CAPACITACIÓN / ESCUELA DOMINICAL
Reflexión bíblica: Marcos 10.13-16
13 Le presentaban niños para que los tocara, pero los discípulos reprendían a los que los presentaban.
14 Viéndolo Jesús, se indignó y les dijo: —Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios.
15 De cierto os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
16 Y tomándolos en los brazos, ponía las manos sobre ellos y los bendecía.
¿Cómo debemos enseñar a los niños?
1. La enseñanza a los niños debe ser sencilla.
El maestro debe enseñar la Palabra en un lenguaje de fácil comprensión para los niños, y usando conceptos e ideas que no sean demasiado complicados.
El maestro debe tener en cuenta que muchos de nuestros niños no tienen conocimiento bíblico. El lenguaje teológico para ellos es un idioma desconocido. Sin embargo, tampoco es posible simplificar todo.
2. La enseñanza debe ser atractiva.
Es importante que los niños presten atención a lo que se les enseña, y para que esto suceda, la presentación de una lección debe ser atractiva.
Es particularmente útil si la presentación de una lección tiene un componente visual, en donde se utilicen frecuentes ilustraciones sencillas, gráficos, etc.
3. La enseñanza debe ser lógica y sistemática.
Una lección bíblica para niños puede ser más efectiva si es enseñada de manera lógica y sistemática. Para el niño es útil que la enseñanza sea lógica, porque les es más fácil seguir cada paso de la lección, ya que se muestra de manera coherente en el paso anterior.
4. La enseñanza debe ser específica.
Uno de los principales errores que la mayoría de los maestros cometen es el de tratar de abarcar demasiado a la vez. Es mejor enfocar la enseñanza bíblica en una sola verdad doctrinal y asegurarse de que los niños la comprendan.
Se pueden mencionar otras verdades, sobre todo las que han sido tratadas en clases anteriores, como ayuda efectiva, pero nuestra meta en la enseñanza debe tener siempre un enfoque preciso.
5. La enseñanza debe ser práctica.
La enseñanza bíblica no debe ser solo teórica sino aplicada a la vida diaria de los niños. La Biblia, permanentemente enfatiza la necesidad de hacer aplicaciones claras, directas y precisas a las vidas de los oyentes.
13 Le presentaban niños para que los tocara, pero los discípulos reprendían a los que los presentaban.
14 Viéndolo Jesús, se indignó y les dijo: —Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios.
15 De cierto os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
16 Y tomándolos en los brazos, ponía las manos sobre ellos y los bendecía.
¿Cómo debemos enseñar a los niños?
1. La enseñanza a los niños debe ser sencilla.
El maestro debe enseñar la Palabra en un lenguaje de fácil comprensión para los niños, y usando conceptos e ideas que no sean demasiado complicados.
El maestro debe tener en cuenta que muchos de nuestros niños no tienen conocimiento bíblico. El lenguaje teológico para ellos es un idioma desconocido. Sin embargo, tampoco es posible simplificar todo.
2. La enseñanza debe ser atractiva.
Es importante que los niños presten atención a lo que se les enseña, y para que esto suceda, la presentación de una lección debe ser atractiva.
Es particularmente útil si la presentación de una lección tiene un componente visual, en donde se utilicen frecuentes ilustraciones sencillas, gráficos, etc.
3. La enseñanza debe ser lógica y sistemática.
Una lección bíblica para niños puede ser más efectiva si es enseñada de manera lógica y sistemática. Para el niño es útil que la enseñanza sea lógica, porque les es más fácil seguir cada paso de la lección, ya que se muestra de manera coherente en el paso anterior.
4. La enseñanza debe ser específica.
Uno de los principales errores que la mayoría de los maestros cometen es el de tratar de abarcar demasiado a la vez. Es mejor enfocar la enseñanza bíblica en una sola verdad doctrinal y asegurarse de que los niños la comprendan.
Se pueden mencionar otras verdades, sobre todo las que han sido tratadas en clases anteriores, como ayuda efectiva, pero nuestra meta en la enseñanza debe tener siempre un enfoque preciso.
5. La enseñanza debe ser práctica.
La enseñanza bíblica no debe ser solo teórica sino aplicada a la vida diaria de los niños. La Biblia, permanentemente enfatiza la necesidad de hacer aplicaciones claras, directas y precisas a las vidas de los oyentes.
Con frecuencia se pueden utilizar relatos de niños en situaciones cotidianas, para ilustrar estas aplicaciones. Estos relatos pueden ser verídicos o no, pero en el caso de que sean imaginarios conviene mencionarlo.
6. La enseñanza debe ser amable.
Al enseñar la Palabra a los niños, harán preguntas en tono crítico. Es de suma importancia reaccionar de forma amable ante las preguntas. La respuesta, y sobre todo la manera de darla, tendrá bastante influencia sobre el niño, para bien o para mal. Conviene entonces contestar la pregunta del niño de la manera más lógica y útil posible.
En el caso de no saber la respuesta, la mejor manera de manejar la situación será con sinceridad y nada de palabrerías. Es deber del maestro adquirir el compromiso público de indagar la respuesta y presentarla luego, aclarando todas las dudas.
7. La enseñanza necesita el respaldo de la oración.
En la enseñanza bíblica, se depende siempre de la obra iluminadora del Espíritu Santo. Él ha venido a guiar a toda la verdad (Juan 16.13). por un lado los niños inconversos están espiritualmente ciegos (2 Corintios 4.4) y no pueden entender la verdad en forma espiritual, sin la obra del Espíritu Santo (1 Corintios 2.14). a la vez, la comprensión de los creyentes, por sí sola, es bastante limitada y lenta, y requiere del Espíritu Santo para iluminar y dar pleno entendimiento (Efesios 1.17,18).
Objetivos de la Educación Cristiana
Como maestros cristianos, no podemos conformarnos con que nuestros alumnos aprendan el contenido de la Biblia de manera meramente intelectual. El mensaje de la Palabra de Dios debe afectar sus actitudes, sus sentimientos, sus valores, sus acciones y sus hábitos. En una palabra, toda su personalidad debe ser transformada al ser confrontada con el libro de Dios.
6. La enseñanza debe ser amable.
Al enseñar la Palabra a los niños, harán preguntas en tono crítico. Es de suma importancia reaccionar de forma amable ante las preguntas. La respuesta, y sobre todo la manera de darla, tendrá bastante influencia sobre el niño, para bien o para mal. Conviene entonces contestar la pregunta del niño de la manera más lógica y útil posible.
En el caso de no saber la respuesta, la mejor manera de manejar la situación será con sinceridad y nada de palabrerías. Es deber del maestro adquirir el compromiso público de indagar la respuesta y presentarla luego, aclarando todas las dudas.
7. La enseñanza necesita el respaldo de la oración.
En la enseñanza bíblica, se depende siempre de la obra iluminadora del Espíritu Santo. Él ha venido a guiar a toda la verdad (Juan 16.13). por un lado los niños inconversos están espiritualmente ciegos (2 Corintios 4.4) y no pueden entender la verdad en forma espiritual, sin la obra del Espíritu Santo (1 Corintios 2.14). a la vez, la comprensión de los creyentes, por sí sola, es bastante limitada y lenta, y requiere del Espíritu Santo para iluminar y dar pleno entendimiento (Efesios 1.17,18).
Objetivos de la Educación Cristiana
Como maestros cristianos, no podemos conformarnos con que nuestros alumnos aprendan el contenido de la Biblia de manera meramente intelectual. El mensaje de la Palabra de Dios debe afectar sus actitudes, sus sentimientos, sus valores, sus acciones y sus hábitos. En una palabra, toda su personalidad debe ser transformada al ser confrontada con el libro de Dios.