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sábado, 30 de marzo de 2013

Derrotemos a los gigantes: Deuteronomio

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 2.9MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información
INTRODUCCIÓN GENERAL 17
1. Deuteronomio en el Antiguo Testamento y en la tradición 17
2. Origen del libro de Deuteronomio 19
3. Estructura de Deuteronomio 30
4. Nuestro acercamiento 31
5. El contexto literario de Deuteronomio 32
6. La teología de Deuteronomio 35
BOSQUEJÓ GENERAL 45
I. PRÓLOGO: PASADO Y PRESENTE DEL PUEBLO (1:1-4:43) 49
A. Pasado histórico del pueblo (1-3) 49
1. Introducción: Depteronomio en cápsula (1:1 -5) 50
Una historia bajo la dirección de Dios 52
2. Exhortación para entrar en la Tierra prometida (1:6-8) 53
¡No es hora de sentarse! 54
3. Organización para una vida mejor en la tierra (1:9-18) 59
Solución buena, solución duradera 60
4. Todos en marcha (1:19-3:29) 65
a. La guerra profana de Israel (1:19-46) 65
Nuestros «desiertos» y nuestras «montañas» 69
b. Encuentro con cinco naciones (2:1-3:11) 73
i. La marcha de la conquista (2:1-8, Edom;
2:9-18, Moab; 2:19-23, Amón) 77
ii. La guerra santa de Yavé (2:24-37, Hesbón;
3:1-11, Basan) 80
¡Derrotemos a los gigantes! 82
c. Yavé cumple sus promesas (3:12-29) 87
«En el amor no hay temor»

B. Demandas de «ayer» y de «hoy» (4:1-43) 99
1. Obediencia a Yavé, sinónimo de vida (4:1-40) 99
La Palabra de Dios y la palabra del mundo 109
2. Ama a tu enemigo (4:41-43) 116
«¡Amen a sus enemigos!» 116
II. DEMANDAS A LA GENERACIÓN DE «HOY» (4:44-11:32) 121
A. Introducción a la parénesis (4:44-49) 121
B. Parénesis (5-11) 122
1. Introducción al Decálogo (5:1-5) 122
2. El.Decálogo o Diez Mandamientos (5:6-21) 124
a. Origen y redacción del Decálogo 124
b. El Decálogo como un todo 125
c. Estructura del Decálogo 126
d. Los Diez Mandamientos 128
i. Primera unidad: el culto a Dios (5:6-10) 128
Apuntes exegéticos 129
Apuntes teológicos 137
El Dios en quien no creo 141
ii. Segunda unidad: el nombre de Dios (5:11) 147
Cuando Dios se avergüenza de mí 149
iii. Unidad central: el mandamiento
sobre el sábado (5:12-15) 150
Apuntes exegéticos 151
Apuntes para una teología del descanso 155
El trabajo que honra y el descanso que libera 159
iv. Cuarta unidad: el mandamiento
sobre los padres (5:16) 163
Apuntes exegéticos 163
Apuntes teológicos 166
Padre, ¿cuántopesas? 166
v. Quinta unidad: la protección del prój imo (5:17-21) 169
Apuntes exegéticos y teológicos 169
«¡Ama a tu prójimo!» 175
3. Los mandamientos de Dios y la enseñanza
de Moisés (5:22-6:3) 183
«Mis ovejas conocen mi voz» 185
4. El corazón de la fe bíblica (6:4-25) 188
a. El mandamiento principal y su locus (6:4-9) 188
El hogar, iglesia doméstica 194
b. Fidelidad ante todo (6:10-19) 201
En Dios confiamos 205
BOSQUEJO QENERAL 7
c. También para las futuras generaciones (6:20-25) 209
¿Tendrán fe nuestros hijos? 211
5. Un pueblo consagrado (7:1-26) 212
La santidad como contracultura 219
6. Yavé, única fuente de vida (8:1-20) 222
Si viéramos el mundo al revés 226
7. Alianza rota y alianza renovada (9:1-10:11) 229
«Su vida da por las ovejas» 235
8. Una vez más, ¡entrégate totalmente !
a tu Dios 1(10:12-11:32) 237
¿Superhombre, o siervo sufriente? 244
III. LA «LEY» DE LA ALIANZA (12-26) 249
A. Introducción 249
1. Formación y estructura 249
a. Formación y organización nemotécnica 249
b. Formación y estructura a partir
de las tradiciones históricas 250
c. Formación y organización temática 251
2. Esquema teológico 255
B. Un solo Dios, un solo lugar de culto (12:1-28) 256
«En espíritu y en verdad» 261
C. Un solo Dios, un solo pueblo (12:29-17:13) 265
1. ¿Quieres vivir? ¡Afuera con los otros dioses!
(12:29-13:18) 265
«Éstos son mi madre y mis hermanos» 269
2. Tú eres un pueblo santo (14:1-21) 271
«Todo me es lícito, pero...» 273
3. Todo lo tuyo es de Dios, y por eso es de los demás
(14:22-16:17) 276
«De ellos es el Reino» 284
4. ¿Quieres vivir? ¡Camina de acuerdo con las ordenanzas
divinas! (16:18-17:13) 291
D. Los líderes del pueblo de la alianza (17:14-18:22) 294
LEÍ rey (17:14-20) 294
«El que quiera hacerse grande, será servidor» 296
2. El sacerdote levita (18:1-8) 300
Un sacerdocio «fuera de la puerta» 302
3. El profeta (18:9-22) 304
«Un profeta como tú» 308
E. La santidad y el valor de la vida (19:1-25:19) 309
1. El sistema judicial de Israel (19:1-21) 309

Reconciliación sí, venganza no 312
2. La guerra santa (20:1-20) 313
Justicia y fidelidad en peligro: ¿Se justifica
la violencia? 317
3. Ética para la vida cotidiana (21-25) 321
a. La pureza de la tierra y de sus habitantes
(21:1-9, 22-23; 22:5, 9-12; 23:1-14, 17-18, 21-23;
24:8-9; 25:11-12, 17-19) 328
Santidad por amor a los demás 336
b. Matrimonio, adulterio, repudio y más... (22:13-30;
24:1-4; 25:5-10) 338
Sexo: ¿dentro o fuera del matrimonio ? 341
c. Padres e hijos (21:15-21; 24:16) 344
«No puedo dialogar con mis padres» 346
d. Cuidado y protección de los demás (21:10-14;
22:1-4, 6-7, 8; 23:15-16, 19-20, 24-25; 24:6,
10-22; 25:1-3,4, 13-16) 346
Amor adentro, para un amor efectivo afuera 350
F. Celebración litúrgica del éxodo y de la alianza (26:1-19) 354
1. Las primicias y los diezmos (26:1-15) 354
2. Conclusión del Código (26:16-19) 360
Nuestro compromiso a través del culto
de la alianza 362
IV. DEMANDAS A LA GENERACIÓN DE «MAÑANA» (27-30) 375
A. La ley: conservación, premios y castigos (27-28) 375
1. Conservación de la ley y ceremonia
de ratificación (27:1-10) 376
2. Bendiciones y maldiciones: exhortación
a la obediencia (27:11-28:68) 379
Un llamado a la santidad radical 389
B. Renovación de la alianza en Moab (29-30) 395
1. Título y escenario (29:1; hb. 28:69) 396
2. El prólogo histórico (29:2-9) 397
Memoria, confianza y esperanza 399
3. Participantes beríticos (29:10-15) 404
«Sobre toda la humanidad: para ustedes
y para sus hijos» 405
4. La demanda esencial (29:16-19) 409
Contracultura iconoclasta 410
5. Maldición (29:20-28) 415
Una cosecha de muerte 416
BOSQUEJO GENERAL 9
6. Proclamación de arrepentimiento
y restauración (29:29-30:14) 418
a. Lo secreto y lo revelado (29:29) 418
«Éstas se han escrito para que ustedes crean» 418
b. El exilio no es el final de la historia (30:1-10) 421
«Borrón y cuenta nueva» 424
c. Un mandamiento a la medida de tu corazón (30:11-14) 428
7. Decisión berítica (30:15-20) 428
Tu palabra me da vida 430
V. EPÍLOGO: FUTURO DEL PUEBLO (31-34) 435
A. Provisión para el futuro: un nuevo líder
y la ley (31:1-13) 436
1. Cambio de mando: un nuevo líder, el mismo Dios (31:1-8) 436
Dios: pastor de pastores y pastor del pueblo 437
2. ¿Qué hacer con el libro de la ley? ¡Leerlo! (31:9-13) 440
«¡No volverá a mí vacía...!» 441
B. Provisión para el futuro: Josué, la ley
y un himno testigo (31:14-32:52) 447
1. Un nuevo líder y un himno testigo (31:14-23) 447
El perfil del líder 450
2. ¿Qué hacer con el libro de la ley? Leerlo a la luz
de la Palabra que sale de la boca de Dios (31:24-29) 453
La palabra a la luz de la Palabra 455
3. El himno testigo (31:30-32:44) 458
Para un mensaje avasallador, un estilo subversivo 469
4. La ley es vida (32:45-47) 476
5. Moisés no entrará en la Tierra prometida (32:48-52) 477
C. Bendición de Moisés y despedida final (33:1-34:12) 479
1. Bendición de Moisés al pueblo de la alianza (33:1-29) 479
Para una visión del futuro, la poesía 489
2. Despedida final y muerte de Moisés (34:1-12) 493
Aprender a morir 497
APÉNDICE: SEMÁNTICA DE LA IDOLATRÍA EN DEUTERONOMIO 503
BIBLIOGRAFÍA 509


Los nombres del libro
Deuteronomio es el nombre con el que se conoce el quinto libro de la Biblia. Proviene del griego y quiere  decir «segunda ley», y se le asignó en la primera traducción completa del Antiguo Testamento al griego, denominada la Septuaginta (LXX).

Con este nombre se le otorga al libro una personalidad distinta a la del título en hebreo. La designación Deuteronomio habla del contenido a partir de la relación del libro con los otros escritos del Pentateuco. Se supone que existe una «primera ley» y que en Deuteronomio se recuenta esa ley, esta vez dentro del marco de una alianza renovada.

El título Deuteronomio coloca al libro en la línea de los documentos legales. El nombre en hebreo es eleh hadebarim, «estas son las palabras». Se trata de la frase con la que inicia el quinto libro de la Biblia. En la antigüedad era muy común poner como título las primeras palabras de un documento.

El título Estas son las palabras permite definir la personalidad del libro de una manera más amplia. En efecto, Deuteronomio es casi en su totalidad un libro de «palabras», las palabras que habla el personaje central. Esto lo distingue de los otros libros del Pentateuco que le anteceden y de los libros históricos que le siguen.

Pocas veces aparece la voz del narrador informando sobre eventos o describiendo personajes, paisajes u objetos. El interés se enfoca en las palabras de Moisés, el profeta de Dios, que recuerda, exhorta, alienta, advierte y promete.

El libro, además, nombra los Diez Mandamientos como «las diez palabras»; éstas constituyen la serie de directrices que provienen de la boca de Dios (4:13). Con este título, entonces, se nos recuerda que el tema de la «Palabra de Dios» ocupa un lugar muy importante en Deuteronomio (véase especialmente la exposición del cap. 4).

En la tradición judía también se ha conocido al Deuteronomio como sefer tokahot, «el libro de las exhortaciones». Así se resalta el carácter literario de esta obra. Secciones extensas aparecen como sermones o exhortaciones de un líder que se despide de su pueblo.



El libro de Deuteronomio en la tradición
Deuteronomio es uno de los libros más populares en la extensa literatura del Qumrán y uno de los cuatro libros más citados en el Nuevo Testamento (83 veces). Respecto del impacto de ese libro en el Nuevo Testamento, dice P. Vassiliadis: «No existe otro libro más importante para la comprensión del Nuevo Testamento y de la misión cristiana que el libro de Deuteronomio».2


Varios biblistas contemporáneos coinciden con la afirmación que «el libro de Deuteronomio se presenta como el centro de la teología bíblica... Una teología del Antiguo Testamento deberá tener su centro en Deuteronomio porque es allí donde aparecen concentrados los elementos básicos de la teología del Antiguo Testamento».3



2. ORIGEN DEL LIBRO DE DEUTERONOMIO

Nacimiento y desarrollo del libro
Los estudios realizados desde hace muchos años manifiestan que la presente redacción de Deuteronomio es un mosaico de innumerables y variadas piezas de tradiciones literarias. El libro mismo nos ofrece varios títulos (1:1; 4:44; 6:1; 12:1), lo cual demuestra su largo y complejo proceso de crecimiento.


Con la excepción de algunos autores como Weinfeld y Lohfink, la opinión más generalizada es que las raíces de Deuteronomio se encuentran en el reino del norte, Israel. El espíritu del libro refleja las pugnas de la fe yavista contra la religión cananea del dios Baal. Su temática está muy cerca de la época ubicada entre el ministerio del profeta Elias (IR. 17-20) y la proclamación de los profetas Amos y Oseas. Las primeras manifestaciones escritas del libro parecen remontarse a los años entre el reinado de Jeroboam II (786-746 a.C.) y la caída de Samaria, capital del norte, en 722 a.C.



Durante el reinado de Jeroboam II, Israel vivió una etapa de esplendor económico y político, algo que no se había visto desde los días de Salomón.

Grandes construcciones, excelentes relaciones internacionales, desarrollo económico y tranquilidad política. ¿No es acaso este contexto geográfico e histórico el que dejan translucir las imágenes descritas, en forma de exhortación, en 8:7-13? Pero con ello, tal como Amos y Oseas lo proclaman, la nación había permitido la proliferación de la idolatría, y de su hermana gemela, la injusticia. Junto con el lujo de la clase gobernante y poderosa vivía una numerosa clase pobre y explotada. En los santuarios nacionales (Guilgal, Betel) Yavé había dejado de ser el Dios de Israel; allí se practicaban ritos religiosos paganos y se ejercía la explotación y la usura.


Después de 746 a.C. Israel perdió su independencia política y su esplendor económico. Sin embargo mantuvo su idolatría y paganismo, el despojo y la destrucción. Cinco reyes sucedieron a Jeroboam II, y durante esos reinados Israel vivió en total anarquía. Junto con este problema interno surgió otro de carácter externo: la presencia de Asiría como potencia mundial. Afuera, un

poder imperial pagano, y adentro, una serie de reyes rivales y un grupo de sacerdotes vendidos al poder trajeron como resultado el descalabro de la nación. El paganismo creció desmesuradamente (cf. Os. 4:11-14, 17-19). La moral del yavismo se había borrado casi por completo. No había integridad ni principios ni fe común. Se había perdido todo sentimiento de unidad, tanto a nivel nacional como teológico. No había a quién seguir. El rey Oseas fue el último gobernante. Durante su reinado, Asiria dejó caer el golpe de la destrucción: en 722/21 a.C. Samaría, capital de Israel, fue tomada y con ella Israel se fue al exilio.


En este contexto, el incipiente Deuteronomio recogió lo que llegó a ser el meollo de su mensaje: la fidelidad absoluta a Yavé, su único Dios, y la insistencia en la igualdad entre los miembros de la nación berítica.4 Estos elementos se resaltan en los capítulos 6-28.



Con este «paquete» la comunidad deuteronómica fue a refugiarse a Judá, el reino del sur, que todavía se mantenía vivo.



Para el tiempo en que los miembros de la comunidad fiel llegaban al sur, el pueblo de Judá ya había estrenado nuevo rey. Había salido Acaz y en su lugar estaba su hijo Ezequías (715 a.C). Durante su reinado, Acaz había permanecido como vasallo de Asiría. Ahora subía un nuevo líder, con fuerte espíritu nacionalista y patriótico, que iba a intentar rebelarse contra Asiria y liberar a Judá de su yugo. Este período se encuadra entre el intento reformador de Ezequías y la sumisión política y cultural de Judá a Asiria bajo el rey Manases (715-642 a.C). Esta fecha se reduce un poco si reconocemos que Ezequías sólo pudo rebelarse abiertamente cuando Sargón, rey de Asiria, murió (704 a.C.) y subió al trono su hijo Senaqúerib. Es la época en la que Isaías estaba en pleno ministerio, paralelamente a su contemporáneo Miqueas.

Los principios de la reforma de Ezequías y las tradiciones de Deuteronomio, traídas del norte, coincidían en varios puntos.
2 P. Vassiliadis, «God's Will for his People: Deuteronomy 6:20-25», IntRevMiss, 11 (1988): 179.
Gerhard Hasel, Oíd Testament Theology: Basic Issues in the Current Debate, Wm. B. Eerdmans
Publishing Co., Grand Rapids, 1991, p. 156.

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