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jueves, 10 de septiembre de 2015

...El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros. Porque la circuncisión en verdad aprovecha si practicas la Ley, pero si eres trasgresor de la Ley, tu circuncisión se ha hecho incircuncisión. Así que, cuando el incircunciso obedece las ordenanzas de la Ley, ¿no será tenida su incircuncisión como circuncisión?

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 



Preparamos nuestro Estudio para enseñar 
Romanos 2:17-29
Los judíos y la Ley

17      Pero si tú, que te llamas judío y te apoyas en la Ley, y te enorgulleces en Dios,
18      y conoces la voluntad, e instruido por la Ley apruebas las cosas mejores,
19      y estás confiado en que eres guía de ciegos, luz de los que están en tinieblas,
20      instructor de indoctos, maestro de niños, que tienes en la Ley la esencia del                         conocimiento y de la verdad.
21      Tú pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú, que predicas que no se           hurte, ¿hurtas?
22      Tú, que dices que no se adultere, ¿adulteras? Tú, que abominas de los ídolos,                     ¿profanas templos?
23      Tú, que te jactas de la Ley, ¿por medio de la infracción de la Ley deshonras a Dios?
24      Porque, como está escrito: el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por               causa de vosotros.
25      Porque la circuncisión en verdad aprovecha si practicas la Ley, pero si eres                           trasgresor de la Ley, tu circuncisión se ha hecho incircuncisión.
26      Así que, cuando el incircunciso obedece las ordenanzas de la Ley, ¿no será tenida               su incircuncisión como circuncisión?
27      Y si la incircuncisión que es por naturaleza cumple la Ley, te juzgará a ti, que a pesar           de la letra y de la circuncisión eres trasgresor de la Ley.
28      Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es circuncisión la que aparece                       exteriormente en la carne;
29      sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, por el             Espíritu, no por la letra; cuya aprobación no proviene de hombres, sino de Dios.

El fracaso del judío, 2:17–24. 

Pablo ha dicho que el juicio de Dios es imparcial, que es según los hechos. El judío que peca teniendo la ley será juzgado por la ley (2:12). El gentil que peca sin tener la ley será juzgado por la luz que puede proveer su sentido interior de lo correcto, su conciencia y su evaluación racional de su conducta. Cuando él hace algo que la ley estipula, esto será reconocido por Dios aunque él no tiene la ley. 

A pesar de que mucho de lo que Pablo ha dicho en este capítulo tiene una aplicación general, su interés específico está en la situación del judío y ahora (2:17) se dirige explícitamente a un representante imaginario del grupo. Demostrará que la posesión de la ley no ha producido obediencia a ella de parte de los judíos. En 2:17–20 hablará de los privilegios de los judíos y en 2:20–24 mediante una serie de preguntas demostrará que la posesión de todos estos privilegios no ha significado una vida de obediencia a la ley.

El apóstol inicia el versículo 17 mencionando las cosas de las cuales los judíos tenían un orgullo especial por ser lo que a su criterio los hacía superiores a los gentiles. Primero en la lista es el nombre judío. La forma gramatical permite la traducción “te llamas judío” (NBE).

La traducción de la RVA puede sugerir una interpretación irónica de la frase, la posibilidad de tener nombre de ser judío sin ser realmente judío (comp. v. 29). Sin embargo, las expresiones de estos versículos (17 al 20) no son simples ironías. Pablo está reconociendo sinceramente la posición y la misión que Dios había dado a los judíos en medio de los gentiles.

Para el judío la ley era la base firme en que podía confiar en el juicio; descansaba tranquilamente en la supuesta seguridad que le proveía. Además, se gloriaban en Dios. El término gloriarse es uno de los favoritos de Pablo y que puede referirse a un orgullo por motivos inapropiados o puede referirse a un orgullo sano por motivos legítimos como gloriarse en Dios (5:11), en Cristo (15:17; Fil. 3:3) y en la cruz de Cristo (Gál. 6:14). El judío podía tener un orgullo justificado en su Dios. Lamentablemente su orgullo en Dios lo llevaba a la actitud incorrecta de confianza en que sus propios méritos son la explicación de esta relación especial con Dios.

El versículo 18 sigue con la lista de privilegios. El texto original dice simplemente “la voluntad”, pero la voluntad de Dios es tan central para Pablo que cuando él dice simplemente “la voluntad”, solamente puede referirse a la voluntad divina (comp. 1 Cor. 16:12; el término aparece 24 veces en los escritos paulinos y por lo menos 20 veces se refiere a la voluntad de Dios). La siguiente frase es ambigua. Puede significar “distinguir entre las cosas diferentes”, esto es, “distinguir entre el bien y el mal”, o puede significar “aprobar lo mejor”. 

El consenso general favorece el segundo sentido que es aceptado por los traductores de la RVA. Otra traducción es “distinguir lo que importa”, vale decir, “diferenciar entre lo que es esencial y lo que no lo es” (comp. BLA: apruebas las cosas que son esenciales). La última parte del versículo debe entenderse con las dos frases anteriores. Es precisamente porque están instruidos en la ley que los judíos pueden conocer la voluntad de Dios y aprobar lo mejor.

En los versículos 17 y 18 Pablo se ocupó de la manera en que el judío se consideraba a sí mismo en su relación con Dios y con su ley. Ahora, el versículo 19, pasa a hablar de la manera en que el judío se veía en su relación con los paganos. El judío estaba convencido de que sus privilegios le otorgaban un lugar de superioridad sobre los paganos. El papel que el judío presumía desempeñar en relación con el pagano se describe mediante dos metáforas, la de la persona con vista que guía a los que no ven, y la de la persona que posee una luz con la cual ilumina el camino de aquellos que están en la oscuridad.

Era cierto que la revelación que Dios había dado a los judíos los capacitaba para una misión de iluminación. El tesoro de la revelación divina había de ser compartido con todo el mundo. Pero la misión de compartir la revelación debía llevarse a cabo con humildad en la comprensión de que la posesión de la verdad no se debía a la superioridad innata del judío sino a la gracia de Dios. 

El comentario de Morris es acertado: “El peligro de asumir que uno es guía para otros es lo que tan fácilmente lleva a la convicción de que uno es inherentemente superior a los demás”. Es el mismo peligro que corre el creyente cuando intenta dar testimonio de su fe al incrédulo.

El Apóstol agrega dos expresiones más en el versículo 20, para ilustrar la manera en que el judío veía su relación con los paganos. Las dos expresiones son paralelas y en su sentido general equivalentes (instructor de los que no saben, maestro de niños). Estrictamente interpretadas la primera es general y habla de la instrucción de cualquiera a quien le falta conocimiento, mientras la segunda se refiere específicamente a la instrucción de niños.

Según la definición estricta de la palabra traducida como niño, se refiere a infantes; aquí se usa metafóricamente para designar a personas a quienes les falta madurez (los faltos de madurez, BLA). Si se ha de distinguir entre instructor y maestro, el primer término enfatiza orientación moral práctica, y el segundo, enseñanza de carácter más teórico. Se pueden interpretar los versículos como una referencia a la influencia que el judío común debe tener en sus contactos con el pagano y, más precisamente, de aquellos que instruían a los convertidos del paganismo.

Lo que calificaba al judío para desempeñar este papel entre los paganos era la ley, la completa expresión del conocimiento y de la verdad. Ellos tienen el saber y la verdad plasmados en la ley (NBE). El orgullo del judío era estar convencido de tener la ley. El judío estaba convencido de que en el libro de la ley él tenía la verdad en forma tangible.

Abruptamente al llegar a la primera parte del versículo 21, Pablo interrumpe la enumeración de privilegios de los judíos y empieza una serie de cinco declaraciones que los traductores en general toman como preguntas retóricas de acusación. Están destinadas a demostrar que los judíos no han sido consecuentes con su misión de ser maestros de los paganos.

Los versículos 20b a 22 nos expresan claramente lo que está sucediendo con el que roba y el que adultera. No es tan clara la referencia a cometer sacrilegio aunque muchas veces, como en este caso, aparece junto a robo y adulterio en las listas de pecados y vicios. El término debe traducirse “saquear templos” (BLA). El ídolo era para el judío algo abominable, pero presumiblemente podía aprovechar el saqueo (por él o por otro) de templos para lograr ganancias mediante el tráfico de los objetos robados. Así el judío promovía la idolatría a pesar de no fabricar él mismo ídolos, ni adorarlos.

El rabino Jochanan ben Zakkai, hablando unos 10 años después de la composición de Romanos, lamenta el aumento entre los judíos del asesinato, el adulterio, los vicios sexuales, la corrupción comercial y judicial y otros males (citado por Cranfield). Pero la culpabilidad de algunos judíos de estas ofensas no parece satisfacer las exigencias del argumento de Pablo de que todos los judíos son culpables (comp. 2:1). La mejor respuesta a este problema puede ser la de Cranfield que reconoce que cuando el robo, el adulterio y el sacrilegio se entienden estricta y radicalmente, no hay hombre que no sea culpable de los tres (comp. Mat. 5:21–48).


Bosquejo homilético
La salvación es para todos
Romanos 2:1-29
  I.      Los gentiles necesitan la salvación (2:1-16).
    1.      Aun "los jueces" serán juzgados (2:1-11).
             (1)      El juez que se juzga a sí mismo (v. 1).
             (2)      El juez hipócrita es juzgado por la verdad (v. 2).
             (3)      El juez que juzga pobremente (v. 3).
             (4)      Al juez presuntuoso se le paga con ira (vv. 4-11).

    2.      Desconocer la ley no exime del juicio (vv. 12-16).
             (1)      Los que pecan morirán  (v. 12).
             (2)      Los gentiles sí tienen una ley (vv. 13-15).
             (3)      Jesucristo juzgará en consecuencia (v. 16)

  II.      La necesidad de salvación por parte de los judíos (2:17-19).
    1.      Los judíos son condenados por su propia ley (2:17-24).
             (1)      La autosuficiencia del judío (2:17-20).
             (2)      La inconsistencia del judío deshonra a Dios (2:21-24).

    2.      La circuncisión tiene sus limitaciones (2:25-29).
             (1)      Carece de importancia si no se guarda la ley (2:25-27).
             (2)      El verdadero judío es el que está circuncidado en el corazón, en el Espíritu                             (2:28, 29).


Al llegar al versículo 23 la forma de expresión cambia y aunque la mayoría de las versiones entienden que la oración es una pregunta, otras (DHH) la interpretan como una declaración. Sea pregunta o declaración su función es resumir el contenido de los versículos 21 y 22. El término traducido como te jactas es el mismo que en el versículo 17 se traduce como te glorías (ver el comentario sobre v. 17). El judío podía gloriarse en la ley por motivos correctos o equivocados, pero su gran problema era que por su desobediencia a la ley deshonraba a Dios que había dado la ley. Lo que vale no es la posesión de la ley sino la obediencia a ella.

El Apóstol ahora cita las Escrituras (v. 24) para comprobar lo que ha estado señalando. Se debe notar que la frase como está escrito aparece después de la cita en el texto en el original (NBE, BLA), aunque los traductores de la RVA y de la RVR-1960 la han colocado antes. Aparentemente es la única ocasión en que Pablo pone esta fórmula después de la cita y no es evidente por qué lo hace. 

Algunos piensan que al poner al final la indicación de que la acusación es de las Escrituras, Pablo le da más solemnidad. La cita es de Isaías 52:5 (comp. Eze. 36:20, 23; 2 Ped. 2:2). El apoyo de las Escrituras hace que la acusación del Apóstol tenga más seriedad. Algunos autores encuentran en la declaración de Pablo un tono de indignación y amargura. Es la indignación del judío de mente elevada que al viajar por las grandes ciudades del mundo pagano descubría que éste se burlaba de la fe en Dios debido a la mala conducta de algunos judíos. El hombre de fe es siempre la evidencia más favorable o desfavorable de la fe que éste profesa.

Lo que es ser judío, 2:25–29
Hasta este punto, Pablo ha hablado de los privilegios de la ley en términos generales. Ahora señala una provisión de la ley que era la señal de la admisión a los beneficios del pacto, la circuncisión.

Para un judío era impensable que un hombre correctamente circuncidado no lograra la salvación (v. 25). Se creía que Abraham estaría a la puerta del infierno para evitar que cualquier judío circuncidado entrara allí. Pablo corrige esta actitud equivocada. La circuncisión es útil solamente si es señal de observar la ley. Para el Apóstol, practicar la ley no era asunto de observar algunos reglamentos sino de cumplir con aquella relación de fe en Dios que la ley apuntaba (3:31; 10:6 ss.). Sin esta relación con Dios, la circuncisión del judío se convertía en incircuncisión.

Pablo, en el versículo 26 presenta la otra cara de la moneda. La respuesta anticipada para la pregunta retórica es sí, será considerada como circuncisión. Al hablar del cumplimiento de los justos preceptos de la ley, Pablo aparentemente se refiere a las evidencias o el fruto de una fe salvadora. Parece claro que él está hablando de creyentes gentiles (comp. 2:7–10 y el comentario respectivo).

El Apóstol expone inmediatamente (v. 27) las implicaciones de lo que acaba de decir. El gentil incircunciso cumplidor de la ley se convierte en juez del judío circunciso trasgresor de la ley. La referencia es a creyentes gentiles que confían en Dios y lo obedecen sin haber sido circuncidados y sin haber tenido la ley escrita como la tenían los judíos. En el juicio final estos gentiles constituirán evidencia en contra de los judíos de lo que ellos deberían haber sido y de lo que podrían haber sido. En este sentido el gentil “juzgará” al judío.

Los términos judío y circuncisión requieren nuevas definiciones, y Pablo suple estas definiciones en sentido negativo en el versículo 28 y en sentido positivo en el 29. La gramática en el original es difícil, pero el sentido es claro. Ser judío es más que cumplir con ciertos preceptos superficiales que pueden ser observados por otros. La circuncisión genuina no es la operación física que deja una señal visible.

Ser judío no depende en última instancia de evidencias observables, sino de la condición del ser interior de la persona. La circuncisión genuina es la del corazón, una expresión del AT (Lev. 26:41; Deut. 10:16; 30:6; Jer. 4:4; 9:26) que se refiere a la actitud interior adecuada exigida por Dios para que el hombre pueda gozar de una buena relación con él.

Definición de términos
Ley (2:12): 
El gran legislador de Israel es Moisés. La torah  entera, el Pentateuco, se llama el libro de Moisés (Jos. 8:31 y 2 Rey. 14:6) o la “ley de Moisés”. (Neh. 13:1; 2 Crón. 2 Crón. 25:4). Por ley puede designarse a los Diez Mandamientos (Éxo. 20:3-17), a los cinco primeros libros de la Biblia (Mat. 5:17; Luc. 16:16), a todo el AT (Juan 10:34; 12:34). Los judíos del tiempo veterotestamentario demostraban su fe en Dios cumpliendo la ley. El propósito de esta era preparar el camino para la venida de Cristo (Gál. 3:24).

Circuncisión (2:25): 
Corte del prepucio. Este rito fue instituido por Dios mismo como señal del pacto con Abraham y sus descendientes (Gén. 17:10). Se debía circuncidar a todos los niños al octavo día de su nacimiento. La iglesia cristiana no obligaba a esta práctica (Hech. 15:5; Gál. 5:2).

Adulterio (2:22): 
Es la relación sexual cuando una de las personas involucradas está casada con otra. Los Diez Mandamientos lo condenan expresamente (Éxo. 20:14). En el AT, el adulterio tiene también sentido figurado relacionado a la idolatría del pueblo de Israel. El esposo (Dios) es traicionado por la esposa infiel (Israel), quien comete adulterio yendo tras otros dioses (ver el libro de Oseas).

Pecado (3:9): 
En el AT tenemos una serie de palabras para expresar “pecado”, pero todas tienen un concepto activo. Esto quiere decir que no es una situación o una actitud, sino un hecho, un proceder. La primera palabra es jat que significa “falta” o “errar el blanco”, malograr, no lograr algo, accidentarse. El énfasis está en el resultado final de la actuación y no en las intenciones. También tenemos av  que posee la idea de “torcido”, “desviarse del camino”. 

Aquí en cambio no se habla sólo del hecho pecaminoso, sino también de la voluntad. En tercer lugar tenemos a pesha, que no se usa con frecuencia y que designa la rebelión desobediente que proviene del orgullo (Rom. 5:19; Sal. 2). Por último, tenemos la palabra shag 7686 que significa “errar” o “equivocarse”. 

Se utiliza para designar toda trasgresión hecha sin intención alguna, incluso por ignorancia. La palabra griega para “pecado” es jamart 266, que significa “fallar”. Pablo nos dice que el pecado vino por medio de Adán (5:12), que se paga con la muerte (6:23). La muerte aparece por la caída en el pecado y es experimentada como un mal (5:17). La muerte pasó a todos los hombres (5:12). Pero el autor aclara que a pesar de nuestro pecado, Dios nos ama y nos envió a su hijo a morir por nosotros (5:8).
 
La circuncisión verdadera es la que se efectúa en espíritu y no en la letra. La RVA y la RVR-1960 entienden que la expresión en espíritu se refiere al espíritu del hombre. Así sería equivalente a las dos expresiones anteriores, lo íntimo y el corazón. Según esta manera de interpretar la expresión el contraste es entre un cambio genuino y profundo en el ser interior, y la realización de un rito legalista y superficial. 

Pero la frase en espíritu puede tener el sentido “por el Espíritu” y referirse al Espíritu Santo. En este caso la referencia es a un cambio operado solamente por Dios y no por agencia humana. Las dos interpretaciones son atractivas y coherentes con el contexto y con lo demás del NT. En este contexto es preferible la interpretación de la RVA.

Un juego de palabras puede estar reflejado en la frase final del versículo 29. La palabra judío viene de Judá que significa alabanza (comp. Gén. 29:35; 49:8). Uno puede reclamar ante los demás el uso del nombre judío cuyo mismo significado indica el favor divino, pero en última instancia el reconocimiento valedero de que uno es verdaderamente judío vendrá solamente de Dios.
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