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viernes, 4 de octubre de 2013

¿Quién determina la forma de gobierno eclesiástico, Dios o el hombre?

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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El gobierno de la iglesia es de origen divino

¿Ha dejado Dios a criterio de los miembros de la iglesia lo concerniente a la política eclesiástica? ¿Hay en la Sagrada Escritura un modelo de gobierno eclesiástico? ¿O es que cada iglesia puede organizarse según sus propios criterios, según el país donde vive o según sea conveniente a su funcionalidad? En otras palabras: ¿Quién determina la forma de gobierno eclesiástico, Dios o el hombre?
Los presbiterianos creemos, como lo dijera Bannerman, que en el NT «es posible encontrar las principales y esenciales características de un sistema de gobierno que viene de la autoridad divina y es de obligación universal». Una lectura consciente y sistemática del NT ciertamente nos deja comprender que la iglesia de Cristo tenía una manera de organización que fue dada mediante inspiración divina a sus santos apóstoles. No afirmamos que el NT nos da todos los detalles de la organización de la iglesia. Sin embargo, tal como en forma tan sabia lo ha expresado el mismo Bannerman, la Palabra de Dios «encierra los principios generales y un esquema de una política eclesiástica, adecuada para ser el modelo autoritativo para todas las iglesias, capaz de adaptarse a las exigencias de los diferentes tiempos y países, y que a pesar de ello puedan exhibir una unidad de carácter y ordenamiento en armonía con el modelo bíblico».
De lo dicho, concluimos que Dios no ha dejado el gobierno de la iglesia a la voluntad humana. No es tampoco el producto del desarrollo de las circunstancias políticas de un país, ni de la voluntad mayoritaria de una iglesia. Pues, así como la iglesia pertenece a Cristo, quien es su cabeza y ella es su cuerpo, el gobierno de su iglesia es «modelado y establecido no por la sabiduría del hombre, sino por la cabeza de la iglesia. No descansa sobre la base de las conveniencias humanas sino en lo establecido divinamente».


1.2 La Biblia norma la forma de gobierno eclesiástico

Ciertamente, la Biblia norma la forma de gobierno eclesiástico. Pero esta afirmación levanta dos preguntas fundamentales. ¿Por qué el gobierno de la iglesia está determinado solamente por la Palabra de Dios? y ¿Por qué el hombre no puede determinar la forma de gobierno haciendo uso de su sola inteligencia?
A la primera pregunta podemos responder en términos sencillos diciendo: Porque la iglesia no es una sociedad meramente humana. Tiene origen divino y por lo tanto está bajo la autoridad divina, bajo el gobierno de Cristo. De manera que Dios no acepta que alguien que no sea Cristo determine cómo debe gobernarse su cuerpo. El carácter y constitución de la iglesia no puede pues, ser determinado por el hombre sobre la sola base de la conveniencia, de factores culturales ancestrales ni de consideraciones políticas coyunturales. Siempre será la Palabra de Dios la que determina la forma de gobierno de la iglesia cristiana.
Los miembros de la iglesia no pueden decidir la política eclesiástica por libre voluntad, ni por unanimidad, ni por mayoría de votos. Pues, ellos no son los creadores, ni fundadores de la iglesia. Ellos han sido convocados por Dios para ser su pueblo. Ellos han sido llamados por Dios en Cristo, para ser adoptados como hijos suyos, y reunidos bajo una sola cabeza que es Cristo. Por lo tanto es Dios quien nos da las instrucciones en su Palabra, de cómo deben conducirse sus hijos que forman la iglesia de Cristo. De modo que si como cristianos aceptamos que la iglesia de Cristo es divinamente instituida, concluiremos que «es muy claro que el hombre ni está autorizado, ni es competente para emitir juicio sobre su organización».
A la segunda pregunta podemos responder afirmando que hay dos razones fundamentales, por las cuales, el hombre no está capacitado para determinar la forma de gobierno de la iglesia:

  1. La primera razón es el contraste entre la pecaminosidad del hombre y la santidad de Dios. Desde la caída, el hombre ha quedado inhabilitado para que por medio de la sola razón, no pueda determinar y regular la constitución de la iglesia en lo referente a su gobierno, ordenanzas y adoración a Dios. El hombre pecador no puede determinar por sí mismo la manera de cómo acercarse a Dios en adoración, ni la manera de cómo debe organizarse la iglesia ni determinar las doctrinas que desea creer. Todo ello está determinado por Dios en su Palabra. Esto nos diferencia de aquellos, que llamándose cristianos, no toman en consideración la Palabra de Dios para normar el gobierno, la adoración y la doctrina de sus congregaciones.

  2. La segunda razón es que la iglesia representa el reino visible de Dios, del cual Cristo es su Rey. Esto quiere decir que, en tanto representa un reino visible, la iglesia no sólo es diferente a los reinos de este mundo o las sociedades formadas por voluntad humana, sino que es un reino donde Cristo está personalmente presente como su gobernante y fundador. Por lo tanto, no hay duda que nosotros, los miembros de la iglesia, somos los siervos de Cristo nuestro Rey. El es quien reina en su iglesia, nosotros somos sus servidores. Este principio nos lleva a concluir junto con Bannerman que «El hombre no es el legislador de la iglesia cristiana, ni se le ha dejado lugar para estructurar su constitución o su forma de administración. Su lugar en ella es el de ministro o servidor de aquel que es la Cabeza».

Conclusión: El gobierno de la iglesia no es un asunto de decisión humana, ni está sujeto a la conveniencia de sus miembros, sino más bien, como lo explica Bannerman, «es un establecimiento positivo de Cristo y que la Escritura es la suficiente y autoritativa guía respecto a la constitución externa de la sociedad cristiana, no menos que respecto a sus doctrinas, su adoración y sus sacramentos».


1.3 Los detalles del gobierno deben basarse en el orden y la decencia

Como ya lo hemos dado a entender al responder a la segunda pregunta, no todos los detalles del gobierno eclesiástico se encuentran claramente estipulados en la Escritura. En estos detalles, las mismas iglesias presbiterianas pueden tener ciertas diferencias entre uno y otro país. Hay dos aclaraciones de orden teológico que debemos hacer aquí:

  1. Primero, aunque la Biblia es nuestra suficiente guía para establecer la constitución y ordenanzas de la iglesia, sin embrago, no encontramos en ella un cuerpo sistemático de legislación eclesiástica. Por lo tanto la iglesia está llamada a formular sus propias declaraciones o explicaciones. Pero, aún en estos detalles, estamos en la obligación de conservar los principios generales de la Escritura. Creemos que el principio de orden y decencia establecido en 1 Co. 14:40 debe guiarnos en todo momento.

  2. Segundo, aunque la Biblia es nuestra suficiente guía para establecer la constitución y ordenanzas de la iglesia, sin embrago, debemos distinguir aquello que es esencial a la estructura eclesiástica de lo que son características circunstanciales. Por lo tanto, en todo aquello que la iglesia como sociedad tiene en común con otras sociedades, corresponde a la iglesia determinar los arreglos necesarios para su bienestar. Estos arreglos que son comunes a otras sociedades deben realizarse teniendo en cuenta tres criterios.

    2.1. Primer criterio: Debemos estar seguros que dicho asunto es solamente circunstancial y no esencial. Por ejemplo, el número de veces al año que debe reunirse el presbiterio, es un asunto circunstancial que debe ser determinado por la mejor conveniencia de sus asociados.

    2.2. Segundo criterio: Debe ser un asunto para el cual no podemos encontrar pautas en la Escritura. Por ejemplo, la Escritura no nos indica cuántas congregaciones deben haber en un presbiterio, ni cuántos ancianos del consistorio deben ser delegados al presbiterio. Estos son asuntos que se determinan conforme a lo que más conviene a las normas de representatividad.

    2.3. Tercer criterio: Debe ser un asunto en el que, cualquiera sea la decisión que se tome, existan razones claras y satisfactorias. Por ejemplo, si decidimos que las asambleas generales se lleven a cabo en la capital de la república por ser el lugar más central para todos los presbiterios, es algo razonable y viable.

En la aplicación de estos tres criterios es de mucha ayuda la experiencia histórica de la iglesia cristiana y, en especial, la jurisprudencia de las iglesias reformadas de otros países, en tanto éstas sean viables en nuestro propio medio.

domingo, 29 de septiembre de 2013

El sistema de escatología conocida como posmilenialismo

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
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POSMILENIALISMO

Fácilmente, y frecuentemente, la escatología está muy mal utilizada. Sin embargo, es importante como uno de los fundamentos de la cosmovisión bíblica. Aunque somos criaturas limitadas por el tiempo (Job 14:1–67) y el espacio (Hechos 17:26), Dios ha puesto la eternidad en nuestros corazones (Eclesiastés 3:11). Por eso, tenemos un interés innato en el futuro —cosa que necesariamente afecta nuestra conducta en el presente.
A la luz de estas verdades, la revelación bíblica del futuro tiene mucha importancia y relevancia para el pueblo de Dios. 2 Timoteo 3:16–17 nos enseña que «Toda Escritura es inspirada por Dios» (y por eso tiene importancia), «a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra» (por ese tiene relevancia). La tarea extensa de la escatología es explorar la revelación entera de la Palabra infalible de Dios con el objetivo de discernir el curso de la historia del mundo, divinamente ordenado y proféticamente revelado, desde la creación hasta la consumación, y así dirigir «un llamado a la acción y obediencia en el presente».
En este capítulo presentaré los fundamentos bíblicos y contornos básicos del sistema de escatología conocida como posmilenialismo. Empezaré dando una definición de la idea básica. El posmilenialismo espera que la proclamación del Evangelio de Jesucristo bendecido por el Espíritu ganará la vasta mayoría de seres humanos a la salvación en esta época presente. El éxito creciente del Evangelio gradualmente producirá un tiempo en la historia antes de la segunda venida de Cristo en el cual la fe, justicia, paz, y prosperidad prevalecerán en los asuntos de personas y naciones. Después de una época extensa de tales condiciones, el Señor volverá visiblemente, corporalmente y en gran gloria, colocando un fin a la historia con una resurrección general y el juicio final de toda la humanidad. Así este sistema es posmilenial porque el retorno glorioso del Señor ocurre después de una época de condiciones «mileniales». De esta manera, la persona que adopta el sistema de escatología denominado posmilenialismo proclama en una forma especial que la historia está bajo el control de Él.


EL DESARROLLO HISTÓRICO DEL POSMILENIALISMO
A pesar de frecuentes afirmaciones proféticas en los escritos de los primeros cristianos, se presenta un fenómeno curioso: ningún credo antiguo afirma un punto de vista sobre el milenio. Aunque están subordinados a las Escrituras, los credos tienen un papel importante en definir la ortodoxia cristiana. Protegen a la Iglesia por dentro de la corrupción de la fe, y por fuera de los ataques de incredulidad.

El posmilenialismo antiguo

Las formulaciones tempranas de los credos del cristianismo proveen solamente los elementos más sencillos de la escatología. Por ejemplo, el Credo del los Apóstoles simplemente afirma, «Ascendió al cielo, y se sentó a la derecha de Dios Padre el Todopoderoso; desde dónde volverá para juzgar a los vivos y a los muertos», y «Yo creo … en la resurrección del cuerpo, y la vida eterna». La escatología del credo de Nicea provee poco adelanto, afirmando que Él «ascendió al cielo, y se sentó a la derecha del Padre; y volverá otra vez con gloria para juzgar a los vivos y a los muertos; cuyo Reino no tendrá fin».
Tanto el amilenialismo como el posmilenialismo se adaptan fácilmente con estos y con otros credos antiguos. En cambio, es más difícil adaptar el premilenialismo a los credos antiguos porque requiere dos resurrecciones separadas y dos juicios en lugar de una resurrección y un juicio general al involucrar todo el mundo simultáneamente. Por esta razón, como admite el teólogo dispensacionalista Robert P. Lightner: «Ninguno de los credos importantes de la Iglesia incluyen premilenialismo en sus afirmaciones». Sin embargo, ninguno de los credos tempranos afirma explícitamente uno de los puntos de vistas sobre el milenio como la posición ortodoxa. Esto no causa sorpresa porque como explica Erickson, «Los tres puntos de vistas sobre el milenio han existido durante toda la historia de la Iglesia».4
Habiendo notado esto, esperamos encontrar un desarrollo progresivo de los diferentes puntos de vista sobre el milenio, en lugar de un sistema funcionando por completo en la historia temprana del cristianismo. Por ejemplo, Walvoord manifiesta en la defensa del dispensacionalismo: «Es necesario conceder que la teología desarrollada y detallada de pretribulacionismo no se encuentra en los escritos muy tempranos de la Iglesia, pero tampoco se encuentra ninguna otra exposición detallada y establecida del premilenialismo. El desarrollo de la mayoría de las doctrinas importantes duró siglos». Y aunque el premilenialismo se desarrolló un poco más temprano (especialmente en Ireneo, 130–202 d.C.6), el teólogo Donald G. Bloesch escribe: «El posmilenialismo fue anticipado ya en los escritos de Eusebio de Cesarea (260–340 d.C.)». SCAF traza el posmilenialismo aun más temprano, notando que Orígenes (185–254 d.C.) «esperaba que el cristianismo, debido a su crecimiento continuo, lograría dominio sobre todo el mundo».8
Atanasio (296–372 d.C.) y Agustín (354–430 d.C.) son otros dos escritores prominentes de la época temprana de la iglesia cuya confianza histórica parece expresar una forma naciente de posmilenialismo. Como Zoba comenta, Agustín enseñó que la historia «será marcada por la influencia siempre creciente de la Iglesia al vencer la maldad del mundo antes de la venida del Señor». Esto eventualmente resultará en un «descanso futuro de los santos en la tierra» (Agustín, Sermón 259:2) «cuando la Iglesia sea libre de todos los elementos malos ahora mezclados entre sus miembros y Cristo reinará en paz». Este posmilenialismo temprano y naciente contiene el elemento primordial sistemático en su desarrollo tardío: una esperanza firme en la victoria del evangelio antes del retorno de Cristo.

Posmilenialismo en la Reforma
Después, como afirma Bloesch: «el posmilenialismo experimentó crecimiento en la edad media» ilustrado por los escritos de Joaquín de Fiore (1145–1202) y otros. Pero el posmilenialismo más completamente desarrollado aparece durante los siglos XVII–XIX, especialmente bajo la influencia de los puritanos y los reformados en Inglaterra y Estados Unidos. Rodney Peterson escribe que «este punto de vista había cambiado, especialmente desde Thomas Brightman (1562–1607)». Brightman es uno de los padres del presbiterianismo en Inglaterra.13 El libro A Revelation of the Revelation [Una revelación de Apocalipsis] publicado después de su muerte en 1609 explicó en detalle su punto de vista posmilenialista y se hizo una de las obras más traducidas en su tiempo. De hecho, algunos historiadores de la Iglesia consideran esta obra la «versión más importante e influyente en inglés del concepto reformado y agustiniano del milenio». Así Brightman es el que sistematizó (no engendró) el posmilenialismo.
Bloesch nombra otras figuras importantes del día sobresaliente del posmilenialismo: Samuel Rutherford (1600–1661), John Owen (1616–1683), Philipp Spener (1635–1705), Daniel Whitby (1638–1726), Isaac Watts (1674–1748), los hermanos Wesley (en los 1700), y Jonathan Edwards (1703–1758). A esta lista podemos añadir Juan Calvino (1509–1564) como un posmilenialista incipiente.16 En el prefacio al Rey Francisco I de Francia, Calvino escribe:

  Nuestra doctrina sobresale invencible sobre toda la gloria y sobre todo el poder del mundo, porque no es de nosotros, sino del Dios viviente y de Cristo quien el Padre nombró Rey para «reinar de mar a mar, y desde los ríos hasta el fin de la tierra …» Y Él reinará de tal manera que romperá la tierra entera con su fuerza de hierro y bronce, con su brillantez de oro y plata, esparciéndola con la vara de su boca como si fuera un vaso de barro, tal como los profetas profetizaron de su reino.

Calvino es un precursor del posmilenialismo de los reformadores Martín Bucer (1491–1551) y Teodoro Beza (1519–1605). Siguiendo en pos de ellos con cada vez más claridad son los puritanos William Perkins (1558–1602), William Gouge (1575–1653), Richard Sibbes (1577–1635), John Cotton (1584–1652), Thomas Goodwin (1600–1679), George Gillespie (1613–1649), John Owen (1616–1683), Elnathan Parr (¿?–1632), Thomas Brooks (1608–1680), John Howe (¿?–1678), James Renwick (¿?–1688), Matthew Henry (1662–1714), y otros.
La forma del premilenialismo de los puritanos generalmente enseña la gloria futura de la Iglesia y también que el milenio propio no comenzará hasta que los judíos se conviertan; y que la Iglesia progresará rápidamente después, prevaleciendo sobre la tierra literalmente durante mil años. La Iglesia purificada y el gobierno justo regido por la Ley de Dios se levantarán juntos bajo el derramamiento del Espíritu. Todo esto termina eventualmente en el conjunto de eventos asociados con la segunda venida de Cristo. Muchos de los puritanos también enseñaron que los judíos volverían a su tierra durante este tiempo.

Posmilenialismo moderno

Los posmilenialistas genéricos de los siglos diecinueve y veinte generalmente no enseñan que el pueblo judío volvería a su tierra en cumplimiento de la profecía —aunque Iain Murria y Erroll Hulse son excepciones notables de esto. Ellos también creen que el milenio abarca toda la fase de la historia de la Iglesia y el nuevo pacto, desarrollándose gradualmente desde el tiempo de Cristo hasta su segunda venida.
Posmilenialistas genéricos prominentes incluyen: Jonathan Edwards (1703–1758), William Carey (1761–1834), Robert Haldane (1764–1842), Archibald Alexander (1772–1851), Charles Hodge (1797–1878), Albert Barnes (1798–1870), David Brown (1803–1897), Patrick Fairbairn (1805–1874), Richard C. Trench (1807–1886), J. A. Alexander (1809–1860), J. H. Thornwell (1812–1862), Robert L. Dabney (1820–1898), William G. T. Shedd (1820–1894), A. A. Hodge (1823–1886), Augustus H. Strong (1836–1921), H. C. G. Moule (1841–1920), B. B. Warfield (1851–1921), O. T. Allis (1880–1973), J. Gresham Machen (1881–1937), John Murray (1891–1975), Loraine Boettner (1903–1989), y J. Marcellus Kik (1903–1965). Defensores contemporáneos incluyen Norman Shepherd, John Jefferson Davis, Erroll Hulse, Iain Murray, Donald Macleod, Douglas Kelly, John R. deWitt, J. Ligon Duncan, Henry Morris III, y Willard Ramsey.
Un desarrollo dentro de la tradición de posmilenialismo desde los años 1960 se llama Reconstruccionismo cristiano, que involucra la ética teonómica (teonómica quiere decir Ley de Dios). El posmilenialismo teonómico (una característica de reconstruccionismo cristiano) combina la idea de un aumento gradual de justicia entre las dos venidas de Cristo con los intereses sociales de los puritanos. El posmilenialismo teonómico enseña un retorno lento a las normas bíblica de justicia civil como una consecuencia del éxito de la predicación del evangelio, evangelismo, misiones, y educación cristiana. La vista político-judicial del reconstruccionismo incluye la aplicación de los preceptos de justicia contenidos en las leyes del Antiguo Testamento, interpretadas correctamente, adaptadas a las circunstancias del nuevo pacto, y aplicadas adecuadamente.
A pesar de la falta de entendimiento general del interés del reconstruccionismo en asuntos socio-políticos, el teólogo evangélico Ronald H. Nash afirma: «No son solamente los posmilenialistas los que pueden ver que su idea del papel central que juegan el evangelismo y la obediencia cristiana a la Palabra de Dios en la transformación de la sociedad está lejos de las distorsiones repetidas» comunes entre ciertos oponentes. Así afirma Mark Noll: «La teonomía suena bastante bien como las teorías populares de liberación, sin embargo porque insiste en fundamentos sobre teología cuidadosamente formulados para acción política, aboga hacia una reflexión política más responsable que lo acostumbrado en la tradición evangélica».22
Los reconstruccionistas fuertemente afirman la separación entre la Iglesia y el estado. Por eso, a veces rechazan la relación demasiado cercana promovida por los puritanos de Inglaterra y Estados Unidos. Sin embargo, ellos admiran el interés profundo de los puritanos en la aplicación de la Palabra entera de Dios a todos los asuntos de la vida, incluyendo la justicia civil. Un ejemplo de un puritano que anticipó el movimiento de la reconstrucción es el prominente hombre de Dios de Escocia, George Gillespie, quien fue una de las estrellas más brillantes de la Asamblea de Westminster.24 Gillespie argumenta: «El magistrado cristiano tiene que observar la ley jurídica de Moisés igual al magistrado judío». También nota que las palabras de Cristo en Mateo 5:17–19 (un texto favorito de los reconstruccionistas) «aplican a la ley jurídica, pues es parte de la Ley de Moisés». El reconstruccionismo también se conoce como «neo-puritanismo» puesto que hay esta semejanza entre los dos.26 Otra característica del posmilenialismo teonómico (aunque no un asunto necesario a ello) es el trato preterista a un número grande de los pasajes del gran juicio en el Nuevo Testamento. El trato preterista (latín para pasado) a ciertas profecías enseña que la Gran Tribulación (Mateo 24:21) ocurrió en la generación que vivió cuando Cristo habló (Mateo 24:34); el libro de Apocalipsis espera que los eventos que relata acontecerán pronto (Apocalipsis 1:1, 22:7, 12), porque en el día de Juan, «el tiempo está cerca» (Apocalipsis 1:3; 22:10); y el Anticristo fue un fenómeno del primer siglo (1 Juan 2:18, 22; 4:3; 2 Juan 7).
El trato preterista coloca las profecías de maldad intensa y oscuridad sombría en el primer siglo, con el enfoque en los acontecimientos de la persecución de Nerón que duró cuarenta y dos meses (64–68 d.C., cf. Apocalipsis 13:5), la guerra de cuarenta y dos meses entre los judíos y los romanos (67–70 d.C., cf. Apocalipsis 11:1–2), y la destrucción del templo (70 d.C., cf. Mateo 23:6–24:34). El punto de vista preterista no es únicamente del posmilenialismo teonómico; fue promovido por ejemplo por Eusebio, uno de los padres de la Iglesia, John Lightfoot, un erudito puritano de estudios talmúdicos, Milton S. Terry, un teólogo metodista y autoridad de la hermenéutica del siglo diecinueve, y J. Marcellus Kik y Jay E. Adams, escritores reformados modernos. Sin embargo, este punto de vista está grandemente enfatizado por los posmilenialistas teonómicos.

martes, 22 de enero de 2013

DICCIONARIO HISPANOAMERICANO DE LA MISIÓN: Capacitacion Ministerial


. legend alineado al centro DICCIONARIO
HISPANOAMERICANO
DE LA MISIÓN
. biblias y miles de comentarios
 
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Información
Índice
Introducción ......................... 5
Notas explicativas ..................... 13
Abreviaturas ........................ 15
Documentos citados .................... 17
Diccionario ......................... 21
Índice de entradas ..................... 445

EL DESARROLLO  de  los  es tu dios  mi sio no ló gi cos,  his tó ri cos,  ecle sio ló gi cos y teo ló gi cos en His pa no amé ri ca en años re cien tes ha sido uno de los he chos más  so bre sa lien tes  en  el  mun do  cris tia no.  De  ma ne ra  par ti cu lar,  un  cre cien te pro ce so  de  re no va ción  es pi ri tual  en  las  igle sias,  un  ma yor  com pro mi so  con  la la bor  mi sio ne ra,  una  com pren sión  más  in te gral  del  evan ge lio  y  el  plan teo  de nue vas  opor tu ni da des  y  de sa fíos  para  el  de sa rro llo  de  la  mi sión  han  ser vi do  de gran es tí mu lo para una re fle xión cada vez más di ná mi ca y fe cun da. Cien tos de ar tícu los  en  cas te lla no,  por tu gués  e  in glés  han  apa re ci do  en  re vis tas  y  todo  tipo de pu bli ca cio nes al re de dor del mun do. Cada vez son más los au to res his pa noa me ri ca nos  que  de jan  plas ma do  en  la  pá gi na  im pre sa  su  pen sa mien to  y  refle xión. Nu me ro sos li bros se agre gan cada año al rico cau dal de pro duc ciónteo ló gi ca mun dial, en el que tie nen cada vez un peso más sig ni fi ca ti vo. Ade más, se per ci be un cre cien te in te rés por el de sa rro llo del rei no de Dios enAmé ri ca La ti na y en el mun do de ha bla es pa ño la, mien tras cada vez son máslos que se preo cu pan por en ten der de ma ne ra ade cua da el pro ce so que está enmar cha.
Por  otro  lado,  los  mi sio nó lo gos,  bi blis tas,  his to ria do res  y  teó lo gos  his pa noa me ri ca nos  es tán  ha cien do  una  con tri bu ción  sig ni fi ca ti va  para  el  lo gro  deuna me jor com pren sión de la mi sión de Dios. Inclu so al gu nos de ellos hanapor ta do con cep tos e ideas que hoy son se gui dos por mu chos es tu dio sos entodo el mun do. La ri que za de es tos apor tes, abo na dos en mu chos ca sos poruna  fe cun da  ex pe rien cia  pas to ral,  evan ge lís ti ca  o  mi sio ne ra,  dan  una  gran  cre di bi li dad  e  in te rés  a  los  mis mos.
El  con ti nen te  la ti noa me ri ca no  ha  sido  tam bién  el  es ce na rio  de  im por tan tesen cuen tros  de  re fle xión  y  diá lo go  en  las  úl ti mas  dé ca das.  De  ma ne ra  más  es pe cí fi ca, en los años re cien tes se han lle va do a cabo con sul tas, con gre sos, se mi na rios  y  sim po sios  que  han  ser vi do  como  ver da de ros  cri so les  de  ideas,  es tra te gias  y  visio nes  de  con si de ra ble  sig ni fi ca ción  para  el  cum pli mien to  de  lami sión cris tia na en todo el pla ne ta.
No  obs tan te,  la  ma yor  par te  de  es tas  con tri bu cio nes  to da vía  es tán  es par ci das en pu bli ca cio nes muy in for ma les. Tal como ocu rre con la teo lo gía evan gé li ca  his pa noa me ri ca na,  la  re fle xión  his pa noa me ri ca na  so bre  la  mi sión  no  hasido  to da vía  sis te ma ti za da,  reu ni da  o  pu bli ca da,  al  me nos  de  ma ne ra  ex ten si va. La ma yor par te de este ma te rial está ex pre sa do bajo la for ma de con fe ren cias,  po nen cias,  apun tes  de  cla se,  ar tícu los,  en tre vis tas  y  ser mo nes.  Sin  em bar go, hay una ri que za y sin gu la ri dad que tie ne un enor me po ten cial para losagen tes de la mi sión en Amé ri ca La ti na y para la igle sia en todo el mun do.
Más  de  cin co  si glos  de  mi sión  cris tia na  con ti nua da  en  Amé ri ca  La ti na,  y  la aper tu ra  más  re cien te  a  los  de sa fíos  mi sio ne ros  en  todo  el  pla ne ta,  es tán  de man dan do  un  cre cien te  com pro mi so  con  las  cues tio nes  mi sio no ló gi cas  y  conla mi sión cris tia na como un todo. La re no va ción es pi ri tual que está so plan do alo lar go y a lo an cho del con ti nen te, el cre ci mien to im pre sio nan te de las igle sias  lo ca les,  el sur gi mien to  de  un  li de raz go  al ta men te  ca li fi ca do,  el  in vo lu cra mien to cre cien te en las mi sio nes mun dia les, el lu gar de van guar dia de Amé ri ca La ti na y el mun do his pa no par lan te en tér mi nos de la com pren sión de la fecris tia na y de la mi sión de la igle sia, de man dan una obra ma yor que re úna, asu vez, la ma yor can ti dad de in for ma ción po si ble so bre la mi sión des de unapers pec ti va  evan gé li ca,  mi sio no ló gi ca  e  his pa noa me ri ca na.
Es en res pues ta a esta in quie tud que el au tor se de ci dió a en ca rar un de sa fíotan am bi cio so para un solo eje cu tor, como es un dic cio na rio de la mi sión enHis pa no amé ri ca.  ¿Por  qué  un  dic cio na rio  y  no  otro  tipo  de  pro duc ción  li te ra ria?  Por que  un  dic cio na rio  bien  ela bo ra do  es  una  he rra mien ta  va lio sa  para  elde sa rro llo  de  una  ade cua da  ca pa ci dad  de  co mu ni ca ción  ver bal  y  es cri ta.  Lamasa de in for ma ción que se ha pro du ci do y está en pro duc ción es tan gran de aes tas al tu ras, que un obra de esta na tu ra le za se tor na en una gran ne ce si dad.
Los  es tu dios  mi sio no ló gi cos  han  sido,  en  rea li dad,  un  de sa rro llo  bas tan tere cien te en el cur so de la his to ria del cris tia nis mo. En este cam po, son muy po cas las obras com prehen si vas o de re fe ren cia que se han pu bli ca do (ta les como dic cio na rios,  en ci clo pe dias,  vo ca bu la rios  o  glo sa rios).  De  las  po cas  que  hay,casi to das han sido pro du ci das y pu bli ca das en el mun do no rat lán ti co y con lapers pec ti va pro pia del mis mo. Esto sig ni fi ca no sólo que es tas obras han sidopu bli ca das en in glés, ale mán o fran cés, sino que el vo ca bu la rio y los con cep tos, ideas, ca rác ter y acer ca mien to a la mi sión han sido los ca rac te rís ti cos ypro pios del mun do del que pro vie nen.
En esta obra se in ten ta pro du cir un ins tru men to de re fe ren cia que se aproxime a la mi sión cris tia na en su sen ti do más in te gral, des de una pers pec ti va his pa noa me ri ca na.  Esto  sig ni fi ca  bá si ca men te  que  la  re fle xión  se  hace  a  par tir  dela  pra xis  de  las  igle sias  en  el  mar co  de  las  par ti cu la ri da des  y  es pe ci fi ci da desdel  con tex to  la ti noa me ri ca no  y  del  mun do  his pa no par lan te.  La  sin gu la ri dadpo lí ti ca,  so cial,  eco nó mi ca,  cul tu ral  y  re li gio sa  de  Amé ri ca  La ti na,  sig na da  almis mo  tiem po  por  una  he te ro ge nei dad  sor pren den te  y  un  et hos  co mún,  es  elpun to  de  re fe ren cia  fun da men tal  des de  el  que  se  in ten ta  la  pro duc ción  de  estaobra.
Al  se ña lar  que  la  vi sión  de  con jun to  es  his pa noa me ri ca na  no  se  quie re  sig ni fi car que es así por que se con si de re que esta pers pec ti va es la me jor, sino por que  Amé ri ca  La ti na  es  el lo cus  mi sio no ló gi co  des de  el  cual  el  au tor  tra ba ja  yre fle xio na.  En  tal  sen ti do,  el Dic cio na rio  pre ten de  ser  una  con tri bu ción  pro
pia men te  his pa noa me ri ca na  a  la  com pren sión  y  en ten di mien to  ra cio nal  de  la
mi sión.  El  en fo que  his pa noa me ri ca no  tie ne  que  ver,  pues,  con  el  lu gar  geo grá
fi co y cul tu ral des de el que se de fi ne la rea li dad de la mi sión cris tia na. No obs tan te, esto no sig ni fi ca que se de jen de lado los im por tan tes apor tes que vie nen des de otras geo gra fías y cul tu ras, como tam bién la con tri bu ción de otras pers pec ti vas  di ver sas  y  opues tas.
A su vez, el Dic cio na rio está ela bo ra do en el mar co de una com pren siónevan gé li ca de la fe y la mi sión de la igle sia. Ello sig ni fi ca que los con cep tos,sig ni fi ca dos,  do cu men ta ción  y  fuen tes  son  bá si ca men te  de  ori gen  evan gé li co,es de cir, res pon den a la cos mo vi sión que ca rac te ri za a la ma yor par te de loscris tia nos  pro tes tan tes  en  Amé ri ca  La ti na,  y  en  ge ne ral,  en  el  mun do  his pa no par lan te. Esto no sig ni fi ca que no se pres te aten ción a otras tra di cio nes re li gio sas, ni a otras ma ne ras de ser pro tes tan te o cris tia no. Una aten ción es pe cialse ha pues to en el ca to li cis mo ro ma no, en base al pre su pues to de que es im po si ble una com pren sión ca bal de la mi sión cris tia na en el con ti nen te sin to maren  cuen ta  este  ele men to  fun da men tal.  De  allí  que  mu chas  en tra das  con si de rantér mi nos  y  ex pre sio nes  pro pias  del  ca to li cis mo  ro ma no,  como  tam bién  se  ci tan  con  fre cuen cia  los  do cu men tos  bá si cos  de  la  Igle sia  Ca tó li ca  Apos tó li caRo ma na  de  años  re cien tes.
Como  se  ha  in di ca do,  el  en fo que  cen tral  es  tam bién  mi sio no ló gi co.  No  obs tan te, el con cep to de mi sión se asu me en su acep ción más am plia, en ten dien do con ello el com pro mi so y par ti ci pa ción del cris tia no y la igle sia en la mi siónde Dios, tal como se ha ma ni fes ta do en y a tra vés de Je su cris to, para la re den ción de la hu ma ni dad. Esto tie ne que ver con la ac ción de Dios en Amé ri ca
La ti na  a  tra vés  de  su  pue blo  en  sus  múl ti ples  ma ni fes ta cio nes  his tó ri cas.
Como afir ma ra el au tor en otro lu gar: «Es ob vio que la vida to tal de la igle siaes más amplia que la mi sión de la mis ma, y que su in fluen cia glo bal so bre elmun do en cier to sen ti do la des bor da. No obs tan te, por ser la mé du la de suqueha cer  y  la  jus ti fi ca ción  de  su  exis ten cia  his tó ri ca,  la  mi sión  es  el  pi vo te  ne ce sa rio  so bre  el  que  gi ran  to das  la  ma ni fes ta cio nes  y  pro duc cio nes  que  ha cen  a la igle sia de Je su cris to.» En el de cir de Jus to L. Gon zá lez, «la mi sión es la ta rea to tal de la igle sia.» Es, pues, des de este mar co am plio de la mi sión cris tia na que este Dic cio na rio ha sido re dac ta do.
Como  obra  de  fon do  mi sio no ló gi co,  el Dic cio na rio  in vo lu cra  una  in ves ti ga ción que per ma nen te men te tie ne en cuen ta la rea li za ción de la mi sión de Diosa tra vés de su pue blo, en la his to ria, y para el avan ce de su rei no. Bá si ca men te, esto tie ne que ver con to dos aque llos ele men tos que, de una u otra ma ne ra, es tán  di rec ta  o  in di rec ta men te  re la cio na dos  con  el  cum pli mien to  y  de sa rro llo  dela mi sión cris tia na en el mun do. La re fle xión y de fi ni ción de la mi sión, des deuna  pers pec ti va  teo ló gi ca,  bí bli ca,  his tó ri ca,  so cio ló gi ca,  psi co ló gi ca,  an tro po ló gi ca,  mi sio no ló gi ca,  ecle sio ló gi ca  y  pas to ral,  en tre  otras,  re ci bi rán  una  aten ción  par ti cu lar.
Como dic cio na rio, la obra sir ve como li bro de re fe ren cia. Sus más de 1.700en tra das,  con sis ten  en  pa la bras,  fra ses  o  ex pre sio nes  arre gla das  al fa bé ti ca men te,  se gui das  de  in for ma ción  en  cuan to  a  su  eti mo lo gía,  fun cio nes,  apli ca cio nes,  sig ni fi ca dos  y  usos  en  His pa no amé ri ca.  Un  buen  dic cio na rio  no  es  unár bi tro  de  la  len gua  o  un  va de mé cum  de fi ni ti vo  de  sig ni fi ca dos,  sino  un  me dio de  in for ma ción.  Y  este Dic cio na rio no pre ten de ser otra cosa que éso. Comoin for man te, no le es po si ble ocu par se de to dos los ca sos o es tar al día in di can do las no ve da des más re cien tes. Pero sí es pe ra re pro du cir los usos más fre cuen tes,  re co no cien do  que  es  ine vi ta ble  con sig nar  ta les  usos  de  ma ne ra  se lec ti va e in tro du cir la par cia li dad de los pun tos de vis ta del au tor.
Toda vez que se pue de, se agre ga la eti mo lo gía de los vo ca blos y ex pre sio nes.  La  eti mo lo gía  es  útil  por que  pro por cio na  in di cios  de  los  sig ni fi ca dos  quese po seen para las pa la bras y fra ses, ba sa dos en los de otros in di vi duos paratér mi nos  si mi la res.  La  per ma nen cia  del  sig ni fi ca do  a  tra vés  del  tiem po  y  el  es pa cio es tes ti mo nio de la con ti nui dad de los jui cios y creen cias del ser hu ma no.  Po si ble men te  son  más  in te re san tes  la  asom bro sa  in con se cuen cia  del  sig ni fi ca do a tra vés del tiem po y el es pa cio, y los cam bios ra di ca les que han te ni dolu gar en las acep cio nes de las pa la bras. En la me di da de lo po si ble se ha pro cu ra do re fle jar en esta obra este cau dal de co no ci mien to y re fle xión.
El  au tor  ha  pro cu ra do  en  todo  mo men to  pre sen tar  una  de fi ni ción  de  cadacon cep to lo más sin té ti ca y cla ra po si ble. En ge ne ral, se ha ape la do a la ela bo
ra ción de de fi ni cio nes ope ra cio na les más que for ma les, y al uso de ci tas de docu mentos  im por tan tes  de  los  úl ti mos  años  como  ma te rial  ilus tra ti vo.  Por  de fi ni ción  ope ra cio nal  se  en tien de  aqué lla  que  pre su po ne  no  se  pue de  dar  la  to ta li dad del sig ni fi ca do que hay en un tér mi no o ex pre sión. En este caso, lo que sehace es re du cir el sig ni fi ca do que se em plea para apli car lo en una si tua ción de ter mi na da,  tra tan do  de  ex pre sar  el  sig ni fi ca do  par ti cu lar.  Esta  me to do lo gíaayu da al in ten to de lo grar sig ni fi ca dos pre ci sos para el lec tor, al tiem po que esmás  es pe cí fi ca  y  re la cio na  los  tér mi nos  y  ex pre sio nes  di rec ta men te  con  elmun do ma te rial. En el caso de esta obra, ese mun do ma te rial es la rea li dad his pa noa me ri ca na  como  es ce na rio  de  la  mi sión.  Ade más,  las  de fi ni cio nes  ope ra cio na les  evi tan  los  pe li gros  que  en tra ñan  las  de fi ni cio nes  for ma les,  ta les  comoel  uni ver sa lis mo,  su  ca rác ter  es tá ti co  y  abs trac to.  En  un  con tex to  don de  la  rea li dad flu ye con tan ta ve lo ci dad y en el que los cam bios son tan ra di ca les, unen fo que  for ma lis ta  ex pon dría  a  la  obra  al  pe li gro  del  ana cro nis mo,  in clu so  an tes  de  que  el  lec tor  pu die ra  uti li zar la  como  he rra mien ta.
Un dic cio na rio de este tipo no es sólo un me dio de ob te ner in for ma ción so bre  una  cues tión  de ter mi na da.  Es  tam bién  un  im por tan te  re cur so  para  am pliarlos  co no ci mien tos  so bre  los  te mas  que  tra ta  y  para  es ti mu lar  la  re fle xión  per so nal. Do nald J. Lloyd y Harry R. War fel se ña lan que «los dic cio na rios fue ron con si de ra dos  du ran te  mu cho  tiem po...como  el  me dio  más  de li ca do  y  sen ci llode cul ti var la men te.» En este sen ti do, este Dic cio na rio quie re ser como unapala que ayu de a des cu brir te rre nos fér ti les y sir va para abrir nue vos cam pos ysur cos para el cul ti vo in te lec tual de sus lec to res. Si la uti li za ción de es tas pá gi nas  sir ve  al  pro pó si to  de  una  me jor  com pren sión  de  la  na tu ra le za  y  po si bi li da des de la mi sión cris tia na en His pa no amé ri ca, el au tor se verá más que com pen sa do.
Este Dic cio na rio  no  pre ten de  reem pla zar  a  otros  ins tru men tos  y  ex pe rien cias de gran va lor, ni mu cho me nos quie re ocu par el lu gar del in ge nio y lacrea ti vi dad del que lo con sul ta. No de sea ser usa do para el man te ni mien to decreen cias  erró neas,  ni  para  con tras tar  ne cia men te  las  con vic cio nes  de  ayer  con las de hoy, ni para pro mo ver tal o cual ma ne ra de pen sar o de ac tuar. Es poreso que el au tor ha pro cu ra do, en la me di da de sus po si bi li da des, in cluir los te mas más va ria dos y de in te rés más di ver so sin otras con di cio nes que las queim po ne  el  mar co  de  re fe ren cia  ya  ex pues to.
El au tor es ti ma que este  Dic cio na rio res pon de a una gran ne ce si dad enAmé ri ca  La ti na.  En  en cuen tros  con ti nen ta les  re cien tes  (CLADE  III,  CLAI,CONELA, COMIBAM, etc.) se ha sen ti do la ne ce si dad de lle gar a un vo ca bu la rio  co mún,  pro pia men te  evan gé li co,  mi sio no ló gi co  e  his pa noa me ri ca no.
Más  im por tan te  to da vía,  es  la  cla ri fi ca ción  en  cuan to  a  los  sig ni fi ca dos  que  se  atri bu yen  a  cada  pa la bra  o  ex pre sión.  Mu chos  tér mi nos  mi sio no ló gi cos  o  deotro or den son tra duc cio nes del in glés u otras len guas eu ro peas, y no siem preson  pre ci sos  o  ade cua dos,  y,  en  con se cuen cia,  ca re cen  en  cas te lla no  de  un  sig ni fi ca do cla ro. Si a esto se agre gan las pe cu lia ri da des que la len gua tie ne ensus usos en Amé ri ca La ti na y el mun do his pa no par lan te en ge ne ral, es fá cilcom pren der que exis ta un cier to ni vel de con fu sión y fal ta de pre ci sión y cla ri dad en lo que se ha bla y es cri be. Ade más, la di ná mi ca del pro ce so mi sio no ló gi co en el con ti nen te ha ge ne ra do sus pro pios con cep tos e ideas, que me re cenuna  me jor  co mu ni ca ción.  Ya  se  han  he cho  im por tan tes  con tri bu cio nes  des deAmé ri ca  La ti na  en  tér mi nos  de  la  mi sión  cris tia na.  Esto  pre ten de  ser  re co no ci do y re cu pe ra do en esta obra.
El  pro pó si to,  pues,  del Dic cio na rio  es  pre sen tar  con cep tos,  ideas,  mé to dos,es tra te gias,  teo rías,  pro gra mas,  sig ni fi ca dos  de  ca rác ter  mi sio no ló gi co  o  re la cio na dos  con  la  mi sión,  como  tam bién  pa la bras  téc ni cas  y  ex pre sio nes  fre cuen te men te  usa das  en  el  cam po  mi sio no ló gi co,  par ti cu lar men te  aque llas  acu ña das  en  His pa no amé ri ca.  Se  quie re  tam bién  brin dar  un  vo ca bu la rio  de  con sul ta  rá pi da  so bre  aque llos  tér mi nos  y  con cep tos  mi sio no ló gi cos  de  uso  másfre cuen te en el todo el mun do. Con esto, el lec tor pue de con tar con una he rra mien ta que le dará ac ce so a la com pren sión de la ri que za con cep tual que seestá  ge ne ran do  en  el  con ti nen te  en  tor no  a  la  re fle xión  teo ló gi ca  y  es pe cial men te  mi sio no ló gi ca.
No obs tan te, la obra no es téc ni ca ni está des ti na da a los es pe cia lis tas, sinoque  está  diri gi da  a  pas to res,  mi sio ne ros,  evan ge lis tas,  maes tros,  se mi na ris tas,lí de res  de  igle sias  lo ca les  y  per so nas  in vo lu cra das  e  in te re sa das  en  la  mi sióncris tia na. La idea es la de ha cer una con tri bu ción que de al gu na ma ne ra es ti mu le y fo men te el de sa rro llo de la mi sión de Dios en el con ti nen te. No hay alpre sen te una obra así en cas te lla no, ni nada que se le pa rez ca. Este Dic cio na rio es una obra pio ne ra en su tipo, y como tal, tie ne to das las vir tu des y to daslas li mi ta cio nes de lo que abre un sur co nue vo.
A pe sar de lo apun ta do, el au tor es pe ra que esta obra haga una con tri bu ciónsig ni fi ca ti va  al  de sa rro llo  de  la  eru di ción  so bre  la  mi sión  cris tia na  en  His pa no amé ri ca.  Se  es pe ra  que  el  Dic cio na rio  con tri bu ya  tam bién  al  cre ci mien to  yma du ra ción  de  un  me jor  co no ci mien to  del  mun do  cris tia no  y  del  de sa rro llo  de la mi sión de Dios en el mun do. El Dic cio na rio  es ti mu la rá  ma yor  in ves ti ga ción en  cam pos  es pe cí fi cos  y  crea rá  in te rés  por  las  cues tio nes  mi sio no ló gi cas  ensus usua rios en todo el mun do de ha bla cas te lla na. Como obra de re fe ren cia,in cor po ra  in for ma ción  va lio sa  so bre  to das  las  ra mas  del  sa ber  mi sio no ló gi co  y con si de ra  las  cues tio nes  más  im por tan tes  re la cio na das  con  la  mi sión,  de  lama ne ra  más  ex haus ti va  po si ble.  A  su  vez,  in clu ye  in for ma ción  no  ac ce si ble  oque no fi gu ra en otras fuen tes en cas te lla no. Los lec to res y usua rios tie nen ac ce so a da tos que es tán es par ci dos en cien tos de li bros en cas te lla no y otrosidio mas, y que se en cuen tran fue ra del al can ce de la ma yo ría de las per so nasen  His pa no amé ri ca.
Por  ra zo nes  de  eco no mía  de  es pa cio  y  aba ra ta mien to  de  cos tos,  el  au tor  hapre fe ri do  no  con sig nar  la  bi blio gra fía  co rres pon dien te  a  cada  en tra da.  De  to dos mo dos, el lec tor pue de es tar tran qui lo que cada ar tícu lo está res pal da do no sólo  por  una  cui da do sa  in ves ti ga ción  sino  por  una  só li da  bi blio gra fía.  El  au torha  re corri do  mi les  y  mi les  de  pá gi nas  de  lo  me jor  de  la  li te ra tu ra  cris tia na  so bre la mi sión y te mas re la cio na dos, para ex traer de ellas los con cep tos y de fi ni cio nes que vier te en esta obra. De he cho, toda cita tex tual de otras fuen tes secon sig na en tre co mi llas, y toda vez que es po si ble se da cré di to a su au tor o au to res.
La obra no sólo re une la ma yor can ti dad de in for ma ción po si ble so bre lami sión cris tia na, sino que pro cu ra brin dar a su vez la in for ma ción más ac tua li za da que exis te. Para ello, como se in di có, se ha lle va do a cabo un re le va mien to  bi blio grá fi co  ex haus ti vo,  con den san do  en  un  solo  li bro  la  ri que za  de  cien tos y cien tos de obras so bre el tema de la mi sión. En al gu nos ca sos, hu bie ra sidopo si ble  in cor po rar  más  ma te rial  o  con sig nar  una  ma yor  va rie dad  de  de fi ni cio nes  o  acer ca mien tos  con cep tua les.  Pero,  nue va men te,  la  ne ce si dad  de  eco no mi zar  es pa cio  no  per mi tió  esto.
Una obra de esta en ver ga du ra no es po si ble sin la co la bo ra ción de mu chas per so nas. Si bien el au tor ha in ver ti do una cuo ta im por tan te de su tiem po y es fuer zo para la pro duc ción de un tra ba jo tan com ple jo, ello ha sido po si ble gra cias  al  apo yo  y  es tí mu lo,  la  con tri bu ción  y  apor te  de  mu chí si mas  per so nas.
Los  fon dos  para  la  in ves ti ga ción  que  hizo  po si ble  esta  pu bli ca ción  fue ron  pro vis tos por el Re search Ena ble ment Pro gram, un pro gra ma de be cas para el es tu dio de la mi sión fi nan cia do por The Pew Cha ri ta ble Trusts, de Fi la del fia(Pennsylva nia,  Esta dos  Uni dos),  y  ad mi nis tra do  por  el  Over seas  Mi nis triesStudy Cen ter, de New Ha ven (Con nec ti cut, Esta dos Uni dos).
El  tra ba jo  de  or ga ni za ción,  se lec ción,  reu nión  y  re dac ción  del  ma te rial  hasido  po si ble  gra cias  al  apor te  de  COMIBAM  (Coo pe ra ción  Mi sio ne ra  Ibe roa me ri ca na).  Gra cias  al  es tí mu lo  de  hom bres  tan  in vo lu cra dos  en  la  pro mo ciónde la mi sión de Dios en Amé ri ca La ti na, como Fe de ri co A. Ber tuz zi y Ro dol fo (Rudy)  Gi rón,  es tas  pá gi nas  han  po di do  ser  edi ta das,  com pues tas  y  pu bli ca das.
Una  pa la bra  es pe cial  de  agra de ci mien to  me re cen  dos  de  los  tres  hi jos  delau tor: Mar tín y Se bas tián, que ocu pa ron mu chas ho ras de su tiem po en el ti pia do  de  es tos  ma te ria les  y  su  pre pa ra ción  para  su  pu bli ca ción.
Esta obra fue es cri ta con el pro pó si to de arro jar luz so bre el sig ni fi ca do depa la bras,  con cep tos,  ex pre sio nes  e  ideas  re la cio na das  con  la  mi sión  cris tia na.
Hace ya unos cuan tos años atrás, un gran agen te de la mi sión, Fe li pe, le pre gun tó a un ávi do lec tor de los tex tos bí bli cos re la cio na dos con la mi sión de
Dios en el mun do: «¿Entien de us ted lo que está le yen do?» Y este hom bre lecon tes tó: «¿Có mo lo voy a en ten der, si no hay quien me lo ex pli que?» Las pá gi nas  que  si guen  re pre sen tan  un  in ten to,  si  bien  li mi ta do,  por  sa tis fa cer  estano ble  de man da.  Su  con te ni do  no  es  la  ex pli ca ción  de fi ni ti va,  pero  sí  es  unapri me ra  apro xi ma ción  a  ello.
Que da para el au tor ex pre sar su sin ce ro de seo de que este Dic cio na rio, queha  ela bo ra do  con  mu chí si mo  es fuer zo,  sea  un  ins tru men to  útil  para  to dosaque llos que es tán in vo lu cra dos en la ex ten sión del rei no de Dios en todo elmun do  de  ha bla  cas te lla na,  y  es pe cial men te  en  Amé ri ca  La ti na.
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lunes, 10 de enero de 2011

La Psicología dentro de la Iglesia: ¿Un Caballo de Troya?


Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 1MByte | Idioma:Spanish | Categoría: Estudios Ministeriales  
 Información 
El hombre sin Cristo ha puesto el “yo” en un lugar inapropiado, y por eso su vida es un caos. 
Cuando el evangelio llega a nosotros, y nos mueve eficazmente a confiar en Cristo, entonces las cosas caen en el lugar que les corresponde. Nuestro interés primordial no debería ser agradar al “yo” y satisfacer sus demandas, sino más bien vivir para la gloria de Dios.

Como podemos ver, la psicología estudia los problemas del hombre desde una perspectiva completamente distinta a la perspectiva bíblica, y por lo tanto no puede haber una relación satisfactoria entre ambas; una de las dos tendrá que ceder ante la otra. Y tenemos mucha razón para pensar que es la Iglesia la que está claudicando ante el humanismo secular.

Concluyo este punto citando al Dr. MacArthur otra vez: “La ‘psicología cristiana’ es un intento de armonizar dos sistemas de pensamiento intrínsecamente contradictorios. La psicología moderna y la Biblia no pueden mezclarse sin un serio compromiso o un completo abandono del principio de la suficiencia de las Escrituras” (Una Breve Mirada a la Consejería Bíblica; pg. 30). 

La tercera presuposición errónea que ha volcado a muchos a buscar ayuda en la psicología es que existen problemas en el hombre que no son físicos, y por lo tanto, no pueden ser tratados por un médico, ni tampoco son espirituales, y por lo tanto, no puede tratarlos un pastor. Son problemas netamente psicológicos o mentales.

Pero esto no es más que un mito. O nuestros problemas son orgánicos, y en ese caso debemos buscar la ayuda de un médico, o tenemos un problema espiritual, y entonces debemos ir a un pastor que trate con nosotros con la Palabra de Dios (por la estrecha interacción del alma y el cuerpo en algunos casos necesitará del trabajo conjunto del médico y el pastor)


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CONOZCAMOS EL CATOLICISMO ROMANO: UN TRATADO DE APOLOGÉTICA


Spanish | 115 páginas | Formato PDF | Autor: Rick Jones

Fui bautizado en la Iglesia Católica cuando era sólo un bebé, y siendo niño cumplí con los sacramentos de la Primera Comunión y la Confirmación. Cada semana iba a misa y a las clases de catecismo. Confesaba mis pecados al sacerdote, y me esforzaba por obedecer los Diez Mandamientos. En general, yo era un buen católico.

Shari, mi esposa, quien tuvo un papel importante en la preparación de este libro, también nació y creció en un hogar católico romano, y estudió en escuelas católicas. Ella también cumplía fielmente todos los ritos que requiere la Iglesia Católica.
Sin embargo, a pesar de la instrucción recibida, ninguno de nosotros entendía completamente las doctrinas católicas, o cómo se relacionaban con la Santa Biblia. Como resultado, nuestra fe en la Iglesia Católica fue menguando.
Creo con todo mi corazón que la mayoría de los católicos están en la misma situación. Este libro fue escrito para resolver ese problema. Una vez que lo lea, tendrá un mejor conocimiento de las principales doctrinas de la Iglesia Católica y su relación con las Sagradas Escrituras.
Además, aprenderá muchas verdades que no conocía, y estará preparado para aquel día cuando tenga que presentarse ante Dios para ser juzgado. Que Dios le bendiga en su lectura.


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