jueves, 12 de mayo de 2016

Pablo, anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo... Te ruego por mi hijo que engendré en mis prisiones

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6






¿Eres prisionero de Jesucristo?


PABLO, PRISIONERO DE JESUCRISTO

Como era costumbre en aquel entonces, el autor de la carta se identifica desde la primera palabra de la misma: Pablo.

Casi nadie duda de la autoría paulina de esta pequeña epístola. Los pocos que la han cuestionado lo han hecho por querer desestimar la autoría paulina de Colosenses, epístola con la cual, como veremos, la de Filemón está estrechamente vinculada. Pero todas las evidencias, tanto externas como internas, indican que Pablo fue el autor.

En cuanto a las externas, podemos mencionar el testimonio de Eusebio, quien dice que todos sus contemporáneos aceptaban la autoría paulina de Filemón como verdadera, genuina y reconocida. Igual testimonio dan Tertuliano, Orígenes, Marción, el fragmento de Muratori y otros.

En cuanto a las evidencias internas, podemos señalar que el estilo, el lenguaje y la doctrina son eminentemente paulinos, mientras el nombre de Pablo figura no solamente al comienzo de la Epístola, sino también dos veces más en medio de ella, y esto de tal manera que sería inconcebible que fuesen palabras de un imitador de Pablo que haya «tomado prestado» su nombre, a no ser que hubiese tenido intenciones absolutamente fraudulentas.

Por otra parte es enormemente difícil imaginar por qué retorcidos motivos un falsificador inventaría una carta de este tipo, en la cual no hay ninguna doctrina controvertida, ningún énfasis especial, sencillamente la elaboración de una situación personal.

Al menos en una primera lectura, el contenido de Filemón parece intrascendente porque, como hemos dicho, las lecciones espirituales no tienen que ver tanto con la circunstancia particular de la carta, sino con la manera en la que el apóstol la aborda.

    Aquí se trata de circunstancias absolutamente individuales y que parecen no contener mucha instrucción para un lector superficial.

    La carta es algo único entre todos los escritos del Nuevo Testamento en cuanto que se ocupa sólo de un asunto puramente privado.

Por lo tanto, a estas alturas sólo una mente malintencionada querría impugnar la autoría de Pablo. Podemos, entonces, aplaudir el hecho de que …

    … los autores más recientes tienen el buen gusto de no discutir ya la autenticidad de este pequeño escrito inimitable.

Pablo indica que su situación en el momento de escribir era la de un prisionero. Seguramente en aquel entonces se encontraba en la casa alquilada en la que —según nos cuenta Lucas— Pablo pasó su primer «encarcelamiento» romano.

Al acabar su tercer viaje misionero, Pablo se dirigió a Jerusalén y visitó el templo (Hechos 21). Allí fue reconocido por algunos judíos de Asia, quienes le acusaron de predicar contra la ley y de introducir a gentiles en el templo.

A causa del disturbio que provocaron, las autoridades imperiales tuvieron que intervenir y llevaron a Pablo primero a la fortaleza romana y posteriormente a Cesarea Marítima. Después de muchas demoras en la vista de su causa, y ante la amenaza de ser trasladado nuevamente a Jerusalén, donde los judíos planeaban asesinarlo, el apóstol utilizó sus derechos de ciudadano romano y exigió ser juzgado por el tribunal imperial de Roma. Por lo tanto, emprendió el largo y difícil viaje a Roma (Hechos 27). Una vez allí, estuvo bajo custodia durante un mínimo de dos años a la espera de su juicio:

    Cuando llegamos a Roma, el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase …

Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento (Hechos 28:16, 30, 31).

En total, entre las estancias en Jerusalén, Cesárea y Roma y los meses de viaje, podemos sumar un período de unos cinco años en los cuales Pablo estuvo preso. En algún momento de estos cinco años recibió la visita de un tal Epafras. Él procedía de la iglesia de los colosenses y comunicó al apóstol las noticias —algunas de ellas preocupantes— acerca de la situación en Colosas.

Pablo redactó la Epístola a los Colosenses en respuesta a esas noticias y decidió enviarla por medio de su compañero Tíquico, juntamente con Onésimo.

A través de Colosenses 4:7–8 aprendemos que Onésimo procedía de Colosas y que, por lo tanto, era en aquella ciudad donde Filemón residía. Todo hace suponer que las dos epístolas —a los Colosenses y a Filemón— fueron escritas por Pablo en el mismo momento y al mismo destino.

Pero ¿desde qué lugar las escribió: estando Pablo en Cesárea o en Roma? Aunque en realidad la ubicación geográfica importa poco, porque no afecta el contenido de las cartas, hemos dicho que seguramente fue en Roma desde donde el apóstol las escribió, y esto por las razones siguientes:

    —En primer lugar, es más probable que Onésimo huyera a la capital del imperio que a una provincia como Palestina.

    —En segundo lugar, porque hay referencias en Colosenses (Colosenses 4:3–4) que indican que Pablo disfrutaba de cierta libertad para predicar el evangelio, lo cual sabemos que era cierto en Roma, pero sospechamos que no era el caso de Cesarea.

    —En tercer lugar, porque sabemos que algunos de los compañeros mencionados tanto en Colosenses como en Filemón estuvieron presentes con Pablo en Roma. Es más probable que tuviesen acceso a Pablo estando él en una casa alquilada que cuando estaba en la prisión de Cesarea. Por otra parte, algunas personas que sabemos que estuvieron en Cesarea (como Felipe; ver Hechos 21:8,–9) no son mencionadas en Colosenses y Filemón.

    —También, y en cuarto lugar, Tíquico, además de llevar las Epístolas a los Colosenses y a Filemón, llevó la carta de Pablo a los Efesios (véase Efesios 6:21). Éfeso cae en la ruta desde Roma a Colosas, pero no desde Cesarea.

Ninguna de estas razones es de suficiente peso en sí como para establecer sin lugar a dudas que la Epístola a Filemón fue escrita desde Roma, pero a la luz del conjunto de todos estos pequeños detalles, la mayoría de los comentaristas suponen que la fecha de la carta cae aproximadamente entre los años 61 y 63, en algún momento del primer encarcelamiento romano.

Sin embargo, Pablo trata como asunto de poca importancia el que sea prisionero de los romanos. Lo que le importa mucho más es que él sea prisionero de Jesucristo (literalmente, «encadenado» de Jesucristo).

Si sacáramos esta frase de su contexto, podría significar sencillamente que el Señor Jesucristo ha «cautivado» a Pablo, casi como si fuese una frase sinónima de siervo de Jesucristo. Él se siente atado a Cristo por la fe y la dedicación, con vínculos tan fuertes que está sin libertad de actuar fuera del ámbito del señorío de Jesucristo.

Pero si la frase hubiese significado esto, Pablo podría haberla empleado desde el momento de su conversión. Sin embargo, Pablo mismo indica que es una frase de aplicación reciente, porque en Filemón 9 dice: Pablo, ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo. Se refiere, entonces, a sus prisiones en Roma, pero entiende que éstas son el resultado directo de la providencia de Cristo.

Su encarcelamiento es el resultado directo de su amor y fidelidad a Jesucristo. Por lo tanto, esta frase significa,

  • en primer lugar, que Pablo es prisionero por causa de Jesucristo (cf. Filemón 13: mis prisiones por el evangelio). Pero, en 
  • segundo lugar, Pablo era muy consciente de la providencia y soberanía de Dios en todas sus circunstancias y sabe que si está en la cárcel es por la voluntad de Jesucristo. Sólo en segundo lugar Pablo se considera prisionero de las autoridades civiles. 
En primer lugar está en la cárcel por designio divino. Su vida está en manos del Señor y Él está gobernando sus circunstancias:

    Cierra los ojos a todas las causas secundarias y ve en su prisión, como José lo había visto antes, a la sabia Providencia.

¿Por qué esta insistencia de Pablo en sus prisiones? En la epístola «gemela» a los Colosenses, Pablo se describe a sí mismo como apóstol de Jesucristo y sólo hace menciones pequeñas e indirectas de su encarcelamiento (Colosenses 1:24; Colosenses 4:7, 10, 18). En cambio, en la breve Epístola a Filemón insiste en el tema (Filemón 1, 9, 10, 13, 23).

El cambio de títulos es significativo. En Colosenses Pablo asume la autoridad que le ha sido otorgada por el Señor en la definición de doctrina y espera de sus lectores que acaten su autoridad, se alejen de los falsos maestros y presten toda atención a la buena doctrina autorizada.

Pablo podría haber empleado aquella misma autoridad en el caso de Filemón. Escribe pidiéndole ciertos favores. Sin embargo, tratándose de una cuestión de orden doméstico y de una situación íntima, Pablo deliberadamente renuncia a emplear imposiciones apostólicas y apela a Filemón como su hermano.

    Te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo; te ruego por mi hijo Onésimo … Nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario … Yo, Pablo, lo escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes también. Sí, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor; conforta mi corazón en el Señor (Filemón 9, 14, 19, 20).

Podría haber exigido a Filemón, en el nombre de Cristo, lo que le pide por amor y como favor. Pero renuncia a la autoridad apostólica en este caso. Prefiere escribir como prisionero de Jesucristo:

    Al escribir a las iglesias, lo que pone en prominencia es su autoridad. Pero esto no sería útil aquí. No le parece apropiado mandar a Filemón lo que tiene que hacer con Onésimo. Prefiere rogarle … Apela a la compasión de Filemón más bien que a su conciencia.

    Pablo no se presenta como apóstol con derecho a exigir obediencia a sus peticiones de un miembro de la iglesia, sino como prisionero de Jesucristo … El que pide que Filemón tome medidas que exigen sacrificio no es alguien que no conozca el sacrificio. Ha perdido su libertad por la causa de Cristo y éste es el fundamento de su petición.

    Pablo omite deliberadamente el título de apóstol, siendo su intención hablar sólo de amigo a amigo.

Sin embargo, si bien el título prisionero de Jesucristo es evidencia de condescendencia y humildad de parte del apóstol, su uso tiene que haber comunicado a Filemón, con gran diplomacia y tacto, la idea de que el sacrificio que Pablo pedía a Filemón era poca cosa en comparación con lo que él mismo estaba dispuesto a pagar a causa de su compromiso con Cristo.

    En comparación con el sacrificio que yo estoy haciendo, ¿no es el favor que te pido algo más bien fácil?

    Las circunstancias deplorables de Pablo hacen ínfimas las de Filemón.

    Con gran tacto escoge Pablo este término, para dar más fuerza a la petición que seguirá inmediatamente y ahora prepara en favor de Onésimo. Ciertamente, el conceder el perdón será para Filemón un sacrificio menor que el que está padeciendo Pablo. Es razón que haga lo que cueste menos quien ve a su padre, maestro y superior padecer lo que cuesta más.

Éste es un ejemplo de lo que ya hemos dicho acerca del tacto y la discreción del apóstol, y de cómo rehuye abusar de las relaciones fraternales o de sus propios derechos apostólicos. Tiene sumo cuidado en no ejercer presiones psicológicas o espirituales indebidas sobre su amigo. Podría haber dicho: Yo soy apóstol y te digo que debes recibir a Onésimo. Sin embargo, hace la misma petición evitando toda prepotencia y ofensa, pero esto sí, aduciendo sus «derechos» de prisionero por la causa de Cristo.

    Cualquier petición que [Pablo] haga, y cualquier favor que se le conceda, estará en relación con la causa del Amo al que tanto Pablo como Filemón pertenecían. El llamamiento que sigue se verá, pues, reforzado con la compasión y reverencia debidas a quien sufre en el nombre de Cristo.

DESCARGAR

No hay comentarios:

https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html