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COMENTARIO A
LA EPISTOLA A FILEMON
1. Pablo, prisionero de
Jesucristo, y el hermano Timoteo, al
amado Filemón, colaborador nuestro,
2. y a la amada hermana Apia, y a
Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa:
3. Gracia y paz a vosotros, de Dios
nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
4. Doy gracias a mi Dios,
haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones,
5. porque oigo del amor y
de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos
los santos;
6. Para que la
participación de tu fe sea eficaz en
el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús.
7. Pues tenemos gran
gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han
sido confortados los corazones de los santos.
La singular elevación del pensamiento
de Pablo, aunque pudiera considerarse de mayor provecho en sus otros escritos
que tratan de asuntos de más importancia, es confirmada también en esta
epístola, en la cual, entretanto que se ocupa de un asunto bajo y sin
importancia, se eleva a Dios con su acostumbrada exaltación. Devolviendo un
esclavo y ladrón fugitivo, pide perdón para él. Pero al abogar por esta causa,
Pablo diserta sobre la indulgencia cristiana con tal habilidad, que parece
hablar acerca de los intereses de toda la Iglesia más bien que de los asuntos
particulares de un individuo. En favor de un hombre de la más baja condición,
él se comporta tan modesta y humildemente, que en ninguna otra parte se
describe en forma tan viva la docilidad de su temperamento.
1. Prisionero de Jesucristo. Con el
mismo sentido con que en otra parte se llama a sí mismo apóstol de Cristo, o
ministro de Cristo, él ahora se autodenomina "prisionero de Cristo";
porque las cadenas con que fue atado por causa del Evangelio, eran los adornos
o insignias de esa embajada que él desempeñaba para Cristo. Por consiguiente,
las menciona con el fin de afirmar su autoridad; no porque tuviera miedo de ser
despreciado (porque File-món indudablemente sentía grande estima y reverencia
hacia él, y no tenía necesidad de asumir ningún título), sino porque iba a
abogar por la causa de un esclavo fugitivo, y la parte principal de ella era
una súplica de perdón.
Al amado Filemón, colaborador nuestro.
Es probable que Filemón haya pertenecido al orden de pastores; porque el título
con que lo honra, al llamarlo colaborador nuestro, es un título que no
acostumbra a otorgar a un individuo en particular.
2. Y a Arquipo nuestro compañero de
milicia. A continuación menciona a Arquipo, que también parece haber sido un
ministro de la Iglesia; o quizá sea éste la misma persona que menciona hacia el
fin de la Epístola a los Colosenses (4:17), lo cual no es de dudarse; porque la
designación "compañero de milicia", que Pablo da a este último
individuo, corresponde peculiarmente a los ministros. La condición de soldado
pertenece a todos los cristianos en general, pero como los maestros deben ser
considerados como portaestandartes en la milicia, como tales deben estar más
dispuestos que otros a combatir, y por consiguiente, Satanás les causa mayor
molestia. Es posible también, que Arquipo haya ayudado a Pablo en algunas de
sus luchas; y ciertamente ésta es la palabra que Pablo emplea siempre que
menciona sus persecuciones.
Y a la iglesia que está en tu
casa. Mediante el uso de estos términos, confiere la más grande alabanza
a la familia de Filemón. Y ciertamente, no es una alabanza pequeña para el amo
de una casa que modera a su familia en tal forma como si fuera una imagen de la
Iglesia, y para desempeñar también el deber de un pastor dentro de los muros de
su casa. Debemos mencionar el hecho de que la esposa de este buen hombre tenía
igual testimonio; porque ella también, no sin buena razón, es alabada por
Pablo.
4. Doy gracias a mi Dios. También
merece atención el hecho de que Pablo, al mismo tiempo, ore por aquello por lo
cual "da gracias". Aun los más perfectos, entretanto que vivan en el
mundo, jamás tendrán tan buenos motivos de felicitación como para no necesitar
de la oración, para que Dios les conceda, no sólo perseverar hasta el fin, sino
también progresar cada día.
5. Porque oigo del amor y de la fe.
Este encomio que Pablo hace de Filemón, incluye brevemente toda la perfección
de un cristiano. Ésta consiste en dos partes: fe en Cristo y amor para nuestros
semejantes; porque 3 estas dos cosas se relacionan todos los actos y
obligaciones de nuestra vida. Se dice que la fe es en Cristo, porque Él es el
objeto de la fe; del mismo modo que sólo por Él y no por otro, el Padre puede
ser conocido, y sólo en Él podemos encontrar aquellas bendiciones que la fe
busca.
Y para con todos los santos. Pablo no
limita así este amor sólo para los santos, como si no hubiera amor para los
demás; porque, ya que la doctrina del amor es: "que no despreciemos
nuestra carne" (Is. 58:7), y que debemos honrar la imagen de Dios que está
esculpida en nuestra naturaleza, indudablemente el amor tiene que abarcar a
toda la humanidad. Pero como los de la familia de la fe están unidos a nosotros
por un vínculo más estrecho, y puesto que Dios particularmente nos lo
recomienda, por esta razón ellos tienen que ocupar el primer lugar en nuestro
corazón.
El arreglo del pasaje es un tanto
confuso; pero no hay oscuridad en el significado, excepto que es dudoso que el
adverbio siempre (en el v. 4) esté relacionado con la primera cláusula:
"Doy gracias a Dios siempre", o con la segunda: "haciendo
siempre mención de ti en mis oraciones". El significado puede esclarecerse
así: siempre que el Apóstol hacía oración por Filemón, entretejía la plegaria
con la acción de gracias, porque la piedad de Filemón proporcionaba ocasión
para regocijarse; porque nosotros frecuentemente oramos por aquellos en quienes
no se encuentra otra cosa sino motivos de angustia y lágrimas. Sin embargo, la
segunda forma de explicarlo es la preferida generalmente: que Pablo "da
gracias por Filemón, y siempre lo menciona en sus oraciones". Que mis
lectores se consideren con plena libertad para juzgar por sí mismos; mas yo,
por mi parte, pienso que lo primero es lo más apropiado.
En el resto del pasaje hay una
inversión del orden natural; porque, después de haber hablado de
"amor" y "fe", Pablo añade: "hacia el Señor Jesús y
para con los santos", mientras que, por otra parte, el contraste
demandaría que "Cristo" fuese colocado en la segunda parte de la
cláusula como el objeto (Algunas veces se me ha ocurrido que lo intrincado de
este pasaje puede eliminarse, primero, por la transposición sugerida por Calvino,
y, en seguida, transponiendo el versículo 5 al lugar del cuarto. "Oyendo
de tu amor para con todos los santos y de tu fe que tienes en el Señor Jesús,
yo doy gracias a mi Dios, haciendo mención de ti siempre en mis oraciones, para
que la participación de tu fe sea eficaz por Cristo Jesús. (N. del E.), de
nuestra fe.
6. Para que la participación de tu fe
sea eficaz. Esta cláusula es algo oscura; pero trataré de explicarla en tal
forma que mis lectores puedan entender algo de lo que Pablo quiso decir. Primero,
debe entenderse que el Apóstol no sigue con los encomios a Filemón, sino que,
por el contrario, declara aquellas bendiciones por las cuales ora a Dios. Estas
palabras no están relacionadas con lo que dijo anteriormente, de que "hace
mención de él en sus oraciones" (v 4). ¿Qué bendición pidió, pues, para
Filemón? Que su fe, ejercitándose en las buenas obras, demostrara ser cierta, y
no inútil. Pablo la llama "la participación de la fe", porque no
permanece inactiva y oculta por dentro, sino que es manifestada a los hombres
por efectos reales. Aunque la fe tiene una residencia oculta en el corazón, sin
embargo, se comunica a los hombres mediante las buenas obras. Es, pues, como si
dijera: "Que tu fe, al comunicarse, pueda demostrar su eficacia en toda cosa
buena".
El conocimiento de todo el bien denota
experiencia. Pablo desea que, por sus efectos, la fe demuestre ser efectiva.
Esto ocurre, cuando los hombres con quienes conversamos conocen nuestra vida
piadosa y santa; y por eso dice: de todo el bien que está en ti; porque todo lo
que es bueno en nosotros hace que nuestra fe sea conocida.
Hacia Cristo Jesús. La frase eis
Xriston puede significar "por Cristo". Mas yo, por mi parte, si
tuviese libertad, preferiría traducirla con el equivalente de en Xristo "en
Cristo"; porque los dones de Dios sólo nos pertenecen, y se quedan con
nosotros, cuando somos hechos miembros del cuerpo de Cristo. Sin embargo, ya
que las palabras en ti vienen antes, temo que la aspereza de la expresión pueda
ofender. Por consiguiente, no me he atrevido a hacer ninguna alteración en las
palabras, sino que sólo quise mencionarlo a mis lectores, para que, después de
una plena consideración, ellos puedan escoger cualquiera de los dos
significados que deseen.
7. Tenemos gran gracia y consolación.
Aunque esta variante se encuentra en la mayoría de los manuscritos griegos, sin
embargo, yo pienso que debe traducirse gozo; porque, ya que es poca la
diferencia entre xarin y xaran, sería fácil equivocarnos en una sencilla letra.
Además, Pablo en otras partes emplea la palabra xaran con el sentido de
"gozo"; por lo menos aceptemos lo que dice Crisóstomo al respecto.
¿Qué relación hay entre la gracia y la consolación?
En tu amor. Es bastante claro lo que
Pablo quiere decir: tiene gran gozo y consolación, porque Filemón impartió
ayuda para las necesidades de los piadosos. Fue un amor singular el sentir
tanto gozo a causa del beneficio recibido por otro. Además, el Apóstol no habla
únicamente de su gozo personal, sino que dice que muchos se regocijaron por la
bondad y benevolencia con que Filemón ayudó a los cristianos. Porque por ti han
sido confortados los corazones de los santos. "Confortar los
corazones" es una expresión empleada por san Pablo para significar el
socorro impartido a otros en sus penas, o ayudar a los miserables en tal forma
que, teniendo sus mentes apaciguadas, y viéndose libres de todo malestar y
pena, encuentren reposo. "Las entrañas" significa los afectos, y
anapausis denota tranquilidad; y, por consiguiente, están muy equivocados los
que destrozan este pasaje y hacen que se refiera al estómago y a la nutrición
del cuerpo.
8. Por lo cual,
aunque tengo mucha libertad en Cristo
para mandarte lo que conviene,
9. más bien te ruego por amor, siendo
como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además,
prisionero de Jesucristo;
10. te ruego por
mi hijo Onésimo, a quien engendré en
mis prisiones,
11. el cual en otro tiempo te fue
inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil,
12. el cual vuelvo a enviarte; tú, pues,
recíbele como a mí mismo.
13. Yo quisiera retenerle conmigo, para
que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio;
14. pero nada quise
hacer sin tu consentimiento, para que tu
favor no fuese como de necesidad, sino voluntario.
8. Por lo cual, aunque tengo mucha,
libertad en Cristo para mandarte lo que conviene. Es decir, "aunque tengo
autoridad para poder mandarte justamente, sin embargo, el amor me mueve a
suplicarte".
9. Siendo como soy. Pablo reclama el
derecho de mandar por dos razones: por ser un anciano y por ser prisionero de
Cristo. Él dice que por el afecto que le tiene a Filemón, prefiere más bien
rogar, porque nosotros interponemos autoridad al ordenar aquellas cosas que
queremos obtener por fuerza aun de los renuentes, pero no hay necesidad de
ordenar a los que voluntariamente obedecen. Y ya que los que están dispuestos
por voluntad propia a cumplir su obligación escuchan de más buena gana una
súplica mansa que un mandato, con sobrada razón Pablo "suplica" al
tratarse de un hombre dispuesto a obedecer. Con su ejemplo él demuestra que los
pastores deben esforzarse por atraer discípulos usando de ternura y no de la
fuerza; y ciertamente, cuando, por condescender a una súplica, él renuncia a
sus derechos, esto tiene mayor poder para obtener su deseo que si hubiera dado
una orden. Además, no reclama nada para sí, sino en Cristo, es decir, por causa
del ministerio que había recibido de Él; porque Pablo no enseña que aquellos a
quienes Cristo ha designado apóstoles estén desprovistos de autoridad.
Lo que conviene. Al añadir esto, Pablo
quiere decir que los maestros no tienen poder de actuar como ellos quieran,
sino que su autoridad está confinada dentro de estos límites: que no ordenen
sino aquello "que sea conveniente", y, en otros aspectos, que sea
también consistente con el deber de cada individuo. Con esto (como dije antes),
se recuerda a los pastores que los corazones de su pueblo deben ser tratados
con toda la amabilidad posible, donde quiera que este método pueda ser más
ventajoso, pero siempre y cuando que quienes son tan gentilmente tratados sepan
que no se les exige más de lo que deben hacer.
La designación "anciano" no
denota aquí edad, sino oficio. Él se autodenomina apóstol por esta razón de que
la persona con quien tiene que tratar, y con quien habla familiarmente, es un
compañero en el ministerio de la Palabra.
10. Te ruego por mi hijo. Puesto que
ordinariamente se concede menos importancia a las súplicas que no tienen como
base una causa de justa recomendación, Pablo demuestra que Onésimo está tan
íntimamente ligado a él como para proporcionar una buena razón para suplicar en
favor suyo. Es de importancia aquí considerar cuan profunda es su
condescendencia, al dar el nombre de "hijo" a un esclavo, tránsfuga y
ladrón.
Cuando Pablo afirma que Onésimo ha sido
engendrado por él, debemos entender que el engendramiento se logró debido a su
ministerio, y no a su poder. Renovar el alma de una persona y formarla de nuevo
a la imagen de Dios no es obra humana, y es de esta regeneración espiritual de
lo que él habla ahora. Mas como el alma es regenerada por fe, y "la fe es
por el oír" (Rom. 10:17), por este motivo el que imparte la doctrina ocupa
el lugar de padre. Además, ya que la Palabra de Dios predicada por el hombre es
la simiente de la vida eterna, no tenemos por qué sorprendernos de que aquel de
cuya boca recibimos esa semilla sea llamado padre. No obstante, al mismo
tiempo, debemos creer que, mientras que el ministerio de un individuo es eficaz
para regenerar el alma, con todo, estrictamente hablando, es Dios mismo quien
regenera por el poder de su Espíritu. Estas formas de expresión no implican,
pues, ninguna oposición entre Dios y el hombre, sino sólo demuestran lo que
Dios hace por medio de los nombres. Cuando afirma que lo engendró en sus
prisiones, esta circunstancia añade peso a la recomendación.
12. Recíbele como a mí mismo. Nada pudo
haber sido más eficaz para apaciguar la ira de Filemón; porque si hubiera
rehusado perdonar a su esclavo, hubiera sido cruel para con el propio Pablo.
Esta extraordinaria bondad manifestada por Pablo, demuestra que él no vaciló en
recibir, como si fuera dentro de su propia alma, a un esclavo despreciable,
ladrón y tránsfuga, y no sólo en recibirlo, sino en defenderlo de la
indignación de su amo. Y, ciertamente, si la conversión de un individuo a Dios
fuese estimada por nosotros, y apreciada en su justo valor, nosotros también,
en la misma forma, acogeríamos a aquellos que dieran evidencias de que
verdadera y sinceramente se han arrepentido.
13. Yo quisiera retenerle conmigo. Éste
es otro argumento con el fin de apaciguar a Filemón: que Pablo le devuelve el
esclavo, de cuyos servicios, por otra parte, él tenía mucha necesidad. Hubiera
sido sumamente cruel despreciar tan grandes muestras de afecto manifestadas por
Pablo. Indirectamente también da a entender que de otro modo será una
satisfacción para él ver que Onésimo le sea devuelto en vez de quedarse, para
que lo traten duramente en casa de su amo.
Para que en lugar tuyo me sirviese en
mis prisiones por el evangelio. Pablo ahora menciona otras circunstancias:
primero, Onésimo ocupará el lugar de su amo, ejecutando este servicio; segundo,
Pablo mismo, por modestia, no quería despojar a Filemón de su derecho; y, tercero,
Filemón recibiría más aplauso si, después de serle devuelto su esclavo, él
voluntaria y generosamente lo devolvía. De esta última consideración inferimos
que debemos ayudar a los mártires de Cristo, en todas las formas que podamos,
mientras ellos laboran por el testimonio del Evangelio; porque si creemos que
el exilio, el encarcelamiento, los azotes, los golpes, y la confiscación
violenta de nuestra propiedad son parte de la persecución por causa del
Evangelio, como Pablo lo afirma, quienquiera que rehúse soportarlos se separa a
sí mismo de Cristo. Indudablemente la defensa del Evangelio pertenece a todos
por igual. Por consiguiente, aquel que soporta la persecución por causa del
Evangelio, no debe ser considerado como un individuo en particular, sino como
uno que públicamente representa a toda la Iglesia. De aquí se concluye, que
todos los creyentes deben unirse para cuidar de ella, para que ellos no
permitan que el Evangelio, como ocurre frecuentemente, sea defendido solamente
en la persona de un solo individuo.
14. Para que tu favor no fuese como de
necesidad. Esto se deriva de la regla general de que ningún sacrificio es
aceptable a Dios sino aquellos que le son ofrecidos voluntariamente. Pablo
habla de dar limosnas en la misma forma (2 Cor. 9:7). To agathon se usa aquí
para "actos de bondad", y la buena voluntad es contrapuesta a la
coacción, cuando no hay otra oportunidad para poner a prueba un acto generoso y
espontáneo de la voluntad; porque ese deber que se ejecuta generosamente, y no
por la obligación impuesta por otros, es digno de toda la alabanza. Es digno de
observarse también, que Pablo, entretanto que reconoce que Onésimo era culpable
del pasado, afirma que ahora ha cambiado; y para que Filemón no abrigue ninguna
duda de que su esclavo regresa a él con una nueva disposición y conducta
diferente, Pablo dice que está bien convencido de su arrepentimiento por
conocimiento personal.
15. Porque quizás para esto se apartó
de ti por un poco de tiempo, para que le recibieses para siempre;
16. no ya como esclavo, sino como más
que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti,
tanto en la carne como en el Señor.
17. Así que, si me tienes por
compañero, recíbele como a mí mismo.
18. Y si en algo te dañó, o te debe,
ponió a mi cuenta.
19. Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo
lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes también.
15. Porque quizás para, esto se apartó.
Si estamos enojados por las ofensas que cometen los hombres, nuestra mente debe
tranquilizarse, cuando nos damos cuenta de que esas cosas que se hicieron con
malicia han sido tornadas hacia un fin diferente por el propósito de Dios. Un
resultado gozoso puede ser considerado como el remedio para muchos males, el
cual nos es presentado por la mano de Dios para borrar nuestras ofensas. Así
José, cuando toma en consideración lo que la maravillosa providencia de Dios
realizó cuando, a pesar de que fue vendido como esclavo, no obstante fue
elevado a ese alto rango desde el cual él podía proveer alimento para sus hermanos
y su padre, olvida la traición y crueldad de sus hermanos, y dice que fue
enviado allí por causa de ellos (Gn. 45:5).
Pablo, pues, recuerda a Filemón que no
debe ofenderse tanto por la huida de su esclavo, porque fue la causa de un
beneficio que no debe deplorarse. Entretanto que Onésimo era esencialmente un
tránsfuga, aunque Filemón lo tuviera en su casa realmente no lo disfrutaba como
su propiedad; porque era perverso e infiel, y no le era de verdadero provecho.
Pablo dice, pues, que fue un vagabundo por un poco de tiempo para que,
cambiando de lugar, se convirtiera y se hiciese un nuevo hombre. Y
prudentemente lo suaviza todo, llamando "partida" a la huida, y
añadiendo que sólo fue por un poco de tiempo.
Para que le recibieses para siempre.
Finalmente, Pablo contrapone la perpetuidad de la ventaja a la corta duración
de la pérdida.
16. Más que esclavo, como hermano
amado. Enseguida aduce otra ventaja de la huida, afirmando que ésta no sólo ha
corregido a Onésimo y le ha hecho un esclavo útil, sino que también lo ha
convertido en un "hermano" de su amo.
Mayormente para mí. Para que el corazón
de Onésimo, herido por la ofensa todavía reciente, no vacilara en admitir el
nombre fraternal, Pablo, primero que todos, lo reclama como su propio hermano.
De aquí infiere que Filemón está mucho más ligado a él, porque ambos tenían el
mismo parentesco en el Señor conforme al Espíritu, pero conforme a la carne
Onésimo es un miembro de su familia. Aquí contemplamos la extraordinaria
modestia de Pablo, que confiere a un indigno esclavo el título de hermano, y no
sólo esto sino que le añade el calificativo de hermano amado. Y, ciertamente,
seríamos demasiado orgullosos, si nos avergonzáramos de reconocer como nuestros
hermanos a aquellos a quienes Dios reconoce como sus hijos.
Pero cuánto más para ti. Con estas
palabras Pablo no quiere decir que Filemón tenga una posición más elevada
conforme al Espíritu; sino que, "viendo que él es mi hermano en forma muy
especial, para ti debe todavía serlo mucho más; porque hay un doble parentesco
entre vosotros".
Debemos sostener como verdad
indiscutible que Pablo no responde de manera imprudente o ligera (como muchos
lo hacen) por un hombre de quien sabe poco, ni exalta su fe antes de haberla
evidenciado en forma segura; y por consiguiente, en la persona de Onésimo se
exhibe un ejemplo memorable de arrepentimiento. Nosotros sabemos cuan perversas
eran las disposiciones de los esclavos, de modo que escasamente uno entre cien
llegaba a ser realmente útil. Tocante a Onésimo, podemos conjeturar por su
huida que se había endurecido en la depravación por la larga práctica y por los
hábitos. Es, pues, una virtud extraordinaria y admirable abandonar los vicios
con los que se corrompió, de modo que el apóstol Pablo pueda verdaderamente declarar
que ahora se ha convertido en un hombre nuevo.
De la misma fuente emana una doctrina
provechosa: que los elegidos de Dios son algunas veces llevados a la salvación
por un método increíble, contrario a la expectación general, por senderos
sinuosos, y aun por laberintos. Onésimo vivía en el seno de una familia
religiosa y santa, y, siendo arrojado de ella por sus malas acciones,
deliberadamente, por decirlo así, se aleja de Dios y de la vida eterna. Con
todo Dios, en su providencia secreta, maravillosamente dirije su perniciosa
fuga, para que se encuentre con Pablo.
17. Así que, si me tienes por
compañero. Aquí Pablo todavía se rebaja más, cediendo su derecho y su honor a
un fugitivo, y poniéndolo en su propio lugar, ya que él poco después se
ofrecerá como su fiador. Pablo reconoció que sería muy necesario que Onésimo
tuviese un amo indulgente y amable, para que la inmoderada severidad no le
llevara a la desesperación. Ése es el objetivo que Pablo ansiosamente se
propone alcanzar. Y su ejemplo nos enseña con cuánto afecto debemos ayudar a un
pecador que nos ha dado pruebas de arrepentimiento. Y si es nuestro deber
interceder a favor de otros, para obtener perdón para los que se arrepienten,
mucho más nos corresponderá tratarlos con amabilidad y compasión.
18. Y si en algo te dañó. De aquí
inferimos que Onésimo también había robado algo de su amo, como era costumbre
entre los fugitivos; y sin embargo, Pablo suaviza la criminalidad del acto,
añadiendo: o si te debe. No sólo había una obligación entre ambos reconocida
por la ley civil, sino que el esclavo se había endeudado con su amo por el mal
que le había causado. Tan grande era, pues, la bondad de Pablo, que aun estaba
dispuesto a dar una satisfacción por ese crimen.
19. Por no decirte que aún tu mismo te
me debes también. Con esta expresión Pablo se proponía describir con cuánta
confianza creía obtenerlo; como si dijera: "No hay nada que tú pudieras
rehusarme, ni aún tú mismo". Con el mismo objeto es lo que sigue respecto
al alojamiento y otras cosas, como veremos inmediatamente.
Queda por resolver una cosa. ¿Cómo es
que Pablo, si no recibía ayuda de las iglesias, y ni siquiera tenía los medios
para vivir frugalmente, promete pagar dinero? En medio de tanta pobreza y
necesidad, ésta parece ser ciertamente una promesa ridícula; pero es fácil
entender que, mediante esta forma de expresión, Pablo suplica a Filemón que no
pida nada a su esclavo de lo que le debe. Aunque él no habla irónicamente, con
todo, mediante una figura indirecta, le suplica que borre y cancele esa cuenta.
El significado es, pues: "No quiero que tengas dificultades con tu
esclavo, a menos que tú elijas tenerme como deudor tuyo en su lugar".
Porque inmediatamente añade que Filemón del todo le pertenece; y aquel que
reclama a un hombre como de su entera propiedad, no necesita preocuparse por
pagar dinero.
20. Si, hermano, tenga
yo algún provecho de ti en el Señor;
conforta mi corazón en el Señor.
21. Te he escrito confiando en tu
obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo.
22. Prepárame también alojamiento;
porque espero que por vuestras oraciones os seré concedido.
23. Te saludan Epafras,
mi compañero de prisiones por Cristo Jesús,
24. Marcos, Aristarco, Demás y Lucas,
mis colaboradores.
25. La gracia de nuestro
Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.
20. Sí, hermano. Esta afirmación es
empleada para aumentar la vehemencia de la exhortación; como si dijera:
"Ahora quedará claramente entendido que no ha habido diferencias entre ti
y mí, sino que, por el contrario, tú estás sinceramente apegado a mí, y que
todo lo que tú tienes está a mi disposición, si tú perdonas las ofensas y
acoges de nuevo a aquel que está tan íntimamente ligado a mí".
Confortará mi corazón en el Señor.
Pablo repite de nuevo las mismas formas de expresión que había utilizado
previamente. De aquí inferimos que la fe del Evangelio no echa abajo al
gobierno civil, ni hace a un lado el poder y la autoridad que los amos tienen
sobre los esclavos. Porque Filemón no era un hombre común y corriente, sino un
colaborador de Pablo en la viña del Señor; y sin embargo, ese poder sobre un
esclavo que la ley permitía, no se suprime aunque se le ruega que lo restaure a
su primera condición.
Cuando Pablo aboga tan humildemente a
favor de otro, recordamos cuan distantes están del verdadero arrepentimiento,
aquellos que obstinadamente justifican sus vicios o que, sin ninguna vergüenza
o pruebas de humildad, reconocen ciertamente que han pecado, pero en tal forma
como si jamás lo hubieran hecho. Cuando Onésimo vio a tan distinguido apóstol
de Cristo suplicar tan intensamente en su favor, sin duda se humilló mucho más,
para poder doblegar el corazón de su amo a que tuviese misericordia de él. Con
el mismo objeto es la excusa que Pablo ofrece (v, 21) para escribir de manera
tan franca, porque sabía que Fiíemón haría más de lo que le había solicitado.
22. Prepárame también alojamiento. Esta
confianza debe haber estimulado y movido poderosamente a Fiíemón; y enseguida,
le manifiesta la esperanza de sorprenderle con su propia llegada. Aunque no
sabemos si Pablo después fue liberado de la prisión, sin embargo, no hay nada
de absurdo en esta afirmación, aunque estuviese desilusionado de la esperanza
que Pablo abrigaba acerca de la bondad temporal de Dios. Pablo no tenía
esperanza firme de su liberación, más de lo que Dios quisiera. Por
consiguiente, siempre mantenía su mente en suspenso, hasta que la voluntad de
Dios se le revelaba por el resultado.
Porque espero que por vuestras
oraciones os seré concedido. Es digno de observarse aquí, que Pablo dice que
todo lo que los creyentes obtienen "por sus oraciones" les es
"concedido"; porque de aquí inferimos que nuestras oraciones, aunque
no son infructuosas, con todo no tienen poder o méritos en sí; porque lo que se
les concede es por la libre gracia.
24. Demás. Ésta es la misma persona que
después le abandonó, tal como se queja en la Segunda Epístola a Timoteo (4:10).
Y si uno de los ayudantes de Pablo, habiéndose aburrido y desanimado, fue
atraído y llevado por la vanidad del mundo, que nadie tenga demasiada confianza
por haber sido fiel durante un año; sino que, considerando que le queda mucho
camino que recorrer para llegar al fin de la jornada, ore a Dios para que le dé
firmeza.