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LA BIBLIA Y SU INTERPRETACIÓN
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ace muchos años Dios creó el mundo y colocó sobre él al hombre para que lo gobernara y viviera una vida feliz, libre de enfermedades y problemas. Dios se comunicaba cara a cara con sus hijos pues no había ningún impedimento. Dios dio libertad al hombre para elegir entre lo bueno y lo malo. Desdichadamente, el hombre escogió hacer su propia voluntad desobedeciendo a su Creador.
Al pecar, el hombre no soportó la presencia de su Padre y a partir de entonces Dios se comunicó con sus hijos tan sólo mediante su voz. Con el paso del tiempo el pecado aumentaba más y más en el mundo, y con éste también aumentaba la distancia entre Dios y sus criaturas. Unos 2500 años después, los seres humanos ni siquiera querían escuchar la voz de Dios, por eso pidieron a Moisés: “Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.” (Éxodo 20: 19). Desde ese entonces Dios se vio obligado a acudir a las pocas personas que continuaban fieles a él y por intermedio de ellos hablarle a su pueblo. Estos hombres los conocemos hoy con el nombre de apóstoles y profetas. Ellos registraron estos mensajes por escrito en tablas de arcilla, pergaminos y papiros. Estos escritos han sido recopilados y encuadernados en un solo libro al cual llamamos: la Biblia.
A esta recopilación se le llama “Biblia”, porque en griego esta palabra significa literalmente «los Libros». Precisamente, de ahí deriva la palabra «Biblioteca». Los escritos sagrados que componen la Biblia son 66 libros divididos en dos grandes grupos: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento:
Antiguo Testamento:
Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio Josué Jueces Rut
1 Samuel 2 Samuel 1 Reyes 2 Reyes
1 Crónicas 2 Crónicas Esdras Nehemías
Ester Job Salmos Proverbios
Eclesiastés Cantares Isaías Jeremías
Lamentaciones Ezequiel Daniel Oseas
Joel Amós Abdías Jonás
Miqueas Nahúm Habacuc Sofonías
Hageo Zacarías Malaquías
Nuevo Testamento:
Mateo Marcos Lucas Juan
Hechos Romanos 1 Corintios 2 Corintios
Gálatas Efesios Filipenses Colosenses
1 Tesalonicenses 2 Tesalonicenses 1 Timoteo 2 Timoteo
Tito Filemón Hebreos Santiago
1 Pedro 2 Pedro 1 Juan 2 Juan
3 Juan Judas Apocalipsis
Libros apócrifos o Deuterocanónicos
Es posible que usted al comparar los libros anteriormente mencionados con los que aparecen en su Biblia, haya encontrado que su versión contiene, además, algunos de los siguientes libros:
1 Macabeos 2 Macabeos Sabiduría
Eclesiástico Tobías Baruc Bel y el dragón Susana Judit
Carta de Jeremías Oración de Manasés 1 Esdras
3 Macabeos 4 Macabeos 2 Esdras
Estos libros reciben el nombre de Apócrifos o Deutero-canónicos, lo cual quiere decir que se considera que no son inspirados por Dios y que no hacen parte del canon (o colección) original.
La Biblia no fue escrita en español, por eso fue necesario hacer traducciones de los originales a otros idiomas. A algunas de estas traducciones (o versiones) se han adicionado estos libros de dudosa inspiración, trayendo oprobio sobre la causa de Dios, pues el contenido de éstos contradicen claramente las doctrinas enseñadas por los profetas del Señor a través de todos los tiempos.
Dentro de estas doctrinas contradictorias encontramos las siguientes: La justificación por las obras (Tobías 12: 9), las oraciones intercesoras por los muertos (2 Macabeos 12: 43-46), la preexistencia del alma y la encarnación de ésta en el cuerpo en ocasión del nacimiento (Sabiduría 8: 19, 20), el uso de las artes mágicas para defenderse y ahuyentar a los demonios (Tobías 6: 4-8) y el uso del engaño y la seducción femenina con el fin de lograr los propósitos divinos (Judit 9: 10, 13; 10: 4; 11: 5; 12: 16; 13: 6-8; 13: 16; 15: 10). Existen también errores históricos importantes tales como la afirmación de que Nabucodonosor fue rey de los Asirios, o que Arfacsad fue rey de los Medos (Judit 1: 1).
La versión más antigua que se conoce con este problema es la versión griega del Antiguo Testamento llamada Septuaginta (LXX), la cual data del siglo III antes de Cristo. Hoy día, varias versiones en español incluyen algunos de estos libros como parte integral de éstas, tales como la versión protestante Dios Habla Hoy y todas las versiones católicas existentes. Los libros que han añadido son:
1 Macabeos 2 Macabeos Sabiduría
Eclesiástico Tobías Baruc
Bel y el dragón Susana Judit
Carta de Jeremías
El libro Susana se encuentra añadido al libro de Daniel como capítulo 13; el libro Bel y el dragón está añadido a libro de Daniel como capítulo 14; además los versículos 24 al 90 del capítulo 3 de Daniel también fueron añadidos. La carta de Jeremías aparece en el capítulo 6 del libro de Baruc.
Los libros apócrifos no siempre estuvieron incluidos en estas versiones. Durante más de 1500 años la Iglesia Católica reconoció que estos libros no provenían de la Sabiduría Divina, hasta que en el concilio de Trento celebrado el 8 de abril de 1546, los canonizó para justificar algunas de sus doctrinas, que habían sido puestas en tela de juicio por la Reforma. Por otra
parte, los protestantes sacaron su versión "Dios Habla Hoy" en 1979, por solicitud de la misma Iglesia Católica.
Entre las pruebas que confirman que estos libros no son de autoría divina están las siguientes:
El autor del libro de Macabeos reconoce claramente que no fue inspirado por Dios, sino que hablaba por sí mismo.
(2 Macabeos 15: 37, 38).
Ninguno de estos libros aparece en la Biblia Hebrea (Tanak). Usted puede ir a una sinagoga judía y preguntar, se dará cuenta que ellos no han incluido estos libros en sus traducciones.
Aunque en la época de Cristo ya existían estos escritos, ni Jesús ni ninguno de sus apóstoles les dieron crédito. En ninguno de sus escritos aparece cita alguna tomada de ellos.
Estructura de la biblia
En las primeras hojas de la Biblia encontrará un índice el cual le indicará la página donde se encuentra cada libro.
Al igual que cualquier publicación secular, cada uno de los libros que componen la Biblia está dividido en capítulos. Los capítulos a su vez se subdividen en párrafos o versículos. Para citar un texto específico se escribe el título del libro seguido del capítulo y (separado por el signo dos puntos) los versículos correspondientes. Veamos algunos ejemplos:
Génesis 1: 29
Se lee así: "Libro de Génesis, capítulo 1, versículo 29.”
Apocalipsis 14: 6, 7
Se lee así: “Libro de Apocalipsis, capítulo 14, versículos 6 y 7.”
Juan 15: 1-10
Se lee así: “Evangelio según San Juan, capítulo 15, versículos 1 al 10.”
1 Juan 3: 4; 2: 3-6
Se lee así: “Primera carta de Juan, capítulo 3, versículo 4; y [el mismo libro] capítulo 2, versículos 3 al 6.”
Por lo general, en la Biblia el número grande es el capítulo y los números pequeños son los versículos. Por ejemplo, si busca en su Biblia el texto de Génesis 1: 3 verá algo semejante a lo siguiente: (el recuadro es énfasis nuestro)
La creación
1En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
3Dijo Dios: «Sea la luz». Y fue la luz. 4Vio Dios que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. 5Llamó a la luz «Día», y a las tinieblas llamó «Noche». Y fue la tarde y la mañana del primer día.
que los que fueron escritos después del nacimiento de Cristo reciben el nombre de Nuevo Testamento (NT). En el Antiguo Testamento el nuevo "pacto" se anuncia y prefigura, mientras que en el Nuevo Testamento se describe el cumplimiento de éste. En próximos temas estudiaremos precisamente en qué consiste cada uno de estos dos pactos.
El idioma original de la Biblia
La Biblia fue escrita en tres antiguos idiomas del viejo continente: hebreo, arameo, y griego. Los libros del Antiguo Testamento fueron escritos en hebreo y arameo, mientras que los libros del Nuevo Testamento fueron escritos en griego. A continuación veremos tres muestras tomadas de las copias originales:
Exodo 20: 8 (hebreo)
.òT,k]al'm]AlK; t;yci[;wÒ dbo[}T' µymiy: tv,ve ./vD]q'l] tB;V'h' µ/yAta, r/kzÉ
Daniel 7: 25 (arameo)
÷ynIm]zI hy:n:v]h'l] rB's]yI wÒ aLeb'yÒ ÷ynI/yl][, yveyDiq'l]W lLim'yÒ ha;L;[i dx'l] ÷yLimiW
.÷D;[i gl'p]W ÷ynID;[iwÒ ÷D;[iAd[' HdeyBi ÷Wbh}y"t]yIwÒ td;wÒ
Romanos 2: 13 (griego)
ouj ga;r oiJ ajkroatai; novmou divkaioi para; »tw`/¼ qew`/, ajllÆ oiJ poihtai; novmou dikaiwqhvsontai
Como puede notar, los idiomas bíblicos tienen muy poco en común con el nuestro, por eso ha sido necesario que personas que conocen estos idiomas traduzcan la Biblia al español.
Existen varias versiones o traducciones de la Biblia: Si el traductor es católico, a esta versión se le llamará "versión católica"; si es judío, se le llamará "versión judía" y si es protestante, se le llamará "versión protestante". Por lo general cada versión recibe el nombre de sus traductores; por ejemplo, la traducción hecha por Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera se le llama comúnmente "Versión Reina-Valera".
Es importante que quede claro que sólo hay una Biblia (escrita en hebreo, arameo y griego), y que de ésta salen todas las traducciones.
La diferencia que hay entre estas versiones es la manera de explicar lo que el texto original dice mediante el uso de diferentes palabras. Veamos, por ejemplo, cómo traducen el siguiente texto hebreo:
Habacuc 2: 19
cWpT; aWhAhNEhi hr,/y aWh µm;WD ÷b,a,l] yriW[ hx;yqih; Å[el; rmeao
./Br]qiB] ÷yae j'WrAlk;wÒ ¹s,k,w: bh;zÉ
Biblia de Jerusalén (católica) “!Ay de quien dice al madero “despierta”. “levántate” a la piedra muda! ¿Da ello algún oráculo? ¡Está, sí, cubierto de oro y plata, pero ni un soplo en su interior!”
Reina-Valera 1995 (protestante) “Ay del que dice al palo “des- piértate” y a la piedra muda “levántate” ¿Podrán acaso enseñar? Aunque está cubierto de oro y plata, no hay espíritu dentro de él.”
Moisés Katznelson (judía) “!Ay del que dice a la madera “!Despierta!” y a la torpe piedra “Levántate!” ¿Pueden ellas enseñar? He aquí que están cubiertas de oro y plata, pero en su interior no hay espíritu alguno”
Nacar-Colunga (católica) “!Ay del que dice al leño “despierta” y a la piedra “levántate”. Esos no enseñan sino a enmudecer. He aquí que están cubiertos de oro y plata, pero no hay en ellos el menor hálito de vida.”
Dios Habla Hoy (protestante) “¡Ay de ti, que a un ídolo de madera le dices que despierte, y a una piedra muda, que se ponga de pie! ¿Podrán ellos comunicar mensaje alguno? ¡No, porque no tienen vida propia, aunque estén recubiertos de oro y plata!”
Fíjese en la traducción dada a las dos palabras que en el texto hebreo están encerradas en círculos:
Å[e (se pronuncia: “Etz”): Madero, Palo, Madera, Leño.
j'Wr (se pronuncia “Rúaj”): Soplo, Espíritu, Hálito de vida, Vida.
Note que aunque se utilizan palabras diferentes, el sentido del texto es el mismo: “Los ídolos hechos de madera y piedra no pueden comunicar ningún mensaje debido a que no hay en ellos aliento de vida”.
La gran mayoría de las traducciones de la Biblia son confiables para leer, pero para evitar confusiones, es bueno leer el mismo texto en varias versiones para apreciar lo que el autor quería expresar en el idioma original y para entender el significado que en aquella época tenían las palabras.
Claves para interpretar la Biblia
¿Sabía usted que la Biblia dice que no hay Dios? Sí, aunque parezca imposible, tome ahora mismo su Biblia y compruébelo por usted mismo. Esta afirmación la encontrará en Salmos 14:1. No continúe esta lectura hasta haber leído el pasaje.
Como Usted se ha dado cuenta, efectivamente la Biblia dice que no hay Dios, pero eso no quiere decir que sea la intención del escritor bíblico enseñar tal cosa, pues el contexto nos indica que el que dice esto es “el necio” y no el profeta. Muchos falsos maestros citan versículos aislados de su contexto o la mitad de un versículo para probar sus teorías e ideas falsas. Por esta razón siempre que nos citen algún texto, debemos leer algunos párrafos atrás y adelante para saber de que viene hablando el autor y no caer en interpretaciones erróneas.
El apóstol Pablo enseñó que hay cosas difíciles, que sin las bases necesarias, no se pueden comprender. Es como intentar que un recién nacido asimile alimento sólido, o pretender que un estudiante de tercero de primaria entienda la explicación de una clase de trigonometría:
Hebreos 5: 11, 12 “Acerca de esto tenemos mucho que decir, pero es difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido.”
Es por esta razón que en esta serie de estudios estamos viendo estos "primeros rudimentos de la Palabra de Dios", pues hay muchas personas que, como aquellos hebreos, son estudiosos de la Biblia, pero han pasado por alto algunas cosas esenciales para el cabal entendimiento de lo que el apóstol llama "alimento sólido". San Pedro confirma el hecho de que en los mismos escritos del apóstol Pablo hay cosas difíciles entender:
2 Pedro 3: 15, 16 “Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito en casi todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen (como también las otras Escrituras) para su propia perdición.”
Veamos dos ejemplos:
Romanos 3: 20 “porque por las obras de la Ley ningún ser humano será justificado delante de él, ya que por medio de la Ley es el conocimiento del pecado.”
Romanos 2: 13 “pues no son los oidores de la Ley los justos ante Dios, sino que los que obedecen la Ley serán justificados.”
Es interesante notar que estas dos expresiones se encuentran en el mismo libro y que aparentemente una contradice a la otra. Si alguien lee el primer texto, sin leer el segundo, quedará con la impresión de que Pablo creía que la ley había sido abolida. Por eso es importante leer siempre el contexto y, aún más, el libro entero para comprender lo que el autor quería expresar.
Si leemos con cuidado, comprenderemos que en el pensamiento del apóstol Pablo no hay intención de dar por abolida la Ley sino que la exalta (Romanos 2: 21-23) colocándola en el sitio correspondiente. Hace énfasis en que la salvación es un don gratuito de Dios y que no podemos comprarla mediante una obediencia legalista de la Ley, porque la Ley no fue puesta para salvar, sino para “decirnos” en qué andamos mal (Rom. 7: 7). Si alguien "escucha" lo que la Ley le revela respecto a sus pecados y hace caso omiso de su consejo, estará desobedeciendo a Dios; mientras que los que "escuchan" serán justificados porque quisieron hacer la voluntad de Dios. Por esa razón él afirma un poco más adelante en Romanos 6: 14 lo siguiente: “El pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la gracia.” Pablo siempre recalcó que la obediencia de la Ley debía ser el resultado de nuestra relación con Dios y no un medio para conseguirla.
Hemos comprobado entonces, que si leemos cualquier afirmación en su contexto total, la posibilidad de errar en la interpretación es prácticamente nula.
Otro de los errores en el que muchos incurren, es el de interpretar los símbolos de las profecías de forma especulativa. Por ejemplo, si leen en Apocalipsis acerca de la bestia, la marca de la bestia, el 666, etcétera; aplican los símbolos de forma literal, enseñando que aparecerá una bestia deforme y terrible que perseguirá a la gente para estamparles un sello con el 666 en la frente. Otros han hecho películas de terror donde le enseñan a la gente que la bestia o anticristo será un engendro del demonio y se llamará Damián. Ellos ignoran que la Biblia es su propio intérprete, y que en ella se encuentran las claves para poder entender de forma clara los símbolos de estas profecías:
2 Pedro 1: 20, 21 “Pero ante todo entended que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”
Veamos un ejemplo de interpretación profética basada en la Biblia:
“La bestia de la cual salieron diez cuernos será destruida por el Cordero y muchas aguas se regocijarán”.
Tenemos aquí cuatro símbolos por identificar: La bestia, los cuernos, el Cordero y las aguas. Acudiremos a la Palabra de Dios para descifrar correctamente el significado del texto.
1. Bestia:
Daniel 7: 23 “Dijo así: «La cuarta bestia será un cuarto reino en la tierra, el cual será diferente de todos los otros reinos, y a toda la tierra devorará, trillará y despedazará.».”
2. Cuernos:
Daniel 7: 24 “Los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y derribará a tres reyes.”
3. Cordero:
Juan 1: 29 “Al siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: ¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”
4. Aguas:
Apocalipsis 17: 15 “También me dijo: «Las aguas que has visto, donde se sienta la ramera, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.”
Basados en esta información podemos dar con certeza de interpretación correspondiente:
Símbolo | Significado |
Bestia | Reino |
Cuernos | Reyes |
Cordero | Jesús |
Aguas | Pueblos y muchedumbres |
Entonces leeremos: “El reino del cual salieron 10 reyes será destruido por Jesús y muchos pueblos se regocijarán”.
Pruebas de la inspiración divina de la Biblia
A continuación expondremos cuatro argumentos que prueban que este libro es especial y diferente a todos los libros seculares:
1. Su unidad de pensamiento:
La Biblia fue escrita por unos 40 autores humanos en un espacio de 1.500 años. Muchos de ellos no se conocieron entre sí, sin embargo la armonía existente entre sus libros demuestran que una Mente superior los dirigió. La misma Biblia lo confirma:
2 Timoteo 3: 16, 17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
2 Pedro 1: 21 “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”
Por esta razón a la Biblia también se le llama “Sagradas Escrituras” o “Palabra de Dios”. A pesar de la cantidad de autores, La Biblia, gira en torno a un gran tema central: La entrada del mal en el mundo y el plan de Dios para erradicarlo. Este plan es visto desde diversos ángulos y cada autor resalta un aspecto diferente de él.
2. La Biblia revela con anticipación muchos descubrimientos científicos recientes:
La medicina moderna ha descubierto que el ser humano es formado de afuera hacia adentro. Cuando el embrión comienza a tomar forma en el vientre de la madre, primero se forma la piel, después los músculos, posteriormente los huesos y finalmente los nervios. Es impresionante darnos cuenta que 1520 años antes de Cristo este ya era un hecho revelado por las Escrituras:
Job 10: 11 “Me vestiste de piel y carne, me tejiste con huesos y nervios.”
Por muchos años los seres humanos creyeron que la tierra era plana y la idea de que era redonda o que flotaba en el espacio infinito parecía ridícula y sin fundamento. Sin embargo, Aquel que creó los cielos y la tierra sabía bien que esto era así y lo reveló a sus hijos hace más de 2500 años por medio de sus profetas, los cuales lo escribieron en este Santo Libro:
Isaías 40: 21, 22 “¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿No os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó? Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los despliega como una tienda para morar.”
Job 26: 7 “Él extiende el Norte sobre el vacío, cuelga la tierra sobre la nada.”
En la Biblioteca Colombina ubicada en Sevilla (España), hay un libro donde Cristóbal Colón declara haberse enterado con anticipación de la redondez de la tierra gracias al libro de Isaías:
"En la ejecución de la empresa India la razón humana, las matemáticas y los mapas del mundo no servían de nada. No había duda de que el mundo era redondo porque el profeta Isaías lo decía en su libro."
[La profecía bíblica de Cristóbal Colón. Tomo 1, pág. 84.]
1. La Biblia revela el futuro:
A principios de este siglo se puso en tela de juicio la autenticidad de los escritos de la Biblia. Muchos argumentaron que habían sido cambiados y que no eran los mismos de la época de Cristo. Decían esto porque la Biblia describe hechos históricos que habrían de acontecer, con una precisión sorprendente. Los escépticos consideraron que había demasiada exactitud y que nadie podría predecir el futuro de esa manera; por tanto, estas "profecías" tenían que ser un fraude. Pero Dios tenía reservada una sorpresa para ellos: En 1947 fueron encontrados en el desierto de Judea antiguos papiros de la Biblia en las cuevas de Qumran. A estos Escritos se les llama "Rollos del Mar Muerto". La antigüedad de estos antiguos rollos ha sido corroborada por la ciencia. Métodos como el carbono 14 han arrojado al mundo la certeza de su autenticidad. Se ha logrado comprobar que tanto los pergaminos, como la tinta datan por lo menos del año 250 a. C. ¡más de 2200 años de antigüedad!. De esta manera la verdad de Dios fue vindicada y muchos de estos incrédulos se dieron cuenta de la veracidad de las siguientes palabras:
Apocalipsis 1: 1, 3 “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. La declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca.”
La Biblia contiene más de 1200 profecías; los acontecimientos que nosotros vemos como históricos, lo que está sucediendo hoy en el mundo y lo que ha de acontecer en el futuro está claramente revelado en este libro.
El oráculo de Delfos, las predicciones astrológicas, las profecías de Nostradamus y los demás medios que el hombre ha buscado para conocer el futuro han fallado; en cambio las palabras que han salido de la boca de Dios se han cumplido, se están cumpliendo y se cumplirán tal como él lo ha prometido:
Isaías 46: 9, 10 “Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos, porque yo soy Dios; y no hay otro Dios, ni nada hay semejante a mí, que anuncio lo porvenir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: “Mi plan permanecerá y haré todo lo que quiero.”
Grandes acontecimentos que están descritos en los evangelios y el Apocalipsis se están cumpliendo en nuestros días. Si tienes acceso a Internet y deseas estudiar estos temas, te recomiendo que descargues mi libro “En el umbral del fin del tiempo” desde la dirección que encontrarás al final de este documento.
2. La Biblia es capaz de transformar:
Podemos leer un libro de filosofía, de historia o de geografía y sin embargo, nuestra vida no cambia. Aumentan nuestros conocimientos, adquirimos información, pero nuestro carácter y tendencias permanecen igual. En cambio, la lectura de la Biblia es diferente: sicólogos y siquiatras de todo el mundo no se explican como un “simple” libro puede hacer que tantos hombres y mujeres alrededor del mundo hayan experimentado cambios tan radicales y maravillosos en sus vidas. La Biblia, lejos de ser un simple libro de texto, es una carta de amor del Creador donde Él nos da instrucciones para que alcancemos la felicidad y la plenitud de nuestra existencia, así lo asegura Pablo en su epístola:
2 Timoteo 3: 16, 17 “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”
2 Timoteo 3: 15 “y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.”
Las palabras escritas en este Libro son capaces de convertir un alcohólico en una persona sobria y útil a la sociedad; son capaces de transformar un homosexual o una prostituta en padres y madres de familia honestos y apartados del mal. Pueden darle dominio propio a todo aquel que confía en Sus promesas. Ateos y escépticos alrededor del mundo han descubierto el sentido de su existencia.
No hay mejor manera de mantenernos alejados del consultorio de los psiquiatras y psicólogos, de prevenir el consumo de drogas, de vencer los vicios y las tentaciones, que la lectura diaria de la Palabra de Dios; esta evidencia vale más que cualquiera de las que hemos presentado anteriormente.
Leamos algunas palabras del Señor Jesús:
Mateo 22: 29 “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: —Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios.”
Juan 5: 39 Y dijo Jesús: “Escudriñad las Escrituras... ellas son las que dan testimonio de mí.”
Juan 14: 29 “Y ahora os lo he dicho antes que suceda, para que, cuando suceda, creáis.”
Mateo 24: 35 “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
A un amigo de la Reforma escribió Martín Lutero: "No se puede llegar a comprender las Escrituras, ni con el estudio, ni con la inteligencia; vuestro primer deber es pues empezar por la oración. Pedid al Señor que se digne, por su gran misericordia, concederos el verdadero conocimiento de su Palabra. No hay otro intérprete de la Palabra de Dios, que el mismo Autor de esta Palabra, según lo que ha dicho: ' Todos serán enseñados de Dios.' Nada esperéis de vuestros estudios ni de vuestra inteligencia; confiad únicamente en Dios y en la influencia de su Espíritu. Creed a un hombre que lo ha experimentado."
[D'Aubigné, lib. 3, cap. 7. (Conflicto de los Siglos. pág. 142)]