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jueves, 20 de diciembre de 2012

verdadero origen de nuestras tradiciones navideñas


. Verdadera historia de navidad
. biblias y miles de comentarios
¿Sabía usted que la costumbre pintoresca de cantar villancicos comenzó en realidad gracias a agresivos borrachos que amenazaban a la gente de puerta en puerta en busca de comida y licor? Las primeras versiones de la leyenda de San Nicolas lo describen como un temible demonio llamado Krampus que golpeaba y secuestraba a los niños traviesos. En América, durante los siglos XVII y XVIII, la celebración de la Navidad iba en contra de la ley. A lo largo de este especial, nos encontraremos con personajes como Ebenezer Scrooge, George Bailey, El Grinch y Rodolfo El Reno, y explicaremos el verdadero origen de nuestras tradiciones navideñas. Así que toma tu ponche y una rebanada de pastel de frutas y acompáñanos a conocer la verdadera historia de la Navidad.

ERA NOCHE BUENA. Los niños habían hecho el pesebre y esperaban ansiosos la venida de Papá Noel cargado de regalos. Al amanecer del día 25 de diciembre encontraron una gran cantidad de paquetes con juguetes y dulces debajo de un flamante árbol de Navidad. Sus padres les aseguraban que todo aquello lo había traído Papá Noel durante la noche mientras ellos dormían.
¿Acaso dudaban los niños de lo que sus padres les decían? ¡Claro que no! Lo daban por hecho. ¿A usted no le sucedió lo mismo?
Muy pocos se han detenido a pensar por qué creen lo que creen, por qué observan determinadas costumbres. La mayoría de nosotros aprendimos a aceptar todo sin vacilar.
¿Por qué sucede esto? ¿Por instinto ovejuno? No exactamente.
Por naturaleza tenemos la tendencia a hacer lo mismo que hacen los demás… aunque estén equivocados. Las ovejas siguen el rebaño hasta el degolladero. Pero los humanos debemos fijarnos hacia dónde vamos.

¿Cuál fue el origen de la Navidad?

¿Es la Navidad realmente la celebración del nacimiento de Jesucristo? ¿Nació Jesús un 25 de diciembre?

Los apóstoles originales, quienes conocieron a Jesús personalmente y fueron instruidos por Él, ¿celebraban su cumpleaños el 25 de diciembre? ¿La idea se les ocurrió alguna vez? Si la Navidad es la festividad más importante del cristianismo, ¿por qué tantas personas que no son cristianas la observan? ¿Lo sabe usted?

¿Por qué es época de intercambiar regalos con nuestros parientes y amistades? ¿Tiene esta costumbre su origen en los magos quienes le presentaron obsequios al niño Jesús? Las respuestas nos pueden sorprender.

La mayoría de las personas “suponen” muchas cosas acerca de la Navidad… cosas que realmente no son ciertas. Pero no supongamos nada, sino que busquemos los hechos. 


Lo que dicen las enciclopedias
La palabra “navidad” es una contracción de “natividad”, que significa natalicio. Esta fiesta hizo su aparición en la Iglesia Católica y de allí se extendió al protestantismo y al resto del mundo.

Ahora bien, ¿de dónde la recibió la Iglesia Católica? No fue de las enseñanzas del Nuevo Testamento. No fue de la Biblia ni de los apóstoles quienes habían sido instruidos personalmente por Jesucristo. La Navidad se introdujo en la Iglesia durante el siglo cuarto, proveniente del paganismo.

Puesto que la celebración de la Navidad fue introducida en el mundo por la Iglesia Católica Romana y no tiene otra autoridad que la de ella misma, veamos lo que dice al respecto la Enciclopedia Católica (edición de 1.911):

“La Navidad no estaba incluida entre las primeras festividades de la Iglesia… los primeros indicios de ella provienen de Egipto… Las costumbres paganas relacionadas con el principio de enero se centraron en la fiesta de la Navidad”.

En la misma enciclopedia, bajo “Día Natal”, encontramos que Orígenes, uno de los padres de la Iglesia, reconoció la siguiente verdad: “…No vemos en las escrituras que nadie haya guardado una fiesta ni celebrado un gran banquete el día de su natalicio. Sólo los pecadores [como Faraón y Herodes] celebraban con gran regocijo el día en que nacieron en este mundo".

La Encyclœpedia Britannica, edición de 1.946, dice: “La Navidad no se contaba entre las antiguas festividades de la Iglesia…” No fue instituida por Jesucristo ni por los apóstoles, ni por autoridad bíblica. Fue tomada más tarde del paganismo.

La Enciclopedia Americana, edición de 1.944, dice: “La Navidad… de acuerdo con muchas autoridades no se celebró en los primeros siglos de la Iglesia Cristiana, ya que la costumbre del cristianismo en general era celebrar no el natalicio sino la muerte de personas importantes. [La “Comunión”, o mejor dicho, la Pascua, instituida por autoridad bíblica en el Nuevo Testamento, es una conmemoración de la muerte de Cristo.]… En memoria de este acontecimiento [el nacimiento de Cristo] se instituyó una fiesta en el siglo cuarto. En el siglo quinto, la Iglesia Occidental dio orden de que fuese celebrada para siempre, en el mismo día de la antigua festividad romana en honor del nacimiento del Sol, ya que no se conocía la fecha exacta del nacimiento de Cristo”.

Tomemos nota de este hecho importante: Estas autoridades históricas demuestran que durante los primeros dos o tres siglos de nuestra era los cristianos no celebraban la Navidad. Esta fiesta fue introducida en la Iglesia Romana en el siglo cuarto de nuestra era ¡y no fue hasta el siglo quinto que se estableció como fiesta oficialmente cristiana!
Jesús no nació un 25 de diciembre

¡Jesucristo ni siquiera nació en la época del año en que ahora se observa la Navidad! Cuando Él nació, “había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño” (Lucas 2.8). Esto jamás pudo haber acontecido en Judea en el mes de diciembre. Los pastores traían sus rebaños de los campos y los encerraban a más tardar a mediados de octubre para protegerlos de la estación fría y lluviosa que se acercaba. La Biblia misma prueba, en Cantares 2.11 y Esdras 10.9, 13, que el invierno era época de lluvias, lo cual hacía imposible que los pastores permanecieran de noche en el campo con sus rebaños.

“Era una antigua costumbre de los judíos de aquellos tiempos sacar sus rebaños a los campos y desiertos alrededor de la Pascua (a principios de la primavera) y traerlos nuevamente a casa al comenzar las primeras lluvias” (Adam Clarke Commentary, Comentario de Adán Clarke, volumen 5, página 370).

El mismo comentarista declara: “Los pastores vigilaban sus rebaños día y noche mientras permanecían fuera. Puesto que la primera lluvia caía a principios del mes de chesvan, que corresponde a parte de los meses de octubre y noviembre [comienza en octubre], vemos que los rebaños permanecían en el campo todo el verano. Ahora bien, según el relato bíblico los pastores todavía no habían recogido sus rebaños, lo que hace suponer que el mes de octubre no había comenzado aún y que, por lo tanto, nuestro Señor no nació un 25 de diciembre, cuando no había rebaños en los campos. No pudo haber nacido después del mes de septiembre, ya que los rebaños aún estaban en el campo de noche. Con esto, debemos descartar la natividad en diciembre. El pastoreo nocturno de los rebaños en los campos es un hecho cronológico."

Cualquier enciclopedia u otra autoridad nos puede confirmar el hecho de que Cristo no nació un 25 de diciembre. La Enciclopedia Católica lo dice claramente.

La fecha exacta del nacimiento de Jesucristo es totalmente desconocida. Esto lo reconocen todas las autoridades. La falta de espacio en esta publicación nos impide mostrar las escrituras que indican que este acontecimiento sucedió a principios de otoño, posiblemente en el mes de septiembre, alrededor de seis meses después de la Pascua.

Si Dios hubiera querido que guardáramos y celebráramos el cumpleaños de Jesucristo, no habría ocultado la fecha.

¿Cómo se introdujo en la Iglesia?

¿Cómo pudo esta fiesta pagana introducirse en el mundo cristiano occidental?

The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge (La nueva enciclopedia de conocimiento religioso, de Schaff-Herzog) lo explica claramente en su artículo sobre la Navidad: “No puede determinarse con precisión… hasta qué punto la fecha de esta festividad dependió de la pagana Brumalia (25 de diciembre), que seguía a la Saturnalia (17-24 de diciembre) y conmemoraba el día más corto del año y el nuevo Sol. Las festividades paganas de Saturnalia y Brumalia estaban demasiado arraigadas en las costumbres populares para ser suprimidas por la influencia cristiana… La festividad pagana, con su alboroto y jolgorio, gustaba tanto que los cristianos vieron con agrado una excusa para continuar celebrándola sin mayores cambios en el espíritu y la forma de su observancia. Predicadores cristianos de Occidente y del Oriente Cercano protestaron contra la frivolidad indecorosa con que se celebraba el nacimiento de Cristo, mientras los cristianos de Mesopotamia acusaban a sus hermanos occidentales de idolatría y de culto al Sol por aceptar como cristiana esta festividad pagana”.

Recuérdese que el mundo romano había sido pagano. Antes del siglo cuarto los cristianos eran pocos, aunque su número iba en aumento, y eran perseguidos por el gobierno y los paganos. Pero con el advenimiento del emperador Constantino quien en el siglo cuarto se declaró cristiano y elevó al cristianismo a un nivel de igualdad con el paganismo, el mundo romano comenzó a aceptar este cristianismo popularizado y los nuevos adeptos sumaron centenares de millares.

Tengamos en cuenta que esta gente había sido educada en las costumbres paganas, siendo la principal aquella fiesta idólatra del 25 de diciembre. Era una fiesta de alegría y gozaba de un espíritu especial. ¡Le gustaba al pueblo! ¡No querían suprimirla! El artículo ya citado de The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge explica cómo el reconocimiento del día domingo por parte de Constantino, día en que antes los paganos adoraban al Sol, y cómo la influencia del maniqueísmo pagano, que identificaba al Hijo de Dios con el Sol, dieron motivo a estos paganos del siglo cuarto, ahora convertidos en masa al cristianismo, para acomodarle a su fiesta pagana del 25 de diciembre (día del nacimiento del dios Sol) el título de día del nacimiento del Hijo de Dios.

¡Así fue como la “Navidad” se introdujo en nuestro mundo occidental! Aunque le demos otro nombre, sigue siendo la misma fiesta pagana de culto al Sol. Sólo ha cambiado el nombre. Podemos llamar “león” a una liebre, mas no por esto deja de ser liebre. La Encyclœpedia Britannica dice: “A partir del año 354 algunos latinos pudieron haber trasladado la fecha del 6 de enero al 25 de diciembre, la cual era entonces una fiesta mitraica… o cumpleaños del invencible Sol… Los sirios y los armenios, aferrándose a la fecha del 6 de enero, acusaban a los romanos de idólatras y adoradores del Sol, sosteniendo… que la fiesta del 25 de diciembre había sido inventada por los discípulos de Cerinto…”

El verdadero origen de la Navidad

Hemos visto, pues, que la Navidad llegó al mundo por medio de la Iglesia Católica y que ella la recibió del paganismo. Ahora bien, ¿de donde la sacaron los paganos? ¿Cuál fue su verdadero origen?

La Navidad es una de las principales tradiciones del sistema corrupto llamado Babilonia, y como tal es censurado en las profecías y enseñanzas bíblicas. ¡Tiene sus raíces en la antigua Babilonia de Nimrod! Sí. ¡data de la época inmediatamente posterior al diluvio!

Nimrod, nieto de Cam, hijo de Noé, fue el verdadero fundador del sistema babilónico, sistema de la competencia organizada, de imperios y gobiernos humanos, del sistema económico del lucro, el cual se ha apoderado del mundo desde entonces. Nimrod construyó la torre de Babel, la Babilonia original, Nínive y muchas otras ciudades. Organizó el primer reino de este mundo. El nombre Nimrod se deriva de la voz hebrea marad que significa “rebelar”.

De escritos antiguos aprendemos que fue este hombre quien comenzó la gran apostasía mundial organizada que ha dominado al mundo desde tiempos inmemoriales hasta ahora. Nimrod era tan perverso que se dice se casó con su propia madre cuyo nombre era Semíramis. Muerto prematuramente, su llamada madre-esposa, Semíramis, propagó la perversa doctrina de la supervivencia de Nimrod como ser espiritual. Sostenía que de la noche a la mañana un gran árbol (tipo siempre verde) surgió de una cepa muerta, lo cual simbolizaba el nacimiento de Nimrod a una nueva vida. Ella declaró que en cada aniversario de su natalicio Nimrod dejaría regalos en el árbol. La fecha de su nacimiento era el 25 de diciembre. He aquí el verdadero origen del árbol de Navidad.

Con tramas e intrigas Semíramis se convirtió en la “reina del cielo” babilónica, y Nimrod, bajo diversos nombres, se convirtió en el “divino hijo del cielo”. Después de varias generaciones de esta adoración idólatra, Nimrod también se tornó en el falso mesías hijo de Baal, el dios Sol. En este falso sistema babilónico “la madre y el hijo” (Semíramis y Nimrod nacido nuevamente) se convirtieron en los principales objetos de adoración. Esta veneración de “la madre y el hijo” se extendió por todo el mundo, con variación de nombres según los países y las lenguas. Por sorprendente que parezca, encontramos el equivalente de la Madona ¡mucho antes del nacimiento de Jesucristo!

Así fue como en los siglos cuarto y quinto, mientras los paganos del mundo romano se convertían en masa al “cristianismo” llevando consigo sus antiguas creencias y costumbres paganas y disimulándolas bajo nombres cristianos, se popularizó también la idea de “la madre y el hijo”, especialmente en época de Navidad. Las tarjetas de Navidad, los villancicos y las escenas del pesebre reflejan este mismo tema.

Quienes fuimos criados en este mundo babilónico, quienes hemos escuchado y aceptado estas cosas durante toda la vida, hemos aprendido a venerarlas como algo sagrado. Jamás dudamos. Jamás nos detuvimos a investigar si estas costumbres tenían su origen en la Biblia o en la idolatría pagana.

Nos asombramos al conocer la verdad y, desgraciadamente, hay quienes se ofenden ante la verdad escueta. Pero Dios ordena a sus ministros fieles: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta y anuncia a mi pueblo su rebelión” (Isaías 58.1). Increíble como parezca, estos son hechos reales en la historia y en la Biblia.

El verdadero origen de la Navidad está en la antigua Babilonia. ¡Está envuelto en la apostasía organizada que ha mantenido engañado al mundo desde hace muchos siglos! En Egipto siempre se creyó que el hijo de Isis (nombre egipcio de la “reina del cielo”) nació un 25 de diciembre. Los paganos en todo el mundo conocido celebraron esta fecha siglos antes del nacimiento de Jesucristo.

Jesús el verdadero Mesías, no nació un 25 de diciembre. Los apóstoles y la Iglesia primitiva jamás celebraron el natalicio de Cristo en esa fecha ni en ninguna otra. No existe en la Biblia mandato ni instrucción alguna para hacerlo. Pero sí existe el mandato de observar, no festejar, la fecha de su muerte (1 Corintios 11.24-26; Juan 13.14-17).

Así fue como los “misterios caldeos”, inventados por la esposa de Nimrod nos fueron legados - con nuevos nombres cristianos - por las religiones paganas.

Otras costumbres paganas

Además de las tradicionales costumbres navideñas de nuestros pueblos, hemos adoptado otras que con ser de origen pagano logran una acogida entusiasta. La “flor de Navidad” y el madero que se enciende en la chimenea son “vestigios de épocas precristianas”, según la Enciclopedia Americana. La corona verde o guirnalda que adorna las puertas de tantos hogares es igualmente pagana. De ella dice Frederick J. Haskins en su libro Answers to Questions (Respuestas a algunas preguntas): “Se remonta a las costumbres paganas de adornar edificios y lugares de adoración para la festividad que se celebraba al mismo tiempo de la Navidad. El árbol de Navidad viene de Egipto y su origen es anterior a la era cristiana”.

Aun las velas, símbolo tradicional de la Navidad, son una vieja costumbre pagana, pues se encendían al ocaso para reanimar al dios Sol cuando éste se extinguía para darle paso a la noche.

También el Papá Noel

“Papá Noel”, o “Santa Claus”, es el mismo “San Nicolás”, obispo católico del siglo quinto. La Encyclœpedia Britannica, edición 11, volumen 19, páginas 648-649, dice: “San Nicolás, obispo de Mira santo venerado por los griegos y los latinos el 6 de diciembre… Se dice que una leyenda según la cual regalaba clandestinamente dotes a las tres hijas de un ciudadano pobre… dio origen a la costumbre de obsequiar regalos en secreto la víspera del día de San Nicolás [6 de diciembre], fecha que después se cambió al día de Navidad. De allí la asociación de la Navidad con Santa Claus…”

Los padres castigan a sus niños por decir mentiras pero al llegar la Navidad ¡ellos mismos se encargan de contarles la mentira de “Papá Noel”, los “Reyes Magos” o del “Niño Dios” !Entonces, ¿por qué nos extraña que al llegar a la edad adulta también crean que Dios es un mito?

Cierto niño, sintiéndose tristemente desilusionado al conocer la verdad, le comentó a un amiguito: “Sí, ¡y también me voy a informar acerca del tal Jesucristo!”

¿Es cristiano enseñarles a los niños mitos y mentiras? Dios dice “No engañaréis ni mentiréis el uno al otro” (Levítico 19.11). Aunque a la mente humana le parezca bien y lo justifique, Dios también dice: “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”.

Estudiados los hechos, pues, vemos con asombro que la costumbre de celebrar la Navidad en realidad no es costumbre cristiana sino pagana ¡Ello constituye uno de los caminos de Babilonia en que el mundo ha caído!

¿Es bíblico el intercambio de regalos?

Para algunas personas este es el punto más importante de todo lo que se refiere a la observancia de la Navidad: la época de comprar e intercambiar regalos. Al respecto muchos exclamarán triunfalmente: “¡Para esto sí tenemos autorización bíblica! ¿Acaso Jesucristo al nacer no recibió regalos de los magos?”

Nuevamente la verdad nos ha de sorprender. Primero, veamos el origen histórico de la costumbre de dar aguinaldos para después ver lo que nos dice la Biblia al respecto.

Citamos lo siguiente de la Bibliotheca Sacra, volumen 12, páginas 153-155: “El intercambio de regalos entre amigos es característico tanto de la Navidad como de la Saturnalia y los cristianos seguramente lo tomaron de los paganos, como lo demuestra con claridad la amonestación de Tertuliano”.

La verdad es que la costumbre de intercambiar regalos con amigos y parientes durante la época navideña, ¡no tiene absolutamente nada que ver con el cristianismo! Aunque nos parezca extraño. ¡ello no celebra el nacimiento de Jesucristo ni lo honra a Él! Supongamos que alguna persona que usted estima está celebrando su cumpleaños. ¿La honraría usted comprando cantidades de regalos para todos los demás parientes y amigos; haciendo caso omiso de la persona a quien desea honrar? ¿No le parece absurdo desde este punto de vista?

Sin embargo, esto es precisamente lo que hace la gente en todo el mundo. Observan un día en que Cristo no nació, gastando todo el dinero que logran reunir para obsequiar regalos a sus parientes y amigos. Pero años de experiencia nos enseñan que los cristianos profesos suelen olvidarse de dar algo a Cristo y a su Obra en el mes de diciembre. Este suele ser el mes en que más sufre la Obra de Dios. Aparentemente la gente está tan ocupada intercambiando aguinaldos que no se acuerdan de Cristo ni de su Obra. Después, durante enero y aun febrero, tratan de recuperar todo lo que gastaron en Navidad, de modo que muchos, en lo que se refiere al apoyo que dan a Cristo y su Obra, no vuelven a la normalidad hasta marzo.

Veamos lo que dice la Biblia en Mateo 2.1, 11 respecto a los regalos que llevaron los magos cuando nació Jesucristo. “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?… Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”.
¿Por qué le llevaron regalos a Cristo?

Notemos que los magos preguntaron por el niño Jesús, nacido rey de los judíos. Pero, ¿por qué le llevaron regalos? ¿Por ser su cumpleaños? ¡De ninguna manera!, ya que ellos llegaron varios días o semanas después de su nacimiento. Entonces, ¿lo hicieron para darnos ejemplo? ¡No! Tomemos nota. Ellos no intercambiaron regalos; más bien “le ofrecieron presentes” a Él, a Cristo. ¡No intercambiaron regalos con sus amigos y familiares, ni entre ellos mismos!

¿Por qué? El mencionado comentario bíblico de Adán Clarke, volumen 5, página 46, dice: “Versículo 11. (Le ofrecieron presentes.) En el Oriente no se acostumbra entrar a la presencia de reyes y grandes personajes con las manos vacías. Esta costumbre es señalada con frecuencia en el Antiguo Testamento y aún persiste en el Oriente y en algunas islas… del Pacífico Sur”.

¡Ahí está! ¡Los magos no estaban instituyendo una nueva costumbre cristiana de intercambiar regalos para honrar el nacimiento de Jesucristo! Actuaron de acuerdo con una antigua costumbre oriental que consistía en llevar regalos al presentarse ante un rey. Ellos llegaron en persona ante la presencia del Rey de los judíos. Por tanto llevaron obsequios de la manera que lo llevó la reina de Sabá a Salomón y así como hoy los llevan quienes visitan a un jefe de estado.

La costumbre de dar aguinaldos no tiene nada que ver con este acontecimiento; más bien es la continuación de una antigua costumbre pagana. En vez de honrar a Cristo, lo que hace es atrasar su Obra cada año en la época navideña.
¿Honra a Cristo realmente?

Ahora veamos un argumento utilizado con frecuencia para justificar la observancia de la Navidad.

Hay quienes insisten en que a pesar de tener sus raíces en una costumbre pagana, ahora no se observa la Navidad para honrar a un falso dios, el dios Sol, sino para honrar a Jesucristo.

¿Que nos dice la palabra de Dios al respecto? “No caigas en la trampa detrás de ellos [los pueblos paganos] no consultes a sus dioses ni averigües como les daban culto dichos pueblos, para hacer tú lo mismo. Tú no harás lo mismo con el Señor, tu Dios, porque ellos hacían a sus dioses cosas que detesta y abomina el Señor” (Deuteronomio 12.30-31, Nueva Biblia Española).

Asimismo, el profeta Jeremías nos advierte con respecto a las costumbres tradicionales de la sociedad que nos rodea: “Dice el Señor: No imitéis la conducta de los paganos… Los ritos de esos pueblos son falsos” (Jeremías 10.2-3, Nueva Biblia Española).

Dios nos dice claramente en su manual de instrucciones para nosotros - la Biblia - que no aceptará esta clase de culto aunque sea con la intención de honrarlo a Él. Nos dice que eso es abominable y por tanto no lo honra a Él sino a los falsos dioses paganos. Dios no quiere que lo honremos “como nos dicte nuestra propia conciencia”. Jesucristo dijo claramente: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4.24). ¿Qué es verdad? El mismo Jesús dijo que su Palabra, la Santa Biblia, es verdad. (Juan 17.17). La Biblia dice que Dios no aceptará el culto de personas que, queriendo honrar a Cristo, adopten una costumbre pagana.

De nuevo, Jesús dijo: “Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15.9). La observancia de la Navidad es un mandamiento de hombres y esto lo ha prohibido Dios. Jesucristo dijo además: “Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición” (Mateo 15.6).

Esto es precisamente lo que hacen hoy millones de personas. Desechan el mandamiento de Dios. Su mandamiento con respecto a la celebración de costumbres paganas para honrar o adorar a Dios es clarísimo: “Tú no harás lo mismo con el Señor, tu Dios”. Sin embargo, la mayoría de la personas toman a la ligera este mandamiento y lo invalidan siguiendo la tradición de los hombres al observar la Navidad.

¡No nos equivoquemos! Dios nos permite desobedecer. Nos permite seguir las costumbres de los hombres. Nos permite pecar. Pero también nos advierte que habrá un día de juicio en el que ¡segaremos lo que hayamos sembrado! Jesucristo fue la Palabra viviente y personal de Dios, y la Biblia es la Palabra de Dios escrita. ¡Por esas palabras seremos juzgados para toda la eternidad! No debemos hacer caso omiso de ellas ni tomarlas a la ligera.
Estamos en Babilonia sin saberlo

La Navidad se ha convertido en una fiesta comercial, sostenida en parte por las compañías y campañas publicitarias más grandes. En muchos lugares vemos a un “Papá Noel” disfrazado. Los anuncios publicitarios nos mantienen engañados sobre el “espíritu navideño”. Los diarios que publican estos anuncios también publican editoriales que exaltan y elogian la festividad pagana y su “espíritu”. La gente crédula está tan convencida que muchos se ofenden al conocer la verdad. Pero el “espíritu de Navidad” es revivido cada año, no para honrar a Cristo ¡sino para vender mercancías! Como todos los engaños de Satanás, la Navidad también se presenta como “ángel de luz”, algo aparentemente bueno, Todos los años se derrochan miles de millones en compras… ¡mientras la causa de Cristo sufre por ello! ¡Esto es parte del sistema económico de Babilonia!

Nos hemos denominado naciones cristianas, pero sin saberlo estamos realmente en Babilonia, tal como lo predijo la Biblia. Apocalipsis 18.4 nos advierte: “Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas”.

Este año, en lugar de intercambiar regalos, ¿por qué no invertir ese dinero en la Obra de Dios?
KRAMPUS:
 Krampus es una criatura del flolklore de países alpinos. Según la leyenda, esta criatura (demoníaca en apariencia) castiga a los niños malos durante la temporada de Yule, en contraste con San Nicolás, quien premia a los niños buenos con regalos. Se dice que Krampus captura a los niños particularmente traviesos en su saco y se los lleva con él.
 La palabra Krampus proviene del antiguo alemán “krampen”, que significa garra. Según otras fuentes, Krampus recibe su nombre de una palabra que quiere decir "gacela", por sus largos cuernos.
En la época previa al cristianismo, Europa tuvo una gran variedad de leyendas asociadas al pago de tributo (festines, sacrificios) a las deidades para la obtención de una buena cosecha (la cual sucedía en el solsticio de invierno). Estas tradiciones sobrevivieron en cierta forma, mezclándose con festividades cristianas, y en algunos lugares, durante la época de cosecha (es decir, con el solsticio de invierno, que a la vez coincidía con la víspera de Navidad), la gente se difrazaba de "demonios", y pedian comida y bebida en las calles.
Según la leyenda, este demonio aparece en la noche del 5 de Diciembre, merodeando las calles durante dos semanas, haciendo sonar campanas y cadenas oxidadas para asustar a los niños pequeños.
Su apariencia es representada por una criatura de apariencia demoniáca. Su rostro diabólico está acompañado de una larga lengua roja, con cuernos en la frente y mirada enfermiza. Tiene el cuerpo cubierto por un oscuro y tupido pelaje, y sus patas son similares a las de un fauno. En muchas imágenes es ilustrado con una canasta en su espalda, en donde coloca a los niños malos para llevarlos al infierno.
 El Krampus fue aislado y condenado por distintas iglesias, por ser una tradición pagana y por su apariencia demoniáca.
Durante la etapa posterior de la Guerra civil austriaca, la tradición del Krampus fue un objetivo perseguido por el régimen de Dollfuss.
Tradicionalmente en Austria, los hombres jóvenes se visten como el Krampus la noche del 5 de diciembre y durante las dos primeras semanas deambulan por las calles asustando a los niños con cadenas oxidadas y campanas.
Por otra parte, "algunas veces los que se disfrazan se emborachan, pelean, y causan disturbios"
 
 Ebenezer Scrooge 
 
Es el nombre del protagonista de la novela de 1843 Cuento de Navidad de Charles Dickens. Al principio de la novela es un hombre de corazón duro, egoísta y al que le disgusta la Navidad, los niños o cualquier cosa que produzca felicidad. Dickens lo describe de esta manera: El frío de su interior le helaba las viejas facciones. le amorataba la nariz afilada, le arrugaba las mejillas, le entorpecía la marcha, le enrojecía los ojos, le ponía azules los delgados labios; hablaba astutamente y con voz áspera. Su apellido ha pasado a convertirse en inglés en sinónimo de avaro y misántropo, en referencia a los rasgos más característicos del personaje, tratados de la forma exagerada por la que Dickens es bien conocido. La historia de su transformación tras la visita de tres fantasmas navideños (el de las Navidades Pasadas, el de las Navidades Presentes y y el de las Navidades Futuras) se ha convertido en un icono de la Navidad en algunas culturas. La frase de Scrooge “¡Bah, paparruchas!” ("Bah, humbug!", en el original) se usa también a menudo para expresar disgusto por las fiestas navideñas en épocas recientes.
La historia de Cuento de Navidad comienza en Nochebuena con Scrooge en su lugar de trabajo. El libro no especifica cuál es exactamente su negocio, aunque generalmente se asume que es banquero o algún tipo de prestamista. En algunas versiones modernas aparece como abogado. Sea cual sea su trabajo parece estar relacionado con la usura hacia gente de escasos medios. Esto, junto con su falta de caridad y el trato despótico hacia su empleado Bob Cratchit parecen ser sus principales defectos. Scrooge siente una total repugnancia hacia los pobres, sobre los cuales piensa que sería mejor que estuvieran muertos para “rebajar la población” que sobra y alaba los asilos para pobres de la época victoriana. Siente un particular disgusto por las fiestas Navideñas, y rechaza la invitación de su sobrino Fred de celebrar la Navidad con él y su familia, y su único acto de amabilidad hacia su empleado en estas fechas es darle el día libre por Navidad, aunque parece que lo hace por obligación social más que por auténtica amabilidad. Para él no es más que un día de dinero perdido.
Después de presentarnos al personaje, la novela le sigue en su residencia con la intención de pasar las Navidades solo. Allí es visitado por el fantasma de su difunto socio, Jacob Marley, el cual basó su vida en explotar a los pobres por lo cual ha sido condenado a arrastrar una larga y pesada cadena, símbolo de sus actos de avaricia y maldad. Marley visita a Scrooge para decirle que se arriesga a seguir su mismo destino, y le anuncia que será visitado por tres espíritus: Pasado, Presente y Futuro. El resto de la novela actúa como una biografía y perfil psicológico, mostrando su evolución hasta su estado actual, y la manera en la que los otros lo ven.
Según lo prometido, el Espíritu de la Navidades Pasadas le hace una visita y lo lleva a su época de escolar. Aquí se sugiere que su padre lo tenía abandonado y tenía que permanecer en el internado incluso en Navidad. Esto explica los inicios de la falta de socialización y empatía de Scrooge. Al ser menospreciado por sus padres, él aprendió a su vez a no valorar a sus compañeros. Más adelante el fantasma le enseña cómo el éxito en su negocio le convierte en un adicto al trabajo. Esto hace que su pareja le abandone lo que endurece aún más su corazón. También le produce un gran daño la muerte de su hermana Fan, el único miembro de su familia con quien tenía buena relación,lo que hace que pierda todo amor hacia el mundo. A Scrooge solo le queda ahora su sobrino, pero no se preocupa mucho por él, ya que le culpa de la muerte de su hermana tras darle a luz (como el padre de Scrooge lo culpó a él de la muerte de su madre).
La visita del Espíritu de las Navidades Pasadas también revela el origen de su neurótico odio hacia la Navidad, ya que muchos de los acontecimientos clave en la vida de Scrooge sucedieron durante la época de Navidad.
Scrooge es luego visitado por el Espíritu de la Navidades Presentes, que le muestra la felicidad que hay alrededor de las familias de clase media y de la pobre familia de Cratchit. Estos últimos tienen un hijo cojo al que cuidar con la miseria que Scrooge paga a su empleado. El fantasma también le enseña los demonios de la Miseria y la Ignorancia en forma de dos niños pobres y sucios.
El Espíritu de las Navidades Futuras le muestra como la gente se alegrará de su futura muerte y de las consecuencias futuras de sus acciones. Scrooge ve entonces su propia tumba antes de despertar y descubrir que es todavía la mañana de Navidad, por lo que aún está a tiempo de cambiar su destino. Scrooge pasa a partir de ese momento a convertirse en un modelo de generosidad y amabilidad.
 George Bailey
  La gente le pide a Dios que se acuerde de George Bailey, y le ayude a ser feliz. San José encarga el trabajo de enviar a George a Clarence, un ángel de segunda clase, que es el que más tiempo lleva intentado ganarse las alas. Antes de enviar a Clarence a la tierra, San José le muestra lo que ha sido la vida de George Bailey. George Bailey tuvo un sueño toda su vida, dejar el mísero pueblo en que le había tocado vivir, viajar por todo el mundo y estudiar una carrera universitaria. Pero el destino, la fortuna esquiva y el estar dispuesto siempre a hacer lo que es correcto le impiden llevar a cabo su sueño.
Era todavía un niño, cuando rescata a su hermano pequeño que había caído al hielo; esa acción heroica le costó perder la audición en uno de sus oídos. Unos años más tarde evitó que el boticario para quien él que trabajaba, diera veneno a un niño por accidente. A pesar de ello, y antes de que el farmacéutico se lo agradeciera le dio un buen golpe. Pero lo que llevaría a George a encadenar su vida a la de su pueblo era la compañía de emprestitos creada por su padre, y que estaba destinada a dejar dinero a aquellas personas que no podían pedírselo al banco. Su padre, junto con su tío, tío Billy, luchan por mantener a flote su compañía, más dedicada al altruismo que a los negocios, de los ataques del señor Potter, un tiburón de los negocios que es dueño del banco, de la prensa, de los hoteles y de todo los negocios rentables de la ciudad.
Justo antes de que George vaya a salir en su primer viaje alrededor del mundo, en uno de los enfrentamientos verbales entre su padre y el señor Potter, el padre de George sufre un ataque al corazón y muere. George tiene que suspender su viaje. Y unos meses más tarde, cuando el señor Potter solicita que se disuelva la compañía de emprestitos de la que el también es accionista, George hace un brillante discurso, con la que convence a los accionistas de que no disuelvan la compañía, pero estos le piden que debe dirigirla él, o la empresa se disolverá. Una vez más, George cumplirá con su deber, y mandará a su hermano a la universidad con el dinero que era destinado para él, con la promesa de que cuando vuelva, será el quien vaya a la universidad y su hermano ocupe su puesto. Pero cuando su hermano vuelve, está casado y su suegro le ha ofrecido un buen empleo, aunque él está dispuesto a cumplir con lo pactado con George, este no le dejará, y quedará una vez más atado a Bedford Falls y a la pequeña compañía de empréstito.
Un oasis en sus infortunios será la bella Mary. Ella enamorada de él desde que eran niños, fue novia de Sam un amigo de George que ha hecho fortuna en Nueva York y que le ha ofrecido un buen empleo a George. Sin embargo, George rechazará su oferta y se casará con Mary. Tendrán cuatro hijos.
Durante toda su vida George no va a cesar de tener que luchar contra Potter y sus ansias por arruinar la compañía de emprestitos, el mismo día de la boda de George, y cuando este iba de luna de miel y por fin a salir de su odiada ciudad natal, ocurre una crisis, que cierra el banco. La gente acude a la compañía de emprestitos y el tío Billy, asustado, cierra las puertas, sabiendo que eso será la quiebra. George abandona el taxi que le lleva a la estación y se enfrenta ante sus asustados inversores. Pero el pánico por la miseria no se supera con brillantes discursos y para contentar a sus inversores tiene que empeñar el dinero que iba a gastar en su luna de miel. Apenas le sobran dos dólares, y no podrá dejar Bedfordfalls.
La lucha continua, entre el tiburón de los negocios y el desafortunado George Bailey, desesperado ante la obstinación de George, Potter trata de comprarlo ofreciéndole un buen empleo, y por un momento parece haberle hipnotizado, haciéndole ver que fácil es cumplir todos sus sueños. Pero justo en ese momento y cuando estrechan las manos, George comprende que le están comprando y rectifica, rechaza la oferta y la lucha continua.
Llegan tiempos difíciles, la segunda guerra mundial pone a prueba a todos los americanos, y también a los ciudadanos de aquella pequeña ciudad perdida. Unos en el servicio activo, participaron en la contienda, mientras que otros están en la acción civil. A George debido a su oído le tocó quedarse en casa. Pero tuvo la satisfacción de que su hermano Harry, que fue a la guerra como piloto, derribó a unos Kamikazes justo antes de que se lanzaran contra un convoy, salvando la vida a muchos soldados americanos por lo que fue premiado con la medalla del congreso.
Tras contar toda la vida de George, llegamos al día de nochebuena cuando empieza nuestra historia. Aquel día, el presidente concedía la medalla a Harry, y George compró casi todos los periódicos y los fue regalando a sus paisanos. George tenía una inspección de hacienda esa jornada, y tío Billy tenía que ingresar ocho mil dólares en el banco en la cuenta de la compañía. Pero cuando iba a hacer el ingreso se encuentra con Potter, y le increpa con la noticia de Harry, así que deja el dinero en el periódico que lleva Potter.
George y tío Billy buscan el dinero por todas partes, pero no lo encuentran. Sumido en la desesperación y sin poder pedir el dinero a nadie, George acude a Potter, pero este que sabe la verdad aprovecha la desesperación de George, y le amenaza con denunciarlo, desesperado, y con un seguro de vida como única propiedad George piensa en suicidarse, pensando que vale más muerto que vivo.
Cuando está a punto de lanzarse al río, ve como un anciano cae al agua, y una vez más olvida todos sus problemas y acude a salvar al pobre anciano, y mientras este se seca las ropas mojadas, el viejo le dice que se llama Clarence y que es su ángel de la guarda. George no le cree, pero en la conversación le dice que desearía no haber nacido, Clarence se lo concede, y cuando regresan al pueblo, todo ha cambiado.
La visión que Clarence hace ver a George es desoladora, el pueblo ha dejado de llamarse Bedford Falls y ahora se llama Poterville, los vecinos y amigos a los que ha ayudado no le reconocen, ve la tumba de su hermano al que no pudo salvar por no haber nacido, y piensa en los que murieron en la guerra porque su hermano no estuvo allí para salvarlo, las casas que ayudó a construir con sus emprestitos nunca se construyeron, su tío Billy estaba en un manicomio, su madre viuda y sin hijos regentaba una pensión y finalmente su esposa era una bibliotecaria solterona. Desesperado por la visión, George regresa al puente donde había intentado suicidarse, y pide a Dios que le devuelva su vida.
Cuando un amigo lo encuentra, y le llama por su nombre, George sabe que la visión ha terminado, y que ha recuperado su vida, a pesar de que sabe que irá a la cárcel por desfalco pero no le importa porque ha recuperado su vida, su hermano, su esposa, sus hijas, su madre y sus vecinos por quien tanto se ha sacrificado.
Como un loco regresa corriendo a su casa deseando feliz navidad a todo lo que encuentra incluida la compañía de emprestitos e incluso al señor Potter, hasta llegar a su casa. Allí abraza a todos sus hijos, y saluda al inspector de policía y al Sheriff que le están esperando para detenerlo.
Entonces llega tío Billy, y anuncia que un milagro ha sucedido, Mary ha hablado con algunos amigos contándoles que George tenía problemas y toda la ciudad había hecho una gran colecta, aparecen todos los que George ha ayudado durante toda su vida y por los que se ha sacrificado dando todo lo que tienen para que George pueda salir adelante, y finalmente aparece su hermano que al saber que su hermano tenía problemas ha dejado plantado al presidente y ha volado bajo una tormenta para estar junto a su hermano en aquellos momentos, y llega a tiempo para brindar por su hermano, para él y para sus amigos, el hombre más rico de la ciudad.
Del árbol de navidad suenan unas campanitas, que anuncian que Clarence ha ganado sus alas.
 
 
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