lunes, 27 de junio de 2011

Las Iglesias Locales: Asambleas de una Sola Iglesia - La Esposa del Cordero


Una razón teológica: Las iglesias locales son esenciales en la vida del Reino

Para no dar nada por sentado, primero es necesario preguntarse por qué son importantes las iglesias.
  1. Los creyentes necesitan comunión
    Quizás la primera respuesta es obvia: los creyentes necesitamos comunión. Esto es una parte normal de la vida cristiana. Las escrituras específicamente desaprueban un cristianismo aislado. Por eso encontramos exhortaciones como la de Hebreos 10:25: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más cuanto veis que aquel día se acerca.” Además, estar juntos es necesario para poder cumplir las obligaciones que tenemos mutuamente los unos con los otros. Por ejemplo, “estimularnos al amor y a las buenas obras” (v. 24).
     
  2. La vida nueva es comunitaria
    Un cristianismo solitario no encaja con la realidad comunitaria de la vida nueva. Al ser regenerado, Cristo “nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13). El concepto de un reino es un concepto social. Creyentes aislados no pueden reflejar esta realidad social. ¿Cómo puede manifestarse, por lo tanto, el reino en la tierra sin una comunidad? Simplemente no puede.
    Además, si consideramos todas las imágenes de la vida cristiana en el Nuevo Testamento, veremos que son comunitarias. Los creyentes forman parte de un cuerpo (I Corintios 12:12-31). Son miembros de una casa (Efesios 2:19, I Tim. 3:15). Son piedras en un edificio (I Pedro 2:5). La iglesia está descrita con la misma terminología que el antiguo Israel – es “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios (I Pedro 2:9). Estas son descripciones corporativas. Por eso, el intento de vivir la vida cristiana en solitario es vivir en un estado de autoengaño. No se puede tener el evangelio sin la comunidad que nace de ese evangelio. Howard Snyder resume este hecho con una lógica irresistible al afirmar que “Si la iglesia es el cuerpo de Cristo...entonces la iglesia es una parte indispensable del evangelio.”
     
  3. Las iglesias locales encarnan a Cristo de una manera única
    Cuando Dios quiso dar su palabra definitiva a la humanidad envió a su Hijo (Hebreos 1:2) . En su venida, ese Verbo “se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). La segunda persona de la Trinidad literalmente “montó su tienda” entre nosotros. Existe un sentido de arraigo y permanencia en la visita divina.
    De una manera similar, una iglesia localiza y arraiga la presencia de Dios en una comunidad. Steve Spaulding ha observado que “una iglesia, en contraste con la mayoría de nuestros esfuerzos no eclesiales, es una colonia visible y permanente del reino. Jesús no está de paso. El no desaparece sin dejar rastro.
    Viene a quedarse; a ser vivido; a ser accesible; palpado, visto, oído, entendido.” Una iglesia encarna a Cristo en una comunidad. Pablo informa a los Corintios que “vosotros” (en conjunto) sois el cuerpo de Cristo (I Corintios 12:27), que “vosotros” (en conjunto) sois el templo del Espíritu Santo (I Corintios 3:16-17, ver también Efesios 2:21-22). Dios está presente en su pueblo, y a través de su pueblo, está presente en la comunidad. “Jesucristo, mientras promete habitar en el creyente individual, no encuentra plena manifestación en un ‘cuerpo’ sin “El Cuerpo” de Cristo, el conjunto reunido de los creyentes, la iglesia, su esposa, visible, accesible, con todos los dones del Espíritu en funcionamiento.”
    Esto se convierte en un testimonio poderoso. Como El Verbo hecho carne permitió a la humanidad “ver” la gloria de Dios (Juan 1:14), así también una congregación local hace visible a Cristo. Lesslie Newbigin afirma lo mismo cuando plantea y luego responde a la siguiente pregunta: “¿Cómo es posible que el evangelio sea creíble, que las personas lleguen a creer que el poder que tiene la última palabra en lo que concierne a la humanidad está representado por un hombre colgado en una cruz? Sugiero que la única respuesta, la única hermenéutica del evangelio, es una congregación de hombres y mujeres que lo creen y lo viven.”
  4. Los dones encuentran plena expresión en la iglesia
    Es en la comunidad de la iglesia donde los dones del Espíritu Santo encuentran expresión más completa y estratégica. En nuestra tendencia a pensar horizontalmente sobre la expansión de la iglesia, no debemos olvidar que es el Espíritu Santo quien capacita y potencia a la iglesia para esta misión.
    Consecuentemente, si las comunidades del reino son esenciales en la vida del reino, es de esperar que encontremos dones dados a la iglesia para su mantenimiento, crecimiento y multiplicación. Y esto es precisamente lo que encontramos.
    Si consideramos los diversos dones espirituales dados a la iglesia (Romanos 12, I Corintios 12-14, Efesios 4), vemos dones para la edificación de los santos (profeta, pastor, maestro, liderazgo), dones para servir dentro de la iglesia y fuera de ella (servicio, exhortación, generosidad, misericordia, etc.), y dones para hacer misión (apóstol, evangelista). Todos estos dones destacan la importancia de la comunidad en la vida del reino. Es más, destacan el hecho de que estas comunidades no sólo deben de ser fuertes, sino también que sirven, crecen y reproducen. Todos los dones son necesarios (y por lo tanto, cada creyente es necesario) para la misión total de una iglesia. Howard Snyder ha escrito: “No sólo el don de Howard Snyder ha escrito: “No sólo el don de evangelista, sino todos los dones espirituales son relevantes para el evangelismo de una manera u otra,” porque “el funcionamiento general de una comunidad cristiana es en sí una demostración de la verdad del evangelio y así un testimonio en el mundo y para el mundo.”6 El resultado es un organismo carismáticamente dotado que crece y se reproduce naturalmente.
    Pero además de estas consideraciones teológicas relacionadas con la misma naturaleza de la iglesia, las escrituras nos dan otras razones para iniciar comunidades del reino. Pasemos, pues, al estudio de la historia de la fundación de la iglesia.

Hacia una teología Bíblica sobre la Multiplicación de Iglesias: ¿Es lo Mismo que Multiplicar Denominaciones?


Hacia una teología bíblica sobre la multiplicación de iglesias ¿Qué multiplicó Pablo? ¿Número de convertidos, iglesias  o denominaciones (sectas)

Por  Jonatán Haley

Fundar nuevas iglesias es una labor loable que muchas iglesias fomentan por todo el mundo, principalmente por medio de sus misioneros. Pero de este trabajo surge naturalmente una pregunta que muchas veces pasa desapercibida: ¿No deberían estas iglesias, que promueven la implantación de iglesias alrededor del planeta con tanto vigor, iniciar también iglesias en su misma localidad? ¿No deberían nuestras iglesias tener el mismo celo para la multiplicación de congregaciones “en casa”, como en el extranjero? ¿Por congregaciones “en casa”, como en el extranjero? ¿Por qué no fundar una nueva iglesia en nuestra misma ciudad, incluso, en nuestra misma zona de la ciudad?
En sus formas más básicas, me parece que sólo existen tres posibles respuestas a estas preguntas.
Respuesta 1: Es una buena idea entre muchas otras buenas ideas.
Quien responda así, quizás piense: “Es sólo otra manera más a través de la cual una iglesia puede ser fiel a la Gran Comisión. Es algo que nos alegra el corazón cuando lo vemos ocurrir, pero somos igual de fieles al último mandato del Señor si emprendemos otros esfuerzos evangelísticos, como por ejemplo, empezar un programa una vez al mes dirigido a gente sin trasfondo religioso.”

Respuesta 2: Es una mala idea.
Aquel que responda así quizás piense: “Quitaría energía, gente, y recursos de una iglesia que ya tiene suficientes dificultades con sólo mantener los programas existentes. ¡Dar nuestras mejores personas al inicio y mantenimiento de una nueva obra podría retrasar años el avance de nuestra iglesia en sus esfuerzos de crecer y alcanzar a la ciudad para Cristo!”

Respuesta 3: Es una idea imprescindible.
Los que responden de esta forma pensarán: “No sólo tiene apoyo bíblico, sino que llevado a cabo con sabiduría, probablemente representa la mejor manera de ser fiel al mandamiento del Señor de hacer discípulos no sólo en todas las naciones, sino también en casa. La multiplicación de congregaciones locales es clave para el cumplimiento de la Gran Comisión. No es simplemente una idea más entre otras. Es la estrategia por la cual todas otras estrategias han de ser juzgadas, y a la que todas las demás deben eventualmente apoyar.”
Es mi convencimiento que la respuesta 3 es la que mejor encaja con la evidencia bíblica. ¿Por qué? Por tres razones básicas.

domingo, 26 de junio de 2011

La Oración: ¿Qué tiempo emplear en hablar con Dios?


 
El Sindrome de los 5 Minutos al hablar con Dios
                 
Oracion
Oracion
¿Cuándo fue la última vez que tú y Dios se juntaron para celebrar un culto de adoración sin coro, ni piano, ni orden de culto?
Muchas veces no oramos porque no sabemos orar, pero no sabemos orar porque no oramos y es entonces cuando caemos en el síndrome de los cinco minutos, no podemos estar cinco minutos en la presencia de Dios porque nos distraemos, nos aburrimos o ya no sabemos qué decir.
Orar es entrar en comunión con Dios. La palabra dice: “Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémosle con cánticos”. (Salmo 95:2) Que mejor forma de entrar en comunión con Dios que con la alabanza. Comenzar alabando y cantando a Su nombre y verás que pronto habrán pasado 2, 3, 5 minutos y tu en una dulce comunión con Dios.
Una prioridad en la oración es la adoración, adorar es rendirse totalmente en su presencia. Orar y adorar es entrar en comunión con Dios rindiéndose totalmente en Su presencia. “A él clamé con mi boca, y fue exaltado con mi lengua” (Salmo 66:17). El salmista clamó a Dios en la alabanza. Y luego su oración fue escuchada por Dios. “Más ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica” (Salmo 66:19).

¿QUE ES INTERCEDER?
Es colocarse en el lugar de otra persona delante de Dios, es la forma más profunda, amorosa y poderosa de orar conforme la palabra de Dios.
¿QUE ES UN INTERCESOR?
Es el cristiano que guiado por el amor y la misericordia se coloca en el lugar de otros para suplicar o defender la causa de éstos.
El mayor ejemplo de un intercesor lo encontramos en Jesús, que tomó el lugar de nosotros para expiar nuestros pecados en la cruz a fín de que fuéramos perdonados por el Padre. (Lucas 23:34)
¿QUE DIFERENCIA HAY ENTRE ORAR E INTERCEDER?
Muchas veces confundimos el interceder con orar; la diferencia es que la intercesión siempre es a favor de otro y la oración a favor nuestro.
El plan del enemigo es remover la vida de oración del creyente. Si el enemigo cumple su tarea, el arma clave para una vida cristiana de éxito está perdida.
A menudo escuchamos comentarios con relación a la oración y la intercesión: “yo no soy para eso”, “no es mi ministerio”. Cuidado con esos muros que se levantan contra la oración e intercesión. Han existido algunos estereotipos que han tratado de enmarcar a los intercesores: personas entradas en edad o ministros retirados.
La iglesia está llamada a orar, en 1a. de Timoteo 2:1 dice que la iglesia debe orar e interceder por todos los hombres.
La intercesión no es exclusividad de unos pocos, es la función de cada creyente. Todo intercesor (cada cristiano) debe creer que su oración impulsa el avance del Reino de Dios en su propia vida y en la de aquellos por los que ora.
Es difícil orar y quejarse de alguien o de algo al mismo tiempo, la gente que ora unida, permanece unida, creando interdependencia de unos a otros.
Cuando el liderazgo solicita oración de los intercesores (todo creyente), se provee el combustible, para encender la llama de la unción, un ejemplo de esta acción es Pablo en su carta a los Colosenses 4:2-4 “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el ministerio de Cristo…”


La Mayordomía: Un Tema que debe Estudiarse y enseñar


 
La palabra mayordomía, ha sido definida como “cargo de mayordomo” y la de mayordomo como “el criado principal a cuyo cargo está el gobierno de una casa o hacienda” (Diccionario moderno, New York, wolf’s Lane, Peljam, 1961).
El su libro la mayordomía cristiana, un concepto integral, el pastor Víctor Toranzo define la Mayordomía Cristiana como: “La administración correcta y completa de todo cuanto Dios nos ha concedido al darnos la vida: El tiempo de nuestra existencia en la tierra, los talentos y los recursos económicos”.
Compete a todos los seres humanos, y particularmente a los que nos llamamos Iglesia de Jesucristo, reconocer que Dios como Creador y Sustentador del universo es el único propietario de todo.
Así lo expresa el salmista David: “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en el habitan” (Salmo 24:1), añadiendo en el primer libro de Crónicas: “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas, y tu eres excelso sobre todo. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. ……..Porque ¿Quién soy yo y quien es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos” (2 Crónicas 29:11-14).
Desde los orígenes de los cielos y la tierra, Dios otorgó al ser humano, representado en Adán, la facultad de señorear sobre todo lo creado. En otras palabras, le hizo un administrador o mayordomo de su creación (Génesis 1 y 2), haciéndole responsable de la misma.
Cuando miramos la creación, debemos reconocer los efectos negativos que el pecado del hombre y su falta de responsabilidad ha ocasionado sobre los recursos naturales. Los desastres naturales, los cuales nos han cobrado miles de vidas son provocados por el abandono de la responsabilidad que Dios puso en nuestras manos.
Como hijos de Dios, redimidos por la sangre de Jesucristo, tenemos que tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos en nuestras manos de volver al diseño divino, y de la necesidad de practicar una mayordomía que refleje la forma integral en que concebimos la vida.
He aquí algunos conceptos esenciales que nos pueden ayudar a practicar una mayordomía conforme a las enseñanzas de las Escrituras:
  1. Dios es el Creador y Sustentador de todo cuanto existe. El es el único propietario de todo. Génesis 1 y 2; Salmo 24:1; Apocalipsis 4:11.
  2. El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios; y fue puesto como mayordomo de la creación. Génesis 2:7-20
  3. Toda la creación fue sometida a esclavitud debido al pecado del hombre Génesis 3; Romanos 8:19-21.
  4. Todo ser humano redimido, ha sido comprado con la sangre de Jesús, y pertenece a Dios por derecho de creación y redención. Siendo así debemos reconocer que daremos cuenta a nuestro Creador y Redentor. Efesios 1:3-10; 1 Corintios 6:20; Apocalipsis 4:11.
  5. La mayordomía que Dios ordena para cada uno de sus hijos, debe responder de tal manera que se haga la voluntad de Dios en todas las áreas de la vida, de tal manera que el reino de Dios sea establecido dondequiera que el envía a uno de sus embajadores. Col. 3:17; 1 Pedro 4:10. 
Que Dios nos de su sabiduría y de su gracia para responder, eficientemente, al alto grado de confianza que ha depositado en nosotros como su pueblo para administrar todos los recursos que ha puesto en nuestras manos.

La Mayordomía Cristiana: ¿Qué Aspectos Involucra?

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La Mayordomía Cristiana: ¿Qué Aspectos Involucra?
 
La Mayordomía Cristiana

“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” 1 Pedro 4:10

La mayordomía es una de las partes más importantes de la vida cristiana.

¿Qué significa la Mayordomía?

Mayordomo era el que manejaba o el que administraba la casa y los asuntos del otro, pero siempre tenia que rendir cuenta de su mayordomía al dueño; y mayordomía es el arte de administrar aquello que hemos recibido, tener responsabilidad con los bienes que Dios nos ha dejado, hasta que Él venga a pedirnos de lo que hemos hecho con ello. Un mayordomo cuida de los asuntos de una casa o hacienda, o administra las cuentas y la propiedad de otra persona. Somos administradores de lo que tenemos.

La Mayordomía Cristiana es ser responsable, administrando las cosas de Dios. La mayordomía significa la forma correcta de administrar las posesiones de Dios como siervos suyos.

Todo pertenece a Dios: este mundo, los recursos naturales, las riquezas, nuestros talentos, nuestro tiempo, nuestros propios cuerpos y almas. Dios nos ha entregado todo para administrarlo. En su nombre, en una forma responsable. Nosotros tenemos todo este mundo como una muestra de confianza para administrarlo en el nombre de Dios. Nosotros, como administradores de lo que nos ha sido entregado por Dios, tendremos que rendir cuenta a Dios por el uso que hacemos de estas cosas.

En el sentido bíblico, pues, el mayordomo administra los bienes de Dios. Dios es su patrón y él es administrador de los bienes de Dios. Dado que todo pertenece a Dios, todas las cosas deben ser administradas en nombre de Dios.

La mayordomía es un privilegio que Dios nos concede para ayudarnos a crecer en amor y obtener la victoria sobre el egoísmo y la codicia. El mayordomo se regocija en las bendiciones que otros reciben como resultado de su fidelidad.

Los principios de la mayordomía se hallan a través del mensaje tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento. Dios es el Dios de todas las cosas y recursos materiales y espirituales, no solo como Creador sino también como Redentor.

La buena mayordomía empieza con el reconocimiento de que Dios es el dueño de todas las cosas (1Cronicas 29:1-4; Lucas 12:42-48; Mateo 25:14-20; Lucas 19:12-27). No podemos “darle” a Dios la posesión de nuestros bienes materiales, El ya lo posee todo. A Él le pertenece todo. Solamente podemos reconocer y someternos a su dominio.

Jesús hablo de lo que puede reconocerse como el centro de interés en la vida de los seguidores de Cristo. “Donde esta vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mt 6:21). Después de Pentecostés se noto un gran cambio en la actitud de los creyentes con respecto a sus posesiones. A partir de ese momento hubo una gran manifestación de amor hacia los pobres y necesitados.

Nuestra fuerza, la inteligencia, los talentos y las habilidades personales, así como nuestra capacidad de adquirir posesiones materiales; todo nos ha sido dado como un regalo de Dios. Como mayordomos de Dios, ahora tenemos la responsabilidad de decidir si hemos de desarrollar nuestra vida y nuestros talentos, o si los derrocharemos con actos imprudentes. Si el Señor nos colmo de todas estas bendiciones es porque esta seguro de que podremos administrarlas como es debido.

La iglesia debe interesarse por ganar almas, mas que por recaudad fondos. Una persona que ha sido ganada verdaderamente para el Señor pondrá inmediatamente a los pies de Cristo todo lo que posee. Pablo se sentía responsable de cumplir con la comisión que le había sido encomendada (1 Corintios 9:17). Así, cuando decimos que el cristiano es un mayordomo de Dios, simplemente queremos decir que: EL CRISTIANO ADMINISTRA LA PROPIEDAD DE DIOS.
1. Su propiedad es de Dios. Todo lo que tengo y todo lo que soy pertenece a Dios.

“De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan” Salmo 24:1

“Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados. Conozco a toda las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece. Si yo tuviera hambre, no te lo diría a ti, porque mío es el mundo y su plenitud” Salmo 50:10-12

“mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos” Hageo 2:8

2. Su cuerpo es de Dios.

“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual esta en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no soy vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales, son de Dios” 1 Corintios 6:19-20

3. Su alma es de Dios.

“En su mano esta el alma de todo viviente; y el halito de todo el genero humano” Job 12:10

En Conclusión: “porque ninguno de vosotros vive para si, y ninguno muere para si. Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos” Romanos 14:7-8

Todo Cristiano es un mayordomo de Dios

Todo creyente es un mayordomo de lo que Dios le ha confiado.

“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” 1 Pedro 4:10

“A uno dio cinco talentos, y a tros dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos” Mateo 25:15

Rom 12:3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Rom 12:4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función,
Rom 12:5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
Rom 12:6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
Rom 12:7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza;
Rom 12:8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.

“Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como el quiere” 1Corintios 12:11

Todo creyente tiene algo que puede usar para Dios. Mateo 25:14-30 enseña que cada uno de nosotros debe dar cuenta de cómo hemos usado lo que Dios nos ha dado.

La mayordomía no es Opcional
Al aceptar a Cristo, usted se convirtió en mayordomo. No tiene que decidir si quiere ser mayordomo o no. Usted solamente decide que clase de mayordomo va a ser. Usted dará cuenta de su mayordomía en el Tribunal de Cristo.

Cinco cualidades de un buen mayordomo:

1- Un buen mayordomo es Fiel:

“Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel. 1 Co 4:2

Tiene la confianza del dueño. Hace exactamente lo que su patrón le dice. Podríamos decir que la fidelidad es el comportamiento correcto del mayordomo en relación con su amo. La fidelidad depende de una obediencia diaria a lo que Dios nos ha dicho que hagamos. La obediencia a los mandamientos de la Escritura, la persistencia en reclamar las promesas de la Palabra de Dios, la consagración diaria para andar en la luz y permanecer en Cristo, permitiendo que Su Palabra more en nosotros, son las cualidades de un mayordomo fiel. No administra su mayordomía basándose en sus gustos o caprichos, sino en el amor, la fidelidad y la obediencia a su Señor.

2- Un Mayordomo Fiel es Digno de Confianza:
La integridad es la conducta correcta del mayordomo en relación con otras personas. La virtud mas importante en la vida es la integridad. Como buenos mayordomos, nuestra reputación, nuestro carácter, la confianza que nos merecen los demás y nuestra integridad, deben estar por encima de todo interés personal. Si las personas pueden observar las buenas cosas que hacemos como mayordomos de Dios, probablemente alabaran al dueño (Mateo 5:16)

3- Un Buen Mayordomo es Sabio:

Sgo 1:5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

No te engañes, Dios sabe cuando malgastamos sus posesiones, y cuando las usas para Su Gloria. Invite al Espíritu Santo a que le ayude a invertir su vida donde tenga los mejores resultados para Su gloria. Necesitamos mucha sabiduría para administrar correctamente. Podemos ser como José, que todo lo que hacia prosperaba.

4- Un Buen Mayordomo es Fructífero:
La medida de un buen mayordomo es el fruto de lleva (Mt 25:14-29). Un mayordomo fiel escudriña sus oportunidades e invertirá lo que Dios le ha dado, de tal manera que produzca los mejores resultados. Jesús dijo: los elegí a ustedes para que lleven fruto y vuestro fruto permanezca (Jn 15:16-9). recordemos que todo árbol que no da fruto es cortado.

5- Un Mayordomo es Piadoso:

Un buen mayordomo también se preocupa en vivir una vida piadosa. La santidad es el mas elevado y glorioso atributo de Dios. La piedad personal comienza con nuestro nacimiento dentro de la familia de Dios. Tenemos que saber que el mayordomo no solo administra los bienes, también representa a su amo delante de los demás.

Dios libera sus bienes en nuestra vida a medida que nosotros:

* Dedicamos diariamente un tiempo o estar en la presencia de Dios por medio del estudio Bíblico y de la oración.

* Le obedecemos en todas las cosas y evitamos todo aquello que deshonra al Señor.

*Mantenemos las cuentas claras con Dios.

*Sabemos valorar lo que tenemos, sea poco o mucho.

Para ser un buen administrador tenemos que ordenar nuestra propia vida. Todo nuestro estilo de vida debe reflejar el hecho de que somos responsables al Señor por el manejo de los recursos de toda índole que El haya puesto en nuestras manos.

Todos somos mayordomos. Somos administradores de las posesiones, los recursos naturales, el tiempo, los dones y nuestra vida. Dios nos ha entregado todo eso para ser administrado por nosotros de una manera responsable.

TODO CRISTIANO ES UN ADMINISTRADOR DE:
1- Su vida. Romanos 12:3-8. la vida es muy valiosa. Dios le dio al hombre el soplo de vida (Gn 2Secreto El es el dador de la vida, nosotros no somos quienes para adueñarnos y decidir cuando vivir y cuando morir, eso le pertenece a Dios que es el dueño de nuestra vida. El apóstol Pablo dijo: “si vivimos para el vivimos y si morimos para el morimos... del Señor somos” (Rom 14RollEyes
Vida cristiana significa la entrega de nosotros mismo y el aceptar a Cristo como nuestro Señor y Salvador. Una vez que entregamos todo lo que somos y lo que tenemos a Dios, a quien todo le pertenece de todos modos, El lo acepta pero luego lo vuelve a entregar, haciéndonos mayordomos o cuidadores de todo lo que poseemos.

2- Los Talentos que Dios le ha dado. Mt 25: 14-30

Dios ha dado talentos (habilidades) para ser usados para el Señor. Dios espera que Su pueblo use lo que le ha dado para Su gloria. No usar o hacer mal uso de lo que Dios nos ha dado, significa ser un mal mayordomo. Los talentos, las habilidades, las virtudes, etc, debemos desarrollarlos con el propósito de darle la gloria a Dios. Cuantos creyentes hay, que han tenido en poco lo que Dios les ha dado y decidieron enterrar su talento. Recuerde que cada uno dará cuenta ante Dios de su mayordomía.

3- Su Tiempo –Efesios 5:16 “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”.
Como fieles mayordomos, glorificamos a Dios al usar sabiamente nuestro tiempo (Col 3:23,24). Como Jesús debemos ocuparnos en los negocios de nuestro Padre (Lc 2:49). Por cuanto el tiempo es el don de Dios, cada momento es precioso. Cuando, en la creación, Dios nos concedió el tiempo, se reservo el séptimo día como un periodo sagrado para la comunión con el. Hoy los creyentes debemos saber administrar el tiempo que Dios nos da. Como dice una frase “El Tiempo es oro”, expresando el valor que este tiene.

La inversión mas sabia de nuestro tiempo es el que dedicamos a la oración, meditar en su Palabra, y asistir en las reuniones de la congregación. Pidamos al Espíritu Santo que el nos guíe para poder administrar correctamente las 24hs del día.

4- Su Dinero y posesiones
A- La naturaleza fugaz de las posesiones:
Prov. 23:4 No te afanes por hacerte rico;
Sé prudente, y desiste.
Prov. 23:5 ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?
Porque se harán alas
Como alas de águila, y volarán al cielo.

Prov. 27:24 Porque las riquezas no duran para siempre;
¿Y será la corona para perpetuas generaciones?

Dinero y posesiones
La Biblia trata con mucha frecuencia el tema del dinero y la posesión de propiedades. Dios sabe que este es un asunto de gran interés para todo ser humano. Por eso creemos que es de primordial importancia que el creyente sepa lo que la Palabra de Dios le puede enseñar en este sentido.

B- Lo Material es Pasajero.
No solo Salomón se refiere a la naturaleza efímera de las posesiones materiales. El apóstol Pablo amonesta a los cristianos a no sacrificarse por adquirir riquezas terrenales (1 Tim 6:5-10,17,18). Las riquezas no duran para siempre (Prov. 27:24). Esta declaración deberia ser considerada seriamente por los que solo piensan en lo material. Ni siquiera el ser hijo de un rey es garantia solida, porque ningún reino ni ninguna monarquía dura para siempre. Cuando dejemos esta vida no podremos llevarnos las cosas que poseemos. “Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podemos sacar” (1 Tim 6)

Las bendiciones de la Mayordomía

Una bendición personal: una razón por la cual Dios nos pide que consagremos continuamente a Él nuestra vida entera, es con el fin de promover nuestro propio crecimiento espiritual y desarrollo del carácter. La mayordomía fiel también nos ayuda a obtener la victoria sobre la codicia y el egoísmo. La ley condena la codicia, uno de los peores enemigos de la humanidad. Jesús también la condeno (Lc 12:15). El ejercicio regular de la generosidad nos ayuda a desarraigar de nuestras vidas la avaricia y el egoísmo. (Mt 25:40)

Una bendición para nuestros semejantes: Los verdaderos mayordomos bendicen a todas las personas con quienes se ponen en contacto.

1Ti 6:18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos;
1Ti 6:19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna.

La mayordomía abarca el servicio a Dios y a los demás e implica nuestra disposición a compartir todo lo que Dios nos haya entregado en su misericordia, que puede ser de beneficio para otros. Pedro le dijo al paralítico: “...lo que tengo te doy, en el nombre de Jesucristo levántate y anda” (Hechos 3)

Una bendición para la Iglesia: La buena y fiel mayordomía es indispensable para la iglesia. La participación continua de sus miembros en el acto de dar es como el ejercicio: fortalece el cuerpo de la iglesia, y le permite participar en compartir las bendiciones que Cristo le ha concedido, lista para responder a cualquier necesidad que se presente en la causa de Dios. Todos estamos invitados a ser mayordomos y colaboradores con Él. De este modo, el testimonio de la iglesia será una bendición para el mundo, y sus fieles administradores se regocijaran al ver que las bendiciones del Evangelio se extendieron a la vida de sus semejantes.

CRISTO COMO MAYORDOMO

Jn 5:30 “No puedo yo hacer nada por mí mismo; según oigo, así juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre”.

Jn 7:18 “El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia”.

Lc 22:42 “diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

Jesucristo no vino a la tierra para hacer lo que quisiera, El vino con un propósito establecido por el Padre, nunca hablo palabras que no fueran del Padre. No busco su propia gloria sino la gloria del padre.

Cristo entrego no solo lo que tenia, sino también se entrego a sí mismo. En esto consiste la mayordomía.

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