TEXTO DE LA LECCIÓN: Jn. 13:1-35;
14:15, 21-24
OBJETIVO
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Conocer un tema de vital importancia,
en donde Jesús enseñó verdades profundas dirigidas a cambiar la manera de
pensar y de vivir de los seres humanos. Para lo cual, debe usted leer no
menos de tres veces el texto de la lección.
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ADELANTO
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Usted aprenderá sobre los siguientes
temas:
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A.
Ejemplo de un Liderazgo Diferente.
B.
La Importancia de Servir.
C.
La Exaltación del Siervo.
D.
La Obediencia.
E.
Los Frutos.
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A. Ejemplo de un Liderazgo
Diferente.
Jesucristo desciende de lo Alto, se
despoja de su Deidad, se humilla tomando la forma de siervo para vivir entre
los hombres, para sentir sus dolores y sufrimientos, para realizar tareas incluso
de esclavo al lavar los pies de sus discípulos. Asimismo, no busca lo material,
sino más bien cultiva y enseña lo espiritual, practica la verdad que pregona,
profesa el amor que pide para el prójimo y es tanta su entrega, que agoniza y
muere en la cruz cargando las culpas ajenas, para luego resucitar venciendo a
la muerte, victoria a través de la cual le es otorgada toda autoridad en el Cielo y en la Tierra como Líder Supremo.
De esta manera, Jesucristo nos
enseña este tipo de liderazgo que está caracterizado por la humildad y el
servicio a los demás; es decir, para ir ascendiendo uno a uno los peldaños de
esta escalera de amor, que nos llevarán a la formación plena de nuestro
Espíritu, lo que nos permitirá luego ser
líderes auténticos y dignos seguidores suyos.
“Sabía Jesús
que el Padre había puesto
todas
las cosas bajo su dominio,
y
que había salido de Dios y a Él volvía;
así
que se levantó de la mesa, se quitó el manto
y
se ató una toalla en la cintura.
Luego
echó agua en un recipiente
y
comenzó a lavar los pies a sus discípulos
y a
secárselos con la toalla que llevaba a la cintura”. (Jn.
13:3-5).
1.
La Certificación de su Procedencia. En el párrafo anterior, vimos que Jesús ha recibido todo dominio de parte de
Dios, y que ha salido del Padre; por lo tanto, viene de Él mismo, porque es de
su misma esencia y naturaleza, y una confirmación de lo que allí se certifica,
podemos encontrarla también al leer (Fil. 2:5-9).
La Necesidad de un Ejemplo. Es
bien conocido que, cuando un maestro en cualquier actividad, da una enseñanza
práctica a sus pupilos, ésta es
1.
mucho más efectiva que varias clases teóricas juntas; porque
la instrucción penetra rápida y profundamente al entendimiento y a la memoria
del discípulo. Asimismo, Jesús, luego de su enseñanza práctica impartida sobre
la humildad y el servicio, les dice a sus discípulos: “Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el
Señor y Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies
los unos a los otros. Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo
he hecho con ustedes”. (Jn. 13:13-15).
2.
Un Rey Sirviendo a los Siervos. Esta frase en el caso de Jesús,
equivale a decir: “Un Salvador con una toalla”, pensará usted; y qué tiene que
ver un Rey con este Salvador, agregará bueno, los que viven aún bajo un régimen
monárquico, conocen cuáles son los atributos y poderes de un Rey; ahora,
probablemente han variado bastante desde la antigüedad, pero el entendimiento
es claro sobre la autoridad que un hombre en esta posición tenía sobre sus
súbditos. Además, en ningún caso, un Monarca iba a doblar su rodilla ante unos
simples pescadores para lavarles sus pies; antes bien, si era su deseo real,
ellos podían ser obligados a realizar esta humilde tarea, amén de que el Rey
podía asimismo disponer de sus bienes y hasta de sus mismas vidas.
En la época en que se describe esta enseñanza de Jesús para
sus discípulos, entre los judíos había siervos o esclavos que se encargaban de
lavar los empolvados pies de sus amos y visitantes; para lo cual, siempre
portaban en su cintura una toalla, la misma que usaban en esta humilde tarea
cada vez que se requería.
En el numeral uno, estudiamos sobre la naturaleza de
Jesucristo y su condición ante los hombres, donde podemos entender que tiene la
categoría de Rey de Reyes y Señor de Señores, el mismo que ha sido enviado a la Tierra por su Padre, con el
propósito de salvar a los pecadores; por lo que además de su condición de Rey y
Señor, tiene también el título de Salvador, el cual al tomar el lugar de un
esclavo y servir a sus siervos, lo hace con el propósito de instruirles en un
nuevo modelo de liderazgo que viene de Arriba hacia abajo.
B.
La Importancia de
Servir.
“Ciertamente
les aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que
el que lo envió. ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica” (Jn. 13:16-17).
La Unidad viene del Servicio. La
principal cualidad de un líder, seguramente se encuentra en la capacidad para
fomentar y mantener la unidad entre las personas; y si su liderazgo está basado
en el servicio, no hay duda que su ejemplo llevará a los demás a servirse
mutuamente, con lo que lograrán mantenerse unidos en propósito y acción. Lea,
por favor: (Lc. 22:24-30). En consecuencia, podemos ver que Jesús da esta
1. enseñanza a sus discípulos, como el
modelo verdadero para conseguir la unidad en base a la humildad y el servicio
entre unos y otros.
2. ¿Cómo nos Beneficia Servir? ¿Será que el hecho de ayudar en las
situaciones difíciles a otros seres humanos, puede proporcionarnos algún
beneficio? Antes de contestar a esta pregunta, leamos lo que nos dice (Stg.
4:17). Cuando hemos entrado a formar parte del Reino de Dios, sabemos que uno
de nuestros frutos es el amor al prójimo, por lo tanto, como producto de ese
amor es placentero el poder ayudar a los semejantes; y además de esto; agradar
a Dios y recibir bendiciones de su parte. Los que aún no son cristianos; es
decir, que todavía no forman parte del
Reino de Dios, permanecen sin poder saborear los frutos del Reino de Dios; sin
embargo, experimentan una humana sensación de contentamiento por haber hecho el
bien, pero les es necesario hacer siempre la voluntad de Dios y obedecer sus
mandamientos, para entonces pasar a
formar parte de la familia de Dios, y recibir todas sus ricas
bendiciones.
C. La Exaltación del
Siervo.
“Nos
convenía tener un Sumo Sacerdote, así: santo, irreprochable, puro, apartado de
los pecadores y exaltado sobre los cielos” (He. 7:26).
1. Un
Mandamiento Nuevo. Jesús,
luego de haber enseñado la humildad y el servicio, poniendo el ejemplo en acción les emite y les dicta un mandamiento
nuevo, según el cual el amor debe ser el vínculo que sostenga la unidad entre
unos y otros; y este amor debe ser: auténtico, sincero y profundo; de tal
manera que en aras del servicio, lleguen incluso a entregar su propia vida (Jn.
13:34).
2. La Gloria es
para Dios. “Ahora
es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en Él. Si Dios es
glorificado en Él, Dios glorificará al Hijo en sí mismo, y lo hará muy pronto”
(Jn. 13:31b-32) .La exaltación de Jesucristo es el resultado de su liderazgo
diferente, basado en el servicio y la humildad; ejemplo que todos los
Cristianos debemos imitar para obtener la corona de gloria, prometida a los que
perseveran.
3.
La Señal de Cristo. Una señal muy particular resalta en los que somos hijos de
Dios, y discípulos de Cristo; y sobre este distintivo, Jesús mismo nos hace
saber a través del siguiente verso: “De
este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”
(Jn. 13:35). De tal manera que cuando las personas se profesan un amor sincero
entre ellas, un amor que es evidente y que se muestra con el ejemplo, un amor
que deja ver que son dignos alumnos del Gran Maestro Jesucristo, es, porque ese amor proviene de Él mismo, de su
máximo y sublime ejemplo demostrado al dejar su vida en la Cruz del Calvario para salvar
a los pecadores.
4.
Reflexiones sobre el Amor que Exalta al Siervo.
a) ¿En qué forma nos ama Jesús? Dando su vida por nosotros.
b) ¿Con qué clase de amor? Misericordioso, compasivo y puro
c) ¿Cuál es la más grande medida de amor? Poner o dar la vida
por los enemigos.
d) ¿En qué se diferencian el amor del mundo del amor de Dios?
El amor de Dios es eterno e incondicional. Y el amor del mundo es temporal y
vacío.
e) ¿Dios quiere que sus hijos actuemos como huérfanos? ¡NO!
porque somos de la Familia
de Dios.
f) ¿Cuáles son los elementos del amor que podemos mostrar los
cristianos? Entrega, sacrificio, paciencia, humildad, bondad, servicio, etc.
g) ¿Quién es el Consolador? El Espíritu Santo, según (Jn.
14:26).
h) ¿Cómo actúa el Consolador en la vida del cristiano? Como: un
confortador, abogado, amigo, psicólogo, enardecedor, ayudador, auxiliador,
defensor, intercesor, etc.
i) ¿Cómo reconocemos a los cristianos? Por su amor respetuoso, mutuo y sincero.
j) ¿Qué pasa si alguien dice que ama a Dios y no ama a su
hermano? Es un mentiroso.
k) ¿Quién es nuestro enemigo y qué hace entre los hermanos?
Nuestro enemigo es Satanás, porque siembra discordia, mentira y cizaña entre
los cristianos.
l) ¿Para qué es importante la armonía entre hermanos? Para
tener una estrecha comunión con Dios.
i.
La Obediencia: (Jn.
14:15, 21-24). “Si ustedes me aman, obedecerán mis
mandamientos”
(Jn. 14:15). La obediencia nos muestra el amor de Dios.
1. Conociendo los Mandamientos de Dios. ¿Cómo podemos conocer los mandamientos
de Dios? Para contestar a esta pregunta, debemos leer la siguiente cita
bíblica, que dice: “Toda la Escritura (la Biblia) es inspirada por
Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la
justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda
buena obra” (2 Ti. 3:16,17). Es, en la Biblia,
donde vamos a saber cuáles son los mandamientos de Dios para los seres
humanos. Al leer (Dt. 4:13), podemos enterarnos cómo llegaron a nosotros: “El Señor les dio a conocer su pacto, los
Diez Mandamientos, los cuales escribió en dos tablas de piedra y les ordenó que
los pusieran en práctica”. ¿El conocer los mandamientos de Dios es la
prueba de que nosotros lo amamos? No, no es suficiente, el conocimiento debe
llevarnos a la obediencia, entonces sí, podremos sentir y dar el amor de Dios.
1. Siguiendo los Mandamientos de Dios. ¿Cómo podemos seguir los mandamientos
de Dios? Al conocer las instrucciones especificadas en el “Manual de Vida
Espiritual” que es la Biblia,
en el Libro de Éxodo 20:1-17 y también en el Evangelio de Mateo 22:34-40,
aprendemos cada uno de sus mandamientos para ponerlos en práctica en nuestra
vida diaria lo que Dios ha dispuesto que hagamos. Solamente así, podremos
agradar al Señor, siendo hijos obedientes que saben hacer caso a su Padre
Celestial. En virtud de tal, preguntemos: ¿Qué es lo que nos distrae para
cumplir los mandamientos de Dios? Generalmente, la indiferencia y los afanes de
la vida o las pasiones humanas, son los encargados de alejarnos de Dios, impidéndonos que cumplamos con los
mandamientos impuestos por Él, para llevar una vida espiritual sana y ejemplar.
2. El Amor de Dios nos Motiva a la Obediencia. En el
capítulo 13 de la
Primera Carta a los Corintios, el apóstol Pablo describe el
amor de Jesucristo y el modo cómo debe ser reflejado por los Hijos de Dios. En
el Evangelio de Juan, sobre el amor que motiva a la obediencia, dice: “¿Quién es el que me ama? El que hace suyos
mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también
lo amaré y me manifestaré a él” (Jn. 14:21). Éstas son motivaciones más que
suficientes para movernos a la obediencia que Dios quiere de nosotros; ya que
sin amor nada somos; por tanto, debemos pensar que toda la Creación viene del Amor
de Dios; y además, somos salvos por el amor de Dios y la obediencia de
Jesucristo a su Padre. Cabe entonces preguntarnos: ¿Cuál es la respuesta del
corazón honesto al Evangelio? Compare con Ro. 6:17, y la respuesta es: que
debemos obedecer la doctrina de Jesucristo.
3.
La Obediencia trae Comunión con el Padre y con el Hijo. Como fruto de la obediencia, obtenemos una comunión íntima,
verdadera, única; ya que al obedecer los mandamientos de Dios, Jesús y el Padre
hacen morada en cada cristiano; conforme nos dice: (Jn. 14:23) “El que
me ama obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en
él”. Compare también con (Hch.
5:32). y con (1 Co. 3:16-17). ¿Es
posible tener el amor del Padre sin obediencia?, veamos detenidamente el
siguiente gráfico y obtendremos la respuesta.
OBEDIENCIA
La
respuesta es: Si no hay obediencia al Hijo, no podemos tener comunión con el
Padre ni tampoco con el Hijo.
Para poder
tener una relación con el Hijo, debemos obedecer sus mandamientos, según lo
podemos apreciar en los siguientes versículos: “Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos” (Jn. 14:15) y
también dice Jesús: “Ustedes son mis
amigos si hacen lo que yo les mando” (Jn. 15:14). Entonces, la condición
inevitable es OBEDECER al Hijo, ya que
si le obedecemos a Él, obedecemos también al Padre; por tanto, así tenemos
relación con el Padre y el Hijo.
En
consecuencia, cuando hay obediencia, la Palabra de Dios es guardada en la mente y en el
corazón de los cristianos. De hecho, las palabras de Jesús son las palabras de
Dios, porque vienen del Padre; y las palabras de Jesús son muy importantes en
nuestras vidas, porque son para nuestra salvación espiritual y para obtener la Vida Eterna. Además,
podemos estar seguros que hoy tenemos la Palabra de Dios sin alteraciones, ya que así nos
certifican los siguientes versos: (Jn. 16:13; 17:20; Ef. 3:3-5).
E. Los Frutos: (Jn. 15:1-16).Todo ser vivo que Dios ha creado, produce fruto según
su género; es decir, seres humanos, animales y vegetales. Jesús en esta
ocasión, toma el género vegetal para elaborar una alegoría con el fin de dar
una enseñanza sobre el maravilloso milagro que empieza con la semilla y culmina
con el fruto. En virtud de tal, Jesús
dice: “Yo soy la vida verdadera…”. Sabemos que la vid, es la planta que
produce las uvas, pero existe un tipo de vid que produce uvas agrias; es por
esto la aclaración de ser la “verdadera”; de tal modo, enfocados en este tema,
vamos a presentar algunos puntos:
1. ¿Cuál es la Relación del Labrador, la Vid y el Pámpano? Es una
relación estrecha y de íntima dependencia; en ésta alegoría podemos apreciar:
Dios es el labrador, Jesús es la vid “verdadera” y los pámpanos somos los
cristianos. Y así como la vid extrae la vida de la tierra; los frutos, o sea
las uvas, absorben la vida del pámpano; es decir, de la rama que ha brotado del
tronco, el cual es alimentado por medio de las raíces que posee, las mismas que
extraen las sales y nutrientes del suelo que lo sostiene; así también Jesús se
alimenta del Padre y es el tronco que sostiene a los cristianos, que son
alimentados por su savia, para entonces producir el fruto esperado, el mismo
que no puede ser otro sino los “nuevos cristianos”; es decir, de su mismo
género. Dicho en otras palabras, no se puede pedir “peras al olmo”, cada cual
producirá según su género. Podemos concluir con esta comparación, diciendo que
la dependencia del cristiano con Jesús y con el Padre es total, ya que
separados del tronco, los pámpanos mueren, como muere el cristiano que se
separa de Cristo-Jesús.
2. Los Frutos Glorifican
a Dios.
La forma cómo un cristiano va a producir nuevos cristianos, es poniendo en
práctica las enseñanzas de Jesucristo en su propia vida; la cual será un
ejemplo para los que aún no se han convertido. En consecuencia, todo discípulo
de Jesucristo es conocido porque que proviene de Él y por la calidad de los
frutos que produce. Lea, por favor (Mt. 7:15-23). Esta forma de multiplicación
de frutos a través del sacrificio de Jesucristo en la cruz, es el Plan de
Salvación que ha venido desde el Cielo de parte del Padre para redimir a la
humanidad.
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