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biblias y miles de comentarios
Introducción
En este capítulo, estaremos estudiando las implicaciones que en el individuo tienen las heridas mal curadas, “infectándose” y produciendo lo que denominamos amargura. Veremos, no de forma exhaustiva, lo que la amargura puede producir en el individuo, y a través de él.
El diccionario define la amargura en general como: Aflicción y disgusto. Este tipo de amargura que vamos a contemplar, es aflicción del alma, la cual consta en diferentes proporciones de los siguientes ingredientes espirituales negativos:
Indiferencia (pasotismo), falta de perdón, resentimiento, celos, contienda, rivalidad, justicia propia, sabiduría propia, acusación, autocompasión, orgullo, odio, ira, desconfianza, sospecha, incredulidad, religiosidad. En última instancia, puede incluso degenerar en venganza y asesinato.
Todo ello genera en el individuo continua falta de paz, depresión, endurecimiento del corazón, y un largo etcétera, pudiendo llegar al extremo de la locura e incluso del suicidio.
Vamos a ir viendo cómo se desarrolla el proceso desde la herida en sí.
1. Cuando la herida se transforma en amargura:
La herida en sí no es el problema. Ya que hemos dicho que, por una razón o por otra, somos todos heridos alguna vez en la vida (los cristianos siempre muchas), estas heridas SIEMPRE son tratables.
Pero... ¿qué ocurre cuando no se tratan adecuadamente?
Cuando la herida no se sana, SIEMPRE se transforma en AMARGURA.
La AMARGURA es la herida infectada.
La AMARGURA, sí es un problema, y un pecado.
A. Reconociendo la herida infectada:
Así como una herida física infectada huele mal, no es complicado el reconocimiento de la herida infectada del alma, especialmente si esta se ha transformado en AMARGURA.
Analicemos algunas de las características de una persona herida y con amargura:
a) No muestra interés o preocupación por los demás. Una persona amargada tiene poco
interés en cualquier otra persona. Está demasiado centrada en sí misma.
b) Es demasiado sensible o susceptible. Si una persona amargada entra en una habitación
donde dos personas están conversando, y comienzan a hablar más suavemente, la persona
amargada tiende a pensar: “Están hablando de mí”. Se desarrolla una actitud egocéntrica,
que quizás ya existía antes.
c) Comienza a ser muy posesiva con sus pocos amigos, y casi nunca tiene amigos muy
íntimos. Tiene un temor antinatural a perder a sus amigos (por perder su “seguridad”).
d) Tiende a evitar conocer e intimar con nuevas personas. No quiere ser herida de nuevo.
Y cuando se arriesga a intimar con otras personas, si éstas en su entendimiento, le fallan,
entonces corta en seco con esas relaciones.
e) Muestra poca o ninguna gratitud verdadera.
f) Generalmente usa palabras vacías de adulación o (y) crueles críticas.
g) Guarda resentimiento con la gente, frecuentemente por mucho tiempo. Tiene mucha
dificultad en perdonar.
h) Tiene una grave tendencia a la desconfianza.
i) Frecuentemente tiene una actitud rebelde o malhumorada.
j) Generalmente no está dispuesta a compartir o ayudar a nadie.
k) Experimenta extremos de humor: Muy alegre y feliz un minuto, y el siguiente
minuto está deprimida y desanimada.
LA PERSONA AMARGADA TIENDE A JUSTIFICAR SU ESTADO Y VERSE COMO
LA VÍCTIMA.
TIENDE A JUSTIFICARSE SIEMPRE DICIENDO QUE EL OTRO TIENE LA
CULPA.
CREE VERLO TODO CLARO, MUY POR ENCIMA DE LOS DEMÁS.
CREE QUE VE MÁS QUE LOS DEMÁS, Y QUE LOS DEMÁS NO ENTIENDEN
COMO ELLA ENTIENDE LAS COSAS.
LOS EQUIVOCADOS SIEMPRE SON LOS DEMÁS, NUNCA ELLA.
ELLA ES EL SUJETO PACIENTE DE TODO LO QUE OCURRE A SU ALREDEDOR.
2. La amargura y su manifestación en el individuo y en su entorno:
Vamos a entender mucho sobre la amargura estudiando en la Biblia, y en concreto en el libro de Santiago, así como en el de Proverbios.
Empezamos leyendo, y analizando en Santiago 3: 13-18;
A. La no aceptación del creyente de que se está en amargura:
El creyente no acepta que está amargado por varias razones. He aquí algunas:
Porque él, siendo cristiano, no cree de ninguna manera que pueda llegar a estar amargado.
Porque cree ser la víctima, y por lo tanto son los otros los que han fallado.
Porque cree ser justo, y por tanto, los otros son los injustos.
Porque no puede admitir que siendo justo se pueda estar en amargura.
Porque sólo él entiende su situación, y nadie más.
Porque la amargura comporta ceguera espiritual.
Porque el amargado cree saber más que los demás; quizás, a causa del dolor que
experimenta.
Porque siempre intenta esconder su dolor, y olvidarse de él (aunque eso sea imposible)
B. La amargura: La escuela de los “sabios en su propia opinión”:
No obstante, la Palabra dice que tal “sabiduría no es la que desciende de Dios, sino que es demoníaca”.
La persona amargada se considera justa, y hasta sabia. Siempre tiene respuesta adecuada para todo (así lo cree).
Hay dos tipos de persona amargada:
b) La que se regodea en su amargura (aunque no reconoce que eso sea amargura como tal), y nada en su dolor, como una especie de autoflagelación del alma, llegando a creer que ese sufrimiento mortificador la purifica y la justifica. Esto último es propio de las personas religiosas.
Sabio en propia opinión
El libro de Proverbios (26: 12) habla claramente acerca de los “sabios en su propia opinión”:
C) Lo que deriva de la AMARGURA:
Partimos de que el que está AMARGADO (Stgo. 3: 14), tiene celos y contención.
a) Celos: Estos celos no son para la gloria de Dios, sino todo lo contrario. El diccionario define aquí lo siguiente acerca de esos celos:
También sigue definiéndolo así:
Evidentemente, esto no sólo se aplica a las personas, sino a cualquier cosa que se pretenda alcanzar, o no perder.
La AMARGURA contiene en sí misma celos.
b Contención: El diccionario define ese término como: Contienda, disputa, emulación.
Como consecuencia de los celos, están las contenciones. Es cuando el individuo, a sabiendas o no, quiere llegar e incluso superar el puesto o lugar del otro; o defender por encima de lo razonable su “puesto” o su lugar, o su razón, o lo que quiera defender.
La AMARGURA contiene en sí misma contención.
La Biblia dice que donde están estos dos ingredientes, hay perturbación, que significa:
LA ALTERACIÓN DEL ORDEN DE DIOS.
La Biblia nos habla de ello:
Démonos cuenta de que la gracia santificadora de Dios puede dejar de llegar a aquél que persevera en su amargura.
Hebreos 12: 12-17 <<Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado.
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.
Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas>>
Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.
Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas>>
Introducción
En este capítulo, estaremos estudiando las implicaciones que en el individuo tienen las heridas mal curadas, “infectándose” y produciendo lo que denominamos amargura. Veremos, no de forma exhaustiva, lo que la amargura puede producir en el individuo, y a través de él.
El diccionario define la amargura en general como: Aflicción y disgusto. Este tipo de amargura que vamos a contemplar, es aflicción del alma, la cual consta en diferentes proporciones de los siguientes ingredientes espirituales negativos:
Indiferencia (pasotismo), falta de perdón, resentimiento, celos, contienda, rivalidad, justicia propia, sabiduría propia, acusación, autocompasión, orgullo, odio, ira, desconfianza, sospecha, incredulidad, religiosidad. En última instancia, puede incluso degenerar en venganza y asesinato.
Todo ello genera en el individuo continua falta de paz, depresión, endurecimiento del corazón, y un largo etcétera, pudiendo llegar al extremo de la locura e incluso del suicidio.
Vamos a ir viendo cómo se desarrolla el proceso desde la herida en sí.
1. Cuando la herida se transforma en amargura:
La herida en sí no es el problema. Ya que hemos dicho que, por una razón o por otra, somos todos heridos alguna vez en la vida (los cristianos siempre muchas), estas heridas SIEMPRE son tratables.
Pero... ¿qué ocurre cuando no se tratan adecuadamente?
Cuando la herida no se sana, SIEMPRE se transforma en AMARGURA.
La AMARGURA es la herida infectada.
La AMARGURA, sí es un problema, y un pecado.
A. Reconociendo la herida infectada:
Así como una herida física infectada huele mal, no es complicado el reconocimiento de la herida infectada del alma, especialmente si esta se ha transformado en AMARGURA.
a) No muestra interés o preocupación por los demás. Una persona amargada tiene poco
interés en cualquier otra persona. Está demasiado centrada en sí misma.
b) Es demasiado sensible o susceptible. Si una persona amargada entra en una habitación
donde dos personas están conversando, y comienzan a hablar más suavemente, la persona
amargada tiende a pensar: “Están hablando de mí”. Se desarrolla una actitud egocéntrica,
que quizás ya existía antes.
c) Comienza a ser muy posesiva con sus pocos amigos, y casi nunca tiene amigos muy
íntimos. Tiene un temor antinatural a perder a sus amigos (por perder su “seguridad”).
d) Tiende a evitar conocer e intimar con nuevas personas. No quiere ser herida de nuevo.
Y cuando se arriesga a intimar con otras personas, si éstas en su entendimiento, le fallan,
entonces corta en seco con esas relaciones.
e) Muestra poca o ninguna gratitud verdadera.
f) Generalmente usa palabras vacías de adulación o (y) crueles críticas.
g) Guarda resentimiento con la gente, frecuentemente por mucho tiempo. Tiene mucha
dificultad en perdonar.
h) Tiene una grave tendencia a la desconfianza.
i) Frecuentemente tiene una actitud rebelde o malhumorada.
j) Generalmente no está dispuesta a compartir o ayudar a nadie.
k) Experimenta extremos de humor: Muy alegre y feliz un minuto, y el siguiente
minuto está deprimida y desanimada.
LA PERSONA AMARGADA TIENDE A JUSTIFICAR SU ESTADO Y VERSE COMO
LA VÍCTIMA.
TIENDE A JUSTIFICARSE SIEMPRE DICIENDO QUE EL OTRO TIENE LA
CULPA.
CREE VERLO TODO CLARO, MUY POR ENCIMA DE LOS DEMÁS.
CREE QUE VE MÁS QUE LOS DEMÁS, Y QUE LOS DEMÁS NO ENTIENDEN
COMO ELLA ENTIENDE LAS COSAS.
LOS EQUIVOCADOS SIEMPRE SON LOS DEMÁS, NUNCA ELLA.
ELLA ES EL SUJETO PACIENTE DE TODO LO QUE OCURRE A SU ALREDEDOR.
2. La amargura y su manifestación en el individuo y en su entorno:
Vamos a entender mucho sobre la amargura estudiando en la Biblia, y en concreto en el libro de Santiago, así como en el de Proverbios.
Empezamos leyendo, y analizando en Santiago 3: 13-18;
<<¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en
sabia mansedumbre.
Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os
jactéis, ni mintáis contra la verdad;
porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto,
sino terrenal, animal, diabólica.
Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y
toda obra perversa.
Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después
pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni
hipocresía.
Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz>>
(V. 13, 14) <<¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta
sus obras en sabia mansedumbre.
Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro
corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad...>>:
sabia mansedumbre.
Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os
jactéis, ni mintáis contra la verdad;
porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto,
sino terrenal, animal, diabólica.
Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y
toda obra perversa.
Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después
pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni
hipocresía.
Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz>>
(V. 13, 14) <<¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta
sus obras en sabia mansedumbre.
Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro
corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad...>>:
Nos advierte la Palabra de que si alguien tiene celos amargos y contención en su corazón, (y esto son síntomas inequívocos de amargura), que no sea soberbio y niegue la verdad de su estado, sino que lo reconozca.
LO PEOR QUE SE PUEDE HACER CUANDO SE ESTÁ AMARGADO EN UN PRINCIPIO, ES NEGARLO.
A. La no aceptación del creyente de que se está en amargura:
El creyente no acepta que está amargado por varias razones. He aquí algunas:
Porque él, siendo cristiano, no cree de ninguna manera que pueda llegar a estar amargado.
Porque cree ser la víctima, y por lo tanto son los otros los que han fallado.
Porque cree ser justo, y por tanto, los otros son los injustos.
Porque no puede admitir que siendo justo se pueda estar en amargura.
Porque sólo él entiende su situación, y nadie más.
Porque la amargura comporta ceguera espiritual.
Porque el amargado cree saber más que los demás; quizás, a causa del dolor que
experimenta.
Porque siempre intenta esconder su dolor, y olvidarse de él (aunque eso sea imposible)
B. La amargura: La escuela de los “sabios en su propia opinión”:
Santiago 3: 15 <<porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica>>:
La inmensa mayoría de la gente que está bajo la esclavitud de la amargura, es muy sabia en su propia opinión. Cree entenderlo todo, y cree saber justificarse muy bien, ante sí misma y ante quien sea.
De alguna manera ha llegado a creer que el dolor amargo que experimenta, es una escuela de la vida para sí, aunque no reconozca esa amargura como tal. Porque, lo último que reconoce un verdadero amargado, es que lo está. Por eso, engañándose a sí mismo, concibe todo un proceso de falsa sabiduría, con el que pretende justificarse.
De alguna manera ha llegado a creer que el dolor amargo que experimenta, es una escuela de la vida para sí, aunque no reconozca esa amargura como tal. Porque, lo último que reconoce un verdadero amargado, es que lo está. Por eso, engañándose a sí mismo, concibe todo un proceso de falsa sabiduría, con el que pretende justificarse.
La persona amargada se considera justa, y hasta sabia. Siempre tiene respuesta adecuada para todo (así lo cree).
Hay dos tipos de persona amargada:
a) La que, como sea, tiene que estar por encima de la amargura y de su dolor, ya que éstos le humillan, debido a su orgullo.
b) La que se regodea en su amargura (aunque no reconoce que eso sea amargura como tal), y nada en su dolor, como una especie de autoflagelación del alma, llegando a creer que ese sufrimiento mortificador la purifica y la justifica. Esto último es propio de las personas religiosas.
Sabio en propia opinión
El libro de Proverbios (26: 12) habla claramente acerca de los “sabios en su propia opinión”:
<<¿Has visto hombre sabio en su propia opinión?, más esperanza hay del necio que de
él>>.
él>>.
El que es simplemente necio, es dichoso frente al “sabio en su propia opinión”. El primero se acepta como es; es necio. El segundo se engaña a sí mismo.
LA PERSONA AMARGADA ES “SABIA EN SU PROPIA OPINIÓN”; POR LO TANTO, SE ENGAÑA A SÍ MISMA.
C) Lo que deriva de la AMARGURA:
Leemos en Santiago 3: 16 <<Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y
toda obra perversa>>:
toda obra perversa>>:
Partimos de que el que está AMARGADO (Stgo. 3: 14), tiene celos y contención.
a) Celos: Estos celos no son para la gloria de Dios, sino todo lo contrario. El diccionario define aquí lo siguiente acerca de esos celos:
<<Recelo que uno siente de que cualquier afecto o bien que disfrute o pretenda, llegue a ser
alcanzado por otro>>.
alcanzado por otro>>.
También sigue definiéndolo así:
<<Sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño,
poniéndolo en otra>>.
poniéndolo en otra>>.
Evidentemente, esto no sólo se aplica a las personas, sino a cualquier cosa que se pretenda alcanzar, o no perder.
LOS CELOS O ENVIDIAS, SON EXPRESIÓN CLARÍSIMA DEL EGOÍSMO DEL
INDIVIDUO.
INDIVIDUO.
b Contención: El diccionario define ese término como: Contienda, disputa, emulación.
Como consecuencia de los celos, están las contenciones. Es cuando el individuo, a sabiendas o no, quiere llegar e incluso superar el puesto o lugar del otro; o defender por encima de lo razonable su “puesto” o su lugar, o su razón, o lo que quiera defender.
La AMARGURA contiene en sí misma contención.
La Biblia dice que donde están estos dos ingredientes, hay perturbación, que significa:
LA ALTERACIÓN DEL ORDEN DE DIOS.
POR LO TANTO, EL PELIGRO DE LOS AMARGADOS, ES QUE PUEDEN INFESTAR A OTROS CON SU AMARGURA (SOBRE TODO SI SON PROPENSOS A ELLO)
<Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados>> (Hebreos 12: 14, 15)
. Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados>> (Hebreos 12: 14, 15)
Démonos cuenta de que la gracia santificadora de Dios puede dejar de llegar a aquél que persevera en su amargura.
AMARGURA ES CAMINO HACIA LA APOSTASÍA.
Por ello, pongamos cierta distancia (mayor o menor según sea el caso) frente a las personas que estén en amargura, para que no seamos contaminados.