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martes, 3 de noviembre de 2015

Todo maestro desea enseñar de tal manera que lo que enseña haga una diferencia en las vidas de los alumnos

RECUERDAEl que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6








Para hacer el  Home School hay que comprender el proceso de la enseñanza aprendizaje


EL PROCESO DE LA ENSEÑANZA-APRENDIZAJE

Cinco pasos en el proceso de enseñanza-aprendizaje

Todo maestro desea enseñar de tal manera que lo que enseña haga una diferencia en las vidas de los alumnos. ¿Cómo puede hacerse esto? ¿Qué factores producen una buena enseñanza? Un amigo mío ha hecho la lista de los cinco pasos en el proceso de enseñanza-aprendizaje: exposición, repetición, comprensión, convicción y respuesta.

     Paso 1: Exposición

Obviamente, una persona debe ser expuesta a una verdad bíblica antes de poder aprenderla. Esto sugiere una responsabilidad del maestro que no es comúnmente enfatizada en un libro que trata sobre los principios de la enseñanza. Consiste en la responsabilidad de alcanzar tanto a los ausentes como a los alumnos en perspectiva, para el estudio bíblico. 

Una iglesia puede tener el mejor y más capaz grupo de maestros posible, pero quizá su enseñanza pueda no ayudar a los que están ausentes ese domingo por la mañana. Alguien ha dicho: “No se puede enseñar a un ausente.” Ni tampoco tendrá esa enseñanza algún valor para las huestes de adolescentes, jóvenes y adultos que nunca han sido alcanzados. Buscar números por los números mismos es una tragedia. 

Pero gústenos o no, debemos llegar hasta la gente antes que podamos enseñarles. Por lo tanto, el primer punto esencial de una buena enseñanza es enrolar a todos los alumnos y miembros en perspectiva para el estudio bíblico.

Sin embargo, la exposición es sólo el primer paso en el proceso de enseñanza. Con demasiada frecuencia, los maestros se han contentado con poner frente a los asistentes la enseñanza bíblica sin continuar con los otros pasos en el proceso de aprendizaje. ¿Cuáles son los otros pasos que debe considerar el maestro?

     Paso 2: Repetición

Las escuelas públicas han reconocido hace mucho la necesidad de la repetición para una enseñanza efectiva. Los padres reconocen la misma necesidad en la educación de los hijos. Estos no aprenden buenas maneras cuando su madre les dice una sola vez cómo han de comportarse. 

¿Cuántas veces los padres tienen que recordar a los hijos que digan “gracias” antes que eso llegue a ser parte de su conducta normal? Los niños no aprenden actitudes altruistas porque los padres las mencionaron una vez. Es igualmente cierto que el desarrollo de actitudes y hábitos cristianos es el resultado de una constante y persistente repetición.

Dos problemas prácticos y difíciles que son inherentes a la naturaleza de la enseñanza en la escuela dominical, tal como se la practica hoy, son:
  • Enseñamos con intervalos de una semana; la gente se olvida fácilmente durante la semana lo que aprendió el domingo.

   • Estudiamos distintos pasajes bíblicos cada domingo.

El maestro bien puede preguntar cómo puede usar la repetición en la enseñanza a la luz de esos dos hechos.

Estos problemas son serios pero no insuperables. En cuanto a ese intervalo semanal, presentamos la siguiente sugerencia: Si el maestro ha tenido un propósito de conocimiento para su lección, puede fácilmente asignar tareas a la clase para que trabaje en ellas durante la semana. Nuestra gente necesita desarrollar la actitud de que un estudio bíblico serio es una parte normal y aceptada de su experiencia cristiana diaria. 

La preparación durante la semana enriquecerá grandemente el estudio bíblico del domingo. El maestro puede pensar: ¿Cómo puedo lograr que hagan ese trabajo extra? Apenas si consigo que preparen la lección. Esto significa que no hemos captado el interés de los miembros en la emocionante aventura del estudio bíblico. Significa que todo lo que hemos estado diciendo en este libro es plenamente cierto. Nuestros miembros están contentos con venir, sentarse y escuchar… pero no hacer nada. Significa que la enseñanza debe ser más efectiva para desafiar y dirigir los intereses de los cristianos hacia el estudio bíblico efectivo.

Pero, ¿cómo logramos que los miembros estudien asignaciones especiales durante la semana? ¡Confiemos que será así! A menudo no tenemos algo porque no lo esperamos. Los miembros de la clase deben llegar a entender que el maestro habla en serio. Por supuesto, las asignaciones deben estar de acuerdo con los niveles de edad y capacidad de los miembros. 

A éstos se les deben proveer los medios o las ayudas para el estudio. A menudo la gente no estudia la Biblia porque no entienden lo que están estudiando. Debe haber libros disponibles en la biblioteca de la iglesia. Debe alentarse a los miembros a comprar comentarios de poco precio para que tengan una guía en sus estudios. El maestro también debe pedir informes en clase sobre esas asignaciones.

La clase no se transformará de un día a otro, pero los maestros pueden obtener algunos resultados altamente deseables después de algunas semanas o aun meses, dirigiendo la clase paciente pero persistentemente para que entienda que se espera que estudien esas asignaciones semanales. En esta forma, el problema de olvidar lo que se enseñó el domingo disminuirá grandemente. 

Si el maestro tiene en mente una respuesta en la conducta, la tarea de prosecución, si es cumplida por el maestro, llevará a los miembros de la clase a practicar la verdad espiritual durante la semana. De ese modo, una vez más, el problema está solucionado en buena medida.

El hecho de que haya un estudio diferente cada semana no elimina el uso de la repetición. Hay tres cosas que pueden decirse. Primera, que el maestro debe aprender a usar metas para cada unidad. En el capítulo 16 descubriremos que, con el énfasis en las respuestas de conducta, toda la unidad debe tener esa meta en todos los estudios. 

De ese modo, cuando se enseña cada uno de los estudios, el maestro estará repitiendo desde distintos puntos de vista la misma verdad espiritual que deben aprender los alumnos. Segunda, el maestro debe tener

como hábito hacer un breve resumen del estudio del domingo anterior en cada clase. De esta manera, cada estudio estará relacionado con el anterior. Tercera, los materiales del currículo repetirán las doctrinas bíblicas y los ideales espirituales año tras año para tener ayuda en diferentes etapas de nuestro desarrollo personal. De ese modo, hay lugar para la repetición.

     Paso 3: Comprensión

La compresión es uno de los pasos más importantes del proceso de aprendizaje. R. S. Osmer dice:

  “En el corazón de la enseñanza hay un aumento en la comprensión del tema en estudio por parte del estudiante.”

Sin embargo, en la esfera de la enseñanza religiosa, la comprensión quizá es uno de los pasos más descuidados. Muchos de nosotros aprendemos lo que dice la Biblia sobre varias cosas, pero no entendemos lo que esas enseñanzas significan para nuestra vida diaria. 

Uno de nuestros líderes nacionales dijo una vez que todos nuestros problemas nacionales e internacionales podrían ser resueltos si todos practicaran la Regla de Oro. La afirmación fue recibida con aclamación; ciertamente todos estaríamos de acuerdo con ella. Pero ¿qué significaría para la vida personal de cada uno si estuviera practicando la Regla de Oro? ¿Qué cambios produciría en sus relaciones con los vecinos? ¿Qué comenzaríamos a hacer por los desposeídos que viven en nuestra ciudad?

¿Cómo practicaríamos la Regla de Oro en nuestra actitud hacia los de otras razas y culturas? Como se ve, comprender qué significa la Regla de Oro en la acción específica en nuestras vidas personales es ciertamente difícil.

Las Bienaventuranzas nos presentan un bosquejo del más alto tipo de vida cristiana. Creemos que son “bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mat. 5: 3), pero ¿qué significa esa enseñanza para nuestra vida personal? ¿Qué empezaremos a hacer la semana próxima que no hemos estado haciendo, si hemos de poner en práctica esa enseñanza de Jesús? Me atrevo a decir que no sería difícil para el lector ni para mí pensar en algo. 

Es importante que creamos en estos grandes ideales y enseñanzas de Jesús. Pero son de poco valor a menos que entendamos lo que significan en términos de actitudes y acciones específicas en nuestra vida personal diaria.

Una de las debilidades de buena parte de la actual enseñanza de la escuela dominical está en que enseñamos generalidades vagas en vez de llevar a las personas a comprender específicamente lo que significan esas enseñanzas de Jesús en sus actividades diarias.

     Paso 4: Convicción

No basta con comprender. También debe estar presente la convicción si ha de ocurrir un cambio en la vida de una persona. Los individuos deben creer la enseñanza hasta el punto de que estén dispuestos a seguirla al margen de la dificultad que implique. Deben tener una convicción tan fuerte que los lleve a la acción. 

Por ejemplo, los adolescentes en general entienden que, si siguen el ideal del amor en sus relaciones familiares, lo que tienen que hacer es mantener ordenada su habitación y sus ropas en su lugar. Sin embargo, un adolescente que tiene una convicción en un momento dado o en una circunstancia particular sobre la práctica del amor tendrá algo muy pobre si el único resultado es que ordene su cuarto (¡Pida detalles a los padres de adolescentes!)

Los adultos tienen el mismo problema. Hay muchas verdades espirituales que decimos creer, pero nuestras convicciones no tienen la suficiente fuerza como para hacer que nuestras vidas se conformen a esos ideales. Creemos que Jesús estaba en lo cierto cuando dijo que si alguno quiere seguirle, también debe tomar su cruz (Mat. 16:24). 

A pesar de que declaremos que creemos en su enseñanza, nuestras vidas indican que realmente creemos que el interés en sí mismo es superior al sacrificio de sí mismo. Una vez más encontramos que Jesús dijo:
  “Bienaventurados sois cuando os vituperan y os persiguen, y dicen toda clase de mal contra vosotros por mi causa, mintiendo. Gozaos y alegraos porque vuestra recompensa es grande en los cielos”
  (Mat. 5:11, 12).

Podemos creerlo, pero no creemos en ello con suficiente convicción si como cristianos no estamos listos para luchar contra el pecado con tal fervor que aquellos que estén dedicados a malos negocios y actividades perversas nos insulten y persigan. 

Simplemente no creemos que ese sea el camino para ser feliz. Y además Jesús dijo: “Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen” (Mat. 5:44). Creemos que éste es el verdadero camino en que vivir, la forma en que una persona puede ser feliz. Sin embargo, no creemos en ello con la convicción necesaria como para que ese principio nos controle día por día.

Al tratar de enseñar para llegar a tener una vida cristiana, al buscar resultados en las vidas de aquellos a quienes enseñamos, la convicción es un factor central y necesario. Es evidente que es posible que los cristianos crean las doctrinas religiosas y los ideales espirituales, y sin embargo, no tengan una convicción lo bastante profunda como para llevarlos a seguir esas verdades en su vida diaria. Por ello los maestros cada vez comprenden mejor la dificultad

de su tarea. No les es suficiente exponer los ideales cristianos ante la clase repitiendo esas verdades domingo tras domingo; ni siquiera es suficiente que guíen a los alumnos a entender lo que ellas significan para sus vidas personales. Los maestros deben hacer eso, pero deben hacer más. Deben guiar a sus alumnos a aceptar y creer en esos ideales espirituales con una convicción tan profunda que lleguen a ser fuerzas activas y directivas para cambiar la vida de cada persona en armonía con ellos.

     Paso 5: Respuesta

Los maestros deben discutir con sus alumnos durante la clase las formas y posibles oportunidades que tendrán para expresar en forma activa la verdad que ellos han estudiado. Por ejemplo, si el estudio es sobre el deber de ayudar a los que están en necesidad, ¿qué debe hacer la clase al respecto? ¿Hay alguna familia necesitada en la comunidad a la cual pudiera ayudar la clase? ¿Hay algún grupo minoritario que necesita apoyo? ¿Debe ir la clase a ministrar a la cárcel? En otras palabras, los alumnos ¿se limitarán a hablar de los necesitados o harán algo para ayudarles? 

El planeamiento de esta expresión del ideal cristiano es sólo una parte de la enseñanza como cualquier otra parte del estudio. De hecho, es el clímax y la clave de toda buena enseñanza.

Los maestros de escuela dominical reconocen que sus alumnos no han aprendido sus enseñanzas hasta que no las ponen en práctica diariamente. Los maestros no han enseñado lo suficiente hasta que sus alumnos no han comenzado a vivir de acuerdo con lo que han aprendido. 

Un amigo me compartió esta ilustración sobre este tipo de enseñanza y aprendizaje:
Un muchacho tenía como trabajo el juntar los papeles que se habían acumulado en el sótano durante la semana y quemarlos. Una mañana un chico vecino golpeó la pila de papeles haciéndola caer más rápido de lo que había tardado en juntarla. 

El padre decía que su única recomendación concreta a su hijo fue: “¡Pégale!” La sorprendente respuesta del hijo fue: “Papá, no creo que ése sea el camino.” Sabiendo que eso no era provocado por el temor, ya que peleaban a menudo, el padre decidió buscar otra solución. Finalmente el hijo resolvió el problema de esta forma. Se acordó que el otro chico también tenía un trabajo los sábados por la mañana y le dijo: “Si me ayudas a hacer mi tarea, yo te ayudaré con la tuya.” El padre terminaba su historia diciendo:

  “He ido toda mi vida a las reuniones de la iglesia, pero en cuanto a lo práctico, debo quitarme el sombrero ante mi hijo.”

Este es el tipo de aprendizaje que buscamos. Esto es cristianismo en acción. Y eso contesta nuestra pregunta de qué es la enseñanza.

     Cinco pasos en el proceso de enseñanza-aprendizaje

    1. Exposición
    2. Repetición
    3. Comprensión
    4. Convicción
    5. Respuesta

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