lunes, 13 de mayo de 2013

La idea procreadora de Dios: El matrimonio

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


MATRIMONIO - Fue Su idea

CAPITULO 1

Vamos a pensar juntos acerca del matrimonio cristiano. El matrimonio fue idea de Dios. Vamos a mirar lo que hace a un matrimonio Cristiano y a un hogar Cristiano. ¿Qué significa estar casado desde el punto de vista de Dios? ¿Cual es el deber de cada miembro de la familia? Según la Biblia, ¿qué debe hacer cada miembro para mantener una apropiada perspectiva cristiana y su responsabilidad como parte de la familia? Vamos a comenzar donde Dios comenzó todo. Le llamamos “Matrimonio”.

El Matrimonio es la única Institución que nos ha venido desde el otro lado de la caída del hombre en el Jardín del Edén (Génesis 2:21-25). Dios ordenó el matrimonio antes de que el pecado entrara en el mundo e intentó que fuera la más plena, la más rica y la más gozosa vida en el planeta Tierra. Si falla en serlo, la falla no está en la Institución misma sino en aquellos que entran en ella descuidadamente y fracasan en cumplir sus condiciones. De hecho, el matrimonio es tan importante en el plan de Dios que El hace una comparación en la carta a los Efesios entre el Matrimonio y la Iglesia. “El esposo es la cabeza de la esposa, así como Cristo es la cabeza de la Iglesia; y El es el Salvador del cuerpo. Por lo tanto, como la Iglesia está sujeta a Cristo, así las esposas deben estar sujetas a sus propios maridos. Esposos, amen a sus esposas así como Cristo amó a la Iglesia y se dio a sí mismo por ella... Así los hombres deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa, a sí mismo se ama” (Efesios 5:23-25; 28). La Iglesia debería ser un reflejo del hogar, y el hogar un reflejo de la Iglesia.

Chequeo Pre-Matrimonial

Las expectativas para el matrimonio varían en muchas maneras. Algunos se casan por motivaciones equivocadas tales como: atracción física, seguridad financiera, seguridad física, estabilidad emocional, compatibilidad sexual, para liberarse de los padres, escapar de un hogar malo, una pobre auto imagen, aprobación, y la lista continúa. Tarde o temprano estos motivos se manifestarán y pondrán el matrimonio en peligro. Cada uno debería ser absolutamente honesto y abierto con el otro antes de casarse. Deberían tener la libertad de hacerse preguntas ya sea de lo social, espiritual, físico o cualquier cosa que pudiese ser una parte del pasado del otro. Honestamente preverán futuros impactos que podrían salvar su matrimonio. De hecho, cada relación romántica requiere la prueba del tiempo, como así también la prueba de una separación ocasional. Esta es una práctica fundamental para determinar la Voluntad de Dios. Tiempo separados hará crecer el corazón más cariñoso, ya sea en aquel con quien planeas casarte o por alguien más. Asegúrate que tu relación ha experimentado la prueba del tiempo.
Dios planeó que muchas de nuestras necesidades individuales se suplan a través del matrimonio. La necesidad de compañerismo, familia, aceptación social, intimidad sexual y muchas otras necesidades son logradas a través del matrimonio. “Por eso dejará el hombre a su padre y su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne” (Efesios 5:31). Dios ordenó el matrimonio para el confort, la felicidad y el beneficio de la humanidad. Es parte del plan original de Dios. No es una relación que ha evolucionado. No es una costumbre en la cual el hombre cayó en los tempranos días de la raza humana. No es un mero arreglo o relación que es temporario y hecho por hombres. Es de orígen Divino como parte de la creación de Dios, que Dios ordenó para ser una obligación de por vida del uno para el otro. “Lo que Dios unió no lo separe el hombre” (Marcos 10:9). Es Su Institución Ordenada para que los hombres y mujeres se unan en una relación física y emocional y tengan el privilegio de traer niños a este mundo.

No hay relación sobre la tierra tan cercana y sagrada como la relación de matrimonio. Sobrepasa a la relación de hijo a madre o padre. Nuestro Salvador, Él mismo, determinó que el hombre debe dejar a su padre y a su madre y unirse a su mujer (Génesis 2:24). Esto no debe ser tomado en el sentido de que un hombre sea negligente con su padre o madre, lejos sea de eso. Esto significa que la relación matrimonial y sus obligaciones están primero. Desde el momento en que un hombre y una mujer se paran ante el altar matrimonial, su más alto deber es el uno para con el otro.
Un Ministro del Evangelio debería consumar el matrimonio cristiano. Es una ceremonia tan solemne, tan cargada de posibilidades de bueno o malo, tan ligada con el destino eterno de las vidas de personas, que un modo frívolo o de mal gusto en ella no debería ser tolerado. En el matrimonio, dos corazones y dos vidas se unen, llegando a ser una por el resto de sus vidas. Este fue el plan original de Dios para el matrimonio antes de la caída del hombre en pecado. “Por tanto, dejará el hombre su padre y su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne” (Génesis 2:24). Uno es el único número que no es divisible.
Aquí tenemos una famosa frase que nos da la perspectiva de Dios sobre el matrimonio. “Si Dios hubiera querido que la mujer gobernase sobre el hombre, la hubiera sacado de la cabeza de Adán. Si la hubiera diseñado para ser su esclava, la habría sacado de sus pies. Pero Dios sacó a la mujer del costado de Adán, para que fuese su ayuda idónea y co-igual con él” (Agustín).

Compromiso

El matrimonio es un vínculo que solo puede ser disuelto por la muerte. La ceremonia se enfoca en un pacto entre dos personas que intercambian votos y se prometen uno a otro “amor, honor y cuidado hasta que la muerte los separe”. La ceremonia anticipa exclusivo compromiso de futuros eventos a pesar de lo que pase. “Para mejor o para peor, en enfermedad o en salud, en pobreza o en riqueza.” Estas dos personas se presentan ante Dios y hacen un pacto que solamente la muerte puede anular. No nos resulta difícil pensar que los ángeles del cielo silencian sus canciones y se admiran silenciosamente mientras votos santos son tomados, y dos corazones y vidas son unidos por designios Divinos. Una ceremonia tan santa, tan sagrada, tan llena de destino que como cristianos, debería ser hecha en la presencia de cristianos que entiendan lo sagrado de la ocasión. Que no seamos culpables de tratar livianamente el plan divino.
¿Qué les espera a estas dos personas si para ellos el matrimonio es probar la bendición que Dios intentó que fuese? ¿Qué deben tener ellos en sus corazones? ¿Qué sustentará esta nueva relación? ¿Habrá algunos ajustes o conflictos? Vamos a considerar algunos de ellos.

Flexibilidad y Entendimiento

Cada pastor de una iglesia sabe la verdad de esto. Cuando dos vidas se unen, hay, necesariamente, por un tiempo, un ímpetu de vida contra vida. Todos nosotros procedemos de diferentes trasfondos, familias, temperamentos y personalidades. Muchos ajustes deben ser hechos, y cada uno debe tener mente y corazón entendidos para combinar estas relaciones juntos. Se debe empezar por entender que hay una gran diferencia entre la manera de pensar de un hombre y la de una mujer. Cosas que son importantes para una mujer son insignificantes para un hombre, y cosas que son importantes para un hombre son insignificantes para una mujer. Rápidamente se descubren aquellos hábitos, gustos e inclinaciones que difieren mucho más ampliamente que lo que pensábamos durante aquellos maravillosos días de cortejo de novios. Si ambos fueran idénticos, el matrimonio rápidamente se tornaría aburrido. Dios nos hizo diferentes para que pudiéramos complementarnos uno a otro mientras maduramos.
La mejor manera de hacer estos ajustes es usar frecuentemente las siguientes cinco palabras: “Lo siento, perdóname, te amo.” Un versículo para fortalecernos en esto es: “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse” (Santiago 1:19). Al descubrir tantas diferencias, algunas parejas a veces crecen descorazonadas y concluyen al fin que su matrimonio fue un espantoso error. Entendamos una vez más, que el matrimonio requiere sacrificio y ajustes del uno para el otro. Es fácil olvidar cuan maravilloso fue y cuánto estabas enamorado antes de casarte. De nuevo, el matrimonio es un plan Divino que fusiona dos vidas en una, y lo va haciendo un día a la vez, comienza a madurar y complementar uno al otro en cada cosa que hagas. Como alguien ha dicho, “Tu nunca conoces realmente una persona hasta que vivas con él o con ella, y comenzar a conocerse es el gozo de la vida matrimonial.”
Déjame ilustrarte cómo funciona todo esto. ¿Has estado parado y observando cómo dos cursos de aguas confluyen para formar uno sólo? Uno puede ser una corriente barrosa y la otra de aguas claras. Donde las dos corrientes se encuentran se observa una línea divisoria. Al seguir la nueva corriente, te sorprenderá encontrar que dentro de una comparativa corta distancia todos los signos de distinción se pierden. Las corrientes han sido completamente fusionadas. Así es cuando dos vidas se fusionan en matrimonio. Unión y perfecta mezcla nunca pueden forzarse. Vienen tranquila y gradualmente - pero vendrá – y sus vidas juntas serán más finas, más nobles y más fuertes que si no hubiera habido diferencias para vencer. Cada uno habrá ganado una victoria moral sobre su propia alma, y la vida unida en el Señor Jesucristo traerá calma y aguas tranquilas a una maravillosa relación.
A veces, en medio de tu frustración y autocompasión, el diablo tratará de destruir la relación. Una palabra que una pareja cristiana nunca debería considerar o discutir es la palabra “divorcio”. Nunca es la respuesta. Es la mentira del diablo para hacerte pensar que todos tus problemas se resolverían. Si has buscado la voluntad de Dios y Él los ha unido, con Su gracia y guía, y tu perseverancia, tu puedes hacer que funcione. Cuando mires atrás, años después, entenderás el vínculo del verdadero amor en el matrimonio y te regocijarás en la maravillosa relación que tienes. Todo lo que se necesita es un poco de sabia paciencia. Si cada uno es paciente y pensativo hacia el otro, el ajuste ocurrirá muy rápidamente, y descubrirás que el matrimonio, cuando estás en el centro de la voluntad de Dios, es la más maravillosa relación sobre la tierra.

Determinación

Edificar una relación matrimonial no es fácil. Deberán haber menos pensamientos de felicidad y más pensamientos del simple y desadornado trabajo de matrimonio. Cuando un científico se mantiene en silencio por años en el laboratorio de investigaciones, cuando un niño nace lisiado y algún corazón de madre es encadenado al pequeño sofá de sufrimiento, no les presionamos con tontas inquisitorias como si son felices o no. Tal pregunta sería un insulto. El matrimonio es una obligación a través de la cual debemos mirar. Debemos mirar antes de saltar, y habiendo saltado, estamos para permanecer comprometidos al poste del deber. Nunca hubo un matrimonio que podría haber posiblemente sido un éxito o un matrimonio que podría haber posiblemente sido un fracaso.
Nadie tiene derecho a la felicidad hasta que la gane por devoción, coraje y autosacrificio. Estas tres cualidades traen la felicidad y el gozo que Dios pensó para dos que llegan a ser uno en Él a través del matrimonio. “Sometiéndose unos a otros en el temor de Dios” (Efesios 5:21). La felicidad no es una meta motivacional. Ella cambia como el viento. La felicidad es el resultado de la obediencia en hacer la voluntad de Dios de acuerdo a la Palabra de Dios. “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” (Filipenses 2:13-14). Para la pareja cristiana, el matrimonio debería ser una nueva vida existente en dos personas.
Si la felicidad es la primera búsqueda y se la hace la meta final del matrimonio, ella elude la febril búsqueda y escapa. Si, de todos modos, el hombre y la mujer se ciñen a sí mismos a la aventura del matrimonio por convertirse en sacrificiales, pacientes, perdonadores y determinados a hacer un éxito de la aventura a cualquier costo, entonces ellos encuentran felicidad. El matrimonio es un medio de gracia, no una superficial felicidad humana. Recuerda, el matrimonio es un triángulo. En los puntos de la base, estás tu y tu cónyuge. En el punto superior del triángulo está Dios. Si te acercas a Dios, automáticamente se acercarán uno al otro, y si se acercan más uno a otro, automáticamente te acercarás a Él y hallarás que “el gozo de Jehová es tu fuerza” (Nehemías 8:10).

Buen trato y Cortesía

Si estas casado, recuerda como eras antes del casamiento, cuan atento fue tu trato! No podías hacer lo suficiente para complacer uno al otro. Después del matrimonio, cuan propensos somos a dejar caer las pequeñas cosas amenas de la vida. Las palabras “te amo,” “agradezco a Dios por ti,” “tu eres especial” y otra palabras de motivación, son frecuentemente menos usadas. Las pequeñas cortesías que significan tanto al corazón y a la felicidad de cada uno, comienzan a disminuir. Por supuesto, este no es un asunto unilateral. La esposa a menudo es tan negligente en este tema como lo es su esposo. El punto es que estas palabras y reconocimientos son necesarios para el éxito de la vida matrimonial. Márcalo como un punto, de modo que esos refinamientos en el modo del trato uno al otro sean preservados.
Nuestros corazones son amorosos, pero no tanto como para permanentemente resistir mal trato. El mismo hecho de que son corazones hogareños los hace más sensibles a tales negligencias. El corazón hogareño y el amor hogareño son fieles y resistentes plantas, pero no tan resistentes como para nunca necesitar el rocío y la luz solar de las amables, tiernas y corteses acciones. El hecho es que no hay corazones hambrientos tan apasionadamente luego de bondadosa, afectiva y premeditada cortesía, como los corazones hogareños de una pareja casada. Muchos matrimonies han sido destruidos en este punto. “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua; sino de hecho y en verdad” (I Juan 3:18).

Unidad de interés

Es algo muy fácil, incluso para los corazones que se aman unos a otros muy sentidamente, perder el rumbo. Antes del matrimonio, tu hiciste todo lo que podías para alcanzar lo que la otra persona gustaba. Entonces debías estar seguro de proveer esto para ella. Después del casamiento el esposo tiene su oficina, cuidados, responsabilidades profesionales y su diaria fatiga. La esposa tiene sus problemas de la casa, hijos y compromisos sociales. A menudo, antes de que cualquiera de los dos se de cuenta, ellos han separado rumbos, y malentendidos han llegado a ser fáciles, porque sus intereses han sido removidos lejos.
Ahora, hay excelentes maneras para encarar estas contingencias. Conocemos un espléndido hombre y su esposa que han estado casi abrumadoramente ocupados, cada uno en su propia línea de trabajo. De todos modos, ellos no han permitido que esto les cause crecer apartados. Ellos leen juntos. Cada uno se interesa por los problemas y las esperanzas del otro. Ellos adoran juntos y oran juntos. Los años los han entretejido en una perfecta unión de amor matrimonial. Ningún hombre es tan grande como para estar por encima de los asuntos que afectan los intereses de su esposa. Si él es desconsiderado, no es un signo de grandeza sino de insensatez y fracaso en cuidar del más precioso tesoro que Dios le ha dado. El matrimonio es más que encontrar la persona correcta; es ser la persona correcta. Y para ser la persona correcta, debes tener una correcta relación con Jesucristo. Entonces tendrás la correcta relación con el otro. Por favor lee Colosenses 3:12-17.

Visión para Evitar Malentendidos

La vida matrimonial no es un lugar para andar calculando a quien le corresponde o de quién es la obligación. El verdadero amor no conoce tal decisión! Ninguno, excepto un necio, tomará tal curso. La vida matrimonial es para tomar el primer paso hacia la reconciliación, para disculparse primero. Si palabras ofensivas han sido dichas durante el día, deben ser consideradas instantáneamente. Aquí tenemos una buena práctica, si palabras de ofensa o enojo han sido dichas durante el día, este versículo debe ser aplicado: “Airáos, pero no pequéis. No se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Efesios 4:26). Antes de cerrar tus ojos para dormir, debes estar seguro de que hay una completa restauración de la relación entre ti y tu cónyuge. Las palabras “lo siento” traerán paz al corazón, sumado a un buen sueño nocturno. El verdadero amor se deleita en ser el primero en perdonar. No hay lugar para el orgullo en la vida matrimonial. No debería haber sido permitido antes del matrimonio. No debe ser permitido ahora.

Jesucristo en el Hogar

Dejar a Jesucristo y la Biblia fuera de nuestra diaria conversación es un error fatal. Jesús nunca tuvo un hogar de su propiedad, pero fue un amante del hogar y pasó mucho tiempo en diferentes hogares. Su Presencia en el hogar es indispensable. Él ama tu hogar y quiere ser un huésped bienvenido en todo tiempo. Nunca debes crear una situación en tu hogar o relación con la que no te sentirías confortable invitándole como tu huésped. Realmente no puede haber profundo y permanente amor sin Él. Podría haber acuerdo, de alguna clase. Hombres y mujeres podrían vivir juntos en paz, pero no hay tal cosa como un verdadero hogar sin la permanente presencia del Hijo de Dios. El corazón de cada hogar es la esposa; la cabeza de cada hogar es el esposo; la cabeza de cada marido es Cristo; la cabeza de Cristo es Dios. “Pero esto quiero que sepáis, que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo” (I Corintios 11:3).

Los pecados sexuales: Algo que Dios no pasará por alto

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




El Pecado Escarlata: Lo que debemos saber acerca del  adulterio y la fornicación

“Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace”. Proverbios 6:32
“Creo que existen tantos casos de infidelidad en la sociedad como accidentes de tránsito”.
                                                                                           Dr. Frank Pittman, consejero familiar y siquiatra

¿Por qué el adulterio es tan censurado en La Biblia? ¿Por qué Dios lo aborrece tanto? ¿Por qué atrapa a tantos siervos de Dios, los cuales caminan como buey al matadero para recibir el castigo que conlleva? (véase Prov. 7:22). ¿Por qué la  atracción  y  la  seducción  de  la  infidelidad  parecen  ser irresistibles a la persona tentada? ¿Por qué la infidelidad es tan aceptada en las sociedades modernas? Trataremos de contestar estas preguntas valiéndonos de La Biblia y de las experiencias de líderes caídos. 



El adulterio es un acto insensato de graves consecuencias. 


  • “Pero al que comete adulterio le faltan sesos; el que así actúa  se  destruye  a  sí  mismo”  (Prov.  6:32,  NVI).  Es común escuchar de parte de líderes caídos comentarios como: “las cosas tontas e insensatas que hice”, o “no sé por qué hice semejantes tonterías”. Alguien dijo: “Sólo un necio desea lo que no puede tener”. 
  • El  adulterio  y  la  fornicación  no  hacen  acepción  de personas; afectan a todo estrato de la sociedad: ricos y pobres, buenos y malos, cristianos y no cristianos; en fin, afecta a todas las sociedades del mundo. La doctora Helen  Fisher,  una  antropóloga,  hizo  un  estudio  de cuarenta y dos sociedades de toda índole en diferentes partes del mundo. ¿ Su conclusión? El adulterio ocurre en todas y cada una de ellas. En algunas sociedades se practicaba  el  paganismo;  en  otras,  el  cristianismo.  Pero el adulterio estaba presente en todas, aun en las que castigan el adulterio con pena de muerte. 
  • El adulterio es tal vez la causa número uno de divorcios. El  Dr.  Frank  Pittman  declara  que  la  infidelidad marital estropea al matrimonio y a los hijos. Después de 30 años de trabajar con parejas con  problemas  matrimoniales,  él dice  que  sólo  ha  visto  un  puñado de divorcios en matrimonios donde no  había  infidelidad.  Asimismo afirma que la probabilidad de que un primer matrimonio termine en divorcio es mínima, a menos que haya infidelidad.
  • Al principio el pecado sexual es atractivo, como una fruta que en la boca sabe dulce, pero en el estómago se vuelve amarga. El funesto cuadro de Sansón al final de su vida en su ceguera, esclavitud y vergüenza, es muy diferente del que vemos en la euforia de sus “aventuras” y sensualidad con Dalila, antes de su caída. Proverbios  7:4–5  lo  dice  con  elocuencia:  “Di  a  la sabiduría:  ‘Tú  eres  mi  hermana’,  y  a  la  inteligencia:  ‘Eres de  mi  sangre’.    Ellas  te  librarán  de  la  mujer  ajena,  de  la adúltera  y  de  sus  palabras  seductoras”  (NVI).  Proverbios 5:1–3  describe  la  tentación,  “el  manjar”  de  los  placeres prometidos y las palabras seductoras: “Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia inclina tu oído, para que guardes consejo, y tus labios conserven la ciencia. Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite”.   
  • Pero el versículo cuatro advierte contra el tragarse el cebo:  “Mas  su  fin  es  amargo  como  el  ajenjo,  agudo  como espada de dos filos”. La NVI dice, “Pero al fin resulta más amarga  que  la  hiel  y  más  cortante  que  una  espada  de  dos filos”. 
          Las  personas  que  muerden  la  carnada  del  pecado sexual  viven  en  un  mundo  imaginario,  de  fantasías  y mentiras, y en una burbuja de engaño. Cuando la burbuja se  revienta,  ese  mundo  se  les  cae  encima,  los  sueños  se vuelven  pesadillas,  y  el  espejismo  se  convierte  en  un desierto ardiente. 


  • Si un líder que está viviendo en pecado experimenta prosperidad y crecimiento en su ministerio, esto no ha de tomarse como señal de aprobación de Dios de su conducta. Un líder en un país de América Latina, que se encontraba envuelto en una situación de adulterio, expresó:  “la  bendición  de  Dios  es  evidente  en  mi ministerio,  la  gente  recibe  bendición  cuando  la ministro,  y  eso  es  evidencia  de  que  Dios  no  está  en contra de lo que estoy haciendo”.  Pero  es  una  conclusión  errónea. Un  pastor  en  Texas  abundaba  en prosperidad en la iglesia que pastoreaba, incluyendo tanto crecimiento, que tenía tres  grandes  reuniones  los  domingos. Sin  embargo,  su  estilo  de  vida  estaba muy  lejos  de  tener  la  aprobación  de  Dios,  como él aprendió cuando su pecado de homosexualidad se descubrió y fue expulsado de su iglesia y del ministerio pastoral. Si Dios bendice a su pueblo en una situación de este tipo, es por su misericordia y amor por el pueblo, no porque apruebe la conducta del líder. 
  • El pecado sexual engendra otros pecados. La mentira, el engaño, la manipulación, la hipocresía, el autoengaño, la vida doble, y otros males, siempre son compañeros de la inmoralidad. En el caso del rey David, incluyó el asesinato. 
El pecado sexual será juzgado por Dios. Desde luego, este  juicio  no  siempre  se  aplica  inmediatamente.  El famoso predicador inglés, Charles Spurgeon, dijo que la tentación y el pecado atraerían a menos interesados si sus consecuencias fueran inmediatas. Sin embargo, Hebreos 13:4 declara, “Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales” (NVI).  Primera de Tesalonicenses nos advierte: “y que nadie peque  y  defraude  a  su  hermano  en  este  asunto  (cometer adulterio con la esposa de su hermano), porque el Señor es el  vengador  en  todas  estas  cosas,  como  también  antes  os  lo dijimos y advertimos solemnemente. Porque Dios no nos ha llamado  a  impureza,  sino  a  santificación”  (LBLA).  El profeta  Malaquías  pronunció  el  juicio  de  Dios  sobre quienes practicaban el adulterio, “Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros...” (3:5).  Y  Pablo  nos  recuerda,  “...es  necesario  que  todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10). Cuando  hay  verdadero arrepentimiento,  Dios  perdona el pecado (1 Juan 1:7, 9). lo ideal—y lo que él espera de nosotros—es que nos juzguemos a nosotros mismos (juzgar  nuestra  conducta  como inaceptable y arrepentirnos), y cortemos todo contacto con personas y situaciones relacionadas con dicho pecado. La mujer a quien Cristo llamó “Jezabel”, y que se encontraba en  la  iglesia  de  Tiatira,  era  culpable  de  fornicación  y adulterio  y  de  seducir  a  los  siervos  de  Dios  a  hacer  lo mismo.  En  Apocalipsis  2:21  Jesús  dice,  “Y  le  he  dado tiempo  para  que  se  arrepienta,  pero  no  quiere  arrepentirse de su fornicación”.  
Cuando una persona se encuentra envuelta en el pecado sexual, Dios, en su misericordia, le da tiempo para que se arrepienta.  Coloca  señales  en  el  camino  para  advertirle del peligro que corre. Él llama y espera, así como le dio tiempo aun a la mujer inicua, “Jezabel”, para cambiar. Pero cuando la persona no hace caso de las señales y persiste en su pecado, Dios interviene. En 1 Corintios capítulo cinco leemos de un hombre culpable de incesto, un pecado tan escandaloso, dice Pablo, que ni los gentiles lo practicaban: que él “tiene a la mujer de su padre” (ver. 1). Pablo declaró que,  aunque  él  no  pudo  estar  presente  físicamente,  sin embargo, ”presente en espíritu... he juzgado al que tal cosa ha hecho” (ver. 3). Pablo, actuando en su autoridad apostólica, juzgó la conducta del hombre como reprensible, insistió que la iglesia lo juzgara igual, y luego ordenó,  “Q uitad, pues, a ese perverso de entre vosotros” (ver. 13).
Tres opciones
Primera  de  Corintios  11:31–32  nos  da  un  principio importante  y  digno  de  atenderse  con  toda  diligencia: “Si,  pues,  nos  examinásemos  a  nosotros  mismos,  no seríamos  juzgados;  mas  siendo  juzgados,  somos  castigados (disciplinados) por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo”.  

  • Dios nos presenta tres opciones:Juzgarnos  a  nosotros  mismos. Si  nos  juzgamos  y  nos arrepentimos verdaderamente, Dios no tendría que juzgarnos  y  disciplinarnos.  “Si  nos  examinásemos  a nosotros mismos, no seríamos juzgados” (v. 31). Es decir, no habría necesidad de ser juzgados y disciplinados por  el  Señor  porque  voluntariamente  habríamos reconocido  nuestro  mal  camino  y  determinado corregirlo. 
  • Ser  juzgados  y  disciplinados  por  Dios. Si  persistimos en  el  pecado,  sin  juzgarnos  a  nosotros  mismos, entonces Dios interviene, juzga nuestra conducta y nos disciplina. Esto normalmente ocurre cuando nuestra conducta sexual es descubierta por otros en contra de nuestra voluntad. Encontramos este principio bíblico en  Primera  de  Timoteo  5:20:  “A  los  que  continúan en  pecado,  (“persisten  en  pecar”,  RV)  repréndelos  en presencia de todos para que los demás tengan temor de pecar” (LBLA). La persona que se niega a arrepentirse de  su  pecado  voluntariamente  tendrá  que  sentir  la mano de Dios sobre él en disciplina y juicio.  
  • Ser  condenados  con  el  mundo.  Esto  se  refiere  a  la persona que endurece su corazón y se niega a cambiar y corregir su mal camino. El motivo de la intervención y disciplina del Señor es “para que no seamos condenados con el mundo” (v.32). Si practicamos el paso número uno, los otros dos pasos no son necesarios. Pero si no lo hacemos, en los pasos dos y tres el trato de Dios llega a ser cada vez más directo y severo. (Véanse Jer. 8 :4– 6 ;  Rom. 2:4–5;  9:22; 1 Ped. 3:20 ; 2 Ped. 3:9, como ejemplos de la paciencia de Dios al esperar el regreso del pecador de su mal camino). Pero  la  paciencia  de  Dios  tiene sus  límites.  Un  ministro,  hundido en  el  pecado  de  la  inmoralidad, visitó  una  reunión  cristiana.  Allí, una  persona  presente,  sin  conocer al ministro ni su condición, expresó una palabra profética, que decía en esencia:  “Te he llamado y esperado. Esta  es  la  última  oportunidad  que  te  doy  para  que  te arrepientas”.  El  varón  hizo  oído  sordo  a  la  advertencia de  Dios,  y  salió  de  la  reunión  sin  acercarse  a  Dios  en arrepentimiento.  Después,  en  un  tiempo  corto,  tuvo  un accidente  de  tránsito  en  el  cual  murió.  ¡No  debemos confundir el tiempo que Dios da para arrepentirnos con permiso para continuar! La palabra “arrepentimiento” viene del vocablo griego metanoia, que quiere decir “cambiar de mente”, “cambiar de  m a nera  de  p en s a r”.  Ta mbién  sig n i fic a  “ d a r  me d i a  v uelt a  y caminar en dirección opuesta”. Esto implica transformar nuestros pensamientos acerca del propósito del sexo, acerca de personas del sexo opuesto, y acerca del peligro que uno corre cuando juega con la inmoralidad. Si nos juzgamos y arrepentimos a tiempo, podremos evitarnos el dolor y la desgracia de una caída moral, incluyendo la vergüenza de tener que ser juzgados y disciplinados por Dios. La  promesa  de  Dios  para  los  que  se  arrepienten  es: “Vengan,  pongamos  las  cosas  en  claro  –dice  el  SEÑOR–.
  • ¿Son  sus  pecados  como  escarlata? ¡Q uedarán blancos como la  nieve!  (Isaías  1:18  NVI).  Esta  promesa  y  el  amor inagotable de Dios esperan al hombre extraviado cuando le da la espalda al “pecado escarlata” y permite que Dios lo  lave  y  lo  haga  blanco  como  la  nieve.  Cuando  no  hay arrepentimiento, el hombre extraviado tendrá que pagar el  precio  de  su  pecado,  el  cual  permanece  escarlata,  sin ser blanqueado.   ¿Qué precio se cobra por una caída moral? ¿Por qué un  siervo  de  Dios  está  dispuesto  a  arriesgar  tanto—su reputación, matrimonio, ministerio y familia—por algo que ofrece tan poco y es tan transitorio y superficial? 
Para reflexionar...
  • ¿Cree usted que Sansón consideró el costo de su falta moral?  
  • En  su  opinión,  ¿cómo  debió  haber  actuado Sansón frente a las tentaciones sexuales?
  • ¿Puede un líder cristiano tomar la prosperidad y “la aparente  bendición  de  Dios”  como  la  aprobación  de Dios para su mala conducta?  ¿Por qué?   
  • ¿Cuál de las tres opciones de 1 Corintios 11:31–32  cree que sea la mejor? ¿Por qué?
  • ¿Qué sucederá a la persona que se niegue a juzgarse a  sí  misma  (cuando  está  en  pecado),  y  rechaza  la disciplina de Dios?



domingo, 5 de mayo de 2013

Teología Bíblica y Sistemática: Teología dando énfasis al Espíritu Santo

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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INDICE

INTRODUCCION
La naturaleza de la doctrina
El valor de la doctrina
La clasificación de la doctrina
Un sistema de doctrina
CAPITULO I: LAS ESCRITURAS
Hay necesidad de las Escrituras
La inspiración de las Escrituras
La verificación de las Escrituras
CAPITULO II: DIOS
La existencia de Dios
La naturaleza de Dios
Los atributos de Dios
La trinidad de Dios
CAPITULO III: LOS ANGELES
Los Ángeles
Satanás
Espíritus malvados
CAPITULO IV: EL HOMBRE
El origen del hombre
La naturaleza del hombre
La imagen de Dios en el hombre
CAPITULO V: EL PECADO
La realidad del pecado
El origen del pecado
La naturaleza del pecado
Las consecuencias del pecado
CAPITULO VI: EL SEÑOR JESUCRISTO
La naturaleza de Cristo
Las dignidades de Cristo
La obra de Cristo
CAPITULO VII: LA EXPIACIÓN
La expiación en el Antiguo Testamento
La expiación en el Nuevo Testamento

CAPITULO VIII: LA SALVACION
La naturaleza de la salvación
Justificación
Regeneración
Santificación
La seguridad de la salvación
CAPITULO IX: LA SANIDAD DIVINA
La sanidad divina
CAPITULO X: EL ESPIRITU SANTO
La naturaleza del Espíritu Santo
El Espíritu Santo en el Antiguo Testamento
El Espíritu Santo en Cristo
El Espíritu Santo en la vida del hombre
Los dones del Espíritu Santo
El Espíritu en la iglesia
CAPITULO XI: LA IGLESIA
La naturaleza de la iglesia
La fundación de la iglesia
Los miembros de la iglesia
La obra de la iglesia
Las ordenanzas de la iglesia
El culto de la iglesia
La organización de la iglesia
CAPITULO XII: LOS ACONTECIMIENTOS FINALES
Muerte
El estado intermedio
La resurrección
La vida futura
El destino de los justos
El destino de los malvados
La segunda venida de Cristo


Esperamos  confiados  que  la  teología  o  doctrina  hallará  el  lugar  que  se merece en el pensamiento y educación religiosos. Todo lo que se haya dicho en  años recientes para desmerecer esta rama de estudios, ha sido inoportuno en vista  de que el mundo necesita con urgencia la verdad serena y convincente. La verdad con respecto a Dios y al destino del hombre, y la senda de la vida eterna jamás  carecerán de importancia para el hombre, ser inmortal. Si el hombre piensa, éstas son las cosas que demandan respuesta. Son las preguntas que se han insinuado en el corazón del hombre desde tiempo inmemorial, y se pueden olvidar solamente cuando la raza humana ha caído en la idiotez, o perdido la imagen de Dios.

"Porque cual es su pensamiento en su alma, tal es él."  
La  vida  del  hombre  gira  alrededor  de  lo  que  piensa,  y  mayormente  de  lo  que piensa de Dios.- David S. Clarke

I.         LA NATURALEZA DE LA DOCTRINA
            La doctrina cristiana (el vocablo doctrina significa literalmente enseñanza  o instrucción) se puede definir como las verdades fundamentales de las Sagradas
Escrituras  ordenadas  en  forma  sistemática.  Este  estudio  se  denomina  comúnmente teología, que significa literalmente "tratado o discurso razonado con  respecto  a  Dios."  (Estos  dos  vocablos  -  doctrina  y  teología  -  se  emplearán  alternativamente en esta sección.) La teología o doctrina se puede describir como  la  ciencia  que  trata  de  nuestro  conocimiento  de  Dios  y  de  las  relaciones  del  Creador con el hombre. Trata de todas las cosas en lo que éstas se relacionan con  Dios y sus propósitos divinos.
 
¿Por qué es que definimos la teología o doctrina con el nombre de "ciencia"? 
Se  denomina  ciencia  al  arreglo  sistemático  y  lógico  de  hechos  autenticados.  Se  denomina  ciencia  a  la  teología  porque  consiste  en   hechos  o  verdades  relacionadas  con  Dios  y  las  cosas  divinas,  presentadas  en  forma  lógica  y  ordenada.
 
¿Qué  relación  existe  entre  la  teología  y  la  religión?
El  vocablo  "religión"  se  deriva  de  una  palabra  latina  que  significa  ligar;  en  otras  palabras,  la  religión
representa aquellas Actividades que ligan al hombre a Dios en cierta relación. La  teología es conocimiento acerca de Dios. De manera entonces que la religión es  una práctica, mientras que la teología es conocimiento. La religión y la teología  deben Marchar unidas de la mano en la experiencia bien equilibrada; empero en  la  práctica  son  separadas  a  veces,  de  manera  que  uno  puede  ser  teólogo  sin  ser  verdaderamente  religioso,  y  por  otra  parte,  uno  puede  ser  verdaderamente  religioso sin poseer un conocimiento sistemático de las verdades doctrinales. "Si  sabéis estas cosas, bienaventurados seréis, si las hiciereis," constituye el mensaje de  Dios  al  teólogo.  "Procura  con  diligencia presentarte  a  Dios  Aprobado, como  obrero  que  no  tiene  de  qué  avergonzarse,  que  usa  bien  la  palabra  de  verdad,"  2Timoteo 2:15, es el mensaje que Dios dirige al hombre espiritual.

¿Qué diferencia existe entre doctrina y dogma? 
Doctrina  es  la  Revelación  de  Dios  de  una  verdad  tal  como  se  encuentra  en  las  Escrituras  Sagradas.  Dogma  es  la  declaración  del  hombre  con  respecto  de  esa  verdad, expresada en un credo.

II.        EL VALOR DE LA DOCTRINA 
1.         El conocimiento doctrinal proporciona lo necesario para una exposición  autorizada y sistemática de la verdad.
Existe  la  tendencia,  en  algunas  esferas,  no  solamente  de  restar  importancia  al  valor  de  la  doctrina,  sino  también  de  desecharla  por  anticuada  o  inútil.  Sin  embargo, mientras el hombre piense con respecto a los problemas relativos a la  existencia, comprenderá que necesita una respuesta autorizada y sistemática para  estos  problemas.  La  doctrina  será  necesaria  mientras  el  hombre  se  formule  las  siguientes preguntas: ¿De dónde vengo? ¿Qué soy? ¿Adónde voy?
           
Con  frecuencia  se  oye  decir  lo  siguiente:  "No  importa  lo  que  uno  cree  mientras se haga lo recto." Esta es una forma de descartar la doctrina, restándole  toda importancia en relación con la vida. Empero toda persona tiene su teología,  lo sepa o no; las acciones y conducta del hombre están influenciadas por lo que  cree.  Por  ejemplo,  existiría  mucha  diferencia  entre  el  comportamiento  de  una  tripulación  que  supiera  que  su  embarcación  se  dirigía  a  un  destino  definido,  y  otra que se diera cuenta que navegaba a la deriva, sin derrotero o destino fijo.

La vida del hombre es un viaje a la eternidad y tiene gran importancia el  que  uno  crea  que  se  trata  de  un  viaje  sin  destino  ni  significado,  o  que  uno  esté  convencido  que  ha  sido  planeado por  el  Creador  del  hombre,  y  que  tiene  como  destino el cielo.

2.          El  conocimiento  doctrinal  es  esencial  para  el  desarrollo  completo  del  carácter
            cristiano. 
           
Sólidas  creencias  desarrollan  un  carácter  sólido,  y  asimismo  creencias  bien definidas forman también convicciones claras, bien definidas. Naturalmente  que  las  creencias  doctrinales  de  un  individuo  no  constituyen  su  religión,  de  la  misma  manera  que  su  espina  dorsal  no  es  su  personalidad.  Empero  una  sólida  espinal  dorsal  es  parte  necesaria  del  hombre,  como  así  también  un  sistema  definido de creencias es una parte esencial de la religión del hombre. Se ha dicho  con propiedad que "el hombre no tiene que lLv.ar la espina dorsal delante de sí,  empero debe ser dueño de una espina dorsal, y recta, pues de lo contrario será un creyente flexible, si no jorobado."

Myer Pearlman es de descendencia judía, nació en Edimburgo. A los catorce años se licenció en Francés sirvió de intérprete del ejército de Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial en Francia.
En 1915 emigró a Nueva York, se convirtió al evangelio… En 1927 se graduó en el Instituto Bíblico de Springfield, Missouri, y en ese msimo año se unió a su facultad. En 1927 se casó con Irene Graves. Fue un gran teólogo que dedicó gran parte de su vida a la enseñanza y dejo un gran legado en sus libros.
Su manual de teologia biblica y sistematica,aunque de corte pentecostal, es bueno. Yo lo conoci cuando estudiaba en el Seminario biblico. Conozco pastores pentescostales que lo consultan. Es recomendable. (Yiye Ávila)

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sábado, 4 de mayo de 2013

Antiguo - Nuevo Testamento: Herramienta para investigar en la Biblia

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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El Diccionario expositivo completo de términos del Antiguo y Nuevo Testamento (Vine’s) reúne dos obras en un solo volumen: 

  • el Diccionario expositivo de términos del Nuevo Testamento por W. E. Vine y 
  • el Diccionario Expositivo de términos del Antiguo Testamento, de Nelson (Merril Unger y William White Jr. editores). 
La popularidad a través de los años de estas dos obras (publicadas originalmente en inglés) indica en forma convincente que una publicación en un solo tomo será bien recibida por un buen número de esforzados estudiosos de la Biblia y que significará un insumo útil para cualquier biblioteca de obras de consulta. Una versión anterior en castellano del diccionario del Nuevo Testamento ha sido completamente revisada, mientras que el diccionario del Antiguo Testamento fue traducido y adaptado al castellano especialmente para esta edición.


Ponemos esta obra a su disposición con el deseo de que pueda llegar a ser un recurso facilitador del estudio de los significados de los términos bíblicos, particularmente para quienes no han estudiado Griego o Hebreo formalmente. No conocemos otro recurso lingüístico y pedagógico que cumpla con este cometido. El Diccionario expositivo de términos del Antiguo y Nuevo Testamento (Vine’s) permite que el lector tenga fácil acceso (por orden alfabético) a los equivalentes en castellano de los vocablos griegos y hebraicos que se analizan en las dos secciones del libro. 



A lo largo del texto los términos bíblicos más significativos se ilustran con pasajes de las Escrituras, comentarios, referencias cruzadas, acepciones antiguas y modernas, etimologías precisas, notas históricas e información técnica bien definida. Cada sección contiene un índice de términos transliterados, y un índice temático, lo cual añade a la utilidad de esta obra. Los índices facilitarán el acceso a términos y temas bíblicos que son de particular interés al estudioso de las Escrituras.



Nos complacemos en ofrecer una obra de consulta como ésta, tan versátil y de tal envergadura que podrá servir tanto a principiantes laicos como para estudiosos profesionales.


Este es una herramienta que cada pastor y estudiante de la Biblia debe de tener en su biblioteca. Le ayudará descubrir el significado de más de 5.700 palabras bíblicas en su original hebreo o griego. El Vine es para aquellos que quieren adentrarse en las maravillas del texto original de las Sagradas Escrituras.
El "Diccionario Expositivo de Vine del Antiguo y Nuevo Testamento" permite que un estudiante con bastante, poco o ningún conocimiento del griego o el hebreo estudie el significado de las palabras bíblicas en su idioma original. Contiene mas de 5,700 palabras ordenadas alfabéticamente  Sirve como diccionario, comentario y concordancia al ofrecer las palabras hebreas o griegas originales, su traducción  significado y comentarios sobre su empleo en los pasajes bíblicos  Y permite estudiar el significado de las palabras sin tener que conocer los idiomas originales.


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Abriendo las puertas del Cielo: La Llave Maestra - Abajo Mamón

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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Indice
Introducción
Capítulo Uno: La Primera Llave, El Dar
Capítulo Dos: La Segunda Llave, Oración
Capítulo Tres: Hambrientos Por Ayunar
Capítulo Cuatro: La Llave Maestra
Capítulo Cinco: Mamón
Conclusiones


Vamos a comenzar este viaje por medio de poder entender nuestro propósito. No hay nada más miserable que dirigirse en una dirección sin saber primero hacia dónde vamos, o sin saber si el camino en el cual nos encontramos actualmente nos va a llevar en la dirección deseada.

Una cosa era bien cierta de nuestro Señor Jesucristo: Él sí sabía hacia dónde se dirigía y cuál era la mejor manera de llegar ahí. Él sabía algo que muy pocos de nosotros enten­demos, y eso que sabía es el poder que lo impulsaba para dar Su vida como la máxima reconciliación para darnos acceso al Padre.

El propósito de nuestro viaje es descubrir el misterio de ese poder y abrir esas verdades a través de "las llaves" que están escondidas dentro de las Escrituras. Vamos a comenzar por medio de descubrir Mateo capítulo seis.


La mayoría de la gente está consciente que los capítulos y los versículos en la Biblia han sido colocados por los traductores. Algunas veces esto puede crear una separación en la continuidad y en las estructuras de los pensamientos.

Sin embargo, aun el Espíritu Santo es bien conocido por arreglar cosas en la mente y en el corazón de la gente, incluyendo a los traductores, de tal manera que éstos hagan las cosas de acuerdo a 10 que el Señor estima necesario.

Así como la forma en que los textos se encuentran ubicados, y la posición donde se encuentran "las llaves", es muy importante. Espero que tú podrás ver la sabiduría que se encuentra del orden de este capítulo y detrás de la selec­ción de palabras que escogió Jesús.

Por 10 tanto, el propósito es poder entender este capítulo en una forma sencilla pero muy profunda. Esto va a permitir que el Espíritu Santo imparta un nuevo tipo de enten­dimiento en el Cuerpo de Cristo. La razón para esto es poder llevar a cabo una nueva reforma poderosa que pueda ser impartida.

He podido encontrar por 10 menos tres llaves principales que abren puertas. Estas puertas han estado cerradas para todos nosotros en diversas ocasiones a través de nuestra vida cristiana. Son las puertas sencillas de dar, orar y ayunar.

La profundidad es impartida en forma individual a cada uno de nosotros que vaya abriendo estas puertas. Una vez que éstas han sido abiertas, el Espíritu Santo nos dará una nueva visión para revelarnos verdades mucho más profundas.

Estas verdades comienzan a darnos una visión de la fuerza que impulsaba a nuestro Señor Jesús mientras Él estaba en este planeta.


Comencemos con la primera llave, el dar.
Al abrir el primer versículo del capítulo seis de Mateo, encontramos que Jesús les está diciendo a sus discípulos y a todos los que estaban escuchando, incluyendo a los fariseos, lo siguiente:

Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda 10 que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. -Mateo 6:1-4


Debido a que Jesús comienza a hablar acerca del dar en la forma de limosnas, nos conlleva a definir algunos términos.

Debemos comenzar por entender lo que significa limosnas. El Diccionario Bíblico Ilustrado de Nelson 10 define de esta manera: "Dinero dado por misericordia a los pobres." Este mismo diccionario continúa diciendo, "En el tiempo de Jesús, la palabra 'justicia' se relacionaba muy de cerca con la palabra "limosnas."
Por lo tanto, podemos parafrasear el primer versículo por medio de decir que cuando damos, para que nuestra dádiva sea contada como una obra justa, nuestro motivo para dar debería ser agradar a Dios y no al hombre. Jesús implica que el hecho de dar es algo que se espera de la persona, pero el motivo que se encuentra detrás de la dádiva es lo que realmente importa.

Yo creo que Jesús está enseñando esto para poder revelar una verdad mucho más profunda. Jesús está diciendo que la primera etapa cuando comenzamos nuestro desarrollo como discípulos, se define por la manera en que damos y por los motivos que nos hacen dar.

Jesús dijo más adelante en Mateo 26:11 que los pobres siempre estarán a nuestro alcance. Por lo tanto, el hecho de darle a los pobres no es el asunto principal, sino lo que Jesús está buscando es el corazón. Los pobres son los medios visibles mediante los cuales nuestro corazón está siendo probado; el dinero sólo se convierte en una medida de nuestra obediencia.

Jesús nos va a preguntar a cada uno de nosotros si sabemos el precio que ha sido pagado por nuestra salvación.
Él pregunta esto de muchas maneras. Pero la forma más elemental es a través de nuestros diezmos y ofrendas. El asunto de dar es tan fundamental para cada uno de nosotros que sabemos el precio que Jesús pagó. Si no hemos llegado a las profundidades de entender la cruz y el precio que estaba asociado a nuestro Salvador, entonces el hecho de dar siempre va a ser un problema para nosotros.

El hecho de dar es mucho más que sólo poner tu dinero en un sobre o en una canasta de ofrendas. El verdadero dar viene de una actitud que entiende la profundidad de lo que nuestro Señor y Salvador ha hecho. El verdadero dar está determinado no sólo mediante la cantidad que traemos ante el Señor, sino por la cantidad con la que nos quedamos en nuestros bolsillos.

Nuestra demostración de gratitud debería convertirse en una ofrenda continua delante de Dios en cada área de nuestra vida. Por ejemplo, los padres no le dan a sus hijos debido a que haya reglas establecidas por medio de libros y de expertos. Los padres dan debido a que son la misma carne y sangre de sus hijos, y por lo tanto, las necesidades de sus hijos son más importantes que las suyas propias. Este tipo de relación es lo que hace a una familia, y crea segur­idad y armonía entre todos sus miembros.

Podemos encontrar este mismo tipo de relación o de pacto a través de todas las Escrituras. Por lo tanto, cuando Dios hizo el pacto con el hombre, Él sabía que el hombre nunca iba a poder cumplir con su parte, y entonces, ¿qué es lo que hace Dios al respecto?

Pues cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por uno mayor, juró por sí mismo, diciendo: Ciertamente te bendeciré y ciertamente te multiplicaré. Y así, habiendo esperado con paciencia, obtuvo la promesa. Porque los hombres juran por uno mayor que ellos mismos, y para ellos un juramento dado como confirmación es el fin de toda discusión.
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viernes, 3 de mayo de 2013

Formando Discípulos: Un anhelo - a la altura de Cristo

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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INTRODUCCIÓN..................................................... 7
1. El PLAN DE JESÚS 9
A. Su misión: Ser Jesús 9
B. Su objetivo: Instaurar el Reino................ 10
C. Su método: Recorrer, proclamar, enseñar y curar 10
D. Su estrategia: Formar discípulos-maestros 11
2. El MAESTRO Y El Discípulo 15
A. los maestros de Israel..... 15
B. Jesús Maestro.................................................... 16
C. El discipulado y el discípulo de Jesús 21
3. LA Pedagogía DE JESÚS...................... 33
4. UN Día CON JESÚS 51
A. En la sinagoga..................................................... 52
B. En la casa de sus amigos.. 55
C. En la puerta........... 58
D. En el desierto : 60
5. El EXAMEN DE ADMISIÓN 65
A. Tener un solo Maestro 66
B. Seguimiento inmediato y definitivo.... 68
C. Renunciar a los obstáculos........ 70
D. Llevar la cruz 76
6. SEIS RELACIONES DEL Discípulo 81
A. Con Dios, como Padre 81
B. Con Jesús, como Maestro.................................. 84
C. Con el Espíritu Santo, como guía 93
D. Con los demás, como hermanos 96
E. Con las cosas, con libertad 102
F. Consigo mismo, como persona 106
7. la DIETA DEL Discípulo 111
A. Información 112
B. Formación 112
C. Revelación 114
O. Transformación 118
8. la Metodología DE JESÚS 121
A. Tomó pan en sus manos 122
Nuestra actitud: Desprogramamos 125
B. Lo bendijo 126
Nuestra actitud: Escuchar 127
C. Lo partió 129
Nuestra actitud: Abandonarnos 158
O. Lo repartió 159
Nuestra actitud: El desprendimiento 160
E. Esto es mi cuerpo 163
Nuestra actitud: Formar cuerpo de Cristo, Iglesia 165
F. Coman todos de él 168
Nuestra actitud: Cómanme 169
G. Hagan esto en memoria mía 170
Nuestra actitud: Formar discípulos 172
9. NUESTRA MISIÓN 175
A. Jesús comparte su misión a sus discípulos 175
B. La gran comisión: Hacer discípulos 184


Era de noche y la noche era fría. El sol se había escondido temprano para no ser testigo de la injusticia más grande de la historia. La luna regaba lágrimas de estrellas por el negro firmamento. Mientras tanto, Pedro se escondía en las sombras del anonimato esperando, temeroso, la sentencia que habrían de dictarle a su Maestro en el palacio del Sumo Sacerdote.

Venciendo temores y arriesgando la vida, se había internado en la cueva del Sanedrín que, sin previo juicio, había determinado la conveniencia de la muerte de un solo hombre por el bien de todo el pueblo. Agazapado en su túnica morada, se protegía, más que del inclemente frío, de cualquier mirada delatora. Su rostro era iluminado de vez en cuando por el caprichoso fuego de una hoguera que reflejaba la angustia de su alma.

En el preciso momento en que el Sumo Sacerdote rasgaba sus sacras vestiduras y declaraba reo de muerte a Jesús de Nazaret, los criados y guardias del palacio descubrieron a Simón Pedro y lo acusaron de crimen capital: "Este también es discípulo de Jesús".

¿Qué luz delató a Pedro como discípulo del Maestro de Galilea? ¿En qué se le notó al pescador de Cafarnaúm que seguía al predicador de Nazaret? ¿Por qué no se puede esconder en las sombras ni ocultar bajo el manto, la pertenencia incondicional a Jesús?

Hay ciertas características, obvias y visibles, que identifican claramente a un discípulo de Jesús. No se trata de símbolos superficiales, sino de una personalidad bien definida que lo hace inconfundible...
Al leer estas páginas seremos iluminados por la fogata de la Palabra de Dios. Ella nos identificará como discípulos de Jesús o como simples admiradores de sus prodigios.

Nos revelará la verdad sobre lo que significa ser un auténtico discípulo;y ante esta realidad no tendremos sino una disyuntiva: dar la media vuelta como el joven rico, o dejar redes llenas de peces, como los pescadores del Mar de Tiberíades.

Quien no esté dispuesto a tomar una de estas dos posturas, es preferible que deje aquí la lectura, porque para permanecer en la indiferencia, es mejor no dejarse cuestionar por la verdad del Evangelio. En fin, seguir adelante significa prender una mecha que no se podrá ya apagar.

Por otra parte, un discípulo no nace, se hace. Nacemos a la nueva vida por la gracia, mas para llegar a ser discípulo del Maestro de Nazaret se debe seguir una metodología. San Marcos asegura que Jesús hizo discípulos (Me 3,14). Y cuando él a su vez envió a los suyos, les ordenó: hacer discípulos, para aclarar que éstos no se dan por generación espontánea o herencia, sino que es necesario todo un proceso de producción, que será delineado en estas páginas.

Que el Espíritu Santo nos vaya configurando de acuerdo al modelo de Cristo Jesús, para que reproduzcamos su imagen en este mundo y extendamos su misión hasta los confines de la tierra.


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Un Guerrero Espiritual: Pablo de Tarso - Todo empieza en El Camino

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
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Pablo de Tarso es, en efecto, el  hombre de las mil facetas: a la vez judío, griego y romano; fariseo y cristiano; contemplativo y hombre de acción; evangelizador y maestro; escritor audaz y teólogo profundo; incansable en el andar y encadenado a la inactividad de una cárcel; acompañado de muchos y finalmente desamparado de todos .

Pero ¿cuál será la razón última de su vida y la explicación de su existencia? Es sin duda alguna ¡CRISTO JESUS, EL SEÑOR!, que se le apareció en el camino de Damasco. Frases impactantes y lapidarias, esparcidas a lo largo de sus Epístolas, podrían ser como  definiciones de su vida. A los filipenses les confía el secreto: "Para mí el vivir es Cristo, y morir, una ganancia" (Flp 1,21). Y a los gálatas les revela esta confidencia: 
"La vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gal 2,20). 

Pero el conocimiento de quién es Jesús, llevó a Pablo a cambiar radicalmente su concepto de Dios: El Dios-YHWH (de su religión judía quedó totalmente transformado en "el Padre de nuestro Señor Jesu-Cristo" y en "nuestro Padre"; cercano y generoso, a quien podemos llamar filialmente ¡Abbá!, al impulso del Espíritu Santo, que la testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios (Rom 8,15-16). Qué intimidad tan grande con Dios se percibe cuando el Apóstol escribe  a los filipenses: "Doy gracias a MI DIOS cada vez que me acuerdo de vosotros" (Flp 1,3).

Y ¿qué decir de la relación con el Espíritu Santo? Pablo no sólo comprendió que el Espíritu de Dios  era quien guiaba sus pasos, preparaba sus caminos y lo impulsaba hasta los  confines de la tierra, sino que intuyó
ser él mismo un portador del Espíritu; o mejor todavía, un "santuario" en el que habita el Espíritu de Dios: "¿No sabéis que sois santuario de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? O ¿no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo que está en vosotros? O ¿no sabéis que vuestro cuerpo es santuario del Espíritu Santo, que está en vosotros y que no os pertenecéis?" (1Cor 3,16; 6,19).

Fueron pues, el amor ardiente a Cristo Jesús, la misericordia de nuestro Padre Dios y el fuego devorador del Espíritu, los que lanzaron a Pablo a su incansable carrera evangelizadora. Así lo expone a los corintios: "Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no proclamara el Evangelio!... Ahora bien, ¿cuál es mi recompensa? Predicar el Evangelio gratuitamente, renunciando al derecho que me confiere el Evangelio" (1Cor 9,16-18). Esta convicción impulsó al Apóstol para correr por todo el mundo llevando de mil maneras la Buena Nueva de Jesús a todos los pueblos, "desde Jerusalén y en todas direcciones hasta el Ilírico", y probablemente después hasta las apartadas regiones de la península ibérica (Cf. Rom 15,19.24).

Además, el apóstol Pablo heredó de Jesús el ejemplo de una entrega absoluta y total de la propia vida, sin  cálculos ni restricciones, en aras del amor al prójimo. Por eso escribe a los cristianos de Corinto con acentos de suprema donación personal: "Por mi parte, muy gustosamente me gastaré y me desgastaré totalmente por vosotros. Amándoos más, ¿seré yo menos amado?" (2Cor 12,15).

Una de las notas más características  del Apóstol es la riqueza de sus intuiciones teológicas. En nuestra época actual,  la teología de la Iglesia se ha renovado  profundamente y han sido los textos paulinos los que  han proporcionado una luz esclarecedora sobre el tema. Baste recordar aquel pasaje central: "Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para  santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la Palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo, sin que tenga mancha ni arruga, ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada" (Ef 5,25-27).

Querido lector:

Lo que has leído no son sino unas cuantas pautas que quieren introducirte y animarte a correr juntamente con Pablo en esta pista que se llama "el Secreto de Pablo". Toma el  libro en tus manos y léelo. Los doce capítulos que lo integran poseen un dinamismo tal, que te sentirás atraído a seguir muy de cerca las huellas del Apóstol de los gentiles en una doble dirección: primero para tener un  encuentro nuevo y gozoso con Jesús resucitado -tu camino personal de Damasco- y luego para arder en ideales de proclamar la Buena Nueva de Jesús por todas partes, al impulso del Espíritu Santo.

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