martes, 8 de diciembre de 2015

¿Que provecho tiene el ser humano de toda su labor con que se afana debajo del sol?

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




TODO ES VANIDADECLESIASTÉS - UN ESTUDIO DE TENER A DIOS PARA NO ESTAR VACÍO


¿Qué es lo correcto: la enseñanza contemporánea de que la vida siempre debe ser considerada una fuente de bendición y llena de significado o la enseñanza del autor de Eclesiastés que dice que todo es vanidad? Esta es una pregunta interesante que necesita ser respondida a la luz de todas las Escrituras.

El libro de Eclesiastés es único en su actitud hacia la vida. El autor ha intentado todo lo que las personas buscan en la esperanza de hallar satisfacción y felicidad. Sus experimentos lo han dejado vacío y frustrado. ¿Dónde puede hallarse el significado o la esperanza o la forma realista de obtener gozo en la vida? Todas estas preguntas son parte del estudio de este libro, pero las respuestas se extienden más allá de sus límites, aun a siglos más tarde en los cuales vivieron los autores del Nuevo Testamento.

Nuevamente, un autor de literatura sapiencial del Antiguo Testamento, prueba ser sincero, aunque limitado, en su búsqueda de respuestas acerca de la esencia de la vida de un ser humano. Sus elecciones en la vida, en cuanto a actitud y perspectiva, lo han vuelto cínico. Pero el alumno es invitado a estudiar el asunto más a profundidad, a la luz de toda la revelación de las Escrituras y el consejo de quienes conocieron a Jesús personalmente.

Propósito

De todos los libros sapienciales del Antiguo Testamento, Eclesiastés emprende la tarea más ambiciosa. Los autores de Proverbios tuvieron como propósito explorar y describir las maneras de encontrar y mantener conocimiento que asegurara la vida. El autor de Job provee un recurso para los que experimentan intenso sufrimiento. 

Tanto los autores de Proverbios como el de Job confían en 
(1) su relación con Dios (aunque Job es probado intensamente en esta área) y 
(2) la sabiduría humana y el entendimiento como medios de alcanzar el éxito en la vida (nuevamente, Job tiene esta perspectiva y, al final, es justificado).

¿Por qué fue escrito Eclesiastés?

Sin embargo, el escritor de Eclesiastés rechaza las ideas de que Dios pueda conocerse y que una persona puede confiar en la habilidad de la sabiduría humana para producir felicidad o sostener la vida. Él explora los límites de la sabiduría y la experiencia humana. Los tres autores están de acuerdo en que Dios domina todo lo que ocurre, pero para el autor de Eclesiastés, los caminos de Dios son misteriosos y escondidos.

Autor

El título Eclesiastés es el equivalente griego de la palabra hebrea Qoheleth. La palabra griega ekklesia y la palabra hebrea qahal significan “reunión” o “asamblea” y son las palabras que a veces traducimos como iglesia. Por lo que el título Eclesiastés literalmente significa “el que reúne” o “el que llama a la asamblea”. Jerónimo en el siglo cuarto y Martín Lutero en el siglo dieciséis simplemente tradujeron el título del libro como “el Predicador”.

¿Cuáles son las distintas perspectivas acerca del autor del Eclesiastés?

El autor de Eclesiastés no es identificado directamente. Conforme a la tradición rabínica, Salomón escribió el Cantar de los Cantares en su juventud, Proverbios en su mediana edad, y Eclesiastés en su vejez. Se nos dice que el Predicador es hijo de David (Ecl 1:1) y rey en Jerusalén (Ecl 1:12), pero no se nos indica cuál de los hijos de David. También sabemos que tenía más sabiduría (Ecl 1:16) y riqueza (Ecl 2:7, 9) que “todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.” Tal declaración es extraña proveniente de Salomón pues él fue sólo el tercer rey de Israel y el segundo en ocupar Jerusalén. Por otra parte, sería extraño que cualquier otro rey que sucediera a Salomón dijera que lo sobrepasaba en estas virtudes. Ciertamente las referencias a riquezas, edificios, sabiduría, y placer sexual señalan al reinado de Salomón y el autor parece, al menos, seguir el modelo de Salomón.

Es posible que el autor de Eclesiastés sea el rey Salomón, un rey de Israel que vino más tarde, o una combinación de autores cuyos escritos fueron recopilados más tarde y editados. Pero independientemente de quien haya sido el autor, la intención del Predicador es recordar al lector la sabiduría y la riqueza de Salomón.

Estructura

Los esfuerzos por identificar una estructura general en el libro de eclesiastés no han sido exitosas, aunque sí contiene un prólogo (Ecl 1:1–11) y un epílogo (Ecl 12:9–14). El prólogo establece el tono de Eclesiastés, presentando tres principios que son explorados en el libro:

    1.      En el fin, todo en la vida es vanidad y sin propósito.
    2.      Nada es nuevo bajo el sol.
    3.      Nada de lo que hagamos en la tierra perdurará o será recordado.

¿Es malo buscar entender los misterios de la vida? ¿Por qué sí o por qué no?

El epílogo pone en duda el esfuerzo de tratar de entender los misterios de la vida, y a causa de tal incertidumbre, llega a la conclusión de que nuestra mejor alternativa es “temer a Dios y seguir sus mandamientos.”

Kathleen Farmer ha sugerido que este libro puede ser aproximadamente dividido en dos secciones (1991, 151). 

Los capítulos 1–6 hacen la pregunta: “¿Qué hay bueno en la vida?” y luego intentan probar varias cosas que se piensa que traen contentamiento. 

Los capítulos 7–12 son más generales y examinan la pregunta del conocimiento humano. Farmer afirma que el mensaje de esta primera parte del libro es “El arduo trabajo y la sabiduría son buenos”, mientras que el de la segunda parte es “¿Quién puede conocer a Dios? ¡Nadie!” 

En la mitad del libro, se encuentra Eclesiastés 6:12 que sirve como transición entre las dos partes: “Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra? 

Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol?” Farmer señala que el patrón básico de Eclesiastés es un movimiento de los estudios específicos de lo que da significado a la vida a conclusiones más generales acerca de la vida.

La mayoría de los comentaristas contemporáneos han abandonado los esfuerzos de identificar un análisis detallado de la estructura del libro, y en lugar de esto han optado por un desarrollo de los temas presentes en el libro.

Contenido

¿Cuáles son los temas principales de Eclesiastés?

A pesar de que Eclesiastés no tiene una estructura específica, podemos identificar los elementos principales del estudio. 

La primera parte del libro considera todas las cosas que se piensa que traerán a la vida significado y alegría. El escritor explora las recompensas de la sabiduría (Ecl 1:12–18; Ecl 2:12–16), de la búsqueda de placer (Ecl 2:1–11), del arduo trabajo (Ecl 2:17–26), y de la riqueza (Ecl 5:8–6:11). 

El problema con estas búsquedas es que no producen el contentamiento y la satisfacción. No es que sean malas en sí mismas. Al contrario, el Predicador afirma que no podemos hacer nada mejor que disfrutarlas (Ecl 2:24; Ecl 5:18–19). Pero en sí mismas no dan sentido a la vida.

Un segundo tema tratado por el autor es el orden de la creación. Todo está en las manos de Dios. La vida está llena de los ritmos de la creación de Dios (Ecl 1:3–11), y todo tiene su tiempo y su hora (Ecl 3:1–17). 

A pesar de nuestras dudas acerca de su significado, la vida no es caótica ni sin propósito, pues Dios ordena todo lo que pasa. El problema es que desde nuestra perspectiva limitada muchas veces no podemos ver el plan de Dios ni entender sus propósitos. “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” (Ecl 3:11). Puede que haya un tiempo para todo pero no siempre es posible para las personas discernir esos tiempos.

Luego, comenzando en el capítulo 7, el autor cambia su enfoque para considerar el valor de la sabiduría (Ecl 7:1–8:17). Muchas de las cosas que escribe parecerían completamente naturales en el libro de los Proverbios. 

Pero finalmente, aun la búsqueda de sabiduría está limitada porque no siempre produce resultados. “Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad” (Ecl 8:14).

La muerte es un cuarto tema en este libro. La muerte pone fin a la labor y a los propósitos de una persona. Todos mueren: el rico y el pobre, el sabio y el insensato, el bueno y el malo (Ecl 3:18–22; Ecl 9:1–12). Si la vida simplemente termina en la muerte, entonces es vana.

Ya hemos aludido a un quinto tema, el de hallar contentamiento en las actividades diarias. Puesto que el placer es temporal, los planes de Dios están escondidos, la sabiduría es limitada, y la muerte es el fin de todo, debemos disfrutar lo mejor que podamos lo que vemos y lo que se nos ha dado. Esto al menos es parte de la solución a la vanidad que el Predicador ve en la vida.


El Predicador concluye su estudio redirigiéndonos al Ilimitado: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Ecl 12:13–14).
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