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lunes, 22 de junio de 2015

¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales,

Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6


 
 
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La homosexualidad: consideraciones exegéticas y hermenéuticas (y otras apreciaciones)


Hoy en día, para muchas cristianas y cristianos evangélicos, el tema de la homosexualidad [1] es el más espinoso y angustioso de todos.  Como evangélicos, herederos de la Reforma protestante, respetamos con toda seriedad el testimonio de las Sagradas Escrituras como nuestra norma de fe y conducta. Por otro lado, nos encontramos muy desafiados por la revolución sexual de nuestro tiempo y específicamente por los debates actuales sobre la homosexualidad.  Somos sensibles — o debemos serlo — al valor humano y la situación delicada de este sector de nuestra sociedad actual. Algunos tenemos parientes o cercanos amigos y amigas que son homosexuales, y sufrimos con ellos su situación difícil.
Dada la importancia central del problema bíblico, comenzaré con ese aspecto. Intentaré analizar las evidencias bíblicas primero desde una perspectiva exegética y después desde la perspectiva hermenéutica, para terminar con unas observaciones eclesiales. Por “exegética” voy a entender, para efectos de este ensayo, el esfuerzo de aclarar el texto lo mejor posible en su contexto original de hace muchos siglos. En lenguaje evangélico, significa escuchar atentamente “lo que Dios dijo” a su pueblo en aquel entonces. Para esto, es esencial la exégesis histórico-gramatical.  Por “hermenéutica” vamos a entender la relectura fiel de ese mismo mensaje ahora para nuestro contexto actual. Significa “escuchar lo que Dios está diciendo”, aquí y ahora  en el mismo texto.[2]
Consideraciones exegéticas
Los textos bíblicos que pueden relacionarse con la homosexualidad, aunque no muy numerosos, parecen ser bastante explícitos. Como punto inicial de referencia, podemos citar los textos principales según la Nueva Versión Internacional:[3]
- Lev 18.22: No te acostarás con un hombre como quien se acuesta con una mujer. Eso es una abominación.
- Lev 20.13: Si alguien se acuesta con otro hombre como quien se acuesta con una mujer, comete un acto abominable y los dos serán condenados a muerte…
- Dt 22.5: La mujer no se pondrá ropa de hombre, ni el hombre se pondrá ropa de mujer, porque Yahvéh tu Dios detesta a cualquiera que hace tal cosa.
- Ro 1.26-27: Por tanto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas. En efecto las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza. Así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros.
Hombres con hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el castigo que merecía su perversión.
- 1Cor 6.9: ¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios?… Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas,[4] ni los pervertidos sexuales… heredarán el reino de Dios.
- 1Tm 1.10: La ley es para… los adúlteros y los homosexuales…[5]
Algunos defensores de derechos homosexuales minimizan estos datos bíblicos; “cuatro frasecitas”, dijo uno. “¿Qué dice la Biblia sobre la homosexualidad?”, pregunta otro, y contesta, “Casi nada”. Otros reinterpretan los textos de diferentes maneras. Irene Foulkes (1Cor p.166) infiere del término malakoi (“suave”) en 1Cor 6:9 que se refiere a los niños víctimas de pederastia y que arsenokoitai se limita a los pederastas y no a los homosexuales en general.[6]  Renato Lings, filólogo y biblista danés, en Biblia y homosexualidad: ¿Se equivocaron los traductores? (UBL 2011) propone una traducción alternativa de Lev 18:22 como “Con un familiar varón no te acostarás como tampoco lo harás ilícitamente con una familiar hembra” (p. 96) para que sea prohibición de incesto pero no de homosexualidad. El mismo Lings reconoce que su propuesta es sólo una posibilidad, y es dudoso que haya demostrado que sea la mejor posibilidad o el sentido más probable del texto.
Es casi imposible que los que buscan soluciones exegéticas a este tema logren explicar positivamente todos los textos relacionados con el tema. Algunos de los textos tienen problemas exegéticos muy difíciles (p.ej. la relación sintáctica de “yaceres de mujer” con la oración principal de Lev 18:22 y 20:13, o el sentido de malakoi y arsenokoitês en 1Cor 6:9). Para “deshomofobicar” la Biblia de una manera convincente para los y las creyentes, tendrían que explicar todos los textos pertinentes y demostrar que ninguno condena la homosexualidad y que algún texto lo aprobara, por lo menos implícitamente.
Pareciera que la vía exegética nos deja con un dilema: ¿Biblia errada o Biblia homofóbica?
Consideraciones hermenéuticas
La lectura hermenéutica de un texto es por su naturaleza una relectura del texto para serle fiel en un nuevo contexto. La hermenéutica es un continuo diálogo entre la Biblia y la cultura, el pasado y el presente, el texto y el contexto. Con los siglos algunos textos cambian de sentido o pierden la vigencia que tenían, como los que suponían una tierra plana y cuadrangular o que parecían defender la esclavitud, la conquista y la monarquía y se empleaban en defensa de esas causas. Cambios culturales pueden afectar el significado; el lavar los pies hoy no significa lo que significaba en tiempos de Jesús y hasta puede significar lo contrario (ostentación, falsa humildad). La Palabra de Dios permanece para siempre, pero somos nosotros, en oración y en la comunidad de fe movida por el Espíritu, que la interpretamos, decidimos qué pasajes enfatizar y cómo aplicarlos.
Es importante observar que todos los pasajes del N.T. que mencionan la homosexualidad condenan, en términos iguales, muchas otras conductas, especialmente la avaricia, la calumnia y la envidia. Y si el amor a Dios y al prójimo son los mandamientos mayores de Dios, entonces no amar (aun al homosexual) es el mayor de todos los pecados. Hacia los que sufren, el amor se manifiesta como compasión (“sentir-con”) y misericordia. Otro principio central en la Biblia es la justicia. ¿Cómo debemos expresar nuestra compasión, misericordia y sed de justicia hacia los homosexuales y lesbianas?
Hermenéuticamente, el debate sobre la homosexualidad plantea una pregunta fundamental para la iglesia hoy: ¿estas enseñanzas y otras parecidas tuvieron la intención de establecer para siempre un código de conducta para todos, en todas las culturas? ¿Estamos ante un peligro de literalismo y legalismo más allá de la intención del texto? Creo que aquí funciona la diferencia entre un fundamentalismo de la letra y la ley, y una perspectiva evangélica (ni liberal ni fundamentalista) que “examina todas las cosas” y busca una ética más razonada, de convicciones más profundas y sólidas.
No pretendo decidir, para el tema de la homosexualidad, cuál de esas dos perspectivas es preferible, pero sí podemos señalar las consecuencias si el N.T. se toma como un código “por los siglos de los siglos” para nuestra conducta:
- El divorcio podría aceptarse sólo por causa de adulterio, ni aun por violencia doméstica y jamás por incompatibilidad; si no es por adulterio, segundas nupcias son pecado y son prohibidas;
- Las mujeres no pueden hablar en el culto, mucho menos predicar;
- Las esposas deben someterse al esposo;
- Ninguna mujer debe gobernar sobre hombres, ni en la iglesia ni en la sociedad; países hoy con presidentas están en pecado;
- Los varones deben llevar el cabello corto y las mujeres cubrir la cabeza;
- No podemos comer morcilla (Hch 15:20,29).[7]
Algunos cristianos y cristianas, y algunas iglesias, entienden el N.T. de esta manera e intentan aplicar todo este código de conducta. Ellos son los fundamentalistas, y merecen también nuestro respeto. Pero muchos, que creen igualmente en la normatividad de la Biblia, han bregado más con los desafíos hermenéuticos y han ampliado criterios sobre el divorcio y el papel de la mujer (y la morcilla).

Entonces estamos frente a dos preguntas hermenéuticas fundamentales:
- ¿Es la intención del N.T. imponer un código total de conducta para nosotros veinte siglos después?
-  ¿Cómo debe este desafío hermenéutico afectar nuestra actitud hacia los homosexuales?

Consideraciones científicas
Preguntas desde la biología y la genética, la sicología, la sociología, la jurisprudencia y otras disciplinas afectan el debate sobre la homosexualidad. Si la ciencia comprobara que la homosexualidad siempre (o a veces, o nunca) es congénita, ¿Cómo afectaría eso nuestro criterio ético al respecto? Si la sicología comprobara que la práctica homosexual siempre (o a veces, o nunca) hace bien (o hace daño) para la salud mental de ellos, ¿afectaría el debate? Si la sociología llegara a demostrar que la homosexualidad hace daño a la sociedad y al matrimonio heterosexual (o no hace daño, o hace ciertos daños y otros beneficios), ¿podría eso afectar nuestro criterio sobre este tema?

¿Debemos los cristianos (o deben las iglesias) imponer nuestras convicciones sobre la sociedad?  Aunque las iglesias y la Biblia tengan por pecado conductas como la borrachera, la fornicación y el adulterio, la avaricia y hasta la glotonería, ante la ley no son delitos y no deben ser penados por ningún gobierno. ¿Cuáles son los modelos bíblicos para la relación entre el pueblo de Dios y el pueblo civil? ¿Debe el estado defender los derechos humanos y civiles de los homosexuales?

Parece que hasta ahora estas ciencias no han llegado a muchas conclusiones definitivas. Cada lado en este debate cita como verdades firmes los argumentos que le convenga, y hacen caso omiso de las evidencias al contrario. Parece que tanto la iglesia como la sociedad necesitan tiempo para seguir estudiando estos temas con humildad y honestidad.

Consideraciones pastorales
Parece evidente que las instrucciones de Pablo sobre la conducta sexual, como también sobre el papel de la mujer, tenían una intención pastoral, de cuidar celosamente el buen testimonio de la iglesia en el mundo de su época. Aunque Pablo tuvo una teología bastante abierta para las mujeres (Gál 3:28) y tuvo colaboradoras en su ministerio, en sus instrucciones pastorales fue mucho más cauteloso y conservador, adaptándose a la sociedad de su época. ¿Podría haber un factor pastoral similar en las prohibiciones sobre la sexualidad?

De todos modos hoy, en medio del debate sobre la homosexualidad, los homosexuales y las lesbianas nos plantean un desafío pastoral muy urgente. ¿Pero cuál es el objetivo, “curar” al homosexual o ayudarle en la vida que está llevando? ¿Se debe decirle, o hacerle sentir, que está en pecado?  ¿Qué hacer si no siente ninguna culpa por su vida, o en cambio si siente culpa pero no logra cambiar? ¿Se le debe animar a “salir del clóset”?

Otras preguntas pastorales son si se los puede bautizar, si pueden tomar la comunión, celebrar sus bodas en la iglesia, enseñar, dirigir cultos o participar en la música, y ocupar puestos clericales. Las respuestas serán distintas, según la orientación fundamentalista, evangélica o liberal.

Abundan las preguntas sobre la pastoral de los homosexuales, pero lo importante es comenzar a realizarlo pronto. Para lograr eso, en vez de ser hostiles y condenatorios, debemos crear una atmósfera que invite al homosexual a buscar cualquier consejería que necesite.

Consideraciones eclesiales
La teología cristiana nació de la misión, y nunca debía de haberse separado de la iglesia y su misión.[8] El N.T y los padres apostólicos tuvieron una orientación evangelizadora, pastoral y contextual. Buscaban básicamente orientar la misión de la iglesia, no el buscar la coherencia teórica de algún “Sistema”. San Pablo, a pesar de ser muy riguroso doctrinalmente (Gál 1:6-9), pudo exclamar, “Aunque soy libre respeto a todos, de todos me he hecho esclavo para ganar a tantos como sea posible… Me hice todo para todos a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles” (1Cor 9:19-22). Esa declaración paulina parece estar de acuerdo con la undécima tesis de Marx contra Feuerbach, que podríamos parafrasear así: “Hasta ahora los teólogos y las teólogas han contemplado la Biblia y la fe para entenderlas, pero se trata más bien de transformar a la iglesia y por medio de ella, al mundo”.

Este compromiso pastoral y eclesial se aplica también — y especialmente — a los que viven más en la Acadêmia que en la Ecclêsia. No deben (o no debemos) vivir fuera de la gran comunidad de fe, ni tampoco llevar una vida doble, como esquizofrénicos teológicos. Creo que los académicos en especial son los que necesitan tener un compromiso profundo con la iglesia, su misión y su constante transformación (ecclesia reformata semper reformanda secundum Verbo Dei; teología como “cogitare cum ecclesia”).[9] Para transformar la iglesia, debemos encontrarla donde está, en su marco de referencia, en el lenguaje que ellos entienden y con sus criterios de credibilidad (luchando por transformarlos cuando sea necesario y posible).[10] La academia no debe creerse superior, como una élite teológica, sino debe tener una gran dosis de respeto hacia las bases, que se sienten perplejos ante este tema tan delicado como complicado.

Creo que en la actual situación de la iglesia, irrespetar los sentimientos (y hasta los prejuicios) de la gran mayoría de los y las miembros de las iglesias, o brincar etapas en la promoción de derechos homosexuales, es contraproducente. 

El buscar protagonismo personal o institucional, con un vanguardismo que pretende avanzar sin que la iglesia lo acompañe (o creyendo que sólo ellos son la verdadera iglesia, como ecclesiola in ecclesia),[11] no sólo terminará fortaleciendo y aumentando la homofobia en la iglesia sino también frenará otras transformaciones que el pueblo de Dios necesita urgentemente.

Este efecto contraproducente es aún más negativo cuando se defiende los derechos homosexuales con exégesis dudosa de las escrituras, argumentos simplistas o aun posiblemente acertados pero que el pueblo cristiano (incluso católico) simplemente no puede asimilar. Eso garantiza el rechazo de dichos argumentos y probablemente de otros argumentos más válidos.

Es mucho peor el caso si con los derechos homosexuales se combina la defensa (y la práctica) de la libertad sexual. En iglesias donde “cayó en pecado” es sinónimo de fornicación, con eso queda garantizado el rechazo rotundo tanto de esa libertad sexual como de los derechos homosexuales. Juntos son el beso de la muerte para la transformación de la iglesia.

Al fin, la meta básica es la transformación de la iglesia, y la pregunta básica, ¿Cuál debe ser nuestro rol profético para guiar al pueblo de Dios y transformarlo bajo el mover del Espíritu de Dios hoy?

NOTAS:
[1] En este ensayo emplearemos el término “homosexual” para referirnos a la actividad homosexual voluntaria, no a alguna tendencia o preferencia (homoerotismo en cuanto tal). Además, para mayor facilidad, en este escrito emplearemos el término “homosexual” para incluir a lesbianas, bisexuales, transexuales y trasvestis.

[2]Explico esto con más detalle en “La Biblia, el lector y su contexto histórico”, Haciendo teología en América Latina 49-79 (disponible en www.juanstam.com 23 setiembre 2009).

[3] Ninguna traducción puede ser más que una aproximación al original. De los textos citados, no sólo el significado sino la misma traducción son debatidos y discutibles.

[4] Esta traducción es errada; el texto griego no hace ninguna alusión a Sodoma, y en toda la Biblia “sodomita” siempre significa “habitante de Sodoma”, sin alusión sexual. 

El siguiente término, “pervertidos” tampoco tiene base en el original, en cuanto a la idea de perversión.

[5] Hay muchos otros textos y relatos bíblicos que podrían relacionarse con el tema directa o indirectamente y han sido introducidos al debate de un lado u otro: la creación como varón y hembra (Gn 1:22), la creación de Eva (Gn 2:21-24), la historia de Sodoma y Gomorra (Gn 19), el rapto de Dina (Gn 34), el pecado de Judá contra su nuera Tamar (Gn 38), la violación de la concubina de un levita (Jue 19) y los supuestos prostitutos sagrados de los cultos paganos (Dt 23:18). Se debate también si el término genérico de “inmoralidad” (porneia), especialmente en boca de Jesús, incluía la práctica homosexual, por ser extra-matrimonial. Por otra parte, algunos defensores de derechos homosexuales citan las relaciones aparentemente homoeróticas entre David y Jonatán, Ruth y Noemí, y Jesús y el discípulo amado.

[6] Si Pablo hubiera querido, contra toda la tradición judía, condenar sólo un abuso de la homosexualidad (la pederastia) e implícitamente aprobar la práctica homosexual en sí, tenía en el léxico griego de la época términos muy específicos (pederastia, paidofilia y otros), o hubiera podido emplear alguna frase como “acostarse con niños” para hacer tal distinción. Tampoco sería lógico ni justo culpar a las víctimas de la pederastia.  Hay un consenso muy amplio en la comunidad exegética en que estos dos términos se refieren respectivamente al agente pasivo y el agente activo en una relación homosexual (Danker, Barrett, Conzelmann, Fee y N.T. Wright). 

Walter Danker, en su clásico Léxico del griego del NT, confirma el uso de malakos, en correlación precisamente con arsenokoites, para referirse al participante pasivo en esa relación que él clasifica como “submissive homoeroticism” en contraposición con arsenokoites (p.613). El problema para los traductores hoy es que en nuestros idiomas modernos no existen términos que correspondan a esta distinción.

[7] Para los judíos, comer sangre era lo más abominable, como una especie de canibalismo (Lev 17:10-16). En el concilio de Jerusalén, que decretó que los gentiles no tenían que circuncidarse ni someterse a toda la ley judía para ser cristianos, insistió sin embargo en dos prohibiciones morales (idolatría, fornicación) y dos prohibiciones sociales (beber sangre, comer carne de animales ahogados o estrangulados). Es obvio que se aplica a cristianos y cristianas.

[8] Ver “Teología, contexto y praxis: una visión de la tarea teológica” en Stam, Haciendo teología en América Latina Tomo II (2005) pp. 17-31 (también www,juanstam.com 28 noviembre 3009).

[9] En situaciones extremas, como el régimen nazi o las tiranías asesinas de Somoza o el gobierno golpista de Honduras, el Espíritu de Dios nos puede llamar a acciones más drásticas, de ruptura con la iglesia establecida, pero siempre con la esperanza de transformarla.

[10] Para concientizar a la iglesia, la FTL escogió sabiamente “el evangelio del reino” y logró transformaciones impresionantes, a pesar de la influencia negativa de los medios de comunicación.

[11] Veo un paralelismo aquí con el foquismo sudamericano que luchó heroicamente pero solos, y por otro lado la revolución Sandinista que además de un ejército guerrillero fue acompañada por una insurrección urbana masiva

La Biblia, consistentemente nos dice que la actividad homosexual es pecado (Génesis 19:1-13; Levítico 18:22; Romanos 1:26-27; 1ª Corintios 6:9). Romanos 1:26-27 enseña específicamente, que la homosexualidad es el resultado de negar y desobedecer a Dios. La Biblia dice que cuando una persona continúa en pecado e incredulidad, Dios “lo entrega” aún al pecado más malvado y depravado, a fin de mostrarle lo inútil y desesperado de la vida, al hallarse separado de Dios. 1ª Corintios 6:9 proclama que los “transgresores” homosexuales no heredarán el reino de Dios.

Dios no crea una persona con deseos homosexuales. Dice la Biblia, que una persona se vuelve un homosexual a causa del pecado (Romanos 1:24-27), y definitivamente a causa de su propia elección. Una persona puede haber nacido con una gran susceptibilidad hacia la homosexualidad, al igual que hay gente que ha nacido con una tendencia a la violencia y otros pecados. Eso no la disculpa de escoger pecar al ceder a sus deseos pecaminosos. ¿Si una persona nació con una gran susceptibilidad hacia el enojo/cólera, le da derecho a sucumbir a aquellos deseos? ¡Por supuesto que no! Es igual con la homosexualidad.

Sin embargo, la Biblia no describe la homosexualidad como un “pecado” mayor que cualquier otro. Todo pecado es ofensivo hacia Dios. La homosexualidad es justamente uno de los muchos temas listados en 1ª Corintios 6:9-10 que van a dejar a la persona fuera del reino de Dios. De acuerdo con la Biblia, el perdón de Dios está disponible tanto para un homosexual, como para un adúltero, un adorador de ídolos, un asesino, un ladrón, etc. Dios también promete dar a todos aquellos que crean en Jesucristo para su salvación, la fuerza para la victoria sobre el pecado, incluyendo la homosexualidad. (1ª Corintios 6:11; 2ª Corintios 5:17).
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viernes, 6 de mayo de 2011

Sexualidad y Erotismo en la Pareja: Aconsejamiento Pastoral - Herramienta excelente para Consejeros Matrimoniales




Sexualidad y Erotismo en la Pareja: Aconsejamiento Pastoral - Herramienta excelente para Consejeros Matrimoniales
Tipo de Archivo: PDF | Tamaño: 11MBytes  | Idioma: Spanish |Categoría: Consejería Matrimonial
Información
Prefacio 13
Prólogo 15
Capítulo 1 Salud familiar: ((Fundamentos de una pareja unida)) 17
1. Introducción 17
2. Modalidades de funcionamiento familiar 18
3. Su influencia en la dinámica de pareja según sus combinaciones 19
4. Del mito a la expectativa 22
5. De los extremos al equilibrio 24
Ejercicios: 1,2,3,4 26
Capítulo 2 Los roles en la pareja: ((Una pareja, pareja)) 27
1. Introducción 27
2. Algunas modalidades de relación 28
3. Un poco de historia 29
4. Algunas frases· 32
5. Los roles en nuestra cultura 35
6. Qué ha significado ser -todo un caballero· y -toda una señorita en nuestra cultura. 37
7. Aspectos de la crianza Que contribuyen a la personalidad machista 38
8. Sintomatologia básica del machista 38
9. Conclusión 40
Ejercicios: 5,6 41
Capítulo 3 Anatomofisiología: (Cada cual por su nombre) 43
1. El aspecto genético 43
2. El aparato genital femenino 44
3. El aparato genital masculino 53
Capítulo 4 El cuerpo: "La dimensión desconocida» 67
1. Introducción 67
2. El cuerpo y la personalidad 68
3. Clasificaciones psicológicas-corporales de la personalidad 69
4. La imagen corporal 72
Ejercicio: 7 74
5. Distorsiones del esquema corporal 75
Ejercicios: 8, 9 76
6. El cuerpo y la sexualidad 78
Ejercicios: 10,11,12 79
7. El cuerpo en la Biblia 8
Capítulo 5 El ciclo de respuesta sexual: «Los tiempos del placer" __ 87
1. Introducción 87
2. Fase de excitación 89
3. Fase de meseta 95
4. Fase de orgasmo 99
5. Fase de resolución 102
Ejercicios: 13,14,15. 106
Capitulo 6 Algunas posiciones:  "La creatividad del amor" 107
1. introducción 107
Ejercicios: 16,17,18,19,20. 111
Capítulo 7 Sexualidad y Teología: «¿Amigos o enemigos?" 115
1. La sexualidad y la tradición cristiana 115
2. La sexualidad y la Biblia 123
3. La sexualidad y Jesús 128
Capítulo 8 Factores condicionantes de nuestra sociedad:
«Los frenos del placer" 133
1. Introducción 133
2. Los conceptos religiosos 134
3. Ausencia de educación sexual 138
4. Factores economicosociales 141
5. Factores traumáticos o conflictivos vividos en la infancia y la adolescencia 141
6. Algunos conceptos de sexo 142
7. La salud sexual 144
8. Los fundamentos de un desarrollo sexual sano 145
9. Las funciones del sexo 145
Capitulo 9 Mitos sexuales: «Las falsas verdades" 147
1. Introducción 147
2. Los mitos y el consejero 148
3. El origen de los mitos 150
4. Algunos mitos sexuales 152
5. Otros mitos 160
Ejercicios: 21,22. 165
Capitulo 10 La íntimidad: «La verdadera unión sexual" 167
1. Qué es la intimidad 167
2. La intimidad afectiva 169
3. Intimidad intelectual 171
4. Intimidad sexual 172
Ejercicios: 23,24,25 174
CONCLUSIONES 223
BIBLIOGRAFíA RECOMENDADA 231
BIBLIOGRAFíA GENERAL 235
Capítulo 12 El embarazo: «La creación del amor" 203
1. La herencia 203
2. El bebé antes del embarazo 204
3. El hijo resultado del amor 205
4. Lo que le sucede a la mamá 206
5. Lo que le sucede al papá 206
6. Queremos tener un hijo 207
7. Cómo se produce el embarazo 208
8. Niño o niña 213
9. El embarazo 214
10. La sexualidad durante el embarazo 215
11. El parto 217
12. El puerperio 217
13. Cuando el hijo ya vino 219
14. Algunas funciones básicas 222
Capítulo 11 El pseudoamor: «La otra cara del odio" _
1. Introducción
2. Te amo porque me amas: la tiranía del narcisista
3. Cuando amar es poseer: la tirania de los celos
4. Te pego porque te amo: la tiranía del golpeador
Recomendaciones pastorales
5. Te amo pero te engaño: la tiranía de la infidelidad
Recomendaciones pastorales
Ejercicios: 26,27,28

Hoy, más que nunca, necesitamos una pastoral de pareja, una pastoral del amor y la sexualidad. Una sexualidad vivida sin represiones, sin culpas y sin temores. Una pastoral que hable de frente sobre lo que somos: seres sexuados.

Hemos intentado hablar aquí sobre el amor, sobre el placer, sobre el encuentro con el otro... Nos ha motivado aescribir este pequeño trabajo, el ver vidas destruirse por no poder contar con una información mínima para el enriquecimiento de su vida de pareja. Espero que hayamos cumplido con este objetivo.

Hemos escrito de la manera más simple posible, para que sea de fácil lectura.
Hemos quitado toda nota a pie de página para tener fluidez de texto, que pueda servir tanto a la pareja cristiana como al consejero pastoral.

Este trabajo consta de dos libros; en este primero presentamos algunos aspectos fundamentales y básicos para trabajar en pareja.

En los primeros capitulas comenzamos mostrando que para -unirse- hay que -dejar-, este unirse debe ser en forma -pareja- e igualitaria construyendo ambos una vida en común.

Damos los aspectos básicos sobre anatomía y fisiología sexual y las fases de la relacíón sexual.
También hemos visto lo referente a la imagen corporal y cómo conectarnos con nuestro cuerpo y con el cuerpo del otro desde el placer y no de culpa.

En el segundo libro, Las perversiones sexuales, desarrollaremos ampliamente todas las disfunciones sexuales del hombre: eyaculación precoz, impotencia, falta de deseo, etc.; así como de la mujer; anorgasmia, frigidez, vaginismo, etc.
La dinámica del amor y del enamoramiento y su influencia en elección y constitución de la pareja.
Desarrollaremos lo Que es el erotismo, desde la Biblia, analizando detalladamente el maravilloso libro del Cantar de los Cantares.
Haremos un recorrido sobre métodos anticonceptivos y la sexualidad durante la menopausia y la vejez.
Esperamos Que este libro pueda ser de bendición. En cada capítulo hemos puesto ejercicios, los cuales hemos utilizado con éxito en muchas parejas, tanto en retiros, campamentos de matrimonios como en la consulta pastoral de pareja.
La idea de los ejercicios es Que puedan ser útiles para cada pareja y para Que los utilice cada consejero pastoral.
Hoy más Que nunca los matrimonios cristianos necesitan descubrir una sexualidad sana, creativa, erótica, placentera que una, fusione ymantenga vivo el amor, si al fin de cuentas lo más importante es esto: el amor.
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