos del pecado, pero gracias al sacrificio y resurrección de nuestro Redentor, obtuvimos una nueva existencia.
Hechos herederos. (v. 4)
Nacer en la familia del Padre Celestial tiene consecuencias positivas. Entre ellas se encuentra la de que nos convertimos en herederos de Dios. ¿Cuál es la herencia del creyente? En primer lugar, una personalidad distinta, porque llegaremos a ser como él (1 Juan 3:2); además, participaremos de su gloria (Romanos 8:29–30); recibiremos vida eterna (Marcos 10:17) y el reino de Dios (1 Corintios 15:50). Nuestros cuerpos resucitarán (Filipenses 3:20) y por último, Pablo dice que “todo es vuestro” (1 Corintios 3:21–23). Esta herencia no puede ser destruida, es incorruptible, no tiene defecto, porque es incontaminada, no se consume ni se gasta con el tiempo, es inmarcesible.
Preservados por el poder de Dios (v. 5).
El versículo anterior subraya la permanencia de la herencia que Dios nos ha reservado, en este, Pedro afirma que el poder divino nos protege para que lleguemos a gozar de la herencia prometida. El creyente está circundado, rodeado, como si fuera por una compañía de soldados. El poder del Creador pone un cerco alrededor de sus hijos con el fin de preservarlo de cualquier poder que trate de destruir su relación con su Señor. El futuro del cristiano y su herencia son tan seguros que Pablo dice que ya hemos sido glorificados (Romanos 8:30). Lo único que falta es la revelación pública de nuestra gloria la cual será manifestada.
Un hombre de Dios exclamó, “¿Quién puede quejarse de los problemas durante el viaje si el camino se dirige a casa?” Viajar por un país extranjero tiene sus peligros, amenazas y produce nerviosismo, pero el cristiano está seguro en el poder del Padre Celestial. No tiene nada que temer ni dudar porque el Altisimo lo ha escogido. La Santa Trinidad intervino para redimirlo y está esperando la herencia gloriosa que recibirá cuando llegue a su patria y hogar celestial. ¡Tiene una grande esperanza y optimismo!
¡PENSEMOS!
¿Qué experiencia o problema difícil hace que usted se sienta inseguro? ¿Es posible que se haya concentrado más en el problema que en Dios? ¿Le ayuda recordar que él le salvó y que usted es un amado hijo de él? ¿Cuál es la bendición futura que le da a usted más confianza y gozo? ¿Qué puede hacer ahora para agradecer al Rey del Universo esta seguridad?
2
Sometidos a Prueba
1 Pedro 1:6–12
El siglo XX ha traído intensos sufrimientos a muchas vidas y familias. La violencia de los conflictos armados, el terrorismo, la delincuencia y la opresión matan y aplastan a los seres humanos. Por su lado, los terremotos, erupciones volcánicas, tempestades e inundaciones causan daños materiales y personales incalculables. La enfermedad provoca debilidad, dolencia y luto y todos padecemos por diversos motivos, ya sea por sueños irrealizados, fracasos que no pueden olvidarse o relaciones familiares destruidas. La vida humana es dura y dolorosa, a tal punto, que algunos dudan de la existencia de Dios.
¿Puede el humano comprender el significado de todas estas penas? ¿Qué postura debe tomar cuando se presentan? ¿Qué actitud ha de tener un cristiano cuando pasa por una experiencia negativa?
El pasaje mencionado se tratará en dos secciones. Los primeros versículos enseñan que el Señor tiene un propósito muy específico al permitir las tribulaciones en la vida del cristiano. Además, el apóstol Pedro habla de las emociones positivas que debemos sentir a pesar de los padecimientos.
En los últimos tres versículos, el autor introduce el misterio del sufrimiento y gloria que se aprecia en la vida del Jesucristo. El interés que los profetas y ángeles tienen en este acontecimiento debe hacer que el hijo de Dios agradezca la maravilla de la salvación que Cristo provee.
1:6–9
1:10–12
Las pruebas refinan la fe.
La gloria sigue al sufrimiento.
¡PENSEMOS!
Medite cuidadosamente en los versículos 6–9. ¿Qué emociones encuentra en ellos? ¿Cuál es el propósito real de las pruebas que pasa el cristiano? De esta figura, ¿qué se puede aprender con relación al proceso de refinar nuestra fe? ¿Cuáles son los detalles en esta porción que le ayudan a tener la perspectiva correcta de las aflicciones?
LAS PRUEBAS REFINAN LA FE 1:6–9
Los versículos 3–5 tenían como objeto animar a los lectores dándoles la seguridad de que Dios tiene reservado para ellos un futuro de grandes bendiciones, las cuales recibirán cuando se cumpla la etapa final de la salvación al estar con Jesucristo. Según eso, el creyente ha de tener esperanza y vivir con optimismo porque cree en el cumplimiento de las grandes promesas divinas.
El versículo 6 comienza diciendo que esa esperanza proporciona gran alegría y de ahí hasta el 9, continúa describiendo las emociones que palpitan en el corazón del cristiano.
No es fácil para el humano sentir optimismo y alegría en medio de las tribulaciones. La vida trae penas, dolores y desilusión. Pero los autores bíblicos, como Santiago en su capítulo 1:2–4, nos instruyen diciendo que podemos regocijarnos aun en medio de ellas. ¿Cómo es esto posible? ¿Por qué es razonable?
Pedro afirma en este pasaje varias verdades acerca de las penas de los creyentes. Cuando comprendemos estas enseñanzas, entonces aprendemos la perspectiva bíblica para fortalecernos en medio de los problemas. Descubramos con el apóstol Pedro cómo debemos ver tales contrariedades.
Las tribulaciones son temporales (v. 6).
Por un poco de tiempo es la expresión que el apóstol usa. También Pablo habla de “esta leve tribulación momentánea” (2 Corintios 4:17). A nosotros esos momentos pueden parecernos demasiado largos y algunas personas sufren toda la vida, pero Dios y su pueblo tienen otra perspectiva acerca del tiempo, porque la eternidad de gloria y bendición permanece para siempre. En contraste, nuestras aflicciones tienen poca duración.
Recordemos cuando éramos niños y nuestros padres prometían llevarnos a pasear. ¡Aunque sólo faltaban cinco días, nos parecían un año! La madurez espiritual y el conocimiento de la Palabra de Dios nos proporcionan la perspectiva divina que nos asegura que en la eternidad seremos sanos y fuertes, que estaremos seguros, tranquilos, sin tener que derramar lágrimas ni sentir dolor.
No todas las aflicciones duran toda la vida. Dios sabe lo que necesitamos y cuánto podemos soportar. El conoce cuándo se ha cumplido su propósito en nosotros.
CUANDO PASAMOS POR UNA PRUEBA
DIOS ESTA EN CONTROL
TANTO DEL TERMOSTATO COMO DEL RELOJ
Las tribulaciones son necesarias (v. 6).
Si Dios permite una prueba, es porque es imprescindible. El no desea que suframos sin propósito; más bien está llevando a cabo sus maravillosos y eternos designios para nuestro bien, para el de otros y para su gloria. El creyente está en la “escuela de Dios”; nos está forjando para que seamos como su Hijo y transformando día con día para que mostremos al mundo cómo es su divina persona. En otras palabras, nos está preparando para llegar al cielo.
Pablo escribió en Romanos 8:28 que para los creyentes “todas las cosas les ayudan a bien”. Recordemos el pastel que prepara la madre o la esposa. Utiliza en su elaboración varios ingredientes que aisladamente no tienen buen sabor como la harina, el polvo de hornear y la manteca. Otros sí son apetitosos, como el azúcar y la fruta. De la misma manera son las experiencias que Dios diseña para sus hijos. Algunas son agradables y otras amargas. ¡Pero todas contribuyen para hacer un “pastel” bello y sabroso cuando sale del horno!
Las tribulaciones son difíciles (v. 6)
El lenguaje de Pedro demuestra que él sentía junto con los destinatarios el dolor de las pruebas que estaban pasando; sabía cuán pesadas eran y que podían causar además de trastornos físicos y materiales, angustia mental y emocional. El autor conocía lo penoso, doloroso y deprimente que pueden ser los problemas que enfrentamos.
Todavía podía recordar el miedo y vergüenza que sintió la noche en que negó a su Señor; los azotes y amenazas que sufrió por parte del concilio. Traía a la memoria la prisión y el peligro de muerte en que se había encontrado. Sí, Pedro había experimentado en carne propia lo que es sufrir por Jesucristo, pero había aprendido a ver todo desde el punto de vista divino y de la eternidad.
Las tribulaciones son variadas (v. 6).
Como los múltiples colores del arco iris son diferentes, así es la gama de problemas. Impactan el cuerpo, la mente o las emociones. Pueden afectar a nuestro matrimonio, a los hijos, la familia o a los amigos. A veces producen cambios difíciles en el trabajo, los estudios o los proyectos y sueños personales. En ocasiones ponen en peligro la vida, provocan soledad, nos incapacitan o debilitan.
Estos nos enseñan que no debemos sorprendernos de ninguna experiencia, aun la más inesperada. Dios sabe lo que necesitamos para cumplir sus propósitos. Tampoco debemos comparar nuestras experiencias con las de otras personas aunque a veces nos parezca que ellos no padecen problemas tan difíciles como nosotros, pero el Señor conoce a cada persona y sólo él sabe lo que puede sufrir ahora o en el futuro. El calendario de problemas y causas de sufrimiento varía.
El humano siempre sueña con el momento en que sus pruebas terminen y pueda vivir tranquilo. Dios no promete la desaparición de ellos por completo, sino que los ejemplos en la Biblia muestran que las dificultades son una circunstancia normal para los humanos. Cuando termine una prueba, puede comenzar otra. Pero de distinta naturaleza, porque se nos dice que pasaremos por “diversas pruebas”.
Las tribulaciones refinan la vida espiritual (v. 7).
Lo que purifica al oro es el crisol. El encargado o “acrisolador” calienta el oro en una caldera hasta hacerlo líquido. Poco a poco, la llamada “escoria”, lo que no es oro, sube a la superficie. Con cuidado y paciencia, va quitando todo lo que flota. Después, observa atentamente el metal hasta que no quedan materiales contaminantes y la superficie brilla con claridad.
Dicen que cuando el oro es cien por ciento puro, el acrisolador puede ver su propia imagen reflejada en él porque se asemeja a un espejo. Job dijo tocante a Dios, “Mas él conoce mi camino; me probará, y saldré como oro” (Job 23:10).
¡Qué bella esta comparación del acrisolador con Dios y la comparación del oro con la fe! El Creador está depurando pacientemente nuestra fe. No es fácil, porque se requiere que el creyente pase por el fuego de las pruebas y las tribulaciones.
Pero, ¡vale la pena! Pedro dice que la fe es más valiosa que el oro. El oro perecerá, pero la confianza en Dios trae resultados eternos. La fe produce la alabanza divina, la gloria y la honra para nosotros y para Jesucristo cuando regrese en gloria. Ignacio, un líder cristiano de la antigüedad, fue encarcelado por su fe en Cristo pero llamó a sus cadenas “perlas espirituales”.
Las pruebas en la vida del cristiano tienen un propósito, aunque en el momento de sufrirlas tal vez no lo entendemos a la perfección. Sin embargo, nos está haciendo mejores personas. La tribulación revela la debilidad, y el carácter se transforma porque éstas nos obligan a acercarnos al Señor y a depender más de él. Dios desarrolla nuestra fe por medio de ellas.
En medio de las tribulaciones el cristiano ha de amar a Cristo (vs. 8–9).
Al estudiar este pasaje, el creyente debe sentir con Pedro todas la emociones que él describe. En el versículo 2 afirma que es un ser muy especial y privilegiado, porque Dios lo escogió para la salvación. En el versículo 3 habla de que tiene una bendita esperanza por ser hijo de Dios. Más adelante habla de gozo (v. 6) porque su herencia está bien segura. Después, en el mismo versículo, menciona la aflicción, pero ésta no debe quitarnos la felicidad.
El autor expresa el afecto que siente por Jesucristo, un amor que los lectores tenían aunque nunca habían visto al Señor en carne, pero Pedro sí. Jesús le había preguntado tres veces “¿Me amas?”, y cada ocasión afirmó su amor para el Señor (Juan 21:15–17). El apóstol había pasado por una prueba de su fe y había negado a Jesús. Después se había arrepentido con muchas lágrimas. Porque había pasado por la prueba ahora amaba mucho más a su Salvador. Pocos días después, en el día de Pentecostés, demostró gran valor y fe cuando se atrevió a predicar a las multitudes. Su fe se había fortalecido y su amor para Jesús crecía.
La alegría que Pedro menciona es muy intensa y fuerte: un sentimiento interno, profundo, inexpresable y glorioso. Según el versículo 8, este mismo gozo lo experimenta la persona que confía (creyendo) en Jesucristo aún en medio de las aflicciones de la vida. El versículo 9 dice que el creyente que confía, que ama a Cristo y que goza esta relación profundamente, está experimentando el resultado (fin) de su fe. Es un fruto de la nueva vida que tiene en Cristo.
Los versículos 8 y 9 enseñan que los cristianos podemos saborear y disfrutar por lo pronto una muestra de la gloria que gozaremos en la presencia del Señor. Las claves son que debemos:
1)     amar a Jesucristo,
2)     confiar en él,
3)     regocijarnos y
4)     apropiarnos (obtener) todo lo que la salvación nos provee.
No solo esperamos el futuro glorioso; ahora podemos empezar a experimentar el gozo. ¡Dios decide qué experiencias vamos a pasar; nosotros decidimos cómo vamos a pasarlas!
“UN POCO DE FE LLEVA EL ALMA AL CIELO,
PERO MUCHA FE TRAE EL CIELO AL ALMA”
Carlos Spurgeon
¡PENSEMOS!
¿Qué tipo de tribulación está usted experimentando? ¿Cómo debe manifestar su fe en Cristo durante ella? ¿Cómo cree que Dios está fortaleciendo su fe por medio de este problema? Si usted no ve el propósito de la prueba, ¿cómo le ayudará la fe? ¿Siente amor por el Señor y alegría a pesar de la aflicción? ¿Qué tiene que ver la fe con el experimentar esas emociones positivas? ¿Qué debe hacer usted para “traer el cielo a su alma”?
DESPUES DEL SUFRIMIENTO, VIENE LA GLORIA 1:10–12
Pedro magnifica la grandeza de la salvación en varias maneras. Es grande porque Dios nos escogió de antemano (v. 2). En segundo lugar, porque nos da una esperanza segura (vv. 3–5). También porque hace que el creyente se regocije en Dios y ame a Cristo aun en medio del sufrimiento (vv. 6–9). En los versículos 10–12, el escritor agrega otra enseñanza que muestra lo extraordinario de la salvación. Los mismos profetas del Antiguo Testamento deseaban comprender lo que profetizaban sobre ella pero su conocimiento era limitado. Aun los ángeles del cielo desean conocer las grandes obras que Dios planea.
Los profetas anunciaban que el Mesías traería bendición al mundo (v. 10).
Estos voceros del Antiguo Testamento recibieron de Dios muchas profecías acerca de Jesucristo. Sin embargo, no entendían el significado de todo lo que escribían. Esto hizo que se dedicaran a estudiar atentamente las promesas divinas y las Escrituras, porque querían entender la bendición que el Mesías traería al mundo. Sin embargo, seguían con muchas dudas.
Los profetas no entendieron por qué había de haber sufrimiento antes de la gloria (v. 11).
Pedro habla aquí de un tema específico que esos mensajeros no comprendieron. Dios les revelaba profecías sobre el sufrimiento del Siervo de Dios. Sin embargo, otras profecías decían que el Mesías sería un personaje poderoso y victorioso. Lo cual les hacía preguntarse: “¿En qué tiempo y en qué clase de circunstancias podría el Mesías ser una persona sufrida y a la vez victoriosa?”
En Lucas 24:25–27, Jesús habló con los discípulos en el camino a Emaús. Les expuso este mismo tema para que entendieran que el Mesías tendría que sufrir y después ser glorificado: “¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria?” Aun así, no captaron en toda su magnitud que Cristo vendría por segunda vez para manifestar su gloria.
Los profetas escribieron para nosotros (v. 12).
¡Qué privilegio saber que Dios inspiró a los autores del Antiguo Testamento para que sus escritos y sus profecías fueran de bendición para nosotros! Por supuesto, sirvieron de base para que los que vivían en aquellos tiempos entendieran lo que sucedía. Sin embargo, Pedro dice que hay enseñanzas que no les fueron reveladas pero nosotros sí las entendemos y podemos aprovecharlas.
También el apóstol Pablo subraya que el Antiguo Testamento tiene mucho que decirnos (Romanos 15:6, 1 Corintios 10:1–11). Menciona que los acontecimientos sucedidos a la nación de Israel: “…estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Corintios 10:11).
Note el importante papel que juega el Espíritu Santo en la tarea de traernos las enseñanzas divinas. En el versículo 11 Pedro dice que fue él quien estaba en los profetas comunicando a través de ellos las enseñanzas acerca de Cristo. Además, sabemos que los guiaba cuando anotaban las palabras del Antiguo Testamento para que no se equivocaran en ningún detalle (2 Pedro 1:21, 2 Timoteo 3:16). Y el versículo 12 señala que esa divina persona estaba en los que predicaban el evangelio en el tiempo de Pedro, iluminando su entendimiento y capacitándoles para comunicar la verdad. Dios supervisó todo el proceso de llevar su mensaje a los hombres.
Pedro añade un dato más que nos hace apreciar el privilegio que tenemos de conocer a Cristo y de entender tanto los sufrimientos como la majestad del Mesías. No sólo los profetas anhelaban descubrir este secreto, ¡también los ángeles del cielo querían saber este misterio!
Es interesante ver en otros pasajes bíblicos que los ángeles están observando las obras de Dios (1 Corintios 4:9, Efesios 3:10). Aun ellos desconocían lo que Dios planeaba. Los ángeles se daban cuenta de que algo maravilloso iba a pasar, pero no se les había dado a conocer.
No obstante, por la gracia de Dios, ¡nos tocó a los cristianos entenderlo! Aprender que el Hijo de Dios vino del cielo y que sufrió y murió por nosotros. Además, sabemos que regresará en gloria y poder para juzgar a los hombres y para reinar sobre el mundo.
El sufrimiento y la gloria
Estos tres versículos (10–12) introducen una enseñanza que es muy clave. Necesitamos captarla para apreciar el gran impacto que tiene esta primera carta de Pedro. La encontremos muchas veces en ella. La enseñanza es esta: los cristianos experimentamos primero el sufrimiento, y después disfrutamos la gloria. El ejemplo de Jesucristo lo confirma:
“puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios”. (Hebreos 12:2)
SUFRIMIENTO > GLORIA
Sucede lo mismo en la vida del creyente. La cruz viene antes de la corona; la tierra antes del cielo; el sacrificio antes del triunfo; la guerra antes de la victoria. Cuando Dios permite las penas, hemos de confiar y esperar en él, porque al fin traerá la victoria y la tranquilidad.
¡PENSEMOS!
¿Recuerda usted alguna vez en que haya experimentado primero lo difícil y después, como resultado, lo bueno? ¿Cómo influyen los versículos 10–12 en su actitud hacia el Antiguo Testamento? ¿hacia Jesucristo? ¿hacia la salvación? ¿hacia las pruebas?
Piense en varias razones por qué el creyente puede regocijarse en medio de las tribulaciones ¿Qué nuevo descubrimiento hizo usted en los versículos 6–12? ¿Quién fue quien le comunicó el evangelio de Jesucristo? ¿Le ha dado las gracias?
¿Con quién debe usted compartir el evangelio? Ore con otro cristiano para que el Señor le ayude a compartir las buenas nuevas con esa persona. Según el versículo 12, ¿Quién le capacitará para hecerlo?

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sábado, 24 de enero de 2015

Si Dios dejara en nuestras manos la decisión final de aceptar a Jesús: nadie sería salvo

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Información

Juan 3:16 contiene una de las declaraciones más sorprendentes de toda la Escritura: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. El amor de Dios es tan inmenso, tan sorprendente, que Él amó al mundo. Pero ¿qué significa eso? ¿Cómo podemos medir el amor de Dios, tomando en cuenta que Él amó al mundo?

Muchos interpretan este grandioso versículo de la Biblia como si estuviera diciendo que el amor de Dios es tan basto que Él envió a Su Hijo a morir en una cruz por todas y cada una de las personas que han vivido, viven y vivirán en el mundo. Según algunas estadísticas, en el mundo han nacido hasta la fecha unas 70 mil millones de personas. Y quién sabe cuántas más nacerán antes de que la historia humana llegue a su fin. “Pero el amor de Dios es tan grande, dicen algunos, que Él envió a Su propio Hijo a morir por todas y cada una de esas 70 mil millones de personas. Así de grande es el amor de Dios”.

Y aunque parezca sorprendente que Dios pueda amar a tantas personas a la vez, no pienso que esa sea la medida que Juan está usando aquí para mostrarnos la grandeza del amor de Dios.

No olvidemos quién es ese Dios que amó de tal manera al mundo. Nuestro Dios no tiene límites de ningún tipo en ninguna de Sus capacidades. Dice el profeta Isaías, hablando obviamente en lenguaje figurado, que toda el agua de todos los océanos cabe en el hueco de Su mano y que Él puede tomar la medida del Universo con Su palmo. Y por si todo esto fuera poco, Él conoce por nombre cada una de las estrellas de todas y cada una de las galaxias. “Tal es la grandeza de Su fuerza, y el poder de Su dominio”, dice en Is. 40:26 .

Así que no podemos medir la grandeza del amor de Dios tomando como punto de referencia la cantidad de personas que pueblan nuestro planeta. Eso sería tan sorprendente como el hecho de que un levantador de pesas olímpico fuera capaz levantar un grano de arroz.

Por otra parte, aquellos que interpretan la palabra “mundo” de esa manera, sin darse cuenta, y estoy seguro que sin quererlo, terminan empequeñeciendo y limitando el amor de Dios. Permítanme explicar a qué me refiero.

Es evidente que no todas las personas se salvan. Así que si la palabra “mundo” aquí señala a todos y cada uno de los seres humanos que han vivido, viven y vivirán en el planeta, tenemos que llegar a la conclusión de que lo único que Dios hizo a favor de todos esos individuos fue abrirles un camino de salvación y luego dejar en sus manos la posibilidad de salvarse. Como si el texto dijera que Dios amó de tal manera a todos y cada uno de los seres humanos que han vivido, viven y vivirán en este mundo, que dio a Su Hijo unigénito para hacer posible que cualquier de ellos pueda salvarse, pero sin asegurar la salvación de ninguno.

Pero es imposible que interpretemos este texto de esa manera. Si Dios dejara en nuestras manos la decisión final de aceptar a Jesús, nadie sería salvo, porque ningún hombre en su estado natural está inclinado a creer en Él y someterse a Su autoridad. Escuchen lo que sigue diciendo Juan en los versículos 19 al 20: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas”.


Todo el que hace lo malo aborrece la luz y, por lo tanto, no viene a la luz. Y ¿cuántas personas del mundo hacen lo malo? Todas y cada una de ellas, como dice Pablo en Rom. 3:12“no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”. De manera que si Dios el Padre se hubiera limitado a enviar a Su Hijo a morir por todos los habitantes del planeta, y luego hubiera dejado en nuestras manos la decisión final de la salvación, nadie hubiera sido salvo. Pero Cristo vino al mundo a salvar y no simplemente a crear la posibilidad de que alguien se salvara.

¿Qué significa, entonces, que Dios amó al mundo? Cuando Juan usa la palabra “mundo” en su evangelio, generalmente es para referirse al sistema de maldad imperante en este mundo y que se opone radicalmente a Dios y a Sus caminos. Más adelante, en los capítulos 14 al 16 del evangelio de Juan, el Discurso del Aposento Alto, uno de los temas prominentes de ese discurso es la oposición que el mundo levanta contra los cristianos por el simple hecho de ser cristianos: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros” (Jn. 15:18). Es por causa del aborrecimiento que el mundo siente por Cristo que el mundo aborrece a todos los que son de Él. Pero fue precisamente por amor a ese mundo que lo aborrece, que Dios el Padre envió a Su Hijo.

Como dice el teólogo Benjamin Warfield, lo que Juan quiere mostrarnos en este texto no es “que el mundo es tan grande que hace falta mucho amor para abarcarlo todo, sino que el mundo es tan malo que hace falta un amor” demasiado grande para poder amarlo, y sobre todo cuando pensamos en el hecho de que ese amor le costó entregar a Su Hijo.[i] Ese Dios, sigue diciendo Warfield, “cuya santa justicia se inflama de indignación ante la visión de toda iniquidad, y cuya absoluta santidad se aparta con horror ante cualquier impureza, ama a este mundo pecador a pesar de todo… de tal manera que ha dado a Su Hijo unigénito para que muera por él”.[ii]

Juan 3:16 (capítulo 3, versículo 16 del evangelio de san Juan) es uno de los versículos más citados de la Biblia, y ha sido llamado el versículo más famoso de la Biblia. También ha sido llamado el "Evangelio en pocas palabras".


Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Juan 3:16 - Reina-Valera
Jesús habla a Nicodemo por William Hole.
El versículo ocurre en la narrativa del Nuevo Testamento, tercer capítulo de san Juan, y tiene lugar en Jerusalén. Nicodemo, miembro del concejo regente (sanedrín), llega a hablar con Jesús, a quien llama rabí. Los milagros de Jesús han convencido a Nicodemo de que Jesús es enviado de Dios. En respuesta, Jesús respondió: “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios" (San Juan 3:5-6). Juan 3:16 se construye sobre la lección de Jesús a Nicodemus: que creer en Jesús es necesario para la vida eterna.

Traducciones

El versículo en el original griego dice:
Οὕτως3779 γὰρ1063 ἠγάπησεν25 3588 Θεὸς2316 τὸν3588 κόσμον2889, ὥστε5620 τὸν3588 Υἱὸν4 5207 τὸν3588 μονογενῆ3439 ἔδωκεν1325, ἵνα2443 πᾶς3956 3588 πιστεύων4100 εἰς1519 Αὐτὸν846 μὴ3361 ἀπόληται622 ἀλλ᾽235 ἔχῃ2192 ζωὴν2222 αἰώνιον166
Lo cual puede ser traducido literalmente como:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Una muestra representativa de traducciones publicadas de la Biblia lo vierte así. (Hay que anotar que ya que este es tal vez el versículo más conocido, muchas traducciones han tratado de mantener una versión tradicional).
Siglo y características distintivas Traducción Juan 3:16
I Griego Original koiné Οὕτως γὰρ ἠγάπησεν ὁ Θεὸς τὸν κόσμον, ὥστε τὸν Υἱὸν τὸν μονογενῆ ἔδωκεν, ἵνα πᾶς ὁ πιστεύων εἰς Αὐτὸν μὴ ἀπόληται ἀλλ᾽ ἔχῃ ζωὴν αἰώνιον. Houtōs gar ēgapēsen ho Theos ton kosmon, hōste ton Huion ton monogenē edōken, hina pas ho pisteuōn eis Auton mē apolētai all᾽ echē zōēn aiōnion.
II Siriaco Biblia peshitta
ܗܟܢܐ ܓܝܪ ܐܝܝܩ ܐܠܗܐ ܠܥܠܡܐ ܐܝܟܢܐ ܕܠܒܪܗ ܝܚܝܕܝܐ ܢܬܠ ܕܟܠ ܡܢ ܕܡܗܝܡܢ ܟܗ ܠܐ ܢܐܟܙ ܐܠܐ ܢܗܘܘܢ ܠܗ ܝܚܐ ܕܠܥܠܡ܀

Hāḵanā gér ʼaḥeḇ ʼalāhā lʻālmā ʼaykanā dlaḇreh yḥyḏāyā yetel dkul man damhaymen beh lā naḇaḏ élā nehwuwn leh ḥayé dalʻālam.
IV Latín Vulgata Sic enim Deus dilexit mundum, ut Filium suum unigenitum daret: ut omnis qui credit in eum, non pereat, sed habeat vitam æternam.
XIV Inglés medio Biblia de Wyclif For God louede so the world that he ȝaf his oon bigetun sone, that ech man that beliueth in him perische not, but haue euerlastynge lijf.
XVI Protestante Biblia de Tyndale For God so loveth the world, that he hath given his only son, that none that believe in him, should perish: but should have everlasting life.
XVI Católico romano Biblia de Douay–Rheims, Challoner Revision Porque Dios de ese modo amó al mundo, como para dar a su Hijo unigénito; de tal modo que quien creyere en él no se perdiere, sino que tuviere vida eterna.
XVII, reemplazó al latín como estándar duradero Versión autorizada de la Biblia del rey Jacobo For God so loved the world, that he gave his only begotten Son, that whosoever believeth in him should not perish, but have everlasting life.
XIX, predecesor de traducciones modernas de la Biblia Versión revisada For God so loved the world, that he gave his only begotten Son, that whosoever believeth on him should not perish, but have eternal life.
XX, Equivalencia formal New American Standard Bible For God so loved the world, that He gave His only begotten Son, that whoever believes in Him should not perish, but have eternal life.
XX, Equivalencia dinámica Biblia Buena Nueva For God loved the world so much that he gave his only Son, so that everyone who believes in him may not die but have eternal life.
XX, intermedia, más vendida Nueva Versión Internacional For God so loved the world that he gave his one and only Son, that whoever believes in him shall not perish but have eternal life.
XXI, Equivalencia formal Versión inglesa estándar (unchanged from RSV) For God so loved the world, that he gave his only Son, that whoever believes in him should not perish but have eternal life.
XXI, paráfrasis The Message This is how much God loved the world: he gave his Son, his one and only Son. And this is why: so that no one need be destroyed; by believing in him, anyone can have a whole and lasting life.
XXI, "Equivalencia óptima" HCSB For God loved the world in this way: He gave His One and Only Son, so that everyone who believes in Him might not perish but have eternal life.

Sentido y sintaxis

Las traducciones recientes de los eruditos han luchado especialmente con el adverbio griego οὕτως (houtos), que tradicionalmente ha sido traducido simplemente como "de tal manera" como en "de tal manera amó" en la RV.

Los teólogos Gundry y Howell creen que el sentido y sintaxis del griego Οὕτως…ὥστε hicieron probable que el autor del evangelio de Juan enfatice tanto en (a) el grado hasta el cual amó Dios al mundo como (b) la manera que Dios escogió para expresar ese amor enviando a su hijo. Gundry y Howell escriben que el término Οὕτως se refiere más frecuentementea la manera en que algo se hace (ver BDAG 741–42 s.v. οὕτω/οὕτως). Sin embargo, añaden que la cláusula ὥστε que sigue a Οὕτως implica el indicativo -queriendo decir que eso acentúa un real pero usualmente inesperado resultado. Concluyen que el sentido y sintaxis de la construcción griega se centra en la naturaleza del amor de Dios, refiriéndose a su modo, intensidad y extensión. Así mismo, enfatiza la grandeza del regalo que Dios ha dado.

Otro eruditos están de acuerdo en esta interpretación. "El 'de tal manera' (houtos) es un adverbio de grado que señala la cláusula que sigue y aquí sirve para expresar la idea de infinidad, un amor sin límites, que es completamente adecuado." "La construcción griega…enfatiza la intensidad del amor."

Esta comprensión del intento del original griego se refleja en varios comentarios y traducciones de eruditos como estos:
  • "For God loved the world so much that he gave his only-begotten Son" (Schnackenburg).
  • "Yes, God loved the world so much that He gave the only Son" (Brown).
  • "God loved the world so much that he gave his only Son" (NEB).
  • "God loved the people of this world so much that he gave his only Son" (CEV).
  • "For God loved the world so greatly that he gave the only Son" (Beasley-Murray).
Basados en su análisis de la estructura paralelística griega original de Juan 3:14–17, Gundry y Howell proporcionan la siguiente traducción inglesa mostrando la estructura gramatical del pasaje:
ESTRUCTURA PARALELÍSTICA DE JUAN 3:14–17
PRINCIPALES CLÁUSULAS (ACCIDENTALES) CLÁUSULAS SUBORDINADAS (NO ACCIDENTALES)
Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto,
así también el Hijo del hombre tiene que ser levantado,
para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Pues Dios amó tanto al mundo,
que dio a su Hijo único,
para que todo aquel que cree en él no muera, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo
para condenar al mundo,
sino para salvarlo por medio de él.

Más información

 


Juan 3:16 impreso en la parte  inferior de la bolsa de unestuche S5 Series.
Las traducciones de este versículo en distintos idiomas son parte familiar de las carátulas de las biblias Gedeón.

El texto del versículo está incorporado en la Divina Liturgia de san Juan Crisóstomo, el arzobispo de Constantinopla en el siglo IV, como parte de una oración que hace el celebrante. Esta liturgia divina todavía se usa comúnmente en la Iglesia Ortodoxa Oriental y en el rito bizantino de la Iglesia Católica.

Las diferentes traducciones difieren en si es una cita direca de Jesús o un comentario del narrador del evangelio.

El científico de la Computación Donald Knuth es autor de 3:16 Bible Texts Illuminated, en el cual examina la Biblia mediante un análisis del capítulo 3, versículo 16 de cada libro. Cada versículo es acompañado de su versión en arte caligráfico, hecho por un grupo de calígrafos conducidos por Hermann Zapf. 3:16 fue escogido por este pasaje clave en Juan. Otra obra de Knuth, Things a Computer Scientist Rarely Talks About, reproduce una serie de conferencias que dio en el MIT, centradas en el proceso de producción de su libro.

David Pawson desafió el significado e interpretación del versículo en su libro de 2007 Es Juan 3:16 el evangelio?

En la cultura popular

 

Juan 3:16 impreso en la parte inferior de una taza de papel de In-N-Out Burger.
  • La frase "Juan 3:16" es muy corta y puede ser escrita discretamente en ubicaciones que no interfieren. En Estados Unidos, la cadena In-N-Out Burger la imprime en la parte inferior de sus tazas de papel, la cadena de ropa Forever 21 y Heritage (1981) la imprimen en la parte inferior de sus bolsas, y Tornado Fuel Saver la imprime sobre la caja.
  • Algunas personas (como Rainbow Man) muestran la referencia en letras grandes en eventos deportivos, buscando la atención de los fanáticos, del staff que controla las pantallas gigantes de video y, si el juego es televisado, de la audiencia.
  • El jugador de fútbol americano Tim Tebow imprimió esta referencia (entre otras) en su ojo negro, durante el Campeonato BCS de 2009. Exactamente tres años después, el 8 de enero de 2012, se llevó a cabo el juego conocido como "El juego 3:16", donde Tebow lanzó para 316 yardas en una derrota sorpresiva contra los Pittsburgh Steelers; juego en el que las medidas 3, 16 y 31,6 también fueron notables, "Juan 3 16" se convirtió en la principal búsqueda de Google en los Estados Unidos. 
  • Varios personajes reales y ficticios han parodiado la frase sustituyendo su propio nombre por "Juan", o haciendo que el versículo diga otra cosa. Un buen ejemplo es Stone Cold Steve Austin, cuyo ascenso a la fama estuvo marcado por su eslogan "Austin 3:16".
  • El artista Paul Pfeiffer creó una pieza llamada "Juan 3:16", en la que editó digitalmente grabaciones de un juego de baloncesto, de modo que la bola siempre permanece del mismo tamaño en medio del marco.
  • "Juan 3:16" ha sido usado como título de canciones de varios artistas como Wyclef Jean y DJ Muggs en Soul Assassins, Method Man en The Problem, y KatieJane Garside en The Ventriloquist.
[i] Benjamin Warfield; El Salvador del Mundo; pg. 96.
[ii] Ibíd.; pg. 96-97.
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