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viernes, 25 de octubre de 2019

¿Puede un hombre divorciarse de su esposa por cualquier razón?

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6

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El divorcio

Mateo 19

3 Algunos de los fariseos llegaron para tenderle una trampa. Entonces le preguntaron: 

—¿Puede un hombre divorciarse de su esposa por cualquier razón? 

4 Jesús les respondió: 

—¿No recuerdan lo que dice la Biblia? En ella está escrito que, desde el principio, Dios hizo al hombre y a la mujer para que vivieran juntos. 5 Por eso Dios dijo: “El hombre tiene que dejar a su padre y a su madre, para casarse y vivir con su esposa. Los dos vivirán como si fueran una sola persona.” 6 De esta manera, los que se casan ya no viven como dos personas separadas, sino como si fueran una sola. Por tanto, si Dios ha unido a un hombre y a una mujer, nadie debe separarlos. 

7 Los fariseos le preguntaron: 

—Entonces, ¿por qué Moisés nos dejó una ley, que dice que el hombre puede separarse de su esposa dándole un certificado de divorcio? 

8 Jesús les respondió: 

—Moisés les permitió divorciarse porque ustedes son muy tercos y no quieren obedecer a Dios. Pero Dios, desde un principio, nunca ha querido que el hombre se separe de su esposa. 9 Y yo les digo que, si su esposa no ha cometido ningún pecado sexual, ustedes no deben divorciarse de ella ni casarse con otra mujer. Porque si lo hacen, serán castigados por ser infieles en el matrimonio. 

10 Los discípulos le dijeron a Jesús: 

—Si eso pasa entre el esposo y la esposa, lo mejor sería no casarse. 

11 Jesús les contestó: 

—Esta enseñanza sólo la entienden las personas a quienes Dios les da como regalo el no casarse. 12 Es cierto que algunos no pueden casarse porque, desde antes de nacer, tienen algo que se lo impide. Otros no pueden casarse porque alguien les ha dañado el cuerpo. Pero también hay personas que no se casan, para dedicarse a trabajar solamente para el reino de Dios. Por eso, esta enseñanza es sólo para quienes decidan vivir así. 
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Aquí tenemos la norma de Cristo en cuanto al divorcio, declarada, como otras disposiciones suyas, con ocasión de una disputa con los fariseos.

I. El caso que le proponen los fariseos: 
¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? (v. 3). Con esta pregunta, querían ponerle a prueba, no recibir instrucción de Él. Si se manifestaba en contra del divorcio, se aprovecharían de ello para soliviantar contra Él a la gente, pues verían en Él a un rabí demasiado estricto, que quería menoscabarles las libertades de que disfrutaban; además, le tendrían por enemigo de la ley de Moisés, que les había concedido esta libertad. Si decía que era lícito, podían alegar que su doctrina carecía de la perfecta pureza que había de esperarse de labios del Mesías, pues, aunque los divorcios eran tolerados, los grupos más puritanos los consideraban como de mala reputación. La pregunta era acerca de la licitud del divorcio por cualquier causa, conforme interpretaba la escuela de Hillel la frase «cosa vergonzosa» (lit. asunto de desnudez) de Deuteronomio 24:1, en contra de la escuela de Shammay, que la limitaba al adulterio. La escuela de Hillel había ganado mucha popularidad, por la sencilla razón de que los hombres somos inclinados a interpretar la Palabra de Dios del modo que más nos conviene. Esto ocurre con todo sistema teológico preconcebido, por muy «fundamentalista» que parezca. Se construye, o se sigue, un sistema, y luego se rellena con textos sacados del contexto general de la Biblia, por mucho que haya de estrecharse la Palabra de Dios en este lecho de Procusto. No cabe otra Teología Sistemática que la sacada del estudio, minucioso y sin prejuicios, de toda la Biblia, como un cuerpo doctrinal en que las piezas se encajan y conjuntan de dentro a fuera, no viceversa.

II. Respuesta de Cristo a esta pregunta. Aunque le habían hecho una pregunta muy restringida, y para tentarle, Cristo da sobre el tema una instrucción completa, enseña la indisolubilidad del matrimonio, y apela a su institución divina. La enseñanza de Cristo recalca tres aspectos:

1. La creación del hombre completo, dividido en varón y hembra, para que así fuese imagen de Dios (Gn. 1:27) en quien se hallan infinitamente equilibrados los dos polos predominantes en la masculinidad y femineidad respectivamente: cabeza y corazón, pensamiento y sentimiento, deducción e intuición: ¿No habéis leído que el que los creó al principio, varón y hembra los hizo? (v. 4). Dios creó un hombre y le dio una mujer; y formó (lit. construyó; Gn. 2:22) una mujer para aquel hombre único. De modo que Adán no podía divorciarse de Eva y tomar otra mujer, porque no había otra; y lo mismo hemos de decir de Eva respecto a Adán. Para mejor indicar esto, Dios había formado a Eva de una costilla de Adán, de modo que repudiarla equivalía a desunirse de una parte de sí mismo, salida de junto al corazón.

2. La ley fundamental del matrimonio, que es: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer (v. 5). El vínculo que une al hombre con su mujer es más fuerte que el que le une con sus padres; ahora bien si la relación filial no debe ser violada, mucho menos puede serlo la relación conyugal. ¿Puede un hijo abandonar a sus padres o un padre a sus hijos? ¡No!; sólo tiene que poner por encima de esta relación el seguimiento de Cristo (10:37).

3. La naturaleza del contrato matrimonial: Y los dos vendrán a ser una sola carne (v. 6); es decir, como una sola persona (v. Ef. 5:28 y ss.). Los hijos son como prolongación de los padres, pero la esposa es parte del varón. Al ser la unión conyugal más fuerte que la de los hijos con los padres, es equivalente a la de un miembro con otro en el mismo cuerpo natural. De aquí infiere el Señor: Por tanto, lo que Dios juntó (lit. unció con un mismo yugo), no lo separe el hombre (v. 6b). Dios mismo instituyó la relación entre marido y mujer. Y, aunque el matrimonio no sea institución exclusiva de la Iglesia, sino que incluye a todo el mundo, adquiere un carácter peculiar entre los creyentes y debe ser llevado de una manera santa y santificado por la Palabra de Dios y la oración (v. 1 P. 3:1–7). El andar continuamente en la presencia de Dios ejercerá eficaz influencia en el cumplimiento de los deberes conyugales y, en consecuencia, sobre la misma relación conyugal. Si la unión ha sido hecha por Dios, no va a deshacerse por obra del hombre.

III. Objeción de los fariseos contra esta enseñanza: Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? (v. 7). Cristo había citado la Escritura para razonar contra el divorcio; ellos apelan a la misma Escritura en defensa del divorcio. Las aparentes contradicciones que hay en la Palabra de Dios son piedra de tropiezo para los que la tuercen para su propia perdición (2 P. 3:16).

IV. Contestación de Cristo a esta objeción.

1. Rectifica la torcedura que los fariseos habían introducido en la Ley; la ley no mandaba repudiar a la mujer, sino que sólo lo permitía (en sentido de tolerancia, no de aprobación), y mandaba que, en tal caso, se le diera a la mujer un documento formal. Por tanto, los fariseos estaban torciendo las Escrituras.

2. Da la causa que motivó tal permisión o tolerancia: Por la dureza de vuestro corazón (v. 8). No fue porque tal tolerancia fuese en sí una cosa conveniente, sino porque el corazón de los israelitas se había endurecido contra Dios y contra el prójimo, como lo declaró tantas veces Dios por medio del mismo Moisés. No hay mayor dureza en las relaciones de este mundo que la dureza de corazón de un hombre hacia su propia mujer. Los israelitas se habían hecho famosos por esta dureza y, por eso, se les había permitido el repudio; del mal, el menor. También en esto, el Evangelio de Cristo puede sanar el corazón endurecido que la Ley no podía ablandar, ya que por la Ley es el conocimiento del pecado (Ro. 3:20), pero por la gracia es la conquista del pecado (Ro. 8:2–3, 37).

3. Apela a la institución original del matrimonio: Pero no fue así desde el principio. Las corrupciones que se introducen en todo lo que ha sido instituido por Dios, sólo tienen remedio al recurrir a la forma que en un principio configuró y dio vida a tal institución. Si una copia de algo resulta defectuosa, debe examinarse y corregirse a la luz del original.

4. Declara la norma correcta para el caso primeramente propuesto: Yo os digo (v. 9), es un pronunciamiento de divina autoridad, conforme a lo que ya había dicho en 5:32. En ambos casos, niega Cristo que haya causa alguna para romper el vínculo matrimonial. La aparente excepción parentética, salvo por causa de fornicación, que tanta tinta ha hecho derramar, no autoriza el divorcio vincular, porque:

(A) No se trata de adulterio. Tanto aquí como en 5:32, el griego no dice moikheia = adulterio, sino pornéia = impureza sexual. Por influencia del Derecho Romano (frangenti fidem, fides frangatur eidem = el que quebranta la fe conyugal merece que se le quebrante a él), hubo escritores eclesiásticos de los primeros siglos (por ej. Ireneo de Lyon) que admitieron el adulterio como causa del divorcio vincular, pero los mismos rabinos conceden que Jesús tuvo como totalmente indisoluble el matrimonio, como lo tenían los esenios y los samaritanos. El que se haya admitido el divorcio en algunas denominaciones protestantes, por causa de adulterio de uno de los cónyuges, se debe a una incorrecta exégesis del texto sagrado. La Iglesia de Roma nunca ha admitido causa alguna para el divorcio vincular dentro de un matrimonio rato (entre cristianos, o con dispensa si una de las partes no es cristiana) y consumado, aunque establece—sin base bíblica—, la posibilidad de disolver el matrimonio rato no consumado, y concede al Papa el poder de establecer impedimentos dirimentes (invalidantes) del matrimonio. Los ignorantes del sistema romano—la inmensa mayoría en todas las denominaciones, incluidos los católicos mismos—, piensan que el Papa concede divorcios vinculares en algunos casos, cuando lo que hace es declarar la nulidad inicial del contrato matrimonial, de acuerdo con los impedimentos que figuran en el Código de Derecho Canónico.

(B) La palabra porneia, en este contexto (como en 5:32), sólo admite dos sentidos posibles: 

(a) infidelidad durante el período del desposorio antes de la formalización del matrimonio (v. 1:18–19); 
(b) unión ilegítima, según los casos de parentesco próximo en grado prohibido por la Ley (comp. 1 Co. 5:1, según la opinión más probable).

(C) Al proclamar Jesús una norma mucho más estricta, no sólo en comparación con la escuela de Hillel, sino también con la de Shammay los discípulos se sintieron desconcertados (v. 10), lo que no hubiese sucedido en caso de admitir el adulterio como causa de repudio, según la escuela de Shammay. Si se implica o no la rotura del vínculo conyugal en 1 Corintios 7:12–16, se tratará en su lugar. Desde luego, no significa la «deserción» en el sentido que la entiende la Iglesia Anglicana.

(D) La regla general establecida por Jesús, una vez explicada la frase parentética, comporta la siguiente conclusión: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la repudiada comete adulterio (v. 9). Esta es la respuesta directa a la pregunta que le hicieron al principio. No habría ocasión alguna para hablar de divorcio, si los cónyuges estuviesen dispuestos a soportarse y perdonarse mutuamente con amor (Ef. 4:2), como quienes han sido, y son, soportados y perdonados por Dios. Si los esposos amasen a sus esposas, y las esposas fuesen sumisas y respetuosas con sus maridos (Ef. 5:22 y ss.), y conviviesen como coherederos de la gracia de la vida (1 P. 3:7), no habría que pensar en separarse de ningún modo el uno del otro.

V. Ante la declaración de Jesús los discípulos reaccionan del modo siguiente: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse (v. 10). Parece ser que ellos mismos se resintieron de la norma tan estricta que Jesús había establecido, y pensaban que, si se cerraba esta puerta libre, mejor era no encerrarse de por vida en el matrimonio. 
El corazón humano, engañoso y perverso, busca la propia conveniencia y aborrece la restricción del yugo. El hombre piensa hallar la felicidad en la completa libertad, sin percatarse de que la única esclavitud verdadera es la del pecado (Jn. 8:32, 34; Ro. 6:15–23). Somos, por naturaleza, seres egocéntricos y pensamos que la culpa de nuestra desdicha la tienen otros en este caso, el cónyuge. Pero si tuviésemos la mentalidad de Jesús no pondríamos la mira en nuestro propio interés, sino antes en el del cónyuge (Fil. 2:3–5); si somos verdaderos discípulos de Cristo dependeremos de Él, de Su persona, de Su obra y de la suficiencia de Su gracia para remontar las dificultades de la vida conyugal, y aprenderemos a sobrellevar los unos las cargas de los otros (Gá. 6:2). Así como las piedras esquinadas se redondean en el álveo del río al impulso de la corriente que las pule y lima en el mutuo contacto, así también los cónyuges creyentes, en vez de endurecerse mutuamente en el trato constante moldearán y templarán su propio carácter en el ejercicio de los frutos del Espíritu Santo. Si hay tormentas, traerán agua fertilizante y oxígeno desinfectante, pero no granizo destructor. Si ser cónyuges significa estar unidos al mismo yugo, cuanto más ajustado sea el yugo, y acompasado el paso, tanto más fácil será la marcha. Amor y mansedumbre son los lubricantes de esa complicada máquina del matrimonio.

VI. Respuesta de Jesús a la sugerencia de los desalentados discípulos (vv. 11–12). Jesús admite que el no casarse es aceptable en algunos casos, pero no todos tienen capacidad para poner en práctica esa máxima («no conviene casarse», del v. 10), sino aquellos a quienes ha sido dado (v. 11). El celibato es un don (1 Co. 7:7 y 9, dentro del contexto de todo el capítulo), el imponerlo es cosa prohibida por la Palabra de Dios (v. 1 Ti. 4:3; He. 13:4) y un lazo de perdición para los inexpertos que lo admiten con voto—sin el don—, cuando mejor es casarse que estarse quemando (1 Co. 7:9). 

A continuación, Jesús expresa tres clases de incapacidad para contraer matrimonio:

(A) Los que han nacido destituidos de órganos sexuales: que nacieron así (eunucos) del vientre de su madre. Estos deben permanecer célibes, sometiéndose humildemente a los inescrutables, pero siempre amorosos, designios de la providencia divina.

(B) Los que sufrieron amputación a manos de los hombres; se supone que se trata de una acción criminal, pero entra igualmente dentro de los decretos permisivos de Dios, a los que hay que someterse.

(C) Los que sin amputación física (Orígenes lo entendió literalmente y se hizo castrar en su juventud), han recibido de Dios el don de la continencia y se dedican totalmente al servicio del Señor (1 Co. 7:32) y a la extensión del Evangelio: por causa del reino de los cielos. Broadus resume admirablemente: «No es cuestión de un estado más o menos santo, sino de mayor o menor utilidad en la promoción del reino de los cielos». Sólo por esta causa, puede elegirse el celibato como «algo mejor».

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viernes, 29 de marzo de 2019

Acepte la verdad de que el sexo por teléfono nunca le dará significancia permanente

PARA RECORDAR ... El que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6



 Â¿Qué causa la adicción al sexo?
La persona adicta al sexo siente una elevada ansiedad 
Adicción al sexo ¿Cuándo se trata de una conducta adictiva?  La adiccion al sexo es un problema que va más allá de un excesivo interés sexual. 

Muchas personas pueden experimentar un nivel alto de deseo sexual y mantener relaciones sexuales diariamente con su pareja. Esto no constituye un problema si la persona siente placer y confort con esta conducta. 

La persona adicta al sexo siente una elevada ansiedad asociada a sus conductas sexuales y no únicamente placer. Cada vez necesita estímulos nuevos más potentes para satisfacer su deseo sexual. Y es capaz de poner en riesgo su entorno social y laboral para conseguir una relación sexual. 

Lejos de lo que puede parecer, las relaciones sexuales con la pareja suelen estar deterioradas porque la persona adicta al sexo desvía su deseo sexual fuera de la pareja

En ocasiones a través del uso frecuente de la pornografía o mediante relaciones sexuales con prostitución y nuevos estímulos eróticos. Cada conducta sexual extramatrimonial va seguida de sentimientos de arrepentimiento y propósitos de no repetir las mismas conductas en el futuro.
 
    “El leopardo no puede cambiar sus manchas” dice la Biblia. Este dicho es verdad en cuanto a los leopardos, pero, ¿puede aplicarse a los seres humanos? ¿En especial a los que tienen manchas causadas por el libertinaje sexual? Muchos hombres han escuchado las palabras: “Nunca cambiarás”. Y a algunas mujeres se les dice: “traes mala semilla”. ¿Cree usted que es imposible que la gente cambie… o, que usted pueda cambiar? La Biblia dice:

“Para Dios todo es posible”. (Mateo 19:26)

    Aunque sienta que su mente y corazón están sucios, recuerde que Dios es su Redentor — ¡Él es su libertador!



La adicción sexual, también llamada dependencia sexual, hipersexualidad, ninfomanía (en mujeres), satiriasis (en varones), comportamiento sexual compulsivo o compulsividad sexual, se refiere al fenómeno en el que los individuos son incapaces de controlar su comportamiento sexual.
Esta necesidad de sexo anormalmente intensa y que afecta a cualquier aspecto de la vida diaria del que lo sufre (relaciones, trabajo...) viene precedida por autoestimulación o masturbación compulsiva, múltiples parejas sexuales en una noche, así como varias parejas sexuales a la vez, uso persistente de la pornografía, cibersexo, prostitución, exhibicionismo, voyeurismo, acoso sexual...
Pero, ¿qué lo provoca? Ningún experto puede ponerse de acuerdo sobre por qué algunas personas se vuelven adictas al sexo pero, cada vez más, apoyan la teoría de que la adicción al sexo puede estar relacionada con una anormalidad bioquímica o ciertos cambios químicos en el cerebro. Al igual que existe un mecanismo de supervivencia y recompensa en nuestro cerebro respecto a la comida o las drogas, puede existir una vía común respecto al interés por el sexo.
Algunos estudios han apuntado a que las lesiones en la corteza prefrontal medial del cerebro dan lugar a comportamiento sexual compulsivo. De la misma forma, personas provenientes de familias disfuncionales o víctimas de abusos son los individuos más proclives a caer en este trastorno de carácter sexual.
DEFINICIONES    A.      ¿Cuál es el alcance de la adicción a sexual?

      •      La adicción sexual es una dependencia compulsiva y esclavizante que promueve la excitación erótica y provoca conductas y pensamientos pecaminosos.
      •      La adicción sexual equivale a inmoralidad. El sustantivo griego porneia, que se traduce en varios pasajes de la Biblia como “fornicación” o “inmoralidad”, es un término que abarca toda forma de exceso sexual.
      “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría”. (Colosenses 3:5)

      •      La adicción sexual esclaviza. El verbo griego doulóo significa “tener cautivo o esclavizar”.
      “…porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció”. (2 Pedro 2:19)

          “¿Pueden librarse de la adicción sexual quienes están presos de ella?”

      ¡Sí! La palabra de Dios asegura con absoluta certeza que cualquiera puede quedar libre de ella.

“Mis ojos están siempre hacia Jehová, porque él sacará mis pies de la red”. (Salmos 25:15)

          “La pornografía es inofensiva. ¿Por qué está prohibida?

      •      La pornografía crea adicción y con frecuencia lleva al adicto a abusar sexualmente de otros.
      •      El Centro Nacional de Niños Extraviados y Explotados de EUA investigó 1,400 casos de explotación sexual infantil. Después de arrestar a los culpables, se supo que todos los delincuentes eran adultos que poseían toda clase de material obsceno, en su mayoría relacionado con pornografía infantil.

“No pondré delante de mis ojos cosa injusta” (Salmos 101:3).


    B.      ¿Por qué medios se promueve la adicción sexual?

         •      Anúncios —de ropa íntima, perfumes, catálogos
         •      Librerías para adultos, bares, cantinas y centros nocturnos
         •      Tarjetas— postales, naipes, fotografías
         •      Computadoras—sitios de Internet, juegos, y direcciones para chatear.
         •      Películas y vídeos— violentos, clasificación XXX, incluyen sadomasoquismo
         •      Música—letra explícitamente sexual
         •      Playas y campamentos nudistas
         •      Teatros privados de espectáculos pornográficos y centros de masaje
         •      Literatura pornográfica— libros, revistas, caricaturas, cuentos
         •      Teléfono—empresas que ofrecen satisfacer sus fantasías eróticas por teléfono
         •      Televisión—vídeos musicales, televisión por cable, telenovelas

“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida… Tus ojos miren lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal”.
(Proverbios 4:23–27)


    C.      ¿Cuál es el trampolín que conduce a las arenas movedizas de la adicción sexual?

    La mayoría de quienes están hundidos en las arenas movedizas de la adicción sexual, tuvieron su primer contacto con la pornografía en la infancia. La idílica escena de niños inocentes construyendo castillos de arena, con frecuencia se ve contaminada por el peligroso abuso sexual.

PORNOGRAFÍA

    •      La pornografía es exhibir una conducta erótica con el fin de provocar lujuria y placer sexual.
    •      La palabra pornografía tiene sus raíces en el sustantivo griego pornè que significa “ramera”.
    •      La pornografía envilece la sexualidad humana y ridiculiza los valores cristianos promoviendo la lujuria e inmoralidad.

          “Si Dios creó la sexualidad del cuerpo humano, entonces: ¿Por qué son malas la desnudez y la pornografía?”

    Dios diseñó la sexualidad humana para expresarse exclusivamente dentro del matrimonio y para la procreación. Por el contrario, la pornografía está diseñada para despertar la codicia sexual indiscriminada.
    “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:27–28)

          “Puesto que la pornografía estimula el deseo y el placer sexual, ¿no puede mejorar mi vida sexual?”

    La pornografía introduce perversión en su hogar y matrimonio. La perversión desvía la intención verdadera de algo, o bien, es el uso o fin incorrecto de algo. Al tratar de mejorar su vida sexual por medio de la pornografía, corre el riesgo de corromper la belleza que Dios quiere producir en su intimidad sexual con su cónyuge.
    Típicamente, la pornografía produce:

      •      Subestimación del cónyuge. El amor se convierte en el deseo impuro de obtener a la pareja ideal que se ve en la pornografía
      •      Tratar de que el cónyuge cometa actos perversos. La belleza de la unión sexual se convierte en un acto antinatural como los que se observan en las escenas pervertidas.
      •      Adulterio. La pornografía promueve el desenfreno sexual sin distinción de personas.
      •      Transmisión de la adicción a los niños, haciendo que se vuelvan adictos sexuales. Con mucha frecuencia se usa y abusa sexualmente de ellos.

“Sufre tú el castigo de tu lujuria y de tus abominaciones, dice Jehová” (Ezequiel 16:58).

PORNOGRAFÍA NO EXPLÍCITA (SOFT CORE)

      •      La pornografía “soft-core” es la exhibición de la desnudez corporal o de actividades sexuales no explícitas entre adultos.
      •      En general, este tipo de pornografía no es ilegal.

          “Si las librerías privadas y películas pornográficas están legalmente permitidas, ¿por qué hay tantas objeciones en su contra?”

    El hecho de que algo sea legal no significa que es moralmente correcto. Los legisladores norteamericanos se ven presionados por los activistas políticos y se dejan convencer por los grupos de cabildeo. Al satisfacer sus exigencias, aprueban leyes contrarias a la ley moral de Dios.

“No seguirás a los muchos para hacer mal, ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios”. (Éxodo 23:2)

          “¿Se consideran pornográficos todos los materiales con contenido sexual?”

    No. Por ejemplo, no se considera pornográfica una presentación científica para enseñar o dar información médica. No siempre se considera pornográfica la representación del cuerpo humano desde el punto de vista de un pintor.

    “En el rostro del entendido aparece la sabiduría; Mas los ojos del necio vagan hasta el extremo de la tierra” (Proverbios 17:24)

PORNOGRAFÍA EXPLÍCITA (HARD CORE)

      •      La pornografía explícita o hard-core presenta en forma visible y pervertida las actividades sexuales que ofenden abiertamente a la moral y degradan con descaro la dignidad humana.
      •      Para definir esta clase de pornografía se usa el término vulgar hard-core que significa “obsceno” y está prohibida por la ley.
      •      Este tipo de pornografía puede incluir actividades como orinar, defecar o vomitar sobre otra persona.



         ¿Cómo se determina la legalidad de algunos materiales?

    El criterio para definir lo que es legal o ilegal varía de un país a otro. Sin embargo, en casi todos ellos, se considera ilegal todo lo clasificado como “obsceno”. Por ejemplo, en 1973, en el caso de Miller vs. California, la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos estableció un triple criterio Para definir lo que se considera obsceno desde el punto de vista legal.

    La pornografía obscena:

           •      despierta deseos lujuriosos.
           •      hace una representación clara y obvia de una conducta sexual ofensiva
           •      carece de valor literario, real, político o científico.
           •      La obscenidad apela e incita a la vileza y no a la virtud. Asimismo, degrada el valor de la vida humana.

      “Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias” (Efesios 5:3–4).

          “Si no se puede legislar la moralidad, ¿por qué tanta preocupación con la pornografía?”

    Sí se puede legislar la moralidad y lo hacemos a diario. La mayoría de las leyes se refieren a ella. Muchos mandatos bíblicos como “no matarás”, “no dirás falso testimonio contra tu prójimo” y “no hurtarás”, están incluidos en las leyes de todas las sociedades civilizadas. Ejemplo bíblico: Los diez mandamientos (Éxodo 20:3–17).


  II.      CARACTERÍSTICAS

    A.      Síntomas de adicción sexual

    No todos los que practican la inmoralidad sexual, son adictos sexuales. Los adúlteros y violadores se consideran infractores, pero no todos ellos son adictos sexuales (la violación es resultado de un juego de poder motivado por la ira). Entonces, ¿qué elementos hay en la adicción sexual? En el fondo de cada adicto sexual existe la vergüenza. Se siente avergonzado por ser indeseable, indigno, o tiene una historia de continuos fracasos. La vergüenza del adicto sexual le provoca pensamientos y conductas bastante predecibles.

“Cuando viene el impío, viene también el menosprecio, y con el deshonrador la afrenta”. (Proverbios 18:3)


¿CÓMO SE RECONOCE LA ADICCIÓN SEXUAL?

  Si su conducta sexual es…

  Secreta
  Se sale de los límites establecidos por la cultura
  —vive una vida doble.
  Vacía
  Prefiere relacionarse con las pasiones y no con su cónyuge.
  —su prioridad son las pasiones y no las personas.
  Abusiva
  No lo edifica ni a usted ni a otros, sino que los degrada.
  —aprovecha a los demás y se envilece a sí mismo.
  Inestable
  Evita las dificultades emocionales y busca una solución rápida.
  —utiliza las pasiones como consuelo o para no resolver el dolor interno.
  Imperiosa
  Cree que no puede vivir sin satisfacerla.
  —considera que lo más importante en la vida es el placer sexual.

“…porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció”.
(2 Pedro 2:19)


    B.      La espiral descendente que lleva a la adicción sexual

    La mundo doble del Dr. Jekyll y Hyde se parece al mundo real e imaginario en que vive el adicto sexual. La curiosidad de Dr. Jekyll lo llevó a experimentar en sí mismo una droga que alteraba su personalidad. Aterrado, observó que su otro yo, el cruel Sr. Hyde, progresivamente dominaba su cuerpo. Cuando empezó a alejarse de sus relaciones significativas por miedo a ser descubierto, sus ideas se torcieron hasta el extremo de perder el contacto con la realidad. Al final, por el bien de la sociedad, resultó que la única solución para el Dr. Jekyll…¡era matar a Hyde! o sea, a sí mismo.
    La espiral es como sigue:

         •      Curiosidad: Es la tentación aparentemente inofensiva por ver materiales sexuales.
           “Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y ç seducido”. (Santiago 1:14)

         •      Adicción: Un estímulo cerebral recurrente. Cuando la persona experimenta un impulso descontrolado, la glándula adrenal descarga en el torrente sanguíneo una hormona llamada epinefrina, la cual fija los recuerdos de emociones pasadas en el cerebro. Esos recuerdos siguen aflorando aunque la persona desee olvidarlos.
           “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”. (Gálatas 6:7)

         •      Masturbación compulsiva: Es una reacción de auto complacencia que pretende aliviar el deseo sexual. Este acto se convierte en parte de un ritual sexual.
           “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna”. (1 Corintios 6:12)

         •      Intensificación: Surge la necesidad de ser estimulado con escenas cada vez más fuertes y explícitas.
           “…los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza”. (Efesios 4:19)

         •      Insensibilización: Lo que antes se consideraba pecaminoso llega a ser aceptable y deja de ser estimulante.
           “¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová”. (Jeremías 6:15)

         •      Imitación: Compulsión por experimentar lo que se ha visto o imaginado porque la experiencia visual ya no satisface.
           “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia”. (Gálatas 5:19)

         •      Desesperanza: Disgusto intenso contra sí mismo por el comportamiento compulsivo. Se pierde la esperanza de cambiar algún día.
           “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago”. (Romanos 7:15)

          ¿EXISTEN ADICCIONES IMPOSIBLES DE VENCER?

    No. Los adictos pueden ser rescatados de cualquier adicción
    “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado”. (Romanos 7:19, 24–25)

“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
(1 Corintios 10:13)


    C.      Etapas de la adicción sexual

    Aquel hombre nació en un hogar aparentemente normal —no sufrió abuso físico o sexual, pero si abusó sexualmente de todas sus víctimas e incluso las mutilo. Finalmente confesó que había asesinado a 23 mujeres. ¿Cómo pudo degenerarse tanto ese hombre? ¿Cómo pasó de ser un inocente niño explorador a un reo de muerte? Un día antes de su ejecución, Ted Bundy dijo: “He conocido muchos hombres que cometieron actos violentos como yo. Sin excepción, todos eran adictos a la pornografía”. Así como la pornografía es progresiva, si no se pone un alto a la adicción sexual, evolucionará hasta provocar un comportamiento cada vez más peligroso y desenfrenado. Lo que una vez provocó estímulo sexual se hace ineficaz. Se requieren actos cada vez más pervertidos para crear la misma excitación sensual.15

ETAPAS DE LA ADICCIÓN SEXUAL







No se deje engañar. Las actividades consideradas inofensivas por la escala de valores del mundo pueden ser mortales para el cuerpo, alma y espíritu.

“Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios; pues escrito está: Él prende a los sabios en la astucia de ellos”.
(1 Corintios 3:18–19)

          ¿CUÁNDO SE CONVIERTE EN LUJURIA EL DESEO SEXUAL NORMAL?

    Tenemos que evaluar lo que es normal y lo que no lo es. La atracción hacia una persona es normal. Pero no lo es sexualizar a esa persona. La guerra comienza en la mente, donde surgen pensamientos que fácilmente se convierten en deseos lujuriosos.
    “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. (Mateo 5:28)


    D.      El ciclo que sigue la adicción sexual

EL ESCENARIO

      Nadie vive con más vergüenza, aislamiento y miedo al rechazo que el adicto sexual. Los adictos creen que no pueden controlar su inclinación. Cada vez que caen en tentación sexual, las garras del pecado atrapan su corazón con más fuerza. Asimismo, creen que la única forma de satisfacer su necesidad de amor es a través de la estimulación sexual. Su mente y cuerpo están atados por la pasión sexual.

“Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí”
(Romanos 7:19–20).

           •      Sentimientos de inferioridad
             —“No puedo controlar mis deseos sexuales”.
             —“Soy un fracasado”.
             —“No soy bueno”.

           •      Aislamiento
             —“No puedo confiar en la gente”.
             —“Si supieran lo que hago, les daría asco”.
             —“Si me conocieran bien, me rechazarían”.

           •      Ideas equivocadas
             —“El sexo es la necesidad más grande de mi vida”.
             —“El sexo es la solución a mi necesidad de ser amado”.
             —“El sexo consuela todo mi sufrimiento”.


EL PROCESO

“Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte”
(Santiago 1:15).

  #1.      Fijación sexual
  Es un estado de trance erótico en que obsesionarse por el sexo se convierte en la cura para el dolor emocional del adicto.
  #2.      Compulsión sexual
  Práctica de rituales compulsivos que elevan la emoción e intensifican la excitación sexual del adicto. (Incluye levantar prostitutas con el automóvil, pornografía y acoso sexual.)
  #3.      Gratificación sexual
  Pérdida total de dominio propio. El adicto realiza el acto sexual.
  #4.      Auto condenación
  Inmediatamente después de haberse “intoxicado” con una experiencia sexual, el adicto siente vergüenza, culpa y desesperación. En esa condición de desprecio y enojo contra sí mismo, el adicto busca alivio y repite el ciclo una y otra vez escapándose al emocionante estado de fijación sexual.

“Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”.
(Gálatas 6:8)


LA SOLUCIÓN

  Lo que más afecta a los adictos sexuales es el rechazo. Infortunadamente ésta es la primera reacción que reciben cuando son descubiertos. Los adictos que viven emocionalmente aislados por temor a ser descubiertos, necesitan relacionarse con alguien, compartir su problema de corazón a corazón y hacer un compromiso de amistad y confianza. Puesto que la adicción sexual es una relación obsesiva con la pasión erótica, la única forma de escapar es por medio de relaciones seguras con personas compasivas. Un buen lugar para que el adicto empiece a abrirse y a salir de su adicción secreta es formar un grupo de apoyo con compañeros que pasan por las mismas luchas. Debe haber alguien que los supervise y les pida cuentas. Necesitan personas que de verdad “odien el pecado pero amen al pecador”.

“El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano”.
(Proverbios 18:24)


  III.      CAUSAS

    A.      El nacimiento de la adicción

SUS CREENCIAS

    Alguna vez todos nos hemos preguntado: “¿Por qué lo hice?” La respuesta es sencilla: Nuestras creencias producen nuestro comportamiento. Los mensajes que recibimos en la infancia, en especial los relacionados con nuestro valor personal, nuestras relaciones y nuestra sexualidad, originaron nuestras creencias. Éstas tienen mucho peso porque de ellas surgen nuestras prioridades, decisiones, hábitos, y hasta nuestras adicciones.


CREENCIAS BÁSICAS

    Todos tenemos tres necesidades íntimas: amor, significancia o reconocimiento y seguridad. Si durante nuestra infancia no se cubrieron, en la edad adulta reflejamos esa dolorosa insatisfacción y tratamos de llenar el vacío que dejaron. El adicto sexual cree que la pasión sexual es agradable y que cubre esas necesidades. Puesto que no confía en la gente, no se arriesga a relacionarse con los demás. Prefiere entablar una relación con sus pasiones. Los adictos usan a la gente y las cosas para estimularse. Puesto que el deseo de los adictos es la pasión, sólo se relacionan con ella.


LA NECESIDAD DE SER AMADO

      Creencia básica del adicto:

         •      “Nadie me ama”.
         •      “Si realmente supieran como soy, no me amarían”.
         •      “Soy malo —merezco que me vaya mal”.
         •      “no le intereso a nadie”
           —“los demás sólo quieren obtener algo de mí”.

      Resultado:

         •      “Para protegerme debo controlar las circunstancias”.
           —inicia “relaciones con el sexo” sin tomar en cuenta el amor.

      Ejemplo:

         •      Se relaciona con la pasión pero utiliza a su cónyuge.
         •      Se relaciona con la pasión pero utiliza a una prostituta.
         •      Se relaciona con la pasión usando a un niño.


LA NECESIDAD DE RECONOCIMIENTO

      Creencia básica del adicto:

         •      “Soy indigno, no valgo nada”.
         •      “Si realmente supieran cómo soy, no me tomarían en cuenta”.
         •      “He fallado —soy un fracaso”.
             —se siente insignificante
             —se culpa por todo

      Resultado:

         •      “Para protegerme debo mandar”.
           —Inicia una “relación con el sexo” que no amenaza su significancia.

      Ejemplo:

         •      Inicia una relación con la pasión espiando a otros.
         •      Inicia una relación con la pasión haciéndose exhibicionista.
         •      Inicia una relación con la pasión haciéndose violador.


LA NECESIDAD DE SEGURIDAD

      Creencia básica del adicto:

         •      “Soy indeseable”.
         •      “Si me conocieran, me abandonarían”.
         •      “No puedo confiar en nadie, no tengo esperanza”.
           —“No puedo depender de otros para satisfacer mis necesidades”.
           —“No puedo correr el riesgo de ser rechazado”.

      Resultado:

         •      “Debo ser autosuficiente para protegerme”.
         •      Inicia una relación con el sexo para no arriesgar su seguridad.

      Ejemplo:

         •      Inicia una relación con la pasión mirando pornografía.
         •      Inicia una relación con la pasión observando a nudistas.
         •      Inicia una relación con la pasión viendo espectáculos eróticos.


PREGUNTAS Y RESPUESTAS

          “¿CÓMO PUEDO DEJAR DE HABLAR POR TELÉFONO A LAS LÍNEAS QUE OFRECEN SEXO, LAS CUALES ME PRODUCEN UN INCREÍBLE ESTÍMULO? DÍA TRAS DÍA, MI MENTE SE SIENTE INTOXICADA POR EL SEXO. ¿POR QUÉ TENGO ESTA URGENCIA?

    Aunque todos tenemos la necesidad dada por Dios de sentirnos importantes, las líneas telefónicas que ofrecen sexo con una desconocida sólo proporcionan un falso sentido de importancia. Para quedar libre de esa adicción, sustituya la falsa lujuria con la verdad. La verdad es que usted es tan importante que Jesucristo no sólo murió en la cruz por usted, sino que diseñó un plan maravilloso para su vida. Acepte la verdad de que el sexo por teléfono nunca le dará significancia permanente. Más bien, su importancia viene de saber que usted fue creado a la imagen de Dios. Usted nunca tendrá un mayor sentido de importancia que cuando sea conformado a la imagen de Jesucristo.
    “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo”. (Romanos 8:29)

          “¿CÓMO PUEDO DEJAR DE DESVESTIR MENTALMENTE A TODAS LAS MUJERES ATRACTIVAS QUE VEO?”
    Cuando se sienta tentado sexualmente realice varios cambios de inmediato.

      •      Aparte su vista con prontitud. Piense dentro de sí: “No voy a permitir que mis ojos me hagan caer en tentación”.
      •      Cambie sus pensamientos inmorales por pensamientos íntegros. Diga en voz alta: “¡Estoy decidido a ser un hombre de la más alta integridad moral!”
      •      Recurra a Dios en oración: “Señor Jesús, me consagro a ti para tener pureza física y mental”.

      “Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”. (2 Timoteo 2:19)

          “¿CÓMO PUEDO CONTROLAR MIS PASIONES SEXUALES PECAMINOSAS? POR MÁS QUE TRATO, NO PUEDO DEJAR DE PENSAR EN EL SEXO”.

    Dios no le pediría que dejara de codiciar si no le diera el poder para hacerlo. El primer paso hacia la victoria sobre el pecado es cambiar inmediatamente los pensamientos pecaminosos y reemplazarlos por pensamientos espirituales. Martín Lutero ilustró este principio de la siguiente forma: “No podemos evitar que las aves vuelen sobre nosotros, pero sí podemos evitar que aniden en nuestra cabeza”. Usted es el único que puede decidir cuánto tiempo albergará ciertos pensamientos en su mente. No permita que aniden en su mente pensamientos pecaminosos. Haga un compromiso —un pacto con sus ojos —de que no va a mirar nada que lo lleve a tener pensamientos inmorales. También haga un pacto con su mente y no permita que se aloje en su corazón ningún pensamiento inmoral.
    “Hice pacto con mis ojos; ¿Cómo, pues, había yo de mirar a una virgen?” (Job 31:1)

          “SOY SOLTERO, TENGO LA DEBILIDAD DE LA MASTURBACIÓN. ADQUIRÍ ESE HÁBITO EN LA ADOLESCENCIA. SOY CRISTIANO Y ME SIENTO CULPABLE. ¿CÓMO PUEDO LIBRARME DE ESTA COSTUMBRE?

    La Biblia no trata específicamente el asunto de la masturbación, pero sí podemos aplicar el siguiente principio:
    “Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna”. (1 Corintios 6:12)
    Esto indica que es pecado permitir que alguna cosa tenga dominio sobre nosotros porque Cristo debe ser nuestro Señor en todo. La solución al problema de los hábitos sexuales que producen culpa es dominar los pensamientos desde el preciso momento en que provocan el deseo.

      •      Pida a Dios que realice en usted su plan perfecto para su vida: “Señor, estoy dispuesto a hacer todo lo necesario para conformarme a tu imagen”.
      •      Aprópiese de las promesas que hay en las Sagradas Escrituras:
      “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:13)

      •      Dígase a sí mismo: “No tengo derecho a hacerle esto a mi cuerpo. Yo pertenezco a Dios. ¡Mi cuerpo es templo del Espíritu y no lo voy a profanar! ¡En el nombre de Jesucristo me niego a caer en esta tentación!
      •      Haga algo edificante: Cante un himno, haga oración, hable con un amigo, ayude a alguien, lea la Biblia.

    Si usted es cristiano, Cristo vive en usted y le imparte de su divino poder para llevar una vida santa.
    “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia”. (2 Pedro 1:3)


    B.      El doble engaño de la adicción sexual

    El auto engaño significa crear ideas falsas acerca de nosotros mismos y de los demás. En otras palabras: “Creemos nuestras propias mentiras”. Las creencias erróneas de los adictos sexuales les permiten creer y crear un falso y elaborado mecanismo de defensa. Ese proceso interactivo entre las creencias y las negaciones provoca un sistema de pensar seriamente equivocado que lo aleja cada vez más de la realidad.

“El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos”.


“El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos”.
(Santiago 1:8)
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