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martes, 25 de febrero de 2014

Para siempre, oh Jehová, permanece Tu Palabra en los cielos: Ayuda Ministerial

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 

 
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial

  1. LA INSPIRACION DE LAS ESCRITURAS
La Biblia es la palabra inspirada de Dios, la revelación divina para el hombre, y la regla infalible de fe y conducta. Es superior a la conciencia y a la razón, sin ser empero contraria a ésta.
2 Timoteo 3:15, 16; 1 Pedro 2:2.

    1. LA INSPIRACION DE LAS ESCRITURAS
El gran avivamiento pentecostal se originó a raíz del profundo deseo de hombres y mujeres de disfrutar de una comunión más íntima con Dios, de entender mejor su Palabra y de participar de una experiencia que correspondiera exactamente con el modelo del Nuevo Testamento. Fué la reacción contra el formalismo, la frialdad y la incredulidad prevalentes de la hora. El creyente pentecostal, más que ningún otro, ha experimentado el poder sobrenatural en su vida y proclama al unisono su fe en la Biblia, considerándola un libro sobrenatural, al cual, en calidad de Palabra infalible e inspirada de Dios, se suscribe y apoya con todo vigor.

Al decir la inspiración de las Sagradas Escrituras, nos referimos a lo siguiente: “Una influencia especial divina, ejercida sobre la mente de los escritores de la Biblia, en virtud de la cual sus escritos, aparte de los errores de transcripción, y cuando fueren interpretados correctamente, constituyen juntos la regla infalible de fe y conducta.”—A. H. Strong.

El apóstol Pablo dijo en cierta oportunidad a Timoteo: “Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruído para toda buena obra.” 2 Timoteo 3:16, 17.

El apóstol Pedro afirma que “los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados del Espíritu Santo.” 2 Pedro 1:21. En Hebreos 1:1, 2 se nos dice que Dios habló por intermedio de los profetas primero y luego por su Hijo. Nadie podrá leer la Biblia detenidamente sin notar que todos los escritores afirman que escriben y hablan por autoridad divina, bajo la dirección del Espíritu de Dios. La inspiración divina hace entonces de la Biblia el Libro de Dios por excelencia, fundamentalmente distinto de todos los demás libros del mundo. Consideremos brevemente el por qué nos subscribimos a la enseñanza relativa a la inspiración amplia y total de la Biblia.

1. EL SEÑOR JESUS SANCIONO, SIN RESERVA ALGUNA, LAS ESCRITURAS DEL ANTIGUO TESTAMENTO.
El Maestro aceptó el Antiguo Testamento como la Palabra infalible de Dios. En efecto, dijo lo siguiente: “Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas.” Mateo 5:18.

2. EL LIBRO ES EL PRODUCTO DE UNA MENTALIDAD MAESTRA.
Los sesenta y seis libros de la Biblia fueron escritos por unos cuarenta escritores distintos, quienes vivieron en lugares diferentes, procedían de distintos ambientes, y abarcaron con sus obras un período de 1600 años. Cada uno de ellos, sin saberlo, contribuyó con una parte esencial del todo, añadiendo a veces a los escritos de los demás, aclarándolos otras, mas nunca contradiciéndolos. Tal milagro sólo se puede explicar por el hecho de que existió una mentalidad maestra que dirigió la pluma de estos autores. 1 Pedro 1:10, 11; Apocalipsis 19:10; Juan 5:39, 46; Lucas 24:27.

1 Pedro 1:10, 11

De la cual salud los profetas que profetizaron de la gracia que había de venir a vosotros, han inquirido y diligentemente buscado,
Escudriñando cuándo y en qué punto de tiempo significaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual prenunciaba las aflicciones que habían de venir a Cristo, y las glorias después de ellas.

3. LOS TIPOS, SIMBOLOS Y CEREMONIAS CONSTITUYEN PRUEBAS DE LA INSPIRACION.
Las profecías relativas a Cristo son maravillosas; empero más extraordinaria es la historia de Jesús reflejada en la biografía de los patriarcas, en la construcción del tabernáculo y del templo, en los servicios religiosos, en los sacrificios y ceremonias y en otros tipos y símbolos diversos.

4. LAS PROFECIAS BIBLICAS CORROBORAN LA DIVINIDAD DEL LIBRO.
Nadie sino el Dios Todopoderoso, que conoce perfectamente el futuro, podría haber capacitado a los profetas para formular con tanto lujo de detalles predicciones relativas a individuos, ciudades, naciones y especialmente en lo que respecta al nacimiento del Señor Jesús, su ministerio, su mensaje, su muerte y resurrección y finalmente su gloria futura. 1 Pedro 1:10, 11.

5. EL NIVEL MORAL DE LA BIBLIA DEMUESTRA SU DIVINIDAD.
Las enseñanzas de la Biblia proclaman el nivel moral más elevado de conducta que el hombre conoce. En realidad es tan elevado y santo que el hombre jamás podrá alcanzarlo sin la ayuda divina. Los dioses de las religiones paganas son inmorales, aman la obscuridad, mas el Dios de la Biblia habita “en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver.” 1 Timoteo 6:16. Nuestro Dios es santo, y por ello nos puede decir autorizadamente: “Sed santos, porque yo soy santo.” 1 Pedro 1:16. Nuestro Señor jamás estará satisfecho hasta que no haya creado su santidad en nosotros, y podamos así presentarnos ante él sin mancha ni arruga ni cosa semejante. Efesios 5:27. El hombre carnal nunca podrá alcanzar ese nivel.

6. EL CREADOR DEL HOMBRE ES EL AUTOR DEL LIBRO.
La Biblia revela el hombre al hombre mismo, y penetra hasta las partes más recónditas de su ser, más que ningún otro libro. “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos: y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu, y las coyunturas y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Hebreos 4:12.

7. LA BIBLIA REVELA EL UNICO MEDIO DE LA SALVACION.
Solamente Dios puede enseñar al hombre cómo obtener el perdón y la purificación de los pecados y librarse de los malos hábitos y del poder demoníaco. El plan de la salvación es delineado en forma tan sencilla en los evangelios que aun la persona más ignorante sabrá cómo allegarse a Dios, mientras que por otra parte las inteligencias más preclaras jamás podrán sondear las profundidades de la sabiduría de Dios, expresada en el plan divino de la salvación. Romanos 11:33–36.

8. EL MUNDO RECONOCE LA DIVINIDAD DEL LIBRO.
Todos los pensadores colocan a la Biblia en una clase por separado, y reconocen su carácter sobrenatural. Es el Libro por excelencia, como su nombre lo indica en el idioma griego. Ha sido traducido a más idiomas y dialectos que cualquier otro libro y es el que goza de mayor venta y circulación. Se han escrito bibliotecas enteras para interpretar sus páginas sagradas, y los sabios más ilustres de la tierra se inclinan ante ella en reverencia.

9. SABEMOS QUE EL LIBRO ES DIVINO POR SUS RESULTADOS.
En todo lugar donde se lee, se predica y se obedecen los preceptos bíblicos, se ha observado no solamente la transformación de individuos, sino de naciones enteras. Las enseñanzas de la Biblia son buenas y edificantes, pues incitan a la virtud. La desobediencia a la Palabra divina conduce al pecado, al sufrimiento y al dolor.

10. LA BIBLIA SOBREVIVIRA AL UNIVERSO.
Las Sagradas Escrituras han resistido el asalto brutal de sus enemigos, y peor aún, han debido soportar las interpretaciones erróneas de sus adeptos. Las fuerzas de la infidelidad han atacado a la Biblia en numerosas oportunidades, mas ni aun la más pequeña torrecilla de este poderoso castillo de la verdad ha sido derribada. Salmo 119:89; Mateo 5:18.

Salmo 119:89; Mateo 5:18

Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos.
“No hay libro más perseguido por los enemigos, ni libro más torturado por los amigos, que la Biblia, debido lo último a la ignorancia de toda sana regla de interpretación.”—Lund, en Hermenéutica, página 4.

Debe recordarse siempre que los escritos inspirados fueron solamente aquéllos redactados por primera vez en los idiomas originales, y no las traducciones, por buenas que sean. Puede decirse asimismo que las traducciones antiguas no son las mejores, aunque la opinión general afirme lo contrario. Algunas de estas primeras obras no fueron traducciones de las lenguas originales, sino de otras traducciones. Se puede citar al respecto la versión inglesa de Juan Wiclef, publicada en 1380, y que fué una traducción de la Vulgata Latina. No obstante ello, contribuyó notablemente a la causa de Cristo, y fué la primera Biblia distribuída entre el pueblo de habla inglesa. Se dieron a publicidad posteriormente otras traducciones, hasta que en 1611 se imprimió la obra monumental conocida con el nombre de versión del rey Jacobo.

Durante los últimos cien años se han descubierto numerosos manuscritos del Antiguo y del Nuevo Testamento, que han permitido a los eruditos de las Sagradas Escrituras profundizar sus estudios y aclarar muchos pasajes hasta entonces obscuros.

Notas con respecto a importantes manuscritos

1. El códice Vaticano, quizá se trate del más antiguo que existe en la actualidad. Está escrito en idioma griego y su fecha es del año 350 D.C. Contiene toda la Biblia, con la excepción de algunos pasajes del Génesis, ciertos versículos de los Salmos, las epístolas pastorales, Filemón, Apocalipsis y una parte de los Hebreos. Se encuentra en la Biblioteca del Vaticano.
2. El códice Sinaítico, descubierto en el monte Sinaí en 1859 está escrito en el idioma griego, y data del año 350 D.C., aproximadamente. Contiene todo el Nuevo Testamento y algunas partes de la versión de los Setenta. Se encuentra en el Museo Británico.
3. El códice Alejandrino, escrito en el idioma griego en el siglo cuarto de nuestra era, contiene casi todo el Nuevo Testamento y parte del Antiguo Testamento. Se encuentra también en el Museo Británico.
4. La versión Samaritana, copia en hebreo del libro denominado Pentateuco, hecha para los samaritanos antes de la cautividad.
5. La versión Siriaca, traducción completa de la Biblia, hecha por cristianos a principios del siglo segundo de nuestra era en Palestina. Se trata probablemente de la primera Biblia traducida por cristianos.
6. La versión conocida con el nombre de Vulgata Latina constituye una traducción completa de la Biblia hebrea al Latín, realizada por Jerónimo en el año 400 D.C.


Versiones de la Biblia española
1. Traducción de la Vulgata, realizada bajo los auspicios de Alfonso el Sabio, y dada a conocer en el año 1284 D.C.
2. La Biblia de Ferrer, traducción del latín al valenciano, publicada en Valencia en 1478.
3. El Nuevo Testamento de Francisco de Enzinas, en 1543.
4. La versión de Ferrara, traducción del Antiguo Testamento al castellano, en 1553.
5. Revisión del Nuevo Testamento de Enzinas por Juan Pérez en 1556.
6. La Biblia de Casiodoro de Reina, publicada en 1569.
7. La Biblia de Cipriano de Valera, revisión de la anterior, dada a publicidad en 1602.
8. La versión de Felipe Scío de San Miguel, obispo de Segovia, publicada en 1793. Se trata de una versión católico-romana.
9. La versión de Félix Torres Amat, publicada en 1824. Es también traducción católico-romana.
10. La versión Moderna, traducida de las lenguas originales bajo los auspicios de la Sociedad Bíblica Americana a fines del siglo XIX. Hay también varias versiones que circulan entre los cristianos evangélicos que son revisiones de la Biblia de Valera.

Versiones de la Biblia en inglés

1. La versión de Juan Wiclef publicada en 1383. Fué una traducción de la Vulgata.
2. La versión de William Tyndale, publicada en 1531. Esta versión ejerció enorme influencia en las versiones que la siguieron.
3. La versión de Miles Coverdale, terminada en el año 1535. Se trata de la primera versión en inglés que contiene toda la Biblia.
4. La versión Autorizada, traducción de los idiomas originales, realizada por 47 sabios bajo los auspicios de Jacobo I, en 1611. Se trata de la versión más empleada.
5. La versión Revisada norteamericana, revisión de la versión Autorizada, publicada en 1901.
6. La versión Revisada, revisión también de la Biblia del rey Jacobo I, publicada en 1952.


jueves, 8 de noviembre de 2012

Lección 2La Revelación Bíblica - Estudios para Pastores y ministros itinerantes


. La Revelación Bíblica
. biblias y miles de comentarios
 
BIBLIA Y REVELACION
INTRODUCCIÓN  
La religión tiene que ver con el intento del hombre finito por alcanzar  a relacionarse con el Dios  invisible.  El  hombre,  por  naturaleza,  tiene  necesidad  de  compañerismo  con  Dios.  Las fuerzas  de  la  naturaleza  y  de  la  muerte  son  demasiado  grandes  para  que  las  encare  por  sí mismo;  por  lo  tanto  está  forzado  a  buscar  ayuda.  La  vida  del  hombre  está  llena  de frustraciones  y  dificultades,  porque  fracasa  en  utilizar  de  una  manera  responsable  su conocimiento  de  Dios  y  su  voluntad,  sea  éste  limitado  o  amplio.  ¿Cómo  puede  el  hombre conocer  a  Dios  en  una  manera  personal  y  beneficiosa?  Esta  pregunta  vital  es  el  centro  del estudio de la revelación y la Biblia.  
SIGNIFICADO DE LA PALABRA “REVELACIÓN”  
Las palabras que significan ―revelación‖ son galah en el Antiguo Testamento y apocalipsis en el  Nuevo  Testamento.  Estas  palabras  se  refieren  a  una  verdad,  hecho  o  persona  que  está escondida pero que ha sido dada a conocer o traída a la luz. La raíz latina de nuestra palabra ―revelación‖ significa ―quitar el velo o descubrir‖. La palabra griega apocalipsis,  del  Nuevo Testamento,  describe  el  descorrer  de  una  cortina  para  que  la  audiencia pueda  seguir  las acciones  de  la  obra.  Un  libro  del  Nuevo  Testamento  es  conocido  por  el  título  descriptivo ―Apocalipsis‖ (revelación). El acto de revelación de Dios significa que El está descorriendo la cortina de  lo  que  estaba  escondido.  Es  un  acto por el  cual  Dios  hace  conocer  al  hombre  la naturaleza de su Persona y su voluntad. El plan divino está tan por encima de la naturaleza y poder del hombre para descubrirlo  que es necesario que Dios mismo sea quien lo revele al hombre. La revelación, por lo tanto, es la actividad de Dios para hacerse conocer al hombre.  
Además de la palabra ―revelar (revelación) hay otras expresiones bíblicas que se utilizan para hacer conocer la palabra y voluntad de Dios ellas son:  
  • Dios amonesta  
  • Dios hace conocer  
  • Dios hace aprender  
  • Dios dice  
  • Dios instruye  
  • Dios predice  
  • Dios testifica  
Las dos frases: ―así dijo Jehová y ―la palabra del Señor, enfatizan la naturaleza verbal de la revelación.
NECESIDAD DE LA REVELACIÓN  
Dios es Espíritu  
Al hablar a la mujer en el pozo, Jesús le informó que los verdaderos adoradores deben adorar al  Padre  en  espíritu  y  verdad,  porque  Dios  es  Espíritu  (Juan  4:23,24).  Dado  que Dios  es  Espíritu,  es  imposible  que  el  hombre  lo  pueda  ver  con  los  ojos  físicos.  Juan  señala que: ―A Dios nadie le vió jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer‖ (Juan 1:18). Jesús dijo a sus seguidores: ―No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre‖ (Juan 6:46). El hombre creado no puede ver al Dios invisible.
La revelación es la actividad de Dios
El hombre como criatura no puede descubrir a Dios en la naturaleza, porque Dios no se ha corporizado  en  su  creación,  ni  se  ha  identificado  con  el  mundo  (doctrina del panteísmo).  El Creador  está  fuera  y  más  allá  de  su  creación.  El  hombre,  que  es  una parte  de  la  creación, puede  descubrir  algunos  hechos  acerca  de  la  naturaleza  de  Dios  a  partir  de  los  mundos creados,  pero  es  incapaz  de  extender  su  mente  hasta  el  reino  del  Eterno  y  descubrir  su naturaleza.
Cómo  conoce  el  hombre.—Al  hombre  le  han  sido  dadas  dos  maneras  básicas  para conocer. Le han sido dados los cinco sentidos de la vista, olfato, gusto, tacto y oído, de modo que puede estar capacitado para conocer la existencia física a su alrededor. Le ha sido dada una mente, con la cual puede clasificar, relacionar y entender el conocimiento que le viene a través  de  las  experiencias  sensoriales.  También  utiliza  su  mente  en  un  proceso  de especulación,  en  el  cual  intenta  derivar  la  verdad  por  medio  de  razonamiento  o lógica.  Las experiencias sensoriales y el esfuerzo racional no le llevan a un conocimiento de Dios. Dios es el  Creador  del  universo  material,  pero  no  se  lo  conoce  cuando  el  hombre  adquiere conocimiento  de  lo  material  a  través  del  uso  de  sus  sentidos.  Dios  no  es  lo  mismo  que  su creación.
Dado que el hombre es incapaz de descubrir a Dios, sólo puede conocerlo si Dios se descubre a  sí  mismo.  Dios debe revelarse o ―descorrer la cortina‖ que lo mantiene escondido del conocimiento humano. La revelación es la actividad de Dios para hacerse conocer al hombre, y no el logro o descubrimiento humano de Dios.
FACTORES EN EL CONOCIMIENTO DE DIOS
El doctor W. T. Conner habla de dos factores en todo conocimiento: el objetivo y el subjetivo. (Revelación  y  Dios  ,  página  58.)  Debe existir el objeto que es conocido y el sujeto que conoce. El ateo niega que haya un Dios a ser conocido. El cree que la realidad última es de naturaleza material. El mundo no es más que la operación de fuerzas fisicas, y la vida o alma humana es el resultado del trabajo de la energía material  bajo  la  ley  de  la  necesidad  mecánica.  De  acuerdo  a  esta  filosofía,  el  hombre  no puede  conocer  a  Dios  porque  no  hay  Dios  para  conocer.  El  único  objeto  de  conocimiento sería  la  materia,  que  es  descubierta  y  entendida  a  través  de  procesos  científicos.  En  una época  científica,  está  constantemente  presente  el  peligro  de  exaltar  los  métodos  de  los científicos  para  alcanzar  el  conocimiento.  Por  ejemplo,  aquellos  que  han  adoptado  una filosofía  materialista  llegan  a  la  conclusión  de  que  la  única  realidad  objetiva  es  aquella  que puede ser investigada mediante el uso de los sentidos. Tal criterio elimina la realidad objetiva
de la existencia espiritual.
En  la  relación  de  conocimiento  de  objeto  y  sujeto,  el  hombre  es  el  sujeto  que  busca conocer  a  Dios.  Los  filósofos  y  los  científicos  han  luchado  con  la  pregunta  de  cómo  el hombre, siendo un sujeto, conoce un objeto. Ya se ha mencionado que los cinco sentidos y la mente  del  hombre  están  involucrados  en  el  proceso  de  conocer  la  realidad  espiritual  en  la misma  manera  que  la  física.  Aunque  el  salmista  utiliza  la  expresión ―gustar a Dios‖, él no quiere decir que el hombre puede descubrir a Dios por medio del uso de sus cinco sentidos.
Los  escritores  bíblicos  expresaron  la  habilidad  del  sujeto  para  conocer  el  objeto utilizando conceptos  comunes  y  entendibles.  La  revelación  tiene  que  ver  con  el  problema  de  cómo  el hombre, como sujeto, puede conocer y entender un objeto espiritual.
Dado que Dios está en un nivel de existencia superior, El debe revelarse y dar a conocer su voluntad  al  hombre.  El  hombre  es  incapaz  de  descubrir  a  Dios,  porque  sus  medios para conocer  la  realidad  objetiva  son  limitados.  Después  que  Dios  descubre  su  naturaleza  y  su voluntad,  el  hombre  debe  comprenderlas  y  expresarlas  en  palabras  que  correspondan  a  su propio  nivel  de  experiencia.  Cuando  Dios  es  descripto  como  Padre,  se  están  comunicando ciertas características de su naturaleza. Un padre provee para los miembros de su familia, los protege  y  los  guía.  El  es  el  símbolo  de  autoridad  y  fortaleza  dentro  del  hogar.  Al  lusar  el término  ―Padre‖  para  describir  la  naturaleza  de  Dios,  el  hombre  como  sujeto  puede comprender algo acerca del objeto—Dios.
CÓMO DIOS SE HA REVELADO  
Revelación general: Dios como Creador  
Distinción  entre  revelación  general  y  teología  natural.  Los  teólogos  utilizan  con frecuencia  dos  expresiones  que  pueden  ser  confundidas:  revelación  general  y  teología natural. La revelación general se refiere a lo que puede ser conocido de Dios a través de la naturaleza, o sea de la obra creadora de Dios. La teología natural se refiere a una doctrina de la  naturaleza  de  Dios  y  su  voluntad  basada  en  otras  fuentes  aparte  de  la  Biblia.  Es un sistema de teología natural la razón humana es la fuente primaria, pero también la naturaleza es  una  fuente.  Tomás  de  Aquino  en  la  edad  media  es  conocido  por  su  teología  natural, edificada  principalmente  sobre  el  razonamiento,  pero  muchos  teólogos  conservadores  han desafiado la validez de su sistema.
El teólogo contemporáneo Karl Barth dice que a través de la revelación general no nos viene ningún conocimiento válido acerca de Dios. El sostiene que el hombre sólo puede conocer a Dios  a  través  de  su  revelación  especial  que  tiene  su  centro  en  la  persona  de Jesucristo.
Sostiene  que  una  segunda  fuente  del  conocimiento  de  Dios—  por  ejemplo,  Escritura  y tradición, o Escritura y razón—conduce siempre a una devaluación de la fuente primaria. De acuerdo  a  Barth  puede  existir  una  revelación  general,  pero  no  puede  existir  una teología natural  que  sea  válida,  a  causa  de  que  la  mente  pecaminosa  del  hombre  pervierte  el conocimiento de Dios a través de la naturaleza.
Criterio  de  Pablo  de  la  revelación  general.—El  apóstol  Pablo  habló  sobre  revelación general  en  Romanos  1  y  2.  El  hombre  que  no  tiene  conocimiento  de  Dios  a  través  de  la revelación especial de Jesucristo es responsable ante Dios en razón de la revelación general.
Aunque  la  naturaleza  no  nos  dice  nada  acerca  de  la  misericordia  redentora  de  Dios, Pablo sostiene que las obras creadas de Dios ponen al descubierto su poder ilimitado, su existencia eterna y su naturaleza divina ( Romanos 1:20). A través de la revelación general el
hombre conoce lo suficiente acerca de su responsabilidad con Dios, como para considerarse culpable  cuando  deliberadamente  desobedece  y  rechaza  adorar  a  Dios.  La  perversidad humana y su naturaleza pecaminosa le hacen apartarse de su responsabilidad para con Dios.
El se niega a vivir de acuerdo al nivel de corrección que conoce. En su orgullo y egocentrismo elige exaltar y servir a sus propios deseos antes que a su Creador.
Pablo  indica  que  la  conciencia  del  hombre  da  evidencias  de  que  tiene  algún conocimiento de sus responsabilidades para con Dios. ( Romanos 2:12). Los Gentiles, quienes no habían tenido la revelación especial de la Ley del Antiguo Testamento, mostraron conocer algo de los requerimientos morales de Dios, porque establecieron una ley por  sí  mismos.  Sus  niveles  morales  no  eran  tan  altos  como  los  de  los  judíos  que  tenían  la revelación especial del Antiguo Testamento; sin embargo, su condenación no se basaba sobre su fracaso en tener una ley moral superior sino por no haber guardado la ley que ellos tenían.
Significado  de  la  revelación  general.—La  revelación  general  es  la  base  para  la culpabilidad  humana  y  la  justificación  de  Dios  al  condenar  a  todos  los  hombres  como pecadores. La revelación general no conduce a un conocimiento pleno de Dios, pero otorga al hombre  una  luz  por  la  cual  vivir.  El  problema  es  que  el  hombre  distorsiona  la  luz de  la naturaleza y justifica sus actos injustos.
Los  reformadores  Lutero  y  Calvino  rechazaron  una  teología  basada  sobre  la  revelación general  por  considerarla  inadecuada.  Reaccionaron  contra  la  teología  natural  de  la  Iglesia Católica que se derivaba de Santo Tomás de Aquino y enfatizaron la depravación (naturaleza pervertida y corrompida) del hombre pecador. Llegaron a la conclusión de que la mente del hombre  depravado  no  era  una  fuente  confiable  para  el  conocimiento  de Dios.  En  lugar  de establecer un conocimiento de Dios dependiendo de un proceso de razonamiento, la mente debe ser utilizada para entender la revelación especial que Dios nos ha entregado a través de la Escritura.
Revelación especial: Dios como Redentor  
A través de la revelación general, el hombre tiene consciencia de Dios. La revelación especial
se  edifica  sobre  ese  fundamento.  La  creación  le  habla  al  hombre  de  un  poder superior  y  el hombre  natural,  a  través  de  las  varias  formas  de  la  religión,  revela  su  deseo  de  un conocimiento  superior  de  Dios.  El  cristianismo  está  edificado  sobre  el  anhelo  innato  que  el hombre tiene de Dios y le ofrece un conocimiento pleno de Dios en Jesucristo.
La revelación especial es revelación bíblica. La revelación especial se refiere específicamente a  la  obra  redentora  de  Dios  en  la  vida  de  su  pueblo  escogido,  Israel,  en  el  Antiguo Testamento y en la vida de la iglesia del Nuevo Testamento. La necesidad del hombre de una
revelación  especial  descansa  en  su  naturaleza  pecaminosa  y  corrompida.  Sin  una confrontación  especial  con  Dios,  el  hombre  pecador  está  satisfecho  en  continuar  con  su pecado.  El  seguir  los  deseos  pervertidos  de  uno  mismo  acarrea  el  pecado  y  conduce  a  la separación de Dios que es la muerte. El pecador es incapaz de ver su verdadera condición sin la  iniciativa  y  la  actividad  especial  de  Dios.  El  hombre  depravado  es  incapaz  de  utilizar  la revelación  general.  Sólo  después  de  la  regeneración  un  hombre  está  capacitado  para  leer correctamente ―el libro de la naturaleza.
La  revelación  especial  sobrepasa  a  la  revelación  general  o  natural.  El  hombre  sólo  puede entender parcialmente la naturaleza  de Dios al observar su obra  de creación. De acuerdo a Calvino,  el  conocimiento  de  la  revelación  especial  del  Antiguo  y  Nuevo  Testamentos  va  a capacitar al hombre para leer ―el libro de la naturaleza‖ con anteojos que le posibiliten ver lo que realmente estaba allí y que siempre estaba disponible. La revelación especial de Dios en Cristo  proporciona  un  entendimiento  superior  del  amor  y  la  justicia  de  Dios  de  aquel  que puede ser inferido del mundo natural.
La revelación especial es un don de la gracia de Dios al hombre pecador a fin de restaurar los beneficios de la revelación natural y general que habían sido dados originalmente al hombre.
La revelación especial le trae al hombre las buenas noticias de la obra redentora de Dios en y a  través  de  Jesucristo.  La  revelación  especial  de  Dios,  comenzando  en  el  Antiguo Testamento,  alcanza  su  meta  última  y  final  en  Jesucristo.  Los  eventos  más revelatorios  de  la  vida  de  Cristo  fueron  su  muerte  y  resurrección.  En  su  muerte, fueron puestos al descubierto el amor y la justicia de Dios. Un Dios de amor toma sobre sí mismo el castigo por el pecado humano. Pablo nos cuenta en Romanos 3 que a través de la muerte de Jesucristo, Dios puede ser justo y también el justificador de aquellos que creen en Jesucristo.
En  su  resurrección,  fueron  demostrados  el  poder  y  la  victoria  de  Dios  sobre  el  pecado  y Satanás. En Jesucristo, Dios revela su naturaleza y obra de amor.
MEDIOS DE LA REVELACIÓN ESPECIAL  
La historia como un medio de revelación  
Un estudio de la Biblia revela que la historia es el medio a través del cual el Dios eterno se ha
revelado una vez y para siempre. Dios eligió una nación y guió su historia. La influencia de una nación tan pequeña como Israel sobre las naciones del mundo a través de los siglos no tiene  explicación  salvo  que  Dios  entró  en  la  historia  de  Israel  de  una  manera  especial.  Los israelitas creyeron que Dios controlaba su historia y la dirigía hacia su climax en la eternidad.
El control especial de Dios sobre la historia de Israel no significa que El no ejerció un control sobre la historia de las demás naciones. Dios reveló su propósito para todas las naciones en relación a la historia de una nación, Israel. Israel fue responsable de comunicar la revelación de Dios a las otras naciones. Aquella revelación incluía:  
  1. El es un Dios justo y requiere que toda la gente sea justa;  
  2. El  es  un  Dios  amante  y  misericordioso  y  perdonará  las  iniquidades  de  aquellos  que  se arrepientan;  
  3. El ha provisto vida eterna a los que viven por fe en El.  
Dios reveló su naturaleza justa y sus requerimientos de justicia por parte del pueblo a través de eventos históricos tales como: la destrucción de Sodoma y Gomorra, la dádiva de los Diez Mandamientos,  el  castigo  de  los  que  vagaron  por  el  desierto  y  la  cautividad,  y  la cruz  de Cristo. Dios reveló su misericordia y disposición para perdonar y librar a su pueblo a través de hechos tales como: la liberación de Egipto, las provisiones para su pueblo durante los años en el desierto, la conquista de la tierra de Canaán, la liberación de la cautividad de Babilonia, y la vida, muerte y resurrección de Jesús.
La revelación más grande de Dios en la historia vino en la persona de Jesucristo.— En la persona del Hijo, Dios se vistió de carne humana y entró en la historia de Israel. Dios reveló  en  términos  concretos  que  el  hombre  pudiera  entender  su  justicia,  su  amor  y  su misericordia redentora. Su naturaleza eterna y su propósito se vistieron en carne humana y habitó en medio de su pueblo. A través de las grandes experiencias históricas de la muerte y resurrección de Jesús, Dios hizo conocer en una manera entendible su amor y su plan para redimir  a  su  pueblo.  El  clímax  de  la  auto-revelación  de  Dios  en  la  historia  vino  en la
encarnación, muerte y resurrección de Jesús.
La historia tiene que ser interpretada.—Como Creador y Sustentador del universo, Dios controla toda la historia. Los eventos históricos especiales revelan los propósitos particulares de Dios, pero tienen que ser interpretados. Dios debe, por su Gracia, descubrir el significado de sus actos. El hace esto a través de los profetas y apóstoles inspirados que escribieron las Escrituras.  La  Biblia  es  el  registro  sagrado  de  lo  que  Dios  ha  hecho  en  la  historia  y la interpretación inspirada de aquellos eventos salvadores. La revelación no estaba tanto en las enseñanzas  acerca  de  Dios  como  en  que  Dios  impartía  su  propia  vida  para  solucionar  las necesidades de su pueblo.
La comunicación de Dios con el hombre
No se puede comprender muy bien cómo se comunica Dios con el hombre. La Biblia afirma que  Dios  ha  hablado  a  su  pueblo  a  través  de  los  tiempos  en  muchas  maneras (Hebreos  1:1).  Se  encuentran  ejemplos  de  las  muchas  maneras  en  varias  partes de la Biblia; quizás sería provechoso examinar algunas.
  1. La comunicación de Dios con Adán y Eva. El escritor de Génesis dice que Dios ―mandó…al hombre‖, ―oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto‖, ―y Jehová Dios llamó al hombre‖ ( Génesis  2:16;  3:8,9).  El  estilo  vívido  del  escritor  implica  una comunicación directa entre Adán y Dios.  
  2. La comunicación de Dios con Abraham.—El escritor declara que ―Jehová había dicho a  Abram ( Génesis  12:1).  No  explica  cómo  Dios  habló  a  Abraham  las  palabras importantes del pacto. En otra ocasión el escritor declara ―vino la palabra de Jehová a Abram en visión ( Génesis  15:1).  El  escritor  afirma  que  el  Señor  apareció  a  Abraham  al mediodía.  La  aparición  está  asociada  con  la  presencia  de  tres  hombres  que  permanecieron  delante de Abraham. No se hace ninguna distinción entre los tres hombres y la voz del Señor (Génesis  18:16,17).  Mientras  los  hombres  salían  de  la  presencia  de  Abraham,  el escritor dice: ―Y Jehová se fue‖ (Génesis  18:33).  El  versículo  siguiente  declara: ―Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma‖ (Génesis  19:1).  Los  ángeles  son mensajeros de Dios. El escritor no distingue entre la aparición del Señor y de sus mensajeros (hombres o ángeles) que trajeron el mensaje a Abraham.  
  3. La  comunicación  de  Dios  con  Moisés.—Moisés  fue  atraído  a  una  zarza  que  se  estaba quemando pero no se consumía. El escritor declara: ―lo llamó Dios de en medio de la zarza y dijo: ¡Moisés! ¡Moisés! Y él respondió: Heme aquí‖ (Éxodo 3:4). En el Monte Sinaí Dios llamó a Moisés a la montaña y se le apareció en una nube (<021903>Éxodo 19:3,9).  
  4. La  comunicación  de  Yahweh  con  Samuel.—La  declaración:  ―la  palabra  de  Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia‖ (1 Samuel 3:1) implica que  la  revelación  de  Dios  a  su  pueblo  era  frecuentemente  por  medio  de  visiones.  Samuel estaba durmiendo cuando el Señor lo llamó (1 Samuel 3:3 y sigtes.).  
  5. La  comunicación  de  Dios  con  Isaías.—Yahweh  reveló  frecuentemente  sus  propósitos para el pueblo en un tiempo de crisis. Habló a Isaías durante la hora crítica de la muerte del rey  Uzías.  La  comunicación  del  Señor  estuvo  conectada  con  una  visión  del  templo  que  era familiar a Isaías (Isaías 6).  
EL LUGAR DEL ESPÍRITU SANTO EN LA REVELACIÓN ESPECIAL
Aparentemente  el  medio  más  común  con  el  que  Dios  daba  a  conocer  su  voluntad para  sus siervos  eran  los  sueños  y  visiones.  En  el  día  de  Pentecostés,  Pedro  citó  al  profeta  Joel explicando el descenso del Espíritu Santo y la proclamación del mensaje de Dios. Joel había predicho que en los últimos días el Señor daría visiones a los jóvenes y sueños a los ancianos ( Hechos 2:17). Los sueños y visiones serían el resultado de la actividad del Espíritu Santo.
La  revelación  interior  es  descripta  frecuentemente  en  términos  de  sueños  y  visiones.  Los sueños y visiones pueden ser reales, sea que tengan o no contrapartes físicas; pero no todos los sueños contienen revelación divina. En esta época científica, nuestras mentes a menudo llegan  a  la  conclusión,  quizás  inconscientemente,  de  que  los  sueños  no  tienen  realidad porque no tienen existencia física. Tales conclusiones limitan las actividades de Dios al orden físico.  Dios  reveló  frecuentemente  su  Palabra  a  los  profetas  a  través  de  experiencias interiores. Aunque el proceso que está involucrado en la revelación de Dios a los profetas no está  claro,  el  profeta  estaba  convencido  que  no  hablaba  sus  propias  palabras  sino  las palabras que venían de Yahweh a través de él.
De acuerdo a 1 Corintios 2:10-12, Pablo indica que los pensamientos y palabras de Dios deben ser revelados por el Espíritu. Ningún hombre puede descubrir la mente de Dios.
Sólo  el  Espíritu  de  Dios  puede  revelar  al  espíritu  del  hombre  la  sabiduría  y  la voluntad  de Dios. Sólo el Espíritu  de Dios conoce plenamente la verdad del  plan y propósito de Dios. El Espíritu  utiliza  métodos  diferentes  para  hacer  conocer  al  apóstol  la  Palabra  de  Dios.  El Creador  del  universo no  está  limitado  a  un  método  único  para  hacer  conocer  su  Palabra  al hombre.
La  comunicación  del  Espíritu  Santo  a  la  mente  o espíritu  del  hombre  no  es necesariamente audible, pero es real. Al registrar la revelación, el hombre expresa en sus propias palabras la Palabra que Dios le hace conocer. A través de este proceso, la Palabra revelada de Dios toma las características de la persona y el medio ambiente en el cual es entregada. Los pasajes de la  Escritura  son  a  menudo  interpretaciones  de  los  actos  de  Dios  en  la  historia.  Las interpretaciones no son conclusiones humanas basadas sobre observaciones astutas de esos actos. El significado de los propios  actos es una revelación de sí  misma. El Espíritu de  Dios guía al hombre al interpretar los actos divinos, y el mismo Espíritu guía también a aquel que lee la Biblia para que llegue a entender el significado de los hechos y sus interpretaciones.
LA REVELACIÓN FINAL A TRAVÉS DE LA PERSONA DE JESUCRISTO
Jesucristo es la revelación final y última de Dios. De acuerdo al Evangelio de Juan, Jesús les dijo a sus discípulos que al verle habían visto al Padre. En el prólogo de su Evangelio, Juan llama  a  Jesús  el  Verbo  de  Dios.  Quizás  Juan  está  diciendo  que  Jesús  ha  comunicado o revelado al Padre y su voluntad para el hombre. Las enseñanzas de Jesús eran las palabras de  Dios.  Sus  acciones  eran  las  expresiones  concretas  en  la  historia  de  la  naturaleza  de  su Padre Celestial. En razón de la naturaleza divina de Jesucristo y de su relación con el Padre, los hombres pueden conocer a Dios en una manera personal a través de El.
Es  difícil  para  los  hombres  comprender  a  Dios  como  un  Ser  espiritual.  En  Jesucristo, la naturaleza  y  la  voluntad  de  Dios  se  expresan  en  el  nivel  del  entendimiento  humano  y  en términos de una persona histórica concreta. Lo que Dios hizo conocer en Jesucristo no es su apariencia  física,  sino  su  amor  eterno,  su  justicia  impecable  (sin  faltas),  y  su  propósito redentor.  En  Jesucristo,  Dios  no  se  revela  como  un  poder  abstracto  sino  como  una personalidad  definida.  Aparte  de  la  auto-revelación  de  su  naturaleza  en  Jesucristo,  la personalidad y la naturaleza de Dios permanecen escondidas.
VERDADES REVELADAS POR MEDIO DE LA BIBLIA
Las  siguientes  afirmaciones  pueden  ser  útiles  para  recordar  las  verdades  importantes reveladas a través de la Biblia: (Este resumen está sugerido en Introducción Bíblica, trad. por Bob E. Adams, p. 9.)
  • Dios revela su naturaleza.  
  • Dios revela su voluntad y propósito para el hombre.  
  • Dios revela el camino de salvación.  
  • Dios revela los requisitos para la vida cristiana y los recursos para vivirla.  
  • Dios revela las soluciones para los problemas personales.  
  • Dios revela el poder de su reino y las promesas de su victoria final.  
CRITERIOS CONTEMPORÁNEOS SOBRE LA BIBLIA Y LA REVELACIÓN
En  el  debate  sobre  el  significado  de  la  revelación,  emergen  tres  criterios  básicos.  Pueden clasificarse como:
  1. liberal  
  2. neo-ortodoxo  
  3. conservador o fundamental.  
Es  posible  dar  una  descripción  de  cada  criterio  que  sea  aceptable  para  todos  dentro de  un grupo particular; sin embargo, cada grupo tiene características básicas.
El  criterio  liberal  afirma  que  la  Biblia  contiene  la  Palabra  de  Dios  junto  con  diversas mezclas  de  las  palabras  de  los  hombres.  La  Biblia  no  debe  ser  igualada  con  la Palabra  de Dios, dado que Dios descubre su persona y su voluntad por otros medios aparte de la Biblia.
El erudito crítico liberal señala que lo que enseña toda la Biblia no es digno de ser llamado la revelación  de  Dios.  Algunos  teólogos  liberales  creen  que  los  escritores  bíblicos estaban
inspirados sólo en el sentido de que, de vez en cuando, su discernimiento religioso natural y su  inteligencia  eran profundizados y fortalecidos para descubrir ―verdades divinas para su propio  tiempo.  El  énfasis  del  erudito  liberal  está  en  el  descubrimiento  humano  de  Dios  en lugar de la autorevelación de Dios. Las objeciones conservadoras hacia el crítico liberal son:
  • Enfatiza la actividad del hombre en el descubrimiento de Dios en lugar de la auto- revelación de Dios;
  • Su criterio de revelación es racionalista y centrado en el hombre. No es bíblico;  
  • Coloca en las manos falibles del hombre el poder de determinar cuando Dios está hablando.  
El  criterio  neo-ortodoxo  afirma  que  la  Biblia  llega  a  ser  la  Palabra  de  Dios.  Los  críticos liberales del siglo diecinueve enfatizaron que la Biblia está llena de errores e imperfecciones humanas.  ¿Cómo  puede  la  Biblia  ser  la  Palabra  perfecta  de  Dios  cuando  está  llena  con palabras humanas equivocadas? Karl Barth respondió que la Biblia llega a ser la Palabra de Dios  cuando  El  elige  utilizar  un  canal  imperfecto  para  confrontar  al  hombre  con  su  Palabra perfecta. Dios es revelado al hombre en la Biblia en una manera única, no en proposiciones acerca de Dios, sino como un canal de encuentro personal de Dios con el hombre en un acto de revelación. En una experiencia existencial, las palabras de las páginas de la Biblia llegan a ser vivas y hablan de manera personal al hombre.
Rudolf  Bultmann  propuso  que  la  Biblia  contiene  dos  niveles  de  historia.  
El  nivel  inferior,  o historia natural, contiene elementos de la cultura y los modelos de pensamiento del mundo bíblico.  El  nivel  superior,  o historia  sobrenatural, contiene  la  verdad  de  Dios  que  el  hombre existencial encuentra en su medio ambiente. La historia sobrenatural o principio divino está mezclada en el registro bíblico con los conceptos y características culturales. Estos conceptos cambian de una generación a otra. Las costumbres y el medio ambiente no son partes de la revelación  divina;  por  lo  tanto,  es  tarea  del  intérprete  separar  la  historia  sobrenatural  o principio  divino  de  la  expresión  orientada  hacia  lo  cultural.  Dado  que  el  pueblo  del  siglo primero tenía un conocimiento limitado y lleno de superstición, el registro bíblico está lleno de error  y  mito.  Las  verdades  divinas  no  deben  ser  confundidas  con  la  palabras  culturalmente limitadas en las cuales están registradas. Bultmann llega a la conclusión de que la crucifixión y  resurrección  de  Cristo  no  pueden  ser  verificadas  por  la  historia;  a  pesar  de  ello,  no  es importante si esos eventos tomaron lugar en la historia natural para la verdad y realidad en el nivel sobrenatural. La revelación del amor desinteresado de Dios en Cristo no depende de la realidad de una crucifixión natural que ocurrió fuera de Jerusalén.
Dado que muchos criminales murieron en cruces fuera de Jerusalén, Bultmann enfatiza que el significado  de  la  crucifixión  es  más  importante  que  el  acto  en  sí;  sin  embargo,  uno  tiene dificultad en concebir cómo podría tener significado si nunca aconteció. Bultmann, siguiendo a  Barth,  estaba  intentando  explicar  cómo  la  Biblia  puede  ser  revelación  y  aún  contener errores  humanos.  Lo  posición  neo-ortodoxa  es  demasiado  subjetiva.  Limita  la  revelación  al encuentro  existencial del  individuo  con Dios.  No se  considera a  la  Biblia  la  Palabra  de  Dios, sino que es descripta como el medio por el cual viene la Palabra de Dios. El punto fuerte de la  posición  neo-ortodoxa  es  el  énfasis  sobre  la  revelación  como  algo  personal  en  lugar  de proposicional. La revelación es primariamente un encuentro con un Dios personal en vez de ser la creencia en una lista de verdades registradas. Por otro lado, la revelación no excluye las  proposiciones,  dado  que  el  conocimiento  revelado  de  Dios,  para  ser  comunicado,  debe tomar una forma proposicional.
Los  conservadores  creen  que  la  Biblia  es  la  Palabra  de  Dios.  Las  objeciones  que  han
surgido contra este criterio son:
1.  Identificar  la  revelación  divina  con  las  palabras  humanas  es  derogatorio  para  Dios.  Esta identificación hace que Dios sea el responsable por las imperfecciones contenidas en la Biblia, así como todos los problemas morales, tanto como las inadecuaciones científicas e históricas que se encuentran en la Escritura.
2. La Biblia, como la revelación de Dios, implica que la revelación es proposicional—Dios dicta verdades por las cuales los hombres deben vivir. Tal posición reduce la devoción religiosa a una  aceptación  individual  y  a  una  lealtad  impersonal  a  las  verdades  reveladas  en  lugar  de serlo a una persona. La Escritura es la corporización de la revelación. Es más que un registro de la revelación que aconteció en la historia hace muchos años.
Las palabras de la Escritura ponen en una forma tangible y duradera las verdades divinas que
son conocidas en la historia. En una manera similar, el cuerpo carnal de Jesucristo pone en términos  concretos  la  verdad  divina.  La  auto-revelación  de  Dios  en  Cristo  no  debe  ser igualada con el cuerpo terrenal de Jesús, pero ese cuerpo terrenal fue el vehículo por el cual la verdad divina fue ubicada en la historia y dentro del alcance de la percepción humana. La verdad  divina  que  estaba  ubicada  entonces  en  un  cuerpo  tangible  está  ahora  en  palabras tangibles.  Es  verdad  que  en  Jesucristo  la  revelación  se  hizo  personal  (una  Persona comunicando  la  naturaleza  personal  de  Dios  a  las  personas).  Sin  embargo,  debería reconocerse  que  Dios  no  ha  limitado  la  realidad  a  las  personas,  ni  la  revelación  al conocimiento de su naturaleza personal.
Las Escrituras fueron escritas por hombres inspirados que pusieron la revelación de Dios en forma concreta para que pudiera ser preservada y comunicada. Una persona puede leer las palabras  de  la  Biblia  sin  que  estas  lleguen  a  ser  revelación,  de  la  misma  manera  que los hombres  en  el  tiempo  de  Jesús  podían  mirar  su  cuerpo  humano  sin  aprehender  la  verdad divina  que  se  revelaba  por  su  intermedio.  Dado  que  las  palabras  de  la  Biblia  corporizan  la revelación, la lectura de las mismas llega a ser el medio de revelación. El Espíritu Santo utiliza las declaraciones de las Escrituras para iluminar el entendimiento del lector. Las palabras de la Biblia son el medio a través del cual el Espíritu Santo confronta al hombre con los reclamos de Dios.
Las palabras de las Escrituras como revelación no tienen poder aparte de la obra del Espíritu Santo.  Jesús  prometió  que  el  Espíritu  conduciría  a  toda  verdad.  La  actividad  del Espíritu estaría  basada  sobre  las  palabras  que  Jesús  había  hablado;  ellas  serían  recordadas (Juan 14:26). La palabra griega para ―leer significa ―conocer de nuevo. Leer las
palabras de la Biblia trae a nuestras mentes las palabras de Jesús y llega a ser la base para la actividad  del  Espíritu  Santo  de  guiarnos  hacia  la  verdad  divina.  Las  palabras  de  la Biblia pueden ser leídas sin ser revelación para nosotros. A pesar de ello, ellas corporizan la verdad divina, sea que el lector aprehenda esta verdad o no.
Varios  énfasis  del  criterio  contemporáneo  de  revelación  son  válidos  para  comprender la
naturaleza primaria de la Biblia:
No debe pensarse que la revelación es un cuerpo de doctrina o de reglas inspiradas por las cuales los hombres han de vivir.
La revelación no es un cuerpo de información que Dios comunica al hombre, sino que es Dios dándose a sí mismo al hombre en comunión.
También  es  un  énfasis  válido  la  auto-revelación  de  Dios  a  través  de  sus  actividades en  la historia. El carácter de una persona se expresa por medio de sus acciones.
Las siguientes declaraciones intentan establecer la relación entre la Biblia y la revelación:
La  Biblia  contiene  un  registro  de  los  hechos  de  Dios  en  la  historia  y  una interpretación  de aquellos actos, los cuales corporizan la revelación de Dios, la cual es reavivada a través de la obra del Espíritu Santo.
La Biblia es una guía para un entendimiento más profundo de Dios a través de un encuentro personal con El, efectuado mediante el Espíritu Santo.
La revelación puede estar corporizada en las declaraciones bíblicas tanto como en los actos divinos, pero ninguno de éstos llegan a ser revelación verdadera para el individuo hasta que sean aprehendidos a través de la obra del Espíritu Santo.
TAREAS PARA EL HOGAR
Preguntas sobre el material básico (para los Niveles 1, 2 y 3)
1. Defina revelación como está usada en el término ―revelación de Dios.
2. Mencione si cada una de estas declaraciones son ciertas o falsas.
(1)  Dios  es  Espíritu  y  no  puede  ser  visto  por  los  ojos. 
(2)El  hombre  puede  conocer  plenamente  a  Dios  a  través  de  la  naturaleza.                       (3)  El  hombre  no  puede  descubrir  a  Dios  a  través  de  sus  cinco  sentidos  y  de  su  mente. 
(4)  La  revelación  es  la  actividad  del  hombre  en  conocer  a  Dios. 
3.  Los  dos  factores  en  el  conocimiento  son  _____________________ y  ______________________.
4.  La  revelación  involucra  al  hombre  como  ________________  conociendo  a  Dios  como (¿sujeto u objeto?) _____________________. (¿sujeto u objeto?)
5. Defina la revelación general. 
6. Defina la revelación especial. 
7.  Pablo  enseñó  que  los  gentiles  tenían  suficiente  revelación  ____________  para
considerarlos culpables delante de Dios.
8.  Dios  se  reveló  a  Sí  mismo  a  través  de  ________  y  a  través  de  la  persona  de  su
________________
9. De acuerdo a Hebreos 1:1, ¿cómo ha hablado Dios a su pueblo? 
10.  Haga  una  lista  de  cinco  maneras  en  las  cuales  Dios  habló  a  los  hombres  del  Antiguo Testamento. 
11. Haga una lista de los tres criterios básicos de revelación. 
12.  ¿Cuál  es  el  medio  que  hace  que  la  Biblia  sea  algo  más  que  un  registro  de  los  actos  de Dios – el mensaje de Dios para el hombre?

Tareas suplementarias (para los Niveles 2 y 3)  
1.  Explique  las  differences  entre  revelación  natural  o  general,  teología  natural  y  revelación especial.

2.  Haga  una  lista  de  tres  realidades  que  Dios  reveló  acerca  de  Sí  mismo  en  la  historia  de Israel.

3. Explique la declaración: ―La revelación es la actividad de Dios‖.

4. ¿Cómo utilizó Dios la historia de Israel para revelar sus propósitos para todas las naciones?

5. Haga una lista de tres atributos de Dios que se revelan en la historia de Israel.

6. Haga una lista de tres atributos de Dios que se revelan en Jesucristo.

7. Mencione los tres criterios básicos de revelación y la palabra clave que indica la actitud de
cada uno concerniente a la Biblia como la Palabra de Dios.

Tareas avanzadas (para el Nivel 3)  
 
1.  ¿Cuáles  son  las  tres  clases  de  pasajes  bíblicos  relacionados  con  la  revelación?  Indique ejemplos de cada clase. En síntesis, ¿qué dice el conjunto de pasajes de cada grupo referente al aspecto de la revelación que trata cada uno?
2. ¿Qué sentido le da  a la palabra ―verbal en la discusión del tema de la revelación?
¿Por qué es necesaria revelación verbal? 
3.  ¿Cuál  es  la  evidencia  interna  (dentro  del  Nuevo  Testamento)    para comprobar  que  los  autores  de  los  libros  del  Nuevo  Testamento  reclaman  que  sus  escritos sean reconocidos con el Antiguo Testamento como fuente de autoridad para la fe cristiana? 

DISCUSIÓN DE SEMINARIO
1. ¿Cómo se comunica un Dios espiritual con el hombre?
2.  ¿Por qué la revelación general está asociada con ―Dios como Creador y la revelación
especial con ―Dios como Redentor?
3. ¿Cómo se relacionan la revelación general y la especial?

domingo, 22 de julio de 2012

Una Aventura Homiletica: Job dimension pastoral


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Tipo de Archivo: PDF | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
Información 
Una  de  las  anomalías  de  la  historia  es  que  Calvino  haya  llegado  a  ser  conocido  más  como teólogo  sistemático  cuando  él  mismo  se  consideraba  primordialmente  un  predicador.  Creía  que sus sermones, y no las Instituctiones fueron su mayor contribución. Aunque parte de su tiempo lo dedicaba  a  dar  conferencias  sobre  teología  siempre  consideraba  este  rol  como  secundario.  Se consideraba mayormente un pastor.
  Los  contemporáneos  de  Calvino  se  identificaron  más  con  esa  auto-evaluación  de  Calvino que las personas de siglos posteriores. En los días de su vida, y durante muchas décadas después, sus sermones rivalizaban en popularidad con las Instituciones. Sus sermones eran bien conocidos y  muy leídos  en todos los países de la Reforma.  Con frecuencia  eran usados en los pulpitos de iglesias  que  carecían  de  pastor.  Se  imprimían  centenares  de  copias  a  medida  que  Calvino  los predicaba  en  el  francés  original  a  efecto  de  introducirlos  sistemática  y  clandestinamente  a  los protestantes oprimidos de la patria de Calvino. Gran cantidad de ellos también fueron traducidos a otras lenguas, especialmente al inglés y al alemán.
  En  inglés  llegaron  a  publicarse  un  total  de  setecientos  que  gozaron  de  amplia  distribución. Aunque en esa tarea participaron numerosos traductores más de la mitad de los sermones fueron traducidos  por  Arthur  Golding.  La  primera  edición  ya  apareció  en  1553  y  durante  40  años  las imprentas siguieron haciendo copias. Comenzando en 1574 y a lo largo de 10 años se editó cinco veces el juego completo de los 159 sermones sobre Job. En tres años aparecieron cinco ediciones de los sermones sobre los Diez Mandamientos. Un juego completo de doscientos sermones sobre Deuteronomio  fue  publicado  en  1581  siendo  tan  grande  la  demanda  que  en  el  término  de dos
años  hubo  que  publicar  otra  edición.  No  caben  dudas  de  que  la  amplia  circulación  de  estos volúmenes  fue  el  principal  factor  del  primer  desarrollo  de  calvinismo  en  Inglaterra.  Allí  las Instituciones no aparecieron sino en 1561 y hasta fines de ese siglo solamente se reeditaron seis veces.
  A  comienzos  del  siglo  17  hubo  una  disminución  constante  en  el  uso  de  los  sermones  de Calvino.  Ello  es  comprensible  porque  los  sermones  siempre  se  adecuan  particularmente  a determinadas  épocas  y circunstancias  y, siendo piezas orales pierden mucho de su vigor  y  algo de  claridad  cuando  son  llevados  a  la  forma  escrita.  Es  completamente  natural  que  sólo  muy pocos sermones llegaran a ser escritos clásicos. No era de esperarse que las prédicas de Calvino fuesen  indefinidamente  populares  en  las  iglesias  y  hogares  reformados.  Pero,  por  otra  parte, resulta extraño que tan pronto cayeran en el más absoluto de los olvidos. Al cabo de poco tiempo estos sermones eran ignorados, no solamente por los reformados en general, sino también por las escuelas  teológicas.  En  efecto,  no  hubo  otra  edición  de  las  traducciones  en  inglés  sino  a mediados del siglo 19, cuando aparecieron dos colecciones pequeñas.
  Estos sermones del gran reformador, que una vez gozaran de tanta demanda de parte de sus seguidores  en  todas  partes,  se  desvalorizaron  tanto  que  en  1805  cuarenta  y  cuatro  preciosos volúmenes  en  folio,  conteniendo  manuscritos  originales,  taquigrafiados,  fueron  vendidos  a  dos libreros  a  un  precio  que  se  estimó  por  el  peso  del  papel.  Quizá  ello  haya  ocurrido inadvertidamente,  pero,  de  todos  modos,  indica  que  esos  manuscritos  eran  raras  veces consultados y que se ignoraba su valor. Debido a este desafortunado error es que la mayoría de los sermones de Calvino sobre los profetas del Antiguo Testamento se hayan perdido, igual que muchos  sobre  los  evangelios  y  las  epístolas.  Ocho  de  los  cuarenta  y  cuatro  volúmenes  fueron recuperados  20  años  después  por  unos  estudiantes  de  teología  que  los  encontraron  en  venta en una  tienda  de  ropa  usada;  luego,  a  fines  del  siglo,  reaparecieron  otros  cinco  volúmenes  que fueron  reintegrados a la  biblioteca.  Los estudiosos de Calvino aun  alientan una débil esperanza de que en alguna parte aparezcan los volúmenes restantes.
  Ciertamente, las iglesias calvinistas han sido empobrecidas al no tener sus ministros y otros líderes un fácil acceso a la rica y prolífica expresión de las enseñanzas de su mentor, contenidas en  los  centenares  de  sus  sermones,  sin  mencionar  la  inspiración  que  significa  el  encuentro  que ellos  ofrecen  con  su  cálido  corazón  pastoral.  Los  estudiosos  de  Calvino  se  han  ocupado extensamente de su vida y obra como reformador; de sus escritos sistemáticos y apologéticos; de sus comentaros, tratados, y cartas; de su pensamiento social, político y económico así como de su teología en general. Sorprendentemente prestaron poca atención a sus sermones, que por mucho constituyen  la  mayor  expresión  de  sus  pensamientos.  La  teología  reformada  y  los  estudiosos sobre  Calvino,  en  general,  han  descuidado  por  extraño  que  parezca,  una  de  sus  fuentes  más significativas.
  Teniendo en cuenta esta prolongada negligencia es notable que los eruditos modernos hayan prestado creciente atención a estos sermones. Emile Doumergue, quizá el mayor de los modernos estudiosos  de  Calvino,  ha  contribuido  mucho  para  reabrir  esta  perspectiva  sobre  el  gran reformador.  Su  obra  principal,  de  siete  volúmenes,  ofrece  mucha  información  sobre  Calvino como predicador.
 Además ha escrito un pequeño tratado sobre este tema en particular.
 A fines del siglo 19 aparecieron, en parte bajo su tutela, pero mayormente por su influencia, un número de monografías sobre la predicación de Calvino. La mayoría fueron escritas en francés.
 Además de  una  que  apareció  en  alemán,también  hubo  una  contribución  por  el  profesor  P.  Biesterveld del Seminario Kampen, de los Países Bajos.
 De fecha más reciente tenemos otra obra alemana sobre  el  tema  por  Erwin  Müllhaupt,y  finalmente,  en  1947  algo  en  inglés,  un  estudio  muy completo y fácil de comprender por T.H.L. Parker, un ministro religioso inglés. Su obra se titula Los Oráculos de Dios.
 Además de estos específicos muchos escritores modernos, dedicados a la  enseñanza  de  Calvino,  se  han  volcado  completamente  a  los  sermones  como  fuente  de material.
  Hay  que  agregar  que  durante  los  últimos  diez  años  han  aparecido  en  una  nueva tracucción al idioma holandés por lo menos seis volúmenes de sermones.
  Por eso es particularmente gratificante ver que en el círculo de calvinistas americanos ahora también haya un renovado interés en este campo. En 1950 causó alegría la reimpresiónde una colección miscelánea de sermones, la única que se había publicado anteriormente en los Estados Unidos  de  América.  La  misma  se  había  traducido  y  publicado  originalmente  en  1830,  y recientemente resultaba imposible conseguir una copia. Aún más alentador es que un ministro de la Iglesia Reformada en América, Leroy Nixon, produjera recientemente dos libros. El primero, un  estudio  fresco  y  estimulante  sobre  Calvino  como  predicador  expositivo.
  Es  un  estudio  tan incluyente  como  profundo.  El  segundo,  una  traducción  totalmente  nueva  del  latín  y  francés  de veinte  sermones  de  Calvino  sobre  el  Nuevo  Testamento,  titulada  La  Deidad  de  Cristo  y  otros Sermones.^ Su obra evidencia distinguida competencia, produciendo una anticipación agradable de  su  segundo  juego  de  traducciones  el  cual  presenta  ahora  a  través  de  este  volumen.  Su publicación  es  muy  bienvenida  porque  ofrece,  por  primera  vez  en  siglos,  al  lector  del  inglés, algunas  de  las  riquezas  del  pensamiento  de  Calvino,  contenidas  precisamente  en  su  prodigiosa serie de sermones sobre el libro de Job.
  El  avivamiento  que  experimenta  actualmente  el  interés  en  Calvino  supera,  al  menos  en  un sentido, a muchos anteriores, y es que considera a sus sermones con un cuidado nunca antes visto desde  1600.  Y  sus  sermones  realmente  son  indispensables  para  un  entendimiento  cabal  de Calvino. Emile Doumerge estuvo acertado cuando, el 2 de julio de 1909 en una gran celebraciónconmemorativa  de  los  400  años  del  nacimiento  de  Calvino,  y  hablando  del  mismo  pulpito  que Calvino ocupara, dijo: "Este es el que a mi parecer, es el verdadero  y auténtico Calvino, el que arroja luz sobre todos los demás: Calvino el predicador de Ginebra, moldeando con su palabra a los  reformados  del  siglo  16."
Los  calvinistas  americanos  harán  un  gran  servicio  a  su  causa siguiendo  la  sugerencia  implícita  en  estas  palabras.  Tienen  una  deuda  con  el  pastor  Nixon  que tan notable comienzo ha marcado.

MÉTODO HOMILETICO
  Calvino  fue  un  auténtico  predicador  extemporáneo.  No  usaba  manuscritos  ni  notas. Únicamente llevaba las escrituras al pulpito. Su preparación consistía en leer los comentarios de otros (incluyendo a los Padres de la Iglesia y probablemente también a los escolásticos así como a  sus  compañeros  de  reforma).  Realizaba  una  exégesis  muy  cuidadosa  del  texto  aplicando  sus notables  habilidades  como  lingüista  y  su  tremendo  conocimiento  de  la  Biblia.  Finalmente reflexionaba sobre la manera de aplicar el texto a la congregación y la forma de comunicar dicha aplicación.  Luego  todos  estos  pensamientos  eran  clasificados  y  almacenados  en  su  asombrosa memoria.  No  hay  evidencias  de  que  escribiera  un  bosquejo,  además  la  construcción  de  sus sermones aparentemente indican que no lo hacía.
  Se  puede  objetar  justificadamente  que  tal  preparación  es  inadecuada  para  la  predicación. Ciertamente  sería  insuficiente  para  la  gran  mayoría  de  los  predicadores  cuyos  dones  son  tanto menores  que  los  de  Calvino.  Probablemente  Calvino  mismo  no  recomendaría  su  método  como práctica  normal  de  homilética.  La  principal  razón  para  no  prepararse  con  más  precisión  era  la falta  de  tiempo.  Algunos  domingos  predicaba  dos  veces  además  de  predicar  todos  los  días  de semana. Todo esto lo hacía aparte de sus conferencias regulares sobre teología, su tarea pastoral, sus responsabilidades  cívicas  y su enorme correspondencia.  La predicación sola habría agotado la  capacidad  de  muchas  personas  menos  dotada  que  Calvino.  Pero  Calvino  hacía  todo  esto  a pesar  de  un  estado  prácticamente  continuo  de  escasa  salud.  Las  dimensiones  de  su  genio difícilmente podrían ser sobreestimadas, y sermones como los de este volumen adquieren mayor brillo cuando son vistos a la luz de la totalidad de su trabajo.
  Sin  embargo,  más  allá  de  esto,  había  algo  en  su  método  que  Calvino  recomendaría sinceramente,  incluso  a  predicadores  que  suben  al  pulpito  solo  una  o  dos  veces  por  semana, teniendo  tiempo  abundante  para  la  preparación.  Esta  no  debiera  ser  demasiado  mecánica.  La predicación  no  debería  estar  sujeta  al  recitado,  palabra  por  palabra,  de  algo  previamente compuesto. Nunca se debería leer el sermón, sino siempre proclamarlo como la viviente palabra de  Dios.  En  cierta  ocasión  Calvino  se  quejaba  en  una  carta  a  Lord  Somerset  de  las  pocas predicaciones  con  vida  en  la  Inglaterra  de  aquellos  días,  y  que,  emulando  a  Cranmer,  los predicadores  escribían  sus  sermones  palabra  por  palabra,  con  artificiosa  retórica,  para  luego esclavizarse a su lectura. Calvino creía firmemente que en el acto de la predicación debe haber lugar para la inspiración continua del Espíritu Santo. No iba al extremo de Lulero para quien la palabra predicada era virtualmente idéntica con la palabra escrita; tampoco aceptaba el punto de vista zwingliano  y anabaptista de que el sermón no era sino una señal dirigida hacia Cristo. Su posición era intermedia. Por un lado sostenía que la Biblia era singularmente inspirada, que en su forma  escrita  es  objetivamente  la  palabra  de  Dios,  y  que  el  sermón  solo  tiene  autoridad  como explicación de la palabra escrita; por otra parte sostenía que el sermón únicamente cobra eficacia redentora cuando el Espíritu Santo opera tanto en el predicador como en los oyentes. De paso sea dicho,  en  este  punto  la  doctrina  de  Calvino  sobre  la  predicación  concuerda  totalmente  con  su doctrina  sobre  los  sacramentos,  lo  mismo  que  también  se  daba  con  las  doctrinas  de  Lutero  y Zwinglio.  Para  Calvino  tanto  el  sermón  como  el  sacramento  dependen  de  la  palabra  escrita  y solamente son medios de gracia cuando van implementados por la presencia, llena de gracia, del Espíritu  Santo.  El  método  de  Calvino  no  consistía  solamente  en  hacer  una  adaptación  según fuera  la  fuerza  de  las  circunstancias;  también  era  una  expresión  de  doctrina  fundamental.  El sermón debe ser pronunciado como la palabra viviente. Es preciso que el predicador siga siendo, en el momento de su proclamación, un instrumento flexible del Espíritu Santo. Es preciso reiterar que Calvino no permitiría que ninguno de estos hechos  sirviera de excusa para una preparación superficial o descuidada. En cierta ocasión lo expresó de la siguiente manera: "Si voy a subir al pulpito  sin  dignarme  a  abrir  un  libro,  pensando  frívolamente  para  mis  adentros  'está  bien,  al predicar Dios ya me dará suficientes cosas para decir,' y vengo aquí sin preocuparme por leer o pensar  en  lo  que  debo  declarar,  y  sin  considerar  cuidadosamente  cómo  aplicar  las  sagradas escrituras la edificación de la gente, sería una persona realmente presuntuosa y arrogante."
  Debido a este método de preparación carecemos de apuntes sobre los primeros sermones de Calvino. Algunos de sus oyentes hacían anotaciones personales, pero éstas son poco más que un resumen  general  de  los  principales  pensamientos  y  prácticamente  carecen  de  valor.
Afortunadamente, en 1549, un grupo de refugiados franceses y caldenses, radicados en Ginebra, intensos seguidores de Calvino, reconocieron el valor permanente de sus sermones, de modo que contrataron a un secretario para que tomase notas taquigráficas de cada mensaje y luego  hiciera cuidadosas copias destinadas a la preservación en volúmenes de folios. Este secretario fue Denir Raguenier quien cumplió con tan importante tarea como trabajo de tiempo completo hasta morir en 1560.
  Calvino  predicaba  con  frecuencia.  Al  principio  los  servicios  religiosos  en  Ginebra  se realizaban  tres  veces  por  semana,  pero  en  1549  el  Concilio  ordenó  la  introducción  diaria  de la predicación  matutina.  Calvino  mismo  generalmente  predicaba  una  vez  por  domingo,  y  con frecuencia dos veces. Además, cada semana por medio, predicaba el sermón diario en la Iglesia San  Pedro.  La  serie  dominical  siempre  era  distinta  a  la  de  los  días  de  semana.  La predicación dominical  casi  siempre  se  basaba  en  el  Nuevo  Testamento,  siendo  la  única  excepción  notable algún sermón vespertino basado en los Salmos. Los sermones de los días de semana eran todos del Antiguo Testamento.
  Los textos no los escogía ni al azar, ni siguiendo el año eclesiástico. Su método común era predicar consecutivamente a través de libros completos de la Biblia, con frecuencia no cambiaba ni siquiera en los días especiales de la iglesia. La longitud de los textos variaba algo, de acuerdo al  contenido.  Los  de  los  libros  históricos  del  Antiguo  Testamento  y  de  las  narraciones evangélicas  generalmente cubrían  entre  10  y  20  versículos.  Los  de  las  epístolas  del  Nuevo Testamento y otros pasajes didácticos normalmente cubrían dos o tres versículos. Los textos para los sermones sobre Job son de 1 a 20, pero la mayoría de 4 a 7 versículos.
  Los libros cubiertos totalmente por su predicación son: Génesis, Deuteronomio, Job, Jueces, I y II Samuel, todos los profetas mayores y menores, Los Evangélicos, Hechos, I y  II Corintios, Galatas, Efesios, I y II Tesalonicenses, I y II Timoteo, Tito y Hebreos. Para citar algunos totales representativos  digamos  que  hay  200  sermones  sobre  Deuteronomio,  159  sobre  Job,  343  sobre Isaías, 43 sobre Amos, 189 sobre Hechos y 48 sobre Tito. Una de las omisiones más asombrosas es  el  libro  de  Apocalipsis.  Aparentemente  nunca  se  ocupó  de  este  libro,  ni  por  medio  de sermones,  ni  conferencias  ni  comentarios.  En  cuanto  a  los  otros  libros  no  mencionados  en  esta lista,  es  difícil  saber  algo  con  certeza  debido  a  que  la  información  anterior  a  1549  es  muy incompleta.  Cornos  los  de  Lutero,  los  sermones  de  Calvino  eran  de  longitud  moderada. Pronunciados a una velocidad promedia no superarían los cuarenta minutos. De hecho, la grave aflicción  asmática  de  Calvino  le  habrá  requerido  algo  más.  En  cuanto  a  la  duración  como  al estilo, Calvino tenía una fina sensibilidad por la capacidad de sus oyentes. Nunca sobrecargaba su  comprensión,  ni  por  una  indebida  complejidad,  ni  por  una  inadecuada  longitud.
Evidentemente la mayoría no lo emuló muy bien en este sentido, puesto que en 1572, ocho años después  de  muerto,  el  Concilio  de  Ginebra  promulgó  un  edicto  por  el  cual  los  ministros religiosos  debían  predicar  sermones  más  breves,  que  no  excedieran  una  hora  de  duración.
También  es  de  notar  que  la  longitud  de  los  sermones  sea  tan  consistentemente  igual.  Por ejemplo, en la serie sobre Job, el lector puede observar por sí mismo, que las longitudes de las copias impresas apenas varían un poco.

ESTRUCTURA DEL SERMÓN
  En  su  predicación,  como  en  muchos  otros  aspectos,  la  Reforma  significó  un  retorno  a  la doctrina y a las prácticas de la iglesia primitiva. Guiados por Lutero, los reformadores volvieron a  la  homilía  como  forma  normal  del  sermón.  Comparada  con  la  predicación  escolástica,  la homilía  era  más  expositiva  que  temática,  más  un  discurso  libre  que  una  alocución  sujeta  a estructuras, más analítica que sintética; expresada en términos de afirmaciones directas más que en sutilezas de la lógica; era más directa, a modo de conversación, que retóricamente precisa.
  Calvino  no  es  una  excepción.  Sus  sermones  son  simples  homilías  y  en  ese  sentido  son  de una trama totalmente distinta a sus escritos sistemáticos. Al predicar sobre pasajes consecutivos trataría  el  texto  sección  por  sección,  versículo  por  versículo,  y  algunas  veces  frase  por  frase, explicando o comentando a medida que avanzaba. Difícilmente se apartaría del orden impuesto por el texto mismo. Por otra parte, no se esclavizaría a explicar cada cosa del texto, como si su mera presencia allí o su longitud le dieran el peso necesario para ser parte del sermón. Tampoco limitaría necesariamente su interpretación a los diversos elementos del texto, ni a su significado dentro del mismo, ni a su significado dentro del contexto inmediato. Aunque siempre predicaba basado  en  el  texto  y  ciertamente  reconocía  la  importancia  del  respectivo  capítulo  y  libro,  su mayor  principio  para  la  interpretación  bíblica  era  que  las  escrituras  siempre  tenían  que  ser interpretadas por las escrituras mismas, por eso, al fin de cuentas, su contexto era toda la Biblia.
Sin embargo, para Calvino el resultado de esto no era lo que frecuentemente ha sido para otros que tenían el mismo propósito. Es de suma importancia notarlo. Para Calvino el desarrollo de un texto  nunca  estaba  sujeto  a  su  significado  abstracto  en  términos  de  teología.  Su  sermón  nunca estaba  controlado  por  un  bosquejo  o  esquema  provenientes  de  su  dogmática.  Para  Calvino  el cuerpo  en  sí  del  sermón,  su  esqueleto  y  su  carne,  se  componían  de  dos  cosas:  el  texto  mismo, visto a la luz de ambos contextos, el inmediato y  el último,  y las necesidades espirituales de la congregación. La predicación en Ginebra era el producto directo de un pastor dedicado a un libro
abierto  y a una congregación necesitada. Siempre eran sermones de una total relevancia para la
vida.
  Es fácil de ilustrar que para el pulpito de Calvino la importancia dogmática del texto no era decisiva.  De  ello  el  lector  encontrará  muchas  evidencias  en  este  volumen  de  sermones.  Por ejemplo, el texto en Job 9:1-6 "¿Cómo se justificará el hombre con Dios?", etc., fácilmente podía haber inducido a un predicador a desarrollar extensamente las doctrinas  de la justificación  y  de los méritos de Cristo. No así Calvino (vea el Sermón N°4,  p.57), quien apenas las menciona en unas  pocas  palabras  finales.  El  resto  del  sermón  Calvino  lo  dedica  a  estar  junto  a  Job  sobre  su montón  de  basura  procurando  que  sus  oyentes  se  acerquen  a  tan  angustiosa  experiencia.  Laspalabras clásicas del Job "Yo sé que mi Redentor vive" no lo llevan a desarrollar extensamente el
tema  de  la  resurrección  de  Cristo,  con  todas  sus implicaciones.  Afirma,  en  cambio,  que  Job  no anticipaba  tal  resurrección,  y  si  bien  nosotros  ciertamente  tenemos  que  ver  el  texto  a  la  luz  de nuestro  conocimiento,  aquí  debemos  ocuparnos  principalmente  de  la  convicción  de  Job  de  que los juicios últimos de Dios trascienden a los de los hombres. Calvino advierte que estas palabras "tomadas fuera de su contexto, no serían muy edificantes, y no sabríamos lo que Job quiso decir" (Sermón N°8, p.109). Muchos lectores se sorprenderán  al leer  estos sermones, tanto por lo que Calvino dice como por lo que omite. En su mayor parte es un tratado práctico referido a asuntos tales  como  las  relaciones  familiares,  las  actitudes  tanto  de  gozo  como  de  compasión  ante  el castigo  de  los  malvados,  una  advertencia  contra  la  hipocresía.  De  igual  modo,  al  tratar  los versículos que siguen a "en mi carne he de ver a Dios" etc. (Job 19:26-29, Sermón N° 9, p. 111), Calvino no se ocupa de los dogmas escatológicos y de la resurrección del cuerpo como doctrinas separadas,  sino  que  en  forma  impresionantes,  expone  lo  que  esto  significa  para  Job  y  para  el creyente que atraviesa la experiencia de Job. En este sentido lo más  asombroso es que Calvino hace una división entre los versículos 25 y 26 del capítulo 19 separándolos en dos textos mayores y  usándolos  para  dos  sermones  diferentes.  Cualquier  predicador  interesado  en  la  dogmática escatológica los habría mantenido unidos.
  También hemos observado que Calvino no necesariamente deje que las proporciones de los respectivos  elementos  del  texto,  ni  aún  su  significado  primordial  dentro  del  mismo,  sean decisivos  para  el  sermón.  El  lector  hallará  numerosos  casos  en  este  volumen.  Por  ejemplo,  el Sermón N°15, p.181, se ocupa extensamente de dos cosas referentes a Elihú: una, que Elihú era buzita; otra, que tenía la capacidad de indignarse. Ninguno de ambos temas realmente representa el  sentido  principal  del  texto.  Sin  embargo,  Calvino,  el  pastor,  tenía  aplicaciones  aquí  para  su gente,  y  éstas  de  ninguna  manera  eran  ajenas  al  texto.  Era  1554.  El  escándalo  de  Servetus era historia  reciente.  La  doctrina  calvinista  de  la  predestinación  era  fieramente  atacada  desde numerosos frentes. La lucha con los libertinos había alcanzado su clímax. El predicador veía aquí una oportunidad de subrayar dos puntos; Elihú, igual de Job, estaban fuera de la línea del pacto.
Probablemente desconocían la ley de Moisés. Sin embargo, tenían un auténtico conocimiento de Dios  y manifestaban verdadera piedad. Dice Calvino que la devoción a Dios de hombres como Job  y Elihú dejan sin excusa al malvado e impenitente, vindicando a Dios ante la acusación de ser  injusto  al  condenar  a  los  impíos,  aún  cuando  éstos  no  hubiesen  recibido  toda  la  luz  del evangelio.  Esto  responde  a  una  de  las  críticas  referidas  a  la  predestinación.  Habiendo mencionado, de paso, la acusación de Elihú de que Job se justificaba a sí mismo, en vez de ser justificado  por  Dios,  Calvino  prosigue  a  su  segundo  punto  principal,  totalmente  desligado  del primero,  es  decir,  la  justa  indignación  de  Elihú.  Esta  ofrece  una  oportunidad  bienvenida  para señalar la diferenciaentre el enojo egoísta y una santa indignación, y que ésta está totalmente en su lugar, que incluso es necesaria para el creyente respecto de los enemigos de Dios, tales como los papistas y los libertinos. A éstos no los llama así, en cambio los tilda de "perros y cerdos" de "burladores  de  Dios"  y  "villanos  profanos."  Otro  ejemplo  de  consideraciones  prácticas, pastorales, con desviación del sentido normal del texto, se encuentra en el Sermón N° 17, p. 204.
Calvino  usa  este  texto  para  defender  a  su  propio  ministerio  y  el  de  sus  asociados  contra  los despiadados ataques que a la sazón provenían de los libertinos de Ginebra. El texto admitirá tal interpretación, pero también enseña otras cosas  más amplias, algunas de ellas más prominentes que la función y autoridad del ministro de la palabra de Dios. Sin embargo, el aspecto práctico de la situación requería esta alternativa.
  Que  el  lector  sea  sensible  al  pulso  pastoral  que  tan  inconfundiblemente  palpita  en  estossermones. Nunca son meros discursos teológicos o tratados exegéticos. Son, en cambio, la viva palabra de Dios, siempre en una dinámica tensión entre el libro de Dios y el pueblo de Dios. 
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