Páginas De La Biblia Dice
- Página principal
- E-Sword
- WorksEscDom
- ESTUDIOS BÍBLICOS
- ESCUELA DOMINICAL
- Aprenda a Predicar
- HOMILÉTICA
- TeolSistem
- ESTUDIA GRIEGO
- Matrimonios Fuertes
- Preparación Ministerial
- GUERRA ESPIRITUAL
- Geografia Biblica
- Neumatología
- HERMENEUTICA BÍBLICA
- SEMINARIO BÍBLICO
- Pecados: Asesinato
- Pecados: Robo
- Pecados: Borrachera
- Pecados: Adulterio-Fornicación
- PREDICACIÓN I
- LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO
- LA PALABRA DE DIOS DICE ASÍ
Mostrando entradas con la etiqueta predicas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta predicas. Mostrar todas las entradas
martes, 26 de febrero de 2013
Retén lo bueno y rechaza lo malo: Escucha estas prédicas y aprende a discernir
Aporte:
Castillo Fuerte
en
23:20:00
No hay comentarios:
homilética, matrimonio, niños, Escuela dominical
construccion sermones,
guerra espiritual,
homiletica eficaz,
predicas
miércoles, 16 de enero de 2013
Bosquejos Homilèticos para predicar a los jòvenes
VIVIR EN VICTORIA
JUECES 6:11-12
La Biblia nos enseña que Jesús murió, pero también que Resucito y al resucita nos dio la victoria, cuantas de las veces hemos vivido una vida de derrotas y fracasos, sin reconocer o aceptar que la victoria solo te puede dará el Señor
JUECES 6:11-12
La Biblia nos enseña que Jesús murió, pero también que Resucito y al resucita nos dio la victoria, cuantas de las veces hemos vivido una vida de derrotas y fracasos, sin reconocer o aceptar que la victoria solo te puede dará el Señor
I. HIJOS DE ISRAEL HACEN LO MALO ANTE LOS OJOS DE JEHOVÁ
1. El pecado nos hace esclavos V.1-5
2. No permite vivir en victoria, solo en fracasos.
3. Te separa de Dios
II. DIOS LLAMA A GEDEÓN
1. “VARÓN ESFORZADO Y VALIENTE” V.12
III. JEHOVÁ ESTA CON TIGO
1. Todo sucede con un propósito
2. Dios no se aleja de nosotros, sino nosotros nos alejamos de Él V.13
3. Dios quiere darte la victoria V. 14
Gedeón cuestionó dónde estaba Dios cuando sucedieron todas esas calamidades. No obstante, no era que Dios no estaba con ellos, SINO QUE ELLOS no estaban con Dios. Como respuesta a la pregunta de Gedeón, Dios le dijo que avanzara, asegurándole que él sería el que libraría a Israel.
“¿No te envío yo?” le dijo, fue Dios quien lo envió. Esa no fue una misión que Gedeón había tomado por sí mismo, estaba ahí en el trigo escondiéndolo de los madianitas. Lo más probable, es que nunca haya pensado que él iba a ser el que libertara a Israel de los Madianitas. Sin embargo, podemos decir con seguridad que de lo que le dijo el ángel le daba muchas razones para pensar seriamente en esa propuesta. En los versos 15-16 dicen la respuesta de Gedeón:
Jueces 6:15-16
“Entonces le respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.”
IV. SI DIOS TE MANDA HACER ALGO ES PORQUE QUIERE MOSTRARTE COSAS GRANDES.
1. Si te pide que hagas algo aunque suene loco es con un fin.
2. No desmayes se fiel y deposita tu fe en Señor
3. Dios te llamo a vivir en victoria
4. Cuando Dios te manda hacer algo Él siempre estará contigo V.14
V. DIOS ESCOGIÓ LO PEOR PARA LUEGO EXALTARLO
1. Lo vil y menospreciado escogió el Señor
2. Eres valioso.
VI. GEDEÓN PIDE SEÑALES
1. Dios se las da para confirmar lo que Dios ya le había dicho Cap. “6: 36-40”
Esta es la primera vez que leemos que Gedeón pidió y obtuvo una señal de Dios. Sin embargo, no es la única. Más delante veremos más señales. Entre ellas está la bien conocida señal del vellón de lana. Nos vamos a reservar los comentarios sobre las señales que Gedeón pidió y la práctica de pedir señales en general para más adelante. Por el momento, es suficiente que antes de pedir una señal, Gedeón sabía la voluntad de Dios en esa situación. No pidió la señal para determinar Su voluntad a través de ella, sino que la pidió para confirmar lo que Dios ya le había dicho y que era Su voluntad. Dios respondió positivamente a esta petición de Gedeón, dándole lo que quería.
2. Cuando creas que no puedes ganar la victoria es cuando más cerca de ella estas. Jueces 7: 2-7
1. Si das el paso la victoria es tuya V. 16
La gente sigue fácilmente a alguien que conocen bien como líder, por ejemplo un rey, un general etc. ¿Pero Gedeón? ¿Quién lo seguiría? Era un completo desconocido. No obstante, una vez más Dios le aseguró que Él estaría con él. “Ciertamente yo estaré contigo” y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre”, le dijo. Por eso Gedeón no tenía motivos para tener miedo. Sin embargo, a veces Dios promete algo que como es extremadamente bueno nos tardamos en creerlo. Nos preguntamos “¿en verdad pasará eso tan maravilloso”? “¿de verdad Dios me lo concederá?” Ese tipo de pensamientos también tenía Gedeón. Los versos 17-24 dicen:
Conclusión:
Por lo tanto, para concluir: apartarse del Señor solo trae opresión y calamidad. Sin embargo, aunque se haga, Dios está siempre ahí listo para perdonar y librar a cualquiera que regrese a Él.
Aparte de eso, algo más que también se enseña en los registros que leímos es que cuando Dios dice algo, Él está dispuesto a ayudarnos a sobrellevarlo. Cosas así como señales, cuando vienen de Dios tiene que estar alineadas con Su Palabra y apoyar lo que ya está declarado como Su voluntad. Dios nos ha dado Su Palabra y las manifestaciones del espíritu para darnos a conocer Su voluntad.
Si ahora necesitamos ayuda en el camino, deberíamos estar seguros que tendremos Su ayuda. No sé que tipo de ayuda será, lo que sí sé, es que cualquiera que ésta sea, será suficiente para apoyarnos todo el camino exactamente así como también lo fue para Gedeón.
1. Lo vil y menospreciado escogió el Señor
2. Eres valioso.
VI. GEDEÓN PIDE SEÑALES
1. Dios se las da para confirmar lo que Dios ya le había dicho Cap. “6: 36-40”
Esta es la primera vez que leemos que Gedeón pidió y obtuvo una señal de Dios. Sin embargo, no es la única. Más delante veremos más señales. Entre ellas está la bien conocida señal del vellón de lana. Nos vamos a reservar los comentarios sobre las señales que Gedeón pidió y la práctica de pedir señales en general para más adelante. Por el momento, es suficiente que antes de pedir una señal, Gedeón sabía la voluntad de Dios en esa situación. No pidió la señal para determinar Su voluntad a través de ella, sino que la pidió para confirmar lo que Dios ya le había dicho y que era Su voluntad. Dios respondió positivamente a esta petición de Gedeón, dándole lo que quería.
2. Cuando creas que no puedes ganar la victoria es cuando más cerca de ella estas. Jueces 7: 2-7
1. Si das el paso la victoria es tuya V. 16
La gente sigue fácilmente a alguien que conocen bien como líder, por ejemplo un rey, un general etc. ¿Pero Gedeón? ¿Quién lo seguiría? Era un completo desconocido. No obstante, una vez más Dios le aseguró que Él estaría con él. “Ciertamente yo estaré contigo” y derrotarás a los madianitas como a un solo hombre”, le dijo. Por eso Gedeón no tenía motivos para tener miedo. Sin embargo, a veces Dios promete algo que como es extremadamente bueno nos tardamos en creerlo. Nos preguntamos “¿en verdad pasará eso tan maravilloso”? “¿de verdad Dios me lo concederá?” Ese tipo de pensamientos también tenía Gedeón. Los versos 17-24 dicen:
Conclusión:
Por lo tanto, para concluir: apartarse del Señor solo trae opresión y calamidad. Sin embargo, aunque se haga, Dios está siempre ahí listo para perdonar y librar a cualquiera que regrese a Él.
Aparte de eso, algo más que también se enseña en los registros que leímos es que cuando Dios dice algo, Él está dispuesto a ayudarnos a sobrellevarlo. Cosas así como señales, cuando vienen de Dios tiene que estar alineadas con Su Palabra y apoyar lo que ya está declarado como Su voluntad. Dios nos ha dado Su Palabra y las manifestaciones del espíritu para darnos a conocer Su voluntad.
Si ahora necesitamos ayuda en el camino, deberíamos estar seguros que tendremos Su ayuda. No sé que tipo de ayuda será, lo que sí sé, es que cualquiera que ésta sea, será suficiente para apoyarnos todo el camino exactamente así como también lo fue para Gedeón.
SIRVIENDO EN VICTORIA
Det 20:4; ---Jeremías 29: 11
Det 20:4 porque el Señor tu Dios está contigo; él peleará en favor tuyo y te dará la *victoria
sobre tus enemigos. (NVI)
Det 20:4 porque el Señor su Dios está con ustedes; él luchará contra los enemigos de ustedes y les dará la victoria.' (DHH)
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de
bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”.
(Versión: Nueva Versión Internacional)
Introducción
- La Biblia nos enseña que Cristo murió pero resucito, cuando resucito no dio la victoria.
- "hombre victorioso" o "conquistador"
“Yo os elegí”
Texto: San Juan 15: 16
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”.
Te eligió para vivir en victoria
Salvo para servir a Dios
Un niño de 7 años de edad quería saber para que había nacido, y se lo pregunto a su papá. E papá le dijo que él y su mama habían orado pidiendo a Dios un niño. El pequeño interrogador no quedo muy satisfecho e hizo otra pregunta “¿Eso es todo?” Entonces el padre explico lo mejor que pudo a su hijito que Dios tiene un propósito para cada persona y por lo mismo l e conserva la vida; y que tal vez Dios quería usarlo de alguna manera. No mucho tiempo después el niño trepo a un árbol y accidentalmente se cayó y quedó herido de gravedad. Todas las personas que lo veían creían que no viviría; pero Dios hizo el milagro de conservarle la vida. Cuando el niño pudo pensar normalmente, dijo – Papá tú me dijiste que tal vez Dios quería usarme, ¿te acuerdas? El papá contestó: Si hijito. Y el niño agrego:-- Tal vez por esto Dios no quiso que yo muriera en este accidente. En seguida, con lagrimas en sus ojos, agrego --: Espero poder hacer aquello para lo cual Dios me devolvió la vida.
Det 20:4; ---Jeremías 29: 11
Det 20:4 porque el Señor tu Dios está contigo; él peleará en favor tuyo y te dará la *victoria
sobre tus enemigos. (NVI)
Det 20:4 porque el Señor su Dios está con ustedes; él luchará contra los enemigos de ustedes y les dará la victoria.' (DHH)
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de
bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”.
(Versión: Nueva Versión Internacional)
Introducción
- La Biblia nos enseña que Cristo murió pero resucito, cuando resucito no dio la victoria.
- "hombre victorioso" o "conquistador"
“Yo os elegí”
Texto: San Juan 15: 16
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”.
Te eligió para vivir en victoria
Salvo para servir a Dios
Un niño de 7 años de edad quería saber para que había nacido, y se lo pregunto a su papá. E papá le dijo que él y su mama habían orado pidiendo a Dios un niño. El pequeño interrogador no quedo muy satisfecho e hizo otra pregunta “¿Eso es todo?” Entonces el padre explico lo mejor que pudo a su hijito que Dios tiene un propósito para cada persona y por lo mismo l e conserva la vida; y que tal vez Dios quería usarlo de alguna manera. No mucho tiempo después el niño trepo a un árbol y accidentalmente se cayó y quedó herido de gravedad. Todas las personas que lo veían creían que no viviría; pero Dios hizo el milagro de conservarle la vida. Cuando el niño pudo pensar normalmente, dijo – Papá tú me dijiste que tal vez Dios quería usarme, ¿te acuerdas? El papá contestó: Si hijito. Y el niño agrego:-- Tal vez por esto Dios no quiso que yo muriera en este accidente. En seguida, con lagrimas en sus ojos, agrego --: Espero poder hacer aquello para lo cual Dios me devolvió la vida.
I. Daniel vive en victoria Daniel 1:8-21
1. Dios no hace acepción de personas, pero hay jóvenes que se hacen excepcionales para Él Señor.
2. Toma la decisión de no contaminarse de la comida del rey V.8
a. No se le aparece un Ángel ni un demonio ante la comida.
3. Bendición por la obediencia a Dios V.15-20
a. Dios te da la victoria cuando eres obediente
4. Soportar las pruebas
a. Aquí te da la victoria Cap.3:15-18
II. HIJOS DE ISRAEL HACEN LO MALO ANTE LOS OJOS DE JEHOVÁ JUECES 6:1-10
4. El pecado nos hace esclavos V.1-5
5. No permite vivir en victoria, solo en fracasos.
6. Te separa de Dios
III. DIOS LLAMA A GEDEÓN A LA VICTORIA
2. “VARÓN ESFORZADO Y VALIENTE” V.12
VII. JEHOVÁ ESTA CON TIGO
4. Todo sucede con un propósito
5. Dios no se aleja de nosotros, sino nosotros nos alejamos de Él V.13
6. Dios quiere darte la victoria V. 14
1. Dios no hace acepción de personas, pero hay jóvenes que se hacen excepcionales para Él Señor.
2. Toma la decisión de no contaminarse de la comida del rey V.8
a. No se le aparece un Ángel ni un demonio ante la comida.
3. Bendición por la obediencia a Dios V.15-20
a. Dios te da la victoria cuando eres obediente
4. Soportar las pruebas
a. Aquí te da la victoria Cap.3:15-18
II. HIJOS DE ISRAEL HACEN LO MALO ANTE LOS OJOS DE JEHOVÁ JUECES 6:1-10
4. El pecado nos hace esclavos V.1-5
5. No permite vivir en victoria, solo en fracasos.
6. Te separa de Dios
III. DIOS LLAMA A GEDEÓN A LA VICTORIA
2. “VARÓN ESFORZADO Y VALIENTE” V.12
VII. JEHOVÁ ESTA CON TIGO
4. Todo sucede con un propósito
5. Dios no se aleja de nosotros, sino nosotros nos alejamos de Él V.13
6. Dios quiere darte la victoria V. 14
VIVIENDO EN SANTIDAD
2CORINTIOS 7:1
Así que, amados, puestos que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios
“¿Somos más fuertes que Él?”
Se señala que es una “temeridad” provocar a Dios. El creyente que procede de esta manera, se convierte en un “necio”, o sea una persona que actúa sin inteligencia, ni discreción, ni sentido de responsabilidad. Tratándose de aquel que lleva las cosas a cabo con ignorancia, imprudencia y presunción arrogante
(Véase: Prov. 3:35; 17:24 --> Ecl. 2:14 --> Luc. 12:20 --> Rom. 1:31, y sus respectivos contextos).
Los creyentes debemos comportarnos y andar delante de Dios permanentemente, “no como necios sino como sabios” (Efes 5:14c) (Efes. 5:15) y así “nos alumbrará CRISTO”
El único modo seguro de vida cristiana es llevarla a cabo con “los ojos puestos en Jesús” (Heb. 12:2). No lo olvidemos
I. Que Significa “ser santos” = “PURO, LIMPIO” (1° Ped. 1:16)
- Este concepto de “ser santos” o “llevar una vida santa” no sólo involucra las consideraciones anteriores, sino que las refina y perfecciona, al agregarle sus principios propios, que hacen a la “excelencia espiritual” que el creyente debe anhelar con toda su alma, “Glorificando a Dios en todo” en toda acción que resulte “olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios” (1° Cor. 6:20; 10:31), 1Co 6:20 Cuando Dios los salvó, en realidad los compró, y el precio que pagó por ustedes fue muy alto. Por eso deben dedicar su cuerpo a honrar y agradar a Dios.
1Co 10:31 Cuando ustedes coman, o beban, o hagan cualquier otra cosa, háganlo para honrar a Dios.
(Fil 4:18) 18 “Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios”, con el propósito que “el Dios de paz... nos haga aptos (“nos perfeccione”) en toda obra buena para que hagamos su voluntad, haciendo Él en nosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (Heb. 13:20-21) --> (Is. 40:11).
Este concepto de “santidad” lo desarrollaremos considerando “de qué debemos apartarnos en nuestras vidas”
a) La vida de “santidad” consiste en apartarse de todo mal
- La “santidad”, no es cosa fácil, sobre todo cuando el creyente está en una sociedad, donde el pecado es considerado como natural en el mundo laboral; cultural y social.
2CORINTIOS 7:1
Así que, amados, puestos que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios
“¿Somos más fuertes que Él?”
Se señala que es una “temeridad” provocar a Dios. El creyente que procede de esta manera, se convierte en un “necio”, o sea una persona que actúa sin inteligencia, ni discreción, ni sentido de responsabilidad. Tratándose de aquel que lleva las cosas a cabo con ignorancia, imprudencia y presunción arrogante
(Véase: Prov. 3:35; 17:24 --> Ecl. 2:14 --> Luc. 12:20 --> Rom. 1:31, y sus respectivos contextos).
Los creyentes debemos comportarnos y andar delante de Dios permanentemente, “no como necios sino como sabios” (Efes 5:14c) (Efes. 5:15) y así “nos alumbrará CRISTO”
El único modo seguro de vida cristiana es llevarla a cabo con “los ojos puestos en Jesús” (Heb. 12:2). No lo olvidemos
I. Que Significa “ser santos” = “PURO, LIMPIO” (1° Ped. 1:16)
- Este concepto de “ser santos” o “llevar una vida santa” no sólo involucra las consideraciones anteriores, sino que las refina y perfecciona, al agregarle sus principios propios, que hacen a la “excelencia espiritual” que el creyente debe anhelar con toda su alma, “Glorificando a Dios en todo” en toda acción que resulte “olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios” (1° Cor. 6:20; 10:31), 1Co 6:20 Cuando Dios los salvó, en realidad los compró, y el precio que pagó por ustedes fue muy alto. Por eso deben dedicar su cuerpo a honrar y agradar a Dios.
1Co 10:31 Cuando ustedes coman, o beban, o hagan cualquier otra cosa, háganlo para honrar a Dios.
(Fil 4:18) 18 “Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios”, con el propósito que “el Dios de paz... nos haga aptos (“nos perfeccione”) en toda obra buena para que hagamos su voluntad, haciendo Él en nosotros lo que es agradable delante de Él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén” (Heb. 13:20-21) --> (Is. 40:11).
Este concepto de “santidad” lo desarrollaremos considerando “de qué debemos apartarnos en nuestras vidas”
a) La vida de “santidad” consiste en apartarse de todo mal
- La “santidad”, no es cosa fácil, sobre todo cuando el creyente está en una sociedad, donde el pecado es considerado como natural en el mundo laboral; cultural y social.
Más Dios ha establecido una vida de santidad para los que son hijos suyos. Debiendo el creyente que quiera “llevar fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios” como nos dice en: (Col. 1:10), hacerlo, (1ª Ped. 1:16). “siendo, santos, porque ÉL es Santo”
Este “modo de vida” no es algo opcional, sino una necesidad espiritual, que complace a Dios al ser ejercida por el creyente, como “hijo obediente de ÉL” (1° Ped. 1:14). Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia.
Nota: El ministerio de Daniel se ajusta al desarrollo del tema acerca de una vida o conducta caracterizada por la “santidad”.
II. Esta santidad consiste en apartarse en nuestra manera de vivir:
--> De amistades pecaminosas (2° Cor. 6:14 --> 7:1) {No os unáis en yugo desigual}
--> De acciones pecaminosas (Ef. 4:24-28) {“Vestíos, del nuevo hombre” => no quiere decir
que se trata del viejo hombre reformado o mejorado (2° Cor. 5:17). Es ser:
“participantes de la naturaleza divina” (2° Ped. 1:4) --> (Efes. 2:10)}
--> De conversaciones pecaminosas (Ef.4:29) {“Ninguna palabra corrompida salga de v/
boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los
oyentes”}
--> De vida licenciosa (demasiada libertad) (Ef. 5:3-4) {“Fornicación; inmundicia;
deshonestidad; necedades; truhanerías (engañar o estafar)”}
--> De toda acción reprobable (Ef. 5:11) {“No participéis en las obras infructuosas de las
tinieblas, sino más bien reprendedlas”}
--> De toda acción idolátrica. Es decir, de todo aquello que reste “gloria a Dios” y esclavice
al creyente (1° Cor. 8:4,10-12; 10:14,18-22,28).
III. Dios honra y bendice la “santidad”:
--> Es el creyente, que asume un compromiso real de “santidad con Dios” y que evita
“contaminarse”, ya sea en el “estudio” o en su “negocio” o “actividad” a quien Dios
recompensa dándole: “Conocimiento {saber la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas}, inteligencia {tener capacidad de entender y comprender} y entendimiento {concebir, discernir y juzgar, todo, aplicando la inteligencia y así, comparar las cosas,
induciendo y deduciendo otras, partiendo de las que ya conoce, actuando siempre racionalmente}” (Dn. 1:8-9, 15-17,20; 2:48-49).
--> El desprecio a las calumnias que suframos por “llevar frutos” con “santidad” al Señor, debemos considerarlos como una “bendición”.
Pues ello, habrá de concedernos “en la revelación de su gloria, gozo con gran alegría”
(1ª Ped. 4:4,12-14) – confrontar con – (1° Jn. 2:28).
--> El ser “santo”, habrá de devenir para el creyente, en “ver buenos días”, “estando los ojos del Señor sobre él”, bendiciéndole. “Y sus oídos atentos a sus oraciones”, guardándole del mal, y librándole de todas sus angustias (Sal. 34:14-17) --> (1° Ped.
3:10-12).
--> Todo creyente es santo por posición, debiendo ser santo por compromiso, ya que
seremos santos por destino eterno, junto al Señor. “Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por ÉL sin mancha e irreprensibles, en paz” (2° Ped. 3:14).
1. Esta doctrina supone ciertos “deberes prácticos” para el creyente que desea “ser santo en toda su manera de vivir – 1° Ped. 1:15”
Supone una vida de “obediencia” a Dios (1° Ped. 1:2)
Supone una vida de “adoración continua” a Dios (Jn. 4:23)
Supone “resistencia” y “paciencia”, afirmando nuestros corazones (Sgo. 5:8) {Es decir:
“Siendo afianzados (por Jehová) para bien” (Sal. 119:122); “fortaleciéndonos en el Señor y en el poder de su fuerza” (Ef. 6:10) y “animándonos unos a otros” (1° Tes. 5:11)}
Supone “bondad”, no quejándonos unos contra otros, para que no seamos condenados [es decir, “juzgados”] (Sgo. 5:9)
Supone “oración” constante (1° Ped. 4:7)
Supone “fidelidad” en todo nuestro “servicio” a Él (1° Cor. 4:2)
Supone “conducta santa y piadosa” (2° Ped. 3:11)
Supone “pureza y semejanza a Cristo” (1° Jn. 3:2-3)
Supone “esperarlo a ÉL por fe”, sin esperar “señales” (Filip. 3:20-21; Tit. 2:13)
Supone una vida de “victoria sobre el mundo”. La cual se alcanza, únicamente, en la esfera
de la “fe” (1° Jn. 5:4-5). Exigiéndonos esta “fe”, “vivir a Cristo”, vale decir, que el Señor sea
manifestado a través de nuestra manera de vivir (Gál. 2:20).
Siendo este, el único modo de vida, que nos permitirá experimentar “el gozo y la paz” perfectos, que sólo “Él” nos puede dar (Gál. 5:22).
. Supone, finalmente, tener “objetivos celestiales y no terrenales” (Col. 3:1-3; Heb. 11:10).
2. vivamos por convicción
No se trata de que nos obsesionemos con los eventos que ocurren día a día en el mundo, sino que, el conocimiento de su “pronta” venida, haga que nuestro corazón se dirija al cielo pues: “nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Filip. 3:20).
Recordemos que “si alguno está en Cristo” (2° Cor. 5:17), no puede estar en el mundo, en el sentido de practicar sus cosas (Gál. 5:21 1° Sam. 17:39). Y, los creyentes, “estamos en el mundo pero no somos del mundo” (Jn. 17:16), siendo exhortados por Dios “a salir del mundo y no tocar sus cosas si queremos ser bendecidos por Él” (2° Cor. 6:17 7:1).
Debemos ser conscientes que, sólo, si nos mantenemos ocupados de la manera que hemos expuesto, lograremos “adornar la doctrina de Dios nuestro Salvador” y poder así, tener la expectativa de escucharle decir: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel (aunque ciertamente ni siquiera sobre poco hemos sido fieles), sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mt. 25:21,23). Su misericordia infinita le llevará a recompensarnos “conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filip. 4:19).
Que así sea, para la gloria del Padre y la exaltación del Hijo a su diestra. Lo importante, para que ello ocurra, es que, el Señor, ahora, nos diga, como le dijo el ángel a Cornelio: “Tus oraciones y tus limosnas (léase: “Tu adoración, tus obras y tu servicio”) han subido para memoria delante de Dios... resultando así, como nos dice Pablo,... olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios” (Hech. 10:4;... Filip. 4:18).
Este “modo de vida” no es algo opcional, sino una necesidad espiritual, que complace a Dios al ser ejercida por el creyente, como “hijo obediente de ÉL” (1° Ped. 1:14). Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia.
Nota: El ministerio de Daniel se ajusta al desarrollo del tema acerca de una vida o conducta caracterizada por la “santidad”.
II. Esta santidad consiste en apartarse en nuestra manera de vivir:
--> De amistades pecaminosas (2° Cor. 6:14 --> 7:1) {No os unáis en yugo desigual}
--> De acciones pecaminosas (Ef. 4:24-28) {“Vestíos, del nuevo hombre” => no quiere decir
que se trata del viejo hombre reformado o mejorado (2° Cor. 5:17). Es ser:
“participantes de la naturaleza divina” (2° Ped. 1:4) --> (Efes. 2:10)}
--> De conversaciones pecaminosas (Ef.4:29) {“Ninguna palabra corrompida salga de v/
boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los
oyentes”}
--> De vida licenciosa (demasiada libertad) (Ef. 5:3-4) {“Fornicación; inmundicia;
deshonestidad; necedades; truhanerías (engañar o estafar)”}
--> De toda acción reprobable (Ef. 5:11) {“No participéis en las obras infructuosas de las
tinieblas, sino más bien reprendedlas”}
--> De toda acción idolátrica. Es decir, de todo aquello que reste “gloria a Dios” y esclavice
al creyente (1° Cor. 8:4,10-12; 10:14,18-22,28).
III. Dios honra y bendice la “santidad”:
--> Es el creyente, que asume un compromiso real de “santidad con Dios” y que evita
“contaminarse”, ya sea en el “estudio” o en su “negocio” o “actividad” a quien Dios
recompensa dándole: “Conocimiento {saber la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas}, inteligencia {tener capacidad de entender y comprender} y entendimiento {concebir, discernir y juzgar, todo, aplicando la inteligencia y así, comparar las cosas,
induciendo y deduciendo otras, partiendo de las que ya conoce, actuando siempre racionalmente}” (Dn. 1:8-9, 15-17,20; 2:48-49).
--> El desprecio a las calumnias que suframos por “llevar frutos” con “santidad” al Señor, debemos considerarlos como una “bendición”.
Pues ello, habrá de concedernos “en la revelación de su gloria, gozo con gran alegría”
(1ª Ped. 4:4,12-14) – confrontar con – (1° Jn. 2:28).
--> El ser “santo”, habrá de devenir para el creyente, en “ver buenos días”, “estando los ojos del Señor sobre él”, bendiciéndole. “Y sus oídos atentos a sus oraciones”, guardándole del mal, y librándole de todas sus angustias (Sal. 34:14-17) --> (1° Ped.
3:10-12).
--> Todo creyente es santo por posición, debiendo ser santo por compromiso, ya que
seremos santos por destino eterno, junto al Señor. “Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por ÉL sin mancha e irreprensibles, en paz” (2° Ped. 3:14).
1. Esta doctrina supone ciertos “deberes prácticos” para el creyente que desea “ser santo en toda su manera de vivir – 1° Ped. 1:15”
Supone una vida de “obediencia” a Dios (1° Ped. 1:2)
Supone una vida de “adoración continua” a Dios (Jn. 4:23)
Supone “resistencia” y “paciencia”, afirmando nuestros corazones (Sgo. 5:8) {Es decir:
“Siendo afianzados (por Jehová) para bien” (Sal. 119:122); “fortaleciéndonos en el Señor y en el poder de su fuerza” (Ef. 6:10) y “animándonos unos a otros” (1° Tes. 5:11)}
Supone “bondad”, no quejándonos unos contra otros, para que no seamos condenados [es decir, “juzgados”] (Sgo. 5:9)
Supone “oración” constante (1° Ped. 4:7)
Supone “fidelidad” en todo nuestro “servicio” a Él (1° Cor. 4:2)
Supone “conducta santa y piadosa” (2° Ped. 3:11)
Supone “pureza y semejanza a Cristo” (1° Jn. 3:2-3)
Supone “esperarlo a ÉL por fe”, sin esperar “señales” (Filip. 3:20-21; Tit. 2:13)
Supone una vida de “victoria sobre el mundo”. La cual se alcanza, únicamente, en la esfera
de la “fe” (1° Jn. 5:4-5). Exigiéndonos esta “fe”, “vivir a Cristo”, vale decir, que el Señor sea
manifestado a través de nuestra manera de vivir (Gál. 2:20).
Siendo este, el único modo de vida, que nos permitirá experimentar “el gozo y la paz” perfectos, que sólo “Él” nos puede dar (Gál. 5:22).
. Supone, finalmente, tener “objetivos celestiales y no terrenales” (Col. 3:1-3; Heb. 11:10).
2. vivamos por convicción
No se trata de que nos obsesionemos con los eventos que ocurren día a día en el mundo, sino que, el conocimiento de su “pronta” venida, haga que nuestro corazón se dirija al cielo pues: “nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Filip. 3:20).
Recordemos que “si alguno está en Cristo” (2° Cor. 5:17), no puede estar en el mundo, en el sentido de practicar sus cosas (Gál. 5:21 1° Sam. 17:39). Y, los creyentes, “estamos en el mundo pero no somos del mundo” (Jn. 17:16), siendo exhortados por Dios “a salir del mundo y no tocar sus cosas si queremos ser bendecidos por Él” (2° Cor. 6:17 7:1).
Debemos ser conscientes que, sólo, si nos mantenemos ocupados de la manera que hemos expuesto, lograremos “adornar la doctrina de Dios nuestro Salvador” y poder así, tener la expectativa de escucharle decir: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel (aunque ciertamente ni siquiera sobre poco hemos sido fieles), sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mt. 25:21,23). Su misericordia infinita le llevará a recompensarnos “conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filip. 4:19).
Que así sea, para la gloria del Padre y la exaltación del Hijo a su diestra. Lo importante, para que ello ocurra, es que, el Señor, ahora, nos diga, como le dijo el ángel a Cornelio: “Tus oraciones y tus limosnas (léase: “Tu adoración, tus obras y tu servicio”) han subido para memoria delante de Dios... resultando así, como nos dice Pablo,... olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios” (Hech. 10:4;... Filip. 4:18).
VIVIENDO BAJO LA FE
Romanos 1:17
Porque en el evangelio la justicia de Dios
Se revela por Fe; como está escrito:
Mas el justo por la Fe vivirá
INTRODUCCION
La persona justa continua viviendo por Fe y al hacerlo sigue llevando una vida Espiritualmente rica. Lo que mediante este estudio aprenderemos a llevar una vida llena de Fe para así alcanzar lo que solo Dios tiene para nosotros.
I. LA FE TE JUSTIFICA Gálatas 2:16 ; Hechos 13:39
- QUE ES FE --> Hebreos 11:1
“Es, pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
- QUE ES JUSTIFICAR--> limpiar, perdonar, etc.
a. Es la fe que triunfa en la peor de las circunstancias.
b. La Fe te perdona hechos 10:43
II. TE HACE SALVO
a. A ti a toda tu familia hechos 16:31
III. DEBEMOS DEPENDER DE DIOS
a. Esperar con constancia lo que no se ve Romanos 8:25
b. saber que Dios todo lo puede
Dios es el Dios a quien nosotros servimos. Jesús no se fija en lo imposible de la situación, sino en las oportunidades de bendecir a su pueblo y en que todos lo conozcamos como nuestro Dios que todo lo puede. Veamos Mrc. 6:34-44 Dios también te multiplicará y suplirá todas tus necesidades si vivimos Creyendo en Él.
IV. EXPERIMENTARAS COSAS INCREIBLES
a. Lo que nunca imaginaste alcanzar lo alcanzaras y lo tendrás 1 Corintios 2:9 ; Hebreos 11:33
b. Te moverás en lo imposible Isaías 64: 4 ; Hebreos 11:29
c. Podrás servirle de una manera poderosa y diferente encomendando tu vida por completo a Él. Isaías 40:31
- El te dará su poder en medio del sufrimiento o prueba
- Te levantara por encima de las dificultades y te hará un ganador
- Correrás sin cansarte y caminaras con firmeza hacia delante sin fatigarte por la tardanzas de Dios
Conclusión
Como hijos y siervos del Señor debemos aprender a vivir bajo la voluntad de Dios confiando en su palabra, y en obediencia a su llamado, para que su obra se cumpla como el quiere, vivamos por Fe confiando que si É dijo Él lo hará como nos dice en Números 23:19 “Dios no como los mortales. No miente ni cambia de opinión. Cuando Él dice una cosa la realiza, cuado hace una promesa la cumple”. Dios promete que, si los creyentes confían pacientemente en Él, suplirá cualquier cosa que sea necesaria para sustentarlos de manera constante
Romanos 1:17
Porque en el evangelio la justicia de Dios
Se revela por Fe; como está escrito:
Mas el justo por la Fe vivirá
INTRODUCCION
La persona justa continua viviendo por Fe y al hacerlo sigue llevando una vida Espiritualmente rica. Lo que mediante este estudio aprenderemos a llevar una vida llena de Fe para así alcanzar lo que solo Dios tiene para nosotros.
I. LA FE TE JUSTIFICA Gálatas 2:16 ; Hechos 13:39
- QUE ES FE --> Hebreos 11:1
“Es, pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
- QUE ES JUSTIFICAR--> limpiar, perdonar, etc.
a. Es la fe que triunfa en la peor de las circunstancias.
b. La Fe te perdona hechos 10:43
II. TE HACE SALVO
a. A ti a toda tu familia hechos 16:31
III. DEBEMOS DEPENDER DE DIOS
a. Esperar con constancia lo que no se ve Romanos 8:25
b. saber que Dios todo lo puede
Dios es el Dios a quien nosotros servimos. Jesús no se fija en lo imposible de la situación, sino en las oportunidades de bendecir a su pueblo y en que todos lo conozcamos como nuestro Dios que todo lo puede. Veamos Mrc. 6:34-44 Dios también te multiplicará y suplirá todas tus necesidades si vivimos Creyendo en Él.
IV. EXPERIMENTARAS COSAS INCREIBLES
a. Lo que nunca imaginaste alcanzar lo alcanzaras y lo tendrás 1 Corintios 2:9 ; Hebreos 11:33
b. Te moverás en lo imposible Isaías 64: 4 ; Hebreos 11:29
c. Podrás servirle de una manera poderosa y diferente encomendando tu vida por completo a Él. Isaías 40:31
- El te dará su poder en medio del sufrimiento o prueba
- Te levantara por encima de las dificultades y te hará un ganador
- Correrás sin cansarte y caminaras con firmeza hacia delante sin fatigarte por la tardanzas de Dios
Conclusión
Como hijos y siervos del Señor debemos aprender a vivir bajo la voluntad de Dios confiando en su palabra, y en obediencia a su llamado, para que su obra se cumpla como el quiere, vivamos por Fe confiando que si É dijo Él lo hará como nos dice en Números 23:19 “Dios no como los mortales. No miente ni cambia de opinión. Cuando Él dice una cosa la realiza, cuado hace una promesa la cumple”. Dios promete que, si los creyentes confían pacientemente en Él, suplirá cualquier cosa que sea necesaria para sustentarlos de manera constante
ESTAS LISTO ...
MATEO 13:49; MATEO 24:42
Es necesario que tomemos en cuenta la importancia que tiene los tiempos finales y todo lo que nos espera a nosotros y todo lo que Dios espera que nosotros hagamos
ISAÍAS 40:30-31
Isa 40:30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; Isa 40:31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
I. NECESITAMOS REFLEXIONAR
Necesitas descanso. ¡Siéntate!
Medita y acuérdate: de las bendiciones de Dios y de tus fracasos, para que fortalezcas tu humildad.
Rectifica el rumbo. Quizá te has descaminado moralmente; has descuidado tu brújula, no se cual sea tu problema solo ¡Vuelve al camino!
Renueva tu comunión con Dios. Jeremías 6:16.
II. PREGUNTAS QUE DEBEN HACERSE:
¿Qué he hecho? Si has logrado algo, gózate; pero da la gloria a Dios. ¿Qué he dejado de
hacer? Muchas oportunidades perdidas; muchos deberes sin cumplidos.
Qué haré este nuevo año? Tiempo es de formar planes.
¿Cuánto tiempo me resta? “El tiempo es corto” y es preciso redimirlo.
III. DIOS TE SANTIFICO CON UN PROPÓSITO
Santificación=== separa para el uso de Dios
1. Decide no contaminarte con la comida del rey. Daniel: 1
Timoteo 4:12: tienes mucho que dar
IV. ES HORA DE HACERCARNOS A EL
Isa 40:30 Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse, hasta los más fuertes llegan a caer,
Isa 40:31 pero los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse.
Tras este “¡Alto!”, sigue adelante. Si hay dificultades invencibles: Éxodo 14:13; si es obscuro el porvenir: Salmo 62:5; si la maldad parece triunfar:
Salmos 73:28 Pero yo me acercaré a Dios, pues para mí eso es lo mejor. Tú, Señor y Dios, eres mi refugio, y he de proclamar todo lo que has hecho.
Nótese el contraste entre el v. 27 y el 28. “Los que se alejan de ti…” vs. “Acercarme a Los”.
“Perecerán” aquéllos; para mí “es el bien.” Asaph (el autor) no era como aquéllos.
Proceder común, insensato, ruinoso. ¡Y Asaph había estado a punto de imitarlo!
Consideremos:
1. Qué es “acercarnos a Dios”
En un sentido Dios está cerca de todos nosotros. Hebreos 17:27, 28. No es posible alejarnos de él. Salmo 139:7-10. Pero (a) no todos se dan cuenta del hecho, Génesis 28:16;
(b) no todos se complacen en tal verdad.
Espiritualmente el pecado aleja al hombre de Dios.
Acercarse a Dios es el acto del que (a) se da cuenta de que ha estado lejos; (b) reconoce su necesidad de Dios; (c) y reconoce su deber de amarlo y servirlo.
Desea su consejo, comunión y dirección; y quita todo lo que puede ser obstáculo para ello.
Acto espiritual, no material. Yerro de los que creen acercarse tan sólo porque han ido al templo y comulgado.
2. Cómo lograr tal acercamiento
Únicamente por Cristo (Juan 14:6). Su sacrificio abrió el camino (Hebreos 10:19, 20). Esto excluye todo mérito humano, todo sacramento, todo sacerdocio, aparte del suyo, para acercarnos a Dios. Pero el acercarnos por Cristo incluye:
a. Aceptación de su obra propiciatoria.
b. Arrepentimiento. El Pródigo tuvo que abandonar sus puercos, dejar su vida, y volver, para acercarse a su padre.
c. Oración. No rezos mecánicos, sino la expresión del anhelo del alma por tener comunión con Dios.
d. Atención a su Palabra. Leída, meditada, predicada.
e. Alabanza. Salmo 95:2.
A) El bien que hallamos
La simple conciencia de su presencia es el supremo deleite del alma (Salmo 51:11). Y quien se acerca a él, gozará:
1. De su amor. Ama a todos, pero sólo los que están cerca reciben los beneficios de su amor.
2. De su protección
3. De su dirección
4. De sus riquezas: “Nada me faltará”.
B) Ocasiones que demandan especial acercamiento
1. En la tentación. Himno “Cuando sea tentado…”
2. En las dudas. La experiencia de Asaph.
3. En la aflicción o necesidad.
4. Ante las tareas difíciles o penosas.
Conclusión:
Acércate a tu Dios por medio de Cristo.
Cristiano: Vive siempre cerca de tu Dios, y no se te dificultará consultarlo, pedirle lo que necesites. ¿Por qué tenemos a veces dificultad para orar?
Cultivemos el hábito del acercamiento a Dios. (María a los pies de Jesús).
MATEO 13:49; MATEO 24:42
Es necesario que tomemos en cuenta la importancia que tiene los tiempos finales y todo lo que nos espera a nosotros y todo lo que Dios espera que nosotros hagamos
ISAÍAS 40:30-31
Isa 40:30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; Isa 40:31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
I. NECESITAMOS REFLEXIONAR
Necesitas descanso. ¡Siéntate!
Medita y acuérdate: de las bendiciones de Dios y de tus fracasos, para que fortalezcas tu humildad.
Rectifica el rumbo. Quizá te has descaminado moralmente; has descuidado tu brújula, no se cual sea tu problema solo ¡Vuelve al camino!
Renueva tu comunión con Dios. Jeremías 6:16.
II. PREGUNTAS QUE DEBEN HACERSE:
¿Qué he hecho? Si has logrado algo, gózate; pero da la gloria a Dios. ¿Qué he dejado de
hacer? Muchas oportunidades perdidas; muchos deberes sin cumplidos.
Qué haré este nuevo año? Tiempo es de formar planes.
¿Cuánto tiempo me resta? “El tiempo es corto” y es preciso redimirlo.
III. DIOS TE SANTIFICO CON UN PROPÓSITO
Santificación=== separa para el uso de Dios
1. Decide no contaminarte con la comida del rey. Daniel: 1
Timoteo 4:12: tienes mucho que dar
IV. ES HORA DE HACERCARNOS A EL
Isa 40:30 Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse, hasta los más fuertes llegan a caer,
Isa 40:31 pero los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse.
Tras este “¡Alto!”, sigue adelante. Si hay dificultades invencibles: Éxodo 14:13; si es obscuro el porvenir: Salmo 62:5; si la maldad parece triunfar:
Salmos 73:28 Pero yo me acercaré a Dios, pues para mí eso es lo mejor. Tú, Señor y Dios, eres mi refugio, y he de proclamar todo lo que has hecho.
Nótese el contraste entre el v. 27 y el 28. “Los que se alejan de ti…” vs. “Acercarme a Los”.
“Perecerán” aquéllos; para mí “es el bien.” Asaph (el autor) no era como aquéllos.
Proceder común, insensato, ruinoso. ¡Y Asaph había estado a punto de imitarlo!
Consideremos:
1. Qué es “acercarnos a Dios”
En un sentido Dios está cerca de todos nosotros. Hebreos 17:27, 28. No es posible alejarnos de él. Salmo 139:7-10. Pero (a) no todos se dan cuenta del hecho, Génesis 28:16;
(b) no todos se complacen en tal verdad.
Espiritualmente el pecado aleja al hombre de Dios.
Acercarse a Dios es el acto del que (a) se da cuenta de que ha estado lejos; (b) reconoce su necesidad de Dios; (c) y reconoce su deber de amarlo y servirlo.
Desea su consejo, comunión y dirección; y quita todo lo que puede ser obstáculo para ello.
Acto espiritual, no material. Yerro de los que creen acercarse tan sólo porque han ido al templo y comulgado.
2. Cómo lograr tal acercamiento
Únicamente por Cristo (Juan 14:6). Su sacrificio abrió el camino (Hebreos 10:19, 20). Esto excluye todo mérito humano, todo sacramento, todo sacerdocio, aparte del suyo, para acercarnos a Dios. Pero el acercarnos por Cristo incluye:
a. Aceptación de su obra propiciatoria.
b. Arrepentimiento. El Pródigo tuvo que abandonar sus puercos, dejar su vida, y volver, para acercarse a su padre.
c. Oración. No rezos mecánicos, sino la expresión del anhelo del alma por tener comunión con Dios.
d. Atención a su Palabra. Leída, meditada, predicada.
e. Alabanza. Salmo 95:2.
A) El bien que hallamos
La simple conciencia de su presencia es el supremo deleite del alma (Salmo 51:11). Y quien se acerca a él, gozará:
1. De su amor. Ama a todos, pero sólo los que están cerca reciben los beneficios de su amor.
2. De su protección
3. De su dirección
4. De sus riquezas: “Nada me faltará”.
B) Ocasiones que demandan especial acercamiento
1. En la tentación. Himno “Cuando sea tentado…”
2. En las dudas. La experiencia de Asaph.
3. En la aflicción o necesidad.
4. Ante las tareas difíciles o penosas.
Conclusión:
Acércate a tu Dios por medio de Cristo.
Cristiano: Vive siempre cerca de tu Dios, y no se te dificultará consultarlo, pedirle lo que necesites. ¿Por qué tenemos a veces dificultad para orar?
Cultivemos el hábito del acercamiento a Dios. (María a los pies de Jesús).
DOWNLOAD HERE>>>
Aporte:
Castillo Fuerte
en
9:25:00
No hay comentarios:
homilética, matrimonio, niños, Escuela dominical
arte de predicar,
bosquejos bíblicos,
bosquejos homileticos,
bosquejos para predicar,
jovenes,
predicas
jueves, 2 de agosto de 2012
Colosenses Lecciones 5 - 9: Estudio detallado
Aporte:
Castillo Fuerte
en
16:43:00
No hay comentarios:
homilética, matrimonio, niños, Escuela dominical
bosquejos homileticos,
homiletica,
la biblia,
predicas
miércoles, 1 de agosto de 2012
Sermones Magistrales: La Inmutabilidad de Dios
Tweet
biblias y miles de comentarios
Alguien ha dicho que “el estudio apropiado de la humanidad es el hombre”. Yo no voy a oponerme a esa idea, pero creo que es igualmente cierto que el estudio apropiado de los elegidos de Dios, es el propio Dios. El estudio apropiado del cristiano es la Deidad. La ciencia más elevada, la especulación más sutil, la filosofía más poderosa que puedan jamás atraer la atención de un hijo de Dios, es el nombre, la naturaleza, la Persona, la obra, los hechos y la existencia de ese grandioso Dios, a quien el cristiano llama Padre.
En la contemplación de la Divinidad hay algo extraordinariamente beneficioso para la mente. Es un tema tan amplio que todos nuestros pensamientos se pierden en su inmensidad; tan profundo, que nuestro orgullo se ahoga en su infinitud. Nosotros podemos abarcar y enfrentar otros temas; en ellos sentimos una especie de autosatisfacción y proseguimos con nuestro camino pensando: “he aquí que yo soy sabio”. Pero cuando nos aproximamos a esta ciencia de las ciencias y encontramos que nuestra plomada no puede medir su profundidad y que nuestro ojo de águila no puede ver su altura, nos alejamos pensando que el hombre vano quisiera ser sabio, pero que es como un burrito salvaje y entonces exclama solemnemente: “soy de ayer y no sé nada”. Ningún tema de contemplación tenderá a humillar la mente en mayor medida que los pensamientos de Dios. Nos veremos a obligados a sentir:
“¡Gran Dios, cuán infinito eres Tú,
y nosotros somos sólo unos gusanos sin valor!”
Pero si el tema humilla la mente, también la expande. Aquel que piensa en Dios con frecuencia, tendrá una mente más grande que el hombre que simplemente camina con pesadez alrededor de este globo estrecho. Quizás se trate de un biólogo que hace alarde de su habilidad para hacer la disección de un escarabajo, estudiar la anatomía de una mosca o clasificar a los insectos y a los animales en grupos que tienen nombres casi imposibles de pronunciar. Puede ser un geólogo, capaz de disertar sobre el megaterio y el plesiosauro y todos los demás tipos de animales en extinción. Él puede pensar que independientemente de cuál sea su ciencia, su mente se ve ennoblecida y engrandecida. Me atrevo a decir que así es, pero después de todo, el estudio más excelente para ensanchar el alma es la ciencia de Cristo, y Cristo crucificado, y el conocimiento de la Deidad en la gloriosa Trinidad.
Nada hay que pueda desarrollar tanto el intelecto, nada hay que engrandezca tanto el alma del hombre como la investigación devota, sincera y continua del grandioso tema de la Deidad. Y mientras humilla y ensancha, este tema es eminentemente consolador. ¡Oh, en la contemplación de Cristo hay un ungüento para cada herida! ¡En la meditación sobre el Padre, hay descanso para cada aflicción y en la influencia del Espíritu Santo hay un bálsamo para cada llaga! ¿Quieres liberarte de tus penas? ¿Quieres ahogar tus preocupaciones? Entonces, ve y lánzate a lo más profundo del mar de la Deidad; piérdete en su inmensidad, y saldrás de allí como cuando te levantas de un lecho de descanso, renovado y lleno de vigor.
No conozco nada que pueda consolar tanto al alma, que calme las crecientes olas de dolor y tristeza, que hable de tanta paz a los vientos de las pruebas, como una devota reflexión sobre el tema de la Deidad. Esta mañana, invito a todos a considerar este tema. Les voy a presentar una sola perspectiva, y es la inmutabilidad del glorioso Jehová. “Porque yo”—dice mi texto—“Jehová” (así debe ser traducido) “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.”
Tenemos tres puntos sobre los que vamos a reflexionar. Primero que nada, un Dios que no cambia. En segundo lugar, las personas que se benefician de este glorioso atributo, “los hijos de Jacob”. Y en tercer lugar, el beneficio que obtienen, “no habéis sido consumidos”. Vamos a tratar ahora estos puntos.
I. Antes que nada, tenemos ante nosotros la doctrina de LA INMUTABILIDAD DE DIOS. “Porque yo Jehová no cambio” Voy a tratar de explicar o, más bien, ampliar el pensamiento y luego presentar unos pocos argumentos para demostrar su verdad.
1. Para ofrecerles una exposición de mi texto, primero voy a decirles que Dios es Jehová y que Él no cambia en Su esencia. No podemos decirles qué es la Deidad. No sabemos qué sustancia es esa que llamamos Dios. Es una existencia, es un Ser. Pero no sabemos qué es eso. Sin embargo, cualquier cosa que eso sea, nosotros la llamamos Su esencia y esa esencia nunca cambia. La sustancia de las cosas mortales siempre está cambiando. Las montañas cubiertas de coronas de blanca nieve se deshacen de sus viejas diademas durante el verano, en ríos que se deslizan por sus costados, mientras la nube de tormenta les da una nueva corona. El océano, con sus poderosas corrientes, pierde agua cuando los rayos del sol besan las olas que disuelven en una espuma que se eleva al cielo. Aun el propio sol requiere de combustible fresco de la mano del Infinito Todopoderoso para alimentar su horno ardiente.
Todas las criaturas cambian. El hombre, especialmente en lo relacionado a su cuerpo, siempre está experimentando una revolución. Muy probablemente no hay una sola partícula en mi cuerpo que haya estado allí hace unos pocos años. Esta estructura ha sido desgastada por la actividad, sus átomos eliminados por la fricción, partículas frescas de materia se han acumulado constantemente en mi cuerpo y así ha sido renovado. Su sustancia ha cambiado. Este mundo está hecho de un material que siempre está discurriendo como un arroyo. Unas gotas están huyendo mientras otras las están persiguiendo, manteniendo siempre lleno el arroyo, pero siempre cambiando en sus elementos.
Pero Dios es perpetuamente el mismo. No está hecho de ninguna sustancia o materia, sino que es puro espíritu, un espíritu esencial y etéreo y, por tanto, Él es inmutable. Él permanece por siempre el mismo. No hay arrugas en Su frente eterna. La edad no lo ha debilitado ni los años lo han marcado con los recuerdos de su vuelo. Él ve que pasan las edades, pero en lo que a Él concierne, es siempre ahora. Él es el gran Yo Soy, el Gran Inmutable. Observen que Su esencia no sufrió un cambio cuando se unió con la naturaleza humana. Cuando Cristo en años pasados Se vistió con un cuerpo mortal, la esencia de Su divinidad no fue cambiada. La carne no se volvió Dios, ni Dios se volvió carne por medio de un cambio real de naturaleza.
Las dos naturalezas fueron unidas en una unión hipostática, pero la Deidad permaneció siendo la misma. Era la misma cuando Él era un bebé en el pesebre, como era la misma cuando extendió las cortinas del cielo. Era el mismo Dios que colgó de la Cruz y cuya sangre se derramó en un torrente púrpura. El mismo Dios que sostiene al mundo sobre Sus sempiternos hombros, sostiene en Sus manos las llaves de la muerte y del infierno. Nunca ha sufrido cambios en Su esencia, ni siquiera en Su encarnación. Él permanece para siempre, eternamente, como el único Dios inmutable, el Padre de las luces, en quien no hay variabilidad, ni siquiera la sombra de un cambio.
2. Él no cambia en Sus atributos. Cualesquiera que hayan sido los atributos de Dios en el pasado, son los mismos atributos ahora. Y podemos cantar acerca de cada uno de ellos: Como era en el principio, es ahora y será por siempre, mundo sin término, Amén. ¿Era Él poderoso? ¿Era Él el poderoso Dios cuando con Su voz mandó que se hiciera el mundo desde el vientre de la no-existencia? ¿Era Él el omnipotente cuando encumbró las montañas y excavó las cavernas del profundo océano? Sí, era poderoso entonces y Su brazo no se ha debilitado ahora. Él es el mismo gigante con todo Su poder. La savia de Su alimento aún está húmeda y la fortaleza de Su alma permanece firme para siempre.
¿Era Él sabio cuando constituyó este poderoso globo, cuando puso los cimientos del universo? ¿Tenía sabiduría cuando planeó el camino de nuestra salvación y cuando desde toda la eternidad Él diseñó Sus tremendos planes? Sí, y Él es sabio ahora. Él no es menos hábil, Él no tiene un menor conocimiento. Sus ojos que ven todas las cosas no se han debilitado. Sus oídos que oyen todas las exclamaciones, suspiros, sollozos y gemidos de Su pueblo, no se han endurecido con los años que Él ha escuchado todas sus plegarias. Él es inmutable en Su sabiduría. Sabe tanto ahora como siempre, ni más ni menos. Tiene la misma habilidad consumada, y la misma previsión infinita.
Él es inmutable, bendito sea su nombre, en su justicia. Justo y santo fue Él en el pasado. Justo y santo es Él ahora. Él es inmutable en Su verdad. Él lo ha prometido y Su promesa se ha convertido en realidad. Él lo ha dicho, y se hará. Él no cambia en la bondad y generosidad y benevolencia de Su naturaleza. No se ha convertido en un tirano Todopoderoso después de haber sido un Padre Todopoderoso. Su amor poderoso permanece firme como una roca de granito, inconmovible ante los huracanes de nuestra iniquidad. Y bendito sea Su amado nombre, Él es inmutable en Su amor. Cuando al principio escribió su Pacto, cuán lleno de afecto estaba Su corazón hacia Su pueblo. Sabía que su Hijo debía morir para ratificar los artículos de ese acuerdo. Sabía muy bien que debía arrancar de Sus entrañas a Su bienamado a fin de enviarlo a la tierra para que se desangrara y muriera.
No dudó en firmar ese poderoso pacto. Ni se evadió de su cumplimiento. Él ama tanto ahora como amó entonces. Y cuando los soles dejen de brillar y las lunas cesen de mostrar su tenue luz, Él todavía amará por toda la eternidad. Tomen cualquier atributo de Dios, y yo voy a escribir semper idem sobre ese atributo, es decir, siempre igual. Tomen cualquier cosa que puedan decir de Dios ahora, y esto puede decirse no solamente en el oscuro pasado, sino que también en el brillante futuro. Siempre será lo mismo: “Porque yo Jehová no cambio.”
3. De la misma manera, Dios es inmutable en Sus planes. Ese hombre comenzó a construir, pero no tuvo la capacidad de terminar y, por lo tanto, cambió su plan, al igual que lo haría cualquier hombre sabio en su misma situación. Entonces, procedió a construir sobre un cimiento menor y recomenzó su obra. Pero, ¿acaso se ha dicho alguna vez que Dios comenzó a construir mas no tuvo la capacidad de terminar? De ningún modo. Teniendo recursos sin límites a Su plena disposición, y cuando Su propia diestra podría crear mundos tan numerosos como las gotas del rocío matutino, ¿se detendrá alguna vez porque no tiene poder? ¿Acaso tendría que invertir, alterar o descomponer Su plan, porque no lo puede llevar a cabo?
“Pero”—dirá alguno—“tal vez Dios nunca tuvo un plan.” ¿Piensas que Dios es más insensato que tú, amigo? ¿Te pones a trabajar sin un plan? “No”—dices tú—“siempre tengo un esquema.” También Dios. Todo hombre tiene su plan, y Dios también tiene un plan. Dios es una mente maestra. Él planeó todo en Su gigantesco intelecto mucho antes de hacerlo, y una vez establecido el plan—observen bien—Él nunca lo modifica. “Esto se hará”—dijo Él—y la mano de hierro del destino tomó nota y esto se realiza. “Éste es mi propósito”, y permanece firme, y ni el cielo ni la tierra pueden alterarlo. “Éste es mi decreto”—dice Él-. Ángeles, promúlguenlo; aunque los demonios traten de arrancarlo de las puertas del cielo, no podrán alterar el decreto; éste se cumplirá.
Dios no altera sus planes. ¿Por qué habría de hacerlo? Él es Todopoderoso y, por lo tanto, puede realizar Su deseo. ¿Por qué habría de alterar Sus planes? Él lo sabe todo y, por lo tanto, no se puede equivocar en Sus planes. ¿Por qué habría de alterarlos? Él es el Dios eterno y, por lo tanto, no puede morir antes que Su plan se lleve a cabo. ¿Por qué habría de cambiar? ¡Ustedes, átomos de existencia sin ningún valor, cosas efímeras de un día; ustedes, insectos que se arrastran sobre la hoja del laurel de la existencia; ustedes pueden cambiar sus planes, pero Él nunca, nunca cambia los suyos! Puesto que Él me ha dicho que Su plan es salvarme, por eso, yo soy salvo.
“Mi nombre de la palma de Su mano
la eternidad no podrá borrar;
impreso en Su corazón permanece,
con la marca de la gracia indeleble.”
4. De la misma manera Dios es inmutable en Sus promesas. ¡Ah! nos agrada hablar acerca de las dulces promesas de Dios; pero si pudiéramos suponer alguna vez que una de ellas pudiera cambiar, no las volveríamos a mencionar más. Si yo pensara que los cheques del Banco de Inglaterra no se pudieran cambiar la semana entrante, no aceptaría recibir un cheque. Y si yo pensara que las promesas de Dios no se van a cumplir, si yo pensara que Dios no tendría ningún problema en alterar alguna palabra de Sus promesas, ¡entonces adiós a las Escrituras! Yo necesito cosas inmutables: y encuentro que tengo promesas inmutables cuando abro la Biblia y leo: “para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta”, Él ha firmado, confirmado y sellado cada una de Sus promesas.
El Evangelio no es “sí y no”, no es prometer algo hoy y negarlo mañana. El Evangelio es “sí, sí”, para gloria de Dios. ¡Creyente!, hubo una promesa muy motivadora que recibiste ayer; y esta mañana cuando abriste tu Biblia la promesa no era dulce. ¿Sabes por qué? ¿Piensas que la promesa cambió? ¡Ah, no! Tú cambiaste. Ése es el problema. Te habías estado comiendo algunas uvas de Sodoma y tu boca no tenía la capacidad de saborear adecuadamente lo espiritual y no pudiste detectar la dulzura. Pero la misma miel estaba allí, puedes estar seguro de ello, la misma esencia preciosa. “¡Oh!”—dice un hijo de Dios—“yo una vez construí mi casa firmemente sobre algunas promesas estables; vino un viento y yo dije: Oh Señor, estoy abatido y estaré perdido.”
¡Oh!, las promesas no fueron abatidas; los cimientos están allí; fue tu pequeña cabaña de “madera, heno, hojarasca” que tú habías estado construyendo. Fue eso lo que se cayó. Tú eres el que has sido sacudido estando sobre la roca, no la roca que está debajo de ti. Pero déjame decirte cuál es la mejor manera de vivir en el mundo. He escuchado que un caballero le dijo a un hombre de piel negra: “no puedo entender cómo tú siempre estás tan contento en el Señor, mientras yo estoy a menudo deprimido.”
“Pues bien, mi amo”—dijo él—“me tiendo completamente sobre la promesa; allí permanezco. En cambio usted está de pie sobre la promesa, si el equilibrio es débil y si sopla el viento, usted se cae y luego exclama ‘¡Oh!, me he caído’; en cambio yo me tiendo enteramente sobre la promesa desde el principio y es por eso que no temo caer.”
Entonces debemos decir siempre: “Señor, allí está la promesa; te corresponde a Ti cumplirla.” ¡Yo me tiendo enteramente sobre la promesa! No debo permanecer de pie. Eso es lo que tú deberías hacer: postrarte sobre la promesa. Y recuerda, cada promesa es una roca, una cosa inmutable. Por lo tanto, arrójate a Sus pies, y descansa allí para siempre.
5. Pero ahora viene una nota discordante para arruinar el tema. Para algunos de ustedes Dios es inmutable en Sus amenazas. Si cada promesa se mantiene firme, y cada juramento del pacto se cumple, ¡escucha tú, pecador! Pon atención a la palabra. Oye los tañidos fúnebres de tus esperanzas carnales. Observa el funeral de tus confianzas en la carne. Cada amenaza de Dios, así como cada una de Sus promesas se cumplirán. ¡Hablemos de decretos! Te diré un decreto: “Mas el que no creyere, será condenado.” Ese es un decreto, y un estatuto que nunca puede cambiar. Puedes ser tan bueno como quieras, ser tan moral como puedas, ser tan honesto como desees, caminar tan derecho como puedas. Sin embargo, allí está la amenaza inmutable: “Mas el que no creyere, será condenado.”
¿Qué dices a eso, moralista? Oh, quisieras poder alterarlo y decir: “Aquel que no viva una vida santa será condenado.” Eso podrá ser cierto; pero no es lo que dice. Dice: “El que no creyere.” Aquí está la piedra de tropiezo y la roca que hace caer; pero eso no lo puedes alterar. Debes creer o ser condenado, dice la Biblia; y fíjate bien, esa amenaza de Dios es tan inmutable como Dios mismo. Y cuando hayan transcurrido mil años de tormentos en el infierno, mirarás a lo alto y verás escrito en letras ardientes de fuego: “Mas el que no creyere, será condenado.”
“Pero, Señor, yo soy un condenado.” Sin embargo, dice “será” aún. Y cuando un millón de edades se hayan desplegado, y estés exhausto en medio de tus dolores y agonías, volverás tus ojos hacia lo alto y todavía leerás “SERÁ CONDENADO”. Este decreto es inmutable, inalterable. Y cuando tú habrás podido pensar que la eternidad ya ha tejido su último hilo, que cada partícula de eso que nosotros llamamos eternidad deberá haberse extinguido, tú todavía verás escrito allá arriba: “SERÁ CONDENADO”. ¡Oh, qué terrible pensamiento! ¿Cómo me atrevo a decirlo? Pero debo hacerlo. Ustedes deben ser advertidos, señores, “para que no vayan ustedes también a este lugar de tormento”. Se le debe decir cosas ásperas a ustedes; pues si el Evangelio de Dios no es una cosa áspera, la ley es una cosa áspera; el Monte Sinaí es una cosa áspera. ¡Ay del atalaya que no amoneste al impío! Dios es inmutable en sus amenazas. Ten mucho cuidado, oh pecador, pues “¡horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
6. Debemos sugerir otro pensamiento antes de proseguir, y es: Dios no cambia en los objetos de su amor. Es inmutable no solamente en Su amor, sino en los objetos de su amor.
“Si alguna vez sucediera
que alguna oveja de Cristo se perdiera,
ay, mi alma débil y voluble,
se perdería mil veces al día.”
Si un amado santo de Dios pereciera, todos lo harían; si alguien bajo el pacto se perdiera, todos podrían hacerlo, y entonces la promesa del Evangelio no sería verdadera. La Biblia sería una mentira y no habría nada en ella digno de mi aceptación. Yo me convertiría en un infiel de inmediato, si pudiera creer que un santo de Dios pudiera perderse para siempre al fin. Si Dios me ha amado una vez, entonces Él me amará para siempre.
“Si Jesús brilló sobre mí una vez,
entonces Jesús es para siempre mío.”
Los objetos de un amor eterno nunca cambian. A quienes Dios ha llamado, los ha de justificar; a quienes ha justificado, los ha de santificar; y a quien Él santifica, lo ha de glorificar.
7. Así, habiendo dedicado mucho tiempo, tal vez, para simplemente explicar el concepto de un Dios inmutable, voy a tratar de demostrar ahora que Él no es cambiable. Yo no soy un predicador argumentativo, pero voy a formular un argumento, que es: la misma existencia, y el ser de Dios, me parece a mí que implican inmutabilidad. Permítanme reflexionar por un momento. Hay un Dios. Este Dios rige y gobierna todas las cosas; este Dios creó el mundo y Él lo sostiene y lo mantiene. ¿Cómo será este Dios? Me parece ciertamente que no podemos pensar en un Dios mutable. Concibo que el pensamiento es tan repugnante al sentido común, que si nosotros pensamos por un momento en un Dios que cambia, las palabras parecen chocar entre sí, y estamos obligados a decir: “Entonces debe ser un tipo de hombre”, y llegar a la idea de un Dios de la misma manera que lo han hecho los mormones.
Me imagino que es imposible concebir a un Dios cambiante. Al menos lo es para mí. Otros podrán ser capaces de pensar eso, pero yo no podría considerarlo ni por un momento. Yo no podría pensar que Dios es mutable, de la misma manera que no me puedo imaginar un cuadrado redondo o ninguna otra cosa absurda por el estilo. Ese concepto de un Dios cambiante es tan contradictorio, que estoy obligado a incluir la idea de un ser inmutable tan pronto digo Dios.
8. Bien, pienso que un argumento será suficiente, pero podemos encontrar otro en el hecho de la perfección de Dios. Creo que Dios es un Ser perfecto. Entonces, si Él es un Ser perfecto, Él no puede cambiar. ¿Pueden ver esto? Supongan que yo soy perfecto hoy. Si fuera posible que yo cambiara, ¿sería yo perfecto mañana después de la alteración? Si yo cambié, debí haber cambiado de un estado bueno a uno mejor. Y entonces, si puedo mejorar, no puedo ser perfecto ahora. O también pude haber cambiado de un estado mejor a uno peor, y si estuviera en una peor condición no hubiera sido perfecto al principio. Si soy perfecto, no puedo ser alterado y no volverme imperfecto. Si soy perfecto hoy, me debo mantener igual mañana, si voy a mantener mi perfección. Así, si Dios es perfecto, Él debe ser el mismo; pues el cambio implicaría imperfección ahora o imperfección después.
9. También está el hecho de la infinitud de Dios, que elimina completamente el concepto de cambio. Dios es un Ser infinito. ¿Qué significa eso? No existe un hombre que te pueda decir lo que entiende por un ser infinito. Pero no puede haber dos infinitos. Si una cosa es infinita, no hay espacio para nada más, pues infinito quiere decir todo. Quiere decir sin límites, no finito, que no tiene fin. Bien, no puede haber dos infinitos. Si Dios es infinito hoy, y después cambiara y siguiera siendo infinito, habría dos infinitos. Pero eso no puede ser. Supongamos que es infinito y después cambia. Entonces debe volverse finito, y no podría ser Dios. O Él es finito hoy y finito mañana, o es infinito hoy y finito mañana, o finito hoy e infinito mañana. Todas estas suposiciones son igualmente absurdas. El hecho de que Él es infinito de inmediato sofoca el pensamiento de que Él es un ser cambiable. La palabra “inmutabilidad” está escrita sobre la propia frente de la infinitud.
10. Ahora, queridos amigos, miremos al pasado: y allí vamos a recoger algunas evidencias de la naturaleza inmutable de Dios. ¿Ha hablado Jehová y no lo ha cumplido? ¿Lo ha jurado y no ha sucedido? ¿Acaso no puede decirse de Jehová: Él ha hecho toda Su voluntad y ha cumplido todo su propósito? Miren a las ciudades de los filisteos. Dios dijo “Lamenta Asdod, y ustedes puertas de Gaza, pues ustedes serán derribadas”; y ¿dónde están ahora?, ¿dónde está Edom? Pregunten a Petra y a sus murallas en ruinas. ¿Acaso su eco no repetirá la verdad que Dios ha dicho: “Edom será una presa y será destruido”? ¿Dónde está Babel y dónde está Nínive? ¿Dónde Moab y dónde Amón? ¿Dónde están las naciones que Dios dijo que destruiría? ¿Acaso Dios no las ha arrancado de raíz y las ha arrojado lejos del recuerdo de los que habitan en la tierra? ¿Y acaso Dios ha echado fuera a Su pueblo? ¿Alguna vez se ha olvidado de Su promesa? ¿Alguna vez no ha cumplido Su juramento o Su pacto, o se ha apartado alguna vez de Su plan? ¡Ah, no! ¡Señalen alguna instancia en la historia en la que Dios haya cambiado! No podrán hacerlo, señores; pues a través de toda la historia, resalta el hecho de que Dios ha sido inmutable en Sus propósitos. Me parece que oigo que alguien dice: “¡Yo puedo recordar un pasaje de la Escritura donde Dios cambió!” Y yo mismo pensé eso una vez. El caso al que me refiero es ese de la muerte de Ezequías.
Isaías entró y dijo: “Ezequías, tú vas a morir, tu enfermedad es incurable, ordena tu casa.” Él volvió su rostro a la pared y comenzó a orar. Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, se le ordenó que regresara y le dijera: “Vas a vivir quince años más.” Ustedes podrían pensar que eso demuestra que Dios cambia. Pero yo no puedo ver en el relato la menor prueba de cambio que pueda existir. ¿Cómo sabes que Dios no conocía eso? ¡Oh!, Dios sí lo sabía. Él sabía que Ezequías viviría. Por tanto, Él no cambió, pues si Él sabía eso, ¿cómo podía cambiar? Eso es lo que yo quisiera saber.
Pero, ¿conoces un pequeño detalle? Que el hijo de Ezequías, Manasés, no había nacido entonces, y que si Ezequías hubiera muerto, no hubiera existido Manasés, y no hubiera existido Josías, ni tampoco Cristo, porque Cristo vino precisamente de ese linaje. Ustedes podrán comprobar que Manasés tenía doce años cuando su padre murió, de tal manera que debió haber nacido tres años después de estos hechos. ¿Y no creen ustedes que Dios había decretado el nacimiento de Manasés, y lo conocía de antemano? Ciertamente. Entonces, Él decretó que Isaías fuera y le dijera a Ezequías que su enfermedad era incurable, y que después le dijera, en el mismo aliento, “he aquí que Yo te sano y tú vivirás”. Él dijo eso para incitar a Ezequías a la oración. Habló, en primer lugar, como hombre: “De acuerdo con las probabilidades humanas tu enfermedad es incurable, y te vas a morir.” Después esperó hasta que Ezequías orara; y luego vino un pequeño “pero” al final de la frase. Isaías no había terminado la frase. Él dijo: “Debes ordenar tu casa, pues no hay humana cura; pero” (y después salió, Ezequías oró un poco, y después entró de nuevo y dijo) “pero he aquí que yo te sano.” ¿Acaso hay alguna contradicción allí, excepto en el cerebro de quienes luchan contra el Señor, y desean convertirlo en un ser cambiante?
II. Ahora, en segundo lugar, permítanme decir una palabra sobre LAS PERSONAS PARA QUIENES ESTE DIOS INMUTABLE ES UN BENEFICIO. “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” Entonces, ¿quiénes son “los hijos de Jacob”, que pueden gozarse en un Dios inmutable?
1. En primer lugar, son los hijos de la elección de Dios; pues está escrito: “A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí; pues no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal.” Está escrito: “El mayor servirá al menor.”
“Los hijos de Jacob
son los hijos de la elección de Dios,
que por gracia soberana son creyentes;
por un eterno designio
ellos reciben gracia y gloria.”
“Los hijos de Jacob” son los elegidos de Dios. Son los que Él conoció de antemano y ordenó de antemano para salvación eterna.
2. “Los hijos de Jacob” quiere decir, en segundo lugar, personas que gozan derechos y títulos especiales. Jacob, ustedes saben, no tenía derechos por nacimiento; pero él pronto los adquirió. Él cambió un guisado de lentejas con su hermano Esaú, y así ganó la primogenitura. Yo no justifico los medios; pero él también obtuvo la bendición, y así adquirió derechos especiales. “Los hijos de Jacob” quiere decir personas que poseen derechos y títulos especiales. A los que creen, Él les dio la potestad y el derecho de ser hechos hijos de Dios. Ellos tienen un interés en la sangre de Cristo. Ellos tienen un derecho “para entrar por las puertas en la ciudad”. Tienen un título para recibir honores eternos. Poseen una promesa de gloria eterna. Tienen un derecho de llamarse hijos de Dios. ¡Oh!, hay derechos y privilegios especiales que pertenecen a los “hijos de Jacob”.
3. Luego, estos “hijos de Jacob” eran hombres de manifestaciones especiales. Jacob había tenido manifestaciones muy especiales de su Dios, y así había sido honrado grandemente. Una vez, una noche se acostó y durmió; tenía los setos del camino por cortinas, y el cielo por su pabellón, una piedra por almohada, y la tierra por cama. ¡Oh!, entonces él tuvo una manifestación peculiar. Había una escalera y él vio a los ángeles de Dios que ascendían y descendían. Así tuvo una manifestación de Cristo Jesús, como la escalera que llega de la tierra hasta el cielo, y los ángeles subían y bajaban trayéndonos misericordias. Posteriormente, qué manifestación tuvo lugar en Mahanaim, cuando los ángeles de Dios se encontraron con él. Y también en Peniel, donde luchó con Dios, y vio a Dios cara a cara. Esas fueron manifestaciones especiales. Y este pasaje se refiere a aquellos que, como Jacob, han tenido manifestaciones peculiares.
Ahora, ¿cuántos de ustedes han tenido manifestaciones personales? “¡Oh!”—dicen—“eso es entusiasmo; eso es fanatismo.” Bien, es un bendito entusiasmo, también, pues los hijos de Jacob han tenido manifestaciones peculiares. Han hablado con Dios como un hombre habla con su amigo. Han susurrado al oído de Jehová. Cristo ha estado con ellos para cenar con ellos, y ellos con Cristo. Y el Espíritu Santo ha iluminado sus almas con un poderoso brillo radiante, de tal manera que no podían tener dudas acerca de esas manifestaciones especiales. Los “hijos de Jacob” son los hombres que gozan de estas manifestaciones.
4. Asimismo, son hombres de pruebas muy especiales. ¡Ah!, ¡pobre Jacob! Yo no elegiría la suerte de Jacob, si no tuviera la expectativa de la bendición de Jacob, pues su suerte fue muy difícil. Tuvo que huir de la casa de su padre, llegando a la casa de Labán. Y luego ese viejo y rudo Labán lo engañó todos los años que permaneció allí. Lo engañó con lo relacionado con su esposa, lo engañó en materia de sueldos, lo engañó con los rebaños, y lo engañó a lo largo de su historia. Eventualmente tuvo que huir de Labán, quien lo persiguió dándole alcance.
Enseguida vino Esaú con cuatrocientos hombres para vengarse y descuartizarlo. Después siguió un espacio de oración, y después Jacob luchó y tuvo que seguir el resto de su vida con el hueso de su cadera dislocado. Pero un poco más adelante, Raquel, su amada, murió. Después su hija es llevada a descarriarse y los hijos asesinan a los de Siquem. Muy pronto su amado hijo José es vendido y llevado a Egipto, y viene la hambruna. Luego Rubén se sube al lecho de Jacob y lo contamina. Judá comete incesto con su propia nuera. Todos sus hijos se convierten en una plaga para Jacob. Finalmente, Benjamín es llevado lejos. Y el viejo Jacob, con su corazón quebrantado, exclama: “José no parece, ni Simeón tampoco, y a Benjamín le llevaréis.” Nunca algún hombre sufrió más tribulaciones que Jacob, todo por el pecado de engañar a su hermano.
Dios lo disciplinó a lo largo de toda su vida. Pero creo que hay muchos que pueden sentir simpatía por el querido anciano Jacob. Han tenido que sufrir pruebas tal como él. ¡Bien, todos ustedes que llevan una cruz! Dios dice: “Yo no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” ¡Pobres almas atribuladas! Ustedes no son consumidas a causa de la naturaleza inmutable de su Dios. Ahora, no vayan por ahí inquietas diciendo, con el orgullo que proporciona la miseria, “yo soy el hombre que ha conocido la aflicción”. Ciertamente “el Varón de Dolores” fue afligido mucho más que ustedes. Jesús fue ciertamente un hombre que conoció las aflicciones. Tú, en cambio, sólo ves las faldas de los vestidos de la aflicción. Nunca has tenido pruebas como las de Él. Tú no entiendes lo que significan los problemas. Tú apenas has dado unos sorbos a la copa de problemas. Sólo has sorbido una gota o dos, pero Jesús apuró la copa hasta las heces. No teman, pues dice Dios: “Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob”—hombres de pruebas peculiares—“no habéis sido consumidos.”
5. Y ahora, un pensamiento acerca de quiénes son los “hijos de Jacob”, pues yo quisiera que ustedes averigüen si ustedes mismos son “hijos de Jacob”. Ellos son hombres de un carácter muy especial. Si bien es cierto que en el carácter de Jacob hubo ciertas cosas que no podemos alabar, hay una o dos cosas que Dios alaba. Allí estaba la fe de Jacob, gracias a la cual Jacob calificó para que su nombre fuera escrito entre los nombres de ilustres hombres poderosos que no recibieron lo prometido en la tierra, pero lo obtendrán en el cielo. ¿Son ustedes hombres de fe, amados hermanos? ¿Saben ustedes lo que es caminar por fe, obtener su alimento temporal por fe, depender del maná espiritual para vivir, todo esto por fe? ¿La fe gobierna sus vidas? Si así es, ustedes son “hijos de Jacob”. Continuando, Jacob era un hombre de oración, un hombre que luchaba y que gemía y que oraba. Por allá veo a un hombre que no oró antes de venir a la casa de Dios. ¡Ah!, tú, pobre pagano, ¿acaso no oras? ¡No!, responde él, “no se me ocurrió tal cosa; durante años no he orado”. Bien, espero que lo hagas antes de que mueras. Si vives y mueres sin oración, tendrás mucho tiempo para orar cuando llegues al infierno. Veo allá a una mujer: ella tampoco oró esta mañana; estuvo tan ocupada arreglando a sus hijos para que fueran a la escuela dominical, que no tuvo tiempo de orar. ¿No tuviste tiempo de orar? ¿Tuviste tiempo para vestirte? Hay un tiempo para cada propósito bajo el cielo, y si te hubieras propuesto orar, hubieras orado.
Los hijos de Jacob no pueden vivir sin oración. Son luchadores como Jacob. Son hombres en los que el Espíritu Santo obra de tal manera que ya no pueden vivir sin oración, como yo no puedo vivir sin respirar. Ellos deben orar. Señores, presten mucha atención, si ustedes están viviendo sin oración, ustedes están viviendo sin Cristo. Y si mueren así, su porción será en el lago que arde con fuego. ¡Que Dios los redima, que Dios los rescate de una suerte tal! Pero ustedes son los “hijos de Jacob”, estén tranquilos, pues Dios es inmutable.
III. En tercer lugar, me queda tiempo para decir sólo una palabra acerca de otro punto: EL BENEFICIO QUE RECIBEN ESTOS “HIJOS DE JACOB” DE UN DIOS QUE NO CAMBIA. “Por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.” “¿Consumidos!” ¿Cómo? ¿Cómo puede ser consumido un hombre? Pues, hay dos formas. Podríamos haber sido consumidos en el infierno. Si Dios hubiera sido un Dios cambiante, los “hijos de Jacob” que están aquí esta mañana, podrían haber sido consumidos en el infierno. Si no fuera por el amor inmutable de Dios yo debería haber sido una gavilla de heno en el fuego. Pero hay una forma de ser consumido en este mundo. Existe tal cosa como ser condenado antes de morir: “será condenado”. Existe tal cosa como estar vivo, pero sin embargo estar absolutamente muerto. Pudimos haber sido abandonados a nuestros propios medios. Y entonces, ¿en dónde estaríamos ahora? Parrandeando con el borracho, blasfemando contra el Dios Todopoderoso. ¡Oh!, si Él te hubiera dejado, amado hermano, si Él hubiera sido un Dios que cambia, tú estarías entre los más inmundos de los inmundos, y entre los más viles de los viles.
¿Acaso no puedes recordar en tu vida temporadas similares a las que yo he sentido? He ido directo hasta llegar a los límites del pecado; alguna tentación muy fuerte me ha tomado de mis dos brazos, de tal forma que no podía luchar con ella. He sido empujado, arrastrado por un terrible poder satánico hasta el propio borde de algún hórrido precipicio. He mirado hacia abajo, abajo, abajo, y he visto mi porción. Me he estremecido al borde la ruina. Me he horrorizado con mis cabellos de punta, al pensar en el pecado que he estado a punto de cometer, el horrible hoyo en el que he estado a punto de caer. Un brazo poderoso me ha salvado. Me he replegado exclamando ¡Oh Dios! ¿Cómo pude acercarme tanto al pecado y, sin embargo, he podido evitarlo? ¿Cómo pude haber caminado directo al horno y no haber caído, como los hombres vigorosos de Nabucodonosor, que fueron devorados por la llama del fuego? ¡Oh! ¿Es posible que yo esté aquí esta mañana, cuando pienso en los pecados que he cometido, y en los crímenes que han pasado por mi perversa imaginación? Sí, yo estoy aquí, sin ser consumido, porque el Señor no cambia.
¡Oh!, si Él hubiera cambiado, ya habríamos sido consumidos en una docena de formas. Si el Señor hubiera cambiado, tú y yo deberíamos haber sido consumidos por nosotros mismos; pues, después de todo, el señor Yo es el peor enemigo que tiene el cristiano. Ya habríamos demostrado que somos suicidas de nuestra propia alma. Ya habríamos preparado la copa del veneno para nuestros propios espíritus, si el Señor no fuera un Dios que no cambia, que arrojó la copa lejos de nuestras manos cuando estábamos listos para tomar el veneno. También ya hubiéramos sido consumidos por el propio Dios si no fuera un Dios inmutable. Llamamos a Dios, Padre. Pero no hay ningún padre en este mundo que no hubiera matado a todos sus hijos hace mucho tiempo, harto de la provocación con que lo hostigaban, si hubiera recibido la mitad de los problemas que Dios ha recibido de Su familia. Dios tiene la familia más problemática de todo el mundo: incrédulos, desagradecidos, desobedientes, olvidadizos, rebeldes, descarriados, murmuradores y de dura cerviz. Qué bueno que Él es misericordioso, pues de lo contrario ya hubiera tomado no solamente la vara, sino la espada contra algunos de nosotros desde hace mucho tiempo.
Pero no había nada en nosotros que pudiera ser amado al principio, así que no puede haber menos ahora. John Newton solía contar una rara historia, e invariablemente se reía al contarla, de una buena mujer que decía, para demostrar la doctrina de la Elección: “¡Ah! señor, Dios debe haberme amado antes de que yo naciera, pues de lo contrario no habría visto nada en mí posteriormente que Él pudiera amar.” Estoy seguro que eso es válido en mi caso, y cierto en relación con la mayoría del pueblo de Dios. Pues hay tan poco que amar en ellos después que han nacido, que si no los hubiera amado antes de nacer, no habría visto ninguna razón para elegirlos después.
Pero, puesto que los amó sin obras, todavía los ama sin obras. Puesto que sus buenas obras no ganaron Su afecto, las malas obras no pueden suprimir ese afecto. Puesto que la justicia de ellos no sirvió de lazo para Su amor, así la perversidad de ellos no puede cortar esos lazos dorados. Él los amó por Su pura gracia soberana, y los va a amar aún. Pero nosotros deberíamos haber sido consumidos por el diablo, y por nuestros enemigos; consumidos por el mundo, consumidos por nuestros pecados, por nuestras pruebas, y en cientos de formas más, si Dios hubiera cambiado alguna vez.
Bien, se nos ha terminado el tiempo, y ya no me resta decir mucho. Sólo he tocado el tema de manera superficial. Ahora se los entrego a ustedes. Que el Señor les ayude a ustedes “hijos de Jacob” a llevar a su casa esta porción de alimento. Digiéranlo bien y aliméntense de él. ¡Que el Espíritu Santo aplique dulcemente las cosas gloriosas que están escritas! ¡Y que ustedes disfruten de “un banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados!” Recuerden que Dios es el mismo, independientemente de lo que se quite. Sus amigos pueden perder el afecto, sus ministros pueden ser cambiados, todo puede cambiar. Excepto Dios. Sus hermanos pueden cambiar y clasificarlos como viles: pero Dios de todas maneras los va a amar. Su situación en la vida puede cambiar, y pueden perder sus propiedades. Toda la vida de ustedes puede ser sacudida y se pueden volver débiles y enfermizos; todas las cosas pueden abandonarlos, pero hay un lugar donde el cambio no puede poner su dedo; hay un nombre sobre el cual no se puede escribir mutabilidad; hay un corazón que no sufre alteraciones; ese corazón es el corazón de Dios: ese nombre es Amor.
“Confía en Él, nunca te va a engañar.
Aunque con dificultad creas en Él;
Él nunca, nunca te abandonará,
ni permitirá que tú lo dejes.”
Aporte:
Castillo Fuerte
en
10:39:00
No hay comentarios:
homilética, matrimonio, niños, Escuela dominical
homiletica,
la biblia,
predicas,
sermones,
sermones spurgeon
Suscribirse a:
Entradas (Atom)