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viernes, 22 de noviembre de 2013

Jesucristo es el Señor de tu vida

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial


Jesucristo...Señor De Todo

Querido Amigo:
Queremos que estudies muy detalladamente los dibujos en esta página. Estos cuentan una historia maravillosa—la historia de cómo el Hijo de Dios dejó Su hogar en el Cielo para venir a este mundo para ser nuestro Salvador. Ellos muestran como Él se humilló, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en la cruz. Y también enseñan como Dios ha exaltado al Señor Jesús hasta el trono del Cielo.
Jesucristo es Señor de Todo
Antes que el Señor Jesús ascendiera al Cielo, dio este mandamiento:
Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15).
Entonces les dio esta promesa maravillosa:
y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo
(Mateo 28:20).
El Señor Jesús dejó la tierra con su cuerpo glorificado y resucitado y pasando por las nubes, regresó al Cielo  
Mientras que lo contemplaban, el Señor Jesús fue llevado de ellos y una nube lo recibió. El Señor Jesús dejó la tierra con su cuerpo glorificado y resucitado y pasando por las nubes, regresó al Cielo.
En Sus manos y en Sus pies, llevaba la señal de los clavos. En Su costado, llevaba la señal de la lanza. En su frente, llevaba las cicatrices de la corona de espinas.
Porque el Padre estaba completamente satisfecho con la obra de Su Hijo, le impuso tres grandes honores:
1 Le dio toda potestad en el Cielo y en la tierra
2 Le exaltó al puesto más alto en el universo
3 Le dio un nombre que es sobre todo nombre.

El Poder Dado al Señor Jesucristo

La Biblia dice,
El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano (Juan 3:35).
Una de las cosas que el Padre ha dado a Su Hijo es todo poder. Antes de Su ascensión, el Señor Jesús reveló esta verdad sorprendente a Sus discípulos. Él dijo,
Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra (Mateo 28:18).
Mientras que servimos al Señor Jesús aquí en la tierra, tendremos muchas dificultades y nos encontraremos con muchos obstáculos; pero siempre debemos de recordar que servimos a un Salvador todo poderoso. ¡No hay nada que Él no pueda hacer!

La Posición Dada al Señor Jesucristo

Cuando un rey da un banquete para honrar a alguien, ¿dónde sienta a quien desea honrar más que a todos los otros? Lo sienta a la derecha de él mismo, porque éste es el lugar más elevado de honor.
El puesto dado al Señor Jesús es mucho más elevado que el de cualquiera persona o poder espiritual en el universo  
Cuando el Señor Jesús regresó al Cielo, el Padre quiso darle el lugar más elevado de honor. ¿Dónde estaría este lugar? ¡Estaría a la derecha del Padre, por supuesto! Y este es exactamente el lugar que Dios el Padre ha dado a Su Hijo. La Biblia dice,
[Dios con el] poder de su fuerza, la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales
(Efesios 1:19-20).
El puesto dado al Señor Jesús es mucho más elevado que el de cualquiera persona o poder espiritual en el universo. La Biblia dice que Dios ha puesto todas las cosas debajo de Sus pies. Esto quiere decir que toda criatura está bajo Su autoridad y está sujeta a Él. También, la Biblia dice que Su puesto es sobre todo principado y autoridad y poder y señorío . . . (Efesios 1:21).
Necesitamos abrir nuestros ojos y ver qué cambio más maravilloso se ha efectuado. Mientras que el Señor Jesús andaba aquí en la tierra, Él era dócil y humilde. Pero ahora ha sido recibido de regreso en el Cielo y exaltado al lugar de honor a la derecha de Su Padre. Nadie jamás recibirá un puesto de honor y autoridad como el que recibió el Señor Jesucristo.

El Nombre Dado al Señor Jesucristo

Antes de nacer el Señor Jesús, le fue profetizado,
. . . y se llamará su nombre Admirable . . . (Isaías 9:6).
Esta profecía ha sido cumplida en una manera maravillosa, porque Dios le ha dado un nombre, el cual es sobre todo nombre. El nombre "Jesucristo" es verdaderamente admirable. Podemos pensar en muchos nombres grandes en la Biblia. Podemos pensar en Moisés quien fue llamado "el varón de Dios". Pensamos en David de quien dijo Dios que era un hombre según la voluntad de Dios para el hombre. Podemos pensar en otros nombres grandes en la historia del mundo. Pero hay un nombre que es sobre todo nombre—el nombre "Jesucristo". Dios dice que nunca ha sido y nunca habrá nombre tan grande como este nombre, y es cierto. ¡El nombre "Jesucristo" es sobre todo nombre en este mundo o en el mundo venidero!
Hay un pasaje en Filipenses que cuenta de una manera hermosa cómo Jesús se humilló y como Dios lo ha exaltado:
. . . Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios . . . se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo,
y le dio un nombre que es sobre todo nombre . . . (Filipenses 2:5-9).
Dios el Padre ha declarado solemnemente que, algún día, toda rodilla se doblará al Señor Jesús y toda lengua confesará que Él es Señor  
Dios el Padre ha declarado solemnemente que, algún día, toda rodilla se doblará al Señor Jesús y toda lengua confesará que Él es Señor. La Biblia dice,
para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla . . . y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre (Filipenses 2:10-11).

Jesucristo es Señor de Todo

Lo que sigue son unos de los nombres dados al Señor Jesús en la Biblia:
"Maestro y Señor" . . . . . . . . . (Juan 13:13)
"Señor y Cristo" . . . . . . . . . (Hechos 2:36)
"Señor de todos" . . . . . . . (Hechos 10:36)
"Rey de Reyes y Señor de Señores" . . . . . . . (Apocalipsis 19:16)
El nombre "Señor" quiere decir "amo". Dios el Padre ha hecho al Señor Jesucristo gobernador y Señor de todo el universo. Él debe gobernar y reinar, y todos tienen que sujetarse a Él y obedecerle.

Jesucristo tiene que ser el Señor de Nuestras Vidas Ahora

Si somos cristianos, pertenecemos al Señor Jesucristo. Él nos ha comprado con Su propia sangre. La Biblia nos recuerda que,
no sois vuestros . . . Porque habéis sido comprados por precio
(1 Corintios 6:19-20).
Es el propósito de Dios que Jesucristo sea no solamente nuestro Salvador, sino también nuestro Señor. La Biblia dice,
Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven (Romanos 14:9).
Sabemos que Jesucristo es el Señor del Cielo; por eso, Él es Señor de todos los que han muerto y han ido al Cielo. También es el propósito de Dios que Jesús reine como Señor en nuestras vidas aquí en la tierra para que Él pueda guiar nuestras vidas a la voluntad perfecta de Dios.
Aunque el Señor Jesús está presente en la vida de cada creyente, Él no puede dirigir aquella vida si no se le reconoce como Señor. Él tiene que ser Quien decida qué es lo que debemos de hacer. Tiene que llegar el día en que le hagamos Señor de nuestra vida—un día tan definitivo como el día en que le recibimos como nuestro Salvador.
Tal vez tú nunca antes te habías dado cuenta que Dios ha hecho a Jesucristo el Señor de todo. Tal vez el Espíritu de Dios te ha mostrado que Él debe tener el mismo puesto en tu corazón que tiene en el universo. Tal vez ahora quieras hacerle Señor de tu vida para que puedas conocer la voluntad perfecta de Dios para tu vida. Aquí tienes una oración que quizás quieras orar:
Señor Jesús, tú eres Señor del Cielo y de la tierra. Quiero que tú seas Señor de mi vida. De ahora en adelante, tú eres mi Señor. Soy tu siervo(a). Enséñame tu voluntad perfecta para mi vida. Sea hecha tu voluntad, y no la mía, en mi vida. Amén.

Versículos para memorizar de la lección 6:

La cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero (Efesios 1:20- 21).
Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre (Filipenses 2:10-11).
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios (1 Corintios 6:19-20).
A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos (Mateo 10:32).
Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven (Romanos 14:9).

El Puente

Una Alegoría
por W. C. Irvine
El puente es Cristo
En mi sueño vine a la orilla de un gran río. Barcos de diferentes clases y tamaños constantemente cruzaban para la otra orilla; algunos parecían de una clase especial y siempre cruzaban seguros, pero muchos, muchísimos, no llegaron a la otra orilla.
Pasado el tiempo un gran puente fue construido a un costo tremendo, el cual amplió el río, y sobre este puente día y noche pasaba una corriente continua de personas—ancianos y jóvenes, ricos y pobres, sin temor de las traicioneras aguas abajo. A pesar que muchas personas cruzaban el puente con mucho gozo y canto, miles llegaban a las orillas del río y con mucho dolor y grande gasto construyeron sus barquillos y se embarcaban para la otra orilla— pero lástima, sin éxito. Los barcos que anteriormente habían cruzado con seguridad ahora ya no estaban, ni uno desembarcaba; todos los demás como antes, se perdían.
Queriendo saber el significado de todo esto, me acerqué a un guardián vestido de blanco, quien bondadosamente me informó. Me dijo, "este el río de la muerte, cada momento algunos están partiendo de su hogar terrenal para el más allá. Pero, lástima, la gran mayoría rehúsa el paso seguro por el bien construido puente, prefiriendo confiar en sus propias fuerzas para la seguridad. Sus pequeños barcos luego naufragan y se pierden."
"Pero," dije yo, "¡ antes que se construyera el puente muchos tuvieron éxito en llegar a la otra orilla, y ahora no lo hacen!"
"Ah," dijo el guardián, "antes que viniera Cristo, algunos obedientes a la ley de Dios y confiando en Él, llevaron el sacrificio convenido, y por la eficacia de la obra de Cristo en el Calvario, llegaron al otro lado seguros. Ahora no está hecha tal provisión; en Cristo, y solamente en Cristo hay seguridad. El puente es Cristo."
"Pero," dije yo, "¿por qué no cruzan todos por el puente? ¿Hay tales condiciones puestas que lo hacen imposible para la mayoría usarlo?"
"No, no," contestó él, "para nosotros que observamos, aquí está el misterio de las edades. El puente es GRATIS para todos quienes con fe sencilla aceptan al Cristo de Dios como su Señor y Salvador."
"Pero," me atreví a preguntar, "¿esto lo saben todos los habitantes de la tierra?"
"Sí, a la verdad, aunque parezca increíble, el Creador del Cielo y la tierra ha proclamado esta noticia bendita por unos 2000 años; y sin embargo—"
¡Y SIN EMBARGO MUCHOS QUE LEEN ESTA PUBLICACIÓN ESTÁN TRATANDO DE LLEGAR AL CIELO POR HACER BUENAS OBRAS! ¿Y TÚ?!

¿Crees Tú de VERDAD?

Esto es lo que escribió un ateo (uno que no cree en Dios):
Si creyera yo de verdad, como millones afirman creer, que el conocimiento y la práctica de la religión en esta vida influye en el destino en otra vida, la religión significaría todo para mí. Yo rechazaría los placeres terrenales como basura, las preocupaciones terrenales como locuras y los pensamientos terrenales como vanidad. La religión sería mi primer pensamiento al despertar, y mi última imagen antes que el sueño me hundiera en la inconsciencia. Yo trabajaría solamente por esta causa. Pensaría solamente en el mañana de la Eternidad. Estimaría que un alma ganada para el Cielo valdría una vida de sufrimiento. Las consecuencias terrenales nunca me detendrían ni sellarían mis labios. La tierra, sus goces y sus tristezas no ocuparían por un momento mis pensamientos. Lucharía para estar ocupado sólo con la Eternidad y las almas inmortales alrededor de mí, prestos para ser eternamente felices o eternamente miserables. Iría a todo el mundo y les predicaría a tiempo y fuera de tiempo, y mi texto sería,
"¿QUÉ APROVECHARÁ AL HOMBRE SI GANARE TODO EL MUNDO, Y PERDIERE SU ALMA?"
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