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miércoles, 15 de febrero de 2012

BosquejosHomiléticos: Bosquejos para todo Motivo


biblias y miles de comentarios
 
Tipo de Archivo: PDF  | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
 Índice General
Prólogo
Estudios Bíblicos
Pasajes y textos bíblicos
Parábolas, tipos y figuras
Personajes masculinos
Persona y obra de Jesucristo
Milagros
Personajes femeninos
Naturaleza y Creación
Satanás y los demonios
Ángeles
Edificación Cristiana
Oración
Discipulado
Mayordomía
Esperanza
Amor
Iglesia
Gratitud
Liderazgo
Familia
Evangelización
Avivamiento
Salvación y Gracia
Conversión
Arrepentimiento
Misiones
Fe
Evangelización
Salud Espiritual
Perdón
Doctrinales
Segunda Venida
Pecado
Cielo
Dios
Muerte
Espíritu Santo
Justificación
Juicio
Resurrección 
Nuevo Pacto
Vida Eterna
Ocasiones Especiales
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Presentaciones de niños
Bodas
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Bautismos
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Jóvenes
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Índice de Títulos

ESTUDIOS BÍBLICOS
• Pasajes y textos bíblicos
• Parábolas, tipos y figuras
• Personajes masculinos
• Persona y obra de Jesucristo
• Milagros
• Personajes femeninos
• Naturaleza y Creación
• Satanás y los demonios
• Ángeles

Pasajes y textos bíblicos
1. ALGUNOS «DEBEMOS» DE LA BIBLIA
(Juan 3:7)
1. Debemos orar siempre (Lc. 18:1; Sal. 91:1; Mt. 6:6).
2. Debemos leer las Escrituras (Col. 3:16; 1 P. 2:2).
3. Debemos asistir a los cultos de la iglesia (He. 10:25).
4. Debemos dar testimonio (Ro. 10:9, 10).
5. Debemos traer nuestras ofrendas al Señor (Mal. 3:7–12; 2 Co. 9:7).
6. Debemos ser sinceros (Jn. 4:24; Mt. 5:8).
7. Debemos comparecer ante el Tribunal de Cristo (2 Co. 5:10).

2. GRANDES COSAS DE JUAN 3:16
1. Un gran Dios (2 Cr. 2:5; Sal. 86:10).
2. Un gran amor (1 Jn. 4:8, 16; Ro. 5:8).
3. Una gran compañía (1 Jn. 2:2; Jn. 3:17).
4. Un gran don (2 Co. 9:15).
5. Un gran Salvador (Mt. 1:21; Hch. 4:12).
6. Una gran invitación: «todo aquel» (Ap. 22:17).
7. Una gran seguridad: «que cree» (Ro. 10:9, 10).
8. Una gran liberación: «perezca» (Jn. 14:6).
9. Una gran recompensa: vida eterna (Sal. 23:6; Jn. 5:24).

3. TODAS LAS COSAS
SON HECHAS NUEVAS
Mateo 7:15–20
1. Nueva vida: por la gracia de Dios (Jn. 3:5, 6; 1:12).
2. Nuevos corazones: por su poder (Ez. 36:26; 1 Co. 6:11).
3. Nuevos frutos: por su Espíritu (Mt. 7:16; Gá. 5:22–25).
4. Nuevo camino: por su Palabra (Is. 43:19; Jn. 14:6).
5. Nuevo pacto: por su Hijo (He. 8:8–13; 1 Co. 11:25).
6. Nueva ley: por su misericordia (Jn. 13:34; 15:12; Gá. 6:2).
7. Nueva visión: por un milagro (Jn. 9:25; Col. 3:1–13).
8. Nuevas relaciones: por la justicia de Cristo (He. 2:11; 1 Co. 1:30; Ef. 2:10–13; Ro. 8:15).

 4. ALMAS SACUDIDAS
POR LA TORMENTA
(Salmo 46)
1. El poder de Dios (vv. 1–3):
a) Refugio (v. 1): nuestra verdadera seguridad reside no en las armas humanas, sino en
el Dios todopoderoso. Todas las otras promesas de seguridad ofrecen falsas esperanzas y
son, al final, inútiles.
b) Reposo (vv. 2, 3): Él ordena el caos cósmico, y la confusión da paso al reposo. Él no
es sólo un refugio, sino que es de fácil acceso, de manera que Su poder y ayuda están
siempre a nuestra disposición. El contenido de los vv. 2 y 3 tienen estrecha relación con los
vv. 7 y 11.
2. La presencia de Dios (vv. 4–7):
a) Consolación (vv. 4, 5): la escena cambia, y ahora es la omnipresencia de Dios más
que Su omnipotencia lo que nos trae consolación. El tumulto cesa, y la presencia de Dios
llena de gracia es el retiro seguro de un alma sacudida por la tormenta, como un cielo de
descanso después de una tempestad.
b) Bienestar (vv. 6, 7): Dios es eterno, inmutable, el Dios de los ángeles, y el Dios de
un hombre, aun de alguien tan débil como Jacob. Si a pesar de todos los fracasos de Jacob,
el Señor quiere ser su Dios, entonces también querrá ser el Dios nuestro y el Dios de cada
débil pecador.
3. La paz de Dios (vv. 8–11):
a) La Providencia (vv. 8–10): los caminos de Dios a veces no son fáciles de entender,
pero en cada acontecimiento está la Providencia, que hace que todas las cosas obren para
bien. Esto trae la paz a un alma azotada por la tempestad.
b) Protección (vv. 11): nuevamente el gozoso refrán que suena como música al oído de
los afligidos. Dios es nuestra segura defensa y protección. Su presencia es la promesa de
victoria y lo único que puede traernos una auténtica paz.

5. LA SED DEL ALMA
(Salmo 63)
1. Súplica (vv. 1, 2):
a) Comunión (v. 1): no todas las almas que están sedientas buscan a Dios. Cuando
decimos, «Tú eres mi Dios», entonces sí deseamos Su presencia.
b) Consuelo (vv. 2): cuando el alma busca a Dios, nunca encuentra temor, sino siempre
consuelo y confortamiento.
2. Contentamiento (vv. 3–6):
a) Dedicación (v. 3): «Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro
corazón». (Lc. 12:34). Una dedicación total moldea el juicio y controla los deseos.
b) Acción de gracias (vs. 4–6): un Dios tan inmensamente bueno que satisface los
profundos deseos del alma, es digno de toda alabanza.
3. Convicción (vv. 7, 8):
a) Escudo (v. 7): ¡Tal vez el «Shekinah» estaba en la mente del autor de este salmo! Es
el cántico de un alma satisfecha que halla su escudo en Dios.
b) Sostenimiento (v. 8): el alma tiene profundos anhelos de Dios y siente que está
segura en los brazos eternos.

 4. Confianza (vv. 9–11):
a) Castigo (vv. 9, 10): un declive extraño, al parecer, pero está dicho en un sentido que
expresa confianza, y no un sentir vindicativo. Es la seguridad que ha de triunfar la justicia.
b) Propiedad (v. 11): el salmista no se regocija por lo tanto en la caída del enemigo,
sino en Dios quien trae gloria al corazón honesto.

6. UN SALMO DE PENITENCIA
(Salmo 25)
1. Protección (vv. 1–5):
a) Confianza (vv. 1–3): ¿A quién más podríamos ir?
b) Enseñanza (vv. 4, 5).
No busca ni pide por su propio camino, sino que viene como un niño.
2. Paciencia (vv. 6–10):
a) Gracia (vv. 6, 7): el amor eterno de Dios es digno de toda nuestra confianza.
b) Guía (vv. 8–10): aprendemos no sólo sus verdades, sino también sus caminos.
3. Plenitud (vv. 11–13):
a) Perdón (v. 11): la verdadera penitencia ruega el perdón de Dios para glorificar su
nombre.
b) Paz (vv. 12, 13): aquel que pone su confianza en Dios nunca será confundido.
4. Compañía (vv. 14–16):
a) Revelación (v. 14): Dios revela los secretos de Su amor a Sus propios hijos.
b) Rescate (vv. 15, 16): es posible que Dios no nos libre siempre de las trampas que nos
tienden, pero sí nos dará la liberación final.
5. Poder (vv. 21, 22): Él nos sacará triunfantes de cada prueba.

7. UNA ORACIÓN PENITENCIAL
(Salmo 6)
1. Congoja (vv. 1–5):
a) Petición (vv. 1–3): a veces todos somos conscientes de que necesitamos ser
reprendidos por nuestras faltas. En tales momentos siempre podemos apelar a la
misericordia del Señor y estar seguros de que seremos escuchados y recibiremos perdón.
b) Ruego (vv. 4, 5): la conciencia de la presencia de Dios siempre sana las heridas de la
vida, y vivir en el secreto de Su presencia es ser inmune a los complots del hombre o a las
cosas que disgustan a los impíos.
2. Desesperación (vv. 6, 7):
a) Cansados (vv. 6): en este pasaje no figura el nombre de Dios, y por lo tanto tenemos
la figura de un pecador en el mundo, sin perdón ni redención.
b) Desgastados (vv. 7): así es el destino del pecador, sin Dios y sin esperanza. Esto se
empeora cuando el tal se da cuenta de que está más allá de toda recuperación posible en lo
que a recursos terrenos se refiere.
3. Liberación (vv. 8–10):
a) Convicción (vv. 8, 9): volvemos otra vez al nombre de Dios. No hay ninguna cosa
tan eficaz para alejar la tristeza como un buen tiempo dedicado a la oración.
b) Certeza (v. 10): he aquí la seguridad de que Dios está en Su trono
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martes, 15 de marzo de 2011

Ejemplo de Sermón Bíblico: ¿Quién Nos Separará Del Amor De Cristo?

¿Quién Nos Separará Del Amor De Cristo?


Romanos 8:28-39
Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. 29 Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos; 30 y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó. 31 Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? 32 El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con El todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Tal como está escrito: Por causa tuya somos puestos a muerte todo el día; somos considerados como ovejas para el matadero. 37 Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Comienzo esta mañana con dos preguntas. No le pediré que levante su mano. Pero deberá responderle a Dios. Dé una respuesta silenciosa a Dios por cada pregunta. Y hago esto porque según usted responda estas preguntas así el resto de este mensaje será una realidad en su vida, o solo una invitación para que venga al banquete de la fe.
Las preguntas están basadas en Romanos 8:28. Esta es una de las promesas más grandes del amor de Dios en toda la Biblia. Pero tiene dos requisitos adjuntos. No es una promesa para todos, solo para los descritos en este verso: “Y sabemos que [1] para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, [2] para los que son llamados conforme a su propósito”.

Así que estas son mis preguntas:

Pregunta Nº1: ¿Ama usted a Dios? En esta vida nadie ama perfectamente a Dios. Esa no es la pregunta. Todos sabemos que puede existir un amor unificador entre un esposo y una esposa, una madre, un padre, o un amigo querido sin que ese amor sea perfecto. De hecho, el amor más grande y auténtico e intenso tiene sus imperfecciones. La pregunta no tiene que ver con la perfección. La pregunta es: ¿Es Dios su tesoro? Jesús dijo: “donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón” (Lucas 12:34). Es decir: allí estará tu amor. Él estaba tratando de persuadirnos para que pusiéramos nuestro tesoro en los cielos, no en la tierra. Nos estaba exhortando a atesorar a Dios por encima de todas las cosas. Porque lo que usted atesora es lo que aprecia y ama su corazón. Por tanto la pregunta ¿Ama usted a Dios? Significa ¿Es Dios su tesoro? ¿Es Dios la realidad más valiosa de su vida?
Pregunta Nº2: ¿Ha sido usted llamado por Dios conforme a su propósito? Esto no significa: ¿Ha escuchado el evangelio? O: ¿Ha escuchado una invitación para arrepentimiento y fe? El verso 30 explica cuál es el llamado de que se habla aquí: “a los que [Dios] predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos también justificó; y a los que justificó, a ésos también glorificó”. Todos los llamados son justificados. Así que este llamado de Dios no es solo una invitación, sino una convocatoria poderosa y efectiva que le despierta del letargo de la ignorancia y la rebelión, y como resultado usted es capaz de ver a Jesús y someterse alegremente ante él.

Llamados por Cristo: Una ilustración

Permítanme explicarme con una ilustración. Pero antes, consideremos 1ra a los Corintios 1:23-24:
nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; 24 mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios.
Muchos consideran que el Cristo crucificado es necedad. Pero los llamados ven en él el poder y la sabiduría de Dios. Algo les ha sucedido: han sido llamados.
Imagíneselo de esta manera: antes de que ser llamado por Dios usted estaba literalmente durmiendo en su cama. Jesús llega a su cuarto. Él se posiciona en el cuarto con toda la gloria del amor de su Calvario y el poder de su Resurrección. Pero usted está dormido, de hecho está soñando. Y en el sueño (que es su vida ordinaria) ve a Jesús. En el sueño Jesús parece necedad, no es atractivo. Usted se pregunta por qué otros hacen tanto escándalo con él. En el sueño la televisión era más emocionante, la pareja era más real, el trabajo satisfacía mucho más.
Entonces el Espíritu de Dios –el Espíritu Santo- viene a la habitación donde Jesús está con toda la gloria del amor de su Calvario y el poder de su Resurrección. Y el Espíritu revolotea sobre la cabeza soñadora de usted y le llama con una voz lo suficientemente fuerte: « ¡Despierta!» Y eso le estremece. Y abre sus ojos. Y allí delante está el verdadero Jesucristo. Y su gloria es inconfundible. Y entonces comprende que (toda su vida) había estado soñando –que todos sus pensamientos acerca de la necedad, lo irreal, y la fealdad de Cristo eran puras fantasías e imágenes vacías de una mente dormida. Pero ahora el velo del letargo fue removido y la “luz del evangelio de la gloria de Cristo” fue irresistiblemente cierta. El Cristo crucificado es ahora para usted lo que realmente es: el poder y la sabiduría de Dios. Esto es lo que significa ser llamado.
Así que pregunto: ¿Ha sido llamado por Dios? ¿Es Cristo para usted el poder y la sabiduría de Dios en su muerte por los pecadores? ¿O está usted aún durmiendo en un mundo fantástico de sueños e ilusiones donde Jesús es necedad, aburrimiento y fealdad? ¿Puede usted decir honestamente en esta mañana: «El Cristo crucificado es verdadero poder y el Cristo crucificado es verdadera sabiduría»?
Ahora, si ha respondido SÍ y con honestidad a estas dos preguntas, entonces el resto de este mensaje es una gloria verdadera para usted. Y si no pudo responder: SÍ, entonces este mensaje puede ser aún más relevante, porque pudiera ocurrir que Jesús y el Espíritu Santo se acercaran a su cama por medio de él.

El Amor De Cristo: La Raíz De Nuestro Amor Mutuo

Lo más importante que quiero que veamos en esta mañana está en el verso 35: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?”. La respuesta a esa pregunta es: nada ni nadie. Mi propósito en esta mañana es recordarles y despertarles nuevamente al imperturbable amor que Cristo tiene por nosotros –por los que hemos respondido SÍ a esas dos preguntas. “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación [o algún tipo de problema o presión], o angustia [o algún tipo de dificultad o crisis], o persecución [o algún tipo de oposición o burlas], o hambre [o cualquier sufrimiento o escasez], o desnudez [o algún asalto o vergüenza], o peligro [o cualquier riesgo o amenaza], o espada [o cualquier herida o violencia, o muerte]?”. ¿Podrá alguna de estas cosas separarnos del amor de Cristo? Pablo responde: No. Por el contrario, como dice el verso 37: “Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”.
No solo es imposible que seamos separados del amor que Cristo tiene para nosotros, sino que ese amor es tan poderoso a nuestro favor, que convierte cada circunstancia en triunfo. “en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Así que mi propósito en esta mañana es recordarles y mostrarles esta gran verdad, y orar con ustedes a fin de que nos podamos aferrar a ella, y que ella se aferre a nosotros.
La relación que tiene esta verdad con el conjunto de la serie “El Mayor De Ellos Es El Amor” es que una y otra vez en la Biblia el amor de Dios por nosotros es la raíz de nuestro amor mutuo. La realidad es que si no descansamos en el amor de Dios por nosotros, no podremos amarnos unos a otros. Por ejemplo, Jesús dijo en Juan 13:34:
Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros.
Su amor por nosotros es primero, y el nuestro es un eco resultante. Juan 15:12-13:
Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado. 13 Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos.
Su amor por nosotros viene antes y sustenta nuestro amor mutuo. Y el amor del Calvario.es un amor profundo, profundo.
Efesios 4:32-5:1:
Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo.
Todo amor verdadero comienza así: Dios nos amó en Cristo y nos perdonó. Luego nos adoptó a fin de que fuéramos llamados sus hijos. Y derrochó su amor sobre nosotros en la familia. Y ahora –solo ahora, sobre esa base- dice «Imítenme»: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”. ¡Y subraye esto! Ser un imitador de Dios –no como un peón que admira desde la audiencia. No como un niñito inseguro que se come con los ojos anhelando la inmensa ropa de un jugador de pelota. No como un músico principiante escuchando el CD de su maestro favorito, pero desconocido. Sino como “hijos amados”: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”. El amor de Dios por nosotros en Cristo es quien dirige y habilita nuestro amor imitador de los unos por los otros. Y esto es porque amamos de la misma forma en que nuestro Padre es, eso es lo que nos hace querer ser así.
O de nuevo en 1ra de Juan 3:16:
En esto conocemos el amor: en que El puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
Disfruto mucho hablar acerca del cristianismo radical, del cristianismo que pone su vida por otros, y muestra cuán radicalmente seguros estamos en el amor de Dios. Pero todo comienza con él, no con nosotros. 1ra de Juan 4:10-11:
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
Así que esta es la razón por la que hoy hemos predicado así: Si Dios nos amó, debemos amarnos unos a otros. Y por ende necesitamos ver que Dios efectivamente nos amó –y nos ama efectivamente. Porque, a menos que yo esté terriblemente equivocado, hay un anhelo inmenso en esta congregación por descubrir las nuevas profundidades del amor mutuo entre los cristianos y por los que nos visitan y por aquellos a quienes es difícil amar. ¿No correrían las lágrimas por nuestros ojos al leer cartas como estas que recibí el 26 de febrero de un pastor de Iowa?
Hace dos semanas, mientras estaba de vacaciones regresé a Bethlehem. Estaba lleno de gozo por el poder y la presencia del Espíritu Santo. Este poder se había manifestado en formas que nunca antes había experimentado en Bethlehem. Desde 1988 y en cada año siguiente he adorado con usted y me he sentado bajo su ministerio. A pesar de que su predicación siempre ha alimentado mi alma, la congregación me parecía poco amigable; nunca alguien nos saludó, o nos dio la bienvenida en ninguna de las ocasiones en que visitamos y siempre el servicio de adoración estuvo rodeado de frialdad.
Pero el domingo pasado fue diferente. Tanto mi esposa y [yo] vimos que algunos se nos acercaron y nos dieron la bienvenida. Un amigo llamado John Fast dedicó una buena parte de su tiempo para acercarse a mí y agradecerme por venir. El servicio de adoración y el grupo de adoración estaban glorificando a Dios sin enfocarse en el hombre.
Solo puedo imaginar la oscuridad que usted debió experimentar el año pasado. Sin embargo, veo a Dios haciendo una obra mucho más grande aún por medio suyo y la iglesia. Me percaté de ello escuché durante la predicación de la Palabra. Lo experimenté en la alabanza centrada en Dios. Lo disfruté en el esplendor y el calor de la congregación. La providencia de Dios había ordenado un tiempo de oscuridad para purificar a la congregación. Una mayor gloria de Dios ahora está siendo revelada.
Recibí estas palabras con una gran sensación de amor a Dios, en lugar de sentir autosatisfacción. No dudo que haya mucho en mí que todavía necesite purificación. Y por eso lo tomo primeramente para mí mismo. Es la única forma en que seremos lo que Dios nos ha llamado a ser –como en el matrimonio: si constantemente me enfoco en que lo que creo que debe ser cambiado en mi esposa en lugar de enfocarme en las maneras en que puedo amarle mejor, haré que ambos seamos miserables durante décadas.
Lo más precioso de esta carta que atesoro para mí es la combinación. Él habló de la adoración a Dios de nuestra iglesia «sin enfocarse en el hombre» en el mismo momento en que habló acerca del «esplendor y calor de la congregación». Este es el clamor de nuestro corazón ¿no es cierto? «Ellos sabrán que somos cristianos por nuestro amor». Esto es lo que estaba anhelando yo en el mensaje de la semana pasada cuando dije que anhelamos una combinación fresca y balanceada de la santidad de Dios y el amor de Dios.
El mensaje de hoy es que si debemos crecer en amor mutuo, debemos experimentar el amor de Cristo de forma profunda e imperturbable –el amor de Romanos 8:35: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?”. Debemos estar maravillados porque el amor de Cristo nos sostiene. Que Cristo nos sostiene firmemente aferrados a su amor. Esta profunda y maravillosa verdad –que Cristo, el Hijo de Dios nos ama- debe enlazarnos y sujetarnos e inundar nuestras mentes. Debemos poner esta verdad en nuestra mente, al comienzo del día (él me ama), y a media mañana (él me ama), y luego al mediodía (él me ama), y a media tarde (él me ama) y a la hora de la cena (él me ama), y antes de dormir (él me ama).
Y a medida que leemos textos como Romanos 8:35 debemos orar por esto. Esto es lo que llamaré el “Los Cuarenta Ayunos” para enfocarnos a medida que repartimos tarjetas nuevas el próximo domingo. Para orar a fin de que esta sensación de ser amados por Cristo no inunde y rebose en nuestros corazones.
Vayamos a una de las oraciones de Pablo para ver cuán crucial era este asunto para Pablo cuando oraba por la iglesia (Efesios 3:14-19). Y quiero mirarlo cuando ahora que estamos terminando porque he visto que este pasaje nos lleva de una forma diferente que hacia el mismo sentido de Romanos 8:35: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?”.
Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra, 16 que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior; 17 de manera que Cristo more por la fe en vuestros corazones; y que arraigados y cimentados en amor, 18 seáis capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, 19 y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.
Note que la meta de esta oración está en el verso 18: “[que] seáis capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, 19 y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento”. Pablo quería para los efesios, lo que yo quiero para ustedes en esta mañana: la capacidad de comprender cuán alto y profundo y ancho y grande es el amor de Cristo. Él admite que ese conocimiento está más allá de la comprensión humana. Nunca llegaremos a su cima o fondo o alcanzaremos su final en ninguna dirección en que nos movamos. Siempre habrá mucho más para descubrir y disfrutar (vea Efesios 2:7). Pero él quiere que probemos la inmensidad del amor de Cristo por experiencia, no solo por doctrina.
Pero ¿cómo quiere que seamos “capaces de [literalmente: suficientemente fuertes como para] comprender” este amor? ¿Debemos pararnos desde fuera mirando de la misma forma en que lo haríamos con una edificación a fin de que podamos apreciar cuán alta y ancha es? No. Vayamos al verso 17 para tener la respuesta: “de manera [...] que arraigados y cimentados en amor” puedan comprender el amor de Cristo. La palabra para “cimentados” es “descansando sobre un fundamento”. Así que Pablo utiliza dos metáforas: una, la de un árbol con raíces [arraigados], la otra la de una edificación con un fundamento [cimentados].
Él lo dice, para comprender el amor de Cristo y probar su altura y profundidad, debiéramos estar arraigados a él. Es decir, las raíces de nuestras vidas debieran estar sumergidas a una profundidad del amor de Cristo cada vez mayor. De allí obtenemos nuestra vida. Y dijimos que deberíamos estar cimentados en él. Es decir el cimiento de nuestras vidas debería estar esparcido sobre la roca sólida del amor de Cristo por nosotros.
Es así como probamos en la experiencia que la profundidad y amplitud del amor de Cristo son infinitas. Nuestras raíces nunca llegarán al fondo de ese amor, y nuestro amplio cimiento nunca se quedará sin Roca para edificar. Creo que estas dos ilustraciones están pensadas para expresar la misma idea de Romanos 8:35 «Nada nos podrá separar del amor de Cristo». Las raíces de nuestras vidas están firmemente sostenidas en las profundidades del amor de Cristo. Y el fundamento de nuestra vida es firmemente sostenido por la Roca del amor de Cristo. No podremos ser desarraigados o removidos. Ese es el mensaje principal de Romanos 8:35 «Nada nos podrá separar del amor de Cristo».
Dios nos está llamando a experimentar nuevas profundidades de amor mutuo entre los creyentes y por aquellos que no lo son. Si eso debe suceder, (y está sucediendo) algo más debe suceder primero (y está sucediendo). La oración de Pablo deberá ser contestada:
[Quiera Dios que podamos estar] arraigados y cimentados en amor, 18 [y que seamos] capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, 19 y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento.
Quisieran unírseme, y hacer una ferviente oración para que todos podamos aferrarnos más y más a la experiencia de ser amados por Cristo –nada nos podrá separar de su amor. Entonces, el poder de amar a otros fluirá libremente.

Ejemplos deSermones: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!


Ejemplos de Sermones: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!
Tópico: La Persona de Cristo                                                                   Serie: El Evangelio de Juan  


Juan 7:40-52
Cuando oyeron estas palabras, decían: Verdaderamente este es el Profeta.  Otros decían: Este es el Cristo.  Pero otros decían: ¿Acaso el Cristo ha de venir de Galilea? ¿No ha dicho la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David, y de Belén, la aldea de donde era David? Así que se suscitó una división entre la multitud por causa de El. Y algunos de ellos querían prenderle, pero nadie le echó mano.
Entonces los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis? Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla! Entonces los fariseos les contestaron: ¿Es que también vosotros os habéis dejado engañar? ¿Acaso ha creído en El alguno de los gobernantes, o de los fariseos? Pero esta multitud que no conoce de la ley, maldita es. Nicodemo, el que había venido a Jesús antes, y que era uno de ellos, les dijo: ¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace? Respondieron y le dijeron: ¿Es que tú también eres de Galilea? Investiga, y verás que ningún profeta surge de Galilea.
En este mensaje quiero hacer un rápido resumen de la doble división que ocurre en respuesta a Jesús, y luego enfocarme en las palabras del versículo 46: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!", y entonces, con la ayuda de Bono y C.S. Lewis, mostrar por qué es tan ofensivo y fascinante la presentación de Jesús en los evangelios. Y todo esto lo hago en la esperanza de que algunos de ustedes descenderán del muro de sus dudas, y se entregarán totalmente a Jesús.

Una Doble división

Por ello, primero veamos la doble división: la división de los versículos 40-44, y la división de los versículos 47-52. En los versículos 40-44, vemos que en las multitudes hay una triple división.
  • Versículo 40: "Entonces algunos de la multitud, cuando oyeron estas palabras, decían: Verdaderamente este es el Profeta", refiriéndose a Deuteronomio 18:15, donde dice que en los postreros días Dios levantaría un profeta como Moisés.
  • Luego , en el versículo 41: "Otros decían: Este es el Cristo" -es decir el Mesías judío por tanto tiempo esperado.
  • Después, en los versículos 41-42, algunos no veían cómo es que él podría ser el Mesías, porque pensaban que él venía de Galilea y no sabían que había nacido en Belén. "Pero otros decían: ¿Acaso el Cristo ha de venir de Galilea? ¿No ha dicho la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David, y de Belén, la aldea de donde era David?"
De modo que los versículos 43-44 lo resumen todo: "Así que se suscitó una división entre la multitud por causa de El. Y algunos de ellos querían prenderle, pero nadie le echó mano". Así ocurrió durante la vida de Jesús en la tierra, y así es como sigue ocurriendo dondequiera que él es presentado fielmente en la actualidad. Ore para que en este mismo momento usted no esté en el lado errado de esta división.

El Informe de los aguaciles:  Nadie habla como Jesús

Luego, en el versículo 45, los aguaciles que los principales sacerdotes y fariseos habían enviado para arrestar a Jesús regresaron con las manos vacías. "Entonces los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis?" Esta es la bisagra del texto; señala la doble división en el texto. El versículo 46 dice: "Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!" De todas las cosas que pudieron haber dicho acerca de la volátil situación en las multitudes y de cómo un arresto pudo haber causado un motín y haber puesto a los fariseos en un gran problema, ellos no se justificaron de esa manera. Dijeron: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!"
Este es el eje del texto: este hecho, la singularidad de Jesús en el mundo, causa una doble división. Hemos visto la primera división: las multitudes se han separado en tres puntos de vista diferente acerca de Jesús. Ahora llega una segunda división, definida por los fariseos, solo que esta vez hay más intensidad, porque los fariseos diagnostican cada una de las tres posiciones. Y cada vez que dan el diagnóstico de lo que creen que es una falsa forma de ver a Jesús, cavan un hoyo más profundo para sí mismos y para su propia ceguera.

El Diagnóstico de los fariseos:  Todos los demás están errados

Primero dicen que los aguaciles están engañados. Versículos 47-48: "Entonces los fariseos les contestaron [a los aguaciles]: ¿Es que también vosotros os habéis dejado engañar? ¿Acaso ha creído en El alguno de los gobernantes, o de los fariseos?" Así que los aguaciles tuvieron una impresión positiva de Jesús, y los fariseos la explican como engaño. Pero, en realidad, ¿quién está engañado?
Segundo, las multitudes están malditas. Versículo 49: "Pero esta multitud que no conoce de la ley, maldita es". Las multitudes están confundidas acerca de Jesús, pero no solo porque no conocen la ley, sino porque están bajo la maldición de Dios, dicen. Ésto es sorprendente. Ellos descuentan a todo el pueblo judío, diciendo que no conocen la ley, y se ponen a sí mismos delante, como los no-malditos que sí conocen correctamente la ley. Pero, en realidad, ¿quién está engañado aquí?
Tercero, Nicodemo, piensan, está ciego por haber sido influenciado. Nicodemo, quien era un fariseo, había venido de noche a Jesús, en Juan 3, y le había escuchado hablar de su necesidad de nacer de nuevo. Él da una palabra de advertencia. Versículo 51: "¿Acaso juzga nuestra ley a un hombre a menos que le oiga primero y sepa lo que hace?" Y ante esta palabra de justicia y advertencia, sus colegas fariseos, le acusan de estar influenciado. Versículo 52: "Respondieron y le dijeron: ¿Es que tú también eres de Galilea? Investiga, y verás que ningún profeta surge de Galilea".
En lugar de estar abiertos a la preocupación de Nicodemo acerca de conocer los hechos antes de condenar a Jesús, dicen, en esencia, que la única razón por la cuál alguien quisiera darle a él ese tipo de oportunidad es que sea parte de su clan, "ustedes los galileos son todos una misma cosa".

Se Cambian los papeles: Los fariseos están engañados, malditos, e influenciados

Así que los aguaciles están cegados por el engaño. Las multitudes están cegadas por una maldición. Nicodemo está cegado por la influencia de este galileo. Pero Juan quiere que veamos que en realidad es exactamente al revés. Todas estas acusaciones mostrarán que en realidad son los fariseos quienes están engañados, malditos, e influenciados.
Y en el centro de toda esta división y condenación está Jesús y las palabras: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!" Esa es la bisagra y eje de este pasaje. Juan quiere que veamos lo que causa toda la división y recriminación es esta singularidad de Jesús en el mundo.

La Absoluta singularidad de Jesús está causando división

Cuando Jesús nació, el anciano Simeón dijo a su madre: "He aquí, este niño ha sido puesto para la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción" (Lucas 2:34). Y Jesús confirmó su destino cuando dijo: "No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada" (Mateo 10:34). Y él se refería exactamente a lo que vemos en este texto. Su singularidad absoluta estaba causando esta división. Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla.
¿Qué tenían en mente, al decir esto, los oficiales que regresaron con las manos vacías? ¿Qué debiéramos tener en mente? Bien, lo último que Jesús dijo antes de que ellos regresaran, con las manos vacías a los fariseos, estaba en los versículos 37-38: Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: “De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva”. ¿Qué ser humano habla así? Que venga a mí y beba. Y si lo hace, de su corazón brotarán ríos de agua viva.
Me parece, por tanto, que cuando decimos: "Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla", Juan tiene en mente el impresionante reclamo de Jesús sobre sí mismo. No era solo su sabiduría o inteligencia, o su poder, o humildad, o valor, o claridad. Era el reclamo superior que hizo de sí mismo. ¡Nadie habló jamás como este hombre!

Ocho reclamos espectaculares de Jesús

Permítanme darles ocho ejemplos de los reclamos espectaculares de Jesús, partiendo de este Evangelio. Y podríamos dar más. Nadie habló jamás así:
1. Él afirma ser Dios.
"Os lo digo desde ahora [la traición de Judas], antes de que pase, para que cuando suceda, creáis que yo soy" (Juan 13:19). Literalmente: "que Yo Soy". Les digo el futuro para mostrarles que yo soy la encarnación de Yavéh, el Dios del Antiguo Testamento quien se identifica a sí mismo en Éxodo 3:14 como "Yo Soy".  Así dirás a los hijos de Israel: “YO SOY me ha enviado a vosotros.” O como dice en Juan 10:30: "Yo y el Padre somos uno".
2. Él afirma existir desde antes de nacer.
"Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham naciera, yo soy" (Juan 8:58). Él no solo reclama existir desde antes de nacer, también reclama existir como "Yo soy". Él es Yavéh.
3. En esta deidad, él reclama haber llegado como el pastor por sus ovejas.
Yo soy el buen pastor;  el buen pastor da su vida por las ovejas" (Juan 10:11). "yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10:10). Él reclamó que su muerte sería la clave para la vida eterna de sus ovejas
4. Él afirma ser el único Camino a Dios.
"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14:6). Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Juan 8:12).  Él es el Camino, la Verdad, la Vida, la Luz. Si no creemos en él, él dice que permanecemos en tinieblas (Juan 12:46) para siempre (Juan 5:29; Mateo 18:8; 25:42,46).
5. Él afirma ser el pan y el agua que imparten vida eterna.
"Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed" (Juan 6:35). "El que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna" (Juan 4:14). "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano" (Juan 10:27-28).
6. Él afirma que nada podemos hacer sin él.
"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. . . . Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:1-5).
7. Él afirma ser el que resucita a los pueblos al final de la historia.
"Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá".  (Juan 11:25). "Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo aquel que ve al Hijo y cree en El, tenga vida eterna, y yo mismo lo resucitaré en el día final” (Juan 6:40).
8. Él afirma ser la gloria suprema que nos satisfará eternamente en el siglo venidero.
"Padre, quiero que los que me has dado, estén también conmigo donde yo estoy, para que vean mi gloria, la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo" (Juan 17:24).
Y por supuesto, estos son solo unos pocos en el Evangelio de Juan. Hay muchos más aquí, y muchos más en los otros tres Evangelios, como su afirmación de perdonar pecados, y su regreso en gloria a la tierra, y el cumplimiento de toda la ley. Pero regresemos ahora para señalar algunas implicaciones del hecho de que "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!".

Escuchando a Lewis

Quiero que escuchen a C.S. Lewis y a Bono. Verán por qué. Lewis es famoso por esta cita acerca de cómo usted no puede tener a Jesús como a un gran maestro moral y rechazarle a la vez como Dios.
Estoy tratando aquí de prevenir a cualquiera para que no diga la necedad que dicen las personas acerca de Él: "Estoy dispuesto a aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto su reclamo de ser Dios". Eso es algo que no debemos decir. Un hombre que dijo las cosas que dijo Jesús no puede ser un gran maestro moral. Él sería o un lunático -al mismo nivel del hombre que dice que es un huevo hervido- o puede ser el Diablo del infierno. Usted debe tomar una decisión. O este hombre fue, y es, el Hijo de Dios: o fue un loco o algo peor. Usted puede callarlo como a un tonto, puede escupirle y matarle como a un demonio; o puede caer a sus pies y llamarle Señor y Dios. Pero no vengamos con alguna insensatez patronizada acerca de que él es un gran maestro humano. Él no nos dejó esa posibilidad. No tenía esa intención. (Mere Christianity [Macmillan, 1952], pp. 55–56)
En otras palabras, la forma en que Jesús habló -como jamás alguien habló- hace que sea irracional decir cosas agradables acerca de él, a la vez que se rechaza su deidad. Él no fue alguien agradable, si es que realmente no era Dios.

Escuchando a Bono

El colega irlandés de C.S. Lewis, Paul David Hewson, también conocido como Bono, del grupo de rock U2, parece haber leído a Lewis y haberse persuadido. Unos días después de la bomba terrorista de 2004 en Madrid, Bono ofreció una entrevista a un periodista francés llamado Michka Assayas. Cuando surgió el tema de la religión como causa del terrorismo, Bono llevó la conversación hacia el cristianismo y el tema de la gracia.
Cuando Bono dijo: "No son nuestras buenas obras las que nos llevan hacia las puertas del cielo", el periodista replicó:
"Una esperanza así es maravillosa, incluso si está cerca de la locura, desde mi perspectiva. Cristo tiene su lugar entre los grandes pensadores del mundo. Pero ¿Hijo de Dios? ¿No es eso grotesco?".
La respuesta de Bono es extraordinaria, y enfatiza nuevamente el criterio de Lewis, solo que probablemente con mucha más fuerza en nuestros días en vista de quién él es y el contexto en que la dio. ¿No es grotesca toda esa plática sobre el "Hijo de Dios"?
No, no es grotesca para mí. Mire, la respuesta secular a la historia de Jesús es así: él fue un gran profeta, obviamente un hombre muy interesante, tuvo mucho que decir junto a otros grandes profetas, sea Elías, Mahoma, Buda, o Confucio. Pero en realidad Cristo no lo permite. Él no le dejó ese gancho. Cristo dice:
No, yo no soy un maestro, no me llames maestro. No estoy diciendo que soy un profeta. Estoy diciendo: "Yo soy el Mesías". Estoy diciendo: "Yo soy el Dios encarnado". Y las personas dicen: "No por favor, sé solo un profeta. Un profeta podemos tener. Eres un poco excéntrico. Hemos tenido a Juan el Bautista comiendo langostas con miel silvestre, podemos aceptar eso. ¡Pero no menciones la palabra que empieza con 'M'! Porque ¿sabes?, si lo haces, entonces vamos a crucificarte".
Y continúa:  "No,no. Sé que esperan que yo regrese con un ejercito y les libere de estos seres repulsivos, pero yo soy en realidad el Mesías". Y en ese punto, todos comienzan a mirarse los zapatos, y dice: "Oh Dios mío, él va a seguir diciéndolo". Así que solo te queda esto: o Cristo era quien dijo ser, el Mesías, o estaba completamente tostado [loco]. Quiero decir, estamos hablando de tostado al nivel de Charles Manson. . . . No estoy bromeando aquí. La idea de que todo el curso de la civilización de la mitad del planeta pudo haber visto su destino cambiado y trastornado por un 'tostado', para mí, eso es grotesco. (Conversación de Bono con Michka Assayas [New York: Penguin Books, 2005], p. 227).
¿Ha nacido Bono de nuevo? No lo sé. Si no lo ha hecho, oro para que lo haga pronto. Y llamo la atención a mi incertidumbre porque quiero dejar algo bien en claro. Es posible estar persuadido de la lógica de Lewis y de Bono y no ser salvos, no haber nacido de nuevo y tener vida eterna.

Más que persuadidos de que Él es Dios

Esto nos trae de vuelta a nuestro texto y al mensaje de la semana pasada. Lo último que escucharon de Jesús los aguaciles, antes de decir: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!", fue: "Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba. El que cree en mí, como ha dicho la Escritura: “De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva" (Juan 7:38).
En otras palabras, creer en Jesús significa más que estar persuadidos de que él es Dios. El diablo está totalmente persuadido por Lewis y por Bono, pero creer en Jesús significa venir a él y beber. Es decir, si yo y Lewis y Bono queremos tener vida eterna, debemos venir a Jesús como a nuestro Tesoro supremo y totalmente satisfactorio. A nuestra Agua que satisface la sed, a nuestro Pan que satisface nuestra hambre, a nuestra Luz que siempre nos guía y que todo lo ilumina, a nuestro Cordero de Dios y sustituto infinitamente precioso.
¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla! Él es verdadero. Él es quien dijo ser. Pero no lo deje solo así. Venga, coma, beba, confíe, y encuentre en él el gozo eterno.
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