Mostrando entradas con la etiqueta evangelio juan. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta evangelio juan. Mostrar todas las entradas

miércoles, 1 de junio de 2016

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




El Evangelio satelital del Verbo
El Evangelio de Juan
“Tengo el hábito de declarar que este evangelio constituye la llave que abre la entrada a la comprensión de los otros tres.”
Juan Calvino
Como un satélite surcando el espacio, el Evangelio de San Juan nos lleva de eternidad a eternidad en veloz órbita. Podría compararse a un satélite espiritual que nos conduce desde aquel comienzo indefinible de “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (1:1), hasta las moradas celestiales en la casa del Padre (14:1–3).

Este Evangelio muestra una marcada diferencia con los sinópticos (llamados así por tener el mismo punto de vista y un bosquejo en común del ministerio de Jesucristo). Esta diferencia nos recuerda las distintas facetas de la personalidad de un gran hombre según son percibidas por distintas personas, quienes luego las interpretan de modo distinto y seleccionan lo que creen más apropiado o útil.

  • Mateo escribió con el propósito de convencer a los judíos de que en Jesús se cumplen las profecías mesiánicas.
  • El objetivo de Marcos fue hacer un breve relato del ministerio de Jesús, especialmente dirigido a los romanos.
  • El propósito inmediato de Lucas fue presentar a Teófilo la cronología de la vida de Jesús a fin de asegurarle que la instrucción cristiana era verdadera.
El testimonio central del Evangelio de Juan es 3:16, mientras que todo el libro enfatiza que Jesús es el eterno Hijo de Dios enviado al mundo para salvación del hombre.

Los sinópticos presentan la enseñanza pública de Jesús. Juan muestra la enseñanza informal de Jesús con sus amigos, y narra los encuentros informales con sus enemigos.

Marcos comienza la historia de Jesús en el Jordán; Mateo y Lucas en Belén; Juan va al comienzo de la historia y aun antes, a la eternidad.

Los sinópticos describen un ministerio casi en su totalidad galileo. Juan sitúa la mayor parte del ministerio de Jesús en Judea y Galilea.

La intención de Juan no es ser didáctico. Combinando narrativa y discurso, hace una interpretación del evangelio presentando hechos históricos. Para Juan no tendría valor la mera presentación de los hechos sin el significado revelado por el Espíritu Santo.

El Evangelio de San Juan es como una irrupción divina al mundo. Apenas abrimos sus páginas hallamos una invasión personal, física, temporal y redentora de parte de Dios en la persona de su Hijo Jesucristo: 

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14)
.
El mensaje principal del Evangelio es la deidad de Cristo, pero no por ello deja de presentar su aspecto humano 
  • Jesús se cansa en el viaje por Samaria en Juan 4:6
  • llora ante la tumba de Lázaro en Juan 11:35
  • tiene sed en la cruz en Juan 19:28). 
El Verbo encarnado era Dios, pero también era un ser real de carne y hueso.

Juan realizó su elección de incidentes con un propósito práctico y específico brillantemente resumido en Juan 20:31. El deseaba:
  1. Crear en sus lectores la convicción de que Jesús es el Cristo, el Mesías prometido por Dios durante siglos.
  2. En virtud de esa convicción, llevarlos a la vida eterna por medio de la fe en Jesucristo.
La fe de los lectores es el motivo principal de Juan. Fe en dos aspectos, ya sea para ser transmitida por vez primera o bien para ser confirmada.

El teólogo australiano León Morris declara: “El Evangelio de Juan es como una piscina donde una criatura puede chapotear y un elefante puede nadar.” Es tan sencillo como profundo, tanto para el nuevo en la fe como para el cristiano maduro.

Por la manera en que explica costumbres y términos judíos (Juan 2:6; Juan 4:9; Juan 19:17; Juan 20:16), se desprende que Juan no tenía en mente un público judío.

El evangelista escribe con simplicidad tanto en el vocabulario como también en la construcción, pero es una sencillez majestuosa en su manera directa y solemne. Martín Lutero señaló: “Nunca en mi vida he leído un libro con palabras más simples, y sin embargo las palabras son inenarrables.”

El Evangelio muy probablemente haya sido escrito en Efeso, en ese momento lugar de residencia de Juan, y publicado poco más de medio siglo después que los eventos tuvieron lugar, es decir entre los años 90 y 100 de la era cristiana.

No mucho tiempo después de su publicación, el Evangelio de Juan fue unido a los sinópticos para formar un solo volumen con ellos. Por lo general los evangelios circulaban en forma conjunta, no separada.

Cabe destacar que el texto del Evangelio no incluye la mención del nombre del autor, pero la evidencia apunta a que fue Juan, el discípulo amado de Jesús. En la narración descubrimos que el autor tuvo que haber sido testigo ocular de los acontecimientos (ver Juan 1:39 y sig.; Juan 4:6; Juan 13:21 y sig.; caps. 18–21), algo que se reafirma en Jn 19:35 y Jn 21:24.

Juan era hijo de Zebedeo y Salomé (Mt. 27:56; Mr. 15:40; 16:1) y hermano menor de Jacobo (quien siempre precede a Juan cuando se los nombra a ambos). Los dos hermanos son llamados Bonaerges (Mr. 3:17), que significa hijos del trueno, quizás por su naturaleza impetuosa (Lc. 9:54) o por su autoridad y poder espirituales. Es interesante notar que en hebreo “trueno” equivale también a “voz de Dios”.

Juan era un pescador de Galilea y junto con su hermano Jacobo y el apóstol Pedro formaba parte del círculo de amigos íntimos del Señor Jesús. Podemos identificar a Juan con el discípulo amado (Jn 13:23; Jn 19:26; Jn 21:20), quien recibió del Señor el encargo de velar por su madre María como si fuera su propia madre. El fue el discípulo que siguió a Cristo a su juicio y a la cruz (Jn 18:15; Jn 19:26).

Tal vez precisamente por ser el discípulo amado de Jesús haya querido escribir el evangelio. Tuvo una posición privilegiada en su proximidad espiritual al Maestro, pero a propósito evita usar su propio nombre en la narración.
Las cinco grandes divisiones del libro son:
I.
Prólogo (Jn 1:1–18)
II.
Ministerio público de Jesús hacia los judíos (Jn 1:19–12:50)
III.
Ministerio privado hacia los discípulos (Jn 13:1–17:26)
IV.
Clímax pascual (Jn 18:1–20:31)
V.
Epílogo (Jn 21:1–25)
DESCARGAR

miércoles, 30 de marzo de 2016

De cierto te digo que cuando eras más joven, tú te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos, y te ceñirá otro y te llevará a donde no quieras.

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar; no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




Jesús aparece a los suyos en Galilea
21 : 1Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos en el mar de Tiberias. Se manifestó de esta manera: 

2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás llamado Dídimo,  Natanael que era de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. 
3 Simón Pedro les dijo: 
—Voy a pescar. 
Le dijeron: 
—Vamos nosotros también contigo. 
Salieron y entraron en la barca, pero aquella noche no consiguieron nada. 
4 Al amanecer, Jesús se presentó en la playa, aunque los discípulos no se daban cuenta de que era Jesús. 
5 Entonces Jesús les dijo: 
—Hijitos, ¿no tenéis nada de comer? 
Le contestaron: 
—No. 
6 El les dijo: 
—Echad la red al lado derecho de la barca, y hallaréis. 
La echaron, pues, y ya no podían sacarla por la gran cantidad de peces. 
7 Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: 
—¡Es el Señor! 
Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó el manto, pues se lo había quitado, y se tiró al mar. 8 Los otros discípulos llegaron con la barca, arrastrando la red con los peces; porque no estaban lejos de tierra, sino como a doscientos codos.  
9 Cuando bajaron a tierra, vieron brasas puestas, con pescado encima, y pan. 
10 Jesús les dijo: 
—Traed de los pescados que ahora habéis pescado. 
11 Entonces Simón Pedro subió y sacó a tierra la red llena de grandes pescados, 153 de ellos; y aunque eran tantos, la red no se rompió. 
12 Jesús les dijo: 
—Venid, comed. 
Ninguno de los discípulos osaba preguntarle: "Tú, ¿quién eres?", pues sabían que era el Señor. 
13 Vino, entonces, Jesús y tomó el pan y les dio; y también hizo lo mismo con el pescado. 14 Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos después de haber resucitado de entre los muertos. 
Jesús y Pedro
15 Cuando habían comido, Jesús dijo a Simón Pedro: 
—Simón hijo de Jonás, ¿me amas tú más que éstos? 
Le dijo: 
—Sí, Señor; tú sabes que te amo. 
Jesús le dijo: 
—Apacienta mis corderos. 
16 Le volvió a decir por segunda vez: 
—Simón hijo de Jonás, ¿me amas? 
Le contestó: 
—Sí, Señor; tú sabes que te amo. 
Jesús le dijo: 
—Pastorea mis ovejas. 
17 Le dijo por tercera vez: 
—Simón hijo de Jonás, ¿me amas? 
Pedro se entristeció de que le dijera por tercera vez: "¿Me amas?"  Y le dijo: 
—Señor, tú conoces todas las cosas. Tú sabes que te amo. 
Jesús le dijo: 
—Apacienta mis ovejas. 
18 De cierto, de cierto te digo que cuando eras más joven, tú te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos, y te ceñirá otro y te llevará a donde no quieras. 
19 Esto dijo señalando con qué muerte Pedro había de glorificar a Dios. Después de haber dicho esto le dijo: 
—Sígueme. 

Jesús y el discípulo amado
20 Pedro dio vuelta y vio que les seguía el discípulo a quien Jesús amaba. Fue el mismo que se recostó sobre su pecho en la cena y le dijo: "Señor, ¿quién es el que te ha de entregar?"  21 Así que al verlo, Pedro le dijo a Jesús: 
—Señor, ¿y qué de éste? 
22 Jesús le dijo: 
—Si yo quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué tiene esto que ver contigo? Tú, sígueme. 
23 Así que el dicho se difundió entre los hermanos de que aquel discípulo no habría de morir. Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: "Si yo quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué tiene que ver eso contigo?" 

Apariciones personales de Jesús: Orillas del Mar de Tiberías


 APARICIÓN PERSONAL JUNTO AL MAR DE TIBERIAS 
Juan 21:1–23

La mayor parte de las autoridades concuerdan en que el último capítulo de Juan es un apéndice o epílogo. Algunos sostienen que no fue escrito por el mismo hombre que escribió los 20 primeros capítulos. Otros ven aquí evidencia clara tanto en lenguaje como en contenido, de que proceden del mismo autor.

Entre los contemporáneos, Hoskyns representa a una minoría que afirma que el capítulo es parte integral del Evangelio, y que ambos fueron escritos por el mismo autor. El comenta: “Por medio de dos breves escenas sus lectores reciben la plena confianza en la universalidad y poder de la iglesia. La pesca de 153 peces y el cuidado paciente apostólico de las ovejas y los corderos le dan un clímax al Evangelio, no a la fe de Tomás.” Westcott, que lo considera un epílogo, pero del mismo autor, dice: “La manifestación del Señor, dada en detalle en el libro, tiene como propósito ilustrar la acción del Señor en la sociedad.”41


    1.      Los discípulos van a pescar (21:1–14)

Antes de su crucifixión, Jesús les había dicho a sus discípulos que después que resucitara de los muertos El iría delante de ellos a Galilea (Mt. 26:32; Mr. 14:28). 

Las escenas sinópticas después de la Resurrección se refieren al encuentro del Señor en ese lugar (Mt. 28:7, 10, 16; Mr. 16:7). Pero Juan es el único que detalla la escena en el mar de Tiberias, donde Jesús se manifestó (ephanerosen, lit., “se hizo manifiesto, reveló”) otra vez a sus discípulos (1). 

Este lenguaje indica que “El no estaba continuamente visible entre la resurrección y la partida final”. El se revelaba a los suyos solamente cuando era necesario para sus seguidores.

La escena es introducida por la expresión y se manifestó de esta manera (1), que literalmente quiere decir que “se les reveló a sí mismo de esta manera”. Después de esto sería después de su resurrección, es decir, de las apariciones registradas después de la resurrección que encontramos en el 20.

Siete de los discípulos estaban juntos. El primero mencionado es Simón Pedro (cf. 1:40–41), indicando de esta manera su lugar de liderazgo entre los discípulos. Hay otros cuatro nombrados, Tomás, Natanael, los dos hijos de Zebedeo (Jacobo y Juan) (2). Hay dos discípulos más cuyos nombres no son mencionados.

A pesar del hecho de que estos hombres habían visto y hablado con su Señor resucitado en dos ocasiones distintas, excepto Tomás (una sola), todavía eran como ovejas sin pastor. Era natural que pensaran en su antigua ocupación. Pedro, Jacobo y Juan eran pescadores de oficio. 

De modo que Pedro les dijo: Voy a pescar (3, lit., “Estoy yendo a pescar”). Su proposición fue aceptada rápidamente por los otros seis, que le dijeron: Vamos nosotros también. Westcott sugiere: “Los discípulos parecían haber regresado a sus labores comunes, esperando con calma una señal que les indicara lo que les depararía el futuro.” Fueron y entraron en una barca (3). 

La mejor pesca era durante las horas de la noche. Pero aun con el tiempo favorable aquella noche no pescaron nada (cf. Juan 9:4; Juan 11:10). Si la noche y las tinieblas fueran ocasión de fracaso, un tiempo cuando el verdadero trabajo de la vida no podía hacerse, el antídoto se les presentaría con la llegada de la luz. 

Cuando ya iba amaneciendo en inmediato contexto con la llegada de “la Luz Verdadera” (Juan 1:9)—se presentó Jesús en la playa (4). Jesús no fue inmediatamente reconocido. Mas los discípulos no sabían que era Jesús (cf. Juan 20:14; Lc. 24:16, 31). Algunos han dicho que la falta de reconocimiento por parte de los discípulos se debió a la distancia de la playa (como unos 95 metros, 8), la luz opaca del amanecer o una niebla en el lago. Pero nada de esto es necesario tener en cuenta ya que Jesús se reveló a Sí mismo como El quería y de acuerdo a la necesidad de sus seguidores. 

Bernard dice: “El Señor resucitado no era reconocible, si ‘El no se manifestaba’.” Westcott sugiere que ellos estarían “preocupados con su trabajo… de modo que la visión de lo divino estaba oscurecida”.

Jesús inicia la conversación con una pregunta. Una versión literal rezaría: “Muchachos, no han pescado nada, ¿verdad?” Y ellos le respondieron: No (5). Y enseguida Jesús les dio instrucciones a sus discípulos que poco esperaban lo que iba a suceder: Echad la red a la derecha de la barca (bote) y hallaréis (6). Siguiendo la sugestión, (realmente era un mandato) del desconocido Extraño desde la costa, ellos entonces la echaron, y ya no la podían sacar por la gran cantidad de peces. 

Algunos han sostenido que la gran cantidad de peces no era milagrosa. Bernard dice: “El mar de Galilea todavía tiene enjambres de peces.” Más adelante, dice: “Esta gran pesca no debe ser descrita como un semeion (señal, milagro) ni de sugerirse como algo milagroso.” Sin embargo, Trench lo discute bajo el título “La Segunda Pesca Milagrosa de Peces” (cf. Lc. 5:5–11). Teniendo en cuenta el hecho de que el autor de este evangelio, el Discípulo amado, recordara este momento de reconocimiento cuando él dijo: ¡Es el Señor! (7), debe haber visto en la pesca algo más que una gran cantidad de peces.

En este episodio Juan y Pedro se ven en su verdadero carácter. Juan era profundamente perceptivo, “un genio espiritual”, (cf. Juan 20:8) quien vio a Jesús en el milagro. Fue Pedro, “un líder impetuoso, vehemente y amante”, quien se encarreró hacia la costa (cf. Juan 18:10; Juan 20:6). “Se puso las ropas”, porque estaba desnudo para el trabajo y se echó al mar (7).

En un mensaje sobre Juan 21:1–7, Alexander Maclaren usa como texto y tema el descubrimiento y exclamación de Juan: ¡Es el Señor! (7); 

(1) Sólo ven correctamente los que ven a Cristo en todas las cosas, 3–4; 
(2) Solamente los que aman ven a Cristo, 7; 
(3) Aman aquellos que saben que Cristo les ama, 5–6.

Siguiendo a Pedro, los otros discípulos vinieron con la barca (bote, barco pequeño) arrastrando la red de peces (8). El barco más grande (ploion) no podía acercarse a la playa debido a las aguas poco profundas, por eso emplearon el bote con que llevaron la pesca a la playa.

En ese lugar, vieron brasas puestas, y un pez encima de ellas, y pan (9). Jesús los invitó: Traed de los peces que acabáis de pescar (10). Pedro tomó la delantera, se dirigió al bote y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres (11). 

Las interpretaciones de estos números (153) han sido distintas y numerosas. Algunos ejemplos son: 
  • Tres elementos simples 100 + 50 + 3 representando “la plenitud de los gentiles”, “el remanente de Israel” y la “Santa Trinidad”, respectivamente (Cirilo de Alejandría); diez es la Ley, siete la gracia, por lo tanto diecisiete es la plenitud de la revelación divina y los números desde el 1 al 17 agregan un total de 153, “que significan todos aquellos que han sido incluidos en la operación salvadora de la gracia divina (Agustín)”. 
  • Otra interpretación sugerida frecuentemente es que los griegos creían que había 153 clases de peces. En consecuencia, “los discípulos hicieron una perfecta pesca”,57 simbolizando así la universalidad del evangelio. 
Los comentadores más modernos lo toman simplemente como el total de lo pescado. Hoskyns comenta: “No hay significado simbólico en el número mismo: Es importante como cantidad y debe haber sido reconocido como tal por los griegos eruditos, en cuyo caso, puede ser usado, por transferencia, para simbolizar una perfecta y única pesca.”

Aun, con una pesca tan extraordinaria, la red no se rompió. Es evidente que todo el episodio es una manifestación de la iglesia en acción pescando a los hombres—hombres de todas clases. La red que no se rompió, un punto notado por Juan el expescador, dice algo de esa figura. “Las fuentes de la iglesia con Cristo en su medio, jamás pueden ser sobrepasadas.”

Por una parte, la escena es absolutamente casual; por ejemplo en la pregunta de Jesús del 5, y aquí (12) cuando El les dijo: “Venid, tomad el desayuno” (lit.). Por otra parte, no había la comunicación fácil que caracterizó las preguntas de los capítulos 13 y 14. Ninguno de los discípulos se atrevió (tuvo coraje) a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor (12).

Como de costumbre, Jesús presidió la comida. Tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado (13). Aunque algunos han creído ver en esta la comida de la eucaristía no hay buena evidencia de que tal cosa fuera el propósito del autor (cf. Juan 6:11). Como si se propusiera llamar la atención sobre el propósito del evento, Juan notó que era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba (revelaba) a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos (14). 

    2.      Jesús y Pedro (Juan 21:15–19)

Tan pronto como terminaron de comer Jesús llegó a su propósito mayor de esa mañana. Se dirigió a Pedro: Simón, hijo de Jonás (Juan) ¿me amas (agapas) más que éstos Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo (philo) (15). Las dos preguntas necesitan consideración. ¿Qué comparación estaba en la mente de Jesús cuando dijo más que éstos? El lenguaje y la sintaxis admitirían tres comparaciones posibles 

(1) ¿Me amas más de lo que amas a estos discípulos? 
(2) ¿Me amas más de lo que amas a los botes, las redes y la pesca? 
(3) ¿Me amas más de lo que estos discípulos me aman? (cf. Mr. 14:29; Lc. 22:33; Jn. 13:37). 

Bien puede ser que lo que parezca una ambigüedad tiene realmente el propósito de ser una implicación de plena consagración. 

El Maestro se proponía aclarar una exclusión general de todas las cosas que podían interferir con el amor de Pedro para su Señor. Es abundantemente cierto que el amor del cristiano a su Señor tiene que ser exclusivo, y es la única respuesta en la cual jamás se ha conocido un exceso. En el último análisis el “interrogatorio tiene referencia a una cosa solamente y ésta es el amor de Pedro por Jesús… Si él ama, es suficiente. Esa es la única condición esencial para el oficio apostólico y el ministerio”. La segunda pregunta aquí es discutida más tarde (17). Es: ¿Qué diferencia significativa existe, si la hay, en el uso de las distintas palabras (agapao y phileo) para denotar amor?

Es instructivo notar que Pedro, aun en la primera respuesta estaba dispuesto a someter la totalidad de su intención al escrutinio de su Señor—tú sabes. “Con el recuerdo de su fracaso Pedro no podía apelar a su propio récord, pero sí podía apelar a la comprensión de su Maestro.” Sin ninguna indicación directa de aceptación o rechazo de la respuesta de Pedro, Jesús le dijo: Apacienta (boske mis corderos (arnia) (15).

Una segunda vez Jesús hizo la misma pregunta
solamente omitiendo la comparación más que éstos, y usando un sinónimo en la asignación: Pastorea (poimaine, pastor) mis ovejas (probatia) (16). Jesús hizo la pregunta la tercera vez. La mayor parte de los comentadores concuerdan en que estas tres preguntas casi idénticas fueron hechas porque Pedro le negó en manera casi idéntica la misma cantidad de veces (Juan 18:17, 25–26). Las barreras levantadas por las negaciones personales del Señor no son rápidamente demolidas. Mientras se calentaba al fuego hecho por los enemigos de Jesús, Pedro negó tres veces al Señor. Ahora, alrededor de un fuego encendido por su Señor que lo ama, Pedro debe afirmar tres veces su amor.

La tercera pregunta y respuesta toman una forma ligeramente distinta. 
Simón, hijo de Jonás ¿me amas? (phileis). Ante esta tercera pregunta, Pedro se entristeció (“profundamente herido”, Phillips) y dijo: Señor, tú lo sabes (oidas) todo; tú sabes (ginoskeis) que te amo (philo) (17). No sólo era un asunto de intuición divina sino absoluto conocimiento (oidas) acerca de Pedro; el conocimiento de Jesús estaba basado en su relación experimental (ginoskeis) y personal con él. Nuevamente el Señor dijo: Apacienta (boske) mis ovejas (probatia).

La mayor parte de los exégetas modernos sostienen que los dos verbos griegos que significan “amar” (agapeo y fileo) son empleados como sinónimos por Juan, no sólo en este pasaje sino en todo su Evangelio. 

Sin embargo, Westcott sostiene que el cambio en el uso de las palabras tiene significado. El comenta: “Así que Pedro se sintió herido no solamente por la renovación de la pregunta pero porque esta tercera vez la frase fue cambiada… como para dar lugar a la duda de que tal vez él no pudiera proclamar correctamente ese amor modificado que él había profesado.”

En esta segunda parte del episodio sobre la costa del mar de Galilea, dos cosas surgen claramente. La primera es que el amor, el puro amor es la única base adecuada para el servicio apacienta mis corderos (cf. Juan 13:8–9, 34). Segundo, es que aquellos que son comisionados (Juan 20:21) tienen el mandato de Dios para ser pastores del rebaño que principalmente consiste en alimentar, y el cuidado vigilante de las ovejas.

Jesús tenía algo más que decirle a Pedro: Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará adonde no quieras (18). 

Ha llegado para Pedro el fin de la irresponsabilidad moral. Hoskyns dice: “La libertad irresponsable y vocinglera de la juventud toca a su fin. Ya no podía actuar como lo había hecho y obrar como cuando se ceñía y abandonaba a medias la pesca y nadaba solo a la costa.” Las palabras extenderás tus manos fueron “una predicción inequívoca del martirio por la cruz”. Por cierto que Juan así lo entendió. Esto dijo Jesús, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios 19). 

Según Westcott “la crucifixión de Pedro en Roma está atestiguada por Tertuliano y otros escritores posteriores. Orígenes más adelante declaró que había sido crucificado cabeza abajo a su propia solicitud.” Antes de la crucifixión del Señor, Pedro había sostenido resueltamente su disposición a morir por su Señor. Pero Jesús había declarado la falta de capacidad de Pedro para seguirle y había pronosticado su negación (Juan 13:36–38). Ahora se había hecho la prueba de amor—una triple prueba (cf. Juan 13:34–35). Aparentemente la capacidad para seguir a Jesús “hasta el fin” está determinada no sólo por la propia disposición sino por la calidad del amor de la persona—el perfecto amor, porque ahora Jesús le dijo a Pedro: Sígueme (Juan 21:19). El hecho de que este mandato está en griego en tiempo presente indica que la acción debe ser continua, habitual, por costumbre. Ya no habría más negaciones.


    3.      Jesús y Juan (Juan 21:20–23)

Ordenado y comisionado para seguir a Jesús, Pedro volviéndose vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús (20). Les seguía puede ser tomado de dos maneras. Juan andaba con Jesús y con Pedro por la costa. Pero esto no parece posible, porque no hay indicación de que fueran a alguna parte. Más plausible es que, teniendo en cuenta lo que había sucedido antes (Juan 21:18–19) Pedro sabía que Juan era el que tenía más percepción espiritual (cf. Juan 21:8; 21:7) y quien en el sentido más elevado y sincero estaba siguiendo a Jesús.

En vista del hecho de que seguir a Jesús, le costaría a Pedro ser crucificado (18), la curiosidad natural de Pedro se apoderó de él. Preguntó: Señor, ¿y qué de éste? (21). Jesús respondió: “Si es mi deseo [thelo] que él quede [menein] hasta que yo venga, ese no es asunto tuyo, Pedro. Tú debes seguirme” (22, Phillips). Llegar al martirio como un seguidor de Jesús era el destino de Pedro. Pero no es el martirio lo que constituye la gloria de un hombre. Esta es hacer la voluntad de Dios. Si quiero que él quede (23). De modo que no es asunto cómo muere un seguidor. La cosa es cómo vive, cómo cumple con la voluntad de Dios.


JUAN FINALIZA SU EVANGELIO: FIN, Juan 21:24–25

La conclusión del Evangelio de Juan es un testimonio de su autoridad. Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y escribió estas cosas (24). Es una certificación de la veracidad de su registro—Y sabemos que su testimonio es verdadero (24). La primera declaración, según la erudición conservadora, se refiere a Juan. El sabemos de la segunda declaración se refiere al testimonio de la comunidad cristiana. 

Quimby dice: “Pero de la verdad de su libro ellos están tan seguros como del amanecer… Veinte centurias de experiencia cristiana, el único lugar donde la verdad del evangelio puede ser probada, lo ha confirmado.”

La declaración conclusiva es lo que Hoskyns llama “la expresión más apropiada de insuficiencia literaria”. ¡Qué gran verdad es que la Palabra Viva jamás podrá ser expresada en su plenitud en el lenguaje escrito! En este sentido ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir (25).

DESCARGAR

martes, 29 de marzo de 2016

Estas cosas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre

RECUERDA Por eso, el que tiene este cargo ha de ser irreprensible debe ser apto para enseñar;no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. 1Timoteo3:2,6




El propósito del libro de Juan
Juan 20:30,31
30 Por cierto Jesús hizo muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. 31 Pero estas cosas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.

Por qué Juan escribe su Evangelio


EL PROPÓSITO DEL EVANGELIO 
Juan 20:30, 31

Este párrafo tiene toda la apariencia de una conclusión del Evangelio y también expresa el propósito que el autor tuvo en escribirlo. Por esta razón, muchos comentaristas opinan que el texto original termina aquí. Parece que el propósito del Evangelio se ha logrado. Jesús se había aparecido a todos los discípulos, les había comisionado y les había dado simbólicamente el Espíritu Santo, Tomás había pronunciado la confesión más elevada y Jesús había pronunciado una bendición especial sobre los que creerían en él, sin verlo. Por esto, se piensa que el cap. 21 fue agregado más adelante por el mismo autor. 

La expresión Por cierto o “ciertamente”, según Mateos-Barreto, traduce dos partículas griegas que tienen la idea de “por consiguiente”, “por lo tanto” o “entonces”, lo cual enfatiza la conclusión de lo que antecede, en vez de lo que sigue. Juan mira hacia atrás y afirma que Jesús hizo muchas otras señales, refiriéndose a todos los milagros que había realizado durante su ministerio terrenal, no sólo a las apariciones después de la resurrección. Luego afirma dos cosas acerca de todas esas señales: no fueron hechas en secreto, sino en presencia de sus discípulos, y muchas no fueron registradas en este Evangelio (ver Juan 21:25). Juan insinúa que había escogido de entre todas las señales de Jesús las que más claramente apuntaban a él como el Hijo de Dios. Entonces, es un Evangelio selectivo con un propósito definido.

El verbo traducido han sido escritas (v. 31) está en el tiempo perfecto, enfatizando el valor permanente del Evangelio (ver Juan 19:22). En este versículo el autor expresa en forma clara y concisa el propósito del Evangelio. La conjunción de propósito, para que (jina2443), usada tan frecuentemente en este Evangelio, introduce el propósito. 

El verbo traducido creáis es un subjuntivo en el tiempo aoristo en la mayoría de los mss., pero en el tiempo presente en otros. Si se toma como aoristo, enfatizaría el comienzo de la fe, pero si se toma como presente, enfatizaría la continuación y afirmación de la fe ya existente. 

El Evangelio cumple ambos propósitos: anima la fe inicial de salvación, y fortalece y aumenta la fe de los que ya son creyentes. Por otro lado, Beasley-Murray advierte del peligro de interpretar con demasiado rigor el significado del tiempo de los verbos.

Nótese que el propósito no es de crear fe como el objeto final, sino de convencer a los hombres de la naturaleza verdadera de Jesús. No es un mero hombre, ni tampoco sólo un buen hombre, sino que es el Cristo, el Mesías de Dios, prometido largamente a través del AT, el enviado personal de Dios con una misión especial y encarnado en la persona de Jesús. Pero tampoco termina allí, sino que el Evangelio tiene el propósito de convencer a los hombres que ese Mesías es divino, es el Hijo de Dios, y es Dios mismo, tal cual confesó Tomás. Como en las palabras de Tomás, ese convencimiento debe llevar a una confianza y compromiso con Cristo como “su Señor y su Dios”.

El segundo propósito, o mejor dicho, la finalidad última del Evangelio y el resultado benéfico de creer se expresa en la cláusula para que creyendo tengáis vida en su nombre. 

Este libro frecuentemente se  llama “El Evangelio de vida”. El término vida se refiere a la plenitud de vida espiritual o “vida eterna” que sólo se logra en su nombre (ver Juan 1:4; Juan 3:15; Juan 10:10). El verbo traducido tengáis es un subjuntivo en el tiempo presente. Una vez que uno cree en Cristo como el Hijo de Dios (primera cláusula) recibirá la vida, y seguirá teniendo vida para siempre (segunda cláusula).

Entonces el Evangelio de Juan tiene un propósito decididamente evangelístico y misionero. Está en perfecto acuerdo con el propósito para el cual Jesús vino al mundo. En esta forma y en el último versículo, Juan une magistralmente los dos temas dominantes en el Evangelio: “creer” y “vida”.

DESCARGAR

jueves, 20 de diciembre de 2012

Curso para Obreros y Ministros Itinerantes: El Evangelio de Juan Lección 8


.

LECCIÓN OCHO:
LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS V
. biblias y miles de comentarios
 
INTRODUCCIÓN:
Estamos terminando el curso sobre el Evangelio narrado por Juan; en esta lección, estudiaremos sobre la unidad de los cristianos y su dependencia de Jesucristo el Hijo de Dios, quién habiendo sido crucificado, resucitó al tercer día de entre los muertos por el poder de Dios
 
TEXTO DE LA LECCIÓN: Jn. 17:1-26; 20:1-31

OBJETIVO
:
Conocer un tema de vital importancia, a través del cual Jesús enseñó verdades profundas dirigidas a cambiar la manera de pensar y de vivir de los seres humanos. Para lo cual, debe usted leer no menos de tres veces el texto de esta lección.
ADELANTO
:
Usted aprenderá sobre los siguientes temas:

A.     La Permanencia en Unidad:
1.    Unidad en la Oración.
2.    Unidad a Través de la Palabra de Dios.
3.    Unidad como una Señal para el Mundo.
B.      El  Depender de Jesucristo Resucitado:
1.                   El Evento.
2.                   Las Evidencias.
3.                   Las Inferencias.
A.      La Permanencia en Unidad  (Jn. 17:1-26).
“Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno” (Jn. 17:22)

1.       Unidad en la Oración. La unidad de Jesucristo con el Padre es unidad en perfección, porque los dos son perfectos; además, es  una unidad eterna y gloriosa; pero, ¿cómo podemos tener nosotros unidad con Jesucristo y con el Padre? “Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quién tú has enviado” (Jn. 17:3, 8, 14, 17). Para conocer al Padre, tenemos que conocer su Palabra; es decir, debemos conocer la Biblia, únicamente allí encontraremos la manera de lograr unidad con Dios Todopoderoso y Jesucristo su Hijo. Esto nos proporcionará un gozo profundo y real a través del Espíritu Santo que mora en los cristianos; es decir, en los seres humanos que han conocido la Palabra de Dios y la han obedecido, poniéndola en práctica en su propia vida; entonces podremos sentir el mismo gozo que sintió Jesús, según nos indica: (He. 12:2), que dice:
                 “Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador
 y perfeccionador de nuestra fe,
 quién por el gozo que le esperaba,
 soportó la cruz, menospreciando
 la vergüenza que ella significaba,
 y ahora está sentado a la derecha
 del trono de Dios”.
Si estamos unidos al Padre y al Hijo por medio de la obediencia, ellos nos guardarán del mal por medio de la santificación de nuestro espíritu; es decir, por medio de la “Separación” del mundo, o sea, apartándonos del pecado que vive en la carne. Al tener esta unidad con el Padre y con el Hijo, a través del Espíritu Santo, entonces podemos orar con gozo esta oración que Jesús mismo nos enseñó,
y que dice así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre,…” (Mt. 6:9).
1.       Unidad a Través de la Palabra de Dios. Los seres humanos buscamos identificarnos e interrelacionarnos, usando como medios o parámetros: nuestro círculo familiar y social, nuestro nivel cultural, nuestras aficiones, gustos e intereses; nuestra manera de pensar y nuestras creencias religiosas. En consecuencia, teniendo estos factores como base formamos grupos, tales cómo: familias, pueblos, ciudades, naciones, asociaciones, sindicatos, clubes, cooperativas, escuelas, colegios, universidades, empresas, etc. Ahora, para poder dirigir y organizar estos grupos humanos, ha sido necesario elaborar: estatutos, reglamentos, códigos, leyes; de tal manera que, el grupo y los reglamentos acordados nos mantendrán unidos, mientras estén a tono con nuestros intereses materiales, emocionales y espirituales.
De la misma manera, el Creador del Universo y de la vida, el Señor Todopoderoso y el único Dios Verdadero, a través de su Unigénito Hijo Jesucristo, a quién ha dado toda autoridad y poder en los Cielos y en la Tierra, ha instituido a un grupo humano que busca un objetivo espiritual común, determinado en la Vida Eterna y en la Salvación otorgada por la gracia y misericordia de Dios. Para ello, nos ha dado un Manual Espiritual conocido como La Biblia; la cual contiene la Palabra Viva y Eficaz de Dios como instructivo, que guía mediante leyes divinas nuestra vida espiritual a través de la Biblia. Es decir, todos los que conformamos este grupo humano, dirigido por Dios, nos mantenemos unidos en un mismo pensar y en un mismo sentir; así mismo, llevamos el nombre de “Cristianos” y hemos sido añadidos para conformar un Cuerpo llamado Iglesia. la misma que pertenece únicamente a Cristo por ser Él su fundador, Cabeza y propietario ya que la compró con su preciosa sangre; por lo tanto la Iglesia es de Cristo. Busquemos en nuestra Biblia las siguientes citas: (2Ti.3:16-17; Hch. 11:26; Ro. 16:16).
2.    Unidad como una Señal para el Mundo. La Palabra de Dios, o   sea la Biblia, ha sido preparada para el servicio de la verdad; de tal manera, que si preguntamos, ¿cuál es el único estándar, norma o modelo de la verdad en este mundo?, no hay ni habrá otra respuesta que no sea: “La Palabra de Dios; razón por la cual, los que estamos unidos por la Palabra de Dios, somos santificados o purificados por la misma, según nos dice la siguiente cita bíblica: “Ahora que se han purificado obedeciendo a la verdad y tienen un amor sincero por sus hermanos, ámense de todo corazón los unos a los otros”  (1 P. 1:22).
            La verdad de la Palabra de Dios ha sido transmitida por los apóstoles que escogió Jesús, y estas palabras, producen Fe en
quiénes las oyen y las ponen en práctica, como nos aseguran estos versículos bíblicos: “Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo (Ro. 10:17); “Así pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas” (Hch. 2:41). En consecuencia, las palabras que han sido transmitidas por los apóstoles a través de la Biblia, hasta nuestros días, han sido dadas por Dios para que produzcan la única fe verdadera en los hombres, cuando con un corazón abierto las reciban. Para una mejor comprensión de la unidad que identifica a los cristianos como un solo Cuerpo, lea por favor: (Ef. 4:1-6).
      Todos estos versículos sobre la unidad, la verdad y la obediencia, tienen su origen en la fe producida por las Palabras de Jesús que sus discípulos transmitieron al mundo, y las personas que han creído en el mensaje del Evangelio de la Salvación; es decir, en que Jesucristo es el Hijo de Dios que se hizo hombre y murió por nuestros pecados, que resucitó al tercer día de entre los muertos y que ahora está sentado a la diestra de Dios Padre (1 Co. 15:1-4), son verdaderos cristianos. La fe, en todas estas personas, es el resorte espiritual que mueve a la acción y a la obediencia, para que todo el que cree; es decir, todo el que tenga fe en las Palabras de Jesús, entre a formar parte del Cuerpo de Cristo como nos especifican claramente los siguientes versículos: “Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos en todos”.(Ef. 4:4-6).

A.      El Depender de Jesucristo Resucitado: (Jn. 20:1-31). “Hasta entonces no habían entendido la Escritura, que dice que Jesús tenía que resucitar”. (Jn. 20:9).

El Evento. Al tercer día después que Jesús había sido sepultado luego de su muerte en la cruz, muy temprano en la mañana fue hasta 
1.    su tumba María Magdalena. Miremos cómo el versículo, nos describe esta escena: El primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que habían quitado la piedra que cubría la entrada” (Jn. 20:1). ¿Cuál fue su reacción al ver la tumba abierta? Sorpresa, incertidumbre y preocupación, son tres palabras que describirían claramente la reacción de María Magdalena, y no sabiendo qué hacer, corrió desesperada en busca de los discípulos de Jesús y  les dijo: ¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!” (Jn. 20:2).
Jesús en varias ocasiones había indicado a sus discípulos, a los líderes religiosos, a las hermanas de Lázaro sobre su resurrección, pero no le habían entendido. En consecuencia, al encontrarse con la tumba vacía, a María Magdalena primeramente y a Pedro y Juan, luego, lo primero que se les vino a la mente fue, que hubiera sido robado el cuerpo del Maestro; sin embargo, las vendas y el sudario con que envolvieron el cuerpo de Jesús, estaban allí, y más aún, el “sudario” (pañuelo grande de tela) que había cubierto la cabeza del Señor, se encontraba enrollado en un lugar aparte, según: (Jn. 20:7). Estos elementos que encontraron los discípulos al penetrar en la tumba, descartaron el pensamiento inicial de que el cuerpo de Jesús hubiera sido robado, llegando a comprender y creer en la resurrección que su Maestro varias veces les había  mencionado (Jn. 20: 8-9).
2.    Las Evidencias. El evento de la Resurrección nos muestra tres evidencias iniciales  muy contundentes, por la veracidad demostrada:
a.    La Tumba Vacía. El cuerpo de Jesús ¡No estaba en la tumba!  José de Arimatea, rico judío, junto con Nicodemo quién era un dirigente de los judíos (Jn. 19:38-42), María Magdalena (Mt. 27:61) y seguramente varias personas más lo  habían colocado allí tres días antes, pero no estaba allí el cadáver de Jesús. Esta tumba era de propiedad de José de Arimatea, y aún nadie había sido sepultado allí; la entrada a la tumba fue tapada  con una gran piedra y un sello romano fue colocado en esta piedra, además de la guardia de soldados romanos solicitada por los jefes de los sacerdotes y los fariseos, a Pilato el gobernador romano (Mt. 27:62-66). A pesar de todas las precauciones tomadas, la enorme piedra estaba corrida, la tumba se encontraba abierta y el cuerpo de Jesús no estaba allí.
Los dirigentes religiosos y los fariseos querían que todos pensaran que los discípulos de Jesús habían robado  su cuerpo; tal es así que, sobornaron a los guardias encargados de custodiar la tumba para que mintieran (Mt. 28:11-15); pero esa gran mentira fue pulverizada por el poder de Dios, quién levantó a
Jesucristo de entre los muertos; es decir, ¡LO RESUCITÓ!, dejando la tumba vacía. (Mt. 28:1-10).
b.    La Vestimenta. En los tiempos de Jesús, era la costumbre envolver el cuerpo de los muertos con tiras o vendas de lino; y su rostro era envuelto en un sudario (Jn. 11:44; 20:5-7). También usaban un vestido funerario hecho del lino más barato llamado “tachrichin”, palabra que significaba: envoltura o vestido de viaje.[1]
En el caso de Jesús, de acuerdo a lo referido por los testigos presenciales: Pedro y Juan, su cuerpo debió haber estado cubierto por el vestido funerario, o sea, una túnica blanca de lino, luego se le envolvió con las vendas o tiras y su cabeza se cubrió con un sudario (Jn. 20:6-7), todo este proceso está explicado en los siguientes versículos.
Las vendas encontradas en la tumba y el sudario enrollado aparte, son las pruebas contundentes y lógicas de que el cuerpo de Jesús no fue robado; ya que ningún ladrón se tomaría la molestia de quitar las vendas del cuerpo y colocar cuidadosamente enrollado el sudario en un lugar aparte. De hecho, no hay una razón explícita para que un ladrón actuase de esta manera.
El momento en que Jesús volvió a la vida, debió haberse quitado las vendas y el sudario, (el cual colocó cuidadosamente doblado en un lugar aparte de las vendas), quedándose sólo con la túnica y saliendo del sepulcro, para momentos después aparecer ante María Magdalena, la misma que fue el primer testigo ocular de la resurrección de Jesús, según nos relata: (Jn. 20:14-17).
b.    Los Testigos. En los tribunales de justicia, los testimonios que tienen mayor validez, son los proporcionados por los testigos oculares; es decir, los que estuvieron presentes en el lugar mismo de los acontecimientos; los que vieron con sus propios ojos lo sucedido y pudieron aportar datos verídicos sobre este gran evento, único en su género. A continuación, con este motivo, para el caso de la Resurrección de Jesucristo, vamos a presentar un cuadro de los principales TESTIGOS OCULARES que dieron fe y testimonio acerca de este portentoso suceso, que tuvo lugar hace aproximadamente dos mil años en Jerusalén.
 Nota: Todas estas citas bíblicas que aparecen en el siguiente cuadro de testigos oculares de la Resurrección de Jesucristo, deberán ser leídas detenidamente por usted,  reflexionando sobre las mismas, lo que le llevará a hacerse preguntas al respecto.[1]
LA RESURRECCIÓN Y LA ASCENSIÓN DE CRISTO
Mateo
Marcos
Lucas
Juan
La Tumba Vacía:




Las mujeres van a ver la tumba.
28:1
16:1


La piedra había sido quitada.
28:2-4



Las mujeres encuentran la tumba vacía.
28:5-8
16:2-8
24:1-8
20:1
Pedro y Juan encuentran la tumba vacía.


24:9-12
20:2-10
Las apariciones después de la resurrección:




Aparición a María Magdalena.

[16:9-11]

20:11-18
Aparición a las otras mujeres.
28:9-10



Informe de los guardias a las autoridades judías.
28:11-15



Aparición a los dos discípulos de camino a Emaús.

[16:12-13]
24:13-32

Informe de los dos discípulos al resto (1 Co. 15:5a).


24:33-35

Aparición a los diez discípulos reunidos.

[16:14]
24:36-43
20:19-25
Aparición a los once discípulos reunidos (1 Co. 15:5b)



20:26-31
Aparición a los siete discípulos mientras pescaban.



21:1-25
Aparición a los once en Galilea (1 Co. 15:6).
28:16-20
[16:15-18]


Aparición a Jacobo, hermano de Jesús (1 Co. 15:7).




Aparición a los discípulos en Jerusalén (Hch. 1:3-8).


24:44-49

La ascensión:




Bendición de Jesús y su partida (Hch. 1:9-12).

[16:19-20]
24:50-53


[1] International Bible Society. 1979. Nueva Versión  Internacional. Sociedad Bı́blica Internacional: East Brunswick, NJ, USA


[1]Alfred Edesheim “Usos y Costumbres de los Judíos”.. Editorial. Clie. Págs. 177-196

1.    Las Inferencias. La palabra “inferencia”, viene del verbo “inferir” y su significado, según el Diccionario de la Lengua Española viene del latín inferre = llevar a; lo que traducido sería: sacar una consecuencia o deducir una cosa de otra.
Las evidencias históricas son importantes para despejar las dudas;  pues, estas evidencias que hemos visto, nos sirven para comprobar quién es Jesús:
¿Es Jesús un hombre bueno? ¿Es un profeta de Dios? ¿Es únicamente un hombre? ¿Es un iniciado?, o ¿Es el Hijo de Dios? Veamos lo que nos dicen los siguientes versículos: Este evangelio habla de su Hijo, que según la naturaleza humana era descendiente de David,  pero que según el Espíritu de santidad fue designado  con poder Hijo de Dios por la resurrección. Él es Jesucristo nuestro Señor[1]  (Ro. 1:3-4): En consecuencia, Jesús no es un fraude, es el Hijo de Dios resucitado de entre los muertos y declarado Hijo de Dios con Poder.
De todo esto aprendemos que Jesucristo es Dios vivo, ya no está más crucificado; de hecho, ascendió a la diestra del Padre y está preparando un lugar para los que han entendido y obedecido su mensaje de Salvación, o sea, el Evangelio. Para una mayor compresión, lea por favor las siguientes citas bíblicas: (Jn. 14:2-4; 20:30-31).

[1]International Bible Society. 1979. Nueva Versión Internacional. Sociedad Bı́blica Internacional: East Brunswick, NJ, USA

 DOWNLOAD HERE>>>
https://story.ad/site/file_download/smartpublicity1467919561neTNIrOs.html