sábado, 5 de enero de 2013

Curso Práctico PARA LA PrepaRACION DE SERMONES Homiléticos: Obreros y ministros itinerantes II


. Sermones Homiléticos
. biblias y miles de comentarios
 
LECCION 3: EL PREDICADOR
OBJETIVO DE LA LECCION
El objetivo de esta lección es presentar algunas cualidades ideales del predicador. Se presenta a modo de sugerencia, pero las opiniones varían según el contexto o situación cultural donde se vive.

OBJETIVOS OPERACIONALES:
Al terminar la lección el estudiante podrá:
1. Reconocer algunas cualidades espirituales e intelectuales del predicador
2. Conocer la biblioteca básica del predicador
3. Realizar algunas lecturas afines al tema

El predicador, es la persona escogida por Dios para llevar y proclamar las verdades de salvación a la gente que lo necesita.
El predicador es aquella persona que a sido preparada por Dios en la obra de su providencia, capacitado en su palabra, para comunicar el mensaje de redención.

LAS CUALIDADES DEL PREDICADOR
¿Cuáles son las cualidades o tributos de un predicador? Depende del desarrollo de su personalidad y de los modelos o estereotipos que haya interiorizado.
Por supuesto que hay muchos modelos ideales. Pensemos en los profetas, Elías, Eliseo, Moisés, Isaías, Jeremías, el mismo Noé, etc.

En el Nuevo Testamento tenemos a Jesús, Pablo, Pedro, Juan, etc. Aquí solo queremos presentar algunas sugerencias adicionales, pensando en nuestro medio.

+ CUALIDADES ESPIRITUALES
Profunda experiencia con Cristo Aunque parezca obvio, es importante recordar que el predicador de Cristo, debe haber tenido una profunda experiencia de conversión. La experiencia cristiana es permanente. No se trata solo de ser un convertido, sino de alguien que después de la primera conversión experimenta diariamente la presencia del Señor en su vida.
La Biblia señala que nosotros somos testigos, mensajeros, embajadores de Cristo. Hemos sido enviados por el Señor a predicar el, evangelio, y nuestro mensaje debe llevar las huellas de una profunda experiencia espiritual con el Señor que nos envía.
Recordemos el encargo del Señor a Moisés: “cuando me pregunten quién me envió, yo qué les diré?” El Señor le respondió: tú dirás "Yo soy" me envió. Con ello quiso indicarle que la identidad de Moisés descansaba en la Identidad del Señor. La autoridad de Moisés radicaba en la autoridad de aquél que lo enviaba. Pablo dice una cosa parecida: Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí.
En la vida cristiana todos tenemos diversos niveles de experiencia con el Señor. La calidad de la experiencia con el Señor no se mide por los años que uno haya pasado en la vida cristiana, sino en la intensidad cómo uno la haya vivido. El malhechor que se convirtió en la cruz tuvo una corta pero profunda experiencia con el Señor. La experiencia de un gran predicador como San Pablo no se mide por todos los conocimientos que él acumuló durante sus estudios de teología, sino por su experiencia grata y profunda con el Señor.
Sus convicciones descansaban en su cercanía con el Señor.
La Samaritana, una de las predicadoras más animosas lo fue porque tuvo una experiencia con el Señor. No esperó mucho.
Tan pronto como el Señor le habló, y vio la gracia de Dios, ella salió corriendo a testificar de Cristo (Juan 4).
El predicador debe poder cultivar muchas cualidades espirituales. No vamos a detallar cada una de ellas, porque creemos que es asunto de cada quien. Entre otras cualidades espirituales, el predicador debería destacar por ser un ejemplo de:
Ser llamado con una misión
El predicador debe tener conciencia de que ha sido enviado por Dios para esa tarea. Si es consciente de esto, será capaz de asumir la tarea de la predicación aún cuando la gente lo
rechace.
Noé estaba consciente de su llamado y pese a la resistencia de la gente nunca desistió de su tarea de predicar el evangelio, hasta que llegó el día en que Dios castigó la tierra con un diluvio.
Cuando Dios convocó hermosamente a Isaías diciendo: ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? Isaías, después de responder a ese llamado diciéndole: “Heme aquí Señor, envíame a mí!, le preguntó al Señor: ¿Hasta cuándo, Señor?
Hasta cuando habré de anunciar este mensaje? El Señor le respondió en pocas palabras, hasta el final: "hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto..." (Is.6:8-13).
Conducta moral intachable
No hay peor cosa que un predicador pierda credibilidad precisamente por su mala reputación. Debe ser intachable en su conducta. La buena conducta moral de un predicador, respaldará sus palabras (1Ti.3).
Profundo sentido de responsabilidad
Responsable de todos sus actos, y más aún de lo que dice. No hay cosa más cara al predicador que sus palabras. Una palabra de aliento puede ayudar muchísimo a una persona. Pero un chisme, una palabra mal administrada, una palabra pronunciada irresponsablemente, puede hacer que una persona se aleje del Señor.

Dirección del Espíritu Santo
No hay mejor halago para un predicador que el que sea reconocido como una persona dirigida por Dios, un hombre o una mujer de oración. La búsqueda constante de la llenura del Espíritu Santo debe ser una de las cualidades que el predicador debe cultivar. Ello requiere dedicación y búsqueda constante en oración.

Amor por las almas
La palabra "alma" se deriva de la voz latina "anima" que significa "aliento de vida", "vida" o "ser". Es el equivalente de "persona". La Biblia en su traducción antigua usaba la expresión "y fue el hombre un alma viviente"; "ví las almas de los decapitados". Por ello el pueblo evangélico se acostumbró a expresarse de ese modo. Cuando alguien dice que hay que tener pasión por las almas, evidentemente se refiere a la pasión por las personas que hay que ganar para Cristo. El predicador debe ser capaz de conmoverse por las almas y eso no es sensiblería.
Ser capaz de conmoverse ante la caída en pecado de un hermano; ser capaz de sufrir por el hecho que muchos miembros de su comunidad aún no han conocido al Señor; conmoverse ante el hecho de que una persona se declare atea, aunque en el fondo no sea más que un necesitado de Dios; mirar con respeto a alguien que reniega de su vida, porque no le va bien las cosas; entregarse de lleno a la tarea de la evangelización con el riesgo de ser mal interpretado por su familia (lo que no indica que deba ser descuidada); buscar oportunidades para predicar el evangelio a cuanta persona Dios ponga en su camino; enseñar a los nuevos convertidos cómo debe presentarse el evangelio en forma sencilla; alentar a aquellos que testifican de Cristo a sus amigos, entre otras cosas, son algunos signos de un amor por las almas.

+ CUALIDADES NATURALES O CULTIVADAS
Junto con el cultivo de cualidades espirituales, el predicador debe también poner diligencia y empeño en cultivar algunas cualidades intelectuales y desarrollar algunas habilidades.

Facilidad de palabra.
La Predicación del evangelio es un ministerio de la Palabra. No decimos que un tartamudo no puede testificar de Cristo. A lo mejor hasta puede ser interesante que lo haga, pues le pone algo de "sususu-suspenso” (...) y “emo-emo-emoción a lo que-que dice".
Lo único que queremos decir es que debe poner empeño también en cultivar el don de la palabra. Los buenos oradores recomiendan encerrarse en el baño o un lugar privado y hablar
en voz alta frente a un espejo. Tratar entonces de vocalizar bien cada palabra que se pronuncia. Hablar claro, lo más claro posible.
Dicen que uno no debe susurrar las palabras, debe decirlas con franqueza y claridad; sin miedo y con honestidad. La persona que está revestida de autoridad en lo que dice, no teme decir las cosas claramente. Si usted piensa que no tiene facilidad de palabra cuando habla en público, ejercítese en privado.
La palabra no es más que la expresión de lo que uno siente y vive. Aun cuando hay muchas formas de decir las cosas, usted debe decirlo a su manera.
Cada persona va formándose un estilo propio. Hablar en público sin temor es un asunto de práctica. Hablar bien en público, es un asunto de experiencia y empeño en lo que uno dice.
 
Hay que decir las cosas con elegancia.
No es necesario herir a las personas para comunicarles alguna verdad. Hablar bien no es hablar fuerte y menos gritar. Hablar bien es poner sentido en cada cosa que uno dice, con la debida entonación, de tal forma que tanto un niño como un anciano se sientan a gusto al escucharle.
Don de gentes.
Hay personas que se relacionan fácilmente con otras personas.
Otras son más apáticas o reprimidas. De las primeras se dicen que tienen "carisma", o sea un "don" especial para el trato personal. Son buenos relacionistas públicos. Tienen lo que se dice un "don de gentes".
La mejor manera de adquirir ese don, es observar cómo lo hacen los "carismáticos". Utilizamos la palabra carismático aquí en el sentido popular del término. Varios de nuestros presidentes nacionales han tenido dotes de buenos oradores.
Eso que podría ser una virtud, para nosotros que nos dedicamos a difundir la palabra de Dios, en ellos a veces llegaba a ser un defecto. No por la forma en que decían las cosas, sino porque lo que decían pocas veces lo cumplían.
Ellos cultivaban el don de la palabra. Eran a mi juicio "Grandes maestros del arte de decir las cosas". Esto que se llama "don" no nace con uno; se cultiva. Ellos mismos lo han aprendido de otros. Han sabido imitar lo bueno de otros líderes carismáticos.
Visión amplia
El predicador no debe ser ni monotemático ni sectario. Debe tener una visión amplia de la Vida. El monotemático es aquel que siempre repite el mismo tema. Habla de lo mismo, aunque lo diga de muchas formas distintas cada vez. El sectario es aquel que no es capaz de reconocer que puede estar errado.
Cree que lo dice es la última palabra, y lo poco que dice, lo dice como si fuera un gran descubrimiento o una última revelación.
El sectario no admite que otros tengan la razón. Cree que su religión no sólo es la única y la mejor, sino que los demás, todos, a excepción de él y el pequeño grupo de sus seguidores son los únicos que están en la verdad.
Para tener una visión amplia, es necesario leer mucho y ser de espíritu abierto. Dispuesto siempre a aprender lo bueno de los demás. El hombre de visión amplia, es un visionario, que se proyecta al futuro, imagina cosas, es creativo. Tiene grandes sueños y es claro respecto de sus propias limitaciones.
Ser agudo en sus definiciones no es precisamente ser estrecho. Ser agudo en su análisis significa poder ver una cosa desde varios ángulos, y evaluar un objeto desde varios horizontes del saber. El predicador es un especialista de la religión, pero no debe quedarse en ese tema únicamente. Debe poder correlacionar la religión con otras facetas de la vida.
El predicador debe poder tener una amplitud de espíritu y una visión muy amplia, pues el público al que se dirige es casi siempre heterogéneo.
+ PREPARACIÓN ACADÉMICA
Los hombres a quienes Dios uso para fijar por escrito su revelación fueron hombres cultos. Hombres que estudiaron en las mejores universidades de su época. Piense, por ejemplo, en Moisés y en San Pablo. Moisés escribió una de las colecciones más densas del Antiguo Testamento, conocida sintéticamente como "La Ley" o el Pentateuco (los 5 primeros libros de la Biblia). Trabajo que después algunos redactores ampliaron y actualizaron para su época. Y san Pablo escribió la mayoría de las epístolas del Nuevo Testamento.
Hay que descartar el mito de que Jesús nunca fue a la escuela y que Pedro fue "un hombre del vulgo y sin letras" en el sentido de que no sabía nada de nada, un pescador analfabeto.
Primeramente Jesús asistió a las sinagogas de su tierra. Fue educado con los rabíes y conoció profundamente la Ley (La Toráh), que es la base de los conocimientos de su época.
Pedro poseía una cultura muy amplia. La primera epístola que escribió Pedro, es una de las epístolas escritas en griego más difíciles de leer, porque está escrita en un griego que se asemeja a los escritos de los filósofos más destacados de la antigüedad.

Cuando los sacerdotes dijeron que eran hombres del vulgo y sin letras, no se referían a que eran ignorantes. Se referían al hecho de que no eran considerados parte de la intelectualidad religiosa y política de la época.
El predicador tiene el deber o la responsabilidad de tener una educación que merezca respeto. 
 
Una adecuada preparación
académica le permitirá desarrollar mejor su ministerio. Tendrá mayores posibilidades e instrumentos para comunicar el evangelio.
La cultura moderna o postmoderna de hoy, ha hecho que nuestra población esté cada vez mejor informada y que aumenten los conocimientos. Hoy sabemos más cosas que hace 10 años atrás, por lo tanto los oyentes poseen una cultura más amplia.
Los medios masivos de comunicación tienen hoy la virtud de alcanzar información inmediata, vía satélite, de lo que ocurre en distintas partes del planeta, y aún de los cambios que el hombre produce allá afuera de nuestro planeta. La ciencia y la tecnología han avanzado enormemente. El creyente y, más aún, el predicador, debe ser una persona con una buena preparación académica. Un gran científico y filósofo de la comunicación como Herbert Marshall McLuhan (1911-1980), refiriéndose a la revolución de las comunica-ciones dijo acertadamente que el mundo de hoy es como una aldea global, pues gracias a la mega-comunicación nuestro planeta se ha empequeñecido.
Debe tener entre otras cosas una buena formación bíblica y teológica, para que las doctrinas que refiere y en las que se basa, tengan un sólido fundamento. La experiencia le enseñará que cuanto más amplia sea su preparación académica, mejor se expresará y dará consejos. No es necesario oponer una profunda espiritualidad con una alta cultura. Espíritu y Palabra no se oponen. Espiritualidad genuina y formación teológica se necesitan mutuamente.
Es imposible hoy por hoy poseer conocimientos como sucedió en una época pasada con los llamados "enciclopedistas". Ellos tenían un conocimiento enciclopédico de las ciencias de su época. Eran por decirlo así, "enciclopedias andantes" Uno podía consultarles cualquier ámbito del saber y tenían una respuesta. Ahora eso es imposible. Es necesario especializarse. Sólo las máquinas, como las computadoras, pueden almacenar gran cantidad de conocimientos y procesarlos con algún grado de racionalidad y de lógica. Pero aún allí el hombre es infaltable, siempre que las condiciones económicas y del medio se lo permitan.

+ PERSONA DE SU ÉPOCA
El predicador debe ser una persona de su época. Debe estar profundamente comprometido con la hora actual de la humanidad. Mucho se ha criticado a los estudiantes de teología el hecho de que en un determinado momento llegan a conocer más de la antigüedad, de la geografía de Israel, de los israelitas o de los romanos, que a su propia gente o a su propio país. Se hacen expertos en el conocimiento de la antigüedad clásica y desconocen casi por completo lo que pasa en el mundo de hoy.
Pues bien, al predicador no le puede pasar eso. El debe ser una persona de su época; estar al día con lo que sucede en el mundo de hoy, en oriente como en occidente.
Debe desarrollar una mentalidad acorde a lo mejor de su época y ser un crítico permanente de las desviaciones de su sociedad. Debe ser una persona leída y enterada de todo lo que pasa. Hay una expresión popular en nuestro medio que gráfica lo que decimos. Se dice que la persona debe ser "mosca", es decir, rápida, ágil, despierta.
El predicador necesita estar en contacto permanente con la gente de su entorno, conocer "la calle", lo que pasa allá afuera de la iglesia y de su casa. Debe ser sensible a las expectativas del pueblo, a sus esperanzas y frustraciones; debe saber interpretar el "sentir popular" para poder "hablarle en su lenguaje" y presentar el evangelio de tal modo que el hombre común se sienta interpelado y su sentir sea interpretado.
 
+ EL EQUIPO DEL PREDICADOR
El equipo del predicador lo conforman todos los instrumentos necesarios para alcanzar sus propósitos desde la predicación del evangelio. Aquí nos referimos especialmente a la oficina y a la biblioteca especializada del predicador con instrumentos de apoyo.

1) Un Lugar de producción
Usted debe disponer de un lugar privado para la preparación de su sermón. El lugar específicamente no importa. Lo que interesa realmente es que disponga de un lugar, en su casa, en el campo, en su trabajo, donde sea, en el que usted pueda preparar con la serenidad necesaria su sermón. En ese lugar, que supone mínimamente una silla y un escritorio o mesa,
papeles y lapiceros, debe haber también una biblioteca básica para consultar rápidamente algunos libros.

2) Una biblioteca mínima.
En la biblioteca básica del predicador no debe faltar la siguiente literatura:
Varias versiones de la Biblia: Reina-Valera, Biblia de Jerusalén, Nueva Versión Internacional, Nueva Biblia española, Dios Habla Hoy, Biblia Latinoamericana. Concordancias Textual y Temática de la Biblia Diccionario de la Lengua Castellana, Diccionario de Filosofía, Diccionarios de la Biblia, Diccionario de Teología, Diccionario de religiones, etc.
Libros básicos de conocimiento bíblico, como:
Obras de Introducción a la Biblia, a la teología y a la pastoral
Obras afines a la teología ciencias humanas y sociales
Teologías Sistemáticas
Teologías Bíblicas
Comentarios explicativos de la Biblia.
Armonías de los cuatro evangelios
Teologías pastorales
Historias de la iglesia o del cristianismo
Compendios o enciclopedias de la Biblia.
Geografía e historias de Palestina, etc.
Una biblioteca básica especializada del predicador puede construirse tomando como base los libros recomendados al final del Diccionario Ilustrado de la Biblia, editado por W. M. Nelson de la Editorial Caribe. (pp 707-735) Véase la Bibliografía en el Syllabus del curso.

3) instrumentos audio-visuales
Sería recomendable que el predicador obtenga una grabadora y cada vez que predique encargar a alguien que lo grabe. De ese modo podrá escucharse, evaluarse a sí mismo, y evaluarotros mensajes. Una grabadora es muy útil para practicar la presentación de mensajes que se difundirán por radio. Para ello uno escribe su mensaje y luego lo lee como si estuviera
hablando sin notas escritas.
Hoy por hoy se recomienda además el uso de toda clase deinstrumentos audio-visuales para presentar el mensaje, demodo que llegue a la mayoría de las personas de distinta edad,condición, y estilo de vida.
Se puede entregar un mensaje en la forma de un discurso (la predicación), un drama, una obra teatral, un poema, por medio de títeres, proyector de vistas fijas, proyector de videos (Data-show), franelógrafo, rotafolio, separatas, etc.
Se utiliza la radio, la prensa y la televisión como medios para difundir los mensajes.
Hay quienes utilizan más bien cartas, esquelas, folletos, trípticos y toda otra clase de medios impresos para comunicar el mensaje del evangelio.
Por último, al menos una computadora con conexión a la Internet será muy útil a la hora de buscar recursos para la predicación y también para difundirlos como página web o por correo electrónico (e-mail).
 
EVALUACION - LECCION 3
 ¿Por qué el predicador debe cultivar cualidades espirituales?
 ¿Por que se debe cultivar cualidades intelectuales para la predicación?
 ¿Qué significa para usted "responsabilidad homilética"?

EJERCICIOS
Tomando como base 1Ti.3:1-7; 1P.4:1-11; confeccione una lista de las cualidades espirituales de un ministro del evangelio
A su juicio, ¿qué debe caracterizar la vida de un predicador del evangelio?

II PARTE
EL PROCESO DE LA PREDICACION

UNIDAD II: LA ELABORACION DEL MENSAJE
LECCION 4 LA NECESIDAD DE LA GENTE

OBJETIVO DE LA LECCION
Con esta lección empezamos los siete pasos lógicos de la Construcción del Sermón. Esta Unidad en particular, le ayudará a conocer la necesidad de la gente a la cual irá dirigido su sermón. Trata sobre la elaboración del mensaje para un público específico.

OBJETIVOS OPERACIONALES
Al terminar la lección usted deberá ser capaz de:
1. Observar el contexto cultural de los oyentes para conocer sus necesidades
2. Dar importancia a las características personales propias y de los oyentes
3. Saber determinar con la dirección del Espíritu Santo el problema o necesidad específica de su auditorio 
 
EL PRIMER PASO ES CONOCER LA NECESIDAD DE LA GENTE.
Conocer la necesidad de nuestros interlocutores es el primer paso de un proceso que usted emprenderá como paso necesario para elaborar su sermón. De la fidelidad con que siga usted las instrucciones sugeridas dependerá que pueda elaborar adecuadamente su sermón.

El auditorio al cual el predicador se dirige es por lo general muy variado o heterogéneo. Cada persona es un mundo en sí misma, con una historia personal distinta, con un trasfondo cultural variado, con una necesidad específica.
En la vida cotidiana hay necesidades de todo orden: religiosas, espirituales, sociales, físicas, emocionales, alimenticias, culturales, educativas, económicas, políticas; de salud; etc.
Como las necesidades de los individuos generalmente reflejan el contexto o situación social al que pertenecen, podríamos agrupar las necedades humanas en cuatro grandes rubros:
 Necesidades socio-económicas
 Necesidades socio-culturales
 Necesidades socio-políticas
 Necesidades socio-religiosas (Psicológicas, espirituales)

Si bien el predicador no está llamado a resolver cada ámbito o tipo de necesidades de la gente, no puede dejar de decir una palabra acerca de ellos. En gran parte la predicación consiste en la comunicación de la respuesta de Dios a los grandes problemas humanos. Si la predicación no responde a las necesidades de la gente se convierte en un discurso estéril sin resultados concretos. Por eso decimos que la predicación debe poder resolver los grandes interrogantes de la gente en todas las áreas de su vida, especialmente del área socio-religiosa.
El predicador debe poder plantear retóricamente(2) preguntas en la presentación de su mensaje. Estas preguntas deben ser las mismas que los oyentes se harían en ese momento, en esa ocasión considerando las circunstancias del momento.

(2) Preguntas retóricas son aquellas que el predicador u orador se hace, sin esperar que necesariamente el público las conteste. Son preguntas reflexivas, hechas en voz alta, tratando de interpretar al público.
 
 Supongamos que la Iglesia está atravesando un serio problema de división interna. Hay un malestar profundo entre los miembros. Los hermanos de la iglesia se han dividido en pequeños bandos o grupos, por diversas razones. No hay unidad de pensamiento ni de sentir.
Si a nosotros se nos ha invitado a predicar en ese contexto, lo más probable es que en el fondo de su corazón la gente esté esperando una palabra de Dios frente a ese problema. El predicador entonces plantea una pregunta: "Hermanos uno de los problemas que desafía al hombre moderno tiene que ver con los avances de la ciencia ¿Qué nos dice la Sagrada Escritura acerca de los avances científicos?"

Con toda seguridad esa no es la pregunta que la mayoría se está haciendo en ese momento. Seguramente ellos esperarían una pregunta como la siguiente: "Hermanos, frente a los desafíos contemporáneos de nuestro país, profundamente fragmentado y agobiado por la crisis, uno de los problemas que se nos plantea es el de divisiones entre nosotros ¿Cual es el mensaje de Dios para un mundo dividido?".
Aun cuando el tema no toque específicamente sus problemas particulares de división, los hermanos sentirán que viene una palabra de Dios muy oportuna para ellos. Cada uno sacará las conclusiones más adecuadas para su particular situación.
Como decimos en lenguaje popular, eso es "dar en el clavo" o "rascar donde pica".
Tres son las condiciones de un mensaje adecuado a las necesidades de la gente:

En primer lugar, el mensaje debe ser oportuno para las necesidades de los oyentes.
En el idioma griego en el que se escribió el Nuevo testamento hay dos palabras griegas para traducir el "tiempo". Una es "cronos" que traduce el "tiempo lineal" o "tiempo que transcurre" . De allí viene la palabra cronómetro que significa medir el tiempo. El cronos o tiempo que transcurre el es tiempo que contamos en forma seguida: Por ejemplo, ahora son las 9:00 AM, luego las 9 y 1 minuto; 9 y 2 minutos; 9 y 3 minutos,
etc.
La otra palabra griega para referirse al tiempo es kairós. Palabra que se usa para traducir el "tiempo oportuno", el "momento propicio". Aquí no interesa exactamente el cronos o sucesión de tiempo. Lo que importa es el momento preciso en que se hacen las cosas. Generalmente el kairós ocurre dentro del “cronos”.
Un ejemplo puede ilustrar lo que decimos. Cuando uno va de visita a la casa de un amigo o un pariente en cualquier momento. De pronto llegando uno encuentra que ellos están cenando. Y uno dice: "Uy, llegué justo a tiempo". ¿Interesa la hora acaso? No. Ese tiempo puede ser oportuno para nosotros o inoportuno para los familiares.
Cuando Lázaro enfermó, ¿recuerdan ustedes que sus hermanas mandaron llamar a Jesús, su íntimo amigo, para que lo curara?. Pero Jesús demoró, a propósito, dos días más (Juan 11.6). Cuando Jesús llegó, Marta, una de las hermanas de Lázaro, le dijo: "si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. Aunque también se ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará". Jesús le respondió: tu hermano resucitará. Luego se entabla una conversación interesante acerca de a qué tiempo se refería Jesús cuando Lázaro resucitaría (Jn.11:24-27).
¿Llegó Jesús a tiempo o llegó tarde? Según el cronos llegó tarde, pero según el Kairós llegó en el tiempo oportuno. El “cronos” es el tiempo del hombre, mientras que el kairós es el tiempo de Dios.
Nuestros mensajes deben darse en el kairós, ese tiempo oportuno de Dios para nuestras vidas. Nuestros mensajes tienen que ser oportunos, es decir, entregados adecuadamente en el momento propicio para su recepción en cualquier momento. Para hacerlo no hay nada mejor que dejarse llevar por el Espíritu Santo de Dios que conoce nuestras necesidades y problemas. El discierne nuestras intensiones y conoce nuestros pensamientos.

Hay mensajes que debieron entregarse hace mucho tiempo, pero la negligencia de los predicadores como profetas desobedientes ha hecho que no se entreguen "a tiempo". Si Dios le ha dado una palabra, entréguela a su auditorio en el tiempo oportuno. La mejor confirmación de que esto sucede, es cuando las personas responden a la llamada de Dios de una manera sorprendente. Usted entrega el mensaje y la gente responde positivamente.
 
Nada mas oportuno que las palabras de Jesús en la cruz a uno de los malhechores: "Hoy estarás conmigo en el Paraíso".
Pero no basta que sea oportuna la entrega de un mensaje.
Esta es sólo una de las condiciones.
En segundo lugar nuestro mensaje debe ser relevante.
Relevar es levantar un tema que sea de interés inmediato para la gente. Por eso decimos que para que nuestro mensaje sea eficaz, no sólo debe ser oportuno; debe ser al mismo tiempo relevante. Relevante y oportuno son dos condiciones para que un mensaje sea apropiado a las necesidades de la gente.
El predicador debe "tematizar" asuntos de la vida cotidiana que interesen de veras a la gente. No debe obviar o pasar por alto temas que son ya la comidilla del grupo o comunidad a la que debemos entregar un mensaje. No hacerlo es pecar de irrelevantes.
Nuestro mensaje puede ser considerado por los oyentes como “muy interesante”, pero absolutamente irrelevante para la situación. "Este mensaje es tan bueno por la cantidad de información sobre los avances de la ciencia, que debería ser planteado a nuestros jóvenes universitarios. Lo que nosotros necesitamos ahora es una palabra de Dios para resolver nuestras divisiones internas", susurró uno de los oyentes en una ocasión, al terminar el culto.
En palabras sencillas, "tematizar" es convertir en tema de interés particular un tema que es también de interés general.
Así, por ejemplo, un tema de interés general para el país es el de las divisiones sociales, raciales, o sexuales. Ese mismo tema debe ser tematizado para la predicación, levantado como problema para la iglesia, desde una perspectiva religiosa o desde la perspectiva de la fe.
Cuando un mensaje ha sido planteado así, es decir tematizado de forma contemporánea a los oyentes, entonces decimos que es un mensaje relevante.
En tercer lugar, el mensaje debe ser pertinente a la situación de los oyentes.
Como dijimos, la vida es muy compleja y cada persona en cierto modo la refleja. Las personas forman parte de una cultura y por lo tanto están condicionadas por su experiencia
cultural, de modo que sus problemas y necesidades son diversos y complejos.
Un mensaje es pertinente cuando trata directamente los problemas y necesidades de la gente, en el momento oportuno planteándolo como un tema adecuado.
Para lograr estas condiciones en nuestros mensajes y conocer mejor la necesidad de la gente a quien vamos a comunicar el evangelio, es necesario o seguir las siguientes recomendaciones:
 
1. OBSERVE Y ESTUDIE LA SITUACION SOCIAL DE LOS RECEPTORES DEL EVANGELIO.
Para conocer las necesidades de la gente, nada es mejor que convivir con ellos. Recuerde el ejemplo de la Encarnación de Jesucristo. El vivió con los judíos por un espacio de treinta años antes de predicar el mensaje del Reino de Dios. Luego de ese tiempo El les habló con propiedad, utilizando sus palabras, conociendo sus modales, percibiendo sus necesidades.
El predicador debe ser un asiduo estudioso de la cultura de su tiempo. Debe ser un agudo observador de las tensiones humanas generadas en un contexto socio-económico, socio-cultural, socio-político y socio-religioso.
El predicador, como lo fueron los profetas de antaño, debe ser un hombre o una mujer de Dios y al mismo tiempo un hombre o una mujer del mundo. Debe tener su mente en el cielo, pero sus dos pies sobre la tierra. Debe estar atento a los sufrimientos de sus hermanos aquí abajo y atento a las palabras de Dios allá arriba.
La mejor manera de estar al tanto de la cultura de su época es vivir con la gente lo que ella vive, siente y palpita. Debe estar al tanto de todos los conocimientos que sean necesarios para interpretar la cultura y sus transformaciones. Si es necesario debe estudiar, además de teología, ciencias humanas y sociales, pues ello le permitirá observar con mayor agudeza la realidad cultural de la que él y su público son parte. Debe estar adecuadamente informado de lo que ocurre en el mundo, por medio de periódicos y revistas o por medio de la radio y la televisión. Debe participar en su barrio o localidad de los movimientos de cultura.

2. ORE A DIOS PIDIENDO LA ILUMINACIÓN DE SU ESPIRITU SANTO PARA CONOCER EN PROFUNDIDAD LA SITUACION
Esta es otra forma de percibir las necesidades de la gente.
El conocimiento científico y la observación aguda, tienen sus limitaciones. Llegan hasta donde llegan nuestros instrumentos para observarlas. Podemos hasta equivocarnos e interpretar incorrectamente lo que ocurre en la realidad social. Con todo, así vamos aprendiendo, descubriendo nuevas cosas, acertando y también equivocándonos.
Por eso, la mejor manera de acertar al blanco, la mejor manera de ser oportunos, relevantes y pertinentes, es pidiendo la dirección de Dios.

Muchas veces podemos predicar temas que a nuestro juicio son relevantes y pertinentes, pero nuestros oyentes confirman que no fue el mensaje apropiado. ¿Por qué?
Porque a lo mejor no fue dirigido por Dios. Tan inmenso y tan complejo es la vida de una sola persona, que si pensamos en un conjunto de personas, con sinceridad no podríamos acertar todas.
Suele ocurrir en este ministerio, que el predicador aborda un tema que a lo mejor no es del todo de su agrado. Sin embargo, al final del mismo, se le han acercan algunos hermanos para decirle: Predicador Gracias!. Dios me ha hablado hoy por sus labios!
Otras veces, ad portas ya de la predicación, Dios nos cambia el tema y terminamos hablando de lo que ni siquiera habíamos imaginado en el momento que preparábamos el mensaje. Si somos lo suficientemente flexibles y atentos a la dirección del Espíritu, tocaremos el tema muy a pesar nuestro y de las circunstancias. Y ocurrirá lo inesperado. El auditorio responderá a ese mensaje compungiéndose en su corazón y hasta con lágrimas.
Esto es así porque la realidad humana incluye también las realidades espirituales. Es por decirlo así, el mundo del Espíritu, en el que las personas espirituales pueden moverse con mucha facilidad. La oración es irremplazable en la predicación. Predicador que no ora, es predicador que no le atina.
Una oración antes de la observación científica de la realidad hace mucho más rica nuestra interpretación. Afina nuestros instrumentos y los hace más útiles.
 
3. DETERMINE CUAL ES, ENTRE LOS MUCHOS, EL PROBLEMA FUNDAMENTAL QUE LOS AGOBIA EN EL MOMENTO

Observación crítica de la realidad e iluminación del Espíritu Santo juntos, son un instrumento poderoso para conocer las necesidades de la gente.
Tal vez la mejor maneja de determinar de entre los muchos uno de los problemas o necesidades que agobia a los oyentes en un determinado momento, sea hacer una lista de todos ellos para luego elegir uno.
Tenemos que elaborar lo que llamaríamos un esquema general de la situación o realidad actual. Se trata de un diagnóstico de la situación en la que tendrá pertinencia nuestro mensaje. Ahora bien, ¿cómo se hace el análisis de la situación? Aquí algunos consejos:
 
3. DESCUBRA, ANALICE Y SINTETICE LA REALIDAD PARA
COMPRENDERLA
La lectura de la realidad comprende básicamente tres pasos: 
 
1) una descripción de la realidad tal como se nos presenta a la vista, 
2) un análisis de la situación que nos motiva o nos interpela más inmediatamente, y 
3) una síntesis analítica y teórica acerca de nuestra percepción de la realidad.
 
Los siguientes son las recomendaciones que los sociólogos hacen para conocer objetivamente la realidad. Vale la pena escuchar sus sugerencias:
1. Descripción de la realidad que nos interpela
- Consideración de los hechos que se nos presentan a la vista (diagnostico sentido)
- Presentación de un cuadro de necesidades (una lista de ellos), en sus diversos órdenes (económico, social, político, religioso) y en sus diversos rubros (salud, alimentación, trabajo, familia, etc.)
- Determinación de las necesidades según criterios: distinguir lo general de lo específico, lo urgente de lo trascendente, lo pertinente de lo relevante, etc.

- Descripción de la realidad distinguiendo elementos (actores) propios de la estructura y coyuntura sociales.
Distinguir en la coyuntura social: actores, escenarios, períodos, acontecimientos, fuerzas en conflicto, correlaciones y su significación en la estructura social e histórica más amplia (larga duración o permanencia).
2. Análisis de la situación motivadora
- De todos los aspectos de la realidad, uno de ellos nos interpela o cuestiona y exige un urgente tratamiento. Es muy relativo qué aspecto de la realidad "levantamos" o relevamos en un determinado momento. Mucho depende de qué propósito me mueve al leer la realidad.
Qué es lo que busco. Un problema estructural, no coyuntural, de nuestro país, por ejemplo es la crisis.
Eso es lo estructural. Pero dentro de esa estructura hay una serie de realidades que son o bien sus causas o bien sus efectos, que interesa observar en un determinado momento, dependiendo de cuál es la pregunta que nos planteamos.
- Una vez elegido ese aspecto, se lo ubica en la(s) disciplina del conocimiento que lo trata en detalle y se lo descompone en todas sus partes. Un diccionario especializado nos puede proporcionar sus elementos y su(s) sentido(s) más importantes, pero es importante tratar ese tema dentro del horizonte de conocimientos de la ciencia o disciplina que generalmente lo aborda.
- De ese aspecto de la realidad, y desde la disciplina de nuestro manejo, ubicamos un problema que sea pertinente a nuestro auditorio y a nosotros mismos.
- Los problemas se formulan por lo general en términos de pregunta o cuestiones. Las preguntas pueden ser generales o específicas, directas o indirectas, teóricas o prácticas, retóricas u operacionales, problematizadoras o enunciativas, sintéticas o analíticas.

- Las preguntas formuladas aquí son de orden existencial y las denominaremos "pregunta básica" (=PB). Son existenciales en sentido individual y colectivo, porque cualquier persona sin ser científico social se las formularía o de hecho ya se las está haciendo..
3. Síntesis de la situación motivadora.
- La situación analizada debe ser caracterizada o nombrada. Por ejemplo como parte de esta gran crisis estructural que vive nuestro país desde hace más de quinientos años, una de sus manifestaciones es la pérdida de credibilidad en las instituciones y de la democracia, pues es puramente formal y de verdad no se practica. Eso que hemos llamado "pérdida de credibilidad de las instituciones" es precisamente darle un nombre a aquella realidad que observamos.
Naturalmente usamos las palabras que usa la sociología, pues es ella quien habla con propiedad sobre esta situación.
- El análisis de la situación motivadora debe ser evacuado en forma de un breve informe y, si es posible, formulado en términos de una proposición.
- Una proposición es un conjunto de palabras que expresan un sujeto y sus atributos gramaticales, relacionados entre sí por un verbo.
- De ser posible plantee la proposición como si fuera una fórmula, o sea en una síntesis matemática.: Ejm: “A mayor infidelidad a Dios, mayor sufrimiento del hombre”
Infidelidad    = I
Sufrimiento  = S
Dios              = D
Hombre        = H

Esto se puede resumir en la siguiente fórmula:                 > I (a D) > S(H)
Otro ejemplo, sería "la pérdida de credibilidad de las instituciones es una manifestación de la crisis en la estructura social" Representado en un cuadro gráficamente, sería así:


5. CONSIDERE LAS DIMENSIONES COMPLEJAS DE LA CULTURA EN LA QUE SE COMUNICARA EL EVANGELIO.
La Cultura puede tener varias dimensiones. Una de ellas es la que acabamos de esbozar con todo lo dicho anteriormente que es la dimensión sociológica.
Pero la cultura tiene también otras dimensiones:
La dimensión ideológica, que tiene que ver con las ideas, las creencias y los conocimientos de un pueblo.
La dimensión sociológica, que es la forma como los pueblos se organizan para satisfacer sus necesidades primarias y secundarias, a través de las instituciones.
La dimensión técnica y económica, es la manera cómo los miembros de una cultura utilizan los instrumentos para manejar las cosas del mundo natural donde viven. Incluye los instrumentos de guerra.

La dimensión ecológica tiene que ver con el lugar específico donde vive el grupo. Es lo que se llama el "habitat" de las personas, el medio ambiente natural que condiciona la forma en que éstos se comportan. Piense por ejemplo cómo el clima tropical de la selva influye en la manera de vestir y en los modales de la gente.
La dimensión temporal. Las personas son lo que son hoy día, porque sus antepasados llegaron al lugar donde ahora viven, trajeron consigo ciertas costumbres, desarrollaron otras, inventaron nuevas maneras de hacer las cosas, aprendieron a usar nuevos alimentos o medicinas, etc y todo esto sucedió a través de los años.
La dimensión espacial, tiene que ver con el mundo más amplio en el coexisten otras culturas, otros "habitats", otras ideologías, otros sistemas de relaciones sociales. Las culturas no están solas, también se relacionan entre sí y se mezclan.
Forman mestizajes culturales. Algunas veces unas se imponen sobre otras por la fuerza y la conquistan y otras veces por vía del intercambio cultural intercambian valores y patrones de
conducta.
Cuando esta dimensión de la cultura se junta con la dimensión temporal, da lugar a la historia de la cultura de un pueblo.

6. OBSERVE LAS CARACTERISTICAS PARTICULARES DE LOS RECEPTORES DEL EVANGELIO Y DE USTED MISMO COMO EMISOR DEL MENSAJE.
Las personas son seres libres y con capacidad de elegir. La cultura sola por más fuerte y consistente que sea, no determina el comportamiento de la gente. También está su propia personalidad, su individualidad, su forma particular de ser. Las personas aceptan voluntaria y gradualmente las formas de comportamiento que establece la cultura de la que son parte, pero tienen siempre la posibilidad de hacer algo diferente a lo que imponen los patrones de cultura y sufrir las consecuencias de ser considerado un anti-social, un extranjero, un reprimido, un loco o hasta un hereje.

Si se deciden y se empeñan, las personas pueden afectar a la cultura en casi igual dimensión en que la cultura afecta a las personas. Si fueron las personas las que crearon la cultura, es
posible que éstas también la modifiquen.
Las culturas son susceptibles de cambio y transformación. Las culturas, igual que las personas, nacen crecen, se reproducen y también mueren o se transforman.
El ciclo vital de una persona, desde que nace, crece o se desarrolla, hasta que muere es importante. Cada uno hace un proceso y tiene un ritmo de crecimiento rápido o retardado, dependiendo de las condiciones materiales y espirituales que le sean favorables o desfavorables. Las condiciones de su madurez psicológica y física deben ser consideradas también cuando esta o aquella persona recibe un mensaje. Cada uno lo asimila de acuerdo a sus condiciones personales y a su proceso de desarrollo biológico, psíquico y espiritual.

EVALUACION - LECCION 4
1. ¿Por qué es importante conocer las necesidades de la gente a la cual vamos a entregar un mensaje?
2. ¿Cuáles son las tres condiciones para un mensaje apropiado a la necesidad de la gente? Explique cada una de ellas.
3. ¿Cuáles son las dimensiones más importantes de la cultura?

EJERCICIOS:
1. Lea con atención a Eugene Nida, La Comunicación del evangelio en la América Latina en el Apéndice D al final de este libro y haga un resumen anotando los puntos más importantes.
2. Haga un breve análisis de la situación de su Iglesia Local, interprétela y sintetícela en una oración o proposición sencilla.
3. Confeccione una lista de las características personales y culturales propias de la gente que participa de los cultos en su Iglesia local. Anote todo lo que a su juicio es propio de su comunidad a diferencia de otras comunidades.

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Curso: Consejería Bíblica - TEMA 1


. lConsejería Bíblica: Una herramienta para hoy
. biblias y miles de comentarios
 
INDICE
INTRODUCCiÓN ............................................................................................... 7             1.EL  CONSEJO  DE  DIOS  Y  EL  CONSEJERO ....................................... 13
2.  LA  RAIZ DE  LOS  PROBLEMAS .......................................................... 27
3.  EL PRÓPOSITO DE LAS PRUEBAS,  LAS DIFICULTADES Y  LOS  SUFRIMIENTOS     .......................................................................... 43
4.  PECADO  Y  ESCLAVITUD  ESPIRITUAL.. .......................................... 63
5.  SALVACIÓN  y  RESTAURACIÓN ....................................................... 83
6.  EL  MINISTERIO  DEL  ESPIRITU  SANTO .......................................... 97
7.  SANIDAD  DIVINA ................................................................................. 1 21
8.  LIBERACIÓN  DE  LA  ESCLAVITUD  ESPIRITUAL.. ...................... 14S
9.  LIBERACiÓN  ESPIRITUAL  Y  OCULTlSMO ................................. 171
10.  EL  MATRIMONIO ................................................................................. 203 
11. EL  HOGAR  CRISTIANO ...................................................................... 22S
12.  LA  FAMILIA  CRISTlANA .................................................................... 24S
 
Como podemos comprobar hoy los creyentes, las cosas en el mundo están empeorando, y cada vez  oímos más  de  "guerras  y  rumores  de  guerra",  tal  como  lo  profetizó Jesús  en Mateo  24:7-8  cuando  dijo:  "Porque  se  levantará  nación  contra  nación,  y reino  contra reino;  y habrá  pestes,  y hambres, y  terremotos  en diferentes  lugares.  y  todo  esto  será principio de dolores ".
Nos damos cuenta que el vivir cristiano bajo la guía del Espíritu Santo se ha hecho dificultoso para muchos creyentes, abunda la seducción  del  mal,  el  engaño;  fuertes  tentaciones  y  acusaciones han derrumbado  la  vida  de  cristianos sinceros  y  devotos.  Apocalipsis  12:12  nos  dice  que  el  diablo  ha  descendido  a  la  Tierra  con gran ira,  "sabiendo  que tiene poco  tiempo".
Por eso  la lucha espiritual nunca ha sido  tan crítica como  has-a  ahora,  si  bien  principalmente  en los  tiempos  de  Nerón y  de  la Inquisición muchos cristianos  fueron  masivamente perseguidos y martirizados,  la  mayoría de ellos no perdió la salvación eterna.
En cambio ahora la persecución del diablo viene a través de una inundación e incitación al  pecado,  para que los creyentes pierdan a  promesa  de  ser más  que  vencedores  en el  reino  de  los  cielos,  o que  algunos sean borrados  del  libro de  la  vida,  y así  pueda lograr sus objetivos malignos robando las almas o esclavizándolas espiri-tualmente.  Pero  el  Señor Jesucristo  nos  ha  dado  las  armas  espiri-tuales  y  todo  el  consejo  de  Dios  para  vencer cada  tentación,  cada engaño y cada acusación enviada en contra de  nosotros por el ene-migo  de  nuestras almas.
La  consejería espiritual es  un ministerio fundamental  para ayu-dar  a  todos  los  creyentes en  tiempos  de  crisis,  tal  como  Pablo  lo manifiesta  en  Hechos  20:27  cuando  dijo:  "No he  rehuido  anuncia-ros  todo  el  consejo de  Dios".  Este es un ministerio que Dios ha otorgado  al  cuerpo  de  Cristo  para  que  nos  soportemos  unos  a  otros, nos  perdonemos unos  a  otros,  y  podamos  ser  vencedores  contra las  artimañas del  diablo.
Para  ello  debemos  adiestrarnos  para  que  "la  palabra  de  Cristo more en abundancia en nosotros,  enseñándonos y  exhortándonos unos a  otros  en  toda  sabiduría ... "  (Colosenses  3:16).  Es  necesario  ins-truirnos en el  conocimiento de la  palabra de Dios  para ser de  ayuda  eficaz a otros hermanos en la  fe  y para vivir una vida victoriosa nosotros mismos,  perseverando hasta el  fin,  y predicando el  evangelio del reino  a todo el  mundo.
Lamentablemente,  muchos  han  asociado  la  consejería  bíblica espiritual  con  la psicología  humanista  o  la  medicina  psiquiátrica, y  en  algunos  casos  se  ha  requerido  en  congregaciones  cristianas que el  consejero espiritual tenga algún título profesional de psicología humanista.
Esto está muy lejos del propósito de Dios; en realidad, todo pastor o maestro bíblico  tiene que guiar fielmente el rebaño del Padre y alimentarlo de  la  palabra viva  de Dios; no solo debe administrar la  Palabra  en  la  predicación,  sino  que  debe  estar  preparado  para aconsejar  a  las  ovejas  necesitadas,  heridas  o  descarriadas,  para mantenerlas  guardadas  dentro  del  redil.  Sin  embargo,  también cualquier  fiel  cristiano  puede  intervenir  en  la  tarea  de  aconsejar, sin ser  un  ministro  cristiano  en el  ejercicio  del  pastorado  o  de  la
enseñanza bíblica.
De  hecho,  todo creyente es  responsable de  anunciar el  evange-lio de Jesucristo a todo aquel que vive  separado de Dios;  para esto no  se  requiere  un  título  de  ministro  cristiano,  pero  sí  se  requiere el  consejero  cristiano  un profundo  conocimiento  de  las Escrituras y de una preparación personal en su carácter. Esto significa que si alguien tiene una vocación para aconsejar,  debe prepararse para la obra del ministerio. La  mejor preparación y entrenamiento para aconsejar bíblicamente es  formarse  en un buen seminario  bíblico y  teológico,  o  en una escuela  l.e  líderes,  reconocidos  por su  solidez doctrinal.
Porque los  recursos sobre los  que debe  apoyarse  todo conseje-ro cristiano es la palabra de Dios, la guía del Espíritu Santo y la co-munión con la  Iglesia del  Señor.  De  hecho,  quiero aclarar,  que no hay lugar en el  cuerpo de  Cristo para los consejeros independientes que obran por su propia cuenta sin estar unidos al  cuerpo o sin pertenecer a una congregación cristiana reconocida.
Dios  manifiesta  en  la  Biblia  el  deseo  de  que  cada  creyente  se transforme  en un intercesor para  reconciliar  todos  los  corazones alejados,  heridos  o  lastimados,  con Dios.  Por ello  la  Biblia  considera  el  ministerio  de  la  consejería  como un servicio  espiritual  en favor  de  los necesitados  (2  Corintios 5: 18).
Como  consejero,  un  cristiano  es  un vínculo  vital  entre el  que está  necesitado  y  Dios.  El  Espíritu  Santo  de  Dios  es  el  Consejero de  todos  los  consejeros  cristianos,  por ello  todo  cristiano  que  ha recibido a Cristo como su Salvador personal, debe buscar la llenu-ra  del  Espíritu  Santo,  para poder así  alcanzar  el  nivel  espiritual y prepararse como consejero.  .
El  ministerio  del  consejero  espiritual  es  de  trascendental  Im-portancia para ayudar a mantener la unidad del pueblo de Dios.  El consejero  podrá  exhortar  con  amor y  autoridad  espiritual  al  cre-yente  con  dificultades,  ayudándolo  a  "enderezar  lo  que  se  había torcido"  (ver Romanos  15:14).
Este  curso  de  consejería  ha  sido  diseñado  como  un  instrumento de ayuda y como herramienta eficaz para los que sufren distintas perturbaciones o  estados de  confusión, y que todo conseje-ro cristiano no debe ignorar.  Aunque será el  Espíritu Santo quien traerá a la memoria todo el bagaje de conocimientos que usted ate-sore, y que unido al aprendizaje de textos claves y conceptos bíbli-cos  estará en condiciones de  recibir la  dirección divina  en el  momento en que usted se encuentre ante un problema para aconsejar a otro  (ver Juan 14:16;  16:13-14).
Este  curso  trata  sobre  las  soluciones  bíblicas  a  los  principales problemas  que  tiene  el  ser  humano,  y  a  las  diversas  dificultades que  pueden enfrentar  los  creyentes durante el  crecimiento espiritual.  Los  requisitos indispensables para el  creyente que desee alcan-zar  el  ministerio  de  dar  el  consejo  de  Dios  están en las  cartas  del apóstol  Pablo  a  Tito  y  en la  Primera  carta  a  Timoteo.  Después .de leerlas,  estará  en  condiciones  de  comenzar  este  estudio  practlco para el consejero cristiano. 

 1. LA CAPACITACION PARA RESTAURAR VIDAS
Es  la  creencia generalizada que la  tarea de  aconsejar bíblicamente pertenece exclusivamente solo a los pastores, sacerdotes o clérigos de  las iglesias.  Aunque en la actualidad se  ha pretendido jerarqui-zar el ministerio, algunas denominaciones cristianas han incorpo-rado  a psicólogos matriculados en psicología humanista,  tratando de  convertirlos en psicólogos "cristianos".  (También el enemigo a través de la  Nueva Era está promoviendo el  estudio de la  conseje-ría espiritual, con el título de  "Counseling" a esta nueva carrera se-cular con raíces esotéricas.)
Pero si profundizamos lo que Dios dice al respecto, en la Biblia, nos  encontramos  que  Dios  llama  a  cada  cristiano  a  aconsejar  a otros, no como tarea obligatoria, sino como responsabilidad frater-nal.  En la  carta  que  escribió  el  apóstol Pablo  a los  Gálatas  6: 1 di-ce:  "Hermanos,  (no dice:  pastores,  sacerdotes o  clérigos,  ni psicó-logos)  si alguno es  sorprendido en alguna falta,  los  que sois espiritua-les,  (todos los  creyentes comprometidos con Dios  en servirle fiel-mente)  restauradle con espíritu de  mansedumbre,  considerándote a ti mismo,  no  sea que  tú también  seas  tentado".

 También en la  carta de  Pablo a los Romanos  15:14 encontramos otro  claro  llamamiento  a  ejercer la  tarea  de  aconsejar bíblicamen-te:  "Pero  estoy  convencido  de  vosotros,  hermanos  míos,  de  que  voso-tros  mismos estáis  llenos de  bondad,  llenos  de  todo conocimiento, y ca-pacitados  también  para amonestaros  los  unos  a los  otros".  Estos ver-sículos ciertamente involucran a todos los  cristianos comprometi-dos  con Dios y de  buen testimonio,  en la  tarea de  aconsejar.
El  llamamiento  es  claro:  todos los  cristianos  tenemos  que ayu-dar a  "restaurar" a quien Dios  haya  colocado a nuestro lado y que esté necesitado de  enderezar su caminar con Dios.  El  requerimien-to  del  Padre a restaurar la vida de alguien que está en dificultad, se entiende  bien  si  tomamos  el  concepto  de  la  palabra  restaurar  del griego KATARZIO,  cuya traducción literal es:  "Remendar", es decir, volver  al  enfermo  a  su  anterior  condición  de  sanidad.  La  palabra restaurar era  usada por médicos y pescadores.  Una  red con aguje-ros,  no servía, pues los peces a los que se quería atrapar se escapa-ban;  cuando  la  red  era  reparada,  podríamos  decir  que  había  sido restaurada para su uso normal, pues vuelve a ser útil por medio de la  restauración.  El  propósito del texto de  Gálatas 6: 1,  por parte de los  que  "son  espirituales",  es  restaurar al  miembro  de  la  Iglesia  de Cristo que ha sido  sorprendido en una falta,  hecho  que lo  ha dis-locado del cuerpo espiritual. Al igual que un médico restaura al co-locar  en su  lugar un miembro  dislocado.  Y de  esa  forma  lo  pone nuevamente  en su  utilidad propia.  El  consejero  que  realiza  la  ta-rea,  no es que asuma la  responsabilidad del que ha fallado;  lo  que hace es asumir la responsabilidad de aconsejar, de modo que aquel que cometió la falta logre corregir su error para retomar la carga de su propia responsabilidad en la  Iglesia.
En resumen: restaurar es lograr que el cristiano fallido vuelva a su lugar de utilidad en la  Iglesia  del Señor.  Pero  también puede ocurrir que el creyente fallido se haya apartado y en este caso no hay posibi-lidad  de  remitirlo  con su  problema  al  pastor  o  a  los  ancianos  de la Iglesia; aquí la restauración será nuestra obligación. La condición que debemos recordar es que quien va a aconsejar a otro debe pertenecer a  "los  que sois  espirituales",  o los que tienen el  Espíritu Santo activa-do  en sus vidas.  Porque la  presencia del Espíritu Santo hace  posible que podamos realizar el  proceso de restauración en el aconsejar.  De-bemos  pensar  que  Dios  ha  colocado  providencialmente  en  nuestro camino al cristiano que ha errado en su conducta, para que le ayu-demos a volver al camino de Dios.
Recordemos  la  actitud  del  sacerdote y  del levita que,  en la  pa-rábola  del  "Buen samaritano",  pasaron de  largo  y  evitaron su  res-ponsabilidad de ayudar al  prójimo.  Dios quiere que e~ estas situa-ciones seamos como el buen samaritano.  Puede ocurnr que el pro-blema que le toca aconsejar exceda sus conocimientos bíblicos o el
de su madurez espiritual. Entonces deberá remitir al cristiano a un
anciano  o  al  pastor de  su  congregación.  Y así,  completará su res-ponsabilidad espiritual.
El otro aspecto es el del creyente que tome esta responsabilidad como  vocación  ministerial.  Las  iglesias  tienen  consejeros  "oficia-les"  designados u  ordenados por los pastores y ancianos, para ayu-dar y pastorear la grey de  Cristo.
El punto principal del creyente involucrado en la .tarea d acon-sejar,  es  que cada consejo  emitido  debe ser el  consejo  de  DIOS  ex-presado  en las Sagradas Escrituras.  Solo  así  podrá haber restaura-ción; porque si el consejo es  pobre o  mezclado .con conceptos hu-manistas, puede ser inocuo y hasta muy perjudlclal.  La  VIda  de los cristianos que componen el cuerpo de  Cristo, la  Iglesia  del  Señor, está en juego. Por ello, el llamado de Dios a restaurar a los fallIdos, jamás debemos tomarlo a la  ligera. 

¿CUANTAS  PERSONAS ESTÁN  IMPLICADAS EN  EL MOMENTO DE ACONSEJAR?
Aparentemente las personas implicadas son el consejero y el aconsejado. Esto sería correcto si hablamos de impartir  consejos huma­nos o profesionales; pero en el aconsejar blbhco slempre estan implicadas tres personas, porque el consejero y el aconsejado se reunen  en  el  nombre  del  Señor jesucristo,  y  es  en su  presencIa  real que se realiza la  tarea.
El evangelio según san Mateo  18:10 dIce:  .Donde hay dos  o tres congregados  en  mi  nombre,  alli  estoy yo en  medio de  ellos. Jesucnsto  reside hoy de modo invisible en su IglesIa en la persona del Es­píritu Santo. Jesús, antes de ascender a los cielos se reunio por. ultima vez con sus discípulos y les dijo que el Padre les enviaria, otro Consolador  (. .. )  el  Espíritu  de  verdad". (Juan  14:16-17).  El  otro mencionado, se refiere a otro como El mismo, para que los guiara, y los ayudara en todo lo  que jesús les encomendó que hicieran.  La palabra  "Consolador"  fue  traducida  del  griego  PARAKLETOS,  que significa:  ayudador,  abogado,  consejero, intercesor, alguien que se pone de nuestro lado para ayudarnos.
La  presencia del  Señor jesucristo es  manifestada en la  consejería  por medio  de  su  Santo  Espíritu,  quien es  el  autor de las  Escrituras, y quien las ha revelado a aquellos que escribieron en manuscritos la  palabra de  Dios que hoy tenemos en la  Biblia.  Por lo  tanto,  cuando  se  reúne  un  consejero  con  el  aconsejado,  para  que  el consejo  de  Dios  sea  manifestado  por su  divina  Palabra,  se  requiere  la  participación  del  Espíritu  Santo.  En  ese  caso  habrá  tres  personas  presentes:  el  Consejero  Divino,  el  consejero  cristiano  y  el aconsejado. 

2. EL CONSEJERO DIVINO
Como  hemos  dicho,  el  Señor jesucristo  reside  ahora  de  modo invisible  en su  Iglesia  en la  persona  del  Espíritu  Santo. jesús le aseguró  a sus discípulos  que  el  Padre les  enviaría  "otro  Consolador  (...)  el  Espíritu de  verdad".  La  palabra  "otro" fue  traducida  del griego ALLOS,  que significa:  "una diferencia numérica referido  a otro  con carácter similar,  u  otro de la  misma  especie". 

Durante  tres  años y  medio jesús guió,  enseñó,  instruyó,  co-rrigió y animó a sus discípulos,  fue  realmente su Consejero, co-mo  también aconsejó  a  muchos más.  En  el  momento  que  esta-ba  anticipando  a sus discípulos su  partida de  la  Tierra,  les  dijo que les iba a enviar "otro Consolador" que sería como Él  mismo, para que los guiara y enseñara como Él  lo  había hecho.  "Conso-lador"  literalmente  significa:  "llamado  al  lado  y  en  ayuda  de uno,  sugiere  la  capacidad  para  prestar  ayuda.  Generalmente usado  para  el  que  aboga  por la  causa  de  otro,  y  en un sentido más amplio, significa uno que socorre, que consuela, que acon-seja".
El  Espíritu  Santo  es  llamado  "Santo"  porque  es  la  fuente  de toda  santidad,  y su obra  principal en el  corazón del  cristiano  es impulsar el anhelo de ser santo en toda expresión y conducta por el  hecho  de  que  Dios  es  Santo.  El  aconsejar  es  un aspecto  de  la santificación.  Como  hemos  dicho,  la  obra  del  Espíritu  Santo  en la  persona  regenerada  es  la  santificación;  por lo  tanto  debemos considerar al  Espíritu Santo  como la  persona más importante en el  contexto del aconsejar bíblico,  y considerarlo  el  Consejero  de los  consejeros.
Jesús  les  anunció  a  sus  discípulos  que  los  enviaría  a  hacer una gran obra, mayor a la que Él había hecho.  Esta obra comen-zarían  a  realizarla  después  que  el  Espíritu  Santo  viniera  sobre ellos,  quien les daría el  poder,  la  guía y los consejos para poder ejecutarla. jesús les  prometió  también que continuaría estando junto a  ellos,  por medio  del  Espíritu  Santo,  hasta  los  confines de  la  Tierra.  Así  que jesús si  bien  los  dejaba  físicamente,  esto iba  a ser beneficioso  para  ellos  y  para  los  cristianos  de  todo  el mundo  y  de  todos  los  tiempos,  porque  no  estarían  nunca  más solos,  ni  tampoco  deberían  decidir  nada  por su  propia  cuenta,
pues  el  Espíritu  de  verdad  les  daría  el  consejo  apropiado  para cada situación.
Lo  cierto  es  que el Espíritu  Santo  aconsejó  a  los  discípulos  de una  manera  perfecta  y,  además,  fueron  capacitados  para  recordar de una forma  inequívoca las palabras y obras de jesús, que fueron fielmente reproducidas en el  Nuevo Testamento.  La  obra principal del  Espíritu  Santo llega  hasta  nuestros  días  por medio  de  su  ver-dad predicada, explicada y aplicada sobre los miembros de la  Igle-sia de  Cristo en todo el mundo.
El  Espíritu Santo es quien regenera y da fe  a los inconversos (1  Corintios  12:3), quien capacita al  creyente para comprender las verdades de Dios (1  Corintios 2:9-16), quien nos ayuda a vi-vir conforme a la  voluntad de Dios.  Todos los creyentes reciben el Espíritu  Santo  en el momento de  la  regeneración,  en el  mis-mo instante que declaran a jesucristo como el Señor y Salvador de  sus vidas;  y  por lo  tanto  ya  quedan  habilitados  para  recibir
su  consejo.  Pero  para  tener  la  capacidad  de  dar  el  consejo  de Dios, es necesario recibir el bautismo del Espíritu Santo,  tal co-mo  lo  recibieron  los  ciento  veinte  creyentes  que  oraban  en  el aposento  alto  en el  día  de  Pentecostés,  y  someterse  a  la  prepa-ración necesaria. 

3. EL CONSEJERO CRISTIANO
De acuerdo a la Biblia hay cuatro fuentes principales de problemas que aquejan al  ser humano: 
A- Enfermedades orgánicas.
B- Enfermedades mentales o psíquicas,  no  orgánicas.
c- Pecados  personales.
D- Opresión y posesión demoníaca.
La  mejor preparación y entrenamiento para dar el consejo cris-tiano  es  buscar involucrarse  en el  estudio  de  la  palabra de Dios,  a través  de  institutos de  educación,  escuelas de  líderes o seminarios cristianos,  que  le  proporcione  un  fondo  teológico  y  bíblico  bien
sólido al  futuro  consejero.
Los recursos sobre los que descansa un consejero cristiano son: la  palabra  de  Dios  revelada  en la  Biblia,  la  guía del Espíritu Santo, y  la  Iglesia  como  congregación  de  los  santos.  Dios  ha  establecido que los creyentes de  todas las edades se congreguen en las iglesias locales, como dice la carta a los Hebreos  10:24-25:  "Y considerémo-nos  unos  a otros  para  estimularnos  al  amor y  a  las  buenas  obras;  no dejando de congregarnos,  como algunos tienen por costumbre,  sino ex-hortándonos  (aconsejándonos);  y  tanto  más,  cuanto  veis  que  aquel día  se acerca".
La vinculación de estos recursos por medio del estudio de la Bi-blia y  la  reflexión  en lo que  Dios  nos  habla  en ella,  una cotidiana e  íntima relación con el  Espíritu  Santo a  través  de la  oración, y la participación activa en la comunión con otros creyentes en la Igle-sia,  harán  que  el  consejero  cristiano  adquiera  la  idoneidad  que Dios requiere para este servicio.
Los  requisitos  básicos  del  consejero  cristiano  se  fundamentan en el  desarrollo  de  una  profunda convicción de fe  en el  Señor Je-sucristo, y un desbordante amor y compasión para servir fielmen-te  a Dios y al prójimo.
El  consejero cristiano debe,  sobre  todas las  cosas,  ser una per-sona de fe  y de  esperanza, y creer que  todas las  promesas de  Dios se  cumplen indefectiblemente.  En la  Biblia  Dios promete cambiar a  todos  los  que se  arrepientan  de  sus pecados y  que busquen an-dar  obedientes  en sus  mandamientos.  Los  aconsejados  necesitan que el consejero les dé esperanza viva y ánimo para que puedan al-canzar las promesas de Dios.  El consejero deberá orientar siempre al aconsejado hacia las soluciones de Dios, y hacer que este deje de mirar los problemas que lo  han vencido. 

4. ACTITUDES DEL CORAZON
El  rol  del  consejero  cristiano  es  enseñar  al  afligido  la  Palabra  de Dios,  revelada  por  el  Espíritu  Santo  y  ungida  en  el  poder  de  su amor e intercesión.
El  objetivo  del  consejero es el  de  guiar a la  persoüa que soli-cita consejo hacia la luz de la verdad que está en la Biblia.  Sabe-mos que  cuando una persona inconversa recibe  a Jesucristo  co-mo  su  Señor y  Salvador,  hay  que  animarla  a  tomar  parte  activa en una iglesia local para su futuro  crecimiento espiritual.  Pero si la  persona  es  un creyente que  está  alejado  de  la  comunión,  hay que restaurarla para que vuelva a ser un miembro útil al cuerpo de  Cristo.
Todo consejero cristiano debe tener una serie de actitudes que pre-dispongan su corazón para el servicio de aconsejar.  El Salmo 57:7 di-ce:  "Pronto  está mi corazón,  oh Dios,  mi  corazón está dispuesto ... ".  Es-tas son las principales actitudes del corazón para ser un fiel y eficien-te consejero de Dios:
•  Tener una actitud de obediencia a la  Palabra de  Dios.  Dice en  Romanos  6: 17 -18:  " ... aunque  erais  esclavos  del  pecado, habéis  obedecido  de  corazón  a aquella  (. . .)  doctrina  a  la  cual fuisteis  (. .. )  liberados  del  pecado".  El  consejero  que  es  obe-diente al  Señor Jesucristo y a su Palabra obtiene una visible autoridad espiritual en el servicio, pues Dios siempre respal-da a los siervos obedientes.
•  Tener una actitud de  siervo.  Dice  Filipenses  2:7:  ''jesús  se despojó  de  sí mismo,  tomando forma  de  siervo  (. . .)  se  humilló a si  mismo  (. .. )  haciéndose  obediente hasta  la  muerte".  Y Ma-teo  20:28:  "Como  el  Hijo  del  Hombre  no  vino para ser servido, sino  para servir,  y  para dar  su vida  en  rescate por muchos".  El consejero  debe  ser  humilde de  corazón y  de  espíritu.  Debe poner sus prioridades en ser de utilidad para otros  e imitar
aJesús, que no buscó engrandecerse a sí mismo, sino a ofre-cerse como siervo de  todos.
•  Tener  una  actitud de  pureza  e  integridad.  Dice  el  Salmo 24:3-4:  "¿Quién  subirá  al  monte  del  Señor?  ¿Y  quien  estará en  su  lugar  santo?  El  limpio  de  manos y  puro  de  corazón;  el que no  ha  elevado  su  alma a cosas  vanas,  ni jurado con  enga-ño".  Cuando el espíritu del consejero está influenciado por actitudes egoístas e impuras, el Espíritu Santo no podrá fluir para bendecir al  aconsejado.
•  Tener  una actitud sumisa.  Dice  Hebreos  13:17:  "Obedeced  a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas,  como quienes  han de dar cuenta".  El consejero debe reco-nocer y respetar a los líderes de la iglesia que estén sobre él por mandato de Dios.  Para poder guiar a otros, primero debe apren-der a ser guiado.  En la  obra  de Dios,  antes de  tener autoridad sobre otro debe  estar bajo autoridad y en sujeción a ella.
•  Tener una actitud de  plena confianza en Dios.  Dice  2 Co-rintios  1:9-10:  "". Tuvimos  en  nosotros  mismos  sentencia  de muerte,  para  que  no  confiásemos  en  nosotros  mismos,  sino  en Dios  que  resucita a los  muertos;  el  cual  nos  libró,  y nos  libra,  y en  quien esperamos nos librará,  de  tan grande muerte".  El con-sejero debe tener siempre su mirada puesta en Jesús, duran-te el  tiempo que esta aconsejando, confiando y descansando que Él  hará todo lo que prometió.
• Tener una actitud paciente y amorosa. Dice 2 Corintios 5: 14:
"Porque  el  amor de  Cristo  nos  constriñe".  El  consejero  debe  te-ner paciencia para escuchar los problemas, una actitud amoro-sa, pues la impaciencia o la actitud de no dejar hablar al acon-sejado, solo  traerá confusión.  Todo  debe ser hecho con amor; el amor es una acción y no un sentimiento.
•  Tener una actitud compasiva hacia el pecador, aunque al mismo tiempo, su actitud se mantendrá firme contra el pe-cado  que  esclaviza  al  oprimido.  El  rey  David  fue  severa-mente amonestado por el profeta  Natán, debido  al adulte-rio  cometido con Betsabé;  el  rey retenía  en secreto  su fal-ta.  Recibió  la  reprensión  de  los  pecados  cometidos  y  el anuncio  de  las  consecuencias  que  sufriría  por  ello;  pero, sin embargo,  después de  tomar conciencia de  cómo había ofendido a  Dios con sus  pecados, pudo confesar sus deli-tos y al  instante recibió  el  misericordioso perdón de Dios. Dice  2  Samuel  12:l3:  "Entonces  dijo  David  a Natán:  pequé contra  Dios.  Y Natán  dijo  a David:  También  Dios  ha  remiti-do  tu  pecado;  no  morirás".  El consejero debe  tener siempre un corazón dispuesto a aceptar a los pecadores sin ningún tipo  de  rechazo.
•  Tener una actitud de  discípulo,  y nunca de maestro.  Dice Romanos  2:21:  "Tu,  pues,  que enseñas a otro,  ¿no  te enseñas  a ti  mismo?"  Dios  demanda  que  como  cristianos  aprendamos a vivir bajo  el  gobierno  de sus autoridades delegadas.  Todo consejero con capacidad de aconsejar a  otro debe estar bajo autoridad, debe contar con alguien que lo aconseje y super-vise  espiritualmente;  esto  nos  ayuda  a  mantener  una  cons-tante actitud de discípulos. 

5. ACONSEJAR EN  EL ESPIRITU
La  tarea de aconsejar es la  obra del Espíritu Santo.  Cuando impar-timos el consejo de Dios, debemos tener la confianza de que el Espíritu Santo  está presente.  Lo  descubriremos al  depender de El en  cada consejo,  Él  nos ayudará a  entender y  a seleccionar las  Escn-turas  precisas  según  la  necesidad  del  que  se  dispone  a  recibir  el consejo.
Nunca debemos preocuparnos ni apresurarnos a decir nada por nuestra propia cuenta, es preferible esperar en oración hasta que el Espíritu Santo nos dé sabiduría o descubra la verdad sobre el pro-blema que nos toque aconsejar.  Dice Juan 14:23 y  16:l3-14: "Res-pondió Jesús  y  le dijo:  El  que me ama mi  palabra guardará(. .. ) cuan-do  venga  el  Espíritu  de Verdad,  él  os  guiará  a toda  verdad;  porque  no hablará por su propia cuenta,  sino que hablará todo  lo  que oyere, y os hará  saber  las  cosas  que  están  por venir  (. .. )  tomará  de  lo  mío,  y  os lo  hará saber".
Es  necesario,  además,  tener  la  mente  llena  de  la  Palabra  de Dios.  Esto lo lograremos leyendo y  releyendo la Biblia, y  toman-do  tiempos  de  reflexión  sobre los  pasajes  que leemos.  Entonces cuando  tengamos que pensar para dar un consejo,  nuestra men-te  estará  impregnada  con la  Palabra  de  Dios,  y  así  naturalmente podremos pensar con la mente de  Cristo, y  cuando. aconsejamos lo  haremos  en perfecta  concordancia con Las  Escnturas.  Dice  2 Timoteo  3:16-17:  "Toda  la  Escritura  es  inspirada  por  Dios,  y  útil para enseñar,  para redargüir,  para corregir,  para instruir en justicia, a fin  de  que  el  hombre  de  Dios  sea  perfecto,  enteramente  preparado para  toda  buena  obra".
Dios nos dio una boca y dos oídos; probablemente El ha querido que pasemos el doble de tiempo escuchando en lugar de hablar.
La  mayor  parte  del  tiempo  el  consejero  debe  usarlo  para  oír  a  la persona que  acude en busca  de  ayuda,  y  el  oír requiere  una com-pleta atención y  esfuerzo  mental para retener toda  la  información recibida;  con  un  oído  debe  oír al  aconsejado,  y  con  el  otro  estar atento a la  voz  del  Espíritu  Santo de  Dios.
El  consejero debe ser paciente para escuchar a la  persona, no debe  interrumpirla  cuando  expone  su  problema,  no  debe  apre-surarse a  hablar en los momentos que el  necesitado hace pausas en su relato para recordar algo o porque lo  necesita; proceda con calma,  muestre  un genuino  interés  en  lo  que  la  persona  dice  y no en lo  que usted pueda decir.  Nunca debe dar un consejo si  la persona no  ha  terminado su  relato.  Si  no  ha  entendido  algo,  pi-da  explicaciones, aprenda a obtener más información por medio de  preguntas.  Recuerde  que  usted  no  está  para  lograr  reconoci-miento,  sino  que sirve  como  intermediario  para  dar un consejo según  la  Palabra  de  Dios.  Dice Juan  14:26:  "". el  Espíritu  Santo (. .. )  él  os  enseñará todas  las  cosas,  y  os  recordará  todo  lo  que yo os he  dicho".
Algunas veces el que pide consejo acude buscando un aval a de-ci~iones ya  tomadas;  entonces,  en  lugar  de  buscar  el  consejo  de DIOS,  busca  aprobación  o  simpatía  por sus propias  decisiones,  en lugar de ser aconsejado.  En este  caso  el consejero debe ser hones-to  en su consejo y  hablar la  verdad  con amor.  Si  descubre  que  el aconsejado  tIene  culpa  o  responsabilidad  directa  con el  problema presentado,  hay  que  decírselo;  aunque  no  sea  fácil  hacerlo.  Esta-mos  al  servicio  de  Dios  y  no  de  los  seres  humanos.  Dice  Hechos 5:29:  "Respondiendo  Pedro y  los  apóstoles,  dijeron:  es  necesario  obe-decer a Dios  antes  que a los  hombres". 

6. EL CARÁCTER REQUERIDO PARA EL CONSEJERO
Hemos visto las actitudes del corazón requeridas para el conseje-ro  crlstiano; ahora  veremos  el  carácter  requerido  para  los  que aconsejan.
•  Tener  un  carácter  humilde,  hay  que  imitar a Jesús  en  su humildad.  Dice Marcos  9:35:  "Entonces  él  Jesús  (. .. )  les  di-jo:  Si  alguno quiere  ser  el  primero,  será  el  postrero  de  todos,  y el  servldor de todos". Y en Lucas  18: 14 Jesús agregó:  " ... el que se  humilla será  enaltecido". 
•  Tener un carácter firme,  con confianza absoluta en Cristo Jesús.  Dice  1 Juan 5: 14-15:  "Y  esta  es  la  confianza que  tene-mos  en  él  Uesucristo),  que  si  pedimos  alguna  cosa  conforme  a su  voluntad,  él  nos  oye.  Y si  sabemos  que él  nos  oye  (. .. )  sabe-mos  que  tenemos  las  peticiones  que  le  hayamos  hecho".
•  Tener  un  carácter  alegre,  proveniente  del  gozo  de  Dios.
Dice Juan 15: 11:  "Estas  cosas  os  he  hablado,  para  mi  gozo  es-té  en  vosotros,  y  vuestro gozo  sea  cumplido".
•  Tener  un  carácter  sensible,  con  actitudes  de  atención  al prójimo  y  disposición  de  ayudarlo.  Jesús  dijo  en  Mateo 25:35-40:  " .. . tuve  hambre,  y  me  diste  de  comer;  tuve sed,  y me diste  de  beber  (. .. )  estuve  desnudo,  y  me cubristeis;  enfer-mo y  me visitasteis;  en  la  cárcel,  y  vinisteis  a mí  ( ... )  ¿ Cuán-do  te  vimos  hambriento, y  te  sustentamos  (. .. ) o sediento  (. .. ) o  desnudo  ( ... )  o  cuándo  te  vimos  enfermo,  o  en  la  cárcel,  y vinimos  a ti?  ( ... )  Y respondiendo  ( ... )  os  digo  que  en  cuanto lo  hicisteis  a uno  de  estos  mis  hermanos  más  pequeños,  a mí
lo  hicisteis".
•  Tener un carácter prudente; todo lo que el consejero escu-cha  del  aconsejado  debe  quedar  guardado  entre  los  dos  y Dios.  Dice Proverbios  16:28:  " .. . el  chismoso  aparta a los  me-jores  amigos".
•  Tener  un  carácter sumiso,  ser obediente a  Dios  y  a  todos aquellos que tienen autoridad.  Dice Efesios 6:5:  " ... obedeced a vuestros amos terrenales  con  temor y  temblor,  con sencillez de vuestro  corazón,  como  [obedeCéis]  a Cristo". 

7. ,CUÁL ES EL PROPÓSITO BÁSICO PARA DAR EL CONSEJO DE  DIOS?
Hemos dicho que aconsejar es como el proceso por el cual un cris-tiano ayuda a restaurar a otro a una posición de utilidad en el cuer-po de  Cristo,  que es  la  Iglesia.  Es  una actividad en la  cual un cre-yente  entra de modo primario como miembro  de  la  iglesia,  some-tido a la autoridad de los pastores y ancianos de la iglesia para ejer-cer el  servicio.
Entonces  aconsejar  bíblicamente  es  la  búsqueda  de  lograr  un cambio de  conducta en alguien que se  ha desviado,  por medio  de la  confrontación de  las verdades de  Dios,  y  con el  activo  interés y afecto personal por parte del consejero hacia el  aconsejado.  Parta-mos de la base  que  hay pautas y actividades pecaminosas en la vi-da del aconsejado, que Dios quiere cambiar. y  que este cambio po-drá ser realizado por medio de una confrontación verbal del acon-sejado frente a las Escrituras, administrado por el consejero bajo la unción y el poder del Espíritu Santo; en una forma fraternal,  fami-liar y amorosa  para el  beneficio de la  persona.
Todo  aconsejar  bíblico  tiene  el  objetivo  de  lograr  un  cambio, pero si se pierde este objetivo dejará de ser una sesión de conseje-ría  cristiana,  para  convertirse  en  una  reunión  social  y  humanista que no afectará  la  vida  del  aconsejado.
Veamos  qué  es  lo  que  hay  que  cambiar  por medio  del aconse-jar.  En  la  carta  de Pablo  a  los  Gálatas  6: 1 dice:  " ... si  alguno fuere sorprendido  en  alguna falta".  Esta  situación  ocasiona  la  necesidad de  un  cambio.  Este  cambio  se  fundamenta  en la  restauración  del pecador a una función de utilidad, requiere un cambio en sus pau-tas  de  vida,  en sus  creencias,  actitudes  y  conducta  desviadas.  En realidad  el  objetivo  es  lograr  que  esas  pautas viciadas  sean  reem-plazadas por otras rectas.
Todo  aconsejar tiene que ver con cambios de bajos valores mo-rales  en  creencias,  en juicios,  en  relaciones,  que  determinan  un mal  comportamiento.  El  pecado  lleva  al  pecador a vivir  en forma desarticulada con el plan que Dios diseñó para los seres humanos.
O sea  que el  objeto en el  aconsejar cristiano  es:  cambiar el  pensa-miento y las acciones del pecador. El uso de la confrontación logra que el aconsejar sea curativo. La  persona que necesita ser confron-tada,  es  la  que ha estado pensando y  también obrando pecamino-samente; por eso el aconsejar curativo tiene como meta cambiar la manera pecaminosa de pensar y de  actuar del pecador,  por medio de  la  confrontación.
Toda  confrontación implica el  contacto personal, verbal,  cara a cara,  para  lograr  el  cambio.  Esta  confrontación  del  consejero  al aconsejado, se  realiza sobre los principios bíblicos que serán apli-cados en cada  situación.  No  hay violencia  ni actitudes  de  reprension  amenazadoras en este tipo de confrontación, pues es un acon-sejar  curativo,  es  como  un  diálogo  de  ayuda  en  que  el  consejero desarrolla  el  tema  de  consulta para  que  el  aconsejado  reaccione  a la  necesidad urgente de  un cambio de vida.
El  trato debe ser como el de una madre que corrige a su hijo con sumo interés y profundo amor.  Este afecto deberá estar siempre pre-sente para que la confrontación sea de utilidad. Debe resaltarse el in-terés del consejero por la persona, la búsqueda apasionada de aliviar
las  miserias  que  las  pautas  de  la  vida  pecaminosa  infringieron  al aconsejado.  Al  presentarle la  Palabra  de  Dios,  el  consejero debe in-terpretar y aplicar los preceptos y prácticas de la Biblia,  con el  úni-co  intento  de  ayudarlo  para  que  logre  los  cambios  que  lo  liberarán de su miseria y malestar.  Aquí es  fundamental  la  oración, pues será el  Espíritu  Santo  quien  usará  la  Palabra  de  Dios  para  iluminar  la mente del aconsejado, de modo que quede redargüido de su pecado y sea encaminado hacia el cambio que Dios requiere.
En la oración el consejero debe pedir sabiduría de Dios para mi-nistrar su Palabra con eficacia y,  además, orar para que el  necesita-do  reciba  fuerzas  para obedecerla.
No  debemos olvidar que  todo aconsejar cristiano  tiene por ob-jetivo el cambio escritural que lleve a la restauración y a la utilidad del aconsejado.
La Biblia es el libro que Dios  proveyó como un "manual del fa-bricante" para guiarnos en el aconsejar; en ella está todo lo que ne-cesitamos para realizar los cambios requeridos para vivir una vida que agrade a Dios.  Dice  2 Timoteo 3:16-17:  "Toda  Escritura es  ins-pirada por Dios, y útil para enseñar,  para redargüir,  para corregir,  pa-ra  instruir en justicia,  a fin  de  que el  hombre de  Dios  sea perfecto,  en-teramente preparado  para  toda  buena obra"  
Veamos  por parte cada uno de estos cuatro valores: 

ENSEÑAR:  La  Biblia  enseña cuál  es  el  verdadero  estilo  de vida  que Dios  diseñó,  para  que lo  vivamos  en la  nueva  experiencia  cristiana.
Enseña por medio de preceptos, mandamientos y ejemplos prácticos de hombres y mujeres que dejaron el  testimonio  de sus vidas,  de  có-mo debemos vivir para agradar a Dios, y qué es lo que le desagrada.
Debemos aclarar que una persona  también puede pedir conse-jo en una situación de duda o de  tentación,  antes de  haber come-tido  un pecado.  Para  lo  cual  el  consejero  aplicará  el  consejo  pre-ventivo, cuyo objetivo será evitar que el aconsejado caiga en peca-do.  En este caso el enseñar de la Escritura será la  fuerza  que enca-minará y ayudará al  aconsejado a elegir el  recto  camino de  Dios. 

REDARGUIR:  El  Espíritu Santo por medio de la Biblia nos redar-guye  de pecado.  Es  por medio de la  convicción del pecado, que es lo que hace posible el  cambio de conducta santa que expresa la Bi-blia.  Cuando  comparamos  nuestras vidas  con  el  estándar bíblico, podremos descubrir cuán lejos o cercanos estamos del amor a Dios y del  amor a nuestro prójimo. Si  no hay convicción de  pecado,  no habrá  cambio bíblicamente aceptable. 

CORREGIR:  El  arrepentimiento  o  cambio  de  actitud en nuestra mente,  hace que busquemos un cambio profundo en nuestra con-ducta.  La  Biblia  nos  confronta  para  que  reconozcamos  y  confese-mos nuestros pecados, y procuremos recibir el  perdón de  Dios pa-ra  consolidar  por medio  de  la  corrección  de  la  conducta  o  de  los pensamientos erróneos,  el  cambio bíblico. 

INSTRUIR EN JUSTICIA:  La  Biblia  nos  previene  acerca  de  cómo  evi-tar los pecados, y nos instruye de cómo encontrar la solución cuan-do caemos en pecado,  y cómo quedar liberados de  ellos  en el  futu-ro  por la  acción santificadora del Espíritu Santo.  Nos exhorta reite-radas veces  "a ejercitarnos en la  piedad".  Nos instruye para que nos despojemos de la vieja  manera de vivir  "en Adán"  -nuestra natura-leza caída- y para que nos vistamos con el ropaje de la nueva mane-ra de vivir  "en Cristo" -nuestra nueva naturaleza divina.

En estos cuatro pasos la Biblia presenta el plan de Dios para ins-truirnos y  realizar los  cambios necesarios,  para alcanzar la  estatu-ra  de  nuestro Señor y Salvador Jesucristo.  Tenemos la  responsabi-lidad como consejeros cristianos de alcanzar el objetivo;  Dios  nos ha llamado para ir por todo el mundo haciendo discípulos, y ense-ñándoles  que  vivan  la  vida  que  Dios  planeó  para  todo  el  género humano. Y la  Biblia  tiene todo  lo  que cualquier ser humano nece-sita  para lograr los cambios requeridos por Dios.
Es  fundamental  para  el  consejero  cristiano  pasar mucho  tiem-po leyendo y estudiando la Biblia cuidadosamente, para poder dar la  Palabra de Dios  con precisión y seguridad a todos los que nece-sitan hacer un cambio para Dios.

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