Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
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NO ESCRIBAS
¿Qué ocurrió con la Iglesia, que en tan poco tiempo, pasó de ser un cuerpo vivo de gente que había experimentado el nuevo nacimiento, que compartían la fe, que ayudaban al prójimo, y que buscaban la santidad; a ser un grupo en franco retroceso, donde iglesias históricas como fueron las del Apocalipsis llegaron a desaparecer? Una Iglesia que a partir del siglo IV ya tiene un obispo de Roma que se ha hecho con el control y la autoridad de toda la cristiandad.
Una Iglesia que en seis siglos y con el nacimiento del Islán, pierde casi toda Asia, y todo el norte de África. Una Iglesia que llega al siglo XI con el cisma de Oriente. Una Iglesia que cuando llega la Edad media, no es ni sombra de lo que debería ser, encerrada en el mas absoluto oscurantismo y en la superstición? Una Iglesia que se reforma y pocos años necesita de otra reforma, y otra y otra, y otra más…
¿Pueden nuestras Iglesias hoy sufrir este mismo proceso de deterioro irreparable y de desaparición en algunos casos? La respuesta a tenor de la Historia y de nuestra propia experiencia de ver que está pasando en muchos sitios, es un Sì, tan rotundo como lamentable.
No obstante, nosotros que nos dedicamos a esto, no debiéramos conformarnos con esta dinámica autodestructiva, por ello deberíamos de evitar algunos errores que ya se dieron en el judaísmo en los días de nuestro señor Jesús y que la Iglesia no supo dejar a un lado.
Quiero que me acompañen en esta hora, al evangelio de Juan 19:16-22 y quiero que reparemos en unas palabras pronunciadas por los lideres religiosos y que en ellas mismas encierran dos aspiraciones, dos pulsiones que deberíamos evitar, si es que en realidad queremos evitar un deterioro irreparable.
Juan 19:16-22
Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. El, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado. Escribió Pilatos un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. Entonces los principales sacerdotes de los judíos Dijeron a Pilatos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. Respondió Pilatos: Lo que he escrito, he escrito.
//…Los principales sacerdotes de los judíos dijeron a Pilatos: NO ESCRIBAS//
Idea Central. La falsa religión ambicionará controlar el poder político y la verdad.
I. La religión queriendo controlar el poder político.
Nos encontramos en el momento más tenebroso de la historia de la humanidad.
Ningún judío piadoso debería desear que ningún hombre, y menos aún un judío, muriera en semejante muerte de cruz, la más ignominiosa forma de morir, no solo por la tortura a la que sometían los reos que tardaban varios días en morir, sino también por el oprobio que a nivel de pudor y vergüenza eso suponía.
Como todos sabemos, los convictos eran colgados en una estaca que se había hincado previamente al suelo.
Quedaban pues,
“Los pies del Cristo alzados del suelo poco menos de una vara,
y los ojos de la gente al pecho santo llegaban”
como diría José de Zorrilla en su impresionante obra “A buen juez mejor testigo”.
Se daba la circunstancia de que Poncio Pilatos, tenía fama dentro del imperio romano, de ser hombre violento.
En resumen:
La religión siempre posee ambiciones de controlar a los poderes políticos.
En otras palabras, dictarle la ley.
No debiéramos olvidar nunca que en la lucha entre el poder político y religioso, siempre la
Asi que ya tenemos, que de la misma forma que los políticos siempre quieren manipular la conciencia de la gente y el poder de la religión,
II. La religión queriendo controlar la verdad.
Jesús había pasado parte de su ministerio, especialmente la parte final, dando testimonio por medio del uso de las Escrituras -que no podían rebatir- y por medio del testimonio de sus obras milagrosas,-que no podían negar- de que era realmente el Rey Mesías, el Hijo de David.
El problema que se les planteaba a los dirigentes religiosos, era: que el modelo religioso que ellos habían implantado y perpetuado, no tenía lugar en el verdadero Reino de Dios.
El reino que este Rey viene a anunciar, es el reino del verdadero Shalom, el reino de la justicia, de la equidad, de la igualdad, el reino que incluye a los que están fuera de Israel.
Este reino no deja dividendos, ni prebendas, ni tiene favoritos o favorecidos, en el que no existen las clases religiosas ni sociales, tiene un Rey que no se deja impresionar por los títulos, ni por las ropas largas, ni por las filacterias, ni por la aparente piedad, ni por la vistosidad de las ceremonias, ni por la opulencia de las fiestas solemnes, ni por los edificios religiosos.
El Rey que decían esperar, pero que no querían, había llegado a ellos.
Este rey no les interesaba y cerraron sus ojos y arremetieron contra el, y lo persiguieron con la blasfema temeridad de decir que ¨su sangre sea sobre nuestras cabezas¨ Y lo enviaron al Gólgota, y allí lo clavaron por manos romanas.
En el colmo de la represión, de la persecución y de la injusticia, quieren que no quede memoria escrita de la verdad tocante a su identidad regia y mesianica.
“ nosotros a Abraham tenemos por padre” le dijeron cuando les acusó de ser hijos del diablo, y lo dijeron infiriendo que el no era hijo de Abraham, no era judío.
Por eso, aquella madera escrita en tres lenguas, latina, Griega y Hebrea, era y constituía en si misma, una acusación pública contra ellos, porque suponía, que de ser cierta, los lideres de Israel habían dado muerte a su mesías.
Aquel cuerpo clavado, con la tablilla acusadora encima de su cabeza, era un acto demasiado infame como para ser cierto, por eso. ¡era necesario remover aquella prueba acusatoria que se volvía contra ellos!
Los religiosos, tenemos tendencia de querer controlar la verdad. Tenemos una tendencia innata de querer monopolizar la verdad. Tendemos a otorgarnos el derecho y la prerrogativa de decidir sobre la verdad y sobre que es la verdad. Y no soportamos bien que otros tengan razón. Llevamos muy mal que otros interpreten de forma diferente, y muchas veces lo que se esconde detrás es un miedo estúpido de perder el privilegio de dogmatizar sobre Dios y la Biblia. ¡Imagínate que no llevo razón en lo que mantengo, vivo de la religión
¡ (La atomización como resultado inmediato de la Reforma)
Algunas veces llegamos a negar la verdad por intereses propios, y callamos, o permitimos la injusticia porque nos es más cómodo cerrar los ojos manteniendo así el status quo. A veces preferimos que no se escriba aquello que nos molesta y nos acusa, aquello que no delata, aquello que deja al descubierto nuestras miserias, nuestros puntos débiles doctrinales o eclesiales, o morales. La mentira, es mentira, pero la mentira que tiene tintes religiosos es doble mentira, y la media verdad religiosa, es la peor de todas las mentiras, porque es un intento de manipular la verdad sin que se note, y quedar bien.
Los religiosos cristianos somos a veces culpables, no de negar la filiación divina de Jesús, pero si su mesianidad redentora de las miserias de la humanidad que se canaliza y se hace efectiva en su proyecto de reino. Somos culpables de violar la mesianidad de Jesús, cuando reducimos la salvación a un concepto meramente intelectual que atañe solo al alma de la gente. Violamos la verdad tocante al Cristo crucificado cuando, limitamos su obra salvífica a un folleto, dejando a la gente ahogarse en su propia realidad social, económica y moral, que también está afectada por la caída y que necesita redención. Y de esta forma estamos“cumpliendo así, lo que resta a los padecimientos de Cristo”.
Conclusión.
Los principales de los sacerdotes le dijeron a Pilatos, NO ESCRIBAS, y en este corto imperativo se resumen dos ambiciones de la religión mal entendida y que no tiene futuro: la de controlar el poder político y la de controlar la verdad. Dos tentaciones de las debemos de huir si queremos ser fieles discípulos del Rey Mesías.
Por lo tanto:
1. Recuerda que en la pretensión de controlar la política, se esconde una semilla de autodestrucción. Creemos que podemos controlarlos pero es una ilusión, te terminaran controlando a ti, Te usaran y luego te arrinconaran cuando no les sirvas. Te dirán:, es lo que hay: (quo scripsi, scripsi).
2. No te sumes a vinculaciones políticas aunque prometan el oro y el moro, son un caramelo envenenado. Se puede simpatizar más o menos con una determinada opción pero de ahí a vinculaciones más profunda,,,, pues como que no. Si quieres ser político, deja la pastoral y viceversa.
3. Huye de la tentación de creerte que tienes el patrimonio de la verdad bíblica, teológica, ética, así como, de la hermenéutica infalible. Todos los métodos hermenéuticos tienen problemas, algunos más que otros. Se humilde.
4. No olvides que la verdad teológica por muy verdad y grande que sea, nunca puede ser un motivo para el maltrato, para la vejación, y para el ostracismo de nadie.
5. Recuerda que la verdad nos hace libres, a nosotros y a los que nos rodean por medio de nosotros.
¿Qué ocurrió con la Iglesia, que en tan poco tiempo, pasó de ser un cuerpo vivo de gente que había experimentado el nuevo nacimiento, que compartían la fe, que ayudaban al prójimo, y que buscaban la santidad; a ser un grupo en franco retroceso, donde iglesias históricas como fueron las del Apocalipsis llegaron a desaparecer? Una Iglesia que a partir del siglo IV ya tiene un obispo de Roma que se ha hecho con el control y la autoridad de toda la cristiandad.
Una Iglesia que en seis siglos y con el nacimiento del Islán, pierde casi toda Asia, y todo el norte de África. Una Iglesia que llega al siglo XI con el cisma de Oriente. Una Iglesia que cuando llega la Edad media, no es ni sombra de lo que debería ser, encerrada en el mas absoluto oscurantismo y en la superstición? Una Iglesia que se reforma y pocos años necesita de otra reforma, y otra y otra, y otra más…
¿Pueden nuestras Iglesias hoy sufrir este mismo proceso de deterioro irreparable y de desaparición en algunos casos? La respuesta a tenor de la Historia y de nuestra propia experiencia de ver que está pasando en muchos sitios, es un Sì, tan rotundo como lamentable.
No obstante, nosotros que nos dedicamos a esto, no debiéramos conformarnos con esta dinámica autodestructiva, por ello deberíamos de evitar algunos errores que ya se dieron en el judaísmo en los días de nuestro señor Jesús y que la Iglesia no supo dejar a un lado.
Quiero que me acompañen en esta hora, al evangelio de Juan 19:16-22 y quiero que reparemos en unas palabras pronunciadas por los lideres religiosos y que en ellas mismas encierran dos aspiraciones, dos pulsiones que deberíamos evitar, si es que en realidad queremos evitar un deterioro irreparable.
Juan 19:16-22
Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. El, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, en hebreo, Gólgota; y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado. Escribió Pilatos un título, que puso sobre la cruz, el cual decía: JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS. Y muchos de los judíos leyeron este título; porque el lugar donde Jesús fue crucificado estaba cerca de la ciudad, y el título estaba escrito en hebreo, en griego y en latín. Entonces los principales sacerdotes de los judíos Dijeron a Pilatos: No escribas: Rey de los judíos; sino, que él dijo: Soy Rey de los judíos. Respondió Pilatos: Lo que he escrito, he escrito.
//…Los principales sacerdotes de los judíos dijeron a Pilatos: NO ESCRIBAS//
Idea Central. La falsa religión ambicionará controlar el poder político y la verdad.
I. La religión queriendo controlar el poder político.
Nos encontramos en el momento más tenebroso de la historia de la humanidad.
El Hijo de Dios ha sido injustamente acusado de ir en contra
de la ley de Moisés, infamemente juzgado con falsos testigos en un
tribunal religioso, y condenado por herejía y blasfemia. Ha sido
entregado al poder militar romano, cruelmente maltratado e
ignominiosamente asesinado. Los religiosos que lo han matado, por mano
romana, han logrado finalmente cumplir su propósito, dejando como
escarmiento público, que sea sometido a la expresión máxima del castigo y
de la vergüenza. En el fondo no eran la herejía ni la blasfemia los
motivos reales de su condena, sino la envida y los celos, al contemplar
como el mundo se iba tras de el. (Jn 12:19)
Ningún judío piadoso debería desear que ningún hombre, y menos aún un judío, muriera en semejante muerte de cruz, la más ignominiosa forma de morir, no solo por la tortura a la que sometían los reos que tardaban varios días en morir, sino también por el oprobio que a nivel de pudor y vergüenza eso suponía.
Como todos sabemos, los convictos eran colgados en una estaca que se había hincado previamente al suelo.
A unos dos metros, sobre la vertical
de la estaca se colocaba el travesaño al que había sido clavado el reo
con anterioridad después de cargar con el pesado madero en humillante
viacrucis por las calles de la ciudad.
Se sabe también, que en algunos
casos los reos eran clavados a los arboles del lado de los caminos para
ahorrar madera.
En cualquiera de los casos, el reo, totalmente desnudo,
quedaba expuesto a la mirada de la gente del tal forma que el tórax del
reo quedaba a la altura de los ojos de la gente que pasaba por los
caminos.
Quedaban pues,
“Los pies del Cristo alzados del suelo poco menos de una vara,
y los ojos de la gente al pecho santo llegaban”
como diría José de Zorrilla en su impresionante obra “A buen juez mejor testigo”.
Y como si no fuera bastante la vergüenza de esa situación de
desnudez, se colocaba el delito de culpabilidad sobre la cabeza del reo
escrito en Latín, la lengua del imperio, en griego la lengua cultural y
en hebreo la lengua religiosa de la gente del lugar.
Curiosamente lo
que Pilatos escribe en la tablilla; Jesús Nazareno Rey de los Judíos y
de que dio lugar a la protesta de los religiosos, no era un delito
tipificado. Sobre Jesús no se pudo escribir ni sedición, ni robo, ni
desacato, ni homicidio, ni nada que constituyera una razón válida y que
justificara el castigo.
Pilatos, el gobernador romano que cedió al chantaje de la clase
religiosa odiaba desde lo más profundo de su corazón a los judíos y a su
tierra, Palestina, y la única forma que tuvo de vengarse de ellos fue
colocar un letrero encima del reo con un texto que les fuera lo mas
ofensivo posible, algo que sabia que iba a irritarles profundamente.
Por
eso el registro bíblico se encarga de remarcar que fue el procurador
romano Pilatos escribió, haciéndolo responsable directo del puyazo
vengador.
Se daba la circunstancia de que Poncio Pilatos, tenía fama dentro del imperio romano, de ser hombre violento.
Un militar con funciones de
gobernador y de magistrado judicial con pocos escrúpulos y que no tenía
empacho en ahogar en sangre cualquier tipo de movimiento sedicioso que
pudiese suponer una mancha en su hoja de servicios.
Unos años antes
había provocado una matanza de judíos que estaban en un oficio
religioso. Mató a muchos en el templo incluyendo a los sacerdotes, cuya
sangre mezcló con la de los sacrificios (Lc 13:1).
Esta obsesión por mantener el orden para que su carrera militar no se
viera afectada a la hora de promocionar y de salir de aquel detestable
sitio, había hecho que se le fuera la mano en más de una ocasión en
Palestina, y eso también suponía, si no una mancha, una reputación poco
favorable para sus pretensiones de ascenso y cambio de destino.
Ahora, y
en este punto de su trayectoria personal y profesional, no se podía
permitir más errores. Y cuando recibió la presión, del sumo sacerdote
judío para que diera muerte a Jesús, cedió, “Si sueltas a este, no eres
amigo del Cesar, pues todo el que se hace rey se opone al Cesar” (Jn. 19:12) cedió, aun cuando él mismo estaba convencido de que Jesús era Justo y de que era una falsedad la acusación (Mt 27:24)
y aún habiendo recibido el consejo de su mujer que no tuviera parte en
esto porque había padecido mucho en sueños sobre este asunto. (Mt 27:19)
El interés personal le llevo a sacrificar la justicia y la rectitud.
En resumen:
Pilatos cedió cobardemente ante unos miserables fanáticos
religiosos lograron imponer sobre la autoridad romana su asesina
voluntad religiosa.
La religión siempre posee ambiciones de controlar a los poderes políticos.
A veces se confiesa abiertamente, como el
nacional-catolicismo en los años del franquismo, a veces con disimulo,
como en países de mayoría no-católica.
Esto llega en algunos casos que
hasta se permiten la osadía de dictarle a los gobernantes y a los
jueces, que deben o no deben decir, lo que pueden o no pueden decir, a
quien pueden juzgar o a quien no pueden.
Léase, Polonia, Irlanda, Italia
con los casos de pederastia.
Con el Islamismo ocurre igual, como en
Irán, Arabia Saudita, Sudán, Yemen o Paquistan; y con el hinduismo en
India, (de paso, el Dalai Lama, es también jefe del estado del Tibet).
Los religiosos, la religión que es falsa, siempre tiene ambiciones de
controlar el mundo político y decirle a los políticos, como en este caso
le dijeron a Pilatos: No escribas.
En otras palabras, dictarle la ley.
La iglesia es un ente espiritual, un ente que aunque vive en este mundo
no es de este mundo y curiosamente, nunca la iglesia ha sido mas débil
que cuando ha intentado y logrado controlar al poder político.
Las
persecuciones fortalecieron a la iglesia convirtiéndola en una fuerza
imparable, la constantinización la oficializó y la debilitó hasta
dejarla irreconocible. Cuando los padres apostólicos lograron dictar al
emperador las normas, lo que debía o no debía decir, perdieron el poder
de dictar espiritualmente al mundo la ruta hacia Dios. Pontifice máximo
era el título del Emperador, y los obispos llegaron a ser los
gobernadores.
No debiéramos olvidar nunca que en la lucha entre el poder político y religioso, siempre la
fe será derrotada.
Ahí esta la historia. Quizás la
fe, sirviéndose del estado, podrá imponer su credo a todos, pero,
siempre será un credo extraño, aunque sea verdad, porque no se asume
desde la conversión sino desde la imposición que termina generando odio o
en el mejor de los casos nominalismo.
En nuestro campo protestante
también tenemos ejemplos, sangrantes. El anglicanismo en la Inglaterra
de Enrique VIII derramó muchísima sangre (la Reina cabeza de la Iglesia
anglicana) , La teocracia de Ginebra, El luteranismo en algunos países
nórdicos donde los pastores luteranos son gente a sueldo del estado,
Los
primeros años del puritanismo en América, o los últimos de la era
Bushiana. Un ejemplo mas, El sandinismo en Nicaragua, echó mano de los
teólogos de la liberación, la mayoría católicos y algunos protestantes,
cuando se hizo con el poder, los arrinconó y los persiguió. Notoria y
publica es la persecución a la que esta sometido Ernesto Cardenal,
Jesuita, teólogo de la liberación que fue ministro del primer gobierno
comunista, pero que hoy caído en desgracia está bajo el flajelo del que
fuera presidente del primer gobierno sandinista y ahora presidente otra
vez, Daniel Ortega.
La iglesia de los pobres cometió dos errores:
atribuyó un poder redentor a la violencia como creían los
revolucionarios, y olvidó que uno solo es nuestro Kurios, Jesús, no
Marx, ni el estado, ni la utopía. Al final la fe fue la que salió
perdiendo.
Es lamentable ver como pasamos de pedigüeños a impositores cuando
tenemos poder y queriendo imponer nuestra fe, nuestra ética, nuestra
moral, y nuestros principios a todo el mundo incluyendo los que no creen
como nosotros.
Un mundo que se va a resistir y que terminará dándonos
la espalda. Por eso es necesario resistir la tentación de querer decirle
a los políticos que es lo que tienen que escribir.
Una cosa es la
denuncia profética, o el consejo o la orientación, que forma parte de
nuestro llamado, y otra muy distinta es querer dictar las leyes a los
que deben hacer las leyes, cuyo ministerio según san Pablo, les viene de
Dios y hay que dejar que lo ejerzan. Son diáconos de Dios
independientemente que lo hagan bien o mal.
Asi que ya tenemos, que de la misma forma que los políticos siempre quieren manipular la conciencia de la gente y el poder de la religión,
El poder religioso quiere y tiene apetencias de controlar el poder
político. Y decirle lo que debe o no debe escribir. NO ESCRIBAS.
II. La religión queriendo controlar la verdad.
Jesús había pasado parte de su ministerio, especialmente la parte final, dando testimonio por medio del uso de las Escrituras -que no podían rebatir- y por medio del testimonio de sus obras milagrosas,-que no podían negar- de que era realmente el Rey Mesías, el Hijo de David.
Las
gentes sencillas, así lo habían entendido y cómo sabemos, este fue un
debate que llegó hasta el mismo Sanedrín que en no pocas ocasiones se
reunieron a lo largo de tres años para tratar el asunto. De hecho,
algunos ya habían intentado apedrearlo, no por la buena obra, sino bajo
la acusación de que siendo hombre te haces Dios, diciendo que es hijo de
Dios (Jn 10:32
ss).
El Rey Mesías. El tema de Jesús fue el reino. Su discurso fue el
reino, presentó su persona a través de su mensaje, y era ese mensaje de
Dios obrando, el que revelaba sin lugar a dudas que El mismo era el
personaje central en todo el asunto de la expectativa consoladora para
Israel que en los días de Jesús era de alta intensidad.
Los judíos sabían, y en especial los religiosos y los teólogos, que no
se podía dar la restauración de la nación sin la intervención del
Mesías, cuya misión era liderar al pueblo. Sabían también, que según las
promesas la venida del Mesías vendría acompañada de obras
sobrenaturales. Los cojos andan, los ciegos ven, a los presos se les
anunciaría libertad y a todo el pueblo, que era el año del jubileo (Isa 61:1-2).
Recordemos que cuando Juan el Bautista andaba preso, en medio de su
crisis existencial, manda a preguntar por medio de los discípulos, si él
era el que había de venir o tendrían que esperar a otro, a lo que Jesús
le responde con el texto anteriormente citado de Isaías. Mas adelante
cuando es interpelado por sus discípulos (Mr 9:9 ss y Mt. 17:10
ss) sobre sus palabras de que el Hijo del Hombre y de cómo los escribas
decían que Elías debía venir primero, Jesús responde que,
efectivamente, y que Elías ya vino en la persona de Juan el Bautista.
En
su altercado con los fariseos después de la liberación de un
endemoniado, Jesús les dice: si yo por el espíritu de Dios echó fuera
demonios, el reino de los cielos ha llegado a vosotros.
Obviamente, se
asumía que si el reino había llegado y El andaba predicando y sanando,
era efectivamente el que había de venir.
El problema que se les planteaba a los dirigentes religiosos, era: que el modelo religioso que ellos habían implantado y perpetuado, no tenía lugar en el verdadero Reino de Dios.
Este Rey Mesías, venía despojado de
toda pompa y boato, es un Rey Manso y Humilde, y su fuerza está
precisamente en eso mismo, en acercar el reino a los más desfavorecidos,
los pobres, los marginales. En anunciar el perdón para aquellos que
habían sido declarados proscritos perpetuos, para aquellos que habían
sido declarados inmundos y excluidos para siempre. Este Rey no tiene
interés en la tierra que pisan; sino en las personas que están sobre la
tierra que pisan. No tiene interés en una reconstrucción terrenal del
reino teocrático y davídico, sino en la reconstrucción del reino de Dios
en el corazón de la sociedad, una sociedad por demás enferma a causa de
los líderes religiosos.
El reino que este Rey viene a anunciar, es el reino del verdadero Shalom, el reino de la justicia, de la equidad, de la igualdad, el reino que incluye a los que están fuera de Israel.
Un reino que solo puede
ser recibido por gracia, un reino que es un misterio pero que habla de
la buena voluntad de Dios para con los necesitados.
Este reino no deja dividendos, ni prebendas, ni tiene favoritos o favorecidos, en el que no existen las clases religiosas ni sociales, tiene un Rey que no se deja impresionar por los títulos, ni por las ropas largas, ni por las filacterias, ni por la aparente piedad, ni por la vistosidad de las ceremonias, ni por la opulencia de las fiestas solemnes, ni por los edificios religiosos.
El Rey que decían esperar, pero que no querían, había llegado a ellos.
En el fondo de sus corazones y de sus conciencias sabían, que Era quien
decía ser, y por ello, Jesús les dice que puesto que ahora pueden ver,
son culpables de ser ciegos voluntarios, y puesto que son testigos de
los milagros hechos por la obra sobrenatural del Espíritu Santo, y se
empecinan en no creer, resistiendo al Espíritu Santo, están cometiendo
el pecado imperdonable que no es otra cosa que la incredulidad, a pesar
de la evidencia de los milagros.
Este rey no les interesaba y cerraron sus ojos y arremetieron contra el, y lo persiguieron con la blasfema temeridad de decir que ¨su sangre sea sobre nuestras cabezas¨ Y lo enviaron al Gólgota, y allí lo clavaron por manos romanas.
Pues bien, a pesar del infame atropello, cuando
Pilatos escribe la acusación, JESUS DE NAZARET EL REY DE LOS JUDIOS,
ellos quieren, que la única verdad de todo este, oscuro, y corrupto
proceso criminal, sea retirada de la escena, y por eso conminan a
Pilatos, NO ESCRIBAS que es el rey de los judíos, sino que dijo que es
el rey de los judíos.
En el colmo de la represión, de la persecución y de la injusticia, quieren que no quede memoria escrita de la verdad tocante a su identidad regia y mesianica.
Quisieron matar la verdad matando al verdadero.
Quisieron silenciar la verdad de su filiación divina matando al enviado.
Su filiación judía ya habían intentado borrarla creando el bulo de que
no era judío, sino un bastardo, un ”mannrre”, el hijo de un oficial
judío llamado Pantera, y de la joven Maria, quitándole el derecho de ser
oído por los judíos.
“ nosotros a Abraham tenemos por padre” le dijeron cuando les acusó de ser hijos del diablo, y lo dijeron infiriendo que el no era hijo de Abraham, no era judío.
Por eso, aquella madera escrita en tres lenguas, latina, Griega y Hebrea, era y constituía en si misma, una acusación pública contra ellos, porque suponía, que de ser cierta, los lideres de Israel habían dado muerte a su mesías.
Y así fue, pues Pablo hablando del Cristo
crucificado diría que criston estaurwmenon ioudaioi V men skandalon ,El
Mesías crucificado, Escándalo para los judíos.
Aquel cuerpo clavado, con la tablilla acusadora encima de su cabeza, era un acto demasiado infame como para ser cierto, por eso. ¡era necesario remover aquella prueba acusatoria que se volvía contra ellos!
Los
adalides de la Ley de Dios, quisieron manipular la verdad porque les
acusaba. Quisieron Controlar la verdad de las cosas y en concreto la
verdad de la naturaleza Mesiánica de Cristo a la que habían cerrado los
ojos y los oídos. Pero Sabemos que el perverso gobernador romano no hizo
caso de esta admonición y respondió con toda probabilidad en latín la
fórmula legal: quod scripsi, scripsi. Lo escrito, se queda escrito.
Los religiosos, tenemos tendencia de querer controlar la verdad. Tenemos una tendencia innata de querer monopolizar la verdad. Tendemos a otorgarnos el derecho y la prerrogativa de decidir sobre la verdad y sobre que es la verdad. Y no soportamos bien que otros tengan razón. Llevamos muy mal que otros interpreten de forma diferente, y muchas veces lo que se esconde detrás es un miedo estúpido de perder el privilegio de dogmatizar sobre Dios y la Biblia. ¡Imagínate que no llevo razón en lo que mantengo, vivo de la religión
¡ (La atomización como resultado inmediato de la Reforma)
Algunas veces llegamos a negar la verdad por intereses propios, y callamos, o permitimos la injusticia porque nos es más cómodo cerrar los ojos manteniendo así el status quo. A veces preferimos que no se escriba aquello que nos molesta y nos acusa, aquello que no delata, aquello que deja al descubierto nuestras miserias, nuestros puntos débiles doctrinales o eclesiales, o morales. La mentira, es mentira, pero la mentira que tiene tintes religiosos es doble mentira, y la media verdad religiosa, es la peor de todas las mentiras, porque es un intento de manipular la verdad sin que se note, y quedar bien.
Los religiosos cristianos somos a veces culpables, no de negar la filiación divina de Jesús, pero si su mesianidad redentora de las miserias de la humanidad que se canaliza y se hace efectiva en su proyecto de reino. Somos culpables de violar la mesianidad de Jesús, cuando reducimos la salvación a un concepto meramente intelectual que atañe solo al alma de la gente. Violamos la verdad tocante al Cristo crucificado cuando, limitamos su obra salvífica a un folleto, dejando a la gente ahogarse en su propia realidad social, económica y moral, que también está afectada por la caída y que necesita redención. Y de esta forma estamos“cumpliendo así, lo que resta a los padecimientos de Cristo”.
Conclusión.
Los principales de los sacerdotes le dijeron a Pilatos, NO ESCRIBAS, y en este corto imperativo se resumen dos ambiciones de la religión mal entendida y que no tiene futuro: la de controlar el poder político y la de controlar la verdad. Dos tentaciones de las debemos de huir si queremos ser fieles discípulos del Rey Mesías.
Por lo tanto:
1. Recuerda que en la pretensión de controlar la política, se esconde una semilla de autodestrucción. Creemos que podemos controlarlos pero es una ilusión, te terminaran controlando a ti, Te usaran y luego te arrinconaran cuando no les sirvas. Te dirán:, es lo que hay: (quo scripsi, scripsi).
2. No te sumes a vinculaciones políticas aunque prometan el oro y el moro, son un caramelo envenenado. Se puede simpatizar más o menos con una determinada opción pero de ahí a vinculaciones más profunda,,,, pues como que no. Si quieres ser político, deja la pastoral y viceversa.
3. Huye de la tentación de creerte que tienes el patrimonio de la verdad bíblica, teológica, ética, así como, de la hermenéutica infalible. Todos los métodos hermenéuticos tienen problemas, algunos más que otros. Se humilde.
4. No olvides que la verdad teológica por muy verdad y grande que sea, nunca puede ser un motivo para el maltrato, para la vejación, y para el ostracismo de nadie.
5. Recuerda que la verdad nos hace libres, a nosotros y a los que nos rodean por medio de nosotros.