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sábado, 2 de julio de 2016
Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
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Castillo Fuerte
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Allegheny Springs
Married Quarters, Fort Snelling State Trail, St Paul, MN 55111, EE. UU.
jueves, 26 de febrero de 2015
Dios quiere que la iglesia sea un lugar de refugio… un baluarte contra la violencia
Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
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Allegheny Springs
Hillsong, San Antonio, TX 78258, EE. UU.
viernes, 22 de noviembre de 2013
El anhelo de la vida: Ser feliz
Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
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EL SECRETO DEL CRISTIANO PARA UNA VIDA FELIZ
La aflicción es una parte de la vida. La Biblia dice: El hombre nace para la aflicción
(Job 5:7). A veces los cristianos esperan que Dios los proteja de los
problemas y de las desgracias, pero Dios nunca ha prometido hacer éso.
Tanto los cristianos como las personas no salvas experimentan pruebas,
problemas y sufrimientos.
La manera en que enfrentamos
las pruebas de la vida, depende de la forma en que interiormente veamos
y creamos las cosas. Si vemos todo desde un punto de vista netamente
humano, nos sentimos desalentados y derrotados. Si miramos las cosas
desde el punto de vista de Dios, reconociendo Su carácter maravilloso y
viendo Su mano en todas las circunstancias, conoceremos la paz, el gozo y
la felicidad. En esta lección aprenderemos el secreto del cristiano
para una vida feliz.
Algunas Cosas que Debemos Saber
Antes de considerar los pasos que nos llevarán a una vida cristiana feliz, hay algunas cosas que debemos saber:
Debemos saber qué es lo que podemos esperar en esta vida.
Hay una enseñanza falsa circulando entre el pueblo de Dios que dice más o menos lo siguiente: “Hazte
un seguidor de Jesucristo y todos tus problemas terminarán. Dios te
guardará de enfermedades y te dará éxito con sólo creer la teología
correcta y reclamar las promesas de Dios”.
En ninguna parte de la Biblia promete Dios ésto. Jesús dijo: En el mundo tendréis aflicción (Juan 16:33). La aflicción es parte de esta vida. Nadie se escapa de ella. La Biblia dice: El hombre nacido de mujer, Corto de días, y hastiado de sinsabores (Job 14:1). Los cristianos debemos esperar pruebas y sufrimientos. La Biblia dice:
“Todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución”
(2 Timoteo 3:12).
(2 Timoteo 3:12).
Nuevamente la Biblia dice que
Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios
(Hechos 14:22).
(Hechos 14:22).
Debemos saber que Dios nos ama y sólo desea lo mejor para nosotros.
La Biblia dice que Dios nos
ama como ama a Su propio Hijo. Porque nos ama tanto, Dios desea sólo lo
mejor para nosotros. Siempre busca nuestro mayor bien, aún cuando
nosotros nos conformaríamos gustosamente con menos. Cuando David pensó
en lo mucho que Dios lo amaba y cómo Dios estaba siempre pensando en él,
exclamó:
¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! (Salmo 139:17).
Debemos saber la meta que Dios tiene para nosotros en esta vida.
Para comprender lo que Dios está haciendo con nosotros, debemos
saber cuál es Su meta para nuestra vida. Su meta no es sólo hacernos
felices y prósperos, sino la meta de Dios para nosotros es ésta:
conformarnos a la imagen de Su Hijo. La Biblia dice:
Porque a los que antes conoció, también los
predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo,
para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Romanos 8:29).
¿Cómo nos va conformando Dios a la imagen de Su Hijo?
Lo hace a través de nuestras circunstancias y de la disciplina del
Espíritu Santo. Ésto involucra pruebas, aflicciones y sufrimiento. Por
lo tanto, debemos contar con tales cosas puesto que son una parte
necesaria del trato de Dios para hacernos semejantes a Cristo.
Los Pasos Hacia una Vida Feliz
Para disfrutar de la vida cristiana y recibir todo lo que Dios tiene para nosotros, hay ciertos pasos concretos que debemos dar:Debemos creer que Dios es soberano.
Cuando decimos que Dios es
soberano, queremos decir que Él impera sobre todas las cosas en este
mundo y en el universo entero. Él tiene todo el poder en el Cielo y en
la tierra. No existe nada que pueda estorbar o evitar que Dios haga lo
que se ha propuesto hacer. La Biblia dice:
Él hace según su voluntad en el ejército
del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga Su
mano, y le diga: ¿Qué haces? (Daniel 4:35).
En todas partes y en todo tiempo, Dios rige Su creación y ejerce Su soberanía. La Biblia dice:
Todo lo que Jehová quiere, lo hace, En los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos (Salmo 135:6).
La Biblia dice que todas las cosas son para servir a Dios. Esto
significa que todas las cosas le sirven a Dios para realizar Sus
propósitos. Tenemos la tendencia a pensar que sólo las personas y las
cosas buenas sirven a Dios. Pero la Palabra de Dios nos dice que todas
las cosas, sean buenas o malas, son para servir a Dios y por lo tanto,
tienen que hacer Su voluntad.
En el Salmo 119, David dice que casi fue destruido por los soberbios que han “cavado hoyos” para él y lo “persiguen sin causa”.
No obstante, frente a todas estas pruebas y sufrimientos, él declaró la
fidelidad de Dios y dijo que todas las cosas están para servir a Dios.
David escribió:
Para siempre, oh Jehová, Permanece tu
palabra en los cielos. De generación en generación es tu fidelidad; Tú
afirmaste la tierra, y subsiste. Por tu ordenación subsisten todas las
cosas hasta hoy, Pues todas ellas te sirven (Salmo 119:89–91).
David se dio cuenta de esta gran verdad: todas las cosas son
para servir a Dios y por lo tanto, tienen que hacer Su voluntad. Aún las
cosas feroces y crueles de la naturaleza le sirven y dan cumplimiento a
Su Palabra. La Biblia dice:
Alabad a Jehová desde la tierra, Los
monstruos marinos y todos los abismos; El fuego y el granizo, la nieve y
el vapor, El viento de tempestad que ejecuta Su palabra (Salmo 148:7–8).
Todas las cosas son para servir a Dios. Ésto es cierto, no sólo
para las cosas de la naturaleza, sino también para los hombres,
naciones y reyes. Todo está bajo Su control. La Biblia dice:
Así está el corazón del rey en la mano de Jehová; A todo lo que quiere lo inclina (Proverbios 21:1).
Aun Satanás y aquéllos que
le sirven son usados por Dios para cumplir Su voluntad. Fue Satanás el
que maquinó la muerte del Señor Jesús y puso en el corazón de Judas el
deseo de traicionar a Jesús. Y fue Satanás el que instigó a las
multitudes para pedir Su muerte. Pero este mismo Satanás y sus
seguidores perversos fueron usados por Dios como “siervos” para efectuar Su plan perfecto para la salvación eterna de los hombres.
Debemos creer que Dios es bueno.
Cuando nos llegan las pruebas y las dificultades, Satanás trata de poner malos pensamientos en nuestras mentes. Él nos sugiere cosas como ésta: “Dios no te ama en realidad. ¿Cómo podría un Dios bueno permitir que ésto te suceda?”
Si aceptamos los malos pensamientos de Satanás, éstos nos
hundirán en la melancolía y en la depresión. El remedio para los
pensamientos malos son los pensamientos buenos. La Palabra de Dios nos
dice que Dios es bueno. Esto es verdad a pesar de nuestras
circunstancias. La Biblia dice:
Alabad a Jehová, porque Él es bueno; Porque para siempre es su misericordia
(Salmo 106:1).
(Salmo 106:1).
El Señor L.E. Maxwell, fundador del Instituto Bíblico de Prairie, dijo: “Cuando
podemos creer que Dios es bueno, al haber permitido que nos sorprenda
alguna prueba, entonces nuestra fe puede creer que Dios es grande, y
completamente capaz de liberarnos”.
No había nada diferente en cuanto a
sus dos hermanos y a la hermana que lo precedieron, pero Carlos Rentz
nació con sus dos brazos terminando en muñones y sin piernas más allá de
las rodillas. Él nació durante la época de Navidad, y para esta familia
cristiana se transformó en un período de oración para pedir la
dirección de Dios en cuanto a este niño.
Tan pronto los padres de Carlos se dieron cuenta de que su
bebé era inteligente, resolvieron tratarlo tal como a sus otros hijos en
todo lo que fuera posible. Su familia, sus amigos y sus maestros nunca
le permitieron sentir o actuar en forma diferente a los demás. Lo
aceptaron en iguales términos y le enseñaron que una persona sabia nunca
pone en duda la voluntad de Dios.
Carlos aprendió pronto que todos
tenemos algún desafío que enfrentar; tal vez no como el de tener que
funcionar sin manos y sin pies, pero sí, en hacer lo mejor posible para
vivir y servir a Dios con los dones que Dios se complace en darnos.
Aprendió a escribir poniendo el lápiz o la pluma entre sus muñones
acojinados y a moverlos con sus hombros. A pesar de que no tenía
recursos para una educación universitaria, Carlos aprendió todo lo que
pudo. Más que todo, aprendió a amar y a confiar en Dios.
Hoy, Carlos puede llevar a cabo cualquier maniobra física
necesaria para su vida diaria. Maneja su propio auto, se mueve
confiadamente subiendo y bajando escaleras con sus muletas, da vueltas
por su oficina en una silla de oficinista común y corriente. Puede usar
el teléfono, escribir a máquina, usar una máquina sumadora y tocar
acordes en el piano. Puede vestirse solo, hasta el último detalle
excepto abotonarse el primer botón de su camisa. Se pone incluso la
corbata. Cuando alguna máquina de su casa u oficina se descompone,
generalmente puede repararla él mismo. Todo esto es muy notable si
recordamos que Carlos no tiene manos ni pies.
El señor Rentz ha trabajado como empleado en una gasolinera,
como vendedor de automóviles, agente de seguros y como un muy capaz
oficial de secretaría del tribunal de su municipio. Tiene una hermosa
casa y una familia devota. Su esposa dice: “La parte de mi vida que más me complace ha sido la que he vivido con Carlos”.
¿Cómo se transformó este hombre en “un ejemplo clásico del valor”? Carlos mismo nos revela el secreto: “Mi vida entera está fundada en la fe en mi Creador, Quien me ha dotado de tantas bendiciones”.
Debemos creer que la voluntad de Dios es perfecta.
Hay muchos misterios en la
vida que no podemos explicar. Los cristianos sufren las mismas tragedias
y penas que otras personas. Hay muchas cosas que son muy difíciles de
entender porque las estamos mirando desde el punto de vista terrenal y
no desde el punto de vista de Dios. Pero Dios no se equivoca. No importa
cómo puedan verse las cosas en este mundo perverso, todo lo que hace
Dios es perfecto. Su plan no puede mejorarse. La Biblia dice:
En cuanto a Dios, perfecto es su camino
(Salmo 18:30).
(Salmo 18:30).
Se cuenta la historia de un hombre que hizo un reloj y le
mostró sólo la parte de atrás a un amigo que jamás había visto un reloj.
El fabricante abrió la parte de atrás y le preguntó a su amigo qué opinaba de la persona que lo había hecho.
El
hombre vio algunas ruedas, otras rueditas más pequeñas; algunas giraban
hacia un lado y otras hacia otro, algunas ruedas caminaban lentamente y
otras más rápidamente. Viendo todo ésto que le parecía muy confuso, le
contestó: “Pienso que el hombre que hizo ésto estaba loco”.
Entonces el fabricante le
mostró a su amigo la parte delantera del reloj y le preguntó qué pensaba
ahora de la persona que lo había hecho. El hombre vio las dos
manecillas del reloj moviéndose con precisión, cada una en su círculo
correspondiente y ambas dando perfectamente la hora del día, y replicó: “Pienso que el que hizo esto es la persona más sabia que ha vivido”. (1)
Esta historia nos ayuda a comprender una gran verdad respecto a la vida. Estamos aquí en la tierra y vemos sólo el “lado terrenal” de lo que hace Dios, y así dejamos de ver Su diseño y plan perfectos para nuestra vida. Las “ruedas” van cada una por su lado y a veces parecen no tener ni diseño ni propósito. Pero, algún día, veremos el “lado celestial” de todo lo que hace Dios. Veremos su diseño perfecto y su plan para nuestra vida, y diremos: “Señor, te alabo y te doy gracias. Tú senda es a la verdad perfecta”.
Debemos entregar nuestra voluntad a Dios.
Hay algo dentro de nosotros, detrás de nuestros sentimientos y deseos, que decide todo y controla todo. ¿Qué es? Es nuestra voluntad.
La voluntad, que en la Biblia a veces se llama el “corazón”,
es la fortaleza de todo nuestro ser. Ni los sentimientos ni nuestros
deseos determinan lo que hacemos. Es nuestra voluntad. Para que Dios
pueda llegar a tener control completo sobre nosotros, Él tiene que
poseer nuestra voluntad. En Proverbios 23:26, Dios dice: Dame, hijo mío, tu corazón. Él está pidiendo que le rindamos la voluntad. No está pidiendo ni los sentimientos ni los deseos. Él quiere nuestra voluntad.
Aunque la voluntad de Dios para nosotros es a la verdad
perfecta, Él no nos impone Su voluntad. Dios nunca nos quita el libre
albedrío. Si no le rendimos la voluntad, puede ser que pasemos por alto
Su plan perfecto para nuestra vida.
¿Qué significa rendir nuestra voluntad a Dios?
Significa desear lo que Dios desea, en todo y en todo tiempo. El hacer
esto permite que Dios desarrolle Su plan perfecto en nuestra vida. Un
gran santo de Dios oró: “Nuestras voluntades son nuestras para hacerlas Tuyas”.
Debemos creer que todas las cosas ayudan a bien a aquellos que aman a Dios.
Nada de lo que ocurre en la
vida de un cristiano es por casualidad. Todo lo que nos sucede es
ordenado o permitido por Dios y todas las cosas que nos sobrevienen
obran juntas para nuestro eterno bien. La Biblia dice:
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas
las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito
son llamados (Romanos 8:28).
La razón porque todas las cosas ayudan a bien a los que aman a
Dios, es porque Dios es soberano. Todas las cosas son para servirle a
Dios y Él las hace servir también a Sus hijos que lo aman. Tal vez no
vemos cómo todas las cosas son para nuestro eterno bien, pero sí podemos
saberlo porque lo dice Dios.
Debemos recibir todo de la mano de Dios.
Para un hijo de Dios que confía en Él, todo proviene de la mano de su Padre, no importa el medio por el cual le llegue.
Tal vez tú dirás: “Puedo aceptar algo si
sé que ha venido de Dios, pero no puedo aceptar las cosas que me han
sobrevenido como resultado del error de otra persona, o de su maldad o
pecado. ¿Qué de estas cosas?”
Sabemos que Dios no puede ser el autor de tales cosas como la
crueldad o el pecado; pero la Biblia enseña que nada puede tocar a un
hijo de Dios a menos que Dios lo desee o lo permita. Y si Dios lo desea o
lo permite, lo hace porque sabe que finalmente será una bendición para
aquel hijo.
La Biblia dice que nuestra vida está “escondida con Cristo en Dios”.
Estamos rodeados de la presencia misma de Dios. Nada nos puede suceder o
tocar a menos que Dios lo permita; y si Él permite que algo nos suceda,
es porque sabe que es para nuestro bien. Puede haber provenido de
hombres malos que intentaron hacernos mal, pero si Dios lo ha permitido,
entonces a la hora que nos alcance será una bendición para nosotros.
Veamos por ejemplo, a José.
¡Qué terrible lo que le hicieron sus hermanos cuando odiándolo, lo
vendieron como esclavo! Sin duda éste fue un gran pecado, y sus hermanos
sólo le deseaban mal. Pero Dios lo permitió y cuando alcanzó a José, se
había convertido en la voluntad de Dios para él. Se transformó en la
bendición más grande de toda su vida, aunque él no lo vio así en ese
momento. A su tiempo, José vio la mano de bendición de Dios en todo el
asunto y dijo a sus hermanos:
Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien (Génesis 50:20).
Debemos ser agradecidos.
En todo Su trato para con nosotros, Dios nos está enseñando a
confiar en Él. La prueba de que estamos confiando en Dios en todas las
circunstancias, es nuestro agradecimiento. La Biblia dice:
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con nosotros en Cristo Jesús (1 Tesalonicenses 5:18).
El Secreto del Cristiano para una Vida Felize
¿Cuál es el secreto de los cristianos para una vida feliz? En pocas palabras es éste: ver a Dios en todas las circunstancias.
Siempre en esta vida nos enfrentamos con dos elecciones. Podemos escoger el “caminar por vista” o podemos escoger el “caminar por fe”.
Caminar por vista significa mirar a nuestras circunstancias y vivir
según lo que vemos. Caminar por fe significa mirar más allá de las
circunstancias y ver la mano de Dios obrando tras cada una de ellas.
Ilustraremos lo que queremos decir.
Suponte que estás sentado en una casa con una ventana que se abre a una
vista maravillosa de las montañas. Hay dos cosas que puedes hacer.
Puedes mirar hacia la ventana y dejar que tu mirada se detenga en el
vidrio mismo con todas sus fallas e imperfecciones, o puedes dejar que
tu mirada pase a través del vidrio para contemplar la hermosura de la
creación de Dios que hay más allá.
En cuanto a nosotros, cuando escogemos “andar por vista”, vemos sólo las circunstancias; pero cuando escogemos “andar por fe”, vemos más allá de las circunstancias y descubrimos a Dios obrando a nuestro favor.
La fe no es un sentimiento o emoción. Fe es mi elección voluntaria de creer lo que Dios dice en Su Palabra.
Por fe puedes creer que Dios
está en cada circunstancia que te ocurre. Por fe puedes creer que Su
voluntad es buena y perfecta y lo mejor para ti, no importa como se
aparentan las cosas. Por fe tú puedes creer que todas las cosas están
para servirle a Dios. Por fe puedes agradecerle a Él por todo lo que te
suceda. Por fe puedes decir: “Yo SÉ que todas las cosas me ayudan para mi eterno bien”. Watchman Nee, un autor chino quien sufrió mucho por su fe, expresó estos pensamientos:
Llegamos a darnos cuenta de que
todo el universo, en realidad está en Sus manos. Antes era difícil
aceptar la idea de que las cosas en el mundo no podían moverse contra Su
voluntad, pero ahora sabemos que todo elemento en el universo, sea
humano o sobrenatural, está bajo Su cuidadosa vigilancia y mando
experto. Reconocemos que todas las cosas nos sobrevienen o por una orden
Suya o con Su permiso.
El alma que se pone bajo la autoridad de Dios, es un alma tranquila. En otro tiempo planificábamos diligentemente pero hoy confiamos tranquilamente en el Señor. En otro tiempo teníamos muchas ideas, planes y ambiciones propios; ahora juzgamos que la voluntad de Dios es mejor y descansamos en Él.(3) Bien lo ha hecho todo (San Marcos 7:37).
El alma que se pone bajo la autoridad de Dios, es un alma tranquila. En otro tiempo planificábamos diligentemente pero hoy confiamos tranquilamente en el Señor. En otro tiempo teníamos muchas ideas, planes y ambiciones propios; ahora juzgamos que la voluntad de Dios es mejor y descansamos en Él.(3) Bien lo ha hecho todo (San Marcos 7:37).
El secreto de una vida feliz es ver a Dios en todas las circunstancias.
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Castillo Fuerte
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jueves, 24 de octubre de 2013
Causas de Conflictos Familiares: Ayuda Ministerial
Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6
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POR QUÉ PELEAN LAS FAMILIAS
¿Por qué escribió Pablo a los cristianos romanos: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.” (Rom. 12:18)? Porque sabía que tenían conflictos interpersonales. Otras referencias en la epístola apuntan a lo mismo. “Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.” (Rom. 14:19). “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.” (Rom. 14:1). Pablo estaba diciendo, “Hermanos, yo sé que ustedes tienen conflictos y diferencias de opiniones pero no dejen que sus diferencias abran una brecha entre ustedes.”
Este tema es recurrente en la primera carta de Pablo a los corintios. Después de una introducción breve, el primer asunto que aborda Pablo es el problema de los conflictos y divisiones: “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.” (1 Cor. 1:10). Vemos la razón para esta petición en el siguiente versículo: “Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.” (1 Cor. 1:11). Las relaciones entre los miembros de la iglesia habían llegado a ser demasiado tirantes. Estaban echando a perder su testimonio frente a todo mundo. Estas personas necesitaban, con desesperación, ayuda para aprender a resolver sus conflictos.
Otras cartas del Nuevo Testamento contienen peticiones similares e indican que el tema “solución de conflictos” es de inmensa relevancia. Pablo escribe a los gálatas: “Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.” (Gal. 5:15). Santiago declara a los creyentes esparcidos entre las naciones: “Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz. ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.”(Sant. 3:18–4:2) El punto de vista de Santiago no es sólo académico; ya que los conflictos eran muy comunes entre la gente a quien Santiago escribió.
Desafortunadamente la situación es casi igual hoy en día; todavía vemos a cristianos morderse y consumirse unos a otros en el hogar y en la iglesia cuando luchan y riñen continuamente. En muchas familias, aun las cristianas, la discordia es algo normal.
¿Qué de ti y tu familia? ¿Batallas algunas veces con otros miembros de tu familia? ¿Has contendido con tu patrón, tus compañeros de trabajo, tus vecinos, tus compañeros en la iglesia? Estoy seguro de que no hay nadie que esté leyendo este libro que nunca haya tenido un conflicto con alguien. Algunos tienen más que otros. Si somos honestos admitiremos que sí hemos tenido conflictos con otros, incluso con los miembros de nuestra familia.
Los Desacuerdos Son Inevitables
Ocasionalmente me dice la gente: “Tenemos diferencias en casi todo. No podemos ponernos de acuerdo. Ciertamente, eso es prueba de que nuestro matrimonio no era la voluntad de Dios.” Mi respuesta es: “Adán y Eva fueron hechos uno para el otro, la pareja perfecta, especialmente por Dios. Aun así se decepcionaron uno del otro. Adán culpó a Eva por haberle dado a comer la fruta prohibida. Eva echó la culpa a la serpiente. Inclusive culparon a Dios.
Rebeca e Isaac fueron juntados especialmente por Dios. Dios guió al siervo de Abraham hasta Rebeca para que sea la esposa de Isaac (Gen. 24). Pero el libro de Génesis revela que ellos también tenían sus desacuerdos. Esto no significaba que Dios se hubiera equivocado. Sólo que necesitaban aprender a congeniar.
Al contrario de los pensamientos de muchos, la diferencia entre un hogar feliz y uno infeliz no es la presencia o ausencia de diferentes puntos de vista. La diferencia básica es que en el primer hogar la gente enfrenta y resuelve sus conflictos, mientras que en el otro no saben cómo hacerlo. Un consejero explica:
“Vamos a reaccionar ante la idea tonta de que la casualidad lleva a los hombres a imaginar que podremos casarnos con una esposa que es una perla, de la misma forma que uno puede ganar la lotería. Además, sería muy difícil estar casado con una perla si crees que no estás a la misma altura que ella. Lo que realmente cuenta es que los dos trabajen juntos para conseguir la felicidad matrimonial. Es una meta por lograr, no un privilegio concedido no más porque sí… La “incompatibilidad emocional” es un mito inventado por abogados faltos de argumentos para pedir divorcios; también es una excusa común que usa la gente para esconder sus propias faltas. Simplemente no creo que existen las incompatibilidades emocionales. Hay malentendidos y fracasos que, sin embargo, pueden ser corregidos cuando y donde hay voluntad para hacerlo”.
Aquí Paul Tournier expone verdadera y bíblicamente varias verdades sobre la felicidad matrimonial y familiar. Los miembros de la familia van a tener algunas luchas para entenderse. Es parte del proceso. Aunque la felicidad familiar no llega de manera automática pero puede ser alcanzada por medio del trabajo duro.
“Nunca Hemos Tenido un Conflicto”
Algunos aseguran y están de acuerdo con esta declaración, diciendo, “Nunca hemos tenido conflictos en nuestro matrimonio o familia.” Tal aseveración sugiere una de dos posibilidades:
1) Tienen desacuerdos pero temen decírselo uno al otro. Recuerdo un caso relacionado con este tema. Una pareja, por cierto ya grande, vino en busca de consejo porque la esposa estaba experimentando una depresión profunda. Ya no quería vivir; muchas veces sólo se sentaba a llorar.
Decidí explorar su relación matrimonial. Cuando le pedí que me dijera algo de su matrimonio, ella veía a su esposo y respondió, “Mi esposo y yo nunca hemos tenido un conflicto.” Su esposo asintió con la cabeza.
“¿Quieres decir que han estado casados por 45 años, y nunca has tenido una diferencia de opinión con tu esposo? ¿Han estado de acuerdo, absolutamente, en todo?”
“Pues, he tenido diferencias con él, pero nunca hemos peleado.”
“¿Cómo explicas esto?”
Ella dio un vistazo avergonzado a su esposo otra vez y dijo con mansedumbre, “No tenemos pleitos porque guardo mis opiniones para mí misma. Muy al principio de nuestro matrimonio, cuando mostré mi desacuerdo con él sobre algo, él dijo, “¡No peleemos! No me gusta pelear.” Así que, aprendí que nos llevamos mejor si me guardo mis ideas para mí.”
Aunque esta mujer aseguraba que nunca había tenido un conflicto con su esposo, en realidad nunca habían tenido un conflicto externo. Y es que ella había suprimido sus ideas para mantener la paz en la familia. Por 45 años había vivido una tormenta silenciosa. Aunque tenía inteligencia para juzgar independientemente y sacar conclusiones diferentes, no sentía la libertad de compartir sus pensamientos con su esposo. Su supuesta falta de discordia en su matrimonio era más mito que realidad.
2) La otra posibilidad es que cuando la gente dice que nunca ha tenido conflictos, si puede ser cierto. Puede ser que tengan desacuerdos pero los resuelven antes de que sean conflictos. Un desacuerdo es una diferencia de opinión, principalmente en el nivel cognitivo, intelectual. Un conflicto es una diferencia de opinión que nos afecta severamente en los niveles emocional y de relación. Algunas personas han aprendido a prevenir los conflictos manejando sus desacuerdos bíblicamente. No es que estas personas sean copias de otras; sino que tienen sus propias opiniones y las comparten. Y responden a los desacuerdos de tal manera que pocas veces llegan a ser conflictos.
El Dolor de la Discordia
Los datos bíblicos, registros históricos y experiencia personal indican que en las relaciones interpersonales los desacuerdos son inevitables. Tu felicidad personal es afectada gracias a la forma en que manejas los desacuerdos que surgen. La Escritura declara que “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!” (Sal. 133:1). Lo opuesto también es verdad; ya que la mayoría de la gente dice que no hay mayor desánimo que el resultante de una discordia familiar sin resolver.
Una amiga mía atravesó un periodo de dolor intenso e incertidumbre con los colores flotantes. Se mantuvo emocionalmente estable cuando casi pierde la vida, cuando su independencia estuvo amenazada, cuando tuvo que padecer la muerte de algunos miembros de la familia y cuando ciertos miembros de la familia estaban teniendo problemas severos; sin embargo, al tener un desacuerdo con su esposo que no puedo superar le invadió una depresión muy profunda. Ese desacuerdo afectó su felicidad personal más que lo anteriormente padecido.
La manera en que respondes a los desacuerdos afectará tu rendimiento en el trabajo. Muchas personas con talentos, con alta escolaridad tropiezan en su carrera debido a su incapacidad de relacionarse con otros. Una conocida mía tuvo 19 trabajos en 19 años. Tomaba un trabajo pensando que iba a ser feliz, pero pronto ella y su patrón u otro empleado veían las cosas de diferente manera. Al poco tiempo se sentía insatisfecha y empezaba a buscar otro trabajo. Al llegar a la edad de 40 años experimentó una depresión severa porque al repasar su vida, se dio cuenta que casi nada había alcanzado. Aunque era una mujer de muchas habilidades, su incapacidad de manejar los conflictos limitó seriamente sus logros ocupacionales.
Saber cómo manejar los conflictos es también un asunto crítico en el servicio cristiano. Cuando conocí a Beto y María González (seudónimos), Beto había sido pastor por 20 años. Pastoreó 6 congregaciones en ese tiempo, y María había experimentado 5 colapsos nerviosos. Me vinieron a ver porque María estaba al borde de otro colapso.
Al recabar datos, me di cuenta que cada colapso de María coincidía con sendos conflictos surgidos en las congregaciones. En la mayoría de los casos un grupo de personas de la iglesia estaba infeliz por algo que el pastor o su esposa o su familia habían hecho. María no sabía cómo responder a estas dificultades. Mientras meditaba en lo que pasaba, se sentía herida, ansiosa, intimidada y frustrada por dentro. Por fuera pretendía que nada estaba mal y trataba de, simplemente, evitar a estas personas que actuaban sin razón y sin apreciación. Gradualmente, la presión interna llegaba a ser tan intensa que se volvía loca.
La manera en que Beto respondía a los conflictos era totalmente diferente. María era una “internalizadora”, una “suprimidora”. Beto era un “confrontador”. Al surgir conflictos, se decidía y explicaba una y otra vez el porqué su posición estaba bien y las otras posiciones estaban mal. Finalmente, la gente hacía una de tres cosas: capitulaban, se confabulaban contra de Beto o salían de la iglesia. Y al final de la controversia, si eran muchas las personas que adoptaban una de las dos últimas formas, los Gonzáles se cambiaban a otra congregación.
La felicidad de Beto y María estaba siendo destruida por su manera inadecuada de manejar los desacuerdos. Además su eficacia para servir a Cristo declinó de manera considerable. Eran personas talentosas, que podrían haber contribuido grandemente a la edificación de otros cristianos. Desgraciadamente su labor como pareja ministerial era deteriorada severamente debido a su manera de manejar los conflictos.
La Bendición de la Paz
Las escrituras declaran que “el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Sant. 3:18). ¿Quieres tener una cosecha de justicia en tu familia? Santiago dice que no debes esperar que esto ocurra en un hogar marcado por riñas y pleitos. Ocurrirá en familias donde los pacificadores están sembrando paz continuamente. Van a tener una cosecha de justicia.
El salmo 133 enfatiza el mismo pensamiento. Compara la unidad en la familia con el aceite de ungir que era vertido sobre Aarón cuando lo apartaron para su ministerio sacerdotal (Ex. 29:7; 30:25). De esa manera fue consagrado para el uso del Señor. El salmista parece estar diciendo que cuando mantenemos la unidad (previniendo o resolviendo conflictos), nosotros como Aarón, somos apartados especialmente para el servicio del Señor. En una atmósfera de paz y unidad, Dios nos bendice y usa de una manera especial.
Otra frase en este salmo expande más el concepto. El salmista compara la paz y la unidad entre hermanos al “rocío de Hermón, Que desciende sobre los montes de Sion; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.” (Sal. 133:3) Entre las lluvias de temprano en la primavera y muy tarde en el verano, poca precipitación cae en Palestina. Para que crezca las plantas, necesita más humedad. Afortunadamente, a menos que ocurre condiciones severas, muchas áreas de Palestina se bendice con rocío pesado. En ningún lugar, sin embargo, era tan pesado como alrededor del Monte Hermón. Como resultado, los campos en este área usualmente producía cosecha abundante.
De manera similar, el salmista indica que la bendición de Dios cae abundantemente sobre la gente (individuos, familias, iglesias) que aman a la unidad. Condiciones de sequía pueden prevalecer todo alrededor de tales personas, y fuerzas de maldad pueden oponerse a la obra de Dios en sus vidas, Pero en sus relaciones adentro y fuera del hogar, la bendición de Dios produce una cosecha de justicia.
Las Tres Fases del Matrimonio
Alguien ha dicho que la mayoría de los matrimonios pasa por tres fases. La fase 1 es el éxtasis o el encantamiento. Este ocurre durante el noviazgo y los primeros días del matrimonio, cuando reina el romance. Todo es maravilloso, y el cónyuge no puede hacer nada mal. Cualesquiera faltas menores o diferencias, cree la pareja, no interferirá con su relación.
La fase 2 es la realidad o el conflicto, la fase donde la pareja reconoce que los dos no siempre ven todo igual. Gradualmente empiezan a reconocer que no se casaron con quien creían que se casaron. Empiezan a ver que la otra persona tiene faltas reales y que tienen diferencias fuertes sobre ciertos asuntos. Poco a poco (o en algunos casos, rápidamente) empiezan los conflictos entre ellos.
De esta fase de realidad o conflicto, las parejas pasan a otra de tres direcciones. Algunas parejas deciden que no pueden manejar sus diferencias y escogen el divorcio. Otras proceden a adoptar un statu quo infeliz, donde sólo co-existen. Un tercer grupo aprende a manejar sus desacuerdos y a prevenir y/o resolver sus conflictos. Como resultado, avanzan a una relación de maduración o crecimiento y desarrollo. Para estas parejas, los desacuerdos matrimoniales o familiares les proveen el ambiente propicio para progresar y entrenarse en la marcha para aplicar los principios bíblicos. Consiguen una cosecha de justicia porque han aprendido la habilidad importante de resolver conflictos.
Pero la pregunta es, ¿cómo lograr ser pacificador(a) en vez de guerrero(a)? ¿Qué es menester hacer para prevenir y resolver los conflictos bíblicamente? Entender el porqué los desacuerdos son inevitables y la razón para que surjan los conflictos es un factor importante. Tener una respuesta clara a la pregunta, “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?” (Sant. 4:1) es el primer paso.
Fuentes de Conflicto
Miembros de la misma familia pueden diferir en personalidad, perspectiva, valores, dones y habilidades, intereses, gustos, disgustos, nivel de educación, inteligencia y adiestramiento. Estas disparidades proveen frecuentemente la ocasión para desacuerdos y malentendidos que pueden producir contención. Así que, el ser diferente es un contribuyente mayor de conflictos familiares.
Por los dones y talentos disimilares que Dios nos ha dado (Rom. 12:4–6), podemos tener un interés más profundo de ciertas cosas que tienen otros miembros de la familia. Es fácil pensar que todos deben ser tan devotos a un asunto particular como somos nosotros. Si no, podemos convertirnos en tratar de forzarlos, y comunicarles que debe ser algo mal con ellos por su falta de entrega.
Estilos de hacer decisiones contrastantes pueden llevar la familia a riñas. Algunas personas hacen las decisiones muy rápidamente, otros muy lentamente. Un grupo estudia rápidamente la situación y llega a una pronta conclusión, para no dilatar. El otro grupo analiza y reanaliza, esperando y cosechando más data antes de decidir, para no actuar precipitadamente. Mientras el primer grupo se desespera con el segundo, el segundo puede sentir presión del primero, y la tensión se convierte en contención.
Estilos de vida diferentes pueden igualmente causar problemas en la casa. Una pareja de 65 años habían estado riñendo por años. Era evidente que eran opuestos en muchas maneras, pero especialmente en el ritmo de sus vidas. A los 65, ella todavía estaba viviendo en el carril rápido. Apurándose dondequiera que fuera, trabajaba de tiempo completo como enfermera y no tenía pensado retirarse. Su esposo no era así y nunca había sido. Era lento, muy, muy lento. Cuando movía, era casi. Parecía que lo único que hacía rápido era cansarse. Desde hace mucho tiempo había jubilado de empleo de tiempo completo.
Cuando salía su esposa en las mañanas, ella pedía que él hiciera ciertas cosas en la casa, y él respondía con un “mmmm”. Al regresar, encontraba ella muchas cosas sin hacer. Cada vez que pasaba, se fastidiaba más. El prometió cambiar, pero nunca a su satisfacción de ella. Al fin, su coraje se intensificó a tal punto que en varias ocasiones ¡hasta sacaba el cuchillo y lo correteaba alrededor de la casa!
La puntualidad es otro área en donde difieren las personas. Para algunas personas, estar a tiempo o antes de tiempo es una prioridad muy alta. Se deben cumplir los horarios a pesar de lo que ocurre. Para otras, la puntualidad no es crucial. Si llegan cerca del tiempo designado o por lo menos antes del final del evento, está bien. La flexibilidad y sensibilidad a las necesidades son más significantes a ellos que la puntualidad.
Aun el asunto de cómo se prepara la comida puede ser un catalizador para discordia familiar. Un médico y su esposa experimentaba desgarro familiar severo. Aunque había desarrollado conflictos acerca de muchas cosas, uno de los más calientes tenía que ver con la preparación de la comida. Por su preocupación con colesterol, el pensaba que ella debía cocinar todo con agua. Ella mantenía que cocinar con el aceite correcta estaba satisfactoria. Además, ella consideraba la cocina como su propio reino, y no le gustaba que él le dijera qué hacer en su reino.
Diferencias de edad, adiestramiento, prioridades, valores o experiencia pueden explicar muchas variaciones de perspectiva entre padres e hijos. Al relacionarse con sus hijos, los padres deben tomar en cuenta las diferencias de edad y experiencia. Deben acordarse de las palabras de Pablo, “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.” (1 Cor. 13:11). Los padres deben recordar que hay una manera infantil de ver las cosas igual que una manera adulta.
Las áreas en los cuales miembros de la familia pueden diferir son casi innumerables. He ilustrado algunos arriba. La lista que sigue cubre algunos de los asuntos más comunes en donde los miembros de la familia pueden tener opiniones diferentes:
1. Los conceptos de matrimonio y relaciones familiares.
2. El papel del esposo y la esposa y sus responsabilidades.
3. Objetivos ocupacionales y profesionales.
4. Límites entre miembros de la familia (compartiendo, privacidad, libertad, individualidad, unidad, etc.) y con gente fuera de la familia.
5. Finanzas.
6. Preferencias en recreación y tiempo libre.
7. Asistencia a la iglesia y envolvimiento, convicciones espirituales.
8. Esperanzas acerca del número de hijos, espaciamiento de hijos, relaciones con los hijos, razones por tener hijos, el entrenamiento y disciplina de los hijos, si los hijos tienen prioridad sobre el cónyuge de uno.
9. Cómo demostrar el afecto y en cuáles maneras.
10. Relaciones sociales, amistades.
11. Asuntos sexuales.
12. Lo que constituye comportamiento apropiado, etiqueta, costumbres.
13. Filosofía de la vida.
14. Relaciones con los padres o los suegros.
15. Valores y metas.
16. Cómo hacer decisiones mayores, y aun a veces menores.
17. Tareas de la casa; lo que constituye una casa limpia, y quien es responsable.
18. La cantidad de tiempo que pasan juntos.
19. Devociones familiares, oraciones, estudio de la Biblia (¿Si? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Cuánto?).
20. La casa: comprar o rentar; manutención y muebles.
Aun en los mejores familias hay diferentes perspectivas. Es un dado. Esperar que ocurre y no desequilibrarse. Reconocer que no todo es asunto de lo correcto o incorrecto, malo o bueno; algunas cosas simplemente son diferentes. Pero aguas, porque las diferencias que no se manejan apropiadamente con facilidad se pueden cambiar un hogar armonioso en una zona de guerra.
Buscando las Raíces de los Conflictos
Pero ¿por qué se conviertan tan fácilmente las perspectivas diferentes en conflictos? Las Escritura declara que tenemos conflictos por nuestros deseos que luchan adentro de nosotros; porque queremos algo que no podemos tener (Sant. 4:1–3). En otras palabras, las diferencias muchas veces se tornan a conflictos porque somos egoístas. Queremos que los miembros de la familia vean las cosas como nosotros las veamos, que creen lo que nosotros creemos, que actúan como queremos que actúan, o que hagan lo que queremos que se haga. Y cuando no cooperan, nos frustramos. Luego, por nuestro egoísmo, respondemos en una variedad de maneras pecaminosas. Puede que tratamos de forzar los miembros de la familia a sumisión por sermonearlos, gritarles, o argüir incansablemente. Tal vez desenfrenamos y los castigamos verbalmente o aun físicamente. O puede ser que usamos maneras más sutiles para presionarlos a someter o lastimarlos por no estar de acuerdo con nosotros. Hacemos pucheros, retiramos, lloramos, o fruncimos el entrecejo, o somos silenciosos, no cooperativos, o pródigos. Porque nuestros deseos se bloquean, nuestros esfuerzos a controlar la situación producen conflictos.
Piensa en sus propias experiencias. Puede que sientes que no recibes suficiente sostén emocional, respeto, aprobación, afirmación, o afecto de otros miembros de la familia. Puede que estás buscando más ayuda física en el hogar y sientes que los demás te toman ventaja. O tal vez quieres algo espiritual, como que estén de acuerdo con tu interpretación de la Escritura, conformidad a tus normas de lo correcto y lo incorrecto, o mejoría en el caminar con el Señor de algún miembro de la familia. ¿Cómo reaccionas cuando los demás no cumplen tus deseos? ¿Y por qué reaccionas de esta manera?
Santiago nos desviste de todo nuestros pretensiones piadosos y llega al raíz de muchos de nuestros conflictos interpersonales. Con gran valentía y claridad, explica que si tus deseos te llevan a conflictos en el hogar, el verdadero problema es tu deseo consumidor de satisfacerte a ti mismo. Santiago dice, en efecto, “Tu peleas y riñas porque eres egoísta. Tienes motivos equivocados. En verdad no tienes cuidado de la gloria de Dios o el bien de los demás. Mayormente tienes cuidado de ti mismo, tu reputación, tu propio placer. Para conseguir lo suyo, aun tratas de manipular a Dios y otros miembros de la familia.” (Sant. 4:1–3)
Conflicto por la Causa de la Justicia
A veces la discordia se levanta por una razón radicalmente diferente. La Escritura nos recuerda que a veces la gente nos van a oponer porque representamos la justicia. “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.” (Mat. 5:10–11).
Los creyentes pueden esperar oposición en la sociedad. Pero Jesús también nos advierte de discordia similar adentro del círculo familiar. “Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa.” (Mat. 10:35–36). En ocasión, la discordia familia se presenta porque alguien (una esposa, un esposo, un padre, o un hijo) representa la justicia y otros se oponen a aquella justicia.
La rectitud de Abel trajo la ira de su hermano Caín (Gen. 4). Asimismo, los hermanos de José lo odiaban (Gen. 37). Y así, aun en el hogar del creyente hay veces que los miembros de la familia se van a perturbar por sus convicciones de él o ella. En ocasiones, aun tú puedes ser el que se perturbe por alguna convicción justo o acción de otro miembro de la familia. Desafortunadamente, en este lado del cielo todos somos capaces de oponer la voluntad de Dios y disgustarnos con aquellos que buscan obedecerlo.
Mi esposa, por ejemplo, puede querer alcanzar una persona con necesidad después del culto dominical. Carol siente que esta persona está herida, y desea ayudar a sostener la carga de aquella persona y dar ánimo. Ella lo ve como una acción de justicia, y ¡tiene razón! Cuando me pregunta si está bien, afuera le asiento, pero internamente no estoy de acuerdo. No estoy pensando en lo que Jesús quiere o lo que necesita la otra persona. Todo lo que pienso yo es que quiero llegar a casa. Tengo hambre. He tenido una semana ocupada. Quiero vestirme en fachas y relajarme.
Cuando al fin llega al carro (después de 15 minutos), le comunico de una manera u otra que me opongo a lo que hizo. ¿Qué pasa aquí? Estamos en conflicto porque Carol quería alcanzar a alguien en el nombre de Jesús, pero yo me irrité por su acción de justicia.
Si, la discordia ocasionalmente se da en la familia porque un miembro se preocupa por la justicia y otros miembros de la familia, por lo menos temporalmente, no están preocupados. Me gustaría pensar que cada vez que he tenido conflicto con otro miembro de la familia, es porque he estado representando a Cristo. Pero en muchas ocasiones, la razón de nuestros conflictos es porque he reaccionado con egoísmo a nuestros diferencias o a la justicia de la otra persona. Demasiados veces, he sido culpable de lo que condena Santiago. He deseado algo y no lo he conseguido. Ah, podría dar todas las razones espirituales en el mundo porque mis deseos eran correctos y por eso justificarme por estar enfadado. Pero la verdad es que estaba sufriendo más por la causa de mi ego que por la justicia.
Y lo que es verdad de mí es muchas veces verdad de los demás. Por la naturaleza de mi ministerio, constantemente estoy involucrado en tratar de ayudar a personas que enfrenten conflictos en sus hogares. Algunas que llegan para consejería están sufriendo verdaderamente por la justicia. Necesitan ánimo, sostén, afirmación, oración, aceptación, y compasión. En otros casos, encuentro que la discordia se asocia con egoísmo, esperanzas no razonables, una actitud pedante, un deseo de controlar, celos, ambición excesiva, insensibilidad, motivos no piadosos, buscar el placer, idolatría de sí mismo (yo-ismo), y una vida orientada a sensaciones.
Estas personas no necesitan ánimo para continuar tales actitudes. Necesitan un llamado bondadoso a arrepentimiento y confesión del pecado. Necesitan que les urgen buscar a Jesucristo para el perdón y el poder de cambiar la orientación de sus vidas. Actitudes y acciones pecaminosas se deben despojar y actitudes y acciones bíblicos (Centradas en Cristo) se deben desarrollar por el poder del Espíritu Santo que mora adentro.
Cómo Prevenir Conflictos Familiares
¿Cómo previenes y resuelves los conflictos familiares? El primer paso es estar consciente que en cualquier relación terrenal muy cercana, los desacuerdos fácilmente se pueden convertir en conflictos. Lo más cercano la relación, lo más potencial hay para contención y discordia. Para prevenir eso de ocurrir en tu familia, reconozca las maneras específicas en lo cual están similares y en cuales están disimilares. No echas tus disparidades debajo del tapete. Sáquelos y discútalos cabalmente.
Luego busca discernir la razón porque estos diferencias tiendan a escalar en conflictos. Sea honesto delante de Dios. Pregúntate: Me molestan tanto estas diferencias y desacuerdos porque soy egoísta? ¿Es porque quiero mi manera y la otra persona no está cooperando con mis demandas? ¿Tengo envidia? ¿Tengo motivos no piadosos? Diagnostica lo que pasa en tu vida y tus relaciones por usar la Escritura como norma. Dondequiera que encuentras tus actitudes, pensamientos, emociones y acciones siendo no-bíblicos, toma la responsabilidad entera de ellos. ¡No buscas echar la culpa a otro o racionalizarte! Al contrario, reconozca tus pecados y mira a Jesús por su perdón. Fija tus ojos en él, y confía en él para ayudarte a responder a tus diferencias y desacuerdos en una manera más piadosa y más constructiva. Por su poder, la discordia familiar se puede cambiar en concordia familiar.
TAREAS PARA ESTUDIO Y APLICACIÓN
Haz las tareas individualmente, y luego comenta tus respuestas con tu cónyuge o tu grupo de estudio.
1. Describe tu reacción(es) usual a los desacuerdos o conflictos. Analiza las actitudes detrás de las reacciones.
2. ¿Que indica la Escritura acerca de la facilidad o dificultad de llevarse bien con otras personas? Sostener tu respuesta con la Escritura.
3. ¿Estás de acuerdo con la declaración de Paul Tournier sobre incompatibilidad emocional? ¿Por qué o porque no? Sostener tu respuesta bíblicamente.
4. ¿Estas de acuerdo que los desacuerdos son inevitables? ¿Por qué son inevitables?
5. Cuando la gente que viven juntos dicen que nunca tienen ningunos desacuerdos o conflictos, ¿qué puede estar ocurriendo?
6. Este capítulo menciona varias razones por que es importante la resolución de conflicto. ¿Cuáles son? Identificar Escritura que lo sostiene. Añadir tus propios perspectivas acerca de por que resolver conflictos es importante. Ilustrar de la Biblia, historia, literatura, o su propia experiencia los efectos debilitantes de conflictos sin resolución.
7. Identificar y describir varios desacuerdos y conflictos que has tenido con otros miembros de la familia. Usando la información en este capítulo, analiza las razones por los desacuerdos, y por que llegaron a ser conflictos.
8. Completar la Gráfica de Inventario de Personalidad (vea abajo). Evaluar cada miembro de su familia inmediata. ¿Con cuál miembro de la familia tienes más similitud? ¿Menos similitud? ¿Con cuál miembro de la familia encuentras más fácil llevarse bien? ´¿Más difícil? Notar cómo sus similitudes y disimilitudes han afectado sus relaciones personales y familiares.
9. Llenar la Forma de Análisis de Conflicto (después de la Gráfica de Inventario de Personalidad). Notar con cuales miembros de la familia tienes tendencia de tener más desacuerdos. ¿Por qué crees que es así? ¿Cómo ten ha afectado estos desacuerdos tu relación con estas personas? ¿Cómo han afectado a toda la familia tus desacuerdos?
GRÁFICA DE INVENTARIO DE PERSONALIDAD
En una escala de 0–4, califícate a ti mismo y a cada miembro de tu familia en las siguientes cualidades. Cuatro es el más alto, y 0 el más bajo. Por ejemplo, en el número 1, si eres muy paciente, califícate con un 4. Si no tienes nada de paciencia, date un 0. Si estás en medio, califícate de 1 al 3. (H. = hijo). Haz un círculo en cualquier área donde tu y tus miembros de la familia difieren en más de un punto. Discutir cómo las diferencias o similaridades afectan tus relaciones familiares.
CUALIDADES:CALIFICACIONES: Tu/ cónyuge/ H.1/H.2/H.3/H.4
1. Paciente
2. Aceptar a otros
3. Terco
4. Fácil de fastidiar
5. Lleno de resentimiento
6. Perdonador
7. Dominador
8. Ego-céntrico
9. Bondadoso
10. Mandón
11. Buen escuchador
12. Razonable
13. Considerado, piensa en los demás
14. Ensimismado
15. Deprimente
16. Abierto
17. Expresivo
18. Práctico
19. Eficiente
20. Limpio, organizado
21. Extravagante
22. Responsable
23. Afectivo
24. Atlético
25. Ambicioso
26. Tiene una voz placentero
27. Musicalidad
28. De buen vestir
29. Olvidadizo
30. Perezoso
31. Extrovertido
32. Impulsivo
33. Artístico
34. Calmado
35. Convencional
36. Le gusta la naturaleza, acampar, etc.
37. Gastalón
38. Iniciador
39. Seguro, confiado
40. Generoso
41. Agresivo
42. Puntual
43. Flexible
44. Aventado
45. Decisivo
46. Sentimental
47. Dilatador
FORMA DE ANÁLISIS DE CONFLICTOS
Abajo indica la medida aproximada de acuerdo o desacuerdo entre tu y otros miembros de tu familia en cada detalle de la lista. Usa esta escala (H =hijo):
1= Siempre están de acuerdo
2= Frecuentemente de acuerdo
3= A veces en desacuerdo
4= Frecuentemente en desacuerdo
5= Casi siempre en desacuerdo
6= Siempre en desacuerdo
7= No aplica
Después de completar la calificación, haz un círculo en los números de los detalles que proveen la potencial más alto de conflicto.
Tu: y Cónyuges/ y H.1/ y H.2/ y H.3/ y H.4
1. Uso de Dinero
2. Asuntos recreacionales
3. Asuntos espirituales
4. Amistades (Vida social)
5. Demostraciones de afecto
6. Comportamiento correcto o apropiado
7. Filosofía de la vida, metas
8. Tiempo que pasan juntos
9. Hacer decisiones mayores
10. Actividades de tiempo libre
11. Decisiones de carrera
12. Orar y Estudiar la Biblia juntos
13. Donde vivir
14. Tipo de casa para vivir
15. Maneras de tratar a abuelos, padres, y suegros
16. El uso de alcohol o drogas
17. Como resolver desacuerdos
18. Asuntos sexuales
19. Asuntos de vida familiar: entrenamiento y disciplina, diversiones, etc.
20. Asistencia a la iglesia y involucramiento
21. Expectativas matrimoniales y familiares
22. Asuntos ocupacionales, escolásticos, y profesionales
23. Tareas y responsabilidades en familia
24. Papeles del Esposo/de la Esposa y sus responsabilidades
En una escala de 0–10 (0=más bajo; 10= más alto) indica tu nivel de satisfacción en general con su relación ahora con cada miembro de la familia.
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: MBytes | Idioma: Spanish | Categoría: Capacitación Ministerial
POR QUÉ PELEAN LAS FAMILIAS
¿Por qué escribió Pablo a los cristianos romanos: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.” (Rom. 12:18)? Porque sabía que tenían conflictos interpersonales. Otras referencias en la epístola apuntan a lo mismo. “Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.” (Rom. 14:19). “Recibid al débil en la fe, pero no para contender sobre opiniones.” (Rom. 14:1). Pablo estaba diciendo, “Hermanos, yo sé que ustedes tienen conflictos y diferencias de opiniones pero no dejen que sus diferencias abran una brecha entre ustedes.”
Este tema es recurrente en la primera carta de Pablo a los corintios. Después de una introducción breve, el primer asunto que aborda Pablo es el problema de los conflictos y divisiones: “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.” (1 Cor. 1:10). Vemos la razón para esta petición en el siguiente versículo: “Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.” (1 Cor. 1:11). Las relaciones entre los miembros de la iglesia habían llegado a ser demasiado tirantes. Estaban echando a perder su testimonio frente a todo mundo. Estas personas necesitaban, con desesperación, ayuda para aprender a resolver sus conflictos.
Otras cartas del Nuevo Testamento contienen peticiones similares e indican que el tema “solución de conflictos” es de inmensa relevancia. Pablo escribe a los gálatas: “Pero si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.” (Gal. 5:15). Santiago declara a los creyentes esparcidos entre las naciones: “Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz. ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.”(Sant. 3:18–4:2) El punto de vista de Santiago no es sólo académico; ya que los conflictos eran muy comunes entre la gente a quien Santiago escribió.
Desafortunadamente la situación es casi igual hoy en día; todavía vemos a cristianos morderse y consumirse unos a otros en el hogar y en la iglesia cuando luchan y riñen continuamente. En muchas familias, aun las cristianas, la discordia es algo normal.
¿Qué de ti y tu familia? ¿Batallas algunas veces con otros miembros de tu familia? ¿Has contendido con tu patrón, tus compañeros de trabajo, tus vecinos, tus compañeros en la iglesia? Estoy seguro de que no hay nadie que esté leyendo este libro que nunca haya tenido un conflicto con alguien. Algunos tienen más que otros. Si somos honestos admitiremos que sí hemos tenido conflictos con otros, incluso con los miembros de nuestra familia.
Los Desacuerdos Son Inevitables
Ocasionalmente me dice la gente: “Tenemos diferencias en casi todo. No podemos ponernos de acuerdo. Ciertamente, eso es prueba de que nuestro matrimonio no era la voluntad de Dios.” Mi respuesta es: “Adán y Eva fueron hechos uno para el otro, la pareja perfecta, especialmente por Dios. Aun así se decepcionaron uno del otro. Adán culpó a Eva por haberle dado a comer la fruta prohibida. Eva echó la culpa a la serpiente. Inclusive culparon a Dios.
Rebeca e Isaac fueron juntados especialmente por Dios. Dios guió al siervo de Abraham hasta Rebeca para que sea la esposa de Isaac (Gen. 24). Pero el libro de Génesis revela que ellos también tenían sus desacuerdos. Esto no significaba que Dios se hubiera equivocado. Sólo que necesitaban aprender a congeniar.
Al contrario de los pensamientos de muchos, la diferencia entre un hogar feliz y uno infeliz no es la presencia o ausencia de diferentes puntos de vista. La diferencia básica es que en el primer hogar la gente enfrenta y resuelve sus conflictos, mientras que en el otro no saben cómo hacerlo. Un consejero explica:
“Vamos a reaccionar ante la idea tonta de que la casualidad lleva a los hombres a imaginar que podremos casarnos con una esposa que es una perla, de la misma forma que uno puede ganar la lotería. Además, sería muy difícil estar casado con una perla si crees que no estás a la misma altura que ella. Lo que realmente cuenta es que los dos trabajen juntos para conseguir la felicidad matrimonial. Es una meta por lograr, no un privilegio concedido no más porque sí… La “incompatibilidad emocional” es un mito inventado por abogados faltos de argumentos para pedir divorcios; también es una excusa común que usa la gente para esconder sus propias faltas. Simplemente no creo que existen las incompatibilidades emocionales. Hay malentendidos y fracasos que, sin embargo, pueden ser corregidos cuando y donde hay voluntad para hacerlo”.
Aquí Paul Tournier expone verdadera y bíblicamente varias verdades sobre la felicidad matrimonial y familiar. Los miembros de la familia van a tener algunas luchas para entenderse. Es parte del proceso. Aunque la felicidad familiar no llega de manera automática pero puede ser alcanzada por medio del trabajo duro.
“Nunca Hemos Tenido un Conflicto”
Algunos aseguran y están de acuerdo con esta declaración, diciendo, “Nunca hemos tenido conflictos en nuestro matrimonio o familia.” Tal aseveración sugiere una de dos posibilidades:
1) Tienen desacuerdos pero temen decírselo uno al otro. Recuerdo un caso relacionado con este tema. Una pareja, por cierto ya grande, vino en busca de consejo porque la esposa estaba experimentando una depresión profunda. Ya no quería vivir; muchas veces sólo se sentaba a llorar.
Decidí explorar su relación matrimonial. Cuando le pedí que me dijera algo de su matrimonio, ella veía a su esposo y respondió, “Mi esposo y yo nunca hemos tenido un conflicto.” Su esposo asintió con la cabeza.
“¿Quieres decir que han estado casados por 45 años, y nunca has tenido una diferencia de opinión con tu esposo? ¿Han estado de acuerdo, absolutamente, en todo?”
“Pues, he tenido diferencias con él, pero nunca hemos peleado.”
“¿Cómo explicas esto?”
Ella dio un vistazo avergonzado a su esposo otra vez y dijo con mansedumbre, “No tenemos pleitos porque guardo mis opiniones para mí misma. Muy al principio de nuestro matrimonio, cuando mostré mi desacuerdo con él sobre algo, él dijo, “¡No peleemos! No me gusta pelear.” Así que, aprendí que nos llevamos mejor si me guardo mis ideas para mí.”
Aunque esta mujer aseguraba que nunca había tenido un conflicto con su esposo, en realidad nunca habían tenido un conflicto externo. Y es que ella había suprimido sus ideas para mantener la paz en la familia. Por 45 años había vivido una tormenta silenciosa. Aunque tenía inteligencia para juzgar independientemente y sacar conclusiones diferentes, no sentía la libertad de compartir sus pensamientos con su esposo. Su supuesta falta de discordia en su matrimonio era más mito que realidad.
2) La otra posibilidad es que cuando la gente dice que nunca ha tenido conflictos, si puede ser cierto. Puede ser que tengan desacuerdos pero los resuelven antes de que sean conflictos. Un desacuerdo es una diferencia de opinión, principalmente en el nivel cognitivo, intelectual. Un conflicto es una diferencia de opinión que nos afecta severamente en los niveles emocional y de relación. Algunas personas han aprendido a prevenir los conflictos manejando sus desacuerdos bíblicamente. No es que estas personas sean copias de otras; sino que tienen sus propias opiniones y las comparten. Y responden a los desacuerdos de tal manera que pocas veces llegan a ser conflictos.
El Dolor de la Discordia
Los datos bíblicos, registros históricos y experiencia personal indican que en las relaciones interpersonales los desacuerdos son inevitables. Tu felicidad personal es afectada gracias a la forma en que manejas los desacuerdos que surgen. La Escritura declara que “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es Habitar los hermanos juntos en armonía!” (Sal. 133:1). Lo opuesto también es verdad; ya que la mayoría de la gente dice que no hay mayor desánimo que el resultante de una discordia familiar sin resolver.
Una amiga mía atravesó un periodo de dolor intenso e incertidumbre con los colores flotantes. Se mantuvo emocionalmente estable cuando casi pierde la vida, cuando su independencia estuvo amenazada, cuando tuvo que padecer la muerte de algunos miembros de la familia y cuando ciertos miembros de la familia estaban teniendo problemas severos; sin embargo, al tener un desacuerdo con su esposo que no puedo superar le invadió una depresión muy profunda. Ese desacuerdo afectó su felicidad personal más que lo anteriormente padecido.
La manera en que respondes a los desacuerdos afectará tu rendimiento en el trabajo. Muchas personas con talentos, con alta escolaridad tropiezan en su carrera debido a su incapacidad de relacionarse con otros. Una conocida mía tuvo 19 trabajos en 19 años. Tomaba un trabajo pensando que iba a ser feliz, pero pronto ella y su patrón u otro empleado veían las cosas de diferente manera. Al poco tiempo se sentía insatisfecha y empezaba a buscar otro trabajo. Al llegar a la edad de 40 años experimentó una depresión severa porque al repasar su vida, se dio cuenta que casi nada había alcanzado. Aunque era una mujer de muchas habilidades, su incapacidad de manejar los conflictos limitó seriamente sus logros ocupacionales.
Saber cómo manejar los conflictos es también un asunto crítico en el servicio cristiano. Cuando conocí a Beto y María González (seudónimos), Beto había sido pastor por 20 años. Pastoreó 6 congregaciones en ese tiempo, y María había experimentado 5 colapsos nerviosos. Me vinieron a ver porque María estaba al borde de otro colapso.
Al recabar datos, me di cuenta que cada colapso de María coincidía con sendos conflictos surgidos en las congregaciones. En la mayoría de los casos un grupo de personas de la iglesia estaba infeliz por algo que el pastor o su esposa o su familia habían hecho. María no sabía cómo responder a estas dificultades. Mientras meditaba en lo que pasaba, se sentía herida, ansiosa, intimidada y frustrada por dentro. Por fuera pretendía que nada estaba mal y trataba de, simplemente, evitar a estas personas que actuaban sin razón y sin apreciación. Gradualmente, la presión interna llegaba a ser tan intensa que se volvía loca.
La manera en que Beto respondía a los conflictos era totalmente diferente. María era una “internalizadora”, una “suprimidora”. Beto era un “confrontador”. Al surgir conflictos, se decidía y explicaba una y otra vez el porqué su posición estaba bien y las otras posiciones estaban mal. Finalmente, la gente hacía una de tres cosas: capitulaban, se confabulaban contra de Beto o salían de la iglesia. Y al final de la controversia, si eran muchas las personas que adoptaban una de las dos últimas formas, los Gonzáles se cambiaban a otra congregación.
La felicidad de Beto y María estaba siendo destruida por su manera inadecuada de manejar los desacuerdos. Además su eficacia para servir a Cristo declinó de manera considerable. Eran personas talentosas, que podrían haber contribuido grandemente a la edificación de otros cristianos. Desgraciadamente su labor como pareja ministerial era deteriorada severamente debido a su manera de manejar los conflictos.
La Bendición de la Paz
Las escrituras declaran que “el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (Sant. 3:18). ¿Quieres tener una cosecha de justicia en tu familia? Santiago dice que no debes esperar que esto ocurra en un hogar marcado por riñas y pleitos. Ocurrirá en familias donde los pacificadores están sembrando paz continuamente. Van a tener una cosecha de justicia.
El salmo 133 enfatiza el mismo pensamiento. Compara la unidad en la familia con el aceite de ungir que era vertido sobre Aarón cuando lo apartaron para su ministerio sacerdotal (Ex. 29:7; 30:25). De esa manera fue consagrado para el uso del Señor. El salmista parece estar diciendo que cuando mantenemos la unidad (previniendo o resolviendo conflictos), nosotros como Aarón, somos apartados especialmente para el servicio del Señor. En una atmósfera de paz y unidad, Dios nos bendice y usa de una manera especial.
Otra frase en este salmo expande más el concepto. El salmista compara la paz y la unidad entre hermanos al “rocío de Hermón, Que desciende sobre los montes de Sion; Porque allí envía Jehová bendición, Y vida eterna.” (Sal. 133:3) Entre las lluvias de temprano en la primavera y muy tarde en el verano, poca precipitación cae en Palestina. Para que crezca las plantas, necesita más humedad. Afortunadamente, a menos que ocurre condiciones severas, muchas áreas de Palestina se bendice con rocío pesado. En ningún lugar, sin embargo, era tan pesado como alrededor del Monte Hermón. Como resultado, los campos en este área usualmente producía cosecha abundante.
De manera similar, el salmista indica que la bendición de Dios cae abundantemente sobre la gente (individuos, familias, iglesias) que aman a la unidad. Condiciones de sequía pueden prevalecer todo alrededor de tales personas, y fuerzas de maldad pueden oponerse a la obra de Dios en sus vidas, Pero en sus relaciones adentro y fuera del hogar, la bendición de Dios produce una cosecha de justicia.
Las Tres Fases del Matrimonio
Alguien ha dicho que la mayoría de los matrimonios pasa por tres fases. La fase 1 es el éxtasis o el encantamiento. Este ocurre durante el noviazgo y los primeros días del matrimonio, cuando reina el romance. Todo es maravilloso, y el cónyuge no puede hacer nada mal. Cualesquiera faltas menores o diferencias, cree la pareja, no interferirá con su relación.
La fase 2 es la realidad o el conflicto, la fase donde la pareja reconoce que los dos no siempre ven todo igual. Gradualmente empiezan a reconocer que no se casaron con quien creían que se casaron. Empiezan a ver que la otra persona tiene faltas reales y que tienen diferencias fuertes sobre ciertos asuntos. Poco a poco (o en algunos casos, rápidamente) empiezan los conflictos entre ellos.
De esta fase de realidad o conflicto, las parejas pasan a otra de tres direcciones. Algunas parejas deciden que no pueden manejar sus diferencias y escogen el divorcio. Otras proceden a adoptar un statu quo infeliz, donde sólo co-existen. Un tercer grupo aprende a manejar sus desacuerdos y a prevenir y/o resolver sus conflictos. Como resultado, avanzan a una relación de maduración o crecimiento y desarrollo. Para estas parejas, los desacuerdos matrimoniales o familiares les proveen el ambiente propicio para progresar y entrenarse en la marcha para aplicar los principios bíblicos. Consiguen una cosecha de justicia porque han aprendido la habilidad importante de resolver conflictos.
Pero la pregunta es, ¿cómo lograr ser pacificador(a) en vez de guerrero(a)? ¿Qué es menester hacer para prevenir y resolver los conflictos bíblicamente? Entender el porqué los desacuerdos son inevitables y la razón para que surjan los conflictos es un factor importante. Tener una respuesta clara a la pregunta, “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?” (Sant. 4:1) es el primer paso.
Fuentes de Conflicto
Miembros de la misma familia pueden diferir en personalidad, perspectiva, valores, dones y habilidades, intereses, gustos, disgustos, nivel de educación, inteligencia y adiestramiento. Estas disparidades proveen frecuentemente la ocasión para desacuerdos y malentendidos que pueden producir contención. Así que, el ser diferente es un contribuyente mayor de conflictos familiares.
Por los dones y talentos disimilares que Dios nos ha dado (Rom. 12:4–6), podemos tener un interés más profundo de ciertas cosas que tienen otros miembros de la familia. Es fácil pensar que todos deben ser tan devotos a un asunto particular como somos nosotros. Si no, podemos convertirnos en tratar de forzarlos, y comunicarles que debe ser algo mal con ellos por su falta de entrega.
Estilos de hacer decisiones contrastantes pueden llevar la familia a riñas. Algunas personas hacen las decisiones muy rápidamente, otros muy lentamente. Un grupo estudia rápidamente la situación y llega a una pronta conclusión, para no dilatar. El otro grupo analiza y reanaliza, esperando y cosechando más data antes de decidir, para no actuar precipitadamente. Mientras el primer grupo se desespera con el segundo, el segundo puede sentir presión del primero, y la tensión se convierte en contención.
Estilos de vida diferentes pueden igualmente causar problemas en la casa. Una pareja de 65 años habían estado riñendo por años. Era evidente que eran opuestos en muchas maneras, pero especialmente en el ritmo de sus vidas. A los 65, ella todavía estaba viviendo en el carril rápido. Apurándose dondequiera que fuera, trabajaba de tiempo completo como enfermera y no tenía pensado retirarse. Su esposo no era así y nunca había sido. Era lento, muy, muy lento. Cuando movía, era casi. Parecía que lo único que hacía rápido era cansarse. Desde hace mucho tiempo había jubilado de empleo de tiempo completo.
Cuando salía su esposa en las mañanas, ella pedía que él hiciera ciertas cosas en la casa, y él respondía con un “mmmm”. Al regresar, encontraba ella muchas cosas sin hacer. Cada vez que pasaba, se fastidiaba más. El prometió cambiar, pero nunca a su satisfacción de ella. Al fin, su coraje se intensificó a tal punto que en varias ocasiones ¡hasta sacaba el cuchillo y lo correteaba alrededor de la casa!
La puntualidad es otro área en donde difieren las personas. Para algunas personas, estar a tiempo o antes de tiempo es una prioridad muy alta. Se deben cumplir los horarios a pesar de lo que ocurre. Para otras, la puntualidad no es crucial. Si llegan cerca del tiempo designado o por lo menos antes del final del evento, está bien. La flexibilidad y sensibilidad a las necesidades son más significantes a ellos que la puntualidad.
Aun el asunto de cómo se prepara la comida puede ser un catalizador para discordia familiar. Un médico y su esposa experimentaba desgarro familiar severo. Aunque había desarrollado conflictos acerca de muchas cosas, uno de los más calientes tenía que ver con la preparación de la comida. Por su preocupación con colesterol, el pensaba que ella debía cocinar todo con agua. Ella mantenía que cocinar con el aceite correcta estaba satisfactoria. Además, ella consideraba la cocina como su propio reino, y no le gustaba que él le dijera qué hacer en su reino.
Diferencias de edad, adiestramiento, prioridades, valores o experiencia pueden explicar muchas variaciones de perspectiva entre padres e hijos. Al relacionarse con sus hijos, los padres deben tomar en cuenta las diferencias de edad y experiencia. Deben acordarse de las palabras de Pablo, “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.” (1 Cor. 13:11). Los padres deben recordar que hay una manera infantil de ver las cosas igual que una manera adulta.
Las áreas en los cuales miembros de la familia pueden diferir son casi innumerables. He ilustrado algunos arriba. La lista que sigue cubre algunos de los asuntos más comunes en donde los miembros de la familia pueden tener opiniones diferentes:
1. Los conceptos de matrimonio y relaciones familiares.
2. El papel del esposo y la esposa y sus responsabilidades.
3. Objetivos ocupacionales y profesionales.
4. Límites entre miembros de la familia (compartiendo, privacidad, libertad, individualidad, unidad, etc.) y con gente fuera de la familia.
5. Finanzas.
6. Preferencias en recreación y tiempo libre.
7. Asistencia a la iglesia y envolvimiento, convicciones espirituales.
8. Esperanzas acerca del número de hijos, espaciamiento de hijos, relaciones con los hijos, razones por tener hijos, el entrenamiento y disciplina de los hijos, si los hijos tienen prioridad sobre el cónyuge de uno.
9. Cómo demostrar el afecto y en cuáles maneras.
10. Relaciones sociales, amistades.
11. Asuntos sexuales.
12. Lo que constituye comportamiento apropiado, etiqueta, costumbres.
13. Filosofía de la vida.
14. Relaciones con los padres o los suegros.
15. Valores y metas.
16. Cómo hacer decisiones mayores, y aun a veces menores.
17. Tareas de la casa; lo que constituye una casa limpia, y quien es responsable.
18. La cantidad de tiempo que pasan juntos.
19. Devociones familiares, oraciones, estudio de la Biblia (¿Si? ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Cuánto?).
20. La casa: comprar o rentar; manutención y muebles.
Aun en los mejores familias hay diferentes perspectivas. Es un dado. Esperar que ocurre y no desequilibrarse. Reconocer que no todo es asunto de lo correcto o incorrecto, malo o bueno; algunas cosas simplemente son diferentes. Pero aguas, porque las diferencias que no se manejan apropiadamente con facilidad se pueden cambiar un hogar armonioso en una zona de guerra.
Buscando las Raíces de los Conflictos
Pero ¿por qué se conviertan tan fácilmente las perspectivas diferentes en conflictos? Las Escritura declara que tenemos conflictos por nuestros deseos que luchan adentro de nosotros; porque queremos algo que no podemos tener (Sant. 4:1–3). En otras palabras, las diferencias muchas veces se tornan a conflictos porque somos egoístas. Queremos que los miembros de la familia vean las cosas como nosotros las veamos, que creen lo que nosotros creemos, que actúan como queremos que actúan, o que hagan lo que queremos que se haga. Y cuando no cooperan, nos frustramos. Luego, por nuestro egoísmo, respondemos en una variedad de maneras pecaminosas. Puede que tratamos de forzar los miembros de la familia a sumisión por sermonearlos, gritarles, o argüir incansablemente. Tal vez desenfrenamos y los castigamos verbalmente o aun físicamente. O puede ser que usamos maneras más sutiles para presionarlos a someter o lastimarlos por no estar de acuerdo con nosotros. Hacemos pucheros, retiramos, lloramos, o fruncimos el entrecejo, o somos silenciosos, no cooperativos, o pródigos. Porque nuestros deseos se bloquean, nuestros esfuerzos a controlar la situación producen conflictos.
Piensa en sus propias experiencias. Puede que sientes que no recibes suficiente sostén emocional, respeto, aprobación, afirmación, o afecto de otros miembros de la familia. Puede que estás buscando más ayuda física en el hogar y sientes que los demás te toman ventaja. O tal vez quieres algo espiritual, como que estén de acuerdo con tu interpretación de la Escritura, conformidad a tus normas de lo correcto y lo incorrecto, o mejoría en el caminar con el Señor de algún miembro de la familia. ¿Cómo reaccionas cuando los demás no cumplen tus deseos? ¿Y por qué reaccionas de esta manera?
Santiago nos desviste de todo nuestros pretensiones piadosos y llega al raíz de muchos de nuestros conflictos interpersonales. Con gran valentía y claridad, explica que si tus deseos te llevan a conflictos en el hogar, el verdadero problema es tu deseo consumidor de satisfacerte a ti mismo. Santiago dice, en efecto, “Tu peleas y riñas porque eres egoísta. Tienes motivos equivocados. En verdad no tienes cuidado de la gloria de Dios o el bien de los demás. Mayormente tienes cuidado de ti mismo, tu reputación, tu propio placer. Para conseguir lo suyo, aun tratas de manipular a Dios y otros miembros de la familia.” (Sant. 4:1–3)
Conflicto por la Causa de la Justicia
A veces la discordia se levanta por una razón radicalmente diferente. La Escritura nos recuerda que a veces la gente nos van a oponer porque representamos la justicia. “Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.” (Mat. 5:10–11).
Los creyentes pueden esperar oposición en la sociedad. Pero Jesús también nos advierte de discordia similar adentro del círculo familiar. “Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa.” (Mat. 10:35–36). En ocasión, la discordia familia se presenta porque alguien (una esposa, un esposo, un padre, o un hijo) representa la justicia y otros se oponen a aquella justicia.
La rectitud de Abel trajo la ira de su hermano Caín (Gen. 4). Asimismo, los hermanos de José lo odiaban (Gen. 37). Y así, aun en el hogar del creyente hay veces que los miembros de la familia se van a perturbar por sus convicciones de él o ella. En ocasiones, aun tú puedes ser el que se perturbe por alguna convicción justo o acción de otro miembro de la familia. Desafortunadamente, en este lado del cielo todos somos capaces de oponer la voluntad de Dios y disgustarnos con aquellos que buscan obedecerlo.
Mi esposa, por ejemplo, puede querer alcanzar una persona con necesidad después del culto dominical. Carol siente que esta persona está herida, y desea ayudar a sostener la carga de aquella persona y dar ánimo. Ella lo ve como una acción de justicia, y ¡tiene razón! Cuando me pregunta si está bien, afuera le asiento, pero internamente no estoy de acuerdo. No estoy pensando en lo que Jesús quiere o lo que necesita la otra persona. Todo lo que pienso yo es que quiero llegar a casa. Tengo hambre. He tenido una semana ocupada. Quiero vestirme en fachas y relajarme.
Cuando al fin llega al carro (después de 15 minutos), le comunico de una manera u otra que me opongo a lo que hizo. ¿Qué pasa aquí? Estamos en conflicto porque Carol quería alcanzar a alguien en el nombre de Jesús, pero yo me irrité por su acción de justicia.
Si, la discordia ocasionalmente se da en la familia porque un miembro se preocupa por la justicia y otros miembros de la familia, por lo menos temporalmente, no están preocupados. Me gustaría pensar que cada vez que he tenido conflicto con otro miembro de la familia, es porque he estado representando a Cristo. Pero en muchas ocasiones, la razón de nuestros conflictos es porque he reaccionado con egoísmo a nuestros diferencias o a la justicia de la otra persona. Demasiados veces, he sido culpable de lo que condena Santiago. He deseado algo y no lo he conseguido. Ah, podría dar todas las razones espirituales en el mundo porque mis deseos eran correctos y por eso justificarme por estar enfadado. Pero la verdad es que estaba sufriendo más por la causa de mi ego que por la justicia.
Y lo que es verdad de mí es muchas veces verdad de los demás. Por la naturaleza de mi ministerio, constantemente estoy involucrado en tratar de ayudar a personas que enfrenten conflictos en sus hogares. Algunas que llegan para consejería están sufriendo verdaderamente por la justicia. Necesitan ánimo, sostén, afirmación, oración, aceptación, y compasión. En otros casos, encuentro que la discordia se asocia con egoísmo, esperanzas no razonables, una actitud pedante, un deseo de controlar, celos, ambición excesiva, insensibilidad, motivos no piadosos, buscar el placer, idolatría de sí mismo (yo-ismo), y una vida orientada a sensaciones.
Estas personas no necesitan ánimo para continuar tales actitudes. Necesitan un llamado bondadoso a arrepentimiento y confesión del pecado. Necesitan que les urgen buscar a Jesucristo para el perdón y el poder de cambiar la orientación de sus vidas. Actitudes y acciones pecaminosas se deben despojar y actitudes y acciones bíblicos (Centradas en Cristo) se deben desarrollar por el poder del Espíritu Santo que mora adentro.
Cómo Prevenir Conflictos Familiares
¿Cómo previenes y resuelves los conflictos familiares? El primer paso es estar consciente que en cualquier relación terrenal muy cercana, los desacuerdos fácilmente se pueden convertir en conflictos. Lo más cercano la relación, lo más potencial hay para contención y discordia. Para prevenir eso de ocurrir en tu familia, reconozca las maneras específicas en lo cual están similares y en cuales están disimilares. No echas tus disparidades debajo del tapete. Sáquelos y discútalos cabalmente.
Luego busca discernir la razón porque estos diferencias tiendan a escalar en conflictos. Sea honesto delante de Dios. Pregúntate: Me molestan tanto estas diferencias y desacuerdos porque soy egoísta? ¿Es porque quiero mi manera y la otra persona no está cooperando con mis demandas? ¿Tengo envidia? ¿Tengo motivos no piadosos? Diagnostica lo que pasa en tu vida y tus relaciones por usar la Escritura como norma. Dondequiera que encuentras tus actitudes, pensamientos, emociones y acciones siendo no-bíblicos, toma la responsabilidad entera de ellos. ¡No buscas echar la culpa a otro o racionalizarte! Al contrario, reconozca tus pecados y mira a Jesús por su perdón. Fija tus ojos en él, y confía en él para ayudarte a responder a tus diferencias y desacuerdos en una manera más piadosa y más constructiva. Por su poder, la discordia familiar se puede cambiar en concordia familiar.
TAREAS PARA ESTUDIO Y APLICACIÓN
Haz las tareas individualmente, y luego comenta tus respuestas con tu cónyuge o tu grupo de estudio.
1. Describe tu reacción(es) usual a los desacuerdos o conflictos. Analiza las actitudes detrás de las reacciones.
2. ¿Que indica la Escritura acerca de la facilidad o dificultad de llevarse bien con otras personas? Sostener tu respuesta con la Escritura.
3. ¿Estás de acuerdo con la declaración de Paul Tournier sobre incompatibilidad emocional? ¿Por qué o porque no? Sostener tu respuesta bíblicamente.
4. ¿Estas de acuerdo que los desacuerdos son inevitables? ¿Por qué son inevitables?
5. Cuando la gente que viven juntos dicen que nunca tienen ningunos desacuerdos o conflictos, ¿qué puede estar ocurriendo?
6. Este capítulo menciona varias razones por que es importante la resolución de conflicto. ¿Cuáles son? Identificar Escritura que lo sostiene. Añadir tus propios perspectivas acerca de por que resolver conflictos es importante. Ilustrar de la Biblia, historia, literatura, o su propia experiencia los efectos debilitantes de conflictos sin resolución.
7. Identificar y describir varios desacuerdos y conflictos que has tenido con otros miembros de la familia. Usando la información en este capítulo, analiza las razones por los desacuerdos, y por que llegaron a ser conflictos.
8. Completar la Gráfica de Inventario de Personalidad (vea abajo). Evaluar cada miembro de su familia inmediata. ¿Con cuál miembro de la familia tienes más similitud? ¿Menos similitud? ¿Con cuál miembro de la familia encuentras más fácil llevarse bien? ´¿Más difícil? Notar cómo sus similitudes y disimilitudes han afectado sus relaciones personales y familiares.
9. Llenar la Forma de Análisis de Conflicto (después de la Gráfica de Inventario de Personalidad). Notar con cuales miembros de la familia tienes tendencia de tener más desacuerdos. ¿Por qué crees que es así? ¿Cómo ten ha afectado estos desacuerdos tu relación con estas personas? ¿Cómo han afectado a toda la familia tus desacuerdos?
GRÁFICA DE INVENTARIO DE PERSONALIDAD
En una escala de 0–4, califícate a ti mismo y a cada miembro de tu familia en las siguientes cualidades. Cuatro es el más alto, y 0 el más bajo. Por ejemplo, en el número 1, si eres muy paciente, califícate con un 4. Si no tienes nada de paciencia, date un 0. Si estás en medio, califícate de 1 al 3. (H. = hijo). Haz un círculo en cualquier área donde tu y tus miembros de la familia difieren en más de un punto. Discutir cómo las diferencias o similaridades afectan tus relaciones familiares.
CUALIDADES:CALIFICACIONES: Tu/ cónyuge/ H.1/H.2/H.3/H.4
1. Paciente
2. Aceptar a otros
3. Terco
4. Fácil de fastidiar
5. Lleno de resentimiento
6. Perdonador
7. Dominador
8. Ego-céntrico
9. Bondadoso
10. Mandón
11. Buen escuchador
12. Razonable
13. Considerado, piensa en los demás
14. Ensimismado
15. Deprimente
16. Abierto
17. Expresivo
18. Práctico
19. Eficiente
20. Limpio, organizado
21. Extravagante
22. Responsable
23. Afectivo
24. Atlético
25. Ambicioso
26. Tiene una voz placentero
27. Musicalidad
28. De buen vestir
29. Olvidadizo
30. Perezoso
31. Extrovertido
32. Impulsivo
33. Artístico
34. Calmado
35. Convencional
36. Le gusta la naturaleza, acampar, etc.
37. Gastalón
38. Iniciador
39. Seguro, confiado
40. Generoso
41. Agresivo
42. Puntual
43. Flexible
44. Aventado
45. Decisivo
46. Sentimental
47. Dilatador
FORMA DE ANÁLISIS DE CONFLICTOS
Abajo indica la medida aproximada de acuerdo o desacuerdo entre tu y otros miembros de tu familia en cada detalle de la lista. Usa esta escala (H =hijo):
1= Siempre están de acuerdo
2= Frecuentemente de acuerdo
3= A veces en desacuerdo
4= Frecuentemente en desacuerdo
5= Casi siempre en desacuerdo
6= Siempre en desacuerdo
7= No aplica
Después de completar la calificación, haz un círculo en los números de los detalles que proveen la potencial más alto de conflicto.
Tu: y Cónyuges/ y H.1/ y H.2/ y H.3/ y H.4
1. Uso de Dinero
2. Asuntos recreacionales
3. Asuntos espirituales
4. Amistades (Vida social)
5. Demostraciones de afecto
6. Comportamiento correcto o apropiado
7. Filosofía de la vida, metas
8. Tiempo que pasan juntos
9. Hacer decisiones mayores
10. Actividades de tiempo libre
11. Decisiones de carrera
12. Orar y Estudiar la Biblia juntos
13. Donde vivir
14. Tipo de casa para vivir
15. Maneras de tratar a abuelos, padres, y suegros
16. El uso de alcohol o drogas
17. Como resolver desacuerdos
18. Asuntos sexuales
19. Asuntos de vida familiar: entrenamiento y disciplina, diversiones, etc.
20. Asistencia a la iglesia y involucramiento
21. Expectativas matrimoniales y familiares
22. Asuntos ocupacionales, escolásticos, y profesionales
23. Tareas y responsabilidades en familia
24. Papeles del Esposo/de la Esposa y sus responsabilidades
En una escala de 0–10 (0=más bajo; 10= más alto) indica tu nivel de satisfacción en general con su relación ahora con cada miembro de la familia.
Aporte:
Castillo Fuerte
en
4:16:00
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