viernes, 28 de septiembre de 2012

IICorintios: Tema 3 - La Visita que causa tristeza

biblias y miles de comentarios
 
Pablo va a continuar en el capítulo dos tratando varios temas como el plan de visitarlos, el del hermano ofensor y el perdón que se le debía dar. Además como era su estilo introduce una figura de victoria militar de aquel entonces, la misma que se llevaba a cabo cuando había alguna victoria romana importante, comparando esta escena con el triunfo de Cristo y sus seguidores.
I. UNA VISITA QUE CAUSÓ TRISTEZA, 2 Co. 1:23 - 2:4.
La conclusión del capítulo en este punto de la carta es inoportuna, pues Pablo sigue exponiendo sobre la visita que no se realizó en el capítulo uno.  
    v. 1 “En efecto, decidí no hacerles otra visita que les causara tristeza”.  Decíamos en la lección anterior que Pablo no fue a visitar a los corintios por su consideración y aprecio a los hermanos, no quería ejercer su autoridad apostólica para disciplinar y esperaba el momento oportuno para visitarlos.
El apóstol no iría mientras existieran entre ellos problemas, los mismos que habían causado dolor en su corazón y que le obligaban a restaurar tales actos de indisciplina.
En la Primera Carta a los corintios, Pablo preguntó si debía ir a ellos con vara o con un espíritu amable y cariñoso, 1 Co. 4:21. Luego de escribir la 1 Carta les hizo una visita intermedia para tratar de solucionar los problemas existentes, pero fue un fracaso y salió apresuradamente sin resultado alentador, 2 Co. 2:1. Luego de ello les escribió la carta dolorosa.
Este versículo contiene la principal razón por la que el apóstol no hizo la visita prometida. No fue por inconstancia sino por amor a ellos, y el deseo que su visita sea mutuamente agradable.
v. 3 “Les escribí como lo hice para que, al llegar yo, los que debían alegrarme no me causaran tristeza. Estaba confiado de que todos ustedes harían suya mi alegría”.
Se supone que la carta dolorosa que Pablo les envió con Tito estaba llena de cariño y exhortación para corregir los problemas en la iglesia. Los deseos sinceros de Pablo eran la mutua felicidad, en base al respeto de la Palabra de Dios. Salmos 103:13 dice: “Tan compasivo es el Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos”. De esta manera también Pablo trató a los hermanos en Corinto, como un padre trata a su hijo, con amor paternal.
El propósito de la Carta Dolorosa o Severa está aquí: “Les escribí como lo hice para que, al llegar yo, los que debían alegrarme no me causaran tristeza”.
El trato delicado, gentil y prudente se percibe en estos versículos de parte del apóstol de los gentiles.
v.4Les escribí con gran tristeza y angustia de corazón, y con muchas lágrimas, no para entristecerlos sino para darles a conocer la profundidad del amor que les tengo”.
Estos pasajes señalan algunos aspectos de la reprensión eficaz:
1.    Cuando era necesario era severo con ellos.
2.    Cuando exhortaba o reprendía lo hacía con amor.
3.    Cuando exhortaba o reprendía lo hacía con el corazón quebrantado.
4.    Cuando exhortaba o reprendía lo hacía con lágrimas en sus ojos.
5.    No tenía el propósito de herir, mas el de edificar.
6.    No lo hacía con el propósito de ejercer su autoridad[1].
II. PERDÓN PARA EL PECADOR, vv.5-11.
v. 5 “Si alguno ha causado tristeza, no me la ha causado sólo a mí; hasta cierto punto --y lo digo para no exagerar-- se la ha causado a todos ustedes”.
Pablo no identificó al ofensor para facilitar su restauración dentro de la iglesia, aunque los cristianos en Corinto sí lo reconocían fácilmente. El pecado es un asunto muy serio para Dios, no sólo mancha al infractor sino también a toda la congregación; también invita al resto a pecar. Por ser la iglesia un solo cuerpo de miembros, el sufrimiento o tristeza de un miembro es sentido por todo el cuerpo, de la misma manera cuando hay regocijo o alegría.
Posible Identidad del Pecador:
Hay algunas sugerencias sobre la posible identidad de esta persona:
  1. El hombre que cometió incesto, 1 Co. 5:1-5. Este hombre recibió el castigo, se arrepintió y pidió perdón, 2 Co. 2:5-11.
  2. Otra hipótesis es que el ofensor sea alguien que se oponía al apóstol personalmente y que había sido disciplinado severamente por la iglesia. No se sabe qué tipo de ofensa, pero sí conocemos que tal ofensa afectó a la iglesia en conjunto y la misma actuó oportunamente para dar el castigo, 2 Co. 2:6. Luego que este se arrepintiera fue perdonado por el apóstol y también por la membresía.
  3. Otros dicen que fue el incestuoso el que ofendió al apóstol durante su segunda visita a Corinto. Este hermano estuvo lleno de rencor hacia el apóstol y en vista de esto le ofendió. Luego de este triste acontecimiento, Pablo escribió la carta severa y la envío con Tito. También es otra hipótesis.
Es claro notar que el apóstol protegió la identidad del pecador, por esta razón es difícil reconocer a tal persona; pero la misma sí era conocida por los miembros de la iglesia en Corinto.
Pablo no usó duros términos en contra del ofensor, más bien fue tierno y amable para así conciliar sus sentimientos y calmar su dolor. La congregación castigó suficiente a esta persona, aunque algunos miembros consideraban que no era suficiente.
       Entre los versículos 5 al 11 de 2 Corintios capítulo 2, la palabra perdón se repite cinco veces. Es claro el énfasis de Pablo de buscar y reafirmar al pecador en la comunión mutua con los hermanos basado en un genuino perdón.
v .6 “Para él es suficiente el castigo que le impuso la mayoría”.
 Al parecer algunos miembros de la congregación estorbaron en la disciplina, luego de recibir la carta triste la mayoría de creyentes comprendieron que la medida disciplinaría era lo que dictaba Dios para la sanidad espiritual del cuerpo.
En casos de disciplina los ofensores tienen sus simpatizantes, quienes por lo general le protegen y son un obstáculo para su disciplina y restauración del individuo.
El castigo es la expulsión, 1 Co. 5:2 y 13. Este es el último recurso divino para buscar el verdadero arrepentimiento del pecador. No es el propósito alejarlo del cuerpo espiritual, sino más bien hacerle recapacitar de la comunión rota con Dios y la membresía.
Ejercer la disciplina en la iglesia no es fácil para los líderes, pero es el único camino dado por Dios para precautelar la santidad de la misma.
v.7“Más bien debieran perdonarlo y consolarlo para que no sea consumido por la excesiva tristeza”.
Más bien debieran perdonarlo y consolarlo”. Una vez que se ha arrepentido y se ha apartado del mal camino, la ley de Cristo exige que tal persona sea reintegrada en espíritu de mansedumbre, y que sus hermanos cristianos tengan presente su propia debilidad y la propensión a caer ante la tentación[2].
Si Dios ha perdonado al pecador, los miembros están llamados a hacer lo mismo, Col. 3:13.
v. 8 “Por eso les ruego que reafirmen su amor hacia él”.
La palabra reafirmen significa dar autoridad, establecer como válido, confirmar y aquí quiere decir que ellos deberían dar fuertes expresiones y garantías de su amor hacia él.
v. 9 “Con este propósito les escribí: para ver si pasan la prueba de la completa obediencia”.
Pablo se refiere a la carta anterior dolorosa o triste que les escribió. Pablo en lugar de ir personalmente a resolver ciertos asuntos disciplinarios optó por escribirles y darles la oportunidad a ellos de mostrar si estaban dispuestos a ser obedientes. El pedido del apóstol fue: “Más bien debieran perdonarlo y consolarlo para que no sea consumido por la excesiva tristeza”. ¿Estaban dispuestos los hermanos en Corinto a obedecer o someterse al apóstol? Sí, ellos lo hicieron.
“Por eso les ruego que reafirmen su amor hacia él. Con este propósito les escribí: para ver si pasan la prueba de la completa obediencia. A quien ustedes perdonen, yo también lo perdono. De hecho, si había algo que perdonar, lo he perdonado por consideración a ustedes en presencia de Cristo” vv.7-10.
v. 10 “A quien ustedes perdonen, yo también lo perdono. De hecho, si había algo que perdonar, lo he perdonado por consideración a ustedes en presencia de Cristo”.
“A quien ustedes perdonen, yo también lo perdono” Pablo está diciendo a los corintios que sean ellos de corazón los primeros en perdonar al ofensor y que luego él lo hará.
“De hecho, si había algo que perdonar”. Pablo minimiza la ofensa cometida. Más bien muestra un espíritu generoso para así no estorbar la causa de Cristo. ¿El incesto cometido puede ser algo fácil de perdonar? ¿Dios perdonó el homicidio de Pablo contra Esteban? Sabemos que Dios perdona, porque ese es su amor para nosotros cuando hay un genuino arrepentimiento.
“lo he perdonado por consideración a ustedes en presencia de Cristo”
Pablo dice que ya perdonó al ofensor, esta conjugación del verbo es tiempo pasado.
v. 11 “Para que Satanás no se aproveche de nosotros, pues no ignoramos sus artimañas”.
 Satanás toma ventaja de las iglesias cuando la disciplina de la iglesia debe ser ejercida. Por un lado, el pecador tiene simpatizantes que estorban la disciplina e impiden la restauración del pecador; y por el otro, líderes que por no molestar o incomodar a los pecadores no mueven un dedo por buscar la santidad del Cuerpo. De todo esto se aprovecha el maligno. Además en el ejercicio de la disciplina se puede llevar a la tiranía de los líderes. ¿Cuál el es el propósito de Satanás? Su propósito es de frustrar la obra de Cristo en su iglesia sobre la tierra.
Con la dispersión del pueblo de Dios, Satanás puede bloquear el progreso de la iglesia y el reino de Cristo[3].
III. MINISTROS DEL NUEVO PACTO, vv.12-17.
A. La ansiedad de Pablo.
v. 12 -13 “Ahora bien, cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo,  descubrí que el Señor me había abierto las puertas. Aun así, me sentí intranquilo por no haber encontrado allí a mi hermano Tito, por lo cual me despedí de ellos y me fui a Macedonia”.
Pablo había acordado con Tito encontrarse en Troas en una fecha determinada, pero al llegar no encontró a su dilecto colaborador.
Troas era una ciudad portuaria ubicada a 16 kilómetros al sur de la antigua ciudad de Troya (actual Turquía) y en la ruta principal entre el Asia Occidental y Macedonia. Su visita en Troas fue fructífera para el avance el evangelio, pero su gran preocupación por Tito le hizo avanzar a la provincia de Macedonia en su búsqueda.


Estando en esta provincia y talvez en la ciudad de Filipos se encontró finalmente con Tito, quien le traía noticias alentadoras de la congregación de Corinto.
B. La Misión del Cristiano.
v. 14 “Sin embargo, gracias a Dios que en Cristo siempre nos lleva triunfantes y, por medio de nosotros, esparce por todas partes la fragancia de su conocimiento”.
Pablo hace un cambio de tema y va a topar la obra de Dios en el mundo por medio de la predicación del evangelio. 
“siempre nos lleva triunfantes”. Estas palabras de Pablo evocan a la entrada triunfante de un general romano en la capital de Roma, en cuyos desfiles salían en primer lugar los del senado, luego los sacerdotes, el general romano, sus soldados y finalmente los prisioneros por orden de rango. Aquí, los sacerdotes llevaban sus incensarios llenos y humeantes, para los vencedores los aromas de estos incensarios era para su gozo y alegría, mas para los vencidos este olor significaría derrota. Al final del desfile, los cautivos eran normalmente ejecutados como tributo al conquistador: Para los vencedores la fragancia es dulce; para los cautivos, ese es olor de muerte[4].
Reconocimiento al general romano victorioso:
Para que se diera el reconocimiento público al general debían darse las siguientes condiciones:
1.    Tenía que haber sido el comandante en jefe real en el campo de batalla.
2.    La campaña tenía que haber terminado por completo.
3.    La región pacificada.
4.    Las tropas victoriosas debían haber regresado al hogar.
5.    Al menos cinco mil enemigos debían haber muerto en un encuentro.
6.    Se debía haber ganado una extensión positiva de territorio.
7.    La victoria tendría que haber sido sobre un enemigo extranjero y no tratarse de guerra civil[5]
El olor de este sacrificio humano es comparado como fragancia y aroma. Para la mente judía estas palabras evocaban a los sacrificios dados a Dios en el Antiguo Testamento.
v. 15 “Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden”.
            La comparación entre las fragancias o los aromas y la predicación es acertada, pues los aromas se esparcen de una manera suave y llenan todo lugar. Así fue la predicación, comenzó en Jerusalén y luego avanzó a la región de Judea, Samaria y a todo el mundo. La predicación del evangelio es un medio por el cual Dios hace juicio, los que obedecen son victoriosos y los que lo rechazan se convierten en los que se pierden. La respuesta al evangelio crea dos categorías de la humanidad:
1.    Los que se salvan.
2.    Los que se pierden.
Aceptar el evangelio de Jesucristo es un paso de fe y una fe obediente, pues el hombre o mujer debe creer en las palabras de Jesucristo y obedecerlas.
v. 16 “Para éstos somos olor de muerte que los lleva a la muerte; para aquéllos, olor de vida que los lleva a la vida. ¿Y quién es competente para semejante tarea?”.
Lo que los cristianos testifican son olor de muerte para los que se pierden, no porque el evangelio se haya corrompido en su olor o tenga que ver con la muerte, sino porque rechazan la gracia vivificante de Dios, los incrédulos escogen la muerte para sí mismos[6].  
v. 17 “A diferencia de muchos, nosotros no somos de los que trafican con la palabra de Dios. Más bien, hablamos con sinceridad delante de él en Cristo, como enviados de Dios que somos”.
Algunos acusaban seguramente que Pablo era un comerciante de la Palabra de Dios, cosa muy alejada de la verdad, el apóstol les responde que de ninguna manera es cierta tal acusación, pues él era sincero en su ministerio y no guardaba una conducta ambiciosa. Charlatanes se habían infiltrado en la congregación de Corinto y estaban haciendo de las suyas, obteniendo dinero del bolsillo de ellos.
Esta conducta impropia de un cristiano se ha repetido y repite en la historia de la iglesia, hombres y mujeres que buscan enriquecerse a costa de la fe de las personas. Hay un dicho en nuestro medio, si quieres hacerte rico ponte una iglesia.


[1] Tomado de Apuntes de Clase, Rubén Darío Lopera, 2003.
[2] Carlos R. Erdeman, La Segunda Epístola de Pablo a los Corintios, Editorial Tell, 1974, pág. 32
[3] Simon J. Kistemaker, Comentario al Nuevo Testamento 2 Corintios, Editorial Libros Desafío, 2004, pág. 95.
[4] Simon J. Kistemaker, Comentario al Nuevo Testamento 2 Corintios, Editorial Libros Desafío, 2004, pág. 104.
[5] William Barclay, I y II Corintios, Editorial La Aurora, 1973, pág. 195-196.
[6] Biblia de Estudio NVI, Editorial Vida, 2002, pág. 1851.

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