domingo, 3 de julio de 2011

La Religion En Mexico: Un estudio para Meditar





 

INFLUENCIA DEL CLERO EN LA POLÍTICA:  La Guerra Cristera
El Estado mexicano es oficialmente laico. La separación entre las instituciones religiosas y la administración política de la nación quedó consagrada en la Constitución de 1857, y fue ratificada en la constitución vigente. La constitución de 1824 declaraba que la religión oficial de la República sería la católica, y Morelos señalaba que no debería haber tolerancia para ninguna otra. A partir de la segunda mitad del siglo XX, inició un proceso de introducción de credos diferentes al católico.

La década de 1920 fue marcada por un conflicto religioso conocido como la Guerra Cristera, en la cual muchos campesinos alentados por el clero se enfrentaron al gobierno revolucionario que había decidido poner en vigencia las leyes constitucionales de 1917. Entre las medidas contempladas por la Carta Magna estaban la supresión de las órdenes monásticas y la cancelación de todo culto religioso. La guerra concluyó con un acuerdo entre las partes en conflicto (Iglesia Católica y Estado), por medio del cual se definieron los respectivos campos de acción.

EL ESTABLECIMIENTO DE LA PERSONALIDAD JURÍDICA
Hasta la mitad de la década de 1990, la constitución mexicana no reconocía la existencia de ninguna agrupación religiosa. En 1993 fue promulgada una ley mediante la cual, el estado les concedía personalidad jurídica como Asociaciones religiosas. Este hecho permitió el restablecimiento de relaciones diplomáticas con el Vaticano, al cual, el Estado mexicano no reconocía como entidad política.
El 26 de enero de 2007 el Papa Benedicto XVI erigió la diócesis de Ensenada con el presbitero Sigifredo Noriega Barceló como primer obispo, dividiéndose el país actualmente en 84 circunscripciones eclesiásticas.

LAS ESTADÍSTICAS ACERCA DE LA RELIGIÓN
Según las cifras del INEGI, la mayor parte de los mexicanos se declara católica (aproximadamente un 96%).
La segunda agrupación religiosa son los Testigos de Jehová, que suman más de 1 millón de adeptos, que convierten a la congregación mexicana de esa religión en la segunda a nivel mundial.

En tercer lugar se encuentra la Iglesia de la Luz del Mundo, que tiene su centro en La Hermosa Provincia, una colonia de Guadalajara.

Las denominaciones pentecostales tienen también una presencia importante, sobre todo en las ciudades de la frontera y las comunidades indígenas. De hecho, las iglesias pentecostales juntas suman más de 1.300.000 adeptos, que en números netos las colocan como el segundo credo religioso en México. Cambia la situación cuando se consideran las diferentes denominaciones pentecostales como entidades separadas.

La proporción de católicos es variable en diferentes ámbitos sociales. En las ciudades, suele ser más baja, aunque hay algunas regiones indígenas en donde los integrantes de credos protestantes alcanzan un porcentaje de 30%. Incluso, en algunas zonas de Chiapas, la comunidad de indígenas musulmanes suma unos 5.000 creyentes.

La mayor diversidad religiosa se presenta en la zona norte del país, fronteriza con los Estados Unidos, y en el sureste, cuya población tiene un fuerte componente indígena. El centro, y especialmente la región del Bajío, es abrumadoramente católica. Por ejemplo, el 95% de los POBLADORES originarios de Aguascalientes, se declara católico, igual que poco más del 90% de la población de Jalisco y Guanajuato.

También es importante el número de personas que no profesan ninguna religión. Suman más de 2 millones del total de 84 millones de personas mayores de 5 años (cerca del 3% del universo contemplado en los tabulados del INEGI).

LA INTOLERANCIA RELIGIOSA CAUSA DE MUCHAS TENSIONES PELIGROSAS
En ciertas regiones, la profesión de un credo diferente del católico es vista como una amenaza para la unidad comunitaria.
Se argumenta que la religión católica forma parte de la identidad étnica, y que los protestantes no están dispuestos a participar de los usos y costumbres tradicionales (el tequio o trabajo comunitario, la participación en las fiestas patronales y cuestiones similares).
La negativa de los protestantes se debe a que La Biblia no les permite participar en el culto a las imágenes. En los casos extremos, la tensión entre católicos y protestantes ha dado lugar a la expulsión de los protestantes en varios pueblos. Los casos más conocidos son los de San Juan Chamula , en Chiapas, y San Nicolás, en Ixmiquilpan , Hidalgo.

Un argumento similar fue presentado por un comité de antropólogos para solicitar al gobierno de la República la expulsión del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), en el año 1979, al cual se acusó de promover la división de los pueblos indígenas al traducir la Biblia a los idiomas vernáculos y evangelizar en un credo protestante que amenazaba la integridad de las culturas populares. El gobierno mexicano prestó atención al llamamiento de los antropólogos y canceló el convenio que tenía celebrado con el ILV.

Los conflictos también se han dado en otros ámbitos de la vida social. Por ejemplo, dado que los Testigos de Jehová tienen prohibida la rendición de honores a los símbolos patrios (algo que en las escuelas públicas de México se realiza cada lunes), los niños que han sido educados en esa religión eran expulsados de las escuelas públicas. Este tipo de problemas sólo se resuelven con la intervención de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y no siempre con resultados favorables para los niños.

LA RELIGIÓN POPULAR CIEGA: UNA AMALGAMA DE VARIAS RELIGIONES Y CREENCIAS
Más allá de las iglesias y denominaciones religiosas, persiste en México un fenómeno que algunos antropólogos y sociólogos llaman Religión Popular, esto es, la religión tal y como la practica y entiende el pueblo.

En México, el componente principal es la religión católica, a la que se han adherido elementos de otras creencias, ya de origen prehispánico, africano o asiático.

En general, la religiosidad popular es vista con malos ojos por las religiones estructuradas. Uno de los casos más ejemplares de la religiosidad popular es el culto a la Santa Muerte.
La jerarquía católica se empeña en calificarla como culto satánico. Sin embargo, la mayor parte de las personas que profesan este culto se declaran a sí mismos como creyentes católicos, y consideran que no hay ninguna contradicción entre los homenajes que brindan a la Niña Blanca y la adoración a Dios.

Otros ejemplos son las representaciones de la Pasión de Cristo y la celebración del Día de Muertos, que se realizan en el marco del imaginario cristiano católico, pero bajo una reinterpretación muy particular de sus protagonistas.

¿Debe la iglesia inmiscuirse en política?
 La religión católica, tiene una innegable  presencia  en nuestra cultura. Ciertos espacios de socialización, de formas de asumir la vida, hasta la misma disposición espacial de las ciudades y pueblos, tienen que ver con la influencia de la Iglesia que se ha mantenido prácticamente incólume desde los tiempos de la Nueva España, a pesar de los embates de la secularización de los siglos XVIII y XIX, y de la radicalización de los gobiernos revolucionarios de los generales Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas. Las relaciones entre el Estado y la Iglesia han sido francamente complicadas y tormentosas, pero al mismo tiempo ambas instancias han aprendido a negociar y buscar espacios para la conciliación.
 
Para 1859 se declaró la nacionalización de todos los bienes eclesiásticos y con la reducción de los fueros o privilegios a clérigos y la imposibilidad de que los asuntos civiles fueran ajusticiados por tribunales eclesiásticos-- disposiciones de la Ley Juárez del 23 de noviembre de 1855-- la Iglesia quedó desplazada como poder y se estableció una clara separación con respecto del Estado una vez que las Leyes prerreformistas y las de Reforma fueron incorporadas a la Constitución de 1857, el 25 de septiembre de 1873. En síntesis, el objetivo principal del Estado era secularizar no solo la política sino la vida cultural y separar claramente los ámbitos de lo temporal y espiritual.2 El culto fue constreñido a las paredes de las iglesias: procesiones y festividades religiosas, los crudos atavíos de monjas y sacerdotes fueron consignados a espacios ex profeso y los representantes del gobierno fueron prevenidos para no participar en actos religiosos. En 1875 una rebelión de “religioneros” enarboló demandas al grito de religión y fueros como respuesta a la radicalización del gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada.
No obstante el “extremismo” de los liberales lo cierto es que la Iglesia --hábil para manejar las coyunturas y buscar mecanismos de conciliación-- corrió con la suerte de que el régimen encabezado por el general Porfirio Díaz, optó por el respeto de las formalidades constitucionales y una práctica condescendiente.
 
En efecto, las leyes se respetaron en la forma y la Iglesia mantuvo amplias libertades para reorganizarse y fortalecerse. El porfiriato permitió que las bases sociales acudieran al llamado del papa León XIII quien, en la encíclica Rerum Novarum sobre la cuestión social y la situación de los obreros, exhortaba la necesidad de una tercera vía alternativa al liberalismo y el socialismo. El proyecto consistía en recatolizar a la gente y establecer la constitución cristiana del Estado. Ésta partía de la noción fundamental de independencia y no separación con respecto de este último, es decir, reconocimiento de la Iglesia como sociedad perfecta con plenos derechos y garantía constitucional para desempeñar sus actividades.
No es sorprendente entonces que los gobiernos revolucionarios, herederos de la tradición liberal reformista, pretendieran colocar al Estado por encima de cualquier poder frente a las diligencias que la Iglesia se tomaba. Y en este sentido es que el general Plutarco Elías Calles, el más radical en materia religiosa, obtuvo del Congreso en enero de 1926 la aprobación de la Ley Reglamentaria del artículo 130, la cual facultaba al poder federal la regulación de la “disciplina” de la Iglesia y confirmaba el desconocimiento de la personalidad jurídica de la Iglesia, de tal suerte que los sacerdotes serían considerados como simples profesionistas y las legislaturas estatales tendrían facultad para determinar el número máximo de sacerdotes dentro de su jurisdicción. Se requería, además, un permiso de la secretaría de Gobernación para la apertura de nuevos lugares de culto.
Cinco meses después, el presidente expidió la “Ley Calles” que reunió todos los decretos y reglamentaciones de los artículos relacionados con la Iglesia, además de que se establecían sanciones a los infractores de los artículos 3°, 5°, 24 , 27 y 130 constitucionales. El resultado fue la suspensión del culto que los jerarcas de la Iglesia determinaron para el 31 de julio del mismo año. Los seglares, organizados en la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa --organización que aglutinaba otras más como los Caballeros de Colón, la Unión de Damas Católicas y la Asociación Católica de la Juventud Mexicana determinó encabezar un boicot económico para presionar la derogación de dicha ley.
 
Ante la negativa del gobierno, la Liga determinó que la acción cívica se había agotado y que el levantamiento armado sería el 1° de enero de 1927, pero levantamientos espontáneos en Zacatecas habían dado inicio a la cristiada.
 
La rebelión de los cristeros fue un mosaico de expresiones y motivaciones, significó un recrudecimiento de las contradicciones ya existentes en comunidades campesinas donde se evidenciaba, por una parte, el impacto de la secularización decimonónica en algunos pueblos que optaron por ser agraristas y, por otro, la presencia clerical con toda la infraestructura que la “tercera vía” instrumentó para restaurar el orden en Cristo mediante las fuerzas cristeras.
 
En 1929 la alta jerarquía eclesiástica pactó unos arreglos con el nuevo presidente Emilio Portes Gil sin considerar, claro está, a los militantes seglares y cristeros. El gobierno se comprometía a la no aplicación de los artículos constitucionales “molestos” para la Iglesia, pero sin reformarlos, y el culto público fue reanudado.
 
Los ánimos se aplacaron por unos breves años hasta que en 1934, se reformó el artículo 3° para introducir la educación socialista. Una nueva oleada de cristeros surgió pero sucumbió ante la actitud conciliadora de Lázaro Cárdenas y la disposición de la jerarquía eclesiástica a continuar negociando. Por otro lado, el modus operandi que desde 1929 se estableció, en el que el gobierno no aplicaba con rigor los artículos relacionados con la Iglesia, y ésta no se inmiscuía abiertamente en los asuntos políticos, permitió que los conflictos no se desbordaran.

viernes, 1 de julio de 2011

Investigación Teologica: Metodología de la Investigación aplicada a las Ciencia Teológicas


Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 48Págs | Idioma: Spanish |Categoría: Metodología de la Investigación
Información

Capítulo 1: Introducción a la Investigación      5

Capítulo 2: Los Referentes Iniciales o Introducción     9

Capítulo 3: Marco Teórico        15

Capítulo 4: Marco Metodológico       18

Capítulo 5: Técnicas de Recolección de Datos     23

Capítulo 6: Análisis de los Datos y Conclusiones     28

Capítulo 7: El Reporte de Investigación y Otras Aplicaciones de la Investigación 35

Apéndice 1: Ética e Investigación       37
  
Lista de Referencias         42

Guía de Estudio         43

Según Barrantes el origen del término “investigación” proviene del latín “investigatio”, que significa “seguir un rastro”
Por otro lado, cuando consultamos la palabra investigar en el Diccionario de la Real Academia Española, esta nos da una serie de acepciones, entre ellas rescato las dos primeras: 
  1. Hacer diligencias para descubrir algo. 
  2. Realizar actividades intelectuales y experimentales de modo sistemático con el propósito de aumentar los conocimientos sobre una determinada materia. 
Las dos definiciones nos ayudan a entender lo que se percibe como investigación. Las dos hablan de un procedimiento “hacer diligencias” y “realizar actividades intelectuales y experimentales de modo sistemático”; y las dos nos hablan de un propósito “descubrir algo”, y “aumentar  los conocimientos sobre una determinada materia”.
La investigación entonces implica un procedimiento, una estrategia a seguir, una serie de pasos que deben realizarse en forma sistemática, con el fin de conocer de una mejor manera un determinado fenómeno o área de conocimientos.
 
 Entre otras definiciones de investigación tenemos las siguientes:   “Realizar acciones que conduzcan al descubrimiento  o conocimiento de una cosa”
“Un proceso sistemático, formal, inteligente y controlado que busca la verdad por medio del método científico y que nace de un sentimiento de insatisfacción, ya sea vital o intelectual, cuyo producto es el conocimiento científico”
 
Hay muchos tipos de investigación. Existen las investigaciones bibliográficas que buscan investigar un tema solamente en los libros, investigaciones de laboratorio, que buscan reproducir experimentos en un ambiente controlado, investigaciones de campo, y muchas otras. En este escrito desarrollaremos lo que llamamos “investigación de campo” es decir, “estudios que se realizan en situaciones naturales y que permiten con mayor libertad generalizar los resultados a situaciones afines”

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Consejería Bíblica Para Todos: Un Curso de Preparación Ministerial


Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 73 Págs | Idioma: Spanish | Categoría: Consejería Bíblica - Curso Académico
Información
Introducción       5
Capítulo 1: Principios bíblicos en el aconsejar   6
Capítulo 2: Consejería y los problemas humanos   17
Capítulo 3: La Biblia ante la psicología    22
Capítulo 4: Características, habilidades y técnicas en la consejería 30
Capítulo 5: Fases de la consejería     41
Capítulo 6: Consideraciones para aconsejar en diversos contextos 47
Capítulo 7: Consejería, emociones y sentimientos   52
Conclusión       55
Lista de referencias      56
Apéndice 1: Formulario de información básica familiar  58
Apéndice 2: Hoja de Atención en Consejería   60
Apéndice 3: Estudios de Caso     61
Guía de estudio       63

El presente curso aborda la temática de la consejería bíblica y cristiana dando prioridad fundamental a la Palabra de Dios, reconociendo que este es un ministerio que debe ser desarrollado por toda la iglesia, algo que se comprueba más adelante en las páginas del curso. 
Por otro lado, hago notar que la consejería es un ministerio que es parte del hacer discípulos, es decir, es parte de la missio dei. Por medio de la consejería estamos discipulando en forma individual a los creyentes para que estos puedan aplicar las Escrituras en los problemas que les surgen en el diario vivir. 
Así que este manual es útil para todos los que trabajan en el ministerio, pastores, evangelistas, misioneros, pastores de jóvenes, maestros de escuela dominical, líderes de ministerios (damas, varones, niños, jóvenes, matrimonios jóvenes, etc.), profesores guías, maestros, consejeros y demás personal de escuelas cristianas. En general, para toda la iglesia. Así como la Gran Comisión de hacer discípulos es un llamado para toda la congregación, las labores de aconsejamiento es un llamado que ningún creyente puede eludir.
 Los términos consejería y aconsejamiento no pertenecen al español según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), por lo menos no en la connotación que nosotros les damos. Estos vocablos más bien son una traducción de la jerga evangélica de la palabra inglesa counseling, una palabra que describe una de las funciones más importantes del ministerio pastoral y de todos los miembros de una iglesia. 
 Con la expresión “consejería bíblica” me refiero a aquella que tiene como fundamento las Sagradas Escrituras. Con esto quiero decir que la Biblia es la que define las motivaciones, los objetivos y las estrategias de la consejería.
Son las Escrituras las que nos dan el fundamento teórico para la práctica de aconsejar. 
Con esto me refiero no solamente a  la parte espiritual sino todas las partes del ser humano porque somos seres integrales. A veces creemos que como cristianos podemos aconsejar sólo en el campo de las cosas espirituales, pero según la Escritura todas las cosas son espirituales, todas están interrelacionadas. Un problema de ira es espiritual, un problema matrimonial es espiritual, etc. La Biblia es suficiente para cambiar vidas, no solo los problemas "espirituales" (Salmo 119). 
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miércoles, 29 de junio de 2011

Dios: Una Breve Historia del Eterno - Interesante Estudio Para Pastores y Obreros Cristianos



Historia del Eterno - Interesante Estudio Para Pastores y Obreros Cristianos
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 14MB | Idioma: Spanish | Categoría: Teología -   Interpretación   
                    
Información
 Prólogo 11
Introducción:
Contra el Ateísmo Chapucero y la Fe Santurrona 13
 
1. Música y arte: Elton John y la Venus desnuda 17
  1. Ser o no ser 17
  2. Un montón de piedras une a la humanidad 18 
  3. Los hechos desnudos y el disfrute de la vida antes de la muerte 21
2. La psicología y Dios: un hombrecillo en el oído 26
  1. El parricidio de Sigmund Freud 26
  2. Lo que C.G. Jung y Viktor Frankl tienen en común con una estrella del porno 30
  3. Dios y un ramo de flores 33
3. La pregunta: expediciones por el arroyo de fuego (Feuerbach) 39
  1. La prueba de la tarta de nata 40
  2. Reiterados problemas con el Altísimo 43
  3. Una pregunta a vida o muerte 53
4. El Dios de los ateos: una protesta a lo grande 56
  1. Pienso lo que quiero 56
  2. Una comunidad de inquilinos se jubila 59
  3. Una religión celebra el ateísmo 60   
  4. La fiesta con champán, arruinada 63
  5. La placentera venganza del humilde cura 66
  6. El hijo de un pastor protestante asesina a Dios 71
  7. El «más grave accidente previsible» en el templo de la nada 76
5. El Dios de los niños: de la felicidad como estado natural 81
  1. ¿Cómo de real es la realidad? 81
  2. La pezuña en la oreja 86
  3. Un caso para talar y el camino hacia la felicidad ... . 93
  4. El Dios de maestros y profesores:
6. conspiración en el sótano-bar 96
  1. Jugar a los indios con consecuencias letales 99
  2. La verdad bajo la higuera 102
  3. Una anciana testaruda hace un pacto con el diablo . 108
7. El Dios de los científicos: Galileo, Darwin, Einstein y la verdad 114
  1. Una religión inventa la ciencia 115
  2. El mayor golpe mediático de todos los tiempos 121
  3. Darwin cierra un taller de alfarería 127
  4. La catástrofe de una imagen del mundo 133
  5. Milagro, ilusión y realidad 138
  6. El error de Stephen Hawking y las pequeñas imágenes en color del cerebro 144
8. El Dios de los filósofos: la gran batalla de la razón pura 149
  1. Disputa entre santos: las pruebas de la existencia de Dios 150
  2. Proceso sumario contra un pobre desdichado 157
  3. Filosofar en la niebla: un soltero perspicaz 165
  4. Viaje aterrador por el túnel 174     
9. El Dios de Abrahán, Isaac y Jacob: el misterio en el dobladillo del abrigo 179
  1. El misterio de una bella mujer 179
  2. Una salvífica tentativa de asesinato 182
  3. La más prolongada historia de amor de todos los tiempos 189
  4. Un soberano inquietante 193
10. La respuesta: un acontecimiento apasionante 198
  1. La sorpresa 198
  2. Tumulto entre carniceros y panaderos 206
  3. Una pocilga envejece 216
  4. La sonrisa de los ángeles 225
11. The day after: los valores, la verdad y la felicidad 232
  1. Soluciones inesperadas 232
  2. Karl Valentín y la mística 237
  3. Cómo poner coto a los atracos a bancos 242
12. Dios y la psicología: puntos de contacto 246
  1. Un psiquiatra inquietante 246
  2. Una ballena indispuesta 254
  3. Un león tímido 260
13. Arte y música: la sensualidad de la verdad 268
  1. La belleza salvará el mundo 268
  2. Un rostro misterioso 273
  3. En qué ocupan los ángeles su tiempo libre 277
Epílogo 283
 
TODO el mundo opina cargado de razón sobre la cuestión de los valores, sobre las virtudes, sobre la lucha de culturas e incluso sobre el problema de Dios. Pero casi nadie coge esta última cuestión por los cuernos e intenta darle una respuesta directa. Hay que reconocer que también tiene algo de megalómano pretender responder a una pregunta a la que, durante milenios, se han enfrentado las personas más inteligentes y sabias sin llegar a resultados concluyentes. Pero yo, como psiquiatra, no debería sentir demasiado miedo de la megalomanía. Sin embargo, en cuanto hombre débil, uno sólo se cree facultado para siquiera aproximarse a semejante pregunta tras haber leído montañas de sapientísimos libros. Pues, por usar un conocido motivo de la historia de las religiones, teme descalzarse intelectualmente emulando a Moisés, quien ante la zarza ardiente, en presencia de Dios, se
despojó de sus sandalias.
Sobrepasada ya la cincuentena, a lo largo de mi vida y mis diversos estudios he leído gran cantidad de libros y, sobre todo, he acumulado algunas experiencias vitales. Puesto que el problema de Dios me ha interesado de manera especial desde mi temprana juventud y puesto que yo mismo he pasado de forma sucesiva por ambos puntos de vista -el del ateo y el del creyente-, se me ocurrió escribir un libro sobre este inmenso tema partiendo sencillamente del estado en el que ahora me encuentro.
En esta empresa me han sido de ayuda las numerosas conversaciones que, justo sobre esta cuestión, he mantenido con numerosas personas, unas creyentes y otras llenas de dudas, unas de alto nivel intelectual y otras del todo normales, unas escépticas y otras piadosas. Semejantes conversaciones, si se desarrollan con seriedad, van siempre a lo esencial. En ellas, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en conversaciones sobre los yacimientos de gas natural en Siberia oriental o sobre la propia colección de sellos, uno no puede mantenerse personalmente al margen.
Por consiguiente, me he imaginado sin más que sostengo una conversación sobre Dios con un contemporáneo inteligente, pero no excéntrico. Sin duda, lejos de tratarse sólo de teorías, el problema de Dios es -dicho entre nosotros- una cuestión de vida y muerte para cualquiera. Algunas personas que hayan leído libros diferentes de los que yo he leído y tratado a gente diferente de la que yo he tratado escribirían un libro completamente distinto al respecto. Aquí no puedo sino realizar mi contribución personal a esta gran pregunta. Y cuando llegues al final, querido lector, gustoso dejaré que me abras los ojos.
Y entonces escribiré una obra del todo nueva. Pero, hasta entonces, lo único que puedo ofrecerte es el presente libro.
 
 Si pudieras estar absolutamente seguro de que nadie te va a pillar, ¿qué te detendría de atracar un banco? ¿Qué te hace estar tan seguro de que no vas a ser eliminado un día de éstos por medio de una dulce inyección? No es descartable que a la sociedad, por muy buena voluntad que ésta tenga, no se le pueda seguir exigiendo que asuma los costes terapéuticos y asistenciales de la compleja enfermedad que se te va a diagnosticar dentro de poco. ¿Por qué no se arrojan los cadáveres al vertedero de residuos tóxicos y se transforman los cementerios en parques lúdicos para los niños? ¿Cómo sabes que tu marido te es fiel? ¿Cómo sabes que el hijo de tu mujer es también tu hijo? Así pues, y ahora completamente en serio, ¿qué pruebas hay de que Dios exista o, al contrario, de que no exista? Pues «si Dios no existe, todo está permitido» (Dostoievski, Los hermanos Karamazov). ¿O no es así?
Un libro sobre Dios que quiera ser tomado hoy en serio debe plantearse tales preguntas de la vida real, que indefectiblemente afectan a todo varón, toda mujer y todo niño. Pues lo que está claro es que quien de verdad cree en Dios vive de manera diferente de quien no cree en Él. Sin embargo, las personas no siempre somos consecuentes. Los ateos malgastan un tiempo precioso en reflexiones irracionales y, en ocasiones, viven como si Dios tal vez sí que existiera un poquito. Y, a menudo, los creyentes viven la mayor parte de su tiempo como si Dios no existiera. Si partimos de que cada momento de la vida es irrepetible, ambos fenómenos resultan nefastos. Uno dilapida un tiempo vital irrecuperable a causa de un Dios que en absoluto existe o, por el contrario, desaprovecha a ojos vistas la gran oportunidad de su vida; a saber, mostrarse ante Dios como digno de la vida eterna.
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lunes, 27 de junio de 2011

Las Iglesias Locales: Asambleas de una Sola Iglesia - La Esposa del Cordero


Una razón teológica: Las iglesias locales son esenciales en la vida del Reino

Para no dar nada por sentado, primero es necesario preguntarse por qué son importantes las iglesias.
  1. Los creyentes necesitan comunión
    Quizás la primera respuesta es obvia: los creyentes necesitamos comunión. Esto es una parte normal de la vida cristiana. Las escrituras específicamente desaprueban un cristianismo aislado. Por eso encontramos exhortaciones como la de Hebreos 10:25: “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más cuanto veis que aquel día se acerca.” Además, estar juntos es necesario para poder cumplir las obligaciones que tenemos mutuamente los unos con los otros. Por ejemplo, “estimularnos al amor y a las buenas obras” (v. 24).
     
  2. La vida nueva es comunitaria
    Un cristianismo solitario no encaja con la realidad comunitaria de la vida nueva. Al ser regenerado, Cristo “nos ha librado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13). El concepto de un reino es un concepto social. Creyentes aislados no pueden reflejar esta realidad social. ¿Cómo puede manifestarse, por lo tanto, el reino en la tierra sin una comunidad? Simplemente no puede.
    Además, si consideramos todas las imágenes de la vida cristiana en el Nuevo Testamento, veremos que son comunitarias. Los creyentes forman parte de un cuerpo (I Corintios 12:12-31). Son miembros de una casa (Efesios 2:19, I Tim. 3:15). Son piedras en un edificio (I Pedro 2:5). La iglesia está descrita con la misma terminología que el antiguo Israel – es “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios (I Pedro 2:9). Estas son descripciones corporativas. Por eso, el intento de vivir la vida cristiana en solitario es vivir en un estado de autoengaño. No se puede tener el evangelio sin la comunidad que nace de ese evangelio. Howard Snyder resume este hecho con una lógica irresistible al afirmar que “Si la iglesia es el cuerpo de Cristo...entonces la iglesia es una parte indispensable del evangelio.”
     
  3. Las iglesias locales encarnan a Cristo de una manera única
    Cuando Dios quiso dar su palabra definitiva a la humanidad envió a su Hijo (Hebreos 1:2) . En su venida, ese Verbo “se hizo carne y habitó entre nosotros” (Juan 1:14). La segunda persona de la Trinidad literalmente “montó su tienda” entre nosotros. Existe un sentido de arraigo y permanencia en la visita divina.
    De una manera similar, una iglesia localiza y arraiga la presencia de Dios en una comunidad. Steve Spaulding ha observado que “una iglesia, en contraste con la mayoría de nuestros esfuerzos no eclesiales, es una colonia visible y permanente del reino. Jesús no está de paso. El no desaparece sin dejar rastro.
    Viene a quedarse; a ser vivido; a ser accesible; palpado, visto, oído, entendido.” Una iglesia encarna a Cristo en una comunidad. Pablo informa a los Corintios que “vosotros” (en conjunto) sois el cuerpo de Cristo (I Corintios 12:27), que “vosotros” (en conjunto) sois el templo del Espíritu Santo (I Corintios 3:16-17, ver también Efesios 2:21-22). Dios está presente en su pueblo, y a través de su pueblo, está presente en la comunidad. “Jesucristo, mientras promete habitar en el creyente individual, no encuentra plena manifestación en un ‘cuerpo’ sin “El Cuerpo” de Cristo, el conjunto reunido de los creyentes, la iglesia, su esposa, visible, accesible, con todos los dones del Espíritu en funcionamiento.”
    Esto se convierte en un testimonio poderoso. Como El Verbo hecho carne permitió a la humanidad “ver” la gloria de Dios (Juan 1:14), así también una congregación local hace visible a Cristo. Lesslie Newbigin afirma lo mismo cuando plantea y luego responde a la siguiente pregunta: “¿Cómo es posible que el evangelio sea creíble, que las personas lleguen a creer que el poder que tiene la última palabra en lo que concierne a la humanidad está representado por un hombre colgado en una cruz? Sugiero que la única respuesta, la única hermenéutica del evangelio, es una congregación de hombres y mujeres que lo creen y lo viven.”
  4. Los dones encuentran plena expresión en la iglesia
    Es en la comunidad de la iglesia donde los dones del Espíritu Santo encuentran expresión más completa y estratégica. En nuestra tendencia a pensar horizontalmente sobre la expansión de la iglesia, no debemos olvidar que es el Espíritu Santo quien capacita y potencia a la iglesia para esta misión.
    Consecuentemente, si las comunidades del reino son esenciales en la vida del reino, es de esperar que encontremos dones dados a la iglesia para su mantenimiento, crecimiento y multiplicación. Y esto es precisamente lo que encontramos.
    Si consideramos los diversos dones espirituales dados a la iglesia (Romanos 12, I Corintios 12-14, Efesios 4), vemos dones para la edificación de los santos (profeta, pastor, maestro, liderazgo), dones para servir dentro de la iglesia y fuera de ella (servicio, exhortación, generosidad, misericordia, etc.), y dones para hacer misión (apóstol, evangelista). Todos estos dones destacan la importancia de la comunidad en la vida del reino. Es más, destacan el hecho de que estas comunidades no sólo deben de ser fuertes, sino también que sirven, crecen y reproducen. Todos los dones son necesarios (y por lo tanto, cada creyente es necesario) para la misión total de una iglesia. Howard Snyder ha escrito: “No sólo el don de Howard Snyder ha escrito: “No sólo el don de evangelista, sino todos los dones espirituales son relevantes para el evangelismo de una manera u otra,” porque “el funcionamiento general de una comunidad cristiana es en sí una demostración de la verdad del evangelio y así un testimonio en el mundo y para el mundo.”6 El resultado es un organismo carismáticamente dotado que crece y se reproduce naturalmente.
    Pero además de estas consideraciones teológicas relacionadas con la misma naturaleza de la iglesia, las escrituras nos dan otras razones para iniciar comunidades del reino. Pasemos, pues, al estudio de la historia de la fundación de la iglesia.
https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html