viernes, 23 de enero de 2015

Es importante saber en el campo de batalla, saber usar las armas que nos han sido dadas para luchar.

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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Mateo 18:18-19
"De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos"

Introducción

No debemos olvidar que fuimos llamados para vencer y Dios nos a dado la autoridad para lograrlo
Primero vamos a ver que significa la palabra AUTORIDAD
-La palabra neotestamentaria es: "exousia" (palabra griega), que significa poder legítimo, real, y pleno para actuar, o para poseer, controlar, usar o disponer de algo o de alguien.
-En el señor tenemos esta autoridad que también la podríamos llamar POTESTAD, DOMINIO, IMPERIO Y PODER
1. HAY DOS CLASES DE AUTORIDAD
-La terrenal
-Celestial
A. TERRENAL
La autoridad que podemos ejerce sobre las cosas que poseemos
-Mi casa
-Mi carro
-Mis hijos
-Mi empresa
-Etc.
B. LA CELESTIAL.
-Autoridad otorgada por Dios para reprender toda especie de mal
C. Otorgada primeramente a sus Discípulos
Lucas 9:1-2 - Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. 2Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.
D. Otorgada a todos los que hemos creído en el, después que Jesús resucito le dio una orden a los discípulos que fueran y predicaran el evangelio a toda criatura y el que creyera tendría autoridad para…..
Marcos 16:17-18 - Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; 18tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
2. JESÚS MOSTRÓ QUE SI SE PUEDE EJERCER AUTORIDAD
-En Mateo 8:9 vemos como se reconocía la autoridad de Jesús
-La autoridad para echar fuera demonios Marcos 1: 21-27
-Su dominio sobre las tormentas Lucas 8:24 -etc.
Dios no nos iba a dejar autoridad, sin antes mostrarnos su poder
3. ¿COMO SE RECIBE ESTA AUTORIDAD?
-Creyendo
-La mayoría de las veces que Jesús efectuaba un milagro, reprendía a sus discípulos por su falta de fe, y les hacia ver que ellos también tenia autoridad, para efectuar milagros en su nombre.
Marcos 9:14-29 - Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. 15Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. 16El les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos? 17Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, 18el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. 19 Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. 20Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. 21Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño.  22 Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. 23Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.  24E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.  25Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. 26Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto.  27Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó.  28Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera?  29Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno. 

-Debemos ejercer la autoridad que nos ha sido otorgada, para reprender toda especie de mal.
Lucas 10:19 - He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. 

CONCLUSIÓN
Nunca debemos de dudar que tenemos ese poder de parte de Dios.
Hebreos 2:6-8 - pero alguien testificó en cierto lugar, diciendo: ¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, O el hijo del hombre, para que le visites? 7Le hiciste un poco menor que los ángeles, Le coronaste de gloria y de honra, Y le pusiste sobre las obras de tus manos; 8Todo lo sujetaste bajo sus pies. 

Dios ha colocado gran confianza en cada creyente. Tanto que nos ha dado autoridad aquí en la tierra. Tanto que Mateo 18.18 dice lo que atemos en la tierra será atado en el cielo y lo que desatemos aquí en la tierra será desatado en el cielo. Dios ha colocado gran confianza en el ser humano. Es importante que entendamos esta autoridad que Dios nos ha dado para atar y desatar las cosas en la tierra e íntegramente caminar en las cosas que Dios tiene para nosotros.

El poder para atar y desatar –
Jesús le dio a cada creyente el poder para atar y desatar cosas aquí en la tierra. En este versículo las palabras atar y desatar eran comúnmente usadas entre los judíos en el sentido de prohibir y permitir. Esto significa que cuando Jesús hablo sobre atar y desatar, estaba hablando de permitir y prohibir. En otras palabras Jesús estaba diciendo que cualquier cosa que hagamos en acuerdo con las direcciones de Jesús y en obediencia a Su voluntad será ratificado en el cielo. Hay varios significados para la palabra atar. Significa encadenar, obstaculizar, amarrar las manos y los pies, mantener en cautividad, encerrar o tomar cautivo. Se usa para dar el sentido de poner una correa en un perro o domar a un caballo salvaje. Jesús estaba explicando que le había dado ese tipo de autoridad a cada creyente.

¿Cómo recibimos la habilidad para atar?
Para poder caminar en la autoridad de atar y desatar debemos entender unas cuantas cosas.

1. El diablo ya está derrotado y sin poder.-
Lo primero que debemos entender es que Jesús ya ha derrotado al diablo (Colosenses 2:13-15). Jesús pagó el precio por el pecado, derrotó al diablo y lo dejo sin poder por toda la eternidad (1 Corintios 15:55-56). Como creyentes debemos entender que Jesús le despojó al diablo de toda autoridad y nos la dio a nosotros (Lucas 10:19).

2. Tenemos las llaves del Reino del cielo.-
Mateo 16:19 nos muestra como Jesús nos dio las llaves del Reino del cielo. Ya que tenemos las llaves del Reino del cielo, tenemos acceso a las leyes y las cosas que gobiernan al Reino del cielo. Tenemos la habilidad de aplicar esos principios y recibir las cosas que la Biblia promete. En la Biblia, las llaves son un símbolo de poder y autoridad (Isaías 22:22, “y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará y nadie abrirá”).

2. Literalmente aplicar lo que la Palabra de Dios dice y vivir en la autoridad de Dios.-
Tenemos autoridad porque la Palabra de Dios nos da autoridad. Ya que tenemos autoridad, debemos ejercer esa autoridad o si no, no seremos buenos mayordomos de la gracia que Dios nos ha dado. Una autoridad santa viene únicamente al aplicar correctamente la Palabra de Dios en una cierta situación. Por tanto, como creyentes nuestra responsabilidad más importante es la de incrementar nuestro conocimiento y entendimiento de la Palabra de Dios. Entonces podremos aplicar nuestra autoridad correctamente (2 Timoteo 3:16).
Cuando y como atar.-
Debemos atar cuándo hacemos guerra espiritual, en oración, intercesión, y al pelear la buena batalla de la fe. A pesar de que el diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8), la sangre de Jesús niega su poder.
En Efesios 4:27, la Biblia dice que no debemos darle lugar al diablo. Nuestra respuesta como creyentes debe ser la de resistirle y la Biblia dice que él huirá de nosotros (Santiago 4:7

La palabra “huirá” en Santiago 4:7 significa correr aterrorizado. Él corre aterrorizado, no porque seamos personas especiales, sino por la autoridad que Dios nos ha dado.
Por ejemplo en muchas ciudades del mundo hay semáforos que rigen él trafico. Ocasionalmente surgen problemas con esos semáforos y no funcionan correctamente. Cuando no están funcionando bien, se llama a los policías para que ayuden a dirigir él trafico. Controlan al trafico haciendo señales con sus manos.

Con esa señales pueden controlar él trafico. Usualmente, los vehículos que están dirigiendo son mucho más grandes que los oficiales. Los conductores de los autos bien podrían atropellar a los oficiales con la fuerza del auto. Pero el oficial de policía puede extender su brazo y todo él trafico se detendrá. Él trafico no se detiene por que él tenga un poder para detener al trafico con tan solo su brazo, mas bien se detiene porque el policía tiene la posición de un oficial y tiene a todo el poder del gobierno respaldándolo si lo necesita. Él tiene autoridad debido a su posición.

Lo mismo es cierto con nosotros los creyentes. Ocupamos la posición de ser hijos de Dios, por tanto, tenemos la autoridad de Dios respaldándonos.

Otro ejemplo son los leones cuando están cazando. Cuando un león se encuentra cazando a un grupo de cebras, nunca busca a las más fuertes, saludables y rápidas. Ese león nunca probará carne fuerte y buena. Solo busca a las más débiles, enfermas y lentas. Esas son las más fáciles de atacar. Lo mismo es cierto en nuestro caminar cristiano. 1 Pedro 5:8-9 dice que el diablo busca a quien devorar. No puede devorar a quien quiera. A quienes devora son a aquellos que no saben quienes son en Cristo.


ARMAS USADAS PARA ATAR AL ENEMIGO

Es importante cuando vamos a la batalla, saber que armas nos han sido dadas para luchar.

1. La sangre de Jesús.-
Apocalipsis 12:11. La primera arma que tenemos es la sangre de Jesús. Sin importar la situación que estemos encarando o que encaremos, la sangre de Jesús fue suficiente para pagarlo todo (Romanos 8:37-39). Ahora somos más que vencedores en nuestra batalla con el diablo y los deseos de este mundo. Debemos tener fe en la sangre de Jesús, de que cuando Él pagó el precio del pecado, lo hizo una ves y eso fue suficiente para darnos la victoria.

2. El nombre de Jesús.- Marcos 16:17. Una de las armas más poderosas que tenemos es el nombre de Jesús. Cuando vamos a la batalla no lo hacemos en nuestro nombre. Lo hacemos en el nombre de Jesús. Jesús nos ha dado su nombre para pelear. Por ejemplo si fuese a un supermercado y tome algo y me salgo con ese producto sin pagar, lo mas seguro es que me arresten por robar. Pero si yo fuera el hijo del dueño del supermercado, y mi padre me hubiera enviado a traerle algo, seria una historia diferente. Yo estaría hiendo en su nombre y eso me daría cierta autoridad. Lo mismo es cierto en nuestro caminar cristiano. Estamos viniendo en el nombre de Jesús y Dios es nuestro Padre y eso nos permite ciertos privilegios.

3. Tenemos poder en la alabanza.- En los tiempos de guerra, en la época que fue escrita la Biblia, muchas veces enviaban a los que tocaban instrumentos primero. La razón por ello es que hay poder en la alabanza (2 Crónicas 20:21-22). Poder es desatado cuando escogemos alabar al Señor en medio de situaciones adversas. No solo alabamos a Dios cuando las cosas van mal. Alabamos a Dios todo el tiempo.

Desatar.- El poder de desatar significa invalidar el poder de Satanás. Disolver, quebrar, destrozar, derretir y apagar, soltar, liberar de cautiverio, soltar de la prisión, restaurar la salud a una persona, liberar, soltar las cadenas, dar libertad. Tiene que ver con vida en el Espíritu y la libertad que viene con la redención. Continuamente apunta hacia la obra liberadora de Jesús de la atadura del hombre al pecado, sufrimiento y Satanás. Lucas 13:11-13 es la historia de una mujer quien había estado oprimida por un espíritu de enfermedad por 18 años. Jesús la desató de esta enfermedad y la liberó. Esta es una ilustración de lo que desatar pude significar en la vida de fe y oración para la gente que usa la autoridad de atar y desatar como parte de sus armas espirituales.

Atar y desatar.- Mateo 16:19 dice que Pedro tiene la autoridad para atar y desatar, pero Mateo 18:18 le está hablando a todos los discípulos. Este es un gran honor el que Jesús está poniendo sobre todo creyente. Jesús no solo tomará nota de nuestras declaraciones de atar y desatar, sino que las confirmará con señales y prodigios.

Declaraciones acerca de la autoridad de atar y desatar.-
Mientras más personal las hagamos, más cerca estaremos a la mente de Cristo. Esta es la comisión para todos los cristianos. No debemos atar o desatar a las personas, pero debemos atar a los espíritus que motivan a esas personas y liberarlas de su atadura. Lucas 10:19 dice que Él nos da poder. La palabra poder en este versículo significa habilidad. Jesús nos ha dado la autoridad para pisotear a los espíritus demoníacos y a todo el poder del enemigo. Nadie debe ser una victima, cuando Jesús nos dijo que seamos victoriosos.

Ejemplo de lo que atar y desatar puede hacer en el nombre de Jesús:
Atar la confusión y desatar o soltar paz y fe.
Atar la enfermedad y soltar salud.
Atar la pobreza y desatar prosperidad.
Atar accidentes y desatar seguridad.
Atar él desanimo y desatar la confianza.

Decir no a la voluntad del diablo de robar, matar y destruir; decir si a la voluntad de Dios de darnos vida en abundancia.

Es por fe que usamos nuestra autoridad de atar y desatar así como en toda área de nuestro caminar cristiano.

                                        





 Descargar en este enlace LIBRO AUTORIDAD DEL CREYENTE

miércoles, 21 de enero de 2015

Por todo el país se están muriendo de hambre en el campo de la oración

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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DESATE
EL POTENCIAL
DE LA ORACIÓN
Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día.
Salmo 25.4–5
Crecí en un hogar cristiano donde la oración era importante. Como pastor pasaba mucho tiempo orando cada día. Pero no fue hasta que Dios me trajo un compañero de oración que mi vida y ministerio prorrumpieron con poder y los resultados comenzaron a multiplicarse de una manera increíble.
Todo comenzó en 1981 cuando acepté ser el pastor principal de la iglesia wesleyana Skyline en San Diego, California. Mi esposa, Margaret, y yo nos mudamos a esa ciudad con nuestros hijos, Elizabeth y Joel Porter, después de haber pasado dos años como director ejecutivo de evangelización en Wesleyan World Headquarters [Oficinas Centrales Wesleyanas Mundiales] en el estado de Indiana. Antes de eso fui pastor de dos iglesias en Indiana y Ohio respectivamente.
Estaba emocionado de volver a ser pastor y sobre todo por ir a Skyline. Estaba ansioso por conocer el personal, evaluar el ministerio de la iglesia y su liderazgo e identificar los líderes clave que me ayudarían a llevar a cabo la misión de la misma. Traté de alcanzar lo mayor posible en el menor período posible, lo cual mantuvo mi agenda muy ocupada.
Un martes por la mañana, aproximadamente seis semanas después de llegar a Skyline, estaba revisando la agenda del día cuando vi una cita prevista para reunirme con una persona cuyo nombre no reconocí.
—¿Quién es Bill Klassen?—pregunté.
—Es la persona citada para las diez—respondió Bárbara, mi asistente.
—Eso veo … pero, ¿quién es? ¿Es algún líder?—pregunté. Había pasado las últimas semanas concentrando mi atención en conocer los líderes de mi congregación.
—No, no lo es—dijo Bárbara—. A propósito, ni siquiera asiste a la iglesia Skyline.
Bárbara pudo ver la tristeza en mi rostro.
—Dijo que tenía que verle. Insistió mucho—añadió enfáticamente.
—Bueno—dije—, déme como quince minutos con él y si para ese entonces no hemos terminado, interrúmpanos.
Mi plan consistía en comprender cuál era su agenda, arreglar cualquier problema que pudiera tener con amabilidad, pero con rapidez, y continuar con el trabajo que tenía que hacer ese día.
UN LAICO LLAMADO A ORAR
Bill resultó ser un caballero blanco en canas de unos sesenta años de edad. Su rostro era agradable, casi radiante. Me recordó que quizás Moisés lucía así cuando bajaba del monte Sinaí. Comenzó a hablarme de él, de su trabajo en la construcción en Canadá, cuando vendía barcos de vela en Washington y el sur de California, y también de su trabajo de discipular en el ministerio de los Navegantes.
«John», dijo, «creo que Dios me ha llamado como laico a preparar, alentar y orar por los pastores, y vine hoy para poder orar por usted».
¿Quería orar por mí?, pensé. En todos los años que llevo como pastor nunca tuve un laico que viniera a orar por mí. Toda mi agenda comenzó a esfumarse. Sentí que el Espíritu Santo me inundaba diciendo: «John, mi agenda es más importante que la tuya. Tu vida no es una calle de una sola vía en la que solo tú ministras para otros. Hay personas que quieren ministrarte y he mandado este laico para que ore por ti».
Cuando Bárbara vino a interrumpirnos, le dije que saliera. Bill y yo estuvimos probablemente una hora orando juntos ese día y lloré al saber que Dios mandó a alguien para orar solamente por mí. Bill satisfizo una necesidad personal que ignoraba tenía, y ardía en él ese continuo deseo de que sus oraciones nos cubrieran a mí, a mi iglesia, mi familia y mi ministerio.
Un rato después me comunicó que había estado orando dieciocho meses para que Dios le enviara un pastor por quién orar. Después de nuestra reunión de aquel día, se fue a casa e inmediatamente habló con su esposa Marianne.
«Encontré nuestro pastor hoy, Marianne», dijo. «No le he oído predicar, pero sí lo escuché orar». El domingo siguiente Bill y Marianne fueron a la iglesia y se sentaron en un banco cerca del frente. Y desde entonces siguieron sentándose allí.
EL PODER DEL COMPAÑERISMO
EN LA ORACIÓN
Nuestras vidas no siguieron siendo las mismas después de aquella reunión. Bill se convirtió en mi compañero de oración y confidente, y continuó ayudándome a organizar un ministerio de compañeros de oración en Skyline, un grupo de personas que oraba por mí todos los días durante mis catorce años de permanencia allí, que se reunían en pequeños grupos en la iglesia cada domingo para cubrir los cultos con sus oraciones. Este ministerio comenzó con treinta y un miembros y finalmente creció hasta llegar a ciento veinte.
Durante esos catorce años la congregación, que contaba con poco más de mil personas, se triplicó hasta llegar a tener casi tres mil quinientas. El ingreso anual ascendió de setecientos cincuenta mil a más de cinco millones de dólares. El ministerio de Skyline floreció y el número de los laicos involucrados aumentó de ciento doce a mil ochocientos.
Sin embargo, el verdadero poder asombroso de esas oraciones se ha reflejado de manera individual en las vidas: Miles de personas han aceptado a Cristo durante esos años. Mis compañeros de oración crecieron espiritualmente participando activamente del poder milagroso de la oración en sus vidas diarias. Bill y Marianne Klassen iniciaron su propio ministerio enseñando en otras iglesias a comenzar sus grupos de compañeros de oración, y durante esos años Dios me ha guiado por un sendero increíble. Además de todas las maravillas que sucedieron en nuestra iglesia, comencé a trabajar cada vez más con otros pastores enseñándoles sobre liderazgo y crecimiento de la iglesia, es por eso que, establecí injoy, una organización cristia-na sin denominación dedicada a brindar ayuda a líderes de modo que alcancen su máximo potencial en iglesias, negocios y familias. Hasta he llegado a tener el privilegio de hablar en algunas conferencias de Cumplidores de Promesas por todo el país.
Sin las oraciones y el poder del Espíritu Santo creo que nada de eso hubiera sucedido. Todo honor y gloria corresponden a Dios. Pero el crédito por haber desatado ese poder y mantenerme protegido un día tras otro lo merecen esos compañeros de oración.
COMPAÑEROS DE ORACIÓN EN LA HISTORIA
El concepto de buenos laicos que acompañan en oración no es nuevo. Se remonta a los tiempos del Antiguo Testamento en el libro de Éxodo cuando Moisés oró sobre la cumbre del collado para que Josué derrotara a los amalecitas (discuto el incidente con más detalles en el capítulo cinco).
Continúa en el Nuevo Testamento, particularmente en los primeros días de la iglesia en desarrollo del primer siglo, tal como se narra en el libro de Hechos. Tal vez recuerde cómo oraron los ciento veinte discípulos en los días comprendidos entre la ascensión de Jesús y el Pentecostés (Hechos 1.14). El día en que descendió el Espíritu Santo un simple pescador llamado Pedro dio su testimonio y tres mil personas se convirtieron.
Sin duda, a través de los siglos han habido innumerables ocasiones en que los fieles han acompañado a sus predicadores con sus oraciones. Aunque no hay constancia sino en el cielo de muchas de ellas, sí conocemos la historia de algunas más recientes:
Predicador: Charles Finney
Año:
1830
Lugar:
Rochester, New York
Resultados:
En un año de los diez mil habitantes de la ciudad mil se entregaron a Cristo.
Compañero:
Abel Clary. Finney escribió: «El señor Clary continua-ba orando mientras yo proseguía y seguía hacién-dolo hasta que no terminaba. Nunca se presentó en público pero se entregó por completo a la oración».
Predicador: D. L. Moody, un desconocido trabajador de la YMCA [Asociación Cristiana de Jóvenes Metodistas]
Año:
1872
Lugar:
Londres, Inglaterra
Resultados:
En diez años se añadieron cuatrocientos nuevos convertidos a la iglesia donde predicaba.
Compañero:
En Londres una muchacha postrada en cama llama-da Marianne Adlard leyó un recorte impreso acerca del ministerio de Moody en Chicago y oró para que Dios lo mandara a su iglesia.
Predicador: Jonathan Goforth,
misionero canadiense
Año:
1909
Lugar:
Manchuria, China
Resultados:
Un gran avivamiento por toda Manchuria.
Compañero:
Más tarde durante su estancia en Londres llevaron a Godford a ver una dama inválida. Al conversar sobre un avivamiento en Manchuria ella le pidió que mirara su libreta de notas. Allí tenía anotada la ocasión en que sintió un poder especial que le ins—taba a orar por Manchuria. Goforth se sobrecogió de temor al comprender que esos eran precisamente los días en que fue testigo del gran poder que recibió Manchuria.
Predicador: Mordecai Ham,
evangelista sureño
Año:
1934
Lugar:
Charlotte, Carolina del Norte
Resultados:
Muchas personas allí se conmovieron profundamente entre ellos el hijo de un campesino llamado Billy Graham quien se convirtió también.
Compañeros:
Algunos comerciantes junto con el padre de Billy Graham pasaron un día en la finca de los Graham orando para que Dios impactara su ciudad su estado y su mundo.
Predicador: Billy Graham
Año:
1949
Lugar:
Los Ángeles, California
Resultados:
Una larga campaña que trajo como resultado un cambio en el método de alcanzar las personas para Cristo lo cual guió hacia una nueva era de evange-lización masiva.
Compañeros:
Graham había conducido muchas campañas simila-res con menores resultados. Más tarde comprendió que la única diferencia entre la cruzada de Los Ángeles y todas las anteriores consistía en la cuantía de oración que él y los suyos le dedicaron.
Estos ejemplos atestiguan el tremendo poder de los compañeros de oración. No importa si el líder es un pastor o un laico, ni si la persona que ora es un hombre, una mujer o un niño. Cuando alguien entre bastidores acompaña en oración a uno de los siervos de Dios a la vanguardia, suceden cosas asombrosas.
LA ORACIÓN CAMBIA
EL MUNDO
Es difícil decir cuánto ha cambiado el mundo como resultado de la oración reservada de los cristianos a través de la historia. ¡La oración es poderosa! Juan Wesley lo reconocía cuando dijo:
Denme cien predicadores que no teman sino al pecado y deseen solo a Dios, y nada importa en absoluto si son clérigos ni laicos, solo eso sacudirá las puertas del infierno y establecerá el reino de los cielos en la tierra. Dios no hace nada si no es a través de la oración.
Cuando los pastores y las personas oran juntos, la mano de Dios se mueve. Dios hace posible lo imposible.
A través de la oración Dios multiplica grandemente nuestros esfuerzos. C.H. Spurgeon dijo: «Cuando Dios se determina a hacer algo, primero dispone a su pueblo a orar». En un momento de revelación Spurgeon descubrió que ni sus sermones ni sus buenas obras contaban para el impacto espiritual de su ministerio. Fue en cambio, como un escritor dijo: «Las oraciones de un hermano laico analfabeto que se sentaba en los peldaños de la plataforma rogando por el éxito de los sermones». Fue su asociación con las personas que oraban lo que le daba eficacia.
Personalmente puedo testificar de los beneficios que las oraciones de otros me han dado. Ha habido ocasiones en que, ya listo para dar un culto o conferencia, me he sentido físicamente exhausto. Pero cuando mis compañeros de oración me imponen sus manos y les veo orar por el auditorio, recibo nuevas fuerzas físicas, mentales, espirituales y emocionales. Me siento preparado para recibir el poder de Dios y eso permite que mi ministerio cause gran impacto en la vida de las personas.
Mis compañeros de oración también me han dicho: «Pastor, durante el culto cubriremos las personas a nuestro alrededor con oración. Cuando nos vea en el culto, levantaremos nuestros pulgares en señal de victoria. Así sabrá que estamos orando por usted y tenemos su área cubierta». Cuando hemos tenido un culto particularmente bueno, sé que la causa se debe a mis compañeros de oración.
Jamás olvidaré la conferencia sobre el Crecimiento de la Iglesia que INJOY celebró en Anderson, Indiana, hace dos años. Asistieron como dos mil quinientas personas y varios de mis compañeros de oración estaban allí. Me encontraba en la plataforma con Sheryl Fleisher, una amiga y compañera en el pastorado. Mientras Sheryl hablaba, un miembro del cuerpo administrativo de la universidad donde celebrábamos la conferencia bajó apresuradamente por el pasillo y se dirigió a la plataforma. Capté por la expresión de su rostro y los movimientos de su cuerpo que algo andaba mal.
«John», dijo, «he recibido el mensaje de que un tornado tocó tierra como a tres kilómetros de aquí y se dirige hacia nosotros».
Interrumpí a Sheryl y calmadamente indiqué a las personas que se refugiaran en el sótano. Mientras se dirigían hacia las escaleras, Brad Hansen, nuestro líder de alabanza, subió a la plataforma con su acompañante, Terry Hendricks, y suavemente nos dirigieron en el himno «Solo de Jesús la sangre». Alrededor de las tres cuartas partes del grupo pudo apretujarse en el sótano y el resto hizo fila junto a la pared. Algunos de nosotros permanecimos en la plataforma mientras Brad continuaba dirigiendo el canto. Al mirar a mi alrededor divisé a Bill Klassen y unos cuantos compañeros de oración y comencé a orar también ordenando a Satanás y sus huestes a retirarse por el poder de Dios.
En pocos minutos nos avisaron que el tornado súbitamente había cambiado de rumbo hacia el norte y estábamos libres de amenaza. El período de enseñanza fue en particular agradable ese día luego que todos regresaron al auditorio. Y en la conferencia más de cien personas se consagraron al servicio cristiano a tiempo completo. Las oraciones de esos pocos fieles puso en movimiento el poder de Dios, evitaron un desastre casi inminente y ayudaron a edificar el Reino de Dios.
LA ORACIÓN ME CAMBIA A MÍ
Jesús le dijo a sus discípulos: «De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido» (Juan 16.23–24). Si la oración no hiciera más que lo que Jesús prometió, este fuera uno de los más grande dones que Dios nos haya otorgado. Pero la oración hace aun más. Cambia a la persona común y la convierte en una extraordinaria.
La oración nos cambia acercándonos más a Dios, moldeándonos conforme a su semejanza en el proceso. David conoció el poder de la oración como un agente de cambio personal. Su oración en el Salmo 25.4–5 describe el proceso a través del cual lleva a la persona: «Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas, encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día» (énfasis añadido).
Este pasaje contiene tres frases clave: muéstrame, enséñame y encamíname. Cuando Dios nos muestra sus normas y su voluntad para nuestras vidas, no siempre nos es fácil. Casi siempre requiere que crezcamos y cambiemos. Pero una vez que aceptamos lo que Dios nos quiere mostrar, puede enseñarnos. Y cuando se nos puede enseñar y crecemos, finalmente nos podrá encaminar para guiarnos hacia su plan y propósito. Cuando Dios me muestra, Él tiene mi corazón. Cuando me enseña, tiene mi mente. Cuando me encamina, tiene mi mano.
Crecemos para alcanzar los retos por los que oramos. Recuerdo la historia de una expedición que se propuso escalar el monte Everest en 1924. Un grupo de alpinistas trató de alcanzar la cima de la montaña más alta del mundo, pero fracasó. Es más, dos de sus miembros murieron en el intento. Pocas semanas más tarde se reunieron en Londres para hablar sobre esto y dar su informe ante una multitud de patrocinadores interesados.
En la plataforma había un gran cuadro del Everest. Uno de ellos se puso de pie para hablar. Al dirigirse a la multitud, se volvió hacia el cuadro y dijo: «Nos conquistaste una vez, nos conquistaste dos veces, pero monte Everest, no nos conquistarás siempre». Se volvió hacia la audiencia y con determinación dijo: «El monte Everest no puede crecer más, pero nosotros sí».
NO VIVA POR DEBAJO
DE SU POTENCIAL
A pesar de la promesa divina de que el poder de la oración puede cambiar al mundo y a nosotros, muchos cristianos nunca se adentran en este concepto. Se entregan a Cristo, pero entonces viven por debajo de sus privilegios. Es como si Dios les hubiera preparado un banquete increíble y luego se sientan en un rincón a comer un sándwich de mortadela. El problema es que no quieren arriesgar su conocido sándwich por la promesa de un banquete. Es como si dijeran: «Está bien, soy salvo y voy al cielo, pero me voy a quedar aquí mismo hasta entonces».
Debo preguntarle: ¿Es usted uno de esos que viven por debajo de sus privilegios y se pierden su potencial por no orar? La mesa está puesta; el banquete está servido. Ya recibió la invitación. ¿Qué hará ahora? ¿Llevará un amigo y se sentarán a la mesa? ¿O se sentará en una esquina a comerse su sándwich? Usted decide. Puede convertirse en una persona de oración que recibe y testifica de las bendiciones que Dios tiene para darle.
 
La mayoría de las personas y sus iglesias por todo el país se están muriendo de hambre en el campo de la oración. Un pastor evangelista, refiriéndose a su denominación, dijo: «En Hechos capítulo dos oraron durante diez días; Pedro predicó diez minutos y tres mil personas se salvaron. Hoy día las iglesias oran diez minutos, predican diez días y se salvan tres».
Sin embargo, no tiene que ser así. Cada pastor de cada iglesia en este país puede adentrarse en el asombroso poder y la protección que solo la oración puede dar. Creo que usted puede ser una de esas personas que pueden ayudar a que estas cosas sucedan en su iglesia.
 
Podrá objetar diciendo: «¿Yo? No soy un guerrero de oración. Nunca podría dirigir ni organizar a otros para que oren. No me siento a gusto con la idea de orar por mi pastor. Ni tan siquiera sé si puedo hacerlo».
 
Mi respuesta es: «¡Sí, sí puede!» Cualquiera puede conver-tirse en un poderoso hombre de oración. No hace falta un milagro, ni usted tiene que ser un santurrón. Todo lo que necesita es ser cristiano. Si reúne ese requisito, tiene el potencial de convertirse en un gran orador. Y por eso puede orar por los líderes de su iglesia. Está en el mismo nivel que ellos a los ojos de Dios. El pastor es sencillamente un hermano en Cristo, no un gigante espiritual. Lucha con los mismos problemas que usted.
 
Prepárese para una jornada emocionante, la que ayudará a usted, a sus pastores y a su iglesia a alcanzar su máximo potencial. Comenzaremos lentamente, primero hablando acerca de algunos fundamentos de la oración y de cómo puede mejorar su vida de oración personal. Luego ampliaremos nuestra perspectiva de modo que abarque el aspecto de cómo puede orar por otros incluyendo a sus pastores, ancianos y otros líderes, y a su iglesia, mostrándole cómo puede convertirse en un compañero de oración. Y finalmente hablaremos acerca de la esperanza que todos tenemos para nuestras iglesias y nuestro país, el avivamiento.
PREGUNTAS DE DISCUSIÓN
1.     ¿Cuál es la más grandiosa historia de «oraciones contesta-das» que haya escuchado?
2.     Piense en los ejemplos de personas que han orado tras bastidores en la historia. ¿Han habido ocasiones en su vida en las que alguien podría haber estado orando en secreto por usted?
3.     ¿Cómo describiría su vida de oración actual?
a.     comiendo sándwich de mortadela
b.     revisando el menú
c.     probando los aperitivos
d.     disfrutando del banquete.
e.     comiendo y llevando a otros al banquete
4.     Describa qué pasaría si un grupo selecto de personas en su congregación orara diariamente por su iglesia y su pastor o pastores.
5.     C.H. Spurgeon dijo: «Cuando Dios se determina a hacer algo, primero dispone a su pueblo a orar». ¿Por qué gran obra desea Dios que usted ore en la actualidad?
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