El Sindrome de los 5 Minutos al hablar con Dios |
¿Cuándo fue la última vez que tú y Dios se juntaron para celebrar un culto de adoración sin coro, ni piano, ni orden de culto? Muchas veces no oramos porque no sabemos orar, pero no sabemos orar porque no oramos y es entonces cuando caemos en el síndrome de los cinco minutos, no podemos estar cinco minutos en la presencia de Dios porque nos distraemos, nos aburrimos o ya no sabemos qué decir. Orar es entrar en comunión con Dios. La palabra dice: “Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémosle con cánticos”. (Salmo 95:2) Que mejor forma de entrar en comunión con Dios que con la alabanza. Comenzar alabando y cantando a Su nombre y verás que pronto habrán pasado 2, 3, 5 minutos y tu en una dulce comunión con Dios. Una prioridad en la oración es la adoración, adorar es rendirse totalmente en su presencia. Orar y adorar es entrar en comunión con Dios rindiéndose totalmente en Su presencia. “A él clamé con mi boca, y fue exaltado con mi lengua” (Salmo 66:17). El salmista clamó a Dios en la alabanza. Y luego su oración fue escuchada por Dios. “Más ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica” (Salmo 66:19). ¿QUE ES INTERCEDER? Es colocarse en el lugar de otra persona delante de Dios, es la forma más profunda, amorosa y poderosa de orar conforme la palabra de Dios. ¿QUE ES UN INTERCESOR? Es el cristiano que guiado por el amor y la misericordia se coloca en el lugar de otros para suplicar o defender la causa de éstos. El mayor ejemplo de un intercesor lo encontramos en Jesús, que tomó el lugar de nosotros para expiar nuestros pecados en la cruz a fín de que fuéramos perdonados por el Padre. (Lucas 23:34) ¿QUE DIFERENCIA HAY ENTRE ORAR E INTERCEDER? Muchas veces confundimos el interceder con orar; la diferencia es que la intercesión siempre es a favor de otro y la oración a favor nuestro. El plan del enemigo es remover la vida de oración del creyente. Si el enemigo cumple su tarea, el arma clave para una vida cristiana de éxito está perdida. A menudo escuchamos comentarios con relación a la oración y la intercesión: “yo no soy para eso”, “no es mi ministerio”. Cuidado con esos muros que se levantan contra la oración e intercesión. Han existido algunos estereotipos que han tratado de enmarcar a los intercesores: personas entradas en edad o ministros retirados. La iglesia está llamada a orar, en 1a. de Timoteo 2:1 dice que la iglesia debe orar e interceder por todos los hombres. La intercesión no es exclusividad de unos pocos, es la función de cada creyente. Todo intercesor (cada cristiano) debe creer que su oración impulsa el avance del Reino de Dios en su propia vida y en la de aquellos por los que ora. Es difícil orar y quejarse de alguien o de algo al mismo tiempo, la gente que ora unida, permanece unida, creando interdependencia de unos a otros. Cuando el liderazgo solicita oración de los intercesores (todo creyente), se provee el combustible, para encender la llama de la unción, un ejemplo de esta acción es Pablo en su carta a los Colosenses 4:2-4 “Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias; orando también al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la palabra, a fin de dar a conocer el ministerio de Cristo…” |